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1. ¿Cuál de los estadios del desarrollo actitudinal se describe en el análisis


planteado? ¿Resulta el estadio ideal? ¿Por qué? Ampliar concepto.
La actitud es disposición determinante. Es el modo en que un individuo se
dispone frente a las diversas situaciones que el entorno le propone. Siguiendo los
aportes de De Diego y Sagredo (1992), la podemos definir como la “disposición
del ánimo expresada exteriormente de alguna forma, siendo los estados de
ánimo, la manifestación de la afectividad, la forma en la que respondemos a todo
aquello que nos afecta de alguna interiormente”
Actitud de bloqueo o explosión veo en este ejemplo, Intensidad o tipo de energía
emocional: alta y negativa. Pensamiento característico: Quiero, pero no sé cómo.
Orientación predominante de los objetivos: Resultado. Niveles de autoconfianza:
escasos, en muchos casos, y excesivos en otros, pero nunca ideales. Rasgos
conceptuales: planifica sus actuaciones desde posibilidades no realistas.
Perspectiva de autocastigo. La ansiedad por la consecución de logro impide
tener claridad en las estrategias. La duda es el denominador común en el estadio.
Gestiona sus pensamientos desde vicios cognitivos.
2. La autoconfianza es la creencia interna del deportista para realizar algo con
éxito, basada en posibilidades reales. ¿El nivel de autoconfianza debe ser
excesiva? ¿Qué consecuencias trae aparejadas?
La autoconfianza es la creencia interna del deportista en virtud de que puede
realizar algo con éxito, basada en posibilidades reales. Definir la autoconfianza
es central si hablamos de fortaleza mental en deportistas, ya que es “la creencia
interna de que uno es capaz de hacer algo, basándose en la idoneidad de las
propias capacidades para realizarlo con éxito” (De Diego y Sagredo, 1992, p.
146).
La relación entre rendimiento y autoconfianza tiene mucho que ver con el
desarrollo actitudinal del atleta. A medida que los niveles de autoconfianza
crecen, el rendimiento deportivo también, hasta un punto ideal en el cual, si
siguieran aumentando los niveles de autoconfianza, el nivel de rendimiento
comenzaría a decaer. Por lo tanto, se puede establecer un continuo de
autoconfianza que iría desde niveles escasos a niveles excesivos, donde ambos
extremos están mediados por un nivel óptimo de autoconfianza; es decir que el
deportista debiera tener confianza plena en sus capacidades y rendir al máximo
nivel (Dosil, 2004, p. 341).
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Continuando con los aportes de De Diego y Sagredo (1992 pp. 148-149), se


mencionan algunos rasgos cognitivos y emocionales del atleta en relación a sus
niveles de autoconfianza. Esclarecidos estos ítems, será más sencillo describir
los componentes específicos del desarrollo actitudinal y comprender sus
respectivos estadios.
Autoconfianza escasa: Teme tanto al fracaso que rehúye participar o actuar sin
convicción. Se ve a sí mismo como perdedor. Tiene la firme creencia de que,
independientemente de cuánto entrene, va a seguir haciéndolo mal. Altos niveles
de ansiedad y bajos niveles de concentración. Alto riesgo de abandono de la
práctica deportiva.
Autoconfianza óptima: Juega en base a sus posibilidades reales y se propone
objetivos basados en estas. Desarrollo conjunto de niveles de autoconfianza y
habilidades físico-técnicas. Interpreta los errores y las derrotas positivamente,
como parte del deporte, como información para mejorar en el futuro. No se
limita a sí mismo por el miedo a ganar o perder.
Autoconfianza excesiva: El nivel de autoconfianza es mayor de lo que le
garantizan, realmente, sus posibilidades. Estas creencias inadecuadas del
deportista pueden venir reforzadas por mensajes de su entorno, como padres,
entrenadores, etcétera. Esta creencia interna inadecuada puede ser también
reflejo externo de muy poca confianza interna. La agresividad y el cinismo
pueden ser una respuesta a la gestión interna de miedos y dudas. Confunde lo
que es ahora con lo que le gustaría ser. Elude situaciones que puedan dañar su
imagen con lesiones ficticias, discusiones con el árbitro, etcétera.
3. Teniendo en cuenta los vicios cognitivos especificados en el análisis, ¿cuáles
serían sus reestructuraciones cognitivas asociadas? Ampliar los conceptos.
Principales vicios cognitivos:
Pensamiento filtrado: Búsqueda de alguna evidencia, entre la totalidad de
hechos, que ratifique el prejuicio inicial que tiene el atleta.
Lectura de mente: Presuponer las intenciones, emociones y/o pensamientos de
los demás (Rodríguez Biglieri y Vetere, 2011, p. 36).
Pensamiento polarizado: Ideas absolutas en términos de todo o nada alrededor
de situaciones que ameritan evaluaciones objetivas, plagadas de matices.
Catastrofismo: Tendencia a suponer el peor resultado o consecuencia posible de
una situación (Rodríguez Biglieri y Vetere, 2011, p. 36).
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Razonamiento emocional: Creer que el individuo está pensando ideas, cuando en


realidad está sintiendo emociones.
Principales vicios cognitivos y reestructuraciones cognitivas asociadas
No pensamiento filtrado: Tener en cuenta todos los comportamientos en relación
a una situación.
No lectura de mente: Enumeración de argumentos concretos para conocer
fehacientemente la posición del entorno.
No pensamiento polarizado: Evaluaciones parciales y objetivas en relación a la
actuación, subrayando los matices de la misma.
No catastrofismo: Desdramatización y valencia real de lo sucedido.
No razonamiento emocional: Registro de la idea que antecede al sentimiento.
4. En cuanto a los distractores detectados ¿cuáles serían las pautas para el
entrenador para revertirlos? ¿Por qué? Justifique su respuesta.
Los distractores son todos aquellos factores que atentan contra la
posibilidad de que el atleta tenga los niveles de atención y concentración
adecuados, en virtud de la demanda deportiva específica.
 Pensamientos excesivamente analíticos: deportistas con parálisis por
análisis.: Interno. Deportista con pensamiento analítico: es importante
reconducir al atleta hacia sus objetivos prioritarios, la práctica en sí
misma o los resultados, más que hacia el análisis y sobre
perfeccionamiento.
 Aburrimiento: deportista desmotivado. El nivel de estímulo en
entrenamiento y competencia no es adecuado. Externo. Deportista
aburrido: averiguar si el aburrimiento tiene que ver con un objetivo bajo
o demasiado alto, lo cual generaría altos niveles de inseguridad.
 Enojo: deportista desconectado por ira o frustración. Externo. Deportista
enojado: averiguar si la frustración proviene de una distracción interna o
si es una excusa para manifestar su deseo incumplido de rendir de forma
óptima. Precipitación: deportista ansioso. Trata de que ocurran las cosas
demasiado pronto, por lo que rompe su propio ritmo de ejecución
deportiva. Externo. Deportista ansioso: averiguar si este estado es
consecuencia de distractores internos, como suele suceder. La falta de
seguridad en las propias capacidades distorsiona el control perceptual y
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atencional de tal forma, que genera precipitación y aceleración en los


actos.
 Pensamientos disociados: deportista con ideas y sentimientos alejados
excesivamente de la actividad deportiva actual. Interno. Deportista con
pensamiento disociado: el entrenador debe reajustar la actitud
competitiva y sus pensamientos, a través de una política adecuada de
reforzamientos positivos o negativos en la conducta del atleta.
 Pensamientos débiles: deportistas con falta de autoconfianza. Interno.
Deportista con pensamiento débil: es conveniente fijarse más que en el
pensamiento en sí, en la reacción del atleta después de afirmar su postura
dudosa sobre sus capacidades, a los fines de reconducir su conducta.
5. En el análisis, particularmente en el apartado de formación de equipo, se
describen características de una fase en particular que todo grupo de
deportistas atraviesa para convertirse en un verdadero equipo de alto
rendimiento. ¿Cómo se denomina dicha fase? ¿Qué otra peculiaridad
presenta? Ampliar concepto.
La fase de conflicto:
A esta segunda fase se llega ya con una lectura, por parte del conductor, de las
características de cada uno de los integrantes de su equipo y, por parte de ellos,
con una noción básica acerca de qué rol desempeñarán en la estructura del
mismo.
La palabra conflicto ha gozado y goza de mala prensa en las comunidades, en
general y en las deportivas, en particular. Como si se prefiriera abolir la
posibilidad de que existan conflictos, y en caso de que ocurran, esconderlos, en
vez de enfrentarlos.
Por este motivo, es que se afirma lo siguiente: como se observa claramente en el
presente modelo de evolución de grupo a equipo, el conflicto inherente al
crecimiento de cualquier colectivo humano. El problema no tiene que ver con la
presencia de conflictos (son normales), sino que el inconveniente está en la
ausencia de un modo explícito y claro de gestionarlos.
Esta fase, caracterizada por el enojo de los integrantes del grupo con su líder y
conflictos interpersonales horizontales entre ellos, tiene que ver con la distancia
que aparece entre el rol asignado a cada uno y el rol efectivamente asumido. Las
no preferencias en virtud del rol adjudicado y la falta de status percibido en
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relación a ese papel hacen que la ira hacia el conductor y la frustración hacia uno
mismo sean moneda frecuente en esta fase.
Por lo tanto, es aquí donde las relaciones interpersonales están en un estado tan
delicado, que deberían aparecer las normas de convivencia interna que
garanticen estabilidad en el modo de comportarse de los miembros del equipo.
Dentro de estas normas, sería prudente que hubiera alguna específicamente
relacionada con el procedimiento para gestionar conflictos.
De más está subrayar la importancia de la comunicación directa y franca por
parte del líder con los integrantes del equipo; “en la medida que la información
que proviene es coherente, el mensaje será más claro” (Valdés Casal, 1998,
p.161), a los fines de argumentar los porqués del rol asignado a cada uno y los
beneficios en términos de la respuesta colectiva, si la aportación específica de
cada uno tiene que ver precisamente con esos roles. Fundamentalmente, validar
el status diferencial que cada una de las tareas tiene realmente, ya que muchas
veces los deportistas no ven, en ciertos roles, papeles atractivos que estén a la
altura de lo que ellos creen que deberían tener.
Trabajar en torno a la gestión de los vínculos interpersonales, a partir de normas
de convivencia claras y explícitas y más canales de comunicación directos es
fundamental en esta fase, para que los roles de cada integrante sean la base
sólida de las actuaciones por venir.
6. Haciendo foco en el rol del entrenador, ¿qué significa el “hacer” del líder?
¿es el estado mental ideal del liderazgo? ¿Por qué? ¿Y en relación a la
influencia emocional en atletas?
Hacer de líder e influencia emocional
Autogestión intermitente de ideas y emociones.
Disfruta ganar. Teme a perder.
Gestiona algunas emociones de su equipo.
Se enfoca más en el resultado que en el rendimiento.
Responde, exige y critica por los resultados conseguidos.
Acepta desafíos y los vive o los transfiere como obligaciones.
La distinción básica de ejercer el liderazgo desde alguno de estos tres estados
mentales tiene que ver con el concepto de filosofía. En una de las acepciones
propuestas por la Real Academia Española, se la define como “la manera de
pensar o ver las cosas” (Real Academia Española, 2014). Justamente es la
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elección de ejercer una filosofía determinada la que define el modo de ser y


actuar del líder.
7. ¿Qué consecuencias implica interpretar el error deportivo como arma de
castigo? ¿Cuál sería la interpretación acorde a la idea de crecer en virtud
del error? Ampliar concepto.
La gestión del error es una de las bases fundamentales que se deben comprender,
desde una perspectiva sana orientada al alto rendimiento deportivo. Es un pilar
central para contribuir genuinamente al desarrollo y crecimiento, tanto del líder
como de sus dirigidos, desde una visión genuina. Es lo que posibilita no ponerle
fecha de vencimiento a la práctica activa de atletas, sea cual fuere su nivel
alcanzado, edad, género y disciplina escogida, ni tampoco al efecto de estar
quemado por el que pasan tantos entrenadores, quienes incluso abandonan el
ejercicio de su profesión.
El entrenamiento de la tolerancia a la frustración tiene que ver con entender dos
interpretaciones mutuamente excluyentes del error deportivo:
El error como herramienta de aprendizaje.
El error como arma de castigo y/o autocastigo.
Claramente la primera concepción sirve a los fines de crecer en virtud del error,
de comprender que la equivocación es lógica y normal y que le ocurre a todos
sin excepción alguna. Adoptar esta postura implica incrementar las chances de
contar con altos niveles de tolerancia a la frustración.
La segunda acepción del error solo sirve para desarrollar altos niveles de
ansiedad, estrés, tensión, deterioro de la ejecución, conductas de evitación en
relación a la situación deportiva e incremento de la tasa de deserción prematura.
Por otro lado, es menester saber que el deporte implica necesariamente
momentos agrios que están, incluso, fuera del alcance del control de
entrenadores y deportistas: la lesión deportiva fortuita es un ejemplo de ello.
8. El entrenamiento del aparato cognitivo acerca de “cómo pensar” se
especifica en el canal de pensamiento presente. ¿El entrenador se encuentra
en el canal correcto? ¿Por qué? Justifique.
Entrenamiento del aparato cognitivo: cómo pensar
Canal de pensamiento presente---------------No retroceder al pasado
Canal de pensamiento presente---------------No anticipar el futuro
Claramente el entrenador de nuestro ejemplo vive anclado en el pasado.
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9. Existen diferentes modalidades y niveles comunicacionales en una


comunidad deportiva en la que existen líder y liderados, ¿qué se podría
decir sobre la duración, el tiempo y la calidad del análisis comunicacional
del entrenador? Justifique.
Se resalta de manera transcendente la comunicación como la principal habilidad
de todo líder y a su entrenamiento, como vehículo de los niveles óptimos de
regulación emocional.
Por este motivo, la siguiente tabla puede esclarecer las diferentes modalidades y
niveles comunicacionales de una comunidad deportiva en donde hay líder y
liderados. Quizás la perfecta combinación de cada cuadrante tenga que ver con
el escenario situacional específico. Pero sí vale aclarar que nada bueno pasará, si
en un equipo el volumen comunicacional es siempre bajo, la modalidad siempre
informal, el contenido puramente social, la duración acotada, el emisor
únicamente el líder, el tiempo siempre pasado o futuro, la orientación hacia el
reclamo y la calidad fundada en rumores.
VOLUMEN ALTO MEDIO BAJO
MODALIDAD FORMAL INTERMEDIO INFORMAL
CONTENIDO TAREA TAREA/SOCIAL SOCIAL
DURACIÓN ACOTADA INTERMEDIA ILIMITADA
EMISOR LIDER LIDER/EQUIPO EQUIPO
TIEMPO PASADO PRESENTE FUTURO
ORIENTACIÓN RECLAMO RESPUESTA PROPUESTA
CALIDAD DATOS DATOS/RUMOR RUMOR

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