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Colección de Criminología

Comprende libros críticos, dentro del campo de las ciencias sociales,


sobre el problema y el control del delito. Estos libros com9inan agu- I
das reflexiones teóricas con el análisis de procesos empíridos especí-
ficos, lo que los convierten en textos de referencia en la mdteria para
PEN$AR LA SEGURIDAD
profesionales y para operadores de políticas públicas. Pese al interés
creciente, este campo del saber aún se encuentra en Latinoarnérica
en sus inicios. Esta colección pretende ser una contribución a su
desarrollo y fortalecimiento.

La cultura del control


Crimen y orden social en la sociedad contemporánea
Jennifer Wood
. David Garlarid y Clifford Shearinu
Castigo y civilización
Una lectura crítica sobre las prisiones
y los regímenes caree/arios
John Pratt

Subalternos, derechos y justicia penal


Ensayos de historia social y cultural argentina 18~9-1940
Ricardo D. Salvatore

Pensar la seguridad
Jennifer Wood y Clifford Shearing

En preparación:

Sociología de la desviación
David Downes y Paul Rock

Gobernar a través del delito


Jonathan Simon

Diccionario Sage de criminología


Eugene McLaughlin y John Mande
gedj§~
Título original inglés:
Imagining Security fNDICE
© Willan Publishing, Cullompton, 2007

Director de la colección:
Dr. Máximo Sozzo

Traducción:
Victoria de los Ángeles Boschicoli

Diseño de la colección: Prólogo para la edición en castellano .


Paolo Portaluri I
Agradecimientos . 9
Diseño de cubierta:
Paolo Portaluri Introducción . 11

Derechos reservados para todas las ediciones en castellano Capítulo 1: De la práctica de gobierno estatal
a la práctica de gobierno noda/. . 25
© by Editorial Gedisa S. A.
Avenida del Tibidabo, 12,3° Capítulo 2: Seguridad comunitaria y gobierno local:
TeL 34 93 253 0904 olas en la actuación policial pÚblica . ~1
Fax 3493253 09 05 I I
08022 - Barcelona,
-~
España Capítulo 3: Segurida~ humana y gobierno global. . 83
gedisa@gedisa.com I
www.gedisa.com Capítulo 4: Respuestas ante déficits en las prácticas
de gobierno . 123
I
Capítulo 5: El qobier~o de la práctica de gobierno . 143
ISBN 978-84-9784-276-1
Conclusiones ; . 179
I
.Bibliografía . lp9
Impreso en Argentina índice temático . 217
I
Printed in Argentina

~
Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, por d¡ualquier medio ~
Q)
""
de impresión, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o en cual-
quier otro idioma.
1.
PR 6LOGO PARA LA EDICION EN CASTELLANO
I

Cuando escribimos este libro, estábamos atravesando un período


de transición. Los dos nos estábamos preparando para trasladamos a
un nuevo país, uno a Estados Unidos y el otro a Sudáfrica, donde nos
proponíamos seguir estudiando las múltiples facetas del gobierno de
la seguridad en un mundo nodal. La escritura del libro buscaba reunir
las distintas líneas de trabajo que habíamos estado explorando en los
últimos años. Al mismo tiempo, sabíamos que el libro iba a servir como
punto de partida ~ara profundizar y refinar nuestras indagaciones ex-
plicativas y normativas en los contextos de diferentes países.
Nuestro trabajb en la ~ed de Instituciones Regulatorias (Universi-
dad Nacional de A~stralia) nos abrió los ojos a los importantes cambios
que se estaban gestando en el mundo del gobierno y la regulación. Shea-
r~ng siem~re había ~ost~nido que lo qu~ sucede en la producción de segu-
ridad actua como reflejo de pautas mas generales sobre el modo en que
las disposiciones cólectivas armadas por los seres humanos sirven para
conformar nuestr9 mundo social y las conductas de los individuos que
integran ese mund<p. El contacto con especialistas en regulación, tanto de
Australia como del resto del mundo, nos brindó un entorno intelectual
ideal para exploraJ cuestiones vinculadas con las esferas de la seguridad,
la salud, el medio tmbiente, la propiedad intelectual y otros ámbitos.
La historia de Pensar la seguridad abarca varias décadas de trayec-
toria intelectual. Eb las décadas de 1970 y 1980, a partir de sus invesji-
gaciones en el campo de la policía privada, Shearing notó que los espe-
cialistas del área 116 estaban tomando en cuenta una parte importante de
los fenómenos que¡se estaban produciendo en materia de producción de
bienes de seguridad. Y no era por defectos de metodología, ni porque las
preguntas que plariteaban carecieran de interés; el problema era qué ele-
~
gían observar los iÍlVestigadores. Los conceptos y el lenguaje que usamos
1 para ver el mundo, y para entenderlo, muchas veces van a la zaga de lo que
@

está pasando en la realidad. La «revolución silenciosa» en la policía pri-


vada que Shearing y Stenning observaron en Estados Unidos marcaba un
¡¡ / PENSAR LA SEGURIDAD PRÚLOGO A LA EDICiÓN EN CASTELLANO I iii

punto de inflexión hacia lo que más tarde Bayley y Shearing denominaron seguridad, actuamds sobre los seres humanos con la amenaza de la san-
la «multilateralización. de la práctica policial. Para estds y muchos otros ción. En sus políticas y prácticas cotidianas, las fuerzas policiales de los
autores, en la actualidad la práctica policial abarca en igual medida las distintos países operan -según el contexto social, claro está- a partir de
actividades de actores no estatales (esto es, empresas y otras comunidades criterios de democracia y derechos humanos muy diversos,
I
que cuentan con amplios recursos) y las de la policía pública. Seguimos gobernando la seguridad a través de la fuerza. Es ~na
mentalidad sencilla, elegante y resistente. El poder sobre las poblaciones
Poco tiempo después, Shearing comenzó a elaborar el concepto de se ejerce de arriba hacia abajo, según un modelo de control y mando. Sin
«gobierno nodal. como marco analítico: una guía para capturar las embargo, como explicamos en el libro, hay muchos fenómenos que n6 se
complejidades implícitas en los modos en que se construren (imaginan) y pueden explicar desde esta concepción del poder. Siguiendo a Foudult
se administran los bienes de seguridad. La seguridad, c<?mootros bienes y Latour, planteamos que el poder también se ejerce a través del enro-
comunes, se produce a partir del pensamiento y las prácficas de distintas lamiento. Los sujetos, los grupos y las organizaciones (que poseen una
entidades o «nodos». Las diferencias entre las forma.s de pensar de los I serie de qonocimientos y capacidades) son convocados para emprender
distintos nodos se caracterizan por sus múltiples inaticfs y tensiones, y acciones tendientes a alcanzar distintos objetivos de gobierno. Los <Go-
deben ser objeto de un análisis detenido. En el Capítulo 2 exploramos los biernos enrolan a btros para producir conocimiento sobre el deli~o y
cambios en las formas de pensar dentro de las organizaciones policiales la seguridad o pard participar en actividades que buscan minimiza'r el
públic.~s. Si bien en parte nos basamos en datos obteni~os en Ontario, riesgo o reducir la Ivictimización. También las corporaciones recurren
Canadá, nuestra intención era echar luz sobre pautas 1e índole global. al enrolamiento pata gobernar. La producción de seguridad en espacios
La búsqueda de pautas comunes es importante en un mundo donde las que son propiedad ~e las empresas, por ejemplo, implica la rarticipación
ideas y las innovaciones se difunden a una gran velocidtd. Los cambios voluntaria de los mtembros de las comunidades involucradas, que dan su
que se vienen registrando en Latinoamérica, por ejem1lo, en las áreas consentimiento a disposiciones normativas de comportamiénto y partici-
de la policía comunitaria, la práctica policial basada en, a idea de desor- pan en la reducción de amenazas a la seguridad de su autoridad privada.
I
den y la práctica policial fundada en el modelo de la to erancia cero, se En consecuencia, el gobierno se lleva a cabo a través de una variedad de
inspiran en modelos implementados en otras partes dell mundo. Detrás tácticas más o menbs «duras» y más o menos "blandas». Dicho de Jtro
de tales innovaciones hay una lógica que es tomada de otros contextos modo, la conducta de las poblaciones es conformada de manera diferente
sociales, políticos y económicos y luego adaptada a ellos. Las ideas que por los nodos y los ensamblesnodales en los espacios "comunes» de los
surgen en el mundo angloparlante circulan hacia paíseshispanoparlan- que son responsabIFs,' . I
tes, y viceversa. Resulta fundamental abstraer esas pautas generales y La importancia que han adquirido las autoridades corporativas
comprender sus versiones locales para l,ograr un diálogp global sólido, constituye, desde l~ego, apenas una característica del mundo nodal en
en especial, cuando se discuten tendencias en la práct1ca policial que que vivimos. En algunas partes del mundo, entre ellas Latinoamérica,
pueden llevar a un gobierno de la seguridad más humaljlO y efectivo en la función que desFmpeñan las organizaciones no gubernamentales y
rincones recónditos del mundo. las comqnitarias en la conceptualización y producción de seguridad es
Parte de la narrativa de esta obra se ocupa del modo en que se han una parte central de la vida política y la imaginación colectiva. Los or-
cuestionado las mentalidades y las prácticas del «gobierno a través de la ganismos de derechos humanos, conectados a redes locales, regionales,
fuerza». El libro se abre con una constatación: tendemos a ver el mundo nacionales y globates, buscan educar y transformar las mentalidades y
con ojos hobbesianos. En dicho marco de pensamiento, el incumplimien- las prácticas de 10sI actores del Estado, entre ellos la Policía, que carga
to de las normas y las reglas debe ser penado con una sa~ción definitiva. con un legado (aun vigente) de brutalidad y corrupción. Resulta irónico
I
Las organizaciones policiales modernas fueron creadas cp'mo institucio-
m
~ que, en muchos países, las propias instituciones que fueron creadas para
~ 'ii
nes hobbesianas por excelencia. La razón de ser de la p~licía es utilizar It @
tb garantizar la seguridad representan, en la práctica, una amenaza para
la violencia legítima del Estado cuando sea necesario. Pára gobernar la ésta, sobre todo en la mirada y en las experiencias de las comunidades
iv / PENS~R LA SEGURIDAD
PRÓLOGO A LA EDICION EN CASTELLANO I v

pobres y marginalizadas. Gobernar la seguridad en un marco de res- En el Capítulo 4 presentamos una estrategia básica para abordar
peto por los derechos humanos resulta fundamental para las agendas nuestra preocupación normativa por los «déficits de gobierno» que nues-
normativas de los países hispanoparlantes, así como la de muchos otros tro mundo nodaf padece en la actualidad. Tales déficits son muy pro-
del resto del mundo.
fundos en las sociedades transnacionales, como las de Sudamérica. Para
. Gracias a los intentos de incorporar al gobierno de la seguridad las escribir este capítulo, nos basamos en diversas experiencias, entre ellas
normas y estándares de los derechos humanos se ha1 creado espacios que un proyecto en 1rgentina del que extrajimos muchas enseñanzas. Du-
permiten volver a imaginar qué puede significar la seguridad, en cuanto rante los primer9s años de la década de 2000 tuvimos una oportunidad
condición, y cómo se la puede promover. Quienes trabajan desde la pers- enriquecedora, 1 de trabajar en un proyecto con colegJs de la Univer-
pectiva de la justicia social y otras orientaciones relacionadas tienen que 1
sidad Nacional ge Rosario, patrocinado por la Agencia Canadiense de
hacer esfuerzos enormes para explicar que el delito eslun síntoma presente Desarrollo Internacional.
de otras fuentes de inseguridad, como la seguridad alimentaria, el acceso a E~Froyect~ eftuvo dirigido por nuestr,~s c,olegas argentinos, quienes
la atención sanitaria, la disponibilidad de agua potablJ y las oportunidades también estuvlerfn a cargo de su elaboración Junto con las comunidades
I
de acceder a un ingreso de subsistencia. Tal fenómeno se ve con especial cla- con las que trabaeron. Se inspiraba en un modelo de gobierno de la segu-
ridad en las sociedades transicionales, pero no es en dbsoluto exclusivo de ridad que se desa¡rrolló enllas comunidades más pobres de Sudáfdca. El
ellas. Estados Unidos, sobre todo sus centros urbanos! es un buen ejemplo. «modelo Zweletfemba» (en alusión al nombre de la primera comunidad
Las conexiones que se establecen entre los problemas sociales vinculados piloto), al que Shfaring describió como una forma de «gobierno de capa-
con el daño y el sufrimiento humano apuntan a una foncepción más am- cidad local», se 4entra en formas de conocimiento de bJse comunitaria
plia de la «seguridad humana». Desde este punto de vista, las instituciones para resolver di~putas, enfrentar daños (entre ellos, el delito), y forjar
ligadas al delito y su sanción sólo están capacitadas para enfrentar apenas relaciones sociald s más armoniosas y seguras dentro del barrio o el asen-
una parte de un estado de inseguridad mucho más pr~fundo y global. De- tamierito. El dañ o disputa en cuestión sirve de ventanapara identificar
dicamos el Capítulo 3 a estudiar el gobierno de la seguridad humana desde problemas más f,rofundos, de carácter estructural o relacional, en el
una perspectiva global y nodal.
sistema social deila comunidad en general. En Sudáfrica, el modelo está
A medida que el libro avanza, nos vamos adentrando en la cuestión compuesto por irstituciones comunitarias a nivel micra destinadas a la
de la posibilidad o imposibilidad de reformar, o incluso reconfigurar, los resolución de problemas (llamadas Comisiones de Paz) cuya función es
procesos colectivos destinados a generar orden y seguridad que aprove- identificar el nexo entre el delito y los problemas sociales, y diseñar e
chan al máximo distintas fuentes y formas de conocimiento; dicho de implementar plapes de acción modestos pero realizables que sirvan para
otro modo, diferentes formas de imaginar los problemas de la seguridad abordar tales problemas.
y actuar sobre ellos. Partimos de la premisa de que en la gestión de pro- Si bien no hle posible seguir adelante con nuestros esfuerzos para
blemas sociales ligados a estados de inseguridad, lb más razonable es elaborar un modelo análogo en Argentina, fue mucho lo que aprendi-
reunir, o al menos coordinar, un conjunto adecuado de nodos de mane- mos respecto de ~as condiciones que se deben dar para que prospere y se
ras distintas, en disposiciones que puedan servir parl administrar mejor pueda mantener en distintos contextos un enfoque de capacidad local
procesos de seguridad humana y resultados de seguridad sostenibles a como éste. Representa apenas un sueño de un gobierno que se orienta a
escala local, regional, nacional y transnacional. Está claro que la deci- la resolución de problemas puntuales con las disposiciones existentes.
sión sobre cuál es la mejor combinación de recursos nodales depende del Lo más importante para nosotros es que este tipo de experimentación
conocimiento de aquello que se encuentra disponible; sobre todo acerca de abajo hacia arriba es 10 que se debe seguir intentando, pues las opor-
de aquellos nodos que se ven pero no se oyen, como las colectividades y tunidades de refbrmular el gobierno de la seguridad son prácticamente
entidades pobres que en términos históricos han goz~do de menos opor- ~ ~
:;; :.g infinitas. Por ello, el Capítulo 4 se dedica a explorar formas en que pode-
tunidades y recursos para enrolar a otros nodos ~ensambles nodales' a l¡ @ '" mos expandir nuestra manera de imaginar el gobierno «en el terreno». Es
fin de cumplir sus objetivos.
este capítulo el que ofrece la base para (esperamos) establecer un diálogo
vi I PENSAR LA SEGURIDAD

crítico sobre qué se necesita hacer para gobernar de un modo más inclu- AGRADECIMIENTOS
yente y en un marco de respeto de los derechos humanos.
El Capítulo 5 analiza una cuestión clásica, pero con una vuelta de
tuerca novedosa. Todos los países de los que t¿nemos conocimiento
enfrentan una misma dificultad: el reto de garantizar que las propias
instituciones que fueron creadas para promove\.ll seguridad y proteger
nuestros derechos y libertades estén sujetas a normas éticas y legales.
En nuestro trab~jo en Argentina nos dimos cuent~ de que en castellano
no existe un equivalente para el término inglés fccountability.* Para
r~ferirse al concepto, se usan términos como «control», «regulación» y Al finalizar una obra, resulta sumamente agradable recordar las
«dirección». En este libro formulamos dicho reto en términos de «gobier- muchas personas que nos inspiraron y apoyaron a lo largo del camino.
no del gobierno». La idea es que existen diferentes maneras de influir en Nuestra gratitud'es profunda. Aunque nunca sentimos qiie conseguimos
la conducta de aquellos que tienen la función de administrar seguridad colmar del todo las posibilidades que otros inspiraron ~n nosotros, in-
en los distintos distritos. En un mundo nodal, claro está, hay muchos tentarIo fue muy gratificante. I
nodos que se deben gobernar. En el Capítulo 5, ertonces, proponemos Tenemos la suerte de poder desarrollar nuestra vida académica entre
reformular el problema de la accountability desde la perspectiva más tantos colegas e*traordinarios, en especial en la Red sobre Institucio-
amplia del «gobierno del gobierno». Nuestra intención no es ofrecer nes de Regulación (RegNet) de lá Universidad Nacional de Au¿tralia
un único remedio o modelo, sino mostrar que ha~ una amplia gama de (UNA). Algunos de estos colegas se encuentran físicamente con nosotros
posibilidades para gobernar el campo nodal. Para-ello, una vez más nos en Camberra, l1jientras que otros, con quienes mantenemos vírlculos
basamos en aportes teóricos y prácticos recientes de las diversas esferas muy estrechos, están desperdigados por todo el mundo. La Re~Net,
d e regu lacié
acion. I
en su sede en la ANU y como red más amplia, cuenta con una enorme
Esperamos que, a pesar de las diferencias lin~üísticas y culturales cantidad de expertos de gran dedicación y talento, sobre cuyos hombros
entre el mundo angloparlante y el hispanoparlanrd, Pensar la seguridad hemos intentado' treparnos para ver con un poco más de claridad.
constituya una base analítica de utilidad para comprender el gobierno Hay personas que, desde lugares cercanos y lejanos, nos han ayuda-
de la seguridad y volver a pensar cómo se lo puedJ transformar a fin de do en nuestro intento de «pensar la seguridad» a lo largo de este volu-
I
enfrentar nuestras principales preocupaciones. men. Queremos destacar la tarea de tres de ellas en especial. Estamos in-
mensamente agrldecidos a nuestra colega Nina Leijon, que ha trabajado
JENNIFER WOOD y CLIFFORD SHEARING intensamente con nosotros para dar forma a este libro. También agrade-
cemos a Julie Grimaldi, nuestra amiga y colega de la Policía Provincial de
Ontario, con quien hace casi una década que trabajamos. Gracias, ]ulie,
por tus incisivo sicomentarios editoriales y por verificar la precisión de
nuestros dichos sobre la experiencia de la actividad policial en Ontario.
Por último, muqhas gracias a Monique Marks, extraordinaria colega
que tanto nos h, ayudado a profundizar la comprensión de los temas
que tratamos en Fste libro y que ha colaborado de tantaq formas mirada

:;¡
~
.
'ti
panoen nuestras vidas personales. Hay, desde luego, muchas, muchas
otras personas d~ntro y fuera de la RegNet (muchas de ellas, reconocidas
~
~ Q en forma explíciita en esta obra) que nos han planteado desafíos y nos
han servido de inspiracióh. También deseamos agradecer al maravillo-
':.Véase la nota en la página 146. [T.)
so equipo de la folicía d~ Victoria, en Australia, que en la actualidad
10 I PENSAH LA SEGURIDAD

trabajan con nosotros en nuestro proyecto de actuación policial «Nexus INTRODUCCiÓN


Policing», con el apoyo de un subsidio del Consdjo de Investigación de
. Australia (LP0348682). A nuestro equipo de policía y demás personas
con las que estamos trabajando, gracias tanto poi sus críticas como por
su respaldo, que nos han permitido ver con unatlaridad mayor que la
que hubiéramos tenido sin sus aportes. I
Mientras escribimos estos agradecimientos, flOsotros, como coau-
tores, ya no somos más colegas vecinos y hemos dejado de compartir el
mismo espacio físico. Ahora que pasamos a ser colegas más «virtuales»,
Id
también querríamos hacer algo un poco fuera de común y reconocer la ¿Cómo se debe gobernar la seguridad en los comienzos del siglo
amistad y el apoyo académico que cada uno de nosotros (con el respaldo XXI? A medida ~ue se reconoce la existencia de una variedad de nuevas
de nuestros seres queridos) le ha brindado al otro a lo largo de los años. amenazas contra la seguridad, la pregunta se vuelve más apremiante.
Nuestros niveles de temor y ansiedad (como seres humanos, como ciu-
dadanos y comol habitantes del planeta) van acompañados de la concien-
cia creciente delque para promover la seguridad (en cuanto condición
subjetiva y objetiva) harán falta nuevas formas de pensar y actuar. Tal
toma de concien¡cia consolida un importante cambio intelectual que vie-
ne ganando importancia.
Hasta no h~ce mucho tiempo, por lo general los profesionales y
estudiosos del tfma creían que el gobierno de la seguridad había e;rolu-
cionado hasta llegar a un punto en el cual no era necesario irnplemen-
tar cambios sustanciales para el futuro inmediato. Estas opiniones se
daban en el marco de ideas fuertemente afianzadas según las cuales la
práctica de gobierno se centra en el ejercicio de la capacidad del Estado,
de acuerdo con lintereses y bienes definidos por el Estado. La seguridad
interna represehtaba la seguridad del Estado-nación; el propio Estado
era responsable de su promoción, mediante la recaudaci6n ydistribución
de recursos fiscales. La seguridad externa era promovida de la misma
manera, por medio de agencias diseñadas para proteger la integridad
de las fronteras nacionales. Así estaban las cosas, así debían ser, y así
seguirían siéndolo en el futuro. Se suponía que tales formas de pensar,
y las disposiciones instituciona les vinculadas con ellas, habían alcan-
~ zado la forma definitiva por medio de series enteras de modificaciones
graduales. Habíamos llegado, en palabras de Francis Fukuyama (1992),
. al «fin de la historia». De ahora en más, lo que hacía falta era uA ajuste
continuo para garantizar que las instituciones establecidas continuaran
-6 ~ ~
~
~ ~
funcionando bilen.
© '"
© Estas creencias persistieron con tenacidad aun ante la gestación de
una «revolución silenciosa» (Shearing y Stenning, 19~1) en torno a la .
dirección y a la provisión de gobierno de la seguridad, froducto del cre-
!!"
INTRODUCCldN J 13
12 / PENSAR LA SEGURIDAD

cimiento rápido y generalizado de los «gobiernos privados» (Macaulay, pera y cómo se debilita. Sin el lenguaje conceptual adecuado, no
1986). Pese a la naturaleza cada vez más visible •
y extendida de estos
I
pod.remos comprender en forma correcta la amenaza ni concebir
cambios, muchos profesionales y expertos en segpridad se aferraron una respuesta apropiada (Gross Stein, 2001, págs. 73-74).
I

con obstinación a los marcos conceptuales establecidos, centrados en el I

Estado. En vez de modificar sus puntos de vista, se esforzaron cada vez Al imaginar una «red» como una «conjunto de puntos interconec-
m~s para que esos fenómenos se adecuaran a nociones de autoridades tados o nadas, di~eñados, por lo general, para obtener su fortalelza a
y proveedores de gobierno que se daban por sentadas (Shearing, 2006). partir de su reduntlancia» (2001, pág. 74), Gross Stein concluye: <J,Jjn-
Semejante complacencia intelectual se derrum~ó de modo especta- gún ataque individual contra un sitio individual (aunque se trate de los
cular con los sucesos ocurridos en Nueva York el t1 de septiembre de cuarteles centrale~, si tal lugar existe) será eficaz. Es claro lo que esto
2001. La Comisión del 11/9 del Congreso de los Estados Unidos (Natio- implica; la remoción de un solo nodo, o incluso de varios, no destruirá
l
nal Commission on the Terrorist Attacks upon the United States), que la red» (2001, pág. 74).
investigó los atentados, observó cómo estos hechosl cambiaron nuestro Cada vez es más claro que tanto las formas de práctica de gobifrno
modo de ver el mundo. Las formas de pensar existentes y las disposi- que las instituciones de gobierno occidentales consideran Jegítimasr co-
ciones institucionales asociadas con ellas, según la Comisión, eran los mo aquellas que consideran ilegítimas, tienen las mismas características
vestigios de un mundo anterior. Los atentados «demostraron, en forma fragmentadas. Ta~to es así qu~ en la actualidad ~lgunos. sostiene~ ~ue
enfática, que el modo de actuar arraigado en una lera diferente ya no las «redes oscuras» (Raab y Millward, 2003) estan [uncionando mejor
sirve» (NationalCommission on the Terrorist Atta9ks upon the United que las formas de Ipráctica de gobierno legítimas a la hora de movilizar
States, 2004, pág. 399). Al preguntarse sobre el si~nificado de esta si- una amplia gama Re recursos y de situar la práctica de gobierno fuera de
tuación para los ciudadanos estadounidenses, la Corpisión concluye que las estructuras estktales. Lo que hace falta es que las formas de práctica
éstos «no deben contentarse con ajustes graduales y fd hoc a un sistema de gobierno legítimas alcancen el nivel de eficacia logrado por los nudos
diseñado muchas generaciones atrás para un mund? que ya no existe» oscuros y sus redef. En los últimos tiempos, en la provisión de seguridad
(2004, pág. 399). local, nacional y flobal se han registrado intentos de implementarun
Lo que la Comisión del 11/9 no dejó tan en claro como hubiera enfoque de «gobierno total», cuyo objeto es mejorar la coordinación de
podido hacerlo es en qué medida del gobierno de la seguridad ya había conocimientos, clpacidades y recursos de organismos y agrupaciones
cambiado debajo, alrededor y a la par de las instituciones y prácticas gubernamentales, ~~ogubernamentales y de sectores corporativos. Bayley
establecidas. Lo que consiguió el 11 de septiembre futponer en el centro y Shearing observkban hace casi una década:
de la escena un mundo que ya estaba en existencia Esta nueva visión
del mundo obliga a repensar las estrategias de prácti, a de gobierno con En países dem~CdtíCOS modernos como Estados Unidos, Gran B<e-
vistas al futuro. En la actualidad se está pensando de nuevo la seguridad taña y Canadájse ha llegado a un punto de inflexión en la evolución
en forma explícita, y ya no implícita, y esto queda de manifiesto en las de sus respecnvos sistemas de control del delito y org~nismos de
nuevas formas de lenguaje conceptual. Al examinar la naturaleza de la seguridad. Las\generaciones futuras mirarán a esta época como una
práctica de gobierno tras el 11 de septiembre, Gross S~einsostiene que las era en la que un sistema policial llegó a su fin y otro tomó su lugar
naciones no pueden gobernar el terrorismo con eficacir si no aciertan con (Bayley y Shearing, 1996, pág. 585).
el lenguaje adecuado. La autora pone especial acent9 en la importancia
de los conceptos de «redes» y «nodos» como pilares conceptuales: El carácter «ttansnacional» (véase Sheptycki, 1995, 1998b, 2002) de
este punto de inflexión es algo que los especialistas apenas han comen-
Nos encontramos librando un nuevo tipo de lucha, ,contra una red "
:¡;
.
~ec
zado a describir y comprender. Loader y Walker escriben:
de alcance global. Necesitamos comprender quién ¡organiza y ad- ~ g

ministra esta red particular. Y necesitamos un lenguaje conceptual Habitamos un mundo en que la seguridad se gobierna fl múltiples
apropiaiad o para enten der
er oué
que es una re d',como opera,
1, como pros- niveles y desde múltiples centros, en el que los Estados se encuentran
t;;
INTRODUCCiÓN /15
14/ PENSAR LA SEGURIDAD

unidos, atravesados y amenazados por una serie1e organizaciones


y actores transnacionales, que pertenecen tanto a cuerp.os g.uberna- La seguridad es un estado y un medio para llegar a él. Como esta-
mentales regionales y globales como a empresas ' e seguridad o un do, la seguridadl sugiere dos condiciones claramente diferenciadas.
número creciente de organismos no gubernament les y movimientos y como condic~ón objetiva, adopta una serie de formas posibles.
sociales que componen la sociedad civiltransnadional. Se trata de En primer lugar, es la condición de ausencia de amenaza: el esta-
un mundo en el que, aunque con interrupciones ~ irregularidades, do hipotético dI seguridad absoluta. En segundo lugar, se define
la actuación policial se ha extendido más allá de 1<:\s
fronteras nacio- por una neutral zación de las amenazas: el estado de «encontrarse
nales, al tiempo que se le ha encomendado la taréa de combatir los protegido». En ercer lugar, es una forma de evitar o no exponerse
problemas globales del delito organizado y de la riolencia política, al peligro ... E~ tanto condición subjetiva, la seguridad también
que a menudo se superponen (Loader y Walker, en prensa). sugiere tanto la Icondición positiva de sentirse a salvo, colmola au-
sencia de ansiedad o aprensión que se define negativamente por
Este reconocimiento de la existencia de «múltiples centros», de contraste con lalinseguridad (Zedner, 2003, pág. 155).
«nodos», es lo que nos ha impulsado a emplear, en éste y otros traba- 1

jos, la noción de «práctica de gobierno de seguridad» en vez de la frase En tanto cond~ción «objetiva», Zedner señala que el delito es «un
«actuación policial»", que posee estrechos vínculbs históricos con or- mal que, aunque grave, no es en absoluto obvio que sea la principal fuen-
ganismos policiales estatales (Johnston y Shearin" 2003). Para poder te de las penurias sf.ciales» (2003, pág. 155). En la práctica de gobierno
gO,bernar, los programadores de la seguridad, sean quienes fueren, nece- local, las nociones (le «desorden» e «incivilidad» se han vuelto centrales
sitan pensar (en forma explícita o implícita) cómo se lo puede hacer. Lo en las concepcioneJ de inseguridad y han llevado a nuevos tipos de prác-
imaginado y las mentalidades de las que forma pafte lo que se imaginó ticas de gobierno.1fn la historia contemporánea de la actuación policial
deben ser traducidos en prácticas si se aspira a que sea algo más que un pública, predomina una noción de «comunidad» que funciona como
conjunto de pensamientos. Esta traducción se encuentra mediada por «objeto de referencia» central (Buzan y otros, 1998), en cuyo nombre
disposiciones institucionales y tecnologías que a menudo se expresan se justifican prácticas y disposiciones de seguridad. Algunos, de hecho,
mediante hábitos. Todo lo anterior requiere de capacidades y recursos piensan que la «comunidad» reemplaza a la «sociedad» como principal
sin los cuales no puede haber gobierno. En los siguientes capítulos, ex- «espacialización» de la práctica de gobierno (Rose, 1996).
ploraremos, como sugiere el título, el modo en que se piensa o imagina En el ámbito político, por lo general, las referencias a la inseguridad
y se vuelve a pensar o imaginar la seguridad, y cómo, a través de loca- casi siempre se remiten a delitos, y, cada vez con más frecuencia, a casos
ciones institucionales, lo imaginado se traduce, o puede traducirse, a de desorden. Dicho de otro modo, es el delito lo que amenaza nuestros
prácticas que promueven la seguridad. «estados», objetivo y subjetivo, «de estar seguros». Los criminólogos
reafirman esta suerte de equiparación entre inseguridad y delito. Si pu-
diéramos comprender el comportamiento delictivo y sus precursqres,
Pensar la seguridad viviríamos en una sociedad mucho más «segura». Goberna,r la seguridad
es, entonces, «gobernar a través del delito» (Simon, 1997). El auta~ ex-
Qué es exactamente la «seguridad», qué debería significar y qué se plica: «Gobernam~s a través del delito en la medida en que el delito y el
I

debería hacer para garantizaría son cuestiones de permanente debate. castigo pasan a ser ~asocasiones y los contextos institucionales en los que
Los criminólogos siguen reafirmando la distinción entre sentidos «obje- nos comprometerr~lOs a guiar la conducta de otros (o incluso la nues.tra)>>
tivos» y «subjetivos» del término, en especial como tespuesta al impacto (1997, pág. 174). 1 delito, entonces nos sirve como principal categoría
que produce el miedo al delito en las sensibilidades colectivas y en las '"v, ~
:a de pensamiento, e mo modo central de enmarcar el problema de la se-
~ec :b guridad. Es el gObrrnO de la seguridad, a través del delito, lo que más
conductas que buscan seguridad. Zedner escribe, por ejemplo: @ <Q¡

nos preocupa. Alg similar ocurre con la práctica de gobierno global y


, En el original, «policing», [T.]
la «guerra contra e terrorismo». El miedo al terrorismo ha desempeñado
I
161 PENSAR LA SEGURIDAD INTRODUCCIÚN /17

un papel importante en la formación de las sensibilidades colectivas y las Dupont, 2006a), por medio del cual distintos actores hablan en nombre
'6 prácticas políticas en el campo de la seguridad. de la seguridad sobre la base de diferentes formas de conocimientb que
Con los .nuevos discursos acerca de la «seguridad humana», puede generan evaluaci~nes de la amenaza y el riesgo (Bigo, 20PO).
que esta situación comience a modificarse. Existe un proyecto político Como el título de nuestro libro lo sugiere, la «seguridad- es, por 10
amplio dedicado a «securitizar- (Buzan y otros,11998) amenazas a diver- tanto, algo que p,nsamos, yeso que imaginamos moldea nuestras men-
sos aspectos de la vida humana que tradicionalmente se conceptualiza- talidades y prácticas de gobierno. La seguridad, como dice Valverde, no
ron en ~tros marcos (como, por ejemplo, l~ eco~omía, el ~edio ambiente es «una cosa que Isepuede tener en mayor o menor cantidad, porque en
o la sanidad). Con e! ser humano como objeto de referencia central, ya no sí misma una cosa» (Valverde, 2001, pág. 85). Gobernar «en nombre de
se ve a la seguridad exclusivamente en términolde amenazas externas a la seguridad» (V*lverde y Wood, 2001) es enmarcar los problemas de
las naciones bajo la forma de ataques militares. : oy se piensa que, si bien práctica de gobierno como tipos de problemas particulares que requieren
representan una amenaza significativa a la segu idad, los ataques milita- formas específica~ de conocimientos, capacidades y recursos que 1eben
res por parte de otros Estados son sólo un tipo, de amenaza a eliminar, dar lugar aacci0ies.
neutralizar o evitar. Los defensores del enfoque de la seguridad humana La práctica de gobernar también se encuentra profundamente ~eter-
ponen el acento en la importancia del acceso a una alimentación nu- minada por nues~ra imaginación. El modo en que actuamos en torno al
tritiva, medicamentos y cuidados sanitarios prtventivos. La seguridad,
sostienen, depende también del acceso al créditr. y al empleo (Comisión
sobre la Seguridad Humana, 2003). Tales cues,iones estructurales y de
r
problema de la seguridad depende de nuestro modo de ver el mundo y
del modo en que lensamos que podemos influir en los acontecimientos
del mundo.
desarrollo son en sí mismas contingentes y constitutivas de nuevas cul-
turas de paz y de prevención de conflictos, en especial en los contextos
de las «nuevas guerras» (Kaldor, 1999). Pensar la prá1ctica de gobierno
Los progresos realizados en materia de promoción de la seguridad
humana global no significaron una disminución de los discursos sobre El pilar concJptual central de este libro es el de «práctica de gobier-
la seguridad estatal o seguridad «de la patria-l. Por el contrario, en el no» o ~,gobiernol»·:-.Por «práctica de gobierno» o «gobierno» enten-
marco de la actual «guerra contra el terrorisrnb. los gobiernos nacio- demos simplemente aquellas actividades intencionales diseñadas para
nales han reclamado formas extraordinarias dd autoridad y de capaci- «determinar al curso de los acontecimientos» (Parker y Braithwaite,
dad coercitiva a través nuevas leye.s, y la inyec1iÓn de nuevos recursos 2003). Una de la~ cosas que es necesario hacer en la vida es administrar
humanos y materiales, en especial tecnológicos! La posibilidad o no de nuestro mundo, ~o cual incluye a otras personas, aunq'1e sin dudas no
encontrar coincidencias entre las agendas de la ~eguridad humana y de se limita sólo a e'lo. Esta tarea, la de nuestro mundo, es la tarea de go-
la seguridad estatal es objeto de polémicas, más aún si se tiene en cuenta bernar o gobiern?
que.la misma seguridad humana se encuentra a~enazada por la guerra. Gobernar requiere el empleo de estrategias y de acciones cuyo ob-
No se trata únicam'ente.de la amenaza de que ~e produzcan muertos y jetivo es poner ep práctica esas estrategias. Esto suele ocurrir dentro
heridos, sino también la de la destrucción de la infraestructura social y a través de instituciones a las que se puede pensar como maneras de
y económica que resulta esencial para la prosperidad y el desarrollo relacionar personas y cosas para poner en práctica estrategias. Definidas
humano (Human Security Center, 2005). Lo ~ue queda claro es que d.e este modo, s~1puede pensar las instituciones como «máquinas» de
el proceso de securitización es un logro humanI. Cuando pensamo. s la ejecutar estrateglrs.
seguridad, participamos de un «acto de habla» Wa::ver, 1995; Buzan y Las instituciones gobernantes están formadas por partes que las
~
otros, 1998, pág. 34). «[E]s el actor quien, al s curitizar un tema (y el :¡:;~ ~ :g componen. Mucias de esas partes (no todas) son person'ts, y entre otros
público, al aceptar lo que el actor dice), lo con~ierte en un tema de se- 1;
eo
Q componentes se leuent'" el equipamiento usado por las personas, como
guridad» (Buzan y otros, 1998, pág. 34). El campo de la securitización
es entonces un campo que se caracteriza por las luchas de poder (véase • En el original, «gouernance», [T.]
",...
t

18/ PENSAR LA SEGURIDAD INTRODUCCiÓN /19

cornputadoras. Las tecnologías que se emplean pÁra hacer cosas, como El gobierno a tr~vés de la fuerza
por ejemplo, formularios que la gente se ve obligtda a completar, tam-
bién son componentes de las instituciones. Y también lo son los recursos En los últimos ~os siglos, la concepción dominante sobre el modo
que permiten que se produzcan los resultados institucionales. Las diver- en que se debe gobe nar, y el modo en que, en efecto, se gobernó, tuvo
sas partes, ensambladas para conformar institucio~11es,representan prác- una fuerte influencia de teorías como la de Thomas Hobbes (1651), que
ticas. El gobierno se lleva a cabo mediante progr mas que se articulan fomentan una concepción centralizada del buen gobierno. Hobbes dejó
con instituciones para producir prácticas. Otra f rma de abordar esta un maravilloso resuren visual de sus ideas en la ilustración que eligió
cuestión es decir que la práctica de gobierno requiere de programadores para la tapa del Levfatán. En esa imagen, el Gobierno asume la figura
que desarrollen programas a través de institucionts. de un gigante bond,doso, un Leviatán, que extiende sus brazos sobre
Con la noción de «gobierno de la seguridad» ljlos referimos a accio- el territorio que gob~erna. El cuerpo está formado por las personas que
nes diseñadas para determinar acontecimientos a ft.nde crear «espacios» se pusieron de acuer~o entre sí para crearlo como su gobernante. En la
en los cuales la gente pueda vivir, trabajar y recrearse. Usamos el término mano izquierda tiene un cetro, símbolo de su legitimidad. Con la dere-
«espacio» como una metáfora que puede ser interpretada en un sentido cha, blande una espalda, símbolo de la fuerza arrolladora qu~ es capaz de
amplio, Los espacios pueden ser espacios territoriales convencionales, aplicar para aplasta~ cualquier forma de resistencia a su mandato. Max
pero también ciberespacios y espacios sociales,. corno las comun~dades. Weber (1946) expresa esta visión del buen gobierno a través de la idea de
Desde hace un tiempo se cree que el gobierno de la seguridad es que la herramienta esencial del gobierno de los Estados es el monopolio
responsabilidad primaria, y hasta exclusiva, de 10f gobiernos estatales. del uso legítimo de la fuerza.
Pero no siempre fue así. Desde una perspectiva histórica, se trata de un Los organismos policiales contemporáneos en las sociedades demo-
enfoque muy reciente, que no es más que un hipo aislado en la historia cráticas fueron concebidos (y, en su mayoría, lo siguen siendo) co1)1o
(Radinowicz, 1948, 1956, 1968). representantes del monopolio estatal del uso de la fuerza en el ámbito
En el desarrollo de nuestra noción de práctica de gobierno emplea- de la seguridad interna. Esta visión es expresada por Bittner (1970) en
mos la noción de «mentalidad» para referimos a conjuntos de idea que se su definición de la Policía como una fuente de «fuerza no negociable»
usan para constituir el mundo y realizar afirmaciones sobre cómo opera sancionada por el Estado. La noción de Ayres y Braithwaite (1992) de
el mundo. Al escribir de este modo estamos reconpciendo que las ideas una «pirámide de l~ regulación», con la coerción estatal en su vértice
sobre el mundo no son simplemente ideas sobre Ul1arealidad, sino, más superior, encapsula la misma idea. En la cultura popular, esta idea se
bien, una lente a través de la cual vemos el mundo. Las mentalidades expresa efIla representación de la Policía pública como una «delgada
nos permiten constituir un mundo y comprender el mundo constituido. línea azul» que separa el orden de la anarquía. También se la simboliza
A continuación desarrollaremos una concepción nrdal de la práctica de por medio de las herramientas de trabajo del policía: el ba1stón, las es-
gobierno. Creemos que es una concepción que se ad~cua particularmente posas y el revólver. I
bien a la práctica de gobierno contemporánea, pues tanto el modo en En el marco de una mentalidad hobbesiana, la anarquía es un «esta-
que está conformada la práctica de gobierno como el modo en que se
expresa, se produce cada vez más en múltiples niJeles. Si bien al mirar
el pasado es posible pensar que la práctica de gobierno siempre fue «po-
1
do de la naturaleza» en el cual la búsqueda sin restricciones de la satis-
facción de intereses objetivos personales crea un estado de permanente
conflicto, una «guerra de todos contra todos». El orden le establece
licéntrica» (McGinnis, 1999b), el pasado recientd se ha caracterizado cuando esa búsqueqa queda controlada por los límites qu impone un
por concepciones de práctica de gobierno clarame1te unicéntricas, A fin Estado que actúa en favor de los bienes públicos. El contrato social hob-
de preparar el escenario para la posterior reflexión sobre la práctica de besiano, el que cada uno acordó con las demás personas para establecer
~
~ ~ el Leviatán, adquie1e su expresión, en las sociedades democráticas, [en
gobierno nodal en esta obra, en las siguientes págirlas presentaremos un :¡;
]
lb
bosquejo de la arquitectura de los cambios en los niodos en los que se ha Q) '" las elecciones mediante las cuales se eligen gobiernos que administran los
Q)

concebido y practicado el gobierno en épocas recientes. bienes públicos en n6mbre de todos los ciudadanos. El sueño hobbesiano
es el de una fuente de gobierno central, y legítima, que posee un poder
s=
20/ PENSAR LA SEGURIDAD INTRODUCCiÓN/21

'"6

¡ .
I
abrumador para establecer y mantener la paz. En esta visión de arriba gador en poder de la pelota debe decidir qué hacer con ella. La actuación
hacia abajo, de «mando y control», se concibe la práctica de gobierno co- en conjunto es la cabsa del poder que el equipo pueda tene~. El gobierno
mo una pirámide, donde la fuerza legítima se eqcuentra en su pináculo. es así «la consecuehcia de una intensa actividad de enrolamiento, per-
Para Latour (1986), esta concepción del poder de gobierno es similar suasión y obtenciód de apoyo» (Latour, 1986, pág. 273).
a la idea de la inercia en el mundo físico. Desd~ el punto de vista de la Según esta concepción dispersa, para un gobierno eficaz lo que hlace
inercia, el movimiento es el resultado de una fuérza inicial. Una vez ini- falta es el enrolamiento de una variedad de personas con una variedad
ciado, el movimiento continúa hasta que encuentra resistencia. A menos de conocimientos.~iChO de otro modo, lo que se requiere es el enrfla-
que se oponga alguna resistencia a la fuerza inicial, el movimiento no se miento de acciones distantes destinadas a alcanzar objetivos de gobier-
detendrá. En esta concepción estilo flipper, el poder es «propiedad» de no, como la búsqu da del bien común que Hobbes veía como el objetivo
quien 10 ostenta: otros podrán llegar a frustrarI! o incluso, movilizarlo, legítimo de la práctica de gobierno.
pero no por ello dejará de estar situado en un c1ntro. Una de las idea1 más convincentes planteadas en respuesta a esta for-
ma de pensar la practica de gobierno es la idea de que los mercados, en-
tendidos no como Jimples lugares de intercambios de bienes, sino cqmo
El gobierno a través del enrolamiento fuentes de enrolamiento coordinado, pueden ser usados para promover
un gobierno eficaz.1Según esta concepción, la imagen hobbesiana de¡un
En contraste con la concepción hobbesiana, ¡para Foucault (1990) el gigante compuesto de personas que se alza sobre un país mantiene su
poder y, por lo tanto, la práctica de gobierno, son compartidos entre mu- significado, pero el~1igante ya no es una persona o un grupo de personas,
chos. Se piensa que el poder se encuentra en todas partes, no porque se sino una expresión de los mercados. Smith (1776) imagina una enorme
lo ejerza en todas partes, sino porque ~l poder proviene, de todas part~s. «mano invisible» q e coordina y organiza capacidades y conocimientos
En este marco, el poder no es susceptible de se~ «propiedad» de nadie. difusos para convertidos en recursos de poder que determinan el curso
. . I
No es algo que se pueda «poseer y guardar» (Lrtour, 1986, pág. 265). de los aconteclmIe~tos.
Latour desarrolla esta concepción alternativa, que piensa el poder «no En este marco, se sostiene que los mercados libres, es decir, merca-
en función del poder que alguien tiene, sino de Fuántas otras personas dos librados a un f ncionamiento independiente, tienen la capacidad de
I

se suman a su composición» (1986,265). IL coordinar la producción de bienes públicos (el «comrnonuieal», o bien
El poder de determinar acontecimientos se 9btiene, para Foucault y común, de Hobbe~) sin la intervención de un Leviatán. Los mercados
Latour, no por ser dueño del poder, sino enrolan~o a otras personas para libres son concebidos como mecanismos que crean la «intensa actividad
que realicen acciones necesarias para alcanzar los propios objetivos. El de enrolamiento, pfrsuasió1 y obtención de apoyo» indispensables para
poder, y, por lo tanto, la práctica de gObierno'f.e producen mediante el buen gobierno en el pensamiento latouriano. Un término que suele
la «acción a distancia» (Latour, 1987). En este arco, el poder es una asociarse con esta Idea de práctica de gobierno que funciona a través de
«forma práctica de resumir las consecuencias d una acción colectiva» los mercados libres es el de «liberalismo» o práctica de-gobierno liberal.
(Latour, 1986, pág. 265, cursiva en el original). En esta concepción, la libertad es esencial porque la práctica de gobierno
Tanto Latour como Foucault insisten en que VO se debe pensar el po- requiere libertad; ~n palabras de Rose (1999), se «gobiernr mediante la
der como la causa de las cosas, como mantiene la concepción que concibe libertad». I
al poder como análogo a la inercia, sino como ~n efecto. Para ilustrar Una concepci9n de la práctica de gobierno que reúne en parte las
este punto, Latour afirma que necesitamos ver elfo oder no en función de dos concepciones que hemos expuesto, y que ha sido, y sigue siendo, de
la idea de «difusión» implíciea en la metáfora d la inercia, sino como gran influencia, es la de «neoliberalisrno». Esta concepción híbrida junta
~ ~
una cuestión de «traducción», y para ello emple una metáfora tomada '6 ~ec a los Estados com9 fuente de dirección de la práctica de gobierno ya los
del rugby. Un partido de rugby no queda decididb en el puntapié inicial. ~
IQ mercados como fuente de provisión. El modelo critica la idea liberal clá-
Este puntapié es apenas el primero de una serie. de sucesos, ninguno de sica de que los mertados libres actuarán por sí solos en coincidencia con
los cuales es provocado en modo alguno por el puntapié inicial. Cada ju- el interés público, pero conserva la idea de que los mercados funcionan
I
INTRODUCCiÓN 123
22 / PENSAR LA SEGURIDAD

bien como fuentes de coordinación. Los mercados, y específicamente el e! papel de las Jdes, las alianzas, los mercados y los Estados como
sector privado, deben proveer, mientras que lds Gobiernos, en especial fuentes de gobierho, y sitúa a estos recursos en un campo de nodos or-
los Gobiernos elegidos en forma democrática, Ideben dirigir. ganizacionales. Exploraremos estos nodos retlexionando sobre el modo
Esta mentalidad de la práctica de gobierno reformulalas concepcio- en que sus mentalidades, prácticas y recursos se articulan, o pueden
nes hobbesianas y smithianas al distinguir ende «timonear» la práctica articularse, comf locaciones de capacidad y conocimiento que sirven
de gobierno y «remarla. (Osborne y Gaebler, I 1992). En lo esencial, el para determinar fl curso de los acontecimientos.
neoliberalismo plantea que Smith estaba en lq cierto cuando afirmaba En e! Capítulo 1 desarrollamos nuestra concepción de práctica de
que las instituciones no estatales son las que mejor funcionan para la gobierno nodal db la seguridad y empezamos a explorar temas explica-
. provisión de gobierno (y que los mercados son Jehículos útiles para ello), tivos y normativos que elaboramos a 10 largo de la obra. '
pero que se equivocaba cuando afirmaba que los mercados operarían en
pos del bien común. Son los Estados los que dkben velar por el estable-
cimiento del bien común, y no los mercados. Ipe la misma manera, la
provisión del bien común es tarea de los mercados y no de los gobiernos.
.Con el desarrollo del marco neoliberal, aparece la idea de los «mer-
cados» como metáfora de la provisión fragmentada que se puede realizar
a través de diversos mecanismos no estatales. Dos términos que se co-
menzaron a usar para elaborar este concepto son «alianzas>" y «redes».
La idea que captan estos términos es la de qu~ la práctica de gobierno
debe producirse mediante alianzas y redes dirigidas por el Estado. Se-
gún esta visión, la dirección estatal asegura qud los gobiernos legítimos,
elegidos en forma democrática, planteen objetivos y luego, para alcan-
• I I
zar los resultados esperados, trabajen para efrolar a otros mediante
mecanismos similares a los empleados por el mfrcado. Loader y Walker
(2006) se refieren a esta idea neoliberal como «tluralismo anclado». En
'$ el pluralismo anclado, la práctica de gobierno es plural, pero al mismo
tiempo está orquesta da por el gobierno estatal en modos que buscan
asegurar que se cumplan los objetivos definidok por el Estado.
Esta forma de pensar la práctica de gobiemo se ha aplicado tanto
para explicar cambios producidos en el gobier10 de la seguridad como
para determinar su rumbo. Los siguientes capítulos cuestionan las tres
concepciones que acabamos de reseñar: la de 1ando y control, la del li-
beralismo clásico y la del neoliberalismo. Nues 1'0objetivo es demostrar
que si bien plantean elementos conceptuales e utilidad, son modelos
inadecuados tanto en lo explicativo como en 10JormatiVO. A lo largo del
libro construimos un modelo alternativo de la ráctica de gobierno, un
modelo nada!' Usamos este modelo, por un la o, como marco descrip-
tivo, y además, como marco dentro del cual p nsar posibilidades para ~ ~
n

reformular el gobierno de la seguridad. Nuestr 1 modelo nodal reconoce


..
~
©
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~
~

• En el original, «partnerships», [T.]


?

, I ,
DE LA PRACTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRACTICA DE GOBIERNO
NODAl I

Introducción

En la sección interior señalamos que los modos de entender la prác-


tica de gobierno h~n sufrido cambios fundamentales. Comenzamos por
analizar la idea eJtablecida de que los Estados deben hacerse cargo del
gobierno de la seturidad mediante la legítima aplicación de fuerza fí-
sica. Esta perspe~bva sobre los Estados y la práctica de gobierno suele
asociarse a la obr de Weber, quien definió a los Estados como entidades
que podían obte er un monopolio legítimo del uso de la fuerza física
(Weber, 1946). I
Las ideas weberianas tienen una larga tradición. Un momento cru-

r
cial en el desarrollO de est concepción del Estado y de la práctica de
gobierno estatal f e la publicación del Leviatán (1651/1968) de Hobbes,
a mediados del sig o XVII. Otro hito importante en la historia del Estado-
nación fue el Trat do de Westfalia de 1648, cuyo objetivo fue articular y
consolidar un sistyma estatal en Europa. Los Estados, se~ún el Tratado,
debían ser considtrados las máximas fuentes de gobiern9 territorial.
Esta concepción Estadocéntrica ha cambiado en los últimos cincuen-
ta años a partir d~ situaciones de gobierno indirecto que se basan en el
enrolamiento de ¿tras personas con el objeto de llevar a cabo acciones
necesarias para alcanzar los objetivos de determinada autoridad guber-
namental. La noción de «acción a distancia» de Latour (1987) captura
en forma certera ~ste concepto. Como ejemplo de gobierno indirecto,
mencionamos la ascendencia del neo liberalismo en diversas partes del
mundo.
En este capítu o desarrollaremos el argumento de que el neoliberalis-
"~ mo y el sueño de acción estatal a distancia, que representa, son sólo una
:¡;

~ parte de una histo[ia más extensa, la de la "práctica de gobierno nodal»,


Usamos este término para referir nos a una multiplicidap de autorida-
des y prestadores1de gobierno que coexisten de múltiples formas para
26/ PENSAR LA SEGURIDAD DE LA PRACTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRÁCTICA 01 GOBIERNO NODAL I 27

producir resultados de seguridad variados. La historia de la práctica de una progresión lüftórica que había culminado en una situación donde el
gobierno nodal de la seguridad está dominada!:1 or la hibridez. La prác- Estado hubo de eS.fablecer un monopolio sobre la seguridad y otras áreas
tica de gobierno no es sólo llevada a cabo por i stituciones de estado, ni de práctica de gobierno. La disposición había llegado para quedarse y
• determinada exclusivamente por formas de pe sarsurgidas de la esfera no iba a ser cuestionada en un futuro previsible. Visto ese modo; lode
estatal. En la actualidad, hay modos de pensar y poner en práctica el go- que hacía falta eral comprender, ampliar y mejorar el monopolio policial.
bierno de la seguridad en el sector empresarial, ~omo también en el «ter- Puesto que había triunfado la idea del monopolio estatal, lo único que
cer sector» (por ejemplo, agrupaciones comunitarias u organizaciones se necesitaba era actuar para llevar a cabo este ideal lo mejor posible y
no gubernamentales) que determinan e influyeb en la forma de pensar ello implicaba el ~erfeccionamiento de la Policía en tanto institución.
las instituciones estatales, y viceversa. En esto consiste la esencia de la La visión Estadocéntrica logró sobrevivir al pasaje del pensam~ento
práctica de gobierno nodal. El presente capítulo se centra en presentar centrado en el Estado de Bienestar al pensamiento neoliberal. Miertras
argumentos en favor de la perspectiva nodal; los siguientes exploran que los partidarios del Estado de Bienestar conceptualizabqn a los Estados
dimensiones del tema de la hibridez. El Capítulo 4 trata las implicancias como autoridades y como prestadores de gobierno, los pensadores eoli- 1
normativas de nuestro análisis a 10 que Braithvyaite denominó «actores berales buscaron separar la función de «autoridad» de la de «prestador»
débiles» (Braithwaite, 2004) en el campo de la seguridad. (Bayeley y Shearing, 2001). La idea queda expresada en la sencilla, pero
potente prescripción a los Estados, de «timonear» más y «remar» qenos
(Osborne y Gaebler, 1992). La sugerencia de remar menos está justificada
I
Transformaciones en la práctica de Gobiérno estatal por nedesidades de eficiencia y economía en la prestación de servicios,
I
mientras que la cClnservación de la función de timonear se considera cen-
El siglo XIX vio el surgimiento de cambios fundamentales en el modo tral para que el «bien» público de la seguridad sea distribuido según el
. de pensar y practicar la seguridad en gran parte del mundo. En el mun- interés «público».ITimonear la práctica de gobierno no es sólo autorizar y
·6 do de habla inglesa, las transformaciones impulsadas por el entonces legitimar el remo: es asegurar que el remo esté regulado. I

Ministro del Interior británico, sir Robert Peel, que dieron lugar al esta- Lo que sostienen los expertos en el «nuevo estado ~e regulación»
blecimiento de una nueva y «moderna» institución policial en Londres (Braithwaite, 200IOa) es que el neo liberalismo no trae aparejada la des re-
en 1829 (una agencia especializada, integrada ~or personas dedicadas a gulación, sino, p~r el contrario, promueve un aumento de la regulación
una tarea especializada), se volvieron ernblemáticas de una serie de cam- por parte de los E tados o en nombre de ellos (Braithwaite, 2000a; Levi-
bios tendientes a reconocer a la Policía como 91 principal prestador de Faur, 2005). En e te capítulo y, a lo largo de este libro, esperamos demos-
gobierno de la seguridad. Dichos cambios respondían a lo que entonces trar que el sueño Ide «reinventar la práctica de gobierno» de Osborne y
muchos percibían como una crisis de la segurid1d, que era administrada Gaebler es una rerresentación simplista de lo que en la práctica ha sido
a través de una pluralidad de disposiciones, en su mayoría «privadas», una diversificaci1n no sólo de la función de remar, sino también' de la
con raíces y resonancias feudales (Shearing, 19~2). de timonear. Ant~s de avanzar con la historia de la práctica de gobierno
Mucho se ha debatido sobre qué factores Hacían que el sistema de nodal, con sus múltiples auspicios y prestadores, continuaremos 0n la 9
seguridad anterior resultara insatisfactorio, peto lo que queda claro es historia neoliberal y cómo se expresa mediante modos prácticos en los
que las novedades implementadas fueron consideradas una forma de que los Estados gbbiernan a través de otros.
provisión de gobierno de la seguridad más eficaz y democrática. Si bien
también se ha debatido quiénes fueron los beneñciarios de las reformas,
10 cierto es que los cambios se realizaron en nOlj;bre de un interés colec- El Gobierno a través de otros: enrolamiento y añneaclén
a
tivo o «público». La relación entre el interés p~blico y la Policía queda
reflejada en el término «Policía pública», así cOfIlo en la idea que la Po-
licía es un «organismo del orden público».
:¡;

~ ! En la actuali~ad, los Estados buscan gobernar en forma indirecta


mediante la movilización del conocimiento, la capacidad y los recursos
Para el pensamiento de la época, la Policía era el producto final de de otras instituciones, agrupaciones e individuos para brindar seguri-
28/ PENSAR LA SEGURIDAD
DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRACTICA DE GOBIERNO NODAL 129

dad y otros bienes. En algunos casos, los actores del Estado no buscan
repensar los modos en que imaginan la seguridad y su gobierno; su
° grupos de indiViLos), lugares ti "escenas", situacionel, blancos de
delitos (víctimas), Jómplices y accesorios (instrumental»1 (2005, pág.
preocupación. es ampliar capacidades. y recurs 1 s a fin de favorecer su 66). Por ejemplo, l~ Policía puede obligar a un propietario a desalojar a
misión. Como se verá en el Capítulo 2, sobre la «olas» de la actuación un inquilino que hJ participado en actividades delictivas desórdenes. °
1
policial pública, ha habido y hay intentos explíc tos por parte de los ac-
tores estatales (como la Policía) de incorporar 0ltras mentalidades y así
La Policía puede amenazar con presentar una demanda civil de! tipo «de-
ber de diligencia» centra locales habilitados por servir o vender alcohol
transfor~ar sus propias estrategias y prácticas. fo obstante., el objetivo a precios que pued1en aumentar el riesgo de que se produzcan hechos
primordial de mucho de lo que ocurre es fortalefer la capacidad del Es- delictivos o violentos. Quienes controlan los «accesorios» empleados
tado para «gobernar a través del delito». I
para cometer un d~lito (objetos o dispositivos como teléfonos móviles.
. Por ejemplo, como parte de una tendencia m4s amplia de «participa- o automóviles) pue.ten ser obligados a colaborar en el control del delito
ción impuesta de terceros en el proceso de regulación» (Gilboy, 1998), la por medio de palan¡cas legales (2005, pág. 66). Hasta se puede enrolar a
Policía puede ordenar a actores privados a cOlab?rar con actividades de padres para que co~trolen la conducta de sus hijos delincuentes. Se los
organismos del orden (Ayling y Grabosky, 20061). En el área particular . ~uecle llegar a dem ndar l?or activid~des llevadas a ca~.? por sus hijos.
1
de la «actuación policial de terceros» (Gilboy, 19 98), se reúnen diversos En el Estado de Qu ensland, Australia, los padres de nmo~ que faltan a
«"nodos" (con partícipes voluntarios y no voluntarios) para resolver un clase sin conocimiento de sus padres, pueden recibir una multa de US$
problema delictivo» (Mazerolle y Ransley, 20051, pág. 2). La expresión y
3751a primera vez US$·750,si:reinciden..(2005, pág. 57).
«tercero» remite a aquellos actores que «no son ni los autores principa- La denuncia obligatoria de 'ciertos hechos el: la autoridades estatales
les, ni los beneficiarios de la mala conducta de la Policía» (Gilboy, 1998, . es ~:>trocaso de' actuación policial de terceros. El ejemplo clásico e~ la
pág. 135), como organismos públicos de viviend't> propietarios, padres, obligaci~n que tienen ~os bancos de infor~nar acerca de transacciol~es
inspectores sanitarios o de construcción y empre~arios, que asumen res- en efectivo qu~ superen un monto determinado (Grabosky, 1995, ~ag.
ponsabilidades para prevenir el de!ito o reducir los problemas delictivos 530). En matena de control de drogas, las empresas estadounidenses flue
(Mazerolle y Ransley, 2005). • I r
realizan actividades de producción y venta de sustancias químicas deben
La capacidad y autoridad de la Policía para ordenar que terceros iníorrriar=sobre-ventas en cantidades superiores a un límite fijado por la
participen en el control de! delito se basa en elus~de «palancas legales» Administración de Fon,wl de Drogas (Cherney y otros, 2do5, pág. 19).
provenientes dé la legislación criminal, civil, re~i.llatoria y de otros ti- .' Otro ejemplo 1e actuación policial de terceros tiene origen e~ la
J?os (Mazerolle y Ransley, 2005). Mazerolle y Ransley explican que hay Ley contra el,Delito y los Disturbios del Reino Unido, que obliga a los
reyes y normativas que originalmente fueron diseñadas para propósitos Gobiernos y la pOlitía locales a participar de actividades y alianzas ten-
ajenos al control del delito, como los códigos de ~anidad y seguridad, o dientes a reducir e delito y los disturbios. Para ello, los focios deben
las normas de construcción uniforme, que suelen cumplir la función de emprender el anális s de problemas y elementos recurrentes ~n materia de
palancas legales. En rigor, añaden, la tendencia a la actuación policial delitos y disturbios, e implementar planes que se llevan a dbo según ob-
r
de terceros debe entenderse en el contexto de UI~ creciente «desdibuja- jetivos de cumPlim 'entode corto y largo plazo. También deben evaluar
miento» de los límites entre leyes civiles y crimtnales. Esas categoría
legales que antes se distinguían claramente en lj actualidad tienden a
converger. Como dicen los autores: «Cada vez 90n más frecuencia, el
1
los efectos de distin as actividades de los gobiernos municipales en torno
a los delitos y dist rbios en la zona respectiva. La Ley ofrece, además,
un conjunto de palkncas legales civiles, corno las Órdenes de Compor-
derecho penal se vale de procesos y remedios civites, mientras que en la tamiento Antisoci~l, «dirigidas a cualquier persona mayor de 10 aros
legislació,n regulatoria y privada se criminalizan liS infracciones graves» que actúe en algún Imodo que pueda resultar acosadora, c~usar ala,ma
(2005, pago 67). ~ " o malestar a una o más personas», órdenes sobre responsabilidades pa-
:;
Mazerolle y Ransley ofrecen varios ejemplos de casos de actuaciones t
r¡j)
i'.
r¡j) ternas, «creadas para niños sujetos a órdenes sobre conductas referidas
policiales de terceros orientadas a distintos «puntos focales» de conduc- a la seguridad de los niños, de abuso sexual o antisociales, o ausentismo
tas delictivas, a los que los autores describen como «personas (individuos 1

escolar sin el conocimiento de los padres, que requieren que el progenitor


I
• I I 31
3 O I PENSAR LA SEGURIDAD DE LA PRÁ CTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRACTICA
- ~E GOBIERNO NODAL

-6

de! niño cumpla con determinadas condiciones, como recibir asistencia Hace unos años Drucker observó que los estadounidenses dedican bue-
psicológica o asistir a reuniones de orientación», y esquemas de toque de na parte de su tiJmpo «libre» a actividades voluntarias. En su opinión,
queda para menores que permiten a las autoridades locales «restringir este fenómeno si~nificaba un fabuloso recurso aún no explotado que
el horario en el que los jóvenes pueden perman~ceren lugares públicos los gobiernos podían movilizar para llevar a cabo tareas de gobierno
durante las horas de la noche [o, en ciertas ju~isdicciones, incluso del (ibíd.). En rigor, l~ idea de movilizar los recursos de voluntarios siempre
día]. (Mazerolle y Ransley, 2005, pág. 156).1 ha tenido importancia para la Policía estatal, la que, por ejemplo, ha
La actuación policial de terceros es generada por diversos actores, utilizado el siste~na de emergencia (en Estados Unidos, el 9-1-1) para
como policías, fiscales, organismos gUbername~ales, agencias de regu- permitir que las '1íctimas llamaran a la policía en busca de ayuda ~ para
lación, grupos comunitarios, empresas e inclus ciudadanos comunes. transmitir información a la policía. Tanto el sistema 911 (pnloos ESfados
Po:' tiemplo, lo~ aeropuerto~ están obl~ga?os ad~ptar_ ~~terminadas Unidos) como loj programas de «Detención del Delito» convierten a los
prácticas de registro de pasajeros y equipajes por disposición de los re- ciudadanos en in,ormantes (Shearing, 1984) o lo que Ericson y Haggerty
guladores aéreos, destinadas a reducir hechos di' inmigración ilegal y te- denominan «trabajadores del conocimiento» (Ericson, 1994; Ericson y
rrorismo. Muchos profesionales, como médicos auditores y psicólogos, Haggerty, 1997).l
tienen la obligación de denunciar posibles activ dades ilegales. En tales El gobierno i~1directo también se lleva a cabo mediante mecanismos
casos, los terceros se ven forzados a «participa~ en prácticas que se en- de mercado o lo ~ue Crawford define como «práctica de gobierno con-
cuentran potencialmente fuera de sus actividad9s de rutina, como parte tractual» (Craw~ord, 2003~. Los gobiernos estatales no s~~o emplean
del esfuerzo por prevenir o controlar problemas delictivos» (Mazerolle recursos fiscales I?ara financiar or'garusmos de Estado; también co~pran
y Ransley, 2005, pág. 178). servicios gubernamentales por medio de un mercado. Las empresas de
Si los terceros no asumen las funciones parJ las que se los convocó, seguridad privada, por ejemplo, prestan por contrato una gran variedad
son plausibles de recibir severas sanciones criminales o civiles: multas, de servicios de se,uridad a los Gobiernos, como la vigilancia de edificios
pérdida de licencias (por ejemplo, en el caso de médicos que recetan de Gobierno, en re ellos edificios policiales, y el manejo de prisiones
drogas con fines no médicos), suspensión de activjdades comerciales (por 1
(Ayling y otros, ef prensa; Jones y Newburn, 2006), Estos procesos con-
ejemplo, como consecuencia de allanamientos e!nbúsqueda de trabaja- tractuales y de mercado tienen el efecto de «comodificar» la práctica de
dores ilegales) y confiscación de bienes (por ejemplo, los producidos por gobierno (Loaded, 1999). En consecuencia, la práctica de,gobierno se ha
empresas que contratan a talleres con condiciories de trabajo indignas) convertido en una materia prima que se compra y vende en un mercado,
(Gilboy, 1998, pág. 142). \ y los organiSmOS¡estatales dejan de ser simples prestadores de servicios
Además de ordenar y controlar mecanismos de enrolamiento de gubernamentales para pasar a ser contratistas cuya función es producir
otras partes en el gobierno de la seguridad, los IEstados emplean otras bienes «públicos>!.
eS,trategias, como el uso de incentivos o recomp~nsas (Grabosky, 1995, El fenómeno de merddear no se registra únicamente a nivel local
pago 534). Las recompensas son un recurso común para incennvar a los o doméstico. Lafrestación privada de servicios militares suele ser re-
I
ciudadanos a brindar información que puede ser de ayuda en una inves- suelta por los Es ados a través de disposiciones contra~tuales (Singer,
tigación policial (1995, pág. 535). Por ejemplo'len Estados Unidos, en 2003; Avant, 20 5). El siguiente relato apareció en abril de 2004 en el
1986 se implementó un Programa de Recompensas para Contrarrestar periódico The Age, de Melbourne. Cuatro empleados de una empresa
el Narcotráfico para asistir con la identificaciód y el procesamiento de estadounidense fheron asesinados en Irak y sus cuerpos descuartizados
narcotraficantes (Cherney y otros, 2006). I fueron exhibidos¡en las calles:
El uso de recompensas financieras no siempre es necesario a la hora
de «responsabilizar- (O "Malley y Palmer, 1996) a otros para alcanzar -s" ~ Cuando se tre la puerta en el Nivel 5 del Hotel Palestine,
objetivos de Estado. Un caso común de gObierro indirecto es la mo- ~ ~ aparece un urkha impecable que apunta un arma de alto
vilización de conocimientos, capacidades y rec~rsos de voluntarios de poder hacia 1 ascensor.
quienes, según Drucker, constituyen el «tercer slctop> (Drucker, 1994). Todo el piso el de arriba están ocupados por Kellogg Brown ,
32/ PENSAR LA SEGURIDAD DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRÁCTICA DE GOBIERNO NOQAL I 33
".- .~'

& Roots, la rama'dedicada a la construccióh de Halliburton, Esta dramática crónica ilustra el modo en que la seguridad el' go-
una de las más grandes empresas estadounidenses en Irak. Y bernada por Estados Unidos y muchos otros países en todas partes del
aunque los linguistas de la ocupación no "admiten la palabra mundo. En Irak, el gobierno de la seguridad ha sido asumido p6r el
«mercenario», el gurkha es parte de una o~eración de segu- Gobierno de Estados Unidos a través de conjunciones de capacid\ades
ridad subcontratada de 15.000 efectivos <iJuerepresenta la provenientes de sdctores públicos y privados provenientes de país~s de
tercera fuerza en actividad en Irak. ! distintas partes del mundo.
'$
Sus cifras (y salarios, que alcanzan los US$ 1.000 diarios) En el caso del mercadeo, la noción de «timoneo» es muy diferente
son una prueba del peligro que reina en esta versión árabe de de la que se encontraba en una concepción de mando y control. Todos
Dodge City. los que fueron enrblados para la práctica de gobierno, le dan forma, o,
en términos de L~tour, la «traducen», «según sus respectivos proyec-
Los rangos de los ejércitos privados en Irak ¡crecen a tal velo- tos» (Latour, 198(¡í, pág. 268). Los actores enrolados alinean o hacen
cidadque los funcionarios de defensa estadpunidenses y bri- coincidir la directi~a impartida por un centro con sus propios objetivos
tánicos no saben cómo mejorar las ofertas que reciben los me- y, al hacerla, modffi.~an la~ dir.ectivas. El resultado es que la directiva
jores integrantes de los regimientos de operaciones especiales es, y debe ser, tradLClda a terrrunos que resulten compatibles con otras.
o del Servicio Aéreo Especial; y los riesgos Ison tan elevados El arte del gObier¡o es aquí el arte de la alineación (geukmedjian,
que los nuevos empleadores se quejan de qJe 40 centavos de 2002). I
cada dólar acaban en los bolsillos de las asdguradoras. La idea de mú tiples objetivos que necesitan alinearse es la misma I
a la que alude Fa cault cuando escribe que la práctica de gobierno
. En el caos, Bagdad ha quedado dividida en una serie de bur- es la distribución forrecta de cosas para un «fin conveniente» (1991,
.bujasde seguridad para occidentales. pág. 93). En esta frma de gobierno, el cumplimiento de las directivas
Está la Zona Verde; el búnker en continua efpansión del pro- sólo es posible si sf puede alinear una cantidad de fines convenientes
cónsul estadounidense Paul Bremer, por el1ual el Pentágono lo suficiente para ~ermitir que se cumplan los objetivos de los Gobier-
está apunto de autorizar un contrato de StgUridad privada nos. Lo que gener" en términos de Rase y Miller, es un,a «profusión
por US$.100 millones; está el comp~ejo de l? hoteles Palesti~e de alianzas cambiantes» (Rose y Miller, 1992, pág. 174). Foucault
y Sheraton, rodeado de muros antiexplosiv s, con su propIa ofrece una explicatión muy ilustrativa de la diferencia entre gobierno
milicia. ; las embajad~s ext~anjeras se están ~Eupa. ndo. y forti- directo y gobiern~ la di.s;ancia cuando compara el ~obierno de mando
ficando; y el comercio occidental y los medi s extranjeros en y control con la slt¡UaC10nde tomar y llevar a alguien de la mano. En
su totalidad se han refugiado detrás de ala bradas y armas
,1 este modo de gobierno, sostiene, uno obliga a la persona a dirigirse
de fuego, que sólo se atreven a abandonaf en vehículos de aquí o allá porque ¡cuenta con la fuerza física que le permite hacerla.
seguridad. ' En cambio, con el Cfobierno a distancia, uno no obliga, sido que enrola
y persuade. En est, situación, la persona queda libre de ~ptar por no
y no son sólo los extranjeros; i~s sudafrica~os que saben que seguir las directivar del otro.
están infringiendo las leyes sobre actividad9s mercenarias de Como diría Ro~e, se «gobierna a través de la libertad» (Rose, 1999).
su país; los hábiles gurkhas y fiyianos; o l~f- chilenos, entre- Esta forma de práctJica de gobierno necesita de sujetos libres. En el caso
nados durante la dictadura del general PinoFhet. de la historia de Iralk, los gurkhas o una compañía paramiJitar o cual-
Debajo de todo esto hay una capa de seguridad manejada por
iraquíes, cientos de firmas locales con la cfpacidad de con-
~
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quier otra organización es «libre» de adherir a un contrato que aspira
a hacer coincidir su1robje~ivos con los del Gobiern? en cuesti~n; o don
!'o
vertirse en milicias privadas basadas en clanps .,. (Mcgeough, © © los de la empresa que este subcontratando determinados servicios. En
2004). I todos los casos, la ~ersona (o personas) elige alinearse conjun determi-
nado objetivo de gobierno porque coincide con sus propios objetivos
1
34/ PENSAR LA SEGURIDAD DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRACTICA DE GOBIERNO NODAL I 35

(Foucault, 1988, pág. 2). Mediante el mercadeo de las funciones milita- a Blair a reflexionar sobre el lugar que le cabe a la Policía en semejlnte
res, el Gobierno de Estados Unidos, en el ejempl1 anterior, permite que paisaje plural, tanto en función de sus funciones como de sus vínc~los
empresas o actores privados obtengan ganancias por prestar servicios a con otros prestadores de seguridad. El mercadeo, como demuestra ~ste
cambio de dinero. Al mismo tiempo, las situaciones en las que se pactan ejemplo, es promotido y resistido en forma simultánea por los Estados.
tales contratos varían en forma considerable, J10r lo que algunos gozan La realidad de la práctica de gobierno nodal, tal como la hem09 es-
de más opciones que otros. El poder es desigual. I tado presentando, tS mucho más complicada de lo que sugiere el relato
La contratación de la prestación de seguridad con prestadores no neoliberal. Lo que ay en la práctica no es un único modelo de prác¡tica
J

.estatales es una manifestación importante de la práctica de gobierno de gobierno, sino u complejo de disposiciones y prácticas híbridas 9n el
'ftodal. Los gobiernos no dejan de constituir mercados en modos que que coexisten difer~1ntes mentalidades de práctica de gobierno, así como
permiten que intereses definidos por el Estado sean promovidos a través conjuntos muy dife entes de disposiciones institucionales. No es sólo que
de disposiciones de prestación de servicios con prestadores comerciales, pasamos de un gob ierno directo de mando y control a formas de gobier-
como vimos en el ejemplo de los gurkhas. En otrds palabras, no se trata no estatal indirect~s que operan por medio de mecanisffi9s de mercado
de un caso de mercados de bienes de seguridad libres y sin trabas. Por o de la persuasión'lasociadas a la movilización del tercer sector. Lo que
otra parte, algunos organismos estatales, como II Policía, han decidido tenemos es un COm~lejOconjunto de relaciones en el que los «timoneles'>
ingresar al mercado para competir contra otros frestadores estatales y y los «remeros» en ablan relaciones y alinean sus intereses. I
no estatales y asegurarse un lugar central en el e mpo de la prestación En lo que que a de este capítulo y a 10 largo de todo este volurnen,
de seguridad (Blair, en prensa). El hecho puede eberse, en parte, a la
1
queremos demostrar que no son sólo los auspicios estatales, o las agen-
incertidumbre generada por el creciente número e prestadores comer- cias de timoneo estatales, los que enrolan a otros y alinean sus objetivos
ciales cuyos productos y servicios antes eran con iderados una función en un marco de gobierno a distancia. El gobierno de la seguridad tarn-
«central» de las fuerzas policiales o militares ( ood, 2006b). Al esta- bién está autorizadio y es asumido por una serie de autoridades privadas
blecerse en forma deliberada como organismos reados para competir que gobiernan en forma directa e indirecta según diversas mentalidades.
con otras organizaciones policiales estatales, a í como con empresas Más aún, desde ellpunto de vista de cualquier auspicio de gobierno, el
privadas de seguridad (Wood, 2000), la Policía e ,ntribuye a reforzar su mundo se presenta como una serie de posibilidades para enrolar a otros
1.
carácter «público» y la posición normativa de que la Policía sigue siendo como prestadores de gobierno a fin de cumplir sus objetivos.
un bien público (Loader y Walker, 2001, 2006). I Esperamos demostrar que la historia de los «gobiernos privados»
Un ejemplo de una iniciativa ambiciosa para constituir mercados (Macaulay, 1986) nos acerca, aunque no del todo, al significado d¡e la
compitiendo en ellos en forma activa puede encontrarse en la creación práctica de gObier40 nodal. En la última sección de este capítulo plan-
de «agentes de apoyo comunitario» en la Policía *etropolitana de Lon- te amos que no basfa con distinguir entre mentalidades, instituciones y
dres. Sir Ian Blair, comisionado de la Policía Metropolitana de Londres prácticas de auspictos y prestadores «públicos» y «privados». Los modos
(conocida como la Met), sostiene que los organis±os policiales públicos de pensar y actua~ en las esferas pública y privada se determinan e in-
necesitan reconocer la naturaleza plural de la prestación de seguridad fluyen entre sí. La práctica de gobierno nodal se caracteriza, así, por la
(Blair, 1998). Describe un «mercado de la seguridad comunitaria» que hibridez instituci0ral y la hibridez en la forma de pensar y actuar.
incluya no sólo a la seguridad privada, sino tamb~én a los programas de
Guardián del Vecindario o Guardián de la MallZaía (Blair, 2003; Johns-
ton, 2003). El rasgo distintivo de esos programa, señala Blair, es que Gobiernos priv1adOS
I
no operan en espacios de propiedad privada, sino a través del patrullaje
de espacios públicos. Añade Blair: «Se puede afirfar sin temor a dudas
~
~
:¡;
.
] La «revoluciód silenciosa» en materia de «actuación policial priva-
ec
que la industria de la seguridad privada británica e aquí oportunidades :h G da» que Shearing ylStenning (1981) observaron hace más de un cuarto de
G
que ofrecen un mercado potencial significativo, e paz de ser explotado siglo ya no es tan silenciosa. Si bien en sus comienzos la actuación poli-
a la brevedad» (2003, pág. 1). Esta «voz de alert » (2003, pág. 1) llevó cial privada se desarrolló en el contexto de espacios de propiedad privada
36/ PENSAR LA SEGURIDAD DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRÁCTICA DE GOBIERÑO NODAL I 37

:~.
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a los que sólo accedían miembros del campo privado y que eran usados tarios de residencias no sólo contratan servicios de seguridad privada
en forma exclusiva por ellos, la situación ha cambiado. En la actualidad para proteger propiedades individuales mediante servicios de respuesta
es posible afirmar que los ciudadanos, en general, son gobernados, en ante emergencias y la instalación de sistemas de alarma, sino que además
l~.c'
el ámbito público y en el privado, por autoridades y prestadores tanto emplean agentes que vigilan las calles donde viven. En ambos casos, se '~
~
privados como públicos. puede pensar que el fenómeno equivale a una forma contemporánea de
El enorme aumento de la actuación policial privada registrado en la encerramiento. Son auspicios no estatales que en la actualidad gobiernan
segunda mitad del siglo xx fue posible porque se adecuaba a las disposi- espacios que, en el pasado, eran gobernados en forma exclusiva por los !
!~
ciones vigentes en torno a leyes sobre propiedad y contrataciones (Her- Estados (Shearing y Kempa, 2000, 2001).
rner y otros, 2005) y, de hecho, estaba fuertemente arraigado en ellas. Estos hechos y otros similares han impulsado la idea de «alianzas>"
Cuando se introdujeron formas comerciales de seguridad, operaban en entre entidades públicas y privadas destinadas a prestar servicios pú- ;,.
¡
modo casi exclusivo como agentes de los dueños de «propiedades priva- blicos. No se trata s6lo de iniciativas de cooperación entre organismos lO'

das», en coincidencia con la visión imperante de que el papel de la Policía estatales que contratan prestaciones de entidades del sector privado,
estatal era promover la seguridad pública, mientras que los prestadores como parte de un movimiento tendiente a reinventar el Gobierno. HfY
privados promovían los intereses privados. en día, la tarea de brindar servicios «públicos», a veces explícitos y otras
Esta división de roles dejó de ser tan clara con la aparición de la implícitos, es compartida entre una serie de organismos estatales y Ao
«propiedad privada de masas» (Shearing y Stenning, 1981, 1983a), esto estatales que operan bajo la dirección de distintos auspicios. Las nego-
es, de centros comerciales o parques temáticos, por ejemplo, que, aunque ciaciones que a veces se requieren constituyen una forma de «negocia-
tienen propietarios privados, funcionan como espacios públicos. En esos ción democrática» (Drahos y Braithwaite, 2002, pág. 13). Un ejemplo
espacios, se contratan prestadores corporativos para brindar servicios de dicha forma de negociación, para usar otro ejemplo de Sudáfrica,
de seguridad en representación de los propietarios de los lugares, en es un auspicio que está a cargo de un importante complejo residencial
función de sus propios intereses y de los intereses de quienes les ceden y comercial frente a una zona marítima. Esta corporación llegó a un
los espacios en arrendamiento. Así, junto con la alteración en la noción acuerdo negociado con las autoridades municipales de la Ciudad del
de espacio, se produjo un desdibujamiento de las ~ociones de interés Cabo y obtuvo descuentos fiscales a cambio de la prestación de servicios
"público» e interés «privado». Se observaban aquí intereses privados que públicos dentro de los límites del complejo.
actuaban para gobernar espacios «comunes» (von fIirsch y Shearing, La propiedad privada funciona en la actualidad como una espada de
2000; Henner y otros, 2005), en los que eran impontantes los intereses doble filo. Aunque n9 ha dejado de ser una fuente de protección contra la
«comunes» (Shearing y Wood, 2003a) y no sólo los «privados». Entre intromisión del Estado en las vidas privadas de los ciudadanos, ha pasado
ellos se encontraban los intereses de grupos como vecinos, comerciantes, a ser el fundamento legal para la aparición de gobiernos privados. En los
consumidores y la sociedad en general. espacios en los que 0Reran esos gobiernos, las leyes sobre la propiedad legi-
Hay otras formas de «práctica de gobierno comunal» que también se timan la contratación privada en esferas comunes. Más aún, en la medida
han generalizado. Un ejemplo típico es el agrupamiento de empresarios o en que la propiedad privada se vuelve espacio público y que empresas y
vecinos en asociaciones que realizan acciones para gobernar la seguridad vecinos contratan agentes para gobernar esos espacios, a fin de proteger-
no sólo en el ámbito de la propiedad privada de masas, sino también en la se y proteger sus propiedades (véase Noaks, 2000), la distinción entre lo
vía pública (Murphy, 1997). Con el auspicio de «zonas de mejoramiento público y lo privado pierde su significado habitual. El espacio público ya
comercial» y similares, se brinda seguridad y otros s~rvicios «públicos» no puede ser equiparado con la práctica pública de gobierno.
en formas complementarias a las ofrecidas por organismos estatales. Es- El mundo de la prestación comercial de seguridad ofrece otras prue-
ta prestación de gobierno está, entonces, impulsada ¿or intereses comu- ~
:; ~ bas de la pluralidad de modos en que se lleva a cabo la práctica de
~¡>.,
~ gobierno, directa e indirecta. Múltiples auspicios gobiernan una gran
nes alineados con problemas y objetivos públicos más generales, aunque © G

no son idénticos a ellos (Shearing y Wood, 2003a). I

En las zonas de mejoramiento residencial de Sudáfrica, los propie- * En el original, «partnerships», [T}.
!:
38/ PENSAR LA SEGURIDAD DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO ESTATAL A lA PRÁCTICA DE GOAIERNO NODAL I 39

variedad de ámbitos, físicos y no físicos, desde comunidades cerradas 73). Mediante incentivos financieros, las aseguradoras enrolan a los te-
hasta el ciberespacio, llevando adelante una amp~ia gama de agendas nedores de pólizas para que minimicen sus riesgos de victimización, al
que se relacionan y alinean con las agendas estatales de muy distintas tiempo que buscan clientes de «bajo riesgo» y así distribuir el riesgo en
I
maneras (Wall, en prensa). la base de clientes. En este caso, los intereses de las firmas aseguradoras
Los gobiernos privados toman en cuenta los objetivos y restricci~nes se alinean con los de los clientes; unos obtienen ganancias, los otros se
de regulación instaurados por los Estados, e inteptan aprovecharlos. benefician con una p'rima competitiva (2000, pág. 74).
En este sentido, no son distintos de los Estados rryísmos, que también Se puede decir ~ue el enrolamiento de terceros por parte de la Po-
tienen en cuenta los objetivos y restricciones de los marcos de regulación licía pública y otros' organismos de Estado refleja un «reconocimiedto
d~6otras entidades de gobierno. El orden que mantiene una entidad de tardío» (Shearing, 1997) de lo que ha sido una práctica habitual entre
gobierno como General Motors en sus plantas, o pot la Corporación Dis- actores privados, la tie gobernar a través de otros. En el siguiente pasaje,
ney en sus parques recreativos, no está pensado sólo para cumplir con los Shearing y Stenning rostienen que las corporaciones considefan que para
objetivos de gobierno del Estado. Dichas corporaciones tienen objetivos alcanzar sus objetivps, la práctica de gobierno indirecta desempeña un
propios que procuran llevar a cabo por medio de una serie de estrategias papel más importante que la práctica de gobierno directa a través de
de gobierno. Al hacerlo, toman en cuenta los objetivfs de los organismos medidas destinadas a «atrapar a los bandidos»:
estatales y pueden buscar enrolar a esos organismo~para que las asistan
en el gobierno de las corporaciones, si lo consideran conveniente. La Policía pública, orientada hacia la captura de delincuentes, tiene
Un ejemplo de lo anterior puede encontrarse en la regulación finan- una tendencia a dpuntar sus actividades de vigilancia contra indivi-
ciera de las bolsas de valores, como la de Toronto o Nueva York. Una duos potencialm~nte problemáticos, es dec i., contra lo que Spitzer
investigación realizada en Canadá reveló que esas bolsas suelen tener (Spitzer, 1975) denomina «poblaciones problemáticas», Si bien es
tratos con la Policía, pero no en su capacidad de entidades enroladas cierto que el personal de seguridad privada también realiza este tipo
por la Policía, sino como entidades que buscan enr~lar a la Policía. Son de actividades, pior ejemplo, para detectar robos de mercancías en
sus propia agendas, más que las de la Policía, las R.ue dan forma a su los comercios (J~ffries, 1977), para la seguridad privada la viola-
autogobierno (Stenning, Shearing y otros, 1990). L<bmismo se aplica en ción de la ley es ~penas un aspecto y, tal vez el menos importante,
gran medida a cualquier institución financiera que 'promueve sus órde- de la vigilancia. El énfasis que la seguridad privada pone en la pre-
nes corporativas. Como se vio en lo referido a la attuación policial de vención hace qU1la vigilancia se oriente no tanto a las violaciones
terceros, los bancos a veces son enrolados por la pO*cía para llevar ade- de la ley (o de suslnorrnas organizativas), como a las oportunidades :1
lante objetivos definidos por el Estado, pero es mucho más probable que de que se produzcan tales violaciones. En consecuencia, para la i
sean los bancos los que enrolen a la policía para promover sus propios seguridad privada los objetivos de la vigilancia suelen ser no sólo
objetivos y agendas. individuos poteJcialmente problemáticos, sino también aquellos
Como sucede con la acción estatal a distancia, la práctica de go- que pueden crea~ oportunidades para que se produzcan violacio-
bierno indirecta por parte de autoridades privadas viene en muchos nes a la ley. Por dUo, la población a la que vigilan es mucho mayor.
formatos. Como señalan Roach Anleu y sus colegas, las entidades pri- Por ejemplo, en ~n ámbito empresarial, el centro de atención de la
vadas también convocan a terceros para controlar er delito y lo hacen a vigilancia no sonl sólo las potenciales violaciones a las normas, sino
través de diversos mecanismos, en.tre ellos, sancio~es positivas, como, cualquiera que pueda contribuir a la creación de una oportunidad
por ejemplo, recompensas financieras u otros incent~vos (Roach Anleu y para que se viole una norma (Shearing y Stenning, 1983b, pág. 98).
I
otros, 2000, pág. 72). La industria de los seguros b~inda un buen ejem-
~
plo de «actuación policial de terceros basada en el mfrcado» (2000, pág. ]
~ Los autores lUefo ilustran la práctica indirecta de gobierno de las
'O
ec ¡¡,
72). La empresas aseguradoras de propiedades em~renden actividades © corporaciones con un ejempro de una política de «copos de nieve» que
«que limitan las actividades de tenedores de pólizas ~eales o potenciales,
Q

formaba parte de
I
1, .
rutina de patrullaje nocturna de una empresa de
,

que están orientadas a reducir oportunidades criminógenas» (2000, pág. seguridad:


·1 DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRÁCTICA OE GObiERNO NODAL I 41
40 I PENSAR LA SEGURIDAD

i
\~
I1
!
l Si bien estos nuevps actores no son Estados, ni provienen del ámbito
Cada vez que identifica un riesgo, el agente de sel uridad de ronda
estatal, ni depengen en forma exclusiva de las acciones o dfl apoyo
i~
llena y deja un formulario muy cortés, llamado <copo de nieve»,
donde se describe la situación de inseguridad enc ¡ntrada, como un explícito de los J' stados en el plano internacional, suelen expre- I
sar alguna forma de autoridad legítima o parecen contar con ella.
efecto personal de valor dejado fuera de su lugar, Pfertas sin llave, o
Es decir, detenta la auto ría de algún tema o campo importante.
11
I!
calculadoras portátiles valiosas que quedaron sob e los escritorios. \.,
Por cada piso y predio se realiza un duplicado de copo de nieve y Afirman que son, actúan como si fueran y son reconocidos como ¡
se entrevista a los infractores frecuentes. Como útimo recurso, se autores de políticas, de prácticas, o de reglas, y de normas por una !
busca el acatamiento de las normas a través del g9rente de área del gran parte de la o~inión pública (incluso, a menudo, por los Estados
infractor (Luzon, 1978; citado en Shearing y Stenrting, 1983b, pág. mismos). Ellos sbn quienes fijan agendas, establecen fronteras o
99, en cursiva en la cita). límites de acción! certifican, ofrecen la salvación, garantizan con-
tratos y prestan Grden y seguridad. En resumen, hacen muchas de
Lo que distingue a la actuación policial públida de terceros de su las cosas que tra8icionalmente se asocian en forma exclusiva con
contraparte privada es la naturaleza de la autoridad de los actores que el Estado (Hall ylBiersteker, 2002a, pág. 4).
se encargan de enrolar. La Policía pública, en sus acfividades de control I
delictivo, es portadora de la autoridad legal que le c~nfiere la legislación Por lo tanto, nOIse trata, cOI?o supone la perspectiva hobbesiana,
i
criminal. Por su parte, la autoridad de las actiVidadjS privadas de terce- siempre sólo de los i~tereses y objetivos de un conjunto de auspicios, esto IE~
ros, como las que llevan a cabo la empresas asegura oras, proviene de la es, de Estados que determinan la práctica de gobierno. Así qomo los Es-
legislación contractual (Roach Anleu y otros, 2000 pág. 79). tados buscan llevar kcabo sus programas mediante la movilización del
f

Hay, además, otras fuentes de autoridad privada una de ellas son los conocimiento, las cabacidades y los recursos de otros, está claro que hay
mercados mismos (véase Cashore, 2002; Cashore I otros, 2004). Esto otros auspicios que ab¡túan en modos muy similares para implementar sus d

se puede observar en muchos campos de gobierno, aparte del ámbito de agendas.


la seguridad. Por ejemplo, en su análisis del gobierno de la propiedad
intelectual, Drahos y Braithwaite (2002) demuestran¡en forma muy clara
cómo las grandes corporaciones han usado a los Estrdos, en especial en La práctica de gpbierno nodal
Estados Unidos, como vehículos para actuar a distancia, en sus intentos ¡
por fijar las condiciones para una economía globall del conocimiento En nuestra exposición hemos planteado que los auspicios gober-
que les reportará enormes ganancias. Demuestran ~ue Estados Unidos nantes son a la vez bbjetos de gobierno (por parte de quienes intentan
es enrolado precisamente porque es un Estado con eporme poder en sus enrolarlos) y actoreslque gobiernan en forma directa o a través de otros.
tratos con los otros Estados. Por medio de este enrolamiento, las cor- El lenguaje de la «práctica de gobierno nodal- procura captar la comple-
poraciones estadounidenses consiguen un poderoso aliado a la hora de jidad de la situaciónl Se trata de una concepción que tiene por objetivo
promover sus agendas a nivel global. desarrollar los aportes de las nociones de «multilaterahzación» (Bayley
I
El crecimiento de las autoridades privadas tiene ~n papel tan central y Shearing, 2003; 1hearing y Wood, 2003b; Burris y otros, 20(5) y
en anális~s recient~s de la práctica ~e gobierno glob~l.como el que t.iene «pluralización» (L9ader, 2000; Johnston y Shearing, 2003; Shearing
en matena de gobierno local y nacional. En la actualidad, la autondad y Wood, 2003b; Burris y otros, 2005) y adhiere explícitamente a las
global es ejercida por actores tales como corporaciones empresariales, concepciones de po~er y práctica de gobierno expresados por Latour
organizaciones no gubernamentales de derechos huranos y medio am- y Foucault. Desde l1n punto de vista analítico, focaliza la atención en
:J: ~ las mentalidades, il1ftituciones y prácticas de entidades gobernantes, o
biente, movimientos religiosos y ejércitos mercenarios (Hall y Biersteker, ~ ~
2002a, pág. 4). Hall y Biersteker explican: I © ""
© nodos, así como en las maneras en que los nodos pueden entablar relacio-
nes de gobierno con'otros. De hecho, los nodos pueden no llegar nuríca
a reunirse para formar «redes».
42/ PENSAR LA SEGURIDAD DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRÁCTICA DE GOBIERNO NODAL I 43

En vez de suponer que los nodos se unen en redps, un marco nodal


considera que se trata de una cuestión a explorar fn forma empírica. Los nodos que pa~ticipan en la práctica de gobierno nodal se re-
Los nodos son sedes de conocimiento, capacidad y recursos que funcio- lacionan entre sí e? formas muy diversas, que se caracterizan por
nan como auspicios o prestadores de gobierno. Suel~n ser sitios institu- tener distintos grados de coordinación oficial y tácita. En algunos
I
cionales (que se expresan en una forma organizacional), pero también casos, las actividades y las consecuencias de las redes se encuentran
pueden estar situados en agrupaciones informales. ~eamos la definición determinadas por ~n número muy reducido de nodos dominantes.
de Burris: La influencia de esos nodos dominantes puede ser aceptada y resis-
tida en distintas m1didas por otros nodos. En otras formas de redes,
(Un] nodo debe tener alguna forma institucional. ko es necesario no existe coordinación consciente de la actividad nodal; sin ernbar-
que sea una entidad constituida formalmente o rJconocida legal- go, incluso en esoslcasos de «negligencia benigna», la actividad de
I
mente, pero debe tener la estabilidad y estructura suficientes para nodos individuales no puede dejar de impactar en la actividad de
permitir la movilización en el tiempo de recursos, mentalidades los demás, dando f~~ma al carácter de la red de gobierno resJltante
y tecnologías. Una pandilla callejera puede ser ud nodo, como lo (Hermer y otros, 2 OS, pág. 39).
puede ser una comisaría o un turno determinado ~n un cuartel de
bomberos. Un nodo de este tipo puede ser primarikmente parte de
r
Lo que sí sabemof' en especial a partir de los trabajos de Dupont,
una red integrada, como un departamento en una lempresa; puede es que los nodos estatales estaplecidos, en especial las organizaciones
estar vinculado a otros nodos en redes múltiples sin 'ser parte de una policiales públicas, sor cada vez más conscientes de la multiplicidad de
red primaria, como una pequeña empresa intermddiaria; o puede auspicios y prestadorer que operan en el campo de la seguridad y saben
constituir lo que denominamos un «nodo supere+ructurah>, que que deben luchar por ¡SU puesto en forma activa si desean mantener el
reúne representantes de distintas organizaciones rodales ... para sitio de privilegio del qre gozan. En base a entrevistas con administrado-
concentrar los recursos y tecnologías de sus miem~ros en vistas de res policiales de alto r~ngo en Australia, Dupont concluyó, siguiendo las
una meta común, pero sin que las diversas redes se integren (por ideas de Bourdieu (1.986), que en la actualidad la Policía pública desplie-
ejemplo, una asociación industrial) (Burris, 2004, ~ágs. 341-2). ga y moviliza diversasl formas de «capital» (económico, político, social
I y cultural) con el objelo de mantener determinado grado de hegemonía.
Un elemento importante en la explicación de ~urris es la idea de Mientras los prestadofes de seguridad privada acumulan distintas for-
que los nodos pueden estar unidos entre sí a través <!leredes y alianzas mas de capital (en especial, de naturaleza económica), los administrado-
de cooperación, pero también pueden no estarlo. Pu~den tener muchos res policiales promociónan, con algo de «autobornbo», aquellos factores
vínculos entre sí, pero también pueden tener pocosJ Al desarrollar un que, según afirman, siguen distinguiendo al servicio público, esto es, •
modelo de práctica de gobierno nodal buscamos, entonces, ofrecer una unos niveles elevados :de legitimidad e integridad, y de conocimientos
arquitectura conceptual para analizar tendencias en la práctica de go- y capacidades especializadas (capital cultural) (Dupont, 2003, 2006a).
bierno, en la que puedan convivir tanto la idea de que la práctica de La perspectiva nodal intenta dar cuenta de la situación de «mission
gobierno puede ser cuestionada y descoordinada corno la idea de que creet» (alejamiento, ci expansión, no declarado de los objetivos origi-
puede ser cooperativa y coordinada. : nales de una misión), ~ue implica que la especialización funci.onal, que
Cuando la cooperación se produce, es probable q]le sea producto de en el pasado había servido para distinguir entre las misiones y los role~
la acción del Estado. No obstante, hay muchas otras fuentes y formas de diferentes nodos, en especial en lo que hace a su carácter «público» }I
de coordinación. Son centros que pueden operar con Estados, pero tam- «privado», se vuelve borrosa. Como parte de esta pérdida de nitidez fun-
bién pueden coordinar nodos a fin de resistir y cuestionar la práctica de ~
d
~
:o cional, también se vuelven borrosos los límites entre las mentalidades. I
'O
i'o i'o
gobierno estatal. Un «mapeo- amplio sobre nodos del actuación policial © <Ql En literatura previa en torno al gobierno de la seguridad, incluso la
y seguridad en Canadá y en el plano internacional, que llevamos a cabo nuestra, se afirmaba con frecuencia que los nodos privados gobiernad
junto con otros colegas, concluía con la siguiente observación: en forma distinta de los públicos (Shearing y Stenning, 1983a; Shearing,
lf'
441 PENSAR LA SEGURIDAD k DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRÁCTICA DE GOBIERNO NODAL / 45

I I
:1

2001a). Este hecho se atribuía a las diferencias de objetivos e intereses


entre los gobiernos públicos y los privados. En términos esquemáticos,
un argumento era que las autoridades estatales operan según una «men-
I campo de conductas, desde, por ejemplo, la religión, las costumbres, la
salud, la alimentación, el comercio, hasta «la calma y el orden públicr»
(Pasquino, 1991, pá~. 110). La «ciencia de la Policía», según Pasquino,
.."\
"
"¡l.

talidad de castigo» (Johnston y Shearing, 2003),: lo que implica una consistía en «un gran esfuerzo de formación del cuerpo social, o, cbn
orientación hacia el pasado, centrada en remediar Jl pasado a través de más precisión, un emprendimiento cuya principal consecuencia será algo
la reparación de los daños hechos. En contraste, sb suele decir que las que hoy llamamos sbciedad o cuerpo social y que el siglo XVIII lla~ó
corporaciones operan a través del riesgo, lo que i~1~lica una orientación "el buen Órden de una población"» (1991, pág. 111). Enesa época, ;la
:1
al futuro, centrada en dar forma al futuro mediante la manipulación del institución de la Policía, según Braithwaite, «se encontraba altame~te
curso de acontecimientos presentes (Johnston y Shearing, 2003). Una privatizada, sujeta a controles locales considerables y muy orientad, a !I
p~ppectiva de práctica de gobierno nodal, sin embargo, echa por tierra la autorregulación y era infrecuente que recurriera al castigo, aunque
esta distinción nítida entre modos de pensar sobre los nodos «públicos»
y «privados»:
t cuando lo hacía, era draconiana» (Braithwaite, 2003a, pág. 9).

l
t
Aunque en sus ohgenes la nueva Policía de Peel iba a ser preventiva,
gradualmente se convirtió en una institución de castigo re¡activo. Este
No sólo resulta muy difícil encontrarse con lo que en el pasado se
consideraba «una función esencial de la Policía estatal» que, en
t viraje hacia una menfalidad de castigo fue, según Braithwaite, «en parte
un proyecto bentha~ita de racionalización utilitaria y, en parte, un pro-
muchos casos, no sea desempeñada también por agencias policiales yecto político de afifmación del control central de las poblaciones que
no estatales (con o sin la aprobación y la tOleraf:1cia del Estado); alteraban el orden prblico en las metrópolis industrializadas, donde1el
además, cada vez se vuelve menos tajante la divis ón entre la men-
talidad preventiva de la actuación policial no est tal, por un lado,
¡ temor a la revolució9 era mayor» (Braithwaite, 2003a, pág. 10). El autor
sostiene que este creciente interés por regular a los ciudadanos en l~s
y la orientación hacia hechos pasados y la ejecu~ión de «justicia» I
r
calles no significó, nb obstante, el fin de la regulación de otros aspectps
de la Policía estatal, por el otro. A la fecha, las evidencias indican de la vida, como la +gulaciÓn del comercio. Por ejemplo, desde media-
que las innovaciones en las formas de abordar o pensar los proble- dos del siglo XIX en adelante, la instauración en numerosas naciones de
mas de la actuación policial con frecuencia tuvieron origen en el la «Policía pública» [como institución de regulación especializada, fue
sector no estatal, para luego difundirse en la Polibía estatal ... Por acompañada del desarrollo de otras instituciones de regulación espe-
su parte, aunque en menor medida, algunas agencias policiales no cializadas, como organismos de control de comercialización. de bebidas
estatales empiezan a preocuparse por asumir unalfunción de «jus- alcohólicas, órganos de inspección de minas, juntas sanitarias y órga-
ticia» orientada al pasado, imitando, en la medidf en que la ley lo nos de control alimenticio (Braithwaite, 2003a, pág. 10). Como explica
permite, la capacidad coercitiva y autoridad simb~lica de la Policía Braithwaite:
estatal, pues descubrieron que se trata de un servicio comercializa-
ble para el que existe una demanda (Hermer y otro~, 2005, pág. 49). A diferencia de lls fuerzas policiales, en sus comienzos estas ins-
I tituciones de reg lación tenían un marcado sesgo punitivo, que se
Braithwaite realiza una observación más fundafental y consiste en manifestaba en l. aplicación de la pena criminal como principal
que los especialistas en actuación policial y los criminólogos, en general, herramienta de r~gUlaCión, pero en su mayoría fueron perdiendo
se han concentrado principalmente en las mentalidides del castigo por- su carácter punit vo en los siguientes 150 años ... Los órganos de
que han focalizado su atención en las instituciones ~e justicia criminal, control comercia pasaron a tener más peso que la Policía ~ la hora
dejando de lado hechos significativos en otros contextos e instituciones de imponer el cu plimiento de la ley porque la corporatización
de regulación (Braithwaite, 2003a). Nos recuerda, cJmo también lo hace ~
;; ,
~
;:; del mundo duranfe el siglo xx lo transformó en un sitio donde la
~o ~ ~
Garland, que el concepto de «policía» en épocas premodernas se refería <Q) &\ mayor parte de las cosas que se hacían, para bien o para mal, eran
a un dominio amplio de «regulación, inspección 1
restricción» (Gar- hechas por actords corporativos, más que individuales (Braithwai-
land, 1996, pág. 464). Las «normativas policiales» cubrían un vasto te, 2003a, págs. 10-11).
I

46/ PENSAR LASEGURIOAO ~, DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRÁCTICA DE GOBIERNO NOOAL 147

i
!'
r
desatendida es la de los cambios en el rol de la Policía cuando reconoce
Quienes han estudiado las mentalidades de la fegulación comercial y responde a la práctifa de gobierno plural. Otra área poco investigada
han hallado prueba de la existencia de diversas mentalidades que operan en ese mismo marco es la de la seguridad humana, que ha ocupado la
en forma simultánea. Por ejemplo, algunas institufiones de regulación primera plana de gran parte del pensamiento de las últimas décadas.
}:
siguen adhiriendo a la opinión de que los actores cOfPorativos son calcu- Ambos puntos son c9ntrales en nuestros análisis en esta obra. Esto no
ladores hedonistas y amorales que sólo cumplen cop la ley si existen me- implica que consideremos que otros temas de investigación en el campo
didas de mando y control destinadas a castigar y di~uadir. Sin embargo, del gobierno de la se~uridad y, en especial, de la práctica de gobierno '
.
al mismo tiempo, otras instituciones de regulación operan a partir de la
premisa de que, de hecho, existen actores corporativos «virtuosos» que
privada, carecen de irpportancia, como queda de manifiesto en nuestra '
obra anterior (véase, para un ejemplo reciente, Shearing, 2006). Pero en
son «razonables, tiene buena fe y están motivados t
escuchar consejos» el presente trabajo optamos por no focalizar la atención en estos temas
(Braithwaite, 1989, pág. 131). Para Braisthwaite, entonces, el campo de de investigación.
la regulación comercial nos muestra que las mentalidades no punitivas En la actualidadi como correctivo de trabajos anteriores sobre el
han llegado a influir en forma significativa en la orientación hacia el gobierno de la seguridad (en especial los dedicados al fenómeno de la ;

i.•·
castigo de las instituciones de la justicia criminal: seguridad privada), los investigadores están prestando más atención f1
los modos en que las mentalidades se mezclan y funden, en particular las
En rigor, como mejor se entienden la sociedad auditora ... el actua- que se centran en orientaciones punitivas y basadas en el riesgo (Iohns-
rialismo ... la prevención situacional, el análisis de¡riesgos, el empo- ton, 1997, 2000a, 20Q6b). Esta fusión se ve con claridad en la actuación
deramiento de las víctimas, la práctica de la asociación, la alianza policial pública, tema que exploramos en profundidad en el Capítulo 2.
entre lo público y lo privado, la coproducción de la seguridad ... es Al mismo tiempo, no ha disminuido la influencia de las mentalidades
como productos de la interacción entre mercad6s e instituciones del castigo. El castigo, entendido como forma de actuar sobre los sujetos
creadas a partir de mediados del siglo XIX (y ante~) para regularlos I o blancos de la práctica de gobierno, es hoy expresado y llevado a cabo
(Braithwaite 2003a, pág. 12). en modos novedosos por una pluralidad de nodos de gobierno, entre 10,5
que se encuentran los prestadores comerciales de servicio militar, pero
" Aunque la práctica de gobierno corporativa, y, mediante mecanis- no sólo ellos, como mencionamos en los Capítulos 3 y 5. I
m'~s como la seguridad privada, la práctica de gobierno privada en gene- Sin embargo, la phctica de gobierno nodal es más que la fusión d¿l
ral, se ha convertido en un aspecto importante de la háctica de gobierno pensamiento punitív9 y del pensamiento basado en el riesgo dentro y a
nodal, el papel que desempeñan estos auspicios y préstadores en el ámbi- través de nodos estat:¡lles y corporativos. También se observa la apari-
to de la práctica de gobierno plural constituye un área de investigación ción de nuevos auspicios y prestadores provenientes del «tercer sector»
muy desarrollada en la literatura sobre la seguridad (véase, por ejemplo, de Drucker (Drucker,' 1994). Entre estos auspicios se encuentran orga-
Spitzer y Scull, 1977; Shearing y Stenning, 1987; Sgearing, 1992, 1996; nismos no gubernamentales que trabajan en las esferas del desarrollo y
~
Jones y Newburn, 1998; Kempa y otros, 1999;]ohnston, 2000a, 2006b; de los derechos humahos. Como queda de manifiesto en el movimiento ~.!

Mopas y Stenning, 2001; Mandel, 2002; Rigakos, 12002; Avant, 2005; de la «seguridad humrna», tema sobre el que trata el Capítulo 3, dichas
Johnston y Shearing, 2003; Singer, 2003; Cooleyl 2005; Crawford y organizaciones expresan mentalidades de seguridad particulares yapor -
l
otros, 2005; Crawford, 2006; ]ones y Newburn, 20~6). En este volumen tan nuevas formas delconocimiento, capacidad y recursos al campo de
nos dedicamos a dos aspectos menos estudiados de la práctica de gobier- la prestación de seguridad. Al hacerlo, determinan el campo en formh
no nodal de la seguridad: la ubicación nodal de la a!tuación policial del
Estado y la «seguridad humana». ~
'ii
.
;¡;
activa mediante intenltos de trascender una concepción Estadocéntrick
de la seguridad (y la rentalidad hobbesiana tradicional que la subya-
Mientras que la cuestión de la actuación policial estatal ha sido y ~ ~ ce) hacia una noción l\.umanocéntrica que articula una multiplicidad de ~;
in:
sigue siendo el tema sobre el que más se ha ref1extonado en el marco amenazas a la existen~ia material de los seres humanos y a su desarrollo
del gobierno de la seguridad, un área que ha que~ado relativamente personal, social y ec01ómico. Al «securitizar» problemas que antes eran
;.
~ 48/ PENSAR LA SEGURIDAD DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO ESTATAL A LA PRÁCTICA DE GOBIERNO NODAL I49
!El
~
~:

conceptualizados en otros ámbitos de práctica de ~obierno, los nuevos Conclusiones


auspicios y prestadores del gobierno de la segurid d humana están te-
jiendo diversas «alianzas estratégicas» con las instit ciones tradicionales El pasaje a una petspectiva de práctica de gobierno nodal que propo-
de seguridad y con el sector corporativo (Duffield, 2001).
1 nemos en este libro nolsupone una disminución de la autoridad yel poder
Un análisis en función de práctica de gobiern¡o nodal busca com- del Estado. Por el cor¡.trario, se puede afirmar que en la actualidad, el
prender las diversas mentalidades y estrategias de do dos y disposiciones poder del Estado está más difundido y generalizado debido a sus modos
nodales que operan en forma simultánea. Las condlusiones a las que se de gobernar a través ~el conocimiento, la capacidad y los recursos de
llega con un trabajo exploratorio de este tipo tienenlirnplicancias norma- otros. El viraje conce~tual por el que abogamos, entonces, reconoce la
tivas, que exploraremos en los Capítulos 4 y 5. El Capítulo 4 examina la diversidad de entidades, a las que denominamos '<Dados», que funcio-
«disparidad de práctica de gobierno» entre actores t<débiles» y «fuertes» nan como auspicios o Icomo prestadores de bienes de seguridad, o como
en el campo de la seguridad. No todos los nodos ti nen la misma capa- ambas cosas. Para nofotros, «el Estado ya no es la única o, en algunos
cidad y eficacia cuando se trata de luchar por un 1 gar en el campo de casos, la principal fuente de autoridad, ni en el ámbito interno ni en el
la seguridad y de enrolar a otros en redes de segur dad. Esta diferencia sistema internacionahf (Hall y Biersteker, 2002a, pág. 5). Para nuestra
es lo que ponemos de re.lieve y ofrecemos algunas iteaS tentativas sobre forma de entender la práctica ~e gobierno, esto significa que no se trata
modos en que se puede habilitar y desarrollar la ca acidad de los nodos sólo de que parte de l~ actividad de remar el Gobierno ha pasado de ser
débiles, a fin de que puedan dirigir en forma más a tiva la prestación de función de entidades 9statales a ser función de entidades no estatales; el
bienes de servicio. . ! cambio se aplica tambIén a gran parte del timoneo del Gobierno. La pre-
El Capítulo 5 explora las dificultades de gobernar la prestación de sencia de auspicios pnvados no sólo «reinventó el Gobierno»: también
seguridad nodal. Tradicionalmente, el ámbito de la regulación o del «reinventó la práctica ~e gobierno». De ese modo, ha ampliadd en mucho
«gobierno de la práctica de gobierno» ha sido conceptualizado desde un la variedad y el alcante de los intereses no estatales en la prpvisión de
punto de vista Estadocéntrico. Vale decir, la atención se ha centrado en bienes de seguridad. I
cómo gobernar a los prestadores estatales, en especifl de la Policía públi- Desde una perspectiva de la práctica de gobierno nodal, se obser-
ca, para garantizar que se adecuen a los principios Ide comportamiento va que las mentalidades (formas de pensar) se han difundido entre los
normativo en áreas como el uso legal de la fuerza y la observancia del nodos. De hecho, pue~e haber formas de pensar «naturales» o, al menos,
debido proceso. De esta manera, por lo general, la c~estión de la práctica dominantes, en el seno!de nodos particulares. Algunos sostienen que es-
de gobierno se formula como una cuestión de «responsabilidad policial» to es lo que ocurre entre los auspicios corporativos con la «mentalidad de '
de
y capacidad de dar cuenta en forma retrospectiva de las acciones de la castigo» de la justicia criminal y el pensamiento orientado a los riesgos
policía ante autoridades legales y políticas, si se idclntincan violaciones (Johnston y Shearing, !2003). No obstante, las mentalidades de algunas
a los códigos de conducta policial profesional. En Inuestro análisis del esferas influyen cada Jez con mayor frecuencia en las de otras esferas,
«gobierno de la práctica de gobierno», examinamos modos en los que la lo que produce nueva I formas de alineación entre distintas maneras de
práctica de gobierno de la misma actuación policial fública se ha «noda- pensar (Johnston, 19917, 2000a). En el Capítulo 2 exploramos, mediante
lizado», a través de la introducción de nuevas mentalidades, en especial el análisis de «olas» ep la actuación policial pública, modos en que se¡
las que se originan en el sector privado. Sin embargo, concluimos que alinean el pensamiento punitivo y el basado en el riesgo corno intentos
la potencialidad del gobierno nodal de la práctica de gobierno todavía para gobernar a través de la «comunidad». El Capítulo 3, acerca de la
no ha sido plenamente explotada debido a la fuerte adhesión con la que seguridad humana, examina intentos de añadir nuevas mentalidades ~
siguen contando las explicaciones Estadocéntricas s6bre la prestación de la mezcla anterior.
la seguridad y la regulación (Lewis y Wood, 2006)'1 ~
:.; "
]

~
~
"'"
i'

SEGURIDAD COMUNITARiA Y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACiÓN


POLICIAL PÚ~lICA

·"6

Introducción
I

En el capítulo anterior, caracterizamos a la práctica de gobierno


nodal como un marco ¡conceptual para comprender el campo contem-
poráneo de la seguridad y los cambios que se han producido en su seno.
Siguiendo a johnston [(Johnston, 1997, 2000a; Johnston y Shearing,
2003), sostenemos que una perspectiva de práctica de gobierno nodal
permite observar maneras en que la forma de pensar un nodo p un con-
junto de nodos determina y atraviesa la forma de pensar otros nodos.
Esto tiene especial imJortancia, pues cualquier estudio de los cambios
producidos en las estrategias y prácticas de gobierno debe incluir un
,
¡
análisis de los cambiosl de mentalidad que los subyacen. Un ejemplo de
ello son los cambios registrados en la actuación policial pública en el
último cuarto de Siglo! En. este capítulo, desarrollamos la idea de que
los cambios de mentalidad no se producen simplemente como saltos en
el pensamiento, que eJ 10 que sugiere la noción de cambios de "para-
digma». Por el contra~o, concebimos el cambio en términos de «olas»
(Wood, 2000; véase el concepto en Toffler, 1980).
Una visión en tér inos de «olas» reconoce la existencia de múl-
tiples mentalidades, a fmenudo superpuestas, que han surgido en dis-
tintos momentos y sitios. Algunas olas aparecen como una extensión
de ideas que llegan a ravés de otras olas, mientras que otras son la
consecuencia de una resistencia a formas de pensar establecidas. Me-
diante el análisis de ll~s olas surgidas en el ámbito de la Jctuación
policial pública, nuestro objetivo es mejorar la comprensión del modo
en que la actuación po~icial pública se ha vuelto y se vuelve a pensar, y
.

de las condiciones que han hecho posible que 10 imaginado se volviera
visible o dejara de serlo. Como señalan los sociólogos desde hace largo
~o
Q tiempo, la Policía pública aporta capacidades únicas al gobierno de la
seguridad, en especial el ejercicio de una fuerza no negociable a través
de su función de mantenimiento del orden público (Klockars, 1985;
F
52/ PENSAR LA SEGURIDAD I SEGURIDAD COMUNITARIA Y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACiÓN POLICIAL PÚBLICA 153

¡
I
Bittner, 1990). Entendemos a las innovaciones qU1 analizamos en este
capítulo como reacciones a críticas y/o fracasos en los modos en que !
(,
qcese Sostiene por medio de la violencia legítima (esdecir, que se
considera legítima) fCitado por Held, 1983, pág. 35). '
se han pensado, gestionado y ejercitado estas capacidades en el marco
de democracias liberales establecidas. Una parte de estas críticas se !; Esta concepción die la coerción se apoya en una «mentalidad del
focaliza en las relaciones nodales, específicamente, en las relaciones
entre los conocimientos y capacidades de la Policía con los de nodos no
policiales. Consideramos que cada ola es un intento de alinear nuevas
ideas en torno a la «comunidad» y la capacidad d~ la comunidad con
!1,
castigo» que proporciona un conjunto de justificaciones instrumentales y
simbólicas (morales) de!larga data para el uso de la coerción como técni-
ca de gobierno (Johnst~n y Shearing, 2003). Es una mentalidad fundada
en una concepción ho~besiana de la agencia humana, que piensa a los
visiones sobre la Policía y su lugar estratégico y simbólico en el seno r seres humanos como p¡6seedores de deseos o pasiones egoístas que sólo
del campo de la provisión de seguridad local. ¡ pueden ser regulados ep forma eficaz por un poder soberano fuerte que
Al examinar las olas en la actuación policial, nos detenemos en aque- rija por encima del pueblo. Dado que además somos actores racionales,
llas ideas que se han vuelto «pensables. o «imaginables» (en especial, las facultados para tomar decisiones, entendemos que nos conviene sacri-
relacionadas a las relaciones entre capacidades policiales y no policiales) ficar ciertas libertades y acatar algunas leyes universales, a fin de evitar
y exploramos posibilidades de generar nuevas olas de pensamiento. An- una «guerra de todos contratados>,.· :>
tes de entrar en el análisis, hacemos un breve paré+esis para comentar Beccaria (1764), ampliando la visión hobbesiaria, afirma que el cas-
acerca de la identidad y el rol de la Policía tal como se los concibió tra- ¡, tigo, cuando se aplica ~n mod-o apropiado y proporcional, promueve la
¡,
dicionalmente en un marco centrado en el Estado. I reducción del delito mediante mecanismos de disuasión específicos y ge-
nerales. Esta perspectiva «consecuencialista- (instrumental) del castigo
(Johnston y Shearing, t003, pág. 40) se alinea con una visión simbólica,
El lugar de la Policía «no consecuencialista>¡ de que el castigo también está justificado como
un fin en sí mismo: «se Cree que la justificación del castigo es su condición
'$ Como señalamos anteriormente, la Policía pública fue creada como de "correcto" respecto de la ofensa (pasada), más que cualquier valor
una institución hobbesiana por excelencia. La capacidad de recurrir a la futuro (disuasorio o de otro-tipo) que pueda tener--tjohnston y Shearing, '
fuerza de modo no negociable ha sido y continúa sie1do un aspecto esen- 2003, pág. 40). Es una concepción de la función del castigo que subyace
cial de su identidad y su rol. Aunque el agente de poltcía puede optar por a concepciones establefidas del lugar que ocupa la Policía en el gobierno
no ejercer esa facultad en la mayor parte de las situaciones, la amenaza de la seguridad. I .
de coerción constituye un componente clave de la autoridad legal y sim- En las democraciar liberales de habla inglesa, la manera en que sir
bólica de la Polícía (Shearing y Leon, 1977, pág. 342f; Bayley y Shearing,
1996, pág. 21; Loader, 1997). La posibilidad de returrir a la coerción
Robert Peel imaginó Iractuación policial pública sigue determinando
las innovaciones en elfobierno local de la seguridad. En el espíritu del
no es una prerrogativa exclusiva de los roles polici~l o militar, pues los sueño de Peel de profes1ionalizar y centralizar actividades que antes eran
Gobiernos pueden autorizar a otros a emplear fuerza no negociable y, en responsabilidad de las ¡comunidades, las instituciones policiales moder-
efecto, lo hacen (véanse los capítulos que vienen a c4ntinuación). Weber nas fueron creadas para promover la nación «social» y soberana como
presenta el siguiente argumento sobre la centralidad de la fuerza para base imaginada de lalvida colectiva. Esta forma de concebir la vida
las instituciones estatales: colectiva se encontrab1a asociada a una concepción de la «seguridad»
como un «bien público!, (Loader y Walker, 2001). Aunque era un «ciuda-
'.. la fuerza no es, desde luego, o el único medio con el que cuen- dano como cualquier otro» (De Lint, 1997, pág. 250), el agente policial
ta el Estado, ni su medio normal (nadie afirma tkl cosa); pero la ~ ~ de Peel representaba al una «ciudadanía» imparcial y no, a upa policía
~ ~
fuerza es un medio que es específico del Estado ... lelEstado es una ©" " partisana. De modo similar, a diferencia de los ciudadanos comunes, sq
@
relación de hombres que dominan a hombres [y, ~or lo general, se pensaba a los policías domo profesionales (expertos) en la promoción de
debería añadir, de hombres que dominan a mujeres], una relación la seguridad. Para maríte ner esta concepción no partisana y profesional,
¡
I
S4 / PENSAR LA SEGURIDAD

[
o:'.;
SEGURIDAD COMUNITARIA Y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACiÓN POLICIAL PÚBLICA I SS

responder a él.· 1
la actuación policial debía ser remunerada y dirigida por el Estado y

La nueva policía profesional de Peel fue crea a como una organi-


I
con una nueva orientación de «servicio al cliente» (véase el Capítulo 5),
sigue habiendopresi~nes considerables para medir la seguridad según
indicadores de delito y de delincuencia.
zación jerárquica que se autogestionaba mediant sistemas de mando Hasta mediados áel siglo xx, los diversos cambios tendientes a des-
y control basados en el imperio de la ley (Uglow, 11988, pág. 21). Esta centralizar el Estadol en las d~mocracias industrializadas occidentales
disposición institucional, característica de todas 11s burocracias estata- hicieron poco para alterar esta concepción del papel de la Policía. De
les, no sólo habría de albergar enormes cantidad s de conocimiento y hecho, gran parte de lo ocurrido sirvió (gracias a la intensificación de la
experiencia profesional, sino que además habría e caracterizarse por burocratización y la 1ilitarización) para afianzar aun más la concepción
sus «personalidades militares y estructuras milit~res» (Task Force on imperante del «gobierno a través del delito», por la que «el Idelito y su
Policing in Ontario, 1974), que resultaban esencial s para la legitimidad penalización pasan a ~er las ocasiones y los contextos institucionales en
de una institución de «especialistas domésticos en e ejercicio de la fuerza los que nos comprometemos a guiar las conductas de otros (o incluso la
legítima» (Reiner, 1992, pág. 762). Y dichas estr cturas e identidades nuestra)» (Simon, 1997, pág. 174). A continuación examinamos modos
además eran consideradas esenciales para que los ~olicías actuaran co- en que ciertas ideas npvedosas que desafían la orientación del gobierno
mo «profesionales impersonales» (Crawford, 199~, pág. 20). a través del delito fupron adoptadas por organizaciones en «olas» de
La finalidad de la policía de Peel era prevenir I'iolaciones a la segu- actuación policial, a Rt,artirdel ejemplo de Ontario, Canadá (esta sección
ridad instaurando una «guardia permanente» o I«mirada panóptica» se basa en gran medi a en Wood, 2000).
I

(Shearing, 1996, pág. 74; Foucault, 1977) mediant, el «patrullaje visible


e uniforme de las calles» (Crawford, 1997, pág. 19). En este sistema de
vigilancia, los ciudadanos serían «disuadidos» de a~entar contra la segu- Olas en la actuación policial pública
ridad porque sabían que las posibilidades de que lalpolicía los atrapara,
y fueran penalizados por ello, eran elevadas (Shearing, 1996, pág. 74). En los últimos veinticinco años del siglo xx, el lugar de la Policía,
Sin embargo, este enfoque preventivo resultó difíci' de implementar por tanto a nivel simbólico como instrumental, quedó sometido al examen
dos motivos clave. En primer lugar, las «instituciones de la privacidad- crítico de académicos, políticos y encargados de diseñar políticas. En el
(véase Stinchcombe, 1963; Shearing, 1996, págs. 74-5) asociadas con los plano instrumental, se empezaron a señalar los límites de que adolece
Estados liberales limitaban el accionar policial a espacios «públicos» y, un estilo de actuación policial punitivo y reactivo para la producción
en consecuencia, la policía no gozaba de un acceso irrestricto y perma- de seguridad local. Al mismo tiempo, organizaciones policiales en pa,-
nente a espacios privados. Para superar estas restricciones, con el tiempo ses como Canadá comenzaban a presenciar cambios significativos eh
la Policía elaboró estrategias para gobernar a travéslde otros, en especial la composición social y cultural de las poblaciones donde brindabah
de ciudadanos comunes, a los que enrola como «vi9ilantes», buscadores servicios. Con una ciudadanía cada vez más diversa, el reto para las
o transmisores de información privada (Shearing, t996, pág. 75). I
organizaciones policiales consistía en repensar cómo abarcar la diversi-
El segundo gran impedimento para la concreción del sueño de pre- dad al tiempo que retrnían la imagen de la policía corno representantes
vención de Peel fueron las presiones a las que se empezó a someter a la icónicos del interés piblico.
Policía para que diera pruebas de que sus actividades arrojaban «re-
suitados visibles» (Crawford, 1997, pág. 20). Con los avances en las
técnicas estadísticas, se empezó a otorgar cada vez más valor a ciertos La actuación POIiCirl basada en la comunidad
indicadores como índices de detenciones y desalojos en cuanto formas de
Bayley caracterizt la primera ola de «actuación po!iciallcomunita-
medir de la actuación policial. Todavía hoy se exige¡a las organizaciones "1 ~""
~
"
"

í ria» como «vino viej9 en botellas nuevas» (Bayley, 1988, págs. 225-6).
.

policiales que adhieran a una serie de indicadores de actuación «reacti- Q Q


vos», como, por ejemplo, índices de detenciones y ~esalojos, como mar- Durante esta ola, los ~ncargados de reformar la Policía buscaban volver
cadores clave de su eficacia. Si bien esto está cambiando, en consonancia a imaginar la actuación policial como una actividad esencialmente «ba-
1 I
l
I
56/ PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD CdMUNITARIA y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACION POLICIAL PÚBLICA 157
I

~
sada en la comunidad», que fomentara la creación 4e lazos simbólicos y paternalista de la institución con el resto de los ciudadanos y las comu-
:f
estratégicos con los ciudadanos comunes. Su intención era reconfigurar nidades (O"Malley y P~lmer, 1996).
la identidad establecida del policía como profesioni1 imparcial y repen- ~ En esta ola, se mo+liza el lenguaje de la «comunidad>, como un
sar la imagen peeliana de la «policía como ciudad nía y la ciudadanía medio para imaginar intereses colectivos de cara al crecimiento de la
como policía» de cara a la creciente diversidad soc al y heterogeneidad pluralidad cultural y demográfica de la ciudadanía. «Comunidad» re-
I
cultural. En palabras de Crawford, la Policía intentaba «reconfigurar el fería a «actividades sociales» (como reuniones, viajes, rifas o fiestas).
legado peeliano de modo tal de reconstituir de algún modo las relacio- f. En Ontario, un medio empleado para compatibilizar el énfasis en la
¡{
nes físicas y psicológicas ente la policía y la ciudadanía en general, 'crear. ii diversidad social con un compromiso para que los programas fueran
confianza y estimular una mayor participación del la ciudadanía en la i
~;
imparciales y universalds fue el de enfatizar el principio de equidad me-
actuación policial» (Crawford, 1997, pág. 45). ¡ diante la creación de programas, internos y externos a la organización
En esta renovada invocación del legado peeliano hubo cambios en ~ policial, pensados para poner en práctica dicho principio en forma con-
el lenguaje y en las imágenes empleadas en textos sobre gestión policial, t creta. Una manera de abordar la cuestión fue incorporar un Reglamento
comunicaciones de la Policía y anuncios políticos. En Ontario, las pro- de Planes de Equidad en el Empleo al Acta de Servicios de la Policía
pias organizaciones policiales declaraban que la Policía tenía que ser de Ontario. El reglamento requería que todos los servicios de policía
más sensible a los cambios de intereses y necesidades de la población, sin provincial elaboraran un Plan de Equidad en el Empleo, destinado a
renunciar a sus «responsabilidades tradicionales de protección y rnante- eliminar la discriminación y promover la igualdad en las prácticas de
nimiento del orden público» (Ontario Provincial Police, 1989a, pág. 2). -t contratación (Ontario Provincial Police, 1991, pág. 15; Ministry of So-
En esta concepción, ser agentes legítimos de organismos de seguridad J licitor General and Correctional Services [Ministerio de Servicios de la
implicaba que la Policía «estuviera en armonía" con aquellos a los que Procuradoría General y ,Correccionales], 1993, pág. 3). Otro ejemplo fue
I
servía (Ontario Provincial Police, 1989b). la implementación de la Política de Relaciones Raciales para los Servicios
La Policía reforzaba su identidad de icono de la autoridad soberana Policiales de Ontario, según la cual «en nuestra provincia la actuación
alJ¡jempo que adoptaba un carácter más orientado hacia la comunidad f policial [debe] responder de la misma manera ante todos los habitantes
y basado en la comunidad. Para poner en práctica (~ presentar) la nueva e ¡ de Ontario s~ndiferen~ir de raza o ~olor» (Ministry of Solicitor General
cara de la actuación policial, esta ola vio la introdudción de «especia lis" and Correctional Services, 1993, pago 1).
tas en actuación policial comunitaria», por ejemplo, «agentes de policía Durante esta ola, la introducción de un nuevo lenguaje y de nuevas
comunitarios», en lugares como escuelas (1989b), así como de oficinas imágenes «<equidad», «armonía» y «sensibilidad») constituyó una im-
I
policiales a la calle, que brindaban servicios de poli1ía tradicionales con portante estrategia de aFneación. Se conservó la actuación policial pro-
rasgos de relaciones públicas. La Policía tendría así «una mayor partici- fesional como paradign1a operativo central, pero con una nueva pátina;
pación en la comunidad mediante programas creados para dirigir e in- que Deukmedjian caracferiza en forma certera como «actuación polici al
fluir la participación comunitaria en actividades de~tinadas a mantener de relaciones comunita~ias» (Deukmedjian, 2002, pág. 101).
el orden público» (Ontario Provincial Police, 1995a~ pág. 3). Esta ola trajo aparejada otro importante cambio discursivo cuando
La participación de la comunidad en la actuación policial profesio- se introdujo la idea de 11actuación policial como servicio en el lenguaje
nalizada era considerada un importante valor en sí mismo (Tilley, 2003, y las imágenes. Se tratapa de un cambio simbólico en la concepción de
pág. 326), independientemente de los conocimientos y capacidades que la Policía, ya no como fna organización cent:-ada en la a~licación de
aportara en cuestiones de seguridad local. En congruencia con el sueño la fuerza, S1110 como una centrada en el serVICIO:En Ontario, como en
peeliano, la Policía buscaba asistencia y cooperación, pero seguía siendo muchas otras jurisdiccibnes, se cambió el nombre de la legislación que
una diagnosticadora experta de los problemas de la comunidad. Los ~l ~ gobierna todas las organizaciones policiales provinciales: en vez de Police
privilegios otorgados a las facultades de la Policía reforzaron la opinión got ~ Act of Ontario se la lla~ó Police Services Act, Ontario, 1990, c. P-15
más generalizada de una práctica de gobierno Estadbcéntrica arraigada t [Ley de Servicios Policiales de Ontario, Estatutos Revisados de Ontario].
en sus conocimientos y capacidades especializadas, ~sí como la relación t Hubo organizaciones individuales que adoptaron esta nueva imagen de
58/ PENSAR LA SEGURIDAD r SEGURIDAD COMUNITARIA Y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACiÓN POLl~IAL PÚBLICA I 59

sí mismas como servicios y ya no como fuerzaf (Miller, 1996). Esta


nueva manera de imaginar la institución es par~e del mismo proyecto
de alineación por el que se incorporaron las im1genes de «equidad» y
«sensibilidad». La actuación policial siguió conci~iéndose como un bien
I~
~
t;
menudo el delito sí pága (Bayley y Shearing, 1996, pág. 588). Esta eva-
luación fue precursosa de una segunda ola de cambios en el seno de la
actuación policial estatal.
Un factor que impulsó en forma determinante la siguiente ola fue el,
público, pero lo que cambió fue la manera de concebir la ciudadanía. debate en torno a la i~ea de que movilizar la capacidad policial contribu-
Los ciudadanos pasaron a ser imaginados como «clientes» con necesi- ye muy poco a la pr01ucción de seguridad comunitaria. Goldstein, figura ~
dades y expectativas variadas. Esta reconceptualización de la actuación
policial como servicio significó un reconocimiento de la diversidad de
intelectual clave en ~r elaboración de esta perspectiva crítica, sostiene
que la ineficacia de tPOlicía puede atribuirse a una confusión de los
'~j

necesidades y expectativas, sin por ello favorecer algunas necesidades y «medios» y los «fines» de la actuación policial, a la que caracteriza co-
expectativas por encima de otras. La actuación policial debía ser justa mo «síndrome de los. edios por encima de los fines» (Goldstein, 1979).
y equitativa, y no «hecha a medida», como quedaba implícito en la pos- Aunque el agente de policía no pasara la mayor parte de su tiempo captv-
terior concepción basada en el mercado. randa delincuentes, la organización policial se encontraba estrucrurada
Para resumir esta ola, reproducimos las palabras de Manning: como si ese fuera el objetivo principal del agente. Goldstein señala ql1e

M~s que una nueva estrategia que sustituye III


estrategia profe-
sionalista de control del delito que generaba ~istancia social, [la
si bien la Policía poseía la autoridad para imponer el cumplimiento de la
ley, esto no implicaba que esa fuese su finalidad primaria. En vez de verse
como «encargados de mantener el orden público», los policías debíJn
actuación policial comunitaria] funciona COI11D un tema contrapun- volver a imaginarse como «solucionadores de problemas». La tarea de la
tístico: armonía para una melodía antigua. Ho~ se busca el control Policía, afirma, «exige que se enfrenten a la gran variedad de problemas
de la ciudadanía a través de la reducción de la distancia social, de la sociales y de conductr que se producen en una comunidad; y que el prt-
fusión de intereses comunales y policiales, y defisomorfismo entre dueto final de la act1ación policial sea tratar esos problemas» ([1979]
.~ servicio y control delictivo (Manning, 1988, pág. 28). 1991, pág. 483, cursivas en el original). Goldstein no esperaba que la
Policía resolviera o e1iminara los «problemas residuales de la sociedads.
Se la considere o no «vino viejo en botellas nrevas», esta ola sirvió En cambio, dice, «e~ más realista apuntar a reducir el volumen de los
para inaugurar nuevos espacios conceptuales dentro de los cuales se problemas, evitar qUF se repitan, aliviar el sufrimiento y minimizar los
puede imaginar de nuevo las relaciones instrumennales y simbólicas entre otros efectos adversos que producen» (Goldstein, [1979] 1991, pág. 483).
la Policía y otros actores. Fue durante esta ola que apareció la noción de «actuación policial orien-
tada a los problemas» (Goldstein, 1979, 1990). Como explica Bradley:

La actuación policial como resolución de problemas ... el enfoque de ~a actuación policial orientada hacia los proble-
mas vería a la mtyor parte de los agentes policiales operando en
Una parte de lo que hizo esta primera ola de actuación policial co- entornos de trabajo sumamente autónomos. Para los policías, su
munitaria fue el trabajo simbólico destinado a relrgitimar la institución actividad prinCiPtl y primaria sería recabar información sobre in-
de la Policía pública como principal guardián d~ la seguridad pública. cidentes y casos, buscar nexos entre ellos. Tendrían que intentar
Si bien en lo instrumental la actuación policial profesional no sufrió identificar los pro lemas básicos detrás de esos nexos, y formas más
cambio alguno durante la ola, las limitaciones del enfoque de «gobierno precisas y abarcadoras de describirlos, analizar sus causas y luego
a través del delito» eran señaladas cada vez con rpás frecuencia por ex-
pertos y profesionales. En base a resultados de investigaciones tempranas
.
:;
enfrentarlos. La ~esolución de problemas siempre, en primera ins-
tancia, buscaría modos en que agencias y organismos no policiales ;~
!'. i1
sobre el tema, como los que se obtuvieron en el ~studio de efectividad (¡) pudieran aportarlsoluciones o mejorar resultados, y, en base a ello,
de las patrullas en Kansas City (Kelling, 1974), un número creciente de se reiniciaría el ciclo. Si hay una característica primaria distintiva
expertos y profesionales concluyó, con un alto grado de cinismo, que a de la actuación policial orientada a los problemas es su [ocaliza-
)J
SEGURIDAD CO~UNITARIA y GQBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACION POLICIAL PÚBLICA I 61

¡
60 I PENSARLA SEGURIDAD

t taciones icónicas del bu~n ciudadano; más que un simple encargado de


cion en las consecuencias sociales (entendidas en {arma amplia) de
la actuación policial, en contraste con una preocflPación acotada
por el proceso legalmente definido e imposición del cumplimiento
del derecho penal como fines en sí mismos (sin abhndonar por esto
I
"
mantener el orden, se vlle de redes y agencias para recrear ambientes
seguros en forma proactiva; más que un simple trabajador social, diag-
nostica problemas sociales y ataca sus causas de fondo» (De Lint, 1997,
en absoluto la noción de debido proceso) (Bradley, 1994, pág. 2; pág. 248). I
Esta forma de imaginar al agente policial generó nuevos retos en
cursivas en el original).
materia de compatibilidades. Hacía falta alinear la propia estructura,
administración y culturl de la organización policial con estas funciones
La crítica de Goldstein estaba dirigida a la menttlidad del «gobierno
amplias, más afines a la~ del alguacil (Ministry of Solicitor General and
a través del delito». No sólo resultaba problemático <tIlenguaje y las imá-
Correctional Services, 11991). En esto se encontraba un foco de tensión;
genes del delito y de la justicia criminal que «componían» el problema
la Policía seguiría siendo la encargada de mantener el orden público, que
de la seguridad; la naturaleza fuertemente reaccionaria de la actuación
I detentaba en forma legítima la fuerza coercitiva. Todavía se consideraba
policial tradicional significaba que la multitud de problemas sociales
con los que la Policía trataba no eran manejados en forma adecuada. En
necesaria la existencia ae
una organización paramilitar y una estruc-
tura gerencial para gOb\ernar el ejercicio de la coerción. Sin embargo,
respuesta a esta situación, Goldstein invitaba a la Policía a orientar sus
si al mismo tiempo la policía también debía actuar como una agencia
ideas hacia el futuro y, en particular, a poner más éhfasis en los riesgos [~.
I de resolución de problemas, se necesitaba una organización más plana,
que comportan los problemas sociales. Para ello, la Policía tenía que ~ horizontal y descentralizada a fin de aumentar la «responsabilidad y
entender que la facultad de imponer el cumplimiento de la leyes apenas ~
uno de los medios de que dispone para controlar esos riesgos.
~.
~
1" autonomía» de los policías (1991, pág. 9).
El reto de compatibilizar estos aspectos quedó plasmado en distin-


Puesto que el objetivo central del enfoque de la actuación policial
tos documentos en torno a reformas policiales, como el informe de la
orientada a la resolución de problemas era la gestiób de problemas so-
ciales, se pensaba que los medios que, para la PolicíJ eran esenciales (la
t Task Force on Policing in Ontario [Tarea de Fuerzas sobre la Actuación
Policial en Ontario], de 1974. De un modo bastante profético, el in-

l,
fuerza coercitiva y la función de encargada de impprier el cumplimiento , forme sugería que ciertas innovaciones en determinados aspectos de la
de la ley) en el nivel instrumental, resultaban limitados en cuanto tecno-
. práctica policial, como la introducción de un nuevo ethos de resolución
logías de práctica de gobierno. Durante esta ola, las organizaciones poli- ,
de problemas entre los policías, no podrían llevarse a la práctica si no
ciales empezaron a'adoptar el lenguaje de Goldstein ya volver a imaginar
'. se modificaban otros a~pectos de la actuación policial, como su orga-
a IQ~agentes de policía como agentes multicapacitados (De Lint, 1997),
.'.
l

nización paramilitar. Alun más significativo es que el informe advierte


que habrían de «anticipar focos de necesidades futuras identificando los
que si no se la reorganizaba, la actuación policial no podía mdntenerse
problemas locales de delito y desorden» (Ministry of Solicitor General I
económicamente (Task rorce on Policing in Ontario, 1974). Y, 90 efecto,
and Correctional Services, 1991, pág. 7).
como quedó de manifidsto a fines de la década de 1980 y principios de
Una implicancia de suma importancia en esta fo{ma de imaginar la
la de 1990, los imperativos económicos impulsaron otro nuevo modo
actuación policial era que requería que la Policía se uniera a otras enti-
dades que poseían conocimientos sobre «las causas ¡subyacentes de los nodal de imaginar la a~tuación policial.
problemas» (1991, pág. 7). En esta concepción, ya no basta con pensar ~
la Policía comunitaria como un «añadido» organizacional o como un

..t
«programa especial que se suma al modo en que se rr!aliza la actuación La influencia del neoliberalismo
I
policial- (1991, pág. S). En lugar del «agente de po icía comunitaria»
ahora aparece la imagen del «agente genera lista de actuación policial :;
.
:;
En Ontarío, como bn muchos otros lugares, esta necesidad perma-
:'. :h nente de volver a imaginar la actuación policial tuvo su origen en moti-
comunitaria» (Wood, 2000) que, como explica De Lint, es «más que g e
vos fiscales, lo que en su momento se calificó de «crisis fiscal» (Wood,
un simple encargado de mantener el orden público'¡' Se concibe así a
2000). Esto es lo que ~in dudas ocurrió en Estados Unidos, donde se
los agentes de policía como «ejemplo de las normas sociales y represen-
k
I
62/ PENSAR LA SEGURIDAD
r'
f
l'
SEGURIDAD ~OMUNITARIA y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACiÓN POLICIAL PÚBLICA / 63

volvió cada vez más impensable seguir haciendo «más de lo mismo,


como emplear agentes para realizar tareas policiJles en el estilo tradi-
ll era plenamente compatible con los cambios simbólicos introducidos en
la ola anterior, tendientes a crear una imagen de los agentes policiales
cional. Tanto la policía como sus superiores busca~an modos de obtener
más por menos» (Skogan y Hartnett, 1997, pág] 10). Para la Policía
Provincial de Ontario, la actuación policial se halÜba innecesariamente
,
,.
como prestadores de sb¡rvicios responsables y equitativos. De hecho, se
creía que la actuación policial orientada a la resolución de problemas
profundizaría el compromiso de forjar lazos con otros, ya que ahora era
«obstaculizada» (idea que recuerda el razonamiento de la Comisión del esencial movilizarse y rincularse con una gran variedad de capacidades
11/9 citada más arriba) por un marco institucional «que estaba diseñado t no policiales. Todo lo anterior contribuyó a formar la idea de que la
para modelos de prestación de servicios policiales, propios del pasado» actuación policial nodal andada en el Estado constituía el mejor modo
(Ontario Provincial Police, 1995b, pág.1). I 1, de abordar la prácticatde gobierno de la seguridad.
Durante esta ola, a Policía empezó a abandonar en forma gradual
En el marco del consenso generalizado, en todo el planeta, de que r el lenguaje de la actuae ión policial «profesional» o «tradicional» ya re-
los Estados estaban atravesando una crisis, a prindipios de la década de
1990 surge una mentalidad neoliberal que sostení~ que ciertas nociones [ emplazado por expresiones como «actuación policial contemporánea».
que tradicionalmente se asociaban con sectores corporativos debían ser l: Como parte de esta trnsformación, el medio esencial de la Policía, la
adoptadas por los burócratas del Gobierno y los administradores poli- I fuerza no negociable, pasó a considerarse apenas uno de los múltiples
ciales e incorporadas al discurso de la actuación policial orientada a la
resolución de problemas (véase el Capítulo 5). Se alentó a las organiza-
ciones policiales a que volvieran a pensarse a sí mi~mas como empresas
it medios disponibles pa a resolver problemas (Ontario Provincial Police,
1997). Los ciudadan~ ya no eran pensados simplemente como cola-
boradores cooperativ s, como en la concepción del l1-S. La antigua
(O"Malley, 1997) que elaboraban «productos» al menor coste posible. imagen paternalista d las relaciones entre Policía y comunidad quedó
Dado que la actuación policial orientada a la resolución de problemas 1 desplazada por una n4eva imagen de los ciudadanos y comunidades co-
mo participantes «act'vos» y «responsables» de la prestación de seguri-
era una visión estratégica que requería una nueva ü.Jagen de la organiza-
ción policial (más pequeña, más horizontal, más orientada al trabajo en r dad. Las organizaciones policiales llegaron a referirse a las cortmnidades
equipo), resultó relativamente sencillo realizar el mo~imiento conceptual como «dueñas» de pr6blemas de seguridad (Ontario Provincial Police,
de asimilar la imagen de la actuación policial orientada a la resolución 1997). En la Policía Provincial de Ontario, se hablaba de la actuación
de problemas con la de una organización somet~da a un proceso de policial comunitaria ¡como «prestación de servicios persoralizada»
«reingeniería». En todo el mundo, las reformas neo iberales de los Esta-
dos (Rose y Miller, 1992; O"Malley y Palmer, 1996; O"Malley, 1997) t (Wood,2000).
La concepción del gobierno de la seguridad local como una actividad
conllevaron procesos de «racionalización» que ge eraron ineficiencias
o no «añadieron valor». \
Con la incorporación de mentalidades del sector corporativo, se
I
I
~
que se lleva a cabo en t¡ed seguía centrándose en formas de conocimiento
especializadas o profesionales. Este aspecto se encuentra en el lenguaje
de los nuevo.s prograrpas de preve~ción del delito a través de alianzas ,
«multiagencias» (Hughes, 1996; Gilling, 1997; Crawford, 1998) y en el .
volvió a imaginar la actuación policial orientada a la resolución de pro-
blemas como un abordaje que promovía un uso más eficiente de los
recursos policiales. A corto plazo, los procesos d~ resolución de pro-
blemas habrían de impulsar a los agentes policiales y a aquellos con
I
~
empleo de la frase «totalidad del gobierno» para caracterizar la práctica
de gobierno por redes. En el marco de estos cambios, es significativa la
persistencia del uso del lenguaje de la «prevención del delito». No requie-
re un abandono absoluto de la idea de «gobernar a través del delito»,
quienes estaban asociados a explorar alternativas más económicas a los
procesamientos de la justicia criminal, en formas que resuenan con los
ecos de una orientación a la actuación policial enfocada a la resolución
de problemas. A largo plazo, se decía, se ahorrarían recursos pues ya
Id . 'i:i
pues se sigue enfocando el problema de la seguridad con el lenguaje y
las categorias de la justicia criminal. La seguridad todavía se concibt
como «gobernar a través del delito», pero con matices propios de la
no sería necesario ocuparse de problemas que iban en aumento y aca- 1~
Q i
@
:b orientación al riesgo. I
Durante esta ola hubo, y continúa habiendo, distintas maneras dF

I
baban en la «puerta giratoria de la justicia criminal». Por otra parte, el
concepto de actuación policial orientada a la resolución de problemas abordar la prevención del delito, cada una de las cuales ha tenido distin-
~
64/ PENSAR LA SEGURIDAD
SEGURIDAD COMUNITARIA Y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACIÚN POLICIAL PÚBLICA I 65

tas implicancias para el lugar que ocupa la capacidad coercitiva y el uso


la resolución de problemas. Donde tal vez se vea con mayor claridad tal
que se le da. Cada abordaje tiene implicancias diferentes para el modo en
desplazamiento es en el interés de la Policía por forjar «alianzas» entre
que se concibió esta ola de actuación policial nodal. En los manuales de
entidades estatales y no estatales. Hay muchos ejemplos en este sentid6:
instrucciones sobre actuación policial comunitariJ de la Policía Provin-
programas Crime Stoppers", vigilancia vecinal, programas de mejor1s
cial de Ontario (1997) y otros textos similares, en¿ontramos referencias
empresariales, comités de actuación policial comunitaria, entre otros.
a dos formas de pensar la prevención: prevención situacional del delito
A medida que se afianza la formación de alianzas en el contexto de la
y prevención del delito a través del desarrollo social. En la corriente del
actuación policial orientada a la resolución de problemas, una vez más
desarrollo social, hay dos vertientes de pensamiento, la teoría del control
ma dee ilmagmar
aparece una nueva f o' hna . a 1agente d e po 1"
icia; es t~I vez, comoI
y la teoría de la presión, cuyas sus raíces se encuentran en la sociología.
facilitador de alianz s. Se concibe a los policías como catalízadores y
La teoría del control (Hirshi, 1969) lleva a la Polidía a participar en re-
encargados de establ cer prioridades en un campo de actuac~ón policial
des nodales que mejoren la internalización de normas sociales externas.
en redes. No se aban ona la idea del agente policial especialista en el uso
En esta concepción, la familia y la escuela son nodos importantes que
de la fuerza, pero ah ra esa facultad pasa a pensarse como un recurso
la Policía debe cultivar e incorporar a la actuación policial (Einstadter
que la Policía posee demás de su rol como coordinadora d~ una red.
y Henry, 1995; Crawford, 1998). Por su parte, la teoría de la presión
La aceptación p r parte de la Policía de nuevas formas de pensar la
(Merton, 1968), invita a la Policía a participar en redes que se forman
prevención del delito ha servido para abrir un espacio y volver a imagi-
para crear y fomentar oportunidades que ayuden ~ alejar a las personas
nar la actuación policial en forma más amplia. Un ámbito importante
de las actividades ilícitas y acercarlas a otras legales (Crawford, 1998;
en este sentido es el dF la «justicia restaurativa», sobre el que trataremos
Rosembaum y otros, 1998). Si bien la sociología fuele tratarlas como
a continuación.
teorías opuestas, por su.s distintas concepciones dtla agencia humana,
ambas han servido de fundamento para volver a i aginar la actuación
policial en el seno de esta ola. 1

La actuación policial como justicia restaurativa


A pesar de las diferencias obvias entre las corbentes situacional y
de desarrollo social de la prevención del delito enj cuanto a sus oríge-
La justicia resta1ativa y, en especial, la «actuación policial restau-
nes teóricos, también hay importantes puntos de cFnvergencia. Ambas
rativa» (Sherman, 19199; Strang y otros, 1999), retorna aspectos instru-
corrientes de pensamiento, por ejemplo, enfatizan la movilización de
mentales y simbólicl de la actuación policial orientada a la:resolución
conocimientos y capacidades profesionales mediante redes «multiagen-
de problemas y de la r,revención del delito a través del desarrollo social.
ciales» que sitúan a la Policía como un nodo profesional entre otros en
Como la corriente d91 desarrollo social, su mayor preocupación son las
formas que validan su base de conocimiento especializado y profesional.
«causas de fondo» y plantea que la fuerza coercitiva, aunque necesaria,
Además, las dos corrientes de prevención del delitd coinciden en la ne-
es en todo caso el «último recurso» a la hora de actuar sobre la conducta
cesidad de concentrar recursos para la gestión de ri sgos, en modos que I

de los individuos.
recuerdan la manera en que la Policía se concentra e el delito. Pese a que
Para Braithwaite «Pocos proyectos institucionales creados en Occi-
ambas corrientes comparten la opinión de que la P licía sola no puede
dente a partir de la re olución industrial han sido un fracaso tan estrepi-
prevenir el delito, las dos afirman que a la Policía 1 cabe un rol central
toso como el sistema de justicia criminal. En teoría, impone correctivos
en un abordaje «conjunto» de la práctica de gobier o.
justos y proporciona os destinados a disuadir. En la práctiFa, no con-
Por otra parte, en ambas perspectivas se insta a 1 Policía a superar el
sigue corregir ni dis adir, y son tantas las veces que empeora las cosas
enfoque de la «totalidad de Gobierno» para facilitar, la creación de redes
orientadas a la «totalidad de la práctica de gobierno» o «totalidad de la . como las que las meiora» (Braithwaite, 2000b, pág. 319). La Justicia
~ Restaurativa (JR) es caracterizada por Braithwaite como «una justicia
sociedad» que incluyan nodos no estatales y a participar en ellas. Si bien i'" @
~
¡;;
adherirse a esta perspectiva no fue fácil para la Policía, ha sido empujada
en esa dirección como parte de una ola de actuación policial orientada a * En Estados Unidos, programa que tiene por objeto resolver delitos mediante el
trabajo conjunto de ciudadanos, fuerzas policiales y medios. [T.]
66 / PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD COMUNITARIA Y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACIÚN POLICIAL PÚBLICA I 67

deliberativa; la gente delibera sObroe las consecuen ias de un delito, cómo


1
I ve un proceso por e! que los ¡casos se desvían de los canales de sentencia
abordar ese delito y cómo prevenirlo» (2000b, pág, 324). Es durante tradicionales para ser sometidos a otros tipos de procesos, como las

1
la ola de actuación policial formada por la justi ia restaurativa que se «reuniones de grupos familiares». Por otra parte, según Braithwaite,
plasma una concepción de la agencia humana ra icalmente distinta.
I cuando no se cumple con el enfoque restaurativo, se con~erva la capa-
La JR parte de una crítica de la justicia ba ada en el Estado, que cidad coercitiva del la Policía y de la justicia criminal en general como
resulta alienante y frustrante para las víctimas P1es la estructura misma alternativa de prá~tica de gobierno. Como dice el autor, ¡<mihipótesis
del proceso se basa en una concepción del Estad, como víctima, en vez es que la JR funciIa bien con e! fantasma del castigo de fondo, como
de centrarse en los individuos que padecieron un rerjuicio determinado. una amenaza en el onda, pero nunca en un primer plano» (Braithwaite,
Según los defensores de la JR, las prácticas de lt justicia criminal tra- 2002, pág. 35). La R es un ejemplo emblemático de lo que Braithwaite
dicional, siguiendo a Christie (1978), están diseradas para «robarles» denomina «regula ión subsidiaria» (Ayres y Braithwaite, 1992), donde
los conflictos a las personas afectadas por ellos I(Braithwaite, 2000b). las prácticas de peialización se aplican sólo en respuesta al fracaso o a
La' causa de ello es que «el concepto legal de culpa que guía el proceso los fallos de procesl s de gobierno informales o no estatales (Braithwaite
judicial es sumamente técnico y alejado de la expf.riencia. Por esto para y Pettit, 1990; Braithwaite, 2002; Parker y Braithwaite, 2?03). ,
los infractores es fácil no reconocer la responsabilidad que les cabe por Si bien se inscribe en el paradigma establecido de la justicia criminal,
su conducta» (Zehr, 1990, pág. 72). la JR se apoya con firmeza en el espacio imaginado de la «comunidad»
Los partidarios de la JR critican la justicia criminal tradicional por basado en una visión «comunitaria». El comunitarismo destaca el con-
motivos instrumentales y morales. En coincidencia con la perspectiva de senso universal en torno a determinados principios normativos y, en es-
desarrollo social, sostienen que la concepción de agencia que subyace a pecial, la «moral clrramente mayoritaria» que respalda al derecho penal
la mentalidad penalizadora es restrictiva. También se oponen a la idea (Braithwaite, 1989, pág. 14). Al mismo tiempo, requiere que las familias,
de que los individuos son agentes morales libreJ. Además, mantienen los amigos y los vecinos asuman más responsabilidades en acciones de
una postura crítica ante la opinión no consecuericialista de que los in- socialización y reintegración:
fractores deben recibir un «merecido castigo» (Zehr, 1990, págs. 70 y
74) como si «hubiera un equilibrio metafísico en ¡el mundo que ha sido Para que una sociedad sea comunitaria, su compacto tejido de in-
alterado y debe ser corregido» (1990, pág. 74). Goma «tercer modelo» terdependencias ... debe revestir un tipo de significado simbólico
de justicia (Braithwaite, 2000b), la JR promueve una lógica orientada al especial para la población. Dichas interdependencias deben consti-
futuro fundada en otro argumento consecuencialisra (Braithwaite X Pet- tuir lazos que irivoquen obligaciones personales hacia los demás en
tit, 1990). Para Braithwaite (1989), la prevención ~el delito puede alcan- una comunida~ de cuidado. No se las percibe como relaciones de
zarse mediante procesos pensados para reparar el ~año producido por el intercambio ais adas forjadas por conveniencia, sino corno vínculos
infractor. Esto no se logra con penas impuestas flor partes indiferentes profundos de Ibligaciones hacia el grupo. En consecuencia, una
.<\ la situación, sino mediante un proceso de exposición del infractor a la sociedad comufitaria combina una densa red de interdependencias
vergüenza pública en una modalidad reintegradora, más que estigma- individuales cOf fuertes compromisos culturales de reciprocidad de
tizante. La teoría de la vergüenza reintegradora ~e Braithwaite (1989) las obligaciones (Braithwaite, 1989, pág. 85).
se basa en investigaciones que revelan que las soctedades con índices de
delito más bajos son las más eficaces a la hora d~ exponer la conducta En cOincidenct con el pensamiento comunitario, la JR promueve
delictiva a la vergüenza pública. la idea de que los irdiViduos más afectados por un acto delictivo deben
Para Braithwaite, la JR requiere un descentralniento de! papel de la ser los que más participen en su abordaje. Esto debe realizarse a través
Policía, al tiempo que se le asigna una función ce1tral a las «comunida- ~ de un proceso deIJberativo, en el que familias) amigos y demás pe~so-
des» (amigos, víctimas y otros grupos de referenci clave para víctimas y ~ ','
"1 I
~ ¡ Q nas que constituyan la «comunidad de cuidado» del victimario y 1e la
victimarios). No obstante, la JR tiende a operar de . tro de los parámetros víctima hablen sobre las consecuencias del delito e intercambien iéleas
de la justicia criminal establecida (Shearingy otros, 2006), pues promue- .
~I·.·.·.·~....'i
I

para minimizar el riesgo de que vuelva a suceder (Braithwaite, 19 89).


1
68/ PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD COMUNITARIA Y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACiÓN POLICIAL PÚBLICA / 69

De esta manera, la JR pone en juego nuevas dimensiones instrumentales La actuación POIiC¡'alcomo reparación de ventanas rotas
y simbólicas, puesto que reorienta a la Policía y otrjs instituciones de la
justicia criminal hacia la gestión de riesgos, al tiempo que expresa una La de las-ventan s rotas» surge como una fuerte ola de la actuación
nueva visión comunitaria de la vida colectiva y de l~s responsabilidades . policial, pues ret1eja ~lementos de las corrientes anteriores de actuación
colectivas (Shearing, 2001a). ' policial orientada a ~~resolución de problemas, del pensamiento basa-
Los conocimientos y capacidades locales de lJs «comunidades de do en la gestión de r~esgos y del comunitarismo al que apela la justicia
cuidado» complementan, sin revertir, los de los prof¡esionales de la justi- restaurativa. Tal vez Fl rasgo más significativo de esta ola es que busca
cia criminal. En ese sentido, los programas de JR a rrenudo han genera- reintroducir en la actuación policial a la Policía, y la capacidad coerci-"
do una ampliación del rol de la Policía. La estructura típica, aunque no tiva, a través de una concepción de la agencia humana envuelta en un
exclusiva, de las reuniones de grupos familiares incorpora un policía que discurso del riesgo.
actúa como facilitador (Moore y O"Connell, 1994j. Pese a representar En coincidencia con la actuación policial orientada hacia la resolu-
el «fantasma» de la capacidad punitiva del Estado,lel policía facilita la ción de problemas, W¡-ilsony Kelling (1982) sostienen que la misión de la
formación de un foro deliberativo pensado para privilegiar el conoci- Policía es actuar sobre una gran variedad de problemas sociales; el delito
miento y.la capacidad local para abordar los perjuicios provocados por es uno de ellos, pero no el único. Entre esos otros problemas de «desor-
un delito. den» social están los automóviles abandonados, los grafiti, la ebriedad
En la]R vemos también una integración de elementos provenientes y prostitución en la vía pública, las pandillas juveniles, gente que orina
de campos ajenos al de la justicia criminal, en particular en el gobier- en la vía pública y la venta ambulante sin autorización. El argumento,
no de las corporaciones. En trabajos anteriores, Braithwaite concluía al que también adhiere el pensamiento orientado a la resolución de pro-
que la «regulación conversacional» deliberativa (Braithwaite, 2003) blemas, es que, si no se las atiende, las «cuestiones pequeñas» pued1n
era más efectiva que los enfoques de «mando y control- a la hora de convertirse en cuestiones mayores Y acabar en delitos. Los autores afir-
abordar problemas de cumplimiento de principios normativos en con- man que «~l desorden y el delito suelen estar inextricablemente unidof'
textos corporativos (Braithwaite, 1985; Makkai y Braithwaite, 1993, en una suerte de securncia del desarrollo» (Wilson y Kelling, 1982, pág.
1994). Por otra parte, Braithwaite sitúa los orígent.s del pensamiento 31). Dicho lo anterior la cadena de causalidad (la relación entre desorddn
restaurativo en las antiguas civilizaciones árabe, griega y romana (Brai- y delito) es distinta dé la planteada por los teóricos del desarrollo soci~l.
thwaite, 2002). El autor llega a plantear que «la JR ha sido el modelo de La concepción dJ la agencia humana detrás de la noción de «vent~-
justicia criminal dominante a lo largo de la mayor parte de la historia nas rotas» tiene fuer+s resonancias de la visión hobbesiana ~obre la que
de la humanidad, probablemente para todos los pueblos del mundo» se funda la teoría cl sicade la disuasión. Los individuos sdn infracto-
(2002, pág. 5).
El movimiento de la justicia restaurativa no es la única ola en la que
hallamos una combinación del pensamiento orientado al riesgo y una
1
res hedonista s capac s de elegir en forma racional, que aprtvechan las
oportunidades que s les presentan para satisfacer sus deseos egoístas.
I
En lo que esta concepción se aparta de la visión tradicional hobbesia-
perspectiva comunitaria de la vida colectiva. Algunds aspectos clave de na es en el peso que concede a las comunidades en la reivindicaci1n
la actuación policial de «ventanas rotas» también süscriben una visión de principios normativos de comportamiento. Para esta concepción, no
basta simplemente c~n la presencia de una autoridad soberana, que te tí¡
de la gestión de riesgos en un marco comunitario. ~in embargo, aquí '~'
encontramos formas claramente diferenciadas de iraginar la agencia alza por sobre la sociFdad, para imponer el cumplimiento de las norrnás
humana y la gestión de riesgos, con implicancias distintas respecto de sociales. Se debe reforzar una «moral claramente mayoritaria» no sólo :1
las formas de conocimiento y capacidades necesaria1s para gobernar la a través del derecho ~enal, sino también mediante las prácticas cotidi~- '¡¡1
seguridad local. .
~
:; ~ nas de los ciudadano¡s en sus propios barrios. Para Wilson y Kelling, el
• q

1"

lb l$ control social informal tiene tanta o más importancia que las prácticas
~e pen.alización for1ales. En términos nodales, el nodo policial no es el
UnlCOimportante. I
70 I PENSAR lA SEGURIDAD SEGURIDAD COMUNITARIA Y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACiÓN POLICIAL PÚBLICA I 71

Desde esta perspectiva, un objetivo fundamenfal del control social los controles social~s informales son muy fuertes. Es muy raro que allí
informal es el mantenimiento del «orden», represe~,tado por la ausencia haga falta que la Policía refuerce los valores de la comunidad. Por otra
de indicios físicos y sociales de «incivilidad»; en eSltesentido, la basura parte, hay comunidades que son «irrecuperables», comunidades que se
en las calles es tan problemática como los alcohólicos que mendigan. encuentran muy de~oralizadas y padecen tasas de delincuencia eleva-
Ambos ejemplos de desorden son un signo de que li«comunidad» (geo- das. Lo que la Policía tiene que hacer es «identificar a los barrios en su
gráfica) no se preocupa demasiado por insistir en que se cumplan los punto crítico, en el ~ue el orden público se está deteriorando pero no es
principios normativos elementales de conducta. El roblema de esta au- irrecuperable, en el ue las calles se usan con frecuencia, pero por per-

sencia de preocupación, según Wilson y Kelling, es que los casos de des- sonas atemorizadas¡ en las que es probable que en cualquier momento
orden invitan a los delincuentes potenciales a incurrir en conductas de se rompa una ventana y deba ser reparada rápidamente para que todas
desorden, y, en ocasiones, a cometer delitos más graves. Paralelamente, las demás no acabef hechas trizas» (Wilson y Kelling, 1982, pág. 37).
los miembros de la comunidad comienzan a temer fsas condiciones de- Siguiendo a johnston (1997), se puede concluir que dichas comunidades
lictivas representadas por la presencia de desorden físico y social. Como son pensadas en igual medida como «comunidades de riesgo y como
consecuencia del miedo, los ciudadanos se abstienrn de llevar una vida «comunidades de s~timiento colectivo».
social y·tienden a quedarse en sus hogares en ve de salir a espacios El atractivo simbólico de las «ventanas rotas» (tal como hemos visto
públicos. El resultado es una comunidad que se h nde en el deterioro con la justicia restaúrativa), es su afinidad con las corrientes más gene-
(Skogan, 1990) y, aSÍ, se invita a un aumento de lat<invasión delictiva» rales del pensamien~' o comuditario. Como tantas otras olas anteriores,
introduce el tema d la «comunidad» en el debate sobre la seguridad de i
(Wilson y Kelling, 1982, pág. 32). «Si se rompe un ventana en un edi-
ficio y se la deja sin reparar, todo el resto de las ven anas pronto estarán un modo que no su lanta a lo «social» como base fundamental de la t¡

I
rotas ... , una ventana rota sin reparar es una señal de que no le importa vida colectiva. Por él contrario, la visión comunitaria de lÁs «ventanas
a nadie y, entonces, romper más ventanas no cuesta nada» (1982, pág. rotas» ·tiene importantes implicancias para la identificación y movili-
31; cursivas en el original). . I zación de las capacidades de la comunidad. Como mencionamos más t·
La implicancia para la Policía de las «ventanp rotas» es que sus arriba, la JR ve a lo~ individuos y a las comunidades como participantes
capacidades coercitivas son menos necesarias en domunidades que ya activos de procesos ¡de resolución de problemas, que aportan al ámbito
ejercen un fuerte control social informal. Lo más ifnportante es que la de la actuación pol¡icial sus conocimientos privilegiados acerca de la
Policía «refuerce los mecanismos de control informal de la comunidad historia y las circunstancias de las personas involucradas en un delito.
misma» (Wilson y Kelling, 1982, pág. 34). En el desempeño de esta Para Wilson y Kelli1g, los miembros de una comunidad desempeñan un
función, un objetivo central es llegar a conocer tant? a los que son «del» papel clave a la hora de hacer cumplir principios de conducta comunales
barrio como a los que son de «afuera», así como a los que viven allí y cau- como instrumentoslde facto de la autoridad soberana. Es por ello que
san desorden pero «conocen su sitio» (1982, pág. 3r). Wilson y Kelling Hughes (1998) caracteriza el comunitarismo de «ventanas rotas» como
coinciden con Goldstein en relación con las dificultades de organizar re- «autoritario moral».
cursos policiales teniendo como eje el mantenimiento del orden público Tanto la JR COIfo las «ventanas rotas» comparten una concepción
(Goldstein, 1979). Sostienen que la balanza se ha +clinado demasiado de la comunidad coJ?o «comunidad de sentimientos colectivos» (Johns-
hacia la idea de la Policía como encargada de combatir el delito. En ton, 1997). Lo que 1istingue a la JR es su deseo de reconocer la diversi-
consecuencia, se han privilegiado sus habilidades legales y penales por dad en los modos en que analiza y aborda cuestiones de seguridad. Es
sobre sus habilidades para administrar la vida de la calle. así que Hughes ve la JR como el comienzo de una variante más «radicf,l»
Para la Policía, el atractivo instrumental de las «ventanas rotas» del comunitarismo (Hughes, 1998). Para Kelling y Coles, el control Fe!
es su manera de abordar la asignación de recursos policiales. La teoría .
" ~ delito ha sido toma¡do como «rehén de la ideología social» (Kelling y
de las «ventanas rotas» plantea que hay dos escenarios donde es poco
I
:¡;
Q
~
:¡;

~ Coles, 1996, pág. 3Y8). Plantean que la «ideología de las causas de n- ft


probable que una fuerte inversión en presencia policial (esto es, en pa- do» ha llevado a unr parálisis entre los profesionales del campo porque
trullas de a pie) resulte efectiva. El primero son las ~omunidades donde carecen de la capacidad de abordar una serie de factores económicos y
72/ PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD COMUNITARIA Y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACiÓN POLICIAL PÚBLICA J 7p

sociales que subyacen al comportamiento delictivo. Por otra parte, sos- contra los responsables de desórdenes menores generalizados que por
tienen, los profesionales han quedado igualmente 'PJralizados por obra entonces se,producían en todas partes en el metro» (1999, pág. 339).
de la «extrema derecha» que ha puesto el acento enIla relación entre la En palabras de Bratt1n,
dis.olución de la institución familiar y los índices de d Iito, De este modo,
ambos cambios ideológicos han llevado a borrar la :imensión policial" muchas de las per~onas que deteníamos eran precisamente las que
delproblema del delito (Kelling y Bratton, 1998, pág. 1230). provocaban otros problemas una vez que ingresaban en el sistema
Una variante común del enfoque de las «ventarias rotas» es la lla- de metro. Al focalizamos en la evasión del pago del billete para
mada «actuación policial de tolerancia cero» o, en klgunos contextos, controlar el desorden, evitábamos que muchos elementos delictivos
I
«actuación policial segura» (Dennis y Mallon, 199f)' La corriente de subieran a los trenes e ingresaran a los andenes (Bratton y Knobler,
tolerancia cero retoma el nexo entre «desorden» y «delito- y sus irnpli- 1998, citado por Logan, 1999, pág. 340).
cancias para la gestión de riesgos; pero lo que desdibria es la imagen del
policía del barrio, prudente y amistoso, que a juiciq¡ de Kellig (1999) y La estrategia de ~ratton de concentrarse en los desórdenes menores
otros (Young, 1998; Goldstein, 1999) es esencial para la tesis original creaba oportunidade para que la Policía detectara otras violacione~,
del Wilson y Kellig. Como lo expresa Palmer, I como la posesión de rmas de fuego, y permitiera localizar a personas
I
el enfoque de la «tolerancia cero» adapta la tesis L las «ventanas
rotas» de un modo particular. Aunque ambos com~1 rten la preocu-
con órdenes de captu a (Cuneen, 1999; Logan, 1999, pág. 341).
El atractivo simbi lico que el modelo policial de tolerancia cero re'-
viste para la Policía r lside en el modo en que afirma que va a «devolver
pación por los desórdenes menores, el primero pone especial acento la dimensión policial> * al problema del delito y «refutar a los escépticos
en una actuación policial y un mantenimiento de orden público que decían que la PoI cía no puede hacer mucho en materia de delito y
que se caracterizan por su severidad y su énfasis e los resultados. desorden público» ( 'eisburd y otros, 2003, pág. 425). Para ello, toma
La segunda busca desarrollar alianzas a largo pla] o que mejoren el simbolismo comU~rariO de las «ventanas rotas» y vuelve a situar a la
la capacidad de abordaje de las causas subyacentes! (Palmer, 1997, Policía como eje de la actuación policial.
pág. 234). Para Goldstein (1 ¡ 99), la actuación policial de tolerancia cero puede
ser compatible con un enfoque de la actuación policial orientada a la
En esencia, el modelo de actuación policial de tJlerancia cero pos- resolución de problemas, siempre que se entienda la función de mante-
tula que la capacidad coercitiva es el medio fundamental para la gestión nimiento de la ley corito sólo una entre muchas opciones. Sin embargo,
de riesgos. En nombre de la prevención del delito, elJnfoque de la tole- «sumadas a metáfora~ del ámbito de la guerra como la idea de la guerra
rancia cero privilegia la coerción y el mantenimiento del orden público al delito o la de invaair barrios o ganar batallas, las dos palabras de
como métodos para hacer «acatar las reglas» y com atir el desorden y la frase "tolerancia cbro" sirven para aliviar temores y satisfacer una
la incivilidad. necesidad primaria db la ciudadanía: que se ocupen de su seguridad»
La «Estrategia policial número 5, Recuperacié n de espacios pú- (Goldstein, 1990). Ed este sentido, Bayley (1999) señala que el modelo
blicos de Nueva York», de la ciudad de Nueva Yor ,consistía en «un policial de tolerancia cero puede, en efecto, tratarse de un «eslogan de
esfuerzo a gran escala para eliminar situaciones olestas que en el la contrarrevolución» lo que, en nuestros términos, vuelve a colocar a
pasado habían sido ignoradas o toleradas por los olidas barriales- Hobbes de lleno en el panorarra. No sólo porque sitúa una vez más la
(Logan, 1999, pág. 335). Este abordaje se basó en [a experiencia del capacidad coercitiva r el mantenimiento del orden público en el centro
jefe de policía Bratton en el sistema de metro de la ciilidad, donde había
implementado, en palabras de Logan, «una ofensiva tnérgiCa y agresiva ~ . de la actuación policial, sino que ofrece la ventaja adicional de defender
«una política genéric~ para la Policía, que va a funcionar en cualquier
contra las personas que saltaban sin pagar los moljnetes de acceso y
]
bl>
© 1 parte» (1999, pág. 37b).

"En el original, «de-policing», [T.] • En el original, '''-P~Ii'''. [T.]


74 !PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD COMUNITARIA Y GOBIERNO LOCAL OLAS EN LA ACTUACiÓN POLICIAL PÚBLICA I 75

Bratton volvió a imaginar la actuación policial profesional tradi- La actuación policial como trabajo de inteligencia
cional abordando el tipo de ineficiencias burocráticas hacia las que
I
Goldstein se mostraba tan crítico. Atacó el «síndrome de los medios por El cambio hacia la «actuación policial guiada por la inteligencia»
encima de los fines» instaurando estructuras organizativas y procesos (APGI) recupera muchas de las ideas que hemos explorado aquí. Más
t
de gestión para hacer responsables de su gestión los administradores
policiales (los procesos Compstat) que permitían que los administra-
que volver a imaginar la función de la Policía, lo que la APGI haJe es
volver a imaginar cómo la institución puede ser más «inteligente» en
dores policiales asociaran las actividades operati'ías cotidianas con los el ejercicio de la autoridad y las capacidades que le son exclusivas. De
objetivos de reducción del delito. Para Bratton, Ir que hace el modelo modo similar a la actuación policial de «ventanas rotas», la APGI pro-
de tolerancia cero es permitir que la Policía se crncentre en su activi- yecta una clara interpretación, coincidente con la de la act~ación policial
dad principal: la aplicación de la coerción. Esto se logra por medio de tradicional, de cuál debe ser la actividad principal de la Pplicía. En este
alianzas que permiten aprovechar las capacidades policiales al tiempo caso, el cambio res¡ide en las formas en que se fomenta la utilización más
q\:¡e otras agencias y grupos se ocupan de las «causas de fondo» del eficiente y efectiva de tecnología de la información y la comunicación por
delito, como propone la prevención social. Es una actuación policial parte de la Policía (Tilley, 2003, págs. 321, 324). En este ~uevo modelo,
mediante alianzas que posibilita que la Policía ha410 que se supone que el enfoque de «gobernar a través del delito» se conserva [nedianre una
hace mejor. En palabras de Bratton, lo que se ha ~OnSegUidOen Nueva «preocupación po ! la violación de la ley y los violadores de la ley, por el
York es «una mejor actuación policial) más inteli ente y más enérgica, delito y los delinc entes» (2003, pág. 321). Sin embargo, ahora el obje-
asociada con el sistema de justicia criminal y con la comunidad a la que tivo es asegurarse e que esto se lleve a cabo en modos más científicos,
servimos» (Bratton, 1998, pág. 40). La actuación policial de tolerancia en base a evidenci s.
cero es, en esta perspectiva, una actuación polici 1nodal que reconoce El enfoque gui do por la inteligencia reconoce los trabajos que Ires-
los puntos fuertes de diversos nodos y los conect en red de tal manera paldan los enfoques de desarrollo social, donde se destaca la multipli-
que consiguen reunir sus cualidades en forma efect va. Más allá de lo que cidad de factores e~tructurales asociados con las «causas de fondo)~ del
se piense de las afirmaciones de Bratton (y ha ha ido un fuerte debate delito. Al mismo Jiempo, los partidarios de la APGI seAalan qU9 los
académico al respecto: Fagan y otros, 1998; Bo ling, 1999; Greene, datos sobre reincidiencia revelan que hay un porcentaje reducido de per-
1999; Matthews, 1992; Sampson y Raudenbush,l 1999; Taylor, 2001), sonas que son responsables de un elevado volumen de delitos. Este hecho
el atractivo de las «ventanas rotas», en especial eJ el modo en que se lo constituye la base para argumentar que una actuación policial dirigida
puso en práctica en Nueva York, puede explicarse por cómo reconcilió que se focalice en ipdividuos «de riesgo» podría tener un impacto en la
elementos en apariencia contradictorios, radicales y conservadores, de problemática del delito en general (Audit Commission, ~993; Barker-
olas anteriores, en modos que generaron un significativo consenso po- McCardle, 2000; *eaton, 2000).
lítico. La actuación policial de tolerancia cero es ~adical en la forma en A partir de este razonamiento característico de un enfoque basado
que adoptó la tendencia actual de incorporar nociones del mundo de los en riesgos, la APdI trata de identificar factores comunes, como, por
negocios (Braithwaite, 20003b), con una lógica prbventiva basada en los ejemplo, lugares delconflictos habituales, infractores reincidentes o gru-
riesgos que reconfiguró los «medios» y «fines» d~ la Policía y su papel pos que participan e una cantidad desproporcionada de actividades de-
en la actuación policial. Su carácter conservador Ireside en la forma en lictivas. Usando la información de inteligencia para identificar conduc-
que reintrodujo en la actividad policial la concepbón hobbesiana de la tas delictivas reiter das, «la actuación policial guiada por la inteligencia
Policía y su función en la actuación policial. consiste en conseg ir, reunir y analizar mejor datos de "¡inteligencia"
En una de las olas de actuación policial más ecientes, la actuación sobre los delincue tes y sus actividades a fin de impedif que actúen,
policial guiada por la inteligencia, lo que apare e es una nueva inte- ~ dirigiendo la impo ición del orden público y el patrullaje allí donde se
gración del pensamiento orientado a los riesgos ue une elementos del
1 ~ puede esperar que rroje mayores dividendos» (Tilley, 2003, pág. 313).
campo empresarial y científico. Como sucede cbn otras olas, la APGI responde a pedidos de una ma-
I
yor eficiencia económica; en el Reino Unido, en un informe de la Audit
I
76 / PENSAR LA SEGURIDAD
SEGURlpAD COMUNITARIA Y G,OBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACiÓN POliCIAL PÚBLICA I 77

Commission [Comisión auditora] (1993), se identific~este punto como Ratcliffe, 2004). D~ este modo, se considera que la APGI proporciona
un imperativo central para el cambio. La Comisión co duyó que las or- una «base evidencia~» para el desarrollo de estrategias e iniciativas pira
ganizaciones policiales no estaban operando de un m do coste-eficiente la resolución de problemas (Ratcliffe, 2003).
porque no hacían un uso efectivo de la información e inteligencia. La En el nivel simb~lico, es probable que la APGI posea el potencial de
consecuencia directa de este informe fue el «Modelolnacional de inte- ampliar la corriente! «autoritaria moral» del comunitarismo a la que se
ligencia» (National Criminal Intelligence Service, 2000; Flood, 2004), refiere Hughes (1998) a propósito de las «ventanas rotas» y la tolerancia
que se presentó como I cero. Como ocurre don otras olas en la actuación policial, no hay modo
«natural» de pensari la naturaleza de la vida colectiva. Esté construoro
un modelo de negocios: un medio para organizar el conocimiento tiende, más bien, a férmarse a partir de otras olas discursivas e ideolófi-
y la información de modo tal que se puedan tomar las mejores cas en el «comunitarismn, en general. Cope (2004) señala este fenómeno
decisiones posibles sobre cómo emplear recursos, ~ue se puedan en su reconocimien~o del potencial de «orientación a la resolución de
coordinar acciones en el seno de los distintos niveles de actuación problemas» de la A~GI.
policial y entre ellos, y que permanentemente se aprendan lecciones Nuestro análisis apunta a indicar los modos en que los cambios
que aporten información al sistema (John y Magui+, 2003, págs. en la actuación POliJIial operan a partir de lo que sucedió en el pasa-
38-9: cursivas en el original; véase Barker-Mcf.ardle, 2000). do y conjuntamente con esos acontecimientos anteriores. rada nuevo
enfoque representa rna ola que toma aspectos de las anteriores y crea
La APGI coincide con la prevención situacional de~delito en poner el nuevas combinacion~1 s de elementos. La fusión de las expe~iencias pa-
eje en sitios «de riesgo» o 10 que Ericson y Haggerty d1nominan la «geo- sadas da origen a nuevas mentalidades, tecnologías y prácticas. Las
grafía de los problemas» (Ericson y Haggerty, 1997, P1g. 7), así como en olas tienen que ser inhovadoras y efectistas para lograr imponerse. Para
personas «de riesgo». Sobre esa base se suele generar información a partir ello, es necesario qu~ recuperen modos de interpretar establecidos, e
de tecnologías, que permite elaborar «mapas del delitol». Si bien la infor- intereses y objetivos ~nstitucionales. Las instituciones son importantes,
mación de inteligencia se usa para aplicar la fuerza Ciercitiva en forma pero también lo son Ias mentalidades y la capacidad innovadora de la i
más efectiva, también resulta útil para identificar dónd pueden desempe- agencia humana. I
ñar un papel fundamental los actores no policiales. C mo sucede con la
I
Pensado en función de olas, no hay rumbos inevitables én ninguna
actuación policial de «ventanas rotas» y su variante, la «tolerancia cero», de las corrientes que +mos explorado. La cuestión de si la agehda guiada
la APGI puede conceptua1izarse en el marco más general de la actuación por la inteligencia esta, o no, impulsando una vuelta a la actuación poli-
policial orientada a la resolución de problemas, al tiempo que contribuye cial tradicional, con fa solución diferenciada y propia para ~lsíndrome
a la «racionalización» (Manning, 2001, pág. 84; John Maguire, 2003) de «los medios por encima de los fines», depende en parte de una mezcla
de imperativos del neoliberalismo y el neogerencialis o (Chan, 2001b; impredecible y contidgente de factores sociales, políticos y económicos
Manning, 2001). Como señala Cope: «El enfoque ori ntado a la resolu-
que influyen sobre la fflrma y la magnitud de las olas. Si bien los cambios
ción de problemas y el guiado por la inteligencia se ap yan en el análisis en la actuación polic a.l, como todos los cambios, son contingentes, el
del delito estudiando grandes volúmenes de informaci n para identificar patrón que surge de 1 s sucesivas olas de cambio que han cqnformado
problemas y, a partir de ahí, permitir que se elaboren intervenciones "a la actuación policial s el de un movimiento hacia un modelo noda!' '
medida" y que se apunte la actividad policial hacia los riesgos identifica- Aunque la Policía sigJe ocupando un lugar central en la actuación poli-
dos» (Cope, 2003, pág. 341). Mientras que, por un lado, la información cial, hoyes vista, y se re a sí misma, como un nodo más entre otros. En
de inteligencia puede utilizarse en forma «táctica» pata conformar una
base sobre la cual asignar recursos policiales a corto plazo (por ejemplo, ]
.~ el marco de este contexto global, la Policía ha intentado, con una dosis
~ considerable de inventiva, situarse en un rol que reconozca el hecho de
u I
patrullas), también se la puede utilizar en forma «estratégica» como fuen- "
I!>
@ que la institución ha sfdo, y es probable que siga siendo, una institución ¡'I
te de información para elaborar modos de abordar en forma preventiva de práctica de gobierno fundamentalmente hobbesiana y se desarrolle ~ .!,1
la distribución de los problemas y sus causas (Smith, 1998; Cope, 2004; partir de este hecho. 1
:.jJ
78/ PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD COMUNITARIA Y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUACiÓN POLICIAL PÚBLICA /79

La versión más reciente del proceso en olas es la aparición de lo que situando a los OAC de forma deliberada en zonas donde los niveJ de in-
en Gran Bretaña se denomina «actuación pOlí~ial para la confianzas". civilidad se relaJionan con niveles mayores de miedo y ansiedad prblica.
Como la corriente de «ventanas rotas», el objet vo es brindara la ciuda- La creaciónl de los OAe representa también una extensión dr la ola
danía la confianza de que la seguridad se está obernando (Crawford y guiada por la imteligencia. Blair sostiene que el mandato de la Policía
Lister, 2004; Innes, 2004; Crawford y otros, 20'05; Millie y Herrington, pública se ha ampliado. No sólo debe poner más énfasis en casos de
2005; Herrington y Millie, 2006; Fielding e Innes, 2006; Blair, en pren- alteración del o[den público, sino que, además, debe mejorar su capa-
sa). Lo que esta ola redescubre es que lo que lo! ciudadanos valoran no cidad de abordar delitos graves y actos terroristas (véase el Capítulo 3),
l tener la confianza de en especial desplués de los atentados en Londres en juli? de 2005 (Blair,
es simplemente el orden en un momento dado, Stno
que el orden se mantendrá en el tiempo (lnnes, 2004). Thomas Hobbes 2005). La emp~sa de la actuación policial pública, según Blair, debe
expresó este sentimiento siglos atrás, cuando epmparó la paz y el buen p:
estar inserta en as comunidades locales para que identifique, prevenga y
tiempo. El buen tiempo, según Hobbes, no se ,efiere simplemente a un reaccione de for a efectiva ante diversos comportamientos que forman
momento en que brilla el sol, sino a la confianza de que se puede esperar parte de un am¡plio espectro, desde desórdenes menores hasta delitos
que continúe brillando. graves. Como observa Blair:

La SegUridJ nacional depende de la seguridad barrial.


Actuación policial para la confianza No va a ser ~n oficial de una unidad especial del Scotland Yard el

En el Reino Unido, en la actualidad rige U¡


política pública explí-
cita de prestar servicios policiales públiCO.Squ no sólo sean efectivos,
que se enfrell te a un terrorista, sino un agente de barrio o un OAe
local.
No van a ser la Policía y las agencias de inteligencia las que triunfen
sino también sensibles a la «brecha de confianz » (Millie y Herrington, sobre el deliJo, el terrorismo y el comportamiento antisocial, sino
2005) entre el miedo al delito que sienten los crudadanos y las tasas de las comunidldes.
delito reales (Blair, 1998; 2003). Un hecho em lemático de esta ola de No queremof un tipo 4e fuerza policial que sea amable con la gente,
actuación policial para la confianza ha sido la reación de los Oficiales y otro, que l!lgue en vehículos oscuros con los rostros cubiertos con
de Apoyo Comunitario (OAC), por parte de sir Ifn Blair, jefe de la Policía pasamontan s.
Metropolitana de Londres (la Met). Los OAC representan un segundo El que sea r sponsable por uno, tiene que ser responsable por el
nivel de prestadores de servicios de actuación bolicial en el seno de la otro (Blair, 005).
Met. Son «propiedad» de la Met, quien los entriena, pero poseen menos
poderes legales que un agente de policía común. Escribe Blair: Para Blair, l~ función de patrullaje fue la que llevó a la Policía a las
comunidades y 1 s permitió trabajar conjuntamente con las comunidades
La gran ventaja de los OAe es que no aban~onan las calles. No para forjar alian as nodales. A medida que esta función característica de
necesitan un entrenamiento' prolongado, no tealizan detenciones, la Policía fue dilminuyendo, según Blair, también se fueron disolviendo
no operan sobre el orden público ni los parti~os de fútbol, no van los estrechos vínculos entre ciudadanos y comunidades que son tan ne-
a tribunales; simplemente, están. Aportan 11
presencia que, cree- cesarios para la ~ficacia de la actuación policial nodal. Tal disminución,
mos, busca la ciudadanía y que frenará las incivilidad es (Blair, en sostiene Blair, ~ebe revertir se si se quiere superar la balcanizaciónde
prensa). la actuación po~icial que ha engendrado (consecuencia de que la gente

Como se reconoce en el lúcido comentario anterior, la ola de ac- ..


i
o

]
ha intentado llerar los espacios que dejó vacíos la falta de patrullajes).
Este viraje, apunta Blair, es esencial si la Policía y, por ende, los Estados,
ti)
tuación policial para la confianza amplía la ola de las «ventanas rotas» "
9 9 quieren recuperar su estatus hobbesiano de encargados de garantizar la
seguridad. Blairlañade que aceptar la balcanización equivaldría a regre-
;' En el original, «reassurance poiicing». [T.] sar a la pluralidad en la actuación policial cuyo fin fue el objetivo de la
80/ PENSAR LA SEGURIDAD
SEGURIDAD COMUNITARIA Y GOBIERNO LOCAL: OLAS EN LA ACTUAClpN POLICIAL PÚBLICA 181

",,~

creación de la Policía británica. En una referenCiaia Peel, Blair plantea Al observar esta última ola recordamos que las transformaciopes en
que si la Policía no vuelve al patrullaje como part esencial de sus fun- la actuación policial públi~a no son impulsadas sólo por las aspiraciones
ciones, podría acabar por «adoptar métodos de act¡ ación policial como normativas y es~1atégicas de los administradores policiales y las auto-
~-f
los anteriores a 1829» (Blair, 2003, pág. 6). Afirma. «A menos que haga- ridades a las que responden. La principal preocupación tle las reformas
mos algo espectacular, estamos seguros de que la ihsatisfacción pública policiales es, en iran parte, mejorar la forma en que las brganizaciones
va a crecer y que las autoridades locales, asociacI·¡ nes de propietarios policiales llevan cabo sus tareas, no sólo en términos i~strumentales,
y ciudadanos particulares van a dejar de recurrir la Met en busca de sino también en función de profundizar su compromiso con los valo-
soluciones» (2003, pág. 6). La aparición de la actu ción policial para la res democráticosl Sin embargo, los líderes policiales son conscientes,
confianza en el Reino Unido ha sido estudiada por ICrawford y distintos al mismo tiempo! de que en la actualidad operan dentro de un mundo
colegas (Crawford y Lister, 2004; Crawford y otros, 2005). Aportan de competencias bodales. Por ello, cada vez les preocupa más elaborar
datos contundentes que respaldan la posición de Blair: estrategias que lep permitirán ganarse lugares para asegurarse de que
las instituciones ~oliciales sigan desempeñando un papel central ell el
El patrullaje visible hoy constituye un elemento 1entral de un mer- gobierno de la se~uridad (Dupont, 2006a).
cado emergente entre una serie de compradores y prestadores en En el mercado de la actuación policial para la confianza, la Policía
lugares diversos (zonas residenciales, industrialFs y comerciales). pública ya no pue:de dar por sentado su lugar estratégico y simbólico.
Este nuevo mercado ha suministrado a comunidades residenciales, Esto no significa que la Policía haya dejado de detentar un considerable
proveedores de viviendas sociales y emprendimi~ntos comerciales poder simbólico (véase Loader, 1997), ni tampoco que no puedan reivin-
nuevas opciones y oportunidades en materia de' prestación de se- dicar sus conocimientos, experiencia, pericia y capacidad como exclu-
guridad. En consecuencia, la Policía pública se ~stá integrando a sivos de la institución. Pero sí implica que las próximas olas en materia
una variedad compleja de organismos y agencias con diferentes de práctica de gobierno podrían estar cada vez más determinadas por
funciones en la actuación policial, junto con una serie, más difusa, una serie de distintos actores policiales y no policiales, responsables de
de procesos de control y regulación. En este contexto, más que un pensar, dirigir y distribuir bienes de seguridad locales.
monopolio del control por parte de la Policía, estamos a las puertas Reconocer la realidad nodal del gobierno de la seguridad es impor-
de un futuro más complejo en el que alianzas de ¿iudadanos, agen- tante no sólo para las organizaciones policiales, quienes posiblemente se
cias locales e intereses públicos y privados se r~únen en redes in- vean obligadas a pensar de modo más explícito cómo se posicionan de
tricadas de actuación policial (Crawford y Lisser, 2004, pág. 414).1 cara a otros nodos; en especial a nodos comerciales, en el campo de la
seguridad (Wood, r006a). Esta realidad también ofrece 0tortunidades
En este contexto comercial, la esperanza detrás de la iniciativa de para otros nodos ~e la sociedad civil, entre ellos aquellos que existen
Blair es que la Met res urja dentro de un contexto nodal como prestadora fuera de los sectores público y privado, que aportan, o pueden aportar,
p~eeminente en el marco de un mercado de actuación policial para la importantes forma~ de conocimiento y capacidades al gobierno dJ la
confianza (Economist, 2005). seguridad.
Este posicionamiento estratégico resulta esencial, según Blair, por Un tema fundamental que recorre nuestro análisis de las olas de
razones instrumentales y simbólicas. Su visión de una «familia policial cambio es el del pap¡el central que las organizaciones polici~les han des-
extendida» (Economist, 2005; Johnston, 2003) es¡la de una fuerza que empeñado en la cre,ción de alianzas y redes. En todas las olas que hemos
recaba información de inteligencia de gran calidad, parte de un «único explorado, las Orga~iZaCiones policiales han reconocido la importancia
servicio policial» que la gestiona y se dedica a crear!azos con las comuni-
dades y a responder a ellas (Blair, 2005). Es una vis ón que tal vez refleje,
.
.~
~ (1
de diversas formas d conocimiento y capacidades. No obstante, invaria-
~ blemente la Policía a empleado este reconocimiento para privilegiar el
como señala Johnston, «el intento más reciente de lo rar la soberanía poli- G
~ rol de la policía corno principal nodo en la actuación policial. La visión
cial sobre el gobierno de la actuación policial/seguridad de la comunidad» de las alianzas nOda,es centradas en la Policía, aunque predecible y com-
(Johnston, 2003, pág. 188) en un mundo de práctica de gobierno noda!' prensible, ha impuesto límites a lo que es pensable y esto, a su vez, ha
I
..__ ••......... ...•__ .......•
------~.~~~ \'""'

82/ PENSAR LA SEGURIDAD

limitado la innovación (Wood y Marks, 2006). A modo de respuesta, en


el Capítulo 4 analizamos la posibilidad de elaborar «principios de dise-
r 3

ño» que mejoren la capacidad de los «actores débiles. para desempeñar


un papel más central en la práctica de gobierno nodal. SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL

Conclusiones

En este capítulo hemos explorado los cambios en los modos de pen-


sar la seguridad de la comunidad en el campo de la actuación policial Introducción
pública. Nuestro análisis se centró en cómo se mezclan y funden anti-
guas y nuevas formas de pensar para producir «61as» de cambio. El eje
En el capítul~ anterior, exploramos los cambios en las formas de
de nuestro análisis fueron las mentalidades cambiantes del castigo y el
pensar la seguridtd de la comunidad en el campo de la actuación poli-
riesgo' y sus implicancias para las formas de confcimiento y capacidad
cial pública. Examinamos la mezcla y fusión de antiguas y nuevas for-
que se consideran esenciales para el gobierno local de la seguridad. He-
mas de pensar enllas suceqivas «olas» de cambio. Nos concentramos,
mos relevado cómo se han repensado y reexpresa~o el conocimiento y la
en especial, en las mentalidades punitivas y orientadas al riesgo que se
capacidad de la Policía en sucesivas olas de cambf' y hemos examinado
encuentran asociadas con intentos actuales de repensar el sitio y el papel
cómo la función policial se ha reconfigurado en modos que se superpo-
I . de la Policía públi1a en relación con otros nodos. En tanto agenda fijada
nen a la Policía en las relaciones nodales.
por el Estado, la jctuación policial comunitaria ha asignado a las or-
Nos valimos de la imagen de las olas como m táfora para ayudarnos
ganizaciones policiales un papel activo en la constitución y la dirección
a visual izar la fluidez del cambio. Los hechos qu tratamos no ocurrie-
de relaciones noda~es. Los objetivos instrumentales y simbólicos de los
ron en forma linear. Por el contrario, se han car cterizado por mostrar
administradores dr la Policía, por un lado, y las instituciones estatales
avances y retrocesos, cuyo efecto es que lo antigu se haya reunido con lo
y organismos polír cos ante quienes responden dichos administradores,
viejo en diversas permutaciones. Estas combinaci nes no siempre fueron
por el otro, han ido conformando (y continúan haciéndolo) esta agenda.
coordinadas y orquestadas; también hubo enfre I tamientos y. tensiones
En este caPítut" el eje de nuestro análisis será el ámbito global, en
en su formación. Es muy probable que el futuro de la actuación policial
cuyo marco explor mas las formas en que se piensa la seguridad huma-
pública continúe expresándose a través de combi~aciones, muchas veces
na. En términos c nceptuales, implica desplazarse desde los Estados,
precarias, de mentalidades, disposiciones institucionales y tecnologías.
e incluso las comunidades, hacia los seres humanos como «objetos re-
Tal vez algunas olas dominen a otras en el fut9ro o desemboquen en
ferentes» (Buzan ylotros, 1998), lo que resulta significativo por varios
nuevas olas que aún no estamos en condiciones 5e anticipar.
motivos vinculados entre sí. Tal desplazamiento representa un desafío
En el próximo capítulo, seguimos explorando la cuestión del en-
fundamental a la i~terpretación tradicional de lo que se entiende por
frentamiento y la coexistencia. A nivel global, co¡:no ha ocurrido a nivel
{<seguridad», y de cf.mo ya través de qué fuentes de conocimiento y ca-
local, se han producido una serie de transformaciones en el gobierno de
pacidad se la puede promover. En un paradigma centrado en el Estado,
la seguridad que hablan a la naturaleza nodal del mundo en que vivimos.
la integridad territorial de los Estados-nación es una cuestión prioritaria,
Al explorar otras mentalidades y estrategias de práctica de gobierno,
como también lo es la capacidad militar de los Estados para proteger esa
pasamos de las formas en que se piensa la «seguridad de la comunidad»
integridad. Las organizaciones militares y policiales, como instituciones
a aquellas en que se imagina la «seguridad humana». Ellas implican un
internacionales y d~mésticas especializadas en el uso de la fuerza, son,
papel importante para nuevos nodos y conjuntoJ de nadas de gobierno
por lo tanto, prioritarias para el gobierno de la seguridad. Un enfoque de
y, como tales, aportan nuevas ideas de lo que es tosible.
la seguridad humanf' entonces, busca descentrar el Estado como objeto
referente al examinar amenazas a la seguridad que provienen de nodos
84/ PENSAR LA SEGURIDAD
SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO ~LDBAL I 85

y redes de personas y actividades que desafían 11s fronteras del Estado conceptual es planteado por la Naciones Unidas en el Human Develop-
tradicionales. Desde este punto de vista, la capacidad coercitiva ejercida ment Reporr [Informe sobre el Desarrollo Humano] de 1994:
por los Estados o en su nombre es apenas una lentre una multitud de
capacidades necesarias para garantizar la seguridad de la ciudadanía. Hace demasiado tiempo que el concepto de seguridad se define por
Como sucede con otros aspectos del gobier~o de la seguridad de la el potencial de conflicto entre Estados. Hace demasiado tie9po
comunidad, el.sueño de gobernar la seguridad humana no significa que que la seguridad se equipara con las amenazas a las fronteras Ide
. se abandonen otros sueños. Por el contrario, hay una coexistencia entre un país. Ha+ demasiado tiempo que las naciones se vuelcan a las
·!formas de pensar el Gobierno y prácticas de gobierno centradas en el armas para proteger su seguridad. I
Estado, en la comunidad y en los seres humanos! todas ellas se mezclan En la actualidad, para la mayoría de las personas, las Rreocupacio-
y funden. En algunos casos (en especial, en rel1ción con la «guerra al nes de la vid~ diaria generan más sensación de inseguridad que el
terrorismo»), esta mezcla y fusión puede estar cargada de tensiones, pues temor a un dtaclismo mundial. La seguridad laboral, la seguridad
algunos de los objetivos que subyacen a determinadas prácticas de go- lh
de ingresos, I seguridad sanitaria, la seguridad ambiental, la segu-
bierno Estadocéntricas pueden llegar a colisiona1' más que convivir, con ridad ante el delito: son éstas las cuestiones de seguridad humana
iniciativas humanocéntricas. La cuestión de cuales serán exactamente que aparecen como preocupación en todo el mundo.
los sueños de gobierno que al final «triunfarán» ;0 dominarán el campo Esto no debe torprendernos. Los fundadores de las Naciones Uni-
mayor de la seguridad, tal vez no haga más que lflejar un desequilibrio
de poder, en términos latourianos, por el que alg .nos actores/nodo s tie-
nen mayor capacidad de pensar la seguridad en eterminados modos, y
I
las personas t
das siempre habían concedido igual importancia a la seguridad de
a la seguridad territorial. Ya en junio de 1945, Fl
secretario de Estado de Estados Unidos informó lo siguiente a su
de enrolar a otros nodos y redes a sus objetivos m~nifiestos. En efecto, se Gobierno, a *opósito de los resultados de la Conferencia de San
pude afirmar, como lo hacen Braithwaite y Dra"os (2000), que la dife- l.
rencia entre «actores débiles» y «actores fuertesJ reside en la capacidad
de conseguir que algunos sueños de gobierno seI pongan en práctica de
Francisco:
t
La batalla de a gente debe lucharse en dos frentes. El primero es
el frente de la seguridad, donde la victoria significa ausencia de
formas más efectivas que otros. En este capítulo, examinamos modos temor. El segu I do es el frente económico y social, donde la victoria
en que se piensa la seguridad humana y las mentalidades, instituciones significa ausencia de necesidad. Sólo la victoria en ambos [rentes
y prácticas de gobierno global detrás de lo imaginado. puede asegura~ al mundo una paz duradera ... Ninguna disposi-
ción escrita en Ila Carta puede poner al mundo a salvo de la guerra
I

si los hombres P' las mujeres no tienen seguridad en sus hogares y


Pensar la seguridad humana sus trabajos (UINDP, 1994, pág. 3; cursivas en el original).

En la tradicional es~uela realista de. las ~el~Ciones Interna~ionales E .. , h I ,. 1 '


sta vision uryanocentnca expresa o que expertos contemporaneos
(RI), el Estado es el objeto referente pnmano, por lo que se piensa la
como Held (2004) XI Kaldor (1999) caracterizan como ética «cosmopolita»
seguridad en función de la integridad (soberana ~ territorial) del Estado- que imagina «seres humanos que viven en un mundo de seres humanos y
nación (M011er, 2000). En pocas palabras, el Estado es el «actor princi- que son consideradfs miembros de un sistema de gobierno sólo en forma
pal» en el sistema westfálico en el que se enmarca fl pensamiento realista secundaria» (Barry, 1999, pág. 35, citado en Held, 2003, pág 469). Según
(2000, pág. 44). Desde una perspectiva de la s1guridad humana, una Held, «las unidades últimas de preocupación moral son personas indivi-
conceptualización mucho más general de la seguridad de las personas J
duales, no Estados otras formas de asociación humana particulares. La
desplaza esta visión centrada en el Estado. El skr humano es ahora el humanidad pertene~e a un único ámbito moral en el que cada persona es
objeto referente central, por 10 que «los interesels de las personas o los digna del mismo res~eto y consideración» (2003, pág. 470).
intereses de la humanidad, como entidad colectiva, pasan a ser el eje» Si bien el eje hutnanocéntrico capta el núcleo de la visión cosmopo-
(Commission on Human.Security, 2003, pág. A Este desplazamiento lita, la Comisión sobre la Seguridad Humana (a la que de ahora en más
I
86/ PENSAR LA SEGURIDAD
.
SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL /87

' está reclamando rAedidas de emergencia o extraordinarias para abordar-


nos re f erirernos como « 1a C omision»
", ) sena
- 1a c 1ara
I mente que este eje
'
lo (1998, págs. 2]-24). La «seguridad», entonces, no es una situación
puede, y debería, alinearse con una política de segJridad de Estado. So-
objetiva, sino un ~<actode habla» (Wrever, 1995; Buzan y otros, 1998);
bre este punto, Kerr (2003) observa una «dialéctica en evolución» entre
«no interesa corno signo que refiere a algo más real; el enunciado en sí
concepciones «Estadocéntricas» Y «humanocéntricas». Por otra parte,
es el acto>' (Wrever, 1995, pág. 55). De manera semejante, Duffield y
se reconoce que algunos Estados han violado, y continúan haciéndolo,
Waddell plantean que el concepto de seguridad humana debe enten~erse
la seguridad de su propia población: como un «principio de formación. Esto es, como producción de "hl.fma-
nos" que neces,it~9 ,segurida~ y, ,al mis~? tiempo, invocación de las redes
Esta interpretación de la seguridad humana no Jeemplaza la segu-
ridad del Estado por la seguridad de las personas. Considera que
de ayuda, subjetividad y pracnca política entre sectores estatales no r
estatales necesarias para esa tarea» (Duffield y Waddell, 2006, pág. 2).
ambos aspectos son mutuamente dependientes. La seguridad entre
En la actualidad, diversos actores securitizadores de los sectores
Estados sigue siendo una condición necesarta bara la seguridad
estatales y no estafales afirman que la seguridad humana se encuentra
de las perso~as, pero la seguridad nacional no ~asta para garanti-
amenazada por el ~elito, la violencia y la guerra. Les preocupa, en parti-
zar la seguridad de las personas. Por ello, el Estado debe proveer
cular, el carácter cfda vez más transnacional de lo que Raab y MilwLrd
'6 diversas tipos de protección a los ciudadanos. Pero los individuos
(2003) definen c0f,0 «redes oscuras», como el delito or anizado lpor
además necesitan protección contra el poder arbttrario del Estado, 9
ejemplo, el tráfico humano, el lavado de dinero, el nar~otráfico) y el
mediante el imperio del derecho y el énfasis en lrs derechos civiles
y políticos, así como los derechos socioeconómicps (Frene Ginwala,
terrorismo (Commission on Human Security, 2003). I
Las investigac~ones revelan el carácter altamente nodal y en red de
citado en Commission on Human Security [Comisión sobre Segu-
los actores y las actividades que conforman el delito organizado (Arqui-
ridad Humana], 2003, pág. 3).
11a,2001; Paoli, 2d02; Beare, 2003). El delito organizado transnaci9nal
es obra de nodos s~fisticados y ágiles que logran escapar a la mirada de
Las amenazas que los mismos Estados represe~tan para la seguridad
las fuerzas del ordfn en el nivel local, nacional e internacional (Wdod,
de las personas son, desde luego, sólo una parte~e una serie mayor de
2006b). Como señjla Dupont (2006b), «el mito de la lucha contra el deli-
. amenazas que provienen de una variedad de fu ntes. En la siguiente
to y las metáforas Jel campo de la guerra, sobre el que se sostiene, qUfdó
sección, examinamos algunas amenazas clave, e especial aquellas que
fuertemente socavado con el descubrimiento de que el delito organizado
caracterizan la actual era de la globalización. I está mucho menos lorganizado de lo que se pensaba con anterioridad y
que las organizaciores criminales son alianzas flexibles entre individuos
que conservaban ~n elevado grado de autonomía». Más aún, dichas
. Amenazas a la seguridad humana alianzas pueden fO jarsea través de las fronteras imaginadas de merca-
Los pilares inseparables de «ausencia de temtl r» y «ausencia de ne-
cesidad» mencionados en el texto anterior de la Naciones Unidas re-
fieren a una gran variedad de factores sociales, políticos, económicos
l
dos lícitos e ilícitos (Beare, 2003). En algunos casos, se hÁ descubierto
la connivencia entr actores de mercados ilícitos y actores de Gobierhos
corruptos (Ruggerd, 2003), lo que hace aun más difícil la tarea de sepa-
rar formas legítimas e ilegítimas de conducta (Beare, 2003).
y culturales que pueden amenazar la seguridad ¡de los seres humanos.
Un análisis nodrl similar ha servido también para examinar el nuevo
Aunque el delito y la violencia representan amenazas significativas para
rostro del terroris~o. Según Gross Stein, los nodos terroristas transna-
la seguridad humana, hay una serie de otras cubstiones (que antes no
cionales se reúnen en redes que producen una especie de redundancia
se conceptualizaban como s.eguridad) que estánil<securitizadas». Según
organizativa, por 19 cual el retiro o la destrucción de un nodo no afecta
Buzan, Wrever y deWilde, la «securitización» es n proceso de construc-
la fortaleza de la réd en su totalidad (Gross Stein, 2001, pág. 74). La
ción social del que participan quienes realizan el cto de habla (<<actores
violencia que se asdta con actos de delito y terrorismo es ,ndicativa de
securitizadores») por el que se expresa una ame aza existencial con un
la naturaleza cambi I nte de la violencia y la guerra, en general, como con-
objeto referente. Al constituir algo como un prob ema de seguridad, uno
..
, ;; SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL I 89
88 / PENSAR LA SEGURIDAD

jf¡~

secuencia de la globalización. Los conflictos violentos contemporáneos vas guerras se inspiran en la guerra de guerrillas y los movimientos de
representan un conjunto de amenazas particular a la seguridad humana contra insurgencia, al tiempo que añaden una dimensión distinta. Como
(Commission on Human Security, 2003; Human Security Center, 2005), sucede con la guejra de guerrillas, quienes participan en las nuevas gue-
en contraste con las que representan los enfrentami~ntos entre Estados rras buscan apod9rarse del control político de las poblaciones, evitando,
o lo que Kaldor (1999) denomina «viejas guerras». ~aldor sostiene que en la medida de lo posible, los enfrentamientos militares. Pero a dife-
nuestro objeto de análisis debería ser en realidad la j<guerra en red" que rencia de la guerra de guerrillas, que, en teoría, intentaba ganarse «los
es llevada a cabo por «redes armadas de actores estatales y no estatales» corazones y las mentes» de las poblaciones, las nuevas guerras buscan
(Kaldor, 2003, pág. 119); entre las numerosas redes existentes se cuen- desestabilizar, corbo lo hace la contrainsurgencia (Kaldor, 1999, pág. 8),
tan «grupos paramilitares organizados en torno a l¡deres carismáticos, pues, como señald Braithwaite (2006), «el odio y el miedo que generan
caudillos que controlan zonas determinadas, células erroristas, volunta- las divisiones entre los integrantes de las poblaciones dominadas son
rios fanáticos como los rnuvahidin, agrupaciones del ctivas organizadas, necesarios para q4e estas guerras se mantengan». Explica Kaldor:
unidades de fuerzas regulares u otros servicios de JEguridad, así como
mercenarios y empresas militares privadas» (2003, rág. 119).
:i~ El objetivo es c~lntrolar a la población deshaciéndose de todo aquel
En contraste con la naturaleza geopolítica o ideplógica de las viejas que tenga una identidad diferente y, en rigor, una opinión dife-
guerras, las «nuevas guerras» (Kaldor, 1999; Duffield, 2001) expresan rente. De este odo, el propósito estratégico de estas guerras es
una política de identidad donde se produce un choque entre «identidades la expulsión de la población a través de distintos medios, como
particularistas» y lo que Kalder caracteriza como ~n «cosmopolitanis- las matanzas masivas o el reasentamiento forzado, así como una
mo, basado en valores incluyentes, universalistas y multiculturalistas» serie de técnicas intimidatorias de carácter político, psicológico y
(1999, pág. 6; véase también Commission on Human Security, 2003, Ca- económico. Es por ello que, en todas estas guerras, ha habido un
pítulo 2). Es cierto, apunta Kaldor, que en las viejas guerras también aumento marcado del ndmero de refugiados y desplazados, y que
intervenía la política de identidad, pero se trataba d~ un tipo de política la mayor parte de la violencia está dirigida contra civiles (Kaldor,
centrada en «una noción de interés de Estado o en lalgún proyecto que 1999, pág. 8).
mirara hacia el futuro, es decir, ideas sobre cómo debía organizarse la
sociedad» (1999, pág. 6). Las nuevas guerras, que jse centran en iden- Las organizacihnes que libran las nuevas guerras son 4escentraliza-
tidades relacionadas con la nación, los clanes, la religión o la lengua, das, más que jerár<1uicas, y están formadas por una variedad de nodos,
encarnan una nostalgia por las divisiones sociales tradicionales que se entre ellos «unidades paramilitares, caudillos locales, pandillas crimina-
templaron durante el colonialismo y la Guerra Fría. Dichas identidades les, fuerzas policiales, grupos mercenarios y también ejércitos regulares,
I

se están volviendo a imaginar y utilizar en medio del fracaso o la caída de además de unidad~s disidentes de ejércitos regulares» (1999, pág. 8).
la legitimidad de proyectos políticos anteriores, corno el socialismo o los Estos nodos hacen rso de nuevos tipos de armas, como minas terrestres
planes para formar naciones de los líderes poscolonialistas (1999, págs. indetectables y armas de fuego pequeñas y ligeras, así como tecnologías
6-7). Los «proyectos políticos que miran hacia atráf» característicos de de teleCOmUnicaciófl como teléfonos móviles y conexiones informáticas
las-nuevas guerras, entonces, «surgen en el vacío creado por la ausencia que permiten la co rdinación de actividades (1999, pág. 8). La globali-
I

de proyectos que miran hacia el futuro» (1999, pá . 7). Kaldor añade: zación ha hecho po ¡ible que la política de identidad de las nuevas guerras
f
«A diferencia de las políticas de ideas que están abiertas a todo y, por se desarrolle tanto 9n escenarios locales como en escenarios globales. La
lo tanto, tien.den a ser integradoras, este tipo de política de identidad es tecnología informática, junto con la facilidad de los viajes internacio-
inherentemente excluyente y, por lo tanto, tiende 11a fragmentación» nales, ha permitido que comunidades en diáspora, por ejemplo, lleven
a ~ a la práctica sus proyectos políticos como redes globales (1999, pág. 7).
(1999, pág. 7).
Una segunda característica esencial de las nuevas guerras se relacio-
..
~
@ ~ La tercera característica distintiva de las nuevas guerras es la «eco-
na con los métodos de violencia empleados. Mientras que en las viejas nomía de guerra globalizada» que las sostiene. Mientras que las viejas
guerras se aplicaba el poderío militar para capturar territorios, las nue- guerras eran patrocinadas por los Estados, la economía de la nueva
90 I PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL f 91

guerra es descentralizada (Kaldor, 1999; Duffield, 2002). Los Estados intensidad», y que son guerras que suelen manifestarse a nivel local, «en
débiles y con dificultades son un «campo fértil>¡ para el crecimiento de ellas participan una miríada de conexiones transnacionales de modo tal
nodos y redes. Aunque poseen algunas de las «tfampas de los Estados», que las distinci¿nes entre lo interno y lo externo, entre agresión (ataques
los Estados débiles carecen de legitimidad pública y fallan cada vez más provenientes dclfuera del país) y represión (ataques provenientes del in-
en el control del ejercicio de la violencia legítima (Kaldor, 2003, pág. terior) o, induJo, entre lo local y lo global, son difíciles de mantener»
120). Los actores violentos se adaptan muy bien a las bases económicas (Kaldor, 1999, bág. 2).'
debl.·litadas de los Estados buscando formas nU9vas de apoyo financiero Un dataset creado conjuntamente por el Programa de datos sobre
por medio de una nueva clase de economía forral global (2003, págs. conflictos de la Universidad de Upsala y el Instituto Internacional de
120-2; Braithwaite, 2006). Duffield desarrolla así este punto: Investigación p~ra la Paz, de Oslo cubre el periodo entre 1946 y 2003
Y se basa en cuatro tipos de conflictos distintos. Los conflictos «inter-
Las economías de guerra ... han conectado Ios recursos locales, estatales» son Ilos conflictos entre Estados, mientras que los conflictos
como los diamantes de aluvión y maderas n~bles tropicales o los «intraestatales» son los que se producen dentro de un Estado. El tercer
derivados de la producción de coca y amapola, con los mercados tipo de conflicto, el «extraestatal», se refiere a «un conflicto entre un
I
globales, en forma tanto legal como ilegal. T¡ambién han estable- Estado y un gr~po no estatal fuera del propio territorio de ese Estado» y
cido conexiones nodales transfronterizas cdn el mundo gris del «se aplica principalmente a guerras para obtener la independencia de un
tráfico de armas, el lavado de dinero y las organizaciones crimi- dominio colonir.l» (Human Security Center, 2005, pág. 20). La cuarta
nales internacionales. Aparte del comercio ilegal, los partidos en categoría es la ~e «conflicto interno internacionalizado» y se refiere a
guerra y grupos terroristas también han iniciado negocios legales. «conflictos intrkestatales en los que el Gobierno, la oposición o ambos
En África, la red Al-Qaeda, por ejemplo, ha llevado empresas que reciben apoyo n~ilitar de otro Gobierno o Gobiernos, y donde hay tropas
operan en los campos de la exportación e importación, del merca- extranjeras que participan en forma activa en el conflicto» (2005, pág.
do cambiario, la ingeniería civil y la agriculníra y pesca (Duffield, 20). Upsala también relevó datos para los años 2002 y 2003 sobre otros
2002, pág. 157). dos tipos de conflictos que antes habían sido excluidos de los datasets so-
bre el tema. El primer tipo es el que se produce entre actores no estatales,
Dada la naturaleza de dichas conexiones nodales transfronterizas, por ejemplo, conflictos entre caudillos o entre grupos religiosos o étnicos
Kaldor señala que si bien emplea el término «guerra» para reflejar el (2005, pág. 21). El segundo tipo es 10 que Upsala define como violencia
carácter político de la violencia, las nuevas guerras efectivamente hacen «unilateral», en el que se incluyen genocidios y masacres (2005, pág. 21).
que las distinciones entre las categorías establecidas de guerra tradicio- Mientras que en las guerras tradicionales se enfrentaban ejércitos de
nal, delito organizado y violaciones masivas de los derechos humanos se grandes dimensiones que luchaban con armas convencionales, lo cual
vuelvan borrosas (1999, pág. 2). provocaba cifras elevadas de muertes en combate, las nuevas guerras
En la actualidad se están recabando nuevos tipos de datos sobre los son «de baja intensidad» o «asímetricas» por naturaleza, y en su mayo-
costes directos e indirectos de las nuevas guerras. Un informe reciente del ría se libran en países en vías de desarrollo. Las guerras civiles fe baja
Human Security Center [Centro de Seguridad Humana] (2005) indica intensidad suelen ser libradas por «fuerzas relativamente pequeñfs, mal
que «la inmensa mayoría de los conflictos armados actuales se luchan entrenadas, con poco armamento, que evitan enfrentamientos militares
en el interior de los Estados y no entre ellos, y la mayor parte ocurren de gran envergarura, pero suelen atacar civiles» (2005, pág. 34).IEn los
en las regiones más pobres delmundo» (2005, pág. 15). En efecto, los conflictos asimétricos, como los que se ven en la actualidad en Irak y
datos obtenidos por el Centro muestran que ¡<el95 por cientd de los
conflictos armados han tenido lugar dentro de los Estados, no entre
.
:¡;
Afganistán, «participan "coaliciones de voluntarios" bajo el mando de
~ Estados Unidos, usando armamento de alta tecnología contra ~ivales
::,
ellos» (2005,' pág. 18). Dicho lo anterior, Kald1er destaca la dimensión @
~ más débiles que tienen pocos o ningún aliado» (2005, pág. 34).
'6 global de la violencia localizada. La autora señkla que si bien a algunas Las transformaciones en los modos de hacer la guerra también pue-
de las nuevas guerras se las llama «guerras civiles» o «conflictos de baja den interpretarse en relación con tres cambios clave eri la naturaleza y
92/ PENSAR LA SEGURIDAD
SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLqBAL f 93

organización de las funciones militares: la incorppración de niños sol- reglamentación, tues revela las limitaciones de un enfoque centrado en
dados; el uso de fuerzas paramilitares y la subconjratación de empresas el Estado, orientado en gran medida a conseguir que los nodos estata-
militares privadas (2005, pág. 34). Se cree que cada~vez son más los niños les respondan ad~cuadamente a determinados principi<ps de conducta
soldados que se utilizan en la guerra. Si bien el reclutamiento de jóvenes (Lewis y Wood, 1006). Como parte de este problema de regulación,
menores de 18 años está prohibido por la Convención sobre los Derechos persiste la dificultad de evaluar en forma precisa los daños causados por
del Niño, de la ONU (Protocolo opcional sobre la p¡articipación de niños la violencia de cafrácter global y nodal debidos, pues se parte de inter-
en conflictos armados, 2000) (2005, pág. 35), «hay niños luchando en pretaciones centradas en el Estado que se focalizan en indicadores tales
casi el 75 por ciento de los conflictos armados de \a actualidad» (2005, como números d9 muertes en combate (Human Security Center, 2005).
pág. 35). También se redutan niños para misiones terroristas en Irlanda Para corregir est9 problema, se está trabajando en la medición de los
del Norte, Colombia y otros lugares. El fenómenb se explica en parte costes directos e ~ndirectos de la violencia por parte de nodos estatales
por la disponibilidad de armas económicas y ligeras que no requieren la y no estatales. U~o de esos costes es la debilitación o destrucción de
fuerza física de un adulto. Además, las tasas de deJempleo juvenil sumí- sistemas de sustento económico, político y social que son centrales para
nistran «una fuente de reclutas potenciales que tal tez no tengan muchas la resistencia y p~osperidad humana (Human Security Center, 2005;
otras opciones de supervivencia» (2005, pág. 35). Duffield y Waddell, 2006, pág. 6). Por ejemplo, además de las muertes
Los factores que explican el crecimiento de la dantidad de niños sol- «indirectas» o «e~cedentes», también puede haber una pérdida de «años
dados son similares para las organizaciones pararriilitares. En este caso, de vida sa/udab/4s» como consecuencia de muertes, enfermedades u
el aumento también puede vincularse con la dispon_~Eilidadde armas poco otros impactos de la guerra (Human Security Center, 2005, págs. 125-
costosas, así como al hecho de que se los puede en¡trenar rápidamente y 6). Por otra parte.llos conflictos y la guerra producen impactos sociales
no requieren niveles elevados de apoyo logístico (20P5, pág. 35). Entre los como «daños a las "redes societales?», «desplazamientos de poblacio-
para militares se encuentra una variedad de entidadrs, desde fuerzas poli- nes» y «una dismirución en la calidad de vida» (2005, pá~. 127). Según
ciales armadas hasta escuadrones antidisturbios, pa~ando por agencias de el Human securitl Report 2005:
inteligencia o ejércitos privados, y llevan a cabo distintas funciones, como
proteger a regímenes establecidos de amenazas internas (rebeliones sepa- Dado que muc os de estos efectos indirectos pueden tardar años en
ratistas o golpes militares) (2005, págs. 35-37). También pueden hacerse manifestarse y ron difíciles de distinguir de los efectos de enferme-
cargo del control de disturbios y la seguridad fronteriza, y hasta participar dades y situaciones que no se pueden atribuir a la guerra, a menudo
de la «eliminación de adversarios políticos» (2005'IPág. 37). se los ignora y s~ favorece la inmediatez del conteo de muertos. Pero
\. El uso de prestadores de servicios militares privados también ha no tener en cuenta la mortalidad y morbilidad indirectas subestima
influido en el modo ,de hacer la guerra (Marldel,12002; Singer, 2003; en extremo tanto los costes humanos de la guerra como el nivel de
Avant, 2005). p
fenómeno se disparó, en parte, a partir de la abrupta gastos y esfuerzos necesarios para mitigar el sufrimiento posterior al
disrmnución e~1\los gastos de defensa y ayuda militar a los países en vías conflicto (citado en Human Security Center, 2005, pág. 129).
de desarrollo t~as la Guerra Frí~ (Human Securi~y Center, 2005). Las
empresas militares privadas ofrecen servicios variados, como mante- El énfasis en los costes indirectos de la guerra refleja una preocupación
nimiento e infraestructura, apoyo logístico, ases9ramiento estratégico más general, por parte del enfoque de la seguridad humana, respecto de las
y combate en primera línea (Singer, 2001, 20m). El «mercado de las amenazas no militares a las poblaciones que habitan tanto e~ zonas de paz
fuerzas» (Avant, 2005) es tal que «cientos de empresas militares privadas como en zonas de grerra. Una perspectiva del «desarrollo humano soste-
han operado en más de 50 países, y se calcula que Sus ingresos globales nible» (véase Ham~son y otros, 2002, págs. 26-7) se centra en amenlzas
s~peran los US$ 100.000 millones por año» (Hukan Security Center, ~ tales como problemas «inducidos por los seres humanos>! que rev~lan
2005, pág. 37). ~ profundas desigualdades en la distribución de los recursos necesarios para
Como se explica en el Capítulo 5, el carácter altamente nodal de la prosperidad y la +perv~vencia humana. Kofi Ann~n, secr~tario general
la prestación de seguridad tiene profundas implidancias en materia de de la ONU, se refiere aquí a estas estructuras de desigualdad:
94 ¡PENSAR LA SEGURIDAD
SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO pLOBAL I 9S

La seguridad humana, en el sentido más amplio, abarca mucho a distintas po~laciones de modos particulares. Las personas que son
. I
más que la ausencia de conflictos violentos. Comprende también el pobres, por lo general, no cuentan con un colchón de protección, en
respeto a los derechos humanos, buenas prácticas de gobierno, ac- especial, en los países en vías de desarrollo, donde las érisis económicas
.~
ceso a la educación y a los cuidados sanitarios, y la garantía de que son más graves y frecuentes que en los países desarrol~ados. La seguri-
todas las personas tienen oportunidades y opdiones para realizar dad de las pers<¡>nasque ya eran pobres antes de un colapso o una crisis
sus potenciales. Cada paso que se da en esta dirección es también financiera queda aun más comprometida por la falta de un ingreso de
un paso hacia la reducción de la pobreza, el cre¿imiento económico subsistencia, la 'falta de seguridad social para los desempleados o autó-
y la prevención delos conflictos (citado en Corrimission on Human nomos, la falta de beneficios laborales pagados por los empleadores, la
Security, 2003, pág. 4). falta de ahorro~ personales y, finalmente, la falta de acceso a cré.ditos o
seguros privad3s (2003, págs. 75-83).
La visión de la seguridad humana, en espeqial en su corriente de- Otro riesgo de los mercados es el de «contagio financiero»j por el
sarrollista, se centra así en la securitización de problemas que antes no cual las crisis eepnómicas en u~ ~aís pu:de~ «reperc.utir».en otra~ part~s
eran conceptualizados en términos de la seguridad, sino en áreas más del mundo, co~o cuando la CrISISeconormca en Tailandia afecta a Asia
generales como las de la sanidad, la economía y 41 desarrollo sostenible. oriental en gen~ral, y también a África, Latinoamérica, Europa bentral
Con respecto a la nutrición, por ejemplo, la Cumbre Mundial sobre la y oriental y Rusfa (2003, pág. 83). Los desastres naturales, como terre-
Alimentación de 1996 llegó al siguiente conseI\so: «La seguridad ali- motos e inundaciones, son una gran amenaza para los mercados y, por
menticia existe cuando todas las personas, en todo momento, tienen lo tanto, para II seguridad humana. Las catástrofes naturales causan
acceso físico y económico a una cantidad suficiente de alimentos seguros muerte, sequías Iyhambrunas, y pueden destruir hogares y dañar recur-
y nutritivos que satisfagan sus necesidades dietarias y preferencias ali- sos naturales (2003, págs. 82-5). También se ha señalado que no debe
menticias para un estilo de vida activo y saludable- (citado en AusAID, anteponerse la p~eocupación por la seguridad humana a la preocupación
2004, pág. 6). El problema relacionado de la «seguridad de ingresos» es por el medio ambiente y el ecosistema (Khagram y otros, 2003). La idea
tratado por la Comisión: 1
de una «íntimaj:! elación entre la naturaleza y la sociedad» (2003, pág.
289) significa q e «los esfuerzos por proteger la naturaleza van a fraca-
Una quinta parte de la población mundial (1.2,00 millones de per- sar a menos que en forma simultánea se promueva la causa del mejora-
sonas) experimentan una grave pobreza de ingresos y viven con miento humano los esfuerzos por mejorar la vida de las personas van
menos de US$ 1 por día; casi dos tercios de eU10sse encuentran en a fracasar si no ~e conservan, si no se mejoran, los recursos esenciales y
Asia y un cuarto, en África. Hay otros 1.600 millones que viven con sistemas de sOP3rte de "lavida» (2003, pág. 289).
menos de US$ 2 diarios. En total, 2.800 millones de personas en el Los dos de~~lazamientos conceptuales, el de colocar a los seres hu-
mundo viven en un estado de pobreza crónica ~ inseguridad diaria, manos como Obtjetoreferente y el de securitizar las amenazas no milita-
cifra que no ha cambiado mucho desde 1990. tunos 800 millones res a los seres hu anos, han servido para abrir un nuevo espacio donde
de personas en el mundo en vías de desarrollo¡ y 24 millones en el volver a imagin r las formas en que se gobierna, y se puede gobernar,
mundo desarrollado y en vías. de transición ?-o les alcanza para la seguridad. En este nuevo campo de la seguridad, se descentran las
comer (Cornmission on Human Security, 200~, pág. 73). formas de conOCtmiento y capacidad que tradicionalmente se aplican en
el gobierno de l~ seguridad estatal, esto es, la capacidad coercitiva y el
Las amenazas a la seguridad económica p~den verse exacerbadas poderío militar. ~sí queda lugar para identificar, desarfollar y utilizar
por procesos económicos globales que golpea más que a nadie a las otras fuentes de conocimiento y capacidad en la elaboración de disposi-
poblaciones que de por sí son las menos privi egiadas. La Comisión ~ ciones para la prkctica de gobierno global que sirvan para formar lazos
sostiene que, aunque los mercados y el comercio son necesarios para el ~ o vínculos entre ~spacios de problemas diferenciados.
crecimiento económico, que en sí es fundament~l para promover la se- En el próxi~o apartado, reflexionamos sobre estrategias de prácti-
guridad humana, los mercados entrañan riesgos que pueden perjudicar cas de gobierno que se basan en una orientación a la seguridad huma-
I
SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL I 97
96/ PENSAR LA SEGURIDAD I

nao Nuestra intención no es cubrir la totalidad de ,as áreas sustantivas práctica (véase Hampson y otros, 2002 para un visión gener~l sobre
qu& forman parte del gobierno de seguridad humana. Por el contrario, abordajes a la seguridad humana).
centramos la discusión en formas en que los encargados de elaborar
políticas, los profesionales y los expertos que trabfian en el campo de
la seguridad humana piensan sobre dos cuestiones generales: en qué La lucha co~tra el delito y el terrorismo
reside la capacidad de gobernar, en función de diveles o capas hori-
zontales (esto es, microlocal, nacional, global), y cómo se coordinan o El acento Jtual en la necesidad de estrategias globales para comba-
integran, o deben coordinarse o integrarse, esos n'veles.Examinamos, tir el delito y lifurar la «guerra» contra el terrorismo es un punto sobre
en particular, las prescripciones cosmopolitas de e~pertos como Kaldor el que volvererrios hacia el final de este capítulo, en nuestra diJcusión
y Braithwaite, que destacan la importancia de priviJegiar formas locales sobre las dificultades para compatibilizar los enfoques Estadocé1ntricos
de conocimiento y capacidad en un marco normativo global. y humanocéntri:cos. Por el momento, nos centramos en el hecho d~ que el
carácter transn,cional del delito y del terrorismo ha requerido res~uestas
innovadoras pOf parte de las instituciones de gobierno de la seguridad
tradicionales, e! especial la justicia criminal, las agencias de inteligen-
EsUategias para el gobierno de la seguridad lmana
cia y las fuerzasl_militares. Tales respuestas necesitan, y van a necesitar,
La implicancia más obvia del enfoque de la se hiridad humana es la nuevos tipos de Clisposiciones nodales para identificar, aprovechar y co-
necesidad de identificar, movilizar y, en algunos e sos, construir diver- ordinar fuentes ~e conocimiento y capacidad que pueden contribuir a la
sas formas de conocimiento y capacidad, que pueden aprovecharse en el prevención de a~tividades delictivas y terroristas. Como quedó reflejado
nivel local, nacional y global. Dada la necesidad de:contar con múltiples en el capítulo anterior, la idea de que las organizaciones policiales, por
auspicios y prestadores según las distintas mentall·dades, se puede cali- ejemplo, deben ~ormar alianzas o redes locales, no es del todo nueva; de
ficar a la promoción de seguridad humana de po icéntrica. McGinnis hecho, hace más de dos décadas que se viene elaborando en las demo-
cracias occidentkles (Fleming y Wood, 2006).
define así el concepto:
Los encarga~os de elaborar políticas y los profesionales del campo
Un orden político es policéntrico cuando contie1e numerosas are- adhieren a las Vi\irtudes de las alianzas y las redes dado su potencial
nas (o centros) de autoridad y responsabilidad qí e se superponen.
Estas arenas existen en todas las escalas, desde 1 ' s grupos comuni-
para mejorar la actuación policial reactiva y proactiva. El reconoci-
miento de que actividades transnacionales, como el delito organizado
tarios locales hasta los gobiernos nacionales pa ando por las dis- y el terrorismo tienen el carácter de «redes oscuras», hoy influye en
posiciones informáticas destinadas a la práctica e gobierno a nivel forma explícita fn las direcciones estratégicas de agencias policiales,
global ... Se establece un fuerte contraste con la isión estándar de organizaciones rilitares y otras instituciones de seguridad estatal. En
la soberanía en tanto única fuente de poder podico y autoridad, y Australia, por ejtemPIO, la nueva estrategia contra el delito organizado
responsable exclusiva de determinar políticas p~blicas (McGinnis, por la Policía de ictoria ~e basa en el supuesto de que el modo en que la
institución está rganizada debe «cambiar algunas de sus estructuras
1999a, pág. 2).
internas, su cultura y su forma de pensar para lograr igualar y comba-
Los centros superpuestos de autoridad y resP1nsabilidad queparti- tir las caracrerísficas fluidas, flexibles, dinámicas e integradas propias
cipan o pueden participar del gobierno de la seguridad humana cubren de las redes del delito organizado» (Victoria Police, 2QOS, pág. 8). En
una gran variedad de estrategias para abordar c~estiones vinculadas a
la «ausencia de temor» (en especial, el delito y ellerrorismo), así como
.
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un tono similar, lila Policía Federal de Australia está desarrollando su
capacidad internacional para orientarse hacia la inteligencia mediante
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cuestiones vinculadas a la «ausencia de necesid d». En los siguientes e ~ la formación de ¡redes globales integradas por agencias públicas, co-
subaparrados, nos detenemos en algunos modo~ de gobierno clave, y munidades, el sector privado y organismos internacionales (Wardlaw
en el tipo de conocimiento y capacidad que implifan para su puesta en y Boughton, 2006).
I
SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL I 99
98/ PENSAR LA SEGURIDAD

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Las redes globales de actuación policial y seguridad son otro eje cen- instituciones montadas para ganar la Guerra Fría ... En vez de en-
l
tral de las nuevas políticas antiterroristas. Los Gobietnos estatales se han frentarse a unos pocos adversarios muy peligrosos, Estados Unidos
propuesto desarrollar lo que en términos generales podría denominarse debe hacer 4ente a un número de dificultades menos visible.s que
redes de conocimiento, redes de capacidad y redes '~e recursos (Wood, exceden los fímites de los Estados-nación tradicionales y exigen
2006b). En relación con las redes de conocimiento, ppr ejemplo, las agen- respuestas rapidas, imaginativas y ágiles (National Commission
cias estatales reconocen la importancia de «identificar» y «conectar los on the Terro I ist Attacks upon the United States, 2004;, pág. 399).
puntos» (RAND Corporation, 2004), partiendo de la premisa de que
«para prevenir amenazas serias, como atentados ter~oristas o epidemias, Un aspectoundamental de esta agilidad es la capacidad de conse-
es necesario reunir datos aislados a fin de descubrirl patrones generales» guir el apoyo de rganismos nacionales e internacionales para que apor-
(2004, xi). En la «guerra contra el terrorismo'> se emElean estrategias mi- ten conocimient s, capacidades y recursos, en el seno de una estructura
litares, así como otras estrategias de inteligencia y 1igilancia, diseñadas general que logr~ una «unidad de esfuerzo» en áreas tales como el relevo
para rastrear los movimientos (de fondos, información y personas) en las de datos de inteligenCia y el planeamiento operativo (2004, cap. 13).
redes oscuras. Para poner en práctica tales estrategias fue necesario for-
mar vínculos de cooperación en áreas como el intercambio de información
La protecciónl de personas en zonas de conflicto
de inteligencia, cuyo obj,eto,es preveni,r atentada, s obslaculizando los flujos
de recursos necesarios para llevar a cabo actividades erroristas y capturar
a los responsables (Commission on Human Security, 2003, pág. 23; véase Como sucedl con las acciones destinadas a combatir el delito y el
también Duffield y Waddell, 2006; Stohl y Stohl, 2002, 2004). terrorismo, la prptección de personas en zonas de conflicto requiere la
Las redes de capacidad también se forman a Pfrtir del supuesto de intervención de la capacidad de Estado tradicional bajo la forma de ac-
que las agencias especializadas, como la Policía, po poseen todas las ciones de fuerzas\policiales, militares y de paz. Sin embargo, tal función
destrezas necesarias para identificar, recoger Yanalizar información que protectora, concéptualizada por la Comisión sobre la Seguridad Huma-
pueda contribuir a la prevención o el control del deltto. La creciente par- na en un «marcolintegrado de seguridad humana», debe constr uirse.so-
ticipación de civiles que poseen capacidades analíticas especializadas es bre cinco pilares rara los que hace falta múltiples conjuntos de recursos:
un ejemplo de cómo la Policía y otras agencias estatales establecen redes «garantizar la selfuridad pública»; «satisfacer necesidades humanitarias
inmediatas»; «inIciar la rehabilitación y reconstrucción"; «enfatizar la
de capacidad más fuertes. I
Por su parte, las redes de recursos se forman en varios modos dis- reconciliación y coexistencia»; «promover las prácticas de gobierno y el
tintos. Ayling, Grabosky y Shearing (2006) sostieJen que instituciones empoderamientof> (Commission on Human Security, 2003, pág. 61). «En
estatales como la Policía pueden «atraer- una serie ¡de recursos externos la medida de lo posible», escribe la Comisión, «todos los instrumentos
mediante la «coerción>' (por ejemplo, exigiendo a determinadas organi- y herramientas necesarios (políticos, militares, humanitarios y de desa-
zaciones, como empresas químicas, que denuncien ventas sospechosas), rrollo) deben ser reunidos bajo un liderazgo unificado, e integrados en
la «venta» (por ejemplo, empleando contratistas militares privados) y lugares cercanos a los puntos de distribución de la asistencia» (4-003,
los «obsequios» (por ejemplo, recibiendo donaciones de equipamiento) pág. 61).
La Comisión observa que en los contextos posteriores a un cdnflic-
(Ayling y Grabosky, 2006).
En términos generales, los gobiernosnacionalrs buscan reinventar- to, los Estados por lo general no tienen la capacidad de garantizar la
se en modos que respondan de manera más efectiva a la naturaleza de seguridad. En talks situaciones, suele aumentar la violencia y el delito y,
las «nuevas guerras». El informe de la Comisión ~el 11 de septiembre en algunos casos, las instituciones de seguridad estatales (en especial,
~
:¡;
~ las fuerzas polici~les y militares) son corruptas. Aunque la intervención
:¡¡
afirma: !'o l'.
Q !;il militar externa es necesaria para cumplir diversas funcÚmes de eJtabi-
.6 Tal como están configuradas en la actualidad, l~s instituciones de lización, como separar a los combatientes y proteger el suministto de
seguridad nacional del Gobierno de Estados Unidos siguen siendo asistencia humanitaria y de reconstrucción, «los objetivos deben! diri-
SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL /101
100 I PENSAR LA SEGURIDAD

girse a mantener la seguridad pública combatiendo el delito (nacional I~l sión de Kaldor dt una arquitectura de imposición de la ley cosmopolita
~,
'~'
y transnacional) y construyendo la capacidad de la Policía nacional y
,

, ~; (2003, pág. 156.1: junto con otros recursos, estructuras y desarrollos


local» (2003, pág. 62). La Comisión añade: «Unas instituciones de se- de capacidades necesarios para respaldar «a un nuevo tipo de soldado-
guridad estatales efectivas que impongan el orden p¡úblico y el respeto policía» (KaldO~ 1999, pág. 130) que representa a «un servicio profe-
de los derechos humanos son un componente esencial para alcanzar la sional, integrado por personal civil y militar, desde tropas de paz fuertes
seguridad humana, el desarrollo y la práctica de go~ierno» (2003, pág. hasta policías y lendarmes, administradores, contadores, observadores
63). En un texto reciente sobre redes internacionaler de gobierno de la de derechos humanos y trabajadores humanitarios» (Kaldor, 2003, pág.
seguridad, el jefe de la Policía Federal de Australia se Fefiere a las virtudes 156). «El objetivo del servicio», añade la autora, «es proteger a los civiles
del desarrollo de capacidades y de la transferencia de conocimientos en antes, durante y ~espués de los conflictos» (2003, pág. 156).
Estados débiles y en proceso de desintegración de la r~gión Asia-Pacífico Esta propuesta de reconfiguración de la actuación policial y la prác-
(Keelty, 2006). Si bien el desarrollo de capacidades responde, en parte, tica militar puede interpretarse en un marco más amplio formulado
al deseo de mejorar la coordinación de tareas entre organizaciones poli- por la Comisión donde se pone el acento en un abordaje de «segyidad
ciales internacionales para el mantenimiento del or1en global, también humana integrada». En especial, se considera que la protección He las
es producto de una ética cosmopolita más amplia, cc¡mo señalamos más personas debe ir acompañada de un enfoque orientado al futuro, p~nien-
adelante, que se preocupa por promover el respeto de los derechos hu- do el eje en la protección de los derechos humanos, la pacificación y la
manos y otras normas globales por parte del Estadol· producción de defarrollos sostenibles en diversos ámbitos. Estas estrate-
Tradicionalmente, se han considerado los procesos de «pacificación» (' gias diferentes, pero complementarias, sobre el gobierno de la seg~ridad
como iniciativas cuyo fin es supervisar la implerneritación de acuerdos humana destacan la importancia de aprovechar formas de conocimiento
I
pactados entre dos facciones en guerra. Kaldor cuestiona esta manera de y capacidad localles dentro de un marco cosmopolita. Dicho lo anterior,
vedas cosas. Sostiene que lo que hace falta en realidad es «la imposición en la actualidad efiste una tensión entre la visión cosmopolita y la visión
de Aormas cosmopolitas, esto es, la imposición del derecho internacional Estadocéntrica d~la práctica de gobierno, que se manifiesta en especial
humanitario y de la legislación sobre derechos humanos» y añade que en la guerra cont a el terrorismo, en la que se privilegia la seguridad «de
«debería ser posible diseñar estrategias para la prd1tección de civiles y la patria» yel de pliegue de la capacidad militar que respalda esa segu-
la captura de criminales de guerra. El objetivo polít co es proporcionar ridad. Antes de e plorar esta cuestión, nos detendremo~ en la cuestión
zonas seguras en donde puedan surgir formas alte nativas de política de la protección e los derechos humanos, la pacificación y el desarrollo
inclusiva» (Kaldor, 1999, págs. 124 5). El funcionar~o del orden cosmo-
c de sociedades corho otras formas de gobernar la seguridad.
polita que Kaldor imagina representa a un híbrido (le las funciones mi-
litares y de policía. Aunque algunas de sus tareas p~drían ser el control
i'
del espacio aéreo o el mantenimiento de los ceses 1 fuego, tareas que La protección ~e los derechos humanos
tradicionalmente realizan los soldados, otras funci nes, como proteger l
la libertad de movimiento y capturar criminales d guerra, se acercan Aparte de la intervención militar, hay varios mecanismos para
más a las tareas de la Policía (1999, pág. 125). I asegurar el cump~imiento interno de principios internacionales de de-
La visión del mantenimiento del orden cosmdpolita vislumbrada rechos humanos.IHampson y colegas examinan tres: las sanciones, la
por Kaldor adhiere al principio de «imparcialidad» ~ás que al de «neu- exposición a la vfrgüenza pública y la cooptación (Hampson y otros,
tralidad». El funcionario del orden cosmopolita, sin discriminar sobre 2002). Aplicar sayciones consiste en negar bienes y servicios extranjeros
la base de la raza, la religión u otras formas de identidad, tendría como
tarea proteger esos derechos en la seguridad humanf. consagrados en las
.
~
-e
.
:;
a naciones que n1 están brindando la debida protección a los derechos
humanos. La exppsición a la vergüenza pública consiste en divers'ts ac-
::,
normas cosmopolitas (1999, pág. 128). Más aún, ninguna nación debe ~ © tividades educatiras y de divulgación destinadas a exponer prácticas
ser inmune a estas normas, ni siquiera Estados Unidos (Kaldor, 2003, del Estado violatorias de los derechos humanos. La cooptación intenta
pág. 156). El Tribunal Penal Internacional también es central en la vi- implementar norras legales internacionales como también establecer o
102 I PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL 1103

1
J.'eformar estructuras judiciales nacionales para p.osi il.itar la imposiciÓ.n es importante ellprocesamiento de los responsables de las viola9iones
de esas normas. Si bien los autores destacan el uso ue las agencias in- de derechos humanos durante la dictadura. Esta tarea continúa en la
ternacionales les dan a estos mecanismos, también
de cuerpos intergubernamentales
local y transnacional.
E encionan el papel
y no gubername tales en los niveles
actualidad, juntd con otras, como la de promover el procesamiento de
miembros de organizaciones policiales y otros actores estatales prota-
gonistas de hechos de «violencia institucional posterior a la transición
En Argentina, por ejemplo, diversas agrupaciones no gubernamen- democrática», como casos de brutalidad policial, ejecuciones extrajudi-
tales y comunitarias combinan distintas estrategias, como sancionar, ciales y abuso en el uso de la fuerza (ICHRP, 2003, págs. 54-60).
exponer a la vergüenza pública y otras técnicas, y esto ha servido para Como lo de~nió una vez un colega argentino, los procesos d~ san-
producir un impacto profundo en la cultura de der1echos humanos del cionar y exponer a la vergüenza pública a los responsables de violaqiones
país. En el corazón de esta cultura se encuentra el deseo de preservar la de derechos humanos aspira a «estructurar su campo de acción posible»
memoria colectiva sobre las violaciones a los deredhos humanos en el en el futuro (frare que, obviamente, es tributaria de Foucault; véase
pasado y en el presente (véase Cohen, 1995). Foucault, 1982, fág. 221). Dicho de otro modo, la exposición a la ver-
Una expresión icónica de la práctica de gobier~o basada en los de- güenza pública y ~assanciones sirven para instar el cumplimiento futuro
rechos humanos de «arriba hacia abajo» se encuentJa en las Madres de de la legislación Sf)bre derechos humanos, haciendo que las prácticas que
Plaza de Mayo de Argentina. La agrupación fue creada para recuperar niegan tales dere hos sean legalmente difíciles, además de públicamente
los cuerpos de los hijos e hijas que habían «desaparecido- durante la inaceptables.
dictadura militar. El informe Delincuencia, orden rúblico y derechos Otra corriente de gobierno de la seguridad humana en el marco de
humanos describe el impacto de las Madres a medida que se consolida- un enfoque de derechos humanos se encuentra en las «comisiones de
ban a fines de la década de 1970: I la verdad» cread1s en países como Sudáfrica y El Salvador (Hampson
y otros, 2002, plág. 22). puizás la forma más precisa de definir las
Desde las primeras épocas de la dictadura militar, todas las sema- comisiones de la hrdad es como instituciones para gobernar el futuro,
nas, decenas de mujeres se reunían en la Plaza de 1ayo, en el centro que al tiempo que se ocupan de esclarecer verdades sobre violaciones
de Buenos Aires, llevando fotos de sus seres querid¡s, a quienes fun- pasadas de la se~uridad humana, se dedican a buscar compensacio-
cionarios de Gobierno se habían llevado a la fuerza. Al principio, nes y soluciones ~onciliadoras a dichas violaciones (Le~an-Langlois y
la Policía reprimía violentamente las manifestaci~nes, pero con el Shearing,2004)'j I
tiempo, el coste político de una violencia tan pública y visible con- En el caso d Sudáfrica, la Comisión Verdad y Reconciliación se
tra mujeres (y madres) se volvió demasiado elevado. Estas mujeres, creó, en palabra de Tutu, como «una tercera vía de amnistía condi-
cuyo interés materno por el bienestar de sus hijols desaparecidos cional», una altetnativa, por un lado, al enfoque puramente punitivo
no podía ser calificado en forma creíble de subve[sivo, dejaron el de Núremberg yJ por el otro, a la impunidad que Tutu definió como
camino abierto para que otros criticaran los abusos del régimen «amnistía nacionrl» (Tutu, 1999, págs. 33-4). Para Tutu, era importante
militar (ICHRP, 2003, pág. 54). recordar y establerer la verdad de 10 que había sucedido: los responsables
de atrocidades pasadas habían de tener un rol central en el proceso de
-En Argentina, las agrupaciones civiles que gobternan la seguridad esclarecimiento 1e la verdad y de reconocimiento del daño que se había
humana mediante la exposición y condena de la vi9lencia institucional generado. I
de Estado suelen ocupar un lugar prominente. Otro éjemplo es el Centro Según Braithfaite (2002), el modelo de la Comisión Verdad y Re-
de Estudios Legales y Sociales (CELS), formado en 11979para promover 1
conciliación es, la vez, restaurativo y brinda respuestas. Se trata de
la tarea de exponer tanto instancias particulares como prácticas sistemá- "
:;; ~ «hablar con ca1~a al mismo tiempo que se es capaz de recurrir a un
ticas de violencia institucional de Estado durante la fictadura militar en l; 9 garrote» (2002, pág. 196) o, como 10 describe Tutu, «la zanahoria de la
Argentina y, después, tras la llegada formal del Gobierno democrático. libertad posible a cambio de la verdad, [donde] la vara era la perspectiva
I
Para el CELS y otras agrupaciones de defensa de los derechos humanos de sentencias de cárcel prolongadas para los que ya estaban en prisión,
104 J PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL/lOS

'6

y la probabilidad de detención, procesamiento y encarcelamiento de los 1:


a la de su víctirya, gustara.o ~o. En .el proc~s~ de deshp'm.aniz~r
que todavía estaban libres» (Tutu, 1999, pág. 34). En este modelo, las a otro, al causat danos y sufrimientos indescriptibles, el vicnrnarro
víctimas de violaciones de derechos humanos tienen la oportunidad de también quedara inexorablemente deshumanizado (Tutu, 1999,
contar sus historias y participar en la e!aboraciónde Jlanes de acción de págs. 34-5).
reparación o rehabilitación (1999, pág. 34).
Los políticos acordaron que las solicitudes de amnistía serían consi- El espíritu de ubuntu es captado por la propuesta de Braithwkite
deradas como parte de este proceso. Este punto fue o~jeto de polémicas. (Braithwaite, 2005~ de un abordaje restaurativo a la construcción la de
Si bien la exposición pública a la vergüenza era uno 1e los componentes paz, en el cual es central el desarrollo de asociaciones nodales de actores
de! proceso de revelación de la verdad, en concordancia con la teoría estatales y no estatÁles para integrar procesos de exposición pública a la
restaurativa de Braithwaite, algunas personas pue?en opinar que la vergüenza y reinte~ración. I

, I
vergüenza pública no basta, y que quienes sobreviv~n a violaciones de
derechos humanos deberían tener la oportunidad de reclamar daños y
perjuicios civiles y penales. En respuesta a estas objeciones, Tutu explicó La construcciónlde la paz
que su enfoque de la «tercera vía» refleja la visión africana del mundo,
ubuntu, que se centra en el principio del perdón: I
La Comisión sobre la Seguridad Humana sostiene que los Estados
y la comunidad intemacional deben ser responsables de proteger $ la
Ubuntu es muy difícil de traducir al lenguaje occide1taL Se refiere a población en situaLones de conflicto y de reconstruir las sociedades.
la esencia misma del ser humano. Cuando queremos elogiar mucho Sin embargo, la CJmisión advierte que este énfasis cosmopolita en la
I

a alguien decimos «Yu, u nobuntu»: «Eh, él o ella ¡tiene ubuntu». provisión de seguridad y protección no puede ser interpretado como una
Esto significa que es una persona generosa, hospitalaria, amigable, solución provisional. En rigor, "la medida del éxito de una intervención
I
bondadosa y compasiva. Que comparte lo que tiene. ¡También signi- no es el triunfo militar, sino la calidad de la paz que deja» (Commission
fica que mi humanidad está atada, inextricablemente unida, ala del on Human SecurityJ 2003, pág. 57). La Comisión objeta la visión esta-
otro. Somos parte de la bolsa de la vida. Decimos «~na persona es blecida de que la refuperación de un conflicto violento y la pacificación
una persona a través de.otras personas». No es «Pie~:so, lU.ego exis- constituyen un pro<feso linear, que empieza con la estabilización, sigue
to», sino «soy humano porque pertenezco». Partic po, comparto. con la prestación de asistencia humanitaria de alta prioridad, luego la
Una persona con ubuntu está abierta y disponible los demás, re- reconstrucción y eJ último término, el desarrollo. Sostiene, en cambio,
conoce a los demás, no se siente amenazada porque los demás sean que sólo se puede albanzar una paz duradera mediante procesos simultá-
capaces y buenos; pues tiene una seguridad interna ~ue proviene de
saber que es parte de un todo mayor y se siente disminuido cuando en las capacidades
(2003, págs. 57-8).
r
neos de reparación ~ renovación insritucional que básicamente se fundan
recursos de actores locales, nacionales y globales
otros so~ hum.illados o despreci.ados, cuando otroslon.torturadOS
u oprimidos, o tratados como SI fueran menos de 1 que son. Los procesos de reconciliación (véase Lederach, 1997) y otras medidas
La armonía, la bondad, la comunidad son grande bienes. La ar- para establecer relaciones comunales pacíficas se encuentran. por lo tanto,
monía social es para nosotros el summum bonum, ,1 bien supremo vinculadas con el d~sarrollo comunitario y social. La Comisión señala:
... Perdonar no es sólo altruista. Es la mejor form4 de servir a los "Las situaciones de ~osconflicto ofrecen oportunidades de premover cam-
propios intereses. Lo que deshumaniza a otro, ir~rxorablemente bios, de volver a formular en sus fundamentos las bases sociales, políticas
me deshumaniza a mí ... Ubuntu significa, en un s¡ntido real, que y económicas del pJder: oportunidades para incluir a los excluidos, re-
incluso los partidarios del apartheid fueron víctimas del sistema ~
:¡; ~ parar la fragmentación y borrar desigualdades» (Commission on Human
perverso que implementaron y que apoyaron con tanto entusias- ~ ~ Security, 2003, pág.lS8). Parte de este proceso consiste en establecer un
mo. Nuestra humanidad estaba entrelazada. La ,umanidad del «nuevo orden político democrático» que se sostiene en el desarrollo de un
responsable de las atrocidades del apartheid estaba atada y unida Estado fuerte. También se debe reconstruir el capital social, como medió
• I
[06/ PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL /107

para restaurar comunidades y promover la confianzt Además, se deben En aquellos ~itios donde se desarrollan nuevas guerras, Kaldor sos-
evitar las penurias económicas en situaciones de poscJnflicto, pues «el cre- tiene que es esenfial crear las condiciones para que se creen y crezcan
cimiento económico equitativo e inclusivo es fundamental para promover «organismos poltticos no excluyentes» en un marco normativo cosmo-
la estabilidad política y social, al tiempo que se amplían las oportunida- polita (1999, pág. 120). No basta con iniciar negociaciones con los cau-
des para la población» (2003, pág. 58). En la misma línea, volvemos al dillos locales a f1.n de establecer algún término medio entre «formas
argumento de Kaldor de que un nuevo orden político ~emocrático se debe incompatibles dejexclusivismo» (1999, pág. 121). Al negociar con caudi-
basar en normas, instituciones y prácticas cosmopolitas: llos, <dos mediadores tienen que ser muy claros acerca de los principios y
valores internacionales, y rechazar acuerdos que violen esos principios»
Una política de inclusión tiene que contraponerse a una de exclu- (1999, pág. 120). «El objetivo de las conversaciones», añade la autora,
sión; el respeto por los principios internacionales y las normas le-' «es controlar la violencia de modo tal de poder crear espacios Pina el
gales tiene que contraponerse a la criminalidad de los caudillos. surgimiento o el resurgimiento de la sociedad civil» (1999, pág. 120).
En suma, lo que se necesita es una nueva forma de moviJización El sueño de Kaldor de una creciente sociedad civil está respaldado por
política cosmopolita, que abarque tanto la llamadr comunidad in- evidencia de que en medio de nuevas guerras, se pueden encontrar «islas
ternacional como las poblaciones locales .... la movilización polí- de civilidad», que consisten en personas y sitios que adoptan una política
tica ... debe anteponerse a otras consideraciones, fomo cuestiones cosmopolita (1999, pág. 120). Sobre estas islas, añade Kaldor,
• I
geopolíticas o problemas internos a corto plazo; debe constituir la
idea primaria que guíe la política y la acción, lo cual no ha ocurrido ... no se habla mucho porque no aparecen en las noticias. Implican
hasta el momento (Kalder, 1999, pág. 114). 1- ..
negociaciones I 1oca 1es y reso luci
uciones d e con fliretos entre' facci
accionesI
'6 locales o, a v1ces, presiones para que las partes en guyrra perma-
Como parte de esta visión, se debe reforzar la legitimidad y autori- nezcan alejadas de la zona ... I
dad de las instituciones políticas. Tales institucionds deben operar con Estos grupos ~epresentan una solución en potencia. En l~ medida en
el consentimiento popular y su autoridad debe emanar del imperio del que sean cap1ces de movilizar apoyo, debilitan el podet de las par-
estado de derecho (Kaldor, 1999). Los valores dellcosmopolitanis'mo, tes en conflicto. En la medida en que se puedan ampliar las zonas
para el cual son centrales «la tolerancia, el multiculturalismo, la civilidad que controlan, disminuyen las zonas de guerra. También represen-
y la democracia» (1999, pág. 116), sirven como bake de lo que Kaldor tan una reserta de conocimientos e informaciónsobre la situación
define como «principios universales fundamentaleslque deben orientar local; pueden.esesorar y dirigir una estrategia cosmopolita (Kaldor,
a las comunidades políticas en varios niveles, inclusf en el nivel global» - 1999, pág. 121).
(1999, pág. 116). De hecho, algunos de estos princ~' ios ya han sido in-
corporados a tratados y convenciones actuales de de echo internacional; No basta, añade Kaldor, con que el conocimiento local que contie-
un «régimen cosmopolita» hará hincapié en las vi laciones al derecho nen las islas de civilidad sea valorado y respetado. Estas islas necbsitan
humanitario y la legislación sobre derechos hUmajOs. Mientras que el estar protegidas I y operar en un clima de derecho. Si los Estados no
derecho humanitario se ocupa de violaciones en ti mpos de guerra, la .l son capaces de b~indar esta protección, entonces es necesario que inter-
legislación sobre derechos humanos se ocupa tamb én de los abusos de vengan los organlismos internacionales, mediante el envío de tropas, la
poder en época de paz, como la represión de ciudadanos por parte de financiación deII reconstrucción u otros tipos de asistencia que lqs dis-
instituciones estatales (1999, pág. 116). Aunque se han dado «pasos tritos locales juz~uen necesarios (1999, págs. 122-4). Lamentablemente,
tentativos» hacia un régimen cosmopolita, Kaldor sleñala que entran en señala Kaldor, la diplomacia de arriba hacia abajo continúa dominando
m m
«conflicto con muchos de los enfoques geopolíticos t1adicionales adopta- 'ii las tareas de pactficación, a expensas de los procesos deliberarivos que
dos por la llamada comunidad internacional, que continúa enfatizando
i ~ aprovechan el conocimiento local y las soluciones contextuales y a me-
º
la importancia de la soberanía del Estado como b~se de las relaciones dida generadas ~or ese conocimiento (1999, págs. 122-3). «Lo impor-
internacionales» (1999, pág. 117). tante», dice la altora, «es que los cosmopolitas locales pueden brindar
108/ PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL 1109

I
el mejor asesoramiento sobre cuál es la mejor manera de abordar los necesidades de las víctimas (Braithwaite, 2006). La visión a largo plazo
problemas; se los debe consultar y tratar como soci' s» (1999, pág. 124). de Braithwaite ks que las islas de civilidad se expandan acercándose a
En sus trabajos recientes sobre redes de pacifi ación (Braithwaite, las zonas de gU9rra mediante conversaciones que adopten los beneficios
2002,2006), Braithwaite adopta la perspectiva co mopolita de Kaldor, de la reconciliaTón:
siguiendo la línea de sus trabajos sobre regulación re ponsable y sobre jus-
ticia restaurativa. En coincidencia con e! énfasis de K ldor en la protección En la mayoría de los casos, los victimarios y sus seguidores pro-
y el cuidado de las «islas de civilidad», Braithwaite (2 °06) sostiene que «lo vienen de una comunidad distinta de la de las víctimas y sus seres
queridos. POf ello, una reunión en una isla de civilidad, donde vi;
1
que se necesita es la capacidad de escalar una pirámide de intervención,
subiendo desde la no intervención hasta e! diálogo y la diplomacia preven- ven algunos victimarios, invita a las víctimas y a sus familias de
tiva, y desde ahí al mantenimiento y la imposición de la paz». También comunidades cercanas a oír la terrible verdad enunciada con las
es similar a la noción de «aplicación de la ley cosm?polita» de Kalder el esperanza di la reconciliación. Cuando se produce esa reconcilia-
planteo de Braithwaite de que e! rol de la Policía debd ser el de «garantizar ción, se tiende un puente entre la isla de civilidad y la comunidad
que las islas de civilidad no sean aplastadas» (2006).ILa Policía se situaría vecina. Si lo~ ciudadanos de la comunidad vecina creen que se be-
dentro de una pirámide de regulación responsable; si fallan los intentos neficiarán con el ritual de sanación, sus victimarios tal vez puedan
restaurativos de establecer la paz, debe estar dispuesta y ser capaz de convencerse de ofrecer su verdad, disculparse y brindar obsequios
escalar a intervenciones más coercitivas, como movilizar fuerzas de paz de reparación a una tercera comunidad. Éste es el ideal de la justicia
fuertemente armadas, y ser capaz de hacerla (2006). «El papel principal restaurativa: ondas formadoras de paz que se expanden desde islas
de la Policía», añade e! autor, «no es crear círculos df reconciliación, sino de civilidad. La creatividad local y la familiaridad con las costum-
fortalecer los perímetros de esos círculos cuando rebosan de la sociedad bres de! lugar son cruciales para que esas ondas se transformen en
civil con apoyo de ONG externas, de! Banco Mundial y otras entidades olas de paz que atraviesen la nación (Braithwaite, 2006).
que cuentan con los recursos que sirven para la pa~» (2006). Ésta es, en
esencia, la visión de Braithwaite de una «pacificación en red» que conecta Tknto en el análisis de Braithwaite, como en el de Kaldor, no ~etrata
y une el conocimiento y la capacidad de nadas de pacificación en el seno de privilegiar lo~ conocimientos locales por encima de lds conocimientos
de una arquitectura de regulación responsable. que poseen los diplomáticos de elite a nivel central e internacional. La
."6 Según Braithwaite, los abordajes tradicionales a la pacificación, idea es, más bierl, «respetar y aceptar los conocimientos locales del otro»
basados en la diplomacia de elite, no logran una paz duradera (2002, (Braithwaite, 2006):
2006). Por el contrario:
Los íngeníeros sociales de la diplomacia estatal no tienen suficientes
Allí donde hay injusticias, respecto de violaciones al derecho inter- conocimien~os locales para comprender los conflictbs reales que
nacional, e injusticias que son las causas de fondol de una guerra, la afectan las +das de las poblaciones. Los conflictos reales siempre

'
diferencia entre una filosofía de justicia restaurativa y una filosofía
de mantenimiento de la paz (cuyo objetivo es Si plemente la fina-
son más complejos que su reificación y cambian antes de quedar
registrados ~n los informes de inteligencia, que los diplomátiéos

1
lización de! conflicto) es que el enfoque de la ju ticia restaurativa
exige grandes esfuerzos para reparar los daños, ara sanar las in-
justicias (Braithwaite, 2006).
redactan en ~us ofi~i/nascon aire acondicionado. Sólo las ?rácticas
locales de peducclOn de orden ... que definen los conflictos ~la-
ves con los trrminos del lugar, se ocupará de los impulsos locales
hacia la guerra. Asimismo, puede haber dimensiones geopolíti~as
n n
Los procesos de justicia restaurativa, sostiene, deben desarrollarse 'ó :¡; del conflicto' que sólo pueden entenderse en el idioma que se habla
:'.
en islas de civilidad. Como dijimos en e! Capítuloj2, en el proceso res- @
~ en una reunión entre poderes de Estados mayores y menores en la
taurativo las partes se reúnen para hablar sobre el daño causado por una oficina del Secretario General de las Naciones Unidas en Nueva
injusticia y explorar formas de reparar esos daños y dar respuesta a las York (Braithwaite, 2006).
I
110 I PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOrL 1111

El desarrollo de comunidades y sociedades nacional o la inversión económica externa; en cambio, las formas de
práctica de gobierno local suelen orientarse a la creación de instituciones
Como señalamos más arriba, un marco de se~uridad humana re- y procesos fuera de los mercados, cuya función es garantizar estándares
quiere un conjunto de procesos coordinados pará proteger y brindar mínimos de SegUiidad humana en tiempos de crisis (esto es, formas al-
seguridad a la población, para proveer asistencia h~manitaria, para con- ternativas a los s guros), a la vez que crean oportunidades para que las
solidar la paz y para reconstruir instituciones y derarrollar sociedades. personas desarro len y ejerciten sus capacidades en la realización de su
Este enfoque integrado es especialmente necesario 9n sociedades conflic- propio desarrolld personal (2003, cap. 5).
tivas, pero se aplica, en general, a todos los lugares de! mundo donde la Rankin obse~~a que e! énfasis en el desarrollo microeconómico es un
seguridad humana se ve amenazada. En forma más amplia, la Comisión índice de un cambio de pensamiento más general, por e! que se tiende a
hace hincapié tanto en la «protección» como en el «ernpoderarniento», favorecer aborda~es al desarrollo basados en el mercado por sobre otros
que consisten en salvaguardar a las poblaciones de aquellas condiciones basados en e! Estado (Rankin, 2001, págs. 18-19). Los programas de
que amenazan su supervivencia básica, al tiempo qtb.ese crean oportuni- «microcréditos»,lpor ejemplo, operan en diferentes sociedades que su-
dades para que los seres humanos crezcan y prosperen (Commission on fren amenazas a l~ seguridad humana como consecuencia de problemas
Human Security, 2003, pág. 3). J
Para explicar el eje centrado en el desarrollo de a práctica de gobier-
de desarrollo. SoJ programas diseñados para promover la seguridad eco-
nómica mediantelpequeños préstamos de apoyo a microemprendirnien-
no de seguridad humana, Duffield y Waddell (20 6, págs. 3-4) toman tos. Un modelo P1ionero en materia de microcréditos es el del Grameen
de Foucault la noción de «biopolítica de la raza humana» (2003), cuyo Bank, en Bangla~esh, que otorga préstamos pequeños para fomentar
objeto es determinar el curso de los acontecimie tos en el nivel de la iniciativas de autoempleo a pequeña escala. El banco da prioridad a las
población actuando sobre «múltiples factores so iales, económicos y mujeres, basado Jn la premisa de que si mejora la situación económica de
políticos que se suman para determinar la salud y 1 ngevidad de una po- las mujeres, mejorará su situación social y política (Bernasek, 2003, pág.
blación, [los que,] a nivel del individuo, aparecen c mo acontecimientos 369) y, se suponej su seguridad social y política. El mode;o del Grameen
casuales, impredecibles y contingentes» (Duffield y addell, 2006, pág. Bank (entre otros modelos; véase Yunus, 2004) se ha reproducido en
3). En consecuencia, «la seguridad ... se relaciona con aumentar la capa- otros lugares, coro Nepal (Rankin, 2001).
cidad de reSisten.cia colectiva de una población dad~contr. a la naturaleza Yunus (20041) señala que si. bien las iniciativas de «créditos Gra-
contingente e incierta de la existencia» (2006, pá . 4). Como parte de meen» varían e~11 su especificidad local, comparten varios elementos
este énfasis en e! aumento de la capacidad de re si tencia, la Comisión fundamentales-En primer lugar, el crédito es considerado un derecho
sobre la Seguridad Humana propone formas innovadoras de gobierno humano. El pro~rama está dirigido a quienes tienen menos posibili-
que gestionan riesgos vinculados con el mercado. Según la Comisión, dades de acceder] al crédito en las economías de mercado establecidas,
es decir, los pobres, cuya inmensa mayoría son mujeres. Se reconcep-
Desde una perspectiva de seguridad humana, la cuestión central tualiza e! proPiolsistema bancario en su totalidad: el acceso al cré~ito
. no es si se debe o usar los mercados o no. El problema es cómo no depende de la existencia de garantías y no se firman contratos cuyo
respaldar las diversas instituciones que sirven par, asegurar que los cumplimiento dependa de la ley (Yunus, 2004). Aunque la mayoría
mercados mejoren la libertad y la seguridad humana de la pobla- de los préstamo~ tienen como propósito el desarrollo del autoempleo
ción en la forma más efectiva y equitativa posible; y que, además, (2004 l, hay otros tipos de créditos destinados a actividades como com-
complementen al mercado, pues suministran libertades básicas que pra de casas, construcción de letrinas e irrigación de pequeñas huertas
el mercado no puede proveer en modo directo (Commission on
Human Security, 2003, pág. 75). ~
i
.
]
(Bernasek, 2003, pág. 373). El banco también vincula el desarrollo
económico con e! desarrollo social. Por ejemplo, proporciona una lista
Ol) ec
© G de objetivos para los prestamistas y sus familias, como comprometer-
Las iniciativas en el aspecto macro se centran en áreas tales como se a mejorar sus condiciones de higiene, la planificación familiar, la
el desarrollo de políticas macroeconómicas, la ayuda monetaria inter- educación y una mejor alimentación (2003, pág. 373; Yunus, 2004).
112 f PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL /113

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Además, el banco otorga becas y préstamos para elstudiantes (Yunus, tado- (Rankin, 2001, pág. 19). La autora sostiene que, como parte del
2004). proyecto neoliberal, se está constituyendo a las mujeres como "clientes»
Según informes de mayo de 2006, el Banco Grarneen cuenta con .:~,
que deben asumit la responsabilidad de su propia seguridad económica
6,39 millones de prestamistas, 96 por ciento de los cuales son mujeres y la de sus famili1s, en vez de ser constituidas como ciudadanas sociales
(Grameen Bank, 2006). Hay muchos otros ejemplos de modelos y dispo- con derechos y expectativas de cara al Estado (2001, págs. 19-20).
siciones institucionales de microcrédito o microfin~nciamiento en todo Existen otros tipos de preocupaciones que van máf allá de ~a co-
el planeta, como· la Self-Employed Women"s Association [Asociación rriente económick de desarrollo y se relacionan en forma más g9neral
de Mujeres Autoempleadas en la India] (SEWA) GmWA, 2004; véase al «nexo entre sefuridad y desarrollo» (Duffield y Waddell, 200~t pág.
taJnbién Datta, 2003); el Working Women"s Forum [Foro de las Muje- 18). Se trata de un nexo que revela profundas tensiones asociadas con
res Trabajadoras] (WWF) en India (WWF, 2004); <¡cassiesvillageoisie» la «dialéctica» actual (Kerr, 2003) entre formas hurnanocéntricas y Es-
en Mali (véase Cerven y Ghazanfar, 1999); el Programa de generación "~t tadocéntricas de fmaginar el gobierno de la seguridad. domo vemos en
'it
de ingresos para el desarrollo de grupos vulnerables del Comité para el el caso de la guerra contra e! terrorismo, las autoridades de Gobierno
Progreso Rural de Bangladesh (véase Martin y Hulme, 2003); la Caja estatales han intentado conciliar objetivos en apariencia1incompatibles:
los Andes, en Bolivia (Vogelgesang, 2003); los pl1nes de ahorro de la la protección de lk seguridad de la «patria», fundamentalmente a través
Federación de Personas sin Hogar de Sudáfrica (Sou lAfrican
th Homeless del poderío ffiilijar, y la promoción de la seguridad humana a través
People"s Federation, 2004); y los planes de ahorro e una alianza de tres de iniciativas a n vel macro y micro para el desarrollo sostenible (~éase
agrupaciones activistas por la vivienda digna en ombay (la Sociedad Liotta, 2002). Pe e a que documentos clave como el informe de la Comi-

1
para la Promoción de Centros de Recursos Zonal s, la Fundación Na-
cional de Habitantes de Barrios Marginales y Mila Mahila); además de
otras organizaciones locales, como la Federación S¡dafricana de Pobres
sión del 11/9 (National Commission on the Terrorist Attacks uP9n the
United States, 2Q04, cap. 12) sostienen que la cornpatibilización entre
la seguridad de ~stado y el desarrollo es posible y, más aún, necesaria
Urbanos y la red global de activistas por la vivien a digna Asociación como parte de un paquete integrado de gobierno de la seguridad, hay
Internacional de Habitantes de Barrios Marginale . otros que opinan ~ue la guerra contra e! terrorismo está acabando con la
Existe también un proyecto ambicioso origina o en la Cumbre del agenda de la segu~idad humana (Duffield y Waddell, 2006; Commission
microcrédito, celebrada en febrero de 1997, que confiste en el compromi- on Hurnan Security, 2003).
so por parte de una serie de patrocinadores privados (entre ellos, las cor- Sin embargo,l el trabajo de Duffield sugiere que antes de la actual
poraciones Citicorp, Chase Manhattan y American Express) de llegar a guerra contra el tfrrorismo ya existía una agenda compartida entre los
cien millones de los «más pobres» del mundo para 11año 2005 (Rankin, Gobiernos del norte, cuyo objetivo era promocionar 10 que e! autor de-
2001, pág. 19; Daley-Harris, 2003, pág. 3). Por f<losmás pobres» se fine como una «p~z liberal» global. Se trata de un proyecto político que
entiende a aquellas personas que viven debajo de las líneas de pobreza tiene por objeto Mesarrollar y transformar las sociedades (en especial,
nacionales o quienes forman parte de los 1.200 millp,nes de personas que las del sur) en n9mbre de la seguridad global (Duffield, 2001, 2005).
viven con menos de US$ 1 por día. Para alcanzar ~l objetivo, el proyec- Como parte de eSfa agenda, los discursos sobre la «seguridad» y el «de-
to prevé otorgar créditos para el auto empleo u ot10s emprendimientos sarrollo» han qU]dadO fusionados en un único discurso. En especial, se
empresariales a fin de desarrollar «instituciones autosuficientes en el empezó a ver una relación causal entre el conflicto social y «un malestar
aspecto financiero» (Daley-Harris, 2003, pág. 3). I de! desarrollo en orno de la pobreza, la competencia por los recursos, y
Los movimientos de planes de microcrédito y ahorro no son inmu- las instituciones ébiles o depredadoras- (Duffield, 2001, págs. 15-16).
nes a las crí~icas. Rankin, so?r~ la base de su es:u~io del microcrédi:o En su libro G10bt Governance and the New Wars,, Duffield añade:
en Nepal, prensa que el movmuento es emblematico de la «ortodoxia ~ "
neoliberal imperante [que] ha adoptado un caráct~r netamente femini-

:\,
el
te
* Hay traducción en castellano: Mark Duffield: Las nuevas guerras en el mundo
zado», por lo que formas de prácticas de gobierno Ide base simplemente global: la convergencia entre desarrollo y seguridad. Madrid, Libros de la Catara-
expresan una «reproducción reducida a escala loral del poder del Es- ta, 2004. [T.)
'¡,.
114/ PENSAR LA SEGURIDAD SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL 1115

l,
.'

Además, cada vez son más los.vínculos entre estas guerras y el ¡ gros y las incertidumbres que surgen ·dela interdependencia global
delito y el terrorismo internacional, Para enfrentar tal situación, I,
I
(Duffield y w[ addell, 2006, págs. 10-11).
'1
no sólo se han radicalizado las políticas de desarrollo; además, y ~
'1¡
esto es aun más importante, este hecho refleja un nuevo marco de El nexo seg¡ ridad-desarrollo se centra en reducir las condicio~es de
1
seguridad en el seno del cual las modalidades del subdesarrollo se ',11 posibilidad de que los nodos oscuros y las redes de inseguridad, como
han vuelto peligrosas. Es un marco distinto dellde la Guerra Fría, 1I
«poblaciones ihsurgentes, economías en la sombra y redes violentas»
cuando prevalecía la amenaza de un conflicto d~ gran envergadura (2006, pág. 12}, prosperen en sociedades débiles y subdesarrolladas y
entre Estados. El círculo en torno a la cuesti1n de la seguridad amenacen la seguridad global cuando atraviesan las fronteras naciona-
prácticamente se ha cerrado: de la preocupación por las economías les. Una de las condiciones de posibilidad es la capacidad de atfacción
y maquinarias de guerra más grandes del mundo se ha pasado a un '·lí que ejercen ciertos líderes violentos sobre poblaciones pobres y alienadas
interés por algunas de las más pequeñas (Duffield, 2001, pág. 16). que son víctimas de la injusticia y exclusión en sus lugares del origen
(2006, pág. 12). Según un informe preparado por el OECD Develfpment
En el siguiente apartado, nos referiremos brevemente a las tensiones Assistance Commitee (DAC), los dirigentes terroristas explotan y «se
I
asociadas con algunos intentos de pensar la práctica de gobierno global nutren de» los Sentimientos de impotencia y alienación de grupos mar-
como un nexo entre la seguridad de Estado yla seguridad humana. ginalizados co~ el propósito de obtener apoyo para sus organizaciones
I

(DAC de la OECD, 2003, pág. 11; citado en Duffield y Waddell, 2006,


pág. h). I
El nexo entre la seguridad de Estado y la segLridad· humana Sobre la ba~e de esta visión, el desarrollo se ocupa de «contralrrestar
. I
la alienación» mediante «una compleja serie de intervenciones ~iopolí-
·6 De cara a las nuevas guerras, algunas naciones y zonas consideradas ricas- cuyo obj~tivo final es construir «la capacidad de las comunidades
focos de problemas de subdesarrollo, pobreza y conflictos internos son de resistir a ide<}logías políticas y religiosas extrernistas, fundadas en la
construidas como amenazas potenciales a la segufidad global (Duffield, violencia» (DA~ de la OECD, 2003, pág. 8). Entre esas intervenciones:
2001; Duffield y Waddell, 2006). Tras los atentados terroristas del 11 3'it~
....
~"
i't
de septiembre de 2001, se ha intensificado esta rrlanera de relacionar la La educación y las oportunidades de trabajo se vuelven fundamen-
seguridad con el desarrollo (Duffield y Waddell,!2006). No se trata de 11(,

tales, pues slon intervenciones que reflejan la sensación de que el


un desplazamiento del desarrollo como modalidad de gobierno de la nuevo peligro global ya no reside necesariamente en los más indi-
seguridad humana, sino de su conceptualizaciób como «herramienta gentes, quienes no pueden salir de su miseria; por el contrario, e~a-
estratégica en la guerra contra el terrorismo" (2 0r6,
págs. 11-12), na de aquellas subpoblaciones capaces de superar y circular entre
las dicotomJ'¡ s del norte y el sur, de lo moderno y lo tr,adicional, de
La guerra contra el terrorismo ha tenido un prEfundo impacto en lo nacional lo internacional (Duffield y Waddell, 2006, pág. 12).
. I
la seguridad humana como un ensamble dinám~co de gobierno glo-
bal. La preocupación preponderante por la seg1uridad, en especial La agenda dfl desarrollo sostenible, que en el pasado se había centra-
por la seguridad interna, significa que, en la actualidad, cuestio- do en la reducci¡n de la pobreza para los más pobres del mundo (2006,
nes de circulación global (de personas, armas, ~edes, commodities págs. 13-14), pasó a alinearse con una agenda antiterrorista dirigida
ilícitos, dinero, información, entre otros) que *arten de zonas del contra «poblaciones transnacionales residentes en regiones estratégicas»
mundo en conflicto y las atraviesan, influyen eí la función biopo-
lítica del desarrollo y su papel en la consolidac ón 'de esos lugares.
. ~
:;;"
(2006, pág. 13).1

Es decir, por consideraciones en torno a la seg ridad, los recursos


..
]
9
Puesto que la guerra contra el terrorismo hoy «domina los debates
~ sobre segurida~ en los niveles nacional e internacional» (Commission
para el desarrollo se dirigen cada vez más haci medidas, regiones on.Hum~n Secur1ity,2003, pág. 23), hay personas. a quie~es prea.cupa la
y subpoblaciones que se consideran cruciales r specto de los peli- existencia de lo que se puede llamar un «nuevo unilateralisrno», liderado
l i
116/ PENSAR LA SEGURIDAD
SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO G~OBAL / 117

por Estados Unidos en su capacidad del «actor milirar más poderoso del inevitables consecuencias humanitarias y encargarse de ellas ha genera-
mundo» (Loader y Walker, en prensa). Desde la perspectiva de Kaldor, do una interdependencia creciente entre los establecirnienros militares y
por ejemplo, I la comunidad d~ ayuda» (Duffield, 2002, pág. 154).
I La preocupación general sobre el potencial que tiene la guerra con-
la coalición global construida por el Gobierno-de Bush después del' ,.,I tra el terrorismo para socavar los progresos realizados en materia de
11,
de septiembre fue una alianza de Estados al estilo
I
de la Guerra gobierno de la seguridad humana es expresada en forma vívida por la
Fría. No fue;-a pesar de lo que afirman algunos 1e los aliados, una Comisión, !
alianza multilateral, fundada en principios internacionales. Como
'6 en el periodo de la Guerra Fría, el criterio para pertenecer a la alian- Hacen falta~uevas estrategias multilaterales que se centren en ,la
za es el respaldo a Estados Unidos, y no la demo~racia o el respeto
I~I
responsabili ad compartida de proteger a la gente. En la década de
a los derechos humanos (Kaldor, 2003, págs. 151-2). 1990 se habí n alcanzado progresos considerables, crillO lo ilus-
'~¡ tran la priori ad que se confirió a los derechos humanos y a la ac-
Algunas agencias de cooperación sostienen ~ue la guerra contra r,~¡ ción humanitaria, así como los esfuerzos para desplegar operacio-
el terrorismo ha puesto en riesgo la agenda de lo~ derechos humanos. 1
nes de mante imiento de paz y reconstruir países destruidos por lfs'
Algunos Estados han justificado su incumplimiento de los tratados de conflictos. Pe o la «guerra contra el terrorismo» ha paralizado esos
derechos humanos apelando a la amenaza del te1rorismo. Además de
Estados Unidos y Gran Bretaña, que han recurrido a la práctica de las
J
progresos al e ntrarse en respuestas coercitivas a corto plazo, en vb
de enfrentar las causas subyacentes vinculadas con la desigualdad,
detenciones sin juicio, «muchos miembros de la "10alición de volunta- la exclusión y la marginalización, y la opresión por parte de Estad¿s
rios" global han usado la legislación vigente o sancionado nuevas leyes y de particulares íComrrtission on Human Security, 2003, pág. 241).
de seguridad que, según los críticos, utilizan el terrprismo como pretex- ,
to para reprimir a la legítima oposición interna» [DUffield y Waddell,
2006, pág. 14).
r
Desde luego, ay numerosos ejemplos de tensiones entre formas hu-
manocéntricas y Estadocéntricas de imaginar e! gobierno de la seguridad.
También se ha señalado que e! carácter tradi ionalmente apolíti- Un caso especial e¡ el de! gobierno de la migración ilegal. Desde una pers-
co del trabajo de ayuda humanitaria se ha visto clomprometido por la pectiva de seguri~~d humana, el desplazamiento global d~ personas bajo
guerra al terrorismo. Durante la década de 1990, la doctrina militar l
I
la forma de migraFión ilegal representa una clara amenaza a la salud y la
garantizaba a las agencias de ayuda un «espacio hurhanitario» (Feinstein seguridad de ingresos de los trabajadores migrantes, en especial de aque-
International Famine Centre, citado en Duffield ylWaddell, 2006, pág. llos que realizan tareas domésticas o son víctimas del tráfico sexual. Por
14), dentro del cual las agencias podían desempenar sus actividades y otra parte, la migjación ilegal puede conceptualizarse como un ataque a
donde los militares sólo podían intervenir como ~ltimo recurso. Hay la soberanía del E1stado (Piper y Hemmings, 2004). Esta interpretación
autores que afirman que el trabajo de ayuda ha s~frido una reconfigu- constituye la base Heiniciativas destinadas a proteger las fronteras estata-
ración según una agenda política más general de rieconstrucción social les que pueden cOltcarse por encima de la preocupación por los derechos
y democratización, como queda de manifiesto en el caso de Afganistán humanos de los migrantes (Commission on Hurnan Security, 2003). «En
(Duffield y Waddell, 2006, pág. 14). Así como este~enómeno «involucra nombre de la pres rvación de la seguridad estatal», escrib~ la Comisión,
directamente [a las agencias de ayuda] en el proce o político», los altos «Ía detención de migrantes ilegales sin el debido proceso se encuentra en
niveles de inseguridad en lugares como Afganistá han generado la ne- aumento a nivel glpbal. Con frecuencia la gente es obligada a regresar a
cesidad de involucrar a los militares en actividades que en el pasado se
consideraban humanitarias, como la distribución de provisiones y la re-
..
:;
sus países alllegar a las fronteras, desde donde es devuelta a lugares en
l
~• los que sus derechosI humanos pueden estar en peligro» (2003, pág. 42) .
~
paración de infraestructura (2006, págs. 14-15). «~os modos modernos ¡¡ Esto ocurre en un mundo en el que «el poder de control sobre las fronteras
de hacer la guerra», escribe Duffield, «no sólo requi ren e! apoyo político
" es una de las poca~ prerrogativas que quedan al Estado-nación, que se
y material de "coaliciones de voluntarios"; la nece idad de contener sus encuentra en deca1encia» (Weber y Bowling, 2004, 197).
118/ PENSAR LA SEGURIDAD r
I
SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL / ¡19

En relación con esta «expresión de soberaní~ nacional» (2003, pág. 1987, por permitir que pasajeros con «documentación inadecuada»
200), Bigo describe la formación de la Unión Europea en términos de suban a 80rdo de vuelos hacia Gran Bretaña; y la población, en
«fusión» de intereses que anteriormente se limitaban a las fronteras del general, alla que se alienta cada vez más a actuar como los ojos y
Estado-nación (esto es, la seguridad interna c01tra la seguridad exter- Ir
oídos de Policía y del Servicio de Inmigración (Weber y Bowling,
na) (Bigo, 2000, págs. 82-4). En consecuencia, Ifas cuestiones referidas 2004, pá~s. 202-3).
a asuntos internos y externos se reconceptualizáron en el marco de un
discurso más general sobre la inseguridad euro~ea. Como parte de este De este mlodo, las redes institucionales de cooperación policial están
proceso, las agencias policiales de cada país han ido formando redes «generando nuevas prácticas de trabajo y disposiciones (híbridas) entre
transnacionales, mientras que las agencias militares focalizan su aten- funcionarios Fovidos por la amenaza común del otro criminal interna-
ción dentro de sus países «en busca de enemigos ~nfiltrados» (2000, pág. cional (Load~r, 2002, pág. 132).
83). Bigo explica que «la tecnología policial se ha entrelazado con la mi- Dado el interés e~ una nueva «criminología del otro» (Garland,
litar (Haggerty y Ericson, 1999); las fuerzas arn~adas han asumido una 1996) de carácter transnacional, no sorprende que algunos observadores
responsabilidad mayor en materia del mantenimiento de la vigilancia de se muestren cautelosos respecto de la cuestión del grado de sécuritiza-
poblaciones sospechosas (Sheptycki, 1998a)>>(Bligo,2000, 83). ción que conv~ene alcanzar. De hecho, Buzan y colegas afirman que «se
Se puede suponer que el gobierno de la migración se está llevando a debería pensaf la seguridad como algo negativo, como un fracaso para
cabo más en nombre de la seguridad estatal quJ en nombre de la segu-
ridad humana (véase Angel-Ajani, 2003). Otraslpruebas de ello pueden
_verse en el hecho de que las organizaciones polidales tienen una partici-
I abordar los p~oblernas como cuestiones políticas norlnales. Idealmente,

=
la política de~ería ser capaz de desenvolverse según procedimientos de
rutina sin necesidad extraordinaria de elevar algunas "amenazas"
pación cada vez mayor en la imposición de las ley~s de inmigración, como
también que otros organismos administrativos ~el Estado han obtenido
poderes de coerción cuasipoliciales con el mismt fin (Weber y Bowling,
2004, pág. 200). La constitución de «redes policiales y culturas de trabajo
I específicas a una "inmediatez prepolítica"» (Buzan y otros, 1988, pág.
29). Kitchen (2.001) también piensa que «las desecuritización es la opción
óptima a larg~ plazo» (Buzan y otros, 1988, pág. 29):

,transnacionales» (Loader, 2002, pág. 127) puede observarse en lo que Si hay una ~antidad suficiente de personas que dicen que algo es u'na
Weber y Bowling (2004) denominan «actuació9 policial para la migra- cuestión de seguridad, se convierte en una cuestión de seguridad.
r
ción», por la cual los conocimientos de la Policía, las formas de pensar la Una vez q~e algo fue designado como cuestión de seguridad, nos
seguridad que revelan, se extienden hacia otras inftituciones externas, co- hemos dado la libertad de tratado con medios extraordinarios. En
mo departamentos de administración estatales (~or ejemplo, autoridades una concepción de la seguridad a la antigua, esto puede significar
inmigratorias) y agencias de actuación policial privadas transnacionales construir l\n enemigo y emplear metáforas militares para movilizar
(Johnston, 2000b). Weber y Bowling pintan un cuadro de a la población contra la amenaza. Si un país está sufriendo la inva-
sión de tropas hostiles, esta reacción puede ser la correcta; pero si
una participación cada vez mayor en [la] red del mantenimiento los ciudadanos de un país mueren de hambre como consecuencia de
del orden. Dentro de Gran Bretaña, la red comprende: empresas de la erosión de la tierra cultivable, probablemente no lo sea (Kirchen,
seguridad privadas que participan en la derencíón y el traslado de 2001, pág. 3; véase también Meller, 2000, pág. 43).
personas que solicitan asilo e «inrnigrantes ibfractores»; emplea-
dores públicos y privados a los que la ley exige que verifiquen la A diferencia de quienes buscan ampliar la agenda de la seguridad,
~
:
situación legal de inmigrantes que solicitan trabajo; empresas 'de
transporte de mercancías que pueden ser sancionadas penal mente
.
:.o
Kitchen, entonces, sostiene que «el bienestar humano debe reemplazar
:.o~ el concepto de seguridad in todos los casos, excepto el de las amenazas
1'.
1'.
por trasladar personas que ingresan en forma clandestina a través e e a los Estados» [(2001, pág. 4; véase también Wrever, 1995, pág. 58).
t: "6
a
del Canal de la Mancha; líneas aéreas sujetas multas en el marco En resumen, se puede decir que la concreción del sueño del ~obierno
de la Ley de responsabilidad de las empresas de transporte aéreo de de la seguridad humana está inconclusa, como ocurte también con el
1-
:I¡

SEGURIDAD HUMANA Y GOBIERNO GLOBAL/12]


120 I PENSAR LA SEGURIDAD

I
sueño Estadocéntrico Y el sueño humanocéntrico. Lo que sucede, en Estadocéntricas y humanocéntricas en función de un tipo de juego de
cambio, es que los tres sueños coexisten, en algu~os casos con muchas poder entre di~tintos actores que participan no sólo del acto de habla de
tensiones. Estos sueños pueden también volver a maginarse en formas 111 la securitizac~ón, sino también en el enrolamiento de otros actores en
!
en que sus visionarios actuales no han previsto o p aneado. No obstante, un sueño de líráctica de gobierno particular. De este modo, se podría
expertos como He1d (2003, 2004) YKaldor (200 ) siguen manteniendo concluir la disyusión anterior sobre la seguridad humana y la práctica de
que una ética cosmopolita es la más razonable y d seable como impulso gobierno global con la observación de que algunos actores simplemente
I
normativo de la práctica de gobierno global. Sin 11ejarSe mucho de esta son «más débiles» que otros en sus intentos de conformar el ~obierno
propuesta, Loader y Walker han comenzado a elaborar la noción alter- de la seguridaa ) para que se oriente a fines deseables en 10 instrumental
nativa de «pluralismo anclado» (Loader y walker,t006' en prensa), que y normativo. Este fue un planteo de Braithwaite y Drahos (2000) en su
,j,; análisis de actores débiles y fuertes en el campo de la regulación global.
busca volver a imaginar el Estado como una «vir ud necesaria» (2006)
y, en especial, como una «comunidad política e nstitutiva que actúa En el próx~mo capítulo, avanzamos sobre este planteo y pasamos a
no sólo, sino también, como último recurso de autoridad coercitiva, una discusión ~xplícitamente normativa acerca de cómo una perspectiva
puesto que ambas actividades están inextricable~ente unidas, tanto en de práctica de\gobierno nodal puede influir sobre algunos intentos de
tareas "de ordenamiento instrumental como en li tarea de producción reforzar el poder de los actores débiles, entre ellos loslque pertenecen a
cultural de identidad social» (2006, pág. 193). Lorder y Walker añaden
;1:i~;
,~ «islas de civili~ad», para reconfigurar el campo de la seguridad orien-
~;1.
, tándolo a finesltal vez nuevos y diferentes, tanto en términos instrurnen-
que, aunque los Estados deben ser «los principaler motores de la acción
común y fuentes de iniciativas institucionales», débe haber un «recono- tales como normativos. Esta perspectiva explora modos de identificar y
cimiento fundado de que existen dos niveles en 10f que podemos pensar aprovechar nodos a los que, pese a ser fuentes de conocimientos y capa-
la seguridad como un bien público más denso, t" nguno de los cuales
puede reducirse al otro, pues necesitan distintas ormas institucionales
cidades, no se s~ele tomar en cuenta como agentes de toma de decisiones
y actores práct,cos parala producción de diversos bienes de seguridad.
para su articulación» (en prensa). En otras pala ras, una concepción
«densa» del bien público debe expresarse en el ivel estatal, así como
en el nivel global, para resultar en un «pluralismo de niveles del bien
público» (Loader y Walker, en prensa). I
Baste decir que hay agendas normativas que dompiten por el futuro
del gobierno global, cada una de las cualesexprdsa distintas formas de
imaginar los Estados y sus roles dentro de una arqu~tectura transnacional.
Lo que sí sabemos es que si bien «los Estados sig4en siendo importantes
... se han visto obligados a incorporarse a redes dd toma de decisiones en
múltiples niveles y cada vez menos territoriales, qJe reúnen a Gobiernos,
organismos internacionales, organizaciones no g~bernamentales y otras
éntidades, en formas nuevas y complejas» (Duffield, 2001, pág. 111). En
el Capítulo 5 abordaremos temas vinculados con la regulación global del
gobierno de la seguridad en el marco de un mundo nodal.
~
.
:;j
..
:;j
Conclusiones ¡¡,
Ql ~
Si volvemos a nuestra interpretación latouriana de cómo se ejer-
ce el poder, se podría entender la dialéctica entre formas de imaginar
,¡¡

J¡ 4
~¡ i , ,
j'l~ RESPUESTAS ANTE DEFICITS EN LAS PRACTICAS DE GOBIERNO
I

~r¡

La ideas, las conexiones en red, las nuevas direcciones, deben venir


I
de abajo ... Resulta imposible comprender sinópticamente una red
densa de pd¡cticas de gobierno descentralizadas. Sólo podemos en-
+1;;
tender los tramos de la red que podemos observar en forma directa.
Aunque la p~áctica de gobierno no puede abarcar la planificación
sinóptica, lot actores pueden gobernar nodalmente. Lo que pueden
ver de una s~tuación determinada les basta para ser conscientes de
que si consiguen la colaboración en un nodo en particular de otros
actores clavé que controlan distintos hilos de una red de gobierno
nodal, esos Ih.ilospueden unirse e integrar una trama de controles
(Braithwaite 2004, pág. 308).

IntrodUCCiÓ¡ .

Los caPítul~S precedentes buscaban ilustrar el carácter nodal de la


práctica de gobi erno de seguridad. Aunque los nodo s estatales siguen
siendo una par le importante de esta fluida arquitectura nodal, en la
actualidad los nodos no estatales, entre ellos las corporaciones empre-
sariales y los organismos no gubernamentales, desempeñan un papel
'~ central en la forÍna en que se piensan, dirigen y suministran los bienes
de seguridad. S9gún el lugar que se ocupe en el seno de las relaciones
nodales, el gobierno de la seguridad puede tener consecuencias buenas y
malas. A los nodes estatales, la capacidad de conseguir la colaboración
de otros nadas para llevar adelante objetivos centrados en el Estado les
sirve para reforzar su base de recursos y su capacidad estratégica. A
los nodos corporativos, la capacidad de conseguir la colaboración del
~ Estado y otros nodos para llevar á cabo sus objetivos definidos J
nivel
~ corporativo les confiere un alto grado de autonomía yautodirehción.
Por otra parte, a quienes gozan de una capacidad limitada para Jonse-
guir la colaboración de otros, caracterizados como «actores débileL, por
i~1f

124/ PENSAR LA SEGURIDAD


;I¡ RESPUESTAS ANTE DÉfiCITS EN LAS PRÁCTICAS DE GOBIERNO 1125

,,\

lJll'!f
Braithwaite y Drahos (Braithwaite y Drahos, 2000; Braithwaite, 2004), ~¡
de especialistas asociados con la Regulatory Institutions Network [Red
el gobierno nodal, en su configuración actual, produce, en cambio, una de Institucioneslde Regulación] (RegNet) de la Universidad Nacional de
,
I¡i~

menor seguridad. Australia, cuyo~ intereses empíricos cubren una amplia gama de ámbi-
En pocas palabras, a algunos les va mejor que a ~tros con el gobierno tos vinculados con las prácticas de gobierno, como los del desarrollo, la
nodal, así como a algunos les fue mejor con otras pJácticas de gobierno. sanidad, la seguridad, el medio ambiente, la empresa, el conocimiento
Como es de suponer, lo que divide a uno de otros Fe relaciona en gran y la propiedad ifltelectual. Un tema de investigación fundamental de la
medida con la riqueza. A los ricos les ha ido mejor que a los pobres. RegNet, el de políticas e intervenciones prácticas, ha permitido, y sigue
Desde luego, no es sólo el acceso al capital económico lo que permite permitiendo, explorar posibilidades de poner en práctica valores 'demo-
que los nodos den forma al campo de la seguridad. En esta línea, Dupont cráticos establecidos en el seno de contextos de prácticas de gobierno
(2006a), retornando conceptos de Bourdieu (1986), define el campo de nodales o des centradas, en niveles macro y micra. Una premisa de base
la seguridad en términos de nodos cuya posición fn el campo está de- de este cuerpo de trabajos reside en que es posible identificar y elrborar
terminada por la cantidad de capital, en sus divers~s formas (simbólico,
cultural; político, social y económico), que poseen (réase también Chan,
,l.
las oportunidad,es normativas para poner en práctica valores democrá-
ticos en un mundo gobernado en forma nodal. ¡
1996, 2001a; Chan y otros, 2003). Desde esta perspectiva, el poder de , Ii~ Los abordajes que se exploran en RegNet suelen ir contra as co-
los nodos (y la legitimidad que tienen sus dichos ahtk su público) depende rrientes de pensamiento imperante; no se deslizan con facilidad por los
de las clases y las cantidades de capital con los qge cuentan o que son carrilés hobbesi'¡lnos que parten del supuesto de que en materia ~orma-
capaces de procurarse esos actores. En un mundo nodal, los déficits en la tiva, 10 que hace¡ falta, desde el punto del deber ser, es simplemen~e más
cé.lpacidad de influir sobre el campo de la seguridad'han tenido impactos Leviatanes efecttvos y responsables. Es decir, en la RegNet no se supone
diferenciales sobre los individuos, colectividades y Estados de todo el a priori que la mejor o única forma de responder a lo~ problemas que
mundo. Esto es válido tanto para el gobierno de la ~eguridad como para hemos identificado es crear mejores Leviatanes, sea en el nivel estatal
la práctica de gobierno en general. I o supraestatal, arnque tal posibilidad no se ex~luye. Lds expertos de la
La cuestión normativa central que tratamos en fste capítulo surge en RegNet reconocen que, dadas las circunstancias adecuadas, unos Go-
forma directa de lo que acabamos de observar. El eje del interrogante que biernos estatale~ y supraestatales más efectivos y respdnsables pueden
nos planteamos es cómo se pueden transformar laJ relaciones nodales a y deben ser algd bueno. Pero también aceptan que puede haber otros
fin de mejorar los procesos y resultados de las prábicas de gobierno en modos, tal vez ~ejores, de crear prácticas de gobierno efectivas y pemo-
beneficio de los actores débiles. Para responder esta pregunta partimos cráticas. Desde esta posición, estudian una amplia gama de posibilidades
del supuesto de que el gobierno nodal nos va a ac:ompañar durante un en forma crítica,lpero con una actitud abierta. En especial, adhier~n a la
buen tiempo, aunque su modo de operar evolucionará y cambiará a lo opinión de Rose P996) de que un «simple rechazo» de fqrmas complejas
largo del tiempo y del espacio. En vista de lo ante~ior, debemos buscar de prácticas de gFbierno, cuyas consecuencias son mixtas, puedeillegar
soluciones nodales a esos problemas nodales. L.o j~ue nos mueve a tra- a ser contraprodrcente.
bajar en un marco nodal, como ya hemos mencfnado, no es sólo la Este capítulo, construido a partir de los trabajos recién citados, se
posibilidad de que esta forma de gobierno perdurf en el tiempo tal co- centra en una o~ra en particular, la de Braithwaite y Drahos sobre la
mo la concebimos. Creemos que nuestra realidad nodal alberga nuevas regulación glob~l del comercio (Braithwaite y Drahos, 2000), la cual,
oportunidades para encontrar soluciones a problerhas viejos y persisten- además, busca elaboraría. El eje central es la extensión normativa de la
tes. El gobierno nodal aporta oportunidades importantes que debemos formulación que ~raithwaite (2004) realiza de una serie de «métofOs de
identificar y aprovechar. Esto es exactamente lo qJe se ha buscado hacer
en un importante cuerpo de trabajos: por medio dk nodos estatales y no
. ~
poder» que el autor concibe como «armas para los débiles».
En el desarrJllo de nuestros argumentos, adoptamos la postura de
estatales, por debajo de los Estados, dentro de losl Estados y a través de
1
9 Q que, si bien es cierto que el gobierno nodal ha generado una serie de pro-
los Estados (McGinnis, 1999b). I blemas y ha exacerbado otros ya existentes, el problema no son sus ras-
El enfoque normativo es una característica de la obra de un grupo gos nodales per sle,sino la manera particular en la que ha evolucionado
¡
126/ PENSAR LA SEGURIDAD RESPUESTAS ANTE OÉFIC ITS EN LAS PRÁCTICAS DE GOBIERNO /127

esta práctica de gobierno. Asimismo, como acabamos de señalar, dada la Una solución convencional para encontrar formas de posibilitar so-
experiencia pasada de formas centralizadas de phcticas de gobierno que luciones de abajo hacia arriba sería la de intentar asegurarse de que las
buscan poner freno al pluralismo, somos menos optimistas que muchos instituciones democráticas establecidas sean más efectivas a la hora de
pensadores de las corrientes predominantes acerca de la posibilidad de permitir que las comunidades excluidas tengan mayor participación en
crear formas centralizadas de prácticas de gobierno que no reproduzcan la práctica de gobierno. Aunque, desde luego, apoyamos tales abordajes,
y, más aún, que no exacerben, los problemas que 'tratamos aquí. Creemos lo que sostenemos aquí es que es necesario ir más allá de esa postura, y
que las colectividades tienen más probabilidadEs de resolver con éxito descubrir y +ilizar posibilidades nodales que existen fuera de las ins-
déficits en las prácticas de gobierno si, en vez dieprocurar eliminar sus tituciones derocráticas establecidas. En las páginas siguientes,'nuestra
. características nodales, se concentran en reconfigurar el gobierno noclal. discusión se centra en lo que pueden hacer los débiles para alcanzar a
Para ello hace falta, por un lado, entender cómo' se ejercita el poder en el los fuertes enllo que han hecho y hacen bien, es decir, obtener y conser-
gobierno nodal y, por el otro, localizar y explot~r oportunidades que se var el acceso a los nodos, incluyendo, en especial, a los Estados y a sus
identifican en este análisis para así responder a psos déficits. organismos, f1unque sin excluir a otros.
Lo incuestionable de la realidad nodal que vivimos es que, en última Hay una variedad de contextos en los que se están explorando estra-
instancia, es el poder nodal el que habla. Los individuos, las colectivi- tegias prácticas que permiten que los actores débiles obtengan un mejor
dades y las instituciones formales acceden a dodos que cumplen con acceso a los nodos de gobierno, en un marco al que Dorf y Sabel (1998)
eficacia la tarea de dar forma a los flujos de los acontecimientos que para denominan de «experirnentalismo democrático». Este experimentalismo
ellos son importantes y sobre los que pueden influir en modo directo. deweyano de ensayo y error (Karkkainen, 2004) funciona de kbajo ha-
Los Estados mismos constituyen un ensamble nodal que es capaz de cia arriba, y es el enfoque que hemos adoptado junto con otrds colegas
cumplir esas tareas con eficacia y que, en efecto, lo hace. El pensamiento
I en comunidades con actores débiles de Argentina, Australia, Canadá,
convencional ha reconocido este fenómeno y lh centrado su atención Sudáfrica y, njás recientemente, Brasil (para una reseña de este enfoque,
principalmente en los Estados y los ensambles ~e nodos que componen véase Johnston y Shearing, 2003). La cuestión que nos ha motivado es
los Estados en una estructura jerárquica de gobierno. El panorama se ha exactamente la misma que motiva gran parte de la obra de Braithwaite
vuelto más complejo, pues otros nadas han asumido un rol más activo y Drahos. Su [uerpo de trabajo constituye una fuente comparativa im-
como entidades de gobierno. A veces, esos orros'nodos fueron enrolados portante sobre la cual nos basamos en este capítulo.
"6 y reclutados por nodo s estatales, como parte dJ esquemas destinadas a Braithwa~te (2004) ha intentado resumir las lechones qUF deja su
«gobernar a distancia». Aunque cosas como éstas suceden, no son las trabajo formulando una serie de «métodos de poder rara el desarrollo»
I

únicas cosas que suceden. Existen otras jerarquías de gobierno donde se que los actores débiles pueden emplear como guías orientativas a fin de
incorporan a otros nodos, entre ellos los nodos bstatales, como parte de aprovechar m~jor las oportunidades nodales de las que disponen para
sus propias estrategias de gobierno a distancia. Un ejemplo es el modo en determinar el]flujo de los acontecimientos. Para elaHorar su argumen-
que opera la práctica de gobierno corporativa para alcanzar sus objetivos tación, Braithraite se basa en análisis de los modos en que los actores
(Williams, 2005a). Esta mezcla de jerarquías dt gobierno superpuestas fuertes han obtenido y mantenido sus posiciones de fuerza. Este uso de
es lo que da a la práctica de gobierno nodal su carácter complejo de dis- la experiencia de los fuertes como modelo para los débiles es una táctica
posiciones hacia arriba, hacia abajo y a través. I
muy similar a la que empleamos nosotros en nuestra investigación. En
Al abordar los déficits en la capacidad de dar forma al campo nodal las próximas ~áginas, intentamos combinar nuestras experiencias y las
del gobierno de la seguridad es esencial, como ~bserva Braithwaite en el de Braithwaite\ con el objeto de formular estrategias para responder a dé-
epígrafe de este capítulo, que «las ideas, las corlexiones en red, las nue- ficits de prácticas de gobierno y, a la vez, promover valores democráticos
~ ~
vas direcciones [vengan] de abajo». Es la gente ~omún, tanto en el nivel :;;
::,
:;; fundamentale~. Pensamos estas estrategias como métodos de poder que
:l,
individual como en el colectivo, que carga conj el peso de una práctica © © sirven para volver a pensar la práctica de gobierno de seguridad.
de gobierno débil, la que debe explorar cómo obtener un papel más im-
portante y efectivo en su operación. I
1281 PENSAR LA SEGURIDAD RESPUESTAS ANTE DÉFICITS EN LAS PRÁCTICAS DE GOBIERNO 1129

Al
;

Métodos de poder Braithwaite, el enrolamiento es una característica clave de la «práctica


de gobierno en red». La práctica de gobierno en red, como la concibe
Concentrar poder nodalmente y usarlo para timonear las prácticas '1;
L
Braithwaite, nd se relaciona tanto con los flujos de información sobre los
í
de gobierno ,¡ que llama la atJnción Castells (2000), sino más bien con el enrolamiento
de otros para fbrmar re~es de acción o lo que, siguiendo a Foucault, se
El primer método de poder de Braithwaite esl «Concentrar nodal- podría pensar bomo «ensambles de poder» (para una discusión sobre
mente el poder que se encuentre bajo su control directo- (Braithwaite, este punto, véanse Rose, 1999, pág. 190 Y O"Malley 2004, pág. 24).
2004, pág. 311). Todos tenemos algún poder pa1a determinar el flujo Drahos denom~na «nodos estructurales» (Drahos, 200~a, pág. 419) a los
de los acontecimientos y, en gran medida, ese p01er se encuentra bajo nodos a través l:1elos cuales se concentra el poder enrolado. Un ejemplo
nuestro control directo. Por lo tanto, concentrar eSr poder es claramente que da Dahos ,S el de los comités asesores sobre políticas, compuestos
posible. Lo que varía bastante es en qué consiste cor exactitud ese poder. en forma mayoritaria por representantes de empresas que, a través de las
Braithwaite señala que una de las características de los actores débiles es asociaciones e+presariales, asesoran y dirigen al Gobierno de EUA en
que, por lo general, no poseen mucho poder conJencional que puedan materia de negociaciones comerciales. Estos nodos concentran el poder
concentrar en organizaciones de práctica de gobierno. Por ejemplo, los enrolado para luego intentar usar al Gobierno de EUA como un nodo
países en vías de desarrollo no tienen mucho poder económico, ni tam- poderoso a travfs del cual se transmiten instrucciones a las agencias que
poco mucho poder militar. detentan poderde Estado (200Sa, pág. 419). ,
Pero los países en vías de desarrollo tienen, desde luego, algún poder En nuestro trabajo (Shearing y Wood, 2000, 2003a, 2003b; Wood,
económico o militar. También cuentan con otros elementos valiosos de 2004; Burris y ptros, 2005; Shearing y Johnston, 2005; Burris, 2006;
poder a los que suelen pasar por alto por centrarse excesivamente en las Wood y Font, en prensa), hemos podido presenciar cómo personas que
clases de recursos de poder que caracterizan a los Estados fuertes. Pero los pertenecen a comunidades pobres han creado nodos a través de los cua-
países en vías de desarrollo pueden y deben concentrar I
nodalmente cual- les pueden concentrar el poder de sus conocimientos y recursos para
quier fuente de poder que posean y, de ese modo, fortalecer su capacidad l¡]l' gobernar su segbridad. En Sudáfrica se llaman Comisiones de Paz y hoy
de negociación. Sin lugar a dudas, vale la pena adoptar esta actitud, por se encuentran en una posición tal que la Policía pública busca enrolarlas.
:t;
más limitados que sean los recursos de poder con los que se cuenta. Por Sin embargo, como las Comisiones de Paz se consolidaron como nodos
ejemplo, apunta Braithwaite, los Estados en vías de desarrollo deberían que, más que remar, timonean, al negociar con la Policía han podido
hacer todo lo posible para fortalecer su capacidad como organizaciones, rIi utilizar ese poder como moneda de-cambio. En consecuencia, lo Ique se
de modo tal que los organismos de Estado se vuelvan nodos más efectivos produjo fue un proceso de enrolamiento recíproco. Así como la folicía
a través de los cuales concentrar el poder estatal, si~1importar de cuánto buscó enrolar a las Comisiones de Paz, éstas han empleado su poder
poder se trate. Además, como señala Braithwaite, es importante crear en- para enrolar a la Policía y así llevar adelante sus objetivos de práctica de
sambles nodales con otros Estados en vías de desarrollo, que les permitan gobiennovEl resultado son Centros de Paz Comunitarios, nodos super-
coordinar acciones. En respaldo de esta sugerencia, el autor destaca las estructurales qu~ operan como nodos de enrolamiento recíproc9' A su
experiencias positivas de algunas coaliciones de Es~ados, que resultaron vez, para promover los objetivos de los Centros de Paz, el enrolamiento
beneficiosas tanto para Estados fuertes como para fstados débiles. se llevó a cabo a través de un nodo superestructural, el Programa de Paz
-6 Sin embargo, los Estados no son, claro está, los únicos nodos donde Comunitario. El Programa, una iniciativa de la Universidad del Cabo
se puede concentrar el poder, así como tampoco es necesario que el po- Occidental, ha arrovechado el prestigio de la universidad para negociar
der se concentre únicamente bajo el control directo de los actores. Hay con la Policía en nombre de las Comisiones de Paz. Las negociaciones
-~ l
muchas otras cosas que se pueden concentrar nódalmente y muchos
1
(j
~ posibilitaron un f.roceso de enrolamiento recíproco, unal «alianza» en la
otros nodos a través de los cuales concentradas. El poder puede ejercer- ¡; que cada una de las partes contribuye con su parte de poder. En conse-
se, y de hecho, por lo general, es _ejerci.~o,mediante el enrol.amiento de cuencia, se forja un tipo de relación en la que ambas partes se disputan
otros, hecho sobre el que hace hincapié la mentalidad neoliberal. Para en forma amisto~a el control de las agendas de gobierno.
130/ PENSAR LA SEGURIDAD RESPUESTAS ANTE DÉFICITS EN LAS PRÁCTICAS DE GOBIERNO /131

El proyecto de los Centros de Paz Comunitarios es algo más que constatación e~ común: el hecho de que todo conjunto de actores goza de
una simple alianza neoliberal donde la Policía «h ce responsable» a los oportunidades¡ específicas del contexto al que pertenecen para adoptar
miembros de la comunidad de acatar sus órdenes. Fung describe proce- estrategias de gobierno nodal. Los Estados fuertes tienen oportunidades
sos similares, vinculados con el gobierno de la seg ridad y la educación, que los débiles f.o tienen; y los Estados débiles tienen obortunidades que
como ejemplos de «negociaciones democráticas» entro de EUA (Fung, los fuertes no tienen. Las corporaciones privadas tienbn oportunidades
2001,2004). Se pueden encontrar una gran varie ad de ejemplos de este Id
~ue otros actores pertenecientes a organizaciones de sociedad civil no
tipo en el ámbito del medio ambiente, bajo el nombre de «gestión cola- tienen, y viceversa.
borativa» y «práctica de gobierno colaborativa» (~elinI
y Chávez,
"
1995; Una de las bportunidades de enrolamiento de que disponen los juga-
para una discusión de la bibliografía, véase Karkkainen, 2004). Lo que dores pobres ql~eoperan en el nivel de la comunidad es su acceso potencial
queda claro a partir de todos estos ejemplos es quellos actores pueden ac- a Organismos fo Gubernamentales (ONG) en calidad de enroJadores.
ceder al poder y concentrarlo a través de nodos, y ~ue en efecto lo hacen. En la medida en que sean capaces de enrolar a ONG, pueden aumentar
Luego emplean esos nodos para consolidarse en la función de timonear en forma signif1cativa su base de recursos y acceder a conocimientos y
la práctica de gobierno. Aceptan ser enrolados pot otros, pero a cambio experiencias q4e pueden utilizar para desarrollar y complementar sus
de que' otros se enrolen en su propio beneficio. De este modo, se valen conocimientos locales. La concentración de recursos de poder de los que
del enrolamiento de otros para sumar más pode,· y ganar fuerza. Este disponen en ensambles nodales y en nodos superestructurales permite a
«juego» de enrolamientos es permanente y 10 ganado se puede perder con los actores débiles aumentar su capacidad de determinar el f1ujo de los
facilidad si no se lo consolida y se suma cada vez inás; para Braithwaite acontecimiento~ y de desempeñarse por encima de las expectativas. Lo
y Drahos (2005), la capacidad de consolidarse es ¡ma característica im- importante del método de concentración nodal de poder no es fólo lo
portante de los jugadores fuertes. Drahos (2005b) ha demostrado cómo que pueden conseguir en forma directa, sino también cómo las ganancias
en el caso del comercio, los Estados en vías de desarrollo que no logran graduales pueden reconfigurar el panorama de la práctica de gobierno;
capitalizar sus ganancias pueden perder muy pronto su ventaja. el resultado es que se crean nuevas posibilidades para desarrollar ¿uevos
La creación de nodos como las Comisiones de Paz ha hecho posible recursos y conseguir nuevos enrolamientos.
que actores muy débiles (en este caso, personas 4ue habitan en «tugu- En muchas ocasiones, el juego de poder consiste en salir adelante
rios», consideradas las más pobres entre los pobres) transformen sus sin la ayuda de rladie, como apuntan Braithwaite y Drahos. No se trata
recursos (en especial, su tiempo y sus conocimientos) en poder y usen únicamente de un método que los actores débiles pueden y deben aplicar;
)
este poder para obtener más poder aun enrolarídc a otros. De este' mo- además, ha demostrado ser un rasgo fundamental de l,s estrate Ias de
" "

do, no sólo han comprendido que, en efecto, «concentran nodalmente los fuertes. De hecho, los fuertes muchas veces son fuertes precisamente 9
el poder que se"encuentra bajo su control directo», I
sino que, además, porque lograronl salir adelante sin ayuda. Por ejemplo, el poder bodal
p'ueden
&
participar en la concentración y dirección del poder de
"
otros a que hoy ejercen las empresas internacionales (que en la actualidad son
través del enrolamiento, formando ensambles de poder. Así han podido dueñas delo quejdurante milenios fue propiedad común/ es el resultado
aumentar su poder. Ya hemos mencionado ejemplos similares de actores de innumerables fniciativas menores. En retrospectiva, lq que consiguie-
débiles que crean y acceden a nodos en iniciativaslde ahorro y préstamo ron parece sencipo. Pero en su momento, la perspectiva de conseguir
dentro de comunidades muy pobres, como la ob~a del Banco Grameen ser «propietario'! de secuencias genéricas naturales debe haber pare-
y de la Asociación Internacional de Habitantes e Barrios Marginales cido imposible. ~or un lado, hacía falta crear una forma particular de
y afiliados. Otro ejemplo lo ofrece el modo en qu se han desenvuelto el ser propietario, ~sto es, ser propietario de conocimientos que durante
movimiento a favor del comercio justo y los proveedores que integran gran parte de la historia de la humanidad fueron considerados uJ bien
el movimiento para obtener y utilizar poder nod~l a fin de fortalecer su común de todos lbs seres humanos. Pero además, para conseguido era
posición en el mercado. ' necesaria una serie compleja de leyes de propiedad intelectual y d~spo-
Al comparar nuestro trabajo sobre la «práctica de microgobierno» siciones legales que garantizaran su cumplimiento coneJtadas en~re sí.
(Burris, 2004) con el análisis de Braithwaite y Drahos, encontramos una En retrospectiva, la forma en que esto se consiguió puede parecer ob-
13 2 / PENSAR LA SEGURIDAD
RESPUESTAS ANTE DÉFICITS EN l.AS PRÁCTICAS DE GOBIERNO /133

via, y hasta inevitable. Pero en su momento, la merr posibilidad de que tener garrotes (que suelen ser más grandes que los de los demás) a los que
se produjera semejante transformación no sólo debe de haber parecido ostentan y que están dispuestos a usar. Braithwaite (2Q04) señala que los
imposible, sino también muy difícil de imaginar (B¡aithwaite y Drahos, actores débile~ también tienen acceso a garrotes, aunque muchas veces
2000; Drahos y Braithwaite, 2002). no lo saben. Bn este sentido, cita a Montbiot (2003), quien afirma que
Los actores débiles, pese a las innumerables li itaciones y desven- las grandes d9udas de algunos países en vías de desarrollo constituyen
tajas que sufren, disponen de enormes oportunidales para desarrollar, un garrote qu, los países podrían usar con más eficacia en el juego de la
acumular y ejercitar poder. Esto requiere imaginaci n, esperanza, forta- práctica de goeierno.
leza, decisión y perseverancia (Cartwright, 2004). e trata de atributos Pensar en función de garrotes cada vez más grandes tal vez resulte
que sirven no sólo para concentrar el poder de los rodos, sino también demasiado reSj~rictivo, aunque la imagen representa con claridad lo que
para cambiar las bases sobre las que operan y, de er modo, lograr que se puede hace~ y lo que se hace. Para comprender cómo se puede superar
los recursos que se encuentran bajo su control direct¡o resulten más útiles esta forma de pensar resulta útil examinar qué ha vedido ocurriendo en
como herramientas de poder. Para ello, hacen falta instituciones que numerosas odanizaciones policiales que han intentad6 reconceptualizar
reúnan conjuntos de actores mediante procesos del «poliarquía delibe- su acceso a lo~ recursos y los modos en que pueden usados para promo-
rativa» (Dorf y Sabel, 1998). Si bien los actores débiles entienden muy ver la conformidad de la ciudadanía. Durante muchas décadas, las or-
bien cómo se puede conseguir este objetivo, en algpnos campos suelen ganizaciones ~oliciales concebían el uso de recursos en términos de una
ser mucho menos hábiles cuando se encuentran en ámbitos donde operan pirámide de r gulación. Lo conceptualizaban como un «continuum de
los fuertes. De ese modo, los débiles suelen quedar superados. Ésta es un 1
fuerza». La idea alienta a la policía a hablar con calma, llevar un garrote
área fundamental en la que los actores débiles pueden enrolar el apoyo (en este caso, un arma de fuego que puede usarse para matar) y escalar,
de otros, tal como lo han hecho los actores fuertes,1 para que colaboren empezando P9r las palabras suaves, pasando por la coacción física', hasta
con ellos en el rearmado del panorama de la práctica de gobierno. llegar a la fuerza mortal, según el grado de acatamiento de sus directivas.
Las fuerzas policiales de todo el mundo hace poco comenzaron a
repensar los modos en que pueden y deben usar los recursos de poder
Reconocer y usar todos los recursos de poder que tienen a su disposición. En la actualidad han comenzado a con-
ceptualizar su forma de tomar decisiones de un modo más horizontal.
El segundo método de poder se relaciona con un método identifica- Por ejemplo, el Marco Nacional Canadiense para el Uso de la Fuerza,
do por Braithwaite, quien lo amplía: «Tenga un garrote y amenace con vigente desde 2000, ya no concibe al policía como alguien que escala
usado» (2004, pág. 320). O dicho de otro modo: «Hable con calma, una pirámide de recursos de poder, que empieza desde la base y sube
pero con un garrote en la mano». La idea de escalada de sanciones a las hasta conseguir el acatamiento de sus órdenes, sino como un dctor con
que Ayres y Braithwaite se refieren como «pirámide de regulación» es una amplia ga,ma de recursos disponibles a los que debe acceder según
una estrategia muy antigua y consolidada. Consistcl en escalar la fuerza la naturaleza 1e la situación en.frentada: «Las opciones de fuerza pueden
en « respuesta» a incumplimientos reiterados; se elppieza por métodos usarse solas o combinadas para permitir que el agente controlela situa-
suaves que, a medida que crece la escalada, se ~4elven cada vez más ción ... La naturaleza dinámica de la situación requiere una evaluación
duros. Al mostrar que se está en posesión de un garrote, uno anuncia la permanente, por consiguiente, las opciones de fuerza ~eleccion~das pue-
posibilidad de una escalada e invita a los demás a tomar en cuenta este den cambiar en cualquier momento» (Canadian Association of Chiefs
factor antes de adoptar una decisión sobre su comportamiento. Lo que of Police, 200?, pág. 10). ... I
seespera con esta estrategia es convencer al otro de responder en forma En esta concepción, se espera que el agente policial reaccione cuan-
~
~
positiva ante los métodos más suaves, sin tener que llegar a otros más
duros que podrían causarles mayores perjuicios. Como observan Braith- l ~
~
do sea necesanio, pero de un modo que se corresponda con la situación
a resolver. Es ~ecir, lo que es «duro» o "blando» (va~edecir, el recurso
waite y Drahos (2000), los actores fuertes muchas Iveces son fuertes no de poder más Ipersuasivo) va a variar según la situafión (véase 2000,
porque usen siempre sus garrotes para pegar a otros, , sino por el hecho de
. pág. 11). De este modo, mientras que en algunas situaciones ostentar
13 41 PENSAR LA SEGURIDAD RESPUESTAS ANTE DÉfiCITS EN LAS PRÁCTICAS DE GOBIERNO /135

:Ij

y asar garrotes (por ejemplo, armas) puede ser muy efectivo, en otras de la agenda d~ la Policía. De este modo, emulan el modelo de los ac-
puede resultar mucho menos efectivo que otros recursos de poder que en tores corporativos, quienes hace tiempo que se han dado cuenta de que
apariencia son más «blandos». A veces, primero conviene usar recursos pueden usar lalseguridad privada para gozar de una mayor autonomía
"más blandos», pero en otras ocasiones tal vez sea ¡mejor usar recursos y, al mismo titnpo, convencer a las organizaciones policiales de que
«más duros» para empezar y luego pasar a otros «más blandos», si se les brinden su I poyo en este sentido (Shearing, 1992; Johnston, 1992;
juzga que pueden ser más efectivos. I Williams, 200~b).
En este modelo de toma de decisiones, no se replesentan los recursos Aunque 10J actores débiles deben ser conscíentes de las estrategias
de poder en forma de organización jerárquica, sino como un conjunto empleadas por los fuertes y aprender de ellas, no tienen por ello ~ue per-
de recursos disponibles en un plano horizontal. Sel puede empezar por mitir que su im!aginación se vea limitada por esas opciones estra.!t.égicas.
cualquiera de ellos y pasar a cualquier otro en cua{qUier orden o com- Para desarroll~r sus propias estrategias es importante que los [actores
binación. El agente se ve obligado a evaluar cuál e el más conveniente débiles recono~can los puntos fuertes que los distinguen, y los cultiven.
)' más apropiado en términos normativos para una' ituación particular. Es indudable que los actores fuertes son fuertes porque tienen acceso a
Una posibilidad es ordenar los recursos en forma iramidal, pero hay determinados~ecursos que les han funcionado bien para sus objetivos.
muchas otras. La intención detrás de este modelo (y de la reconceptua- Pero esto no de1bedesmerecer el hecho de que los actores débiles poseen
lización que encarna) es liberar la imaginación de lbs agentes policiales numerosos recursos que pueden movilizarse para generar fuerza. Esto
en materia de prácticas de gobierno y estimularlos la operar con mayor nos recuerda ellargumento de Granovetter (1973) sobre la fuerza de. los
fluidez y agilidad en un marco de una amplia varie1ad de recursos. lazos débiles d9ntro de las redes. Los actores en posiciones débiles suelen
Los actores débiles tienen mucho que aprender de esta experiencia. tener acceso a numerosos recursos débiles, tanto en forma directa como
Pero si se limitan a observar y repetir el modo de a!ctuar de los actores a través del e~olamiento, que pueden unirse para generar una fuerza
fuertes, lo más probable es que restrinjan su capacidad de imaginar qué considerable. no de esos recursos es la fuerza de los números, siempre
recursos tienen a su disposición. Puesto que no cuentan con los mismos y cuando se pu da hacer valer esos números.
garrotes que tienen y usan los fuertes, se los pued!e persuadir (y ellos Este segunto método se basa en la tercera proposición de Braithwaite:
mismos se persuaden) de que, en realidad, no dis~onen de ningún re- «Tener una est ategia de regulación sensible» (2004, pág. 322). Tal pro-
curso de poder efectivo. Si, en cambio, aplican el mpdelo de las. organi- puesta sugiere ue, a la hora de decidir el mejor modo de ejercer el po-
zaciones policiales contemporáneas, y toman conc~encia de que lo que der, es tan impiortante ser sensible a la propia situaci6n y a las propias
constituye un recurso de poder efectivo varía much~ de una situación a capacidades corno a las reacciones de otros.
otra, pueden expandir su imaginación en forma co¡nsiderable. Cuando
esto suceda, descubrirán, según Monbiot, que tiegen a su disposición
':~i
numerosos recursos potencialmente poderosos que pueden acrecentar 'I.J, Centrarse e~ nodos donde uno puede ser crealivo y enérgico
en mucho su fuerza. I \t;<

En nuestro trabajo con comunidades muy pobrbs, hemos visto que, Braithwait~ opina que cambiar el rumbo de la práctica de gobierno
cuando la gente se reúne en foros deliberativos en ronde se la invita a requiere de gr;n energía e imaginación. Esto lo lleva a postular otro
abrir su imaginación, descubre que, además de tener muchos recursos método de po er: «Ser creativo y enérgico en nodos del gobierno en
disponibles que pueden usarse para gobernar en fo~ma efectiva, cuenta red». Cuando no participa en nodos donde hay otros actores activos,
con recursos que pueden usarse para enrolar a act res más poderosos, es vital ser cre,tivo y enérgico en la concreción de las propias agendas.
como, por ejemplo, la Policía y buscar coincidencias entre las decisiones Para nuestra p~opuesta de métodos de poder para los débiles, creemos
de esos actores poderosos y su propia agenda. Por ¡ejemplo, las Comi- " ~
~ que este métod necesita ampliarse en modos que respondan a las carac-
] :¡;
ec :l,
siones de Paz de Sudáfrica han descubierto que pueden ayudar a aliviar Q¡ iIll terísticas estru turantes de los nodos. Si los actores débiles participan del
las crisis presupuestarias que apremian a la Policía len forma crónica si gobierno de no~os organizativos que otros actores, en especial los ricos
ellas se hacen cargo de algunos problemas que, entonces, quedan fuera y poderosos, h,n creado ya través de los cuales operan, es muy probable
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136/ PENSAR LA SEGURIDAD RESPUESTAS ANTE DÉFICITS EN LAS PRACTICAS DE GOBIERNO /137
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que se encuentren en situación de desventaja, porque las agendas de esos Concentrar tonocimientos en los nodos
1
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otros suelen estar incorporadas a los procesos nodales. En consecuencia,
el mero hecho de participar en un nodo puede, en Jealidad, acabar por La cuestióJ de qué conocimientos son necesarios para la práctica de
reducir el propio poder, pues las agendas de los otros se imponen sobre gobierno, dónd¡e se encuentran y quién tiene acceso a ellos es central para
las propias. Quizás el ejemplo más claro de esto e~ la participación de comprender los procesos de gobierno. Al proponer un método que «con-
los colonizados en las instituciones de gobierno df los colonizadores, centre la competencia técnica en los nodos» (2004, pág. 326), Braith-
aun cuando esas instituciones dicen reconocer y apoyar instituciones de waite identifica no sólo el lugar crucial que ocupa el conocimiento, sino
gobierno autóctonas. I también el acc+o al conocimiento. El autor sostiene que el conocimiento
Los actores que desean resistirse a tal estado d~ cosas pueden crear suele organizape a partir de la experiencia, y que esta experiencia re-
nodos que se adecuen a sus propósitos y, a menudo, ~ohacen. Ejemplo de quiere de alguja entidad organizativa a través de la cJal operar. El em-
ello son algunos momentos de la historia de la seguridad privada en los pleo de la exp~eiencia bajo la forma de competencia técnica coristituye,
que las empresas se hicieron cargo de su propia seguridad, no porque no sin lugar a dud s, una fuente de fuerza vital, que posibilita que los acto-
podían convencer a las entidades estatales para que dllas lo hicieran, sino res débiles pas n a ser partícipes fuertes que movilizan su experiencia en
porque deseaban hacerse cargo de la situación y nol querían operar con puntos nodales. Resulta claro que el conocimiento experto y la habilidad
las disposiciones institucionales existentes, que por sh estructura promo- de conseguirlo Y concentrarse en él es fundamental para que los actores
vían agendas que no coincidían con las de las empresfs (Johnston, 1992). débiles fortalezcan su capacidad de gobierno. Sin embargo, también en
No se trata de una cuestión de objetivos legítimos u ?bjetivos ilegítimos, ir este caso creemos que conviene ampliar la concepción de Braithwaite,
ya que, en ambos casos, la legalidad de los objetivos es indudable, sino de La utilidad de una ampliación de este método queda claramente de
cuál agenda de gobierno debe tener prioridad (Shear~ng y Wood, 2003a). manifiesto cu~ndo los actores débiles son grupos locales cuya ventaja
La cuestión de quién se encuentra al timón d~ la práctica de go- ,:,r: en materia de 110der suele ser el acceso a los conocimientos locales, a los
bierno es vital para los actores débiles. Un método ¡para resistirse a las que Nygren (1999) denomina «conocimientos situados». Por lo general,
agendas de otros es crear nadas y centrarse en actyar a través de esos otros actores, ~ncluso los actores fuertes, para poder llevar adelante sus
nodos, donde los procesos sean favorables para 11s propias agendas. ¡Ir agendas busca~l acceder a los conocimientos situados a través del en-
Una vez más, la experiencia de las Comisiones de Paz deja muy en claro rolamiento. Ur¡.ejemplo del campo de la actuación policial puede ser el
que crear nodos y participar en nodos donde uno ti~ne la posibilidad de empleo de los riembros de una comunidad para que aporten informa-
ser enérgico y creativo probablemente resulte más ytil que intentar ser ción de inteligencia a las organizaciones policiales. En el ámbito de la
enérgico y creativo en nadas donde se tiene que luchar contra la corriente actuación polidial estatal, se encuentran ejemplos de este método cuando
.
en f arma connnua. II se convoca a l~s víctimas para que llamen a la Policía y denuncien los
En el contexto de la regulación global del com rcio, Braithwaite y hechos en los que resultkron victimizados (en Norteamérica y otros paí-

1
Drahos (2000) dedican particular atención a los m dos en que Estados
Unidos, y aquellos que enrolan a sus agencias, camb~an de foros nodales
(véase también Drahos, 200Sa) cuando perciben qge la corriente se les
ses, 9-1-1), addmás de programas tales como Crime Stoppers. Existen
programas sirriilares en la actuación policial no estatal, en especial los
destinados a eiitar robos dentro de grandes organizacliones de empresa.
vuelve en contra. Como señalamos más arriba, esto ~s lo mismo que ha- Otro ejemplo en este sentido consiste en pedir que se denuncien irregu-
cen las corporaciones cuando contratan su propia p licía bajo la forma laridades en ellámbito de los mercados de valores. I
de seguridad privada. Es también lo que hacen las Comisiones de Paz Es evidente que los actores débiles pueden usar sus conocimientos
cuando elaboran sus propios mecanismos de resolufión de conflictos y situados para promover sus propias agendas. Pueden servirles de mone-
luego invitan a la Policía a cooperar con ellos. En Ffecto, Braithwaite ~
.e
"
:;; da de cambio bn negociaciones con actores fuertes o para crear nodos
-e
indica. que la capacidad de «cambiar de foros» es ot~o método de poder ~ ~ cuyas agendas' controlan allí donde sus conocimientos son valorados.
(2004, pág. 327). Una vez más, llalabor de las Comisiones de Paz resulta instructiva. Las
,
;
comunidades ~e Sudáfrica usan las Comunidades de Paz como nodos
ti
138 / PENSAR LA SEGURIDAD RESPUESTAS ANTE DÉFICITS EN lN) PRÁCTICAS DE GOBIERNO /139

donde sus conocimientos cuentan como sitios para llevar adelante sus El gobierno de la seguridad sufre la influencia no sólo de tendencias
agendas locales. Estos conocimientos se aplican para~eSOlver conflictos como la pluralización de actores o la comodificación de la presta-
en formas que resultan aceptables para la población ocal. Además, los ción de servici~s, sino también de las luchas por el poder que son la
procesos de las Comisiones de Paz sirven como no os donde se pue- consecuencia e esas tendencias. Con el crecimiento de la cantidad
den crear e implementar agendas para proyectos d desarrollo local. de prestadores de seguridad alternativos y la expansión de sus ca-
El hecho de que estos conocimientos se concentren ~ través de nodos pacidades, las ~rganizaciones policiales se inclinan a cuestionar la
permite a los actores enrolar a otros, en especial gobiernos y entidades legitimidad dellos recursos desplegados por los recién llegados ya
gubernamentales, así como donantes internacionales, y así poner en ajustar sus propias estrategias de asignación de capital de acuerdo
práctica sus agendas. con ello, de mbdo que puedan conservar su estatus y su posición
Los actores locales, además, utilizan los procesos de las Comisio- central en el campo. Tal actitud no implica que busquen el control
nes de Paz como un foco nodal hacia el cual atraen los conocimientos total del campo y que los que ingresan no puedan hacerse un lugar
situados de otros, que contribuyen a la concreción die sus agendas. En o incluso apro~iarse de una parte importante de las actividades; de
consecuencia, los conocimientos que se hallan en los podos no son sólo hecho, las organizaciones policiales también contratan servicios
un recurso que los actores más fuertes enrolan para nevar adelante sus de los prestadores de seguridad privada ... Pero esto parece posible
agendas, sino también un recurso que los más débiles usan para fijar sus sólo en la medida en que quienes ingresan limiten sus ambiciones o
agendas de gobierno. no desafíen abiertamente el rol dominante de la Policía. Mientras
tanto, otros actores, como los Gobiernos, los medios, los sindicatos
y la ciudadanía intervendrán en esas luchas, y usarán sus propios
Localizar recursos en los nodos recursos específicos para imponer sus intereses (Dupont, 2006a,
pág. 104).
Como venimos planteando a lo largo de esta obra, uno de los cam-
bios clave que se han producido en el ámbito de la 1el gobierno de la Es importante ~ue los actores más débiles acumulen diferentes for-
seguridad es el de p.oner los recursos en sitios nodalef- fuera de los Go- mas de capital (si9bólico, cultural, político, social y económico) y ¡que
biernos estatales. Esta es una estrategia central que al:"flicanlas corpora- se ganen un lugar 911 maneras que tomen en cuenta cómo ~e lo ganaron
cienes y los organismos no gubernamentales para crear y operar nodos otros actores. De Iruevo, las Comisiones de Paz son un ejemplo de la
de práctica de gobierno dentro de los Estados y entre ellos. Son nodos forma en que los actores débiles pueden acumular y situar recursos en
que recogen y reúnen recursos (formas diversas de capital) que les permi- los nodos. En térmihos financieros, el fondo de recursos que se concentra
ten llevar adelante agendas que pueden, o no, coincidir con las agendas en los no~?s tiene ~n. compon~nte «en especi~s» y uno finan~ie~o. La
de Estado. Un ejemplo sencillo es la contratación de seguridad privada contribución en eSl1ecIeses el tiempo, la capacidad y los conocimientos
para gobernar la propiedad privada de masas en for~as que promue- que los actores débiles concentran a través de esos nodos. El compo-
van las agendas corporativas (Kempa y otros, 2004). Otro ejemplo más nente financiero «~sca¡" proviene de subvenciones suministradas por
complejo se encuentra en los ensambles nodales de dNG creadas para los Gobiernos y por donantes internacionales. Dicho de otro modol, el
defender derechos humanos y reducir la violencia ins~itucional estatal. funcionamiento mismo de las Comisiones de Paz sirve para consolidtr y
l
Sin embargo, los actores fuertes son muy hábiles para «ganarse Sil apalancar formas dk capital social, económico, simbólico y tal vez otros
puesto» (Dupont, 2006a) en el campo cada vez más dodal del gobierno que, como diría Braithwaite (2006), de no ser así, tal vez serían invisi~les
de la seguridad. Si los actores se vuelven más efectivbs para acumular
recursos/capital, los más fuertes responden con inten+s de consolidar e .
~
:¡;
. para los expertos enldesarrollo comunitario que miran la situación desde
el lugar privilegiad9 de sus oficinas.
incrementar su propia concentración de recursos. En su estudio sobre las ~ 1
Q

<duchas por el poder» entre jefes policiales en el camPf de la seguridad,


Dupont escribe:
140/ PENSAR LA SEGURIDAD RESPUESTAS ANTE DÉFICITS EN LAS PRÁCTICAS DE GOBIERNO /141

Promover procesos deliberativos dentro de los nodo~ za, más allá de que sus poblaciones sean pequeñas o que sus propuestas
no sean bien recibi'1dasen el seno de foros deliberativos constituidos en
Para que los conocimientos concentrados en los nodos resulten de forma ideal. La cuestión de cómo restringir estas estrategias de aprove-
utilidad para los auspicios y prestadores que operar a través de esos chamiento ha sido ~bjeto de numerosas reflexiones que, a su vez, generan
nodos, tales conocimientos deben ser sometidos a consideración y, so- una sucesión contihua de propuestas para reinventar las instituciones y
bre esa base, se deben sacar conclusiones y actuar ~obre ellas. Si este de iniciativas de reforma, que surgen de esas propuestas.
proceso se ha de llevar a cabo a conciencia, de modp que permita que Siguiendo a Br~ithwaite y Drahos, hemos venido argumentando a
los actores actúen de forma efectiva sobre los conociqlientos, es esencial favor de un conjunrp de estrategias para nivelar el campo de juego demo-
que se produzcan procesos deliberativos que hagan posible que tales crático, que pensaDJos que complementan las estrategias convencionales.
conocimientos sean puestos a consideración y cuest~onados. Acerca de Los métodos noda~es que hemos delineado tienen por objeto fortalecer
este tema hay abundantes escritos que no son necesarios explorar aquí, el poder de negociación de los actores débiles en los enfrentamiento s que
desde reflexiones respecto de cuáles serían disposiciones institucionales definen el terreno Jolítico. Tales métodos, entonces, buscan promover
ideales para promover procesos deliberativos hasta tfstimonios de pro- lo que Drahos y Br~ithwaite (2002) denominan la «negociación demo-
cesos particulares y su forma de funcionamiento (D~yzek, 2000). crática». I
Una característica esencial del modelo de las C5misiones de Paz es La idea es reconocer que en casos donde hay preferencias enfrenta-
la presencia de procesos deliberativos que permiten que se expresen y das, el poder de ne~ociación es central. Para que los colectivos pobres
se sometan a consideración los conocimientos localer' y se los relacione tengan mayor participación en la formación del Gobierno, necesitan
con conocimientos expertos. Estos procesos fomentrn el desarrollo de desarrollar un mayor poder de negociación y así poder hacer que sus
un consenso con respecto al curso de acción a toma~ para dar forma al voces sean oídas. E~ un mundo gobernado nodalmente, un acceso nodal
gobierno de la seguridad y al desarrollo local en general. efectivo es un requisito esencial para negociar.
La democracia, como la lentendemos en la actualidad, significa más
que un Gobierno df las mayorías. También significa que la práctica de
la democracia en la práctica de gobierno nodal gobierno se encuenya restringida por los resultados que busca obtener y
que ponen en prácttca valores compartidos por muchos. E~isten nume-
En la medida en que los actores gubernamentale1 débiles sean capa- rosas declaraciones~ con distintos grados de apoyo, sobre cuáles deberían
ces de aumentar su control sobre el timoneo. y la prov+ión de prácticas de ser esos valores. Talles declaraciones son formuladas en diversos códigos
gobierno por medio del acceso nodal, los ideales de lt práctica democrá- y normativas por autoridades políticas, éticas y religiosas. Los códigos
tica de gobierno con seguridad se verán reforzados, Iiues el acceso nodal actúan políticamente como recursos a los que se refieren los actores para
generalizado opera para incorporar a la esfera públida más voces de más justificar y legitimalr sus acciones. Constituyen, además, una base que
colectivos. Sin embargo, sólo con las voces no se p~ede garantizar que sirve para cuestionar acciones de otros que no se atienen a los códigos.
las decisiones que se toman representen todas las v ceso Las institucio- Al obtener un acceso nodal que les permite asumir semejantes retos,
nes establecidas de la democracia ofrecen modos de adoptar decisiones los actores tienen lal posibilidad de usar los códigos en benqficio propio.
ante situaciones de conflicto. El ideal detrás de tales métodos es que las
voces que constituyen una mayoría en el seno de alguna organización
política (sujeta a los límites que impone una constitución, que expresan Conclusiones
lo que la mayoría consideran valores transgeneracionales) serán las que .
:,;
~ En este capitulo hemos intentado ofrecer una guía sobre formas en
se Impongan. :¡,
@
Con contadas excepciones, si es que hay alguna, ha habido intereses ~ que los actores débiles pueden nivelar el campo de juego de la práctica de
poderosos capaces de aprovechar estas instituciones y procesos en bene- gobierno para que su opinión tenga más peso y, así, obtener mayor poder
ficio propio, de modo que permiten que sus voces se hagan oír con fuer- de negociación. La idea de que los actores débiles construyan un mayor
1421 PENSAR LA SEGURIDAD
~,I
I

.. , d e mo d o ta Id e po d er partIcipar
po d er d e negociacion .. I en negociaciones
.. 5
democráticas no aborda el problema de cómo se pued1e y debe regular la
negociación en un mundo nodal. Esta cuestión, las del «gobierno de la
práctica de gobierno», es la que trataremos a continuación. El GOBIERNO DE L~ PRÁCTICA DE GOBIERNO
Desde hace mucho tiempo, la problemática de la Iregulación del go-
bierno de la seguridad se plantea como la necesidad db gobernar institu-
ciones estatales a fin de garantiza. r el respeto (en esp~cial, por parte de
los actores policiales y militares) de valores de cond1cta democráticos.
Pero en la actualidad, la cuestión del gobierno de la p~áctica de gobierno
debe enmarcarse en el contexto de un mundo policényico de práctica de Introducción
gobierno nodal. En el próximo capítulo, delineamos Euestro abordaje a
esta cuestión. Se trata de un enfoque que se basa en ¡elsupuesto de que
el gobierno de la práctica de gobierno debe incluir una combinación de Este capítulo atorda la problemática de gobernar los nodos y ensam-
mecanismos, un conjunto de instrumentos híbridosj que son reunidos bles de nodos que en la actualidad producen bienes de seguridad en los
en formas que aprovechan las fortalezas de cada uno al tiempo que com- niveles local, nacional e internacional. En pocas palabras, el tema que
trata es el «gobierno de la práctica de gobiernov.! Tras leer el capítulo
pensan las debilidades del otro (Lewis y Wood, 2006).
!
,.,~tt
anterior, algunos p:odrán decir que una cosa es destacar la importancia
de elaborar métodos de poder para que los actores débiles tengan una
mayor participaci9n en la identificación de resultados de la seguridad
y en la provisión df la seguridad; la agenda normativa que esbozamos
incorpora la prácti~a de gobierno nodal no sólo como una realidad fm-
pírica, sino también como una forma de pensar que abre nuevas opor-
tunidades para llevar a la práctica valores democráticos. Otra cosal es,
sin embargo, asegurarse de que los nodos de distribución de seguridad
(tanto los relativamente fuertes como los relativamente débiles) eJtén
gobernados según las normas y otros principios de comportamiento.
En este capítulo exploramos el problema de «gobernar la práctica
de gobierno» desde una perspectiva nodal. Sostenemos que el m~jor
modo de abordar e~problema es adoptar una cornbinacióri de formas o
«modalidades» (Sdtt, 2005) que, en conjunto, compensan las debili:da-
des de cada mecanismo por separado. Dicho de otro modo, la respu~sta
'"6 es la hibridez (Mudray y Scott, 2002; véanse también Goodin, 20P3;
Lewis y Wood, 2006). Esta hibridez se concibe no sólo p0110s diversos
instrumentos o herramientas de gobierno, sino también por múltiples
autoridades de prácltíca de gobierno, entre ellas (y en un lu~ar predomi-

~
~
..
:¡;
nante) las autoridades estatales, así como autoridades no estatales, desde
agrupaciones comunitarias, pasando por las ONG, hasta corporaciones.
lO ~
g

1 Agradecemos profundamente a John Braithwaite por sus reflexiones sobre el


«gobierno de la práctica de gobierno».
144/ PENSAR LA SEGURIDAD EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO 1145

En el primer apartado de este capítulo, examinamos el gobierno de la 2000; véase tambifn Parker, 2002, sobre el autogobierno de las corpo-
práctica de gobierno en el ámbito estatal, ilustrando, ¡en especial, con el raciones). Desde luego, cada mecanismo de gobierno expresa su propia
i mentalidad y, porl sí solo, ninguno basta (véase Goodin, 2003) para
caso de la actuación policial pública. Analizamos ha ta qué punto ya se í1~

ha adoptado la hibridez en el contexto del «nuevo est do de regulación» garantizar la conformidad plena ni de los nodos a los que está dirigido,
'·'·_1

(Braithwaite, 2000a) o «capitalismo de regulación» Levi-Faur,2005). ni de otros nodo s eh el campo más amplio de la prestación de seguridad.
En la actuación policial pública, como en otros conte tos del sector pú- En este capítulo, nJ pretendemos presentar una propuesta Concreta para
blico, ha habido intentos de introducir nuevos meca ismos para dirigir un modelo híbridd ideal. Lo que hacemos, inspirados en aspectos más
la conducta de los prestadores de servicios, a fin de maximizar la eficien- generales de la teonía de la regulación, es identificar caminos por donde
cia y al mismo tiempo orientar la propiedad y el timpneo hacia niveles explorar una hibriaez perfeFcÍonada y, por lo tanto, una mayor solidez
más localizados. Como parte de esta «nueva gestió~» (McLaughlin y en el sistema de práctica de gobierno.
Murji, 1995, 1997), las organizaciones policiales, y I s entidades estata-
les, en general, ha.n adoptad. o. la «lógica figurativa» (ihearing y Ericson,
1991) de los negocios, en la que se ven a sí mismos como «empresas» Hibridez en la práctica de gobierno estatal:
dedicadasa la «prestación de servicios personalizad s- (Wood,2000).
I el caso de la a1tuación policial pública
Sobre la base de investigaciones que realizamos en C. nadá en ladécada
de 1990 acerca de las tendencias en materia de regul~ción en la provin- Formulado en ~érminos convencionales, el gobierno de la práctica de
cia de Ontario, Canadá (Wood, 2000), también obshvamos la agenda gobierno es un proceso a cargo de instituciones estatales para promover
«rnetarregulatoria. (Scott, 2003; Parker, 2002) o d:e «metagobierno» objetivos que son ~jados y desarrollados por instituciones estatales. En
dedicada a domar el mercadeo mediante la imposición de normas para la bi?liografía sobfe la regulación, es:e proceso implica «~l intento de
la prestación de servicios públicos. I modificar las condtctas con valor SOCIalde otros por medio de la pro-
Pero la práctica de gobierno híbrida no se limitó a incorporar la mulgación y la imPFsición de sistemas de reglas, para 10 cual, por lo ge-
lógica de mercado en las mentes de los burócratas dél sector público ni neral, se crea una entidad regulador a independiente» (Loughlin y Scott,
a introducir herramientas de gestión basadas en 10sI resultados. Dicho 1997, pág. 205). S+ embargo, con el correr del tiempo, los especialistas
de otro modo, no se trata tan sólo de una serie de iniciativas por parte en regulación han f,escubierto los límites de esta concepción basada en
1

de los Estados para permitir la polinización cruzada de ideas entre el las reglas. Las «conductas con valor socia]" se expresan en distintos tipos
sector privado y el sector público, y viceversa. También se ha conse- de normas, pero nb necesariamente en las normas que sr encuentran
guido la hibridez en el gobierno de la práctica de gobierno a través de codificadas en reglas formales. Los sistemas normativos son plurales,
las actividades de autoridades no estatales (Scott, 2002), entre ellas las como también lo son los mecanismos que promueven su cumplimiento.
I

ONG que se dedican a supervisar el cumplimiento de determinadas nor- Scott ofrece una concepción algo más amplia de la regulación, como
mas, como, por ejemplo, las referidas al medio ambiente (Gunningham
y otros, 2003) o a los derechos humanos (Watchirs, Q.003) por parte de cualquier proce?o o conjunto de procesos por el cual se establecen
actores corporativos y estatales. En el gobierno de la práctica de gobierno normas, la conducta de quienes se encuentran sujetos a las normas
cosmopolita, a la cual nos referimos en el Capítulo 3 la observancia de
1
, monitoreadas o reincorporadas al régimen, y para lo cual hay me-
las leyes internacionales es supervisada e impuesta-por diversos actores, canismos destinados a mantener dentro de los límites aceptables del
mediante diversos mecanismos, a diversos niveles racro y micro. De régimen la conducta de los actores regulados (sea por la imposición
este modo, se puede decir que la práctica de gobiernp. cosmopolita es la
práctica de gobierno nodal en un marco metanorrnativo.
.
:;;
.
:;
de la fuerza pública o por algún otro mecanismo) (Scott, i001,pág.
331; citado en Lange, 2003, pág. 411).
~ ~
"También hay muchos casos de autogobierno no ~ólo en organismos
del sector público como la Policía, sino también en ptestadores de servi-
º Se trata de una concepción algo más amplia que permite incluir ac-
cios comerciales como algunas empresas de seguridad privada (Stenning, tores no estatales y también mecanismos para el gobierno ~e la práctica
1
EL GOBIERNO DE LA PRÁdlCA DE GOBIERNO I 147
146/ PENSAR LA SEGURIDAD

121). Como tales, Iseconvirtieron en el principal blanco de la práctica de


de gobierno que no se basan en la imposición de la ley ni en la lógica
gobierno, debido lla amenaza potencial que representaban para el bien-
de la disuasión. Esta interpretación amplia de la re$ulación es lo que
estar público: «Los poderes que posee la Policía para proteger libertades
entendemos por «gobierno de la práctica de gobierno».
fundamentales le lonfieren simultáneamente el potencial de incurrir en
Tradicionalmente, las dificultades de gobernar la,actuación policial
graves violaciones de esas libertades» (jones, 2003b, pág. 606). :
pública fueron abordadas según la interpretación más restringida de la
Tal potencial de violar las libertades reside en la capacidad de la
regulación que expusimos más arriba. En particulat, se ha explorado
Policía de ejercer la violencia o amenazar con ejercerla en nombre del
esta problemática como una cuestión de accountabifity* y control. La
Estado, aunque, obviamente, no es exclusivo de la Policía, o de las fuer-
accountability es una forma retrospectiva de práctic~ de gobierno que
zas militares, co~o explicaremos en el contexto de la prestación de se-
consiste en examinar decisiones y acciones pasadas. re trata del «deber
guridad comercial¡. Por eso, los abordajes convencionales al gobierno de
de rendir cuentas por las propias acciones ante alguna otra persona o
la Policía se han orientado principalmente a influir en los modos en que
cuerpo» (Scott, 2000, pág. 40; véase también StennihgI , 1995, pág. 5) Y
los policías amenazan con la coerción y la ejercen. En el marco de una
abarca las siguientes cuestiones clave: I
concepción basadk en reglas, la capacidad policial de ejercer coerción
I
debe estar limitadb por las mismas leyes cuyo cumplimiento la Policía
¿Qué tipo de decisiones toma la Policía, en forma etplícita e implí-
impone (véase MclBarnet, 1979). Para ello es central la existencia un
cita, en el ejercicio de sus poderes? ¿Ante quién debj responder por
sistema de accou+ability legal, como queda plasmado en forma con-
los distintos tipos de decisiones que torna? ¿Qué tiAo de accounta-
cisa en el Informe [de la Comisión Patten sobre la actuación policial en
bility deben hacer antes los cuerpos pertinentes? ¿QUé mecanismos
Irlanda del Norte: I
se deben establecer para que el proceso de rendición de cuentas
ante esos cuerpos resulte efectivo y adecuado? (Reiner, 1993, pág. I
La Policía tienel la tarea de defender y, de ser necesario, hacer cum-
6; cursivas en el original).
plir la ley, perol como cualquier otro ciudadano, debe actuar en el
marco de la ley en todo momento. Los agentes de policía deben tener
De este modo, se puede pensar la accountability como un subcon-
un conocimiento acabado de la ley y de los poderes que le confiere.
junto de la práctica de gobierno que incluye, en forTI'a más amplia, una
Necesitan tener suficientclcriterio para cumplir bien con su trabajo,
gran variedad de mecanismos de evaluación deaccio es pasadas y futu-
pero, al mismo tiempo, es necesario que se monitoree su grado de
ras, destinados a influir sobre las conductas (Mulgan 2002, pág. 4). Los
adhesión a la le!y,para que se rectifiquen los errores y se castiguen
mecanismos centrales de formación de conducta en las organizaciones
los abusos. Para mantener la credibilidad de la Policía en las comu-
de actuación policial pública pueden definirse con 16s términos de ac-
nidades en las que se desempeñan, es importante que, todo esto no
countability legal y accountability política. I I I
sólo debe ocurrir, sino además, debe verse (Patten, 1999, pág. 25).
I

El principal mebanismo que se elaboró en las democracias consolida-


Accountability legal das para responderlante el potencial y la realidad de los abusos de poder
es la transparencia. En un principio, la disposición institucional más
Como señalan Parker y Braithwaite, cuando se ~rearon las organi-
habitual para garantizar la transparencia fue un sistema de denuncias
zaciones de la Policía pública en distintas partes del fundo, «llegaron a
sobre las prácticas policiales (Goldsmith, 1991a). El eje d~ los sistemas
alcanzar a las administraciones fiscales como las maypres burocracias de
regulación e, incluso, a sobrepasadas» (Parker y Braifhwaite, 2003, pág. ..
:¡;
"
~
de denuncias ha si90 identificar, y luego penalizar, a agentes de policía
individuales que har violado la ley y otras normas. El debate a favor y en
~ Ol>
I Q © contra de los proce~os de denuncia, que continúa vigente, gira en torno a
':. El término accountability comprende la idea de «hacerse responsable» de las cuestiones como quién debe investigar las denuncias y quién debe decidir
acciones realizadas y el requerimiento de «rendir cuentas» por esas acciones ante las penas correspondientes (Goldsmith, 1991b, 1995,2000).
los cuerpos competentes. [T.)
148/ PENSAR LA SEGlJRIDAD

I EL GOBIERNO OE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO / 14 9

Tradicionalmente, sin embargo, los procesos de denuncia no han si- 1991b), que por lo general, está a cargo de procedimientos externos
do diseñados para investigar cuestiones más generales' de administración de denuncias públicas que complementan otros mecanismos, como los
O política (Goldsmith, 1995, pág. 116). Se han centrado, en cambio, en el procesamientos Ipenales y las acciones civiles (Goldsmith, 1995), y en
comportamiento de agentes policiales individuales (Jones, 2003a, pág. qué medida esto debe ser así, La cuestión de cómo alcanzar el equili-
2). Debido a esta personificación o individualizaciód de los problemas, brio adecuado entre el autogobierno y el gobierno por parte de otros
las medidas correctivas suelen ser de disciplina interna y quedar a cargo ha sido central en tales debates. Para asegurar que haya algo mts que
de oficiales de policía jerárquicos, o, en algunos cfsos, de la justicia una «conformidad simbólica» (Reiner, 1993, pág. 21), debe existir la
penal. Escribe Goldsmith: confianza de que la Policía va a autogobernarse con responsabilidad
f
y de acuerdo con sus capacidades y recursos profesionales (Bfown,
En esta situación, no se reconoce la existencia de factores organi- I 1981; Goldsmith, 1995, pág. 115; Bayley, 1983). Si la balanza se in-
zativos más generalizados al explicar las acciones que dan origen clina demasiado en favor de la regulación externa, las organizaciones
a la denuncia, por lo que el dominio de los admi1istradores poli- policiales, comol se constata en los contextos de otras organizaciones
,ciales, en relación con el establecimiento de cuestipnes de política (Parker, 2002), pueden Jlegar a reaccionar mediante formas dcl indi-
-6queda intacto. Vistas de esta manera, las denuncias se convierten en ferencia o resistencia al proceso de regulación (Stenni9g, 1995; Jones,
1

siervas de la disciplina interna de la Policía, antes ¡que «ventanas» :I~ 2003b, pág. 205 ). I
para visualizar el funcionamiento de la organización (Goldsmith,
I
Otra crítica que ha caracterizado el debate en el marco de la ac-
1995, pág. 116). 'il countability legal se ha centrado en los elevados niveles ~e autonomía y
discrecionalidadcon los que cuentan los agentes de policfa. Las decisio-
Como en otras esferas de la práctica de gobierno, esta forma de nes que toman lo~ policías se basan en juicios humanos muy específicos y
«legalismo de la regulación» (Braithwaite, 1993) r~fleja la oPin,iÓ,ndo- coyunturales (Lustgarten, 1986), muchos de los cuales no son conocidos
minante de cómo se debe conseguir el cumplimien o de las normas de por los superiore¡s y otros funcionarios que no se encuentran presentes
conducta en cuanto a los individuos y las organi aciones. Tal visión en el momento en que se toman esas decisiones. Esto suele suceder en
supone que el comportamiento puede moldearse m diante mecanismos especial en los casos en que los agentes optan por no hacer cumblir la
de «mando y control» que funcionan en el nivel/de la disuasión. Se ley, cuando se les!presenta tal opción (Lustgarten, 1986, cap. 1; ~einer,
castiga a los individuos, los grupos o las instituciones que violan los es- 1993, pág. 11). Ij>eeste modo, los innumerables hechos contingentes y
tándares normativos de conducta por medio de prá ticas de imposición variables que in~uyen en la toma de decisiones, junto con la autonomia
del cumplimiento de las normas según las reglas egales y operativas considerable de ~ue gozan los agentes para tomar decisiones, se com-
pertinentes (véase Chan, 2001b, pág. 140). El go ierno mismo de la binan y hacen q1fe los oficiales jerárquicos y las autoridades policiales
actividad policial, en consecuencia con la concepc ón «racional» de la tengan grandes dificultades a la hora de establecer reglas formales de
agencia humana que ha guiado el gobierno polici ,1 de los ciudadanos conducta, ademá~ de los procedimientos organizativos iciternos (Reiner,
(véase nuestra discusión en el Capítulo 2), se basla en el supuesto de
.'í1l;
1993, pág. 9). I
que el incumplimiento de las reglas se evitará gracias a las amenazas Hay estudios ~e la cultura policial que revelan que el comportamiento
de sanciones punitorias (véase Bayley, 1995, págs. ~4-6). Dicho de otro de los agentes se re influido por una amplia variedad de fuerzas y varia-
modo, hay una preferencia por lo que May caracteriza como «un ca- bles y que las reglas informales guían el comportamiento tanto o más que
mino difícil de regulación» que tiene por objeto «1ctivar motivaciones las reglas formal~s (Manning, 1977; Ericson, 1981; Reuss-Ianni y Ianni,
disuasivas» (May, 2002, pág. 5). I 1983. Según Goldsmith, la cultura policial cumple un «papel normativo '"
En este marco conceptual, los debates más controvertidos en torno ~
:¡; ~ que funciona "rellenando"» áreas donde hay un vacío de políticas forma-
a la accountability legal se han centrado en la cJestión de si el auto- ~ ~ les (que también pueden definirse como áreas de amplia d,iscrecionalidad
gobierno del comportamiento policial debe o n¿ estar ligado al go- policial) con regla~ a ojo fijadas por los mismos policías (Goldsmith, 2000,
bierno externo por parte de cuerpos no policialesl (Goldsmith, 1991a, pág. 125; véase tJmbién Reiner, 1993, pág. 13). Las «reglas de manual»
150 J PIlNSAR LA SEGURIDAD
EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIER~O /151

I
(Ericson, 1981) que determinan la toma de decisiones ~e la Policía, junto en realidad, bajo el control de un partido político que representa sólo a un
con el grado considerable de autonomía del que gozan tos agentes policia- fragmento de la P1blación. El debate en torno a la accountab¡lity política
les en su campo de acción, ofrecen las condiciones parr lo que McBarnet trata de buscar formas de evitar este problema. .
(1979) denomina «cumplimiento creativo», que «co~siste en evitar los Los principios tle imparcialidad, autonomía e independencia operativa
requerimientos de la ley sin llegar a contravenirla. Im~lica el uso creativo reflejan el supuesto' de que para ser legítima, la Policía debe ser «apolítica»
del "material" de la ley (McBarnet, 1984) para constr ir dispositivos que o debe estar «por encima de la política» (Goldsmith, 1995, pág. 115). Por
cumplan con la letra de la ley, que, no obstante, escap n el control legal» una parte, las luchas históricas contra la corrupción policial y la influencia
(McBarnet y Whelan, 1997, pág. 178). política contradice? esta fuerte premisa normativa; pero, además, la aftua-
Si se entiende la cultura como «un sistema de ralores y acuerdos ción policial, como Iseñalan muchos, es inherentemente política (Lutsgarten,
compartidos» (Chan y otros, 2003, pág. 3), o como «una sensibilidad, 1986; Martin, 1995; Reiner, 1995). La definición de prioridades generales en
una forma de ser de la cual fluirá la acción» (Sheari5g y Ericson, 1991, la Policía, así comO~las elecciones sobre dónde y cómo conviene asignar los
pág. 491), entonces la práctica de gobierno misma sólo será efectiva si recursos policiales, invariablemente privilegian ciertos intereses por encima
se altera este otro sistema normativo, más informal! En consecuencia, de otros (Martin, 1 95, págs. 142-4; jones, 2003b, pág. 606),
algunos plantean que la práctica de gobierno debe coJceptualizarse en el La solución már frecuente es la que afirma que, si bien las cuestiones de
marco de un programa más amplio de cambio CUlturfll' cuyas dimensio- política general delien quedar bajo el control de los gobiernos, las acciones
nes atraviesen la totalidad del «campo» social y polí ico de la actuación cotidianas de la Policía deben desarrollarse sin interferencias políticas. Este
policial (Chan, 1997, 2001b; Chan y otros, 2003). sto implica «alte- mismo argumento ks el que promueve el énfasis en la práctica de gobierno
rar en forma fundamental el modo en que vemos el, andato policial y legalista a la que n~s referimos más arriba. En lugar de un timoneo fuerte,
cambiar los sistemas de reglas mediante el cual opera» (Ericson, 1981., que incluya el contjol directo de las estrategias y operaciones de la Policía,
pág. 102). I el control se ejerce in forma indirecta a través de un sistema de denuncias.
La lógica expresad, es la de que la Policía debe responder por sus acciones
ante la ley y sólo a~te la ley. Esta concepción de la independencia policial
Accountabílity política es la que expresó lrd Denning en el muy citado caso inglés de R. contra
el jefe de la Policía J'{1etropolitana a instancias de Blackburn, donde señaló
La accountability política o democrática, segunfo mecanismo clave que «[el jefe de la pJlicía Metropolitana de Londres] no está al servicio de
en el gobierno de la actuación policial pública, es el aporte público a las nadie, salvo de la propia ley» (R. v. Metropolitan Police Commissioner, ex
decisiones de política general que guían la prestaciónlde servicios policia- parte Blackburn, [lr68J 1 All E.R. 763, en 769 - per Lord Denning, M,R,).
les (Jones, 2003a, pág. 2). Por medio de ella, se aseg Ira un rol de «timo- Pese a las crític~s al gobierno tradicional de la Policía, con el tiempo el
neo» determinado (Osborne y Gaebler, 19992) al definir las prioridades sistema en su totalid~d se ha vuelto más sólido en Australia, Canadá y otras
de la Policía. Dos factores centrales han impuesto lírhites a la capacidad democracias consolldadas. Existen disposiciones nodales pdra emprender
de timoneo. En primer lugar, la doctrina de la «independencia operati- una accountability <vertical» (en la que participan entidades gubernamen-
va» indica que, dada la experiencia única que posee, ~aPolicía está mejor tales, parlamentos y tribunales), así como una accountability «horizonra]»,
capacitada que nadie para definir sus prioridades estratégicas y asignar que se alcanza mediante medidas como la libertad de información y el aná-
recursos. El segundo factor se relaciona con el principio de imparcialidad lisis de la legalidad Melas leyes por parte del poder judicial. Estas disposi-
que subyace a la actuación policial en las socieda1es democráticas. El ciones externas se +mplementan con procesos de autogobierno como la
problema que se plantea es que los gobiernos electos son, por definición,
partidistas. Representan los intereses de un partid1 o una coalición de
.
]
aplicación de reglas ipternas a la Policía, regulaciones y códigos de conducta,

partidos que, a su vez, representan los intereses de apenas una fracción


., ~.,
~ la operación de uni5ades de investigación interna, así como la creación de
º ~ unidades de «princiJ>¡¡ios éticos» internos cuya creación se origina, en el caso
de los ciudadanos de un país. El motivo de inquietud es que al poner a de Australia, en una serie de escándalos vinculados con casos sistemáticos
la Policía bajo el control directo de los Gobiernos ~e la está poniendo, de corrupción y abu¡o de poder policial (Lewis y Wood, 2006).
EL GOBIERNO DE ~A PRÁCTICA DE GOBIERNO / 153
J 52 / PENSAR LA SEGURIDAD

La cuestión de si el marco de accountability existente tendrá la sufi- consecuencia, se han instaurado nuevos mecanismos de regulación des-
ciente solidez o si algunos aspectos del marco perderán efectividad, en tinados a prestad1res estatales y no estatales (Loughlin ~ Scott, 1997,
el contexto de la «guerra contra el terrorismo», es un ~ema de debate. En págs. 212-3; Parkér y Braithwaite, 2003; Jordana y Levi-Faur, 2004).
el cN0 de Australia, la Policía pública ha recibido nuevos e importantes En este sentido, Levi-Faur señala que el capitalismo de regulación es
poderes mediante la nueva Ley Antiterrorista 2005 (Commonwealth) mucho más que la ISimple intensificación de la regulación por parte del
que prevé, por ejemplo, según la jurisdicción, la dete4ción preventiva de Estado: «Se obser1a una mayor regulación no sólo en el cóntexto de las
hasta catorce días y órdenes de allanamiento encubierfas que sólo requie- relaciones tradicionales entre gobiernos y empresas, sine también en
ren la aprobación de un miembro del ejecutivo (Lewis y Wood, 2006). el seno del Estado,! en el seno de las corporaciones y en esferas sociales
Aunque estos poderes fueron conferidos en nombre ~e la seguridad in- (no sólo económicas)» (Levi-Faur, 2005, pág. 20). Este es un punto que
terna de Australia (2006), algunos señalan que la seguridad humana (en desarrollamos a lo largo de nuestro análisis.
especial, en materia de derechos humanos y libertades individuales) de
los sospechosos o de individuos inocentes podría verse afectada como
efecto de la agenda antiterrorista (véase en Daniels' y otros,2001, los Pensar como unr empresa
debates respectivos en el contexto canadiense). H~cia el final de este
capítulo, discutiremos si la tensión entre la seguridadl interna y la seguri- Si regresamos al contexto de la actuación policial pública, hallamos,
dad humana puede resolverse mediante nuevas formas de accountability en especial durante1la década de 1990, un modo de pensar que impulsó
política u otros mecanismos de gobierno. nuevos tipos de relaciones entre los prestadores de servicios y sus clientes,
y entre la Policía y lks autoridades formales ante quienes respondían. En
nuestro estudio cankdiense, la Policía Provincial de Ontario (OPP) venía
El nuevo estado de regulación o capitalismo de regulación sufriendo, durante l~ década de 1990, «crecientes presiones financieras y
I demandas de la ciudadanía para que hubiera una mayor efectividad, efi-
El debate en torno a las mejoras de la accountabflity legal y política ciencia y responsabilidad en la prestación de servicios públicos» (Ontario
1

de la Policía pública sigue vigente, y continúa impulsando medidas co- Provincial Police, 19 3, pág. 14). La Ol'P declaraba que debía ofrecer «un
rrectivas. Mientras tanto, se ha producido un cambio de distinto orden mejor servicio al clie te con un menor nivel de gastos» y, al mismo tiempo,
en la regulación del sector público bajo la forma d~l «nuevo estado de «ser menos burocrática, más flexible y más sensible a las necesidades de la
regulación» (Braithwaite, 2000a) o, como prefiere}lamarlo Levi-Faur ciudadanía» (Ontari Provincial Police, 1995b, pág. iv). Aunque el objeti-
(2005), «capitalismo de regulación». Una caracteristica central del ca- vo de la OPP no era, ies, obtener ganancias, los administra90res policia-
pitalismo de regulación es la incorporación al sector público de un pen- les optaron por ado tar disciplinas de mercados (Jonas, 2003b, pág. 616)
samiento afín al empresarial, y, en consecuencia, la aparición de una como un medio par cultivar un «ethos antiburocrático» (De Lint, 1998)
ética de empresa en la prestación de servicios. Esta ética ha guiado una y apelar a la «organ zación productora de productos (presumiblemente,
reestructuración institucional y la implementación d~ programas de «re- una organización co porativa y con fines de lucro) como unidad nuclear
ingeniería» corporativa (véase Hammer y Champy, a993) cuyo objetivo de la sociedad» (De int 1998, pág. 263; O"Malley, 1997).
es promover la eficiencia. También ha llevado a la ~eparaCión entre las Pensar como unla empresa ha significado el establecimiento de re-
funciones de «timonear» Y «remar» (Osborne y G ebler, 1992), como laciones contractualfs o cuasicontractuales entre patrocinantes y pres-
queda de manifiesto en las privatizaciones Y en la c eación de entornos tadores de servicios. En el caso de la actuación policial pública, los
basados en el mercado, lo cual ha obligado a las gencias públicas a «patrocinantes» son\ de dos tipos: quienes pagan por los setvicios de la
competir con otros prestadores estatales y no esta~ales. El proceso de ~ Policía en forma directa mediante impuestos (ciudadanos), ~ el organis-
mercadear no trajo aparejada la desregulación, sido más bien una in- ~ mo/ministerio que administra el presupuesto para la actuación policial
tensificación de la regulación (el gobierno de la prectica de gobierno) en nombre de los co1tribuyentes. Como parte de la nueva gestión de lo
por parte del Estado o de sus entidades de regulación delegadas. En público, el «ministerio de la actuación policial» (para usar un término
154 í PENSAR LA SEGURIDAD EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO /155

genérico) busca crear las condiciones en las que los ciudadanos contratan los sectores rurales y las pequeñas poblaciones de Ontario, la OPP se
a la Policía pública en capacidad de «clientes» que reciben productos y propuso transformarse en «el servicio de policía comunitaria de elección
servicios claramente definidos. fuera de las grandes zonas urbanas» (Ontario Provincial Police, p97,
Al constituir una relación de cliente/prestador, se deben explicar en pág. 16). Hoy en día, la OPP sigue siendo, en efecto, un jugador fuerte en
detalle los términos de la prestación de los servicios, como la especifica- el mercado de la actuación policial fuera de las grandes zonas urb1anas,
ción de la naturaleza de los servicios y productos que ke «adquieren», así en parte, porque tiene una economía de escala y brinda servicios lespe-
como su coste. En la provincia de Ontario, los presupuestos para los ser- cializados y, en parte, debido al «capital simbólico» (Dupont, 2006) del
vicios y productos de actuación policial local fueron tr~psferidos, en todos que goza en las cbmunidades de Ontario. ~
los casos en que fue posible, a niveles locales. Esto siryió para trazar con De todos mo~os, la inyección de un ethos empresarial en la pr ctica
rnaybr claridad líneas de autoridad y de accountability fiscal y, además, del Gobierno de tntario, como sucedió con otras reformas neolib rales
reducir el número de usuarios que, según se afirmaba, se beneficiaban similares llevadas a cabo en distintos lugares a finales del siglo x~, no
con servicios y productos por los que no pagaban. Ey pleno auge de las significó un vuelfo hacia relaciones de mercado irrestrictas, sino que
reformas neoliberales de la década de 1990, una cuestión de importancia impulsó la imPllentación de medidas para «constituir¡» relaciones de
para la administración del Partido Conservador en jOntario fue que a mercado (véase S earing, 1993) en modos que promovían objetivos de
algunas municipalidades se les exigía pagar por la provisión de seguridad interés público. ro de los medios instrumentados para ello fue estable-
mediante impuestos municipales, mientras que otras r .cibían los servicios cer normas de prtstación de servicios y «metarnonitorear» (Grab¡oSkY,
de la OPP sin coste alguno gracias a subsidios otorgad s por la provincia. 1995, pág. 543) e as pautas.
Esta inequidad había sido detectada unos 25 años ant s, en el informe de En Ontario, j nto con las iniciativas para reforzar el financiamiento
la Task Force on Policing in Ontario [Fuerza de Tarea sobre la Actuación local de la actua9ión policial, se fijaron normas de adecuación prpvin-
Policial en Ontario), de 1974, donde se recomendaba rue . ciales. El Regla~ento, llamado Adequacy and Effectiveness of Police
Services [Adecua ión y Efectividad de los Servicios Policiales), que fntró
la estructura de la actuación policial en.Ontario s1a reorganizada en vigor en el añ 2000 (O. Reg. 3/99 realizada bajo la Palie e Services
de modo tal que cada comunidad o bien brinde su propia actuación Act, [Ley de Servicios Policiales), R.S.O., 1990, c. P-15), marcaba «por
policial o bien obtenga servicios policiales mediante,un contrato ne- primera vez '" mddidas de efectividad estandarizadas para toda la pro-
gociado con la Policía Provincial de Ontario u otra fherza operativa. vincia, que permi¡1ían que la provincia, los gobiernos locales, las juntas
Esta racionalización de las fuerzas policialesen Ont1ariodebería eli- de servicios policiales y la comunidad evaluaran el valor y el impacto de
minar el problema de la actuación policial gratuita (Task Force on sus inversiones en la actuación policial» (Government of Ontario, 1988).
Policing in Ontario, 1974). Detrás de estas normas se encuentra una lista determinante de funciones
nucleares -vprevdnción del delito», «imposición de la ley», «asistencia
Más de 20 años después, cuando el ministerio reJivisóesta situación, a las víctimas», «mantenimiento del orden público» y «servicios de res-
decidió que las 576 municipalidades que no pagab9rn por los servicios puesta a emerge~bas» (O. Reg. 3/99)- que todo prestador municipal
que recibían debían empezar a hacerlo y hacerse cargó de sus servicios de de servicios polic ales es obligado a cumplir para alcanzar un nivel de
actuación policial «sin importar el tipo de servicios boliciales de que se adecuación provi cial (Government of Ontario, 1998).
tratara» (Ministry of Solicitor General and Correctibnal Services) [Mi- Las normas p~ovinciales de adecuación se aplicaron simultáneamen-
nisterio de Servicios de la Procuraduría General y C01recciOnales), 1996, te con seis opciones de prestación de servicios enumeradas en la Ley de

vo», las municipalidades que recibían servicios de ±


pág. 6; véase también Wood, 2000). Con un «financiamiento equitati-
OPP, pero sin un
contrato, ahora debían definir la naturaleza de los se vicios requeridos y
'"~
:;
~
~ Servicios pOlicialt:

@ 1. El concejo puede crear una fuerza policial, cuyos miembros


pagar por ellos (Police Services Act, R.S.O.) [Ley de ¡ervicios Policiales), serán nombrados por la junta [de servicios policiales] ...
1990, c. P-15, s. 5.1). En este «cuasirnercado» (johnston, 1999, 181) de 2. El concejo puede firmar acuerdos ... con uno o más concejos
156/ PENSAR LA SEGURIDAD EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO /157

para constituir una junta coordinada y la junta puede nombrar El mismo énfasis en la supervisión policial queda de manifiesto en
a los miembros de una fuerza policial ... otras secciones dellReglamento, como en el monitoreo de las comunica-
3. El concejo puede firmar acuerdos ... con uno o más concejos ciones y los servicips de envío o de los especialistas en anáaisis del delito
para amalgamar sus fuerzas policiales. I en los casos en qU tales servicios no están a cargo de personal policial
4. El concejo puede firmar acuerdos ... con el con~ejo de otra mu- 1
(O. Reg. 3/99, s. 5f).
nicipalidad para que los servicios policiales sean brindados por Las pautas sObfe prestación de servicios no sólo instauran normas de
la junta de otra municipalidad ... si la muniCiPatidad que recibe interés público par la prestación de serviciospoliciales; además, ofrecen
los servicios es lindera con la municipalidad qu los brinda o es el marco dentro d 1cual se pueden establecer criterios de desempeño
lindera con otra municipalidad que recibe ser icios policiales pasibles de ser aU~itados. El Reglamento que acabamos de explorar re-
de la misma municipalidad. quiere que las Jun as de Se~~icios Policia1es fijen un «plan de n:gocio:»
J. El concejo puede firmar acuerdos ... en forma individual o en para su prestador de servicios, al menos una vez cada tres anos, que
conjunto con uno o más concejos, para recibir servicios poli- debe cubrir cuesti10nes como «las principales actividades y funciones
ciales de la Policía Provincial de Ontario. I de la fuerza po1icit1» y también «objetivos e indicadores de desempeño
6. Con la aprobación de la Comisión, el concejo puede adoptar un cuantitativos y CUflitativos» en áreas como «la provisión por parte de
método distinto de provisión de servicios policiales .., (Police la fuerza policial e iniciativas de prevención del delito, basadas en la
Services Act, R.S.O. 1990, c. P-15, s.S. [1]) comunidad, patru laje comunitario y servicios de investigación del de-
lito» y la «satisfacción de la comunidad con los servicios de la Policía»
Estas opciones pretenden ofrecer a las municipalidades flexibilidad (O. Reg. 3/99, s. 30). Las organizaciones policiales deben presenta, un
para determinar el mejor modo de cumplir con las normas provinciales informe a la Junta por cada año fiscal, donde conste información sobre
de adecuación, como la elaboración de contratos dF seguridad perso- su desempeño en relación con ind icadores u objetivos proyectadod (O.
nalizados que equilibren niveles de servicios con costes. Se alientan las Reg. 3/99, s. 31).
relaciones contractuales con prestadores de servicio~ fuera de la Policía En la actualidad, en todo el planeta se pide a las organizaciones
pública, pero en el marco de una disposición de mftagobierno donde policiales que preparen planes de negocios. A diferencia de la regulabón
la fuerza policial pública supervise tales servicios, Por ejemplo, pata individualista de la conducta de los agentes de policía, los planes dé ne-
cumplir con el requisito de "prevenir el delito», la norma establece que gocios suministran una herramienta para metamonitorear el desemJeño
la Junta de Servicios Policiales puede «firmar un acuJrdo con una o más global de la organi~ación policial (Auditor General"s Office, 2004, bág.
organizaciones distintas de las fuerzas policiales para que la organiza- 2). Los planes de qegocios definen «resultados» (productos y servicios)
ció~ u organizaciones emprendan iniciativas de prevención del delito y medidas (indica~ores de desempeño) que constituyen un Índice d~ los
bajo la dirección de un miembro de la fuerza policiall» (O. Reg. 3/99, s. avances hacia el alFance de los resultados. Como dijimos más arriba, la
1. [2] lb]; la letra cursiva ha sido agregada). Además) estipula: definición clara de qué resultados se esperan resulta unal base esencial
para las relaciones rsuario-prestador. Debe quedar en claro qué servicios
Todos los jefes de Policía establecerán procedimieltos y procesos y productos espera el cliente, así como el coste de cada producto.
a fin de implementar una actuación policial orientkda a la resolu- Si bien se pie9sa en los planes de negocios como un contrato con
ción de problemas e iniciativas para la prevención de delitos, tanto los ciudadanos, sfs resultados específicos se alinean con los resulta-
si la fuerza policial ofrece iniciativas para la prevebción del delito dos más generalesldictados por los niveles más altos de GObierno~1por
basadas en la comunidad como si las iniciativas pata la prevención ejemplo, los niveles provinciales o estatales). En el caso de la Policí de
del delito son ofrecidas por otra fuerza policial o ¡sobre una base ~ ~ Victoria, en Australia, los resultados de desempeño se ~linean e n la
combinada o regional o cooperativa o por cualquifr otro organis-
1
@ @ agenda normativa del Estado volcada en un informe llamado Gro ing
mo» (O. Reg. 3/99 s.3; la letra cursiva ha sido agregada). Victoria Together, que se centra en los servicios gubernamentales que
«construyen comunidades cohesionadas» y «reducen las inequidades»
158 / PENSAR lA SEGURIDAD
EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO /159

(Department of Premier and Cabinet, 2001; Victoria Police, 2003, pág. • Reducción del Índice de criminalidad en un 5%.
7). En consecuencia, mientras que los planes de negdcios aportan cierta • Reducci~n del número de víctimas de accidentes viales y de
flexibilidad en la definición de las prioridades en materia de prestación traumatibmos viales en un 20%.
de servicios locales, el contrato con los ciudadanos implicito en este pro- • Aument1 de los niveles de percepción de seguridad en la comu-
ceso se alinea con los imperativos de interés público que son definidos en nidad enlun 1,5%.
los niveles más altos de Gobierno. . I
• Aument<f de los niveles de satisfacción de los clientes con los
La alineación de los resultados deseados entre lbs distintos niveles servicioslpoliciales en un 2,6% (Victoria Police, 2003, pág. 6).
de Gobierno refleja una forma de «acción a distancias a la cual nos re-
ferirnos en capítulos anteriores (Latour, 1987; Rose ~ Miller, 1992). Los ~~tas co~~1 éstas p~rmiten la. «conmens~r~~ión», ~ue e: la «corn-
departamentos de Gobierno y ministerios que funcioran como auspicios paracron de distintas entidades segun una medición cornun. (Espeland y
I
de la provisión de servicios policiales pueden tim9near la prestación Stevens, 1998, pág. 313). La conmensuración permite que los usuarios de
de servicios al tiempo que mantienen la distancia rFspecto de asuntos los servicios y pioductos policiales comparen el desempeño de distintas
sustantivo s y operativos. Los planes de negocios son ¡trna «tecnología de organizaciones policiales. Para facilitar la comparación, se deben aislar
la distancia» (Espeland, 1998, pág. 1107), uno de cuyos componentes y medir en forma similar características comunes de la prestación de ser-
clave es la cuantificación. En esto se encuentra una «confianza en los vicios entre diferentes prestadores, de acuerdo con indicadores que sean
números», donde el énfasis se sitúa en la «objetividad mecánica» y no fáciles de cuantificar. En Australia, el informe de 2004 del Steering Com-
sólo en la discrecionalidad de los expertos (Porter, 1995). A diferencia de mittee for the Review of Government Service Provision [Comité Directivo
los productos tangibles, como el bardu/are para seguridad, los resultados para la Revisión de la Prestación de Servicios del Gobierno], publicado
«sociales» (por ejemplo, la percepción de seguridad! el buen servicio al por la Productivity Comission de Camberra, comparaba el desempeño de
cliente, niveles «reales» de seguridad) planteados en ~os planes de nego- todos los servicios policiales estatales. El Comité identificó cuatro áreas
cios requieren de indicadores que establezcan relaciones entre variables centrales (resultados) de la prestación de servicios policiales para los cuales
particulares (por ejemplo, un aumento en el número de patrullas poli- establecía indicadores de desempeño. Estas áreas son: !

ciales) yesos resultados. l.


. El establecimiento de tales relaciones plantea el fomplejo problema • permitiri' ue la población lleve a cabo actos legales con st-
de i~ «atribución», es decir, cómo determinar si una acción particular guridad confianza (a través de actividades asociadas con Va
I
produce un cierto efecto, en especial cuando hay una multitud de va- seguridafY el respaldo de la comunidad). I

riables que pueden influir sobre el resultado (Mayné, 1999). En el caso • Aplicar 1 justicia a los responsables de cometer una infracción
de los resultados de la actuación policial, donde la :atribución es inhe- (a través e actividades asociadas con la inuestig1ción de los
rentemente problemática, los prestadores de servicios se comprometen delitos).
a obtener resultados que a su juicio son cosas sobrE las que tienen un • Promove~ una conducta más segura en la vía pública (a través
grado de influencia razonable. En otras palabras, los resultados espe- de actividades asociadas con la seguridad vial y la gestión del
rados deben ser «realistas» y basarse en una evalu ción de las propias tránsito). v
capacidades y recursos (Auditor General of Canad , 2002, pág. 9). Al • Apoyar el proceso judicial para conseguir eficiencia y efecti i-
poner el acento ~n la necesidad de establecer fines ue se pueden con- dad en la Itramitación de casos en los tribunales y los procesf-
trolar, la nueva gestión pública muestra un optimi mo cauto sobre la mientas judiciales, al tiempo que se brinda una custodia segup
contribución que puede hacer la Policía a los resultados sociales. Esto a los acusados y se garantiza un tratamiento justo y equitativo
queda de manifiesto en los planes de negocios que et la actualidad son
w
:; ~
:; tanto de l,s víctimas como de los acusados (a través de activida-
preparados por organizaciones policiales de diferente~spartes del mundo. ~ ~ des asociadas con servicios para el proceso judicial) (Steering
Por ejemplo, un plan de negocios reciente de la Poltcía de Victoria, en CommittJe for the Review of Government Service Provision,
Australia, planteaba los siguientes objetivos central¡s: 2004, 5, ~ág. 16; cursivas en el original).
160 I PENSAR LA SEGURIDAD
EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO 1161

Los textos entre paréntesis revelan las variables que el Comité Di-
nado; más aún, algunos qonsideran que ha generado nuevos retos para
rectivo espera que produzcan los cuatro resultados cfave. Se establecen
el gobierno de Ir práctica de gobierno. Se ha advertido, por ejemplo,
indicadores de desempeño para cada una de ellas, según los cuales se
que las normas IProcedimentales se han debilitado a expensas de las
evalúa cada uno de los servicios policiales estatales ta to en relación con
normas de resul~ados, lo cual cobra particular actualidad a la luz de la
otros servicios como en relación con la media nacio al. La esencia del
guerra contra el errorismo y los mayores poderes poIiciales que generó
informe del Comité Directivo es una serie de tablas para comparar el
en varios países (Daniels y otros, 2001 ). En Estados Unidos, algunas
desempeño en diferentes Estados según parámetros e mo «personas que
aplicaciones «dlras» de la lógica de las ventanas rotas, y del sistema
se manifestaron "satisfechas" o "muy satisfechas" co los servicios poli-
Compstat que 1 respalda, han producido fuertes polémicas a raíz de
ciales. (Steering Committee for the Review of Government Service Pro-
denuncias de ab sos policiales en el Departamento de Policía de Nueva
vision, 2004, 5, pág. 19) Y «personas que se manifestaron "de acuerdo"
York. Por ejemplo, Amadou Diallo recibió 19 disparos de cuatro agentes
o "muy de acuerdo" con la afirmación de que la Policía trata a la gente
que habían disparado 42 balas en respuesta a una supuesta «actitud sos-
en forma justa y sin distinciones» (2004,5.23). Estas mediciones d.e la
pechosa» por paTf~ede Diallo y a su presunto parecido con la descripción
satisfacción de los usuarios captan resultados del «pr~ceso" con respecto
de un violador (f.arring, 2000, págs. 9-10).
a la calidad de la interacción entre la Policía y los usuarios. También se
- Harring sostiene que el incidente fue producto de una rutina ha-
compara a los Estados, además de los indicadores ~e «percepciones»,
bitual, la de las ~edadas alentadas por el Compstat. Este mecanismo
según los niveles «reales» de delitos registrados, tales como «víctimas
de «accountabiI1ty policial basada en datos informáticos» requiere la
registradas de homicidios» (2004,5.35) Y «víctimas r~gistradas de robos
producción de estadísticas sobre la «requisa» de individuos sospechados
de vehículos motorizados» (2004, 5.38). I
La nueva corriente gerencia lista de la medición de desempeño basa-
de portar armas lo
transportar contrabando (para una discusión sobre
la naturaleza polémica de las requisas policiales «razonables», véase
da en los resultados ha sido adoptada con entusiasmo por la ola de ac-
Logan, 1999, págs. 346-56). Harring afirma:
tuación policial comunitaria «de las ventanas rotas» y la «guiada por la
i
inteligencia». Bratton, en su «reingeniería» de la Policía de Nueva York, I
Uno tras otro) se aborda a un joven, se lo para, se lo registra, se le
se centró en la intensificación de la accountability pata obtener «resulta- I
pide información personal o sobre otros, y luego Selo deja ir o se lo
dos». La implementación del programa Compstat pah monitorear esta-
detiene por infracciones menores. Las patrullas luego inician otra
dísticas de criminalidad refleja la visión de que el conjrol del delito puede
requisa y luego otra, y siguen así durante todo su horario de trabajo,
organizarse como una empresa comercial (Logan:1999, pág. 344). Los
pana producir las estadísticas de arresto deseadas que sostienen ~l
programas que se reúnen bajo la consigna de «actuaf.ión policial guiada
funcionamie:fo de la maquinaria policial (Harring, 20~O, pág. 1~;
por la inteligencia» también están orientados haci la intensificación
véase tambié'l Logan, 1999, pág. 345).
de J6a accountability para cumplir con la «misión fu.ndamental de con-
trolar el delito» (Weisburd y otros, 2003, pág. 426). Por otra parte, los
Según Steike~, esta práctica refleja una de las variantes de las «me-
mecanismos tecnológicos de accountability, como Compstat, aportan
didas profiláctica~» que se asocian con el «Estado preventivo» (Steiker,
la capacidad de «resolución estratégica de problemas» (2003, pág. 425),
1998, citado en Legan, 1999, pág. 345). .
como propone Goldstein, es decir, la utilización dJ información para
Hacia el final de este capítulo revisamos esta preocupacíón de ca-
analizar en forma sistemática los problemas que cOnfitan la atención de
la Policía. Si las estadística~ sobr: ~elitos s?n !a f~r,5a es~n~ia~de ?:edir
rácter normativo r otras relacionadas, cuando proponemos una agenda
posible para eval9ar y abordar combinaciones existentes de mecanifmos
los resultados del desempeno policial, la eliminación o rmmrmzacion de
problemas sociales residuales pasa a ser en gran medida un medio para :o~
:¡,
. y autoridades de práctica de gobierno. Nuestro planteo explicativo es
simplemente que lks reformas del sector público que han caracterizado al
prevenir el delito, más que un fin en sí mismo. ~ ~
Este cambio de énfasis hacia una accountabilitv basada en resulta-
dos, en especial en materia de «control de delitos<lnoha sido cuestio-
«nuevo Estado detegUlaCiÓn» en las democracias occiden~ales han signi-
ficado una fusión mezcla de lógicas de Estado y de mercado para 1go-
bierno de la práct ea de gobierno. En el siguiente apartado, exploramos
1
I
I
EL GOBIERNO DE LA PR~CTICA DE GOBIERNO /163
162/ PENSAR LA SEGURIDAD

el tema de la hibridez de los mecanismos y las autoridades de práctica de da», Stenning (2~00) apunta al «pluralismo regulatorio» (Parker y Brai-
gobierno más allá del Estado, donde las funciones de ti~onear y remar se thwaite, 2003, ~ág. 129) que, en gran medida, queda oculto para otras
han diversificado. Parker y Braithwaite señalan que «en el nuevo Estado perspectivas quelprivilegian el modelo de accountability de la actuación
de regulación, el Estado no sólo rema menos y timonea más, sino que, policial pública. ~egún la jurisdicción, los mecanismos de práctica de go-
además, timonea de un modo que es consciente del ti~oneo que realizan bierno están conformados por una combinación de instrumentos como
empresas, ONG Y otros organismos» (Parker y Braithwaite, 2003, pág. el otorgamiento Ide licencias, el registro, los requisitos de capacitación
126). En esta sección examinarnos formas de tim0ge0 adoptadas por y normas relacionadas con la cobertura de seguros. También existen
auspicios estatales y no estatales en relación con el c<Dmportamiento de otras formas de autorregulación cuyo propósito es alcanzar metas si-
proveedores de bienes estatales y no estatales. En nuestra discusión nos milares a las de la regulación estatal. La actividad de la policía privada
basamos en hechos no sólo del gobierno de la actuación policial pública se encuentra comprendida bajo la ley penal y civil. Además, el d¿recho
y privada, sino también de otras esferas, más asociadas con la provisión laboral puede ser utilizado para monitorear y hacer cumplir normas
de seguridad humana, que, en general, han sido el foco de análisis de los laborales en organizaciones policiales privadas. Por otra parte, ,stá el
especialistas en regulación. recurso del incumplimiento de contrato, que constituye un mecanismo
importante si se qompara la seguridad «contratada» contra la seguridad
«propia» de la ekpresa. Los contratos de seguros estipulan requisitos
Hibridez en la práctica de gobierno descentralizada: la actuación referidos a la pl10visión de seguridad en las propiedades aseguradas.
policial privada y más allá • 1 ,
Asimismo, en algunas jurisdicciones, se establecen pautas sectoriales
mínimas entre d~versas agrupaciones que actúan en colaboración. Por
Como mencionamos antes, el ascenso del neolibdralismo y el nuevo último, se encuentra la «accourüability en el mercado», que se basa en
Estajio de regulación sólo explica en parte el aumento de autoridades y la sencilla premisa de que los clientes cambiarán de empresa, si no están
proveedores de gobierno privado. La evolución de la, actuación policial satisfechos con lalintegridad o la calidad de los servicios que han recibido
privada (Shearing y Wood, 2000, 2003b) es un ejeI1j1plode la comple- (Stenning, 2000).
jidad de la regulación «descentralizada» (Black, 2000) y, tal vez, esto Como sucede con el gobierno de la actuación policial pú blica, el
sea más evidente aún en esferas ajenas a la segurida1 (en su concepción gobierno de la adtuación policial privada no es infalible. Por ejemplo,
tradicional). En el Capítulo 1 señalábamos que, en gran medida, la se- un tema que causa inquietud es la invasión de la privacidad por parte de
guridad privada ha crecido porque las corporacionek han diseñado es- «gobiernos privados», como en los casos de empleadores que cuentan
trategias para gobernar la seguridad que les permiten tener una mayor con autoridad pa~la ingresar a las computadoras de sus empleados \(Joh,
participación en la práctica de gobierno que la que la que tendrían si 2005, pág. 604). En Australia, los guardias de seguridad privada sr han
adhirieran a concepciones estatales basadas en lo que es la seguridad y visto inVOlucrad~ls en una serie de actos problemáticos, desde estafas,
cómo se la debe gobernar. A diferencia de otros serJicios privatizados, pasando por el a ceso ilegal a información, hasta incidentes de uso de
como las telecomunicaciones, la electricidad o incluso las prisiones, el armas de fuego ue provocaron muertos y heridos (Prenzler y Sarre,
aumento de la actuación policial privada no es una c~nsecuencia directa 1998, 1999; Prenzler y King, 2002).
del neoliberalismo. Si bien los Estados «contratan» sefvicios de empresas La operaciónl del mercado de seguridad transnacional está susci-
privadas, también han proliferado formas de «gobierno privado» (Ma- tando, cada vez cpn más frecuencia, una preocupación similar. Como
caulay, 1986) en espacios y lugares protegidos por le~es de propiedad o apuntaba Stenning, a propósito del contexto doméstico, «hoyes casi im-
en ámbitos transnacionales que atraviesan las jurisdicciones soberanas
de Estados-nación (Hall y Biersteker, 2002b).
.

.
~
posible identificarlalguna función o responsabilidad de la Policía pública
que no sea, en alg~n lugar o en alguna circunstancia, asumida y llevada
:h lb
El gobierno de la actuación policial privada o comercial consiste en e G a cabo por la poqcía privada en sociedades democráticas» (SteI1IÜng,
diversos mecanismos y autoridades. Por ejemplo, e~ el gobierno de la 2000, pág. 328). Se puede afirmar algo similar con respecto al ámbito
actuación policial privada, y en especial la actuación policial «contrata- transnacional, dolnde la naturaleza de los servicios y productos en el
164/ PENSAR LA SEGURIDAD
-
EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO /165

mercado de la seguridad es asombrosamente amplia, desde empresas de


seguridad contratistas, a servicios de gestión de riesgos, inteligencia em- oferta ni la demanda se producen dentro de las fronteras de un Estado»
(Avant, 2005, pág. 144). Por ello, los regímenes de práctica de gobierno
presarial o servicios militares (Johnston, 2006b, pág. 36). Lo que resulta
muy notable en el contexto transnacional es que la violencia misma ha que se basan en el Estado, que sí existen, han resultado inadecuadbs para
sido claramente sometida a las leyes del mercado (Avalnt, 2005) al punto abordar la naturaleza multijurisdiccional de la prestación de se~vicios.
tal que actores privados ejercen la coerción en nombre del Estado o de Dada su naturaleza global, el mercado ofrece condiciones en las que las
-, d e s1guros pue d en superar en su d esempeno
cornpanras 1 - a 1os regrrnenes
1
intereses no estatales. Mientras que algunas empresas !militares privadas
brindan distintos tipos de servicios de apoyo, como apoyo técnico b de práctica de gobierno que se basan en el Estado (Stenning, 2000, págs.
338-9). Como efplica Avant,
logístico o asesoramiento estratégico, otras ofrecen asistencia en el nivel
técnico y se les pide que ejerzan alguna forma de cokrción como parte
la baja capitalización, estructura fluida y ausencia de compromiso
de 5ltS tareas (Singer, 2001,2003). I
Aunque los dichos de Stenning sobre el alcance de las funciones de la con un territorio que caracterizan a la actividad (una empresa de
seguridad privada descontenta con las regulaciones de un Estado
seguridad privada se refieren a las democracias consdlidadas, la presta-
ción de seguridad transnacional, por su propia natura~eza, abarca países puede. SimPl~1 ente trasladarse a otro país o disolverse y reconsti-
9
qU,e.se encuen~ran en d~stintas etapas de tra.n.sición desarrollo de~o-
tuirse como tra empresa para evitadas) disminuyen 14
utilidad del
cráneo, Y, obviamente, informes como el emitido por el Human Security tipo de contr les de autoridad que se suelen asociar con los Estados
(Avant, 2005, pág. 144).
Center (2005) revelan con claridad que los análisiside la industria de
seguridad global «formal» no captan en forma adecuada lo que ocurre , I
en las «nuevas guerras», en especial, en lo referido Ila orquestación y Con los mecanismo, de «gobierno contractual» (Crawford, Q003)
operación de la violencia por parte de actores estat les y no estatales, existentes, se ha~ planteado una serie de cuestionamientos en tordo a la
que no es financiada simplemente por Estados, ni siq iera por corpora- supervisión de. la calidad de prestación de servicios. Por ejemplo, e' mis-
ciones (Duffield, 2002, págs. 157-8). En efecto, com explicamos en el mo proceso d e otorgamiento . d e contratos pue d·1 t
e consnturr. un prpceso
Capítulo 3, la economía de guerra global (Kaldor, 19 ·9; Duffield, 2002) excesivamente P9lítico. En el contexto de Estados Unidos, un lobb)1 efec-
atraviesa las operaciones de mercados formales e informales y las une en tivo en el Pentágono, por parte de determinadas empresas de seguridad
distintos puntos. A raíz de esto, es difícil establecer dleas que delimiten o en su representl1ación, parece mejorar las probabilidades de que esas
compañías ganen contratos (Johnston, 2006b, pág. 42).
con nitidez el gobierno de la provisión de seguridad «legítima» en oposi-
ción al gobierno de la provisión de seguridad que obtiene su autoridad y También ha habido objeciones a la calidad del personal militar pri-
1 I .
vado. Los empleadlos de DynCorp, por ejemplo, fueron acusados de Com-
financia miento de entidades que. pueden estar promo~Jiendo, en términos
de Kaldor, una agenda normativa «particularista». portarse en form4 indecorosa en relación con su supuesta participación
Si volvemos por un instante al mercado de la se uridad formal «le- en un escándalo 1 eprostitución y violaciones (2006, pág. 45). Johr1ston
gítima», descubrimos una serie de dificultades pad. el gobierno de la también menciona otras críticas a la calidad de las operaciones privadas,
como I

práctica de gobierno (St.enning, 2000, págs. 338-39;1inger, 2001, 2003;


Avant, 2005; Johnston, 2006b), en especial, si en arcamos nuestras
I

inquietudes en un modelo centrado en el Estado. al como están las ausencia de re~las uniformes en materia de participación en ac-
cosas, sabemos que los Estados, en virtud de no ser las únicas fuentes ciones; quejas ¡porque se envía a algunos guardias a situaciones
de combate sin Contar con armas, entrenamiento o equipamiento
de financiamiento de la seguridad transnacional, no son los únicos ac-
tores en su Gobierno. Hay, más bien, una serie de .tutoridades, como ~
:;
1J,
.
:;
correcto; y defuncias sobre la falta de medios de coni~nicación
corporaciones y organismos internacionales, que fin ncian y, por ende, adecuados, po~ lo que guardias de seguridad han quedado aislados
º ~
gobiernan las entidades que prestan servicios y pro uctos en su nom- y sin refuerzos en momentos en que eran atacados (Johnston, 2006,
pág. 45). I
bre (Singer, 2001). En el mercado de la seguridad trfnsnacional, «ni la
,
166/ PENSAR LA SEGURIDAD EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO I j 67

La lista de temas vinculados con la práctica de gobierno continúa de la seguridad privada. En Victoria, Australia, por ejemplo, las nuevas
e incluye la preocupación por el "intercambio» de roles entre personal normas fijadas en la Ley de seguridad privada (2004), en vigor desde
privado contratado como «guardias» y personal contratado como «sol- julio de 2005, apuntan a elevar los estándares del sector, mejorando la
dados». Aunque los guardias no están autorizados para participar en ac- calidad del servido, y a afianzar la legitimidad de la industria q la luz
ciones ofensivas, pueden quedar sometidos a niveles de riesgo elevados. de la fiudadanía. Entre las medidas adoptadas se encuentran la obliga-
Por ejemplo, los insurgentes no suelen distinguir entre guardias y tropas toriedad de licencias para los guardias de seguridad, los encargados de
de combate, un problema que se exacerba por la similitud de vestimenta controlar grandes concentraciones de personas, los investigadores y los
y apariencia de los agentes «civiles» y «militares» (2006, pág. 45). guardaespaldas y el registro obligatorio de individuos o empresas que
1
'La «accountability de mercado», que Stenning plantea en el contex- operen como aSfsores de seguridad o instaladores de equipos de ~eguri-
to doméstico, es también una característica de la práctica de gobierno dad (Lewis y wbod, 2006).
global. Pero se ha cuestionado sus limitaciones como mecanismo. Los Este tipo de bedidas, más que un alejamiento de mercadear la seguri-
consumidores, incluso los Gobiernos estatales, cuentan con una capaci- dad (Lewis y Wbod, 2006), reflejan los intentos por parje de los Estados
dad considerable para influir en el comportamiento dJ las corporaciones para reforzar la Iregulación social de los mercados. Corno la bibliografía
por medid de la especificación de los tipos de nonn~s que requieren a en materia de re¡gulación demuestra desde hace un tiempo, es indudable
nivel de resultados y procesos en los servicios que reciben (Avant, 2005, que el futuro de fa práctica de gobierno no reside en el enfrentamiento en-
págs. 144-5). En teoría, esto significa que los consumidores pueden con- tre soluciones d Estado y de mercado o entre regulación y desregulación
tratar a otras empresas si no se cumple lo pautado. Silbien la reputación
de la empresa es, sin duela, un factor que motiva las decisiones comer-
ciales, Singer inyecta una dosis de cinismo a la discusión respecto de la
1
(Grabosky y Bra thwaite, 1993). En cambio, los especialistas vienen explo-
rando los tipos e combinaciones de prácticas de gobierno que funcionan
bien o que podrían funcionar bien en diversos contextos concretosi Gun-
probabilidad de que las empresas militares privadas violen sus obliga- ningham y Grabosky, que investigan la regulación del medio ambiente,
ciones contractuales en situaciones de alto riesgo: usan la expresión «regulación inteligente» para referirse al potencial para
mejorar tales combinaciones. Su argumento es que «reclutar una serie de
Una empresa militar privada puede no tener ningún escrúpulo acer- act?res regulatol~'iOSpa:~ implementar combinaciones comp~ementa~ias
ca de la suspensión de un contrato si una situación se vuelve de- de instrumentos de política adaptados a metas y CIrcunstancias arnbien-
masiado peligrosa, sea tanto en aspectos financieros como físicos. tales específicas arrojará resultados de política más efectivos y eficientes»
Puesto que suelen tener sede en un país distinto y, en ausencia de (Gunningham ylGrabosky, 1998, pág. 15). Destacan, además, «el poten-
leyes internacionales que garanticen el cumplimierto de los con- cial que poseen srgundos y terceros (terceros empresariales, comerciales y
tratos, las empresas militares privadas no se enfre9~an a un riesgo no comerciales) para actuar como sustitutos o cuasirreguladores, comple-
real de penalización si ellas o sus empleados abandonan sus obli- mentando o reemplazando la regulación gubernamental en determinadas
gaciones contractuales. Los partidarios de la indJstria rechazan circunstancias» [1998, pág. 15).
estas críticas señalando que las firmas que incuII]plen los térmi- El potencia~de la regulación inteligente puede observarse en diversos
nos de los contratos pueden manchar su reputaCi~1 y afec.tar sus ámbitos en los 1ue la conducta de actores estatales y no estatales se ve
posibilidades de obtener contratos futuros. No o stante, existen influida por tergeros. Si volvemos al ejemplo del activismo de derechos
diversas situaciones en las que consideraciones a c. rto plazo pue- humanos en Argentina, tratado en el Capítulo 3, encontramos que se
den predominar sobre el castigo del mercado a largo plazo (Singer, utiliza una co~binación de mecanismos que implican la supervisión
2001, págs. 205-6). y la exposición'l junto con prácticas de gobierno de mando y control,
~ :.o~ que se aplican er el procesamiento de los responsables de la violencia
-s
tJ,
En el contexto interno, los Estados vienen aPlicíl ndo medidas bas- li © institucional de Estado. En este caso, las «autoridades» de Gobierno no
tante tradicionales de establecimiento de pautas y m nitoreo para hacer son solamente fiscales públicos, sino militantes de derechos humanos
frente a algunos de los déficits de regulación asocia ,os con el mercado individuales, que a menudo actúan pro bono, organismos de derechos
168/ PENSAR LA SEGURIDAD EL GOBIERNO DE LA PRÁfTlCA DE GOBIERNO /169

humanos y cuerpos nacionales e internacionales de d~rechos humanos, los derechos hulanos» (2003, pág. 45). Añade Watchirs: «La auditorÍa
como la Corte y la Comisión Interamericana de D¿rechos Humanos de los derechos hhmanos puede volver los principios y rituales de la "nue-
(Wood y Font, en prensa). Asimismo, los organismos yrentros de investi- va gestión pública", que incluyen herramientas para medir la eficiencia y
gación de derechos humanos en Argentina contribuye con el desarrollo
y la articulación de la actuación policial y con el aport de propuestas en
materia de seguridad. Una ex.tensa. red de entidades re~.entemente emitió
un informe titulado Más derechos, más seguridad, m is seguridad, más
la efectividad de

1 esempeño,sobre el Gobierno mismo» (2003, pág. 45).


En este ejemplo, encontramos así un tipo de hibridez diferente (con res-
pecto a los meca ismos de gobierno y los auspicios) de la que habíamos
tratado más arriba en relación con la reforma de la práctica de gobierno
derechos: políticas públicas y seguridad en una soci dad democrática en sectores públ~cos. I
(Centro de Estudios Legales y Sociales, 2004). Este do umento tiene por En el ámbit~ de la agricultura sostenible, encontramos el empleo
objeto promover enfoques alternativos para abordar los problemas del de mecanismos (le certificación orientados a la producción de normas
delito y la delincuencia, que se enmarcan en el dereého y respetan los que regulen la j+ticia social y el medio ambiente. La obra de Courville
derechos humanos y,por lo tanto, sirven para promover la seguridad explora la signirycancia para la regulación de organismos como la Or-
humana y normas cosmopolitas. j ganización Internacional para Clasificar el Comercio Justo, una entidad
Scott afirma, en términos más generales: «La regulación de enti- transnacional qJe opera un programa de certificación y sellado para'que
dades del sector público por parte de organismos no estatales es un los consumidor~s puedan identificar productos comerciado s en forma
aspecto importante pero ignorado de las diSPosicionll contemporáneas justa (por ejemplE' café, miel, cacao) (Courville, 2003a). Otro ejemplo es
de gobierno» (Scott, 2002, pág. 56). Las organizacion s no gubernamen- la Alianza Internacional de Acreditación y Clasificación Social y Medio-
tales y los terceros no comerciales operan como regula ores efectivos del ambiental, cuyas iniciativas consisten en «sistemas de certificación y
comportamiento corporativo en diversos ámbitos. Mediante una serie acreditación pri+dos, voluntarios y basados en el mercado que otorgan
I
de mecanismos, están moldeando el «interés personal progresista de premios y sanciones a la producción y el comercio con preferencia social
individuos y corporaciones» (Levi-Faur, 2005, págs. 21-22) en diversos y medioambiental a través de las fronteras internacionales» (Courville,
r.1;
ámbitos concretos. Esto se ve con especial claridad en el movimiento «de 2006). La trascendencia de estos procesos de gobierno, según Courville,
responsabilidad social corporativa», gracias al cual cuestiones de pro- es lo que significan en función de la participación central de la «sociedad
tección de la justicia social y el medio ambiente intervienen en prácticas civil global» (véase Kaldor, 2003):
empresariales cotidianas (CourviIle, 2003; Levi-Faur 2005, pág. 21).
Una característica significativa de las actividades1 de gobierno de Preocupados por la falta de acciones de gobierno efectivas en una
autoridades no estatales es el uso de mecanismos consblidados, como la amplia gama de asuntos de justicia social y medio ambiente, desde
auditoría (Power, 1997), la certificación y el otorga~iento de licencias el alivio de la pobreza en los países en vías de desarrollo hasta la
(que tradicionalmente se asocian con el gobierno del sector público o la destrucción irl placable de las especies en peligro, y desde las claras
regulación empresarial) con fines novedosos, a menudo «no financieros» desigualdade en las reglas de comercio internacional hasta la falta
(Scott, 2003). Watchirs (2003), por ejemplo, informa sobre un programa de imposició de leyes laborales y medio ambientales nacionales
piloto en Australia para «auditar el desempeño [del Estado] en el cam- (lo que da lukar a abusos de los derechos humanos y la destruc-
po de los derechos humanos». El programa pone el énfasis en «tender ción ambientrl por parte de las corporaciones), individuos, redes
puentes entre las obligaciones internacionales y las prácticas nacionales y organizaci<fnes que se encuentran fuera del ámbito del Estado-
evaluando en forma objetiva el grado de implement ción legal de las nación empiezan a asumir un papel más activo en procesos de cam-
Pautas internacionales sobre VIH/SIDA )' derechos umanos» (2003, bio social. E~ltosindividuos, redes y organizaciones conforman la
~
~ ~ sociedad civi global, donde las personas interactúan más allá de
págs. 244-5). El rol de la sociedad civil (representada orlas ONG) en el :¡;
:b
proceso de auditoría refleja el intento de «descentrali ar la accountabi- @ ~ las fronteras in identificarse con un Estado específico (Courville,
lit y arrebatándole al Gobierno el control de la "no ag nda" de derechos 2006, pág. 272).
humanos, lo cual ha diluido el alcance y la profundid d del discurso de
17 O i PENSAR LA SEGURIDAD EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO 1171

El concepto de «licencia» también se ha recondeptualizado en la de los precios de las acciones o un acceso reducido al capital. Los boicots
promoción de objetivos normativos de agrupaciones de sociedad civil. de consu~1idore:s son característicos de este ~iP.ode enfoque y p~eden ser
Gunningham, Kagan y Thornton (2003, 2004) aportan nuevas perspec- muy efectivos cuando llegan a afectar las opmiones y pqeferencias de los
tivas para explicar por qué algunas corporaciones van incluso más allá consumidores y;jldelos compradores, en este caso, de productos derivados
de sus obligaciones respecto de la reglamentación 1 gal de protección de la pulpa de adera. .
ambiental. Según estos autores, la tendencia a «cu plir de más» que Como últi o ejemplo de regulación nodal fuera del Estado veamos
I
se registra en esta corporaciones no puede explicarse por un énfasis del el caso de los «Sistemas de Práctica de Gobierno no Estatales Impul-
tipo mando y control en la lógica de la disuasión. La corporaciones se sados por el Me~cado» (SPGNEIM), analizados por Cashore y colegas
preocupan mucho por las expectativas sociales en ma eria de protección (Cashore, 2002f Cashor~ y otros, 2004; Bernstein y Cashore, 2005).
ambiental y sostenibilidad generadas por grupos com nitarios yorgani- En base a una ipterpretación de las preferencias de los consumidores,
zaciones no gubernamentales. los autores sostjenen que distintas autoridades privadas pueden mani-
En su estudio de molinos para fabricar pasta dd papel, en el con- pular los mercados de modo tal que la producción y distribución de
texto del problema de la contaminación de las aguasl, estos autores ha- bienes cumpla don las normas en áreas tales como la responsabilidad
llaron que tales organismos poseen una suerte de «li encia social» que social y ambierltal. En este contexto, el mecanismo q;entral para in-
representa «las exigencias hacia una empresa comer ial y expectativas ducir el cumpliJüento son los incentivos de mercado (CaShore., 2002,
sobre su desempeño por parte de barrios, agrupacio es ambientalistas, pág. 504). CasJ?re afirma que las motivaciones para que los actores
miembros de la comunidad y otros elementos que in egran la sociedad r~gulados cum~¡l~n con las pautas e~tablecid~s p~r los SPGNEIM no
civil» (Gunningham y otros, 2004, pág. 308). Hay na serie de meca- tienen que ver ufIcamente con cuestiones de mteres personal o deseos
nismos que las agrupaciones de sociedad civil pueden usar para influir de obtener ganancias. Se trata, más bien, de que «el mercado aporta
en el comportamiento de las corporaciones, como acJividades dirigidas el contexto dentro del cual se cruzan motivaciones materiales de inte-
a afectar la «reputación» de las corporaciones. Com~ en el ejemplo de rés personal y al corto plazo con elementos morales y cognitivos, y en
las ONG de derechos humanos en Argentina, las agrupaciones pueden conjuntos determinan si distintos SPGNEIM van a obtener autoridad
participar en campañas de «exposición a la vergüenza pública» de or- para establecer ~eglas y de qué forma» (Cashore, 2002, pág. 505). Los
ganizaciones cuyas actividades comerciales representan una amenaza a sistemas SPGNRIM funcionan mediante procesos que sirven para ha-
la salud de seres humanos o al medio ambiente. El coste de no cumplir cer coincidir lasicomplejas motivaciones de los numerosos actores que
con las normas puede ser la pérdida del «capital de reputación» (2004, participan en los mercados, desde empresas que producen los bienes,
págs. 320-321). hasta entidades ho gubernamentales como agrupaciones ambiedtales,
En este ejemplo, la regulación «inteligente» del rhedio ambiente es pasando por los distribuidores de los bienes y los consumidores (orga-
promovida por una combinación de elementos regulatorios. Los proce- nizaciones y miembros individuales de la sociedad civil). En esencia, el
sos de licencia social interactúan con otros procesos Itradicionales eco- contenido de las reglas que caracterizan la práctica de gobierno de los
nómicos y de regulación (legales) para influir sobre ef.comportamiento SPGNEIM y la s¡ustentan se encuentra determinado por la interacción
de los actores corporativos. Por ejemplo, las sanci0ges informales por de los actores mencionados, que buscan promover sus intereses mate-
parte de la ciudadanía y los medios pueden complerentar y reforzar riales y morales (2002, pág. 505)_

==
otros instrumentos formales de práctica de gobierno para demandar un
~e los re~u~sitos legal~s q~e se consideren d~1asiado amp!ios. o
perrrusivos. Asimismo, un nivel importante de actrvismo comumtario
Para ilustrar la magnitud de la práctica de gobierno de los SPG-
NEIM, Cashore.toma el caso de la certificación forest I. Un grupo de
1
ONG ambientalistas, frustradas ante las iniciativas existentes de pro-
~ ~ moción del desatrollo forestal sostenible, se reunieron para formar un
puede impulsar a los reguladores estatales a actuar Imás rápido y con ] ~
s ~
mayor frecuencia. Las actividades en campañas y protestas de publici- Qlrégimen de gobibrno privado. En términos de Drahos, se trata de un
dad negativa de los «licenciadores sociales» pueden téner repercusiones nodo superestru~tural (Drahos, 2005a), el Consejo de t,dministración
económicas significativas, como la pérdida de ventas e incluso la caída Forestal, cuyo objeto es certificar a los propietarios de bosques y em-
EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO /173

1
172 / PENSAR LA SEGURIDAD

presas forestales que practican una actividad forestal responsable. Los referimos brevemente al tema de los rumbos futuros para la creación de
,! regímenes de pr~ctica de gobierno nodal basados en combinaciones de
estándares normativos establecidos por este régimen se vinculan con el
desempeño de las empresas en áreas que van desde los derechos de los ,
mecanismos I
y autonida des.
trabajadores hasta el impacto ambiental de las prácticas de actividad
forestal pasando por la conservación de bosques del crecimiento lento
(Cashore, 2002, pág. 507). El Consejo tiene un enfoque de incentivos El futuro de Ila práctica de gobierno nodal
del tipo «zanahoria y garrote». La «zanahoria», el incentivo para llevar
adelante una actividad forestal sostenible, es el estarps y la legitimidad En cuanto al futuro de la práctica de gobierno en un mundo nodal,
que confiere el hecho de ser una empresa «certificadt»; por su parte, el comenzamos con una cita de Johnston:
«garrote» se blande a través de actividades como campañas de boicot a
cuerpos no certificados (Cashore, 2002, pág. 507). Cashore y sus colegas U na cosa es l.invocar b uenas razones dee cará '
caracter normativo para
describen así el carácter de «no estatal impulsado ppr el mercado» de justificar porlqué el Estado debería ejercitar la metaautoridad de la
estas disposiciones de gobierno: práctica de g¿bierno; otra es conseguir que eso suceda. Con esto no
se pretende d~nigrar la legítima autoridad del Estado; sólo se quiere
El peso de las reglas no proviene de una autoridad loberana tradi- afirmar que tn condiciones en que la capacidad del Estado para
cional y westfálica centrada en el Estado, sino de empresas situadas gobernar es ~roblemática, algo que resulta evidente tanto a nivel
en la cadena de provisión del mercado, que realizan lrocedimientos interno como transnacional, es conveniente explorar diversos aus-
de estos sistemas privados de gobierno. Las agrupa iones ambien- picios a travé . de los cuales se puede intentar alcanzar esos mismos
talistas y otras ONG procuran influir en las evald aciones de las fines normativos (Johnston, 2006b, pág. 50; cursivas en el original).
empresas por medio de zanahorias (la promesa de a ,ceder a merca-
dos o la posibilidad de fijar mejores precios) y garrotes (campañas Los ejemplos anteriores extraídos de diferentes ámbitos de regula-
públicas y de mercado dirigidas a ejercer presión sobre las empresas
para que adhieran a la certificación), ambos de carácter económico 1 ción muestran qu~ los nodbs no estatales, entre ellos los que son icónicos
de una nueva sociedad civil global, poseen o tienen el potencial de poseer
los conocimientos, las cap,acidades y los recursos necesar~i'ospara guiarse
(Cashore y otros, 2004, pág. 4).
I en sus funciones ¡combinadas de gobierno. La virtud d la perspectiva
Un tema central que atraviesa los ejemplos anteriores de gobierno de la sociedad ciV¡ilglobal, que vemos en acción con O G de derechos
nodal e híbrido de la práctica de gobierno es un es~uerzo concertado .",1 humanos, es el énfasis que se pone sobre los actores y s~ conocimiento
para no socavar la operación de los Estados o los mercados, la intención :di local de cuestionj de regulación, que puede incorporarse a las activida-
es, más bien, determinar el curso de los acontecimieritos en actividades des de regulación de nodos y redes transnacionales.
tanto de Estado como de mercado en modos que re~ercutan en forma Dicho de otr modo, lo que parece importar en el diseño de regí-
positiva en ár~as vinculadas a,la ~is,ión d~ la segurida1d humana presen- menes óptimos p ra el gobierno de la práctica de gobierno es obtener la
tada en el Capítulo 3, como la justicia SOCIal,el fomento de entornos am- combinación justt de proces~s «ascendent~s.», «descendentes» y «h~ri-
bientales y agricultura sostenibles, y la protección de gerechos humanos. zontales» (Scott, fOOO) que vincule las actividades de nodos estatales y

'
Los Estados siempre han fusionado la regulación social y la económica, no estatales en mpdos que compensen las debilidades de cada proceso
pero creemos que en este mundo global y nodal en el que vivimos ya no es por separado (véf.se Goodin, 2003). La participación de la sociedad
razonable esperar que los Estados (suponiendo que cuentan con la capa- civil global en var ados ámbitos de gobierno refleja una integración de
cidad y los conocimientos adecuados) tengan el monopolio del gobierno
de la práctica de gobierno. En rigor, en algunos contextos, los Estados
mismos han quedado atrasados con respecto al cumplimiento de algunas
normas y, en algunos casos, las infringen. En el próximo apartado nos
~
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es
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coordinación de a riba hacia abajo, de abajo hacia arriba y horizontal. Si
~ volvemos a la esfe a de la actuación policial, ha habido propuestas con-
cretas para reforzar las estructuras de regulación locales, aprovech~ndo
los conocimientos y capacidades de las agrupaciones interesadas para el
•.
EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO /175
174/ PENSAR LA SEGURIDAD
I

'6

timoneo estratégico y financiero de prestadores de servicios públicos y contratar servicios adicionales para comunidades desfa'í0recidas (2000,
privados. La importancia de estas propuestas es que reconocen la reali- pág. 339). I ¡
dad de la prestación de seguridad noda!' En tercer lu~ar, Loader imagina a las comisiones como metamonito-
El siguiente ejemplo está tomado de Loader, qUl¡plantea la idea de res, inspectores X evaluadores. «Este aspecto del trabajo de la comisión»,
crear «comisiones de actuación policial» nacionales, ocales y regionales
1,
sostiene, «se ocupa de hacer que los nodos constitutivos de la red de
(Loader, 2000; véase también Jones, 2003b, págs. 618-20). La propues- actuación polici11 cumplan con sus deberes de accountability democrá-
ta es que las comisiones estén a cargo de la regula+ón procedimental tica» (2000, pá~. 339). Para ello es central la investigación y re4exión
y respaldada en resultados de la seguridad, en base a tres principios sobre temas de seguridad y tendencias en el campo, y s1bre la red en su
fundamentales. , \ totalidad. La co~nisiones deben solicitar informes a nodos particrlares
El primer principio, una «política de reconocimiento», requiere que de la red, y ademrs supervisar los avances hacia los objetivos estipulados
las comisiones tomen en cuenta la opinión de tOd± los individuos y en los planes de ~ctuación policial y el respeto de principios democráticos
grupos que pueden resultar afectados por ciertas forr as de provisión de (2000, pág. 340,[.
seguridad en espacios a los que esos individuos y gr pos tienen acceso Una agenda muy similar se encuentra en el informe de la Comisión
(entre ellos, la «propiedad privada de la masa-). Este requisito delibe- Independiente sdbre la Actuación Policial en Irlanda del Norte (Comi-
rativo tiene por objeto asegurar que la agenda de 11 seguridad no sea sión Parten), que ~ropuso la creación de una Junta de Actuación Policial
acaparada por los grupos dominantes, como los usuarios con poder de con más autoriddd que las juntas policiales en cuanto al gobierno de las
compra (Loader, 2000, págs. 337-8). diversas formas ~e actuación policial (Patten, 1999; Shearing, 2000;
El segundo principio, «una política de derechos humanos», garan- Walker, 2000; jones, 2003a; Kempa, en prensa). Un eje central de la
tiza que las decisiones estratégicas de una comisió~ no «[prejuzguen] recomendación de la Comisión es la idea de que la Policía pública debe
los derechos activos de ningún individuo o grupo sodial afectado por la ser controlada coEo una institución más entre otras que se ocupan del
decisión» o «[actúen] en formas que perjudiquen ddI un modo despro- gobierno de la seguridad. Para ello, la Comisión recomendaba que la
porcionado otros intereses y aspiraciones de esos individuos y grupos» Junta de Actuacitn Policial se ocupara de la seguridad J11.ás que del pre-
(2000, pág. 338). supuesto policial,¡lo cual implica que la Policía tiene que ~ompetir por la
El tercer principio, «una política de asignaciónf>, requiere que las obtención de contratos en el marco de un mercado de actuación policial.
comisiones garanticen la distribución equitativa de fOS
recursos de se- Esta propuesta adhiere a un sistema contractual para la provisión de
guridad,sea supervisando que no se produzca un «e ceso de actuación actuación policial que enfatiza un enfoque de mercado para la accoun-
policial» que beneficie a ciertas poblaciones o una es .asez de prestacio- tability policial. ~n el desarrollo de este enfoque, la Comisión se basó
nes para los que carecen de poder adquisitivo (2000, pág. 338). en ideas tanto del1enfoque de la accountability legal como de la accoun-
Con estos principios, la idea es que las comisione I de actuación poli- tability política, al tiempo que se propuso ampliados respondiendo a
cial se hagan cargo de tres funciones principales. La rimera, el papel de antiguas críticas h¡acia ambos enfoques. Por ejemplo, la Comisión sostie-
«formación de políticas/coordinación estratégica», i plica el desarrollo ne que el concept9 de «independencia operativa» no es lalmejor manera
de políticas globales, como la creación de «planes de actuación policial de reconciliar la d\irección.política con el espacio que la~olicía necesita
en los que la Policía seguramente desempeñe un pape significativo, pero para llevar a cabo sus funciones. En lugar del concepto de independencia
en modo alguno exclusivo» (2000, pág. 339, cursiva, en el original). La operativa, propOlien el de «responsabilidad operativa», que encapsula
segunda función, la de «autorizar, otorgar licencias~ subsidiar», puede la idea de que, aunque la Policía debe ser responsable de llevar a cabo
incluir la operación de un sistema de licencias para la seguridad privada,
además de la administración de licitaciones y contratfs con proveedores
.
'ii
.."
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directivas y debe ~ener la libertad para hacerlo, esto no significa que
deban poder operar fuera del marco de la supervisión democrática. En
tio t'o
que se ajusten a los planes de actuación policial cSl,ablecidos. Loader @ @ consecuencia, la qomisión proponía que la Junta de Actuación Policial
sugiere también que las comisiones «sean adecuad mente injustas en tuviera poderes amplios para someter a examen lo que la Policía hace
la provisión (local) de actuación policial y seguridad», lo cual implica después del hecho! y afirmaba que si bien la Policía debía poder tornar
l7 6/ PENSAR LA SEGURIDAD
1 EL GOBIERNO DE LA PRÁCTICA DE GOBIERNO 1177

decisiones sobre cómo implementar políticas y cumplir con la ley, sus


I conClusion,s
prácticas operativas debían estar abiertas al examen'externo.
Para ello, la Comisión proponía un proceso de det.uncias sólido y un Escribe Drahos:
proceso de auditoría de gran amplitud. Las propues as de la Comisión
prevén no sólo que la Junta de Actuación Policial mi¡sma pueda auditar La, temía, lue reconocen que la regulación e, algo más que una
la práctica policial, sino también que sea capaz de c01plementar sus pro- obra escrita tara dos actores y que destacan la innovación en la
pios recursos con recursos de los que pueda disponer comercialmente. regulación s~n las más aptas para aportar estrategias destinadas a
Además, propone la creación de un Comisionado Supervisor indepen- abordar pro~lemas que se vinculan con el suministro y manteni-
diente con la tarea de.informar públicamente SObre¡la actuación de la miento de bienes públicos. En relación con los bienes públicos glo-
Junta de Actuación Policial y la Policía. bales para loJ que no hay un proveedor soberano, sino una cantidad
Si volvemos a las novedades en materia de regttlación que encon- de instituciodes multilaterales imperfectas, es necesario implemen-
tramos en ámbitos ajenos al de la actuación policial] veremos un claro tar innovacio~es consiferables (Drahos, 2004, págs. 323-4).
potencial para pensar en forma más .innovdora sobJe la incorporación I

de nuevas mentalidades, junto con los mecanismos¡ que las expresan, Los actuales tnfoques del gobierno de la práctica de gobierno revelan
así como también de nuevos ensambles nodales con ristintas formas de de por sí un grado de hibridez considerable en cuanto a los mecanismos
conocimiento y capacidad que pueden reunirse para aportar solidez al y autoridades qu~ operan para que la conducta de los actores regulados
gobierno de la práctica de gobierno. No hay motivo ~ara que esta visión se ajuste a determinadas normas a nivel de procesos Y resultados. El
1
de una práctica de gobierno híbrida mejorada no se erPlore en el ámbito gobierno de la Policía pública, donde se mezclan las mentalidades del
transnacional de la provisión de seguridad (estatal y rumana). Se trata, sector público y ~el sector empresarial, nos ofrece una instantánea de
por cierto, de una agenda normativa de proporcion s, pues, aparte de una realidad nodtl mucho más vasta.
las investigaciones realizadas por expertos como A~ant (2005), Singer Nuestra posición es que se puede hacer mucho más para explorar
(2001,2003) y Johnston (2006b), todavía quedan muchos aspectos for- combinaciones or~ginales de mecanismos y autoridades que se pueden en-
males e informales por conocer de numerosos ámbitos, por ejemplo, el samblar y coordinrr estructuralmente a fin de profundizar el comprom)so
gobierno de la prestación de servicios militares cofuerciales. Aunque por parte de los proveedores de seguridad (tanto estatales como no esta-
lo que sabemos es bastante preocupante, de todos rbodos es necesario tales) con los prind~pios normativos que caracterizan este mundo cada vez
emprender una suerte de «rnapeo. explicativo del ré~imen de gobierno más global. Las normas que los nodos están estableciendo y promoviendo
tal como existe en la actualidad (Wood, 2006a). Así se contará con una en la sociedad civíllglobal se enmarcan directamente en la orientación más
base empírica sólida para luego evaluar fracasos, d9bilidades y limita- amplia de la «seguridad humana». Tal vez uno de los desafíos más grandes
ciones en materia de regulación del sistema en su totalidad. Más aún, la para la creación dekíiseños de práctica de gobierno con vistas al futuro sea
cuestión de cómo abordar tales debilidades debe, a sJ vez, ser abordada la implementación de estructuras y procesos adecuadamente delibera~ivos
mediante un proceso deliberativo del que participen los grupos afecta- que permitan, por una parte, la formulación, la evaluación y la alineación
dos, de un modo u otro, por procesos y resultados de una mala práctica de objetivos normativos en conflicto y, por otra, que se estudien por igual
de gobierno (véase Watchirs, 2003, sobre la importancia de este punto). mecanismos enfreritados. Pero antes de emprender la fase del diseño; de-
Si miramos las lecciones que nos dejan las experiencias de otros campos, bemos tener un «mapa» preciso de lo q~e ~xiste en l~ actualidad, *ara
ajenos al de la actuación policial y de la seguridad (tradicional), vemos lo cual es fundamental aceptar que la practica de gobierno es, en efecto,
que una fuerte participación de la sociedad civil es es~ncial. En resumen,
..
no es tanto que la práctica de gobierno de mando Yo control basada en f:!l -c "
:¡;
mucho más que una obra escrita para dos actores.

Estado haya fracasado en algún contexto en particular, sino más bien ~ ~


una dificultad en conseguir una combinación adecuada,
CONCLUSIONES

En los capítulos precedentes, hemos intentado exponer los inicios


de una visión del gobierno democrático y efectivo de la seguridad en un
mundo nodal. Al asumir este desafío, hemos sido partícipes, y seguimos
siéndolo, de un diálogo vibrante en torno a la práctica pe gobierno en
un mundo «policéntrico» (McGinnis, 1999a) y global. Nuestro objetivo,
como el de Peter !orahos (Drahos y Braithwaite, 2002; Drahos, 2004,
2005a, 2005b), ~ohn Braithwaite (Braithwaite y Drahos, 2000; Brai-
thwaite, 2002, 2p04, 2006), Colin Scott (2000, 2002, 2004) y otros
autores en quienef nos hemos inspirado, es comprender y volver a pensar
la práctica de go~ierno nodal en maneras que reconozcan y promuevan
valores democráticos establecidos.
Como parte de este diálogo, hemos formulado una concepción del
«gobierno de la s~guridad» que venimos desarrollando c¡onotros auto-
res desde hace v'fios años (Shearing, 1996; Shearing y Wood, 2000;
Johnston y Shearing, 2003; Wood y Dupont, 2006). En nuestra obra
hemos buscado combinar el pensamiento sociológico con una concep-
ción de la práctica de gobierno basada en la noción de «gobierno» de
Foucault (FoucaJ(t, 1991) y la noción de «poder» de Latour (Latour,
1986). Estas corrientes analíticas sostienen que hay distintos modos de
construir el mundo, lo que hace posible que existan distintos modos
de gobernado. Ss debe pensar cada uno de estos modos, siguiendo a
Foucault, como constitutivos de una mentalidad de gobierno. Cada
«gubernamentalidad», para usar el término de Foucault (1991), crea un
conjunto particular de posibilidades de gobernar. La forma de gobernar
de arriba hacia ab~jo, centrada en la fuerza, que hemos relacionado con
Hobbes, constituye una forma de construir el mundo y actuar sobre él,
pero es sólo una.
~ Para Foucault, la concepción de gobierno hobbesiana era esencial-
1; mente negativa (Foucault, 1990), pues se basa en [a noción de coacción;
imagina la práctica de gobierno como restrictiva, y no como productora
de acción. Esta concepción cuyo eje es el soberano ha dominado, y si-
180 I PENSAR LA SEGURIDAD CONCLUSIONES /18 J

gue dominando, el modo en que pensamos y encararos la práctica de 1996,2001), una noción mediante la cual se busca distinguir entre «aus-
gobierno. No obstante, se trata de una concepción que no puede captar picios» y «prestadores. de la práctica de gobierno. La idea se funda
la forma en que ha evolucionado la práctica de gobIerno porque ve al en e,lsupuesto del qu~, a fin de enten,der lo que sucede en la pr~c.t~ca de
poder como propiedad de alguien e inscrito en un centro, cuando en gobierno contemporanea, es necesario adoptar un marco, de análisis que
realidad, en la actualidad se encuentra cada vez má~ disperso y distri- no dé prioridad a¡nalítica (en oposición a empírica) a los Estados, ~a sea
buido en muchos sitios distintos. Está en todas partes, afirma Foucault, como auspicios 9 como prestadores de gobierno. La perspectiva nodal,
no porque lo abarque y lo toque todo, sino porque <lproviene de todas que parte de estf idea, deja abierta, tanto en lo empírico como en lo
part:s)} (Foucault, 1990). ¡ normativo, la cuestión de qué lugar ocupan o deben ocupar los Estados
Esta es una perspectiva que, según Foucault y nurperosos estudiosos en el seno de la p~áctica de gobierno en cualquier momento y lugar. Ima-
contemporáneos seguidores de su pensamiento, los que buscan gobernar gina la práctica dr gobierno como un espacio de disputa y considera que
comprenden cada vez más y, por lo tanto, actúan en consecuencia. Así los Estados conséituyen sitios de práctica de gobierno con importancia
han surgido nuevas formas de construir el mundo corno gobernable. Se histórica, que existen cada vez con más frecuencia en los contextos de
ha producido la aparición de una nueva gubernaméntalidad, sostiene otros nodos gUb~lrnamentales.
Foucault, que ha determinado y determina el curso dJ los acontecimien- Los nodos go ernantes (véase Burris, 2004) son organizaciones (ám-
tos en el mundo. En virtud de estas nuevas ideas, la drctica de gobierno bitos instituciona, es que reúnen y aprovechan formas de pensar y actuar)
se ha construido y practicado en formas distintas dfl modo en que se donde se hacen intentos para determinar en forma deliberada el curso
construye y practica en un marco hobbesiano. Tales cambios han afecta- de los acontecimi~ntos. Los nodos gobiernan en circunstancias diversas,
do la evolución de la Policía, y han influido en el entorno en que la Policía operan de manerts diversas, se encuentran sujetos a restricciones diver-
es gobernada por otros. Esto no significa que el rnodó hobbesiano haya sas, están motivados por preocupaciones y objetivos diversos y partici-
desaparecido, sino que, en la actualidad, se superpon~1 con otras formas pan de acciones 1iversas para determinar el curso de los acontecimien-
de construir y practicar el gobierno. Los diferentes s eños de gobierno tos. Los nodos se relacionan entre sí, e intentan movilizarse y resistirse
coexisten y se fusionan de diferentes maneras. En las iguientes páginas, entre sí, de diver~as maneras, a fin de influir en los acontecimientos en
revisamos las principales corrientes explicativas y non¡nativas que hemos forma que promuevan sus objetivos y preocupaciones. La práctica de
seguido en esta obra. gobierno nodal eÁdiversa y compleja.
El mundo de la práctica de gobierno nodal está estructurado en for-
ma jerárquica. La jerarquía aparece cuando los auspicios de gobierno in-
Temas explicativos tentan alinearse c6n las actividades de otros nodos a fin de obtener apoyo
para sus propios ¡objetivos de gobierno. Muchas jerarq(lÍas coexisten.
El objetivo de este libro ha sido explicar una concepción «nodal» Hay muchos «arriba» y muchos «abajo» y muchas superposiciones. A
I
del gobierno de la seguridad, que pone el acento en la diversidad y la menudo, los auspicios se enfrentan entre sí; la práctica de gobierno nodal
hibridez en el gobierno de mentalidades, instituciones y prácticas. En no es siempre unlasunto sencillo y coordinado, aunque hay, en efecto,
el nivel explicativo, sostenemos que el enfoque de la ~ráctica de gobier- un alto grado de Foordinación. En general, la coordinación se produce
no nodal ofrece una guía analítica de utilidad para trazar un mapa de cuando los nodo~ consiguen enrolar a otros nodos en sus agendas para
esa diversidad e hibridez. En el aspecto normativo, pl~nteamos que este determinar el curso de los acontecimientos.
método de análisis puede contribuir a la incorporación de innovaciones Los Gobiern9s gobiernan mediante diversos nodos. Ellos mismos se
en el gobierno de la seguridad destinadas a alterar Áodos y relaciones encuentran enroL:¡dos por nodos que gobiernan a través de los Gobiernos
~ ~
nodales existentes y a fomentar nuevas mentalidades y montar nuevos ~ y los organismos gubernamentales. A veces, esos otros nodos son enro-
ensambles organizativos.
ie el)
© lados y recluta dos como parte de disposiciones de dominio «a distancia»
La perspectiva nodal se basa en trabajos de Baylex y Shearing acerca (Latour, 1987; R6se y Miller, 1992) que los nodos estatales crean para
de la «multilateralización» de la actuación policial (Bayley y Shearing, poner en práctica sus agendas de gobierno. Ésta es una situación que
I
182/ PENSAR LA SEGURIDAD
1 CONCLUSlqNES /183

-"6
se da con frecuencia, pero no es la única situación posible. No todos disposiciones in~titucionales de gobierno. Hemos visto cómo el gobierno
los nodos integran jerarquías de dominio a distancit Los nodo s que se de la seguridad ~e ha extendido a otros ámbitos de gobierno (y vicever-
encuentran fuera del Estado (a menudo, con el apo~o tácito o explícito sa) mediante un!proceso de «securitización» (Buzan y ptros, 1998). El
de los Estados) participan de otros nadas, entre ellos nodos estatales, desarrollo del concepto de «seguridad humana» reviste particular im-
como parte de sus estrategias de dominio a distanc'ia. Tales jerarquías portancia. Este c:oncepto busca centrar la práctica de gobierno en el bien-
se cruzan de diferentes maneras con jerarquías fun~adas en el Estado. estar de los individuos en una multitud de esferas. En especial, prTtende
Hemos planteado que no se trata simplemente de que las actividades de
nodos corporativos sean coordinadas por los Estados a fin de cumplir
los objetivos de gobierno de los nadas estatales. Si b1ienesto ocurre, ver
ampliar el objetivo del gobierno de la seguridad (que, tradicionalmente,
se entendía como la promoción de Estados donde los organismos pro-
piedades de la p1blación no están amenazados, lo que ~homasHobbes
r
esta situación como un cuadro exclusivo equivale alincurrir en el error [1651] denominaba «paz») para que cubra la ausencia de muchas: otras
de presentar una parte del cuadro como si fuera su totalidad.
Para comprender cómo se han transformado lo~ nodos y las dispo-
siciones nodales en diferentes momentos y lugares, postulamos que es
mucho tiempo, +
amenazas. La concepción de la paz hobbesiana forma parte, desde hace
nuestra interpretación de la actuación policial como
una actividad destinada a «mantener la paz». Con la aparición de la
útil centrar la atención en ciertos cambios sutiles en el modo de pensar noción de seguri~ad humana, el mantenimiento de la paz y la «pacifi-
que impulsan nuevas maneras de actuar. Hay periodos en que las trans- cación», término\más proactivo, pasaron a abarcar ámbitos mucho más
formaciones en el modo en que se gobierna el munde se producen en el extensos. La idel de supervivencia humana, que es inherente a la idea
seno de mentalidades consolidadas. Durante esos periodos, los cambios de mantenimientp de la paz, hoy adquiere un alcance aun más alIjplio.
son resultados de ajustes. Son paulatinos. Sin embargo, cada tanto, los En conjuntojla naturaleza nodal de la práctica de gobierno y la
cambios adquieren un carácter radical. Esto ocurrelcuando se invocan expansión de sigrificados que damos al término «seguridad» han con-
nuevas formas de pensar, se desarrollan nuevas formas institucionales y tribuido para constituir el gobierno de la seguridad en formas muy ex-
se emplean nuevas tecnologías. Toft1er propone la meltáfora de las «olas» pansivas. Esto, cbmo hemos visto, plantea desafíos analíticos a la hora
I • .
para entender estos cambios de paradigma más gJnerales (1980). La de desarrollar m:rrcos conceptuales que sean lo bastante generales para
imagen sugiere que los grandes cambios se produce a partir de lo que asegurar que, si l:)¡ienincluyen los nodos estatales y les prestan una aten-
sucedió antes, del mismo modo que las olas del ma se forman movili- ción considerable¡, como también las formas tradicionales de pensar la
zando el agua que ya está en el mar. I seguridad que moldean las mentalidades y prácticas de esos nodos, no
La metáfora nos advierte que, cuando analizamts cambios, aun los se centran en el E~tado. Una vez que hayamos desarrollado esos marcos,
más radicales, es necesario estar atento y prestar a ención a las conti- se los debe usar p!ua ofrecer interpretaciones descriptivas y explicativas
nuidades. Esto es lo que intentamos ilustrar en nu stro análisis de las que capten la naturaleza de la práctica de gobierno contemporánea. Esto
olas en la actuación policial pública. La innovación f.ebe concebirse co- es lo que se ha intfntado hrcer en gran parte de este libro.
mo novedad y como reconfiguración. Como en el m r, suceden muchas I
cosas antes de que una ola de gobierno surja y adop e una forma que se l.
reconoce explícitamente como nueva. En su estudio! de las transforma- Temas normarvos
ciones en el sistema legal de Mozambique, De Sousa Santos realiza un
==
anál~sis .similar, observa que «las :~pturas c~existieron con las
continuidades, fusionando rupturas explícitas, autoproclamadas como lado, la realidad +
Nuestra exposición de la práctica de gobierno nodal explora, por un
lo que ha ocurrido y, por el otro, constructos de una
tales, con continuidades silenciosas, dando lugar, de Fse modo, a conste-
laciones e hibridizaciones legales e institucionales de gran complejidad»
. ~
teoría normativa fe las posibilidades que existen para gobernar demo-
:o cráticamente en ur mundo nodal, en formas que aseguren que se segui-
te ~ rán suministrando bienes comunes a una amplia variedad de colectivos
(De Sousa Santos, 2006, pág. 48).
Las transformaciones que vienen produciéndose a nivel global ilus- distintos. En este marco, la posibilidad y deseabilidad de valerse de las
tran el grado de hibridez alcanzado en las mentalidades, estrategias y capacidades de loslEstados como fuentes de regulación (el gobierno de la
184/ PENSAR LA SEGURIDAD
CONCLUSIONES / 185

1
práctica de gobierno), así como de pro~isión, es consl~1erada apenas una probable que la kesaparición de una colectividad no afecte a otras. Si se
entre una gama de posibilidades. Al referirnos a las lternativas para el produce otra grÁn desaparición de una sociedad, es probable que tenga
futuro, sostuvimos que el gobierno debe llevarse a ca: o dentro de redes consecuencias globales para nosotros y para otras especies. Una de las
y ensambles complejos de dirección y provisión par~ que prospere una conclusiones má~ impactantes de Diamond es que una de las condiciones
práctica de gobierno en el siglo XXI. Para construir nu vas ideas, tenemos para que se pr01uzca la desaparición es una sociedad dividida en la que
que inspiramos en los logros de gobierno en un mun o más centrado en los fuertes tomal} las decisiones y pueden, por un tiempo, exteriorizar las
el Estado sin quedar agobiados por el pensamiento y las instituciones consecuencias negativas de esas decisiones para que otros carguen con
que dominaron los siglos XIX y XX. su peso. En alg~n momento, ya no pueden seguir exteriorizando tales
Al efectuar este desplazamiento conceptual hacia el gobierno nodal, pesos y la sociedrd desaparece.
I

el debate sobre la provisión de bienes públicos no se limita a la cuestión En nuestro rriundo contemporáneo de gobierno nodal hay profundas
de cómo construir un interés público abarcativo que incluya colectivida- fisuras sociales exacerbadas por la riqueza yel poder que han adquirido
des muy extensas (que posiblemente, podrían extenderse a la totalidad un nuevo perfil ep el contexto de la globalización. Como ya dijimos, las
del planeta y a múltiples especies). También incorpora la cuestión de «nuevas guerras» son una expresión de esta dura realidad. Tales fisuras
cómo identificar bienes colectivos valorados por la comunidad y cómo se se relacionan con déficits en la capacidad de los actores para gobernar
los va a producir y distribuir en un contexto noda!' Lo que hace falta es en formas que promuevan sus intereses colectivos. Al reconocer esto,
una concepción de ensambles complejos de auspicios y prestadores que aceptamos que nuestro mundo se seguirá gobernando nodalmente y que
incluya a los «cientos de miles de grupos que componen la sociedad civil los actores que sí tienen la capacidad de moldear el perfil de la práctica
internacional» (Drahos, 2004, pág. 336). Como diji~os en el Capítulo de gobierno para promover sus objetivos lo harán a través de di~ersas
5, esta noción de una práctica de gobierno descentral~zada y multinodal "~
fj series de nodos y redes. Ésta, creemos, es la realidad en este momento, y
promueve disposiciones gracias a las cuales «actores ,estatales y no esta- , lo segufrá siendo por un buen tiempo. Quienes se benefician con la prác-
tales regulan las capacidades de los otros para prove,er bienes públicos, "
tica de gobi~rno 40dal ya lo ~stán haciend~, ~ seguirán ~aciéndolol en el
acceder a ellos y distribuidos» (2004, pág. 321). ,. 1 ofuturo. Lo cierto es que en el Juego de la practica de gobierno noda~, hay
La práctica de gobierno democrática no garan~iza que se puedan
o J,
actores «débiles» Iyactores «fuertes- (Braithwaite, 2004; Braithwaite y
poner en práctica los valores fundamentales que muchos seres humanos Drahos, 2000; DJahos y Braithwaite, 2002). I 1

hoy consideran clave para el éxito de la vida en este planeta, ni que la o Como respuesta a esta profunda preocupación de carácter norma-
vida humana (y la vida de muchas otras especies cuya existencia se ve tivo, adoptamos Jna postura que nos aleja de la corriente predominan-
afectada por prácticas humanas) prospere en este plaljleta. La afirmación te. Los especialisfas que se sitúan en esta corriente intpntan aportar
de que una efectiva práctica democrática de gobierno ra a permitir quela
vida prospere se basa en el principio o, mejor dicho,Ir esperanza, de que
respuestas a los ~éficits que hemos identificado y plantean soluciones
que pretenden, d~ un modo u otro, torcer el rumbo de la práctic;ade
en conjunto los seres humanos poseen la sabiduría )í la capacidad para gobierno en una dirección más monocéntrica, sea mediante la propuesta
tomar buenas decisiones de gobierno. Uno de los estudios empíricos más de estrategiasdes~inadas a fortalecer el Estado o mediante el fortJleci-
significativos sobre este principio y su importancia respecto del mayor miento de elementps supraestatales. Nuestros motivos para nadar ~uera
desafío para la humanidad en nuestro tiempo (es dfcir, la posibilidad de la corriente mayoritaria son pragmáticos y estratégicqs. Tenembs la
de que la vida humana se sostenga en este planeta 1ada vez más débil)
es el análisis de Diamond (2005) sobre condiciones ,n las cuales la vida
humana se encontró en peligro del colapso, para luego sostenerse en el
~
los supraestados +
sospecha de que tddo aquello que fortalece y democratiza los Esta~os y
a tener un efecto sobre nuestro mundo nodal, pero
no lo va a hacer mrnos nodal.
tiempo. El autor deja muy en claro que la continuidad de la vida humana
en este planeta nunca estuvo garantizada y que hub1 sociedades huma-
]
..
\Q)
~ A partir de los aportes de Braithwaite y Drahos (2000), hemos sos-
Q tenido que es esencial evaluar y elaborar estrategias para conformar la
nas que desaparecieron y, en consecuencia, otras que 'desaparecerán, por práctica de gobierho nodal en formas que beneficien a las poblaciones
no gobernar bien. En nuestro nuevo mundo global e integrado, es im- más desfavorecidas. Para ello es necesario un «experimentalismo de-
¡

r 186/ PENSAR LA SEGURIDAD


CONCLUSIONES 1187

I I

!
l
¡

rnocrático. (Dorf y Sabe1, 1998). Braithwaite (2004) ha dado un paso cada vez más difícil sostener que los Gobiernos democráticos expresan la

l
significativo en este sentido. Identifica estrategias que los ganadores en voluntad general de su ciudadanía cuando existen tantas oportunidades
el juego global de la práctica de gobierno nodal-han usado en provecho para que los intereses particulares se apropien de los Gobierno1s para sus
propio, La perspectiva que adopta es la de preguntarse cómo se pueden propios fines. Desde la perspectiva más amplia de la seguridad humana,
adaptar las estrategias de los fuertes para convertirlas en estrategias sabemos que potencialmente, los Estados (incluso los Estad9s que son
~ue los débiles puedan usar para fortalecer sus d~strezas en el juego de considerado~ modelos de democracia) pueden hacer más mal qre bien. Y
la práctica de gobierno nodal. Implícita en esta postura se encuentra la aun, si no penjudican a la gente común en forma directa, puedep permitir
creencia de que sólo cuando estos jugadores débile~e hagan más fuertes que los objetivos e inquietudes de sus propios ciudadanos se impongan
la práctica de gobierno nodal arrojará resultados I ás equitativos y será en un nivel global, a expensas de otros, De este m010' nos enfrentamos
más democrática en sus procesos. con el reto df «gobernar la práctica de gobierno» en un mundo nodal.
Hemos adoptado una posición similar en la irJ"estigación normativa Si aceptamos que vivimos en un mundo policéntrico con múltiples
que realizamos en comunidades pobres de ArgenJina y Sudáfrica (Shea- fuentes' de gobierno organizadas en diferentes jerarquías de gobierno,
ring y Wood, 2000, 2003b; Shearing, 2001b; Wood y Font, en prensa), entonces pensar en ejercer una dirección normativa de la práctica de go-
F
; Aquí 110S preguntamos cómo pueden las comuni ades pobres sacar me- biierno ulllca¡mente
,,1 a travesés d e entr ida des estata 1es y supraestaraI 1es equi-.
"
E jor provecho de la práctica de gobierno nodal p ra gobernar la seguri- vale a evitar en forma deliberada afrontar los desafíos normativos que
~. dad en modos que les resulten más efectivos, le ofrezcan una mayor se nos preseftan. Con esto no queremos decir que no sea rafonable la
r.
¡; auto dirección a la hora de establecer agendas de eguridad, promuevan accountabift~Y ante los Estados (y supraestados) y a través delellos, me-
valores democráticos y de derechos humanos, y de qué forma pueden diante la apl cación y el mejoramiento de diversos mecanismos creados
:
relacionarse con organismos del Estado para pr mover una actuación para ese fin'j omo afirmamos antes, sin duda lo es, Tampoco sugerimos
f
f policial estatal efectiva y aceptable. El supuesto I etrás de esta forma de que los valojes y objetivos que estos mecanismos promueven y buscan
f experimentalismo es que son los débiles quienes, en última instancia, poner en practica no deban ser centrales en la elaboración de marcos
€~, deben decidir en qué consiste su bienestar y cuálles el mejor modo para normativos {1ara restringir y dirigir la práctica de gobierno nodal. Lo

i
L
procurárselo. En la medida en que sean capaces. de proporcionarse un
mayor bienestar, y en la medida en que su participación en disputas sobre
la práctica de gobierno se vea fortalecida, vivireros en un mundo más
democrático. Será un mundo en el que muchos (a quienes, de hecho, los
que hace fal¡la no es una elección tajante entre enfoques de mercado o
de Estado, o entre concepciones estatales, o no estatales, de la práctica
de gobierno, sino un enfoque que evite las debilidades de cada uno y al
mismo tiempo identifique y movilice otras posibilidades.
mecanismos democráticos establecidos prestaJmuy poca atención y, En el Ca~ítulo 5 exploramos el tema de la hibridez en los rnecanis-
más aún, en su mayoría, deja excluidos) se volve án más autodirigidos. mas de gobierno y en los tipos de autoridades de gobierno que se han
Desde luego, una agenda como ésta, pensada para fortalecer el poder desarrollado¡1para marcar la conducta de nadas estatales y no estatales.
de los débiles, no pretende disipar todas las in uietudes que tenemos Nuestro análisis se funda en numerosos casos de gobierno de la prác-
en torno a la práctica de gobierno nodal. La capacidad de los actores tica de gobidrno en campos distintos de los ámbitos tradicionales de la
débiles de desempeñar papeles mayores como abspicios de gobierno no ac:uación .p~licial y la seguridad" Nuestr~ idea es ~6e es en este campo
excluye la posibilidad de que esos auspicios, o ¡cualquier otro, para el mas amplio ¡(donde se observan mnovacionss en areas como las de la
caso, tomen decisiones o .participen en práctic<p que se opongan a los regulación del medio ambiente y la agricultura) donde podemos inspi-
valores fundamentales que hemos identificado'. Como decíamos en el ramos para diseñar nuevos modelos de gobierno (liad al) de la práctica
Capítulo 5, hay fuertes dudas vinculadas con ejte tema en relación con
las decisiones y prácticas de auspicios y presta ores comerciales de se- ~. ~
;¡;
de gobierno (nodal). Ifás aún, es desde el punto de vista de la seguridad
humana donde se descubren las conexiones entre el gobierno del gobier-
1

I
guridad, e indudablemente, siempre ha existid la posibilidad, muchas ~ no de la seguridad y el gobierno de tantas otras esferas de la vida que
'º'
veces hecha realidad, de que las propias instit ciones policiales violen tienen un i1pacto directo en el bienestar humano y en la supervivencia
las mismas leyes que deben proteger. En rigor, 8entro de los Estados es de este plan~ta.
lE ,
I
I M, . '._-

188/ PENSARLA SEGURIDAD]

j
1
El supuesto (y la esperanza) detrás de esta búsqueda de volver a J BIBLlOGRAFfA
imaginar y reinventar el gobierno de la práctica de gobierno es que los 1
seres humanos podrán producir bienes colectivos con más sabiduría y en ..
formas que no sólo beneficien a los fuertes, sino tambifn a la mayor parte
de la humanidad. Creemos que no tenemos más alternativa que confiar
en la buena voluntad e inteligencia de los seres humartos. El producto de
la buena voluntad y la inteligencia debe reinventarse ~n forma constante
a medida que evoluciona la vida colectiva. . ..
En conclusión, tal vez el pensamiento más importante que subyace a
la idea de democracia sea que, al fin y al cabo, no deblen:tos confiar en la
°
sabiduría de un Leviatán, ya sea secular no secular, Jino en la sabiduría Angel-Ajani, A. (2003). «A question of dangerous races?», Punishment and
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colectiva de los seres humanos para promover condiciones de bienestar
Arquilla,]. (corrip.): (2001). Networks and Netwars: the Future of Terror,
humano y, más en general, de bienestar planetario. El interrogante al
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que nos enfrentamos hoy en día es: ¿cómo podemos, en tanto.colectivi-
dades humanas que operan en un mundo nodal de pr ctica de gobierno, Audit Commissi(¡m [Comisión de Fiscalización] (1993). Helping with Enqui-
I

confiar en nuestra sabiduría para promover nuestra s guridad? El modo ríes: Tacklinf.. Crime Effectively, Londres, Comisión de fiscalización.
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gares y se relaciona con preferencias de los votantes, oros deliberativos the Auditor General of Cana da to the House of Commons, Ottawa,
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de distinto tipo, conocimientos y experiencia, entr otros elementos.
Hoy más que nunca, los mecanismos delibera tivos q e se centran en los Auditor-General s Office, ACT [Oficina del Auditor General] (2004). The
conocimientos y capacidades de los actores débiles ~ara elaborar nue- Administratton of Po/icing Services. Performance Auqit Report, Carn-
berra, Audit1c General Office.
vas ideas en materia de gobierno de la seguridad parecen constituir un
factor esencial para la resolución de los déficits de gdbierno de nuestro AusAID (2004).
Australia.
t= Security Strategy, Camberra, Commonwealth of
mundo nodal. Para Kaldor, lo que hace falta es una' «conversación en
la que hablemos de nuestras inquietudes morales, ,uestras pasiones, Avant, D. (2005)·1The Market of Force: The 'Consequences of Privatizing
Security, Carnbridge, Cambridge University Press.
además de estudiar a fondo la mejor manera de resolver problemas. Una
conv,ersación en la que los participantes no sean sólo las personas que Ayling, J. y Grab~sky, P. (2006). «Policing by command: Enhancing 'law
pueden viajar o comunicarse desde lejos, sino también hombres, mujeres eniorcement aapacity through coercion», Law and Policy, 28(4).
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tenemos. No podemos mirar fuera de nosotros o ID¡'S allá de nosotros
en busca de sabiduría. La sabiduría somos nosotros. Ayres, I. y Braithwaite, J. (1992). Responsive Regulation: Trascendi~g the
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actuación policial contemporánea, 63 e interés público, 26-27
AII E.R. 763, en 769 - per Lord Denning, M.R. I
actuación policial de tipo empresarial enfoque guiado por, la inteligencia,
" a d'rstancia, 158
acción 1 . 74-75 1

,areas di.,
e presracron de serVICIOS,
.. función preventiva, 54
162-164 imparcialidad, 150-151
conmensuraJión, 159 imposición del cumplimiento del
enfoque, 154-164 derecho penal, 60
estándares de servicios, 155-160 independencia operativa, 150-151,
medición de ~esempeño basada en 175
los resultados, 160 mentalidades de castigo y peeventi-
planes de neJocios, 157-158 vas, 47-48, 55
relaciones conrractuales, 153-156 mercadeo,31-35
actuacion .11 d e to J erancia. cero,
" po liicra mercado de la seguridad comunita-
72-74 ria, 34-35
actuación PoJic+1 guiada por la inteli- olas, 7, 28, 49-55, 71-78,81-83,
gencia, 74-75, 160 109, 182
actuación policial privada, 162-171 orientada a la resolución de proble-
accountability de mercado, 166 mas, 58-76
calidad del personal, 165 participación de terceros, 28-30
pluralismo regulatorio, 163 profesionalización,54-55
! regulación n6 estatal, 167 regulación, 145-146
~
seguridad transnacional, 163-165 sistemas de denuncias, 1417
actuación policial pública, 26-27, 57- uso de recursos de poder, 132-134
~"
:¡;
~"
:¡;
::,
82,149-1 4 1 y confianza, 56, 78-82
~ e accountabili~y, 146-169 Ydesorden social, 69-74
basada en la comunidad, 55 y distinción entre publico y priva-
'6 centralidad 41a fuerza, 52 do, 43-45
218/ PENSAR LA SEGURIDAD íNDICE TAMÁTlCO I 219

y justicia restaurativa, 65-68 control y de la pr~sión, teorías del, 64 güenza pública y cooptación, y autoridades privadas, 40-41
y neoliberalismo, 61-65 Cope, N., 76-77 101-104\ y práctica de gobierno comunal,
véase también hibridez en la prácti- Courville, S., 168-169 desarrollo sostenible, 115-116 35-36
ca de gobierno estatal Crawford, A., 31, 46,54,56,63-64, desorden sociJI, 74 Goldsmith,A., 147-149,151
. I
alineación, 33-35 78,80,165 Deukmedjian, J., 33, 57 Goldstein, H., 59-60, 70, 712.-74,160
Arman, Kofi, 93 De Lint, 53, 60-61, 153 Diallo, Amadou, 161 Grabosky, P., 28-30,98, 155,167
Argentina, 102, 127, 167-168, 170, de Wilde,]., 86 Diamond, J. M., 184-185 Grameen Bank, modelo del, 111·112
186 déficits en las prá¿ticas de gobierno, distinción entrf privado y público, Granovetrer, M. S., 135
Avant, D., 31, 46,92, 164-166,176 123-142 36-37,4f-45 Gross Stein, ].,12-13,87
Ayling, J., 28, 31, 98 concentración de conocimientos, Dorf, M. c., lF' 132, 186 guerra contra el terrorismo, 114-117
Ayres, I., 19, 67, 132 137-138 Drahos, P., 37,140, 84, 121, 124-125, guerra en red, 87-88
Bayley, D., 13,41,52,55,59, 73,148- concentración nodal de poder, 128- 127, 129-132,136,141,171, Gunningham, N., 12, 144, 167, 170
149,180 132 177, 184r185 Haggerty, K, 31, 76, 118
Beccaria, e, 53 creatividad y e~ergía, 133-135 Drucker, P., 3° -31,47
1
Hall, R. B., 40-41,49,162
Sigo, D., 17, 118 democracia enjel gobierno nodal, Duffield, M., y-48, 87-88, 90, 93, Hampson, F. O., 93, 97, 101, 103
Bittner, E., 19,52 140 98,110,1113-117,120,164 Harring, S. L., 1151
Blair, sir Jan, 34-35, 78-80 escalada de fU{'rza, 132-134 Duponr, B., 17~143'81, 87, 124, 138- Held, D., 53, 85, 120, 161
Bourdieu, P., 43, 124 experirnentali rno democrático, 139,155 179 hibridez en la práctica de gobierno
Bowling, B., 74,117-119 127, 185-1 6 economía de g erra global izada, 89 descentralizada véase actuación
Bradley, D., 59,60 localización d recursos, 138-139 enrolamiento e terceros, 38-40 policial privada
Braithwaite, J., 17, 19, 26, 27, 37,40, métodos de po~er, 128c141 enrolamiento, 0-35 hibridez en la pr,ctica de gobierno
44-46,65-68, 74, 84, 89-90, procesos deliberativos, 140 Ericson, R., 31¡76' 118, 144, 149-150 estatal,14f-162
96, 103-105, 108-109, 121, salir adelante, 1131 ética cosmopol ta, 100 accountability legal, 146-150
1
123-133,135-137, 139, 141, uso de recurso¡ de poder, 132-135 .) Foucault, M., 0,33-34,41,54, 103, accountability política, 150-152
143-144,146, 148, 152-153, y actores débiles, 123-127, 141, 110,129 179-180 estado de regulación / capitalismo
162-163,167,179,185-186
184-185 J ! Fukuyama, F.,{l de regulación, 153
Bratton, W., 72-74, 160 delito Gaebler, T., 22 27,150, 152 pensamiento empresarial, 153-162
Burris, S., 41-42,129-130,181 organizado, 8 .-88, 97-99 Carland, D., 4 ,119 Hobbes, T., 19,21,25,73,78,179,
Buzan, B., 15-16, 83, 86-87, 119, 183
Cashore, B., 40,171-172
prevención del. 63-67
Y seguridad, 15
I 1
gobierno de la seguridad, 11-17, 187·
188 1
183
Hughes, G., 63, 71, 77
Castells M., 129, 193 democracia, y práctica de gobierno j la práctica diegobierno imaginada, imposición del cumplimiento del dere-
Christie, N., 66
Coles, C., 71
comunal, práctica de gobierno, 35-38
nodal, 128, 140,183-188
derechos humanos, protección de los,
101-105
,! 17-18
y redes globales, 12-13
después del 11/9, 12
cho penal, 60-61
Irak, servicios militares en, 32-33
]ohnston, L., 14,34,41,44,46-47,
comunitarismo,67-68 enfoques basados en los derechos, I pensar la seJuridad, 14-17
el
centrado en Estado, 11-12
49,51,53,71,8~ lIS, 12~
confianza, actuación policial para la, 101-102 129,135-136,154, 164-165,
78-81 enfoques restaurativos, 102-103 ~ J gobiernos privados, 35-41 173,176,179
'<i -e

conflictos asirnérricos, 91 preservación de la memoria colecti-


~
!Q)
l; distinciones entre público y priva- justicia restaurativa, 65, 68
conflictos de baja intensidad, 90 va,102 do,36-31 Kagan, R. A., 170
conflictos, tipología de, 90-91 sanciones, exposición a la ver- enrolamiento de terceros, 38-40 Kaldor, M., 16, 85, 88-91,96, 100-
,
1
220 I PENSAR LA SEGURIDAD INDI~E TAMATleO 1221

''&

101,106-109,116, 120, 164, y desarrollo sostenible, 115 Policía véase actuación policial seguridad huniana, 14-16, 84-96
169,188 y ética cosmorlolita, 100 pública amenazas, la, 86-96
Kelling, G. L., 58, 69-72 y la guerra corltra el terrorismo, práctica de g1biernO estatal, 25, 42,145 amenazas qo militares, 94-96
Kerr, P., 58 114-117 I eje humanocéntrico, 85-87 conceptualizaciones,84-86
Kitchen, V., 119 niños soldados, 9f transfordaciones, 26-27 y crimen organizado, 86"88
Latour, B., 20-21, 25,33,41,158, nodal, práctica d~ gobierno, 21-22, y terrorisTo global, 92-93 y seguridad global, 83t84
179,181 41-47,180lt88 véase también hibridez en la prácti- amenazas militares véase terroris-
Levi-Faur, D., 27, 144, 152-153,168 coordinación, 113,22, 42-44 ca de gpbiernO estatal moglobal I
Loader, 1.,13-14,22,31,34,41,52- definición, 41142 práctica de grbierno seguridad humana, estratFgias de
53,81,116,118-120,174-175 futuro, 173-1Y a través de la fuerza, 19-20 gobierno de la, 96-121
Manning, P. K., 58, 76, 149 mentalidades de castigo y preventi- actividad ~e, 17-18 delito organizado, 97-99
mantenimiento del orden cosmopoli- vas, 45-47 1 alineaCiÓ}1y, 33-34 desarrollo de comunidades y socie-
ta,100-101 proveedores del tercer sector, 47-48 comunal, 4-35 dades,110-115
May, P. j., 148 temas explica~ivos, 180-183 democrática, 184-188 iniciativas de gestión de mercado,
Mazerolle, L., 28, 30 temas normativos, 184-188 Estadocénrrica, 25 -27 110-114
,
McBarnet, D., 147, 150 Y democracia, 127, 141-142, 183- gobierno de la práctica de gobier- marco, 99
McGinnis, M. D., 18, 96, 124, 179 188 no, 1431-145,177 nexo seguridad y desarrollo, 113-114
mentalidades 18,45-47,51-53,82, Y distinción entre público y priva- indirecta, 20-23, 25-26,49 poblaciones en zonas de conflicto,
I
179-183 do, 36-37,14-45 mercadeo ~e la, 31-35 99-101
de castigo y preventivas, 45-47, 53- normas cosmopolitas, 105-107 mentalidades de, 18, 82 promoción policéntrica, 96-97, 121
54 Nygren, A., 1371 véase tam1ién nodal, práctica de terrorismo,97-99
mercados OAC (Oficiales dl Apoyo Comunita- ¡ gobierno véase también protección de los
accountability de mercado, 166 rio),78-79
¡ derechos humanos, procesos
preser~~~~~~~e la memoria colectiva,
iniciativas de gestión, 110-114 Órdenes de Com ortamiento Anriso- de pacificación, nexo entre
mercadeo, 31-35 cial,29 1
f¡ presión y el e ntrol, teorías de la, 64 seguridad de Estado y seguridad
Sistemas de Práctica de Gobierno organismos no giibernamentales prestadores dé servicios militares humana
no Estatales Impulsados por el (ONG),13:1 privado ,92 seguridad transnacional, 163-165
Mercado, 171 organizaciones plramilitares, 92 prevención del delito, 63-66 servicios militares, 31-33
y seguridad comunitaria, 34-35 ~ promoción po1licéntrica, 96-97 Shearing, C., 11-14,26-27,31,35- 41,
microcréditos, programas de, 111-113
Osborne, D., 22'17' 150, 152
pacificación, pro esos de, 103-104
1 Raab,]., 13, r 43-44,46-47,49,51-54,59,66,
Miller, P., 33, 58, 62, 158, 181 conocimiento ocal,107-109 Rankin, K. Nj> 111-113 68,98,103,127,129,135-136,
Mil1ward, H. B., 13 islas de civilids d, 105-109 !~ Ransley, r.. 28, 30 144,150,155,162,175,179-
mirada panóptica, 54 normas cosmopolitas, 105-107 !I Roach Anleu, Is.,
38,40 180,186
Monbiot, G., 134 y justicia restaurativa, 108-109 ,1 Rose, N., 15,21, 33, 62,125,129, Simon,]., 15,55
multilateralización,41
neoliberalismo, 21-22, 25-27
Y actuación policial pública, 61-65
Parker, C., 17,67) 144-146, 149, 153,
162-163
Pasquino, P., 45 I
.~
'B
j ~
158, 18~
Sabel, C. F., 12.7, 132, 186
Scott, c., 143~146, 153, 168, 173,179
Singer, P. W., 31, 46, 92, 164, 166,
176
Sistemas de Práctica de Gobierno no
nexo entre seguridad de Estado y
seguridad humana, 114-120
migración ilegal, 117-119
Patten, C., 147, 1t'5
Peel, sir Robert, 6,45,53-54,80
pluralización, 41
~
I
,,¡
"'\
:J
~ securitizaciól1j 16, 86, 94-95, 119
seguridad alimenticia, 94
seguridad económica, 94-95
Estatales Impulsados por el
Mercado, '171
Smith, A., 21-24, 76
J
222 / PENSAR LA SEGURIDAD

Spitzer, S., 39, 46 economía de Juerra, 88~91


Steiker, C. S., 161 guerra contra el terrorismo, 115-
Stenning, P., 11,35-36,38-40,43,46, 117
144; 146, 149, 163-166 Thornton, D., 170
Sudáfrica Tilley, N., 56, 751
comisiones de paz, 129-130,134, Toffler, A., 51, 182
I

139-140 Tutu, D., 103-105


Comisión Verdad y Reconciliación, ubuntu,104-105
103 Valverde, M., 17
terceros Waddell, N., 87, 93, 98, 110, 113-116
enrolamiento, 38-39 Wa:ver, O., 16, 86-87, 119
gobiernos privados, 38-39 Walker, N., 13-14, 22,34,53,116,
actuación policial pública, 28-30 ~20, 175 [
terrorismo, 86-93 Watclurs, H., 14f' 168-169, 176
y tipología de conflictos, 91-92 Weber, L., 19,.25,52,117-119
I

descentralización, 88 Weber, M., 19


desestabilización, .87-88 Wilde, L., 86 .
transformaciones de la función Wilson, J. Q., 69¡72
'6 militar, 92 Yunus, M., 111-112
guerra en red, 86-87, 197-199 Zedner, L., 14-15
Yenfoque Estadocéntrico, 92-93

¡
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