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Análisis de El príncipe

El príncipe, de Nicolás Maquiavelo, constituye un importante aporte a la concepción moderna de


la política. En este sentido, es una obra contradice la tradición filosófica del pensamiento político
antiguo en la cual la práctica política se encuentra ensombrecida por la idealización de gobiernos y
ciudades utópicas.

Al contrario, en El príncipe, Maquiavelo establece que el ejercicio real de la política implica


situaciones reales con hombres y pueblos reales, cuyas conductas, decisiones y acciones,
generalmente no responden necesariamente a la moral sino a las leyes del poder.

Así, pues, la importancia de este tratado radica en que deja al descubierto las verdades prácticas
del poder y muestra la forma en que frecuentemente el ejercicio del poder contradice u obvia los
preceptos morales. De allí que, en lugar de dedicarse a hacer juicios sobre la moral o la religión, se
enfoque más en cuestiones de estrategia política.

De esta manera, Maquiavelo expone detalladamente la forma en que el gobernante debe hacer
frente a las diferentes situaciones o circunstancias que se le presenten, y establece que el principal
fin de la práctica política es conservar exitosamente el poder.

Para demostrar sus teorías, Maquiavelo echa mano de situaciones históricas reales, que abarcan
desde el mundo antiguo hasta su presente.

Conviene acotar que El príncipe es la obra que da origen al término maquiavélico, utilizado con
cierta carga despectiva para condenar prácticas inmorales o malévolas, cuando en realidad esta es
una obra de gran valor por su conocimiento de la psique humana, el sentido común y el
pensamiento pragmático

l libro escrito por Maquiavelo, era un completo manual de gobierno, en esa época, el sistema de
gobierno más común, era el de los señores feudales, llamados también príncipes (primero entre
sus iguales), en este libro Maquiavelo habla sobre, cada uno de las situaciones a las que se puede
enfrentar un gobierno como este. Al principio, Maquiavelo habla sobre todos los tipos de
principados que puedan existir, como los nuevos, los hereditarios, los eclesiásticos, etc..., se habla
también sobre los tipos de ejércitos que puede haber, pero sobre este tema, profundizare más
adelante, Maquiavelo habla también sobre las personas, por las cuales hay que cuidarse, y sobre
las personas en las cuales hay que confiar, por supuesto todo lo que dice, lo apoya ejemplificando
con hechos históricos los que respaldan sus tesis. La mayoría de estos hechos, que son usados
como ejemplos, son situaciones ocurridas, la mayor parte, en Italia, España y Francia, Maquiavelo
ocupa muchos ejemplos de situaciones actuales (para el por cierto), habla sobre los papados y
sobre el reinado de Fernando de Aragón, los cuales eran contemporáneos a él.

Exclusivo para príncipes de la época, puede ser utilizado en cierta parte en la actualidad, ya que
Maquiavelo se guía mucho, por la mente del hombre y como según él, reaccionaría en diversas
situaciones, debido a que el hombre no ha reformado mucho su mente, hay muchas situaciones
en que el hombre, actuaría igual a como actuaba hace siglos atrás.

El poder considerado como uno de los ámbitos de realización del espíritu humano, y el fenómeno
político visto como la expresión suprema de la existencia histórica que involucra todos los
aspectos de la vida, es la concepción que subyace en las disertaciones de El Príncipe.

La obra nos dice que el gobernante antes que amado debe ser temido, respetado, ha de valerse de
la fuerza, ejércitos propios que le brinden seguridad no solo frente a otros principados, sino
también frente a sus propios gobernados, la fuerza, la violencia son medios idóneos para asegurar
la estabilidad, la permanencia en el principado o gobierno.

Virtudes como, la castidad, la bondad, la honestidad, templanza, serían deseables en conjunto, en


cabeza de un príncipe o gobernante, infortunadamente, la naturaleza no permite que las mismas
residan en un solo gobernante.

Un gobernante ha de mantener una imagen fuerte, robusta, frente a sus administrados, incluso los
vicios, como la avaricia

Es esta una de las cosas más importantes a que debe atender el príncipe.

Para conservar con seguridad sus Estados unos creyeron necesario desarmar a sus súbditos, y
otros promovieron divisiones en los países que les estaban sometidos. Unos mantuvieron
enemistades contra si mismos, y otros se consagraron a ganarse a los hombres que en el comienzo
de su reinado les eran sospechosos. Unos construyeron en sus dominios fortalezas, y otros
demolieron y arrasaron las que existían. Ahora bien, aunque no es posible formular una regla fija
sobre todos estos casos, a no ser que quepa, por la consideración de algunos detalles
significativos, decidirse a tomar la determinación que implique mayor cordura.

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