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Enviado por jhendry • 11 de Julio de 2013 • Tesis • 2.196 Palabras (9 Páginas) • 2.

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CLASIFICACIÓN TAXONÓMICA: GÉNERO Y ESPECIES DE BABAS

DEFINICION DE ESPECIE NO TRADICIONALES.

Son aquellas especies que se consumen pero que no están dentro del manejo
zootécnico, estas especies pueden ser: chiguire, galápago, babo, pato, avestruz,
entre otras

CLASIFICACION TAXONOMICA.

La clasificación taxonómica de la baba corresponde a la siguiente:

Reino Animalia

Animales: Sistemas multicelulares que se nutren por ingestión.

Subreino Eumetazoa Animales con cuerpo integrado por lados simétricos

Rama Bilateria Cuerpo con simetría bilateral con respecto al plano sagital.

Filo Chordata

Cordados

Subfilo Vertebrata

Vertebrados

Superclase Gnathostomata

Vertebrados con mandíbulas.

Clase Reptilia

Reptiles: Vertebrados exotérmicos, pulmones desarrollados.

Orden Crocodilia
Cocodrilos, Caimanes y Gaviales

Familia Alligatoridae Caimanes

Género Caiman Caimanes o Yacarés

Especie Caiman crocodilus Caimán de Anteojos

El Babo; De las cinco especies de cocodrilos o caimanes de Venezuela hay una


llamada "babo" o "babilla", también denominada "caimán de anteojos" cachirre,
(Caiman crocodylus o Caiman sclerops) o "jacaretinga". Es uno de los saurios más
pequeños, cuyos individuos más desarrollados alcanzan a medir alrededor de dos
metros Los machos llegan a medir entre 1,8 y 2,5 m de largo y las hembras 1,4 m.
Su nombre proviene de la cresta ósea que tienen delante de sus ojos que parece
unirlos como un par de gafas (infra-orbital puente), de ahí el nombre. Otra línea (a
un triangular) se puede ver en los párpados superiores, que están muy osificados.
El número de dientes varía desde 72 hasta 78. Las escamas ventrales carecen de
poros y las patas no son palmeadas. Los juveniles son de color café-oliva a
amarillento en el dorso con bandas de color café oscuras sobre los lados de la cola.
Cuando son adultos, el dorso es color café oliváceo. En ambos estadios el vientre es
de color crema a blanquecino.

Es una especie de reptil carnívoro que vive en ambientes acuáticos abiertos, de


aguas tranquilas o corrientes lentas que incluyen pantanos, lagunas, esteros y
morichales, caños y ríos que desembocan al mar. Aunque pasan su vida en el agua y
se alimentan a base de animales asociados a ese medio, las hembras siempre ponen
sus huevos en un lugar seco.

Se aparean durante los primeros meses de lluvias y construyen nidos con


tierra, ramas y hojas en los lugares más altos y seguros, cercanos al medio acuático
donde viven. Allí la hembra pone una camada de treinta huevos de concha áspera,
de unos seis centímetros de largo. La incubación dura un promedio de 13 semanas.
Al nacer miden unos 20 cm. La fermentación de estas vegetales ayuda a mantener
el nido a una temperatura más constante. Estos animales tienen una determinación
de sexo temperatura-dependiente. Un nido con una temperatura más elevada
determinará mayor cantidad de machos, mientras que uno con temperaturas más
bajas dará más hembras. 28-31ºC Hembras, 31-32ºC Machos y Hembras, 32-34ºC
Machos.

En estado salvaje las hembras pueden llegar a anidar en grupos o, incluso


compartir nidos. Ocasionalmente habrá depredadores que prácticamente pueden
llegar a destrozar un nido y comerse los huevos. Las hembras no se alejan mucho
de los nidos para así vigilarlos de cerca hasta el momento del nacimiento.

La eclosión tiene lugar a los 90días y las hembras realizan cuidados de los
pequeños hasta que sean lo suficientemente grandes para poder defenderse por sí
mismos. Los caimanes hembra tienen una vida reproductiva activa entre los 5 y 10
años de edad (una vez que hayan alcanzado 0,9-1,2m). Los machos alcanzan la
madurez sexual a un tamaño mayor pero, al crecer más rápidamente, son capaces
de criar a la misma edad. El ranking social influye sobre la edad de madurez sexual;
aquellos que comen más, crecerán más rápidamente y alcanzarán el tamaño antes
que otros.

Dos meses más tarde, los pequeños babos salen del cascarón ayudados por la
madre o cortándolo desde su interior con un pequeño "diente" desechable que
poseen en la punta del hocico. Su carne y su piel constituyen un recurso económico
que confiere valor a la fauna llanera.

Las babas pertenecen a una familia, los Aligatóridos, distinta a la de los


cocodrilos, de los cuales se diferencian por su menor tamaño, por tener un hocico
ancho y redondeado en lugar de largo y estrecho y porque el cuarto diente de la
mandíbula inferior destaca por ser mayor que los otros dientes inmediatos, encaja
en un hueco de la mandíbula superior, en vez de coincidir con una hendidura,
como ocurre con los verdaderos Cocodrilos; lo que determina que en los Cocodrilos
el diente quede al descubierto aun cuando el animal tenga la boca cerrada.

Esta especie se encuentra activa durante la noche, aunque durante el día se


observan en reposo asoleándose a la orilla de los cuerpos de agua. Es un animal
carnívoro que se alimentan a base de animales asociados a ese medio,
principalmente de crustáceos, caracoles e insectos en el estadio de crías y juveniles
(menores de 1 m), en tanto que los adultos son predadores oportunistas que comen
cualquier cosa que puedan matar, como caracoles, reptiles, anfibios, peces y
pequeños mamíferos. En zoocriaderos; el alimento debe suministrarse molido y
con sus componentes finamente mezclados, y la presentación será bajo la forma de
embutidos largos y delgados colocados sobre tablas. Estas últimas serán retiradas
al momento de la limpieza de los estanques.

Los animales deben ser alimentados a una misma hora, a los fines de no
ocasionarles molestias. La cantidad y frecuencia de suministro dependerá de la
talla de los animales y de los estilos particulares que se ajusten mejor a los
requerimientos del productor. El alimento estará constituido fundamentalmente
por proteínas de origen animal, complementadas con minerales y vitaminas,
manteniendo una relación de calcio-fósforo dé 1,5:1. Los suplementos utilizados en
la cría industrial de aves llenan estas condiciones. Las proporciones recomendadas
de suplemento están

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Biodiversidad

Baba o Caimán de Anteojos


28 enero, 2016 Jesus Osilia 0 Comentarios Baba o Babo, Caiman crocodilus, caimán de
anteojos, Fauna de los Llanos
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Conociendo la Biodiversidad de Suramérica

Baba o Caimán de Anteojos | Características | Diferencias entre la Baba o


Caimán de Anteojos y el Cocodrilo del Orinoco |
Baba o caimán de
anteojos

A nivel mundial, el orden de los Crocodylia está representado por 3 familias: Crocodylidae,
Alligatoridae y Gavialidae, las cuales incluyen un total de 23 especies. Once de ellas (todas
pertenecientes a las dos primeras familias mencionadas) están presentes en el continente
americano, principalmente en Suramérica, en donde habitan siete especies.

En Venezuela hay 5 especies de crocodilios, dos de ellos pertenecientes a la familia


Crocodylidae: el cocodrilo o caimán del Orinoco (Crocodylus intermedius) y el
cocodrilo o caimán de la costa (Crocodylus acutus). Las otras tres pertenecen a la familia
Alligatoridae: el babo morichalero (Paleosuchus palpebrosus), el babo negro
(Paleosuchus trigonatus), y el babo, baba o caimán de anteojos (Caiman crocodilus).
Ésta última la de mayor presencia y distribución en el país, y a nuestro parecer uno de los
animales que en mayor medida –junto al Chigüire o Capibara (Hydrochaeris
hydrochaeris) y el Garzón Soldado (Jabiru mycteria)–, caracterizan el paisaje del Llano
venezolano.
El caimán de
anteojos tiene un hocico corto y grueso. Nótese la carena entre los ojos.
Por lo general, la baba o caimán de anteojos no es peligrosa para el hombre. Más bien son
tímidas, y se alejan o esconden cuando nos acercamos a ellas. Las babas adultas miden entre
1,1 y 2,75 metros de longitud, mientras que las hembras son más pequeñas y no pasan de 1.80
metros. Es una especie que suele ser traficada y tenida como mascota, hasta que crecen y
terminan siendo abandonadas en cualquier laguna, estero, río o estanque cercano.

También es muy buscada por cazadores furtivos y oportunistas en general, que no dudan en
dispararle a cuanto animal se mueva en el monte para aprovechar su piel o consumir su carne.

En Venezuela, esta especie está sometida a un programa de aprovechamiento sustentable


coordinado por el Ministerio del Ambiente (Resolución Nº15, Gaceta Oficial Nº 38.421 del
21/04/2006), y en el ámbito internacional su comercio está regulado por la convención CITES,
al estar incluido en su Apéndice II.

A primera vista, la baba y el cocodrilo del Orinoco –para quienes no están familiarizados con
ambas especies– son bastante parecidos. Un detalle que nos ayuda a identificarlos en la
distancia, sin necesidad de acercarnos mucho, es que las escamas dorsales en el cocodrilo del
Orinoco están profusamente carenadas y sobresalen a manera de espinas, mientras que en la
baba se presentan más lisas.
Cocodrilo del Orinoco en el Caño Matiyure, Venezuela. Nótense que las
escamas dorsales son muy carenadas
Las escamas dorsales en la baba o caimán de anteojos no son tan
carenadas como en el Cocodrilo del Orinoco, y por ello lucen más lisas

Cocodrilo del
Orinoco
Si estamos un poco más cerca veremos entonces que el cocodrilo del Orinoco posee un hocico
bastante más largo y estrecho en comparación con el de la baba o caimán de anteojos, algo
corto y grueso. Además, cuando el cocodrilo del Orinoco cierra la boca se mantiene visible el
cuarto diente de la mandíbula inferior.

En cambio, cuando la baba tiene cerrada la boca únicamente quedan visibles los dientes de la
mandíbula superior, como podemos observar en las fotos de más abajo.
Baba o Caimán de
Anteojos
En la foto de la derecha, la flecha señala otro rasgo que nos ayuda a distinguir ambas especies.
Las babas presentan un característico borde transversal que se extiende entre las órbitas
oculares, siendo esa la razón del apelativo “caimán de anteojos”.

Por lo demás, los cocodrilos del Orinoco son mucho más grandes que las babas, pudiendo
alcanzar hasta seis metros de longitud; aunque los que usualmente se ven asoleándose en los
ríos de los estados Apure, Cojedes y Guárico (río Manapire) no sobrepasan los cuatro metros.

Un dato interesante para poder identificarlos de noche es que el reflejo de los ojos del cocodrilo
del Orinoco cuando se hace incidir una luz sobre ellos es azul-verdoso, mientras que en la baba
es rojo-anaranjado.

Como todo crocodilio, las babas son animales ectodermos, es decir, necesitan el calor del sol
para regular su temperatura corporal y mantener el metabolismo en niveles adecuados. Es por
eso que usualmente las vemos fuera del agua durante varias horas al día, completamente
inmóviles, asoleándose. Pero son capaces de reaccionar de manera explosiva si se sienten
amenazadas y correr al agua con increíble rapidez.

Son exclusivamente carnívoros, y su dieta varía de acuerdo a la edad y disponibilidad de


recursos. Así, puede alimentarse de insectos y otros invertebrados al comienzo de su vida,
peces, caracoles y crustáceos en su etapa juvenil, mientras que los adultos son depredadores
oportunistas que comen todo lo que esté a su alcance, incluyendo reptiles y pequeños
mamíferos.
Cría de Baba o Caimán de Ateojos

Cría de Baba parcialmente escondida


Su actividad reproductiva se inicia con la llegada de las lluvias. Las hembras construyen sus
nidos con restos vegetales en la orilla de los cuerpos de agua y ponen alrededor de 30 o 40
huevos por nidada, los cuales son incubados entre 70 y 90 días. Durante este tiempo la madre se
hace cargo de la protección y cuidado del nido, y posterior al nacimiento protege a las crías por
algunas semanas más, hasta que ya ellas son capaces de sobrevivir por su cuenta. Sin embargo,
en los primeros meses de vida el índice de mortalidad es bastante elevado y se estima que solo
el 10% sobrevive al primer año, siendo sus principales depredadores el Mato de Agua
(Tupinambis teguixin), el zorro (Cerdocyon thous), el garzón soldado o jabirú (Jabiru
mycteria), la cigüeña (Ciconia ciconia) y otras garzas. Los juveniles y adultos pueden ser
predados por la anaconda (Eunectes murinus) y el jaguar (Panthera onca), entre otros.
Su distribución abarca desde México y a través de toda la América Central hasta Perú, Bolivia y
Brasil, incluyendo Trinidad & Tobago. En Venezuela lo podemos encontrar en casi todo el país,
en regiones cálidas por debajo de los 500 metros de altitud: lagunas, esteros, morichales,
pantanos, caños y ríos de aguas lentas.
Texto y fotos: Jesús Osilia

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 2
3
Los cocodrilos y caimanes de Venezuela
Cesar Barrios-Amorós

¿Cuál es la diferencia entre un cocodrilo y un caimán? ¿sabes


cuántas especies existen en Venezuela? La respuesta a esta
pregunta podría salvarte la vida si en algún momento decides
refrescarte inocentemente en aguas que le pertenecen a estos
respetables y temidos reptiles.

FEROCES Y TEMIDOS DEPREDADORES


Estás nadando en un remanso, disfrutando del agua fresca en una tarde
calurosa. Salpicas, ríes, juegas y te abandonas a los placeres del relax. Pero
no sabes que unos pequeños ojos inexpresivos te están observando.
Analizan cada uno de tus movimientos para detectar si eres una presa
factible o peligrosa; pero al rato concluyen que un animal desnudo, sin
escamas, ni pelaje, ni plumas, tan estúpido como para atraer su atención
de esa manera no puede dejar de ser la cena. El observador se sumerge
lentamente, sin dejar apenas ondas en el agua. Nadie te culpa de no verlo.
De hecho, ningún animal mil veces más dotado que un humano sería capaz
de hacerlo. Y de repente sucede. Un estallido en el agua hace que te des la
vuelta; lo último que verás son unas fauces rellenas de decenas de dientes
blancos y triangulares que te apresan, cerrándose sobre tu torso,
escucharás cómo tus huesos chasquean, después… nada.

Esta escena ha podido ocurrir en cualquier país tropical del mundo, donde
pululan los depredadores más infames, y a la vez más fascinantes, del
planeta. Es, empero, en África y Australia donde se da el mayor número de
casos de ataques de grandes cocodrilos a humanos. Será porque en el resto
del mundo ya casi han sido exterminados. Sin embargo, hasta hace tan sólo
50 años, en Venezuela también eran comunes casos como el que describo.
En la época en que abundaban estos animales, era frecuente que hicieran
presa especialmente a mujeres que iban a la orilla del río a lavar ropa. El
Padre Gumilla narra, en el siglo XVII, que “en los raudales furiosos y
remolinos en los que ocurren naufragios de embarcaciones, junto a los
sitios en que los pobladores concurren a lavarse o tomar agua, hay
caimanes (=cocodrilos) cebados en la carne humana”. Humboldt también
recoge casos similares en 1800, “nos decían los indios que en San
Fernando [de Apure] apenas se pasa el año sin que dos o tres personas
adultas, mujeres sobre todo que van a recoger agua al río, sean devoradas
por estos lagartos carniceros”. Y todos sabemos lo que le pasó a Mercedes
a la orilla del río. El tío Simón demasiadas veces nos lo cantó. El
protagonista de estos sucesos es el cocodrilo del Orinoco, con quien
volveremos más adelante.

En verdad pocos depredadores causan en el mundo un tan marcado,


profundo y temeroso respeto, como los cocodrilos, mal llamados “seres de
sangre fría”, son animales ectodermos que necesitan del calor del sol para
regular su temperatura corporal y así mantenerla dentro de los niveles
óptimos para su metabolismo.

Son reptiles que datan desde hace más de 200 millones de años, y por
tanto seres que se arrastran, están armados de dientes enormes, sus ojos
son pequeños e inexpresivos, de pupila vertical, que no dejan saber lo que
piensan; pueden estar completamente quietos por horas, y un leve
movimiento de una gacela, un venado o un chigüire a dos metros los hace
explotar de actividad, desarrollando una velocidad tan prodigiosa que
sorprende a cualquier incauto que se acerque demasiado.

Pocos saben, sin embargo, que Venezuela es uno de los cuatro países del
mundo (junto a Brasil, Perú y Ecuador) que cuenta con mayor número de
especies de cocodrílidos (orden Crocodylia), cinco especies (sólo otro país,
Colombia, cuenta con más: seis). En todo el mundo existen 23 especies. En
Venezuela existen tres especies de caimanes (familia Alligatoridae): la
primera es la baba o caimán de anteojos (Caiman crocodylus) que posee
dos formas o subespecies (C.c. crocodylus al este de los Andes,
y C.c.fuscus, la babilla, en la Hoya del Lago de Maracaibo). Existen además
dos especies más pequeñas y de hábitos más discretos, el babo
morichalero, (Paleosuchus palpebrosus) y el babo negro (Paleosuchus
trigonatus). Y por supuesto, los dos cocodrilos, el Llanero o del Orinoco
(Crocodylus intermedius), y el de la Costa o Americano (Crocodylus acutus).
Un escenario muy diferente encontraríamos en el período miocénico (hace
entre 8 y 26 millones de años), cuando en el noroeste de Venezuela
cohabitaron 14 especies de cocodrílidos, ¡algunos de hasta 11m de
longitud!

¿COCODRILO O CAIMÁN?
Antes de adentrarnos en explicaciones concretas para cada especie, hay
que aclarar dos cuestiones que emergen repetitivamente siempre que se
habla sobre tales animales. Una es sobre la terminología empleada para
referirse a los mismos; y la otra, muy ligada, es ¿cómo se distingue un
cocodrilo de un caimán?

Es curioso que en otros países la discusión terminológica no exista (tal vez


sólo en Colombia). Pero para responder hay que saber diferenciar antes los
dos tipos de animales. Los caimanes poseen un par de características
anatómicas que los diferencian rápidamente de los cocodrilos. Las dos
especies de cocodrilos venezolanas poseen un hocico extremadamente
largo en comparación con el de los verdaderos caimanes, y los dientes de la
mandíbula superior caen sobre los de la inferior en los caimanes, sin que
ninguno de ésta sobresalga. En cambio, en la mandíbula inferior de los
cocodrilos el quinto diente sobresale cuando la superior se cierra. Además,
las dos especies de cocodrilos suelen alcanzar hasta cinco metros (hay
reportes de hasta siete), mientras que el caimán más grande del que se
tiene noticia en Venezuela no sobrepasó los tres metros.

Ahora, ¿qué es una “baba” o “babilla”? La verdad es que no entiendo por


qué se denomina en Venezuela y Colombia con ese nombre al caimán de
anteojos (no he logrado desentrañar el misterio etimológico), mientras que
a los verdaderos cocodrilos (el llanero y el de la costa) se los denomina
“caimanes”, induciendo de esa forma a la confusión. Para estar claros,
todos los científicos y quienes se interesan por las especies, deberían
llamar caimanes a los integrantes de la familia Alligatoridae
(géneros Caiman y Paleosuchus) y cocodrilos a los de la familia
Crocodylidae (género Crocodylus).

BABA O CAIMÁN DE ANTEOJOS


Sin duda es el más común de los saurios acorazados del Neotrópico, y sin
duda una imagen familiar para quien viaje por el interior del país a través
de los Llanos. Su estampa omnipresente en las orillas de esteros y lagunas
lo convierte en un elemento paisajístico característico del Llano venezolano.
La baba o caimán de anteojos (Caiman crocodylus) se distribuye a lo largo y
ancho del país, exceptuando las zonas montañosas. Existen dos
subespecies, Caiman c. crocodylus, habitante de Llanos y al sur del Orinoco,
y C. c. fuscus, la babilla de los zulianos, que habita la hoya del Lago de
Maracaibo. Sus diferencias son básicamente en coloración (más pálido el
primero, y más oscuro el segundo) y por el tamaño mayor del primero. De
todas maneras hay autores que no considera válida esta diferenciación.

El caimán de anteojos es un depredador de peces, aves y pequeños


mamíferos, que no entraña peligro alguno para el hombre. Más bien es
tímido y escapa al menor acercamiento. No obstante, hay que tener en
cuenta su fortaleza (para mí, proporcionalmente a su tamaño mucho más
poderosa que la de un cocodrilo verdadero), y evitar accidentes cuando se
manejan.

PALEOSUCHUS, caimanes enanos


De apariencia prehistórica, los pequeños caimanes del
género Paleosuchus son sin duda los grandes desconocidos del público. Son
poco conspicuos y sólo habitan morichales y selva profunda. Tampoco
existen en grandes concentraciones como las babas, y su tamaño nunca
sobrepasa los dos metros. El babo negro (P. trigonatus) de hecho es un
solitario que prefiere los tramos de los ríos con mayor corriente, incluso
rápidos, aunque también puede buscar su alimento lejos del agua, en el
suelo de la selva; les gustan las aguas negras al sur del Orinoco. Se
alimentan de invertebrados (caracoles dulceacuícolas) y pequeños
vertebrados. Su pariente cercano, el babo morichalero (P. palpebrosus),
como su nombre indica, gusta de los morichales de aguas claras, aunque
también pueden hallarse en selva inundada, y arroyos de poco caudal. Es la
especie de cocodrílido más pequeña de América, y no suelen sobrepasar el
metro y medio. Su alimentación es primordialmente a base de
invertebrados, moluscos y crustáceos.

LOS VERDADEROS COCODRILOS


Existe una eterna discusión sobre cuál de las dos especies puede llegar a
ser mayor. Escribió Humboldt en sus viajes equinocciales, refiriéndose al
cocodrilo del Orinoco (Crocodylus intermedius): “(…)Hacia las cuatro de la
tarde nos detuvimos para medir un cocodrilo muerto que el río había
arrojado a la playa. Tenía sólo 16 pies 8 pulgadas de largo; algunos días
después halló el Sr. Bonpland otro, un macho, cuya longitud era de 22 pies
3 pulgadas” (lo que equivale a 6.70 m). Este animal debió ser un verdadero
monstruo, y en aquélla época no eran infrecuentes animales
verdaderamente enormes. No obstante, según varios autores, existen
cocodrilos americanos o costeros (Crocodylus acutus) que sobrepasaron los
7m, lo cual indica que esta especie sobrepasaba incluso el tamaño de los
famosos cocodrilos del Nilo, y se acercan a los no menos famoso “salties” o
cocodrilos de agua salada del Indo Pacífico, sin duda la especie de mayor
tamaño y peligrosidad.
Como se ha comentado al principio, ambas especies potencialmente
pueden constituir una amenaza para el ser humano (al fin y al cabo no
somos más que unos deliciosos mamíferos sin pelo), pero por supuesto que
el número de ambos ha descendido de tal manera que encuentros
lamentables sólo ocurren para los cocodrilos. En el mundo sólo existen unos
800 adultos de “Orinoco” (como me gusta llamar a los cocos del Orinoco),
entre Venezuela y Colombia, por lo que se trata de una especie seriamente
amenazada de extinción. El tráfico de pieles durante la primera mitad del
siglo XX fue tan dañino, que en un único año los “caimaneros” podían
acabar con 350.000 ejemplares. ¡Y esto ocurrió desde los años 20 hasta los
70!

El cocodrilo americano, por su parte, existe en una considerable franja


costera del Caribe y Pacífico, y se encuentra en menor peligro, aunque en
Venezuela sus poblaciones están sufriendo la competencia directa del
hombre, su mayor población en el país se encuentra en el Parque Nacional
Laguna de Tacarigüa en el estado Miranda. En condiciones naturales, ambas
especies se alimentan de peces principalmente, sin desdeñar grandes
mamíferos y aves.

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