You are on page 1of 8

TE DEUM EN ACCIÓN DE GRACIAS

POR EL BICENTENARIO DE NUESTRA PATRIA


25 de mayo de 2010

ESQUEMA

- AMBIENTACION.

- CANTO DE ENTRADA.

- SALUDO INICIAL.

- ACTO PENITENCIAL.

- ORACIÓN COLECTA.

- MONICIÓN ANTES DE LAS LECTURAS.

- LITURGIA DE LA PALABRA.

- ORACIÓN DE LOS FIELES.

- PADRE NUESTRO.

- SALUDO DE LA PAZ.

- TE DEUM.

- ORACIÓN CONCLUSIVA.

- BENDICÍON FINAL.
TE DEUM EN ACCIÓN DE GRACIAS
POR EL BICENTENARIO DE NUESTRA PATRIA
25 de mayo de 2010

SALUDO INICIAL

La gracia y la paz de parte de Dios nuestro Padre,


y de Jesucristo, el Señor,
estén con todos ustedes.

O bien:

La paz este con ustedes.

ACTO PENITENCIAL

Pidamos perdón a Dios nuestro Señor.

Tú que no has venido a condenar sino a perdonar: Señor, ten piedad.

R. Señor ten piedad.


Tú que conoces nuestros pensamientos: Cristo ten piedad.

R. Cristo ten piedad.


Tú que creas en nosotros un corazón puro: Señor ten piedad.

R. Señor ten piedad.


Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
Amén.

ORACIÓN COLECTA1

Dios nuestro,
que con admirable providencia gobiernas todas las cosas,
recibe con bondad las oraciones
que te dirigimos por nuestra patria,
para que, por la prudencia de los gobernantes
y la honestidad de los ciudadanos,
se afiancen la concordia y la justicia,
y podamos gozar de prosperidad y de paz.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios por los siglos de los siglos.

1
Misal Romano, Misas por necesidades públicas, por la patria o por la ciudad, 1013.
LITURGIA DE LA PALABRA

Ustedes son llamados para vivir en libertad

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo


a los cristianos de Galacia 5, 1. 13-17.22-23ª. 24-25

Hermanos:
Ésta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo
el yugo de la esclavitud.
Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta
libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales: háganse más bien servidores los
unos de los otros, por medio del amor. Porque toda la Ley está resumida plenamente en este
precepto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado porque
terminarán destruyéndose los unos a los otros.
Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados
por los deseos de la carne. Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne.
Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren.
El fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y
confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más, porque los que
pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos. Si vivimos
animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por Él.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial 84, 9ab. 10-14

R. El Señor promete la paz para su pueblo.


Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz para su pueblo y sus amigos.
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.

El Amor y la Verdad se encontrarán,


la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo. R.

El mismo Señor nos dará sus bienes


y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de Él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.

Aclamación antes del Evangelio

“Yo quiero bendecirte cada día y alabar tu Nombre eternamente Señor, tu grandeza es inmensa, eres digno
de toda alabanza.”

Aún en medio de las riquezas la vida del hombre


no está asegurada por sus riquezas
 Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Lucas Lc 12, 15-21

Jesús dijo a la multitud:


«Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre
no está asegurada por sus riquezas».
Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido
mucho, y se preguntaba a sí mismo: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha”.
Después pensó: “Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y
amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados
para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida”.
Pero Dios le dijo: “Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has
amontonado?”
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios».

Palabra del Señor.

ORACIÓN DE LOS FIELES

A Dios Padre, fuente y origen de todo bien, elevemos hoy nuestras súplicas confiadas, en nombre
de Jesucristo, el Príncipe de la paz.

Concédenos, Señor, que entre los pueblos de la tierra se instaure el reino de justicia y de paz de tu
Hijo. El, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

PADRE NUESTRO

Llenos de alegría por ser hijos de Dios,


digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro, que estás en el cielo,


santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Líbranos de todos los males, Señor,


concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.

Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria,
por siempre, Señor.

SALUDO DE LA PAZ

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:


«La paz les dejo, mi paz les doy»,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

La paz del Señor esté siempre con ustedes.

Y con tu espíritu.

En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz,


Démonos la paz como signo de reconciliación.

TE DEUM

ORACIÓN CONCLUSIVA2

Concédenos, Padre, tu espíritu de amor,


para que, trabajemos eficazmente para promover,
entre todos los hombres, la paz que él mismo nos dejó.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

BENDICIÓN FINAL

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Bendito sea el nombre del Señor.

Desde ahora y para siempre.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Que hizo el cielo y la tierra.

Inclinados, reciban la bendición

Que el Señor los bendiga y proteja.


R. Amén.
2
Misal Romano, Misas por necesidades públicas, por la paz y la justicia, 1020.
Haga brillar su rostro sobre ustedes
y les otorgue su misericordia.
R. Amén.
Vuelva su mirada hacia ustedes y les conceda la paz.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre,  del Hijo,  y del Espíritu Santo, 
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.

En el nombre del Señor, pueden ir en paz.

Demos gracias a Dios.


E DEUM DEL 25 DE MAYO DE 2010

T 200º ANIVERSARIO DE LA
REVOLUCIÓN DE MAYO

Guión para la Celebración

AMBIENTACIÓN: Reunidos para conmemorar la revolución de mayo de 1810, los


argentinos queremos comprometernos a vivir este bicentenario en justicia y solidaridad,
sin pobreza ni exclusión, sin enemistades ni violencias; porque sabemos que el
fundamento de la verdadera fraternidad y de toda razón y justicia, es Dios, nuestro
Creador y nuestro Padre.

Así, queremos reafirmar que “nuestra patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad,
como regalo que debemos cuidar y perfeccionar”.

Damos inicio a esta celebración con el corazón agradecido y comprometido en la


construcción del bien común de nuestra Nación.

Nos ponemos de pie.

LITURGIA DE LA PALABRA: Podemos tomar asiento.

La Palabra de Dios ilumina nuestra razón y nos muestra el camino para vivir en la
verdadera justicia y amor fraterno. La escuchamos con atención.

EVANGELIO: Jesús, nuestro Señor, nos entrega la Buena Noticia que llena de esperanza
nuestra vida. Démosle acogida en nuestro corazón.

“Palabra del Señor”: Permanecemos de pie para recibir la bendición con la Palabra del Señor.

HOMILÍA

ORACIÓN DE LOS FIELES:

A cada intención nos unimos orando con el canto:


- Para que la Iglesia siga siendo signo de paz y reconciliación en nuestro pueblo
argentino. Oremos...

- Para que nuestros gobernantes trabajen para consolidar cada vez más la educación
y el trabajo como claves del desarrollo y de la justa distribución de los bienes.
Oremos…

- Para que, al conmemorar los acontecimientos fundacionales de nuestra patria,


afiancemos nuestra identidad y crezcamos como Nación. Oremos…

- Para que trabajemos comprometidos por el reconocimiento y el respeto de la


dignidad humana mediante la tutela y promoción de los derechos fundamentales e
inalienables del hombre.

- Para que progresemos en la reconciliación entre los distintos sectores de nuestra


sociedad y en la capacidad del diálogo entre todos los ciudadanos. Oremos…

- Para que nos comprometamos a continuar trabajando por la libertad verdadera de


todos y cada uno de los argentinos y de los hombres de buena voluntad que
quieran habitar este suelo “patria bendita del pan”. Oremos…

CANTO DEL TEDEUM: Siguiendo la tradición inaugurada por nuestros próceres,


entonemos ahora el canto del himno de alabanza y acción de gracias, haciendo vibrar al
unísono con ellos las cuerdas de nuestros corazones.

BENDICIÓN SOLEMNE: Recibamos la bendición solemne de nuestro Pastor.

DESPEDIDA: Al finalizar esta celebración, hagamos el compromiso de arraigar en


nosotros los valores necesarios para consolidar el sistema democrático de nuestro
pueblo.

You might also like