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Gonorrea:
También denominada blenorragia, blenorrea y uretritis gonocócica, es una enfermedad de
transmisión sexual provocada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae o gonococo. En el varón este
germen provoca uretritis y prostatitis. En la mujer, vaginitis y cervicitis, pero también
endometritis, salpingitis (inflamación aislada de las trompas de Falopio) y enfermedad inflamatoria
pélvica aguda. Caracterizada por enrojecimientos en el area genital.
Herpes genital:
Causada por dos virus que pertenecen al grupo herpesvirus hominus, el HSV-1 y el HSV-2,
conocidos, respectivamente, como herpes simple tipo 1 (HSV-1) y como herpes simple tipo 2 (HSV-
2). Erupción de pequeñas ampollas, generalmente dolorosas, sobre los genitales o ano
produciendo demasiado ardor o rasquiña (picazón) desesperante. La piel se erupciona haciendo
más difícil su curación.
Sífilis:
Producida por la espiroqueta Treponema pallidum. Si no se trata a tiempo, puede ocasionar
demencia, problemas circulatorios, ceguera, parálisis, trastornos nerviosos y hasta la muerte. En
algunos casos, las personas que supuestamente ya han obtenido la cura todavía pueden infectar a
los demás.
Tricomoniasis:
Por la infección del aparato urogenital del hombre y de otros animales por protozoos del género
Trichomonas. En las mujeres es habitual encontrarlo en la vagina, donde con frecuencia origina
sensación de quemazón, prurito y exudado irritativo; en los hombres puede afectar a la próstata; y
en ambos sexos irritar la uretra y la vejiga.
Higiene personal
Tener una buena higiene personal depende de uno mismo. La autoestima juega un papel
fundamental frente a este aspecto, pues quien se aprecia y valora se esfuerza por verse y
mantenerse bien.
A continuación se describirán los principales hábitos de higiene personal y su importancia:
1. La ducha es la mejor forma de aseo
Con esta práctica se controlan olores naturales de nuestro cuerpo que son producidos
básicamente por la transpiración o el sudor. De igual forma evitamos la presencia de gérmenes y
bacterias que pueden afectar la salud de nuestra piel.
El lavado del cabello debe realizarse por lo menos dos veces por semana, teniendo
cuidado de usar un champú acorde al tipo de cabello. La caspa no es necesariamente
sinónimo de desaseo, puede darse por sequedad en el cuero cabelludo.
Conforme envejecemos, requerimos menos energía (calorías) que cuando éramos jóvenes.
Esto se debe a que los procesos naturales del organismo requieren menor energía cuando
disminuye la actividad física y hay una menor masa muscular.
Tanto los hombres como las mujeres mayores de 50 años deben consumir al menos mil 200
mg. de calcio al día. La leche y sus derivados (queso, crema, yogurt) son las mejores
fuentes de calcio, al igual que los vegetales de hoja verde y las sardinas.
Nunca es demasiado tarde para consumir más calcio, aunque también es necesario
consumir suficiente vitamina D para poder absorberlo y realizar al menos 30 minutos
de ejercicio diariamente.
La vitamina A contenida en vegetales de hoja verde y los de color amarillo y naranja, ayuda
a los ojos a adaptarse a una luz tenue, protege nuestra piel, así como otros tejidos.
La vitamina B12 participa con los folatos en la elaboración de glóbulos rojos; la ausencia
de ésta provoca anemia y en algunos casos se le relaciona con problemas neurológicos. La
carne, el pescado, el pollo los huevos y los productos lácteos son una buena fuente.
Los adultos mayores necesitan tomar abundantes líquidos: de 8 a 12 tazas por día. Algunos
alimentos proveen líquidos, pero aun así es necesario tomar todo tipo de bebidas, jugos,
leche, sopa, té o café, que pueden incluir además otras sustancias nutritivas, sin olvidar la
mejor opción que es el agua pura.
Cada persona es diferente, por lo que es recomendable consultar con el médico cuáles son
sus requerimientos alimenticios para su caso en particular tomando en cuenta su edad,
estado de salud y la actividad que realiza diariamente.