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Universidad Nacional Autónoma

Alberto Antonio Romero


de México
Ochoa
Literatura Europea Renacentista
Profesor: Julio Ortega Jiménez Grupo: 1451
Fecha de entrega: 25/03/19
La realidad ficcional en el cine y en la literatura renacentista

Realidad, una palabra que nos resulta bastante extraña y que al buscar su definición, ésta
realmente no parece responder o dejar claro lo que representa, tomemos por ejemplo el
diccionario de autoridades, el cual se limita a decirnos lo siguiente: “La existencia physica
y real de cualquier cosa” o una definición más actual a cargo de la RAE: “Verdad lo que
ocurre verdaderamente. Lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición a lo
fantástico e ilusorio”. Sin embargo a través de muchas de las expresiones culturales el
ser humano parece tener un insaciable deseo de escapar de la realidad, de convertirla en
algo placentero y manejable para afrontar la vida cotidiana.

En el renacimiento dos de los tres grandes autores renacentistas 1 parecen plasmar esta
realidad dentro de la ficción mejor que ninguno otro hasta la fecha, Dante en la Vida
nueva y Boccaccio en su obra El Decamerón, estos dos autores en sus obras logran algo
no visto hasta la fecha pues ambos retratan la realidad que viven pero en el caso del
primer poeta a través del mundo de las emociones internas y de la distinción que hace
entre el autor y el personaje, y el segundo logra mimetizar la realidad sin perder nuca el
sentido de obra literaria.

En el siglo XXI el cine hollywoodense parece ser el nuevo escape de la humanidad ante
los problemas que lo acongojan, sin embargo parece que estos modelos renacentistas se
han perdido dentro de ella excepto por pequeñas películas como el caso de El gran pez
cinta dirigida por Tim Burton en el año 2003 y basada en el libro homónimo, es en
donde encuentro muchos de estos valores renacentistas y en las siguientes cuartillas me
propongo decir el porqué de esta audaz afirmación.

El objetivo de este trabajo es comparar algunos fragmentos de las dos obras con otros
de la película con el fin de descubrir si en pleno siglo XXI somos capaces de encontrar
los valores renacentistas de la ficción, así como la imitación de la realidad desde los
diferentes puntos que estos tres trabajos nos permiten; es menester señalar que debido a
la extensión de las obras antes mencionadas, solo se tomarán ejemplos seleccionados de
la vida nueva y la primer Jornada del Decamerón.

1
Dante Alighieri, Petrarca y Boccaccio
En un mundo como el nuestro en el que cada día parecemos necesitar respuestas más
lógicas para resolver problemas cotidianos ¿Dónde encontramos la utilidad de la
ficción? La literatura, aquella que nos permite crear mundos nuevos, crear nuestra
propia realidad o como nos lo plantea Ramón Pérez Parejo en su artículo Modelos de
mundo y tópicos literarios: la construcción ficcional al servicio de la ideología del poder:
“la literatura genera su propio modelo de mundo a través de las estrategias de la ficción, un
nuevo mundo que establece unas relaciones complejas con el mundo real y que se exporta a
los lectores a través de las páginas. Ese nuevo mundo o producto no es ni verdadero ni falso
en relación a su adecuación con la realidad empírica” (2004, pag.51) Y Dante en el
renacimiento parece ser uno de los pioneros para dar esta definición pues aun existen
discusiones sobre la existencia de Beatriz, no dudamos que para Dante vivía y en su obra
La vida Nueva lo retratara.

Boccaccio por su parte en El Decamerón nos lleva en las primeras páginas de la novela a
imaginar no solo la peste de una forma vivida, si no a la presentación que el mismo hace
del libro, nos habla de su experiencia con el amor, para después dar paso a la presentación
de los personajes, los cuales son los que llevaran el hilo narrativo de la historia, hemos
encontrado la ficción pues nos presenta un autor como escritor de la obra pero fuera de los
sucesos que se narran, un narrador dentro de la historia, y los relatos que este narrador nos
ofrece. Gracias a lo anterior entendemos que las obras renacentistas encontraron lo que
hasta ese entonces no se había visto, una forma de cambiar la realidad, sin alterarla al punto
que se vuelva irreconocible.

Ahora en el siglo XXI es difícil analizar los temas de la misma manera que analizamos una
novela renacentista sin embargo este ejemplo de la ficcionalidad y de los niveles que la
componen parecen jamás haber cesado de existir, de hecho gracias a las nuevas teorías
literarias es que podemos ofrecer un análisis más completo, es por ello que me atrevo a
decir en la película de Tim Burton encontramos esto pero actualizado y claro con una
historia diferente, pues mientras Dante se centra en presentarnos a Beatriz y las emociones
que dé el emanan gracias a su divinidad, en el filme nos narra las aventuras de Edward
Bloom a través de la memoria de un hombre moribundo y su hijo, esta línea argumental nos
lleva a algo que encontramos en Dante y Boccaccio la división que los tres nos ofrecen
entre, los narradores como autores del texto y los narradores como protagonistas.
“Al hablar de la vida de mi padre es imposible separar hechos y ficción, el hombre y el
mito. Lo mejor será contarla de la forma en la que él me la contó. No siempre tiene
sentido y muchas cosas nunca sucedieron” (Cohen, B; Jinks, D; Zanuck, R.
(productores) y Burton, T. (director). (2003) El gran pez (filme) E.U, Columbia
Pictures) estas son las palabras iniciales de la película que bien podríamos encontrar
como las primeras palabras de una novela renacentista, pues en ellas ya encontramos
algunos de los temas favoritos de los poetas, la historia de la película gira en torno a
algo de lo que Dante se sentiría sumamente orgulloso la ficcionalización de la realidad,
a lo largo de la historia el protagonista nos llevará por la historia de su vida, con
recreaciones que parecen estar en tres niveles lo maravilloso 2, lo extraño3 y lo
fantástico4. Es importante señalar que al ser una película no es posible separar las
imágenes de la historia pues desde que existe el cine, las imágenes lo son todo.

Sin el contexto previo las palabras iniciales bien pudieron haber sido las pronunciadas
por Dante en la Vida nueva: “En aquella parte del libro de mi memoria, antes de la cual
poco podía leerse, hay un epígrafe que dice Incipit vita nova. Bajo este epígrafe se hallan
escritas las palabras que es mi propósito reunir en esta obrilla, ya que no en su integridad, al
menos sustancialmente.” (Alighieri, D. Pág. 1) ambas parecen coincidir en algo, el tiempo
en el que se cuentan las historias, es diferente al tiempo en el que se viven estas mismas
historias.

Nos encontramos entonces ante algo que los teóricos llaman autoficción y se trata de un
género que se mueve entre dos mundos el de la autobiografía y el de la novela lo que nos
permite a nosotros como lectores y espectadores diferenciar entre lo real y lo fantástico,
vayamos de nuevo a nuestros ejemplos literarios.

El joven Dante ve Por primera vez a Beatriz a la edad de nueve años y desde ese momento
no existe para el otra mujer en la tierra, las líneas que de ella escribe nos dicen lo siguiente:
“desde entonces enseñoreóse Amor de mi alma, que a él se unió incontinente, y comenzó a
tener sobre mí tanto ascendiente y tal dominio, por la fuerza que le daría mi misma

2
En donde encontramos las reglas del mundo pero dentro de un ámbito ficcional en este caso el cine y la
literatura
3
En donde se rompe la lógica de lo real
4
Donde se da una incertidumbre de los elementos naturales y sobre naturales
imaginación, que vime obligado a cumplir cuanto se le antojaba.” (Alighieri, D. Pág. 3) nos
es difícil poder imaginar que con tan solo nueve años alguien pudiera haber escrito tales
versos, sin embargo al principio de la obra el poeta ya nos habló de la reconstrucción de sus
memorias, además como lectores no podemos romper el pacto de verosimilitud5 al que
hemos acordado tan pronto como nos adentramos en la obra.

Las palabras anteriores de igual forma nos hacen pensar en una de las escenas más
recordadas de la película y de la historia del cine en general pues el joven Edward Bloom
conoce al amor de su vida y piensa “Dicen que cuando conoces el amor de tu vida, el
tiempo se detiene. Y es verdad. Lo que no dicen es que una vez que arranca de nuevo se
mueve extra rápido hasta recuperarse.” Parece que algo similar pensaba Dante tras conocer
a Beatriz sólo que él lo expresa a través de sonetos.

Con Boccaccio esta línea parece desvanecerse un poco pues al narrar con tanto detalle las
razones que los personajes tienen para alejarse de la ciudad “Lo que ahora voy a narrar es
tan extraordinario que nunca me hubiera atrevido a creerlo, y menos a escribirlo,
aunque me lo contara gente digna de crédito, si no lo hubiéramos visto con nuestros
propios ojos otros muchos y yo” (Boccaccio, G. 2014, pág. 15) en seguida nos narra con
detalle cómo se vivían los estragos de la enfermedad por las calles, la muerte de cientos
de personas. Encontramos verdad en sus palabras pues nos narra un hecho que de
antemano sabemos que ocurrió, es una forma de imitación de la realidad de la que el
mismísimo Sócrates se sentiría orgulloso y no permitiría que se marchara Boccaccio de
la república.

En nuestro ejemplo cinematográfico y debido a la forma en la que entendemos el cine


como un espacio en donde al sentarnos en una butaca somos testigos y parti cipes de la

5
Entiéndase esta como aquello en lo que podemos llegar a creer
historia, el mundo de los personajes se vuelve nuestro mundo. En el filme resulta
curioso que el protagonista cuentes historias fantásticas llenos de elementos
sobrenaturales: un gigante, el anfitrión de un circo que en realidad esconde un secr eto
cuando aparece la luna llena, unas siamesas, un gran pez dispuesto a escapar y algo que
nos es muy familiar la idealización de la dama que el personaje busca. Es curioso pues
el hijo del protagonista jamás creyó en las historias que su padre le narraba, y las
consideraba absurdas.

Otro elemento central en el que podemos encontrar la comparación es el punto de vista


desde el que se narran las historias, pues en todas encontramos la focalización del
narrador como un narrador omnisciente pues conoce pasado presente y futuro de las
hazañas contadas, en el cine este elemento lo apreciamos gracias a la voz en off que se
nos presenta a lo largo de la película.

Hasta aquí parece que hemos entendido la ficción en el narrador como personaje y para
que el término quede asegurado tomemos una de las historias narradas por Edward
Bloom: “Hay algunos peces imposibles de pescar. No son ni más rápidos ni más fuertes
que el resto. Simplemente tienen un aura especial. Llamémosle suerte. O tal vez gracia. La
Bestia era uno de esos peces. Al nacer yo, ya era una leyenda. Había esquivado más cebos
de 1 00 $ que ningún otro pez en Alabama. Unos decían que era el espíritu de un ladrón que
se había ahogado en el río hacía 60 años. Otros, que era un dinosaurio del cretáceo. Había
probado con todo: Gusanos, cebos, manteca de cacahuete, manteca de cacahuete con
queso... Pero ese día tuve una revelación. Si era el espíritu de Henry Walls, no me iba a
bastar un cebo normal. Tenía que utilizar algo que él anhelara. ¡Oro! Até mi alianza al sedal
más fuerte que encontré, tan fuerte como para sujetar un puente, aunque fuera unos
minutos.”

Encontramos en estas palabras una de las historias primordiales pues le da el título a la


película y también encontramos una de las historias que componen la ficción pues más
adelante casi al llegar al final de la película y al final de la vida del personaje el Doctor
Bennet le pregunta a Will (hijo de Bloom) si conoce la verdadera historia de su nacimiento
después de una breve anécdota sin ningún elemento fantástico, pronuncia las palabras que
los poetas renacentistas hubieran querido tomar para explicar su arte: “Si yo tuviera que
escoger entre la versión verdadera y una más complicada con un pez y un anillo de bodas
quizás escogería la más adornada”.

¿No lo haríamos todos? Somos seres pasionales, en la ficción buscamos un escape a la


realidad que nos atormenta, encontramos en la literatura y en el siglo XXI un escape una
historia de amor y muerte, una historia de fantasía, donde las posibilidades se expanden
preferimos leer el camino de Dante y su exilio de Florencia o los sonetos que compuso y
nos deja ver el mundo interior del poeta, encontrarnos con una recreación histórica de la
peste, o alejarnos del mundo pero llevar con nosotros a la sociedad que la componen, y
escuchar historias narradas por alguien más.

Así y sin analizar el simbolismo de la dama en los relatos (esa es ocupación de otro trabajo)
encontramos que l cine y la literatura, de cualquier época que esta sea, estan relacionados
con valores que no se pueden separar, ya se una adaptación, la imitación de un problema
cotidiano, o algo fuera de lo común, el cine nos brinda la oportunidad de expandir nuestra
imaginación y llevarlo a una forma visual, el cine nos proporciona tener a la ficción como
un tema narrativo, dentro de la misma ficción: “el cine abandonó el realismo para
desarrollar la ficción. Los personajes aparecen y desaparecen, se sustituyen unos a otros,
actúan en lo imposible. Es la magia de la literatura. Decia Guillaume Apollinaire que se
trataba de transformar en encantamiento la realidad de lo vulgar: la fantasía, la fiebre
alucinatoria, la maravilla... y pronto, tras la fotografía y la imaginación, el cine descubre su
tercera y más fiel función: el relato visual” (del Moral, R. pág. 114) el relato visual en el
que los componentes nos sumergen a la historia tanto como los sonetos de Dante nos hacen
añorar y pensar en aquella persona que nosotros amamos.

Así podemos ver que estos tres ejemplos comparten aún valores renacentistas, tales como la
narración desde dos perspectivas, el mundo de lo real y el mundo de lo verosímil en el que
juegan, lo posible y lo imposible, sin embargo este último es que más nos gusta, los valores
renacentistas de este modo encuentran una nueva forma de expresarse en pleno siglo XXI
pues dieron paso a muchos de los grandes pilares de la poesía, la literatura y años más tarde
la narración visual, podemos encontrar más ejemplos en estos tres pero eso será después.
Bibliografía consultada.

 Alighieri, Dante. (1964) La vida nueva. España: Aguilar

 Boccaccio, G; & Benítez, E. (2016) El Decamerón. Madrid: Alianza

 del Moral, R. Literatura y Cine. Liceo Francés, Madrid, España. Recuperado de:
https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/aepe/pdf/congreso_38/congreso_3
8_12.pdf

 Álamo, F. La ficcionalidad: las modalidades ficcionales Castilla. Estudios de


Literatura, 3 (2012), recuperado de:
file:///C:/Users/End%20User/Documents/Dialnet-LaFiccionalidad-4077239.pdf

 El gran pez, File de Tim Burton (2003) E.U. Columbia Pictures

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