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LA EDAD DE LA RAZÓN
Por: John Edwards y Al Seckel.
Thomas Paine (1737-1809) fue autor de varios grandes clásicos en la historia del
pensamiento independiente. Su "Sentido Común", publicado en 1776, contenía el
primer argumento razonado a favor de la Revolución Americana. Prácticamente de la
noche a la mañana esta obra convenció a los colonos de que sólo la revolución les
aseguraría sus derechos y libertades.
La Biblia.
Se ha dicho a menudo que todo se puede probar a partir de la Biblia, pero antes de que
se pueda admitir que cualquier cosa está probada por la Biblia, debe probarse que la
Biblia misma es veraz; pues si la Biblia no es veraz, o su veracidad es dudosa, deja de
tener autoridad y no puede admitirse como prueba de nada (p. 103).
Siempre que leemos las obscenas historias, las voluptuosas depravaciones, las crueles y
torturantes ejecuciones, el implacable deseo de venganza de que está llena más de la
mitad de la Biblia, sería más coherente que la llamáramos la obra de un demonio
que la palabra de Dios. Es una historia de maldad que ha servido para corromper y
brutalizar a la humanidad; y, por mi parte, sinceramente la detesto, como detesto todo lo
que es cruel (p.60).
La Revelación.
Cada una de estas iglesias muestra ciertos libros, a los que llaman revelación, o la
palabra de Dios... Cada una de esas iglesias acusa a la otra de incredulidad; y por mi
parte, yo no creo en ninguna de ellas (p.51).
Pero admitiendo, para seguir con la argumentación, que algo ha sido revelado a cierta
persona... Cuando la cuenta a una segunda persona, esta segunda a una tercera... deja de
ser una revelación para todas estas personas. Es revelación solamente para la primera
persona, y rumor para todas las demás, y en consecuencia no están obligadas a creerla
(p.52).
No puede llamarse revelación, por lo tanto, a nada hecho sobre la tierra, de lo que el
hombre mismo sea el actor del testigo; y en consecuencia todas las partes históricas y
anecdóticas de la Biblia, que son casi todo su conjunto, no entran dentro del significado
y alcance de la palabra "revelación" y, por lo tanto, no son la palabra de Dios (p.59).
La maldad más detestable, las más horribles crueldades, y las mayores miserias que han
afligido a la raza humana han tenido su origen en esa cosa llamada revelación, o religión
revelada (p.182).
Jesús.
El libro de Mateo da una genealogía de nombres desde David, pasando por José, el
esposo de María, hasta Cristo; y dice que entre ellos hay veintiocho generaciones. El
libro de Lucas también da una genealogía de nombres desde Cristo a través de José, el
esposo de María, hasta David, y dice que entre ellos hay cuarenta y tres generaciones;
además de lo cual, únicamente los nombres de David y José coinciden en las dos listas...
Si su genealogía natural fue fabricada, que ciertamente lo fue, ¿por qué no vamos a
suponer que su genealogía celestial también fue inventada, y que todo es fábula?
(p.158).
Habiendo así hecho una insurrección y una batalla en el cielo, en la que ninguno de los
combatientes podía ser muerto o herido – habiendo puesto a Satanás en la fosa –
habiéndolo soltado de nuevo – habiéndole dado el triunfo sobre la creación entera –
habiendo condenado a toda la humanidad por el consumo de una manzana, estos
mitologistas cristianos juntan los dos extremos de su fábula. Representan a este hombre
virtuoso y afable, Jesucristo, como siendo al mismo tiempo Dios y Hombre, y también
Hijo de Dios, celestialmente engendrado, para el propósito de ser sacrificado, porque
decían que Eva en su deseo había comido una manzana (p.56).
¿Hemos de suponer que cada mundo en la ilimitada creación tuvo una Eva, una
manzana, una serpiente y un redentor? En este caso, la persona a la que
irreverentemente se llama el Hijo de Dios, y a veces Dios mismo, no tendría otro
quehacer que viajar de mundo en mundo, en una interminable sucesión de muertes, con
apenas un momentáneo intervalo de vida (p.90).
Después del sermón (sobre la redención por la muerte del Hijo de Dios)... me sentí
revuelto al recordar lo que había escuchado, y pensé para mis adentros que eso era hacer
actuar al Dios Todopoderoso como un hombre apasionado que mató a su hijo cuando no
pudo vengarse de ningún otro modo, y como yo estaba seguro de que el hombre que
hiciera semejante cosa sería colgado, no podía ver con qué propósito se predicaban tales
sermones... Además creo que cualquier sistema religioso que contenga cualquier cosa
que escandalice la mente de un niño no puede ser un sistema cierto (p.83).
Las Iglesias.
Aquellos que predican esta doctrina de amar a los enemigos son en general los mayores
perseguidores, y actúan coherentemente al hacerlo así; pues la doctrina es hipócrita, y es
natural que la hipocresía actúe al revés de lo que predica (p.184).
De todos los sistemas religiosos que hayan sido jamás inventados, ninguno más
despectivo hacia el Todopoderoso, más poco edificante para el hombre, más
repugnante para la razón, y más contradictorio hacia sí mismo, que el llamado
Cristianismo... Como máquina de poder, sirve a los propósitos del despotismo; y como
medio de enriquecerse, a la avaricia de los sacerdotes; pero en lo que se refiere al bien
del hombre en general, no conduce a nada ni aquí, en el más allá (p.186).
Yo no admito el credo que profesa la iglesia judía, la iglesia romana, la iglesia griega, la
iglesia turca, la iglesia protestante ni el de ninguna otra que conozca. Mi mente es mi
propia iglesia (p.50).
Fuente:
http://www.miesterohondo.net/2008/02/la-edad-de-la-razn-de-thomas-paine.html