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1. ¿Qué es la enfermedad?
2. ¿Qué tipos de consecuencias puede producir la enfermedad en una persona?
3. ¿La enfermedad de una persona puede afectar a otras?¿A quiénes? ¿Por qué?
Mt 9, 9 – 13
Mt 8, 17
Jesús conociendo la debilidad del ser humano que le lleva a caer en el pecado, nos dejó
dos sacramentos que nos sanen el espíritu y nos acerquen a Dios. Estos sacramentos son: el
Sacramento de la Reconciliación o confesión y el sacramento de la unción de los enfermos.
SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN
Es uno de los sacramentos de sanación porque sanan el espíritu de las personas, cuando el
alma ha perdido la gracia Divina, está en pecado, está enferma y necesita ser sanada.
Jesús dio a los apóstoles el poder de perdonar los pecados (Jn 20, 21 – 23).
Al igual que una persona enferma, primero se debe reconocer que se está enfermo, que
necesita ir al médico, hacerlo y tener confianza (fe) en que voy a mejorar. Es necesario que
reconozcamos nuestros pecados, que sintamos un arrepentimiento sincero de la ofensa
cometida a Dios, sentir dolor por ello, que exista una necesidad de volver a Dios para
recuperar la gracia y una fe plena en el sacramento.
1. Examen de conciencia
2. Dolor o arrepentimiento
3. Propósito de no volver a pecar
4. Decir los pecados al sacerdote
5. Cumplir la penitencia
La Unción de los enfermos concede una fuerza especial frente a las enfermedades grave
o la vejez.
Mc 6,13
La finalidad de esta unción también es para que las personas muy enfermas o debilitadas
puedan aceptar cristianamente la muerte. En la medida de lo posible, hacer llegar a
tiempo oportuno, este sacramento. No esperar a último momento. Muchas veces, es
necesario superar el temor de creer que esta gracia se otorga solamente para el que va a
morir irremediablemente. Si un enfermo que recibió la unción, recupera su salud, puede
recibir nuevamente el sacramento en caso de nueva enfermedad.
El evangelio según San Mateo no se puede estudiar aisladamente, ya que por muy
diferentes que sean los libros que componen la Biblia, la escritura es una razón de la
unidad del designio de Dios, del que Cristo es el centro y corazón. Por eso debemos
estudiar a Mato desde la perspectiva del Nuevo Testamento y de toda la Sagrada
Escritura. La Biblia no se puede interpretar literalmente, ni de manera aislada.
Vamos a estudiar al Evangelio de Mateo no para hacernos sabios, sino para vivir, hay una
diferencia muy grande, entre saber y vivir, se han conocido personas que saben
muchísimo de la Sagrada Escritura, pero en su comportamiento con los otros seres
humanos son casi monstruosos, lo cual significa que aunque sepan mucho de la Sagrada
Escritura, es una sabiduría que no ha penetrado sus corazones.
Por eso en este curso bíblico vamos a estar invitándolos a vivir la Palabra de Dios, a ser
testigos de esta palabra con el ejemplo de nuestras vidas. Recuerden por eso siempre las
consideraciones mencionadas anteriormente.
Otro texto para vivir las escrituras esta en el Salmo 1, 1-3, principios a tener en cuenta para
el estudio de la Sagrada Escritura.
San Bernardo acudió a esta frase: “El que quiere ver, tiene que escuchar primero”, en esta
frase hay mucha vida, ya que escuchando es que se puede ver. Nosotros debemos
escuchar a Nuestro Señor Jesús como sus discípulos que somos, Él es nuestra luz.
Y San Gregorio Magno (Dr. De la Iglesia) dijo: “La palabra de Dios crece con quien la lee,
porque usted la lee hoy y aprende algo, mañana la vuelve a leer y continúa parendiendo
y así sucesivamente…
En la Palabra de Dios nos encontramos a nosotros mismos, la persona de uno cuando
entra en contacto con la Palabra de Dios no es la misma, porque crece y crece.