El lado oculto de la organización escolar

M. A. Santos Guerra

Fco. Beltrán Llavador

(1994): Archidona (Málaga). Ediciones Aljibe

La organización escolar es un campo que ha sufrido notables transformaciones en el

ámbito de la investigación y de la producción teórica durante los últimos veinte años,
todas las cuales han abocado en su nueva conceptualización. Esto no quiere decir que se
hayan suprimido las diferencias en los enfoques teóricos; más bien, por el contrario, éstas
se han afilado, en el sentido de que no resulta ya tan sencillo establecerlas a grosso
modo, sino que hay que entrar en detalles para apreciarlas. Ahora bien, ¿cómo podemos
tener la perspectiva suficiente para dar cuenta de ellas? Hay que seguir profundizando en
los análisis teóricos y descender al terreno de las prácticas para extraer la definición de
los problemas. El exceso en uno u otro movimiento conducirá a posiciones erróneas. Con
lo primero se corre el riesgo de invertir demasiado esfuerzo en pulir las lentes que nos van
a servir para leer adecuadamente una realidad que, no obstante, podemos encontrar
cambiada cuando los instrumentos estén listos para su utilización; con lo segundo nos
arriesgamos a tratar los problemas como si cada vez fueran nuevos. Resulta, pues,
infrecuente encontrar trabajos que sinteticen ambos planteamientos, contribuciones que,
sin renunciar a las principales aportaciones teóricas de la disciplina, conserven cierta
pretensión de orientar la resolución de los problemas prácticos.

El libro que comentamos es uno de esos raros trabajos. La habilidad con que en él se
combinan diferentes aportaciones, realizadas en otras tantas circunstancias y
publicaciones, no resulta un demérito, sino más bien lo contrario, porque muestra que a lo
largo de su itinerario se ha tenido en cuenta tanto una dimensión como la otra. Dos son
los aspectos que a mi juicio merece la pena destacar del conjunto del trabajo del profesor
Santos. En primer lugar, el referido a la indisolubilidad de vitae en organización, y
viceversa. En segundo lugar, la conjunción de las perspectivas macropolítica y
micropolítica para abordar el estudio de los fenómenos organizativos escolares.

En relación con lo primero, el autor habla del "contexto organizativo de las escuelas no
sólo como receptáculo del currículum, sino como parte esencial del mismo"; quizá hubiera
valido la pena dedicar a esa cuestión uno más de los capítulos redactados expresamente
para este libro. Son y han sido tan frecuentes las referencias al currículum y a la
organización escolar como las distintas realidades que han llegado a cristalizar la idea de
que puede hacerse un tratamiento singular de una u otra. Lo cierto es que considerar la
organización al margen de lo curricular, o bien determinándolo, no conduce sino al
tecnocratismo; al contrario, pensar lo curricular al margen de lo organizativo sólo da
muestras de idealismo -en sentido filosófico-. En los centros escolares, la vida
organizativa se da a través de las relaciones que sus actores son capaces de construir y
reconstruir permanentemente, centrándolas en torno al conocimiento (su construcción,
distribución, valoración), esto es, en torno al currículum. Éste, lejos de consistir tan sólo
en el formateado secuencial de tales conocimientos, tiene por realidad todo lo susceptible
de ser incorporado como conocimiento por parte de los alumnos (¡y profesores!).

Respecto a la segunda cuestión, el inconveniente de las perspectivas micropolíticas es

que, en su pretensión de corregir desmanes funcionalistas y/o estructurales, no sólo
centran su atención en las ocurrencias de lo cotidiano, sino que de tanto hacerlo terminan
por olvidar que es conveniente echar un vistazo al entorno, ya que, en último extremo,
resulta difícil entender el ámbito "micro" sin referirlo a los marcos que lo determinan. En el
intento de "comprender cada escuela como institución irrepetible" ¿no se pone demasiado
énfasis en las singularidades que explican su irrepetibilidad, y poco, por ejemplo, en su
radical constitución institucional, que explicaría por qué las variaciones singulares no son
sino eso mismo, variaciones de un patrón que tiende a reproducirse? Lo "macro" no
puede agotarse en la perspectiva del sistema educativo, porque éste resulta difícilmente
explicable sin el recurso del análisis del papel de las instituciones escolares en el seno del
Estado, en su relación con el sistema económico o en la dependencia en que incurren
respecto a la administración de las políticas.

Tiene el libro, por último, una característica que comparte con todas las obras de su
misma estructura. La lectura de los capítulos como partes independientes facilita su
lectura ocasional, en razón de intereses momentáneos; dificulta, a cambio, la tarea de
integración de cada parte en un conjunto ordenado. Si el lector es alguien ya conocedor
de las múltiples dimensiones ("aristas" las llama el autor) de lo escolar organizativo, bien
en su vertiente práctica, bien en la teórica, no tendrá, presumiblemente, mayores
dificultades en ubicarse en el conjunto; sin embargo, si no se posee esa condición, puede
acabarse con una visión algo fraccionada de lo que en realidad constituye un todo,
complejo pero bien delimitado. Es decir, la pretensión de acotar el libro a "el centro
escolar como unidad funcional de planificación, intervención y cambio" se cumple
plenamente en cada capítulo, pero no en el libro en su totalidad, pues no sólo cada
capítulo, sino incluso cada bloque de capítulos se presenta desconectado del resto. Quizá
hubiera sido recomendable facilitar esa tarea incorporando unas entradas generales a
cada bloque, así como prolongando la introducción para suplir esa carencia. Estos
hilvanes, estos pequeños descuidos que asoman en la obra a los ojos de un lector muy
minucioso, se deben, en realidad, al interés que su lectura despierta, y resultarán
excusables por esta misma razón.

El libro del profesor Santos es una obra que se echaba a faltar en el panorama
bibliográfico español por la amplitud de los aspectos que abarca, por su conexión con
temas identificables con el interés manifiesto de profesores y estudiantes de Pedagogía,
por la sencillez expositiva y, sobre todo, por la valentía con que afronta los principales
defectos del funcionamiento ordinario de nuestros centros escolares y de nuestro sistema
educativo. Patologías que podíamos haber llegado a considerar como endémicas se
analizan hasta descubrir que pueden no ser sino el síntoma de una crisis de madurez del
sistema, un sistema que, por otra parte, dará pruebas de esa misma madurez en la
medida en que sea capaz de asimilar las valiosas enseñanzas contenidas en estos
trabajos.
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