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Características de la cultura

1. Prim’eras apariciones del término

Quizá la aparición histórica del término cultura que más relevante se muestra para
su historia y definición sea la del romano Cicerón, en sus Tusculanae
disputationes del año 45 a.C., en donde abogaba por la cultivación del
espíritu (cultura animi) como un ideal humano, valiéndose de una metáfora
agrícola para bautizarlo.

Es posible que el sentido original del término fuera el que aún conserva en usos
modernos como apicultura, piscicultura o agricultura, vinculados con el arte de la
siembra o la cosecha.

Y así se mantendrá hasta pasado el medioevo, cuando la Ilustración encuentre en


dicha metáfora la posibilidad de distinguir entre el estado natural (salvaje) y el
campo cultivado, vale decir, cuando se funda la distinción entre naturaleza y
cultura.

2. Sinónimo de civilización

A partir del culto a la razón humana que nació con la Ilustración europea, el
término cultura pasa a representar los valores de la civilización, de la mano de
la idea del progreso. Este giro, a la vez, vincularía de manera estrecha a la
cultura con lo patrio, en tanto su cultura particular sería el orgullo de las naciones.

Así, el proceso civilizatorio implicaría el paulatino perfeccionamiento de los


pactos sociales, las normativas jurídicas, formas de gobierno y la acumulación
progresiva de los saberes humanos: todo ello vendría a ser luego la cultura.

Sin embargo, las vertientes universalistas y nacionalistas (francesa y alemana)


tomarían el término para sí y sembrarían una dualidad en su seno, pues nacería la
cultura universal y también las culturas locales. Una tensión que permanecerá más
o menos irresuelta hasta nuestros días.

3. Otros usos

Para las diversas ciencias sociales, el concepto de cultura nace en el siglo XIX,
cuando muchas de ellas eran aún disciplinas jóvenes. Dicho contexto la obliga a
tener que ver con las maneras de pensar la sociedad humana que en esa época
imperaban: los primeros sociólogos como Émile Durkheim nunca se sintieron
cómodos con el término, y es la opinión general que Carlos Marx hizo bastante de
lado a la cultura en sus filosofías sociales.

La antropología, en cambio, se fundaría teniendo el concepto de cultura muy en


el centro, a menudo teniéndola como resultado de ciertos devenires históricos de
la sociedad.

Finalmente, en UNESCO se define cultura como “el conjunto de los rasgos


distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que
caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las
artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de
valores, las tradiciones y las creencias”.

4. Función social

La cultura opera, desde el punto de vista de lo social, como una red de sentidos y
símbolos que construyen una noción de pertenencia, un nosotros. Dicha noción
puede ser la de un conjunto humano minoritario, tribal, o la de un hemisferio, o
incluso ciertos arquetipos culturales son comunes a la humanidad entera.

La fabricación de dicha red, en efecto, ha sido asunto de siglos y milenios de


hibridación y traducción de ciertos contenidos psíquicos primigenios, junto a las
presiones propias de nuestro espíritu gregario, que conducen a la elaboración
de lenguajes comunes y a la categorización imaginaria del mundo.

5. Sistematicidad simbólica

La cultura opera como un sistema de símbolos que tienen distinta o variada


elaboración. He allí que existan conexiones discusivas y fácticas entre rituales,
representaciones artísticas y estereotipos culturales entre los integrantes de una
comunidad y, más aún, entre distintos grupos sociales.

La cultura, en tanto sistema, opera en base a la inclusión y la exclusión de los


otros, en base a la afirmación de un colectivo y la singularidad del hombre en tanto
individuo. Se trata, en última instancia, de un sistema de símbolos sostenido en el
lenguaje verbal pero tal vez previo a su existencia, cuyo cometido es ordenar
psicoafectivamente la realidad de los individuos.

6. Herencias

La cultura se transmite y perpetúa en el tiempo, y varía también al hacerlo.


Esto ocurre en la educación formal e informal: tanto la que forma parte de las
políticas educativas y culturales de un Estado en cuestión, a través de sus
escuelas, museos, programación artística e histórica; como la que se transmite
entre padres e hijos, entre grupos de influencia, medios de comunicación y el
habla común, cotidiana, en la cual se refuerzan valores y puntos de vista
populares.

En muchos sentidos se busca preservar la cultura (su contenido tradicional y


heredado de ancestros locales), pero también se sabe que el campo cultural es
un organismo vivo y en perpetua mutación, tanto como un campo de combate:
así que hay discursos en elaboración y otros en franca pérdida, a lo largo del
tiempo.

7. Creencias

En la cultura están contenidas las creencias de un grupo humano específico:


sus modos de religiosidad específicos, sus supersticiones, sus
reminiscencias mágicas o primitivas. Pero también su fe en la ciencia, en
doctrinas modernas del progreso o su fervor por la filosofía y las artes del
pensamiento, en tanto herramientas de interpretación del mundo que nos rodea.

8. Valores, normas y sanciones

La enseñanza moral y ética forma parte también del contenido cultural de las
naciones. Sus aproximaciones al otro, a la ley, al delito, sus ideas de lo
sancionable, lo aconsejable y lo réprobo, a menudo de la mano de su pensamiento
político y religioso. La cortesía, el protocolo, el ordenamiento de los roles
sociales y el sentido de la justicia forman parte de ello.

9. La alta y baja cultura

Las manifestaciones artísticas, filosóficas y arquitectónicas de un pueblo forman


quizá la parte más visible, exportable y celebrada de su cultura. Al conjunto de
dichas manifestaciones se las considera alta cultura cuando en contacto con el
discurso de las élites y baja cultura o cultura popular cuando representa los
modelos tradicionales del folklore y las masas.

10. Tecnología

Aunque normalmente no se lo piense así, la ciencia y la tecnología forman


parte importante de la cultura contemporánea. No sólo por su importancia en
hacer del mundo un lugar semejante a lo que de él imaginamos, sino porque
modelan, contaminan y forman parte de nuestra manera de interrelacionarnos.

PREVENCIÓN FAMILIAR La familia es un pilar clave en cualquier intervención


preventiva .Es una institución fundamental en cualquier sociedad y un espacio
socializador incuestionable.
¿Qué puede hacer la familia para evitar la aparición de conductas de riesgo?

La familia tiene un papel clave porque puede convertirse en un modelo muy


potente de hábitos y estilo de vida saludables . La transmisión , desde la familia ,
de la importancia de mantener una alimentación equilibrada y de no basar la
autoestima en el aspecto físico puede reforzar la autoestima de los hijos y
protegerlos de sufrir un trastorno de la conducta alimentaria.

¿Qué hacer?:

 Potenciar la autoestima de los hijos/as, para conseguirlo es eficiente


elogiarlos por como son y reforzar positivamente por todo lo que tiene que
ver con su personalidad y sus habilidades en lugar de lo que tiene que ver
con la apariencia física.

 Favorecer una imagen corporal positiva, enseñándoles a aceptar las


diferencias entre las personas ya respetar a todo el mundo
independientemente de cómo es su aspecto físico.

 Promover hábitos alimentarios y un estilo de vida saludables.

 Hacer una comida al día en familia, convirtiendo la alimentación un acto


social y familiar.

 Dar herramientas para desarrollar un sentido crítico hacia los estereotipos


de belleza que se difunden en los medios de comunicación. Para fomentar
esto es positivo ver la televisión o las revistas con los hijos e hijas, y
conversar después sobre estos temas.

 Fomentar la comunicación en la familia, es importante que los hijos sientan


que son escuchados y que su opinión tiene un lugar dentro de las
conversaciones familiares, de esta manera se sienten reconocidos y
aprenden al mismo tiempo, que existen diferentes puntos de vista sobre un
mismo tema.

 Compartir con los hijos actividades de ocio como ver la televisión, hacer
deportes juntos, salir a hacer actividades culturales, leer o navegar por
Internet.

¿Qué no hacer?:

 Es importante no caer en la sobreprotección. Es natural e instintivo que la


prioridad de padres y madres sea proteger a sus hijos, pero es necesario no
excederse en este instinto, ya que es necesario que los niños y niñas
aprendan a ser autónomos ya ser capaces de autocuidado, en ocasiones
será necesario que, incluso, se equivoquen para poder aprender a
gestionarse por sí mismos.

 Aunque es beneficioso que la familia motive al hijo o hija para conseguir


una meta y para poder mejorar su rendimiento, es muy importante evitar
establecer exigencias muy elevadas que puedan acabar presionando en
exceso el menor, recordemos que cada persona tiene unas habilidades y
que los chicos y chicas pueden experimentar de forma muy negativa la
sensación de fracaso por no haber alcanzado las exigencias familiares.

 No es recomendable hacer comidas diferentes a los que hace toda la


familia con el objetivo de adelgazar, por parte de los padres, puede
convertirse en un modelo para el hijo o hija, aprendiendo que para
mantener un peso saludable es necesario alterar el hábito alimentario
tradicional.

 Es muy importante no dejarse llevar por la permisividad social respecto a


dietas restrictivas sin control médico. Ser crítico con estas dietas y trucos
que se ponen "de moda" favorece que los hijos también lo sean y entiendan
la necesidad de comer de forma saludable y la importancia del peso como
un tema de salud, no como un tema estético.

En caso de detectar comportamientos potencialmente peligrosos será necesario


que la familia acuda a un centro de atención primaria. Asimismo, en caso de duda
o sospecha, puede hacer una consulta personalizada a la Asociación Contra la
Anorexia y la Bulimia, desde donde pueden orientar y solucionados las dudas y
preocupaciones que tenga la familia

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