Professional Documents
Culture Documents
GRÓN
por la verdad del ser”; es decir, dicha metafísica implicaba una defini
ción anterior sobre la esencia del hombre (24). Es posible ver trazos de
este punto en el fragmento de Fadanelli que cité arriba, ya que son estos
fundamentos “previamente establecidos” los que hoy en día, para él, se
hacen insostenibles o, por lo menos, garantes de sospechas. A la hora de
determinar la esencia del hombre, o, en otras palabras, la humanidad
del ser humano, decía Heidegger, “el humanismo no sólo no pregunta
por la relación del ser con el ser humano, sino que hasta impide esa
pregunta, puesto que no la conoce ni la entiende en razón de su origen
metafísico” (24). Para Heidegger, el paso que seguía, y que siguió a esta
enunciación era precisamente cuestionar el ser de la metafísica.
Desde el inicio de la Carta, Heidegger lleva a cabo el proceso
de destrucción productiva, o deconstrucción, que caracteriza su obra,
en un intento de quitarle los lastres metafísicos al lenguaje, para poder
así dar paso a un pensar comprometido con “el ser para el ser” (12). Es
sólo mediante este proceso que puede abolirse la interpretación técnica
del pensar, que data de Platón y Aristóteles, y la cual lo reduce, según él,
al “procedimiento de la reflexión al servicio del hacer y fabricar” (13).
Este pensar, dice el alemán, sólo puede pensar lo que ya es; “[a]hora
bien, lo que ante todo es’ es el ser. El pensar lleva a cabo la relación del
ser con la esencia del hombre. No hace ni produce esta relación” (11).
Para Heidegger, es sólo mediante el pensar que se abre la posibilidad de
devolver al humanismo “un sentido histórico más antiguo que el sen
tido que historiográficamente se considera más antiguo” según el cual
humanismo significaría “que la esencia del hombre es esencial para la
verdad del ser, de tal modo que lo que importa ya no es precisamente
el hombre simplemente como tal” (61-62).
En el ensayo de Fadanelli, esta idea se leerá del siguiente modo:
“Podemos pensar porque la materia de nuestro pensamiento existe antes
que nuestra disposición a pensarla. . . . somos una especie de obreros de
lo posible, magníficos, incansables orfebres de lo que ya existe” {En bus
ca 8-9). De modo que es en la idea de que sólo puede pensarse o hacer
se lo que ya es que la advertencia de la madre de Fadanelli se encuentra
con la de Heidegger, volviéndose el fundamento de lo que vendrá a ser
la vagancia: una renuncia al imperativo técnico de la innovación y el
progreso que impera en la modernidad. Asimismo, el concepto de “pen
sar” de Heidegger resonará en el vagar como medio de conocimiento del
mexicano en tanto que los dos buscan quebrantar el ritmo técnico que
El peligro del ludita 457
la literatura las torna más oscuras y de ese modo enciende una luz en
busca de un conocimiento más profundo del hombre” (60). El terreno
de las ciencias y el de la literatura son totalmente distintos. Para el au
tor, la literatura opera en el mismo terreno que lo hace la vagancia. De
hecho, podría decirse tal vez al revés: la vagancia opera en el terreno de
la literatura, o como la literatura, puesto que es desde esta última que
se desarrolla el concepto en primer lugar. Fadanelli halla el ejemplo en
Michel de Montaigne:
trabajo instrumental, para el que sólo “basta que . . . sean humanos” los
que trabajan. Puesto de otro modo, para Fadanelli, la diferencia entre
uno y otro estriba en que, como expuse anteriormente, la literatura,
y las artes por extensión, envuelven una expresión personal que es el
testimonio singular de un ser en el mundo, de un ser inconveniente siem
pre en un proceso de hacerse mediante la imaginación y la experiencia
personal. La producción artística y literaria implica el “derroche, la
ausencia de meta definida, . . . la pasión que corroe sin más asunto que
encontrase a sí misma” del ser accidental de la vagancia (Elogio 100). La
producción técnica es solamente una evolución impersonal enajenada de
esta expresión, en tanto que, en la técnica, dicha expresión está ordena
da y emplazada de acuerdo a dictados predeterminados, de modo que
los rastros de su excepcionalidad desaparecen a favor de la economía, la
optimización, y la instrumentalidad.
Es alrededor de estas latitudes que la vagancia de Fadanelli,
que quiere ser exposición a la alteridad y a lo contingente, comienza
a desteñirse y a desperdigarse hasta abrir la posibilidad de conver
tirse en un discurso excluyente, exclusivo, y tanatopolítico. El juicio
de valor implícito en la pregunta de Fadanelli y sus respuestas— la
literatura valorada sobre la técnica— atestigua sus deudas con el discurso
heideggeriano sobre la técnica moderna. Como anuncié antes, este des
varío esta íntimamente atado a lo que Timothy C. Campbell ha llamado
una cripto-tanatopolítica en el pensamiento del alemán.
En su libro Improper Life: Technology and Biopolitics from Hei-
degger to Agamben (2011), Campbell parte de la impresión de que
tanto el pensamiento sobre la técnica de Heidegger, como el de sus
herederos (Giorgio Agamben, Peter Sloterdijk, Roberto Esposito), está
marcado por un tono cripto-tanatopolítico en el cual la reflexión sobre
la tecnología siempre conduce a un horizonte marcado por la muerte.
Cabe recordar, como dije en mi discusión anterior de la técnica en Hei
degger, que para el alemán el hombre siempre se halla amenazado por
los efectos de una tecnología que lo enajena de la propiedad del ser. La
deriva tanatopolítica en el pensamiento de Heidegger, dice Campbell,
se halla en el hecho de que su reflexión sobre la técnica moderna crea
“a new grouping where before only mankind or humanity existed,
configuring two forms of life where before there was only one who
acted (and wrote) properly” (9). El primero es un hombre, como el
bolchevique, para Heidegger, que se entrega al mundo técnico y social
El peligro del ludirá 465
35, 106). Sin embargo, insisto en que se trata de una posibilidad ta-
natopolítica, un desliz, y no un fracaso total del concepto, puesto que
en Elogio de la vagancia, texto en el que Fadanelli desarrolla y piensa
más profundamente a la vagancia como concepto y forma de vida, el
autor logra evitar caer en esta trampa, abriendo un resquicio para que
en la masa aparezca una “liebre [que] asome las orejas de su escondi
te (Elogio 63). Es decir, en Elogio, si no en los anteriores En busca y
Plegarias, o en el posterior Insolencia, Fadanelli abre la posibilidad para
que quien es rehén de la impersonalidad e impropiedad de la técnica,
pueda reapropiarse de la extrañeza de su ser accidental, su vagancia, y su
expresión personal. Sin embargo, a pesar de estas precauciones, ¡hélas!,
la vagancia no logra escapar el horizonte tanatopolítico que la acecha
porque mantiene intacta la separación misma. De modo que es posible
concluir que Fadanelli, en su intento de articular una forma de vida que
resista el peligro de un presente tecnocrático, termina internalizando un
peligro mayor en el que la literatura se convierte en la maquinaria de
una oscura partición que distingue entre unos que valen más, y otros
que valen menos.
NOTAS
1Una primera versión de este trabajo se presentó en la XIX Annual Juan Bruce-Novoa
Mexican Studies Conference. Permanezco en deuda con todos aquellos que participaron
de la discusión subsiguiente.
4También vemos este gesto en la biografía que Anagrama, su editora española, coloca
en su página web: “Entre otros empleos memorables tuvo el de vendedor de bienes
raíces, arriero, vendedor de árboles navideños en una esquina de Nueva York; también
atendió en el mostrador de una pastelería en Madrid” (“Guillermo Fadanelli”).
5 Hasta la fecha se han publicado cinco artículos académicos sobre la obra de Fadanelli,
todos ellos enfocados en su novela Lodo (2004), que versan sobre el consumo y la
globalización (Goldberg), la representación de la mujer (Palaversich), las influencias
estéticas en la novela (Peláez Máximo), y el pensamiento ético en la novela (Ruisánchez).
6 En las primeras páginas de Plegarias de un inquilino hay una errata que atribuye el
libro al año 2005, a pesar de que en la nota de imprenta, al final, se aclara que el libro
se terminó de imprimir para el 2006, mismo año en el que apareció en las librerías
mexicanas. Vale la pena mencionarlo, porque en muchas bibliografías suele aparecer
erróneamente como anterior a En busca de un lugar habitable.
8 Recorriendo las reflexiones de los cuatro libros, se hallan tres autores constantes: Peter
Sloterdijk, Hans-Georg Gardamer y Martin Heidegger. Sin embargo, es éste último,
Heidegger, y especialmente su Carta sobre el humanismo, quien dirige y condiciona la
crítica de Fadanelli, de modo que será el único que trataré en este artículo. Sin embargo,
tanto la ensayística como novelística del mexicano están plagadas de autores recurrentes,
El peligro del ludirá 469
entre los que priman los mencionados. Me parece que en el caso de Fadanelli es pro
ductivo leerlo contra aquellos autores que resurgen más a menudo entre sus páginas,
ya que como propone en Plegarias de un inquilino, “en vez de leer todo lo que se ha
escrito acerca de un tema, es conveniente . . . encontrar en sólo unos cuantos libros
las claves que nos ayudarán a ‘descifrar’ el mundo . . . con el fin de encontrar lo que
tienen en común: en suma, descubrir lo esencial” (98).
OBRAS CITADAS
Palaversich, Diana. “Las trampas del sexo. Dos caras del realismo sucio”. Palabra y el
Hombre: Revista de la Universidad Veracruzana 126 (2003): 193-201. Impreso.
Peláez Máximo, Patricia Isabel. “Los estudios no matan las pasiones: Tendencias esté
ticas en Lodo, de Guillermo Fadanelli”. Nada es lo que parece: Estudios sobre
la novella Mexicana, 2000-2009. Ed. Miguel Rodríguez Lozano. México:
Universidad Nacional Autónoma de México, 2012. 55-68. Impreso.
Piccato, Pablo. City o f Suspects: crime in Mexico City, 1900-1931. Durham: Duke U
P, 2001. Impreso.
Ruisánchez Serra, José Ramón. “Literaturas del bien: Contraescrituras del mal: El
caso Fadanelli”. Revista de literatura mexicana contemporánea 12.29 (2003):
41—49. Impreso.
Sánchez Prado, Ignacio. “La incesante paradoja del ensayo joven”. Letras libres 140
(2010): 82-83. Impreso.
Warren, Richard A. Vagrants and Citizens: Politics and the Masses in Mexico City from
Colony to Republic. Wilmington: Scholarly Resources, 2001. Impreso.
Zimmerman, Michael E. Heidegger’s Confrontation with Modernity: Technology, Politics,
and Art. Bloomington: Indiana U P, 1990. Impreso.