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CASO:

EL PERRO LOTHAR

Juan Zacharia es un destacado arquitecto que recientemente ha adquirido una gran pasión por la
caza de conejos y la pesca deportiva. Para poder participar en la próxima temporada de caza de
conejos, Zacharia necesitaba adquirir un perro de caza, para lo cual consiguió el dato de una
persona que se dedicaba a la cría de varias especies de caninos. Se trataba de Pedro Ossandón,
abogado de profesión, pero que paralelamente y en gran medida como hobby criaba perros,
vendiendo entre 5 a 10 ejemplares al año. Una vez puestos en contacto, se reunieron en la casa
de Ossandón, ubicada en el Arrayán. Ahí Ossandón mostró sus diferentes perros a Zacharia,
quien en el acto quedó maravillado con un hermoso perro braco alemán, que respondía al
nombre de Lothar. Zacharia decidió comprar a Lothar, acordando con Ossandón un precio de
$1.500.000.-, lo que resultaba ajustado al valor de mercado de tan extraordinario ejemplar.
Atendido que Zacharia ya había gastado mucho dinero en la compra de todo tipo de
implementos de caza y pesca, pidió a Ossandón pagar el precio en 3 cuotas de $500.000.-, la
primera pagadera en el acto de entrega y las otras dos en 60 y 90 días respectivamente, contados
desde la fecha de celebración del contrato. Ossandón accedió a tal petición. Con la finalidad de
garantizar el pago de las cuotas se acordó que el dominio de Lothar no se entendería transferido
sino una vez pagada la última de las cuotas pactadas. El contrato se otorgó por escrito con fecha
1 de diciembre de 2015, pasando Zacharia a buscar a Lothar pocos días después, el 5 de
diciembre de 2015, oportunidad en que pagó la primera cuota de $500.000.-

Tan sólo una semanas después de adquirido, Lothar comenzó a tener fuertes vómitos, tiritones,
a manifestarse siempre decaído y desanimado, y en algunos momentos violento e imprevisible,
razón por la cual no resultaba posible llevarlo de cacería. Después de esperar dos semanas,
Zacharia decidió llevar a su perro a un médico veterinario, quien diagnosticó que Lothar
presentaba esos síntomas en razón de que sufría de una especial “alergia canina aguda” desde
hace más de un año, la que probablemente había adquirido al ser picado por un mosquito que
habita en la cercanía de aguas estancadas. Según el médico veterinario, un perro como Lothar,
infectado como él lo estaba, tenía un valor no mayor a $800.000.- No todo eran sin embargo
malas noticias. La enfermedad tenía tratamiento, el cual sin bien era costoso, tenía un alto margen
de probabilidades de sanación en un rango de tiempo de un año. En razón de haberse ya
encariñado con la simpatía de Lothar, Zacharia decidió tomar el tratamiento, que tenía un costo
de $300.000.-

Llegado el 30 de enero de 2016, fecha en que Zacharia debía pagar la segunda cuota por
$500.000.-, llamó por teléfono a Ossandón y le comunicó los problemas presentados por Lothar,
así como lo indicado por el veterinario, en cuanto a que el valor de Lothar era sólo de $800.000.-
Atendido que ya se habían pagado $500.000.- por el perro y que el tratamiento de curación tenía
un costo de $300.000.-, lo que daba un total de $800.000.-, Zacharia estimaba que nada debía en
razón de la compraventa celebrada. Ossandón se manifestó molesto y en completo desacuerdo
con lo planteado, ya que Zacharia había podido inspeccionar y elegir al perro, siendo de su riesgo
las eventuales enfermedades o gastos de cuidado que éste pudiera irrogar. Además, recordó a
Zacharia que mientras no se pagara íntegramente el saldo de precio él -Ossandón-, seguía siendo
el dueño de Lothar.
En tanto, Lothar, aunque aún enfermo, mostraba cierta mejoría. Ello motivó a que un amigo de
Zacharia, el doctor Alfredo Löwenbrot se lo pidiera prestado para llevarlo de caza junto a sus
dos otros perros, también bracos alemanes. Frente a la negativa de Zacharia en razón del estado
de salud de su perro y su falta de entrenamiento para cacerías, Löwenbrot manifestó que Lothar
desempeñaría un papel pasivo en la caza y que además estaba dispuesto a pagarle a Zacharia
$50.000.- por “prestarle al perro”. Además le recordó a su amigo que él era un cazador con
experiencia y sabría cómo integrar a Lothar a la caza. Después de pensarlo, Zacharia accedió a
cambio de los $50.000.- que le fueron entregados en el acto, y los cuales destinaria a gastos de
cuidado del perro.

El día de la cacería Löwenbrot llevaba a Lothar tomado de una correa y a sus otros dos perros
sueltos por las colinas. Al escuchar el movimiento de un conejo en la maleza Lothar dio brusca
y sorpresivamente un salto y corrió hacía el conejo, provocando la caída de Löwenbrot, quien se
golpeó fuertemente la cadera con una piedra, quebrándose en el acto dos costillas. Excitado con
la cacería, luego de quebrar con su hocico el pescuezo del conejo, Lothar volvió mostrando sus
dientes y mordió en el muslo izquierdo al acompañante de Löwenbrot, el doctor Anselmo
Piedrasbuenas. Luego de su exaltación y pasado un rato, Lothar volvió a su tranquilidad habitual,
mostrándose nuevamente manso. A causa de la caída, Löwenbrot incurrió en gastos médicos de
$4.000.000.-, mientras que la herida sufrida por Piedrasbuenas llevó a ciertas complicaciones,
irrogando gastos médicos equivalentes a $2.000.000.-

Löwenbrot se manifestó indignado con Zacharia, ya que una cosa era falta de entrenamiento y
otra un perro completamente imprevisible en los términos en que habían ocurrido los hechos.
Por lo mismo, le exigió el reembolso de los gastos médicos sufridos a causa del comportamiento
del perro. A su vez, Piedrasbuenas manifestó que Zacharia o bien Löwenbrot tenían que
reembolsarle los $2.000.000.- gastados a causa de la mordedura de Lothar. Mal que mal él había
sido víctima de la mordedura de un perro ajeno.

Con tanta dificultad, Zacharia comenzó a perder simpatía por el perro Lothar, quien sólo le había
traído problemas, pensando que quizás lo mejor habría sido no haberlo comprarlo y devolverlo
a Ossandón, recuperando la suma de $500.000.- ya pagada.

Luego de mensajes, correos y llamados con recriminaciones mutuas, a la fecha Zacharia no ha


llegado a acuerdo alguno ni con Ossandón, ni con Löwenbrot, ni con Piedrasbuenas, existiendo
un conflicto generalizado entre todos.

Preguntas

1. Indique si Zacharia tiene algún derecho y/o acción para solicitar a Ossandón que el precio
de Lothar sea rebajado de $1.500.000.- a $800.000.- Señale para ello: i) de qué derecho y/o acción
se trata; ii) cuáles son y en qué consisten sus requisitos; iii) si esos requisitos concurren en el caso;
y, iv) cuáles son los exactos efectos que se siguen de que esa acción sea acogida (20 % puntaje
total).

i) Zacharia sí tiene derecho a solicitar a Ossandón que el precio de Lothar sea rebajado de
$1.500.000.- a $800.000.- La acción que debe ejercer para hacer efectivo ese derecho es la acción
de rebaja del precio, acción estimatoria o acción quanti minoris, mediante la cual el comprador
hace efectiva la obligación de saneamiento por vicios redhibitorios del vendedor. La referida
acción se encuentra definida en la ley como la que tiene el comprador para que se rebaje
proporcionalmente el precio por los vicios ocultos de la cosa vendida, raíz o mueble, llamados
redhibitorios (Código Civil, artículo 1857).

ii) El presupuesto esencial para el ejercicio de la acción de rebaja del precio es la existencia de
un vicio redhibitorio en los términos del artículo 1858 del Código Civil. De conformidad a dicha
disposición legal, son vicios redhibitorios los que reúnen las calidades siguientes: a) ser coetáneos
a la venta, esto es, haber existido al tiempo de la venta; b) ser graves, esto es, ser tales que por
ellos la cosa vendida no sirva para su uso natural, o sólo sirva imperfectamente, de manera que
sea de presumir que conociéndolos el comprador no la hubiera comprador o la hubiera
comprado a mucho menos precio; y, c) ser ocultos, esto es, no haberlos manifestado el vendedor,
y ser tales que el comprador haya podido ignorarlos sin negligencia grave de su parte, o ser tales
que el comprador no haya podido fácilmente conocerlos en razón de su profesión u oficio.

iii) En el caso se cumplen todos los requisitos constitutivos de un vicio redhibitorio respecto
del perro Lothar, que fue objeto de la compraventa. En efecto, de conformidad al diagnóstico
del veterinario tanto a la fecha del contrato como al momento de entrega del perro (1 y 5 de
diciembre de 2015) éste ya sufría de la “alergia canina aguda” en cuestión. Enseguida, la
enfermedad de Lothar es constitutiva de un vicio grave, ya que en razón de los síntomas de esa
enfermedad no resulta posible llevarlo de cacería, en circunstancias que Lothar es un perro de
caza, de manera tal que inequívocamente se trata de una cosa que no sirve para su uso natural o
sólo sirve imperfectamente para el mismo. Atendido que el perro fue adquirido con la finalidad
precisa de participar en la caza de conejos, es además de presumir que de conocer la circunstancia
anterior Zacharía no habría comprado a Lothar o lo habría comprado a menor precio,
configurándose por tanto el carácter grave del vicio en los términos exigidos por la ley.
Finalmente, el vicio es oculto dado que la enfermedad no fue manifestada por Ossandón y resulta
legítimo que Zacharía la haya ignorado, desde que no ha existido una negligencia grave de su
parte que explique la ignorancia, ni tampoco resultaba posible para un arquitecto –como
Zacharia- conocer fácilmente la enfermedad en razón de sus habilidades profesionales, las que
corresponden a un área de conocimiento por completo diferentes. En consecuencia, la
enfermedad de Lothar es constitutiva de un vicio redhibitorio, al cumplirse cabalmente los
requisitos exigidos para esos efectos por el artículo 1858 del Código Civil.

iv) La existencia de un vicio redhibitorio da derecho al comprador para exigir la rebaja del precio
de conformidad a la ley (Código Civil, artículo 1860). De ejercerse por Zacharia la acción de
rebaja del precio y ser acogida por el tribunal, ello tendría por efecto que el precio sea rebajado
de $1.500.000.- a $800.000.-, de modo que Zacharía adeudaría a Ossandón sólo $300.000.- por
concepto de saldo de precio.

2. Indique si Zacharia tiene derechos y/o acciones para dejar sin efecto el contrato celebrado,
pudiendo así recuperar la suma de $500.000.- pagados a Ossandón. Señale para ello: i) qué
derecho y/o acción propia de la compraventa podría ejercer para esos efectos y que dificultad
presenta en el caso su ejercicio; ii) que derecho y/o acción general podría ejercer para esos efectos
y que dificultad plantea su ejercicio; iii) cuáles son y en qué consisten los requisitos de ese derecho
y/o acción general; iv) si esos requisitos concurren en el caso; y, v) cuáles son los exactos efectos
que se siguen de que esa acción sea acogida (20 % puntaje total).
i) La existencia de un vicio redhibitorio da una derecho de opción al comprador, el que por regla
general puede exigir a su arbitrio la rescisión de la venta o rebaja del precio (Código Civil, artículo
1860). La rescisión de la venta se hace efectiva mediante el ejercicio de la acción redhibitoria
propiamente tal por el comprador, mientras que la rebaja del precio se hace efectiva mediante el
ejercicio de la acción estimatoria o quanti minoris. Sin perjuicio del señalado derecho de opción
del comprador, los plazos de prescripción de la acción redhibitoria propiamente tal y la acción
de rebaja del precio difieren entre sí. A falta de ley o acuerdo especial, la acción redhibitoria
propiamente tal prescribe en seis meses respecto de las cosas muebles y un año respecto de los
bienes raíces, contados desde la entrega (Código Civil, artículo 1866), mientras que la acción de
rebaja del precio prescribe en el plazo de un año para los bienes muebles y dieciocho meses para
los bienes raíces, también contados desde la entrega (Código Civil, artículo 1869). Considerando
que el contrato se celebró el 1 de diciembre de 2015 y que la entrega tuvo lugar el 5 de diciembre
de 2015, a la fecha la acción redhibitoria propiamente tal se encuentra indefectiblemente
prescrita, desde que la cosa vendida (el perro Lothar) es un bien mueble y han pasado más de
seis meses desde la entrega ocurrida con motivo de la compraventa celebrada. Por tanto,
Zacharia no puede dejar sin efecto el contrato de compraventa celebrado y recuperar los
$500.000.- ya gastados con fundamento en la existencia de un vicio redhibitorio y el consecuente
ejercicio de la acción redhibitoria propiamente tal.

ii) Se considerarán correctas las respuestas basadas en la acción resolutoria, o aquellas basadas
en la acción de nulidad por error.

Acción resolutoria: De las acciones generales que el derecho privado pone a disposición del
acreedor frente al incumplimiento, Zacharia podría ejercer la acción resolutoria para dejar sin
efecto el contrato celebrado y recuperar los $500.000.- ya pagados a Ossandón. En la doctrina
nacional contemporánea se ha planteado que la existencia de un vicio redhibitorio o defecto en
la cosa entregada configura una hipótesis de cumplimiento imperfecto de la obligación de dar
del vendedor, de manera tal que ello habilitaría al comprador para ejercer las acciones generales
de que dispone todo acreedor en virtud del incumplimiento de cualquier obligación contractual.
El fundamento del planteamiento descrito es que en virtud del contrato de compraventa el
vendedor se obliga a dar o entregar al comprador una cosa que reúna las cualidades que la cosa
debe tener conforme al contrato y que, en definitiva, son las que permiten satisfacer su propósito
práctico y/o finalidad económica. De esta manera las cualidades que debe tener la cosa y no sólo
la entrega de la misma configuran el contenido de la principal obligación del vendedor, con la
consecuencia que tanto la falta de entrega como la entrega de una cosa defectuosa configuran
una hipótesis de incumplimiento de la obligación de dar. En el primer caso se trataría de un
supuesto de incumplimiento total, mientras que en el segundo se trataría de una hipótesis de
cumplimiento imperfecto. En ambos casos, sin embargo, existiría un supuesto de
incumplimiento de la obligación de dar del vendedor que, de conformidad a los artículos 1489 y
1826 del Código Civil, habilita al comprador para solicitar la resolución o ejecución del contrato,
en ambos supuestos con indemnización de perjuicios. Por tanto, el derecho o acción que podría
ejercer Zacharia para dejar sin efecto el contrato celebrado y recuperar los $500.000.- ya pagados
a Ossandón es la acción resolutoria, con fundamento en el cumplimiento imperfecto de la
obligación de dar del vendedor, al haberse entregado un perro enfermo.
La dificultad que plantea el ejercicio de la acción resolutoria es su eventual exclusión en razón
de las normas especiales sobre vicios redhibitorios, prevista en los artículos 1857 y siguientes del
Código Civil. En efecto, la circunstancia que la existencia de un vicio redhibitorio sea
presupuesto de aplicación tanto de las acciones edilicias, prevista en los artículos 1857 y
siguientes del Código Civil, como de las acciones generales por incumplimiento contractual,
genera una hipótesis de concurso o concurrencia de normas, planteándose la cuestión en torno
a la forma de solución de ese concurso. De conformidad a la doctrina más clásica, el concurso
debe resolverse aplicando el principio de especialidad, de manera tal que las normas especiales
referidas a las acciones edilicias excluyen la aplicación de las reglas generales. Con fundamento
en una interpretación teleológica de las acciones edilicias, cuya principal finalidad es otorgar un
estatuto de protección al comprador, la doctrina contemporánea tiende sin embargo a entender
que se trata de un concurso alternativo de normas, de manera tal que el comprador tiene la
opción de ejercer las acciones especiales o las acciones generales, según convenga a sus
particulares intereses contractuales. Lo contrario, se afirma, llevaría a una incoherencia
axiológica, desde que un régimen especial que busca proteger al comprador tiene por efecto final
situarlo en una posición jurídica más desfavorable de la que resulta de la aplicación de las normas
generales sobre protección del crédito. Atendida esta última consideración, todo indica la
pertinencia de concebir la cuestión como un concurso alternativo de normas, de manera tal que
Zacharia podría ejercer una acción resolutoria para dejar sin efecto el contrato de compraventa
celebrado y recuperar los $500.000.- ya pagados, siempre que se cumplan los presupuestos de
ejercicio de esa acción.

Nulidad por error: Conforme a parte de la doctrina y alguna jurisprudencia reciente, Zacharia
podría ejercer la acción de nulidad relativa por error para dejar sin efecto el contrato celebrado
y recuperar los $500.000.- ya pagados a Ossandón. En la doctrina y jurisprudencia nacional
contemporánea se ha planteado que la existencia de un vicio redhibitorio o defecto en la cosa
entregada configura una hipótesis de error por parte del comprador, de manera tal que ello
habilitaría al comprador para ejercer la acción de nulidad relativa sobre la compraventa celebrada.
El fundamento de este planteamiento radica en que la compra de una cosa que no reúne las
cualidades que la cosa debe tener conforme al contrato configuraría un error sustancial o sobre
las cualidades esenciales de la cosa. La doctrina nacional clásica consideraba las cualidades
esenciales desde un punto de vista subjetivo, atendiendo a las preferencias personales de las
partes. Sin embargo, la jurisprudencia y la mayoría de la doctrina chilena lo han entendido en un
sentido objetivo, entendiendo que la cualidad esencial de la cosa haya sido incorporada de alguna
manera al contrato. Desde ambos puntos de vista, se configuraría una hipótesis de error
sustancial en el presente caso, puesto que desde la perspectiva subjetiva es claro que para
Zacharia comprar un perro sano y apto para la caza constituía una calidad esencial de la cosa, y
a la misma conclusión puede arribarse tomando en cuenta las circunstancias objetivas de la
celebración del contrato de compraventa en cuestión.

La dificultad que plantea el ejercicio de la acción de nulidad por error es su eventual exclusión
en razón de las normas especiales sobre vicios redhibitorios, prevista en los artículos 1857 y
siguientes del Código Civil. En efecto, la circunstancia que la existencia de un vicio redhibitorio
sea presupuesto de aplicación tanto de las acciones edilicias, prevista en los artículos 1857 y
siguientes del Código Civil, como de las acciones generales de nulidad, genera una hipótesis de
concurso o concurrencia de normas, planteándose la cuestión en torno a la forma de solución
de ese concurso. De conformidad a la doctrina más clásica, el concurso debiera resolverse
aplicando el principio de especialidad, de manera tal que las normas especiales referidas a las
acciones edilicias excluyen la aplicación de las reglas generales. Sin embargo, algunos autores
recientemente han planteado que se trataría de un concurso alternativo de acciones, otorgando
la opción de ejercer las acciones especiales o las acciones generales, según convenga a sus
particulares intereses contractuales.
iii) Acción resolutoria: De conformidad a la doctrina más tradicional los requisitos de la acción
resolutoria son: a) la existencia de un contrato bilateral, esto es, un contrato en que las
partes se obligan recíprocamente; b) un incumplimiento grave o esencial del contrato, esto es,
cualquier inobservancia o desviación del programa prestacional que afecta el propósito práctico
del contrato; c) imputabilidad, lo que significa que el incumplimiento debe resultar atribuible al
deudor; y, d) que quien ejerce la acción haya cumplido o esté llano a cumplir, lo que se supone
el cumplimiento de la propia obligación o a lo menos un principio de ejecución por parte del
contratante que solicita la resolución.

Nulidad por error: Los requisitos para que el error sustancial o sobre una cualidad esencial de la
cosa vicie el consentimiento son: a) el error debe recaer sobre una cualidad esencial de la cosa,
que depende de la naturaleza misma del objeto sobre el cual versa el acto jurídico; b) el error
debe ser determinante, es decir, debe ser de tal naturaleza que, si se hubiese conocido cuál era la
realidad, no se habría contratado; c) error debe ser excusable.

iv) Acción resolutoria: En la especie se cumplen todas esas condiciones de ejercicio de la acción
resolutoria desde que: a) la compraventa celebrada entre Ossandón y Zacharia es un contrato
bilateral, en que ambas partes se obligan recíprocamente, la una a entregar el perro Lothar y la
otra a pagar un precio de $1.500.000.- por el mismo; b) Ossandón al entregar un perro enfermo
como Lothar ha incurrido en un cumplimiento defectuoso de la obligación de dar en los términos
antes señalados, lo que es constitutivo de un incumplimiento grave o esencial que afecta
directamente el propósito práctico o finalidad económica del contrato; c) ese incumplimiento
resulta atribuible al vendedor y se presume culpable y -por lo mismo- imputable a Ossandón de
conformidad al artículo 1547 inciso III del Código Civil; y, d) Zacharía ha dado principio a la
ejecución de su obligación al pagar la primera cuota del precio estipulado, todo lo cual es
expresivo de que ha estado llano a cumplir el contrato de compraventa celebrado. De este modo,
en la especie se cumplen todos los requisitos que habilitan a Zacharia para solicitar la resolución
del contrato celebrado con Osandón.

Nulidad por error: En la especie se cumplen todas esas condiciones de ejercicio de la acción de
nulidad relativa desde que: a) de acuerdo al criterio sostenido por algunos autores y alguna
jurisprudencia reciente de la Corte Suprema, en este caso Zacharia habría incurrido en un error
al comprar un perro que al momento de la celebración del contrato padecía de una enfermedad
que afecta directamente el propósito práctico o finalidad económica del contrato; b) el error es
determinante, puesto que del caso se desprende que de haber conocido la enfermedad del perro
Lothar, Zacharia no lo habría comprado, o lo habría hecho a un precio considerablemente
inferior; y, c) el error es excusable, puesto que a pesar del conocimiento que Zacharia tenía sobre
los perros de caza, del caso no parece ser razonable exigirle que haya debido conocer acerca de
la enfermedad del perro. De este modo, en la especie se cumplirían todos los requisitos que
habilitan a Zacharia para solicitar la nulidad relativa del contrato celebrado con Ossandón.

v) Acción resolutoria: Para los efectos de que el contrato de compraventa celebrado se tenga
jurídicamente por resuelto es necesario una sentencia judicial firme o ejecutoriada que así lo
declare. Una vez efectuada la declaración judicial de la resolución, su principal efecto es que las
partes contratantes deben restituirse lo recibido en virtud del contrato (Código Civil, artículo
1487). Por eso, declarada la resolución Zacharía deberá restituir a Ossandón el Perro Lothar,
mientras que Ossandón deberá restituir a Zacharía la suma de $500.000.- recibida a título de
primera cuota del precio pactado. En razón de tratarse de una obligación de dinero restitutoria
fundada en una perturbación de la relación contractual, como lo es la resolución por
incumplimiento, la parte del precio pagado debería restituirse reajustada.

Nulidad por error: Para los efectos de que el contrato de compraventa celebrado se tenga
jurídicamente por anulado es necesario una sentencia judicial firme o ejecutoriada que así lo
declare. Una vez efectuada la declaración judicial de nulidad, las partes tienen derecho a ser
restituidas al mismo estado en que se hallarían si no hubiese existido el contrato nulo (Código
Civil, artículo 1687). Por eso, declarada la resolución Zacharía deberá restituir a Ossandón el
Perro Lothar, mientras que Ossandón deberá restituir a Zacharía la suma de $500.000.- recibida
a título de primera cuota del precio pactado. En razón de tratarse de una obligación de dinero
restitutoria fundada en una situación no prevista por las partes, como lo es la declaración de
nulidad, la parte del precio pagado debería restituirse reajustada.

3. Indique si Zacharia tiene algún derecho y/o acción contra Ossandón para recuperar la suma
de $300.000.- gastados en el tratamiento de Lothar. Señale para ello: i) de qué derecho y/o acción
se trata; ii) cuáles son y en qué consisten sus requisitos; iii) si esos requisitos concurren en el caso;
y, iv) si el ejercicio de esa acción es o no acumulable a las otras acciones de las que eventualmente
dispone Zacharia (10 % puntaje total).

i) Si se contestó acción resolutoria en la pregunta 2, la respuesta sería que sí, Zacharía tiene
derecho a solicitar a Ossandón la suma de $300.000.- gastados en el tratamiento de Lothar. La
acción de que dispone Zacharía para los efectos de pedir que le sean reembolsados los gastos
incurridos es la acción de indemnización de perjuicios. La suma de $300.000.- constituye un daño
o perjuicio patrimonial en que ha debido incurrir Zacharía con ocasión del carácter vicioso o
defectuoso de la cosa entregada en cumplimiento de la compraventa celebrada.

Si en la pregunta 2 se parte de la hipótesis de que se ha ejercido una acción de nulidad en razón


de un error sobre las cualidades esenciales de la cosa entregada, la acción de indemnización de
perjuicios tendría que fundamentarse en el estatuto de responsabilidad civil extracontractual
(Código Civil, artículo 2314).

ii) De ejercerse la resolución, de conformidad a la ley, si el vendedor conocía los vicios y no los
declaró, o sí los vicios eran tales que el vendedor haya debido conocerlos por razón de su
profesión u oficio, será obligado a la indemnización de perjuicios (Código Civil, artículo 1861).

De ejercerse la acción de nulidad y en consecuencia la acción de responsabilidad civil


extracontractual, los requisitos que tendría que concurrir son la existencia de una acción u
omisión libre y voluntaria de una persona capaz, culpa o dolo, daño y relación de causalidad.

iii) En el caso de la resolución, en la especie, si bien Ossandón es abogado, se dedica también


de manera paralela a la cría y venta de perros, de manera tal que es dable atribuirle la calidad de
experto respecto de esa actividad, lo que supone que debe estar en condiciones de conocer e
identificar las diferentes enfermedades que pueden afectar a los perros que se dedica a
comercializar, constituyendo lo contrario una hipótesis de imprudencia en el ejercicio de esa
actividad, que ha ocasionado daño a su contraparte contractual, surgiendo la respectiva
obligación resarcitoria. Por tanto, en el caso concurren los requisitos de la acción de
indemnización de perjuicios en los términos exigidos por la ley.

Siendo nulo el contrato, los requisitos de la responsabilidad civil extracontractual concurren


también en la especie desde que existe un hecho o comportamiento atribuible al señor Ossandón,
consistente en la entrega de un perro enfermo. Su comportamiento es susceptible de calificarse
como culpable por las mismas razones antes indicadas, existiendo un daño precisamente
constituido por los gastos en que ha debido incurrir Zacharia, el que resulta causalmente
atribuible al comportamiento culpable de Ossandón, desde que de haber entregado un perro
sano no se habrían irrogado los gastos constitutivos del daño emergente demandado.

iv) La acción de indemnización de perjuicios es expresamente acumulable a la acción de rebaja


del precio, según el artículo 1861 del Código Civil, mientras que resulta también acumulable a la
acción resolutoria por expresa disposición de los artículos 1489 y 1826 del Código Civil.

De haberse ejercido la acción de nulidad, ésta resulta también acumulable a la acción de


responsabilidad extracontractual, desde que se trata de acciones que atienden a finalidades
diferentes las que no resultan incompatibles entre sí.

4. Indique el valor y los efectos de la estipulación en cuya virtud se acordó que el dominio de
Lothar no se entendería trasferido sino una vez pagada la última de las cuotas pactadas. Señale
para ello: i) las normas legales que se refieren a ese tipo de estipulación y la discusión doctrinaria
que se ha generado al respecto, así como su posible solución; y, ii) los efectos jurídicos que en la
especie tiene la incorporación de la señalada estipulación, considerando que la segunda y tercera
cuota no fueron pagadas por Zacharia a Ossandón (20 % puntaje total).

i) La cláusula pactada entre Ossandón y Zacharía en cuya virtud se acordó que el dominio de
Lothar no se entendería transferido sino una vez pagada la última de las cuotas pactadas
constituye lo que se conoce como una cláusula de reserva de dominio. El Código Civil se refiere
a la cláusula de reserva de dominio en los artículos 680 inciso 2° y 1874. La primera de las
señaladas disposiciones legales reconoce pleno valor a la cláusula de reserva de dominio,
disponiendo que una vez pactada por las partes la referida cláusula, la tradición no transfiere el
dominio hasta que no se haya pagado el precio. La segunda de las citadas disposiciones legales
priva de eficacia la referida estipulación, al disponer que la cláusula de no transferirse el dominio
sino en virtud del pago del precio no tiene por efecto privar a la tradición de la plenitud de sus
efectos, de manera tal que el único efecto que esa cláusula produce es que por el no pago del
precio puede el vendedor exigir el precio o la resolución de la venta, con resarcimiento de
perjuicios. Las evidentes diferencias entre lo dispuesto en el artículo 680 inciso 2° y el artículo
1874 del Código Civil respecto de la eficacia de la cláusula de reserva de dominio por no pago
del precio ha llevado a que se sostenga que entre ambas disposiciones legales se produce una
auténtica antinomia de normas, que lleva a la necesidad de su resolución. La doctrina nacional
tradicional sostiene que la referida antinomia debe resolverse aplicando el criterio de la
especialidad, en cuya virtud debe tenerse por preferente lo dispuesto en el artículo 1874 del
Código Civil, al constituir la tradición una institución más general que la compraventa, la que
reviste mayor especialidad. Lo anterior tiene por consecuencia que se encuentre asentado en la
doctrina y jurisprudencia nacional que la cláusula de reserva de dominio carece de valor en
nuestro ordenamiento jurídico.

ii) El señalado valor de la cláusula de reserva de dominio tiene por efecto que, no obstante lo
pactado entre Ossandón y Zacharía, al efectuarse la tradición del perro vendido, Zacharia haya
pasado a ser dueño o a lo menos poseedor regular de Lothar, sin que incida en ese efecto la
circunstancia de existir un saldo de precio pendiente de pago. A su vez, la circunstancia que la
segunda y tercera cuota del precio pactado no hayan sido oportunamente pagadas por Zacharía
constituye un incumplimiento contractual que confiere a Ossandón el derecho para exigir el pago
del precio o la resolución de la venta, con resarcimiento de perjuicios, todo de conformidad a
los artículos 1873 y 1874 del Código Civil. Lo anterior, sin perjuicio de las excepciones o defensas
que puedan oponerse al ejercicio de esas acciones civiles.

5. Indique si Lowenbrot tiene algún derecho y/o acción respecto de Zacharia para que se le
paguen los gastos médicos que ascienden a $4.000.000.- Al respecto señale: i) la naturaleza
jurídica de la relación existente entre Zacharia y Löwenbrot; ii) los deberes u obligaciones que
resultan relevantes para los efectos de determinar un eventual derecho y/o acción de Löwenbrot
para obtener el reembolso de los gastos médicos; y, iii) las consideraciones o circunstancias
relevantes para determinar, en definitiva, si es que Löwenbrot tiene o no un derecho y/o acción
contra Zacharia para que se le reembolsen los gastos médicos en cuestión (10 % puntaje total).

i) El señor Löwenbrot no dispone de ningún derecho y/o acción respecto de Zacharia para que
se le paguen los gastos médicos que ascienden a $4.000.000.- La circunstancia que Zacharía le
haya “prestado el perro” a Löwenbrot para que lo lleve de cacería, a cambio de una suma de
dinero equivalente a $50.000.-, constituye un contrato de arrendamiento en los términos del
artículo 1915 del Código Civil, según el cual, en lo pertinente, el arrendamiento es un contrato
en que las dos partes se obligan recíprocamente, la una a conceder el goce de una cosa, y la otra
a pagar un precio determinado por este goce. La consecuencia que se sigue de la calificación de
la relación entre Zacharia y Löwenbrot como un contrato de arrendamiento es que a la misma
resultan aplicables todas las reglas previstas en los artículos 1915 y siguientes del Código Civil.

ii) De conformidad a las disposiciones legales que regulan el contrato de arrendamiento, el


arrendador contrae para con el arrendatario una obligación de garantía por la calidad de la cosa
arrendada, de manera tal que la existencia de un vicio o el mal estado o calidad de la cosa
arrendada le confieren al arrendatario el derecho a solicitar la terminación del arrendamiento o
la rebaja del precio o renta, según las circunstancias (Código Civil, artículo 1932). De
conformidad a la ley, el arrendatario tiene además derecho a pedir la indemnización del daño
emergente si el vicio de la cosa ha tenido una causa anterior al contrato, incluyéndose además el
lucro cesante si el vicio era conocido del arrendador al tiempo del contrato, o si era tal que el
arrendador debiera por los antecedentes preverlo o por su profesión conocerlo (Código Civil,
artículo 1933). En atención a que la enfermedad de Lothar tenía causa anterior al contrato y era
además conocida por Zacharía, la señalada obligación de garantía del arrendador frente al
arrendatario es la que resulta relevante para los efectos de determinar un eventual derecho y/o
acción de Löwenbrot para obtener el reembolso de los gastos médico incurridos.

iii) Según la ley, el derecho del arrendatario a ser indemnizado por los perjuicios sufridos a causa
del carácter vicioso de la cosa arrendada cesa sin embargo, entre otros supuestos, cuando
contrató a sabiendas del vicio y no se obligó el arrendador a sanearlo (Código Civil, artículo
1934). En la especie, al celebrar el contrato de arrendamiento Zacharia hizo presente a
Löwenbrot el estado de salud del perro y su falta de entrenamiento, de manera que este último
contrató a sabiendas de los vicios de los que sufría Lothar, sin que Zacharía haya asumido
obligación o responsabilidad alguna por los defectos o vicios del perro. De este modo, fue
Löwenbrot quien asumió los riesgos derivados de los vicios o mala calidad de la cosa arrendada
(el perro Lothar), sin que pueda ahora reclamar una indemnización por los perjuicios sufridos
como consecuencia de esos vicios o mala calidad.

6. Indique si Piedrasbuenas tiene algún derecho y/o acción para que le sean reembolsados los
$2.000.000.- gastados por la mordedura de Lothar. Señale para ello: i) de qué derecho y/o acción
se trata y contra quién o quiénes puede hacerse valer; ii) cuáles son y en qué consisten sus
requisitos; iii) si esos requisitos concurren en el caso; y, iv) si existen acciones de regreso y/o
reembolso que resulten pertinentes y puedan ejercerse en virtud de los hechos expuestos (20 %
puntaje total).

i) El señor Piedrasbuenas efectivamente tiene derecho a que le sean reembolsados los


$2.000.000.- gastados por la mordedura de Lothar. La acción que debe ejercer para esos efectos
es la acción de indemnización de perjuicios por responsabilidad civil extracontractual, de la que
es titular en razón de su calidad de víctima de un cuasidelito civil que le ha ocasionado daños. La
acción puede ejercerla contra el señor Löwenbrot, quien tenía a su cargo al perro Lothar y estaba
sirviéndose del mismo. De conformidad a la ley, el dueño de un animal, así como quien se sirve
de él, son responsables de los daños causados por el mismo animal, aun después de que se haya
soltado o extraviado (Código Civil, artículo 2326). La doctrina entiende que el fundamento de
esta responsabilidad se encuentra en la culpa del dueño o de aquel que se sirve de un animal
ajeno, presumiéndose su culpa o imprudencia en la falta de vigilancia del animal: teniendo el
deber de vigilar al animal y tomar las medidas necesarias para evitar que éste ocasione daño, es
natural presumir que si algún daño se produce, es porque esa vigilancia no se tomó en debida
forma o las medidas adoptadas fueron insuficientes. Lo anterior explica que la responsabilidad
del dueño del animal cese cuando el servicio pasa a otra persona, ya que a partir de ese momento
es esta última persona la que tiene a su cargo el cuidado y vigilancia del animal. Precisamente por
eso, en la especie Piedrasbuenas sólo tiene una acción de indemnización de perjuicios contra
Löwenbrot, pero no así contra Zacharía.

ii) La responsabilidad civil extracontractual por los hechos de los animales es reconducible a la
responsabilidad civil por el hecho propio, de manera tal que deben concurrir los mismos
requisitos para configurar la responsabilidad. Los requisitos de la responsabilidad civil
extracontractual son: a) la existencia de una acción u omisión libre y voluntaria de una persona
capaz, esto es, un hecho o comportamiento atribuible a una persona como propio, resultando
estas persona además capaz de ser responsable por la comisión de un delito o cuasidelito civil,
según las exigencias legales; b) culpa o dolo, esto es, el comportamiento debe resultar susceptible
de un juicio negativo de valor en razón de la infracción de un deber de cuidado o su carácter
intencional y deliberado; c) daño, lo que equivale a una afectación de intereses patrimoniales y
extrapatrimoniales; y, d) relación de causalidad, en el sentido de existir una vinculación natural y
normativa entre el hecho ilícito y el daño reclamado.

iii) Todos los requisitos de la responsabilidad civil extracontractual se cumplen en la especie


respecto del señor Löwenbrot. En efecto, existe un comportamiento libre y voluntario del señor
Löwenbrot, sin que existan antecedentes en el caso que permitan inferir la falta de capacidad del
mismo, la que debe por tanto tenerse por configurada en los términos del artículo 2319 del
Código Civil. Enseguida, existe culpa o imprudencia, esto es, falta de cuidado debido en la
conducta susceptible de causar daño a otro, la que de conformidad a la ley se tiene por presunta
por la sola circunstancia de haberse soltado el animal y haber causado daño a otro, todo lo cual
es sintomático de una falta de vigilancia y adopción de medidas adecuadas para evitar la
provocación de perjuicios por el perro Lothar. Ello se ve acentuado si se considera que
Löwenbrot tenía perfecto conocimiento de la enfermedad de Lothar y sus efectos, así como su
falta de entrenamiento, no obstante lo cual decidió llevarlo de casería. El daño se define como
todo detrimento, disminución o menoscabo que alguien experimenta en sus bienes o en su
persona, o en las ventajas patrimoniales o extrapatrimoniales de que gozaba. Dentro de las
diferentes categorías de daño se distingue el daño emergente, constituido por el detrimento real
y efectivo que experimenta el patrimonio de una persona. El desembolso incurrido por
Piedrasbuenas, equivalente a $2.000.000.- por concepto de gastos médicos por la mordedura de
Lothar, constituye un típico daño emergente, que resulta indemnizable de conformidad a nuestro
derecho. Ese daño es a su vez una consecuencia necesaria y directa del comportamiento
negligente de Löwenbrot, ya que de suprimirse hipotéticamente el comportamiento culpable, el
daño desaparece, lo que da cuenta de la relación de causalidad en términos naturales. A su vez,
la finalidad de las medidas de vigilancia y cuidado inobservadas es precisamente evitar daños
como los sufridos, resultando el comportamiento culpable adecuado para la provocación de los
daños, de manera tal que la relación de causalidad puede tenerse por configurada también en
términos normativos. En consecuencia, concurren todos los requisitos de la responsabilidad civil
extracontractual de Löwenbrot frente a Piedrasbuenas, razón por la cual el primero debe
indemnizar al segundo los daños sufridos, ascendentes a $2.000.000.-

iv) De resultar obligado a reparar los perjuicios causados por Lothar a Piedrasbuenas, Löwenbrot
no dispone de una acción de reembolso contra Zacharía, ya que la condición de esa eventual
acción es que el daño se haya causado por un vicio del animal que el dueño de éste debió conocer
con mediano cuidado, y de que no haya dado conocimiento al tenedor del animal, nada de lo
cual concurre en la especie, desde que Zacharía conocía los vicios de Lothar y se los dio a conocer
explícitamente a Löwenbrot (Código Civil, artículo 2326 inciso 2°).

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