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El libro Crítica de la razón pura, inicia con dos prólogos, de la primera y segunda edición

respectivamente. Kant comienza afirmando que la razón se ve constantemente agobiada por


cuestiones que su misma naturaleza le impone y que no puede resolver porque no se
encuentran a su alcance. Este campo de discusiones sin fin, que apela a principios que están
más allá de la experiencia, que produce un enfrentamiento entre la tendencia natural de la
razón y la experiencia que no ofrece garantías sobre lo que la razón piensa, la denomina
Metafísica. La Metafísica fue considerada “la reina de todas las ciencias”, pero, reconoce
Kant, que el rechazo en el cual cayó, es producto del excesivo racionalismo y dogmatismo de
la época. Siguiendo esta línea, expone cuales son las posibilidades de la razón de alcanzar
algún autoconocimiento sin valerse de la experiencia para fundamentar la legitimidad de la
Metafísica, y este juicio o tribunal al cual se la somete, no es más que la Crítica de la razón
pura humana. En el siguiente prólogo, el autor expone algunas clases de conocimientos han
entrado en “el camino seguro de la ciencia” (los de lógica, matemática, física); no así los
conocimientos referidos a la Metafísica, que ha intentado regular estos por el objeto de
análisis y que, siendo su objeto de estudio algo que está más allá de la experiencia sensible,
no podemos conocer. Por lo tanto, es necesario hacer un giro y aceptar que los objetos sean
los que deban reglarse por nuestros conocimientos. y no al contrario Esto puede hacerse con
la Metafísica en lo relacionado a la intuición de los objetos. Porque si la intuición se regla por
la naturaleza de nuestra facultad intuitiva, se podrá saber algo de ella “a priori”. Negada, sin
embargo, la posibilidad de un conocimiento de la “cosa en sí” para la razón especulativa,
sólo le queda reconocer a Kant que los conocimientos de la Metafísica son válidos para la
razón práctica. Las cosas en sí, si bien no podemos conocerlas, al menos podemos
pensarlas. Pero como el pensar es muy amplio y para que la razón, no se encamine por
cualquier lado, La Crítica de la Razón Pura permitirá encaminar la metafísica hacia el camino
seguro de la ciencia.

De esto se sigue que debido a que no hay nada en la razón que no provenga de los sentidos,
excepto la razón misma, los objetos no son cognoscibles en sí mismos, sino sólo a través de
la estructura espacial,temporal y categorial que el sujeto proyecta sobre el mundo, para poder
conceptualizarlos. Por lo tanto, cuestiones metafísicas, como la existencia de Dios, del
Alma y la Moral no pueden refutarse, pues exceden la percepción humana, sin
embargo, podemos pensarlas.

Oponiéndose al dogmatismo, a la pretensión de salir adelante sólo con un conocimiento puro


por conceptos, según principios tales como el excesivo uso de la razón sin informarse del
modo en que llega a estos; y tambíen a al empirismo que sólo se encarga de generar
conocimiento verdadero luego de la experimentación del mundo a través de los sentidos, el
giro copernicano argumenta que se necesita al objeto primero para poder comprenderlo y
conceptualizarlo. De esta manera, es posible comprender que la Metafísica se ocupe de
ideas trascendentales y que puedan concebirse como realidades últimas. Los objetos
pensados, en sí mismos, no tienen existencia, y el espacio y el tiempo pertenecen a la realidad
sólo como parte de la mente, como intuiciones con las que las percepciones son medidas y
valoradas. Sin embargo, esto no indica que estos objetos no existan, si no que van más allá
de lo que la razón pueda entenderlos.
Esto es posible ejemplificar al hablar de la moral. La conciencia moral manda de modo
absoluto, ordena de modo incondicionado, puede suceder que uno no cumpla con su deber,
pero eso no le quita autoridad al mandato absoluto. Es entonces la conciencia de una
exigencia absoluta que no se explica y que no tienen sentido alguno desde el punto de vista
de los fenómenos de la naturaleza, pero sin embargo cabe la posibilidad de su existencia en
la medida en que nos es posible utilizar la intuición .Lo mismo se puede decir de la existencia
de Dios y el Alma, estos podrían existir en la medida en que se logran pensar y establecer
gracias a la razón práctica.

Asimismo, nuestra propia naturaleza del pensar hace posible comprender la hipótesis
anteriormente mencionada. La sensibilidad como la facultad de conocimiento, es una facultad
receptiva que recibe sensaciones o impresiones sensibles a través de las cuales se nos da
la materia y en esa receptividad, la sensibilidad también es llamada intuiciones puras. Y como
los fenómenos no se pueden conocer sino a través de ideas a priori,las cuales pueden verse
en dos dimensiones; por un lado como cosas "en sí", y por el otro por la forma en la que se
manifiestan, la misma cosa en sí de la intuición y la razón, es un fenómeno que el hombre no
puede conocer ni a través de los sentidos ni a través de esta propia razón, escapando de ella.
Entonces, ¿Cuál sería la parte pura y a priori del sujeto que permite determinar a priori a los
objetos? La razón y el conocimiento trascienden su naturaleza, van más allá de sus límites,
permaneciendo encerrados en un absurdo al cual, la propia forma de proceder de la razón y
la experiencia posible, los condenan.

Por consiguiente, como la metafísica no es concretamente una ciencia, los objetos


metafísicos no los podemos percibir como materia aún así los podemos pensar, de manera
tal que la metafísica es considerada una necesidad natural en el hombre. El hombre no puede
ser indiferente a la problemática metafísica. Sin embargo, no encontrará respuestas
definitivas a estas problemáticas, por lo que, como se dijo anteriormente, la existencia de
Dios, el Alma y la Moral son cuestiones completamente posibles.

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