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Revolución industrial

La Revolución industrial fue un proceso de grandes trasformaciones tecnológicas, económicas


y sociales ocurridas en Inglaterra a finales del siglo XIX. Durante esta etapa la sociedad inglesa
experimentó el cambio de una vida basada en la agricultura, la fabricación artesanal y tracción
animal a otra basada en la producción industrial y la mecanización gracias a los avances
técnicos implementados en esta época. Durante el siglo XIX la revolución industrial se extendió
a otras áreas del mundo como Estados Unidos, Europa y Japón.
Los primeros cambios ocurrieron en la industria textil y en la minería debido a los avances en la
extracción del carbón. Durante este periodo se extendió el uso de máquinas en muchas esferas
de la vida (mecanización). La mayor parte de las personas pasaron de vivir en el campo a la
ciudad (urbanización). La transición de una economía agrícola y manual a una comercial e
industrial permitió que durante el siglo XIX en Inglaterra se viviera un crecimiento demográfico
espectacular. El transporte de personas y mercancías paso de ser tirado por animales a ser
movido por máquinas que funcionaban con tecnología de vapor. Es decir, La revolución
industrial implico una revolución agrícola, una revolución demográfica y una revolución
energética. También una revolución en el transporte. Para su estudio los historiadores suelen
dividir la Revolución Industrial en dos fases.

 Primera Revolución Industrial: Inicia en la segunda mitad del siglo XVIII (1750 – 1760). Concluye
a mediados del siglo XIX (1840 – 1870)
 Segunda Revolución Industrial: Inicia a mediados del siglo XIX 1870 y termina con la Primera
Guerra Mundial (1914 y 1918)

Durante la Primera Revolución Industrial la fuente de energía principal fue el carbón, sin
embargo, durante la Segunda Revolución industrial se vivió además una revolución energética.
Aunque el carbón continuó siendo utilizado como principal combustible, el mundo comenzó a
ver el impulso de nuevas formas de energía como la gasolina y electricidad. Un momento
importante en el desarrollo de la industrialización fue cuando se introdujo la máquina de
vapor de James Watt, este momento representó un éxito de la tecnología ya que posibilitó un
gran aumento de la capacidad de producción. Más tarde, estos cambios se verían reflejados en
el transporte con el desarrollo de los barcos y ferrocarriles a vapor. Durante la segunda mitad
del siglo XIX se iniciaría el desarrollo del motor a combustión interna sin dejar de mencionar el
cambio que significo la introducción de la energía eléctrica.
Algunas de las primeras máquinas que se construyeron y que permitieron la revolución industrial
fueron la mencionada máquina de vapor de Watt, la lanzadera volante, el primer ferrocarril, el
barco a vapor, etc. La tecnología basada en el vapor representó un hito en la historia de la
humanidad.
Aunque gran parte de estas innovaciones actualmente son consideradas por mucha gente
como tecnología obsoleta, en realidad sentaron las bases de la civilización actual. Tanto es así
que, al día de hoy aún continúan entusiastas de la
llamada tecnología retro o tecnología vintage trabajando en aditamentos y vehículos basados
en esta fuente de energía. Tan solo debe observarse en este blog de tecnología los avances
obtenidos en los coches de carreras con tecnología a vapor.

Contexto histórico de la Revolución Industrial

Durante el siglo XVIII en Inglaterra, hacia la última mitad o tercio del siglo XVIII la producción de
mercancías había alcanzado tal crecimiento,[1] tanto para su mercado interno como externo
que terminó provocando una gran serie de cambios en la industria, el campo y en la población.
Estos serán conocidos como la revolución industrial, agrícola y demográfica. Esta curva
ascendente es lo que suele denominarse como el “despegue hacia el crecimiento
autosostenido”. Estos cambios fueron posibles gracias a la innovación científica y tecnológica
impulsada por un sistema económico basado en la productividad y la libre competencia: el
capitalismo.
Durante la revolución industrial fue posible la fabricación de productos estandarizados a
precios en disminución. Es decir, las nacientes industrias estuvieron en posición de producir
mayores cantidades de productos a precios cada vez más económicos en mucho menos tiempo.
El crecimiento de la población también significó un estímulo al crecimiento de la industria ya que
permitió una gran oferta de mano de obra al tiempo que aumentó la demanda de productos.
Esta revolución tecnológica tuvo innumerables consecuencias sociales, políticas económicas
y culturales. A decir verdad, fue la revolución más profunda que haya vivido la humanidad
además de la revolución neolítica.
Una de las consecuencias del desarrollo de la industria y del capitalismo fue el establecimiento
de dos clases sociales: Por una parte, el proletariado (obreros asalariados, quienes no poseen
los medios de producción y ofrecen su fuerza de trabajo a cambio de un salario), y por otra parte
la burguesía, (quienes poseen los medios de producción, la mayor parte de de la renta y el
capital). Al irse conformando la sociedad en estas dos clases o grupos surgieron nuevas
problemáticas y retos. Las ciudades fueron creciendo exponencialmente al tiempo que fueron
surgiendo protestas, nuevas ideologías y propuestas para una nueva sociedad a través, por
ejemplo, del comunismo, sindicalismo, anarquismo, etc.

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