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Templo egipcio

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Templo de Isis en Filé


Los templos egipcios fueron construidos para el culto oficial de los
dioses y la conmemoración de los faraones del Antiguo Egipto en
las regiones bajo su dominio. Los templos eran vistos como el hogar
de los dioses o faraones deificados a quienes eran dedicados, y en
ellos los faraones y el clero egipcio llevaban a cabo diversos
rituales, las funciones centrales de la religión egipcia: realizar
ofrendas a sus dioses, recrear pasajes mitológicos mediante
festivales y protegerse de las fuerzas del caos. Estos rituales eran
vistos como necesarios para que los dioses mantuvieran la maat, el
orden divino del universo.
El cuidado del hogar de los dioses era obligación de los faraones,N 1
que dedicaron ingentes cantidades de recursos para la construcción
y el mantenimiento de los templos. Por necesidad, los faraones
delegaban la mayoría de los rituales en una amplia casta
sacerdotal, aunque la mayor parte del pueblo llano permanecía al
margen de la participación directa en las ceremonias por tener
prohibido el acceso a las zonas más sagradas de los templos. A
pesar de ello, el templo siempre fue un importante centro religioso
para todos los egipcios, que iban a ellos a rezar, realizar ofrendas y
buscar la guía de los oráculos.
La parte más importante del templo era el naos o sancta sanctorum,
que normalmente albergaba una imagen de culto, una estatua del
dios. Las estancias que rodeaban el santuario crecieron en tamaño
y lujo con el paso del tiempo, y así los templos pasaron de simples
santuarios en el período predinástico (fines del IV milenio a. C.) a
los enormes edificios de piedra del Imperio Nuevo (1550-1070 a. C.)
en adelante. Estos templos se encuentran entre los ejemplos más
grandes y duraderos de toda la arquitectura egipcia, y aparecen
decorados y ordenados según los complejos patrones del
simbolismo religioso. Su diseño típico consistía en una serie de
salas cerradas, patios abiertos y monumentales accesos
flanqueados por pilonos, todo alineado por un eje que marcaba la
ruta de los festivales procesionales. En torno al templo propiamente
dicho se solía crear un muro que encerraba diversos edificios
secundarios. Los grandes templos también poseían gran cantidad
de tierras en las que empleaban hasta miles de laicos para
satisfacer sus necesidades. Los templos fueron, además de centros
religiosos, importantes enclaves económicos. Los sacerdotes que
se encargaban de estas poderosas instituciones gozaban de gran
influencia en el gobierno de Egipto, y a pesar de su ostensible
subordinación al faraón, a veces plantearon significativos desafíos a
su autoridad.
La construcción de templos en Egipto continuó a pesar del declive
de la nación y su pérdida de independencia bajo el dominio del
Imperio romano. Sin embargo, con la llegada del Cristianismo la
religión politeísta egipcia tuvo que afrontar una creciente
persecución, y el último templo fue cerrado en el 550 d. C. Durante
siglos, los templos sufrieron destrucción y abandono. No fue hasta
comienzos del siglo XIX, y especialmente tras la invasión
napoleónica de Egipto, cuando crecería el interés por el país del
Nilo entre los occidentales, dando lugar al nacimiento de la
egiptología y al auge del turismo para visitar los restos de aquella
civilización. Docenas de templos han sobrevivido hasta nuestros
días y algunos son atracciones turísticas de fama mundial,
contribuyendo de manera importante a la economía del Egipto
moderno. Los egiptólogos continúan estudiando los templos
supervivientes y los restos de los destruidos, pues son valiosas
fuentes de información sobre la sociedad del Antiguo Egipto.

Índice

1 E D ED C S A R A
I
c e Cv i á a c i n
m
Do s o os m l Dt t F i
F R p
en a nl e a a Pei u e m O
u e e R
s ó r s uñ r s ecv a s a r
n l r e
am r t co a r oi l t l á
c 1i 1 2 2 i 2 4 4 4c 4 6 6 6 6
r i o r i s y s r d e i e c
i . 2
g. . .
3
o. 4 . . . 5
i . 6 . . . . 7
r c l u óy o aa s v s u
o 1i 2 1 2 3 1 2 3n4 1 2 3 4
oa l c n i p ncd a l
n o N t
l o c d n a ai e d l s o
e s u o
l y i t e t t l ós i e a s
s a e
o t ó ac e i n a s g
v
a e nr o r o r r r
o
d m dr i s e i a
m p í a o l o d
i r ac r i s o
n a i e g s
i n ó s i
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a
Enlaces externos Funciones[editar]
Religiosa[editar]

Bajorrelieve que representa al faraón Seti I (izquierda) ante el dios Horus.


Templo de Osiris en Abidos.
De acuerdo con la mitología egipcia, los templos del Antiguo Egipto
eran la residencia de los dioses en la Tierra. De hecho, el término
que los egipcios empleaban para definirlos, ḥwt-nṯr, significa
«mansión (o recinto) de un dios».1 2 La presencia de los dioses en el
templo era un nexo de unión entre el mundo divino y el humano, y
permitía a estos últimos relacionarse con ellos mediante diversos
rituales. Según creían, estos rituales mantenían al dios y le
permitían continuar con su papel en la naturaleza, el de garantizar
la maat, el orden ideal de la naturaleza y la sociedad humana según
las creencias egipcias.3 El mantenimiento de esta maat era todo el
propósito de la religión egipcia,4 y por lo tanto también del templo.5
Como se creía que el faraón poseía poder divino,N 2 el faraón era
considerado el representante de Egipto ante los dioses y su más
importante defensor de la maat.7 Por ello, su deber teórico era llevar
a cabo los rituales en el templo. Aunque no se sabe en realidad con
qué frecuencia participaba en las ceremonias, la existencia de
templos en todo Egipto hacía imposible que el faraón cumpliera su
función en todos ellos y la mayoría de las veces delegaba esta
tarea en los sacerdotes. A pesar de ello, el faraón debía asegurar el
mantenimiento, la provisión y la expansión de los templos en todos
sus dominios.8
Aunque el faraón delegaba su autoridad, la realización de los
rituales era un deber oficial, restringido solo a los sumos
sacerdotes. La participación del pueblo llano estaba prohibida en la
mayoría de ceremonias, por lo que la actividad religiosa de los
laicos tenía lugar en privado o en santuarios comunitarios, fuera de
los templos oficiales. A pesar de ello, la condición de vínculo
primario entre el mundo humano y el divino que tenían los grandes
templos les aseguraba una atracción considerable entre los
egipcios de a pie.9
Cada templo estaba dedicado a una deidad principal, aunque la
mayoría también estaban dedicados a otras divinidades.10 Aunque
tuvieran poca o ninguna presencia en los templos, demonios y
dioses del hogar estaban implicados en prácticas religiosas mágicas
o privadas. También existían dioses que tenían papeles importantes
en el cosmos, pero por razones poco claras no eran venerados en
templos propios.11 De los dioses que tenían templos propios algunos
eran venerados solo en determinadas regiones de Egipto, y aunque
gozaban de profunda devoción en lugares concretos, no tenían
presencia en todo el territorio.12 Incluso las deidades veneradas en
todo Egipto se relacionaban claramente con las ciudades en que se
hallaban sus templos principales. En los mitos creacionistas
egipcios, el primer templo se construyó como morada de un dios,
aunque el nombre de este dios y el emplazamiento del templo en el
supuesto lugar desde el que todo se originó variaban según la
ciudad. Por lo tanto, cada templo egipcio se asociaba con ese
templo primigenio y con ese lugar de creación original.13 Como
hogar de la divinidad y como localización mitológica de la fundación
de la ciudad, el templo era el centro de su región y el lugar desde el
que el dios patrono la controlaba.14
Los faraones también construyeron templos donde se realizaban
ofrendas destinadas a proteger su espíritu en la vida eterna, a
menudo vinculados o cercanos a sus tumbas. Estos templos son a
menudo llamados «templos funerarios» para distinguirlos del resto,
aunque egiptólogos como Gerhard Haeny han dudado de la
diferencia entre ambos, pues los egipcios no los llamaban de forma
distinta.15 N 3 Tampoco los rituales para los dioses y para los
fallecidos eran mutuamente excluyentes, pues el simbolismo
alrededor de la muerte se encontraba en todos los templos
egipcios.17 El culto a los dioses estaba presente en todos los
templos funerarios, sobre lo que el egiptólogo Stephen Quirke ha
dicho que «en todos los períodos el culto real implicaba a los
dioses, pero igualmente… todo el culto a los dioses implicaba al
faraón».18 A pesar de ello algunos templos fueron claramente
dedicados a conmemorar faraones fallecidos y realizar ofrendas a
su espíritu, aunque su propósito exacto es desconocido; quizás se
quería equiparar al faraón con los dioses elevándolo a un estatus
superior al de otros monarcas.19 En cualquier caso, la dificultad de
distinguir entre templos divinos y funerarios refleja la estrecha
interrelación entre los dioses y la realeza en las creencias
egipcias.20
Económica y administrativa[editar]
Los templos fueron centros clave de actividad económica. Los más
grandes necesitaban enormes cantidades de recursos y empleaban
decenas de miles de personas entre sacerdotes, artesanos y
obreros.21 El funcionamiento económico de un templo era similar al
de una gran casa egipcia, con sirvientes dedicados a la atención del
dios de la misma manera que lo harían con el dueño de una
propiedad. Esta similitud se refleja en el término egipcio para las
tierras de un templo y su administración, pr, que viene a significar
«casa» o «bienes».22
Algunos de los suministros del templo eran donaciones directas del
faraón. En el Imperio Nuevo, cuando Egipto era un poder imperial,
estas donaciones provenían de los botines de las campañas
militares o de los tributos entregados por reinos subyugados.23 El
faraón también podía recaudar impuestos que iban directamente al
templo,24 mientras que otros ingresos procedían de donaciones
particulares, como tierras, esclavos o bienes a cambio de servicios
sacerdotales, como el rezo por sus almas en el más allá.25

Bajorrelieve que muestra personificaciones de varios nomos (provincias


egipcias) entregando ofrendas. Gran Templo de Abidos.26
Sin embargo, gran parte del sustento económico del templo venía
de sus propios recursos, especialmente de grandes extensiones de
tierras situadas extramuros que incluso podían encontrarse a
mucha distancia. La propiedad más valiosa era la tierra de cultivo,
que producía grano, fruta o vino y mantenía al ganado. Los templos
podían explotar directamente esas tierras, arrendarla a los
agricultores por una parte de la producción o gestionarlas
conjuntamente con la administración real. Los templos también
enviaban expediciones al desierto, donde conseguían productos
como sal, miel, animales de caza o minerales preciosos.27 Algunas
de estas instituciones religiosas poseían flotas de barcos que
utilizaban para comerciar a lo largo del Nilo o incluso fuera de las
fronteras egipcias. Así pues, como dice Richard H. Wilkinson, los
bienes del templo «a menudo representaron nada menos que una
porción del propio Egipto».28 Como grandes centros económicos y
lugares de trabajo de una parte importante de la población, los
recintos templarios eran una parte clave de las ciudades egipcias
en que se situaban. Asimismo, cuando un templo se fundaba en
tierra deshabitada, una nueva ciudad se creaba para darle
sustento.29
Todo este poder económico estaba en última instancia en poder del
faraón, y la administración real podía ordenar a un templo desviar
parte de sus recursos a otro menor para apoyar su expansión, pues
estaba sujeto al sistema estatal de corveas.30 Con ello el faraón
podía incrementar los ingresos de un templo dedicado a un dios al
que estuviera agradecido, y los templos funerarios de gobernantes
recientes tendían a desviar recursos a los de faraones muertos
tiempo atrás. Por otra parte, el faraón también podía ordenar a los
templos proporcionar suministros para otros fines, caso de los
templos funerarios de la necrópolis tebana, que supervisaron la
provisión de los trabajadores de Deir el-Medina que construían las
tumbas reales.31 La forma más drástica de control de las
propiedades del templo era revisar por completo la distribución de
sus propiedades a lo largo de todo el reino, algo que podía implicar
el cierre de algunos templos y alterar significativamente el
panorama económico de Egipto.32 Por lo tanto, estos templos fueron
importantes instrumentos con los que los faraones controlaron los
recursos y los habitantes de su reino.33 Sin embargo, como
supervisoras directas de su propia esfera económica, las
administraciones de los grandes templos ejercían una influencia
considerable que podía desafiar la autoridad de un faraón débil,34
aunque no está claro cuál era su independencia.35
Una vez que Egipto se convirtió en provincia romana, los oficiales
romanos trataron de limitar el poder e independencia de los
templos. Les impusieron el pago de impuestos al gobierno por las
tierras que poseían o la entrega de estas al estado romano a
cambio de recibir un estipendio gubernamental.36 Sus cultos fueron
minuciosamente regulados, menos autónomos y más dependientes
de las donaciones del gobierno37 y de varias pequeñas fuentes de
ingresos.38
Desarrollo[editar]
Desarrollo temprano[editar]
Los santuarios más antiguos conocidos aparecieron en Egipto en el
Período Predinástico, a fines del IV milenio a. C. Estos primigenios
edificios se hicieron con materiales perecederos como la madera,
esteras de caña y adobe.39 A pesar de la transitoriedad de estas
antiguas construcciones, el arte egipcio posterior continuó usando y
adaptando elementos de ellos, evocando los antiguos santuarios
para sugerir la naturaleza eterna de los dioses y los lugares en que
habitaban.40
A comienzos del Período Arcaico (c. 3100-2686 a. C.) los primeros
faraones construyeron complejos funerarios en el centro religioso
de Abidos siguiendo un patrón general único: recinto cuadrangular
de adobe y montículo de tierra en su centro.41 No está claro si, en
esta primera etapa, los templos de otras zonas de Egipto recibían
patronazgo real o solo estaban influidos por el estilo de los templos
reales.42 En cualquier caso, en el Imperio Antiguo (c. 2686-2181 a.
C.) que siguió al período arcaico los monumentos funerarios reales
sufrieron una tremenda expansión, mientras que la mayoría de
templos consagrados a las divinidades permanecieron
relativamente modestos. Ello sugiere que la religión oficial en este
período enfatizó el culto al faraón divino por encima del culto directo
a los dioses.43 Los dioses estrechamente relacionados con el
faraón, como Ra, recibían más donaciones reales que el culto a
otras divinidades;44 un ejemplo es el templo de Ra en Heliópolis.45
Mientras, los pequeños templos provincianos mantuvieron diversos
estilos locales del período predinástico, sin influencias por parte de
los lugares de culto real.46

Reconstrucción del complejo funerario del faraón Dyedkara Isesi del Imperio
Antiguo.
La expansión de los monumentos funerarios comenzó durante el
reinado de Zoser, que construyó su complejo enteramente de
piedra y remplazó el montículo intramuros por una pirámide
escalonada en cuyo interior fue enterrado. En el resto del Imperio
Antiguo, tumba y templo se aunaron en elaborados complejos
piramidales de piedra,47 cerca de los cuales existía una villa que
daba suministro a sus necesidades, de la misma manera que los
pueblos que abastecerán a los templos a lo largo de la historia
egipcia. El faraón Snefru introdujo novedades, pues comenzando
con su primera pirámide en Meidum, mandó construir complejos
piramidales simétricos a lo largo de un eje este-oeste, con un
templo del valle a orillas del Nilo comunicado con otro templo
situado al pie de la pirámide. Los sucesores inmediatos de Snefru
siguieron este patrón, pero a fines del Imperio Antiguo los
complejos piramidales combinaban diferentes elementos tanto de la
distribución a lo largo de un eje como del plan rectangular de
Zoser.48 Para abastecer a los enormes complejos piramidales los
faraones fundaron nuevas ciudades y fincas agrícolas en las tierras
sin explotar a lo largo de Egipto. El flujo de productos desde estas
tierras al gobierno central y los templos ayudó a unificar el reino.49
Los gobernantes del Imperio Medio (c. 2055-1650 a. C.), que
reunificaron el país tras su colapso, continuaron construyendo
pirámides y complejos a ellas asociados.50 Los pocos restos que se
conservan de los templos del Imperio Medio muestran que sus
trazados se hicieron perfectamente simétricos y en los templos
dedicados a las divinidades se comenzó a hacer un uso mayor de la
piedra. El patrón de templo con un santuario tras una sala de
columnas aparece ya frecuentemente en este período, y a veces
estos dos elementos estaban precedidos por patios abiertos,
presagiando el diseño de templo estándar utilizado en etapas
posteriores.51
Imperio Nuevo[editar]
Con mayor riqueza y poder durante el Imperio Nuevo (c. 1550-
1070 a. C.), Egipto destinó aún más recursos a sus templos, que se
hicieron más grandes y complejos.52 Los cargos de sumos
sacerdotes se convirtieron en permanentes en lugar de rotativos, y
una vez más se hicieron con una importante parcela del poder en
Egipto. Es posible que, con la expansión de la influencia de los
templos, las celebraciones religiosas que hasta entonces habían
sido públicas fueran absorbidas por los cada vez más importantes
festivales rituales de los templos.53 El dios más importante de este
período fue Amón y los sacerdotes de su principal centro de culto,
el recinto de Amón-Ra en Karnak, Tebas, alcanzaron una enorme
influencia política.54
Pilono de entrada al Templo de Lúxor, uno de los templos más importantes del
Imperio Nuevo.55
Muchos templos fueron entonces erigidos enteramente de piedra y
su plan general quedó fijado: sancta sanctorum, salas, patios y
accesos flanqueados por pilonos, todos orientados a lo largo de la
ruta de las procesiones de los festivales. Los faraones del Imperio
Nuevo dejaron de erigir pirámides como monumentos funerarios en
favor de tumbas alejadas de sus templos funerarios. Sin pirámides
en torno a las que organizarse, los templos funerarios comenzaron
a distribuirse según el mismo plan que los dedicados a los dioses.56
A mediados del Imperio Nuevo el faraón Akenatón convirtió al dios
Atón en la única divinidad del culto oficial y abolió el culto a todas
las demás deidades. Los templos tradicionales se descuidaron en
favor de los nuevos dedicados a Atón, cuyo diseño y construcción
difería notablemente. Pero esta revolución religiosa de Akenatón
fue abolida poco después de su muerte, los templos tradicionales
reinstaurados y los dedicados a Atón desmantelados. Los faraones
posteriores emplearon aún más recursos a los templos,
particularmente Ramsés II, el más prolífico constructor de
monumentos de toda la historia egipcia.52 La influencia religiosa de
la casta sacerdotal aumentó a la par que su riqueza: los oráculos de
los templos, controlados por los sacerdotes, fueron un recurso cada
vez más popular para tomar decisiones.57 El poder faraónico se
desvaneció y en el siglo XI a. C. los sumos sacerdotes de Amón
fueron capaces de tomar el control de todo el Alto Egipto, dando así
inicio a la fragmentación política denominada Tercer Período
Intermedio (c. 1070-664 a. C.).58
Con el derrumbamiento del Imperio Nuevo cesó para siempre la
construcción de templos funerarios.59 Sin embargo, algunos
gobernantes del Tercer período intermedio, como los de Tanis,60
fueron enterrados dentro de los templos divinos, continuando así la
estrecha relación entre templo y tumba.61
Evolución tardía[editar]
En el Período Tardío (664-323 a. C.) el debilitado estado egipcio
quedó a merced de varias potencias extranjeras, experimentando
solo períodos ocasionales de independencia. Muchos de estos
gobernantes foráneos fundaron o ampliaron templos con la finalidad
de reforzar su pretensión al trono de Egipto.62 Los faraones de Kush
de los siglos VIII y VII a. C. restauraron el templo de Karnak y
adoptaron el estilo de arquitectura templaria egipcia en las
construcciones de su originaria Nubia, donde dieron comienzo a
una larga tradición de sofisticada construcción de templos nubios.63
En estos siglos confusos la fortuna de varios templos cambió, pero
la influencia de la casta sacerdotal en general se mantuvo.62

Mammisi de época romana en el Templo de Dendera


A pesar de la agitación política, el templo egipcio continuó
evolucionando sin adoptar apenas influencias extranjeras.64
Considerando que la construcción de templos anteriores en su
mayoría se centró en dioses masculinos, las deidades femeninas e
infantiles se hicieron más importantes. Los templos se centraron en
actividades religiosas más populares como los oráculos, cultos de
animales y oraciones.65 Continuaron desarrollándose nuevas formas
arquitectónicas, como quioscos cubiertos frente a las puertas de
acceso, estilos de columnas más recargados y los mammisi,
edificios para la celebración del nacimiento mítico de un dios.66 A
pesar de que el último estilo de los templos se había desarrollado
en el último período de gobierno nativo, muchos de sus ejemplos
datan de la época de la dinastía ptolemaica, los reyes helenos que
gobernaron como faraones durante casi 300 años.67
Tras la conquista por parte de Roma del reino ptolemaico en el año
30 a. C., los emperadores romanos asumieron el rol de gobernantes
y patrones de los templos.68 Los fondos otorgados por Augusto y los
emperadores del siglo I d. C. fueron disminuyendo hacia el siglo
III d. C. debido a las penurias económicas del imperio, cuando ya
algunos grandes templos estaban en estado de progresiva ruina.69 A
pesar de ello, la construcción de templos continuó hasta el siglo
IV d. C.,70 cuando el ascenso de los emperadores romanos
cristianos llevó a que los templos perdieran su tradicional apoyo
económico estatal, sus tesoros disminuyeran y los ingresos se
destinaran a la creación de iglesias.71 En el 391 d. C. todos los
cultos paganos fueron prohibidos por Teodosio I y ese mismo año el
Serapeum de Alejandría fue destruido por los cristianos.72 Los
ataques a los paganos y sus templos se extendieron por todo
Egipto73 y, en el año 550 d. C., Filé, el último gran templo en
funcionamiento que restaba en el país del Nilo, fue cerrado.74 N 4
Construcción[editar]
Véase también: Arquitectura del Antiguo Egipto
Plantas de templos egipcios. Mitad izquierda: Hatshepsut, Seti I, Ramesseum,
Gerf Hussein y Abu Simbel; derecha: Edfu y Kom Ombo.
Los templos se erigieron a lo largo de todo el Alto y el Bajo Egipto,
así como en los oasis del desierto de Libia bajo control egipcio,
hasta Siwa, y en puestos avanzados como Timna, en la península
del Sinaí. En los períodos en que Egipto controló Nubia los
gobernantes del Nilo construyeron templos allí, tan al sur como
Gebel Barkal.76 La mayoría de ciudades de Egipto tenían un
templo,77 pero en algunos casos, como los templos funerarios o los
templos de Nubia, se creaban de nueva planta en tierras antes
deshabitadas.78 El emplazamiento exacto del templo era decidido
por motivos religiosos, y podría ser el lugar de nacimiento o
enterramiento mítico de un dios. La orientación del templo podía
decidirse para alinearlo con lugares de significado religioso, como
un templo vecino, el nacimiento del sol o la posición de alguna
estrella. Por ejemplo, el gran templo de Abu Simbel, está alineado
de tal manera que dos veces al año los rayos del sol naciente
iluminan las estatuas de los dioses en el sancta sanctorum. La
mayoría de los templos, sin embargo, se alinearon hacia el Nilo, con
un eje que corre aproximadamente de este a oeste.79 N 5
La construcción del templo propiamente dicha iba precedida de una
serie de complejos rituales fundacionales. Tras la finalización del
mismo se volvían a realizar rituales dedicados al dios patrono, los
cuales debían ser consumados por el propio faraón como parte de
sus deberes religiosos. De hecho, en la creencia egipcia la
construcción del templo era el trabajo simbólico del soberano,80
aunque en realidad su ejecución era tarea de cientos de súbditos
reclutados por el sistema de corveas.81 Usando en su mayor parte
herramientas de madera y piedra,N 6 los obreros construían para los
templos enormes estructuras que tardaban años o décadas en
finalizar.84
El uso de la piedra para levantar los templos egipcios no buscaba
más que enfatizar y asegurar su propósito de servir como moradas
eternas para los dioses y los distinguían de los edificios para uso de
los mortales, construidos con el modesto adobe.85 Sin embargo, en
los primeros tiempos los templos eran construidos únicamente de
adobe y otros materiales perecederos, materia prima que en
realidad fue la empleada durante toda la historia egipcia para crear
los edificios adyacentes a los templos.86 La piedra más usada fue
caliza y arenisca, muy comunes en el centro y sur de Egipto,
mientras que piedras más duras y difíciles de tallar, como el granito,
se usaron en menor medida para elementos concretos como los
obeliscos.87 Los sillares de piedra podían proceder de una cantera
cercana al templo en construcción o ser transportados en barco por
el Nilo desde lugares de extracción lejanos.88

Versión egipcia del Tratado de Qadesh inscrita en un muro del Templo de


Karnak.
Para crear los cimientos de los templos se excavaban zanjas en la
arena que luego se rellenaban con losas de piedra.89 Los muros y
otras estructuras se levantaban con enormes sillares de diferentes
formas y tamaños,N 7 colocados en hiladas y unidos a hueso.90 Cada
bloque se tallaba para conseguir una perfecta unión con los
adyacentes, obteniéndose sillares prismáticos cuyas formas
irregulares quedaban encajadas.91 El interior de los muros se
rellenaba con piedras irregulares, de deshecho, y tierra.92 Para
construir estructuras sobre el nivel del suelo los trabajadores
creaban grandes rampas de tierra, y para excavar cámaras en la
roca viva comenzaban desde arriba, abriendo un espacio cerca del
techo desde el que continuar vaciando el resto de la estancia.93 Una
vez completada la estructura del templo, la superficie áspera de los
sillares de piedra se pulía para alisarla y después se tallaban
bajorrelieves, generalmente rehundidos y con acabados de gran
perfección. Si la piedra era de mala calidad para tallarla, se cubría
con una capa de mortero de yeso,94 tras lo que todos los relieves
acababan de completarse con dorados, incrustaciones de otros
materiales y pintura.95 Las pinturas eran por lo general una mezcla
de pigmentos aglutinados con algún tipo de adhesivo, posiblemente
goma natural.94
La construcción del templo no terminaba cuando el plan original
estaba completo, pues a menudo los faraones ordenaban
reconstruir, reponer estructuras deterioradas o añadir nuevos
edificios. En el transcurso de estas ampliaciones, frecuentemente
desmantelaban las viejas construcciones para usar sus materiales
como relleno de las nuevas, lo que podía hacerse por conveniencia
o porque esas estructuras y sus patrocinadores se habían
convertido en un anatema, como sucedió con los templos de
Akenatón. Esta expansión y remodelación podía distorsionar
considerablemente el trazado original del templo, caso del enorme
recinto de Amón-Ra en Karnak, donde se trazaron dos ejes
perpendiculares y diversos templos satélite.96
Diseño y decoración[editar]

El templo de Ramsés III en Medinet Habu, rodeado por los restos de los
edificios auxiliares
Al igual que toda la arquitectura del Antiguo Egipto, los diseños de
los templos enfatizaron el orden, la simetría y la monumentalidad, y
combinaron formas geométricas con estilizadas representaciones
vegetales.97 Su diseño rememoraba también las formas de los
primeros edificios egipcios. Por ejemplo, las molduras en caveto en
la parte superior de los muros se crearon para imitar las filas de
hojas de palma dispuestas en las paredes arcaicas, y la inclinación
de los muros exteriores, además de para asegurar su robustez, era
también un vestigio de los antiguos métodos de construcción.98 La
distribución en planta de los templos se basaba en un eje que
discurría desde el sancta sanctorum a la entrada principal, y en el
patrón plenamente desarrollado empleado en el Imperio Nuevo y
posteriormente, la ruta usada en los festivales procesionales —una
gran avenida salpicada de enormes puertas— sirvió como el
mencionado eje central. La ruta era entendida como la empleada
por los dioses en sus viajes fuera del santuario, mientras que la
gente usaba puertas laterales menores.99 Las partes típicas de un
templo, como la sala hipóstila llena de columnas, los peristilos
abiertos y los pilonos en las entradas, fueron dispuestas a lo largo
de este eje en un orden tradicional pero flexible. Más allá del templo
propiamente dicho, dentro de los muros exteriores se albergaban
numerosos edificios auxiliares.100
Este patrón de templo podía variar considerablemente, incluso al
margen de los efectos distorsionadores de los edificios secundarios.
Algunos templos fueron excavados íntegramente en la roca viva,
como el de Abu Simbel, o parcialmente, como las cámaras
interiores con patios y pilonos de mampostería de Wadi es-Sebua,
aunque en esencia se distribuyeron según el patrón de los templos
al aire libre. En otros, como el templo funerario de Deir el-Bahari, la
ruta procesional recorre una serie de terrazas en distintos niveles
con rampas de ascensión. Los templos más peculiares fueron los
dedicados a Atón por orden de Akenatón, en los cuales el eje
atravesaba varios patios completamente abiertos salteados de
altares.101
El modelo tradicional era altamente simbólico de arquitectura
religiosa.102 Era una variante muy recargada del diseño de una casa
egipcia, reflejando su papel de «casa del dios».22 Más allá de eso, el
templo representó una parte del mundo divino en la Tierra. El
santuario elevado y cerrado semejaba tanto la colina sagrada
primigenia cuando fue creado el mundo, como la cámara de
enterramiento de una tumba, donde habitaba el ba del dios, su
espíritu, del mismo modo que el ba humano habita su momia.103
Según las creencias egipcias, este lugar crucial estaba aislado de
las impurezas del mundo exterior,99 por lo que el acceso al sancta
sanctorum estaba muy restringido y la luz que en él penetraba era
muy tenue. Sin embargo, el templo también representaba el mundo
mismo, y así la vía procesional no era más que el recorrido del sol
por el cielo y el santuario la Duat donde se creía que penetraba en
la noche para después renacer. El espacio exterior se equiparaba
así con las aguas del caos que rodeaban el mundo, mientras que el
templo representaba el orden del cosmos y el lugar donde ese
orden era continuamente renovado.104
Cámaras interiores[editar]
Las cámaras interiores del templo estaban en torno al sancta
sanctorum del dios patrono, que normalmente se ubicaba en el eje
del templo y en la parte posterior del conjunto, mientras que en los
templos de las pirámides estaban situados junto a su base. El
santuario era el centro de los rituales del templo, el lugar donde la
presencia divina se manifestaba más poderosamente, aunque las
formas de esta manifestación eran diversas. En los templos de Atón
y en los santuarios solares tradicionales el objeto del ritual era el
propio sol, adorado en patios a cielo abierto.105 En muchos templos
funerarios las salas interiores contenían estatuas del faraón
fallecido, o una puerta falsa donde se creía que aparecía su ba para
recibir ofrendas.106
Sala de la barca sagrada del Templo de Edfu
Sin embargo, en la mayoría de templos el foco era la imagen de
culto: una estatua del dios del templo donde se creía que habitaba
su ba e interactuaba con los humanos. El santuario en estos
templos contenía una naos, un tabernáculo que albergaba la
imagen del dios o un modelo de barca que contenía la imagen
dentro de su cabina y que era empleada para transportarla durante
los festivales procesionales. Para resaltar la naturaleza sagrada del
santuario este se mantenía en oscuridad total.107 Si en los primeros
tiempos el santuario se disponía en el fondo del edificio, en el
Período Tardío y el Ptolemaico se convirtió en un edificio
independiente dentro del templo, aunque aislado del mundo exterior
por los corredores y habitaciones circundantes.99
Las capillas secundarias, dedicadas a deidades asociadas al dios
principal, se distribuían alrededor de la principal. Cuando el patrono
principal era una deidad masculina, las capillas secundarias se
solían consagrar a sus consortes y descendientes. En los templos
funerarios estas capillas secundarias eran dedicadas a dioses
asociados con la realeza.108
Junto al santuario se ubicaban otras salas para almacenar objetos
ceremoniales, textos rituales y objetos de valor del templo. Otras
estancias tenían funciones rituales específicas. La sala de las
ofrendas solía estar separada del propio santuario, y en los templos
sin santuario de la barca, existía un tabernáculo para guardarla.109
En los templos más tardíos, las zonas rituales podían ampliarse con
capillas en una segunda planta y en salas subterráneas.110
Finalmente, en el muro exterior de la parte posterior del templo a
menudo había nichos para que los laicos rezaran al dios patrono, y
eran lo más cerca de su morada que ellos podían estar.111
Salas y patios[editar]
Sala hipóstila del templo de Esna
Las salas hipóstilas, estancias cubiertas y repletas de columnas,
aparecen en los templos a lo largo de toda la historia de Egipto.
Durante el Imperio Nuevo se situaban normalmente enfrente de la
zona del santuario.112 Estas salas eran menos restringidas que las
cámaras interiores y se abrían a los laicos en determinadas
ocasiones.113 Estaban en penumbra, no tan oscuras como el
santuario: las salas del Imperio Nuevo contaban con altos pasajes
centrales sobre la ruta procesional para que un claristorio
proporcionara luz tenue. El epítome de esta tipología es la gran sala
hipóstila de Karnak, cuyas enormes columnas tienen 21 metros de
altura. En períodos tardíos los egipcios prefirieron un tipo distinto,
con un muro bajo para tapar la luz.112 Las salas en penumbra, cuyas
columnas suelen imitar plantas como el loto y el papiro, eran
símbolos del mitológico mundo pantanoso que rodeaba el túmulo
ancestral de la creación. Las columnas también podían ser vistas
como los pilares que sostenían el cielo en la cosmología egipcia.114
Más allá de la sala hipóstila existían uno o más peristilos a cielo
abierto. Estos patios abiertos, también llamadas salas hípetras,
presentes en los templos egipcios desde el Imperio Antiguo, se
convirtieron en zonas de transición en el plan clásico del Imperio
Nuevo, extendidos entre el espacio público del exterior del templo y
las restringidas salas interiores. Aquí el pueblo se encontraba con
los sacerdotes en los festivales. Frente a cada patio se levantaban
los pilonos, un par de torres anchas y trapezoidales que
flanqueaban la puerta principal. El pilono solo se conoce en
ejemplos dispersos en los imperios Antiguo y Medio, pero en el
Nuevo rápidamente se convirtieron en las distintivas fachadas de la
mayoría de templos egipcios. El pilono era una torre vigía simbólica
contra las fuerzas del desorden y un jeroglífico del horizonte, tras el
que se ocultaba el sol cada día, reforzando así el simbolismo solar
del templo.115
Frente a cada pilono se disponían pares de nichos para emplazar
astas con banderas. A diferencia de los pilonos, es

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