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Hay 4 cosas en nuestro interior que son manifestadas cuando aprendemos a

diezmar y ofrendar.
En primer lugar, el diezmo es una muestra de agradecimiento a Dios. Es un acto
voluntario provocado por el agradecimiento de victorias pasadas. La primera vez que
vemos el diezmo en la palabra es en Génesis capítulo 14. Nadie obliga a Abraham a
diezmar. Y su vida es cambiada por el principio del diezmo.
Cuando diezmas reconoces que has sido bendecido, más allá de lo que mereces, y
que Dios es el autor de tu bendición.
En segundo lugar, el acto de diezmar es un acto de fe. Cuando Abraham diezmó
demuestra implícitamente que tiene la certeza de que Dios le va a bendecir en el
futuro. La persona que retiene el diezmo es porque piensa que es lo único que tiene,
que es lo único que Dios le va a dar.
Mucha gente dice confiar en Dios para un futuro grande, pero no son capaces de
confiarle a el 10% de tus pasadas victorias.
En tercer lugar, cuando diezmas demuestras que tienes plena confianza en las
promesas de Dios. La segunda ocasión en que se menciona el diezmo en la biblia
fue cuando Jacob hizo voto a Dios de separar el diezmo de todo lo que Dios le
entregara. Jacob está reaccionando, no a pasadas victorias, sino a la promesa de
Dios de futuras victorias. (Génesis 28:10-15). Génesis 28:20-22

En cuarto lugar, el diezmar es un acto de aceptación de la gracia divina. Jacob


estaba perdido, huyendo, sin dinero, corriendo, y ese día Dios se le apareció, y le dijo
que lo bendeciría, que lo prosperaría. Y, a pesar de su condición, Jacob decidió que
su reacción sería diezmar, porque reconocía que era lo menos que podía hacer ya
que, dada su condición, no merecía nada de lo que Dios haría por él.
Tu acto de diezmar dice que aceptas lo que Dios está haciendo por ti, aunque no lo
merezcas.

Quizás no tienes hoy para diezmar, no tienes ingreso, pero tienes una promesa
de Dios a la que puedes reaccionar, y hacer voto a Dios – como Jacob – de que
separarás la décima parte de todo lo que él ha de entregarte.
Para alcanzar buen testimonio, como los hicieron los hombres de los que nos habla
Hebreos 11, debemos ejercitar nuestra fe. Solamente esforzándonos y creyendo
podremos dar testimonio de la grandeza del Señor quien nos exaltará. La Palabra nos
habla que 1) Abel alcanzó buen testimonio incluso después de muerto porque
ofrendó con fe y excelencia. Caín y Abel era hermanos, pero uno alcanzó excelente
testimonio porque dio mejor sacrificio. Si quieres diferenciarte de los demás, hazlo
todo mejor que otros, tal como Abel lo hizo. Para ser recordados y levantados,
debemos ofrendar y trabajar como los héroes de la Biblia lo hicieron.
Del listado de obras de los héroes, Abel es el primero que aparece porque ofrendar es
importante, tanto así, que es el ejemplo inicial de un hombre a quien Dios recordó y
levantó. Cuando ofrendas, el Señor te ve con agrado y te exalta. Ofrendar es
poderoso y es la mejor forma de honrar a Dios. El enemigo lo sabe y por eso ataca
de tantas formas tu deseo de darle al Padre.
2) Abraham fue otro hombre que supo ofrendar al Señor lo más amado y precioso
que tenía: su hijo Isaac, aunque luego les envió un carnero para sacrificarlo en lugar
del muchacho. Muchas veces, en momentos de aflicción, le pedimos a Dios que nos
fortalezca con la fe de Abraham, pero eso exige que demostremos tener el mismo
carácter y la misma capacidad de ofrendar. La obediencia a lo que el Señor pedía le
valió a Abraham la bendición de su por descendencia que fue victoriosa
generaciones. Con tu ejemplo, enséñales a tus hijos a trabajar para el Señor y
ofrendarle.
3) Gedeón es un tercer ejemplo de carácter para ofrendar. Cuando Dios lo llamó para
que liberara a Su pueblo de los madianitas, él se sentía débil y puso excusas reales,
ya que su familia era pobre y él era joven, inexperto. Sin embargo, nada es excusa
para salir adelante, mucho menos la pobreza que debe ser una motivación para
superarla.
Entonces, leemos que Dios le asegura que estará con él, así que Gedeón le pide que
no se vaya porque le llevará ofrenda. Decir que no tenemos recursos no es razón para
dejar de ofrendar. Quien más necesita cosechar es el que más debe sembrar. Yo me
quebranto cuando veo niños que se acercan con sus alcancías para darle al Señor lo
que tienen. Te aseguro que Él los exaltará porque ha visto su corazón generoso. Si
quieres que Dios te respalde como a Gedeón, demuestra que tienes el corazón de ese
hombre quien le ofrendó a pesar estar en grandes dificultades.
Abel, Abraham y Gedeón tienen en común que comprendieron el valor de la ofrenda.
Cuando honramos a Dios y ejercemos el sagrado acto de ofrendar, hacemos que Él
vuelva Sus ojos a nosotros para que produzcamos grandes resultados.
Jesús fue ofrenda y sacrificio en olor fragante, la más santa, la que nos salvó. Si Dios
ofrendó a Su propio hijo, nosotros debemos dejarnos de excusas y ofrendar. En
Filipenses 4: 17-18 vemos que Pablo califica las ofrendas como “olor fragante”, así
como Efesios 5 describe a Jesús. Las ofrendas son agradables para Él, tanto como Su
propio Hijo. Darle al Señor no se trata respetar la ley de Moisés, sino de atender el
corazón de Dios que desde el inicio de los tiempos nos ha enseñado que debemos
honrarle y sembrar para recibir.
Él desea mostrar a Su pueblo lo que es capaz de hacer con quienes saben ofrendar
como Abel, Abraham, Gedeón y muchos otros héroes de la Biblia. Ofrenda con un
corazón sincero y agradecido para que seas bendito en tu entrada y salida, para que
tus generaciones sean levantadas como personas justas, que el mal no toque tu vida y
la luz resplandezca en medio de tu familia

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