Professional Documents
Culture Documents
SER leales abarca múltiples aspectos, de los cuales el más importante es la lealtad a Jehová Dios. Ciertamente debemos
lealtad a Jehová por ser quien es, por lo que ha hecho en favor nuestro y en virtud de nuestra dedicación a él.
¿Cómo la manifestamos? Ante todo, siendo leales a sus justos principios…
para lograrlo es indispensable que atendamos a la exhortación que se nos da en 1 Pedro 1:15, 16: “De acuerdo
con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen
que ser santos, porque yo soy santo’”. La lealtad a Jehová Dios nos impulsará a obedecerle en todo momento y a
conformar nuestros pensamientos, palabras y acciones con su santa voluntad. Significará conservar una buena
conciencia, como nos manda 1timoteo 1:3-5 “Realmente, el objetivo de este mandato [de no enseñar diferente doctrina
ni prestar atención a cuentos falsos] es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin
hipocresía”. Si bien es cierto que ninguno de nosotros es perfecto, debemos esforzarnos por hacer las cosas lo mejor
posible, ¿no le parece?... la lealtad a Jehová impedirá que abandonemos egoístamente los principios justos. Hará, en
efecto, que nos guardemos de simular lo que en verdad no somos. La lealtad demanda que obedezcamos leyes o
principios cuyo cumplimiento no es jurídicamente exigible. La lealtad a Jehová Dios también nos impedirá hacer algo que
cause oprobio a su nombre y su Reino (1 Corintios 6:7.) La lealtad a Jehová Dios ciertamente dicta que es preferible sufrir
pérdida personal que ocasionar deshonra a Jehová y a su organización…
además, la lealtad a Jehová Dios implica no sucumbir al temor del hombre. “El temblar ante los hombres es lo que
tiende un lazo, pero el que confía en Jehová será protegido”. (Proverbios 29:25.) si somos leales a Jehová Dios,
no trabaremos amistad con ninguno de sus enemigos. Por tal razón, el discípulo Santiago escribió: “Adúlteras, ¿no saben
que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, por lo tanto, que quiere ser amigo del mundo está
constituyéndose enemigo de Dios”. (Santiago 4:4.) Queremos demostrar la misma lealtad que manifestó el rey David
cuando señaló: “¿No odio yo a los que te odian intensamente, oh Jehová, y no me dan asco los que se sublevan contra ti?
De veras los odio con un odio completo. Han llegado a ser para mí verdaderos enemigos”. (Salmo 139:21, 22.)
No deseamos fraternizar con los pecadores contumaces, con quienes no tenemos nada en común. ¿No evitará la lealtad a
Dios que tengamos trato social con tales enemigos de Jehová, bien sea en persona o a través de la televisión?