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EXCESOS EN LA JUVENTUD

Es bastante complejo discutir acerca de los excesos en los jóvenes,


considerando que en lo medular, nos concentramos en los excesos en sí
mismos, sin cuestionar el por qué se producen o qué los origina. Entrando a la
pre adolescencia, los jóvenes se ven enfrentados a escenarios, instancias que
a primera vista les resultan llamativos, atrayentes, pero que a largo plazo
pueden traer consecuencias bastantes desfavorables, mencionamos por
ejemplo, el alcohol, el consumo de drogas, violencia en el pololeo, embarazos
no deseados, entre otros.
Alcohol:
Crecer no es fácil, y los adolescentes necesitan tener mentes claras, objetivos
y desafíos consigo mismos para llegar hacer adultos psicológica y físicamente
sanos; Si bien hay muchos adolescentes que aún no tienen claro que es
realmente lo que quieren en la vida o bien son muchos los que optan por no
seguir estudiando y llevar una vida completa sin aspiraciones, pues ese no es
el punto, el problema es aún mayor, los jóvenes que caen en las adicciones
del alcohol. El uso abusivo de las bebidas alcohólicas provoca que centenares
de jóvenes abandonen sus estudios y provocando un caos en el ámbito
familiar, lo cual tiene como consecuencia en la mayoría de las veces el
abandono del hogar.
Nosotros, consideramos que los adolescentes no tienen noción de este
hecho, y eso fue nuestro incentivo para la realización de este trabajo. El
propósito de la adolescencia no es borrar el pasado sino inmortalizar lo que
este tiene de valioso, y despedirse de aquellos aspectos que obstaculizan la
plena realización de las potencialidades. Es por esto que es común que los
jóvenes realicen sus actividades hasta los extremos. Por ejemplo, las salidas
de los fines de semana hasta altas horas de la noche acompañadas del
consumo de alcohol. Esto es así porque buscan maneras de sentirse vivos, de
inmortalizar las vivencias, pero muchas veces toman decisiones sin evaluar
las consecuencias, inmediatas o a futuro. Creemos importante definir los
conceptos que serán claves para una comprensión del proyecto, sería
conveniente comenzar por definir al protagonista de esta investigación: El
alcohol, o mejor dicho, las bebidas alcohólicas. Los adolescentes parecen
abusar de ellas sin ser del todo conscientes de los efectos acarreados.
Beber alcohol solo es perjudicial si abusamos en su ingestión ya que cualquier
cosa que hagamos en su exceso será malo. Forma parte de una costumbre
social, como hemos visto, muy arraigada desde hace siglos y lo más probable
es que continúe.
Lo que no debe continuar es el abuso. Lo malo es que a veces, por culpa de la
inconciencia de esas personas que están en estado etílico, muchos inocentes
pagan las consecuencias.
Un ejemplo típico sería un accidente automovilístico. Un señor que estaba
ebrio y va y choca a otro conductor, quien no ha tenido la culpa, sin embargo,
por causa del accidente, fallece. Es una situación verdaderamente injusta.
Por tanto, ingerir bebidas alcohólicas puede tornarse un serio problema para
la persona si se llega a abusar de ella. En otras palabras, puede convertirse en
una enfermedad.
¿Qué puede llevar a una persona a ser dependiente del alcohol?
En todos los casos serán circunstancias muy personales. La OMS señala al
respecto ““La dependencia es un conjunto de fenómenos conductuales,
cognitivos y fisiológicos que pueden aparecer después del consumo repetido
de alcohol.
Estos fenómenos típicamente incluyen deseo intenso de consumir alcohol,
dificultad para controlar el consumo, persistencia del consumo a pesar de las
consecuencias perjudiciales, mayor prioridad al consumo frente a otras
actividades y obligaciones, aumento de la tolerancia al alcohol y abstinencia
física cuando el consumo se interrumpe”.
En general, los estudiantes que beben grandes cantidades de alcohol,
comparados con los que no beben, exhiben más conductas de riesgo para si ́
mismos y para los demás.
Sin embargo, todo el mundo sabe que si un joven menor de edad desea
beber alcohol, consigue hacerlo por mucho que esté prohibido su consumo.
De hecho, los jóvenes se reúnen en la calle y obtienen sin dificultad bebidas
alcohólicas. El uso abusivo del alcohol es hoy en día una de las principales
causas de mortalidad, a la par que otras enfermedades.

Adolescencia:
La conducta de los jóvenes de hoy se pueden ver influenciadas de distintas
formas, una de ellas es trasgrediendo las reglas solo por transgredirlas, solo
porque sí. No aceptan límites, los proyectos de corto plazo, la priorización de
los deseos y la confusión de estos con necesidades reales. En relación con su
sexualidad, lo ven como algo con más acento a lo genital que afectivo, lo que
los hace más proclives a lo promiscuo.
Hay que tomar en cuenta, que la adolescencia es una etapa de constantes
cambios que está marcada por la inestabilidad y, en la mayoría de las
ocasiones, el desconcierto y la confusión de los propios jóvenes ante sus
cambios, lo que los puede llevar a tener la sensación de inmortalidad, que se
sientan invencibles, que el futuro no esté en su mente, es cosa de adultos,
ajena para ellos. Esto visto de una manera de vida, es normal que el
adolescente actúe de esta forma, es lo normal para esa edad, el problema
viene cuando se cierra ese ciclo y se continúa con ese comportamiento y ya
siendo adulto lo mantiene.
Según el médico alemán Rudiger Dahlke:
“La maduración es un proceso que se va dando con el tiempo, pasando las
diferentes etapas de la vida, se cierran ciclos “
Los excesos en los jóvenes en drogas y alcohol, pueden ser desarrollados por
diferentes tipos de riesgos, ejemplo:
• Contar con historial familiar de abusos de sustancias
• Estar deprimidos
• Sienten que tienes cosas internas sin resolver
• Baja autoestima
• No se sienten que pertenecen al grupo de pares
Esto a la vez podría llevar a pensar a los jóvenes que la adolescencia es, por
naturaleza, el momento de probar cosas nuevas. El problema está en la edad
en que se origina e inicio del consumo de alcohol, drogas ilegales, y otros
excesos.
El que consuman alcohol y drogas no solo los llevan a hacer cosas que al día
siguiente no recordaran si no que se produce el fomento de las relaciones
sexuales sin protección, lo que acarrea el contagio de enfermedades de
transmisión sexual y otros riesgos como el embarazo precoz, también
conlleva a accidentes de tráfico y tránsito, que representan una de las
mayores causas de muerte prematura entre los jóvenes, y una de las más
problemáticas que se da en los excesos de alcohol y violencia es la
proliferación y desarrollo de la violencia, especialmente de la violencia de
género, porque como se encuentran buscando su propia identidad y esto lo
hace generalmente a revelarse contra las figuras de autoridad: padres,
directores, y autoridades y por cierto su entorno.
Finalmente, solo agregar, que no habrá forma de dar la batalla contra estos
flagelos, si no interviene fuertemente el pilar fundamental y este es la
familia, por tanto:
Los padres no solo deben preocuparse de sus hijos sino que ocupados en sus
hijos. Y esto significa hablar, supervisar, estar presentes, llevarlos, traerlos,
saber dónde están y con quien están. Esto es lo único que podría funcionar
de forma casi segura por si sola frente a la protección de los hijos en relación
a ciertas conductas de riesgo como el consumo de alcohol, y drogas.

Es común que las autoridades recomienden a los padres la constante


vigilancia de los hijos adolescentes. Para el discurso oficial se considera
preventivo saber siempre dónde se encuentran, con quien andan y a qué se
dedican; pero para el adolescente esta conducta controladora es
persecutoria y la mayoría de las veces logra un efecto contrario al que busca,
porque en lugar de facilitar el buen comportamiento, más bien provoca la
mentira y la trasgresión que desafía la norma.
El control de los hijos es asociado en términos educativos con un suficiente
cuidado, pues se cree que una vigilancia basada en el reforzamiento del no,
es la mejor manera de prevenir contratiempos. Lo que hay de fondo en esta
propuesta policiva de endurecer la norma, es una concepción social del
adolescente según la cual él siempre busca una satisfacción indiscriminada y
caprichosa de sus anhelos. Como el adolescente es alguien que reclama gozar
como un adulto y al mismo tiempo ser tratado como no responsable de las
consecuencias de sus actos, hay que reforzar la ley para que lo regule.
Un Código de la infancia y la adolescencia que promete garantizar “pleno y
armonioso desarrollo” a los niños, niñas y adolescentes, más un “ambiente
de felicidad amor y comprensión”, no parece hecho para este mundo. Lo que
menos le interesa al mundo globalizado de este momento es propiciar
condiciones para que se den en el seno de la familia y de la sociedad esos
tres valores. Hoy se cree que la clave de la felicidad está en el éxito obtenido
a como de lugar. El amor como don simbólico ha cedido su lugar a la
rivalidad, los celos y la hostilidad, mientras que en lugar de comprensión
tenemos intolerancia y segregación. El “reconocimiento a la igualdad y
dignidad humana sin discriminación alguna”, se queda en el papel y en su
lugar tenemos desigualdad, indignidad y discriminación.
En consecuencia, esta época parece tener menos interés en decirle sí a la
introducción del adolescente en el deseo que humaniza sus pulsiones y en
una elección de existencia que no sea mortífera para sí mismo y la sociedad,
que en exponerlo a factores de riesgo que lo empujan hacía lo peor.
El otro del que se desprenden los significantes que en la actualidad le sirven
como base al adolescente para fabricar una identidad, poco le ayuda a
arreglarse adecuadamente con su cuerpo, a lograr un sentimiento de la vida
que no se debilite ante la primera contrariedad y a elaborar un marco para la
realidad del instante que vive. El Otro parece hoy transmitir lo peor de él:
violencia, adicciones, corrupción, psicosis, perversión, depresión, debilidad.
Podemos decir que lo menos peor que en la actualidad “tenemos para
transmitir a los niños”2 es la neurosis. Dice Alexandre Stevens, que esta
transmisión al menos ofrece la posibilidad de ver que si “la neurosis es muy
pesada hará falta un análisis”3 y un análisis, si bien exige decisión, no es una
catástrofe, sino el intento de hacer pasar por la palabra un goce que se ha
vuelto excesivo e incontrolable.
Ahora bien, decirle sí al adolescente no es satisfacerle todos su caprichos, ni
entregarle lo que pida basado en la esperanza de que si percibe
complacencia por él, será más permeable a la ley, decirle sí es más bien
acompañarlo en sus “invenciones un poco originales […] en relación al punto
en que él mismo no está tomado en la adolescencia”. La invención
significante del niño allí donde se torna rebelde e interroga los ideales
establecidos, allí donde se resiste a ser tomado por éstos, necesita un
reconocimiento del padre. Este acto, lejos de conducirlo a la catástrofe, lo
provee de los elementos simbólicos necesarios para hacer una elección
deseante que tome su consistencia de la ley.
Un niño que no quiere ir a la escuela de fútbol como lo hace la mayoría,
porque piensa que ese deporte es rudo, ni reunirse a menudo con los demás
de su edad a escuchar regetón porque considera que “ese sonsonete no
tiene valor musical”, pero le gusta dibujar, leer, pescar, caminar por el campo
con los adultos más cercanos y practicar algún deporte que no sea tan
riesgoso como los considerados.-
Falta de metas:

Bibliografía
-Diccionario de la real academia española (2014).
Diccionario de la real academia española, recuperado de
http://dle.rae.es/?id=0nrQ4BH
-organización de estados americanos (2015) informe sobre
el uso de drogas de las Américas de 2015, recuperado de
www.cicad.oas.orgapps document
-Villarroel (2015) revista pediatra al día recuperado de
pediatraaldia.cl/adolescentes-y-alcohol/
- Villarroel (2015) revista pediatra al día recuperado de
www.pediatraaldia.cl/adolescentes-y-alcohol/
-escuela de salud pública de la universidad sun yat-sen en
guangzhou(2010) archives of pediatrics & adolescent
medicine recuperado de https://www.psc.isr.umish.edu
detail
-american academy of family physicians (2018) portal family
doc.or. recuperado de
https://www.google.cl/amp/s/es.familydoctor.org/comer-
en-exceso-en-ninos-y-en-adolescentes/amp/
-saalem, En sus propias palabras: un sueño que se
desvanece, recuperado de
https://www.unicef.org/ecuador/pub_adolescence_s cp.pdf
-Marianne, En sus propias palabras: un sueño que se
desvanece, recuperado de
https://www.unicef.org/ecuador/pub_adolescence_s cp.pdf
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