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Federico Boccanera
En 1868, veinte años después del asalto al congreso, vuelve José Tadeo Monagas, el
chavista del siglo XIX sobre todo por su sumisión al resentimiento y al odio, la anomia
que esto crearía, según Jorge Olavarría [1], la resolverá temporalmente Antonio
Guzmán Blanco, pero su sistema modernizador comenzará de nuevo a decaer a partir
de 1892, para provocar otra anomia, que solo se resolverá en 1898, con la creación e
irrupción de un nuevo ejército, el ejército restaurador tachirense.
Si ha ocurrido algún "cisne negro" en nuestra historia, es 1928, esa es la fecha que debe
repetirse antes que nada.
¿Qué pasará?
La hoja de ruta
Aquí lo primero que debería señalarse es que el papel que jugará la Asamblea Nacional
y su presidente manchuriano Juan Guaidó, ya fue debidamente explicado y difundido,
en algo que llaman “la hoja de ruta”, a la cual denomino la “hoja de ruta nicaragüense”.
La resistencia, de llegar a sentirse traicionada una vez más “por los mudecos”, podría
desatarse en furia insensata de auto-asedio-auto-destructivo, con planes
esperpénticos de tranca y guarimba, mil veces descritos al enemigo, con mandos
infiltrados hasta los tuétanos, con reservas logísticas mínimas para su autonomía, con
todas las líneas de abastecimiento vital y de comunicación, en manos del enemigo, es
“la resistencia suicida” que ya describí en 2017. [2]
Y pudiese no pasar nada, hoy mismo o al cabo de unos días de caos, muertes heroicas
de radicales (también radicales chavistas, cuidado con esto) y desgaste autoinfligido,
quizás este sea el plan maestro, un plan de demolición de las ilusiones, que ya se está
alimentando con frases criminalmente irresponsables como “Venezuela un río
crecido”, “esta vez es distinto y tú lo sabes”, “ahora o nunca”, “dios con nosotros”,
frases equivalentes a las que sirvieron de marco épico a las matanzas de 2014 y 2017,
y que siguen siendo proferidas, por no otra cosa que ambiciones candidaturales de
apetito inextinguible.
Por último, meternos en una agenda aérea de gobiernos paralelos, sea en el interior o
en el exterior, solo sirve a elites atemporales, re-empacadas con “nuevo diseño”, que
desean enchufarse o re-enchufarse, y esto está tan claro que por respeto a la
inteligencia, no lo explicaré.
Dentro del drama, lo verdaderamente trágico, hasta el grado de sino maldito, es que
siempre nos montamos sobre agendas que no son nuestras ni nos convienen, y con
goce las reforzamos, y lo peor de lo peor, algunos incautos intentarán meterse como
cuña entre la agenda del chavismo de Estado y del chavismo de oposición, en otras
palabras, nos meterán, con o sin cálculo, en la posición perfecta para ser aplastados.
Y aquí el papel de los medios, es decisivo para llevarnos de la mano a la trampa, basta
ver cómo abordaron la insubordinación de Cotiza, una vez más, sin explicar lo
importante, lo crucial, por ejemplo, que FAES y GNB y los “colectivos”, son fuerzas
armadas en plural, con asignaciones distintas y precisas, el FAES (los malos esta vez)
son los que intervienen en Cotiza, salvándole la cara a la GNB, y así los periodistas del
sistema pueden alimentar la leyenda de un supuesto apoyo soterrado de los mandos
superiores hacia los sublevados, una operación de “pulitura” previa a la eventual salida
de los militares a la calle, para restablecer el orden, el hilo, la ruta a la fiesta
democrática, y por lo tanto la ruta de vuelta “al legado”. ¡Fuera Maduro y que viva el
ejército libertador!
HELP!
Ante todo esto ¿qué país con dos dedos de frente se va a meter en esta trama post-
bananera de narconación de mafias, maras, terroristas y clase política 99 % socialista?
El problema es que Castro, Ortega y el foro de Sao Paulo tomaron nota, varias notas, y
aprendieron a trancar ese juego. Es la tranca que vivimos.
No se va a meter Colombia que deberá escoger entre narcopaz y guerra, y que nunca
podría movilizarse sin asegurar antes su retaguardia: no mientras Colombia y
Venezuela sean un único territorio, sin frontera desde hace décadas, para toda suerte
de fuerzas irregulares y terroristas.
Aquí no se va a meter nadie, sin Estados Unidos dando antes la luz verde y mostrando
voluntad de acción concreta en esa dirección. ¿Entonces podrían hacerlo mediante
encargo hemisférico a Brasil, como lo han insinuado algunos analistas? El pequeño
problema que le veo a las "encargadurías", es que solo se otorgan después de
concretados y establecidos ciertos negocios, y a un volumen satisfactorio (más aún con
Trump). Los encargos, son una sociedad.
La transición YA
Nicolás Maduro fue asignado para cumplir con una misión: ejecutar a sangre fría la
etapa "impopular" de la planificación del Estado chavista, rumbo al Estado comunal,
Estado, que tendrá dos sistemas o circuitos económicos (comunismo versátil).
Como consecuencia, Maduro deberá concentrar y cargar con el costo político, esto es
crucial para poder escenificar la vuelta del legado, la superación del horror, la
instauración del chavismo pacifico-democrático-constitucional, con las fuerzas
armadas intactas, y posiblemente en el rol estelar de libertadoras, en otras palabras,
estoy describiendo la “re-seducción”.
Maduro no está para meterse en peleas de bandos o facciones, no está para crear una
fracción o tendencia, no está para ser popular, ni para ser amado, y lo más importante,
no puede decidir nada sobre su permanencia, o su final. Él sabe que deberá cargar su
destino a cuestas sin chistar, el fardo del revolucionario.
Una vez que cumpla su misión, será despachado, si alguna certeza puede existir es esta.
La creación del “madurismo”, algo que no existe, de “Maduro el traidor”, y al final, del
“Fuera Maduro”, son obras maestras de La Habana.
¿Quién lo decidirá? ¿lo decidirá Cuba, la FA, el “foro”, los socios internacionales del
Estado? Eso no se podrá saber hasta que ocurra, aquí lo que interesa, es quién
ejecutará su salida, simulando autodeterminación civil, y activará la transición.
La transición la determinará la ANC ¿recuerdan la transitoriedad en 1999?
Difícil saberlo, porque eso, aunque depende de algo obvio, que desde hace dos años se
ha expresado en posicionamientos “públicos y notorios”, no sabemos cuál puede ser el
grado de urgencia a nivel del Estado.
Entre los chavistas impacientes están sobre todo civiles, están todos los del “chavismo
originario”, del “chavismo crítico” y del “chavismo democrático”, está la fiscal Luisa
Ortega, esta Rafael Ramírez, esta José Vicente Rangel (que no quiere morir sin ver el
final) y está hasta Elías Jaua, y a este grupo de hienas, debe sumarse todo el chavismo
de oposición MUD-FA, cuya definición final solo espera por el anuncio de
megaelecciones convocadas por la ANC, por la AN, o por ambas (quien lo haga no
importa, la FA al apoyar a quien sea marcará el rumbo), y en las cuales, en forma
variopinta todos se alinearán a la promesa de la vuelta del legado para captar a la masa,
así culminará la peronización de la micropolítica venezolana, la verdadera UNIDAD.
Entre los chavistas de Estado (del Estado Venecubano) que insisten en no precipitar
los tiempos, deben estar chavistas castrenses y chavistas castristas, pero sobre todo los
realmente subordinados a La Habana, encabezados por el verdadero segundo de a
bordo, prevenido al bate para cualquier eventualidad: Tareck el Aissami.
Resumiendo
¿Un golpe militar contra un régimen militar? La fuerza armada podría sufrir fisuras,
por parte de versiones militares del chavista impaciente, especialmente si hay caos,
pero no “se van a caer a tiros entre ellos”, solo pedirán una hoja de ruta más “rápida”.
Y el orden público quedó listo para ser instrumentado, por quienes tienen la fuerza, ya
saben cómo promover “sacudones” útiles a la causa. Hoy podría salir la Fuerza
Armada, contra los “violentos, frustrados, arrebatados” (Guaidó). Hoy podría salir la
fuerza armada del hamponato (esos sí podrían caerse a tiros entre ellos) y por lo tanto,
además de caer “radicales”, podrían caer chavistas. Hoy podría haber caos, tanto
inducido como espontáneo.
Ante esto los impacientes podrían repetir “el grito de Chúo”: “o dialogamos o nos
matamos” …
@FBoccanera
Nota: por cierto ¿vieron que no me detuve en la eventualidad de Juan Guaidó, como
“presidente legítimo”? Lo hice porque quise concentrarme en lo importante, no en la
escenificación teatral.