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LA LUZ Y EL SENTIDO DE LA VISION

LA LUZ Y EL SENTIDO DE LA VISION


Luz y el sentido de la visión, las dos caras de la misma moneda. Sin una la otra no tiene sentido.
Sin luz los ojos no podrían percibir las formas, los colores de los objetos y, en definitiva, el
mundo que nos rodea. Sin una visión que interpretara la luz, esta no serviría de nada.

LA LUZ
La luz, que llega a nuestros ojos y nos permite ver, es un pequeño conjunto de radiaciones
electromagnéticas de longitudes de onda comprendidas entre los 380 ηm. y los 770 ηm.

El Espectro electromagnético
La luz forma parte del espectro electromagnético que comprende tipos de ondas tan
dispares como los rayos cósmicos, los rayos gamma, los ultravioletas, los infrarrojos y las
ondas de radio o televisión entre otros. Cada uno de estos tipos de onda comprende un
intervalo definido por una magnitud característica que puede ser la longitud de onda (l) o la
frecuencia (f). Recordemos que la relación entre ambas es:

c
λ=
f
Donde c es la velocidad de la luz en el vacío (c = 3·108 m/s).
Fig 1. Espectro electromagnetico
El ojo humano sólo es sensible a las radiaciones pertenecientes a un pequeño intervalo del
espectro electromagnético. Son los colores que mezclados forman la luz blanca. Su distribución
espectral aproximada es:

(Tab. 1) Longitudes de onda de los colores del espectro electromagnético

Cuando la luz blanca choca con un objeto una parte de los colores que la componen son
absorbidos por la superficie y el resto son reflejados. Las componentes reflejadas son las que
determinan el color que percibimos. Si las refleja todas es blanco y si las absorbe todas es
negro. Un objeto es rojo porque refleja la luz roja y absorbe las demás componentes de la luz
blanca. Si iluminamos el mismo objeto con luz azul lo veremos negro porque el cuerpo absorbe
esta componente y no refleja ninguna. Queda claro, entonces, que el color con que percibimos
un objeto depende del tipo de luz que le enviamos y de los colores que este sea capaz de
reflejar.
EL SENTIDO DE LA VISION

El propósito del alumbrado es hacer posible la visión, cualquier estudio del mismo debe
empezar con unas consideraciones sobre el ojo y el proceso visual. Solo cuando el ingeniero
entiende el mecanismo del ojo y la forma en que este opera, puede llevar a cabo
satisfactoriamente su función principal, cual es la de proporcionar luz para la realización de las
tareas visuales con un máximo de velocidad, exactitud, facilidad y comodidad y con un mínimo
de esfuerzo y fatiga.

El ojo humano es un órgano sensitivo muy complejo que recibe la luz procedente de los
objetos, la enfoca sobre la retina formando una imagen y la transforma en información
comprensible para el cerebro. La existencia de dos ojos nos permite una visión panorámica y
binocular del mundo circundante y la capacidad del cerebro para combinar ambas imágenes
produce una visión tridimensional o estereoscópica.
El mecanismo visual

(Fig. 2) Formación de la imagen en el ojo


El ojo humano suele compararse con una cámara fotográfica, a la que se parece en muchos aspectos.
Ambos tienen una lente, que enfoca una imagen invertida sobre una superficie sensible a la luz: la película
en una maquina fotográfica, la retina en el ojo. El párpado corresponde al obturador de la cámara. Enfrente
de la lente fotográfica hay un diafragma, que puede abrirse o cerrarse para regular la cantidad de luz que
debe ingresar a la cámara. Delante de la lente, en el ojo, esta el iris, que lleva acabo la misma función.

Sin embargo, hay cierto riesgo en llevar esta analogía demasiado lejos, dadas las importantes diferencias
entre el ojo y la cámara. El ojo es un órgano viviente extraordinariamente adaptable, y opera en un campo
de niveles de iluminación variables entre limites que guardan entre sí una relación de más de un millón a
uno. Además, los continuos cambios necesarios para una buena visión en condiciones continuamente
variables se efectúan automáticamente, sin esfuerzo consciente. Debido a este hecho, es muy fácil abusar
del ojo. Si se toman fotografías con escasa luz o con un foco deficiente, no se daña la cámara, pero si se
utilizan los ojos con una luz insuficiente o de baja calidad se produce, como mínimo, una fatiga innecesaria,
pudiendo dar lugar a la inflamación de los mismos y a dolores de cabeza. El uso indebido y constante de
los ojos puede incluso ser causa de malestar en otras partes del cuerpo.

Partes del ojo y sus funciones

(Fig. 3) Formación de la imagen en el ojo


Párpado. Pliegue de piel que protege el ojo y que, en condiciones de luz muy brillante, ayuda a
regular la cantidad de luz que llega a él.
Cornea. Porción transparente de la membrana exterior que rodea al ojo; sirve como parte del
sistema refractor.
Iris. Parte coloreada del ojo que funciona como un diafragma, controlando la cantidad de luz
que ingresa a él.
Pupila. Abertura en el centro del iris, por la que entra la luz en el ojo. El tamaño de la abertura
se controla por la acción de músculos involuntarios.
Cristalino. Cápsula transparente situada detrás del iris, cuya forma puede cambiar para
enfocar objetos a distintas distancias.
Músculo ciliar. Músculo en forma de anillo que ajusta la tensión aplicada al cristalino,
cambiando así su curvatura y enfocando objetos cercanos o lejanos.
Retina. Superficie sensible a la luz, situada en la parte posterior del globo ocular. Contiene una
delicada película de fibras nerviosas que parten del nervio
Conos. Receptores de la retina que hacen posible la discriminación de los detalles finos y la
percepción del color. Son insensibles a los niveles bajos de iluminación; se encuentran
principalmente cerca del centro de la retina, con mayor concentración en la Fóvea, zona de 0,3
mm. De diámetro aproximadamente, que solo esta compuesta de conos. Es en la Fóvea donde
el ojo enfoca, involuntariamente, la imagen de un objeto que deba ser examinado
minuciosamente.
Bastones. Receptores de la retina, sensibles a niveles bajos de iluminación. No responden al
color y existen solamente fuera de la región Fóveana, aumentando su número a medida que
aumenta su distancia a la Fóveana, La parte más superficial de la retina, compuesta
principalmente de bastoncillos, no ofrece una visión precisa, pero es muy sensible al
movimiento y a las oscilaciones luminosas.
Púrpura retiniana (rhodopsin). Es un liquido purpúreo que se encuentra en los bastones,
sensible a la luz, y se decolora rápidamente cuando es expuesto a ella. Su regeneración es un
factor importante en la adaptación a la oscuridad.
Punto ciego. Es el punto de la retina por donde entra en el ojo el nervio óptico, el cual
conduce las sensaciones de luz al cerebro. En este punto no hay bastones ni conos y por
consiguiente un estimulo de luz no provoca sensación alguna.

Fóvea o mancha amarilla. Es una pequeña depresión, poco profunda, situada en la retina
donde solo hay un tipo de células nerviosas: los conos. Es el área de mayor agudeza visual ya
que aquí se concentran las imágenes procedentes del centro del campo visual.
CARACTERISTICAS VISUALES DEL OJO

Acomodación

Cuando el cristalino presenta su forma más aplanada, el ojo normal esta enfocado sobre
objetos en el finito. Para enfocar un objeto más cercano, particularmente dentro de los 6
metros, es preciso aumentar la convexidad del cristalino mediante la contracción de los
músculos ciliares.
Cuanto más cercano este el objeto, más convexo debe hacerse el cristalino; esto es parte del
proceso conocido por acomodación.
La acomodación incluye también cambios en el diámetro de la pupila. Cuando el ojo se
enfoca sobre objetos distantes la pupila es relativamente grande. Cuando la atención se fija
en un objeto visual cercano la pupila se

Adaptación
El ojo es capaz de trabajar en un amplio campo de
niveles de iluminación, mediante un
proceso conocido como adaptación, que incluye un
cambio en el tamaño de la abertura de la pupila, al
mismo tiempo que unas variaciones fotoquímicas en la
retina.

(Fig.4) Tiempo de acomodación del ojo


El tamaño de la abertura de la pupila obedece principalmente a la cantidad de luz recibida
en el ojo. En una luz muy tenue la pupila se dilata, pero a medida que la luz aumenta la abertura se
contrae. Esto es particularmente perceptible cuando se pasa de una zona bien iluminada a otra más
oscura, o cuando una fuente de luz muy brillante entra dentro del ámbito de la visión. El cambio en
la retina implica un equilibrio del grado de regeneración de las sustancias fotoquímicas presentes en
aquella frente a las necesidades del ojo en una situación dada.

El tiempo requerido para el proceso de adaptación depende del previo estado de adaptación
y de la magnitud del cambio. En general la adaptación a un nivel más alto de iluminación se lleva a
cabo más rápidamente que en sentido contrario. La mayor intensidad de adaptación suele tener
lugar durante el primer minuto, mientras que el proceso de adaptación a la oscuridad se verifica
muy lentamente en los 30 primeros minutos y para la completa adaptación a la oscuridad puede ser
necesaria una hora. Estos son hechos que los ingenieros deben considerar en la iluminación de
cines, túneles o cualquier lugar en donde la gente pase bruscamente de un nivel de luz a otro.

Curva de sensibilidad del ojo


El ojo no es igualmente sensible a la energía de todas las longitudes de onda o colores.
Experimentos en un gran número de personas sometidas a la observación han establecido una
curva de sensibilidad del ojo que da la respuesta del ojo normal a iguales cantidades de energía
con distintas longitudes de onda. La máxima sensibilidad esta en el amarillo verdoso, con una
longitud de onda de aproximada de 5550 Angstroms, mientras que comparativamente la
sensibilidad en los extremos azul y rojo del espectro es muy baja. Esto quiere decir, que se
necesitan unas 9 unidades de energía roja de una longitud de onda de 6500 Angstroms para
producir el mismo efecto visual que una unidad de amarillo verdoso. Es obvio que la curva de
sensibilidad se debe tener siempre en cuenta para evaluar la energía visual en función de la
sensación.
Curva de sensibilidad del ojo

(Fig.5 Curva de sensibilidad del ojo

Efecto Purkinje

La curva normal (Fotópica) de sensibilidad del ojo esta basada en la “visión de conos”, esto
es, en los niveles ordinarios durante el día, en los que la sensación de la visión incumbe
principalmente a los conos. En niveles de iluminación muy bajos, donde el brillo es del orden
de 0.00000107 lamberts o menos, los conos no pueden operar y los bastones se cargan de
todo el proceso visual. La visión mediante los bastones, denominada, visión Escotópica, se
verifica de acuerdo con una nueva curva de la misma forma que la Fotópica, pero desplazada
480 Angstroms hacia el extremo azul de espectro. Esta traslación, que es conocida como
efecto Purkinje, desplaza la sensibilidad máxima del ojo de los 5.550 a los 5.070 Angstroms.
Efecto Purkinje

(Fig.5 Curva de sensibilidad del ojo

El resultado es que en la oscuridad, a pesar de que la visión carece por completo de color, el
ojo se vuelve relativamente muy sensible a la energía del extremo azul del espectro y casi
ciego a la del rojo. Si un rayo de luz roja y un rayo de luz azul, de intensidades iguales a
niveles en que el trabajo visual esta a cargo de los conos, se reducen en la misma proporción
hasta niveles en que el trabajo visual corresponde a los bastones, la luz azul aparecerá mucho
más brillante que la roja. Las implicaciones del efecto Purkinje son importantes en las
instalaciones de alumbrado que presentan niveles muy bajos de iluminación, y el hecho de no
tenerlo en cuenta puede conducir a serios errores en la medida de los valores del brillo e
iluminación.
El Campo visual
El campo visual normal se extiende aproximadamente 180º en el plano horizontal y 130º en
el plano vertical, 60º por encima de la horizontal y 70 por debajo, La Fóvea, donde tiene lugar la
mayor parte de la visión y todas las discriminaciones de detalles finos, subtiende un ángulo de
menos de un grado a partir del centro. Los límites de lo que puede ser llamado campo central –
el campo visual ó su fondo- varían con el tipo de trabajo.

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