¿CAOS U ORDEN?
Iván López Espejo
ivan@ilopez.es
Érase una vez un concurrido cruce de dos vı́as perpendicu-
lares, ambas de doble sentido. A diario, una gran cantidad de
vehı́culos y personas lo transitaban. El cruce no contaba con
ninguna clase de señalización, es decir, no habı́a semáforos, ni
pasos de peatones ni otras señales de tráfico. Todo transeúnte
y conductor era libre de atravesarlo como le placiese. El cruce
era la anarquı́a: los conductores de los vehı́culos competı́an
entre sı́ por pasarlo a la mayor brevedad, por no quedarse atra-
pados en él durante mucho tiempo. En consecuencia, aparte
de los naturales atascos, los accidentes, algunos de ellos mor-
tales, estaban a la orden del dı́a: colisiones por doquier, con-
ductores y acompañantes heridos, peatones fatalmente atro-
pellados...
Un buen dı́a, cansados de estos desagradables y evitables
incidentes, un grupo de vecinos se organizó para remediar la
situación. Gracias a ellos, se instaló en el cruce la señaliza-
ción apropiada (por ejemplo, semáforos y pasos de peatones)
para regular el paso de un modo racional y eficiente. A par-
tir de ese instante, junto con la desaparición de los atascos, el
número de accidentes cayó drásticamente. Es cierto que los
transeúntes y conductores perdieron la libertad de atravesar
el cruce como les placiese. Sin embargo, acabaron cedien-
do de buen grado dicha libertad a cambio de sufrir un menor
estrés, de dejar de poner en riesgo su integridad fı́sica (y la
de los demás) ası́ como de asegurarse no quedar atrapados en
ningún atasco. ¡Y todo ello directamente derivado de, gracias
a la señalización, la no necesidad de competir por pasar el
cruce a la mayor brevedad! Desde luego, parece que el cam-
bio por el que apostó este grupo de vecinos es una mejora con
sentido, ¿verdad?
Imaginemos ahora que el tráfico de ese cruce representa
el proceso económico de nuestras sociedades. Ası́ como, an-
tes de la señalización, los conductores de los vehı́culos com-
petı́an libremente por atravesar el cruce, los capitalistas com-
piten libremente por su ganancia. Ası́ como, antes de la señali-
zación, todos los transeúntes, conductores y acompañantes
deseaban atravesar el cruce para llegar a su destino a la mayor
brevedad y en buen estado, los diferentes actores económicos
desean tener acceso al consumo (productivo e/o improducti-
vo) para satisfacer sus necesidades y aspiraciones. Ası́ como,
antes de la señalización, los atascos y accidentes estaban a la
orden del dı́a, el proceso económico de nuestras sociedades
es fuente de desigualdad, pobreza, etc. Por tanto, si la ins-
talación de señalización para regular de un modo racional y
Sector Oferta Demanda
Sector I c1 + v1 + pv1 c1 + c2
Sector II c2 + v2 + pv2 v1 + v2 + pv1 + pv2
Tabla 1. Esquema de reproducción simple dados dos sectores
económicos. El Sector I corresponde con el sector de medios
de producción y el Sector II se refiere al sector de bienes de
consumo.
eficiente el tráfico del cruce tiene todo el sentido del mundo,
también tiene todo el sentido del mundo ((señalizar)) el proce-
so económico, esto es, planificarlo (centralizadamente) de un
modo racional y eficiente para garantizar a todos los indivi-
duos el acceso al consumo en igualdad de condiciones tal que
las necesidades sociales sean satisfechas. Y, por supuesto, no
debemos olvidar en la ecuación la variable medioambiental.
En el proceso económico no es suficiente con que la pro-
ducción tenga un nivel agregado particular. Sin embargo, es
preciso que la producción final contenga, en determinadas
proporciones, los elementos materiales que permitan la repro-
ducción de aquellos otros elementos que han sido consumidos
durante el proceso de producción. En definitiva, que permi-
tan la reproducción de la fuerza de trabajo. En relación a esta
problemática, en el Libro II de El Capital, Marx introdujo
los esquemas de reproducción. Mediante el análisis cientı́fi-
co propuesto por estos, serı́a posible llegar a conocer en qué
condiciones se puede garantizar que existe un equilibrio entre
los diferentes sectores de una economı́a. Matemáticamente, la
solución de equilibrio es una entre infinitas posibilidades. En
consecuencia, alcanzar la situación de equilibrio en el modo
de producción capitalista (y, en general, en toda economı́a de
mercado), el cual se caracteriza por la libertad económica y se
rige por las leyes de la anarquı́a de la producción, no es más
que una quimera, una cuestión de azar del todo improbable.
En otras palabras, la situación de equilibrio económico sólo
puede lograrse conscientemente a través de la planificación
económica.
A modo ilustrativo, revisemos a continuación algunos
ejemplos sencillos de esquemas de reproducción. Por sim-
plicidad de análisis, Marx únicamente consideró entonces
dos sectores económicos: el sector de medios de producción
(Sector I) y el sector de bienes de consumo ı́ntimamente
vinculado a la reproducción de la fuerza de trabajo (Sector
 Sector Oferta
Sector I c1 + v1 + pv1
Sector II c2 + v2 + pv2 v1 + v2 + pvC1 + pvC2 + ∆v1 + ∆v2
Tabla 2. Esquema de reproducción ampliada dados dos sectores económicos. El Sector I corresponde con el sector de medios
de producción y el Sector II se refiere al sector de bienes de consumo.
II). Para que exista una situación de equilibrio económico,
es necesario que la oferta de cada sector sea igual a su de-
manda. Identificamos la producción total del sector k-ésimo
(aquı́, k = 1 para el Sector I y k = 2 para el Sector II)
por Vk ≡ ck + vk + pvk , donde ck corresponde al capital
constante, vk al capital variable y pvk a la plusvalı́a.
En función de lo introducido en el anterior párrafo, la
Tabla 1 muestra cómo serı́a la oferta y la demanda de los
dos sectores económicos considerados de acuerdo con un es-
quema de reproducción simple, esto es, donde no hay acu-
mulación. Tal y como hemos mencionado, la oferta de cada
sector se iguala a su demanda en condiciones de equilibrio.
Por una cuestión de renovación de los medios de produc-
ción, tendrı́amos, en equilibrio, c1 + v1 + pv1 = c1 + c2
para el Sector I. Análogamente, para el Sector II se llega a
c2 + v2 + pv2 = v1 + v2 + pv1 + pv2 (los salarios y plusvalı́as
se emplean en bienes de consumo). Simplificando cualquie-
ra de las dos ecuaciones se llega a la (misma) condición de
equilibrio en un contexto de reproducción simple:
v1 + pv1 = c2 . (1)
La Ecuación (1) se puede interpretar del siguiente modo: una
vez que la oferta excedentaria del Sector I ha satisfecho su
propia demanda, debe ser igual a la demanda del Sector II.
Más interés tiene observar qué ocurre en un contexto de
reproducción ampliada, es decir, donde sı́ existe crecimiento
económico fruto de la acumulación. La Tabla 2 se encarga de
describir este escenario de forma similar a la Tabla 1 para el
caso de la reproducción simple. Nótese aquı́ que la plusvalı́a
generada en el sector k-ésimo (k = 1, 2), pvk , puede ser ex-
presada como pvk = pvCk + ∆ck + ∆vk , donde pvCk es la
parte de la plusvalı́a que se destina a consumo improductivo
mientras que la fracción complementaria, ∆ck + ∆vk , co-
rresponde con la parte de plusvalı́a destinada a acumulación.
Como en el caso de la reproducción simple, por una cues-
tión de renovación de los medios de producción, tendrı́amos,
en equilibrio, c1 + v1 + pv1 = c1 + c2 + ∆c1 + ∆c2 pa-
ra el Sector I. Y, por otro lado, para el Sector II se llega a
c2 + v2 + pv2 = v1 + v2 + pvC1 + pvC2 + ∆v1 + ∆v2 (los
salarios más la parte de las plusvalı́as destinada a consumo
improductivo se emplean en bienes de consumo). De nuevo,
simplificando cualquiera de las dos ecuaciones anteriores se
llega a la (misma) condición de equilibrio en un contexto de
reproducción ampliada:
v1 + pv1 = c2 + ∆c1 + ∆c2 . (2)
Demanda
c1 + c2 + ∆c1 + ∆c2
Aquı́, la Ecuación (2) puede interpretarse de la siguiente ma-
nera: una vez que la oferta excedentaria del Sector I ha sa-
tisfecho su propia demanda, debe ser igual a la demanda del
Sector II más el incremento que se desee considerar de me-
dios de producción para ambos sectores.
Históricamente, los oportunistas (socialdemócratas y afi-
nes), reinterpretando en un primer momento a Marx, conclu-
yeron que era posible gestionar el modo de producción capita-
lista garantizando su reproducción equilibrada con objeto de
mejorar las condiciones de vida de la mayorı́a social. Lamen-
tablemente, la gestión socialdemócrata a lo largo de la histo-
ria ha producido el desmoronamiento de esta interpretación y
prueba de ello son las recurrentes crisis de sobreproducción.
La corriente ortodoxa de pensamiento económico segura-
mente recurra a la ley de Say o ((ley de los mercados)) (que,
dicho sea de paso, no es ninguna ley cientı́fica, objetivamen-
te hablando) para negar la discusión construida en este breve
artı́culo. Por el contrario, la ley de Say establece que la oferta
crea su propia demanda, siendo el equilibrio, por tanto, inhe-
rente al modo de producción capitalista. Desafortunadamen-
te, esta ((ley)) olvida, entre otros, un elemento fundamental:
el dinero es susceptible de ser atesorado, pudiendo ası́ existir
oferta sin demanda (por ejemplo, en un escenario de defla-
ción). Otra cosa diferente serı́a que las economı́as modernas
estuviesen basadas en el trueque. En definitiva, de nuevo, la
existencia de crisis de sobreproducción demuestra que afirmar
que la oferta crea su propia demanda es una aberración.
En conclusión, garantizar un equilibrio como el expresado
por la Ecuación (2) en una economı́a libre, esto es, dependien-
te del conjunto de decisiones individuales, es inviable. Nece-
sariamente existirán en tales condiciones desequilibrios des-
encadenantes de crisis de desequilibrio de mercado. Hoy dı́a,
en la era del big data, de las arquitecturas de altas prestacio-
nes, del aprendizaje máquina y la inteligencia artificial, etc.,
tenemos sobradas herramientas para elaborar complejos mo-
delos y sistemas que nos permitan una planificación exitosa
de la economı́a incorporando todos los sectores (agropecua-
rio, industrial, servicios, etc.). En nuestras manos está acabar
con los ((accidentes)) de las crisis de desequilibrio, la pobre-
za y la desigualdad. En nuestras manos está regular el tráfico
de ese cruce que es el proceso económico. Si socialmente nos
dotamos de reglas para convivir, ¿cómo no escoger las mejo-
res para algo tan crucial para el ser humano como el proceso
económico?