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La lejanía, el aislamiento, la dispersión y la poca accesibilidad son características de las

localidades que conforman las zonas rurales y de frontera en el Perú (Muñoz 2005: 7). La
situación es crítica en términos de acceso a salud, educación y justicia. Estas condiciones se han
mantenido así por muchos años. Para mejorar la calidad de vida, las autoridades deberían
comenzar a plantearse como ofrecer los servicios básicos y oportunidades de desarrollo a estas
comunidades. El acceso a estos significaría el progreso de los pueblos olvidados, ya que, con
empleos seguros y permanentes, la fuerza laboral de la zona podría abandonar actividades
ilícitas, como la minería o la agricultura ilegal. En adición a ello, la electrificación forma parte
de las necesidades básicas de la comunidad porque permite poseer herramientas más precisas y
tecnológicas a órdenes de la salud de los pobladores. También, agiliza la comunicación entre las
diferentes entidades administradoras de la ley en el país en servicio de la justicia. Finalmente, la
tecnología es parte vital en la realidad de la educación actual, con la cual se podría tecnificar las
actividades de las que estas comunidades dependen económicamente (agricultura y ganadería).
Proporcionando estas herramientas, podemos incentivar el progreso de los pobladores y, por
ende, del país. Es por ello, que debemos encontrar una propuesta con urgencia que responda a
las necesidades expuestas. Ahora bien, ante esta gran problemática, la energía solar fotovoltaica
surge como la principal solución energética, ya que, además de su profundo respeto hacia el
medio ambiente, es generadora de una gran cantidad de empleos y provee electricidad a sus
habitantes para que puedan satisfacer sus necesidades.

Por un lado, la energía solar fotovoltaica puede mejorar las oportunidades de trabajo en las
zonas rurales del Perú. International Renewable Energy Agency (IRENA) es una agencia
dedicada a promover el uso de las energías renovables en el mundo. Con este fin,
constantemente, está analizando la administración de la misma: en cuánto beneficia, quiénes y
cuántos lo usan. Esta organización revela que la energía solar fotovoltaica es el tipo de recurso
que más empleos ha generado en el 2017. Sus datos indican que la cantidad de empleos directos
creados en el sector de las energías renovables han incrementado en un 5.3%, resultando un
total de 10.3 millones de personas empleadas a nivel mundial. Dentro de ellas, se destaca la
energía fotovoltaica, ya que tiene un crecimiento del 9% y la cantidad de empleos generados
llegan a 3.4 millones (IRENA 2018: 5-7).

Empleos creados por las energías renovables


(IRENA 2018: 6)

Replicar el éxito de la industria de la energía solar en nuestro país, específicamente en las zonas
rurales, puede generar oportunidades de desarrollo a las comunidades alejadas del Perú. Sin
embargo, el mercado objetivo de esta idea se caracteriza por un bajo poder adquisitivo, baja
demanda de electricidad y ubicaciones dispersas. Estas condiciones provocan que el proyecto no
se pueda generar en gran escala por su poca rentabilidad económica. Así, resulta poco atractivo
para inversionistas privados. Además, este proyecto tiene como mayor beneficio a la alta
rentabilidad social que genera. Es por esto que el estado y los propios usuarios son quienes
plantean e incentivan los proyectos de electrificación (Muñoz 2005: 7).

En el 2006, se puso en marcha una iniciativa para instalar sistemas de energía solar en zonas
rurales financiada por el Estado peruano y el Banco Mundial. Con esfuerzo, en conjunto,
facilitaron el acceso a electricidad a aproximadamente 105 000 usuarios domésticos. Con este
proyecto, se plantearon dos objetivos adicionales: el uso productivo de la electricidad y la
movilización financiera. Por ello, 21 000 productores fueron capacitados para tecnificar sus
actividades y de esa forma mejorar su productividad e ingresos. En adición a ello, 2900
colegios, hospitales y centros comunitarios fueron beneficiados con electricidad para desarrollar
aún más las actividades de la comunidad. Al comenzar el proyecto se contabilizaron 6 millones
de personas en áreas rurales del país sin acceso a la electricidad, este número se ha reducido,
pero aún queda mucho trabajo por delante (Banco Mundial 2011: 5-8).

Por otro lado, la energía solar fotovoltaica se caracteriza por su capacidad de proveer
electricidad a los pobladores de las zonas rurales del Perú. Según Caridad Pérez, la energía
proveniente del sol es captada a través de dispositivos solares llamados paneles. Estos se
caracterizan por estar conformados por células fotovoltaicas, que transforman la energía solar
en electricidad, la cual se produce como consecuencia del denominado efecto fotoeléctrico que
se origina al incidir la radiación solar sobre materiales semiconductores (Pérez 2007:60). De
acuerdo con Edwin Ccalluche, los dispositivos solares pueden tener diferentes tamaños (desde
0.25m2) y su característica modular le permite ampliarse. Esto mejora la posibilidad de
electrificar zonas remotas o áreas protegidas, donde las opciones convencionales no pueden ser
instaladas y en consecuencia podría electrificar todo el país (Ccalluche 2015: 14).
En el año2006, la cobertura eléctrica nacional llegó al 78.7% de la población. Según José Carlos
San Miguel, esto demuestra, que todavía existen muchos pueblos alejados de áreas céntricas del
país que carecen de energía eléctrica o utilizan algún sistema de electrificación alternativo para
satisfacer su abastecimiento eléctrico en su casa o lugar de trabajo (San Miguel 2009:2). De
acuerdo con Delfor Muñoz, proponer el suministro de energía eléctrica mediante el uso de
sistemas fotovoltaicos resulta una alternativa viable, ya que la manera en la que se distribuye la
electricidad a cada uno de los hogares no resulta tan complicada como parece. Para que el
sistema fotovoltaico funcione correctamente y tenga una elevada fiabilidad de suministro y
durabilidad, debe estar conformado por un subsistema de captación, que convierte la radiación
solar en electricidad; un subsistema de almacenamiento, que almacena la energía; un subsistema
de regulación, que regula la entrada de energía procedente del campo de captación; y un
subsistema de adaptación de corriente que adecúa las características de la energía a las
demandas por aplicaciones ( Muñoz 2005: 37)

(Muñoz 2005:37)

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