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Alejandro Celis H.
RESUMEN
ABSTRACT
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Ponencia presentada en el X Congreso de Psicología Clínica (La Persona del Terapeuta), Santiago,
Octubre 1992. Publicado como artículo en Terapia Psicológica 17/18, (1992). Sociedad Chilena de
Psicología Clínica, Santiago de Chile.
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INTRODUCCIÓN
Antes que nada, quisiera explicitar lo que me motiva a escribir sobre este tema. Si
bien tuve la suerte de estudiar Psicología en la Universidad de Chile en un tiempo
privilegiado en muchos aspectos relativos a la docencia, no tengo la sensación de que
lo aprendido en clases haya sido para mí lo que Carl Rogers llama aprendizaje
significativo: es decir, un aprendizaje que haya tenido importancia para mi ser
completo. Más bien, aprendí lo que sé de mí mismo, de los demás y de una
psicología "de la vida real" en instancias indirectamente relacionadas con la carrera:
personas que conocí en la Escuela, actividades que ocurrían paralelamente o en otros
ámbitos que busqué por mi cuenta. Y entre otras cosas, en esas otras instancias
descubrí que no me era posible entender o captar lo que le ocurre a otra persona si no
tengo un verdadero auto-conocimiento.
* es así que alguien puede creer de buena fe que efectivamente sabe todo lo referente
a un tema o aspecto de la realidad sin haber tenido jamás acceso directo a éste.
Igualmente, esta persona podría expresar una convicción personal en forma muy
vehemente y en la práctica actuar en un sentido opuesto, sin tener consciencia de
esta contradicción.
En lo relativo al tema de nuestro potencial, nos hallamos en una época en que nos
hemos visto bombardeados por información relativa a hechos en que la concepción
que nuestra sociedad occidental tiene de las capacidades y posibilidades del ser
humano han sido constantemente desafiadas. Lamentablemente, sigue alto el
porcentaje de personas que, aún con datos de investigaciones científicas
corroborativas en la mano, seguirán dudando de la veracidad de estos hechos. En
este X Congreso de Psicología Clínica he presentado una serie de diapositivas que
muestran personas caminando descalzas sobre un lecho de brasas ardiendo,
experiencia de la que salieron incólumes, sin mediar un estado de trance hipnótico o
producido por agentes químicos. A mi entender, después de haber participado yo
mismo en una de estas experiencias -había otros tres colegas en la misma ocasión-, lo
que evita tanto el dolor como el daño físico es un estado expandido de consciencia
(Heckel, T.,1992; Celis, A., 1992).
EXPANSION CONTRACCION
A pesar de ser los llamados a ayudar a otras personas, los psicólogos no escapamos a
la deformación general de la enseñanza descrita anteriormente. Nuestro currículum
de formación está lleno de información -cuando no de deformación- y muy escaso de
formación. ¿Y qué es la formación? Ayudar a la persona a conocerse a sí misma, a no
temerle a sus emociones, a su sexualidad y a sus complejos estados internos, a saber
reconocer qué siente, a saber desarrollarse y evolucionar. Las Escuelas de Psicología
no nos enseñan a confiar en nuestras percepciones internas (nuestras claves, nuestra
intuición) y no nos enseñan a ser congruentes con nosotros mismos. El instrumento
analítico y la capacidad de memorización son presentados como los únicos
instrumentos confiables.
De otro alumno -egresado- recogí la siguiente frase: "A poco andar me di cuenta de que
la Escuela no iba a atender mis intereses (profesionales) más personales, así que busqué eso en
otra parte". Para muchos colegas cercanos a la actividad docente, resulta
absolutamente claro que la actual formación inhibe la creatividad y espontaneidad
innata que existe en las personas, y las llena de inseguridades respecto a sí mismas.
Un estudio (Morales, M. et al, 1988) realizado en base a la opinión de colegas y
estudiantes de Psicología respecto a nuestra formación, otorga una de las
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Es así que me he encontrado con este tipo de prejuicio en forma bastante extendida,
dado mi interés por el trabajo terapéutico humanista y transpersonal en
profundidad. Y es claro que si una técnica o la dimensión a que ésta apunta no se
conoce, nos producirá desconfianza y temor aplicarla o experimentarla, tanto temor
como a individuos de algunas culturas les produce que les tomen fotografías.
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Por ejemplo, existen ejercicios de tipo respiratorio -como el Rebirthing- de los que se
excluye a personas que sufran de problemas cardíacos, de epilepsia o asma. Sin
embargo, por lo general los ejercicios experienciales no representan ningún tipo de
contraindicación, a pesar de que sí pueden detonar experiencias emocionales de
cierta intensidad, sorprendentes o inesperadas para quien se ha desconectado o
inhibido sus emociones en forma sistemática. Existe gran cantidad de ejercicios ya
pautados de dinámica grupal, de trabajo corporal (de relajación, respiración u otros)
y otros, como visualización, imaginería, sensibilización a las emociones, etcétera.
La elección del ejercicio dependerá del objetivo que se desee lograr. Por ejemplo, que
nos haga percibir qué estamos sintiendo en este momento a nivel emocional-afectivo;
que nos haga sentir nuestras tensiones físicas; que nos haga contactarnos en la
práctica con una nueva forma de percibir nuestro entorno o de contactarnos con otra
persona; que nos haga contactarnos con aspectos hasta ahora desconocidos de
nuestro mundo interno.
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La Técnica de la Imaginería
cuando, por ejemplo, nos ensoñamos recordando las vacaciones del verano pasado,
cuando nos anticipamos a una situación futura imaginando cómo se desarrollará,
cuando entablamos un diálogo mental con alguien que no está en este momento con
nosotros, cuando imaginamos la concreción de una meta largamente anhelada.
II.- que tiene una visión u objetivo claro, deberemos en primer lugar priorizar
las anteriores, pues una persona que no se conoce a sí misma no tiene
claridad en sus objetivos. Luego, podremos utilizar imágenes para que
la persona:
(a) reconectarse con la fuente de su entusiasmo y/o con los hechos biográficos
que
alejaron a la persona de ésta;
(b) empatizar con las motivaciones de su grupo de trabajo;
(c) ensayar formas efectivas de comunicación.
Como puede observarse en estos ejemplos, esta técnica presenta las siguientes
ventajas:
(a) permite trabajar con una representación mental en ausencia del estímulo concreto
u original;
(b) permite descubrir y eventualmente modificar aspectos de la representación que
la persona establece de una situación determinada;
(c) permite visualizar la posibilidad real de que un evento previamente considerado
como imposible o improbable efectivamente ocurra en la realidad.
(1) El psicoterapeuta debe ser, para su cliente, una persona que tenga las dificultades
neuróticas -consecuencia de nuestra educación- superadas al menos en cierto grado,
de modo de constituír un modelo atractivo;
(7) Haber desarrollado una actitud responsable y asertiva con las propias
preferencias y percepciones: haber aprendido a escucharse a sí mismo y a los demás;
En los cuadros 2 y 3, comparo los efectos que sugiero tienen, tanto para el terapeuta
como para la terapia, el grado en que el terapeuta se conoce a sí mismo.
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CUADRO Nº2: Efectos del auto conocimiento del terapeuta en su propio desempeño en la terapia
CUADRO Nº3: Efectos del auto-conocimiento del terapeuta para la relación terapéutica
ENJUICIO ACEPTO
CONCLUSIÓN
Referencias Bibliográficas:
Celis, A. (1992) Fuego puro: testimonio de una ceremonia purificadora. Revista Uno
Mismo Nº 34, Octubre 92, Santiago.
Heckel, T. (1992) Caminar sobre el fuego: una forma de cruzar la barrera del
escepticismo y el miedo. Revista Uno Mismo, Nº 25, Enero 92, Santiago.
Morales, M., Sziklai, G., Diaz, R., Scharager, J. (1988) La formación profesional de
los Psicólogos en Chile: análisis de la opinión de psicólogos y estudiantes de la
carrera. Revista Chilena de Psicología, vol.IX, Nº1, Abril.