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El Ojo Breve / Abstracción e hibridación

Por

Cuauhtémoc Medina

(23-Jul-2003).-

Iñigo Manglano-Ovalle. Museo Tamayo Arte Contemporáneo,


Reforma y Gandhi s/n, Bosque de Chapultepec. Martes a domingo,
de 10:00 a 18:00 horas. Del 10 de julio al 12 de octubre.

En 1998, Iñigo Manglano-Ovalle (Madrid, 1961) decidió poner al


día uno de los modelos de representación étnica más peculiares de
la era colonial, los "cuadros de castas" que se produjeron en la
Nueva España en el siglo 18, a fin de visualizar y nombrar las
diversas combinaciones raciales surgidas de la mezcla de
poblaciones europeas, aborígenes y africanas en el Nuevo Mundo.
En lugar de apropiarse figurativa (o paródicamente) de ese género
de pintura, Manglano lo tradujo al contexto de la ciencia e
ingeniería genética de fines del siglo. Tomando prestado del Bosco
el título de El jardín de las delicias -quizá por el modo en que el
universo delirante del pintor flamenco pudiera ser una
manifestación del cataclismo imaginario que produjo la
colonización de América-, Manglano produjo 16 trípticos
abstractos, compuesto cada uno por la "huella digital genética" de
tres personas. Las imágenes eran ampliaciones de las
representaciones cromógenas del análisis del ADN de 16 amigos
del artista, quienes a su vez escogieron libremente dos personas
con quienes afiliarse. Los cuadros resultantes sugerían una especie
de punto ciego de los géneros artísticos tradicionales: eran
"retratos" no figurativos y, sin embargo, perfectamente
individuales y objetivos.

Contra la costumbre de las investigaciones históricas del arte


latino y latinoamericano, esos cuadros rechazaban toda retórica
antropológica, teatral y antitecnológica. De hecho, proponían al
espectador una especie de paisajística biológica: 48 cuadros
acerca de individuos ligados por lazos de afinidad y amistad, que
sugerían las nuevas comunidades de libre elección que poco a
poco van sustituyendo en las sociedades actuales a las
obligaciones biológicas de las ligas de origen familiar.

Para su primera retrospectiva en México, Manglano ha querido


cerrar el círculo ofreciendo una intervención sobre cuadros de
castas originales. El artista consiguió en préstamo cinco obras
provenientes de una colección particular de Monterrey, que ha
montado sobre unos paneles recubiertos de formica, divididos en
tres bandas de colores verticales.

Tituladas Color fields/Campos de color (2003), las nuevas


instalaciones sugieren una comparación entre la abstracción de
razas claramente diferenciadas en el pensamiento colonial, y la
búsqueda modernista de una pintura de planos monocromos de la
abstracción americana de los años 50 y 60. Dos eras que en la
diferenciación estética de "colores" apostaban por la construcción
de una estructura de orden, tanto en el plano pictórico como en el
social.

Manglano da relevancia a la forma en que el alto modernismo


coincide en el tiempo con la sociedad racista americana, al tiempo
que invita a considerar el carácter artificial y arbitrario con que el
colonialismo europeo intentó mantener un control simbólico sobre
el proceso de hibridación en las colonias americanas. El carácter
estricto de las divisiones colorísticas de los paneles de Manglano
hacen pensar en las paradojas del sistema clasificatorio de la
pintura de castas: una taxonomía que, en lugar de clasificar los
sujetos existentes, los proyecta en el imaginario a partir de un
sistema de combinación casi aritmética.

Sin sugerir al espectador una interpretación predigerida de esas


obras, Manglano pone a las pinturas de castas en una situación
que obliga a replantearlas. Por ejemplo, para hacer notar que la
Colonia era un proceso biológico ordenado, no un caos racial. Pues
si la abstracción hard edge fue en parte una reacción ante la
ansiedad y antiformalismo de la pintura-acción de Pollock, las
pinturas de castas sugieren que en lugar de "híbridos"
innombrables, la Colonia producía nuevas especies.

El conjunto se completa con dos contenedores de esperma, Bank


In Pink and Blue (V.S.) (1999), donde el artista ha ido acumulando
muestras de semen clasificadas de acuerdo a la distinción de
cromosomas Y y X. Apunte, nuevamente, a la forma en que
tecnología y clasificación se alían para sugerir un territorio de
sexos ordenados en una era donde las diferencias de género están
en cuestión.

Instaladas como una especie de bisagra en el Museo Tamayo, esas


series "biopolíticas" introducen a diversas obras donde Manglano
explora la fragilidad cultural, política y personal del presente, en la
forma de alegorías sobre los efectos de las revoluciones de la
ciencia. Particularmente eficaz es el cuarto donde Manglano exhibe
videos unidos por una alusión apocalíptica de la belleza. En
Oppenheimer (2003), muestra a un actor enormemente parecido al
científico que tuvo a su cargo el desarrollo de la bomba atómica,
parado en medio de un jardín idílico. La toma carece de narrativa:
es una incitación a meditar acerca de la espiritualidad de los
individuos que estuvieron detrás del desarrollo de las armas de
destrucción masiva.

Comentarios: cmedin@yahoo.com

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