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FRECUENCIA CARDIACA

Cuando comenzamos a hacer ejercicio, nuestra frecuencia cardíaca se incrementa


rápidamente proporcionalmente a la intensidad del ejercicio. Esto se ilustra en la figura
8.10. En esta figura, la intensidad del ejercicio se representa mediante el consumo de
oxígeno porque los dos están en relación directa.

VOLUMEN SISTOLICO

El volumen sistólico cambia también durante el ejercicio parapermitir que el corazón


trabaje más eficazmente. Cada vez ha quedado más claro que, con ritmos de esfuerzo casi
máximos y máximos, el volumen sistólico es un determinante importante de la resistencia
cardiorrespiratoria. Examinemos el fundamento de esto.

El volumen sistólico viene determinado por cuatro factores:

1. El volumen de sangre venosa que regresa al corazón.

2. La distensibilidad ventricular, o capacidad para agrandarlos ventrículos.

3. La contractilidad ventricular.

4. La tensión arterial aórtica o pulmonar (la presión contrala cual deben contraerse los
ventrículos).

CONTENIDO DE OXIGENO:

Diferencia arteriovenosa de oxígeno En reposo, el contenido de oxígeno de la sangre es


de unos 20 ml de oxígeno por 100 ml de sangre. Tal como se ve en la figura 9.8a, este valor
cae hasta 15 o 16 ml de oxígeno por 100 ml cuando la sangre pasa a través de los capilares
hacia el sistema venoso. Esta diferencia en el contenido de oxígeno entre la sangre arterial y
la venosa recibe la denominación de diferencia arterio-venosa de oxígeno (dif. a-v–O2),
que refleja los 4 o 5 ml de oxígeno por 100 ml de sangre tomados por los tejidos. La
cantidad de oxígeno tomada es proporcional a su uso para la producción de energía
oxidativa. Así, cuando el ritmo de utilización de oxígeno aumenta, la dif. a-v–O2 también
lo hace. Por ejemplo, durante la realización de ejercicios intensos, tal como se muestra en la
figura 9.8b, la dif. a-v–O2 en los músculos que se contraen puede incrementarse hasta 15 o
16 ml por 100 ml de sangre. Durante la realización de este esfuerzo, la sangre descarga más
oxígeno a los músculos activos porque la PO2 en los músculos es drásticamente menor que
en la sangre arterial.

FLUJO DE SANGRE

Solamente entre un 15 y un 20% del gasto cardíaco en reposo va a los músculos, pero
durante la realización de ejercicios agotadores los músculos reciben entre el 80 y el 85%
del gasto cardíaco. Este desplazamiento del flujo sanguíneo hacia los músculos se logra
principalmente reduciendo el flujo sanguíneo a los riñones, el hígado, el estómago y los
intestinos.

Al considerar la redistribución sanguínea en el cuerpo, es fácil pensar en cada uno de estos


mecanismos separadamente, pero debemos recordar que funcionan juntos. Para ilustrar
esto, examinaremos lo que le sucede al flujo sanguíneo durante el ejercicio,
concentrándonos en las necesidades de los músculos esqueléticos.

Cuando comienza el ejercicio, los músculos esqueléticos activos experimentan rápidamente


una mayor necesidad de aporte de sangre. Esta necesidad se satisface mediante una
estimulación simpática generalizada de los vasos en aquellas áreas donde el flujo de sangre
debe reducirse (por ejemplo, en el sistema digestivo y en los riñones). Esto produce la
constricción de los vasos en aquellas áreas y así se desvía el flujo sanguíneo hacia los
músculos esqueléticos que lo necesitan. Por otro lado, en los músculos esqueléticos, la
Estimulación simpática a las fibras constrictoras en las paredes de los vasos se reduce y la
estimulación simpática de las fibras vasodilatadoras aumenta. Por lo tanto, estos vasos se
Dilatan y fluye una cantidad adicional de sangre hacia los músculos activos.

Para lograrlo, la sangre se redirige o relega hacia la piel mediante una reducida
estimulación simpática, que provoca la dilatación de los vasos superficiales. Esto facilita la
pérdida de calor, porque el calor del interior del cuerpo puede ser liberado cuando la sangre
se traslada hacia la piel. Esto permite el mantenimiento de una temperatura corporal
constante. A la inversa, cuando está expuesto a un ambiente frío, el cuerpo conserva el
calor incrementando la estimulación simpática a los vasos de la piel, haciendo que se
contraigan para alejar la sangre de la piel fría.
VOLUMEN DE PLASMA

Al iniciar el ejercicio hay un aumento casi inmediato de pérdida de volumen del plasma
sanguíneo hacia el espacio del fluido intersticial. Esto es probablemente la consecuencia de
dos factores. Cuando la tensión arterial aumenta, la presión hidrostática dentro de los
capilares también lo hace. Por lo tanto, el incremento de la tensión arterial fuerza al agua a
salir desde el compartimiento vascular hacia el intersticial. Asimismo, cuando los productos
metabólicos de desecho se acumulan en los músculos activos, la presión osmótica
intramuscular aumenta, y esto atrae el fluido hacia los músculos. Con esfuerzos
prolongados puede producirse una reducción de entre el 10 y el 20% o superior en el
volumen del plasma.
Se han observado reducciones de entre el 10 y el 20% en el volumen del plasma en series
de 1 min de duración de ejercicio agotador.15 En los entrenamientos contra resistencia, la
pérdida de volumen de plasma es proporcional a la intensidad del esfuerzo, con pérdidas
desde el 7,7% cuando se hace ejercicio al 40% de una repetición máxima, hasta el 13,9% al
entrenarse al 70%.2
Si la intensidad del ejercicio o las condiciones ambientales provocan sudoración, es de
esperar una pérdida adicional de plasma. Aunque la fuente principal de fluido para la
sudoración es el fluido intersticial, éste disminuirá si la sudoración continúa. Esto
incrementa la presión osmótica en el espacio intersticial, que provoca que una cantidad
todavía mayor de plasma entre en los tejidos. La medición directa y precisa del volumen del
fluido intracelular es imposible, pero las investigaciones sugieren que también se pierde
fluido desde el compartimiento intracelular e incluso desde los glóbulos rojos, que pueden
encogerse.
Una reducción del volumen de plasma probablemente dificultará el rendimiento. Para
actividades de larga duración en las que la pérdida de calor es un problema, el flujo total de
sangre hacia los tejidos activos puede reducirse para permitir desviar una cantidad creciente
de sangre hacia la piel a fin de intentar perder calor corporal. El menor volumen de plasma
también produce una mayor viscosidad de la sangre, que puede impedir el flujo de ésta
limitando así el transporte de oxígeno, especialmente si el hematocrito supera el 60%.
En actividades que requieren varios minutos o menos, los cambios en el fluido corporal y
en la regulación de la temperatura tienen poca importancia práctica. Cuando la duración del
ejercicio aumenta, los cambios en el fluido corporal y en la regulación de la temperatura se
vuelven importantes para que el rendimiento sea eficaz. Para el jugador de fútbol
americano o para el corredor de maratón, estos procesos son cruciales, no sólo para la
competición, sino también para la superviviencia. Se han producido muertes por
deshidratación e hipertermia durante o como resultado de diversas actividades deportivas.
Estos temas los trataremos con mayor detalle en el capítulo 11.
Transporte de oxígeno

El oxígeno se transporta por la sangre combinado con la hemoglobina (Hb) de los glóbulos
rojos (>98%) o disuelto en el plasma de la sangre (<2%). Sólo aproximadamente 3 ml de
oxígeno están disueltos en cada litro de plasma. Suponiendo un volumen total de plasma de
entre 3 y 5 l, solamente se pueden transportar entre 9 y 15 ml de oxígeno en estado de
solución. Esta limitada cantidad de oxígeno no puede satisfacer adecuadamente las
necesidades ni siquiera de los tejidos corporales que están en reposo, que generalmente
requieren más de 250 ml de oxígeno por minuto (dependiendo del tamaño del cuerpo).
Afortunadamente, la hemoglobina, contenida en una cantidad de 4 a 6 billones de glóbulos
rojos de la sangre, permite transportar cerca de 70 veces más oxígeno del que puede
disolverse en el plasma.

HEMOCONCENTRACION

Por lo tanto, quedan más concentradas en la sangre. Esta hemoconcentración incrementa


sustancialmente la concentración de glóbulos rojos (entre un 20 o un 25%). El hematócrito
aumenta entre un 40 y un 50%. No obstante, el número o contenido total de glóbulos
rojos es poco probable que cambie sustancialmente.
Cuando el hematócrito se eleva, el efecto neto, incluso sin un aumento del número total de
glóbulos rojos, es incrementar la cantidad de glóbulos rojos por unidad de sangre puesto
que las células están más concentradas. Cuando la concentración de glóbulos rojos
aumenta, también lo hace el contenido de hemoglobina por unidad de sangre. Esto
incrementa sustancialmente la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre, lo cual es
ventajoso durante el ejercicio.
PH SANGUINEO

Por último, el pH sanguíneo puede cambiar considerablemente con la realización de


ejercicios de intensidad entre moderada y alta. Recordemos que el pH neutro es de 7,0; si es
mayor de 7,0 es alcalino o básico, y si es menor de 7,0 es ácido (ver capítulo 9). En reposo,
el pH de la sangre arterial permanece constante a alrededor de 7,4 (ligeramente alcalino).
Pocos cambios se producen al pasar del estado de reposo al de ejercicio de una intensidad
aproximada del 50% de la capacidad aeróbica máxima. Cuando la intensidad aumenta por
encima del 50%, el pH comienza a reducirse al mismo tiempo que la sangre se vuelve más
ácida. Esta caída es gradual al principio, pero se vuelve más rápida cuando el cuerpo se
acerca al agotamiento. Se han detectado valores de pH sanguíneo de 7,0 o menores después
de la realización de un ejercicio de sprint máximo. El pH en los músculos activos
disminuye incluso más, hasta 6,5 o menos.
La caída en el pH sanguíneo es la consecuencia principalmente de una mayor dependencia
del metabolismo anaeróbico y se corresponde con incrementos en el lactato sanguíneo
observados con intensidades crecientes de ejercicio.

GASTO CARDIACO

El gasto cardíaco aumenta en proporción directa con el incremento de la intensidad del


ejercicio hasta al menos 20 o 40 l/min. El valor absoluto varía con el tamaño del cuerpo y el
acondicionamiento de resistencia. No obstante, la relación lineal entre el gasto cardíaco y el
ritmo de esfuerzo no debe sorprendernos puesto que el propósito principal del incremento
del gasto cardíaco es satisfacer la incrementada demanda de oxígeno de los músculos.

TENSION ARTERIAL

La TAS aumenta en proporción directa con la incrementada intensidad del ejercicio. Las
TAS de 120 mmHg en reposo pueden superar los 200 mmHg al llegar al agotamiento.
TAS de entre 240 y 250 mmHg han sido declaradas en deportistas normales y sanos de un
alto nivel de entrenamiento a niveles máximos de ejercicio.
Una TAS aumentada es la consecuencia del mayor gasto cardíaco (Q· ) que acompaña a
intensidades crecientes de esfuerzo. Ayuda a conducir rápidamente la sangre a través del
sistema vascular. Asimismo, la tensión arterial determina cuánto fluido abandona los
capilares, entrando en los tejidos y transportando los suministros necesarios. Por lo tanto, la
mayor TAS facilita el proceso de transporte.
La TAS cambia poco o nada durante la realización de ejercicios de resistencia, con
independencia de la intensidad. Recordemos que la TAD refleja la presión en las arterias
cuando el corazón está en reposo. Ninguno de los cambios que hemos discutido altera esta
presión significativamente, por lo que no hay razón para esperar que aumente.

Sistema pulmonar

El sistema respiratorio en el ejercicio tiene 3 funciones básicas:

1) Oxigenar y disminuir la acidosis metabólica de la sangre venosa que está hipercápnica e


hipoxémica.
2) Mantener baja la resistencia vascular pulmonar.
3) Reducir el paso de agua al espacio intersticial. Se producen modificaciones a nivel de la
ventilación pulmonar, difusión y transporte de gases.

Durante el ejercicio intenso la frecuencia respiratoria (FR) en personas sanas puede


Alcanzar 35-45 r.p.m. llegando hasta 60-70 r.p.m. en deportistas de alto nivel.

El volumen corriente puede llegar hasta los 2 litros.

La ventilación pulmonar puede alcanzar valores 17 veces mayores que en el reposo


(100 L/min) y se modifica antes, durante y después del ejercicio.

La misma tiene 3 fases:


FASE I: la ventilación aumenta en forma brusca. (Duración: 30-50 seg.)
FASE II: el aumento se hace más gradual (3-4 min.)
FASE III: se estabiliza (solo en ejercicios de intensidad leve o moderada)

Durante el ejercicio leve o moderado el volumen espirado (VE) aumenta en forma lineal
con respecto al consumo de O2 (VO2) y con la producción de CO2 (VCO2) cuyo cociente
VE/VO2 es igual a 20-25.

Este aumento se debe a un aumento mayor del volumen corriente en comparación a la


frecuencia respiratoria.

Cuando el ejercicio es muy intenso y se instala una acidosis metabólica la relación


VE/VO2 se hace curvilínea y el aumento de la VE es a expensas de la FR, al no alcanzarse
la fase III se produce un aumento desproporcionado de la VE en relación al VO2 por lo que
su cociente puede llegar a 35-40.
El punto en el cual se produce esa respuesta desproporcionada se denomina “umbral
ventilatorio” y corresponde aproximadamente al 55-65% de la VO2 máx.

Difusión de gases

La capacidad de difusión del O2 se triplica gracias al aumento de la superficie de Intercambio.

En estado de reposo la PO2 del capilar y del alvéolo se iguala en los primeros 0,25seg.

Del tránsito del eritrocito en contacto con la membrana alveolar que es de 0,75 seg.

En total; en el ejercicio al aumentar el flujo sanguíneo el tiempo de tránsito disminuye a 0,50 ó


0,25 pero mientras no descienda más, la capacidad de difusión se mantiene.

Transporte de gases en sangre

Durante el ejercicio la hemoglobina aumenta 5-10% debido a la pérdida de líquidos y al trasvase


de los mismos desde el compartimiento vascular al muscular (hemoconcentración).

La diferencia arteriovenosa está aumentada debido a la mayor extracción de O2 por parte de las
células musculares activas.

La mioglobina que facilita el transporte de O2 en el interior de la célula muscular hasta la


mitocondria parece aumentar sus concentraciones gracias al entrenamiento de resistencia.

El transporte de CO2 desde la célula hasta los pulmones se realiza principalmente por el sistema
del bicarbonato.

REGULACION DE LA VENTILACION

Los mecanismos responsables de la hiperventilación que se produce en el ejercicio son:

1) Estímulo central: Proviene del centro respiratorio y del hipotálamo.

2) Potenciación a corto plazo: Es un mecanismo no sensorial intrínseco que provoca una


amplificación de la respuesta ventilatoria a cualquier estímulo. Se encuentra en las neuronas
del tronco cerebral.

3) Mecanismo de retroalimentación:

Integrado por dos grupos: Retroalimentación respiratoria: quimiorreceptores centrales,


periféricos y receptores en músculos respiratorios, pulmones y vías aéreas.
Retroalimentación no respiratoria: receptores en músculos, senos carotideos, receptores
venosos y cardíacos.
4) Mecanismos termo regulatorios. De estos mecanismos regulatorios algunos predominan en
una fase y otros en otra.
FASE I: Predominan el estímulo central potenciado por la retroalimentación muscular.

FASE II: A los dos anteriores se le suman la potenciación a corto plazo, la acción del potasio en los
senos carotideos y la de los gases sanguíneos.

FASE III: Actúan todos los mecanismos.

Fase rápida: representa la desaparición del comando central y de los mecanismos de


retroalimentación muscular.

Fase lenta: representa la desaparición de la potenciación a corto plazo, manteniéndose el factor


estimulador que es el aumento

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