Professional Documents
Culture Documents
Enviar Imprimir
En parte, provocado por la elevada comorbilidad que presenta con otros trastornos
psicopatológicos (Braun, SundayyHalmi, 1994; Salbach-Andraeet al., 2008). De hecho, se
ha demostrado que el 73 % de los pacientes con AN de tipo restrictivo presentan una
elevada comorbilidad con trastornos del Eje I, aumentando hasta un 82 % para los
pacientes con AN de tipo purgativo. Entre las diversas patologías, los trastornos de
ansiedad son los más comunes (Blinder, CamellaySanathara, 2006), siendo el trastorno
obsesivo-compulsivo (Iwasaki, Matsunaga, Kiriike, TanakayMatsui, 2000) y la fobia
social (Kaye, Bulik, Thornton, Barbarichy Masters, 2004) los más prevalentes. Pero
también se ha observado que existe una prevalencia (entre el 31 % y el 88,9 %) de
comorbilidad con trastornos del estado de ánimo, siendo el trastorno depresivo mayor el
más común (Kendler, et al., 1995).
Por otro lado, se observa que los pacientes con TCA frecuentemente presentan criterios
diagnósticos de trastorno de personalidad (Godt, 2002, 2008; Martín, Cangas, Pozo,
Martínez y López, 2009). Entre los diversos trastornos de la personalidad, se observa
que los del clúster C se relacionan con la AN de tipo purgativo y restrictivo, siendo el
trastorno de personalidad evitativo el más prevalente. Por el contrario, los trastornos de
personalidad del clúster B se relacionan con la BN; el trastorno límite de personalidad es
el más común. Parece ser que los pacientes con AN presentan menos trastornos de
personalidad que los sujetos con BN. La elevada comorbilidad psiquiátrica en este tipo de
pacientes incrementa la severidad del trastorno, su cronicidad y la resistencia al
tratamiento.
Numerosas investigaciones han demostrado que los pacientes con TCA presentan
dificultades emocionales (Harrison, Sullivan, Tchanturiay Treasure, 2009; Pascual,
Etxeberría, Cruzy Echeburúa, 2011; Walleret al., 2010). Las personas con psicopatología
alimentaria tienen dificultades en la identificación y la expresión de las emociones y
tienden a regular sus estados emocionales negativos de forma impulsiva (Pascual et al.,
2011). En concreto, las mujeres con TCA tienen una mayor tendencia a suprimir los
pensamientos y sentimientos negativos, con el fin de evitar conflictos y mantener las
relaciones (Thomas, 2003),de forma que la hostilidad no expresada y la tristeza son
desplazadas hacia uno mismo a modo de insatisfacción con el propio cuerpo, lo que
provoca una baja autoestima. De acuerdo con esta teoría, ciertos síntomas de los TCA,
funcionan como estrategia de afrontamiento ante sentimientos negativos reprimidos, como
la supresión de sentimientos de rabia (Walleret al., 2002). Las dificultades en la regulación
de los estados afectivos negativos que presentan este tipo de pacientes provocan un
aumento de la sintomatología del trastorno alimentario (Agras yTelch, 1998). Todos estos
estudios apoyan que el aumento de las habilidades de regulación emocional puede incidir
directamente sobre la reducción de los síntomas relacionados con la conducta alimentaria
(Gupta, Rosenthal, Mancini, Cheavensi Lynch, 2008).
Por otro lado, la alexitimia o la incapacidad para identificar, comprender y expresar las
emociones se relacionan estrechamente con los TCA (KiyotakiyYokoyama, 2006;
Pascual, Etxebarriay Cruz, 2011; Ridout, Thomy Wallis, 2010). La relación directa que
existe entre la alexitimia y la inteligencia emocional (IE) hace suponer que la IE tiene un
papel importante en el desarrollo y mantenimiento de los TCA. En esta línea, las escasas
investigaciones que han observado el papel de la IE en los TCA demuestran que el déficit
de habilidades emocionales se asocia significativamente a sintomatología bulímica
(MarkeyyVanderWal, 2007).
Aunque se ha demostrado ampliamente que los pacientes con TCA presentan dificultades
emocionales y que éstas constituyen un factor de vulnerabilidad, la mayoría de los
estudios aún siguen centrándose en los aspectos cognitivos y conductuales del trastorno.
Este hecho podría deberse a que los síntomas del trastorno infieren directamente sobre la
salud física de las personas, ya que la desnutrición y los problemas fisiológicos pueden
llevar a la persona a la muerte. Sin embargo, debido al aumento de la prevalencia, la
escasa efectividad de los tratamientos terapéuticos y la elevada tasa de recaídas,
consideramos que deberían ampliarse las investigaciones que contemplen la influencia de
las variables emocionales en el desarrollo y mantenimiento de los TCA.
Dada la relación observada entre TCA y déficits emocionales, es posible que los síntomas
que caracterizan a éste tipo de pacientes sean la consecuencia visible de las dificultades en
el procesamiento de la información emocional. De las escasas investigaciones realizadas,
se ha demostrado que las personas con trastornos alimentarios presentan dificultades tanto
en la identificación, como en la expresión verbal de las emociones. Según Chatoor (1999),
cuando las personas con TCA se sienten emocionalmente tristes, ansiosas o enfadadas, son
incapaces de ingerir alimentos, en el caso de la AN, o realizan conductas de atracón-
purga, en el caso de la BN. Es posible que las conductas de restricción o voracidad
alimentaria sean una estrategia de afrontamiento desadaptativa ante la dificultad en la
regulación y la expresión de los estados emocionales negativos. Por lo tanto, cabe pensar
que las habilidades emocionales tienen un papel importante en el desarrollo de los
trastornos de la conducta alimentaria y deberían tenerse en cuenta tanto en su prevención,
como en su evaluación y abordaje terapéuticos.
Referencias bibliográficas
AGRAS, W.;TELCH, C. (1998). «The effects of caloric deprivation and negative effect
on binge eating in obese binge-eating disordered women». Behavior Therapy, nº 29,p.
491-503.
BRAUN, L.; SUNDAY, R.; HALMI, K. (1994).«Psychiatric comorbidity in patients with
eating disorders».Psychological Medicine, nº 24, p. 859-867.
BLINDER, J.; CAMELLA, E.; SANATHARA, A. (2006).«Psychiatric comorbidities of
female in patients with eating disorders».American Psychosomatic Society, nº 68, p. 454-
462.
CARBAUGH, R.; SIAS, S. (2010). «Comorbidity of bulimia nervosa and substance
abuse: Etiologies, treatment issues, and treatment approaches». Journal of Mental Health
Counseling, nº 32, p. 125-138.
CHATOOR, I. (1999). «Causes, symptoms, and effects of eating disorders: Child
development as it relates to anorexia nervosa and bulimia nervosa». En:LEMBERG, R.;
COHN, L. (ed.).Eating disorders: A reference sourcebook.Phoenix, AZ: The Oryx Press,
p. 17-21.
GODT, K. (2002). «Personality disorders and eating disorders: The prevalence of
personality disorders in 176 female outpatients with eating disorders». European Eating
Disorders Review, nº 10,p. 102-109.
— (2008).«Personality disorders in 55 patients with eating disorders». European Eating
Disorders Review, nº 16,p. 94-99.
GÓMEZ, E. (2007). «Eating disorders and pregnancy: A theoretical understanding of the
experience of pregnancy for women with eating disorders». Dissertation Abstracts
International. Section B: The Sciences and Engineering, nº 68, 3396.
GUPTA, S.; ROSENTHAL, M.; MANCINI, A.; CHEAVENS, J.; LYNCH, T.
(2008).«Emotion regulation skills mediate the effects of shame on eating disorder
symptoms in women». Eating Disorders: The Journal of Treatment & Prevention, nº 16,p.
405-417.
HALMI K.; ECKERT E.; MARCHI P.; SAMPUGNARO V.; APPLE, R.; COHEN, R.
(1991). «Comorbidity of psychiatric diagnoses in anorexia nervosa».Archives of General
Psychiatry, nº 48,p. 712-728.
HARRISON, A.; SULLIVAN, S.; TCHANTURIA, K.; TREASURE, J. (2009).«Emotion
recognition and regulation in anorexia nervos».Clinical Psychology & Psychotherapy, nº
16,p. 348-356.
HERZOG, D. B.; FRANKO, D. L.; DORER, D. J.; KEEL, P. K.; JACKSON, S.;
MANZO, M. P. (2006). «Drug abuse in women with eating disorders».International
Journal of Eating Disorders, nº 39,p. 364-368.
IWASAKI, Y.; MATSUNAGA, H.; KIRIIKE, N.; TANAKA, H.; MASTUI, T.
(2000).«Comorbidity of Axis I disorders among eating-disordered subjects in Japan».
Comprehensive Psychiatry, nº 41,p. 454-460.
KAYE, W.; BULIK, C.; THORNTON, L.; BARBARICH, N.; MASTERS, K.
(2004).«Comorbidity of Anxiety Disorders With Anorexia and Bulimia Nervosa». The
American Journal of Psychiatry, nº 161,p. 2215-2221.
KENDLER, K. S.; WALTERS, E. E.; NEALE, M. C.; KESSLER, R. C.; HEALTH, A.
C.; EAVES, L. J. (1995). «The structure of the genetic and environmental risk factors for
six major psychiatric disorders in women. Phobia, generalized anxiety disorder, panic
disorder, bulimia, major depression, and alcoholism». Archives of General Psychiatry, nº
52,p. 378-383.
KIYOTAKI, Y.; YOKOYAMA, K. (2006).«Relationships of eating disturbances to
alexithymia, need for social approval, and gender identity among Japanese female
undergraduate students». Personality and Individual Differences, nº 41,p. 609-618.
MARKEY, M.; VANDER WAL, J. (2007).«The role of emotional intelligence and
negative affect in bulimic symptomatology».ComprehensivePsychiatry, nº 48, p. 458-464.
MARTÍN, F. M.; CANGAS, A. J.; POZO, E. M.; MARTÍNEZ, M.; LÓPEZ, M. (2009).
«Trastornos de la personalidad en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria».
Psicothema, nº 21,p. 33-38.
MAYER, J. D.; SALOVEY, P. (1997).«What is Emotional Intelligence?». En:
SALOVEY, P.; SLUYTER, D. J. (ed.).Emotional development and emotionalintelligence
educational implications. Nueva York: Basic Books, p. 3-31.
MILOS, G. F.; SPINDLER, A. M.; BUDDEBERG, C.; CRAMERI, A. (2003).«Axes I
and II comorbidity and treatment experiences in eating disorder subjects». Psychotherapy
and Psychosomatic, nº 72,p. 276-285.
PASCUAL, A.; ETXEBARRIA, I.; CRUZ, M. S. (2011).«Emotional differences between
women with different types of eating disorders». International Journal of Psychology &
Psychological Therapy, nº 11, p. 1-11.
PASCUAL, A.; ETXEBARRIA, I.; CRUZ, M. S.; ECHEBURÚA, E. (2011). «Las
variables emocionales como factores de riesgo de los trastornos de la conducta
alimentaria». International Journal of Clinical and Health Psychology, nº 11,p. 229-247.
RIDOUT, N.; THOM, C.; WALLIS, D. J. (2010).«Emotion recognition and alexithymia
in females with non-clinical disordered eating».Eating Behaviors, nº 11,p. 1-5.
SALBACH-ANDRAE, H.; LENZ, K.; SIMMENDINGER, N.; KLINKOWSKI, N.;
LEHMKUHL, U.; PFEIFFER, E. (2008). «Psychiatric Comorbidities among Female
Adolescents With Anorexia Nervosa». Child Psychiatry and Human Development, nº
39,p. 261-272.
THOMAS, C. D. (2003). «Externalized self-perceptions, self-silencing, and the prediction
of eating pathology».Canadian Journal of Behavioural Science, nº 35,p. 219-228.
THOMPSON-BRENNER, H.; EDDY, K. T.; FRANKO, D. L.; DORER, D.;
VASHCHENKO, M.; HERZOG, D. B. (2008).«Personality pathology and substance
abuse in eating disorders: A longitudinal study». International Journal of Eating Disorders,
nº 41,p. 203-208.
WALLER, G.; BABBS, M.; MILLIGAN, R.; MEYER, C.; OHANIAN, V.; LEUNG, N.
(2002).«Anger and core beliefs in the eating disorders».International Journal of Eating
Disorders, nº 34, p. 118-124.