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Francisca Noguerol
Universidad de Salamanca
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All content following this page was uploaded by Francisca Noguerol on 23 August 2017.
n °. 57
Eros y Afrodita
en la minificción
por
Dina Grijalva
(antóloga)
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contenido
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sucumbir ante un cuadro de empalagamiento o indiges- En esta feliz voracidad lectora constaté que la minific-
tión microcuentista; pero, con unos días de reposo mini- ción es vértigo, deslumbramiento, intensidad. Y, cuando
ficcional, el mal desapareció. Regresé golosa y gozosa a la confluye con Eros o Afrodita y el placer o el deseo se es-
lectura y devoré otros cuantos miles de minificciones. Del criben en estos textos breves, veo que la minificción, como
alrededor de 15 mil minitextos leídos, en una primera eta- el propio erotismo, también puede ser arrebato, encan-
pa, tomaba los que a mi parecer transportaban en sus pa- tamiento, voluptuosidad, rapto, alegría, regocijo, deleite,
labras algún gradiente de erotismo y reuní así un conjunto frenesí, latido de vida, embeleso, celebración, éxtasis, fas-
de 482 brevedades en donde Eros asomaba su rostro o de cinación, plenitud, alborozo, pasión, extravío, desenfreno,
plano el cuerpo completo. gozo, celebración, dicha y puede ser: dulce, perversa, pú-
De ese conjunto debía formar este libro, guiada por el dica, depravada, festiva, audaz, explosiva, impetuosa, abis-
criterio inicial de que la calidad literaria fuera lo que de- mal, vehemente, transgresora, pulsión que emerge de los
terminara la selección, aun asumiendo la subjetividad que abismos interiores, subversiva, detonante de la felicidad; en
esto entraña. otra palabras: expresión textual de un erotismo múltiple y
Llegaron entonces los días felices de elegir los microrre- plural al que nada de lo humano le es ajeno.
latos para formar la antología. Y llegaron también noches Y como la brevedad va de la mano con lo intenso, fas-
de desvelos por las múltiples y diversas dudas. Días y no- cina ver cómo las minificciones eróticas expresan el deseo,
ches en las que trasladaba textos del archivo titulado “mi- pulsión o placer, de manera directa, sin palabras exceden-
nificciones eróticas reunidas” (las 482) a otro: “antología tes o preliminares; leerás aquí textos breves o brevísimos
de minificción”; y era una de meter y sacar textos (el Cro- en los que la pasión y el arrebato pueden ser desatados por
nopio los llamó textículos) de un archivo a otro, sobre todo un solo sentido: la vista, el oído, el gusto. O textos donde
de meter, siempre en la búsqueda del máximo placer para alguna filia aparece en su pureza. También leerás en esta
quien lee estos preliminares. Finalmente comprendí que antología, minificciones en las que son las propias palabras
llegaba el momento de compartir los hallazgos y publicar- las detonantes del erotismo, en las que el placer sensual se
los para multiplicar los placeres en múltiples lectoras y lec- engarza con el placer del lenguaje, en las que el discurso
tores. Ahora que tienes en tus manos estos artefactos tex- artístico se vuelve un cuerpo erótico cuyo poder de seduc-
tuales, de diverso voltaje, más o menos elusivos y etéreos, o ción invita a participar y a interpretar.
candentes, algunos convocando a un sentido en particular Si la minificción busca la participación de quien lee y
y, otros, a la sensibilidad corporal, siempre persiguiendo mantener en vilo la mente de la lectora o el lector, cuando
un temblor, un estremecimiento, un estallido, deseo que la se trata de una minificción erótica propicia, además, que
lectura de estas minificciones actualicen la frase feliz que las palabras permitan vislumbrar el universo de la pasión
Marco Denevi escribió en ese exquisito libro de recreacio- y estremecer no sólo la mente, sino el cuerpo. Raúl Bras-
nes eróticas que es su jardín de las delicias: “Eros siempre ca llamó a los microcuentos “diminuto remolino de pala-
difunde alegría en el melancólico mundo donde vivimos”. bras”; ese remolino suele transformarse en tornado cuando
Francisca Noguerol
Universidad de Salamanca Apenas él le amalaba el noema a ella se le agolpaba
el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambo-
nios, en sustalos exasperantes.
Julio Cortázar
Los amantes
Ellos son dos por error que la noche corrige.
Eduardo Galeano
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