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Posgrado: Maestría en filosofía

Título: Critica al concepto de Historia Universal en torno al pensamiento de Michel Foucault


y Hannah Arendt
Por: Pamela Gómez de los Santos

¿Se puede considerar el relato de la Historia Universal un dispositivo de control, en los


términos de las reflexiones de Michel Foucault? y, ¿la propuesta filosófica de Hannah Arendt
es capaz de brindar herramientas para desarticular la manera en que apreciamos la Historia?.
A estas preguntas es a lo que se le intentara dar respuesta en el siguiente texto, teniendo en
cuenta la propuesta ontológico-político de Hannah Arendt y la critica que hace a los sistemas
creadores de identidades.

En primer lugar buscaré la manera de mostrar a grandes rasgos parte de la propuesta


de Michel Foucault, con la cual nos apoyaremos para mostrar cómo es que el relato de la
Historia Universal ha funcionado como dispositivo de control a partir su establecimiento,
principalmente con las ideas que ayudaron a establecerla, principalmente de Hegel y Marx.

En segundo lugar buscare relacionar la propuesta de Hannah Arendt, en torno a la


importancia del elemento ontológico de la pluralidad, que da luz a otra temática acerca de su
pensamiento político.

Y será a partir de estas dos propuestas que busco exponer como es que Foucault
proporciona la posibilidad de ver el relato de la Historia Universal como un dispositivo
discursivo que moldea la subjetividad, y con ello, tomar la propuesta de Arendt y buscar un
método – por llamarlo de una forma- para la dislocación de aquel concepto y sus
implicaciones relacionadas a la destrucción de la creación de una identidad y así acceder a la
multiplicidad de narraciones que el ámbito de la política tanto necesita para poder volver a
traer la dignidad que el pensamiento marxista ya le había arrebatado.

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Así, Foucault en su artículo titulado El sujeto y el poder, el autor narra que su obra
se centra en crear historias de los diferentes tipos de subjetivación del ser humano. Menciona
que hay tres modos de objetivación que transforman a los seres humanos en sujetos y son:

1.- Modos de investigación: tratar de otorgarse a sí mismos el estatus de ciencia.


2.- Prácticas divisorias: el sujeto se encuentra dividido en su interior por los otros,
dicotomías que objetivan al ser humano.
3.- Modo en que el hombre se convierte a sí mismo en sujeto.

Bajo estos modos de objetivación, quiero centrarme en uno el particular, el del


marxismo como método de investigación en el cual se muestra a un sujeto que se encuentra
objetivado bajo un nombre, es decir, el marxismo da nombre a la subjetividad política y con
ello busca organizarse políticamente en torno a dicho nombre (como ejemplo sería nombrar
al sujeto como proletario), y reduce al hombre a un concepto, a una unidad establecida. Y el
autor francés nos habla sobre este mal que se estaba dando en las universidades en tu tiempo;
nos dice que el error que se estaba dando a través del pensamiento marxista era suponer
que el sujeto humano, el sujeto de conocimiento, se dan en cierto modo previa y
definitivamente, y que las condiciones económicas, sociales y políticas de la existencia no
hacen sino depositarse o imprimirse en este sujeto que se da de manera definitiva (Foucault
1978, 14). En esta teoría, el sujeto no sólo ya está determinado por estas condiciones, sino
que el mismo Marx crea una ontología basada en la idea de un «ser» del hombre,
encontrándose expresada en un conjunto de conceptos relacionados (el ser como producción,
el ser como praxis, el ser como actividad, el ser como actividad).

El papel de la concepción del sujeto, es fundamental para la comprensión de esta


propuesta. Y en un tono parecido, Arendt destaca una concepción que hace posible la
propuesta histórica tanto hegeliana como marxista, es la formulación de un concepto
abstracto para englobar un asunto fundamental como el de la historia. Este concepto está
dirigido al envolvimiento de las cualidades del hombre que provoca eliminar la posibilidad
de la diferencia ontológica de pluralidad que caracteriza un eje central en la comprensión del
hombre como sujeto. El concepto al que me refiero es al de Humanidad. Para la autora el

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sujeto a partir de estas propuestas filosofías, se encuentra colocado como “el gran
desconocido de la historia, que ha desconcertado a la filosofía de la historia en la Época
Moderna, no sólo surge cuando uno considera la historia como un todo y descubre que su
protagonista, la humanidad, es una abstracción que nunca puede llegar a ser un agente activo”
(Arendt 2005, 213). Esta misma abstracción ha desconcertado al ámbito político ya que el
agente activo no existe, es decir, el agente activo que hace la historia no es posible señalarlo
como el héroe de las narraciones, y mucho menos como su autor, sino que es un simple actor
que termina siendo parte de un espíritu histórico mayor, el cual tiene un significado único y
está determinado a ir hacia un fin establecido. “La filosofía trato de pensar nuevamente la
política, la transformó en historia, y cuando quiso representar a los seres humanos en una
historia universal, diluyó la pluralidad en un único individuo: la Humanidad (Birulés 2007,
163).

Se podría decir que es anterior el momento en que se establece el concepto de humanidad,


y a partir de dicho movimiento se va moldeando el sujeto que «es» trabajo – por poner un
ejemplo- o relaciones de producción.

Sin embargo para la autora, la propuesta marxista ha provocado el decaimiento de la


modernidad. Para la autora, lo que distingue a la teoría marxista de otras teorías que
convierten la historia como un ideal a construir, es que fue el único en darse cuenta que era
posible tomar la historia como objeto de fabricación y al tener en cuenta el elemento de
elaboración, llegaría en algún momento que el tiempo como proyecto se vería como acabado,
es decir, que existe la posibilidad de la construcción de la historia, no se puede evitar pensar
como consecuencia se encuentre un final a de la misma. Además de colocar como un
producto de fabricación e instalarle cierta teleología al concepto de historia, Marx es el primer
pensador que involucra un patrón con el significado que puede conceder una serie de
acontecimientos.
En relación con esto, la autora menciona a los historiadores formados bajo las
concepciones del materialismo histórico:

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El historiador, al mirar hacia atrás en el proceso histórico, esta tan habituado a
descubrir un significado ≪objetivo≫ e independiente de los propósitos y de la
conciencia de los actores, que tiene la tendencia a olvidar lo que realmente
ocurrió, en su intento por discernir algún curso objetivo (Arendt 1995, 71).

Y es a raíz de esta concepción que el historiador pone a trabajar, una concepción que se
basa en un ideal, un ideal que Foucault podría totalmente en duda, afirmando que “el ideal
no tiene origen, también fue inventado, fabricado, producido por una serie de pequeños
mecanismos” (Foucault 1978, 21). Y en este sentido podemos decir que el ideal es un
dispositivo que a su vez, modifica la concepción de Historia Universal, elemento que también
consideramos dispositivo.

Haciendo un paréntesis, me gustaría explicar brevemente que es un dispositivo en esta


teoría. Si bien, Foucault no utiliza este término, sino el de positividad, es Giorgio Agamben
el que ayuda a dar una definición. Para el autor italiano un dispositivo tiene las siguientes
características:

1.- Se trata de un conjunto heterogéneo que incluye virtualmente cada cosa, sea
discursiva o no. El dispositivo, tomado en sí mismo, es la red que se tiende entre
estos elementos.
2.- El dispositivo siempre tiene una función estratégica concreta, que siempre está
inscrita en una relación de poder.
3.- El dispositivo resulta del cruzamiento de relaciones de poder y de saber
(Agamben 2011, 250).

Al ver estas características, podemos considerar el relato de la Historia Universal como


un dispositivo, ya que se coloca como un conjunto heterogéneo de historias que las va
incluyendo virtualmente mediante el discurso de la Historia. Además tiene una función
estratégica concreta sujeta a una relación de poder, en este caso, la creación de un relato que
unifique la actividad del hombre. Y por último, es el resultado de relaciones de poder y de
saber, plasmado claramente en que es el producto de lo establecido por los grandes

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vencedores, y se va transformando la historia, dándole el sentido que se busca para su
beneficio, dejando en las cenizas del olvido las historias de los vencedores, formando todo
un discurso estratégico para la formación de subjetividades específicas. Un ejemplo simple
es como se nos muestra la historia de nuestro país, se nos muestra a los grandes héroes de la
historia mexicana, héroes que al indagar en esas historias que han buscado esconder, resulta
que su heroísmo radica en la ficción creada a su alrededor. Pero es a través de estos relatos
que sus acciones se nos muestran como ejemplos a seguir de un ídolo creado.

En relación a esto, Foucault nos dice:

Actualmente, cuando se hace historia —historia de las ideas, del conocimiento o


simplemente historia— nos atenemos a ese sujeto de conocimiento y de la
representación, como punto de origen a partir del cual es posible el conocimiento y
la verdad aparece. Sería interesante que intentáramos ver cómo se produce, a través
de la historia, la constitución de un sujeto que no está dado definitivamente, que no
es aquello a partir de lo cual la verdad se da en la historia, sino de un sujeto que se
constituyó en el interior mismo de ésta y que, a cada instante, es fundado y vuelto a
fundar por ella (Foucault 1978, 16).

Si bien, el autor francés hace un llamado a una nueva forma de producir la historia, en
donde el sujeto no sea el individuo ya establecido del marxismo, sino que se va formando
cada tanto. Y para esto, la propuesta en tanto pluralidad como ontología de Arendt es un buen
ejemplo para mostrar como bajo su pensamiento, este sujeto es cambiante y se rodea de lo
múltiple y no está limitado a lo uno.

Y a pesar de que muchos teóricos consideran a Arendt como una autora centrada en el
fenómeno de lo político, me animo a decir que la alemana era una teórica de la pluralidad.
Ya que sin este elemento, su teoría no tiene sustento. La política como acción en la esfera
pública no tiene sentido sin este elemento que posibilita la multiplicidad en dicho espacio de
aparición.

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Para la autora la característica ontológica de pluralidad sólo se puede dar a través del
fenómeno de la natalidad, el cual consiste en la llegada de un ser humano completamente
diferente, insertando la novedad en el espacio político. Es el nacimiento el primer momento
político ya que es el momento en que te presentas- aunque involuntariamente- ante el espacio
público de aparición. El fenómeno del nacimiento inaugura a posibilidad de una nueva
historia, tanto del hombre que acaba de nacer, como de los que lo rodean, ya que es un agente
totalmente nuevo y distinto a lo que se había visto antes de su llegada, es ello, “el nacer es
cargar con la imprevisibilidad propia del tiempo humano” (Birulés 2007, 166).

Con esto, Arendt apuesta por una metodología que instaure la pluralidad, la cual la lleva
a afirmar el papel de la narración y la actividad del narrador-storytelling- como guías en el
camino de la comprensión. Y es a partir de la incorporación de los relatos que damos cuenta
de la irreductible pluralidad de los seres humanos, de tal manera que en cada historia se nos
revela una voz propia. Ella propone, un cambio de paradigma en la historiografía. La alemana
aboga por darle mayor énfasis a la utilización de relatos (preferentemente biográficos, pero
también otros tipos de narrativa como los incidentes históricos, las obras literarios).

La autora tiene en cuenta que las historias no son cosas pertenecientes al ámbito de la
fabricación, describiéndolas como diferentes por sí mismas, ya que en tanto que son parte de
la actividad política, el fundamento de la pluralidad aparece como un elemento diferencial,
colocando cada historia con su particularidad, la cual limita el intento por unificarlas en un
sólo sentido. A pesar de que de acuerdo a nuestra concepción general de Historia – la cual se
basa en el concepto de proceso y progreso- el hombre es el único ser que tiene la capacidad
de relatar historias sobre sí mismo y necesariamente es imposible que se puedan presentar
repeticiones.

Bajo estos parámetros, es claro que la política y la historia han de partir de algo tan
inestable como el carácter diferencial de la humanidad, de admitir lo contingente y la
fragilidad de los asuntos humanos, así se tiene en cuenta y se comprende por qué una

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comunidad política siempre se presenta como imperfecta, incompleta y siempre cambiante.
El desacuerdo es el elemento que permanece en cualquier conjunto de seres humanos.

Con respeto al planteamiento de la multiplicidad de las historias, de las narraciones


que propone la autora, Foucault se plantea una idea similar pero con los matices propios de
su pensamiento:

La hipótesis que me gustaría formular es que en realidad hay dos historias de la


verdad. La primera es una especie de historia interna de la verdad, que se corrige
partiendo de sus propios principios de regulación: es la historia de la verdad tal como
se hace en o a partir de la historia de las ciencias. Por otra parte, creo que en la
sociedad, o al menos en nuestras sociedades, hay otros sitios en los que se forma la
verdad, allí donde se definen un cierto número de reglas de juego, a partir de las
cuales vemos nacer ciertas formas de subjetividad, dominios de objeto, tipos de
saber y, por consiguiente, podemos hacer a partir de ello una historia externa,
exterior, de la verdad (Foucault 1978, 17).

A partir de estas dos propuestas, busque mostrar cómo es que el relato de la Historia
Universal, que ha fungido como una narración empapada por las relaciones de poder que el
dominante impone, imponiendo a la vez una verdad a través de la misma historia. Esta verdad
ha moldeado las subjetividades de tal manera que gracias a las reflexiones tanto de Arendt
como de Foucault dan pie a una crítica y con ello a la reflexión tanto del pasado como del
presente.

Conclusión

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Como resumen quiero afirmar que tanto la propuesta de Arendt como la de Foucault
dan pie a reflexionar sobre el relato de la Historia Universal, colocándola como un dispositivo
de control y que considero tiene las características que plantea Agamben, ya que su función
estratégica concreta sujeta a una relación de poder está claramente establecida y manifiesta
en los sujetos que están sometidos a ella.
Es por ello que la propuesta foucaultiana insta a acercarnos a la situación de nuestro
presente y con ello vislumbrar modos de resistencia que actúen como catalizadores que
permitan poner en evidencia las relaciones de poder y de verificación que se dan en el relato
de la imposición del relato de Historia Universal.
Estos catalizadores bien podrían ser las narraciones que la autora alemana propone,
ya que dan la posibilidad de que la pluralidad propia del hombre se vea expresada ante el
insistente domino de la Historia, un dominio que a su vez acarrea ideas como lo son las de
progreso y finalidad del tiempo. Y que no sólo se dé la posibilidad de la historias, sino que a
través de ellas se dé un rompimiento con la supuesta verdad que se encuentra en la Historia.

Bibliografía

Agamben, Giorgio. 2011. ¿Qué es un dispositivo?» Sociológica, nº 73. 249-264.


Arendt, Hannah. 1995. De la historia a la acción. Barcelona: Paidós.
Arendt, Hannah. 2005. La condición humana. Barcelona. Paidós.
Birulés, Fina. 2007. Una herencia sin testamento: Hannah Arendt. Barcelona. Herder.
Foucault, Michel. 1978. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona. Gedisa.
Foucault, Michael.1988. El sujeto y el poder. Revista Mexicana de Sociología Vol. 50, nº 3.
Pp. 3-20.

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