CONQUISTANDO EL MONTE DE LA EDUCACIÓN

Por Luis Fernando Zabaleta

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se
ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a
corrientes de aguas; que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará” (Salmos 1:1-3)

Uno de los principales desafíos que presenta la generación
actual, es el de la “educación” que estimula la competencia
egoísta, que mata la creatividad y sueños. Se nos ha hecho
creer que vivimos para tener y ganar; no para contribuir y
dar. Entramos a la escuela a un proceso de domesticación,
hasta que nos convierten en seres insensibles, egoístas y
manipulables. Bajo el engaño de la globalización y su
eslogan del neoliberalismo, se busca una educación laica,
gratuita y obligatoria. Utilizando el engaño, nos presentan
“suposiciones” no comprobadas científicamente, como que
si fueran hechos reales (teorías evolucionistas, teorías
humanistas, teorías extraterrestres, teorías esotéricas o
ateístas).
Las escuelas están llenas de teorías de locos, depravados e
inmorales; que con sus ideas han querido justificar sus
males. Nietzsche, Darwin, Marx, Freud, Sartre, entre otros,
se levantan como genios encumbrados… pero al observar
sus vidas, no son más que simples personas llenas de
miedo. Movimientos LGTB que se proclaman en contra de la
naturaleza, opositores de la procreación, abortistas que
quieren tomar el rol educador de los padres y de la iglesia.
Modelos educativos que toman a los niños desde su
nacimiento, llevándolos por 25 años de educación
infructuosa, vana e inmoral; domesticando al individuo con
un sistema de ultra-tecnología para atrofiar la capacidad de
crítica, juicio y responsabilidad propia de la naturaleza
humana. Después de todos esos años de estudio, se gradúa
una persona inútil, incapaz de crear nuevos caminos; sin
creatividad ni imaginación.
El reto está en formar a discípulos espirituales, no
simplemente personas animales (1 Corintios 2:14-16). Sin
perder el objetivo final de la educación que ha sido revelada
por Dios, debemos formar al individuo de niño a persona
madura (con capacidad de discernir), a la medida y estatura
de Cristo.
En esta conferencia se tiene como objetivo valorar la
educación cristiana como fundamento que da sentido a la
educación cultural. Antes de aprender ciencia, desarrolla
tu fe.
DEFINICIÓN IDEAL DE EDUCACIÓN
Educación es un proceso informativo que busca la
formación y desarrollo de las capacidades intelectuales,
moral-afectiva y psicomotriz; que le permitan al individuo
convivir en una sociedad según la cultura y ética propia. Por
lo general no hay una autoeducación, sino que la educación
se transmite de una generación a otra, por aprendizaje de
conductas, hábitos y el sistema de valores.
Podemos dividir la educación en dos grandes categorías:
Cristiana (religiosa) y cultural.
 Educación Cristiana: Busca el desarrollo de las
inteligencias espiritual y emocional; como dos
capacidades fundamentales para el juicio, la crítica y la
responsabilidad.
 Educación Cultural: Es el proceso para desarrollar las
habilidades sociales que le permitan al individuo su
sano desenvolvimiento en una cultura determinada.
Ambas categorías buscan el desarrollo de tres áreas
fundamentales:
 Ortodoxia o cogniciones correctas: Cada persona debe
poseer un cúmulo de creencias que sostienen su vida y
dan sentido a la cultura donde se desarrolla (quiénes
somos y por qué hacemos lo que hacemos).
 Ortopatis o afectos correctos: Las creencias correctas, le
permiten reconocer con buena actitud sus deberes,
responsabilidades y tareas dentro de su cultura o
sociedad. Es también la valoración positiva que el
individuo le da a su procedencia o estado; pero con
actitud crítica busca mantener o construir el ideal
deseado para su sociedad.
 Ortopraxis o prácticas correctas: Cuando se sabe y se
quiere correctamente, entonces se actúa
correctamente. La sana convivencia dentro de una
cultura requiere la práctica de hábitos y conductas
dentro de un sistema ético (valores o axiología, deberes
o deontología y normas o moral). Esta práctica se
vuelve una costumbre y eso establece el carácter con el
que se espera que el individuo deba comportarse.
Para que se lleve a cabo la educación, es necesario un hecho
educativo óptimo. Un individuo, en su proceso educativo,
será influido por tres agentes directos:
 La familia: Los principales agentes aquí son los padres
(otros miembros también participan). Ellos deben
transmitir la educación cristiana por múltiples canales:
auditivo, kinestésicos y auditivo (Deuteronomio 6:4-9).
La educación busca la herencia cultural, la identidad
personal, el dominio propio para sujetarse a la
autoridad y el desarrollo integral de la persona (Lucas
2:41-52). Este proceso se conoce comúnmente como
crianza, la educación se da de modo natural, debido a
los vínculos fuertes que se viven en la familia.
 La escuela: La escuela ayuda en la formación de los
valores establecidos en la sociedad para el buen vivir.
Además busca el desarrollo de habilidades específicas,
según la naturaleza del individuo; formando al ser
humano con capacidad para interactuar, contribuir al
sostenimiento y avance social.
 Las experiencias: La vida el ser humano está cargada de
experiencias. Cada una de ellas, moldea la cosmovisión
personal. Además, la resiliencia con que se sobrelleven
las experiencias dará un aprendizaje que puede
compartirse.
REALIDAD EDUCATIVA GUATEMALTECA
En Guatemala tenemos crisis en las dos categorías
educativas. Deficiencias en la educación cristiana y en la
cultural. No se está educando en el hogar ni en la iglesia
(todo es prioridad, menos la educación y la crianza a los
hijos); quitamos la escuela bíblica por celebraciones sin
sentido. Optamos por eventos distractores, sin educación.
Cada vez se estudia menos la fe y se prefiere ser
espectadores religiosos (cristianismo nominal).
Nuestra realidad educativa está afectada por una Educación
neoliberal. El objetivo de la educación neoliberal, es el de
establecer una educación laica, libre de toda influencia
religiosa. Tomada de la mano del “nihilismo” nietzschiano y
sartreano, se dice que fuera de este mundo “no hay nada”,
no existe un ser moral Supremo, que deba conducir nuestra
vida, no daremos cuentas a nadie de nuestros actos.
Pensamiento que ha evolucionado, en la idea de la
construcción personal; no nacemos como seres humanos,
nos construimos en seres humanos y esto es lo que en
nuestra imaginación sea el ideal de ser humano.
Esta educación lleva un fin económico que beneficia a las
grandes élites mundiales, formadas por los banqueros, los
dueños de la tecnología, informática y la comunicación,
amos del petróleo y fuentes de energía, monopolistas del
alimento, manipuladores de medicinas y enfermedades,
productores de armamento bélico, etc.
La estrategia es la involución de la inteligencia; esta
educación no busca hacerte más inteligente y preparado,
sino degradar tu capacidad cognoscitiva, la meta es:
 Estupidez: La palabra proviene del vocablo latino
Stupidus, esto es sorprendido o asombrado, o bien
estupefacto. Resumiendo, un estúpido es un alelado o
un pasmado. Es decir, se llama estúpido a toda persona
que realiza una estupidez fruto de ese pasmo. Por
estupidez nos referimos a un acto que no
necesariamente provoca un mal a alguien pero que
ocurre por una carencia de sentido común en el
individuo que lo realiza. Cómo Adán perdiendo el
paraíso o Esaú perdiendo su primogenitura.
 Idiotez: Este nivel de inteligencia, se origina en la
palabra griega Idiotes, utilizada para referirse a una
persona inexperta o profana en algún tema o
profesión. En el siglo XII el término comenzó a
utilizarse en el castellano para calificar a una persona
ignorante. Aquella persona que sabe que lo que está
haciendo no es correcto; pero, igual lo hace, porque sus
capacidades intelectuales no posee los elementos para
hacer algo más inteligente… no da para más. Como Saúl
el rey idiota, en 1 Samuel 13.
 Imbecilidad: Este grado con que se puede medir la
inteligencia, deriva del término latino imbecillis, el cual
significa persona débil o enjuta… o sea un débil mental.
Esta persona con este grado de inteligencia limitado, es
consciente de los actos que realiza; pero se vuelve
peligroso, cuando planea y desarrolla estrategias para
ascender socialmente a base de imbecilidades. El
imbecil actúa para ser aceptado por los que considera
sus pares. Algunas formas que se expresa este nivel
intelectual son: Aquel imbecil que no cree en nada y
todo le da igual. Aquél que cree que lo quiere todo y
 luego paradójicamente no hace nada. El que no sabe ni
quiere saber, simplemente sigue a la masa como si
fuera una oveja más del rebaño. El que sabe lo que
quiere pero no se molesta en conseguirlo ya que no le
apetece esforzarse. El imbécil que tiene mucho ímpetu
pero no es capaz de diferenciar lo bueno de lo malo. Te
acordás de Nabal (el imbécil), en 1 Samuel 25.
Sufrimos una educación domesticadora que mata el futuro
social. Esta educación, está dirigida a niños y adolescentes.
El adolescente que está en su poda cognitiva, no tiene
formada la habilidad de criterio, juicio y responsabilidad. El
problema es que lo que se aprende en la niñez y se afirma
en la adolescencia será la base cognitiva del adulto
(Proverbios 22:6).
En la iglesia, corremos el peligro de que la educación
dirigida para los niños carezca de contenido. De las 168
horas semanales, tenemos a nuestros niños 45 minutos en
un salón de clase… esos valiosos minutos no podemos
invertirlos en jugar, jugar y jugar. Esos minutos son para
aprender Biblia, doctrina, valores, conductas, etc., todo
aquello que nos da sentido a la vida cristiana, que forma
nuestra cultura religiosa. Luces, humo y súper sonido son
los principales distractores con los que se nos intenta
educar.
La iglesia está siendo afectada por la filosofía actual,
expresada en el humanismo egoísta-ególatra. Enseñamos
que existe un Dios que nos sirve, hecho a nuestra medida, a
nuestra imagen y semejanza. Instruimos a nuestros líderes
en habilidades de servicio al cliente, para no perder a
ninguno de los que lleguen. Un mensaje motivacional que
carece de contenido y sustancia bíblica. Perpetuamos al
niño espiritual (dependiente, débil e ignorante) y no
desarrollamos al cristiano maduro (libre, fuerte y crítico).
Fuera de la iglesia, las cosas van peor. Educación pública
miserable, con escasos días de estudio. No hay educación
cívica, sino inmoral. Se perpetúa el modelo de dependencia
del gobierno, un modelo populista que corta la imaginación
profética y la creatividad.
PROPUESTA: EDUCACIÓN PENTECOSTAL
¿Qué busca la educación cristiana? Educar al ser humano,
desde la Revelación Escrita. En la Biblia se encuentra todo
lo que necesitamos para el buen vivir: “Toda la Escritura es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de
Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena
obra” (2 Timoteo 3:16-17).
¿Qué beneficio podrá encontrar una persona debidamente
educada? Los seres humanos trabajamos o esforzamos por
un ideal que se llama FELICIDAD; ¿Qué hace al hombre feliz?
Ha sido la pregunta hecha por todas las generaciones, y que
la sociedad no ha podido responder, a menos que sea
iluminada por la Biblia: “Como el Padre me ha amado; así
también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si
guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor;
así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y
permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que
mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es
mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he
amado” (Juan 15:9-12)
¿Tendrá alguna ventaja aquella persona que estudia, medita
y vive según lo que aprende en la Biblia? Por supuesto que
sí, no existe mayor sabiduría que la que viene de Dios. Un
hombre común, que vive según el deseo de Dios puede
llegar a ser de inteligencia mayor (la escala va así: brillante,
superdotado, genio, altas capacidades, excepcional,
profunda y mayor CI arriba de los 201), la Biblia dice: “¡Oh,
cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Me
has hecho más sabio que mis enemigos con tus
mandamientos, porque siempre están conmigo. Más que
todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios
son mi meditación. Más que los viejos he entendido, porque he
guardado tus mandamientos” (Salmos 119:97-100).
La estrategia revelada para la mejor educación es:
Discipulado catequístico. El primer pedagogo del período
moderno fue Juan Amós Comenio, en el siglo XVII; en su
obra Didáctica Magna, enseñó que la educación se da en
diferentes etapas de la vida. La idea de esa educación por
etapas es prepararnos para la siguiente etapa. Todo
comienza en el período embrionario, donde comenzamos a
aprender lo necesario para la vida de neonato. Toda la vida
terrena se da en distintas etapas que nos preparan para la
vida eterna. Así que, cada individuo, debe pasar por un
proceso continuo de aprendizaje, porque se está
preparando para la vida con o sin Dios por la eternidad.
Jesús nos dijo que nuestra misión, más que cualquier cosa
era asegurarnos de tener la vida eterna con Dios. Él mismo
lo dijo que la vida eterna era conocer al Padre y a Jesucristo
nuestro Mesías salvador (Juan 17:3). Por eso nos mandó:
“enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:20).
El fin de la educación es la Concientización. Hoy la pseudo-
educación te quiere domesticar; pero la verdadera
educación te presenta la VERDAD. “Y conoceréis la verdad,
y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Una persona
educada en la fe cristiana, se perfecciona; esta condición le
permite estar claro en todo lo importante de la vida: ¿Quién
soy? ¿Qué hago aquí? ¿Qué destino tengo?
Paulo Freire, diseñó un modelo basado en la pedagogía de
Jesús, la cual él denominó: pedagogía liberadora, en su libro
“Pedagogía del Oprimido”. Siguiendo los pasos del Maestro
se establece el clima del hecho educativo (horizontalidad,
participación, igualdad); además señala el propósito: juzgar,
discernir, amar.
La educación que informa y permite la formación personal,
promoverá la transformación social. La transformación
social, está siendo bloqueada por el sistema del anticristo
(aún no operante). El pobre, necesita vivir y promover la
justicia divina; y, no perpetuar el sistema de esclavitud y
expoliación.
Todo comienza con la confrontación del ser humano con su
realidad de pecado. No puede haber educación que
transforme la sociedad, si primero el individuo no es
consciente de su calamidad pecaminosa. Una vez, somos
reconciliados, entramos a un nuevo estado de ver la vida,
estamos en la luz y no en las tinieblas. Desde allí, podríamos
ir construyendo el ideal que se aproxima en el reino
milenial de Cristo.

CONCLUSIÓN:
Hay una educación que te provoca aprendizajes inútiles… te
esclavizan, te meten a un sistema que te domestica y
esclaviza. Pero existe la educación que te da sabiduría para
la vida, esa debés buscar y anhelar: “Bienaventurado el
hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia;
porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y
sus frutos más que el oro fino. Más preciosa que las piedras
preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede
comparar a ella” (Proverbios 3: 13-15); “Sabiduría ante
todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones
adquiere inteligencia” (4:7).
 CONQUISTANDO EL MONTE DE LA RELIGIÓN
Por Luis Fernando Zabaleta
“Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La
religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse
sin mancha del mundo” (Santiago 1:26-27)

El ser humano por naturaleza es religioso, afirmación hecha
por el fundador de la psicología profunda Carl G. Jung
(suizo, discípulo de Freud), qué gran descubrimiento
científico [ironía]. Como es de suponer, la ciencia afirma los
axiomas revelados en la Escritura. Cada ser humano es
religioso, por su cualidad de ser un ente espiritual con
capacidad de establecer una relación con Dios. Esto es lo
que se conoce como el “sentido de trascendencia”; la
conciencia que poseemos de una verdad: tarde o temprano
tendremos que entregar cuentas ante el Juez del universo.
La Biblia declara: “Porque cuando los gentiles que no tienen
ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos aunque no
tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la
ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia,
y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día
en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los
hombres, conforme a mi evangelio” (Romanos 2: 14-16).
Ante este hecho, surge un grave problema para nuestra
generación: la religión sin absolutos. Una forma degradada
de expresar el panteísmo; la idea extraña que al seguir
cualquier camino religioso, es posible que lleguemos al
destino esperado. Este es el problema que discutió San
Pablo en 2 Tesalonicenses, la apostasía: “Pero con respecto a
la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con
Él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente
de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni
por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido
de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en
ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la
apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de
perdición…” (2 Tesalonicenses 2:1-3).
Todo el mundo está siendo movido a lo esotérico, hay una
atracción morbosa por lo espiritual oculto. Se habla de
tolerancia religiosa, como una de crear respeto
interreligioso; se busca el ecumenismo, como una afrenta
contra la evangelización mundial, el ecumenismo es el fin de
las misiones cristianas. Las nuevas generaciones dudan de
su fe, ante la fragilidad o destrucción de todo absoluto de fe;
se cuestiona por todos lados, las enseñanzas de la sana
doctrina. Surgen nuevas versiones de la Biblia, acusando
que las anteriores tienen errores; se levantan iglesias
emergentes proclamando que ellos son la iglesia verdadera,
lejos de los valores y santidad cristiana. En medio de esta
turbulencia, recordamos a Jesús diciéndonos: “Y cuando Él
venga [El Espíritu Santo], convencerá al mundo de pecado, de
justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de
justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de
juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya
juzgado” (Juan 16:8-11). En los siguientes minutos,
procuraré argumentar sobre ¿por qué Jesús es el Camino
Verdadero que conduce a la Vida Eterna?
JESÚS: SUPERIOR ANTE TODOS
La iglesia fue establecida sobre la afirmación de los
primeros discípulos, quienes encontraron en Jesús, la
revelación plena de Dios. Jesús le preguntaba a sus
discípulos “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del
Hombre?” (Mateo 16:13); algunos discípulos repetían lo que
oían a la gente decir de Jesús, pero eso no era lo que les
daría fundamento a su fe y a la edificación de la iglesia, así
que Jesús quería saber más de lo que ello sabían: “Y
vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (v. 15). Esta respuesta no
se encuentra en los libros, opiniones humanas o esfuerzo
racional personal; esta respuesta te la debe dar Dios, de
modo de revelación. Pedro le respondió: “Tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente” (v. 16). Jesús aseguró entonces que su
iglesia sería edificada sobre aquellas personas que llegaran
a tener tal revelación. Esto es un asunto de fe, es supra-
racional.
El Dios humanizado
Ninguna religión, tiene semejante afirmación; Dios se
humanizó. Esto choca con el dualismo de otras religiones.
Para todas las religiones, no hay posibilidad de tener una
relación estrecha con Dios, es imposible que lo material se
una con lo espiritual. Muchas teorías han hecho este
esfuerzo aclaratorio, el deísmo declara que Dios es el
creador de todo, pero que no puede acercarse a ella; por
otro lado el teísmo, declara que Dios está metido en todo,
una forma de decir que dios es todo y todo es dios.
Juan comienza su evangelio dando una exposición de cómo
el Jesús histórico es el mismo Dios eterno, preexistente
antes de todo. Jesús es el Logos eterno, la luz que da vida, la
luz verdadera (Juan 1:1-9). Los evangelios de Mateo y
Lucas, explican su narran el anuncio de su nacimiento, la
concepción milagrosa, el nacimiento virginal, su
identificación con la raza humana a través de los ritos
religiosos y todo su desarrollo como un ser humano de
carne y hueso. Juan nos explica que Dios se vino a vivir aquí
con nosotros: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre
nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del
Padre), lleno de gracia y de verdad” (v. 14).
Durante su ministerio Jesucristo afirmó con su mensaje y
sus obras que él era quien decía que era. Yo soy el Pan de
Vida (Juan 6:35); Yo soy la Luz del Mundo (Juan 8:12); Yo
soy la Puerta (Juan 10:9); Yo soy el Buen Pastor (Juan
10:11); Yo soy la Resurrección y la Vida (Juan 11:25-26); Yo
soy el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6); Yo soy la Vid
Verdadera (Juan 15:1). Nadie habló como él habló; nadie
vivió como él vivió, nadie hizo lo que él hizo. Todo el libro
de Hebreos, expresa la superioridad de Jesús y el
cumplimiento en Él de todas las profecías. Todo el judaísmo
quedó terminado en Cristo Jesús; no hay razón para tomar
algún elemento del judaísmo, si en Cristo lo tenemos todo
cumplido.
El Cristo resucitado
La resurrección de Jesucristo, es un hecho que no tiene
paralelo en ninguna religión. Respecto a este milagro de la
resurrección, San Pablo dijo: “Pero se predica de Cristo que
resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros
que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay
resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo
no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es
también vuestra fe” (1 Corintios 15:12-14).
Dos teorías intentan negar la resurrección de Jesús, las
cuales son refutadas simplemente por el sentido común:
Primero, se dice que Jesús no resucitó sino que su cuerpo
fue escondido por los romanos; si este hubiera sido el caso,
los romanos hubieran tenido el cuerpo, la evidencia
suficiente para refutar a los primeros discípulos que
declaraban haber sido testigos de la resurrección de Jesús.
Segundo, se dice que el cuerpo de Jesús, fue tomado por sus
discípulos y escondido para hacer creer que había
resucitado… también falso, los discípulos vivieron y
murieron convencidos de esta verdad, nadie muere por una
mentira; pero ellos murieron por este hecho verdadero, el
testimonio del Cristo resucitado es real hasta hoy.
El Cristo de la Gloria presente
Esta presencia es real, Jesús prometió estar con nosotros en
su misión todos los días de nuestra vida hasta el fin del
mundo (Mateo 28:20). Su presencia está con nosotros por
medio del Espíritu Santo; Pablo decía: “Mas vosotros no vivís
según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de
Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de
Cristo, no es de Él” (Romanos 8:9).
Por el Espíritu, hoy podemos tener la vida de Cristo y tener
vida eterna: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no
tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:12). Tener la
vida de Cristo, produce frutos de justicia para gloria y
alabanza de Dios (Filipenses 1:11); esto es por el caminar
constante del Espíritu (Gálatas 5:22-25).
LA IGLESIA: INCOHERENCIA ENTRE MENSAJE Y PODER
TRANSFORMADOR
La iglesia es el resultado del sacrificio de Cristo. La iglesia
en sí misma no es el fin de este sacrificio; sino la constituye
en la agente de proclamación del evangelio que produce fe.
Pero esta acción de proclamar, muchas veces tiene
incoherencia. En la medida que los años pasaron, la iglesia
crecía y llegaba a todos los pueblos de la tierra. Ese
crecimiento implicaba también algunos problemas,
principalmente aquellos que son ocasionados por las
herejías. Pablo, Pedro, Santiago, Juan y Judas, realizaron un
trabajo de propagar por escrito el mensaje que mantendría
unida a la iglesia en una misma fe… sus cartas constituyen
la base de la doctrina cristiana. En dichas cartas, cada uno
de ellos exponía los problemas que estaban surgiendo y
cómo debían tratarlos, para mantenerse en la verdad y
seguir siendo la luz y sal de la tierra.
Las primeras iglesias no prevalecieron, situadas en Asia
Menor, lo que hoy es Turquía… no han dejado ni ruinas de
la localidad; hoy son ciudades musulmanas en casi su
totalidad. La iglesia tuvo prosperidad en Europa, pero
pasados los siglos han corrido la misma suerte, muchos de
sus templos son museos. La iglesia siguió avanzando en
Norteamérica, pero en los últimos 100 años, es una iglesia
que dejó de ser misionera para convertirse en campo
misionero.
¿Qué suerte tendremos en Latinoamérica? La iglesia ha
prosperado grandemente; pero, en los últimos tiempos
hemos ido debilitándonos, debido a la competencia y
ensimismamiento eclesiástico. Cambiamos la Biblia, por un
mensaje motivador… ya no se predica el mensaje divino,
sino teorías humanas. Ya no hacemos discípulos, sino coach
y emprendedores. Cambiamos el poder del Espíritu, por
estrategias de mercado… no deberíamos soñar con un
crecimiento que no sea por la proclamación del Evangelio y
el poder del Espíritu Santo.
El resultado, un cristianismo nominal. Una generación se
está gestando sin fe, sin cuidado de la advertencia: “pero sin
fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6); se ríen,
bailan, disfrutan… pero nada de lo que reciben les da
cimientos para soportar las pruebas. Abundan enfermos
que no son sanados, pecados que no son perdonados… nos
volvemos indulgentes, aceptando que somos pecadores y
que aun así Dios nos ama y nos dejará entrar al cielo. Se nos
olvida que “sin santidad nadie verá al Señor” (Hebreos
12:14).
Para volver a ser relevantes, necesitamos ser coherentes.
No podemos permitir que Dios nos abandone; necesitamos
volver a vidas fundadas en la Palabra de Dios.
LA COMUNIDAD DE DISCÍPULOS: LA ESTRATEGIA DEL
REINO DE DIOS
Para conquistar el monte caótico de la religión, necesitamos
volver a la estrategia cristiana, las comunidades de fe. La
ilusión por mega-iglesias, debe desaparecer. Dios nos
quiere dar las naciones, no unos cuantos miles para nuestro
placer. Así que no hay templo que sea capaz de albergar el
sueño de Dios… toda tu ciudad para Cristo.
Las comunidades de fe, siempre han sido la respuesta para
la misión: evangelizar, discipular y enviar. Las grandes
masas, solo formas espectadores; pero en las comunidades
de fe, se forman los discípulos de Cristo. En las
comunidades de fe podemos encontrarnos con nuestro ADN
cristiano:
 Podemos CRECER.
 Podemos RESTAURAR.
 Podemos INSPIRAR.
 Podemos SERVIR.
 Podemos TRASCENDER.
 Podemos ORGANIZAR.
La gente está cansada de ser anónima; la mayor causa de los
suicidios es la “anomia”, la soledad a la que nos aísla la
sociedad en caos moral. Pero Jesús nos ejemplificó su
estrategia misional.
CONCLUSIÓN
Jesús dijo lo que Él era y lo demostró con sus acciones. No
hay forma de refutar el hecho de que solo Jesucristo es el
camino verdadero a la salvación eterna; y, que sólo en la
iglesia se garantiza y sella esa esperanza. La iglesia no salva,
pero no hay forma de ser salvo fuera de ella. La gente tiene
un buen concepto de Jesús, más no de la iglesia; volvamos a
ser coherentes en cuanto a lo que decimos que somos y lo
que hacemos. Nuestro discurso debe ir acompañado del
poder de la Palabra y el Espíritu.
Jesús vendrá por una iglesia perfecta, sin mancha y sin
arrugas. Una iglesia gloriosa que vive anticipadamente
como será su permanencia en el Cielo por la eternidad. No
te engañes, ninguna religión te da la seguridad que Cristo
da. Parecen buenas, pero no son más que ilusiones y
fantasías huecas. Jesús es el Señor y Salvador.