Professional Documents
Culture Documents
I DE TEOLOGÍA
IBAGUÉ, TOLIMA
MAYO 14 DE 2019
VERITATIS SPLENDOR
I DE TEOLOGÍA
FORMADOR:
MORAL FUNDAMENTAL
IBAGUÉ, TOLIMA
MAYO 14 DE 2019
INTRODUCCIÓN
El camino que debe transitar aquel joven para llegar a configurarse con el corazón
del Señor partiendo de una realidad concreta que está viviendo, que si lo deja todo por
seguirle, alcanzará la plena libertad y por ende la salvación; también se hablará del gran
aporte pastoral que nos deja la lectura de este primer capítulo para ayudar a los agentes
que hacen parte del apostolado en las parroquias y por último una conclusión que
enmarque el contenido de las enseñanzas sobre el sentido de nuestra existencia aquí en la
tierra, partiendo de la vivencia del joven con Jesús.
CAPÍTULO I
“MAESTRO, ¿QUÉ HE DE HACER DE BUENO…?”
(Mt. 19,16)
CRISTO Y LA RESUESTA A LA PREGUNTA MORAL
De esta manera se deja claro, que el romano pontífice busca una moral alentadora
que permita visualizar el comportamiento hacia una vida recta y por ende plena, siguiendo
las enseñanzas del Divino Maestro, es por ello por lo que antes de examinar estas
cuestiones controvertidas, el Papa remite a los fundamentos bíblicos con una penetrante
meditación sobre el diálogo entre Jesús y el joven rico (Mt 19, 16-22), que ocupa el
capítulo primero de la encíclica. La pregunta ¿Qué he de hacer de bueno para conseguir
la vida eterna?, subraya el Papa, no se refiere tanto a las reglas que hay que observar, en
cuanto a la aspiración central de toda decisión y de toda acción humana. La pregunta es
un eco de la llamada de Dios, Bien absoluto, que nos atrae hacia Sí. De esta perspectiva
se ha de partir para renovar la teología moral, como quiso el Concilio Vaticano II, recordar
“En lo hondo de la conciencia, el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, a
la cual debe obedecer y cuya voz suena oportunamente en los oídos de su corazón,
invitándole a amar y obrar el bien, y a evitar el mal: haz tal cosa, evita tal otra”1
San Juan Pablo II, así, presenta el fundamento de la moral cristiana en su horizonte
amplio y atractivo, con una alentadora visión, lejos de todo legalismo o rigorismo, de
visiones estrechas y casuísticas2 extenuantes. Al hilo del pasaje evangélico, muestra que
la vida moral es el crecimiento del hombre en la libertad.
1
Guadium et Spes N.º 16 sobre la dignidad de la conciencia moral, pág 147
2
Término en ética, hace referencia al razonamiento basado en casos, basado en principios o reglas. La
casuística es utilizar la razón para resolver problemas morales aplicando reglas teóricas a instancias
específicas.
En un primer momento, Jesús enuncia cada uno de los mandamientos, los cuales
el joven ha cumplido cabalmente, pero solo le falta una cosa para llegar ser perfecto,
vender todo lo que tiene, distribuirlo entre los pobres, alcanzando un tesoro en el cielo y
luego emprender un seguimiento de la mano del Maestro, pues en su infinita misericordia
siendo el rostro del Padre “ha querido que todos nos salvemos y lleguemos la
conocimiento de la verdad” ( cf. 1Tm 2, 4) dicha perfección está enmarcada por acatar
el llamamiento del Bien Absoluto, que resuena en muchos de nuestros corazones, pero
que por las distracciones del diario vivir no lo escuchamos. En ese orden de ideas la
dimensión del Magisterio pone de relieve la tarea de la Iglesia, que como Maestra y
custodia en la fe nos invita a dar una respuesta basada en el amor, pues al reconocer al
Señor como Dios y ver en los más pobres y necesitados su presencia, encontramos el
núcleo fundamental de toda la ley y de la cual se derivan los demás preceptos particulares,
estos preceptos que provienen del decálogo constituyen la primera etapa necesaria para
hallar la libertad, pues no solo se reducen a imposiciones externas como nos lo enseña el
Catecismo de la Iglesia Católica, cuando afirma:
3
El concepto de ley natural tiene dos grandes usos. Puede referirse al dictamen que emana de la razón y
de los derechos que se fundan en la propia naturaleza en reconocer el bien y el mal, siendo así, un fiel
reflejo de la Ley eterna, o a la norma física que establece el comportamiento de los cuerpos ante
determinadas condiciones.
la Facultad de Burgos nos explica que “La Veritatis Splendor enmarca de la pregunta del
joven la relación que guarda el bien moral con la “búsqueda de la plenitud de sentido para
la vida” y con el pleno cumplimiento del propio destino, tratándose así de “una pregunta
esencial e ineludible para la vida de todo hombre” (Nº 8ª). Este planteamiento tiene dos
importantes novedades, por una parte, recupera para la moral una perspectiva clásica de
la vida cristiana y de la espiritualidad, que es el fin último del hombre: Dios y la vida
eterna. Por otra parte, responde a los interrogantes profundos que se plantea el hombre
actual, con un sentido de ultimidad, tratando de dar un significado global a su existencia
(pág. 521).
La fascinación que se descubre en este relato es tan grande que evoca una apertura
al contacto de serntirse motivado por el cuestionamiento que el mismo Señor deja entrever
para aquellos que cumplen su voluntad y quieren participar algún día de su reinado eterno
y es de esta manera como nos lo enseña el mismo Señor al inicio de su vida pública
cuando auncia “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y
creed en la Buena Nueva” (Mc1,15). “Es como el Maestro nos enseña el contenido de las
Escrituras y revela plenamente la voluntad del Padre sobre el obrar moral, siendo El
mismo la fuente y culmen de la salvación, Alfa y Omega de la historia humana (cf. Ap
1,8; 21,6; 22,13)” (pag. 15).
4
San Agustín, citado en el Nº 23
decir, amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Por otro lado, el
Papa cita a Santo Tomás, apelando a la gran tradición de la ética eclesial y esta ley natural,
no es más que la luz de la inteligencia infundida en nosotros por Dios y gracias a ésta
sabemos que es lo que podemos hacer y aquello que debemos evitar, en esa consonancia
se nos pide que tengamos un corazón bien dispuesto a acoger a nuestro hermano,
prcaticando así la misericordia, permitiéndonos desprender de todo aquello que nos aferra
a una esclavitud por las cosas materiales como dice el evangelista San Mateo “No
acumuléis riquezas en este mundo pues las riquezas de este mundo se apolillan y se echan
a perder; además, los ladrones perforan las paredes y las roban. Acumulad, más bien,
riquezas en el cielo, donde no se apolillan ni se echan a perder y donde no hay ladrones
que entren a robarlas. Pues donde tengas tus riquezas, allí tendrás también el corazón” (6,
19-21). Otro de los apartados que nos propone el primer capítulo es “si quieres ser
perfecto, anda vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos;
luego ven, y sígueme” (Mt 19,21) después de la respuesta que da el joven a Jesús,
refiriéndose a los mandamientos, todos los ha cumplido a cabalidad desde muy pequeño,
pero le faltaba algo importante y que hoy en día lastimosamente muchas personas también
viven apegado a ello, como se dijo anteriormente, a las cosas que producen valor.
De este modo, el Espíritu Santo impulsa la vida para que movidos por
convicciones se pueda lograr eso, que tal vez muchas se cree difícil e incluso hasta
imposible y ello solo se obtiene cuando estamos movidos por la vivencia del
mandamiento del amor que nos aleja de nuestros egoísmos y nos hace auténticos
seguidores e imitadores de Cristo y con ello se puede alcanzar la perfección de la cual
Jesús nos pide a todos configurarnos, como nos lo recuerda las palabras de Santa Catalina
de Siena “La verdadera perfección consiste en esto: hacer siempre la santísima voluntad
de Dios”, pues si hacemos lo que a Dios le agrada estamos labrando nuestro destino a su
lado y con ello haremos dado el pleno sentido a nuestra existencia humana aquí en la
tierra, nunca es tarde para emprender ese camino que lleva hacia Él, pero no dejemos para
mañana lo que tal vez se puede realizar el día de hoy.
5
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, Nº 1717
APORTES PASTORALES DE ESTE PRIMER CAPÍTULO A NUESTRAS
COMUNIDADES PARROQUIALES
A la luz de lo dicho anteriormente, el capítulo primero nos permite extraer algunas
cuestiones pastorales importantes, que pueden servir en nuestros quehaceres apostólicos:
CONCLUSIÓN