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FECRISTIANA

Y SOCIEDAD
MODERNA

Realidad -Experiencia - Lenguaje


Robert Scherer

Diálogo
Emmanuel Lévinas

Trascendencia y Dios de la fe
Henri Bouillard

%
Biblioteca dirigida por
Franz Böckle
Franz-Xaver Kaufmann
Karl Rahner
y Bernhard Welte
y coordinada por
Robert Scherer

Edición española dirigida por


Alfonso Alvarez Bolado
Adela Cortina Orts
José Ramón García-Murga
Antonio López Pina
Juan Martín Velasco
y Andrés Torres Queiruga
y coordinada por Jesús Larriba
Fe cristiana
Sociedad moderna
1
Biblioteca dirigida p o r
F ra n z Böckle
F ra n z -X a v e r K a u fm a n n
K a rl R a h n e r
B e rn h a rd W elte
y coordinada por Fe cristiana
R o b ert S ch erer
y Sociedad moderna
E dición española dirigida por
1
Alfonso A lvarez B olado
A d ela C o rtin a O rts
J o s é R am ó n G a rc ía -M u rg a Realidad - Experiencia - Lenguaje
A n to n io L ópez P in a
J u a n M a rtín V elasco Robert Scherer
A n d rés T o rres Q u e iru g a
y coordinada p or Diálogo
J e s ú s L a rrib a
E m m a n u e l L e v in a s

Trascendencia y D ios de la fe
Henri Bouillard

ediciones General Tabarrera 39 2 8 0 4 4 Madrid


PRESENTACIÓN DE LA ED ICIÓ N
ESPAÑOLA

Como en los demás campos, tam bién en el del pensamiento


religioso se han iniciado en los últim os tiempos obras de ca­
rácter enciclopédico. L a que hoy presentamos pretende llenar
un evidente vacío. Su espacio peculiar está delimitado por
las dos referencias fundam entales enunciadas y a en el mismo
títu lo t la fe c r is t i a n a y la s o c i e d a d m o d e r n a . N o como
m agnitudes yuxtapuestas, sino como polos dinámicos que de­
terminan un campo de fu erza s, el cual determina a su vez el
tratam iento, delim ita el campo semántico y orienta los pro ­
pósitos
Pero se trata de magnitudes de amplísimo radio y de
enorme com plejidad interna.*La f e cristiana evoca una larga
historia de experiencias, cambios, encuentros y conflictos, y
se tem atiza en un denso pluralism o de niveles, intereses y
modos de comprensión/ Por otra parte, huelga insistir en la
rica e inabarcable complejidad que evoca la denominación
Titulo original: Christlicher Glaube in moderner Gesellschaft «sociedad moderna». Sobre todo cuando, como aquí, se huye
© Verlag Herder, Friburgo de Brisgovia 1982 conscientemente de cualquier reduccionismo y se procura
atender a todas sus dimensiones fundam entales, tanto en el
© Ediciones S.M. 1984
General Tabanera 39 - 28044 Madrid
ámbito teórico como en el práctico, con especial apertura a su
Diseño de cubierta: Alfonso Ruano efectividad comunicativa en los diversos modos del lenguaje y
la expresión humanaJ Y nadie ignora la complejidad del pro­
Distribuidor exclusivo: CESMA S.A. ceso que dio origen a la soáedad m o d e r n a (el mismo término
Aguacate 25 - 28044 Madrid es controvertido) ni el gran número de malentendidos que se
produjeron en su relación con la f e cristiana. Quedan todavía
ISBN de la obra completa: 84-348-1513-3
ISBN del tomo 1: 84-348-1511-7 muchos problem as no resueltos, que sólo con un diálogo au­
Depósito legal: M. 718-1985 téntico, m ás preocupado por la búsqueda solidaria que por
Fotocomposición: Grafilia S.L.
Impreso en España / Printed in Spain las rivalidades polémicas, podrán ir entrando en el camino
Imprenta S.M. (Gral. Tabanera 39 - 28044 Madrid) de una solución aceptable.

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PR ESEN TA C IÓ N PR E SE N T A C IÓ N

Por eso no se ha pretendido una s u m m a de saberes ni N o es exagerado decir que esta obra, por su talante y
siquiera una «enciclopedia» propiamente dicha. E s claro que por la riqueza de su temática — que, como el lector podrá
resulta imposible conjuntar en un sistem a teórico semejante comprobar con una simple ojeada a los índices, abarca todos
complejidad, sometida además a un proceso de profundas los grandes interrogantes del hombre actual, desde el origen
transformaciones y a un acelerado crecimiento en los datos e del universo hasta el divorcio, desde la organización de la
informaciones particulares. ¿Qué hombre, o qué equipo, se sociedad hasta el lenguaje artístico y religioso, desde el ocio
atrevería hoy a aventurar un sistema unívoco de las innume­ hasta la teología de la liberación— , representa un ensayo
rables interrelaciones que constituyen la trama del espacio concreto y un modelo de la gran tarea que espera al pensa­
abordado o a inventariar, siquiera, las distintas constela­ miento responsable de nuestro tiempo: poner en contacto d ia ­
ciones de significados, problemas y tareas que están sur­ logante los grandes campos de la experienia, en busca de un
giendo continuamente? fu tu ro m ás humano para todos.
Lo que se intenta en esta obra es algo más modesto y , Con lo cual se está diciendo algo muy importante: el
acaso, tam bién más vivo: no ofrecer la sum a o el sistema de diálogo es verdadero y puede ser fecundo porque está cim en­
todo, sino afrontar los puntos focales, es decir, los temas tado en el «interés» común por una auténtica humanidad.
donde se plantean con m ás fu e rza y m ayor conjlictividad los L a f e trata de crear unas condiciones que perm itan vivirla
problemas actuales y donde, por lo m ism o, quizá se anun­ significativa y responsablemente en el mundo actual, en co­
cian las luces del fu tu ro . Esto impuso un trabajo original rrelación viva con la experiencia, la reflexión y las preocu­
de exploración, diagnóstico y selección, del que el lector p o ­ paciones de nuestro tiempo. É stas, p o r su parte, se ven con­
drá hacerse una primera idea si tiene en cuenta que los m il fro n ta d a s con una de sus grandes raíces históricas y se
temas centrales programados inicialmente quedaron reducidos exponen a l fu eg o purificador de las cuestiones últim as, en
a unos cien, en un proceso de concentración que duró varios un momento en que lo profundo corre el riesgo de quedar a s­
años. E ste número resulta abarcable y , gracias a una tupida fix ia d o p o r el trágico desnivel existente entre los progresos
red de referencias, permite situarse en tan amplio campo con de la razón instrumental — con su dominio sobre la natura­
garantías de una orientación suficiente. leza y el hombre— y la desorientación de la razón m oral,
que se halla fragm entada en sus valores, no se encuentra en
T a l opción hizo posible un tratamiento de los diversos
temas que probablemente constituye la aportación más origi­ sus viejos símbolos y no siente todavía la presencia de los
nal de la obra en el aspecto fo rm a l: no ofrece una suma de nuevos.
colaboraciones, sino un contraste de opiniones y un diálogo A s í , la seried a d del trabajo está asegurada p o r la
activo, que comienza por su planteamiento ecuménico, en lo apuesta común, en un clima en el que la hostilidad y la in ­
religioso, y se prolonga en su carácter interdisciplinar, en lo diferencia carecen de sentido. Físicos, biólogos, médicos, p s i­
científico. T a l diálogo perm ite en muchas ocasiones — por cólogos, ju rista s, politólogos y teólogos intercambian en la
la convergencia de las informaciones y la incitación al en­ obra sus experiencias, contrastan sus teorías y comparten la
cuentro— la eclosión de lo nuevo y el avance en el difícil te­ responsabilidad de la búsqueda.
rreno del urgente y prometedor contacto entre la teología y Gracias a ello, dicha búsqueda puede atender a la f u n ­
las ciencias hum anas y sociales. dam ental pluridim ensionalidad de lo real en su decurso h is­

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PR ESEN TA C IÓ N PR E SE N T A C IÓ N

tórico y prestar una atención sincrónica a la estructura co- mente universal: afecta al hombre moderno como tal en su
r r e la c io n a l de las d iv e rsa s d im e n s io n e s . R e a l i d a d - preocupación religiosa o por lo religioso en cuanto incide en
e x p e r ie n c ia - le n g u a je es justam ente el título del primer lo humano. Pero no cabe ocultar el hecho de haber sido ela­
trabajo de la serie, que trata de elaborar el horizonte de ex­ borada desde Alem ania (con una ligera representación exte­
periencia en que se encuadran los datos y cuestiones particu­ rior). A s í pues, responde a unos condicionamientos cultu­
lares. Aunque su comprensión exige cierto esfuerzo, el lector rales y sociales específicos que no coinciden sin más con los
hará bien en leerlo con atención. A s í podrá apreciar la di­ nuestros. Lo ideal habría sido, quizá, realizarla aquí, en
námica global de esta obra, que no quiso atenerse a un es­ referencia directa a nuestros problemas y a nuestro modo de
quema rígido, pero que intenta abarcar en sus puntos no­ experimentar el mundo.
dales el entero campo de la experiencia humana. T a l vez sea
Pero lo ideal resulta a veces imposible. N o habría sido
esclarecedor indicar que hay un cierto esquema, no ajeno a
fá c i l afrontar tan amplia y novedosa problemática desde
L ’a c tio n , de M . Blondel, consistente en seguir el dina­
nuestra situación actual: probablemente disponemos de los
m ism o hum ano radical desde su p rim era inserción en el
saberes necesarios y , en la historia de nuestro pensamiento,
mundo hasta su última apertura a la trascendencia: natura­
hemos tenido fa ses de reflexión, tolerancia y comunicación;
leza, historia, intersubjetividad, trabajo, libertad personal,
pero nos f a l t a una tradición de diálogo serio y sostenido, por
pregunta por el sentido y experiencia religiosa constituyen,
sin duda, los hitos de una corriente de fo n d o que, sin encor- no hablar de la notoria carencia de medios para empresas de
esta envergadura.
setamientos, unifica de algún modo la larga travesía de los
treinta tomos que componen la obra. E n cualquier caso, no todo son desventajas. Acoger entre
nosotros una producción como ésta significa poder benefi­
Tomos pequeños, fácilm ente manejables, cada uno de los
ciarnos de los avances conseguidos en otros lugares. Gracias
cuales gira en torno a dos o tres temas fundam entales y está
al milagro de la auténtica comunicación humana, podemos
unido a los demás por referencias continuas y jerarquizadas.
recuperar de algún modo ese diálogo con la M odernidad que
N o resulta d ifíc il comprender la calificación de «biblioteca
en tantos aspectos tenemos todavía pendiente: la confronta­
enciclopédica de carácter interdisciplinar», que alguna vez se
ción con la Ilustración, que entre nosotros no llegó a alcan­
le atribuye. Lo es, efectivamente. Cada tomo guarda su (re­
z a r siquiera un planteamiento normal, se nos fa c ilita ahora
lativa) independencia y se ofrece por sí mismo al interés
desde una experiencia como la alemana, que supo llevarla a
personal o a la preocupación del momento. Por otra parte,
cabo en un contacto activo, continuo y casi orgánico. ( Con
las citadas referencias, los índices de cada tomo y , sobre
lo cual se insinúa un tema apasionante: la historia del en­
todo, el extenso y detallado índice f i n a l completan y encua­
cuentro con otras tradiciones culturales y de su recepción en
dran esa independencia con dos funciones importantes: loca­
la nuestra; desde la perspectiva del diálogo entre la f e y la
liza r fá cilm en te cualquier tema y entrar, cuando se quiera,
cultura, pensam os sobre todo en el otro gran fr e n te , el
en el fecu n d o ju e g o de los complementos y las interrela-
francés, que aquí sólo tiene una presencia indirecta. T am ­
ciones.
bién cabría aludir a la creciente presencia del mundo anglo­
Como puede verse, la problemática abordada en la obra sajón; pero, evidentemente, no es éste el lugar adecuado para
que presentamos al lector de lengua castellana es estricta­ entrar en el tem a.)
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PRESENTACIÓN
P R ESEN TA C IÓ N

L a posibilidad nos llega, además, en un momento p a rti­ a una circunstancia muy concreta; para actualizar los datos
cularmente oportuno, cuando la irrupción de la M odernidad cuando, pese a la escasa diferencia temporal entre el origi­
en nuestra vida pública reviste un cierto aire de euforia, que nal y la traducción, se han producido novedades; para dar
no pocas veces am enaza con ahogar lo esencial bajo la ava­ cabida a un autor o fenóm eno cultural español que merecía
lancha de lo superficial y secundario. Sobre todo en el te­ dejar o ír su voz o para que la cultura española ejerza una
rreno del diálogo de lo cultural y lo religioso, la experiencia fu n ció n mediadora entre la europea y la hispanoamericana.
de seriedad, respeto y búsqueda común que se refleja en esta E sta s aportaciones no son uniformes, sino que responden
obra puede constituir una oportunidad modélica. Porque se­ en cada caso a la necesidad concreta: van desde la simple
ría f a t a l dejarse fa scin a r por el triste espectáculo de descali­ nota explicativa a pie de p ágina hasta la sustitución de ar­
ficaciones aprióricas, ignorancias autosuficientes y triviali- tículos y la introducción de algunos nuevos, pasando p o r la
z a c ió n de d im en sio n e s p r o fu n d a m e n te h u m a n a s , que aclaración introductoria o la introducción de apartados. D e
co n stitu ye el lado oscuro de nuestro m om ento c u ltu ra l, todo ello quedará constancia en el lugar oportuno. Cuando
cuando lo que interesa es el gran movimiento de fondo que lo estim ó conveniente, el comité de dirección encomendó estas
a h í se anuncia: la actualización seria de nuestra cultura, la aportaciones a fig u ra s destacadas del pensamiento español,
asim ilación crítica de los im pulsos emancipadores proce­ con la intención expresa de que la obra constase con un
dentes del H um anism o y la Ilustración; en una palabra, elenco representativo — aunque no completo, como hubiese
nuestra homologación a la altura histórica de nuestro tiempo querido— de nuestro trabajo cultural y teológico. Esperamos
y nuestra alineación con lo mejor de las tradiciones que nos que de este modo F e c r is tia n a y S o c ie d a d m o d e r n a , sin
rodean. negar su carácter de traducción, sea también algo propio y
ofrezca una mínima contribución a la tarea universal.
Lo dicho no significa que la edición castellana sea una
mera copia traducida. Ya la misma traducción, dada la am ­ U na empresa de estas características no se aborda sin
p litu d de experiencias y saberes que toman la palabra en penfar en los destinatarios. E n realidad, y a los hemos des­
esta obra, constituye a su modo una recreación, en la que se crito a l explicar el propósito, pues son su estricto correlato.
ha procurado arm onizar el rigor con la originalidad actuali- L a obra no se dirige a los especialistas en los distin to s
zadora. Y, sobre todo, el comité de dirección ha realizado temas, aunque también ellos podrán aprovecharse del con­
— desde las especialidades de sus miembros y a través de ju n to y sentir no pocas veces la incitación a l contacto inter-
numerosas sesiones de coordinación— una adaptación dis­ disciplinar y al diálogo de avanzada. Tampoco se dirige a
creta pero cuidadosa. Las introducciones a cada tomo preten­ quien, desde uno u otro lado de la frontera, se siente sa tisfe­
den encuadrar los problemas y ofrecer pautas que fa ciliten cho. N o servirá, p o r tanto, a los que, con una f e anclada en
la lectura. A dem ás se ha recogido la bibliografía pertinente un punto del pasado, la creen segura y fu e ra del tiempo, sin
publicada en nuestra lengua. Y, sobre todo, donde ha pare­ comprender que una f e histórica y personal sólo es real en
cido indispensable, se han completado y adaptado los conte­ una tradición viva que se repiensa y reformula continua­
nidos para adecuar a la realidad española —-y, en su caso, mente. N o se dirige tampoco a quienes, con una m entalidad
hispanoamericana— aquellos temas que, como la enseñanza positivista, dan po r absolutamente superado lo religioso, ce­
o la organización eclesiástica, se refieren por su naturaleza gando una de las grandes fu e n te s del auténtico trascendi-

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PR ESEN TA C IÓ N

miento humano. Su destinatario directo es el inquieto por la


situación, el que trata de situar responsablemente su f e en el
Introducción
nuevo horizonte de la experiencia humana o el que, desde un
ámbito determinado de ésta, quiere tomar postura consciente
ante la oferta cristiana. L a obra se dirige, en definitiva, a
Entablar el diálogo cristianismo-modernidad supone que cada uno
cuantos, con ánimo dialógico y solidario, desean afrontar
de los interlocutores se haga cargo de la realidad del otro y del
responsablemente y sin recortes aprióricos el fu tu r o común.
mensaje que desea transmitir. Se trata de una tarea llena de d ifi­
E l nivel del tratamiento resultará un tanto elevado. Pero cultades, pues una cosa es la r e a lid a d en sí y otra la e x p e r ie n ­
no es inasequible y , desde luego, puede constituir un llam a­ c ia que de ella tenemos. Experiencia que a la hora de ser trans­
miento al avance y la superación, una oportunidad para al­ m itida se encontrará, a su vez, mediada por el le n g u a je . En
canzar la altura histórica que, como pide nuestra mejor tra­ medio de ta l m ultiplicidad de d ifícil acceso, ¿cómo resolver la
dición, nos homologue con las inquietudes y los progresos del cuestión del sentido? ¿Cómo orientarnos acerca del porqué y del
diálogo actual entre la f e y la cultura. S i se nos perm ite se­ para qué últim os de lo que existe?
ñalar con el dedo de nuestra propia experiencia, apunta­ Podríamos intentar resolver el problema acuñando fó rm u la s
ríamos a l mundo de la enseñanza, tanto de la específica­ globales abstractas. R . S c h e re r, que desarrolla en el prim er ar­
mente religiosa como de la universitaria en general: ahí se tículo de esta obra las consideraciones que acabamos de apuntar,
ju eg a una gran parte de nuestro fu tu ro , y estam os conven­ subraya cómo el cristianismo proporciona sentido a l vivir histórico
cidos de que, por su contenido y acaso más p o r su estilo, no tanto mediante una teología elaborada y abstracta cuanto ofre­
una obra como la presente puede constituir una valiosa apor­ ciendo testimonios concretos y empíricamente constatables, consti­
tación. tuidos por las mismas existencias creyentes.
S i se lograran en alguna medida estos objetivos, se ve­ N o se trata, por tanto, señalará E . L e v in a s en su contri­
rían compensados el notable esfuerzo editorial y el largo bución, de procurar reducir la m ultiplicidad a la unidad; éste
trabajo de equipo que la versión castellana de tan amplia habría sido el ideal de la filo so fía clásica, incluyendo en ella
obra ha supuesto. a f i g u r a s co m o H e g e l y H u s s e r l : red u c ir a u n a u n id a d
especulativamente elaborada lo que sólo provisionalmente cabría
El C o m ité de d irec ció n considerar como lo otro. L e v in a s insiste en que el diálogo mues­
tra la irreductibilidad del tú como experiencia básica y anterior a
la unidad.
Desde el t ú irreductible se descubre la trascendencia y la obli­
gación, previa a cualquier jerarquización idealista de valores, que
el y o tiene de servir a l tú . E l diálogo aparece así como prim er
fundam ento de la obligación ética y como lugar a p a rtir del cual
se realiza la relación con ¿ / T ú eterno.
También hoy, señala el trabajo de H . B o u illa r d , el discurso
filosófico puede abrirse a la trascendencia en cuanto presencia de

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la eternidad en el tiempo de la historia. L a percepción filosófica
de la trascendencia no se debe equiparar con el conocimiento del
D io s de la f e . A m bas trascendencias se distinguen, y llegar a la
filo só fica no supone conocer a medias al D ios de la fe . Supone,
sí, que la f e — que coincide con la filo so fía , aunque por otro ca­
mino, en ser donación de sentido— se haga más plausible en un
mundo dominado por la ciencia y por la técnica.
Realidad - Experiencia - Lenguaje
Los tres artículos se enfrentan con las prim eras experiencias
antropológicas para desembocar desde ellas en la cuestión de
D ios. N o pretenden el imposible de presentar algo así como una
sustancia común en la que coincidiesen todos los puntos de vista
acerca de las cuestiones tratadas. É stas se discuten con libertad y
sin ninguna pretensión de decir la últim a palabra sobre los temas
Robert Scherer
debatidos.
Como se trata de una problemática universal, no ha sido nece­
sario hacer cambios ni adiciones para adaptar los tem as al mundo
de habla española.

J. R. G arcía-M urga

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Introducción 17
Introducción
I. Realidad experim entada y realidad representada 20
1. ¿Qué es la realidad? 21
2. La realidad experimentada dialécticamente 23
3. La experiencia de lo otro por y con los otros 25 La lim itació n d e las facu ltad es h u m a n a s d a lu g ar a intereses
a) Los otros 25 y m odos d e ver opu esto s o co n tradictorioíji De a h í q u e la con­
b) L o otro 26 vivencia d e los h o m b res resu lte c a d a vez m ás difícil. E sp ec ia l­
4. ¿Cómo se efectúa la experiencia de la realidad? 27 m ente en esta ép o ca de los mass media, q u e h acen d e ca ja de
5. Experienciay atención 28 reso n an cia del p lu ralism o d e loSTintereses y las co n cepciones,
6. Los límites de nuestras experiencias de la icalidad y lo que en ellas dism in u y en la disposición y la ca p a c id a d p ara el diálogo^ Y
queda abierto 29 sin e m b a rg o los h o m b res n ecesitam o s del diálogo p a r a a lu m ­
7. Realidad comprendida intuitivamente y realidad explicable científica­ b ra r e in te rp re ta r c o n ju n tam en te la realid ad q ue nos ro d e a y
mente 31 nos d e te rm in a d esd e d e n tro y d esd e fueral T al es el objetivo
8. La realidad del hombre histórico y su relación con el ser 34 que se h a m a rc a d o la p resen te b ib lio teca en ciclo p éd ica, con­
c e b id a co m o u n a o b ra in te rd is c ip lin a r. H ay q u e te n e r en
c u e n ta q u e la re a lid a d , en el co n ju n to d e sus h o rizo n te s, se
II. Pluridimensionalidad de nuestras experiencias de la reali­
m anifiesta a través d e to d as las d im ensiones de la ex isten cia
dad 37
y de la ex p erien cia h u m a n a . D e esto vam os a tra ta r.
1. Nuestro destino y la correlación de las experiencias de la realidad 37 El p rim e r a rtíc u lo co n stitu y e el esbozo de u n h o rizo n te
2. ¿Hay criterios históricos para interpretar nuestras experiencias? 41 experiencial de tip o esp iritu al, d e n tro del cual d e b e a p a re c e r
3. La insuperable ambigüedad de nuestras experiencias de la realidad y la el significado y el alcan ce d e las cuestiones que se tra ta n en
reserva absoluta de la f e cristiana 44 cada uno d e los tom os. E ste esbozo ha de e n te n d e rse m ás
4. Tener y ser 47 bien com o u n a reflexión filosófica sobre la e s tru c tu ra co rrela-
5. Ethos de las experiencias de la realidad y libertad 49 cional de la re alid ad ; no o b sta n te , está b asad o en el co n v en ci­
6. Interdependencia entre la experiencia profana y la religiosa 51 m iento de q u e él m u n d o de la v id a co n creta co n stitu y e la m e­
7. E l lenguaje tras las huellas de nuestras experiencias pluridimensio- diación de to d a trasc en d en c ia , ta n to filosófica com o teo ló g ica./
nales 52 Q u e rem o s re sp o n d e r a la p re g u n ta p o r los p re su p u e sto s
de u n diálogo re alm en te fru ctífero , p o rq u e vem os a d iario
III. Interdependencia y armonización personal de las distintas di­ que, c u á n d o se tr a ta de cu estio n es de intereses y d e poder,
mensiones de la realidad 59 las d iferen tes situ acio n es vitales d esd e las que e n tra m o s en
co n tacto u nos con otro s suelen p ro v o c ar in co m p ren sió n , a n ta ­
gonism o y, a m en u d o , en v id ia y en em istad , d e su e rte que
ap en as es posible e n ta b la r y te rm in a r con éxito u n diálogo,
p o rq u e tro p ieza con prejuicios casi insalvables.
E n la re a lid a d h istó rica, los conflictos son ta n a n tig u o s y
tan n a tu ra le s com o la convivencia o rd e n ad a. C o n flicto s en tre
pueblos, e n tre g ru p o s h u m an o s, e n tre individuos. A p rim e ra
vista, la aso ciació n d e las tres p a la b ra s q u e e n c a b e z a n este

16 17
REALIDAD - EXPERIENCIA - LENGUAJE INTRODUCCIÓN

a rtíc u lo p u e d e re su ltar e x tra ñ a . ¿N o son re a lid a d , experiencia cedim iento a p a rec e en el p u n to d e divergencia e n tre los p ro ­
y len g u aje u n os conceptos ab stra c to s que, a n te to d o , deberían cesos h u m an o s de in teg ració n y d esin teg ració n q u e a c o m p a ­
ser a n a liz a d o s p o r sep a rad o p a r a ver q u é sig n ifican según su ñan n u e stra s experien cias de la re alid ad . Estos p ro ceso s se
definición? ¿ Q u é es re a lid a d , q u é es ex p erien cia o lenguaje?/« m ueven h a c ia lo q u e u n e y salv a o h acia lo d iso lv en te y d es­
Sólo d esp u és d e e x a m in a r estos conceptos se p o d ría pregun­ tru c to r de la re a lid a d , en la q u e siem p re están im p lica d o s los
ta r p o r la relació n co n creta ex isten te e n tre ellos. E n treta n to hom bres y su m u n d o . L o están tam b ién en el sen tid o de que
se p u e d e d u d a r de q u e el «es» que d a a tales definiciones se h allan obligados y forzados a re accio n ar con re sp o n sa b ili­
a b s tra c ta s u n contexto significativo equivalga al «es» que co­ dad a n te las c a m b ia n te s situ acio n es q u e así se p ro d u c e n .¡Y la
rr e s p o n d e al se r real d e l e n te o cu lto tra s esto s conceptos. realización del h o m b re a lo larg o de su vida, en la m e d id a en
Q u e d a p e n d ie n te el p ro b lem a d e cóm o a rm o n iz a r el signifi­ que se b asa en exp eriencias d e la realid ad hechas su ce siv a­
ca d o d e la c ó p u la a b stra c ta «es» de la pro p o sició n con el sig­ m ente y d e c a rá c te r frag m en tario y co n trad icto rio , sólo se lo­
n ifica d o esclareced o r del «es» co ncreto del en te re a l. La p artí­ gra d e fo rm a g e rm in a l y p a rc ia l; p o r eso exige c o n s ta n te ­
c u la «y» d e se m p e ñ a ría u n p ap e l fu n d a m e n tal y decisivo para m ente, ad em ás del p en sa m ie n to experiencial, el c o m p lem en to
e n te n d e r las relaciones reales en tre realid ad , ex p erien cia y de un p en sa m ie n to racio n al y d e sus esquem as d e o rd e n , en
len g u aje . una san a tensión y en un equilibrio inestable;/'
C u a n d o p ercibim os el co n cierto concreto d e esto s tres fe­ Así pues, al in te rp re ta r la in terconexión de esas tre s p a la ­
n ó m en o s com o el aco n tecer efectivo y el d e s a rro llo real de bras, deb em o s co m en z ar p o r c e n tra r n u estra ate n c ió n en su
u n a in te ra c c ió n , u n concurso y u n a influencia re cíp ro ca de relación recíproca. U n ica m e n te así podrem os e n te n d e r en su
c a d e n a s e n te ra s d e causas, descu b rim o s q u e la re a lid a d re­ pleno significado lo p ro p io de los fenóm enos « re alid ad » , « ex­
p re s e n ta p rim a ria y o rig in alm en te un in a b a rc a b le en tra m ad o periencia» y «lenguaje», con los q u e nos en c o n tram o s co n s­
d e e s tr u c tu r a s ca u sales q u e sólo p u e d e n se r c o n sid e ra d a s tan tem en te. A h o ra y a se p u ed e d ec ir que ¡/la re a lid a d n o se
com o algo re al en razón d e los h om bres q u e las viven. Sólo nos p re se n ta n u n c a com o un to d o , sino siem pre en m a n ife sta ­
c u a n d o el h o m b re recibe el im p a c to de la re a lid a d y reac­ ciones aislad a s, diferentes y frag m en taria s. En c o rre s p o n d e n ­
c io n a a tal im p a c to deja d e ser in ex p erim e n ta b le, in co m p re n ­ cia, la re a lid a d e x p e rim e n ta d a re c ib e m ú ltip les c o n f ig u r a ­
sible e in ex p re sab le lo p re v ia m e n te dad o com o re a lid a d . Para ciones a m ed id a q u e cam b ian las épocas.
el h o m b re sólo es real lo q u e en c a ja en su m u n d o , es decir,
en su h o rizo n te de p en sa m ie n to y acción. E n p rin c ip io , esta
c o rre sp o n d e n c ia es válida p a ra todos los seres vivos, como ha
d em o strad o convincentem ente K . Lorenz. Sólo so b re la base
de este e n g ra n a je concreto, y d e la co n catenación d e la reali­
d a d y la ex p erien cia en el cu rso concreto de la v id a hum ana
p u e d e n o rie n ta rse los h o m b res en la vida. Ú n ic a m e n te sobre
e s ta b a s e es p o sib le n a r r a r los a c o n te c im ie n to s y sucesos
reales y no sólo en u m erarlo s.
E l co n tex to significativo d e tales experiencias frag m en ta­
rias n o puede explorarse p rim ariam en te según las reglas de la
u n id im e n s io n a l y a b s tra c ta ló g ic a c o n c e p tu a l. L a sucesión
h istó ric a de las experiencias sólo puede in te rp re ta rs e en su
sig n ificad o h u m a n o de fo rm a d ialéctica. El criterio d e tal pro-

18
¿Q U É ES LA REA LID A D ?

I. R ealidad experimentada N o o b s ta n te , sería erró n eo e q u ip a ra r el concepto d e h echo


con el de realidad. E n el concepto de Wirklichkeit, el fenóm eno
y realidad representada de ac tu a r (wirken) en cu an to influir, realizar, llevar a cabo, etc.,
tiene un rasgo universal porque, com o elementos de u n suceso o
acontecim iento, nin g u n a de estas actividades tiene consistencia
por separado. Los hechos, en cam bio, pueden concebirse aisla­
C u a n d o se h a b la de re a lid a d y de e x p e rien cia , m uchos dam ente com o una res en sí, al igual que todas las cosas, y se
p ie n sa n en la re alid ad com o alg o o bjetivado p o r el sujeto. hallan m ás cerca del concepto de Realität.
P a ra d e s ig n a r la re alid ad hay en alem án dos té rm in o s que U n m edio ad e c u a d o d e c a p ta r la Realität p a r a a d u e ñ a rs e
suelen u sa rse com o sinónim os, a u n q u e son d e o rig e n muy de ella, es decir, p a r a d o m in a rla teórica y p rá c tic a m e n te , es
d istin to . Wirklichkeit, q u e está en relación con « w irk e n » (ac­ la ex p erim en tació n . E n cam b io , la Wirklichkeit, tal co m o la ex­
tu a r), d e n o ta m ás bien el genio de las lenguas germ ánicas. p erim e n ta m o s, se p re s e n ta com o u n fenóm eno q u e p e r tu r b a
Realität, q u e pro ced e de la p a la b ra latin a «res», refleja el ge­ ese proceso de objetiv ació n . A n u e stra s experiencias c o n c retas
nio d e la la tin id a d tal com o se m anifiesta, p a r a d e c irlo sim­ de la re a lid a d , tal com o em erg en en n u e stra co n cien cia a p a r ­
p lifican d o las cosas, en la te n d e n c ia a s e p a ra r la c o n tem p la­ tir del co n tac to con fenóm enos' y acontecim ientos reales, no
ción su b je tiv a del m u n d o de la objetiva. «R es» significa la responde u n a re a lid a d en sí, sino sólo u n as percep cio n es y re­
cosa m e n ta d a , q u e p asa a ser o b jeto y puede ser re p re se n ta d a presen tacio n es de la re alid ad cu y a m ediación c o n c e p tu a l re ­
in d e p e n d ie n te m e n te del q u e la m ien ta. El v erb o fra n c é s «réa- fleja pone d e m anifiesto la am b ig ü e d a d de tal co n cep to .
liser» y el inglés «realize» in d ic a n la relación e n tre la realidad
y q u ie n se la rep resen ta . L a co n tro v e rsia e n tre el realism o y
el id ealism o co n stitu y e en filosofía el trasfondo c u ltu ra l para
la d istin c ió n de estos conceptos. 1. ¿Q ué es la realidad?
Realität d esig n a el m u n d o e x te rio r efectivo en oposición al
m u n d o im a g in a d o e irreal. L a cien c ia m o d ern a su ele conside­ Según lo q u e hem os d ich o , !ja re alid ad es p rim a ria m e n te el
ra rla co m o su o b jeto ad e cu ad o , p o rq u e tiene com o id e a l mos­ m u n d o co n c reto en q u e v iv im o s J P a ra nosotros ú n ic a m e n te es
tr a r las cosas in d e p e n d ie n te m e n te del o b se rv a d o r y d e sus real lo q u e se in serta en n u e stro m u n d o . L a re alid ad nos sale
p o stu ra s su b jetiv as. Wirklichkeit, en cam bio, in c lu y e el con­ al e n c u e n tro en la p re sen cia d e lo o tro y de los o tro s com o
ju n to del p ro ceso, es d ecir, ta n to las cosas com o los actos algo q u e e s tá d a d o d e a n te m a n o y q u e a la vez nos afecta,
su b jetiv o s q u e con stitu y en su m ediación. nos in te rp e la o nos re ta , com o algo esbozado y c re a d o p or
O tr a d elim ita ció n co rrien te d e la realidad re sid e e n distin­ nosotros, d e su erte q u e no se p re se n ta como algo asép tico
g u irla del sueño. L a re alid ad soñada no tiene con la realidad p a ra n o so tro s, sino q u e, según n u e stra s ex p ectativ as y re a c ­
e fectiv a o t r a re la c ió n q u e la d e u n a « re a lid a d » s u b je tiv a ­ ciones, nos afecta in te rio rm e n te en sentido am istoso u hostil,
m en te reco rd ad a y elaborada subconscientem ente. L a realidad com o algo* q u e p ro p icia n u e s tra p ro p ia integración o d e s in te ­
so ñ a d a es u n a creación de la fa n ta sía y, con re sp ecto a la rea­ gración.
lid ad efectiv a, constituye u n a m e ra re p resen tació n cu y o in­ L a ex p erien cia d e la re alid ad sólo se produce in m e d ia ta ­
flujo en el p lan o d e las ex p e c ta tiv a s puede ser co n stru ctiv o m ente p o r el hecho d e q u e lo o tro y los otros, c u a lq u ie ra q u e
— com o e n el caso de todas las fo rm as creativas— o d estru c­ sea el m o d o com o a c tú e n e in flu y an en nosotros, nos p o n en
tivo, si tales rep resen tacio n es, p o r ser utopías irre a le s, no se en la c o y u n tu ra de c o m p o rta rn o s activ a o p asiv am e n te , de
tien en d e p ie a n te los hechos y a sí d an lu g ar a decepciones. defendernos frente a d ete rm in a d o s influjos o d e a b rirn o s a

20 21
RE A LID A D - E X P E R IE N C IA - LEN GU AJE LA RE A LID A D E X P E R IM E N T A D A D IA L É C T IC A M E N T E

ellos. E sto o cu rre d e m an era e sp o n tá n e a e in d e lib e ra d a en tal d e la re alid ad , no se d eb e p a s a r p o r alto que la im ita c iá n
to d as las p ercepciones h u m an as a través de las c u a le s se nos d e s e m p e ñ a en este p u n to u n a función capital. ¿C óm o sería
h ac e p re se n te lo real. Es algo in h e re n te a n u e stra v id a diaria. posible sin ella el p ro g reso m e d ia n te el apren d izaje? E s sa­
C o n s ta n te m e n te estam os som etidos al m undo d e lo cotidiano bido q u e la im itació n se d a ta m b ié n en el reino an im a l. Pero
con sus conflictos. R eaccionam os a c tiv a o p a siv a m e n te frente en el caso del h o m b re, el len g u aje a u m e n ta casi h a s ta el infi­
a él y así ex p erim en tam o s cosas b u e n a s y m alas. nito la ca p a c id a d d e im itació n al servicio de la m e d ia c ió n de
P ero lo real ra ra s veces se p re se n ta con ta n ta in m ed iatez la re a lid a d , sobre to d o si, tran sfo rm ad o en diálogo, a y u d a a
com o a c a b a m o s de describir. Y a hem os in sin u ad o q u e , según d o m in a r los conflictos in h ere n tes a la polivalente re alid ad ,
sea la n a tu ra le z a del co n tacto con lo otro y con los o tro s, lo q u e se p ro d u c e n p o r la asin c ro n ía de los procesos h istóricos.
re al se nos p re sen ta de d istin ta fo rm a en cada caso. D e dis­ A sí re s u lta q u e la re a lid a d q u e se ofrece en la ex p erien cia
tin to m odo en el ju e g o que en la ex p erim en tació n . D e dife­ in m e d ia ta , si h a de e s ta r in te g ra d a y ser in te g ra d o ra p a r a el
re n te m a n e ra según esté n u estro h u m o r. D e d is tin ta fo rm a a h o m b re, n ecesita c o n sta n te m e n te nuevos procesos de mediación
trav é s de la m ediación de las cien cias que a través d e la me­ frag m en tario s e in terd e p en d ien tes. C om o m edio q u e socializa
d iació n d e la reflexión filosófica. D e un m odo en el a p re n d i­ a los h o m b res, el lenguaje, no a c e rta ría a tra n sm itir la re a li­
za je y de o tro en el ejercicio de u n a profesión. D e o tro m odo d ad en sus m anifestacio n es p arciales ni a p re sen tar esq u em as
en la m em o ria y el recuerdo, etc. A través de estas fo rm a s de globales d e ella si no fu e ra él m ism o un acto d irig id o p o r la
m ed iac ió n ap a re c e c o n stan te m e n te la in ab arcab le riq u e z a de in telig en cia del ho m b re. Sólo d e este m odo se nos h ac e acce­
los fenóm enos de la realid ad . G ra c ia s a su c a p a c id a d d e in­ sible lo real en su p re sen cia com o re p en sad o u n a y o tra vez.
v e n ta r y co m b in ar, el hom bre, a diferencia del a n im a l, tiene G ra c ia s a esa p resen cia de la re a lid a d en cu an to re p re s e n ta d a
la p o sib ilid a d de co n q u ista r asp ecto s siem pre n u evos d e la y p e n sa d a es posible n u m e ra rla , d istin g u irla, c o o rd in a rla y
re alid ad . c o m b in a rla en sus e s tru c tu ra s y conexiones, lo q u e es c a ra c te ­
D e la re a lid a d q u e nos d e te rm in a form a p arte, en p a rtic u ­ rístico de la investigación científica de la realid ad (—* an im al
la r, el m u n d o de n u estra s trad ic io n e s históricas, d e n u e stra y h o m b re; an o n im a to e id e n tid a d p ersonal; diálogo; e x p e rie n ­
civilización y n u e stra c u ltu ra , con todo lo que los h om bres cia c o tid ia n a y esp iritu a lid a d ).
p ro d u c e n . E s un m u n d o en el q u e nos sentim os in se rto s y
q u e co n trib u im o s a configurar. D e tal realidad fo rm a n p arte
no sólo las circ u n sta n cias d e la v id a d iaria , sino ta m b ié n la 2. L a realidad experimentada dialécticamente
situ ació n ecó n o m ica y política q u e a d iario ac ep tam o s p a siv a ­
m e n te o ex p e rim en tam o s re acc io n a n d o activam ente. T a m b ié n L a ex p resió n « re alid ad e x p e rim en tad a» designa v aria s cosas.
a q u í la re a lid a d se d a ú n icam e n te en conexión con el h o m b re En primer lugar, el aflo ram ien to d e m anifestaciones d e la re a li­
in d iv id u a l, q u e se ex p erim en ta com o in teg ran te de la m ism a d ad e n el cu rso de n u e s tra v id a c o tid ian a, q ue nos v in c u la a
p o rq u e está en p erm a n en te co n tac to con ella y, so b re todo, n u e stro e n to rn o y a n u estro s co n tem p o rán eo s.
p o rq u e se le h a oto rg ad o el don d e ex p e rim en tarla co m o algo En segundo lugar, este aflo ram ien to y esta a u to m an ife sta -
lig ad o a él, asim ilá n d o la de form a d ista n c ia d a y consciente. ción d e la re a lid a d en su in a b a rc a b le m u ltip licid ad y d iv ersi­
E sto le p e rm ite , ad e m á s, co n ceb ir m en talm en te la r e a l i d a d d ad se p ro d u c e n siem p re en b ase a fenóm enos y a c o n te c i­
co m o u n a u n id a d o ex p licarla con a y u d a d e m odelos d e p e n ­ m ien to s ín tim a m e n te co n ectad o s, q u e se d esarro llan en to rn o
sam ien to , p e ro tam b ién d istin g u irla en su p lu ra lid a d efectiva. a n o so tro s y en co n tacto con los h o m b res y con lo q u e así
C u a n d o se afirm a q u e las o b ra s y acciones h u m a n a s y el o cu rre en los propios h o m b res. ^Esta conexión fluida es lo q u e
tra to entre los hom bres constituyen u n a m ediación fu n d a m e n ­ d a a la re alid ad e x p e rim e n ta d a su esp o n tan eid ad , in m ed iatez,

23
R EA LID A D - E X P E R IE N C IA - L E N G U A JE

s in g u la rid a d e irre p etib ilid ad . Se efectúa c o n sta n te m e n te a 3. L a experiencia de lo otro por y con los otros
tra v é s d e las sensaciones, las percepciones sensoriales, los es­
tad o s d e án im o , las re p resen tacio n es d e la fantasía y los im ­ a) Los otros
p u lso s esp o n tán e o s y se m an tien e p re sen te en el re c u e rd o .'
E n tercer lugar, la re a lid a d así p re sen te en cu a n to e x p e ri­ El h o m b re so lam en te a d q u ie re conciencia de sí m ism o p o r
m e n ta d a se p la sm a de u n a form a q u e es priv ativ a d e H io m - otros y con otros. E sto co m ien za en el n iñ o m ed ian te la e x p e ­
jjrg^ el h o m b re p u ed e no d arse p o r satisfecho con sus ex p e­ rien cia de la m ad re en p e rm a n e n te co n tacto con él. T a l p ro ­
rien c ias ac tu a les de la re alid ad y, p o r en cim a de ellas, q u e d a ceso d e ex p erien cia d e sí m ism o se c o n tin ú a en el círcu lo de
p e rm a n e n te m e n te ab ierto a experiencias futuras. E sto le p e r­ los p a d re s y h erm an o s y en los en cu en tro s ex trafam iliares. A
m ite re p re se n ta rse m e d ia n te el re cu erd o sus experiencias de lo larg o d e estos en c u en tro s y ex periencias ca m b ia n te s, el j o ­
la re a lid a d , aislad a s o en conjunto, y co m u n icarlas m e n ta l ven se define d e form as siem p re nuevas y poco a poco se va
y lin g ü ística m e n te . Así, nos vem os forzados a a p a rta r n u e stro d e c a n ta n d o en u n a direcció n d e te rm in a d a y pu ed e a te n e rse
p e n s a m ie n to d e u n a re a lid a d y c o n c e n tra rlo en o tra p a r a m ejor a ella. D e esta su erte, pese a la c o n tin u id ad de su re la ­
m a n te n e r p re sen te y disp o n ib le la o le a d a de fragm entos de ción consigo m ism o, se vive d e un m odo siem p re nuevo. Poco
re a lid a d q u e afluyen a nosotros. E sta con cen tració n del p e n ­ a poco, las re alid ad es con q u e e n tra en co n tac to se le re v elan
s a m ie n to en c ie rra u n a decisión, en el sen tid o de p re sta r a te n ­ com o su m u n d o concreto. E ste m u n d o sigue siendo a m b ig u o
ción a d e te rm in a d a s m anifestaciones d e la re alid ad , q u e se m ie n tra s otros no lo a c e p ta n d e m a n e ra p ro tec to ra, a c o g e­
p refieren a o tra s. d o ra y estim u la n te, m ie n tra s n o nos sentim os reconocidos y
L a re alid ad in m e d ia ta no puede ser tra n sm itid a y c o m u ­ co n firm ad o s con n u e stra s necesid ad es y n u e stra s asp iracio n es.
n ic a d a sin m ás a otros en su s in g u la rid a d . Lo real sólo se S ab o re am o s este reco n o cim ien to y en co n tram o s que el m u n d o
hace c o m u n ica b le y tran sm isib le cu a n d o , m ed ian te la n a r r a ­ que así se nos revela está «en o rden».
ción y la d escrip ción, p a s a a p lasm arse en lenguaje in telig ib le S in e m b a r g o , los o tro s n o s ie m p re re c o n o c e n n u e s tr o
p a ra o tro s. Sin em bargo, el criterio p a r a la ju s ta v alo ra ció n m u n d o com o el suyo y m ás bien suelen co n sid erarlo e x tra ñ o ,
de n u e s tra s exp eriencias p rim aria s de la realid ad es, a fin de incluso hostil, com o algo q u e desafía, y reaccio n an con m ied o
c u e n ta s, su an álisis estru c tu ra l crítico. Se fu n d a m e n ta en la o con oposición. S egún sep a n o no im p o n erse en esa s itu a ­
d ia lé c tic a ex isten te en tre las im plicaciones incluidas en n u e s­ ción, e x p e rim e n ta rá n la re alid ad q u e los afecta com o a n g u s ­
tras ex p erien cias. T ales im plicaciones su rg en , por u n a p a rte , tiosa y a m e n a z a d o ra o com o u n reto positivo q u e les p e rm ite
de los esq u em as de n o rm as y valores h istó ricam en te a c re d i­ m ed ir sus fuerzas. In c o n ta b les rep eticiones llevan a un a p r e n ­
ta d o s y re co n o cid o s co m o v álid o s y, p o r o tra , del c o n o c i­ dizaje q u e se g u ía p o r el m o d elo de la c o n d u c ta de los o tro s
m ien to d e las consecuencias in teg ra d o ras y d esin teg ra d o ras en situ acio n es sem ejantes. Así se afian za la p ro p ia v o lu n ta d
de n u e s tra c o n d u c ta real. E sta d ialéc tica resu en a en to d as las de v iv ir y se ro b u stece en su ensayo p e rm a n e n te sig u ien d o el
d im e n s io n e s d e n u e stra s ex p e rie n c ia s d e la re a lid a d y no ejem plo d e otros.
a c a b a en el cu rso de la h isto ria h u m a n a . D e ahí q u e la re a li­ A sí pues, los h o m b res se d istin g u e n unos d e otros en base
d ad en c u a n to re p re s e n ta d a se a b ra sobre todo a q u ien b u sc a a su re sp e c tiv a lim itación; p ero ello les p erm ite tam b ién co m ­
c o n scien te y ac tiv a m e n te u n conocim iento expreso y un d o m i­ p lem en tarse. E sto d e te rm in a la situación n a tu ra l de co m p e ­
nio d e lo real, p a r a c o o p e rar con sus sem ejan tes en la re a liz a ­ ten cia en la q u e los h o m b res tien en q u e relacio n arse e n tre sí.
ción d e la re a lid a d (—» valores y fu n d a m e n tació n de n o rm a s). S eg ú n las# experiencias de la h isto ria de la h u m a n id a d ,
desde los tiem pos m ás rem o to s h asta nu estro s días, los h o m ­
bres n o h a n logrado n u n c a s a ld a r pacíficam en te las ten sio n es
24 25
R EA LID A D - E X P E R IE N C IA - L E N G U A JE ¿C Ó M O SE E F E C T Ú A LA E X P E R IE N C IA DE LA R E A LID A D ?

q u e n a c e n de su situación de co m p eten cia. Siem pre h a h a ­ n a tu ra le z a com o algo im p rev isib le y, sobre to do, in d o m eñ a-
b ido in d iv id u o s y uniones o coaliciones de grupos afines q u e ble, p o r m á s q u e la s c ie n c ia s in te n te n s in d e s c a n s o , c o n
in te n ta b a n d o m in a r im poniendo su p o d e r y su fuerza. Así, los a y u d a d e la técnica, e x p lo ra r y re m e d ar los procesos reales de
conflictos y los en fren tam ien to s son in ev itab les. N o o b sta n te la n a tu ra le z a , desde la m a te ria h a sta la v id a orgánica. D e h e ­
bajo d e te rm in a d a s condiciones, e n c ie rra n la posibilidad de cho, no lo g ra n a b a rc a r la n a tu ra le z a ni la to ta lid a d de sus co ­
llev ar al diálogo. El diálogo presupone q u e los dos in te rlo c u ­ nexiones. C u a n d o se tra ta de re d u c ir a u n c o m ú n d e n o m in a ­
tores, a p e sa r d e su d iv ersid ad y de sus diferentes co n v ic­ dor los n u m ero so s re su lta d o s p arciales d e los científicos sin
ciones, e stá n dispuestos a escucharse y a reconocer y to le ra r tener en c u e n ta las leyes específicas de las vías noéticas p o r
su m u tu a diferencia. E v id en tem en te, esto sólo es posible si las q u e h a n sido a d q u irid o s, se llega a im ág en es del m u n d o
am b o s son conscientes d e q u e están to d a v ía en cam ino h a c ia que re s u lta n m uy p ro b lem á tica s.
la v e rd a d , si sab en que n u n c a buscan la v e rd a d sin prejuicios
y si no se fig u ran , orgullosos e in to le ran tes, q u e ellos solos es­
tán en posesión d e la v erd ad . F in a lm e n te , en el diálogo se 4. ¿Cómo se efectúa la experiencia de la realidad?
tra ta ta m b ié n de p o n er en claro los in tereses que d e te rm in a n
las convicciones del otro in terlo cu to r (—* diálogo; fases y crisis Por sen c illas que p u e d a n p a re c e r nu estras experiencias en su
de la v id a - a y u d a s p a ra vivir; interés y desp ren d im ien to ; to ­ e sp o n ta n e id a d , su génesis real es m uy co m p licad a. En el p ro ­
le ra n c ia y p re te n sió n de validez un iv ersal). ceso ex p erien cial, h ay q u e te n e r en cu e n ta la correlación y la
in te rd e p e n d e n c ia e n tre el e x p e rim en tar y lo ex p erim en tad o .
b) Lo otro j/L ' ' '. A dem ás, la experien cia o rig in a ria e in m e d ia ta a través d e
n u estro s sen tid o s está en u n a p lu ra l tensión d ialéctica con el
No son sólo los o tro s los q u e nos afectan, nos interp elan y nos p e n sa m ie n to racio n al y lógico, con sus objeto s reconocidos
re ta n com o re a lid a d . A trav és de ellos y ju n to con ellos se nos com o reales. Los dos están co n tin u am en te en co n tacto m u tu o
ab re p a u la tin a m e n te el com plejo y o p aco m u n d o de lo o tro . y se h a lla n som etidos a u n a d irección p erso n al. E n este c o n ­
Ya al n iñ o se le a b re poco a poco su p eq u e ñ o m undo p o r el texto su rg e n diferentes estad o s d e ánim o, q u e se p ro y ectan fá ­
cam in o d e la im itación en el juego, el ensayo y la iniciación cilm en te so b re lo real en c u a n to re p resen ta d o . Esto g u a rd a
en el len g u aje. E ste aferram ien to de n u e stro en to rn o se e x p e­ relación c o n el hecho d e q u e el choque d e u n a d e te rm in a d a
rim e n ta com o un regalo, com o algo a p e te cib le y a g ra d a b le , m an ifestació n de re a lid a d con el polifónico in stru m en to d e
m ie n tra s no se opone a n u estra s necesidades fun d am en tales. n u e s tra c a p a c id a d d e ex p erien cia no hace v ib ra r sim u ltá n e a ­
Es p ro p io d e la n a tu ra le z a p ro p o rcio n arn o s aire, alim en to y m en te a to d as las cu e rd as. M ás bien in terp e la a los sen tid o s
las m a te ria s p rim as que necesitam os p a ra ase g u rar n u e stra p o r s e p a r a d o y en c o rre la c ió n m u tu a . S in e m b arg o , n o se
vida, a u n q u e no podem os ap ro p ia rn o s d e tales bienes sin e s­ p ro d u c e u n caos. L o e x p e rim en tad o com o real se p re se n ta
fuerzo y trab ajo . p lá stic a m e n te y, bajo este asp ecto , ap arece com o u na re p re ­
P ero la n a tu ra le z a no siem p re ap a re c e en arm o n ía con n o ­ se n ta c ió n a rtic u la b le y e n s a m b la d a en su co m p le jid a d . E l
sotros m ism os. T a m b ié n p u ed e tran sfo rm arse en nuestro e n e ­ niño q u e hace p o r p rim e ra vez u n a d e te rm in a d a exp erien cia
m igo c u a n d o sus fu erzas d e s tru c to ra s a s a lta n al h o m b re , g u a rd a rá su re p resen tació n y o rie n ta rá de ac u e rd o con ella su
com o en el caso d e catástrofes n atu ra les y d e epidem ias. V i­ c o m p o rta m ie n to p o sterio r. T a m b ié n los a d u lto s tienen m ú l­
vim os en ferm ed a d es de to d o tipo p o r alteracio n es en ig m áticas tiples re cu erd o s de su s ex p erien cias de la re alid ad , y tales
del c u rso de la n a tu ra le z a en nosotros y en n u estro en to rn o , y re c u e rd o s a b re n un h o riz o n te d e e x p e c ta tiv a s p a ra to d a s
fin alm en te m orim os. E x perim entam os, pues, la realidad d e la las ex p e rien cia s p o sterio res, d e suerte q u e las experiencias
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REA LID A D - E X P E R IE N C IA - L EN G U A JE L IM IT E S D E LA E X P E R IE N C IA D E LA R EA LID A D

h u m a n a s y su s rep resen tacio n es esp o n tán e as n u n c a deben e x ­ m u e stra q u e en este p ro ceso d e e x p e rim e n ta r la realid ad no
c lu siv a m e n te su con ten id o al m om ento p reciso en que se h a ­ se d a u n a relación cau sa-efecto c o n tin u a y n ecesaria. M ás
c e n . A e s to se a ñ a d e q u e la s e x p e rie n c ia s d e la r e a lid a d bien p u e d e el h o m b re re tra e rs e en sus ex p erien cias de m odo
a p e n a s se d a n en form a p u ra , com o ex p e rim e n ta d a s in m e d ia ­ q u e q u e d e u n espacio a b ie rto e n tre lo e x p e rim e n ta d o y el ex­
ta m e n te , so b re todo en n u e s tra época d o m in a d a por la té c ­ p e rim e n ta d o r. Este d e sc u b rim ie n to de un « en tre » se co rro ­
nica, p o rq u e ten dem os a a c o m o d a r n u e stra s rep resen tacio n es b o ra ta m b ié n por el h ech o d e q u e, d istan cián d o se d e los otros
de la re a lid a d a los m odelos científico-técnicos. Así, n u e stra s y d e lo o tro , el h o m b re p u ed e ex p e rim en tarse a sí m ism o,
ex p erien cias y rep resen tacio n es d e la re a lid a d están m u ch as a u n q u e só lo de m odo fra g m e n ta rio y sucesivo. Se halla en
veces re v e s tid a s d e tales re p re s e n ta c io n e s p a r a d ig m á tic a s . u n a p e rm a n e n te evolución, según la situ ació n re su lta n te d e la
M u ch o s h o m b re s d e hoy no sab e n esc u ch ar ni m overse n a tu ­ co rrelac ió n e n tre las d iferen tes experiencias d e la realid ad .
ra lm e n te en la n a tu ra le z a . Ni siq u iera d a n lu g ar a que se A sí, el h o m b re se e x p e rim e n ta diferen te en las d istin ta s h o ras
p ro d u z c a n exp eriencias o rig in aria s y a p e n a s se dejan in te rp e ­ del d ía , en d istin to s lu g are s, frente a hom bres d istin to s, según
lar p o r las im ágenes plásticas, los sím bolos y los mitos. triu n fe o fraca se en su s negocios, etc. (—> d eterm in a ció n y li­
b e rta d ).

5. Experiencia y atención
6. Los lím ites de nuestras experiencias de la realidad
U n c o m p o n e n te decisivo d e c u a lq u ie r e x p e rien cia es la a te n ­ y lo que en ellas queda abierto
ción. L a a te n c ió n se dirige especialm ente a a lg u n a s de las in ­
n u m e ra b le s m an ifestaciones d e la re alid ad q u e nos salen al L o d ich o n o s lleva a p re g u n ta r q u é p asa con eso q u e q u ed a
e n c u e n tr o . P e ro h a y m a n ife sta c io n e s d e la re a lid a d ta n a b ie rto . M e d ia n te n u estro s actos y n u estro co n o cim ien to so­
fuertes y ta n fascinantes q u e «subyugan» n u e s tra atención, d e lem os d is p o n e r de n u e stra s lim itad a s ex p eriencias de la re ali­
m odo q u e é s ta ya no es p le n a m e n te libre en sus decisiones. d a d . N o o c u rre lo m ism o con lo ab ierto in d efin ib le que h ay
Sin e m b a rg o , lo norm al es q u e nos sin tam o s relativ am en te li­ en ellas y m á s allá d e ellas. P arece m ás bien q u e , en v irtu d
bres y p o d a m o s d irig ir n u e stra m ira d a a esto o aquello. E llo d e lo in d o m e ñ a b le , nos sen tim o s n ec esaria m e n te im p u lsad o s
suele d e p e n d e r tam b ién de n u e stro estado d e ánim o, de q u e a p a s a r d e u n a ex p erien cia lim ita d a a o tra sin lo g ra r asir lo
esta o a q u e lla experiencia d e la realid ad nos resulte a g ra d a ­ in d o m e ñ a b le . Los filósofos — y tra s ellos los teólogos— h a n
ble o d e sa g ra d a b le , del v alo r q u e le co n ced am o s y de lo p ro ­ d a d o el n o m b re de « tra sc e n d e n c ia » a lo q u e q u e d a ab ierto
fu n d a m e n te q u e se g ra b e en n u e stra m em oria. p o r e n c im a d e todos los fenóm enos lim itad o s, p o rq u e d es­
L a a te n c ió n , que se m an ifiesta com o ase n tim ien to o re ­ b o rd a todos nuestros e n u n c ia d o s categoriales.
chazo, es u n a ex teriorización d e n u e stra c a p a c id a d de a sp ira ­ N o p o ca s veces, p a rtie n d o d e u n sujeto d e n a tu ra le z a in ­
ción en el m ás am plio sen tid o d e la p a la b ra .’ Se m anifiesta d iv id u a l o tra s c e n d e n ta l, se e n tien d e la tra sc e n d e n c ia com o
com o a p e te n c ia y desem b o ca en el q u erer. L as experiencias un rasg o u n id im e n sio n a l q u e d o m in a todos los enu n ciad o s
en q u e p ercib im o s la re alid ad com o a g ra d a b le , p lacen tera o o b jetu ales. E n ese caso n o se h ace ju s tic ia a la plu rid im en sio -
reg o cijan te d e sp ie rta n la ap e te n c ia h u m an a. P ero a la vez re ­ n a lid a d q u e c a ra c te riz a la re a lid a d y todas n u e stra s experien­
d u cen el m a rg e n de lib e rta d , y ta n to m ás c u a n to m ás fuerte­ cias y e n u n c ia d o s. Se tr a ta al su jeto y al o b jeto com o si fue­
m en te a c tú e n , a m enos q u e sean reconocidas p o r la lib ertad ra n re a lid a d e s estáticas a islad a s e n tre sí. L o in asib lem en te
com o un v alo r. L a p o sib ilid ad de p re sta r a te n c ió n a d eterm i­ a b ie rto q u e im p rim e a n u e stra s experiencias y en u n ciad o s su
n ad a s ex p erien cias d e la re alid ad o d e se n te n d e rse de ellas c a rá c te r d e fin itu d , a te stig u a , p o r el co n trario , q u e la trascen ­

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REA LID A D - E X P E R IE N C IA - LEN G U A JE REA LID A D I N T U IB L E Y R E A LID A D E X PLIC A B LE

d e n c ia y n u e stra s experiencias d e la re a lid a d son in se p a ra ­ fuentes, q u e re q u ie re n u n a crítica c o m p arativ a, ofrecen sin


b les. A u n q u e p u e d e n d is tin g u irs e , se h a lla n ín tim a m e n te d u d a u n a a y u d a . N o o b s ta n te , es sab id o q u e las in te rp re ta ­
u n id a s e n tre sí. L a razó n está en que ta n to la trascen d en cia ciones d e la h isto ria re s u lta n m u y p ro b lem á tica s c u a n d o uno
d e lo ilim ita d a m e n te a b ie rto com o la tra sc e n d e n c ia propia d e se to m a la m o lestia de c o m p a ra r en tre sí d escrip cio n es histó­
n u e stra s ex p eriencias finitas e stá n in se p arab lem en te u n id as, ricas d e los m ism os p erío d o s o de las m ism as p erso n alid a d es
co sa q u e p u e d e decirse tam b ién de su d im en sió n in m an en te. hechas en ép o cas diferen tes. S ucede com o en la v id a d e cada
T a m b ié n ella llega a lo ab ierto a través de to d a s las fronteras h o m b re: el jo v e n se in te rp re ta a sí m ism o e in te rp re ta a sus
d e n u estro s procesos y experiencias de la re alid ad . En esto c o n te m p o rá n e o s de d istin to m o d o q u e al lleg ar a u n a edad
a b ie rto se a n u n c ia algo así com o un oculto lazo interno q u e más a v a n z a d a .
m a n tie n e fran co el á m b ito de to d as las realizaciones posibles A s í, la h is to r ia p o d r ía d e fin irs e com o u n p e r ío d o de
d e la re a lid a d en todas sus dim ensiones, así com o sus co m b i­ tiem po a b ie rto e in d o m e ñ a b le q u e en g lo b a to d as n u e stra s ex­
nacio n es en el tiem po. E sto p e rm ite a la vez com prender el p e rie n c ia s v ita le s s in g u la re s , sin q u e la in te rp re ta c ió n de
c a rá c te r en ig m ático d e n u estro d estin o finito. n u e stra s experiencias a d q u ie r a p o r eso m ay o r se g u rid a d . Es
L a su c e sió n de a c o n te c im ie n to s q u e lla m a m o s h is to ria difícil re d u c ir a un claro d e n o m in a d o r co m ú n to d o s los ór­
p e rm ite e n te n d e r m ejor eso que q u ed a a b ie rto . N uestra v id a denes q u e los h o m bres h a n esb o zad o a lo largo d e esta histo­
con to d as su s experiencias com ienza en un p u n to del tiem p o ria en d iferen tes tiem pos y en d iferentes lu g ares d el m undo.
p e rfe c ta m e n te d e te rm in a d o y en un lu g ar d eterm in a d o con N in g ú n h isto ria d o r p u ed e ex p licarn o s p o r q u é se h a n extin­
e x a ctitu d . D e n tro de su lim itación, la vida re co rre el espacio guido p u eb lo s enteros, p o r q u é h a n d e sa p a re c id o d eterm i­
d e tiem p o q u e le h a sido asig n ad o y del q u e el hom bre n o nad as c u ltu ra s, p o r q u é a m o m en to s estelares d e logros cu ltu ­
p u e d e d isp o n er. U n h o m b re vive situaciones del m undo siem ­ rales h a n seg u id o épocas d e epígonos. Los m o v im ien to s de la
p re nuevas; los otros y el e n to rn o están en m u tació n . M u ch as h isto ria p a re c e n ser im p rev isib les, y lo que de to d o ello po­
cosas se im ita n y se rep ite n en el curso del tiem po. Las d iv i­ dem os co n o cer, lo q u e sac am o s d e este co n o cim ien to p ara
siones en ép o cas históricas hechas por los historiadores son n u e stra p ro p ia vida, el có m o ap o stam o s p or el fu tu ro , todo
n e c e sa ria m e n te relativas, p o rq u e ellos ni s iq u ie ra pueden d e­ nos re m ite ú n ic a m e n te a alg o q u e p erm a n ece a b s o lu ta e indo-
fin ir con ex a c titu d un p u n to de la histo ria en su significado m e ñ a b le m e n te ab ierto (—* h is to ria del m u n d o e h isto ria de la
p a r a la h u m a n id a d . Y sólo p u e d e n ju z g a r el pasad o p a r ­ salvación; trascendencia y Dios de la fe ).
tien d o del p u n to de vista vigente en cad a caso.
E sto h ac e q u e la a u té n tic a re alid ad de la historia a p a ­
rezca s u m a m e n te pro b lem ática. N o es lícito to m a r el presente 7. R ea lid a d comprendida intuitivam ente
com o crite rio del p asa d o y m u ch o m enos del fu tu ro , a u n q u e y realidad explicable científicamente
p a r a d e sg ra c ia suya los h om bres lo h agan u n a y otra vez. Y
tam p o co el p a sa d o p u ed e ser en todo can o n p a r a el futuro. De la e x p e rie n c ia de la re a lid a d se p u ed e p a s a r a la o b serv a­
L a h isto ria y los acontecim ientos sólo se e x p e rim en tan com o ción d e la re a lid a d , q u e se p ro p o n e s a c a r a luz lo re al d e la
re a lid a d en el trán sito del p asa d o al futuro. U n ica m e n te m e­ re a lid a d tal com o a p a rec e en sí, in d e p e n d ie n te m e n te del ob­
d ia n te el re c u e rd o podem os a n u d a r con m ás o m enos seguri­ serv ad o r. N a tu ra lm e n te , la p a la b ra « realid ad » a d q u ie re aquí
d a d el lazo e n tre las experiencias m ás lejan a s del pasado y un sig n ificad o d istin to . P o rq u e la re alid ad tal com o la ex peri­
las del p re se n te . Pero la h isto ria sólo se ex p e rim en ta ju n ta ­ m e n ta m o s ha* sido d efin id a siem p re, a p esar d e su s lim ita­
m en te con los otros, y las experiencias de los o tro s no son las ciones, com o a lg o que en c a d a caso se m u estra al su je to de la
n u e stra s. P o r eso es necesario in te rp re ta rla s. L as diferentes ex p erien cia y co n stitu y e con él u n a u n id ad . L a ex p erien cia

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O
y

IO Í)C^CA Ir o
R E A LID A D - E X P E R IE N C IA - LEN GU AJE R E A LID A D IN T U IB L E Y R E A LID A D EX PLIC A B LE

in m e d ia ta y co n creta n o podía a s p ira r a a p re h e n d e r y definir los o tro s cu a n d o , salien d o de su especialización, se p la n te a n


in e q u ív o c a m e n te la re alid ad en sí, q u e se o c u lta tras lo q u e los g ra n d e s p ro b lem a s y reto s d e la h u m a n id a d . ¿ H a s ta qué
se m u estra. p u n to se refiere esto a los in telectu ale s en sen tid o ac tu a l? D e­
Pero e n tre las dos m ediaciones de la re a lid a d hay u n a pen d e del significado q u e se d é a la p a la b ra , pues el térm in o
co nexión q u e no debe pasarse p o r alto, so p e n a de que la latino intellectus, del q u e se d eriv a la p a la b ra in telectu al, ha
ex p e rien cia ca ig a en lo irracio n al y el co n o cim ien to científi­ p e rd id o g ra n p a rte d e su p ro fu n d id a d . E n o tro tiem p o , lo ra ­
c o d e g e n e re en un fo rm a lism o v acío . E n p r im e r lugar, la cional se con ceb ía to d a v ía en conexión con el intellectus del co­
ex p e rien cia c o n tin u a d a con secu en tem en te c o n d u c e, como y a n o cim ien to intuitivo , e x tre m o en el q u e d e se m p e ñ a b a un p a ­
se h a dicho, a u n objetivo práctico: com ienza a ser observa­ pel im p o r ta n te el p ro b le m a d e la re la ció n e n tre u n id a d y
c ió n . L a o b se rv a c ió n n a tu r a l p ra c tic a d a c o n se c u e n te m e n te p lu ra lid a d m ás allá d e lo c o n sta ta b le em p írica m e n te. P ero a
c o n vistas a u n objetivo noético co n stitu y e el p u e n te hacia la p a rtir d e la M o d e rn id a d se en tien d e en sen tid o racio n alista ,
re a lid a d e x p e rim e n ta d a y hacia el lenguaje co lo q u ial espontá­ de a c u e rd o con el m o d ern o co n cep to de ciencia.
n eo . El h ech o d e que se organice y se h a g a c a d a vez m ás El co ncepto de cien cia d o m in a n te en la a c tu a lid a d , for­
su til con a y u d a de la técn ica no c a m b ia en n a d a ese hecho m ado según la p a u ta d e la in v estigación h a b itu a l en las cien ­
fu n d a m e n ta l. cias n a tu ra le s , está e n c a d e n a d o a los lím ites d e lo q u e pued e
E n c o n tra s te con las experiencias e sp o n tán e as, que surgen conocerse e m p íric a m e n te y e n c u a d ra rse y en sa m b la rse en es­
d e l aflo ram ien to de la re alid ad p o r el c o n ta c to directo del q u e m a s inteligibles y tran sm isib le s, con a y u d a y en el m arco
h o m b re con su m u n d o , el saber, co n sid erad o e n su génesis de leyes m a tem ática s. D e este m odo, ca d a cien cia tien e su
h istó ric a y, so b re todo, en sus aplicaciones a la praxis, sólo sistem a en fo rm a de h ip ó tesis y teorías. Los co n ten id o s y ca­
lle v a a ex p erien cias d e segundo g ra d o , si es q u e no se co n ­ denas cau sales artic u la d o s d e esa m a n e ra ra cio n al en m odelos
v ie rte en sim p le ru tin a. T ales experiencias no se desarrollan de p e n sa m ie n to no d e b e n se r e q u ip a ra d o s con la re a lid a d en
d e form a esp o n tá n e a , sino a través d e m odelos d e la realidad sí, p o r m ás q u e sea co m p re n sib le la ten tac ió n d e cosificar
m e d ia tiz a d o s p o r el sa b e r y sus aplicaciones p rá cticas. E sto tales re p resen ta cio n es p a ra d ig m á tic a s.
n o q u ita q u e en las experiencias d e segundo g ra d o estem os L a casi in a b a rc a b le p lu ra lid a d de las ciencias c a u sa cad a
im p licad o s n o so tro s y lo otro. T a l m ediación a trav é s de n o ­ vez m á s dificultades a los h o m b res, com o se ve con p a rtic u la r
so tro s m ism os es re la tiv a en c u a n to q u e está d e te rm in a d a p o r c la rid a d c u a n d o es a p lic a d a con éxito a la p rax is, a resolver
la ca p acid ad d e p en e tració n de c a d a cual, que a su vez d e ­ los p ro b le m a s d e la v id a d ia ria . L a aplicació n p rá c tic a exige
p e n d e de la riq u e z a de experiencias, de la m a d u re z personal, la co n trib u c ió n no d e una sola ciencia, sino de varias.' Según
d e los in tereses y de los influjos externos. A d e m á s, hay q u e una p lu ra lid a d d e e sq u e m a s, se d esarro lla, p o r ejem plo, u n a
te n e r p resen te q u e todo sab e r es lim itad o , al ig u a l que la ex­ técn ica de la q u e es difícil p re d e c ir de a n te m a n o q u é efectos
p erie n cia. El científico especializado sólo d o m in a su disciplina te n d rá sobre la v id a h u m a n a . Si los m étodos científicos deben
específica y, en el estad o ac tu a l d e la especialización, a m e­ re c o rre r su ca m in o co gnoscitivo p rescin d ien d o del su jeto en la
n u d o ú n ic a m e n te u n a p a rte de la ra m a en q u e e s tá especiali­ m e d id a d e lo p o sib le, ta l p rin c ip io no p u e d e m a n te n e rs e
z a d o . Lo m ism o o cu rre en el cam p o de la técn ica. Pero, en lo c u a n d o se tr a ta de p o n e r en p rá c tic a los re su ltad o s cien tí­
q u e se refiere a la in teligencia b a s a d a en las experiencias in ­ ficos, co n sus repercu sio n es so b re la sociedad, la eco n o m ía y
m e d ia ta s, to d o s estos especialistas son, com o los d em ás hom ­ la p o lítica , en la s que el in d iv id u o se in serta a d ia rio y m u ­
b re s , hijos d e su época y, en la v id a p ráctica, a m enudo se chas veces d esc u b re con el tiem p o q u e h an c a m b ia d o en p e r­
h a lla n m ás indefensos q u e los d e m á s. No están m enos som e­ ju icio suyo.
tid o s a los eslóganes de su tiem po y sólo son m ás críticos q u e L a s evidentes insuficiencias d e esta p lu ra lid a d de las cien­

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R E A L ID A D - E X PE R IE N C IA - LEN G U A JE LA R E A L ID A D D E L H O M B R E H IS T Ó R IC O

cias h an m ovido a m uchos estudiosos perspicaces a subsanar m anidad. E stá tam b ién la s tra d a d e in h u m a n id a d . C u a n d o la
e s ta deficiencia p o r la vía del diálogo interdisciplinar. Porque e x p e r ie n c ia de la re alid ad cae p o r esa razó n en un e x tra ñ a ­
este defecto sólo p o d ría rem ediarse m e d ia n te el a u té n tic o diá­ m ie n to rad ical, la p re g u n ta p o r el ser del h o m b re se hace
lo g o , m e d ia n te la v o lu n ta d y la c a p a c id a d d e esc u c h a r, su m am en te p ro b lem á tica .
u n id a s a la fa cu ltad de exponer la p ro p ia ciencia de m anera ¿Q u é significa la p a la b ra «ser» a la v ista d e la co ndición
q u e el otro científico p u ed a e n c u a d ra rla en el conocim iento h u m an a, en la q u e c a d a u n o se ex p e rim en ta a sí m ism o y ex­
d e su disciplina. C om o estos p re su p u esto s del diálogo rara p e rim e n ta la re alid ad re ta d o ra de un m odo siem p re fra g m e n ­
vez se d an d e form a ideal, esos ensayos in terdisciplinares, tario? ¿ Q u é significa el «es» en la ex p erien cia de los e n c u e n ­
p e se a la b u e n a v o lu n ta d , se d e sa rro lla n la m a y o ría de las tros h u m an o s? E n todos los procesos experienciales q u e se
v eces en form a d e m onólogos p aralelo s. De ah í q u e tales colo­ form ulan h a b ría q u e h a b la r d e un ser-ju n to -a y de un ser-
q u io s in te rd is c ip lin a re s te n g a n m a y o re s p ro b a b ilid a d e s de con. P ero no es posible h acerlo siem p re en el m ism o sen tid o ,
é x ito c u a n d o se .lim ita n a d isc ip lin a s ín tim a m e n te relacio­ porque lo ex p e rim en tad o , en la m ed id a en q u e no es e x p e ­
n a d a s en tre sí. M ie n tra s no h ay a u n a investigación básica riencia d e sí m ism o, d eb e e n te n d e rse en el sen tid o de un o fre­
c o m ú n , será im p o sib le su stitu ir la función u n ifica d o ra que en cerse, d e un d arse. El ac to de e x p e rim en tar, en cam b io , se
o tro tiem po d ese m p e ñ ó la filosofía. efectúa siem p re a p a r tir del respectivo yo, d e m odo q u e «es»
T am p o c o se d eb e ría o lvidar q u e los científicos que dialo­ en d istin to sen tid o q u e u n a cosa. Las cosas q u e existen con o
g a n p u ed en ser m ás o m enos iguales en su ca lid a d de cientí­ ju n to a o tra s , incluso las p la n ta s y los an im ales, en la n a tu r a ­
ficos, pero no en ta n to q u e hom bres. Por eso cabe e sp e rar ra ­ leza no son-con y ju n to -a en el m ism o sen tid o q u e n o so tro s
z o n a b le m e n te q u e un d iálo g o in te rd is c ip lin a r te n d r á m ás en c u a n to h o m b res q u e ex p e rim en tam o s a c tu a n d o y q u e, con
p ersp ectiv as d e éxito c u a n d o los in terlo cu to res de la s distintas nuestro se r ju n to a, con y tra s, d eb eríam o s existir los u nos
d iscip lin a s se en c u e n tre n m uy próxim os en su v alo ració n de para los otros. P ero, d e hech o , el h o m b re no suele re a liz a r
lo hum ano (—* ciencia y ethos; diálogo; m undo técnico-científico esa ex isten c ia p a r a los d em ás. Se n iega a su d eb er-ser. E n el
y creació n ). a n tig u o le n g u a je d e la m e ta f ís ic a , h a b r ía q u e d e c ir q u e
rehúsa re a liz a r su esencia, p o r ejem plo c u a n d o se co m p o rta
in h u m a n a m e n te con sus sem ejan tes. Su co m p o rta m ien to e stá
8. L a realidad del hombre histórico y su relación con el ser d e te rm in a d o por un no-ser. E n lu g a r d e a c tu a r lib rem en te
con to d a la fuerza del ser ex istien d o e n tre y con los o tro s, se
L o s h o m b res existim os h istó ricam en te y, p o r ello, n u e stra re­ som ete a la c a d e n a d e las re alid ad es q u e a c tú a n sobre él, las
la c ió n con lo o tro no h u m an o d eb e concebirse ta m b ié n como cuales, p o r su fra g m e n ta rie d a d , le co a rtan la re alid ad d e la
h istó ric a . Esto d a a los enu n ciad o s históricos y a s u s interpre­ existencia.
ta c io n e s un c a rá c te r especial, en el sen tid o de q u e e n ellos se P ero ¿cóm o c o n c ilia r la p re s e n c ia d e la re a lid a d d e lo
e x p re s a el h o m b re a sí m ism o, en c u a n to tal, j u n to a otros y otro y d e los otros con el resp ectiv o ex istir p a r a los d e m á s, si
e n tre otros. Si consideram os el h echo d e n u e stra existencia sólo p o d e m o s e x p e r im e n ta r lo s co m o s ie n d o co n n o s o tro s
h is tó ric a no en a b stra c to , sino en concreto, no p o dem os decir y, a d e m á s, fra g m e n ta ria m e n te ? T a l conciliación re su lta m ás
n a d a claro so bre la h istoricidad d e la existencia. A h í radica difícil a ú n p o r la m u ltip lic id a d y v a r ie d a d y las fo rm a s
ta m b ié n la p ro b lé m a tic a d e todas las filosofías de la historia, opuestas y a m en u d o c o n tra d ic to ria s en q u e lo real h u m a n o
p u e s n in g ú n h o m b re tiene en sus m an o s la histo ria d e su pro­ se nos m an ifiesta o no se nos m anifiesta. D e hecho, lo real
p ia v id a y m u ch o m enos la historia d e la h u m a n id a d . ú n icam e n te se p u ed e e x p e rim e n ta r y e n u n c ia r en la e n ig m á ­
L a historia d e los hom bres no es sólo u n a h is to ria de hu­ tica c o n tra d ic c ió n de la in m en sa m u ltitu d d e sus m an ifesta-
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R E A L ID A D - E X P E R IE N C IA - L E N G U A JE

d o n e s frag m en taria s, d e las q u e, en su sucesión, afirm am os //. Pluridimensionalidad


q u e ex isten o q u e e s tá n a h í y no allí. A sí pues, no es casual
q u e la p re g u n ta p o r el ser h a y a in q u ie ta d o a los h o m b res re­ de nuestras experiencias de la realidad
flexivos, p o rq u e el se r c u b re com o u n a especie de velo la rea­
lid a d e n te ra y las afirm aciones sobre ella. E n esta p re g u n ta
tro p e z a m o s de n u ev o con algo ab ierto q u e , al p a re c e r, aletea
o c u lta m e n te p or e n c im a d e nosotros y en nosotros m ism os 1. N uestro destino y la correlación de las experiencias
sin q u e podam os d isp o n e r de él. de la realidad

El h o m b re sólo se re a liz a e n tra n d o en re la c ió n con o tr a s


cosas y co n sus sem eja n te s. E ste hech o d e e n tra r en re lació n
se d e sa rro lla en v a ria s d im en sio n es, según los m odos fu n d a ­
m entales e n que se h a c e n p re sen tes n u estro s co n tem p o rán eo s
y nuestro en to rn o . E s c ierto q u e el m o v im ien to tra sc e n d e n te
del yo al s e r y v icev ersa suele con ceb irse com o u n a re lació n
u n id im e n sio n a l in m a n e n c ia -tra s c e n d e n c ia , lo cu al p e r m ite
co n stru ir m á s fá c ilm e n te u n m o d elo a rm ó n ic o d e re a lid a d
que en g lo b e todo lo ex isten te. P ero las consid eracio n es p re c e ­
dentes h a n m o stra d o q u e n u e stra s ex p erien cias d e la re a lid a d
no nos p ro p o rc io n a n u n a im agen arm ó n ic a del h o m b re in ­
serto en su m undo, p u es ca d a u n o vive u n m u n d o lim itad o ,
que es d iferen te del d e los dem ás.
Sólo los que e stá n m u y cerca u n o s de o tro s tienen la id ea
de que v iv e n en el m ism o m u n d o , y ello p o rq u e suelen im i­
tarse y u n irs e p a ra afirm a rse. Sin em b arg o , se tra ta de u n a
m era p ro y ecció n m e n ta l. C u a n d o e stán lejos en el esp acio y
en el tie m p o , se h ace p a te n te la d is p a rid a d de los m u n d o s.
Si la re la ció n c o n c re ta de los diferen tes h o m b res con sus
m u n d o s e s ta n d i s t i n t a , c a b e p r e g u n ta r d e q u é r e la c ió n
com ún y u n ita ria co n el m u n d o se h a de p a r tir p a ra d a r a los
hom bres ju ic io s y o rien ta cio n es d e v alidez u n iversal. Se p o ­
dría re s p o n d e r a esta p re g u n ta re m itien d o a la e x tra o rd in a ria
capacidad h u m a n a d e a b stra c c ió n , con to d as las po sib ilid ad es
de em itir ju ic io s an a lític o s y sin tético s. ¿C óm o, si no, sería
posible la ciencia?
Pero u n a ciencia social e h istó rica com o, p o r ejem plo, la
etnología n o puede d a rs e p o r satisfech a con e sta re sp u esta.
Los m o d elo s de p e n sa m ie n to no so n lo m ism o q u e la re a lid a d
que aflora e n el c o n ta c to con los otros y con lo otro. C u a l­

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R E A L ID A D - E X PE R IE N C IA - L E N G U A JE N U E S T R O D E S T IN O Y I.A C O R R E L A C IÓ N D E LAS E X P E R IE N C IA S

q u ie ra q u e sea la form a en que d esc u b rim o s a otros hom bres cia el fu tu ro . En el c a m b io de situ ació n q u e la d im ensión
y, con ellos, lo otro de la n a tu ra le z a y d e la cu ltu ra, tenem os tem poral lleva consigo se nos m an ifiesta la a m p litu d o e s tre ­
q u e c o n s ta ta r que n u e s tra s experiencias d e la realid ad pre­ chez d e n u e s tro espacio vital.
s e n ta n en su curso h istó rico un rasgo tra sc e n d e n te p lu rid i- D e n tro d e la tran sfo rm ació n d e las ex p erien cias de n u e s ­
m en sio n al. tra d im en sió n te m p o ra l, re p resen ta u n p a p e l decisivo la d i­
Ig u a l q u e trasc en d en c ia , dim ensión es u n térm ino to m ad o m ensión en v irtud de la cual la realidad aflora de la oscuridad a
d e la re p resen ta ció n esp acial. El concepto d e dim ensión espa­ la luz, pues sin ella es im posible su p re sen cia y su conoci­
cial, si h a d e ser in telig ib le, incluye el m o v im ien to que se ge­ m iento. S in la facultad d e p en sa r in h e re n te a to d a ex p e rien ­
n e ra p o r la fuerza d e a tra c c ió n o d e re p u lsió n m utua d e dife­ cia, no h ay p a ra el h o m b re n a d a real ni n in g u n a po sib ilid ad
re n te s cu e rp o s, y así o rig in a espacios lib res. El conocim iento de crítica d e l m u n d o n i de au to crítica . E lla nos d escu b re el
d e d im en sio n es espaciales p resu p o n e q u e el hom bre tien e una ám b ito d e l m o v im ie n to , q u e nos p e r m ite d is ta n c ia rn o s d e
ex p e rie n c ia co rporal d e la esp acialid ad , p ro d u c to de la ac tiv i­ nuestras experiencias s in d esv in cu larn o s de las restan tes ex ­
d a d c o n ju n ta de n u e s tro s sen tid o s. E sta e x p e rie n c ia d e la periencias d im en sio n ales.
d im e n s ió n esp a cial no se efectúa a is la d a m e n te . Im p lic a la N u e stra facultad d e p e n sa r es la d im en sió n fu n d a m e n tal
p re s e n c ia s im u ltá n e a d e o tra s e x p e rie n c ia s d e d im en sió n , de n u e stra existencia, q u e establece un orden y busca un sentido.
in s e p a ra b le s de ella, a u n q u e d istin tas. D e esta co n tin u ad a Sin ella p ercib iríam o s la re alid ad com o un caos, cosa que h a ­
p re se n c ia sim u ltán e a de v arias ex p erien cias diferentes e n tre ­ ría im posible la vida h u m a n a . Su ac tiv id ad d e a n a liz a r c o m ­
v e ra d a s n a c e la p lu rid im e n sio n a lid a d d e n u e stra s experien­ p aran d o y d e esbo zar sín tesis su scep tib les d e ser co n cebidas
cias d e la re alid ad . como m odelos de p e n sa m ie n to no es m on o p o lio exclusivo d e
Y a h em o s indicado q u e el movimiento es u n presupuesto la razón. E so te rm in a ría p o r llevar al escepticism o. El o rd e n
p a r a q u e a p a re z c a n las d im e n sio n e s e s p a c ia le s . E sto d eb e y el sen tid o provienen o rig in a ria m e n te de la d im en sio n alid ad
a firm a rse n o sólo de n u e stro s d e sp laz am ien to s de un lu g a r a de la libre acció n y c re a c ió n del h o m b re, de la realización d e
o tro , sin o d e todas las m odificaciones de n u e s tra situación de­ lo h u m an o e n co lab o ració n con otros.
b id as al c a rá c te r de n u e s tra activ id ad ta n to co n respecto a la Sólo en el re co n o cim ien to de la d ig n id a d d e nuestros se­
n a tu ra le z a q u e cobija o a m e n a z a n u e s tra v id a como con res­ m ejantes y en n u estra d ed ica ció n so lid a ria a ellos e n c u e n tra
p ecto a n u e s tra s relaciones con los h o m b res. E stas relaciones su d esa rro llo y su p le n itu d la d im en sió n personal h u m a n a . Y
d im e n sio n a le s estab lecid as dentro d e n u e stro entorno hacen sólo en la m e d id a en q u e ca d a h o m b re se e n c u e n tra así con
q u e s u rja n p a ra n u estro p en sa m ie n to y n u e s tra acción p ers­ los dem ás, incluso p o r e n c im a de los conflictos, surge la a u ­
p ectiv as siem p re nuevas q u e p re sen tan a n te n u estra m ira d a té n tic a c o la b o r a c ió n . D e to d o s m o d o s , h a y q u e te n e r e n
co sas n u e v a s y d is tin ta s . C on ello no só lo a p a rec e a u n a cuenta q u e no vivim os com o in d iv id u o s aislados, sino com o
n u e v a luz n u estro m u n d o exterior, sino q u e tam bién n u e stra m iem bros m arcad o s p o r o rd e n am ien to s sociales ap arecid o s
v id a e x p e rim e n ta cam bios, según reaccio n em o s ante lo nuevo. h istó ricam en te. D e p en d em o s de in stitu cio n e s sociales, p o lí­
E sto p u e d e influir p o sitiv a o n eg a tiv a m e n te en nuestra vida ticas y económ icas, y n o nos es posible lib rarn o s de su p re ­
u lte rio r. sión. Es d e c ir, por ser h o m b res, estam o s ab o cad o s h istó rica­
E s ev id e n te que tales cam bios afectan tam b ién a la di­ m ente a v iv ir de form a in stitu c io n a liz a d a .
m en sió n d e la temporalidad. Al p resen te de n u e s tra s p o stu ra s y L as reglas d e ju eg o d e esos ó rd en es tan diversos form an
p u n to s d e v is ta responde siem pre la co n c ie n cia de una d e te r­ parte de la re alid ad d e la existencia h u m a n a , a u n q u e d e b a n
m in ació n d e n u estras experiencias plu rid im en sio n ales d e la ser c o n s id e r a d a s c o m o c o n s tru c c io n e s s u rg id a s h is tó r ic a ­
re a lid a d q u e se re m o n ta al pasado y de o tra q u e a p u n ta h a­ m ente. Si p a rtim o s de q u e , p o r ser co n stru ccio n es h istóricas,

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RE A LID A D - E X P E R IE N C IA - LEN G U A JE

n o p u e d e n re iv in d ica r u n c a rá c te r ab so lu to — a no ser el d e 2. ¿H ay criterios históricos para interpretar


u n a co n v iv en cia pacífica y o rd e n a d a — , co m p ren d erem o s q u e
nuestras experiencias?
d e b e n e s ta r so m etid as a u n criterio n o rm ativ o , p u esto que lle ­
v a n a u n a ten sió n in su p e ra b le en tre la c a p a c id a d del hom bre Por ser d e m a sia d o efím ero s, carecem os d e u n criterio con v a ­
p a r a u n a co lab o ració n lib re y p erso n al y la m e ra re p re se n ta ­ lidez h istó rica a b so lu ta q u e nos p e rm ita in te rp re ta r la re ali­
ción d e u n p a p e l social. D e ah í q u e el m arg e n d e libertad d el d ad d e n u e stro tiem po e n su significado p a r a el co n ju n to de
in d iv id u o p a r a u n e n c u e n tro a u té n tic a m e n te h u m a n o con los la h u m a n id a d . Q u e d a a b ie rto un resto en ig m ático , q u e so b re­
o tro s p u e d a co n sid erarse com o criterio de u n ord en social, pasa la c a p a c id a d h u m a n a . El h o m b re n o p u ed e asir eso q u e
p o lítico y económ ico d u ra d e ro y fecundo. A este objetivo d e q u e d a a b ie rto local y te m p o ra lm e n te . S ólo co n c ib ié n d o lo
u n a fra te rn id a d a b ie rta se o rd e n a el ju eg o d ialéc tico de las com o un no existen te p a r a nosotros en co m p aració n con las
d im en sio n es d e la realid ad . cosas q u e existen a n u e s tro lado y con los h o m b res q u e co n ­
T o d a ex p erien cia d e la realid ad tiene c o m o presupuesto viven con no so tro s, p o d e m o s d ecir de tal resto ab ierto que no
n o sólo la in te rsu b je tiv id a d del ser y el a c tu a r con otros, sino es d istin to de to d o lo d e m á s ni se id en tifica con ello; pero,
ta m b ié n la in terco n ex ió n m u tu a d e to d o lo ex isten te; este h e ­ pese a e sta r in d iso lu b le m e n te un id o con n u e s tra realid ad , en
cho p e rm ite co m p re n d e r la e stru c tu ra in te rn a de la p luridi- una ex p erien cia tra s c e n d e n ta l p lu rid im e n sio n a l es posible d is­
m e n sio n a lid a d en el curso d e n u estra s ex p erien cias de la r e a ­ tinguirlo com o u n m iste rio ab ierto y o cu lto , com o p o sitiv a­
lid a d . A sí se ex p lica ta m b ié n q u e los d ife re n te s procesos m ente inefable.
d im en sio n ales estén in se p a ra b le m e n te unidos e n tre sí, a u n ­ L a e s tru c tu ra d in á m ic a de n u e stra s ex p erien cias de la re a ­
q u e , p o r se r d istin to s, só lo e n tre n en ju e g o fr a g m e n ta ria ­ lidad, tal com o pued e in te rp re ta rs e a p a r tir d el rasgo in trín ­
m e n te . E sto sig n ifica q u e s u rte n efecto c o rre la c io n a lm e n te seco d e la tra sc e n d e n c ia in tra m u n d a n a , a p a re c e com o la p re ­
seg ú n el g ra d o d e su rep erc u sió n sobre la realizació n de lo sencia d e m ú ltip les p ro ceso s d in ám ico s in m a n e n te s en tre sí,
h u m a n o en este m u n d o , es decir, según la a m p litu d y la efi­ cada uno de los cuales a p u n ta , p o r e n c im a d e sí m ism o, h a ­
ca cia d e su im p u lso y d e su presencia. cia o tras dim ensiones. E l co n cierto d e fuerzas q u e a c tú a n en
C o n su m u ltifo rm id a d h istó rica y g eo g ráfica, los lenguajes interacción, en p a ra le lism o o en op o sició n ca ra c te riz a la m o ­
a te s tig u a n ig u alm en te la p lu rid im e n sio n a lid a d d e nuestras e x ­
d alid ad d e la lim ita d a tra sc e n d e n c ia in tra m u n d a n a . In s e p a ­
p e rie n c ia s d e la realid ad . P ero ta m b ién m u e s tra n su correla­ rab lem en te u n id o a ella, se hace p ercep tib le u n rasgo tra sc e n ­
ción m e d ia n te el rasgo co m ú n de las tra sc e n d e n c ia , 'sin la d en tal q u e a p u n ta h ac ia lo ab ierto y m a n tie n e en m ovim iento
cu al no p o d ría n tra d u c irse unos a otros. n u estras p ro b le m á tic a s in te rp re ta c io n e s d e la re alid ad .
C o n c ilia r a rm ó n ic a m e n te todas las d im en sio n es en u n a El c e n tro a p a r tir d e l cu al d a n los h o m b re s u n rasg o
s in c ro n ía y co p resen cia u tó p icas es im posible y a p o r la su ce­
com ún a sus ex p erien cias de la re a lid a d y las d irig en h acia
sión h istó ric a d e n u e stra s experiencias. L a ra z ó n más p ro ­
un objetivo co m ú n , se d e sp lieg a y d e sa rro lla p a rtie n d o del in ­
fu n d a d e tal im p o sib ilid ad es que en to d as n u e s tra s experien­ tercam b io vital en tre la re lació n del h o m b re con los otros y
cias d e la re a lid a d que a p a re c e n com o p lu rid im en sio n ales h ay
su relación consigo m ism o , p artie n d o del p o ten cial de energía
algo q u e q u e d a oscuro p a r a nosotros: su o rig e n com o p rin c i­ de la p e rs o n a lid a d h u m a n a , q u e n o es ig u a l d e fu e rte en
pio y fin de n u e s tra vida, del m u n d o y de la h isto ria h u m an a
todos los h o m b re s y en to d o s los tiem p o s. El m ism o lenguaje
en su c o n ju n to (—♦ a n o n im a to e id e n tid a d p e rso n a l; orden p o ­ lo pone de m anifiesto al h a b la r de p e rso n a lid a d e s fuertes y
lítico y lib e rta d ; p artic ip a ció n ; planificación, ad m in istració n y
débiles. C o n ello se a lu d e tam b ién al p o ten cia l de lib e rta d
a u to d e te rm in a c ió n en la Ig lesia).
personal. Si se p a rte de la p u ra relació n con los otros, de la
socialidad q u e sólo re p re s e n ta una d im en sió n d e lo h u m an o ,
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¿ C R IT E R IO S PARA IN T E R P R E T A R LAS E X P E R IE N C IA S ?
R EA LID A D - E X P E R IE N C IA - LEN G U A JE

y d esd e e sta p ersp ectiv a u n ila te ra l se h ace del concepto de d ig en cia s e x iste n c ia le s q u e su sa tisfa c c ió n , d e su e rte q u e
p e rso n a u n m o d elo u n ita rio igual p a ra todos los hom bres, se n u e stra lib ertad , in te rp e la d a y d esafiad a a lo largo de to d as
su p rim e la referen cia personal a uno m ism o. Q u ie n absolu- n u estras exp erien cias, te rm in a p o r verse fo rzad a a optar en tre
tiza el co n cep to d e lib e rta d in d iv id u al, lo n iv ela y lo hace a c e p ta r com o u n d o n o to rg ad o lib rem en te el destin o q u e le
ig u al p a ra to d o s. A sí se p a sa p o r alto q u e tá n to la relación ha caído en su erte o re ch az arlo , en tre d ec irse a sí m ism a sí
con los o tro s co m o la re la c ió n con u n o m ism o e s tá n inse­ o no.
p a ra b le m e n te u n id a s con lo ab ierto de la tra sc e n d e n c ia , tan­ P ero ¿cómo se re la cio n a ese rasgo tra sc e n d e n te p lu rid i-
to in tra m u n d a n a com o religiosa, que su p era to d a s nuestras m ensional e x p e rim e n ta d o en el p lan o in tra m u n d a n o con la
e x p e rie n c ia s y co n fie re a lg o m iste rio so al s e r d el ho m b re presencia de u n a tra sc e n d e n c ia a b so lu ta m e n te ab ie rta y cóm o
(—» trascendencia y Dios de la fe ). hay q u e in te rp re ta r ta l trasc en d en c ia con v istas a la p re g u n ta
E sto o b lig a a p re g u n ta r por el sentido de la to talid a d de por la o rien tació n d e la v id a del h o m b re? E n el p lan o in te r­
la re a lid a d y d e sus experiencias. E sta p re g u n ta no pueden h u m an o no hay u n a re s p u e s ta in eq u ív o ca a esta cuestión. L a
re sp o n d e rla las ciencias p a rtic u la re s, ni c a d a u n a por sepa­ m ism a p re g u n ta p o r el sen tid o de la v id a a p e n a s pued e co n ­
ra d o ni s u p o sib le sinopsis. Ellas no d isp o n en d e l sab e r sobre testarse in eq u ív o ca m e n te , a m enos q u e se b u sq u en soluciones
el todo. E n este p u n to fracasan las afirm aciones h u m a n a s que to ta lita ria s que, p o r su p reten sió n , se h a lle n en co n trad icció n
se a p o y a n ú n ic a m e n te en el sab er. É sta es ta m b ié n la razón con la relación c o rre la c io n a l de n u e stra s ex p erien cias h istó ­
de q u e la filosofía, com o su h isto ria a te stig u a , form ule más ricas de la re alid ad . U n a a n tro p o lo g ía v in c u la n te p a ra todos
p re g u n ta s d e las q u e p u ed e contestar. E n la m e d id a en que es algo q u e no p u e d e fu n d a m e n ta rse cien tífica n i filosófica­
p u e d e ser d e n o m in a d a sa b id u ría d e la vida, la filosofía se ha m ente. T am p o co es posible d ed u c irla ex clu siv am en te de la fe
b a sa d o d esd e su s orígenes en u n as tradiciones sap ien ciales de c r is t i a n a . C u a n d o r e fle x io n a m o s s o b r e el p r o b le m á tic o
c a rá c te r religioso cuyo lenguaje n o es el del s a b e r, sino el de — d esd e el p u n to d e v ista h u m an o — m u n d o d e los fenóm enos
los m itos y los m isterios. E n ellas no o cu p a n el p u e sto central históricos, no sólo teó ric am en te, sino ta m b ié n con án im o de
los sistem as d e p en sa m ie n to , sino, com o en las religiones re­ g u iarnos p o r los cam in o s elegidos p o r los h o m b res en el p a ­
v elad a s, la tran sm isió n d e relatos en esc ritu ras sa g ra d a s y el sado y de to m a r u n a decisió n frente a ellos, ú n icam e n te des­
testim o n io d e la p ro p ia existencia en los ritos sag rad o s y en cubrim os las consecu en cias de n u estras d ecisiones según que
la v id a p rá c tic a . n u e stra a c titu d existen cial en este m u n d o ten g a efectos inte-
D e a h í q u e, co n sid erad o a la luz de la h isto ria d e la expe­ g radores o d esin teg ra d o res, es decir, b u en o s o m alos.
rien c ia h u m a n a , lo religioso, en c u a n to v in c u la n te de todo, E n esta p e rsp e c tiv a ap a re c e un fen óm eno h istórico q u e se
te n g a q u e ser am b ig u o , lo m ism o q u e el lenguaje, el cual d a rep ite com o u n a co n stan te : a pesar de to d o s los p ro g ram as de
ex p resió n co m u n ica tiv a a las m u ltid im en sio n ales relaciones reform a y d e las m ed id as lib era d o ras p u e s ta s en p rá c tic a con
in te rn a s q u e en n u e s tra s ex p e rie n c ia s nos v in c u la n con lo la m e jo r v o lu n ta d , n o h a n d e s a p a re c id o to d a v ía los fen ó ­
o tro del m u n d o . E n c u a n to dim ensión religiosa d e la vida, se m enos de d e stru c c ió n y d e d ecad en cia, q u e a veces lleg an a
d iferen cia d e la p re g u n ta p o r el sen tid o q u e e m a n a de todos v erd ad eras in h u m a n id a d e s.
n u estro s in te rro g a n te s y con la q u e ap arece indisolublem ente E n tre los m ovim ien to s históricos q u e b u sca n la salvación
u n id a , a u n q u e sin co in cid ir con ella. N o p u ed e co in cid ir por­ del h o m b re y el ca m in o h a c ia ella, o c u p a n u n lu g ar d e s ta ­
q u e los h o m b re s n o vem os m ás a llá d e n u e s tr a m u erte y, cado las religiones. A u n q u e no están lib res d e fenóm enos de
m enos a ú n , m ás allá del fin de la historia de la h u m anidad. decad en cia, al m en o s ab ren la m ira d a h a c ia lo q u e el p e n sa ­
A ello se a ñ a d e q u e , en el concierto de to d as las dim ensiones m iento h u m an o h a p ercib id o com o tra sc e n d e n c ia en lo h istó ­
m en cio n a d as, los h om bres ex p erim en tam o s m ás n u estras in­ ricam en te ab ierto . C u a n d o las religiones se con v ierten en in ­

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A M B IG Ü E D A D DE LAS E X PE R IE N C IA S
RE A LID A D - E X P E R IE N C IA - L EN G U A JE

ten to s de au to salv a ció n , n o pueden c o n trib u ir a la salvación Q u ie n h a y a le íd o a te n ta m e n te las e x p lic a c io n e s s o b re


de los ho m b res. S o la m en te p o d ría satisfacer los an h elo s h u ­ n u e stra s ex p erien cias d e la re a lid a d , se d a r á c u e n ta d e q u e ,
m a n o s u n a relig ió n en la q u e n u estro s in arm ó n ico s y fallidos en esos análisis del fen ó m en o d e la re a lid a d co n todas sus im ­
in te n to s de a u to rre a liz a c ió n y lo a b ie rto d e n u e stra s experien­ plicaciones y con n u e s tra s reacciones a n te él, hem os p ro c u ­
cias, o culto y h u m a n a m e n te inaccesible, llev aran a u n a unión ra d o c o n sta n te m e n te no a b a n d o n a r el m u n d o co n creto del
o relig ació n lib e ra d o ra . C o n esta c a ra c te rístic a re sp o n d ería a aco n te cer real. Ú n ic a m e n te q u ería m o s fijarn o s en las co n se­
la vez a la fin ita y lim ita d a lib e rta d h u m a n a . La fe cristiana cuencias efectivas q u e , según nos co m p o rte m o s frente a lo
so stie n e q u e ta l a m o r h a a p a re c id o h istó ric a m e n te d e form a otro y frente a los o tro s , re su lta n p a ra n o so tro s y p a ra n u e s ­
irre p etib le , en re p re se n ta c ió n de to d a la h u m a n id a d , en J e s u ­ tro m u n d o . E n tre n u e s tra s percepciones sen so riales y n u e stra s
cristo Dios y h o m b re , con su m ensaje d e salvación p a r a todos percepciones de n o so tro s m ism os, d e las q u e fo rm an p a r te
los h o m b res d e b u e n a voluntad. E ste m ensaje de salv ació n se n u e stra s reacciones a n te lo real, hay u n a in tera cció n y un
sig u e a n u n c ia n d o h a s ta el d ía de hoy y se hace re a lid a d p a ra paso fluido, de m o d o q u e no p erd em o s en ab so lu to el suelo
s ie m p r e a llí d o n d e los h o m b re s a c e p ta n , m e d ia n te la fe de la re alid ad . T a m b ié n podem os a d v e rtir lo q u e de a h í nos
c o m ú n y la e s p e ra n z a del reino, la d o n ació n g ra c io sa de Dios re su lta provechoso o p erju d icial. L a ca lid a d ética de n u e s tra
y la h acen p re s e n te m ed ian te su d o n ació n a m o ro s a a otros c o n d u c ta concreta co n stitu y e la base p a ra e la b o ra r u n a ética
h o m b re s (—* a n tro p o lo g ía y teología; cristianism o y religiones científicam ente fu n d a m e n ta d a . Pero tal é tic a n o p u ed e d e d u ­
d el m u n d o ; d e te rm in a c ió n y lib ertad ; experiencia d e la con­ cir n u e stra a c tu a c ió n co n c reta de unos c u a n to s p rin cip io s.
tin g e n c ia y p re g u n ta por el sentido; ideología y religión; so­ D ebe p ro c u ra r en s u s v alo racio n es h a c e r ju s tic ia a las s itu a ­
cie d a d y reino d e D ios; u to p ía y esp e ra n z a ). ciones personales e h istó ric a s y ten er en c u e n ta los d ato s a n ­
tropológicos im p lícito s en c a d a caso, así co m o sus re p e rc u ­
siones p lu rid im e n sio n a les.
3. L a insuperable am bigüedad de nuestras experiencias Es lo m ism o q u e o c u rre a c u a lq u ie r científico. T a m b ié n él
de la realidad y la reserva absoluta de la f e cristiana tiene q u e re c a p itu la r las conclusiones d e sus o b serv acio n es y
ex perim entos e in te n ta r u n a y o tra vez a rm o n iz a rla s con los
¿N o nos hallam os, tra s lo dicho, en peligro de que se nos hunda principios d e sus te o ría s científicas. L a h is to ria de las d is ­
el suelo debajo de los pies y caigam os en el escepticism o? Para tin ta s ciencias nos e n s e ñ a q u e el p ro g reso científico d e p e n d e
q ue nuestros conocim ientos progresen es ab so lu tam en te necesa­ en c o n ju n to de c o n ta c to s to talm e n te ca su ales d e d iv ersas ex­
rio arm o n izar n u estras incontables experiencias p rim arias con p erien cias, q u e en el m ejo r de los casos llev an a la co n v erg en ­
los resultados de la observación y experim entación científica y cia d e las teorías. N in g u n a ciencia p u ed e e n te n d e rse sin co n o ­
con los modelos m atem áticos de pensam iento. A h o ra bien, esa cer su historia, q u e p e rm ite ex p licar cóm o se llegó a rev isar
n e c e s id a d p r u e b a q u e , al m a rg e n d e la m u ltip lic id a d de d e te rm in a d a s teo ría s científicas. L a a s in c ro n ía del av a n ce d e
en sa y o s in te rp re ta tiv o s h istó ricam en te cam b ian tes, n o dispo­ las d istin ta s ciencias y, en relación con ta l av a n ce, el ca m b io
nem o s de un siste m a teórico claro q u e nos p e rm ita extraer de sus p la n te a m ie n to s tien en su raíz en la evolución h istó rica
con clu sio n es in co n testab les p a ra o rie n ta r n u e s tra v id a en este d e las experiencias h u m a n a s , evolución e n la q u e las e x p e­
m u n d o . Es cierto q u e , con ay u d a del p rincipio de id e n tid a d y rie n c ia s y las te o ría s se re ta n y e s tim u la n c o n s ta n te m e n te
d e c o n tra d icció n , po d em o s ase g u ra r la a n d a d u ra d e nuestro unas a o tras. Ni las ex p e rien cia s p u ed en re d u c irse a u n d e n o ­
co n o cer. Pero eso n o nos dice n a d a sobre la re a lid a d con­ m in a d o r com ún ni la s teorías a u n a fó rm u la u n iv ersal. U n a s
c re ta , con sus co m p lejas cadenas causales, q u e in ten tam o s y o tra s p artic ip a n d e n u e stra fra g m e n ta rie d a d h istó rica.
h a lla r lab o rio sa m e n te en el aco n tecer histórico. Si el co n o cim ien to h u m a n o d ep en d e, p u e s, h istó ricam en te

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R E A LID A D - E X P E R IE N C IA - L EN G U A JE T E N E R Y SER

d e la co n ju n ció n dialéctica d e la ex p erien cia y la razó n , no tare a q u e se nos confía s e g ú n n u e stra c a p a c id a d . Sólo q u e lo
está g a ra n tiz a d o q u e d iscu rra siem p re en u n sen tid o p ro g re ­ que se su stra e a n u e s tra ca p acid ad de d ec isió n p u ed e afro n ­
sivo y beneficioso p a ra el h o m b re. En todo caso, la h isto ria tarse m ás fácilm ente c o n la confianza q u e la fe nos o to rg a,
no ofrece n in g u n a g a ra n tía al respecto. Y no está en c o n tra ­ a u n q u e no siem pre se lib e re uno d e la c a rg a q u e es preciso
d icció n con la re se rv a escatológica de la fe ni con la concep­ s o p o r t a r (—* ciencia y eth o s; c ris tia n is m o y relig io n es d e l
ción cristian a el h echo de que la fe no p u e d a m enos d e e n c a r­ m un d o ; experiencia c o tid ia n a y e s p iritu a lid a d ; ex p erien cia y
n a rse , es d ecir, el hecho de q u e en el cu rso de la h isto ria se fe; h isto ria del m u n d o e h isto ria d e la salv ac ió n ; ideología y
p lasm e en a rtic u la c io n e s h u m a n a s sin id en tificarse con n in ­ re lig ió n ; perso n a e im a g e n d e Dios; trad ició n y progreso; tras­
g u n a de ellas. cendencia y Dios de la fe ) .
Pero el p e n sa m ie n to y el testim o n io d e los d o c u m e n to s re ­
ligiosos a p u n ta n h a c ia algo d istin to . A q u í se tr a ta de d escu ­
b rir las hu ellas d e la revelación d iv in a en la h isto ria h u m a n a , 4. Tener y ser
co sa q u e no es u n sim ple estu d io histórico de tales huellas.
D e sd e el p u n to d e v ista religioso, se d e b e ría h a b la r m ás bien L a in te n sid a d de las d iv e rs a s fuerzas d im en sio n ales, su co n s­
d e « ra strear» . P ero p a ra ello es p reciso q u e , lo q u e se tra n s ­ telación en cad a caso y las tensiones co rrelació n ales d im a ­
m ite com o testim o n io religioso histó rico , lo asim ilem os confia­ n an te s d e ellas d e te rm in a n la form ación d e las d istin tas es­
d a m e n te en b a se a su co m p ro b ad a validez y, así, volvam os a t r u c t u r a s c o n c r e ta s d e la s e x p e r ie n c ia s h u m a n a s d e la
d a r u n te s tim o n io p erso n al. E sto se e fe c tú a e n m e d io y a re a lid a d . T ale s e s tru c tu ra s se reflejan en to d a s las d im e n ­
tra v é s de n u e s tra s experiencias h istó ricas d e la re alid ad . El siones concretas, in c lu id o el lenguaje, cosa q u e ap arece con la
d a r testim o n io a p a re c e com o u n a c o n d u c ta de corte esp iritu al m áx im a clarid ad en los len g u ajes d e las d iferen tes ra zas, p u e ­
m a rc a d a por la confianza y el a m o r ag rad ecid o h a c ia la p re­ blos, e stra to s de p o b la c ió n y profesiones. P ero incluso la re la ­
se n c ia invisible, h a c ia la presencia d e Dios, q u e nos im p a c ta ción corpóreo-person al c o n otros, el p e n sa m ie n to im p reg n a d o
y nos in terp ela. G ra c ia s a tal p resen cia, n u e stra s experiencias de ex p erien cia y la lib e rta d h u m a n a están m a rc a d o s p o r las
y re p resen ta cio n es m u n d an as d e la realid ad , a u n q u e real y e s t r u c tu r a s c o n c re ta s . A e s te re s p e c to h a y q u e te n e r en
o b jetiv am en te sig u en siendo las m ism as, reciben u n a ilu m in a ­ cu e n ta q u e las e s tru c tu ra s se m anifiestan en la esfera del te ­
ción q u e les co n fiere un nuevo se n tid o su p ra m u n d a n o . Esto ner y del no tener. E so se refleja en la re sp e c tiv a ca p a c id a d
nos p erm ite c o m p o rta rn o s con lib e rta d fren te a la re alid ad de d is p o n e r o en sus lim itacio n es. Así p o d em o s o b serv arlo en
q u e se nos m a n ifie sta , es decir, a fro n ta r con d istan ciam ien to la h isto ria evolutiva d e la s sucesivas g en eracio n es y en la de
o, co m o d irían los m aestro s espirituales, con in d iferen cia todo ca d a p erso n a, en la p ro g re siv a d ism in u ció n d e la ca p a c id a d
lo q u e nos afecta. del h o m b re p a ra d is p o n e r de sí m ism o d u ra n te el proceso d e
Al m argen d e la experiencia religiosa, q u e se a lim e n ta de envejecim iento, cosa q u e afecta tam b ién a la ca p acid ad de
las trad icio n es h istó ric a s en que c a d a uno h a crecido, el hom ­ co nsum o, en el proceso d e acercam ien to h a c ia la m u erte, del
b re tien e la p o sib ilid a d de c o m p a ra r crític a m e n te las tra d i­ q u e n in g ú n hom bre p u e d e d isp o n er en el s e n tid o estricto del
ciones y ex p erien cias religiosas, p ero refiriéndolas u n a y o tra térm in o , p ero tam b ién e n el acu sad o a lig e ra m ie n to de la li­
vez a su p ro p ia ex periencia. b e rta d q u e se d a en la a u té n tic a seren id ad d e los san to s y los
A sí pues, la ex p e rien cia de la re alid ad q u e hacem os en m ísticos. Al p rescin d ir a s í de las c ria tu ra s , el h o m b re q u e ex­
este m u n d o n u e s tro no cam bia n e c e sa ria m e n te p o r n u estra p e rim e n ta ta l lib ertad d e ja a Dios ca d a vez m á s m arg en en
ex p e rien cia religiosa creyente. Lo q u e d en tro y fu era d e noso­ su co razó n . Esto c o n c u e rd a con lo q ue d icen m uchos d o c u ­
tro s es preciso c a m b ia r en esa re a lid a d q u e nos afecta es u n a m en to s religiosos c u a n d o h ab lan d e la e x p e rien cia de la n o ­

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R E A L ID A D - E X P E R IE N C IA - L E N G U A JE E T H O S D E L A S E X PE R IE N C IA S Y LIB E R T A D

che, del vacío o d e la nada. A esto re sp o n d e en la v id a n a tu ­ d e p e n d e n c ia m utua. T o d o s tienen q u e serv irse m u tu a m e n te ,


ra l del an cian o en c u a n to ac e rc a m ie n to h ac ia la m u e rte un pues los pobres n ec esitan el servicio de los ricos, pero ta m ­
len to d is ta n c ia m ie n to de todo lo q u e h ac ía a tra c tiv a la vida, bién los ricos tienen n e c e sid a d del servicio d e los p o bres con
ta l com o dice el A n tig u o T estam e n to : « Isa a c m u rió colm ado resp ecto al tener. El « te n e r como si no se tu v ie ra » re p re se n ta
d e añ o s y h arto d e la vida» (G n 35,29). así el correlato de la ex isten c ia h u m a n a en c u a n to ser-con
E l te n e r e n g e n d ra poder, p o r lo q u e resp ecta a la situ a­ m ed ian te la solicitud m u tu a , en la m ed id a en q u e lo p e rm ite
ción in tram u ndana del hombre. Es conocido el papel dom inan­ n u e s tra lim ita d a c a p a c id a d de servicio. Al m ism o tiem p o , y
te q u e d e s e m p e ñ a n e n las re la c io n e s e n tre los h o m b re s la en u n p lan o aún m ás p ro fu n d o , es la ex p resió n h u m a n a q u e
su p e rio rid a d y la d e s tre z a físicas, la g ra c ia y el e n c a n to , a u n ­ se e x p e rim e n ta com o p a rtic ip a c ió n d iv in a en la h isto ria del
q u e no debem os o lv id a r que el éxito d ep e n d e de c irc u n s ta n ­ h o m b re y d e la h u m a n id a d . E n la a b u n d a n c ia del te n e r se
cias m u y d is tin ta s seg ú n se tra te d e h o m b res o m u jere s, de m anifiesta, a fin de c u e n ta s , la p o b reza del se r en m edio del
jó v e n e s o viejos. D e hecho, el te n e r n o sólo es d iferen te consi­ oropel y d e las ilusiones (—* desarro llo y m ad u ra c ió n ; p o ­
d e ra d o in d iv id u a lm e n te , sino q u e siem p re es ta m b ié n un te­ breza y riqueza).
n e r con otros, co sa q u e no sólo m u ltip lic a el p o d er y el éxito,
sin o q u e ta m b ié n p ro v o c a envidia, su scita la c o m p ete n cia y
d e se n c a d e n a conflictos.
E ste aspecto h istó rico -c u ltu ra l del tener, q u e ta m b ié n se 5. E thos de las experiencias de la realidad y libertad
tra d u c e en el p la n o d e la civilización d esd e q u e la técn ic a ha
h ech o progresos in so sp ech ab les g ra c ia s a las cien cias n a tu ­ E n tre las experiencias in m e d ia ta s d e la re a lid a d y las a firm a ­
rales, se m an ifiesta co m o una lu ch a e n tre d e te rm in a d a s tra d i­ ciones elab o rad as p o r la cien cia a p a rtir d e ellas h ay, com o
ciones h u m a n a s y u n a am b iv alen te fe en el progreso. E n el hem os dicho, u n a re lació n fu n d a m e n tal q u e se ex p resa en la
caso de la ú ltim a, el éxito re p resen ta u n papel decisivo y a c a ­ c a lid a d ética de tales afirm acio n es.
p a r a to d a la a te n c ió n del hom bre, d e su erte q u e fácilm ente P o r sus consecuencias in te g ra d o ra s o d e sin te g ra d o ra s p a r a
s u rg e d e ah í u n a cre c ie n te ceguera p a r a lo h u m an o . C u a n d o los h o m b re s , el sa b e r n u n c a es a x io ló g ic a m e n te a s é p tic o ,
se b u s c a e x c lu s iv a m e n te el éx ito en la esfera d e l te n e r si­ ta n to si e s tá al serv icio d e u n a m a y o r p e rfe c c ió n co m o si
g u ien d o u n a te n d e n c ia actual q u e n iv ela y sim plifica todos busca un progreso m a te ria l concebido en a b s tra c to . L a h isto ­
los fenóm enos d el m u n d o y del h o m b re , no se q u ie re a d m itir ria d e l progreso y el re tro c e so h u m an o se h a lla co n d icio n a d a
q u e to d o s los afan es y conocim ientos h u m a n o s son lim itad o s. por in n u m e ra b le s factores q u e raras veces e s tá n en m anos del
D e a h í q u e, fren te al p o d er del ten er, sea n ec esaria u n a im ­ h o m b re: la situación g eo g ráfica y el clim a, la posesión d e ri­
p la c a b le a u to c rític a . Q u ie n es in c a p a z de reconocer su s p ro ­ q u eza y p o d er, la in d e p e n d e n c ia o d e p e n d e n c ia , la salu d o la
pios prejuicios, p ie rd e h u m an id ad . en ferm ed ad , la c u ltu ra y la civilización y m u ch o s otros. Si el
A sí, e n tre el te n e r y el se r h ay u n a s o rp re n d e n te p ro ­ pro g reso h a de ser h u m a n o , debe te n e r en c u e n ta la in fin ita
p o rc ió n inversa, n o sólo desde el p u n to de vista h u m a n o en m u ltip licid ad y d isp a rid a d d e las situ acio n es c o n c retas, es d e ­
g e n e ra l, sino ta m b ié n desde u n a p e rs p e c tiv a c r is tia n a . D e cir, d e b e e sta r p rim a ria m e n te al servicio d e las c a ren c ia s y
h e c h o , e s t á c o m p r o b a d o q u e só lo m e d i a n t e la p o s e s ió n n ecesid ad es básicas del h o m b re , tan d istin ta s u n a s de o tra s ,
d e sin te re sa d a es p o sib le su p erar la m e ra p re p o te n cia y el sim ­ tal com o se d an en el h e tero g én eo m u n d o a c tu a l.
ple d o m in io . E n este contexto hay q u e v er ta n to la a c titu d L o q u e nos d a fu erza p a r a hacer q ue la re a lid a d se m am -
c o n s u m is ta e x is te n te en los p u e b lo s rico s com o la s p riv a ­ leste en su núcleo m ás p ro p io es el m arg en d e lib e rta d in te-
ciones d e los p u eb lo s pobres. Los dos fenóm enos in d ic a n u n a ior y e x te rn a , con el q u e a fin de cu e n ta s e s tá re la c io n a d a la

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R E A L ID A D - EX PE R IE N C IA - L E N G U A JE

re sp u esta a la p re g u n ta por el sentido d e la h isto ria d e nues­ 5 Interdependecia entre la experiencia profana y la religiosa
tra v id a en este m u n d o .
P o r lib e rta d en ten d em o s a q u í el m arg e n de m ovim iento La ex p erien cia religiosa es u n co n stitu tiv o esencial de la h is­
d e n u e s tra v id a h is tó ric a y so c ia lm e n te p e rm itid o , q u e en toria d e la h u m a n id a d ; p ese a ello, no la hem os estu d iad o d e ­
caso n eg ativo p u e d e em p o b recer su m a m e n te n u e s tra existen­ ten id am en te al tra ta r d e la s vías p or las q u e e x p e rim en tam o s
cia. D esde este p u n to d e vista, es d is tin to el m arg en d e auto­ la re alid ad , nos en señ o ream o s de ella teó rica y p rá c tic a m e n te
d eterm in a ció n o to rg a d o a cad a h o m b re. Lo m ism o h ay que y la re p resen tam o s. T a l o m isió n obedece a v arias razones. Es
d ec ir d e los d iferen tes grupos h u m an o s. A h í reside ta m b ié n la cierto q u e tam b ién en n u e s tra s experiencias co tid ian as a p a re ­
c a u sa de m uchos conflictos. T odos los m ovim ientos d e lib era­ cen los lím ites de n u e s tra ca p acid ad d e decisión frente a lo
ción y d e em an c ip ació n tienen com o m otivo la lim ita c ió n h u ­ otro y los o tro s y, en p a rtic u la r, fren te al ac o n te cim ie n to de
m a n a de n u estro m a rg e n de lib ertad . n u estra p ro p ia vida. S in em b arg o , la ex p erien cia religiosa,
Pero a este re sp e c to hay q u e p re c isa r siem pre si es im pu­ por co m p leja que p u e d a s e r su e stru c tu ra , se m an ifiesta en
ta b le a los hom bres la lim itación del m arg e n de m ovim iento que el h o m b re asu m e la im p o te n cia d e su c a p a c id a d d e d e c i­
y está ju stific a d a la liberación a n h e la d a o, por el c o n tra rio , dir p o r lo q u e resp ecta al com ienzo y al fin d e su vida. A ello
los lím ites de n u e s tra a u to d e te rm in a c ió n radican en la esen­ se a ñ a d e q u e, en n u e stra s exp erien cias co tid ian as, la re a lid a d
cia de n u e s tra n a tu ra le z a h u m an a. El h echo de q u e los hom ­ nos sale al en cu en tro y n o s im p acta d e u n a m a n e ra in m e ­
b res sólo gocem os d e u n a lib ertad lim ita d a frente a los otros, diata. E n la experiencia religiosa no se d a esa p resen cia in ­
p o r en c o n trarn o s en u n m undo en el q u e lo otro y los otros m e d iata de lo e x p e rim en tad o . De la ce rca n ía de Dios no p o ­
n o s in flu y e n y r e ta n c o n su f r a g m e n ta r ie d a d in te r d e p e n - dem os h a b la r com o d e u n a experiencia d e la re alid ad en la
dien te, p o n e de m an ifiesto la rad ical lim itació n h u m a n a . form a en q u e solem os h a b la r de otras exp erien cias de la re a li­
Si se a d u c e fre n te a esto la lib e rta d d e a u to d ete rm in a ció n dad q u e podem os re p re se n ta rn o s. In d u d a b le m e n te , ta m b ié n
h u m a n a , cab e re s p o n d e r que tal lib e rta d no puede significar la re a lid a d d e n u estro m u n d o co tid ian o es algo d ad o d e a n te ­
sino q u e en m anos d e cada h o m b re e s tá acep tar o re ch az ar m ano q u e nos trascien d e en cu an to o ferta. P ero re sp o n d e en
su lim itació n en su situ ació n . E sto no excluye que, a la vista sus d im en sio n es a las d im en sio n es h u m a n a s , está a n u e s tra
d e esta in d ig en cia q u e nos afecta a todos, los h o m b re s de­ disposición, se deja m e d ir y co n tro lar, cosa q u e no p o d em o s
bam o s h a c e r todo lo posible p a ra q u e a u m en te en co njunto afirm a r en los m ism os té rm in o s del o b jeto d e la ex p erien cia
n u estro m argen d e lib e rta d . Lo in accesib le y an g u stio so que religiosa.
ale te a en n u e stra v id a tra s todos los a v a ta re s que n o s d eter­ N o o b s ta n te , se p la n te a in e v ita b le m e n te u n a p re g u n ta :
m in a n d a paso, p o r d ec id id a q u e sea n u e stra reso lu ció n de ¿cóm o es p o sib le e x p e rim e n ta r lo re lig io so si no se re v e la
to m a r n u e stro d estin o en nu estras m a n o s, a la d esesp eració n antes a los hom bres, si ese aco n tecim ien to d e la revelación de
im p o te n te o a u n a se re n id a d m ás elev a d a, pese a q u e nuestro un p o d e r su p ra m u n d a n o y so b re h u m a n o no se hace d e alg ú n
m arg en d e m o v im ien to es m uy estrech o . R econociendo esto m odo v e rd a d e ra exp erien cia?
últim o , sería posible re a liz a r el sen tid o d e n u estra v id a com o Si analizam os la h isto ria de las religiones concebidas no co­
u n espacio vital o to rg a d o h istó ricam en te y acep tad o co n g ra­ mo co n cep tu alizacio n es d e u n a fe, sin o com o trad ic io n e s de
titu d , con sus h o ras b u e n a s y m alas (—» an g u stia y confianza un a c o n d u c ta y u n a v id a h u m a n a religiosa, ad v e rtim o s q u e
cristian a ; d e te rm in a c ió n y libertad; em an cip ació n y lib ertad es preciso co n sid erarlas m ás com o testim o n io s de culto tr a n s ­
cristian a ; o rd e n p o lítico y lib ertad ). m itidos q u e com o sistem as d e ideas. L a m ay o ría d e las veces,
las convicciones no c o n stitu y e n certezas de tip o científico, q u e
en el fondo son m uy lim ita d a s. De o rd in a rio se b asa n en ex­
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R E A LID A D - E X P E R IE N C IA - L E N G U A JE EL LEN G U A JE Y N U E ST R A S E X PE R IE N C IA S

perien cias d e e s ta r en sintonía. T a le s sentim ientos son d e ca­ y la r e a l i d a d y sin el cu al se ría im posible el lenguaje. E n m u ­
rá c te r esp iritu a l, p ero m uy d iferentes de la certeza so b re la chas len g u as y dialectos in d o g erm án ico s, la p a la b ra «h acer»
v e rd a d de u n a proposición. E sa con fian za se apoya e n una (tun) refleja el c a rá c te r d e a c tiv id a d del lenguaje.
re a lid a d re lig io sa q u e, en c u a n to ex p e rim en tad a, tie n e una El c o n sta n te au to e x p re sa rse y co m u n icar, bien silenciosa-
h isto ria y, en cuanto testim onio, u n a tradición que, com o tal, m iente o bien de form a a u d ib le , que es el h a b la r co n stitu y e
p u e d e d a r u n sen tid o frente a la a n g u stia y la im p o ten cia u n a d im e n sió n fu n d a m e n ta l de la e x is te n c ia h u m a n a q u e ,
a n te la vida. P ero esta clase d e atestiguaciones de un sen tid o c o m o tal, sólo p u ed e e n ten d e rse co rrec ta m e n te en c u a n to fe­
m e d ia n te d e te rm in a d a s tradiciones religiosas y sus c o rre sp o n ­ nóm eno p e c u lia r c o n te m p lá n d o la no a isla d a m e n te co m o u n
d ie n te s testim o n io s d e fe difiere d e n u e stra s experiencias con objeto, sin o en su u n ió n in d iso lu b le con las re sta n te s d im e n ­
las trad icio n es h istó ricas que el h is to ria d o r reúne tra b a jo sa ­ siones fu n d a m e n tales del h o m b re . El in te n to d e a n a liz a r el
m en te. D ad o el lim itad o h o rizonte te m p o ra l de que los h o m ­ lenguaje com o un o bjeto a n te s d e e x a m in a r la co n v ersació n
b re s d isp o n em o s en c a d a caso, nos re su lta im posible en c o n ­ h u m an a com o un ac o n tecim ien to de n a tu ra le z a p e c u lia r d e s­
t r a r un sen tid o tras el d esc o n certa n te cu rso de la h isto ria de vía d e la esen cia del len g u aje. El hecho d e q u e el len g u aje sea
la h u m a n id a d p a rtie n d o del h o rizo n te de la historia u n iv e r­ un fenóm eno com ú n a to d a la h u m a n id a d y la c irc u n sta n c ia
sal. ¿Cóm o p u e d e , p u es, p re te n d e r u n h o m b re a b a rc a r el h o ­ de que h a y a in co n tab les le n g u a s y de q u e los h o m b res q u e
riz o n te d iv in o q u e m u ev e la h isto ria d e la h u m a n id a d y la hab lan idiom as tan d iferen tes p u ed an c o m p re n d erse in d ican
trascien d e, p a rtic u la rm e n te cu an d o se nos oculta todo tra s el que la p o sib ilid ad d e e n te n d e r lenguas ex tra n je ra s se d e b e a
o scu ro velo d e la m u erte? (—* ex p erien cia cotidiana y e sp iri­ u n a ra zó n m ás p ro fu n d a q u e el pro p io h a b la r, a u n a ra zó n
tu a l; ex p erien cia de la co n tin g en cia y p re g u n ta p o r el sen tid o ; que se o c u lta tra s la p lu rid im e n sio n a lid a d de las ex p erien cias
ex p erien cia y fe). h u m an as d e la re alid ad .
El m o d o m ás n a tu ra l d e ra s tre a r estas conexiones in te rn a s
es e sc u c h a r el h a b la r d e los h o m b res, p a r a a p ro x im a rn o s así
a la e s tru c tu ra del len g u aje com o d im en sió n existencial b á ­
7. E l lenguaje tras las huellas de nuestras experiencias
sica. L la m a r, m o stra r y n o m b ra r, in te rp e la r, p re s e n ta r, co­
pluridimensionales
m en tar, p re g u n ta r, m a n ife sta r y todos los ju eg o s lin g ü ístico s,
c u a lq u ie ra q u e sea su n o m b re , son au to testim o n io s y form as
a) El lenguaje como reflejo de las experiencias
de co m u n icació n del h o m b re . El cam p o sem án tico lo fo rm an
del mundo y de la vida
n u estras experiencias co rrelació n ales d e la re alid ad , tal com o
E n el fondo, n u e s tra exposición de las experiencias de la re a ­ las hem os expuesto, cuyas h u ellas sigue n u e s tra h ab la.
lid a d no h a sid o o tra cosa que u n a sucesión de actos d e h a ­ L a p e rso n a h a b la n te es siem p re el h o m b re con su especial
b la , de pro p o siciones, a u n q u e en form a escrita. E ste proceso m an era d e co m p o rtarse, se n tir, e x p e rim e n ta r, p e n sa r y q u e ­
lingüístico se h a d esarro llad o , p a rte en pasos descrip tiv o s, rer, tal com o se rela cio n a co n la n a tu ra le z a , con su s sem e­
p a r te en p asos d ialéc tica m en te an alítico s y sintéticos. D e n tro ja n te s y consigo m ism o, tal com o se p ercib e al re c o rd a r su
d e la p lu rid im e n sio n a lid a d de n u e stra s experiencias y re p re ­ historia, ta l com o tra ta a la n a tu ra le z a y se tra ta él m ism o,
sen tacio n es d e la re a lid a d , el len g u aje es necesario p a r a co­ tal com o c e n tra en d e te rm in a d a s activ id ad es su especial a te n ­
m u n ic a r co n ten id o s a los dem ás. R ecoge n u estras e x p e rie n ­ ción y dedicación.
cias y n u estro s a b e r y los tra n sm ite en la conversación. T r a s El h ec h o d e q u e ca d a u n o p u ed a h a b la r u n len g u aje d is­
lo q u e parece sim p le designación de p la n ta s, anim ales y h o m ­ tinto u tiliz a n d o las m ism as p a la b ra s es u n a p ru e b a d e q u e el
b re s, se o cu lta u n vín cu lo secreto q u e une entre sí la p a la b ra le n g u a je n o s ie m p re m a n if ie s ta sólo lo q u e r e a lm e n te se

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RE A LID A D - E X P E R IE N C IA - L E N G U A JE EL L E N G U A JE Y N U E ST R A S E X P E R IE N C IA S

p ie n s a , sino q u e ta m b ié n p u e d e v e la r y o c u lta r el p e n s a ­ en su s esc rito s la v id a , p asió n y m u e rte d e J e s u c ris to , así


m ien to . Lo cu al p u ed e afirm arse no sólo del len g u aje colo­ c o m o su re s u rre c c ió n , y las s e lla ro n con su p ro p ia v id a y
q u ia l en tre dos h o m b re s, sino, a n te todo, del discurso a n te la m u e r te . «L os ap ó sto les d ab an testim o n io d e la resu rrecció n
o p in ió n p ú b lica (—* diálogo). del S e ñ o r Je s ú s » (H c h 4,33). P ab lo a testig u a en su c a rta a los
ro m a n o s q u e «el E sp íritu de D ios a se g u ra a n u estro esp íritu
b) Hablar y callar que som os hijos de Dios» (R o m 8,16), reco rd á n d o n o s q u e
h e m o s sido hechos p artícip es del d estin o d e Je su c risto (—» ex­
L a p o sib ilid a d d e q u e al h a b la r y c o m u n ic a r se silen cien
p a rte s de un c o n te n id o figura n o sólo e n tre los d eb eres d e la periencia y fe).
d iscreció n , sino ta m b ié n entre las posib ilid ad es de a b u s a r del
le n g u a je . Lo q u e d ifícilm en te se lo g ra con el le n g u a je del d) Historicidad del lenguaje
c u e rp o , que no p u e d e d isim u la r con ta n ta facilidad, parece
c o n se g u irse m e jo r con a b u n d a n c ia d e p a la b ra s . P ero h ay El in tercam b io co m u n icativ o se d a , sobre todo, d e n tro d e la
ta m b ié n un silen cio sap ien te a n te lo im p o n en te d e u n a reali­ historia de los p u eb lo s, en la q u e la vida del lenguaje está en
d a d q u e apen as p u e d e exp resarse ya en p alab ras. T a l es el relación con lo q u e éste dice o q u iso d ecir en u n a época d e ­
caso d e m uchos fenóm enos del a rte y, sobre todo, de lo sa ­ term in ad a. C u a n d o se tra ta d e c o m p re n d e r m ás ta rd e este
g ra d o en sen tido religioso. A quí « h a b la n » los m itos y los sím ­ lenguaje co n d icio n a d o h istó ricam en te, surge la d ificu ltad de
bolos con su fu e rz a expresiva, q u e in te rp re ta la re alid ad ve­ que las gen eracio n es p o steriores e x p e rim e n ta n de o tra m a ­
lá n d o la a la vez q u e desvelándola. nera la re alid ad e x p e rim en tad a y p la s m a d a en el len g u aje en
Si el lenguaje coloquial ex p resa los sentim ientos y las ex­ o tra época y, p o r ta n to , les re s u lta difícil e n ten d e rla o no la
p erie n cias del t r a t o cotidiano con las cosas y con los h o m ­ entienden en ab so lu to . Lo m ism o p u ed e afirm arse de las d ife­
b res, el lenguaje d e la creación lite ra ria ex tra e del núcleo del rentes regiones en q u e los p u eb lo s d e la m ism a época h ac en
se n tim ie n to h u m a n o la vivencia y la ex p erien cia d e la a u té n ­ sus experiencias y las p lasm an en el lenguaje, de su erte q u e
tica re alid ad (—* a r te y religión; len g u aje literario y lenguaje es preciso h a b la r d e u n a p lu ra lid a d d e experiencias de la r e a ­
religioso; m ito y cien cia; sím bolo y sac ram en to ). lidad (—> p lu ra lism o y v erd ad ).

c) El lenguaje como testimonio e) Los lenguajes de las ciencias


U n a fo rm a esp ecialm en te significativa y solem ne d e la ex p re­ Las ciencias h an c read o sus p ro p io s len g u ajes esp ecializad o s,
sió n h a b la d a es el testimonio. El testim o n io re p resen ta la decla­ que ex p resan u n a re a lid a d in te rp re ta d a en lu g ar de la re a li­
ra c ió n re s p o n sa b le d e u n h o m b re a n te un terc ero y tien e d ad e x p e rim e n ta d a in m e d ia ta m e n te . L a ló g ica in te r n a d e
com o p o stu lad o la v eracid ad . tales in terp re tacio n es p u ed e in d u c ir fácilm en te a co n fu n d ir la
E l acto de d a r testim o n io d ese m p e ñ a u n papel decisivo en realid ad ce rc e n a d a p o r las ciencias con la v e rd a d e ra re a lid a d .
el c a m p o del d erech o . Es el p re su p u esto d e todo proceso j u d i­ Esto lleva a u n a ideología c e n tra d a en el p rogreso, según la
cial. P a ra reforzar la veracid ad d e la d ec laració n testifical se cual todo lo real p u ed e pred ecirse m a te m á tic a m e n te , y to d o
su ele exigir del testig o q u e preste ju ra m e n to , es decir, q u e in ­ lo factible p a r a el h o m b re d eb e se r realizad o . Sobre la b ase
v o q u e a Dios com o g a ra n te de su d ec laració n . de tales sistem as y concepciones u n id im en sio n ales del m u n d o
E n el ám b ito religioso, el testim o n io tiene u n a im p o rta n ­ es posible d ifu n d ir, p a rtic u la rm e n te a trav és de los m edios d e
cia c a p ita l. En el cristian ism o , la au to co m u n icació n de Dios com unicación, co n sig n as rev o lu cio n arias q u e , en ocasiones,
p o r J e s u c ris to es tra n s m itid a p o r h o m b res que atestig u aro n pueden c a m b ia r las relaciones d e p o d er, p ero no tra n s fo rm a r
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R E A L ID A D -E X P E R IE N C IA -L E N G U A JE E L L E N G U A JE Y N U ESTR A S E X P E R IE N C IA S

los in d iv id u o s ni su s relaciones m u tu a s (—* espíritu y E sp íritu reform anda», si bien conviene te n e r en c u e n ta q ue las fo rm as
S an to ; so b eran ía-p o d e r-v io len cia). h istó ricam en te c a m b ia n te s de la g ra n in stitu ció n q u e es la
Iglesia d eben a rm o n iz a rse con la p ro m esa de C risto d e que
su E sp íritu la a sistirá p e rm a n e n te m e n te (—* Iglesia; o rd e n
f) Instituciones y lenguaje
político y lib e rta d ; planificación, a d m in istra c ió n y a u to d e te r­
L as instituciones s o n a b so lu ta m e n te n ecesarias p ara la vida m inación en la Ig lesia).
h u m a n a . P o r eso se h a hecho d e ellas u n a m agnitud a b so lu ta ,
a u n q u e la h isto ria e n se ñ a su ficien tem en te que pueden ejercer
g) El lenguaje de la indigencia humana
u n influjo d e s tru c to r en el c a m p o d e la política. C o m o los
h o m b res e stán de p o r sí poco in clin ad o s a u sar re c ta m e n te su Lo q u e m ás llam a hoy la aten ció n a la v ista de estos len ­
lib e rta d , los re p re se n ta n te s de las in stitu cio n e s se h a lla n ex­ guajes alejados de la v erd ad era re a lid a d es el fenóm eno d e re ­
p u esto s a la te n ta c ió n de o b lig ar e in clu so coaccionar a sus presión q u e se d a allí d o n d e se d e b e ría h a b la r del su frim ien to
sú b d ito s a h acer « b u e n uso» d e su lib e rta d , ap elan d o al o r­ y la culpa, del m al y la m uerte. P ensem os en la cuestión, hoy
d e n con las m ás d iv e rsa s m otivaciones. N o se c o n te n ta n con tan d iscu tid a, d e los derechos h u m a n o s, p isoteados en in c o n ­
p ro te g e r a la so cied a d co n tra a ta q u e s destructivos m e d ia n te tables países en u n a m ed id a casi in co n ceb ib le. F ren te a ellos
el recu rso d e la fu e rz a . P ro cu ran a n te to d o influir en lo s ciu­ se hacen valer los llam ad o s d erech o s d e so b eran ía, los cu ales
d a d a n o s con el fin d e que sigan la o rien ta ció n d ese ad a, y lo term in an p o r sig n ificar que es ju s to lo q u e d e te rm in a n los
h a c e n sirviéndose d e prescripciones y d e la p ro p a g a n d a , p ara respectivos d o m in a d o re s de un p u eb lo , de m odo que se re c o ­
lo cu al en c u e n tra n e n los m edios de com unicación u n a a y u d a noce a sus g o b iern o s el derecho a c a s tig a r a los d isid en tes, a
q u e , d a d a la p o b re z a del lenguaje y la ideologización d e los excluirlos d e la co m u n id a d o in clu so a an iq u ilarlo s. T o d a v ía
h o m b res, resu lta fácil y es a c e p ta d a con com placencia. N i si­ no hem os o lv id ad o la perversión del len g u aje q ue se p ro d u jo
q u ie ra los gru p os y p a rtid o s de los siste m as d em o crático s es­ en el nacio n also cialism o , y algo p a re c id o p u ed e o b serv arse
tá n in m u n izad o s c o n tra tales te n ta c io n e s, si bien las d ic ta ­ hoy en otros países con regím enes to ta lita rio s. Esto im p lica
d u ra s de d erech as y d e izq u ierd as caen m ás fácilm en te en u n a ten d en c ia a la confusión de len g u as q u e am en a za con lle­
sem eja n te ab u so in stitu cio n a l. v ar a la in to le ra n c ia y a la an iq u ilació n m u tu a.
E n cu a lq u ie r c a so , la historia de las instituciones p o líticas A ello se a ñ a d e el hecho de q u e u n a conciencia m a rc a d a
en se ñ a q u e su le n g u aje entre g ru p o s y p a rtid o s, sobre to d o en por el afán d e re n d im ie n to y o rie n ta d a h acia el progreso d e la
tiem p o s d e lu cha y d e elecciones, no su ele c a rac te rizarse por ciencia, la técn ic a y la econom ía exige ta n ta aten ció n q u e
la o b jetiv id ad y la tolerancia. El le n g u aje político es en el p a sa a se g u n d o p la n o todo lo h u m a n o no ac o rd e co n tal
fondo un lenguaje d e p o d er que, en la m e d id a en q u e lo a d ­ n o rm a. Así o c u rre con el fracaso, el p aro , la in c a p a c id a d , la
m in istra n los h o m b res, p artic ip a d e las insuficiencias d e las p o b re z a y el h a m b re , la m iseria d e los ex iliad o s y p e r s e ­
in stitu cio n es h u m a n a s . guidos, el en v ejecim ien to , las en ferm ed a d es y la m u erte, sin
E sto p u ed e c o n sta ta rs e ta m b ién en las instituciones ecle- o lvidar tam p o co el fenóm eno so cialm en te poco llam ativ o de
siales, en la m ed id a en que alg u n as d e su s formas c o n c r e t a s la culpa. Si estas existen cias d eficien tes no tienen com o v a le ­
h a n sido m o d ificad as por los h o m b re s u n a y otra vez a lo dores grupos p o d ero so s de intereses, existe el peligro de q u e
larg o de la h istoria. E n este aspecto h u m a n o de la in s t i t u c i ó n , sus in q u ietu d es y n ecesidades sea n ig n o ra d a s p o r co m p leto .
n o h a b ría sido p reciso que J e s u c risto fu n d a ra la Iglesia, pues A u n q u e d e fo rm a s o c ia lm e n te m a r g in a l, q u ie n m e jo r las
la v id a h u m a n a n o p u e d e d e s a rro lla rs e sino i n s t i t u c i o n a l ­ cap ta, incluso en las co m u n id ad es religiosas, es la sen sib ili­
m en te. E n este se n tid o es válida la fó rm u la «Ecclesia s e m p e r d ad de los a rtista s. P ero si en las fo rm as societarias d e o tra s

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R E A L ID A D - E X PE R IE N C IA - L E N G U A JE

ép o c as, d o n d e eran m á s fuertes los lazos e n tre los h o m b res III. Interdependencia y armonización personal
se te n ía u n a vivencia d ire c ta de esos m ales h um anos, hoy h a y de las distintas dimensiones de la realidad
in co n tab les cen tros so cialm en te « ex tra te rrito ria le s» en los q u e
se a c o s tu m b ra a co n fin a r la m iseria y la indigencia h u m a n a
p a r a que no h iera n la v is ta de las p e rso n a s capaces de p ro d u ­
cir. Se en c u e n tra n en lu g ares a p a rta d o s, d el m ism o modo q u e
e s tá n lejos d e nosotros los hom bres del T e rc e r M undo con Las explicaciones p re ced e n te s sobre la re alid ad , la ex p e rien ­
su s p ro b lem as y necesidades. cia y el lenguaje no d eb e n co n sid erarse com o un in ten to de
P ero no se tr a ta só lo de to m a r c o n c ie n c ia de esas m i­ sistem atización. Su in ten ció n era, p o r el co n trario , m o s tra r
seria s. Es m ás u rg en te aliviarlas, c u a n d o resulte im posible q ue la re alid ad , ta l com o la ex p erim en tam o s y la p lasm am o s
e rra d ic a rla s p o r com pleto. No en van o , el a m o r cristiano al en el lenguaje, es in so n d a b le en su significación p a ra el h o m ­
p r ó j i m o , s e g ú n las e n s e ñ a n z a s d e J e s ú s , d e b e d i r i g i r s e bre, por im p o rta n te s q u e sean los p ro g reso s científicos en lo
p re fe re n te m e n te a los m enos favorecidos p o r el destino, co sa tocante al co n o cim ien to del m u n d o en su conjunto. Por eso
q u e , de a c u e rd o con la re a lid a d d e la e u c a ristía , d e b e ría tenem os q u e p re s ta r aten ció n a la in te rd e p e n d e n c ia de los
c o n s titu ir u n a d e las p rin cip ales p re o cu p ac io n e s de las c o m u ­ pasos y c a m in o s d e n u e s tra v id a en su s m ú ltip le s d im e n ­
n id ad es. siones. E n lu g a r d e so m etern o s a d ire c tric e s u n id im e n s io ­
Si los h o m b res tien en q u e convivir con sus experiencias li­ n ales, d eb e m o s c e n tr a r la aten c ió n en la d ia lé c tic a de las
m ita d a s y su sa b e r sie m p re p ro b lem ático , pese a que en este m ú ltip les im p lic a c io n e s p a rtic u la re s d e n u e s tra s e x p e rie n ­
m u n d o real h ay y h a b r á siem pre u n a ten sió n entre los q u e cias. Así, en d iálo g o con nuestros co n tem p o rán eo s y con sus
tie n e n y los q u e no tie n e n , es im p rescin d ib le escucharse m u ­ d is tin ta s e x p e rie n c ia s , p o d rem o s a c e rc a rn o s m ás a lo q u e
tu a m e n te , so p e n a d e q u e el diálogo caig a víctim a de la m u ­ constituye el m o to r d e la e n m a ra ñ a d a re alid ad y, si sab em o s
tu a an iq u ilació n de los individuos y los pu eb lo s. Estos p re s u ­ escuchar, nos m a n tie n e a nosotros m ism o s en p e rm a n e n te in ­
p u e sto s p a ra q u e el d iálo g o llegue a b u en térm in o coinciden q u ietu d .
con el esp íritu del cristian ism o , c u y a ley s u p re m a es el a m o r En este sen tid o , y no com o in ten to de sistem atizació n , d e ­
al p ró jim o y al enem igo, que eq u iv ale al a m o r a Dios. E ste ben en ten d erse ta m b ié n los párrafos sig u ien tes sobre la c o n ­
m a n d a m ie n to , en c u a n to que significa v iv ir y hacer la v e r ­ ju n ció n in te rd e p e n d ie n te de n u estras ex p erien cias p lu rid im e n -
d a d , tiene en la vida p re se n te u n a p rim a c ía ab so lu ta frente al sionales d e la r e a lid a d . Del m ism o m o d o q u e el len g u a je
s im p le conocim iento d e la verdad. T a l id ea coincide con la n arrativ o sigue las h u ellas de n u estras ex p eriencias de la re a ­
p ra x is de la fe, que no es sino el re co n o cim ien to ag rad ecid o lid a d , a s í ta m b ié n las p re s e n te s e x p lic a c io n e s p r e te n d e n
d el a m o r de D ios, que se nos en treg a en la fig u ra del H ijo d e l ac o m p a ñ arn o s e n el ca m in o hacia la v e rd a d .
h o m b re e H ijo d e Dios, el cual d a su v id a p o r nosotros p a r a
llev arn o s de n u evo al P ad re . E sta co m p re n sió n divina p a r a a) U n a b ase d e n u e stra s exp erien cias de la re alid ad está
c o n los h o m b re s, q u e se m a n ifie sta en la m iserico rd ia d e co n stitu id a por la dimensión connatural d e n u e s tra existencia o r­
D io s, se refleja allí d o n d e el hom bre c o m p re n d e y afronta los d en a d a a la tra sc e n d e n c ia . En ella e x p e rim en tam o s co rp o ral,
p ro b le m a s de los otros, p a rtic u la rm e n te sus sufrim ientos y su an ím ica y e s p iritu a lm e n te la v in cu lació n d e n u e stra ex isten cia
d e s a m p a ro a n te la m u e rte , allí d o n d e se c o m p a rte el s o m b r ío a la n a tu ra le z a , so b re todo en n u e s tra relación y lu ch a con
y te rre n o ca lv ario h u m a n o , cuyo peso p a re c e m uchas veces ella. D ependem os p o r com pleto de la n a tu ra le z a . Sin el en rai-
in so p o rta b le (—* so lid a rid a d y am or; su frim ien to ). zam iento de n u e s tra existencia en la n a tu ra le z a sería im p o si­
ble p ercib irla com o n u e s tro m undo, h a c e rla útil p a ra no so tro s

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R EA LID A D • E X P E R IE N C IA - L E N G U A JE LA S D IM E N S IO N E S I)E LA R E A L ID A D

y d escu b ir n u e s tra co rp o ralid ad y d e sc u b rirn o s a nosotros esbozada en clave d e prospectiva. E n c a m b io , el fu tu ro q u e


m ism o s en la ex p erien cia co n n a tu ra l. P a ra p o d e r vivir necesi­ se va h aciendo p re s e n te suele d e fra u d a r n u e stra s ex p ectativ as
ta m o s de los d o n e s y las fuerzas d e la n a tu ra le z a en la in ­ m ás a m en u d o q u e co lm arlas, p or c o n s titu ir el reverso a p a ­
m e n sa v aried ad y riqueza d e sus tesoros. D e ello depende n o r e n te m e n t e ex tra ñ o d el tiem po que se nos escapa. C o n te m ­
sólo n u estra s a lu d , sino tam b ién n u e s tra c a p a c id a d de re n d i­ p la d o desde él, el p a s a d o ap arece m o d ificado, com o lo a te sti­
m ien to , que re p e rc u te en el estado d e n u e stra civilización. gua el itin e rario d e la ju v e n tu d a la m a d u re z . L a c o n tin u a
D a d a la im p o rta n c ia d e la n a tu ra le z a a lre d e d o r y d en tro su c e sió n d e g en e rac io n e s d eterm in a el ca m b io de las ex p e­
d e nosotros m ism os, no es ex trañ o q u e los h o m b res hayan riencias y las concep cio n es, con los co n sig u ien tes retos recí­
p ro c u ra d o c a d a vez m ás d e sc ifra r su s e n ig m a s, cosa q u e procos, sin los cuales no hay cu ltu ra.
p u e d e colegirse p o r el creciente p ap el de las ciencias n a tu ­ Así se explica q u e la dim ensión social esté ín tim a m e n te
ra le s. A u n q u e así se inició una revolución del pensam iento e n tre laza d a con la d im en sió n h istó rica, h a s ta el extrem o de
científico, no d eb em o s o lv id ar ni p a s a r p o r alto q u e el fenó­ que n in g u n a de ellas p u ed e en ten d erse sin la otra. A la cien ­
m e n o de la n a tu ra le z a y de la c o n n a tu ra lid a d en sus m últi­ cia h istó rica le c o rre sp o n d e re co n stru ir crític a m e n te las vicisi­
ples m an ifestaciones en g lo b a y trasc ie n d e todos los conoci­ tudes de los in d iv id u o s, los grupos y los pueblos, re c o rd á n ­
m ien to s científicos de la n a tu ra le z a y sólo p u ed e entenderse dolas y n a rrá n d o la s d e acu erd o con la re sp ectiv a co n ju n ció n
en correlación con las re sta n te s d im en sio n es de la realidad y plu rid im en sio n al d e las ideas y los aco n tecim ien to s, cosa q u e
d e la existencia (—» cuerpo y alm a; d e te rm in a c ió n y libertad; tran sm iten en la h is to ria los testim onios del lenguaje. L a ta ­
ev olución y creac ió n ; m u n d o pulsional y p ersonalización; n a ­ rea es p a rtic u la rm e n te a rd u a p o rq u e a c a d a g en eració n le re ­
tu ra le z a e h isto ria; relación en tre los sexos y ca p acid ad p ara sulta m uy difícil lib ra rs e de los prejuicios q u e, por el influjo
el am o r; u n iv erso -T ie rra -h o m b re). inconsciente de d e te rm in a d o s intereses, tie n e n sus c o n tem p o ­
ráneos (—* evolución y creación; h isto ria d el m u n d o e h isto ria
b) L a dimensión histórica se nos m an ifiesta c u a n d o experi­ de la salvación; Ilu s tra c ió n y revelación; m ateria lism o , id e a ­
m en tam o s el cu rso tem p o ral de n u estro s en c u en tro s con los lism o y visión c r is tia n a del m undo; n a tu ra le z a e histo ria; se­
d e m á s hom bres y con los hechos de civilización y de cultura cularización; tiem po y e tern id ad ; trad ic ió n y progreso; u to p ía
q u e se reflejan en n u estro m undo. y e sp e ran z a).
E l aspecto h istó rico com enzó en el siglo XIX a o cu p ar un
p u e s to d estac ad o en la percepción de la p luridim ensionalidad c) Lo m ism o q u e la dim ensión h istó rica, en v irtu d de la
d e n u estra s ex p erien cias, m ien tras q u e an tes ten ía poca im­ cual las g en eracio n es y los individuos se h a lla n en diálogo y
p o rta n c ia frente al pen sam ien to m ás ra c io n a lista de la Mo­ confrontación, la dimensión de la coexistencia, la intersubjetividad o
d e rn id a d y a las ah istó ricas im ágenes del m u n d o típicas de la la socialidad c o n stitu y e la fuente de u n en o rm e influjo en las
e ra p re m o d e rn a. vicisitudes d e la v id a h u m a n a . Pero sería ex ag erad o d a r a la
N o sólo ex p e rim en tam o s la m e n su ra b ilid a d del curso del dim ensión social u n a p rim ac ía ab so lu ta fren te a la ex isten cia
tie m p o m ed ian te la observación y la ex p erim en tació n , sino p erso n al d e l h o m b re , com o se hace m u c h a s veces. E n ese
q u e ta m b ié n n o s e x p e rim e n ta m o s a n o so tro s m ism os con caso ca rec ería de o b je to la p re g u n ta p o r la lib ertad p erso n al,
n u e s tra te m p o ra lid a d e histo ricid ad . T o m a m o s conciencia de pese a to d as s u s 'd e te rm in a c io n e s p lu rid im en sio n ales — en tre
n u e s tro propio p a sa d o , q u e y a no es lo m ism o q u e en el mo­ las que, co m o es lógico, figuran las sociales— , y, a fin d e
m e n to en q ue p a r a nosotros era to d a v ía p resen te. Y a no po­ cuentas, la p re g u n ta p o r el sen tid o de la v id a. Lo q u e o cu rre
d e m o s d isp o n er d e él, a u n q u e com o re c u e rd o sigue desarro­ es m ás bien que la e n tre g a perso n al d e c a d a h o m b re a sus se­
ll á n d o s e p a r a c o n s t i t u i r u n a r e p r e s e n t a c i ó n d e l fu tu ro m ejantes c a ra c te riz a lo q u e uno define com o su d ig n id ad p e r­
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R EALIDA D - E X P E R IE N C IA - L E N G U A JE
LAS D IM E N S IO N E S DE LA R EA LID A D

so n al y lo q u e a h í se refleja: q u e el h o m b re, a diferencia del cione m ás fá c ilm e n te , se im p o n e a l p u e b lo e n te ro y a su s


a n im al, d en e la facu ltad de p o d e r ser in te rp e la d o en el diá­ grupos el a fá n de d o m in io de un in d iv id u o o d e d e te rm in a d a s
logo y de p o d e r in te rp e la r a los dem ás. élites de p o d e r m e d ia n te u n a e stru c tu ra je r á r q u ic a u n ilatera l.
Y a el c o m ie n z o de n u e s tr a e x iste n c ia está v in c u la d o a L a creciente co m p lejid ad de las sociedades m o d ern a s, q u e re ­
n u estro s p ad res. L a conservación y la seg u rid a d de nu estra fleja cada v ez con m á s clarid ad la in te rd e p e n d e n c ia de los
ex isten cia d e p e n d e n de la alim en tació n y los cu id ad o s, de las pueblos del m u n d o e n te ro , term in a por llev ar al ab su rd o los
conversaciones q u e nuestros allegados en ta b la n con nosotros sistem as to ta lita rio s, d e su erte q u e el p rin cip io d e su b sid ia ri-
p a r a d esc u b rirn o s el m undo en y con q u e tenem os q u e vivir. d ad ofrece el c o n tra p e so m ás n a tu ra l de la ac tu a ció n p o lítica
A l a m p lia rs e n u e s tro s c o n ta c to s , nos e n c o n tra m o s con los y social de los re sp o n sa b les. L a inversión de este estad o de
m iem b ro s de la sociedad, sin la cual nos sería a b so lu tam en te cosas se refleja en los d erech o s fu n d a m e n tales. Pero no d e ­
im p o sib le a fro n ta r el futuro. P o rq u e sólo al a flo ra r la realidad bem os o lv id ar q u e e n tre el d a r y el re cib ir de los necesitad o s
d e los otros se n o s ab ren s im u ltá n e a m e n te las dim ensiones de se d a una co rrelac ió n . E s ta d iv ersid ad de los h o m b res es ta m ­
lo o tro en el m u n d o . bién la c a u sa de sus d iferen tes intereses y d e los conflictos
El h echo d e q u e , p o r n u e s tra lim ita c ió n , d e p e n d a m o s surgidos de ta l d iv e rs id a d , cuya solución sólo pued e co n se­
to d o s unos d e o tro s explica y ju stific a q u e n u e s tra vida deba guirse m ed ian te un d iálo g o llevado con p ac ie n cia y b u e n a
ser concebida co m o un servicio a los d em ás. Y la circ u n sta n ­ disposición p o r p a rte d e todos.
cia d e q ue los h o m b res no c u m p la n a m enudo el d eb e r del Lo que d ificu lta el d iálo g o en tre los h o m b re s es el h ech o
servicio m u tu o co n stitu y e la c a u s a del d esorden del m undo. de q u e n u n c a ex p e rim en tam o s la re alid ad in ta c ta , tal com o
T o d a s las form as d e colaboración y convivencia social tienen es en sí, sin o siem pre a través de la m ed iac ió n de n u e stro
su raíz en esta dim en sió n básica, h a s ta el ex trem o de que, m u n d o social. Así su c e d e ya en las relaciones d e los in d iv i­
d a d a la infinita m u ltip licid ad y d iv e rsid a d de los servicios de duos entre sí, pero so b re todo c u a n d o se t r a ta de la re lació n
los distin to s p a rtic ip a n te s y g ru p o s, re su lta ab so lu ta m e n te in­ entre grupos y p ueblo s q u e tienen ex p erien cias d istin tas. D e
d isp en sab le el o rd e n . Y el o rd e n sólo p u ed e estab lecerse en todas form as, las ex p e rien cia s in m ed iatas a p e n a s p u ed en co ­
fo rm a de p re la ció n y su b o rd in ació n p olítica, so p e n a d e que m unicarse. S ólo es p o sib le tran sm itirlas m e d ia n te in te rp re ta ­
el cao s d e s tru y a c u a lq u ie r p o s ib ilid a d de c o n v iv e n c ia . La ciones que a p e la n a p ro ceso s m en tales co m u n icab les y de v a ­
tesis de q u e la su b o rd in ac ió n es c o n tra ria a la lib e rta d h u ­ lidez u n iv ersal y que, p o r tan to , tien en re le v an cia social. N o
m a n a se b asa en la erró n ea suposición d e que la lib e rta d sólo ob stan te, ta le s in te rp re ta c io n e s con serv an u n resto de im p e ­
p u e d e en ten d erse en sentido e m a n c ip a to rio , c u a n d o lo que n e tra b ilid a d , en la m e d id a en q u e e stán in s e p a ra b le m e n te
co n stitu y e su d ig n id a d reside en la d ed icació n a c tiv a a lo otro un id as con la s ex p e rien cia s p rim aria s, so b re las que v ersan
y a la causa d e los otros. El n ú cleo d e la lib e rta d h u m ana, las diferencias. Las ex p erien cias in m ed iatas, en cu an to re la ­
p o r lim ita d a q u e sea, no consiste en « e sta r libre d e», sino en ciones con la re alid ad , se d iferencian de su d im en sió n c o n n a ­
«ser libre p ara». tu ral y, so b re todo, d e la reflexión q u e las ex p lica y las in te r­
L a dim en sión fu n d am en tal d e la coexistencia y la convi­ p re ta . D e n tr o d e é s ta , la r e a lid a d se p r e s e n t a co m o u n a
v e n c ia h u m a n a s tie n e su raíz e n la d iferencia y desigualdad construcción, com o u n a re alid ad se c u n d a ria m e d ia tiz a d a r a ­
co n c reta de los d istin to s h o m b res y g ru p o s en lo q u e respecta cionalm ente cuyo influjo en la relació n de los h o m b res con el
a su indigencia. E n los sistem as sociales d ictato riale s se pasa m u n d o es ta n t o m ás fu e rte c u a n to m ás a c u s a d a es la im ­
p o r alto q u e ta m b ié n los d irig en tes q u e re p re se n ta n la unidad p ro n ta social d e tales co n stru ccio n es. P recisam en te, la c o m u ­
y los intereses d e u n grupo o d e un p u eb lo tien en necesidad nicabilidad social de sem eja n te s concepciones e im ágenes del
d e u n co m p lem en to . P ara q u e el p o d er político o social fun­ m u n d o de sig n o cien tífico d e te rm in a el c a rá c te r so cializad o r
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R E A L ID A D - E X P E R IE N C IA - L E N G U A JE LAS D IM E N S IO N E S D E LA RE A LID A D

d e c u a lq u ie r in te rc a m b io entre los pu eb lo s y los g ru p o s en lian en el c a m p o d e la c u ltu ra y, so b re todo, d e la creació n


m a te ria d e civ ilización y de c u ltu ra . E n eso se b a s a tam bién artística.
la p o sib ilid ad del progreso en el ca m p o d e la cien c ia y de la El tra b a jo h u m a n o , d el que d e p e n d e q u e lleguen a to d o s
a p licació n d e sus logros a la p ra x is. Así lo atestig u a la histo­ de form a j u s t a los b ie n e s m a te ria le s y e s p iritu a le s de e s te
ria de las tra d ic io n e s d e todos esto s cam pos. m undo su sce p tib les d e c o n trib u ir a u n a convivencia a u té n ti­
Sin em b arg o , tales tradiciones no siguen un c u rso conse­ cam ente h u m a n a y lib re, figura e n tre las m ás im p o rta n te s
cu e n te e in eq u ív o co , sino que a m en u d o las diferen tes tra d i­ m anifestaciones vitales del hom bre. E s el m edio q u e re la cio n a
ciones d isc u rre n h istó ricam en te u n a s al m argen d e o tras y al hom bre con el m u n d o d e lo o tro y, p a rtic u la rm e n te , d e los
p o r sen d ero s o p u esto s. De ah í q u e sea difícil d is tin g u ir en otros de u n a fo rm a n o p u ra m e n te teó rica, sino ta m b ién p r á c ­
ellas e n tre lo q u e tie n e validez y lo q u e es sim ple m o d a . Esto tica. A dem ás d e ser u n a n ecesidad v ital, fo rm a p a rte d e la
p u ed e ap lica rse n o sólo al ca m p o de lo teórico y lo práctico, dignidad del h o m b re. S in él, que estim u la las fuerzas d e la
sin o ta m b ié n al c a m b io del clim a e sp iritu a l en las sucesivas persona y p u e d e c o n trib u ir a su d esarro llo , se h a lla ría en p e ­
g en eracio n es. P or eso no es p o sib le a b so lu tiz a r d ic h a s tra d i­ ligro o s u c u m b iría la ex isten cia social del h o m b re (—* acció n
ciones. Sólo un m é to d o in te rp re ta tiv o aco rd e con esta com ­ y co n tem p lació n ; a rte y religión; b u rg u e sía y cristian ism o ; d e ­
p leja situ ació n socio-histórica d el p en sa m ie n to y la co n d u cta rechos h u m a n o s - d e re c h o s fu n d a m e n ta le s ; ju s tic ia ; r e n d i ­
h u m a n a p o d ría d a r re sp u esta a la p ro b lem á tica q u e surge en­ m iento y ocio; tra b a jo ).
tre u n a co n cepción to talita ria y o tra relativ ista (—* an o n i­
m a to e id e n tid a d p e rso n a l; a u to r id a d ; c rític a y re c o n o c i­ e) L a dimensión personal y dialógica de la libertad co n stitu y e
m ien to ; E stad o -so cied ad -Ig lesia; diálogo; fases y crisis de la sim u ltá n e a m e n te u n reflejo del c o n ju n to p lu rid im e n sio n d a l d e
v id a - a y u d a s p a r a vivir; fo rm a c ió n ; in te ré s y d e s p r e n d i­ nuestras ex p e rien cia s d e la realid ad y su ce n tro reg u la d o r. Lo
m iento; ju s tic ia ; legitim ación; o rd e n político y lib e rta d ; p a rti­ personal su rg e de la c a p a c id a d del h o m b re p a ra d irig irse al
cipación; p lan ifica ció n , a d m in istra c ió n y a u to d ete rm in a ció n otro, cosa q u e se m an ifiesta en la p o sib ilid ad d e d ejarse in te r ­
en la Iglesia; p lu ra lism o y v erd ad ; sistem a y sujeto; socializa­ pelar, en el coloquio y en la c a p a c id a d p a ra el diálogo. C o n
ción religiosa; tra b a jo ; tradición y p ro g reso ). la evolución y el d e sa rro llo de la p e rso n a lid a d h u m a n a se
efectúa h istó ric a m e n te la au to rrealiza ció n del h o m b re, a la
d) L a dimensión operativa, q u e a b a rc a el trab a jo artesano, vez que se p la sm a su g ra d o de h u m a n id a d fren te a la in g en te
técn ico y c re a d o r del hom bre, e s tá estre ch am en te re la c io n a d a in h u m a n id a d d e este m u n d o . A q u í ra d ic a ta m b ié n el g ra d o
con la d im en sió n co n n a tu ra l, la h istó ric a y la social. Al igual de lib ertad y se re n id a d q u e el h o m b re pu ed e a lc a n z a r fren te
q u e ellas, d e te rm in a y tran sfo rm a la existencia y la co n d u cta a la re a lid a d q u e le s a le al e n c u e n tro . A este re sp e c to , el
del h o m b re, cosa q u e puede verse con especial c la rid a d en la grado de lib e rta d suele e n c o n tra r en las d eterm in a cio n es d e
h isto ria de la civilización y la c u ltu ra . Y lo hace in m e d ia ta ­ las dim ensiones c o n n a tu ra l, h istó rica y social no sólo un e s tí­
m en te en c u a n to ac tiv id ad la b o ra l p o rq u e , a tra v é s del tra ­ m ulo, sino ta m b ié n c ie rta s lim itaciones.
b a jo c o m ú n , u n e c o n s ta n te m e n te al h o m b re e n te r o con el Con esto g u a rd a re lació n la lim itació n de la c a p a c id a d d e
m u n d o q u e sale a su encuentro y, m e d ia n te esta ex p erien cia, diálogo e n tre los h o m b res, com o ya hem os in d icad o al h a b la r
le p ro p o rc io n a conocim ientos so b re su p ro p ia v id a . El tra ­ de los p re su p u e sto s p a r a u n diálogo fecundo. L os in te rlo c u ­
b ajo y el re n d im ie n to así concebidos son algo p riv a tiv o del tores d eben te n e r la c a p a c id a d y la v o lu n ta d de ex p o n er c la ­
h o m b re y, ad e m á s d e estar al serv icio de su co n serv ació n y ram ente su s ex p e rien cia s d e la re a lid a d y los intereses q u e los
d e la co n serv ació n d e la especie, le a y u d a n a e n c o n tra r una m ueven. Si no se co n sig u e esto, el diálogo se co n v ierte en u n
o rien ta ció n y un sen tid o , p a rtic u la rm e n te cu an d o se desarro- d iscu rso o en u n a d is c u s ió n e n tre p u n to s d e v ista y u x ta ­

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R E A L ID A D • E X P E R IE N C IA - LEN G U A JE LAS D IM E N S IO N E S DE LA R E A L ID A D

puesto s o in clu so o rien ta d o s en d ireccion es c o n tra ria s . Tales com pendia to d a s n u estra s in te rp re ta c io n e s y q u e nos im p u lsa
d eb a te s se p ro d u c e n todos los d ía s, y no es posible evitarlos a una co n v iv en c ia ju s ta y pacífica. E ste sueño ético y político
p o r co m p leto p o rq u e n u estra s ex p e rien cia s d e la re a lid a d , en d e los h o m b re s se d esv an ece an te los co n tra sen tid o s q u e ex­
el sen tid o a m p lio del térm ino, son lim itad a s en lo q u e res­ p e r im e n ta m o s en to d as las d im en sio n es, p a rtic u la rm e n te a
p e c ta a su v a lo ra c ió n d e la e x a c titu d y de la v e rd a d y, por c a u sa de la c o n s ta n te vivencia de la m o m e n tá n e a v icto ria del
ta n to , tien en u n significado p u ra m e n te correlacional. mal sobre el b ien . C u a n d o ex p e rim e n ta n esta c o n tra d icció n
C om o en n in g u n a o tra , en la d im en sió n p erso n al y dialó- que a todos n o s a m en a za y o p rim e, los hom bres b u sca n d e ­
g ica de la lib e rta d se verifica el c o n ta c to de la trasc en d en c ia se s p e ra d a m e n te u n a re s p u e s ta q u e n o p u ed en d a rs e ellos
in tra m u n d a n a con la o cu lta y m iste rio sa tra sc e n d e n c ia reli­ mismos.
giosa, cosa q u e h ace a su vez m iste rio sa la esencia d e los Un e s q u e m a in te rp re ta tiv o q u e re ap arece u n a y o tra vez
h o m b res y d e su lib e rta d . De a h í q u e tam b ién la p e rs o n a sea en la h isto ria d el p en sa m ie n to es el d e la u n id a d y p lu ra li­
en últim o té rm in o insondable: tie n e su origen en la trasc en ­ dad. T a l e s q u e m a p re te n d e exp licar la co n stitución esencial
d en c ia de u n a au to co m u n ica ció n d iv in a y u n a e n tre g a hu­ de todo e n te y p re su p o n e q u e el p en sa m ie n to y el ser c o n sti­
m a n a cuyo c o n c u rso constituye u n m isterio absoluto. L a sabi­ tuyen u n a u n id a d . Sin em b arg o , n u e s tro p en sa m ie n to sólo
d u ría del h o m b re y su b ú sq u ed a d e l sen tid o de la v id a se puede c o n c e b ir la u n id a d com o u n a u n id a d a b s tra c ta n u m e ­
h a lla n siem p re b ajo esta reserva d e la fe, p o r m ás q u e la lu­ rable o com o el esbozo de u n a u n id a d ab so lu ta, con lo cual
c h a de la ra z ó n h u m a n a a lo largo d e la h isto ria no esté limi­ es fácil p a s a r d e la u n id a d a la to ta lid a d . Pero si p a rtim o s de
ta d a p or n in g u n a fro n te ra y su esfuerzo p o r e n c o n tra r la ver­ la experiencia d e la re a lid a d y, p a rtic u la rm e n te , d e la d im e n ­
d a d se v ea m á s b ie n e stim u la d o s in ce sar p o r el m iste rio sión h istó ric a y la so cial, sólo p o d e m o s e m p le a r d e fo rm a
(—> a n o n im a to e id e n tid a d p erso n al; conciencia; d e te rm in a ­ muy m a tiz a d a y co rrelacio n al, en la m e d id a en q u e es posible
ció n y lib e r ta d ; diálogo; e m a n c ip a c ió n y lib e rta d c ris tia n a ; justificarlo cien tíficam en te, el esq u e m a « p en sar ig u al a ser».
p erso n a e im a g e n d e D ios; sistem a y sujeto; trascendencia y Dios Según esto, el esq u e m a in te rp re ta tiv o « u n id ad y p lu ra lid a d »
de la fe ). constituye u n a co n stru cció n a b s tra c ta q u e puede ap lic a rse de
m últiples fo rm a s a las n u m ero sas m anifestacio n es d e n u e stra s
f) T o d a s las dim ensiones q u e d e te rm in a n n u e stra s expe­ experiencias p lu rid im e n sio n a les. T a n to el co n ju n to d e la h is­
rien cias d e la re a lid a d y, en u n a d ia lé c tic a p lu rid im e n sio n a l, toria en c u a n to u n id a d com o el c o n ju n to de las m a n ife sta ­
in i c i a n su g e s t a c i ó n e n n o s o tr o s tie n e n u n p r e s u p u e s t o ciones de n u e s tr a ép o ca escap an a n u e stro co n tro l teórico y
co m ú n : a p a re c e n en el curso de n u e s tra v ida com o dimensiones práctico. N u estro s esquem as de un id ad y totalidad, p o r en rai­
dotadas de sentido. Lo cu al significa q u e em ergen de la oscuri­ zados q u e e s té n en el p rin cip io d e co n trad icció n , p e re n n e ­
d a d de su « R e a litä t» y p e n e tra n en la luz de n u e s tra ca p aci­ mente v álid o , se h a lla n sujetos a m ú ltip les co n d icio n am ien to s
d a d cog n o scitiv a. E sto sucede y a c u a n d o nos a d e n tra m o s en y lim itaciones h istó ricas p o r lo q u e re sp ecta a su ap licació n .
lo o tro y en los otros y d o m in am o s o sufrim os la re a lid a d ac­ Esto se refleja con p a rtic u la r c larid ad en la evolución d e los
tu a n d o . E sta s ex p erien cias su rg id as d e n u e stro m u n d o vital sistemas so ciales e stru c tu ra d o s je rá rq u ic a m e n te q u e se h an
son d e n a tu ra le z a p erso n al y d ialó g ica. E n v irtu d d e la tras­ guiado p o r d e te r m in a d o s m o d elo s a rq u e típ ic o s d e l m u n d o
cen d en cia q u e p resid e n u e stra tra y e c to ria in tra m u n d a n a , nos (—» acción y c o n te m p la c ió n ; a n g u stia y confianza cristian a ;
vem os forzad o s a d a r a la in a b a rc a b le p lu ra lid a d d e n u e stra s ateísm o y o c u lta m ie n to de Dios; ex p e rien cia de la c o n tin g e n ­
ex p erien cias d e la re a lid a d y a sus co rresp o n d ien tes in te rp re ­ cia y p re g u n ta p o r el sen tid o ; e x p e rien cia y fe; fases y crisis
taciones co n c e p tu a le s u n sentido g lo b a l a través de las dife­ de la vida - a y u d a s p a ra vivir; felicidad y salvación; h u m a ­
re n te s d im en sio n es. Se tr a ta de la d im en sió n sig n ificativ a que nismos y c ristia n ism o : m ito y ciencia; m u erte y resu rrecció n ;

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REALIDA D - E X P E R IE N C IA - LEN G U A JE LAS D IM E N S IO N E S D E LA R E A L ID A D

n eg ativ id ad y m al; pluralism o y v e rd a d ; sufrim iento; valores la realidad, p o sitiv a s o neg ativ as. P a ra ello, el h o m b re d e la
y fu n d a m e n ta c ió n de n orm as). A n tig ü e d a d y el m e d ie v a l e n c o n tr a r o n u n m o d e lo e n el
cosmos y sus ó rd e n e s je ra rq u iz a d o s: el cosm os a p a re c ía com o
g) D esde el com ienzo de la h u m a n id a d , y m u ch o antes un todo sig n ificativ am en te artic u la d o , de su erte q u e el m icro ­
d e que se e m p e z a ra a reflexionar so b re el sen tid o de la vida cosmos h o m b re p o d ía ser concebido e in te rp re ta d o com o un
los hom bres se h a n sentido im p resio n ad o s por d e te rm in a d a s reflejo o c o p ia d e l m a c ro c o s m o s . D e n tr o d el c o s m o s , las
ideas religiosas, c u a lq u ie ra que sea la form a en q u e d e b e n in­ partes e sta b a n p re sid id a s p o r la idea del todo, con lo cu a l las
terp retarse . P ese a todos los m o v im ien to s ilu strad o s y a las tradiciones relig io sas con cib iero n la d iv in id a d o com o el todo
re ite ra d a s re p re sio n e s políticas, la dimensión religiosa n u n c a ha en sentido p a n te ís ta o com o u n a m a g n itu d que s u p e ra b a y
cesad o de im p re s io n a r a los h o m b res. T a l in q u ietu d religiosa dom inaba al to d o y a las p a rte s y los d irig ía desde d e n tro .
n o surgió p rim a ria m e n te d e u n a arg u m e n ta c ió n ra c io n a l, sino Así, es n a tu r a l q u e los filósofos an tig u o s c o n c ib ie ra n el
d e u n se n tim ie n to profundo a n te la experiencia c o n c re ta de la U no como el S e r ab so lu to , lo cu al in clu ía que los o tro s entes
realid ad , con su s acontecim ientos d esc o n certa n te s. C a b e afir­ sólo existieran en relación con ese Ser «divino». P ero p ro n to
m a r tam b ién q u e el ho m b re posee u n sentido in n a to q u e se se advirtió q u e ta l U n o no te n ía n a d a q u e ver con el n ú m ero
a c tú a al s e n tir el im p acto de la re a lid a d . Los testim o n io s más uno en la su ce sió n d e los en tes, sino q u e d eb ía e n te n d e rse en
an tig u o s de e s ta experiencia religiosa — de tip o em ocional, analogía con él. Los filósofos religiosos d e la E d ad M e d ia , j u ­
p ero e v id e n te m e n te espiritual— se nos han tra n s m itid o en díos, árab es y cristian o s, re to m a ro n b ásicam en te la a n tig u a
d o cu m en to s s o b re actos cu ltu ales d escrito s de form a m ític a y in terpretación d e l m u n d o , si b ien ex p licaro n el U n o d e la d i­
sim bólica. N o es casual q u e este le n g u aje fig u rad o y p a ra b ó ­ vinidad desde su resp ectiv a fe en la revelación d iv in a. E n el
lico d esem p eñ e u n papel d estac ad o en los escritos del A n ti­ caso de la fe c ris tia n a , esto co n d u jo a u n a teología c e n tra d a
g u o T e s ta m e n to y del N uevo. en el hom bre J e s ú s , q u e se revela com o Dios m e d ia n te el E s­
Se h an d a d o m u ch as explicaciones del fenóm eno religioso, píritu y se s a b e en v iad o p or su P ad re p a ra c im e n ta r el re ­
q u e h a a p a re c id o bajo d istin tas fo rm as. H ay m itos de la c rea­ torno de los h o m b re s a Dios com o n u e v a alian za m e d ia n te su
ción, q ue g ira n en torno a u n a revelación p rim itiv a y a la entrega en la m u e rte de cruz y m e d ia n te la ratificació n d e su
c a íd a o rig in a l, y h a y ta m b ié n re p re s e n ta c io n e s ritu a le s de o b ra salvífica e n la resu rrecció n .
cóm o re p a ra r la in ju sticia y el m al. Se tra ta b a de a p la c a r a la El c ristia n o cree q u e los atisb o s religiosos de la h u m a n i­
d iv in id a d p o r m e d io de sacrificios p a r a unirse d e n u ev o con d ad se h a n c u m p lid o con la rev elación d e Dios en J e s u c ris to .
ella. Pero ta m b ié n se tra ta b a siem p re d e un nuevo o rd e n p ro ­ Sin duda, las teolo g ías cristian a s h a n in te rp re ta d o y ex p li­
m e tid o p a ra el fu tu ro su b sig u ie n te a la m u e rte . E n to d a s cado una y o tr a vez esta fe con a y u d a d e la razón. D e la h is­
estas trad icio n es se refleja el asp e cto h u m an o de lo religioso, toria de estas teolo g ías y de sus sim biosis con d e te rm in a d o s
q u e a m en u d o d eg e n era en la su p e rstic ió n de c reer q u e se sistem as d e p e n sa m ie n to h a b rá que h a b la r m ucho to d a v ía , lo
p u e d e d isp o n e r d e la divinidad m e d ia n te d e term in a d as p rá c ­ mismo q u e d el influjo de las teologías en el m in isterio ecle-
ticas. sial. Pero no s e rá n tan to las d o ctrin a s teológicas c u a n to el
P o r eso, las diferentes trad ic io n e s religiosas o p seu d o rre- testim onio d e u n a fe v iv id a p rá c tic a m e n te en las d is tin ta s
ligiosas se h a n v isto siem pre s u stitu id a s o ac o m p a ñ a d a s por épocas — ta l c o m o ap arece en la S a g ra d a E scritu ra y en las
m ovim ientos ilu stra d o s. L a necesidad d e sentido y ord en que tradiciones C ristinas— lo que nos desvele el sentido p ro fu n d o
tie n e n los h o m b r e s no se d a b a p o r s a tis fe c h a con m e ro s de nuestras ex p e rien cia s de la re alid ad . P a ra q u e este núcleo
atisb o s de la salv ació n , sino q u e re c la m a b a un fu n d a m e n to de la fe d e su Ig le sia se conserve in ta c to , Je su c risto h a p ro ­
con el que la ra z ó n p u d iera explicar n u e stra s ex p erien cias de m etido la p re se n c ia y la acción de su E sp íritu a lo larg o de

68 69
RE A LID A D - E X P E R IE N C IA - L E N G U A JE

to d a la h isto ria (—» an tro p o lo g ía y teología; cristian ism o y re ­ B ib lio g ra fía


lig io n es del m u n d o ; esp íritu y E s p íritu S anto; h is to ria del
m u n d o e h is to ria d e la salvación; ideología y religión; Iglesia-
Ilu stra c ió n y rev elació n ; ju d a is m o y cristianism o; p a r tic ip a ­
P L. B e rg e r/T h . L u c k m a n , Die gesellschaftliche Konstruktion der Wir­
ción; re co n ciliació n y redención; sím bolo y sac ram en to ; tras­
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70 71
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72
Introducción 75
Introducción
I. El espíritu como saber y la inm anencia 76
1. La vida psíquica como sabery experiencia 76
2. Simultaneidad de la presencia de lo otro y lo propio en el saber 76
L a im p o rtan cia q u e to d a u n a serie d e filósofos, teólogos, m o ­
3. Carácter posesivo del pensamiento y de la percepción 77
4. La filosofía hegeliana del saber absoluto 78
ralistas y políticos e in clu so la o p in ió n pública a trib u y e al
concepto y la p rá c tic a d e l diálogo o, al m enos, a la p a la b r a
II. El diálogo de la inmanencia 79 diálogo — es decir, a la co n v ersació n q u e los h o m b res m a n tie ­
1. Coincidencia y unidad del saber en la verdad 79 nen cara a cara in te rp e lá n d o se e in te rc a m b ia n d o e n u n c ia d o s
2. Lenguaje, razón y violencia 80 y objeciones, p re g u n ta s y resp u estas— es un indicio d e q u e
3. La teoría husserliana de la intersubjetividad 82 en la sociedad o c c id e n ta l se está a b rie n d o paso u n a n u e v a
4. Prioridad del saber sobre el diálogo en Hegel 83 idea de la esencia d e lo e sp iritu a l. E sta nueva o rie n ta c ió n se
d ebe p ro b a b le m en te a las ca la m id a d es q u e el h o m b re del si­
III. Diálogo y trascendencia 84
glo X X h a tenido q u e s o p o rta r d esd e la p rim era g u e rra m u n ­
1. E l «yo-tú» y «yo-ello» de Martin Buber 84 dial.
2. La distancia absoluta en el diálogo y la ideade la soledad en Rosen- H oy cabe incluso h a b la r de u n a «filosofía del diálo g o » y
zweig 85 c o n tra p o n erla a la tra d ic ió n filosófica d e la u n id a d del yo o
3. La paradoja de la filo so fa del diálogo y el nuevo concepto del espí­ del sistem a, de la a u to su ficie n cia y la in m an en cia. Las o b ra s
ritu 86 y el influjo m u n d ial d e M a rtin B u b er, F ranz R osenzw eig y
4. ¿Tiene el discurso interior sus raíces en el lenguaje? 88 G ab riel M arcel, así com o las n o tab les co n trib u cio n es d e o tro s
5. Proximidad, fraternidad e idea del bien 88 autores m enos conocidos, ju s tific a n e s ta m an era de h a b la r.
6. E l diálogo, modo originario de la trascendencia 89
IV. Del diálogo a la ética 92
/. E l diálogo, origen de lo ético 92
2. Epifanía de Dios en la dimensión ética del diálogo 93

Artículos complementarios
Acción y contemplación; antropología y teología; conciencia; crítica y
reconocimiento; espíritu y Espíritu Santo; experiencia cotidiana y espi­
ritualidad; experiencia de la contingencia y pregunta por el sentido; ex­
periencia y fe; formación; humanismos y cristianismo; interés y des­
prendimiento; judaismo y cristianismo; lenguaje literario y lenguaje
religioso; negatividad y mal; participación; paz; persona e imagen de
Dios; pluralismo y verdad; realidad-experiencia-lenguaje; sistema y sujeto;
solidaridad y amor; tolerancia y pretensión de validez universal; trascen­
dencia y Dios de la fe ; utopía y esperanza; valores y fundam entación de
normas.

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C A R Á C T E R P O S E S IV O D E L P E N S A M IE N T O

I. E l espíritu como saber y la inmanencia se sitú a fuera de sí m ism o, p ero sigue m ara v illo sam en te en sí
m ism o o reg resa a sí m ism o . La e x te rio rid a d o a lte rid a d d e lo
sabido se reasu m e en la in m a n e n c ia . Lo q u e el p e n sa m ie n to
conoce o a p re n d e en su « ex p erien cia» es a la vez lo o tro y lo
p ro p io del p en sam ien to . S ó lo se a p re n d e lo q ue y a se sab e y
1. L a vida psíquica como saber y experiencia lo q u e se in s e rta en la in te rio rid a d de n u e stro p en sa m ie n to en
form a de recu erd o ev o cab le, re -p rese n tab le. R eim in iscen cia e
L a filosofía tra d ic io n a l sitú a el o rig en o el lu g ar n a tu ra l de lo im ag in ació n aseg u ran así la sin cro n ía y la u n id ad d e lo q u e,
d o ta d o de se n tid o y reconoce al e sp íritu en el p siq u ism o con­ en la ex p erien cia so m etid a a l tiem po, se p ierd e o está a ú n p o r
c e b id o com o u n sa b e r q u e llega a la a u to c o n c ie n c ia . ¿No llegar.
te rm in a p o r s e r sabido to d o lo q u e le acontece al psiquism o
h u m a n o , to d o lo q u e p a s a en él? In c lu s o lo o c u lto y lo
inconsciente, rep rim id o s o m odificados, se m iden y se curan 3. Carácter posesivo del pensamiento y de la percepción
p o r la co n cien cia q u e h an p erd id o o los h a p erd id o . T o d o lo
v iv id o se p r e s e n ta le g ítim a m e n te co m o experiencia. Se co n ­ En c u a n to a p ren d er, el p e n sa m ie n to im p lica u n a a p re h e n ­
vierte en «lecciones recibidas» q u e convergen en la unidad sión, su p o n e to m ar p o sesió n y a d u e ñ a rs e d e lo ap ren d id o . El
del sab er, c u a le sq u ie ra q u e sean sus dim ensiones y m odali­ a p r e h e n d e r d e l a p r e n d i z a j e n o es p u r a m e n te m e ta f ó ric o .
d ad es: co n tem p lac ió n , v o lu n tad , afectividad ; o sen sib ilid ad y A ntes de q u e in terv en g a la técn ica, es ya esbozo de u n a p rá c ­
e n te n d im ie n to ; o p e rc e p c ió n e x te r n a , a u to c o n c ie n c ia y re­ tica e n c a rn a d a , a p ro p ia ció n . L a p re sen cia se efectúa e n form a
flexión sobre sí m ism o; o te m atizac ió n o b jetiv an te y fam iliari­ de ap reh en sió n . ¿Es p o sib le d e sa rro lla r la lección m ás a b s ­
d a d d e lo q u e n o llega a p ro -p o n erse; o cu alid ad es p rim a ria s, tra c ta sin u n dom inio m a n u a l d e las cosas del m u n d o d e la
sec u n d arias, sensaciones cin estéticas o cenestésicas. Incluso vida o Lebenswelt? El ser q u e se m an ifiesta al yo del conoci­
las relaciones co n el p rójim o, el g ru p o social y Dios serían ex­ m iento no sólo lo in stru y e, sino q u e ipso fa d o se e n tre g a a él.
periencias, co lectiv as o religiosas. La m ism a percepción a p re h e n d e , y el B eg riff (térm in o de la
In clu so re d u c id o a la in d e te rm in a c ió n del vivir y a la for­ m ism a raíz q u e greifen, co g er) o co n cep to conserva este signi­
m alid ad del p u ro existir, el p siq u ism o vive esto o a q u e llo , es ficado de ap ro p iació n . El « d arse» — sean cuales fueren los es­
esto o aq uello b ajo la m o d alid ad d e v er y e x p e rim e n ta r, como fuerzos q u e exige la d is ta n c ia e n tre el deseo y la p osesión—
si vivir y ser fu e ran verbos tran sitiv o s y esto y aquello objetos resp o n d e a la escala d el p e n sa m ie n to p e n sa n te y, a trav és d e
directo s. E ste s a b e r im plícito es, sin d u d a , lo q u e ju s tific a el su «trascen d en cia» , le p ro m e te u n a p osesión y un goce, u n a
am p lio uso q u e D escartes h ac e del té rm in o cogito en su s Medi­ satisfacción. C om o si el p e n sa m ie n to p e n s a ra a su esc ala p o r
taciones. Y este v erb o en p rim e ra p e rso n a expresa perfecta­ el hecho d e poder a lc a n z a r, e n c a rn a d o , lo que p ien sa. Es el
m en te la u n id a d del yo, e n la q u e to d o sab e r se b a s ta a sí p en sa m ie n to y el p siq u ism o de la in m an en c ia : la au to su fi­
m ism o (—* acció n y co n tem p lació n ). ciencia.
Lo que constituye el fen ó m en o del m u n d o es esto: el h e ­
2. Sim ultaneidad de la presencia de lo otro y lo propio cho d e que está ase g u rad o u n ac u e rd o e n tre lo p en sa b le y el
en el saber se r p e n s a n te , el h ec h o de q u e su a p a re c e r es ta m b ié n u n
d arse y su conocim iento c o n stitu y e u n a satisfacción, com o si
E n c u a n to sa b e r, el p en sam ien to v e rsa sobre lo p en sa b le , que c o lm ara u n a necesidad. Q u iz á es esto lo q u e ex presa H u sserl
recib e el n o m b re d e «ser». P o r referirse al ser, el p en sa m ie n to c u a n d o afirm a u n a co rrelac ió n — q u e es la co rrelació n — en-

76 77
D IÁ L O G O

tre el p e n sa m ie n to y el m u n d o . H u sse rl dice del sa b e r teórico II. E l diálogo de la inmanencia


— del sab e r q u e objetiva y te m a tiz a — q u e colm a la m edida
d e la in ten ció n y llena la in te n c io n a lid a d vacía.

4. La filo s o fía hegeliana del saber absoluto El yo pienso, m e d ia n te el c u a l se c o n s titu y e el ser a c tu a l,


puede in te rp re ta rs e en el se n tid o d e q ue coincide con lo q ue
L a o b ra h eg e lia n a, en la q u e confluyen todas las corrientes constituye: la p len a au to co n c ien cia del yo pienso sería el sis­
del esp íritu o cc id e n tal y se reflejan todos sus niveles, es si­ tem a m ism o del saber en su u n id a d en c u a n to in teligible. E n
m u ltá n e a m e n te u n a filosofía del sa b e r ab so lu to y d el hom bre tal caso, pese al esfuerzo de su b ú sq u e d a y a su riq u e z a in ­
satisfecho. El psiquism o del s a b e r teórico, que c o n stitu y e un ventiva, el pen sam ien to p e n s a n te q u e p ersig u e ese o rd e n de
p en sa m ie n to q u e se piensa a su p ro p ia m ed id a y q u e , al ad e­ la razón p a sa ría a re p resen ta r un ro d eo q u e el sistem a d el ser
cu a rse a lo p e n sa b le , se ig u ala a sí m ism o, llega a ser auto- em plea p a r a ordenarse, un ro d e o en el q u e se e m b a rc a ría n
conciencia. L o m ism o se reconoce en lo otro. sus térm in o s y estru c tu ras p a r a en sa m b la rse. Ni H eg el, en
L a ac tiv id a d del p en sam ien to su p e ra to d a a lte rid a d , y ahí quien el proceso cognoscitivo es «el m o vim iento del p ro p io
resid e a fin d e cuentas la ra c io n a lid a d del p e n sa m ie n to . La ser» (Logik 11,13), ni el o b jetiv ism o e stru c tu ra lista d e n u es­
síntesis y la sin o p sis conceptuales son m ás fuertes q u e la dis­ tros días son los únicos q u e c o n c ib e n así el esp íritu . E n la fe­
p ersión y la in c o m p a tib ilid a d de lo q u e se p re se n ta com o dis­ nom enología de H usserl — p ese a la esp o n tan e id ad c re a d o ra
tin to . R e m ite n a la u n id a d del su je to y d e la a p e rc e p c ió n del «ego» trasc en d en tal— , los m odos del co n o cim ien to están
tra sc e n d e n ta l del yo pienso. H egel escribe: « U n a d e las m ás esencialm ente dirigidos (teleo lo g ía d e la conciencia) p o r el ser
p ro fu n d as y c e rte ra s intuiciones q u e ap arecen en la Crítica de al que llega el conocim iento. El esp íritu es el orden d e las
la razón pura re s id e en d e fin ir la u n id a d c o n s titu tiv a d e la cosas, o las cosas en o rd e n , co n lo cu al el p e n sa m ie n to p en ­
esencia del c o n c ep to como la u n id a d o rig in a ria m e n te sintética sa n te n o s e ría sin o la c o m p ila c ió n y re c a p itu la c ió n d e las
d e la ap e rce p ció n , como la u n id a d del yo pienso o d e la auto- m ism as cosas. L a posibilidad o la esp e ran z a q ue el y o pienso
conciencia» ( Wissenschaft der Logik 11,254, Ed. S u h rk a m p , vo­ ten d ría d e no afirm arse ya en sí m ism o a n te lo p en sa b le , de
lu m en 6). d esa p are cer a n te lo inteligible, sería su p ro p ia in teligencia, su
L a u n id a d d el yo pienso c o n stitu y e la form a ú ltim a del es­ ra cio n alid ad , su últim a in terio riza ció n .
p íritu com o s a b e r, au n q u e el e s p íritu ten g a q u e confundirse
con el ser q u e él conoce e id en tificarse con el siste m a del co­
nocim iento. 1. Coincidencia y unidad del saber en la verdad
Sin e m b arg o , a q u í surge u n a p re g u n ta : ¿no co n stitu y e una
tr iv ia lid a d u n p e n s a m ie n to a l a m e d id a del p e n s a d o r , a El p en sa m ie n to todavía p e n s a n te b u sca p o r diversos cam in o s
m enos q u e esto signifique u n p e n sa m ie n to in cap az d e pen sar la co incidencia y la u n id ad d e l sa b e r en la v erd ad . E s cierto
a Dios? que usa p a la b ra s. Pero las p a la b ra s son signos que se d a a sí
m ism o sin h a b l a r con n a d ie : en su ta r e a d e c o m p ila c ió n
puede te n e r q u e buscar u n a p re se n c ia de lo pen sab le m á s allá
de lo q u e se presenta in m e d ia ta m e n te «en c a rn e y hu eso » o
en im agen, la presencia de u n significado tra n sm itd o p o r un
signo, d e lo q u e no se h a lla a ú n p re sen te en el p en sa m ie n to

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D IA L O G O LEN G U A JE, R A Z Ó N Y V IO L E N C IA

p e ro tam p o co e stá ya en cerrad o en sí m ism o. P ero el hecho bio de id e a s se efectuará en u n a sola alm a, en u n a sola co n ­
d e q u e no h a y a pen sam ien to sin lenguaje sólo im p lica , por ciencia, e n un cogito: la razón sig u e siendo cogito.
ta n to , la n e c e sid a d de un d iscu rso interior. El p e n sa m ie n to se Es p o sib le llam ar diálogo a e sta co n v ersación en la que
escin d e p a ra p re g u n ta rse y re sp o n d e rse ; pero su hilo vuelve a cada in te rlo c u to r se a d e n tra e n el p en sam ien to d e los otro s,
a n u d a rse . R eflexiona sobre sí m ism o in te rru m p ie n d o su pro­ en la que el diálogo hace avenirse a razones. C a b e llam ar sociali-
g resió n e sp o n tá n e a , pero no d e ja d e provenir del m ism o yo dad a la u n id a d de las m ú ltip les conciencias q u e h an p e n e ­
pienso. Sigue sien d o el mismo. P a sa d e un térm in o al térm ino trad o en el m ism o p en sa m ie n to en q u e se su p rim e su alteri-
co n tra rio , q u e lo reclam a. P ero la dialéctica en q u e se en­ dad recíp ro ca . Es el fam oso d iá lo g o q u e p re te n d e p o n er coto
c u e n tra no es un diálogo o, a lo su m o , es el diálogo del alm a a la v io len cia haciendo e n tra r en razó n a los in terlo cu to re s e
consigo m ism a, q u e se p re g u n ta y se responde. A sí definía in s ta u ra n d o la p az de la u n a n im id a d , vía p re d ile cta d el h u ­
P la tó n el p e n sa m ie n to . Según la in te rp re ta c ió n tra d ic io n a l del m anism o occid en tal. Nos e n c o n tra m o s an te la nob leza d e la
d iscu rso in terio r, q u e tiene su o rig e n en esta definición, el es­ renuncia id e a lista . ¡Sin d u d a alg u n a! Pero sem ejan te diálo g o
p íritu no d e ja d e ser uno y ú n ico m ien tras p ien sa, pese al sólo sería posible en el p u ro a m o r a la v erd ad y a la in telig i­
m o v im ie n to d ia lé c tic o en el q u e p u e d e c o n tra p o n e rs e a sí bilidad d e un u n iv erso s p in o z ia n o . A h o ra b ie n , s e m e ja n te
m ism o. sum isión a la verd ad pu ed e m o stra rse tam b ién com o p o d er
de d o m in io y com o p o sib ilid ad de astu cia. A sí o cu rre c u a n d o
se conoce al o tro com o un o b je to , al m arg en d e c u a lq u ie r
2. Lenguaje, razón y violencia s o c ia lid a d co n él. Y c u a n d o se h a a d q u ir id o so b re él un
dom inio c o m o el q ue se tie n e so b re u n a co sa , su rg e n del
E l len g u aje q u e se h a b la se re a liz a a través de la m u ltip lici­ lenguaje, q u e d e b ía co n d u cir a la ra zó n ú n ica, to d as las ten ­
d a d e m p íric a d e los h o m b res p e n s a n te s . P ero in c lu s o así taciones d e la retó rica en g a ñ o sa, d e la p u b licid ad y de la p ro ­
p u e d e ser c o m p re n d id o en su su b o rd in a c ió n al s a b e r. P ara paganda.
c a d a uno d e los in terlo cu to res, el lenguaje consiste e n ad e n ­ Pero s o b re todo es preciso p re g u n ta rse si la paz por la ra­
tra r s e en el p e n sa m ie n to del o tro , en coincidir con él en la ra­ zón, tan g r a t a a las alm as n o b les, no es trib u ta ria de la n o -in ­
zón, en in te rio riz a rse en ella. E n c o n tra ste con la « in te rio ri­ diferencia p re v ia hacia el o tro h o m b re, de la so cialid ad con
d a d » de las p asio n es solapadas y d e las perfidias se c re ta s de él. E sta s o c ia lid a d sería u n a re la ció n con el p ró jim o d is tin ta
las o p in io n e s s u b je tiv a s , la ra z ó n c o n s titu iría la a u té n tic a de la re p resen ta ció n q u e u n o p u ed e hacerse de su ser, d is­
v id a interior. tin ta del p u ro conocim iento d e su existencia, d e su n a tu r a ­
L a razón es u n a . No tiene co n q u ién co m u n ica rse, n a d a leza, de s u esp iritu alid ad . H a y q u e p re g u n ta rse si el d in a ­
h a y fu era d e ella. P o r tanto, es co m o el silencio del d iscu rso m ism o y la ex altació n de la p a z p o r la v e rd a d d e p e n d e n
in te rio r. L as p re g u n ta s y re sp u e sta s de tal « in te rc a m b io de ú n icam e n te de la supresión d e la a lte rid a d o d ep e n d en ta m ­
id eas» re p ro d u ce n o escenifican las d e un diálogo d el alm a bién de la posibilidad de un e n c u e n tro con el o tro en c u a n to
co n sig o m ism á. Los sujetos p e n sa n te s son com o in n u m e ra b le s otro (q u iz á gracias a un d iálo g o p rev io a la ra z ó n ), cuyo p re ­
p u n to s en to rn o a los cuales su rg e la clarid ad c u a n d o se h a­ supuesto e s u n a verd ad co m ú n .
b la n y se re e n c u e n tra n , e x a c ta m e n te igual q u e en el discu rso Sea c o m o fu e re , el m a y o r p ro b le m a q u e se p l a n t e a a
in te rio r c u a n d o se re a n u d a el hilo del p en sam iento q u e debía quienes e s p e ra n poner fin a la v io lencia m ed ian te un diálo g o
in te rro g a rse a sí m ism o. Es u n a c la rid a d en la que los p u n to s que ú n ic a m e n te deb ería llev ar el sa b e r a su perfección es la
o scu ro s de los d istin to s «yo» p a lid e c e n y se d ifu m in a n , pero dificultad q u e h ab ría , com o re co n o ce el m ism o P lató n , p a ra
ta m b ié n q u e d a n sublim ados. A fin d e cuentas, este in te rc a m ­ forzar a t a l diálogo a los h o m b re s en em istad o s y p ro p en so s a

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D IÁ I.O G O PR IO R ID A D D E L SABER S O B R E E L D IÁ L O G O EN H E G E L

re c u rrir a la v io len cia unos c o n tra otros. S ería preciso en co n ­ r a d ó ji c a m e n te , al m ism o tiem p o se lo digo a to d o s los d em ás
tr a r u n d iálo g o p a r a h acer e n tr a r en diálogo. A m e n o s que en cu an to q u e están im plicados tra s c e n d e n ta lm e n te en m í y
su p o n g am o s la u n id a d previa d e u n sab e r soberano y divino, los unos en los otros» (H usserl 1954, 262).
d e u n a su sta n c ia q u e se piense a sí m ism a y se halle d e s m e m ­
b ra d a en m ú ltip les conciencias in su ficien tem en te d u e ñ a s de sí
m ism as, lim ita d a s en sus h o rizo n tes, opuestas p o r sus d iferen ­ 4. P rioridad del saber sobre el diálogo en Hegel
cias y h ostiles u n as a o tras, p e ro q ue, de conflicto e n con­
flicto, se ven fo rzad as o co n d u c id a s a unos diálogos q u e facili­ T am bién tie n e su origen en e s ta p rio rid a d del s a b e r sobre el »>
ta ría n la co n v erg en cia de las m ira d a s a p a rtir de p u n to s de diálogo el m o d o com o Hegel, en las fam osas p á g in a s d e la Fe­
v ista m ú ltip les, pero necesarios p a r a la p len itu d de u n p e n sa ­ nomenología del espíritu, deduce del m ov im ien to d ialéc tico h a c ia
m ie n to q u e v u elve a en c o n tra r su so b e ra n ía y su u n id a d per­ el saber a b s o lu to la m u ltip licid ad d e las co n cien cias q u e se
d id a s, su yo pienso, o su sistem a. reconocen m u tu a m e n te y, de e s ta form a, se in te rc o m u n ic a n
entre sí. P e ro el pro ced im ien to h eg elian o re p re s e n ta , en u n
contexto o n to ló g ic o ra d ic alm en te d istin to con re sp ecto a la fe­
3. L a teoría husserliana de la intersubjetividad n o m e n o lo g ía d e H u sserl, u n e s fu e rz o e s p e c u la tiv o e n c a m i­
nado a fu n d a m e n ta r esa m u ltip lic id a d de form as d en tro del
Así, el m ism o o rigen del lenguaje p o d ría investigarse a p a rtir pen sam ien to , m ien tras que la m is m a necesidad con q u e a p a ­
del sab e r. H a b ría com enzado ló g ica y, q u izá, cro n o ló g ica­ rece el m o m e n to deducido im p lic a la im p o sib ilid ad d e q ue el
m e n te d esp u és q u e el saber. En la m u ltip licid ad e m p íric a de lenguaje se m a n te n g a d en tro d e la s dim ensiones d el cogito.
los seres q ue existen com o conciencias intencionales y e n c a r­
n a d a s , cad a s e r poseería el sa b e r y la conciencia de « alg o » y
d e su p ro p ia co nciencia. Pero, m e d ia n te experiencias « a p p re -
se n ta tiv a s» y m e d ia n te la co m p re n sió n , llegaría a to m a r con­
cien cia de las o tra s conciencias, es decir, a conocer la con­
cien cia q ue c a d a conciencia tien e d el m ism o «algo», d e sí
m ism a y de las d em ás conciencias. L a com unicación se esta ­
b lecería de la form a siguiente: los signos del len g u aje n a c e ­
ría n d e to d as las m anifestaciones expresivas d e los c u e rp o s
significantes e n la « ap p resen tac ió n » (o presentación n o di­
re c ta ). El len g u aje n ac ería de la « ap p resen tac ió n » , q u e es a
la vez ex p erien cia y lectu ra de los signos.
L a teo ría h u sse rlia n a de la in te rsu b je tiv id a d p u e d e ser
co n sid e ra d a co m o u n a form ulación rig u ro sa de la s u b o rd in a ­
ción d el diálo g o al sab e r, pues re d u c e a la vivencia en c u a n to
experiencia c u a lq u ie r m o d a lid a d d e se n tid o in d e p e n d ie n te a
q u e el diálogo p o d ría asp ira r. E n u n n o tab le y re p re se n ta tiv o
tex to d e su Krisis, H u sserl llega a « s itu a r en el d iscu rso in te ­
rio r el d iscu rso d irig id o a otros»: « L o que a q u í digo cien tífi­
c a m e n te , lo d ig o p o r m í m ism o y m e lo digo a mí; p e ro , pa-

82 83
LA D ISTA N C IA A B SO L U TA EN E L DIÁ LO G O

III. D iálogo y trascendencia la base — e x p re s a o tá c ita — de to d o diálogo. T a l clav e se d is­


»
tinguiría ra d ic a lm e n te de la o tra clave fu n d a m e n tal: yo-ello.
Esta ú ltim a e x p re sa ría el saber d e u n yo que se a d u e ñ a de un
objeto s o m e tid o en su n e u tra lid a d al acto del co n o cim iento,
que lo a s im ila y, según la term in o lo g ía de H u sserl, cu y as in ­
L a filosofía c o n te m p o rá n e a del d iálo g o su b ra y a o tra d im e n ­ tenciones c o lm a . D esignaría al s u je to de la filosofía id ealista
sión de sen tid o q u e se a b re en el lenguaje: la relación in ter- en su re la c ió n con el m undo, e n c u a n to vo lcad o h a c ia las
o h u m a n a — la so cialid ad o rig in aria— q u e se estab lece en el cosas y h a c ia los hom bres tra ta d o s com o cosas. D e n tro del
diálogo. T a l d im en sió n te n d ría u n significado por sí misma y propio d isc u rso , d esig n aría la re fe re n c ia del h a b la r a las reali­
c o n s titu ir ía u n a a u te n tic id a d e s p iritu a l p ro p ia . ¿N o es la dades y c irc u n sta n c ia s q u e n a rra o expone.
m u ltip lic id a d d e los sujetos p e n sa n te s, la p lu ra lid a d d e las Lo m ás significativ o de esta d istin c ió n es la o rig in alid ad e
co n cien cias, m ás que u n sim ple h ec h o — algo casu al o u n a irre d u c tib ilid a d de la clave fu n d a m e n ta l yo-tú: el yo-ello, el
« d e s g r a c ia » p u r a m e n te e m p ír ic a — d e b id o a u n a c a íd a o saber, no c o n s titu y e el fu n d a m e n to del yo-tú. L a n u e v a filoso­
ca tá stro fe o n to lò g ica del U no? ¿N o es la so cialid ad que el le n ­ fía del d iá lo g o en señ a q u e el a c to d e invocar o in te rp e la r al
g uaje estab le ce e n tre las alm as sino la com pensación de u n a otro com o u n tú y de hab larle n o d ep en d e de u n a experiencia
unidad de pensamiento que se h a b ría p e rd id o o h a b ría fracasado? previa del o tro ; en todo caso, el sig n ificad o del tú no p roviene
¿No c o n stitu y e m á s bien, p o r e n c im a d e la au to su ficien cia del de tal ex p e rie n c ia . L a socialidad d e l diálogo no co n siste en el
ser-p ara -sí, o tra p o sib ilid ad de excelencia h u m a n a , q u e no conocim iento d e la socialidad. E l d iálo g o no es la ex p erien cia
pu ed e m ed irse p o r la perfección d e la autoconciencia? del en cu en tro e n tre los hom bres q u e se h ab lan . Es un aco n te­
D e h ec h o , G a b riel M arcel d e n u n c ió ya en su Diario meta­ cim iento del e s p íritu ta n irre d u c tib le y tan o rig in ario , cuan d o
fisico lo q u e él llam a « v alo r e m in e n te de la autarkía, d e la menos, com o el cogito. D e hecho, s e g ú n B uber, el tú p o r exce­
au to su ficien cia» , y afirm ó que «sólo u n a relació n en tre dos lencia es in v o c a d o en el tú de D io s, etern o e in v isib le, no ob-
vivientes p u ed e ser calificada d e esp iritu al» (M a rcel 1927, jetivable y n o tem atizab le. P a ra G a b rie l M arcel, d irig irse a
207). Dios en te rc e ra p erso n a sería n o e n c o n trarlo . E n el diálogo,
en el yo-tú se d a ría , m ás allá del s a b e r colm ado p o r y en el
m undo, la a p e r tu r a a la tra sc e n d e n c ia (—* trascendencia y Dios
1. E l «yo-tú» y «yo-ello» de M a rtin B uber de la fe).

En la n u e v a reflexión, la socialidad d el lenguaje n o es red u c-


tible y a a la tran sm isió n d e saberes e n tre los m ú ltip les «egos» 2. La distancia absoluta en el diálogo
ni a su co n fro n tació n . E n esta co n fro n tació n , los saberes se y la idea de soledad en Rosenzw eig
elev arían a u n a intelig ib ilid ad u n iv e rsa l en la q u e los «egos»
p en sa n te s q u e d a ría n ab so rb id o s, su b lim a d o s o unidos p a r a Por otra p a r te , en el diálogo h ay u n a d istan cia a b s o lu ta entre
« b astarse p o r fin a sí m ism os» en v irtu d de esta u n id a d d e la el yo y el tú , q u e se hallan a b s o lu ta m e n te se p a ra d o s por. el
razón. m isterio in e fa b le de su in tim id ad , pu es cad a in te rlo c u to r es
E n d ic h a reflexión, la relación e n tre los sujetos p en sa n te s único en c u a n to yo y en cu an to tú , a b so lu tam en te d istin to
te n d ría u n se n tid o por sí m ism a: el d e la socialidad. Lo e n ­ con respecto al otro, sin n in g u n a m ed id a co m ú n ni ningún
c o n tra ría en la in terp e la ció n de u n tú p o r un yo, en lo q u e espacio lib re p a r a u n a co in cid en cia. Sin em b arg o , a h í se des­
B u b er lla m a clave fu n d am en tal y o -tú , q u e sería el p rin cip io y pliega — o se in terp o n e co n sa g ran d o al yo com o yo y al tú

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D IA L O G O LA PA RAD OJA D E LA F IL O S O F IA D E L D IÁ L O G O

com o tú — la re lació n e x tr a o r d in a r ia e in m e d ia ta del d iá ­ ñores a c u a lq u ie r d istin ció n de los térm in o s, sea cu al fuere su
logo, que trascien d e esa distancia sin suprim irla ni recuperarla conjunción. Se tra ta de u n a d ista n c ia ab so lu ta re fra c ta ria a la
del m ism o m o d o q u e la m ira d a reco rre la d is ta n c ia que la síntesis q u e la m ira d a sin ó p tica d e u n tercero p u e d a p re te n ­
sep a ra d e u n objeto del m u n d o c o m p re n d ién d o la y englobán­ der estab lecer e n tre dos perso n as e n diálogo. El yojy el tú no
dola. se dejan u n ir e n u n ab razo objetivo; no cabe e n tre ellos n in ­
Si re c o rd a m o s la im p o rta n te d istin ció n que F ra n z Rosen- guna y . N o fo rm a n un co njunto. N o h ay n in g u n a u n id a d que
zweig hace en lo hum ano entre el individuo en cu a n to pertene­ p u ed a su rg ir « p o r encim a d e sus cab ezas» o «a sus espaldas»
ciente al m u n d o y la m ism idad, si tenem os en c u e n ta la sole­ en el esp íritu d e u n tercero y c o n s titu ir allí un to d o en sam ­
d ad de la mismidad en que se m a n tie n e el yo (y cu y o «cómo» blado. C o m o ta m p o c o h ay entre el yo y el tú u n a tem atiza-
constitu y e a m i en ten d e r el m isterio del p siq u ism o ), entonces ción del tú . E l tú no es u n a o b jetiv ació n en la q u e sólo se ha
q u izá p o d a m o s m ed ir la sep a rac ió n o ntológica ex isten te entre evitado co sifica r al otro. El e n c u e n tro no p erten ece al m ism o
las p erso n as, so p esa r la tra sc e n d e n c ia q u e se ab re e n tre ellas. orden que la ex p erien cia.
P artien d o d e a h í p o d ríam o s c a lc u la r ta m b ié n la e x tra o rd in a ­ Pero en el d iálo g o , en la in terp e la ció n de un tú p o r el yo,
ria tra n s itiv id a d del diálogo y el significado supraontológico se ab re u n p a s o e x tra o rd in a rio e in m ed iato , m ás fu e rte que
— o religioso— de la socialidad o cerca n ía h u m a n a . todos los lazos ideales y to d as las sín tesis q u e el «yo pienso»
L a so le d a d de la m ism idad d e q u e h a b la R osenzw eig no p u ed a e s ta b le c e r en su afán de ig u a la r y de c o m p re n d e r. U n
d eb e e n te n d e rs e en el sentido d e H eid eg g er, que h a c e de ella paso donde n o h ay paso. Precisamente porque el tú es completa­
un modo deficiente del «ser-con». E n R osenzw eig se tr a t a de un mente distinto del y o hay diálogo entre el uno y el otro. Q u iz á resida
a islam ien to q u e no sale d e sí, q u e no conserva n in g ú n re­ aq u í el p a ra d ó jic o m en saje de to d a la filosofía del d iálo g o o
c u e rd o d e la c o m u n id a d ; p e ro es ta m b ié n un a isla m ie n to u n a m a n e ra d e defin ir el esp íritu p o r la trasc en d en c ia , es de­
ajeno al s e r d e las cosas, las cuales, en cu a n to individuos, cir, por la socialidad, por la relación in m ediata con el otro.
p erten ecen y a a un género co m ú n . Se tra ta de un aislam ien to Esta relación se distingue d e todos los vínculos q u e se estable­
con sisten te e n no ten er « n a d a en co m ú n con n a d ie ni con cen dentro d e u n m undo en el que el pensam iento en cuanto
n ad a » , el c u a l no necesita, dich o sea d e paso, n in g u n a «re­ saber piensa a su m edida, y la percepción y el concepto ap re­
du cció n tra s c e n d e n ta l» p a ra significar «fuera del m undo». henden lo d a d o y se ad u eñ an de ello y, así, en cu en tran su satis­
facción. Se tra ta d e u n a relación que p a ra B uber es la relación y
que se dio «al principio». E l len g u aje no ten d ría com o finali­
3. L a p a radoja de la filo so fía del diálogo d ad ex p resar lo s estados d e conciencia; sería u n in co m p arab le
y el nuevo concepto de espíritu aco n tecim ien to esp iritu al d e la trasc en d en c ia , al cu al se halla
referido y a c u a lq u ie r esfuerzo de ex p resión, c u a lq u ie r deseo
S ería e rró n e o a d o p ta r el p u n to d e vista del lógico y concebir de co m u n ica r u n co n ten id o de p en sa m ie n to . F ra n z R osen­
la d ista n c ia a b s o lu ta bajo la noción p u ra m e n te fo rm al de la zweig entiende el lenguaje en el p lan o de la revelación en sen­
sep aració n ex iste n te entre dos térm in o s c u a lq u ie ra , que son tido em in en te y religioso, q u e p a r a él significa la acció n de
d istin to s y a p o r el m ero hecho d e q u e el u n o no es el otro. La p oner en re la c ió n elem entos del A b so lu to aislados y re fra c ta ­
d istan cia o a lte rid a d ab so lu ta de la trasc en d en c ia significa la rios a la sín te sis, refractario s a su inclusión en u n to do, a
d iferen cia y la relación en tre el yo y el tú en c u a n to in terlo cu ­ cu alq u ier co n ju n c ió n en la q u e, co m o en la filosofía id ealista,
tores, con re sp e c to a los cuales la noción « c u a lq u ie r térm ino» p erd erían su p ro p ia vida.
o «algo en g e n e ra l» es una ab stra c c ió n form al. Lo co ncreto es
la d istan cia a b s o lu ta y la relació n del diálogo, que son ante­

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DIÁLOGO Y TRASCENDENCIA

4. ¿Tiene el discurso interior sus raíces en el lenguaje? cibidos, a u n q u e se a n g ra tu ito s. E sto es algo q u e no siem p re
dicen los filósofos d el diálogo, si bien re p re se n ta la id e a esen­
C a b e p re g u n ta rs e si el discurso in te rio r del cogito no es ya un cial q u e ellos h a c e n posible.
m o d o d eriv a d o d e la conversación con el o tro , si el sim bo­ El diálogo es la no in d iferen cia del tú p a ra el yo, u n sen ti­
lism o lin g ü ístico q u e em plea el a lm a «en la co n v ersació n con­ m ie n to d e s-in te r-e s a d o q u e p u e d e d e g e n e ra r en o d io , p ero
sigo m ism a» n o supone ya un d iálo g o con o tro in terlo cu to r, si q u e tam b ién significa la p o sib ilid ad d e lo q u e — q u iz á con
la in te rru p c ió n del m ovim iento esp o n tán e o del pensam iento ca u te la— d eb em o s lla m a r a m o r y sem ejan za con el am o r.
en su reflexión so b re sí m ism o y h a s ta las a lte rn a n c ia s dialéc­ C u a n d o afirm a m o s esto, n o nos d ejam o s e n g a ñ a r p o r la
ticas del ra z o n a m ie n to , en las q u e mi p en sa m ie n to se separa m o ral ni e s c la v iz a r p o r las id e a s y los v alo re s d e u n a m ­
de sí m ism o y se re en cu e n tra co m o si fuera algo d istin to de biente d e te rm in a d o . L a idea d el bien aflora en el d iálo g o de
él, no c o n stitu y e n un testim onio d e un diálogo o rig in al y pre­ la trascedencia ú n ic a m e n te p o rq u e el o tro es im p o rta n te en el
vio; p o r co n sig u ien te, cabe p re g u n ta rse si el p ro p io s a b e r y la en cuentro. L a re la c ió n en q u e el yo e n c u e n tra al tú es el lu ­
conciencia no tie n e n su com ienzo en el lenguaje. A u n q u e el g a r y la c irc u n sta n c ia o rig in a ria del ac o n tecim ien to ético. El
diálo g o te rm in e p o r ten er co n cien cia de sí m ism o — com o lo hecho ético no d e b e n a d a a los valores: son éstos lo q u e le d e­
a te s tig u a n , al m en o s, las p á g in a s q u e le d e d ic a n los filó­ ben todo. Lo c o n c re to del bien rad ica en el v aler d e la o tra
sofos— , es la reflexión quien lo descu b re. P ero la reflexión o persona. Sólo en u n a fo rm alizació n ap a rec e la am b iv alen c ia
la in te rru p c ió n d e la e sp o n ta n e id a d de la v id a su p o n en su del valer, la re sisten c ia al d iscern im ien to , la e q u id ista n c ia en ­
c u e stio n a m ie n to p o r el otro, cosa q u e no sería posible sin un tre el bien y el m a l. E n el v aler del otro, el bien es a n te rio r al
d iálo g o previo, sin el en cu en tro con el otro. m al (—» interés y d esp ren d im ie n to ; valores y fu n d a m e n ta c ió n
d e n o rm as).

5. P roxim idad, fra tern id a d e idea del bien


6. E l diálogo, modo originario de la trascendencia
Así, la u n id a d d e la autoconciencia, igual a sí m ism a p o r su
ig u alació n con el m u n d o , tiene co m o p re su p u esto el en cu en ­ Así pues, el d iálo g o no es sólo u n a form a de h a b la r. Su signi­
tro del diálogo, el cual sería un p en sa m ie n to q u e p ie n sa más ficado tiene un a lc a n c e g en eral. El diálogo es la tra s c e n d e n ­
allá d el m u n d o . L a diferencia ra d ic a l entre el yo y el tú si­ cia. El h a b la r en diálogo no es u n a de las posibles fo rm as de
tu ad o s en la re la c ió n dialógica en q u e se efectúa el en cu en tro la trascen d en cia, sino su m o d o orig in ario . M ás a ú n , la tra s ­
no su p o n e u n sim p le fracaso del conocim iento del u n o por el cendencia sólo a d q u ie re sen tid o cu an d o u n yo dice tú . Es el
otro , d e la sín tesis, de su co incidencia o de su identificación, dia del dialogo. P o r ta n to , en el contexto co n creto d e lo h u ­
sino el logro o la g an a n cia d e un m ás allá d e u n o m ism o, el m ano, la tra sc e n d e n c ia es u n concepto tan v álido, c u a n d o
logro o la g a n a n c ia de la proximidad del p rójim o, m ejor q u e la m en o s, com o el d e la in m a n e n c ia -a l-m u n d o , c u y a v a lid e z
co in cid en cia c o n u n o m ism o, y ello a pesar, o a cau sa, de la ú ltim a cuestiona. E n oposición con los conocidos an á lisis hei-
d iferen cia q u e los sep ara. El logro o la g a n a n c ia se consiguen deggerianos, a b o r d a r el hecho h u m an o a p a rtir del diálogo
con el propio d iálo g o , no p o rq u e in terv e n g a en la co n v ersa­ im p lica re in tro d u c ir en la reflexión filosófica el m ás allá del
ción u n a voz s o b re n a tu ra l ni en v irtu d de un prejuicio. Y re­ m u n d o , sin q u e eso sig n ifiq u e u n sim p le re c u rso a lo q u e
siden en el d o n g ra tu ito o la g ra cia d e que el o tro v en g a a mi N ietzsche llam a los « trasm u n d o s» en el sen tid o d e la m etafí­
en cu en tro , co m o dice B uber. El lo g ro de la fra te rn id a d puede sica trad icio n al. A q u í hay e stru c tu ra s y co n cep tu alizacio n es
ir m ás allá d e la s satisfacciones q u e se esperan d e los d o n es re­ nuevas con re so n an cias de u n a filosofía g en eral q u e se sitú a
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D IÁ L O G O D IÁ L O G O Y T R A SC EN D EN C IA

m ás a llá d e la te m á tic a a n tro p o ló g ic a y te o ló g ic a . B u b er ad q u ie re u n sen tid o nuevo: la sem ejan za d e D ios se m a n i­


su b ra y a la fo rm a sin g u lar y o rig in a ria de la re la c ió n , q u e no fiesta en el tú y no en el yo. El m ovim iento q u e nos llev a al
se d e ja e n c e rra r e n el psiquism o d el yo ni del tú . L a relación pró jim o nos lleva ta m b ié n a Dios.
es el en tre-lo s-d o s, el origen que co n sa g ra al yo co m o yo y al P a ra B uber, la re la ció n con D ios se estab le ce com o p ro ­
tú com o tú, q u e evid en tem en te n o puede e n te n d e rs e como longación d e la re la ció n y o -tú , d e la so cialid ad con el h o m ­
u n a terc era in s ta n c ia , sujeto o su b sisten cia, q u e re a liz a la m e­ bre. T a m b ié n aq u í n o s e n c o n tra m o s p ro b a b le m en te con la re ­
d iació n . E ste p la n te a m ie n to significa rom per n o sólo con la cu p e rac ió n de un te m a bíblico: la epifanía d iv in a se esp e ra
p s ic o lo g ía , s in o ta m b ié n con las n o cio n e s o n to ló g ic a s de siem p re en u n co n tex to ético, en el encu en tro con el o tro , con
su jeto y su sta n c ia , y afirm ar la n u e v a m o d alid ad del «entre- el tú. ¿Es preciso re c o rd a r p a sa je s com o el ca p ítu lo 58 de
los-dos», q ue im p lic a la ontología y el psiquism o d e la copre- Is a ía s (cf. ta m b ié n M t 25)? ¿E s preciso re c o r d a r ta m b ié n
sen cia y de la so cialid ad . ciertas p ág in as, tal v ez m enos conocidas, del P en tateu c o ? S ig­
A u n q u e el a lc a n c e sistem ático d el nuevo an á lisis del d iá­ n ificativ am en te, la fó rm u la « te m e r a D ios» ap a re c e allí en
logo es esencial, deb em o s su b ra y a r su significado an tro p o ló ­ u n a serie de versículos q u e re co m ien d an p a rtic u la rm e n te el
gico y su a s p e c to teológico. A q u í n o po d em o s m e n c io n a r resp eto al hom bre, la p re o c u p a c ió n por el p ró jim o , com o si el
to d as las d esc rip cio n es concretas su rg id a s en la lite ra tu ra filo­ m a n d a m ie n to de te m e r a D ios no se a ñ a d ie ra sólo p a r a re fo r­
sófica so b re el d iálo g o . A la fenom enología de la in ten cio n ali­ zar el p recep to de « n o m ald ec ir al sordo ni p o n e r tro p iez o s al
d a d se y u x ta p o n e — a veces con u n ac en to n eg ativ o — u n a es­ ciego» (Lv 19,14), d e «no p e rju d ic a r a o tro » (L v 25,17), de
pecie d e fen o m enología de la rela ció n . Así, a la « p o larid ad » «no exigir intereses n i recargos al h erm an o caíd o , a u n q u e sea
no reversible d el a c to intencional, a la e stru c tu ra «ego-cogito- e x tra n jero o recién llegado» (L v 25,35), etc., sino co m o si
co g itatu m » , en la q u e el polo «ego» n u n ca p u e d e convertirse o el « tem o r d e Dios se d efin iera p o r estas p ro h ib icio n es é ti­
en el polo o b jetiv o , se co n trap o n e la re v ersib ilid ad o recipro­ cas, com o si el « te m o r de D ios» fu era este te m o r p or el o tro
c id ad del yo-tú: el yo dice tú a u n tú que, en c u a n to yo, dice (—> ex p e rien cia c o tid ia n a y e sp iritu alid ad ; ex p e rien cia y fe;
tú al yo; la a c tiv id a d de h a b la r en el diálogo es ipso fa d o la trascendencia y Dios de la fe ).
p asiv id ad de la escu ch a; en su m ism a e sp o n ta n e id a d , la p a la ­
b r a se e x p o n e a la re s p u e s ta . E l tú es in te r p e la d o com o
« ex clusividad» y n o com o p e rte n e c ie n te al m u n d o , au n q u e
el e n c u e n t r o se p r o d u c e en el m u n d o , m i e n t r a s q u e la
in ten cio n alid ad sie m p re a b o rd a el o b je to en el h o riz o n te del
m undo.
L a p o sib ilid ad d e una e sp iritu a lid a d h u m a n a q u e no co­
m ien ce p o r el s a b e r, por el p siq u ism o en cu a n to experienda, y
el h echo de q u e la relación con el tú e n su p u re z a sea la rela­
ción con el D ios invisible re p re s e n ta n sin d u d a u n a n u ev a vi­
sión d el p siq u ism o h u m an o , com o y a hemos in d ic a d o . Pero
son ta m b ié n d e g r a n im p o rtan cia p a r a la o rie n ta c ió n de la
teología: el Dios d e la plegaria o d e la invocación es m ás ori­
g in a rio q u e el D io s d e d u c id o del m u n d o o d e u n r a z o n a ­
m ien to «a p rio ri» y en u n ciad o en u n a proposición d e in d ic a ­
tiv o . E l viejo te m a bíblico del h o m b re a im a g e n d e D ios

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E P IF A N ÍA D E D IO S EN E L D IA LOG O

v in c u la d o a o tro h o m b re . E n B u b e r, las d e s c rip c io n e s del


IV . D el diálogo a la ética « en cu en tro » conservan siem p re u n a cierta to n a lid a d axioló-
gica. P ero ¿no significan la p ro p ia in m ediatez d e la relació n y
su ex c lu siv id ad , más q u e la sim p le negación d e las m e d ia ­
ciones y desviaciones, u n a c ie rta urgencia en la a c titu d q u e se
Se h a afirm ad o en to n o de reproche q u e las d escrip cio n es del ha d e to m a r a n te el o tro , u n a c ie rta urgencia d e la in te rv e n ­
d iálo g o y to d a la «fenom enología» del y o -tú a d o p ta n u n a pos­ ción? ¿N o es ya p ara el y o la m is m a a p e rtu ra d el diálogo u n a
tu ra n eg a tiv a frente a la in ten c io n a lid a d y las e s tru c tu ra s de form a d e d escubrirse, d e e n tre g a rse , de ponerse a d isposición
la co nciencia tra sc e n d e n ta l y d e sa rro lla n una p sicología o u n a del tú? ¿ P o r qué se h a b la ? ¿T al vez porque el su jeto p e n sa n te
o n tolo g ía n eg ativ as — del m ism o m o d o que otros h a c e n una tiene algo q u e decir? P e ro ¿por q u é tiene q u e decirlo? ¿P o r
teología n eg a tiv a— , cosa q u e p o n d ría en en tre d ich o la a u to ­ qué no le b a s ta pensar lo q ue p ien sa? ¿No dice lo q ue p ien sa
n o m ía de la n u ev a fo rm a d e p en sa m ie n to . Pero el diálogo, p re cisam en te porque él v a m ás a llá d e lo q u e le b a sta y p o r­
q u e co n stitu y e en to d a esta co ncepción el lugar p ro p io y la que el lenguaje genera este m o v im ien to de fondo? M ás allá de
c irc u n sta n c ia c o n c re ta d e la tra sc e n d e n c ia o de la re la c ió n en la au to su ficie n cia, en la in d iscrec ió n del tuteo y d el vocativo,
su d o b le sen tid o d e d ista n c ia a b s o lu ta y de re c o rrid o de la que re p re s e n ta n a la vez re iv in d icació n de u n a re sp o n sa b ili­
m ism a p o r el len g u aje en la in m e d ia te z del yo -tú , contiene dad y p ro m e s a de fid elidad (—> v alo res y fu n d a m e n ta c ió n d e
u n a d im en sió n ética en la q u e a p a re c e m ás ra d ic a lm e n te la norm as).
r u p t u r a d e l d iá lo g o co n los m o d e lo s tr a s c e n d e n ta le s de
la conciencia.
2. E p ifa n ía de Dios en la dimensión ética del diálogo

1. E l diálogo, origen de lo ético Es cierto q u e B uber d esc rib e a veces la relación yo-tú com o
el p u ro c a r a a c a ra del e n c u e n tro , com o u n a arm o n io sa co-
S eñalem os a n te todo q u e la filosofía del diálogo se o rie n ta h a ­ presencia « frente a frente»; pero ¿se reducen el c a ra a cara, el
cia un co n cep to de lo ético q u e se s e p a ra de la tra d ic ió n , la en cu en tro y el «frente a fren te» a u n juego d e reflejos en u n
c u a l d e d u c ía lo é tic o del c o n o c im ie n to y d e la r a z ó n en espejo y a sim ples relacio n es ó p tic a s? En esa fo rm alizació n
c u a n to fa cu ltad de lo u n iversal y lo co n c eb ía com o u n estrato extrem a, la relación p ierd e su «h etero n o m ía» , su tr a s c e n d e n ­
su p erp u esto al ser. A sí, lo ético se h a lla b a su b o rd in a d o a la cia, su a-so ciació n . El y o -tú e n c ie rra , de e n tra d a — en su in ­
p ru d e n c ia , a la universalización de la m áx im a d e ac ció n (en m ediatez, es decir, en fo rm a de u rg e n c ia y sin re c u rrir a n in ­
la q u e ta m b ién se te n ía en cu en ta el re sp e to a la p e rs o n a h u ­ g u n a ley u n iv e r s a l— , u n a o b lig a c ió n . T a l o b lig a c ió n es
m a n a , p ero com o fó rm u la segunda — o d e riv a d a — d e l im p e ra ­ in sep arab le, p o r su p ro p io sen tid o , d e la v alo ra ció n del o tro
tivo categ ó rico ) o a la contem plación d e una je r a r q u ía de v a ­ como o tro e n el tú y de la n ecesid ad d e servir en el yo. V a le r
lores c o n s tru id a com o el m u n d o p la tó n ic o de las id eas. del tú, d ia c o n ía del yo: p ro fu n d id a d e s sem ánticas d e la «clave
Lo ético co m ien za en el yo-tú del diálogo, en c u a n to que fu n d a m e n tal» , p ro fu n d id a d es éticas.
el y o -tú re p re se n ta el v aler del o tro o, m ás e x a c ta m e n te , en A d ife re n c ia de lo q u e o cu rre en la «recip ro cid ad » , en la
c u a n to q u e sólo en la inm ediatez d e la relación c o n el otro que ta n to in siste B uber — a n u estro ju ic io erró n ea m e n te— , en
— y sin re c u rrir a n in g ú n principio g e n e ra l— a p a re c e un sig­ la relación h a y u n a d esig u ald a d , u n a disim etría. S in e sc a p a ­
nificado com o valer. E s un valer q u e le pertenece al h o m b re toria p o sib le , com o si h u b ie ra sid o elegido p a r a ello y, p o r
en v irtu d del v alo r del tú, del otro en cu a n to o tro , u n valor tanto, fu e ra insustituible, el yo está en el diálogo al servicio

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D IA L O G O

del tú . E s ta d e sig u a ld a d puede p a re c e r a rb itra ria , a m enos B ib lio g r a fía


q u e, en la p a la b ra d irig id a al otro , en la ética de la a c o g id a ,
co n stitu y a el p rim e r servicio religioso, la p rim era p le g a ria , la
p rim e ra litu rg ia , aq u ello p o r lo q u e D ios llega al e s p íritu y el L. Baeck, Von Moses Mendelssohn zu Franz Rosenzweig. Typen jüdischen
térm in o D ios p e n e tra en el lenguaje y en la buena filosofía. Selbstverständnisses in den letzten beiden Jahrhunderten ( S tu ttg a r t
E v id e n te m e n te , no se tr a t a de q u e d eb a m o s to m ar al o tro por 1958).
D ios ni d e q u e Dios, el tú eterno, se e n c u e n tre sim p le m e n te R. B erlin g er, Augustins dialogische Metaphysik (F ran cfo rt 1962).
en u n a p ro lo n g ació n del otro. Lo q u e a q u í cu e n ta es q u e esta L. B in sw a n g e r, Grundformen und Erkenntnis menschlichen Daseins (M u -
n ic h -B a sile a 1962).
p a la b ra d e sm e su ra d a a d q u ie re sen tid o p a ra el p e n s a m ie n to
J . Bloch, D ie Aporie des Du. Probleme der Dialogik Martin Bubers (H e i­
d esd e la re la ció n con el otro , desde el fo n d o del d iálo g o , y no
d elb erg 1 9 7 7 ).
a la in v ersa.
T. de B oer, Tussen Filosofe en profetie (B a a rn 1976)
L a fo rm a en q u e D ios a d q u ie re se n tid o en el y o -tú p a ra M. J . B ono G u a rd io la , Comunicación interpersonal y lenguaje (A lican te
h acerse u n v o cab lo del lenguaje in v ita a u n a nueva reflexión. 1976)
N o es o b jeto del p re se n te estudio. N u e stro propósito h a sido L. B o u c k ae rt, E en Filosofe van het Gelaal (N im eg a 1976).
o tro: s e ñ a la r q u e el d iálogo, a d iferen cia del saber y d e d e te r­ J . Brow n, Kierkegaard, Heidegger, Buber and Barth. Subject and Object in
m in ad as ex p licaciones d e algunos filósofos del d iálo g o , es u n Modem Theology (N ueva Y o rk 1962).
p e n sa m ie n to d e lo desigual, un p e n sa m ie n to que p ie n s a m ás E. B ru n n er, W ahrheit als Begegnung (B erlin 1938).
allá de lo d a d o ; m o stra r el m odo com o e n el diálogo o , m ejor, M. B uber, W erke. I Schriften zur Philosophie (H eid elb erg 1962).
en la é tic a d e l d iá lo g o — en m i d ia c o n ía con r e s p e c to al — Philosophen des 20. Jahrhunderts, ed. p o r P. A. Schilpp.
o tro — yo p ien so m ás d e lo que p u ed o com p ren d er, e l m odo B. C asp er, D a s dialogische Denken. Eine Untersuchung der religionsphilo­
com o a d q u ie re sentido lo in co m p re n sib le o, ta m b ié n ca b ría sophischen Bedeutung Franz Rosenzweigs, Ferdinand Ebners und Marlin
Bubers ( F r ib u r g o 1967).
decir, el m o d o com o yo pienso m ás de lo q u e pienso. E sto no
C. C astilla d e l P in o , La incomunicación (B arc elo n a 71975).
es p u ra b u rla ni sim ple fracaso del sa b e r; es quizá lo q u e ex­
H. C ohen, R eligion der Vernunft aus Quellen des Judentums (W ie sb a d e n
p re s a la p a r a d o ja c a rte s ia n a d e la id e a del In fin ito en m í 21978).
(—» p e rso n a e im agen d e Dios; trascendencia y Dios de la Je). M. D ia m o n t, M a rtin Buber ( N u e v a Y ork 1960).
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D IA LO G O B IB L IO G R A F IA

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96 97
Trascendencia y Dios de la f e

Henri Bouillard
Introducción 101
Introducción
I. Trascendencia filosófica 104
/. Necesidad de la filosofía 104
2. La «Lógica de la filosofia» 107
U n a en c ic lo p ed ia in te rd isc ip lin a r co n sa g rad a al e sta tu to d e la
3. La eternidad de la presencia en el tiempo de la historia 111
fe cristian a en la sociedad m o d e rn a d eb e e x a m in a r la céleb re
4. Razones de una opción 116
oposición e sta b le c id a p o r P a sc a l e n tre el D ios d e A b ra h á n y
de J e su c risto y el D ios de los filósofos y los sabios. C o n esta
II. Exam en crítico de la teología natural 119 ú ltim a ex p resió n se refería P a sc a l a «un D ios sim ple a u to r de
1. Teología natural y teología de lo sobrenatural 119 las verdades g eo m étric as y del o rd e n de los elem entos» (P a s­
2. La teología natural, una amalgama de filosofa y religión 120 cal n.° 449), a un D ios conocido al m arg en d e la m ed iació n
3. La teología filosófica de la Grecia clásica 123 de C risto. S e m e ja n te Dios es u n p ro d u cto d e lo q u e y a el
4. La novedad cristiana 124 m ism o P ascal lla m a b a deísm o (ibíd.). D esde entonces, el em ­
5. Tomás de Aquino 126 pleo de la ex p resió n p o r él a c u ñ a d a se h a ex ten d id o a to d as
6. La época clásica de los tiempos modernos 127 las form as de teolo g ía filosófica. El D ios d e los filósofos es
7. E l período contemporáneo 128 a n te todo el D ios d el «teísm o», esa form a d e teología n a tu ra l
q u e p re te n d e d e m o s tra r la e x iste n c ia d e un D ios p erso n al y
III. Trascendencia religiosa y trascendencia filosófica 130 creador, es d e c ir, d e u n Dios cu y o s a trib u to s coinciden b á s i­
1. Diferencias 130 cam ente con lo s del D ios d e la fe cristian a . P ero este D io s es
2. Conocimiento natural de Dios 133 tam bién el T o d o ab so lu to o la N a d a ab so lu ta: p o r un la d o , la
3. Experiencia teologal 134 S ustancia, el Deus sive natura d e S p in o za, o el E sp íritu a b s o ­
4. Lenguaje poético, metafórico y mítico 135 lu to de H egel; p o r o tro , el U n o in d e te rm in a d o e in efab le de
5. La trascendencia filosófica como lugar bara la experiencia religiosa 136 la henología n eo p la tó n ic a y d e la m ística d io n isian a. N u e stro
6. Nota fin a l 138 interés se c e n tr a a h o ra en el D io s del teísm o , d e la teología
n a tu ra l, p o rq u e h a d ese m p e ñ ad o un p ap el m u y im p o rta n te
en la e la b o ra c ió n d e la teología c ristian a y p o rq u e la crisis
q u e a c tu a lm e n te pesa sobre él tien d e a m o d ificar e s tru c tu ra l­
m ente esa teo lo g ía creyente.
Artículos complementarios U n ra sg o c a rac te rístic o d e n u e s tra c u ltu ra sec u la rizad a ,
d o m in ad a p o r la cien cia y la té c n ic a , es que el Dios d e los fi­
Ateísmo y ocultamiento de Dios; autonomía y condición creatural; co­ lósofos y d e los sab io s casi p a re c e h a b e r d esa p are cid o d e ella.
munidad; cristianismo y religiones del mundo; crítica y reconocimiento; D esde sus m ism o s orígenes h a s ta u n a fecha reciente, la filoso­
determinación y libertad; diálogo; experiencia de la contingencia y pre­ fía h a solido c o n sid e ra r como su ta re a m ás elev ad a p ro p o rcio ­
gunta por el sentido; experiencia y fe; historia del mundo e historia de n a r a los h o m b re s u n co n o cim ien to cierto y u n a idea p u r a de
la salvación; Ilustración y revelación; lenguaje literario y lenguaje reli­ la d iv in id ad . S in h a b la r de la A n tig ü ed ad y d e la E d ad M e­
gioso; mito y ciencia; persona e imagen de Dios; realidad - experiencia - d ia , d e sta q u e m o s q u e K an t co in cid e con D escartes y L eib n iz
lenguaje; secularización; teoría de la ciencia y teología; tiempo y eterni­ cu an d o afirm a q u e «Dios, la lib e rta d y la in m o rta lid a d del
dad; utopía y esperanza; valores y fundamentación de normas. a lm a son las ta re a s a cuya so lu ció n d eb en e n c am in arse com o

100 101
T R A S C E N D E N C IA Y D IO S DE LA FE IN T R O D U C C IÓ N

a su s u p re m o y único fin todos los recursos de la m etafísica» filosofía se h a tra n s fo rm a d o en s u m ism a esen cia. ¿O d e b e ría
(K a n t, K ritik der Urteilskraft, en Werke V , 473). D ios no deja p en sa rse m ás b ie n q u e, a n im a d a d esd e siem p re p o r el m ism o
de ser u n te m a ca p ita l p a r a la filosofía cu an d o K a n t critica proyecto fu n d a m e n ta l q u e sigue hoy, ha h a b la d o siem pre de
las p ru e b a s esp eculativas d e su existencia, cu an d o F ic h te de­ Dios en d e p e n d e n c ia d e la religión y, en co nsecuencia, su si­
c la ra q u e n o es p o sib le c o n c e b irlo com o u n a s u s ta n c ia ni lencio es n o rm a l en u n a so c ie d a d s e c u la riz a d a en q u e la
com o u n s e r personal, c u a n d o F eu erb ach , M arx y N ietzsch e creen cia en D ios y a no form a p a r te d e la c u ltu ra com ún, y la
tra ta n d e ex p licar la génesis de la idea d e Dios y p ro c la m a n fe v iv a es cosa d e u n a m inoría? P ero si la filosofía no h a b la
c o n tra H eg el y co n tra el cristian ism o en general q u e la reli­ de D ios, ¿está c e rra d a a cu a lq u ie r trasc en d en c ia ? ¿D ebe n e ­
gión es u n a ilusión ni, fin alm en te, c u a n d o A le x a n d re K ojéve garle al no c rey en te la p o sib ilid ad d e u na s a b id u ría sub specie
o J e a n - P a u l S artre p re g o n a n su ateísm o e in te n ta n ju stifi­ aeternitatis ? ¿Es u n a reflexión so b re la •_¡>¡stemología y la te o ría
carlo. de la ciencia, o so b re los p ro b lem as políticos, económ icos y
P ero en to rn o a la se g u n d a g u e rra m u n d ial c a m b ió consi­ sociales lo único q u e ofrece p a ra el diálogo e n tre creyentes y
d e ra b le m e n te la situ ació n d e co n ju n to , al m enos en E u ro p a no creyentes? A d e m á s, desde el p u n to de v ista teológico, si se
O c c id e n ta l. H o y el filósofo, si no es creyente, no su ele h a b la r a b a n d o n a la teología n a tu ra l clásica, ¿qué o c u rre con el c o n o ­
de D ios, a n o ser q u e co m en te textos clásicos; ni s iq u ie ra se cim iento n a tu ra l de D ios, que la Iglesia ca tó lica ha c o n si­
d etien e a ju s tific a r el re ch az o d e su idea. C om o p ie n sa que d e ra d o siem p re c o m o u n s o p o rte ra c io n a l d e su fe y c u y a
Dios no p erte n ece al c a m p o de su experiencia y d e sus exi­ d o c u m e n ta c ió n e n la B iblia n o p u e d e ig n o ra r la exégesis
g encias ra cio n ales, g u a r d a silencio sobre él. A lo s u m o h a­ científica? ¿Y có m o ju stific a r la creen cia en el D ios d e los
b lará d e la religión com o fenóm eno cu ltu ral. C u a n d o el filó­ cristianos?
sofo es c re y e n te , se p re se n ta n dos posibilidades: o re e la b o ra T a l es la p ro b le m á tic a que p re o c u p a a alg u n o s de n u e s ­
una d e las an tig u as v ersiones de la teología filosófica con el tros c o n tem p o rán eo s en el m arc o de un p la n te a m ie n to m ás
fin d e e n c o n tr a r en ella u n p re á m b u lo y un apoyo p a r a su fe, com plejo y m ás ra d ic a l d e la a n títe sis p asc alian a. C on la e s­
o b ien , im p re s io n a d o p o r las m ú ltip le s d ific u lta d e s d e tal p e ra n z a de a p o r ta r alg u n o s elem en to s p a ra u n a posible so lu ­
form a d e a rg u m e n ta r, reconoce q u e la filosofía por s í sola y ción, vam os a m o s tra r en p rim er lu g a r q u e h ay u n a tra s c e n ­
sin el s o p o rte d e u n a v iv en cia religiosa es incapaz d e conocer den cia filosófica d is tin ta de la tra sc e n d e n c ia religiosa; lu ego
a D ios, n o p u e d e e sta b le c e r su id ea ni p ro b a r la ex isten cia esbozarem os u n a c rític a de la teo lo g ía n a tu ra l clásica y te rm i­
del D ios en q u e él cree. Ú n ic a m e n te p u ed e ay u d arle a discer­ n arem o s p re se n ta n d o s u m a ria m e n te u n a m a n e ra d e co n ceb ir
nir a lg u n a s d e las condiciones q u e d eb e cu m p lir la e x p e rie n ­ hoy la relación e n tre la trasc en d en c ia religiosa y la tra sc e n ­
cia teo lo g al e n que e n c u e n tra la certeza de su creen c ia . Sin den c ia filosófica (—> ateísm o y o cu lta m ie n to d e D ios; I lu s tra ­
d u d a h a y to d a v ía filósofos, creyentes e incluso no creyentes, ción y revelación; secu larizació n ; teo ría de la ciencia y teo-
que p ie n s a n q u e su d isc ip lin a d eb e cu lm in ar en u n tra ta d o logía).
sobre D ios. S in em bargo, parece q u e un nú m ero m a y o r es­
tim a q u e el D ios de los filósofos y d e los sabios ha d e ja d o de
ser u n a id e a ap ro v ech ab le.
E v id e n te m e n te , esta p o stu ra es m ás radical que la d e P as­
cal. Si se to m a en serio, a u n q u e sólo sea a título de h ip ó tesis
por c o m p ro b a r, surgen in m e d ia ta m e n te diversos p ro b lem a s
filosóficos y teológicos. E n p rim e r lu g ar, sería preciso a d m itir
que, con el d esarro llo d e la civilización científico-técnica, la

102
N E C E S ID A D DE LA F IL O S O F ÍA

I. Trascendencia filosófica leza en él y fuera d e él trascien d e el cam p o d e esa lucha, y


que el sentido de la v id a h u m a n a su p era en d ig n id a d todas
l a s d e rro ta s e in clu so to d as las v ictorias» (E C 11,46).
P a ra d escu b rir y e x p re sa r este sen tid o tra s c e n d e n te de la
vida h u m a n a al m a rg e n d e c u a lq u ie r confesión religiosa, es
E x iste u n a tra s c e n d e n c ia filosófica d is tin ta d e la tr a s c e n ­
preciso elab o rar u n a filosofía que su p e re el nivel de la ciencia
d e n c ia re lig io s a . En efecto , in clu so d e slig a d a d e c u a lq u ie r
o b jetiv a y co n d u zca al h o m b re, a trav és de u n a reflexión so­
creencia en el Dios de u n a religión, la filosofía, en la m e­
bre la m o ral y so b re la política, m ás allá de la acción m oral y
d id a en q u e no ab d iq u e a n te el cientifism o o el positivism o,
de la acción política.
no vive sin o d e la idea d e u n a trascen d en cia, sea c u a l sea
Es cierto que la cien cia o bjetiva ex en ta d e co nsideraciones
el n o m b re q u e se le dé: S er, Infinito, In co n d icio n ad o , A bso­
axiológicas presta a l h o m b re inm ensos servicios p o r el d o m i­
luto, etc.
nio q u e le p ro p o rc io n a so b re la n a tu ra le z a . P ero es incapaz
V am o s a p re se n ta r a q u í u n ejem plo típico: el p en sa m ie n to
de ju s tific a r su p ro p io v alo r; no p e rm ite al h o m b re co m p re n ­
d e Eric Weil, u n o de los filosófos franceses m ás no tab les de los
der su m u n d o y co m p re n d erse , ni d a r un sen tid o a su vida.
años 1950-1970; él h a sa b id o re v ita liza r en u n a o b ra o rig in al
T a n to las ciencias h u m a n a s com o las ciencias de la n a tu ra ­
y vigorosa las ap o rtacio n es d e la filosofía o ccidental. E n otro
leza h a c e n del h o m b re u n objeto, u n p u ro o b jeto , c a ren te de
lu g ar h em o s p re sen tad o e s ta o b ra y an alizad o el cu rso del
sentido; ni siquiera le d e ja n su p ro p io yo. L a cien cia ig n o ra el
p e n sa m ie n to d e su p a rte p rin c ip a l. Se tra ta de la Logique de la
hecho d e «que vivim o s en u n mundo y no en m edio de co­
Philosophie (cf. B ouillard 1977). A q u í recogerem os ú n ic a m e n te
rrien tes d e electrones y q u e som os seres h u m an o s d o tad o s de
lo que c o n c ie rn e de un m o d o directo a nuestro pro p ó sito : ela­
sen tim ien to s y p e n sa m ie n to s y no m eros ob jeto s som etidos al
b o ra r u n a filosofía del se n tid o q u e en c u en tra en el fondo y al
ju icio d e la psicología, la filosofía, la eco n o m ía p o lítica o las
final d e to d o discurso h u m a n o u n a p resencia e te rn a q u e sólo
ciencias sociales» (E C 1,295).
existe en el tiem p o de la h isto ria , u n incondicional q u e sólo
E sta deficiencia in v ita a u n a reflexión que n o sería sim ple­
se m u e stra a q u ie n se sab e co n d icio n ad o ; u n a p re sen cia en la
m ente te o ría de la cien cia o análisis del len g u aje, sino «un
q ue, tras s u p e r a r la noción b íb lic a y la noción teísta d e Dios,
análisis d e los actos y los p en sam ien to s del h o m b re, q u e reve­
revive el S u p e r-se r de la tra d ic ió n filosófica (—* ex p erien cia de
la ría lo q u e es su m u n d o y lo q u e él es p a r a sí m ism o »
la c o n tin g e n c ia y p re g u n ta p o r el sentido).
(EC I, 295-296). U n a reflexión de este tipo d e ja a la ciencia
su p ro p io cam po, re co n o ce incluso la v erd ad p a rc ia l del posi­
tivism o, p a r a el c u a l todo, incluido el h o m b re, es u n con ju n to
1. N ecesidad de la filo so fía de co n d ic io n e s c o n d ic io n a d a s . P ero m u e s tra ta m b ié n q ue,
desde el m om ento e n q u e d igo j o soy, se m e a b re u n cam po
E ric W eil d e c la ra que, « p o r m ás d e u n a razón, se h a lla fuera nuevo. El j o que h a b la no es el yo d e q u e tr a ta la ciencia. Es
d e c u a lq u ie r cristianism o do g m ático » ; pero a ñ a d e q u e eso no el q u e h a b la en to d o s los lenguajes. El h o m b re es lib ertad en
excluye q u e , co m o todo h o m b re m o d ern o , sea un p ro d u c to de la co ndición. «Es su b je tiv id a d p u ra, co m p ren sió n in co m p re n ­
la « civ iliz a c ió n c ristia n a » (E C 11,63). Se a lin e a e n tre los sible, negación de to d o lo dado, tra sc e n d e n c ia ... E n cu an to
« p o scristian o s o nuevos so crático s» , q u e «no creen e n n in ­ dice: yo soy así, d e ja de serlo» (EC 1,42).
g u n a re v elació n histórica, re h ú s a n som eterse a un d o g m a y, L a filosofía, si s u p e ra la ciencia o b jetiva q u e aseg u ra el
sin e m b a rg o — o p re cisam en te p o r eso— , o p in an d e c id id a ­ dom in io d e la n a tu ra le z a , d eb e co n d u c ir al h o m b re m ás allá
m en te q u e el sentido de la lu ch a del ho m b re con la n a tu r a ­ del d o m in io de sí m ism o y d e la so cied ad , es d ecir, m ás allá
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TR A SC E N D E N C IA Y D IO S DE LA FE LA « L Ó G IC A D E LA FILO SO FIA »

de la acción m o ra l y la acció n p olítica. Al e x a m in a r la a c ti­ sófica: « en la religión v iv id a com o u n ió n , en el a rte , en la


tu d del c ris tia n o q u e se co m p ro m e te en la acción p o lític a en poesía, e n la sim ple co n tem p lac ió n de lo bello» (P M 222).
n o m b re d e su fe, E . W eil o b se rv a q u e el cristian o «vive seg ú n Pero sólo la filosofía e s tá en condiciones d e ju s tific a r tales
dos escalas d e valores» (EC 11,64). P o rq u e «no verá en la po­ form as d e presencia. P o r eso, se nos invita a todos a elaborar
lítica lo esen cial d e su vida; sólo verá la condición n ec esaria «este discurso totalm ente coherente que, al com prenderse, com ­
p a ra q u e la salv ación p u e d a se r ofrecida a todos los h o m ­ prende tam b ién quién es su otro, y com prende q u e la indivi­
bres» (ibíd. 77). P ero en eso «coincide con to d a la filosofía, dualidad subjetiva y la p articu larid ad histórica producen este
a n tig u a , c ris tia n a y p o scristian a , desde P la tó n h a sta H eg el e discurso y se superan e n tal producción p a ra desem bocar en
incluso h a s ta M a rx » {ibíd. 77). E n todos ellos existe esa d o b le una p resencia que, p a r a quien la ha buscado en su acción de
escala de v alo res. E l propio M a rx (cuya g ra n d e z a p u e d e m e­ ser finito p ero razonable, se justifica com o presencia del todo y
d irse p or la in co m p ren sió n d e la m ay o r p a rte de sus seg u i­ como to talid a d presente» (P M 221) (—* experiencia y fe).
dores) tiene el m érito de h a b e r visto que, incluso p a ra el ateo
en política, a co ndición de q u e se co m p re n d a a sí m ism o , la
acción p o lítica q u e d a lim ita d a al cam p o d e las condiciones en 2. L a «Lógica de la filo s o fía »
q u e el in d iv id u o , en el seno d e la re alid ad que le es d a d a ,
b u sca y d e te rm in a el sentido d e su existencia, y q u e tal se n ­ T a l es p recisam en te la ta re a d e la «filosofía p rim e ra » q u e se
tido se h alla fu e ra del terren o político» (E C 11,44). d e sa rro lla en la Logique de la Philosophie. E sta o b ra , u n a de las
E x p re sa n d o su propio p a re c e r, E ric W eil concluye a s í su m ás significativas de n u e s tra época, se p ro p o n e s u p e ra r el sis­
Philosophie politique: «El fin de la p o lítica la trascien d e y n o es tem a h eg elian o , in c o rp o ra n d o la categoría del A b so lu to a una
o b ra suya» (P P 259). Es el in d iv id u o ra zo n ab le q uien, p o r sí filosofía d el sentido, y a e sb o z a d a pero n o llev ad a a térm in o
y p a ra sí, d e b e rá e n c o n tra r y re a liz a r su felicidad. L a m o ral por la revolución k a n tia n a . Su contenido n o es ni u n a ontolo-
lo h a sab id o siem p re, pero h a olv id ad o a m en u d o q u e la lu­ gía, ni u n a lógica del S e r com o au to d esa rro llo del concepto.
ch a del in d iv id u o c o n tra su p ro p ia n a tu ra le z a no es u n fin en Es el d e s a rro llo del d is c u rs o h u m a n o c o n c re to , del p e n s a ­
sí m ism a. L a acció n m oral y la acción p olítica, la lu c h a con m iento d e l hom bre q u e se co m p ren d e en sus realizaciones,
la n a tu ra le z a in te rio r y c o n tra la n a tu ra le z a exterior p re p a ra n del yo q u e se sabe fin ito y q u ie re co m p ren d er lo finito a p a r­
las co n d icio n es d e u n a satisfacción, de u n a d ich a ra z o n a b le , tir de lo infinito.
q u e e s tá m á s a llá d e to d a a c c ió n . « L a sa tisfa c c ió n ú n ic a ­ E sta lógica del d is c u rs o h u m an o concreto, d e los discursos
m en te se e n c o n tr a rá en algo q u e y a no es acción: co n siste en que fo rm a n el discurso en su u n id ad , en g a rz a u n a sucesión
la theoria, en la visión de u n se n tid o cu y a re alid ad es p re s u ­ de categorías filosóficas, es d ec ir, de cen tro s o rg a n iz ad o re s de
p u e sta p o r la in v estigación y la acción, p o r to d a p re g u n ta y los d iv erso s discursos c o h e re n te s p ro d u cid o s en la h isto ria por
p o r todo d iscu rso , incluso p o r el q u e lo niega» (P P 260). El actitudes lib re s (e n te n d ie n d o p o r a c titu d el m o d o com o el
m u n d o del h o m b re , el m u n d o d e la h isto ria y de la acció n , es h o m b re e s tá en el m u n d o ) . T a l lógica p e rm ite al h o m b re
un mundo dotado de sentido; por eso p u ed e el h o m b re buscar en él c o m p re n d e rse en su h is to ria . Es la ciencia fo rm al del sentido y,
el sentido d e su existencia y e n c o n tra rlo en la dirección d e la com o tal, la historia d e la reco n q u ista de la e sp o n tan e id ad .
lib e rta d ra z o n a b le , que d esc u b re su co ntenido c o m p re n d ié n ­ A u n q u e no es p o sib le a n a liz a r la e s tru c tu ra del p en sa­
dose com o v isió n del todo, co m o u n a visión que a b a rc a el m iento d esa rro llad o en u n a o b ra tan d e n sa y com p leja, q u e­
todo. rem os re c o g e r b rev em en te la expresión d e u n a trascen d en cia
A sí llega el h o m b re a la p re se n c ia , a la v id a en el sen tid o filosófica q u e preten d e a s u m ir y su p erar el D ios d e A b ra h á n
presen te. P u ed e lleg ar a ella al m arg e n de to d a reflexión filo­ y el D ios d e los filósofos.

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T R A SC EN D EN C IA Y D IO S D E LA FE LA « L Ó G IC A D E LA FILO SO FÍA »

E l Dios d e A b ra h á n y de los p ro fetas figura en la Logique a m en u d o p o r la B iblia p a s a a ser un ex isten te s o b re h u m a n a ­


de la Philosophie p o rq u e su idea, in tro d u c id a en la historia p o r m e n te h u m a n o , u n a f u e r z a q u e a c tiv a en el m u n d o . E n ­
la actitud de la fe bíb lica, co n stitu y e d e hecho u n a de las cate­ tonces, la fe se tra n sfo rm a en religión en el sen tid o re s trin ­
gorías cuyo c o n ju n to es necesario p a r a que el hom bre se c o m ­ gido e h istó rico de la p a la b r a (L P 190,195s). P ero la fe p u ra
p re n d a a sí m ism o , tal com o se h a realizad o en esta h isto ria . (tal com o vive en ciertos m ísticos) rechaza esa tra n sfo rm a ­
D ic h a ca teg o ría d e D ios y la a c titu d d e fe q u e la pone de m a ­ ción, p o rq u e falsea el se n tim ie n to (L P 203). Y verem os q u e el
nifiesto no re m ite n a lo específicam ente cristian o (que se i n ­ p e n sa m ie n to rechaza, p o r co n trad icto rio , ese D ios finito q u e
tro d u jo con la id e a del V erbo e n c a rn a d o ), sino solam ente al sería u n ex isten te se p a ra d o , u n a p erso n a trasc en d en te.
s u s tra to co m ú n d e las religiones d e origen sem ítico: el j u ­ E n tre los diversos len g u aje s con que p u e d e in te rp re ta rse
d aism o , el cristia n ism o y el islam . C onsiste en que, p a r a el la fe b íb lic a figura el d e la cate g o ría de objeto. O b je to desig n a
crey en te, el c e n tro es Dios cread o r, y el h o m b re sólo se c o m ­ aq u í lo que existe, la re a lid a d ap re h e n d id a com o lo d istin to del
p re n d e com o c r ia tu ra , com o un se r que vive en el m u n d o ho m b re. E s la categoría q u e d o m in a el p e n sa m ie n to de P la ­
c re a d o bajo u n a ley, com o un ser c a íd o por su d eso b ed ien cia tón y A ristó teles. C u a n d o la ca teg o ría «D ios» es in te rp re ta d a
y q u e , sin e m b a rg o , n o puede e n c o n tra r su felicidad fuera d e por m ed io d e la categoría « o bjeto», Dios es la esencia; «pero
D ios (L P 175-179,188). E sta c a te g o ría tiene u n a im p o rta n c ia la esen cia n o se revela a l sen tim ien to , a u n q u e sea c a p ta d a
p a rtic u la r, p u es p o r m edio de ella se ve y se in te rp re ta el in ic ia lm e n te m ediante él: p a r a q u e se revele p erfectam en te,
h o m b re p o r p rim e ra vez en la to ta lid a d de su vida. « A h o ra debe se r co n o cid a p o r la ra zó n . L a ciencia d e b e re e n c o n tra r
co m p re n d e su ex isten c ia en su fu en te, en su esencia, en D ios, lo finito en lo infinito: D io s está en su creació n , la n a tu ra le z a
y en su ex isten cia se revela esa esencia» (L P 187). Pero existe en su to ta lid a d es la ex p resió n to ta l de D ios... A la ciencia de
u n a diferen cia e n tre lo que esto significa p a ra el creyente y lo la n a tu ra le z a derivada de la id ea d e una v o lu n ta d cre a d o ra se
q u e significa p a r a el filósofo. El c rey en te se ve en Dios co m o a ñ a d e y se superpone la d e u n a teología n a tu ra l, la cual no
en u n ser e x te rio r a él; no a d v ie rte q u e su lib ertad no e s tá puede m o s tra r lo que D io s es, p ero quiere m o s tra r q u e Dios
fu era de él. El filósofo dice que, d e hecho, «D ios existe en él, existe y q u e su existencia n o está en oposición con su esencia
y la esencia es la d e la existencia d el hom bre» (LP 187). E l tal com o es conocida p o r la revelación» (L P 200).
bien q u e se h a lla p re sen te en el a m o r del crey en te no p u e d e El le c to r avisado re co n o ce rá sin dificultad en esta idea de
ser p a r a el filósofo sino «el p ro p io sen tim ien to que se d a li­ la teo lo g ía n a tu ra l la q u e , p o r ejem plo, T o m á s de A q u in o
b re m e n te su o b jeto y que, en u n a p a la b ra , es creador» (L P tom ó d e los filósofos ju d ío s y ára b e s y legó a sus sucesores,
191). E stas ú ltim a s indicaciones a n u n c ia n lo q u e se d e s a rro ­ los filósofos cristianos. P e ro tam b ién h ab rá n o ta d o q ue, según
lla rá en las c a te g o ría s ulteriores, q u e se form ulan ya desde su E. W eil, lo q u e es conocido por la razón h a sido captado p re­
p ro p io p u n to d e v ista , en p a rtic u la r desde el p u n to de v is ta v iam en te p o r el sen tim ien to . Sin d u d a, p a ra el h o m b re q u e
del Absoluto, ca te g o ría del discurso hegeliano. busca el conocim iento del Dios de la sabiduría, el sentim iento
D e m o m en to , volvam os o tra vez a la a c titu d del crey en te. no p u ed e se r legítimo «si n o es u n sentim iento intelectual». Sólo
C o m o actitu d v iv en cial, la fe es ese n cialm en te sentim iento, es la razón « a b re el cam ino q u e conduce a la posibilidad de la re­
d ecir, algo in m e d ia ta m e n te vivido. A h o ra bien, el sen tim ien to velación d e la esencia». P ero la revelación sigue siendo en sí
se ex p resa, p ero no h a b la . Así p u es, la fe no posee u n d is­ misma sentimiento. «Toda teología racional se detiene en el Dios
cu rso propio, n o p u e d e h a b la r de sí m ism a sino con el le n ­ de los filósofos» de que h a b la Pascal: «El sentim iento sólo se
g u aje d e o tras ca te g o rías. Y este le n g u aje la falsea. Dios, q u e halla en ella en cuanto p en sad o » (L P 200). Así, la teología n a ­
p a r a ella es la esen cia opuesta a la existencia, el Ser q u e y ac e tural, tal co m o la co m p ren d e el lógico de la filosofía, es u n a
en el fondo d e to d o lo que existe, e n el lenguaje m ítico u sa d o m ezcla de sentim iento y d e razón. E stá co n stituida p or una in­

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T R A SC EN D EN C IA Y D IO S D E LA FE LA ETERN ID A D D E L A PR ESEN C IA EN EL T IE M P O

terpretación del sentim iento religioso, de la p u ra actitud d e fe o finito, q u e re n u n c ia a a p re h e n d e r lo infinito, se trascien d e,


d e la categoría p u ra d e Dios, m ed ian te la ciencia objetiva, e n pero n o lle g a a un tra sc e n d e n te , p o rq u e su tra sc e n d e n c ia se
p a rtic u la r m ed ian te la ciencia p rim era que representan la onto- verifica en el tiem po y p e rm a n e c e en él (L P 377). P o r últim o ,
logía platónica o la ontología aristotélica. N o posee la p u re za d e el h o m b re d e la acción (ejem p lo típico: M arx ) asu m e el d is ­
la fe ni la del s a b e r racional. En ella, el sentim iento religioso, e n curso c o h e re n te del A b so lu to p ero n o como u n sab e r q u e es
lu g ar d e ser vivido, únicam ente es pen sad o (según la acusación preciso p o se e r, sino com o la id ea d irectriz d e la lib e rta d en
del m ism o P ascal), y el saber racional se apoya en el sen ti­ vías d e re alizac ió n . Dios o el A b so lu to p asan a ser a q u í «la
m iento religioso, es decir, en la fe. A sí pues, la teología n a tu ra l coherencia q u e es preciso re a liz a r» (L P 413), el sen tid o de la
no es co n sid erada a q u í «como u n a v ía de acceso a Dios in d e ­ historia q u e h ay que c u m p lir. L a c a te g o ría -a c titu d de la ac­
p en d ien te de la fe, sino que ofrece e n la fe u n a m ediación d el ción es la m á s elevada a q u e el h o m b re puede lle g a r en su d is­
sentim iento religioso b asad a en el discurso racional» (R en a u d curso, y n o es posible su p e ra rla . El fin m ás elevado q ue el
338). hom bre p u e d e asignarse es su lib e rta d en la re alid ad de su
L a categ o ría «D ios» y su in clu sió n en la categoría «objeto» vida, u n a ac ció n consciente, ra z o n a b le y libre, con vistas a un
(en o tro s térm in o s, el D ios de A b ra h á n y d e los p ro fetas y el futuro q u e sea presencia en la lib e rta d del sen tim ie n to (ibíd.).
«D ios d e los filósofos» d e que h a b la P ascal) son a su m id a s y Pero la a c c ió n consciente y ra z o n a b le , p o r el m ero hecho de
s u p e ra d a s en las ca teg o rías u lterio re s. U n a función c a p ita l a p u n ta r a este fin y a este fu tu ro , exige que ex ista m ás allá
d e se m p e ñ a la id e a h eg e lia n a del Absoluto, q u e se p ro c la m a « la de ella o tr a categoría, q ue es p recisam en te la de p resencia.
v e rd a d (el ser re v elad o ) de la relig ió n » (L P 329, n o ta) y p r e ­ E sta c a te g o ría , co n stitu tiv a d e la filosofía, no v a m ás allá de
te n d e su p e ra r las m etafísicas del en ten d im ien to , las cu a le s la acción; n o señala un fin a la filosofía; es su cu lm in ació n y
c o n c ib e n a D ios com o u n a ex isten cia p a rtic u la r fu era d e lo su fuente. « N o trasciende el m u n d o , es la trasc en d en c ia en el
p a r tic u la r (L P 338). E n el sistem a h eg e lia n o elab o rad o en su m undo» (L P 419). L a filosofía, cien cia fo rm al del sen tid o ,
to ta lid a d , «el A b so lu to , d e sa rro lla d o com o ciencia, no es y a term in a m á s allá de sí m ism a , en la sabiduría, q u e es v id a en
lo distinto de lo finito y, p o r tan to , él m ism o deja d e ser algo el sen tid o p re se n te . De este m o d o se establece q u e la satisfac­
finito, algo fu e ra del m u n d o y, co n sig u ien tem en te, p e rte n e ­ ción del h o m b re reside en la visión del sentido y en u n a v id a
c ie n te al m u n d o » (L P 340). C on el A b so lu to , «el tra s c e n d e n te llena d e s e n tid o en la visión del T o d o . A quí d esa p are cen el
h a d escen d id o al p roceso de p e n sa m ie n to q u e es el m u n d o » nom bre d e D ios e, incluso, el del A bsoluto, y E . W eil los
(L P 374); Dios h a p a sa d o a ser «la fo rm a p u ra que se re v e la evita c u a n d o h a b la en su p ro p io n o m b re; pero lo q u e h an re ­
n o en la h isto ria, sino como el to d o d e la historia (L P 417). p re sen tad o su b siste de m a n e ra an ó n im a como e te rn id a d de la
H e g el efectúa a sí «la descosificación d e D ios, cuya p re se n c ia presencia e n el tiem po de la h isto ria.
e n el m u n d o se h a c e p u ra m e n te m u n d a n a y que, o bien tien e
s u superexistencia ex clu siv am en te en el pensam iento, o b ien , en
c u a n to p resen te en la fe subjetiva, sólo existe p ara el in d iv i­ 3. L a eternidad de la presencia en el tiempo de la historia
d u o » (E C 11,38).
El pap el q u e d e se m p e ñ a la c a te g o ría del A bsoluto es, a El m ejo r m e d io p a ra c o m p re n d e r de qué se tr a t a a q u í c o n ­
los ojos de W eil, c a p ita l, pero no definitivo. E n efecto, el sis­ siste en d e s ta c a r cóm o esta id e a es la h ered era de la noción
te m a hegeliano es su p e ra d o por el re c h a z o del discurso a b so ­ de D ios d e s a rro lla d a por la filosofía occidental a p a rtir de sus
lu ta m e n te co h e ren te, rechazo q u e tiq p e com o consecuencia la orígenes g rieg o s y d e sus ra íc e s bíblicas. Weil escribe: «El h e ­
d iso lu ció n de lo tra sc e n d e n te . Es su p e h ^ lo tam bién p o r la ca ­ cho es q u e n in g u n o de los g ra n d e s filósofos h a creído p o d er
teg o ría d e lo fin ito (H eidegger): es c ie rto q u e el hom bre d e lo p rescin d ir d e esta realidad su p e rio r a todo lo q u e se llam a

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T R A SC E N D E N C IA Y D IO S D E LA FE LA E T E R N ID A D DE LA PR E SE N C IA EN EL T IE M P O

re a l o, al m enos, d e la id ea de u n a re a lid a d que tra sc ie n d a d u ría e n c u e n tra su felicidad. T ra s el p aso por las categ o rías
to d o lo d a d o (todo sin restricción a lg u n a , p o r lo m enos, en el del Absoluto h eg e lia n o y d e la acción, el B ien p la tó n ic o no
á m b ito d e lo q u e p u e d e contarse y re c a p itu la rse ). El U n o , el puede p e rsis tir com o u n a id ea trasc en d en te al m u n d o , ha p a ­
a c to p u ro , Dios ta l com o es en sí m ism o , la S ustancia, el e n ­ s a d o a se r la trascen d en cia e n el m u n d o . La s u s ta n c ia s e p a ­
te n d im ie n to a rq u e típ ic o , la R azón: los fdósofos siem pre h a n r a d a en q u e consistía el acto p u ro de A ristóteles h a d e s a p a re ­
d e se m b o c a d o (c u a n d o n o h an c o m en z ad o p o r ahí) en lo que cido co m o tal: se h a tran sfo rm ad o en el T odo (E C 1,42). El
no es, p o rq u e h a n creíd o que este super-ser indescriptible, este P en sam ien to del P en sam ien to es a h o ra el d iscu rso del h o m ­
in e fa b le ..., co n stitu y e el fu n d am en to d e to d a descripción, d e bre u n iv e rsa l, u n discurso d e la lib e rta d en el p ro g reso d e su
to d o d iscu rso y d e to d o ser» (PL 6 -7 ). P a ra fu n d a m e n ta r u n realización, un discu rso a b so lu ta m e n te co h eren te q u e co m ­
s a b e r co n sisten te, P la tó n se rem onta, m e d ia n te un análisis re ­ p re n d e to d o y se c o m p re n d e él m ism o , y c o n d u c e de este
g resiv o , h a s ta el anhypotheton, h asta el B ien m ás allá del ser. m odo a la co n tem p lació n d el T odo. P ero a q u í la e te rn id a d
E l o b jetiv o de su esfuerzo discursivo es inefable. El instante, de subsiste co m o e te rn id a d en el tiem po, com o tra sc e n d e n c ia en
q u e h a b la en la C a r ta sép tim a, en el q u e, com o se en cien d e el m u n d o ; es el sen tid o p en sa d o y p re sen te en q u e vive el sa ­
u n a lu z c u a n d o s a lta la llam a, se p r o d u c e un s a b e r e n el bio; es p re se n c ia in m ed iata, o b jeto de infinitas m ediaciones.
a lm a , u n sab e r q u e en a d e la n te se a lim e n ta rá exclusivam ente El filósofo, dice E ric W eil, es «homo theoreticus, u n ser q u e
d e sí m ism o ( V I I ,341), ese instante «es in ap ren sib le p a r a el ve, un se r al que se le h a re v elad o lo q u e existe en la p re sen ­
d iálo g o y no p u ed e ser alcan zad o sin o p o r él» (LP 434); es cia, u n se r q u e está fuera del d ev en ir y de la d estru c ció n , un
u n a p resen cia in m e d ia ta , a p re h e n d id a en u n contacto d ire c to ser q u e lleg a al nunc stans, a la v e rd a d e ra e te rn id a d , la cual no
e in ex p re sab le, al fin al d e u n discurso q u e la m ediatiza in fin i­ es la d u ra c ió n infin ita de lo q u e no d u ra , sino la co n te m p la ­
ta m e n te (E C I, 98-99). ción q u e a p re h e n d e el todo en su u n id ad : no p o r d eb ilid ad ,
T a m b ié n la m e tafísica de A ristóteles es, au n q u e p o r o tro s sino p o r fu e rza trascen d en te, e s ta co n tem plación trasc ie n d e el
c a m in o s, «la b ú s q u e d a científica de u n sa b e r que supere to d a lenguaje, siem p re negativo y n eg a d o r, y es inefable» (L P 11).
c ie n c ia y p ro p o rcio n e u n a ap reh en sió n d irec ta, in m e d ia ta » T al d e c la ra c ió n evoca en el esp íritu del teólogo la u n ió n m ís­
(E C 1,105). Su in v estig ació n d iscu rsiv a d e lo que fu n d a m e n ta tica y la visión beatífica. P ero la an alo g ía, p a te n te y esclare-
la n a tu ra le z a y el e n te n d im ie n to h u m a n o (el P rim er m o to r o cedora, no d e b e llev ar a en g añ o : la co n tem p lació n y la e tern i­
el E n te n d im ie n to a g e n te ) conduce a a p re h e n d e r por el p e n s a ­ dad d e q u e a q u í se tr a ta son las que co n stitu y en la felicidad
m ie n to (el N o u s), « en u n contacto d ire c to , inefable, que c o n s­ del filósofo en este m undo, y la p resen cia in efable se d a en
titu y e la form a m ás a lta d e la ex isten cia h u m an a» , esta «su- u na unió m in im e m ystica. C ie rta m e n te , la S a b id u ría es, com o la
p e r-re a lid a d sobre to d as las re alid ad es» (E C 1,98-99), « este unión m ístic a , presen cia in m e d ia ta m ás allá del p en sa m ie n to
e te rn o , realm en te m á s e te rn o que to d o lo q u e d u ra sin fin d e discursivo; p ero se d istinge d e ella p o rq u e, « p a ra el filósofo,
d u ra c ió n , q ue es p u r a presencia y p re se n c ia a sí m ism o y q u e es el re s u lta d o de la filosofía» (L P 438), «el re su lta d o del
al m ism o tiem po, p a r a el filósofo q u e h a recorrido el círcu lo p en sa m ie n to q u e se h a p e n sa d o a sí m ism o» (L P 433), y p o r­
d e las m ediaciones y de las teorías, es theoria, contem plación, que co n siste en vivir no en D ios sino en el m undo.
a lg o de lo que se p u e d e p a rtic ip a r m e d ia n te esta c o n te m p la ­ D ife ren te de la u n ió n m ística, la p resen cia cu y a m ediación
ció n » (E C 1,105). p ro p o rcio n a la filosofía del se n tid o difiere tam b ién de la p re ­
A p a r ti r de e sto s te m a s p la tó n ic o s y aristo télico s, e x ­ sencia o to rg a d a con la fe co m ú n , y de aq u ella a la q u e co n ­
p u e sto s según la in te rp re ta c ió n de E . W eil, podem os c o m ­ ducía la filosofía trad icio n al, d esd e P lató n a H egel. L a p re ­
p re n d e r lo que su b siste d e divino y d e u n ió n con lo divino en sencia o to r g a d a al s e n tim ie n to relig io so p e rm a n e c e en el
la « p resen cia» en q u e , seg ú n él, el filósofo llegado a la s a b i­ ondo del co razó n y d eja v acía la lib ertad , en u n m u n d o q u e

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T R A S C E N D E N C IA Y D IO S D E L A FE

no h a sido co n stru id o p o r ella. En la o n to lo g ía , la p re sen cia LA E T E R N ID A D D E LA PR E SE N C IA EN E L T IE M P O

se d a com o objeto tra sc e n d e n te . En la filosofía de la co n c ie n ­


cia, el h o m b re se e n c u e n tra privado d e la presencia. El s is ­ declara q u e la teología de A ristóteles (al m enos en la época
te m a h e g e lia n o c re e p o s e e rla en el s a b e r a b so lu to . P e ro de m a d u re z ) es « estricta m e n te a te a seg ú n los criterios d e la
c u a n d o el h o m b re h a com p ren d id o q u e el sa b e r absoluto n o religión tra d ic io n a l d e los griegos y de to d as las religiones re ­
p u e d e ser sino u n a id e a directriz p a ra la lib e rta d que b u s c a veladas», p o rq u e h a b la d e «un Dios q u e no se p re o c u p a del
re a liz a rse en la h isto ria , entonces sitú a d e o tro m odo la p r e ­ m undo ni d e los h o m b res, que no tiene n in g u n a relació n con
sen cia: «Lo U n o sólo existe en el tiem p o y en el discurso y e n ellos», u n D ios al q u e sería preferible d e sig n a r en n e u tro , un
lo m ú ltip le; lo etern o sólo se m u estra h o y y no es n ad a si n o Divino q u e sólo se m an ifiesta al filósofo (E C 1,102).
se m u e stra » (L P 68). S in e m b a r g o , lo q u e p a r a la s re lig io n e s p o s i t iv a s es
E s v erd ad q u e «lo m ú ltip le sólo a p a re c e desd e la visión d e ateísm o n o im p lica n ec esaria m e n te re c h a z a r todo lo q u e h a
lo U n o , q u e el tiem p o sólo se revela c u a n d o es con tem p lad o llevado el n o m b re d e D ios. A p a rte de q u e la Logique de la Phi-
d e sd e el p u n to de v is ta del presente e te rn o , q u e el d iscu rso losophie a p o y a la cate g o ría de D ios a lu m b ra d a p o r la fe b í­
sólo se co m p rende c o n tra p o n ién d o lo a la visión total y a la blica y e n c u e n tra en ella un sen tid o , to d a la o b ra de E ric
a p re h e n sió n in s ta n tá n e a ... Pero c u a lq u ie r in te n to de a p re h e n ­ Weil p o n e d e relieve el v alo r de la trascen d en cia en el m u n d o
d e r lo U n o en sí está co n d e n ad o al fraca so , porque lo U n o , y rem ite a la etern id ad d e la p resen cia en el tiem po. D esvela
q u e trasc ie n d e el d iscu rso , no está fu e ra del discurso (c o h e­ «ese in fin ito en el q u e lo finito se co m p re n d e com o finito y así
re n te )» (L P 68-69). E. W eil no tem e in sistir en esta tesis, fu n ­ se tra sc ie n d e , se hace lib re p a r a trascen d erse» (A rchives de
d a m e n ta l p a ra él. « L a e te rn id a d de la p re se n c ia — dice— n o P hilosophie 33 [1970] 368). R ecu e rd a q u e «el h o m b re finito
es u n a idea in v en tad a : se en cu en tra en el fondo y en el p u n to está en re la ció n in m e d ia ta con lo infinito» (P K 106) y p u ed e
c u lm in a n te d e to d o d is c u r s o h u m a n o . S in e m b a rg o , só lo llegar a « to m a r conciencia de su in fin itu d en su p ro p ia fini-
ex iste en el tiem po d e la historia, y lo in co n d icio n al (la p re ­ tud».
se n c ia en la que el h o m b re no se s e n tirá y a condicionado) H e re d e ra de la tra d ic ió n o ccid en tal, esta o b ra co n serv a y
sólo se m u estra a q u ie n se sabe y se sie n te condicionado» (L P tran sfo rm a la función global q u e, a ju ic io del a u to r, la id ea
75). T a l es la p resen cia q u e el filósofo, sa b io incipiente, c a p ta de D ios h a d e se m p e ñ ad o en tal trad ició n . A los ojos del ló­
m e d ia n te u n a visión in m e d ia ta , al final d e su discurso, el c u a l gico d e la filosofía, D ios se h a co n v ertid o en el sen tid o p re ­
tien e en ella su fu n d a m e n to y le p ro p o rc io n a infinitas m e d ia ­ sente; a firm a r a Dios es afirm a r q u e el d iscu rso tien e u n se n ­
ciones. tido: n o sólo q u e la secuencia d e p a la b ra s que lo co m p o n en
E s ta presen cia d e lo eterno en el tie m p o d e la h isto ria, ofrece u n significado inteligible, sino ta m b ié n que el d iscu rso
q u e y a no lleva el n o m b re d e Dios ni el del A bsoluto, que re ­ coherente en q u e la re a lid a d es p en sa d a co n d u ce a la visión
coge e n el a n o n im a to el su p er-ser inefable d e la tradición filo­ del se n tid o p re sen te y a la vida en el sen tid o p resente.
sófica y de sus p ré sta m o s bíblicos, no es y a u n Dios tra sc e n ­ Sin d u d a , el crey en te a d o p ta u n a posición d istin ta c u a n d o
d e n te y personal. El D ios de los filósofos d e q u e habla P ascal habla a D ios o de D ios. E ric W eil lo sab e, pero p ien sa q u e
q u e d a d e sc a rta d o y s u p e ra d o , lo m ism o q u e el Dios de A b ra - entonces se tr a ta del co n ten id o m ism o de la fe, u n co n ten id o
h á n y d e Jesu cristo . cuya v e rd a d la filosofía no p u ed e d e m o s tra r y u n a fe q u e se­
¿P o d em o s decir, p u e s, q u e esta filosofía es atea? Sí, si se n a d e s tru id a p o r tal d em o strac ió n . W eil re c u e rd a frecu e n te­
e n tie n d e p o r ateísm o la negativa a c o n sid e ra r a Dios com o m ente a los creyentes q u e, según sus p ro p io s p rin cipios, la fe
algo ex isten te, com o u n a existencia p a r tic u la r sep a rad a d e lo es un d o n d e Dios (—* ateísm o y o cu ltam ien to de Dios; diá-
p a r tic u la r (L P 190,338). T am b ién en el se n tid o en que W eil °go; ex p e rie n c ia de la co n tin g en cia y p re g u n ta p o r el sen-

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R A Z O N E S DE UNA O P C IÓ N

4. R azones de una opción tem poral q u e a c o m p a ñ a a toda acción). D e m odo m ás ap ro -


piado, p o d ría m o s h ab e rn o s in sp irad o en E m m an u el L evinas,
H a s ta a q u í sólo h em o s reco g id o del p e n s a m ie n to de E ric cuya filosofía q u iere o frecer una n u ev a fo rm a de c a p ta r un
W eil lo q u e concierne d ire c ta m e n te a n u e s tro propósito: p re­ sentido en la tra sc e n d e n c ia , d escu b rien d o q u e la d im en sió n
s e n ta r u n ejem plo típico d e la tra sc e n d e n c ia filosófica que se de lo d iv in o se m an ifiesta a través del ro stro h u m an o , en la
d istin g u e d e la tra sc e n d e n c ia religiosa. Y eso es lo que nos h a justicia h e c h a a los h o m b res, y q u e n u estro se r-el-u n o -p a ra el
hecho p re ferir este p en sa m ie n to a otros: o frece u n a distinción otro nos p e rm ite v is lu m b ra r lo q u e es « d iferen te del ser o está
m ás n ítid a en tre la ra z ó n teórica y c u a lq u ie r form a de creen­ más allá d e la esencia». P ero entonces nos h a b ría m o s en c o n ­
cia, sea b íb lica o filosófica, al tiem po q u e le d eja su puesto a trado en u n a situ ació n com pleja con re sp ecto a n u estro p u n to
la fe religiosa. No h a b ría m o s en co n trad o u n a ay u d a tan con- de p a rtid a : la oposición p asc alian a en tre el Dios de los filó­
g én ita con n u e stra investigación en otros sistem as de pensa­ sofos y el D ios de los cristianos. E n efecto, ap o y án d o se en la
m ie n to ig u a lm e n te p ro fu n d o s y q u e d is tin g u e n tam b ién la ra c io n a lid a d d e l ju d a is m o talm ú d ic o , L e v in a s d e s c a r ta el
tra sc e n d e n c ia filosófica d e la trasc en d en c ia bíb lica y cristiana. Dios de los filósofos, la teología ra cio n al del m u n d o griego y
Por ejem p lo , el de J a s p e r s , en el que la fe filosófica en la tras­ occidental. P ero al m ism o tiem po re ch az a la oposición p asca-
ce n d en cia, p o r d is tin ta q u e se p re te n d a d e la fe bíblica, no liana, p o rq u e cree h a b la r del m ism o D ios d e la B ib lia m e­
d eja d e ser u n a fe, un sa lto de la ex isten cia a la trascenden­ diante u n d iscu rso ra z o n a b le que n o sería o n to lo g ía ni fe. Y,
cia. D íg ase lo m ism o del pensam iento d e H eidegger, dom i­ p ara él, este D ios es de tal n a tu ra le z a q u e la en c arn a ció n re ­
n ad o p o r u n a tra sc e n d e n c ia que no co in cid e con Dios ni con sulta im p e n sa b le .
la re la ció n con D ios, sino con la e stru c tu ra fu n d a m e n tal de la P rofesam os la m ás a lta estim a p o r las concepciones d e la
su b je tiv id a d en c u a n to «ser-en-el-m undo» o con la relación trasc en d en c ia q u e ac a b a m o s de evocar, y p o d ríam o s ten erlas
del e n te h ac ia el S er o el Ser m ism o en c u a n to distin to del en c u e n ta en o tro m o m en to . La b re v ed ad n ecesaria nos im ­
ente co n ceb id o com o « d estin o del ser». A n u estro entender, pone lim ita rn o s a q u í al p en sa d o r q u e m ás d ire c ta m e n te se
su b siste u n a relación insuficientem ente e lu c id a d a entre este ad a p ta al p ro p ó sito d e este artículo. P or o tra parte, el p e n s a ­
co n cep to y la idea a g u s tin ia n a d e la dispensatio divinae providen- m iento d e E ric W eil tien e la v en taja de d ejarn o s lib e rta d de
tiae. T a m b ié n p o d ríam o s h ab e rn o s dejad o in s tru ir por los es­ m o v im ien to . E n efecto , seg ú n él, la filo so fía re p ro d u c e en
tu d io s históricos de W a lte r Schulz, que in te n ta n explicitar el cada caso el d iscu rso de u n in d iv id u o c o n c reto en u n a s itu a ­
co n c ep to filosófico d e tra sc e n d e n c ia que p re sid e la m etafísica ción c o n c re ta y, p o r eso, siem pre a p re h e n d e el to d o desd e
m o d e rn a (desde N icolás d e C u sa h asta H e id e g g e r), esa m eta­ un p u n to d e p a r tid a d iferen te y b ajo u n a im agen c o m p le ta ­
física q u e , su rg ida del cristian ism o , se h a lib erad o cada vez nte d is tin ta ; h a y q u e re c o m e n z a rla s ie m p re (L P 430,433;
m ás d e la revelación c ristia n a h asta a b a n d o n a r finalm ente el PP 260).
co n cep to d e «Dios» (cf. S chulz 29-30,43,55). P ero h a b ría sido Por fin, el m ism o p en sam ien to q u e nos p re sen ta u n co n ­
d e m a sia d o largo d e s e n re d a r los hilos d e n u e stro acuerdo y cepto filosófico de la trasc en d en c ia d eslig ad o de to d a co n v ic­
d esa cu erd o . ción r e li g i o s a y, p o r lo m is m o , a p r o p i a d o p a r a n u e s t r o
N o h ab ría m o s lo g ra d o n u estro p ro p ó sito si hubiéram os m undo se c u la r, nos ofrece tam b ién u n m edio d e c o o rd in a r d i­
p a rtid o d e otros sistem as de p en sa m ie n to q u e rechazan la cha tra sc e n d e n c ia con la trasc en d en c ia relig io sa im p lica d a en
idea d e D ios en n o m b re d e la lib ertad h u m a n a y sólo entien­ la vida d e fe. D e hecho, el d iscurso co h e ren te de la filosofía,
den b a jo el térm ino tra sc e n d e n c ia el m o v im ien to p o r el cual al final d e su reco rrid o , conduce al len guaje esp o n tán eo , en el
un h o m b re se a rra n c a d e sus co n d icio n am ien to s internos o cual d e sc u b re su origen. C o m p ren d e, a la vez, que en el len ­
ex tern o s p a r a su p erarse a sí m ism o (o ta m b ié n la esperanza guaje se a r tic u la el sentido, que el len g u aje en su e s p o n ta n e i­

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T R A S C E N D E N C IA Y D IO S D E LA FE

d a d crea los sentidos co n creto s, q u e la filosofía es la ciencia II. E xam en crítico de la teología natural
fo rm al del sen tid o , y q u e al e n u n c ia r el se n tid o form al de
to d o se n tid o concreto, n o d e tie n e la libre c re a c ió n de sentidos
co n creto s; com o ciencia del sen tid o , la filosofía es la historia
d e la re c o n q u ista d e la e sp o n ta n e id a d . E sto coincide con la
afirm a ció n d e que «el h o m b re es poeta an tes d e ser filósofo y 1. Teología natural y teología de lo sobrenatural
d e s p u é s d e h a b e rlo sid o » . El té rm in o « p o e sía » no d esig n a
a q u í el a rte d e rim a r y co lo car bien los vocablos, sino esa T odos re co rd a m o s el esq u e m a clásico en q u e u n gran n ú m e ro
«p o esía fu n d a m e n ta l» q u e es to d a creación de lenguaje, es de filósofos y la m ay o r p a rte de los teólogos estu vieron de
d ecir, d e se n tid o concreto, to d a invención d e m u n d o s dotados ac u erd o d e s d e el siglo XVI h a s ta el se g u n d o tercio d e l s i­
d e sen tid o . P ero la religión (no la teología n i el dogm a) es glo XX. E ste e sq u e m a d istin g u ía y y u x ta p o n ía o su p erp o n ía
po esía en este sentido fu n d a m e n ta l. L a p o e sía es el lenguaje dos teologías: u n a teología n a tu ra l q u e, e x a m in a n d o las re a li­
d e la fe y d e los profetas; es revelación (L P 420-424). S ituada dades del m u n d o con la luz d e la ra zó n n a tu ra l, estab lecía,
así en el len g u aje e sp o n tá n e o c re a d o r de m u n d o s dotados de m ediante u n a a rg u m e n ta c ió n filosófica, la ex isten cia d e D ios,
sen tid o , en e sa poesía fu n d a m e n ta l en la q u e la filosofía des­ sus a trib u to s y su p ap el c re a d o r y p ro v id en te ; y una teología
cu b re su o rig en , la religión co n serv a, a los ojos m ism os del fi­ so b re n a tu ra l q u e expone los m isterios esco n d id o s en D ios,
lósofo, su v a lo r p e rm a n e n te p a ra el creyente. Es v erd ad que m isterios q u e el h o m b re sólo puede co n o cer ac ep tan d o m e­
la fe «no es u n iv ersa liz ab le, pues depende, se g ú n los propios dian te la fe la a u to rid a d d e la revelación d iv in a. Es un h echo
p rin c ip io s d e l c ris tia n is m o , de u n acto lib r e de la gracia» q u e e ste e s q u e m a — i m p u g n a d o d e s d e h a c e tie m p o p o r
(E C 11,77). P ero, en ta n to q u e unión con D ios in m ed iata­ ciertos filósofos, p o r alg u n o s teólogos católicos y por m u ch o s
m e n te v iv id a, constituye, a ju ic io del filósofo, u n a sabiduría, teólogos p r o t e s t a n t e s , p e r o te n a z m e n te m a n te n id o e n el
u n a v id a en el sentido p re sen te. A sí es c o m p a tib le con la Ló­ m undo cató lico h a s ta el V a tic a n o I I — h a te rm in a d o p o r p e r­
g ica de la filosofía en la co n c ie n cia del crey en te. d e r su créd ito . H oy no creem os q u e al final d e un ra z o n a ­
Es, pu es, n o rm al q u e u n teólogo cristian o , convencido de m iento se p u e d a e x tra e r u n Dios q u e no esté y a p resen te en
q u e esta L ó g ica piensa y c o m p re n d e la re a lid a d de nuestro la c reen c ia d e los h o m b re s . H oy n o c o n c e b im o s la ra z ó n
tie m p o e n u n d is c u rs o c o h e r e n te q u e se c o m p re n d e a sí com o ra zó n u n ívoca, a h istó rica , d eslig ad a d e todo co n d icio ­
m ism o, y estim ando que re p resen ta una de las expresiones más nam iento c u ltu ra l. S ab em o s q u e la ra c io n a lid a d p ro p iam e n te
a fo rtu n a d a s d e la b ú sq u e d a del sen tid o en el seno de nuestro filosófica se a p o y a siem p re en lo prefilosófico, q u e no es to ta l­
m u n d o sec u la rizad o , se d eje g u ia r p o r ella d e u n a form a tan m ente irra c io n a l. P o r o tra p a rte , au n a c e p ta n d o la a u to rid a d
a m p lia p a r a s itu a r en ese m u n d o la idea de D ios, de la cual de la p a la b ra d e D ios en la B iblia in te rp re ta d a p o r la Ig lesia
vive su fe (—» a rte y religión; experiencia de la contingencia y y la o rig in a lid a d de la revelación ju d e o -c ris tia n a , el crey en te
p r e g u n ta p o r el se n tid o ; le n g u a je lite ra rio y le n g u aje reli­ ya no concibe q u e esta a u to rid a d sólo p u e d a se r g a ra n tiz a d a
gioso). desde el e x te rio r p o r m ed io de m ilagros. M á s bien le p are c e
q u e la p a la b r a d e D ios en la B ib lia tie n e u n sen tid o q u e
puede ser v iv id o y c a p ta d o en la ex p erien cia d e la v id a c ris­
tian a. Lo m ism o q u e la filosofía — q u e h a to m a d o conciencia
de sus p re su p u e sto s— se ap o y a co n scien tem en te en lo « an te-
p redicativo», en la c u ltu ra y en el len g u aje, a s í tam b ién la
teología, co n sc ie n te d e su ra cio n alid ad , p ierd e su ca rác te r a u ­

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TR A SC E N D E N C IA Y D IO S D E LA FE LA T E O L O G IA N A T U R A L , A M A LG A M A DE F IL O S O F IA Y R E L IG IÓ N

to rita rio y ex trin sec ista al a p o y a r en la ex p e rien cia cristiana en la s escuelas ca tó lica s e, incluso, u n a c ie rta en señ an za u n i­
su in telig en cia del lenguaje de la B iblia. Por eso, en el m undo v e r s ita r ia d e la filosofía p o d ía n d a r a e n te n d e r, y a veces lo
crey en te, la filosofia y la teología se co m p e n e tra n cad a vez d e c la r a b a n p o sitiv a m e n te , q u e u n h o m b re e d u c a d o en « es­
m á s en el sen o de u n a ú n ica « cien cia de la ex p e rien cia cris­ tado n atu ra l» , es d e c ir, en un aislam ien to co m p leto , p o d ría
tia n a » , en ex p resión de P. J . L a b a rrié re . lle g a r por sí m ism o a la id ea d e Dios y a la certeza d e su
Pero h ay alg o q u e q u e d a fu e ra d e esta esfera de la teolo­ existencia, re flex io n an d o sim p lem en te so b re las re alid ad es del
g ía o filosofía cristiana: la trasc en d en c ia filosófica, que hoy m undo. H o y co n o cem o s el c a rá c te r q u im érico d e sem ejan te
p re co n izan no todos, p ero sí a lg u n o s de los p en sa d o res no p o s tu r a : sin el le n g u aje no es posible n in g ú n p en sa m ie n to , y
crey en tes, e n tre los cuales E ric W eil es, a n u e stro entender, el le n g u a je lo r e c ib im o s d e la s o c ie d a d . E l té rm in o D io s
u n ejem plo típ ico. A quí h ay q u e m o stra r u n a re la ció n y, si es es u n o de los sig n ifican tes de este lenguaje. E s, pues, la so­
p osible, un p u n to de co in cid en cia e n tre ella y l a trascenden­ cied ad , la tra d ic ió n , q u ie n nos tra n s m ite la id e a de D io s
cia religiosa d e l Dios de la fe cristia n a . A n u e s tro parecer, tal antes de q u e p o d a m o s a p ro p iá rn o s la p o r u n a c to lib re y
relació n re e m p la z a el proceso co n sisten te en e la b o ra r una teo­ reflexivo.
lo g ía n a tu ra l y su p erp o n erle a co n tin u ac ió n u n a teología de E sta m ism a tra d ic ió n es religiosa a n te s d e se r filosófica.
lo s o b re n a tu ra l. Sin em b arg o , a n tes d e p asa r a s u análisis, es A ctualm ente se re p ite a m en u d o q ue la id ea d e D ios «ha g e r­
p reciso d e s m o n ta r esa teología n a tu ra l que se c o n sid e ra total­ m inado siem p re en u n co n tex to religioso, a n tes d e ser re c o ­
m e n te in d e p e n d ie n te de la a c tiv id a d religiosa d e l hom bre y, gida por los filósofos, incluidos los de la A n tig ü ed ad » (D u -
n o o b s ta n te , p re te n d e t r a t a r d e l o b je to del a c to religioso, m éry 20, n. 1); q u e el lu g a r p o r el q ue D ios se in tro d u c e en
co m o si lo h u b ie ra in v en tad o la filosofía. E sto exige hacer la h isto ria, en la co n cien cia y en la p a la b ra h u m a n a es la re ­
u n a breve h is to ria crítica d e lo q u e se h a p re se n ta d o como ligión y no la filosofía (G esché 31972, 279); q u e el discu rso de
teología filosófica (—» crítica y reconocim iento; experiencia y los filósofos so b re D ios es u n d iscurso seg u n d o , d eriv ad o , d e ­
fe; Ilu stra c ió n y revelación). pendiente del d e la religión (E beling 1960, 1,355). E fectiv a­
m ente, fue de la religión y d e la m itología d e d o n d e la n a ­
ciente filosofía tom ó p re s ta d a la p a la b ra D ios. P o r lo d e m á s,
2. La teología natural, una am algam a de filo so fía y religión si se leen con a te n c ió n y sin lentes c ristian a s los filósofos de
la G re c ia c lá s ic a y d e l p e río d o h e le n ístic o , es fácil d a r s e
P a r a E ric W eil, com o ya hem os visto, la teología n atu ra l de cu en ta de q u e so n p o liteístas no sólo en el sen tid o d e q ue res­
la e r a ju d ía y c ristia n a es u n a m ezcla de sen tim ie n to religioso p etan el culto tra d ic io n a l d e la ciu d ad , sin o en el sen tid o de
y ra zó n . N o co n stitu y e u n a vía d e acceso a D io s indepen­ que su p ro p ia filosofía d esp lieg a u n a m u ltip lic id a d de dioses
d ie n te de la fe: tran sm ite la v iv en cia religiosa c o n la m edia­ e stru c tu ra d a y je ra rq u iz a d a a p a rtir d e u n a d iv in id ad p ri­
ción de u n s a b e r racional. U n teólogo católico co n c eb iría pro­ m era. A la in v ersa , tra s el fin del p ag a n ism o , en el m u n d o
b a b le m e n te e s ta .vivencia d e o tro m odo, com o u n ju icio y no cristiano (o ju d ío o m u s u lm á n ), la filosofía será siem pre, en
co m o un sim p le sen tim ien to . E sto n o le im p ed irá estim ar que su co n ju n to , m o n o te ísta . Así p u es, la d iv in id a d p re co n izad a
to d o acceso ra c io n a l al D ios de la B iblia y de lo s creyentes por los filósofos está in flu id a p o r la de su religión o p o r la de
tien e com o s o p o rte u n a trad ic ió n religiosa y u n a v iv en cia reli­ la religión q u e im p re g n a su c u ltu ra .
g io sa, y q u e la teología n a tu ra l del llam ad o p e río d o clásico es S in e m b a rg o , no q u erem o s llegar al ex trem o de a firm a r
en re a lid a d u n calco secu larizad o d e la teología cristia n a . que se lim ita a d a r e sta tu to filosófico a u n a id ea religiosa, a
A lo larg o d e los últim os siglos y h asta la p rim e ra m itad reflexionar so b re ella p a r a situ a rla , p u rific a rla y ju stific a rla .
del n u estro , el catecism o, la e n s e ñ a n z a de la teo lo g ía n atu ral Se h a dicho q u e «la filosofía no se da a sí m ism a la noción de
120 121
LA T E O L O G ÍA F IL O S Ó F IC A G R IEGA
TR A SC EN D EN C IA Y D IO S D E LA FE

je to d e l p e n s a m ie n to , n o com o el Dios d e la relig ió n . Del


D ios, sino q u e se la p ro p o rcio n a la religión» (G esché 1972,
m ism o m odo p en sa m o s (d e ac u erd o con alg u n o s in térp re tes y
279). L a frase es ex acta, pero in c o m p leta, porque el D ios de
en d esacu erd o con o tro s) q u e en P lató n las form as in telig i­
los filósofos tien e e n re alid ad u n a d o b le fuente: u n a filosófica
bles, in clu id a la id ea del B ien, no son dioses. Al p arece r, no
y o tra religiosa (—* cristianism o y religiones del m un d o ; ideo­
logía y religión). reciben este títu lo , y no p o d ían recibirlo p o rq u e la p a la b ra de
Dios, p a ra P la tó n , d e sig n a a los «vivientes in m o rtales» q u e
poseen un alm a y u n c u e rp o u n idos p a ra u n a d u ra c ió n ete rn a
(Fedro 246d) y, en co n secu en cia, p erten ecen al m u n d o del d e ­
3. L a teología filo só fic a de la Grecia clásica
venir, au n q u e , com o el d em iu rg o o el alm a del m u n d o , sirv an
de in te rm e d ia rio s e n tre este m u n d o y el d e las id eas. Es
P a r a c o m p r e n d e r b ie n la c o m p le ja re la c ió n d e e s ta s dos cierto q u e P lató n califica las id eas d e d iv in as. P ero este té r­
fu en tes, es preciso rem o n tarse a los orígenes m ism os de la fi­
m ino, q u e en él d e s ig n a todo lo q u e c o m p o rta un elevado
losofía. Sin d u d a , la filosofía su rg ió en G recia no com o un
grado d e excelencia in clu so fuera del u n iv erso d e los dioses,
m ilag ro , sino a p a r tir de u n a p rim e ra racio n alid ad y a p re­
sirve en Fedro (2 4 4 a-2 4 9 d ), o b ra a la que nos referim os aq u í,
sen te en la po esía m ítico-religiosa. P ero no nació del deseo de
p a ra s itu a r las id eas, el m u n d o inteligible, lo re alm en te real
fu n d a r una religión filosófica q u e re e m p la z a ra a la religión
por encim a de los dioses d e la cosm ología y d e la m itología;
p o p u la r; surgió d e la v o lu n tad d e lle g a r a u n sab er firm e y
las sitú a en un d o m in io q u e no es el de la religión ni el de la
seguro, de c o m p re n d e r la ex p e rien cia com ún p a rtie n d o de
teología. L a fa b u la ció n m ítica y el sen tim ien to religioso q u e
p rin cip io s je ra rq u iz a d o s en to rn o a u n p rincipio p rim ero , de
rodean a q u í su ex p resió n no d eb e n llevarnos a ig n o ra r q u e
o rg a n iz a r en fu n ció n de este s a b e r u n a c iu d a d en la q u e rei­
P latón opone co n sc ie n te m e n te u n a trasc en d en c ia filosófica,
n a r a la ju stic ia . L os presocráticos, S ó crates, Platón y A ristó­
o bjeto del s a b e r, a la tra s c e n d e n c ia in tr a m u n d a n a d e los
teles n o tuvieron o tr a religión q u e el cu lto trad icio n al d e la
dioses, objeto d e u n a o p in ió n v e rd a d e ra . A sí, ta n to P lató n
ciu d a d , a u n q u e alg u n o s d e ellos a ñ a d ie ra n a esto la iniciación
com o P arm én id es a firm a n la au to n o m ía y la o rig in alid ad d e
en los m isterios d e Eleusis y u n a p a rtic ip a c ió n en el p itag o ­
la filosofía frente a la relig ió n y a la poesía m itológica.
rism o. E n lo q u e re sp ecta a las creen cias, p ro c u raro n purifi­
P ero esta o rig in a lid a d ap arece tam b ién c u a n d o los filó­
c a r la m itología d e H om ero y H esío d o , co n tin u an d o la o b ra
sofos d e la G recia clásica d esig n an con el té rm in o dios lo q ue,
e m p re n d id a p o r E sq u ilo , Sófocles y P ín d a ro . Pero el principio
a sus ojos, es p rin c ip io d e co m p ren sió n y n o o b jeto d e creen ­
o los p rincipios a q u e llega su v o lu n ta d d e co m p re n d er la
cia o culto. E v id e n te m e n te to m an el térm ino d e la religión y
re a lid a d son a sus ojos objeto d e cien cia y no de religión, de la poesía m itoló g ica; p e ro lo a p lic a n a u n o o varios p rin ci­
es d ec ir, de creen c ia o d e culto. A n a x im a n d ro no presentó
pios q u e se h an visto o b lig ad o s a estab lecer p o r u n a exigencia
su ápeiron com o o b je to de ad o ració n . P la tó n no tuvo el p ro ­
ra c io n a l. E fe c tú a n , p u e s , u n a tra sp o sic ió n m e ta fó ric a q u e,
p ó sito d e fu n d a r u n culto al a lm a del m u n d o , al dem iurgo com o tal, no c o m p ro m e te la o rig in alid ad d e la filosofía. El
o a la id ea de B ien. Ni A ristóteles con respecto a su P rim er
proceso d e esta tra sp o sic ió n ap a re c e n etam e n te en el p asaje
M o to r.
de la Física de A ristó teles ( I I I , 4 ,2 0 3 b 6) q u e c ita y co m en ta
C o n v ien e re c a lc a r, adem ás, q u e los p rin cip io s no siem pre una d eclaració n d e A n a x im a n d ro so b re el ápeiron. E ste p rin ci­
so n llam ad o s dioses (0 eo í). Así, P a rm é n id e s, a u n q u e inicia
pio, p o stu lad o p o r u n a exigencia cosm ológica su p u estam en te
su p o e m a con u n a invocación a la d io sa, e n c u a d ra en el dis­
racional, es llam ad o «lo divino» (xó 0eíov) p o rq u e envuelve y
cu rso d e la o p inión to d o lo q u e se d ice d e la d iv in id ad , y se
g o b iern a todas las cosas y p o rq u e es in m o rtal e im p erecedero.
a b stie n e de lla m a r D ios o divino al ser (eoxiv, éóv) q u e des­
El m ism o pasaje d e c la ra q u e un proceso id én tico se en c u en ­
c u b re p o r el c a m in o h ac ia la v e rd a d ; lo co n sid era com o ob­
123
TR A SC EN D EN C IA Y D IO S D E LA FE I.A N O V E D A D C R IS T IA N A

tr a en la m ay o ría d e los filósofos d e la n a tu ra le z a . E fectiva­ ‘algo’ a lo que en u n segundo tiem po añ a d e , com o L eib n iz en
m en te, P latón sig u e el m ism o proceso c u a n d o esboza u n a cos­ las ‘24 T e sis’: quod solet appellari D eus» (M a rtin e a u 57). Lo
m o lo g ía en el Tim eo y d a el n o m b re d e dios al d em iu rg o y al m is m o o cu rre en la m e tafísica q u e sa n to T o m á s incluye en su
a lm a del m undo. Y lo m ism o A ristó teles, cu an d o em plea la e x p o s ic ió n de la sacra doctrina. L as cinco vías n o co n d u cen d i­
e x p re s ió n ó 0 eó g p a r a d e sig n a r al P rim e r M o to r inm óvil rectam en te a Dios, sin o a un p rim e r m otor, a u n a p rim e ra
e te rn o e im p ereced ero , que c o n sid e ra b a necesario p a ra expli­ causa eficiente, a un ser n ecesario, a un ser so b e ra n a m e n te
c a r racio n alm en te el m ovim iento en la n a tu ra le z a . Del m ism o perfecto, a un fin ú ltim o , y en un seg u n d o m o m en to a ñ a d e el
m o d o , los estoicos lla m a rá n dios o d iv in o al fuego, razó n del autor: todos llam an a esto Dios.
m u n d o . U n a ex celen te fórm ula d e W . J a e g e r resum e estas P ero la a p a re n te id e n tid a d del proceso no d eb e o c u lta r las
o b s e r v a c io n e s : « L o q u e s u c e d e e n la a r g u m e n t a c i ó n d e diferencias entre lo q u e o c u rrió en el m u n d o p ag an o , en el
A n a x im a n d ro (y d e sus seguidores en e sta línea) es q u e el m undo cristiano y en el m u n d o m o d ern o . L a p en e tració n de
p re d ic a d o dios o, m ejo r, lo divino se tra s la d a de las d iv in i­ la fe c ristia n a en la c u ltu ra helenista del m u n d o ro m an o in ­
d a d e s trad icio n ales al p rim er p rin c ip io del ser (al q u e h a ­ trodujo en ésta u n a n o v e d a d ab so lu ta: la revelación d e un
b ía n llegado p o r la vía de la in v estig ació n racio n al), y ello Dios único, cread o r del m u n d o , señ o r de la h isto ria d e los
p o rq u e los p re d ic ad o s q u e solían a trib u irs e a los dioses de hom bres, y el an u n c io d e J e s u c ris to , su Hijo, m u erto y resu ci­
H o m e ro y H esíodo le co rresp o n d ían en m a y o r m ed id a a este tado p a ra la salvación d e la h u m a n id a d p ecad o ra. L a en se­
p rin c ip io o p o d ían atrib u írse le con m a y o r seg u rid ad » (Taeeer ñ an za d e los P adres co n o ció y refutó o asim iló u n a filosofía
235, n. 44). m ucho m ás religiosa y teo ló g ica q u e la p ro p ia de la G recia
S e m e ja n te tr a s p o s ic ió n h u b ie r a s id o im p o s ib le en el clásica, incluida la d e P la tó n . El p lato n ism o m edio y el n eo ­
m u n d o ju d ío , en el q u e Y ahvé D ios d e s ig n a b a a un sujeto p la to n is m o e ra n u n a d o c t r i n a d e la v id a e s p ir itu a l, u n a
p erso n al y único. P ero resu ltab a fácil en el m u n d o griego po­ b ú sq u ed a d e la salv ació n del alm a, ta n to com o u n a filosofía.
lite ísta , en el que 0eó g era un co n cep to p re d ic ativ o em pleado Los d o cto res cristian o s o p o n ía n a esta filosofía el cam in o cris­
d e fo rm a m ú ltiple, su scep tib le de c o n sta n te s trasposiciones y tia n o d e la s a lv a c ió n , p e r o ta m b ié n la u tiliz a b a n , m á s o
c a p a z de d esig n ar c u a lq u ie r m an ife sta ció n de potencia, in­ m enos am p liam en te, p a r a ex p licitar el m en saje c ristian o y
m o r t a l i d a d y e x c e le n c ia ( W ila m o w itz - M ó lle n d o rff 17-19) hacerlo inteligible a los h o m b res cu ltivados. Su criterio de
( * ju d a is m o y cristian ism o ; lenguaje lite ra rio y lenguaje reli­ acep tació n era la S a g ra d a E scritu ra : a c e p ta b a n lo q u e, a su
gioso; m ito y ciencia). parecer, p o d ía p a s a r p o r el tam iz d e la B iblia y re c h a z a b a n
lo q u e no p asab a.
A sí hicieron q u e el D ios único de la B iblia a su m iera a l­
4. L a novedad cristiana gunos d e los p red icad o s con q ue los filósofos c a ra c te riz a b a n
su principio: u n id ad del p rin cip io p rim ero , in m u ta b ilid a d , d e ­
A sí pues, la idea d e D ios o de los dioses tien e en la filosofía m o stra b ilid a d , etc. C o m o y a h a b ía h ech o el ju d ío Filón, u n ie­
d e la G recia clásica u n doble origen: se d e sc u b re n p o r vía ra ­ ron en m atrim o n io la teo lo g ía b íb lica y la filosofía g riega.
cio n al uno o varios p rincipios; desp u és se les aplica m etafóri­ C on a lg u n a s correcciones, id en tificaro n el D io s-p rin cip io con
c a m e n te el p re d ic a d o d io s, to m a d o d el u n iv e rso religioso. el Dios au to r de la h isto ria d e la salvación. El hecho de q u e el
E ste proceso se v a a re p etir, al p a re c e r d e id én tica form a, a Dios a u to r de la salv ació n fuera concebido com o un sujeto
lo la rg o de toda la h isto ria de la teología filosófica. Es u n a re­ único y em in en tem en te p erso n al im p ed ía tr a ta r la p a la b ra
g la gen eral: «la m etafísica, es decir, la o n to lo g ía occidental, Dios com o un predicado tran sferib le: y a no era posible tra s la ­
no h a b la n u n ca directamente de ‘D ios’, sin o p rio rita ria m e n te de d a rla d e la religión a la filosofía p a ra d esig n ar a un D ios q u e
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TR A SC EN D EN C IA Y D IO S D E LA FE I.A ÉPO CA C L Á S IC A D E LOS T IE M P O S M O D E R N O S

no fu era el de la religión. El Dios ú n ico d e la fe bíb lica y cris­ E sta división e n c e rra b a el peligro, com o se vio m ás ta rd e ,
tia n a ab so rb ió al D ios d e los filósofos griegos. Al térm in o de de esc in d ir la un id ad d e la fe en el Dios d e la revelación c ris­
la d em o stració n filosófica de Dios, la trasposición metafórica del tian a. P ero san to T o m á s expone su d o c trin a sobre el D ios
predicado es reemplazada por el salto de la f e , com o claram en te uno com o p a rte in te g ra n te d e la d o c trin a sag rad a: los p ré s­
a p a re c e en la e s tru c tu ra de las cinco vías tom istas. A p a rtir tam os y desarrollos d e c a rá c te r filosófico se in tro d u ce n sólo
d e a h o ra, la p ru e b a d e Dios será la form alización lógica d e la en co ncepto de recursos au x iliares, com o él m ism o d e c la ra .
creen c ia b íb lica y c ristia n a ; es o b ra del teólogo, q u e u tiliza a La filosofía sigue siendo a q u í, com o en los P ad res de la Ig le ­
su m a n e ra los arg u m e n to s del m etafísico. sia, ancilla theologiae.

5. Tomás de A quino 6. La época clásica de los tiempos modernos

Se p u ed e afirm a r q u e con T om ás d e A q u in o com ienza u n a Pero con Suárez y sus d iscíp u lo s, y sobre to d o con Descartes, la
n u e v a e ta p a , a co n d ició n de p re cisar in m e d ia ta m e n te q u e ta l filosofía se hace libre; q u ie re ser a u tó n o m a con respecto a la
e t a p a no se i m p o n d r á en la te o lo g ía c o m ú n h a s ta el si­ revelación so b re n a tu ra l y la teología cristia n a , a u n re co n o ­
g lo X V I. T o m á s q u ie r e h acer d e la d o c tr in a c r is tia n a u n a ciéndoles su legítim o lu g a r al lado y p o r en cim a d e ella. B ajo
cien c ia en el sen tid o aristotélico del té rm in o y, en consecuen­ el n o m b re d e m etafísica o teología n a tu ra l p re te n d e tra ta r de
cia, se p re o cu p a d e exigir en ca d a m a te ria el rig o r q u e p e r ­ Dios y del alm a por u n c a m in o p u ra m e n te racio n al. Así o c u ­
m ite la n a tu ra le z a d e la cosa; p o r eso d istin g u e en las v e r ­ rre, b ajo form as d iferen tes, en D escartes, M aleb ran ch e , L eib-
d a d e s de la fe las q u e son accesibles a la ra zó n n a tu ra l y las niz, W olff. En esta ép o ca d el g ra n racio n alism o surge la ex­
q u e son inaccesibles; ad e m á s precisa q u e el m odo d e m anifes­ t r a ñ a id e a d e q u e la s p r u e b a s d e la e x is te n c ia d e D io s
ta c ió n de la v erd ad se rá distinto en c a d a caso: de u n lado, a r ­ concluyen, al térm ino d e u n proceso p u ra m e n te racio n al, con
g u m e n ta c ió n m e d ia n te razones d e m o stra tiv a s análo g as a las la p re sen tació n de un D ios q u e no está y a p resen te en el p e n ­
d e los filósofos; de o tro , a rg u m e n tació n p o r la a u to rid a d de la sa m ien to h u m an o p o r u n a fe o p o r u n a religión y, sin e m ­
E s c ritu ra , d iv in a m e n te confirm ada p o r m ilagros, e ilustración bargo, tien e a p ro x im a d a m e n te los m ism os a trib u to s q u e el
d e la d o c trin a m e d ia n te razones v ero sím iles ( Contra gentiles Dios cristian o . Q u ien co n o ce la teología c ristia n a de la E d a d
1,3). A p licad a a la d o c trin a cristian a d e D ios, esta distinción M ed ia y lee los m etafísicos d e la época clásica, ad v ierte in m e ­
in tro d u c e u n a escisión e n tre la d o c trin a d e la esencia u n a y d ia ta m e n te q u e su teo lo g ía n a tu ra l d ep e n d e, en g ran p a rte ,
ú n ic a , que p erte n ece al prim er ca m p o , y la d o c trin a de la t r i ­ de la teología m edieval; su s id eas p arecen a m en u d o tra sp o si­
n i d a d d e la s p e r s o n a s , q u e p e r te n e c e al se g u n d o . S a n t o ciones sec u la rizad a s de la teología cristian a .
T o m á s tien e conciencia de que en el á m b ito accesible a la r a ­ A u n q u e la filosofía m o d e rn a h ay a re iv in d icad o leg ítim a­
zón n a tu ra l expone alg o que es co m ú n al cristian ism o , al j u ­ m en te su au to n o m ía y h a y a d esa rro llad o sistem as ad m ira b le s
d a ism o , al islam y a la filosofía g rieg a (ibíd. 1,5 y 6). Así, su p o r su rig o r racional, n o es m enos cierto q u e to d a filosofía ex­
d o c trin a ap arece a q u í com o una ex p resió n m etafísica del m o ­ tra e sus ideas de la c u ltu ra a la q u e perten ece; ex am in a la co ­
n o teísm o o ccidental y prescinde, en g ra n p a rte , de la novedad h e ren cia d e u n p e n sa m ie n to y u nos sím bolos q u e son a n te ­
ev angélica: Dios re v elad o en C risto. E s ta no v ed ad sólo se in ­ riores a ella. En un m u n d o to d av ía cristian o , unos filósofos
tro d u c e ex p resam en te en el m o m en to en q u e san to T o m á s q u e ta m b ié n lo eran no p o d ía n afro n ta r ta re a m ás elev ad a
tra ta las verdades inaccesibles a la razó n n atu ral: la trinidad y q u e la d e d e m o s tra r la e x is te n c ia y los a trib u to s del D ios
la en c a rn a c ió n (d iso ciad as, por o tra p a rte , la u n a d e la o tr a ) . en el q u e c re ía n . Y q u ie n e s no e ra n fieles d e u n a Ig le s ia
126 127
T R A SC E N D E N C IA Y D IO S D E LA FE E L P E R ÍO D O C O N T E M P O R Á N E O

no te n ía n o tr a a lte rn a tiv a q u e fo rm a rse su p ro p ia co n cep ­ c r e e r en el Dios de la religión c ristia n a , sino q u e es a b s u rd o


ción d e D ios o re c h a z a r la idea de D ios q u e ten ía el universo im a g in a r q u e podem os co n o cer su ex isten cia de o tro m o d o
c u ltu r a l en q u e re fle x io n a b a n (—*■ a u to n o m ía y c o n d ició n que p o r la fe en su p ro p ia rev elació n » (G ilson 1960, 91s). L as
c re a tu ra l). p ru e b a s d e Dios son, pu es, teológicas, lo cu al no significa en
m odo a lg u n o q u e sean im p erfe ctam en te racio n ales (ibíd. 95).
D e p e n d e n del «uso q u e el cristian o hace d e la esp eculación fi­
7. E l período contemporáneo losófica en su esfuerzo p o r c o n q u is ta r la in telig en cia d e su fe»
(ibíd. 216), y, e v e n tu a lm e n te , p o r c o m u n ic a rla a otros.
D e sd e h ace u n o s c in c u e n ta años los filósofos, al igual q u e los E n esta p erspectiv a, el c ristian o q ue no h a re n u n c ia d o a
d e m á s h o m b res, viven, al m enos en E u ro p a O c c id e n ta l, en p e n sa r y ju s tific a r su fe aco g erá fa v o rab lem en te diversos e n ­
un m u n d o se c u la riz a d o , dom in ad o p o r la m en talid ad c ie n tí­ sayos recientes q u e, con el n o m b re de teología filosófica, m e ­
fica y técn ica. L a fe en Dios no tiene y a el c a rá c te r d e u n a tafísica o filosofía de la religión, tien en com o objetivo ju s tifi­
ev id en c ia co lectiva y se refugia en el in te rio r o en los ale­ c a r la creencia c ristia n a en Dios. T a l es el caso de ciertas
d a ñ o s d e c o m u n id a d e s religiosas m in o rita ria s. C om o la ta re a o b ra s de K . R ah n er, B e rn h a rd W elte, C la u d e B ru aire, P ierre-
d e los filósofos consiste en to m ar co n cien cia de la c u ltu ra de J e a n L a b a rrié re (por n o h a b la r d e los d iscípulos am erican o s
su tiem p o , es ex p licab le q u e la m ay o ría d e ellos se a b sten g a n de W h iteh e ad : C h . H a rts h o rn e , J . B. C o b b , etc.). C ierto q u e
d e h a b la r d e Dios (ex cep tu ad o s los casos en q u e co m en ta n no coinciden, pero co n v erg en , y c a d a uno estim u la a su m a ­
los textos clásicos o d iscu ten las ideas d e los creyentes), p o r­ n e ra n u e stra reflexión p erso n al. El hecho d e la d iv ersid ad de
q u e p ie n sa n q u e el d iscu rso sobre D ios es cosa de la fe, d e la los cam inos significa q u e « ca d a u n o de n o sotros d eb e ría te n e r
relig ió n y d e la teología, pero no de la filosofía. E n estas co n ­ d erech o a sus p ru e b a s p erso n ales d e la ex isten cia de D ios,
d icio n es, es cla ro q u e la idea d e Dios vive ex clu siv am en te en p o rq u e to d as son b u e n a s en c u a n to tra d u c e n u n a ex p erien cia
el sen o de u n a a c titu d o d e u n a c u ltu ra religiosa y que la filo­ v á lid a en el o rd e n de la relig io sid ad n a tu ra l del esp íritu h u ­
sofía sólo h a b la de ella en referencia a la fe c ristia n a o a sus m ano» (G ilson 1979, 83-84). C a d a u n a de ellas debe, e v id e n ­
h u ellas en la cu ltu ra . tem en te, ju s tific a r su p ro p io rig o r racio n al. P ero no h a n d e
A sí hem o s llegado a re d escu b rir alg o q u e estab a velado p re te n d e r, com o q u e ría n D escartes, M a le b ra n c h e , L eib n iz...,
p o r g ra n p a r te de las teologías n a tu ra le s de la era m o d ern a , co n stitu ir u n a d e m o stra c ió n cuyo rig o r sería sem ejan te al de
p e ro q u e y a c o n o c ie ro n los filósofos g rie g o s y los teólogos las m a tem ática s. A un sien d o racio n ales en su proceso, no son
c ristia n o s a n te rio re s al siglo XVI: las p ru e b a s de la existencia concluyentes. Vem os en ellas la explicitación form al de u n a ex­
d e los dioses o de D ios «no h a n p re te n d id o n u n c a re v e la r a perie n cia re a liz a d a en el seno de u n a op ció n libre: la e x p e­
los h o m b res la noción d e la divinidad; p o r el co n trario , to d a s rien cia religiosa m o d u la d a p o r el te m a bíblico de la creación.
p re su p o n e n la creen cia com ún en seres so b re n a tu ra le s» (G il- C u a lq u ie ra q u e q u ie ra hoy llevar a cabo u n a investigación fi­
son 1979, 77). L a noción de Dios no se e n c u e n tra «al térm in o losófica so b re el Dios d e la fe c ristia n a d eb e reconocer, com o
d e las p ru e b a s , sino q u e las precede». S a n to T o m ás lo s a b ía h a c ía M au ric e B londel a p ro p ó sito de sus p rim eras o b ra s,
c u a n d o c o n c lu ía cad a u n a de las cinco v ías afirm an d o q u e el q u e h a « in te n ta d o , co m o creyente, u n esfu erzo d e filósofo»
té rm in o de su arg u m e n tació n racio n al «es el ser que él lla­ (B londel 1932, 44). Lo q u e así se d esa rro lla «expresa la in-
m a b a D ios a n te s de h a b e r probado su existencia» (ibíd. 55, tra e s tr u c tu ra racio n al y no la in fra e s tru c tu ra de la teología
56). Si q u e re m o s p re c isa r m ás, reconocerem os con E t. G ilson cristian a » (cf. B ouillard 1957, 111,138) (-*■ diálogo; ex p e rie n ­
q u e « la filosofía no sa b e n a d a de la ex isten c ia del Dios d e la cia y fe; Ilu stra c ió n y rev elación; m ito y ciencia; realidad-expe­
E s c ritu ra ... N o sólo necesitam o s la re v elació n c ristian a p a r a riencia-lenguaje; teo ría d e la ciencia y teología).
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D IFER EN C IA S

III. Trascendencia religiosa un ac to libre, in co m p ren sib le (L P 6 1 ), y, p o r tan to , im p lica


un acto de fe. Pero es claro que estas ideas no b o rran la dife­
y trascendencia filosófica re n cia e n tre la razó n teó rica com o v o lu n ta d d e co m p re n d e r y
la creen cia religiosa com o v o lu n tad d e escu ch a y de in v o ca­
ción. L a d iferencia se hace m ás p a te n te c u a n d o se e n u m e ra n
los objetos respectivos.
1. Diferencias E n la G re cia a n tig u a , las creen cias se refieren a lo n u m i-
noso y al d iscu rso m ítico. En la c o m u n id a d cristian a , la fe se
Pero ¿q u é o c u rrirá si el c ristian o filósofo se e n c u e n tra con los refiere al d estin o h u m a n o d e C risto co n sid erad o com o la re ­
p en sam ien to s d e filósofos que se d ec la ran ajenos a to d a reli­ v elación a b so lu ta y p u ra de Dios. A p u n ta , pues, a un a c o n te ­
gión p o sitiv a y n o creen en un Dios p erso n al trasc en d en te al c im ie n to h istó ric o en el q u e se m a n ifie s ta la p re s e n c ia d e
m undo? ¿ D eb erá su p o n er que tales filosofías son in co h eren ­ D ios, su acción p a ra la salvación d e la h u m an id ad ; a p u n ta a
tes p o rq u e no llevan a u n Dios con los c a ra c te re s del Dios un ac o n tecim ien to sin g u lar q ue la v id a del cristian o q u iere
de la fe c ristia n a ? ¿No d e b e rá reconocer m ás b ien q u e son co n m em o rar; es escu ch a de la p a la b ra de D ios en el seno de
u n a a p r o p ia c ió n reflexiva c o h e re n te d e la c u ltu r a se c u la r la c o m u n id a d c ris tia n a y ab re la p u e rta a u n a ex p erien cia
en q u e vivim os? ¿Y no d e b e rá el propio cristian o , p recisa­ teologal lig ad a a la v id a evangélica.
m en te p o rq u e e stá p ro fu n d am en te m a rc a d o p o r esta c u ltu ­ E n cam bio, la filosofía p re te n d e d e o rd in ario e s tu d ia r las
ra, te n e r in terés en a c e p ta r u n diálogo en el p lan o de esas e s tru c tu ra s d e la re a lid a d com unes a todos los h o m b res. E n
filosofías? la p ersp ectiv a d e W eil, a la que hem o s alu d id o , es «la v o lu n ­
P a ra e n ta b la r sin a m b ig ü e d a d e s un d iá lo g o se m e ja n te , ta d d e c o m p r e n d e r lo q u e e x is te y d e c o m p r e n d e r s e en
será preciso to m a r conciencia d e la d iferen cia ra d ic al en tre la c u a n to a c tiv id a d h u m a n a en la re a lid a d » (E C 11,416). Es
fe o la religión y la filosofía q u e se q uiere lib e ra d a d e toda li­
cierto q u e la fe y la filosofía siem p re se h an e n c o n tra d o y fe­
gazón religiosa. E sa diferencia se m anifiesta en la div ersid ad c u n d a d o m u tu a m e n te , lo cual es n o rm a l, puesto q u e u n a y
de len g u ajes. A este propósito hacem os n u e stra s u n as p a la ­ o tra se p la n te a n la cu estió n ú ltim a del sen tid o de la vida.
bras de A n to in e V ergote, que se refieren sim u ltá n e a m e n te a P ero esto no excluye q u e sean ra d ic a lm e n te distin to s su o ri­
la fe c ris tia n a y a las creencias d e o tras religiones: «Los len­
gen y su m odo de p ro ced er.
guajes religiosos son siem pre lenguajes d e signos q u e no se
P o r eso nos p arece p ru d e n te re n u n c ia r hoy a h acer co in ci­
to m an al pie d e la letra, sino q u e designan p o r m edio de m e­ d ir en la noción d e ser, incluso en su form a v erbal (esse), al
táforas cosas d iv in a s im posibles de c a p ta r... E n tre el gesto re­ D ios d e los filósofos y al Dios de A b ra h á n , d e M oisés, de los
ligioso y los g estos de la filosofía hay u n a d iferen cia esencial. p ro fetas y de Je sú s . Y si es v erd ad q u e el p en sa m ie n to cris­
La religión p erte n ece siem pre al orden de la creencia, m ien­ tia n o en a lg u n as épocas de la h isto ria « ad o p tó en cierto m odo
tras q u e la filosofía repite in d efin id am en te su acto de a su n ­ el ser d e P arm én id es p a ra h acer d e él un d o ble racio n al y fi­
ción teó rica» (V erg o te 1977, 29). Sin d u d a se p u ed e ad u cir, losófico del D ios d e la revelación» (G ilson 1961, 389), será
con a lg u n a s teo ría s anglosajonas del belief, que todo sab e r m ejo r no seguirlo en a d e la n te en este p u n to .
teórico se re m o n ta a u n a creen cia o u n a fe q u e lo envuelve, E n la B iblia, d e c la ra P aul R ico eu r, «la p a la b ra D ios no
p o rq u e la reflexión total es im posible y p o rq u e el sa b e r ja m á s
d eb e en ten d erse com o un concepto filosófico, ni a u n q u e se
ag o ta el s a b e r (ibíd. 32-33).
tra te del ser en el sen tid o de la filosofía m edieval o en el se n ­
E n u n a p ersp ectiv a diferente, E ric W eil su b ra y a q u e deci­ tido d e H eidegger. L a p a la b ra D ios dice m ás que la p a la b ra
dirse p o r la filosofía, por el d iscu rso co h eren te, es al com ienzo ser, p o rq u e p re su p o n e el co n tex to e n te ro de los relato s, las
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C O N tX '.IM IE N T O N A TU R A I. D E D IO S
TRASCENDENCIA Y D IO S DE I.A FE

profecías, las leyes, los salm os, etc. C o m p re n d e r la p a la b ra c o n t r a m o s a q u í m uy ce rca de la p ro b le m á tic a d e un d iálo g o
‘D ios’ es se g u ir su orientación d e sentido. P o r o rien ta ció n de e n t r e E ric W eil y un crey en te.
sentido e n tie n d o su poder de re u n ir las significaciones p a r­
ciales, in sc rita s en los diversos discursos p arciales, y d e a b rir
un h o rizo n te q u e no se deja d e lim ita r p o r la c la u su ra d e dis­
curso alg u n o » (R ico eu r 1975, 24). 2. Conocimiento natural de Dios
Así, con n u e stro colega y am ig o D om inique D u b a rle , po­
dem os a firm a r q u e, d e suyo, « h a y u n a d istin ció n e n tre el ob­ Pero ¿no supone la afirm ación de estas tesis negar la posibilidad
jeto de la fe , q u e es el m ism o D ios, p o r im p erfecta y confusa y la re a lid a d de un co n ocim iento n a tu ra l de Dios, que la Bi­
q u e sea la m ira d a del espíritu h a c ia él, y el contenido de la com­ blia e n se ñ a tan cla ra m e n te , la teología cató lica ha d e s a rro ­
prensión filosófica, q u e la filosofía p u ed e lla m a r el Ser, el U no llado ta n a m en u d o y, p o r lo q u e se refiere a la p o sib ilid ad , el
o de c u a lq u ie r o tr a form a» (D u b a rle 1969-70, 181). Si el ob­ V atican o I define so lem n em en te (D S 3004,3026)? Eso sólo
je to de la fe o d e la religión p u e d e e n c o n tra r un p u e sto en el o c u rriría en el caso d e q u e se re d u je ra el conocim iento n a tu ­
p en sa m ie n to filosófico es p o rq u e el sujeto h u m a n o q u e en ella ral d e D ios a la teo lo g ía filosófica.
le v a n ta el v u e lo co n se rv a a lg o d e la re la c ió n re lig io s a del P or influjo del p en sam ien to helen ístico , de su in te rp re ta ­
ho m b re con D ios. «E n el esp íritu se necesita algo m ás q u e la ción c ristia n a y, m ás ta rd e , por influjo d e la filosofía se c u la ri­
co m p ren sió n p u ra p a ra c o n tin u a r afirm an d o a D ios» (ibíd. zada y d el ra cio n alism o d e la Ilu s tra c ió n , el con o cim ien to n a ­
182). R en u n cie m o s, pues, al viejo p re su p u esto q u e identifica tu ra l d e D ios se r e d u jo a m e n u d o a l q u e p r o c u r a r ía u n
a Dios con lo a b so lu to del ser y q u e , p ro c ed en te d e la an ti­ ra zo n am ien to m e tó d ic a m e n te d e s a rro lla d o , u n a d em o strac ió n
g ü ed ad , se e n c u e n tra en los d eístas, en L eibniz, W o lf y K an t, filosófica. Pero, tal co m o ap arece en la B iblia, tiene el c a rá c ­
y h a sido m a n te n id o por H egel (D u b a rle 1975, 307s). Ni el ter d e un con o cim ien to religioso e inclu so salv ad o r, n ac id o de
A b soluto elev a d o a sujeto, ni el A b soluto h echo su sta n c ia , ni la co n tem p lac ió n p o é tic a del m u n d o visible. R a strea a tie n ta s
el U n o d e la A n tig ü ed ad p u ed e n re p re s e n ta r al v erd ad ero la rev elació n q u e D ios hace de sí m ism o en el curso re g u la r
Dios a n te la m ira d a creyente d e la teología c ristia n a » (D u­ de la n a tu ra le z a . S u b siste incluso, bajo u n a form a im p u ra , a
b a rle 1976, 175). D e D ios sólo se p u e d e h a b la r « p re s u p o ­ trav é s d e la m ito lo g ía y de la id o la tr ía . E s tá p re s e n te d e
nien d o el a c to in telectu al de u n a vivencia religiosa q u e reco­ algún m o d o en to d as las religiones, co m o p rim era percep ció n
n oce y a firm a la re a lid a d de D io s en u n m o v im ie n to del de lo d iv in o a trav é s d e la sim bólica o rig in aria . M ás q u e la
esp íritu q u e, p o r su n atu ra leza , es u n m ovim iento de fe» (D u­ conclusión de u n ra z o n a m ie n to filosófico técn icam en te e la b o ­
b arle 1975, 42 4). El ateísm o ra c io n a lista d e n u e s tra época rado, es el con o cim ien to in h eren te a u n a creencia religiosa no
« co n stituye la p ru e b a de la in a n id a d del p re te n d id o objeto bíblica y no c ristia n a . Podem os a ñ a d ir q u e d e ah í to m a ro n
d a d o al s a b e r teológico por un ac to sim p lem en te ra cio n al de los filósofos griegos la noción de lo d iv in o q u e tra s la d a ro n a
la in telig en cia» (ibíd. 425). su p rin c ip io (cf. A. M . D u barle 1976, espec. 10-13,222-224).
E stas id eas coinciden, en el p u n to que a q u í nos interesa, El V a tica n o I reserv ó el n o m b re d e fe p a ra la fe c ristia n a
con las de L o u is D u p ré , el cual d e c la ra q u e la filosofía que ex plícita y dio el n o m b re de ra zó n al co n ocim iento de Dios
n o se refiere a la experiencia relig io sa es in c a p a z d e lleg ar a a d q u irid o al m arg e n d e la fe. H oy conviene d iferen ciar la ra ­
la idea de D ios y d e establecer su existencia. « L a filosofía no c io n alid ad in h e re n te al conocim iento religioso y la ra c io n a li­
p u ed e h a c e r o tra cosa que a rtic u la r el conocim iento p rim ario d ad d e la co m p re n sió n filosófica. T a m b ié n conviene rev alo ri-
d e la tra sc e n d e n c ia . Sólo el acto religioso p u ed e tran sfo rm arlo zar, co m o ha hech o el V atican o I I , el conocim iento d e Dios
en co n o cim ien to d e Dios» (D u p ré 137; cf. 8,127-137). N os en­ pro m o v id o por las religiones no c ris tia n a s y p ro c u ra r q u e la

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TR A SC EN D EN C IA V D IO S D E LA FE L E N G U A JE P O É T IC O , M E T A F Ó R IC O V M IT IC O

fe c ristia n a se a el am p lio re c e p tá c u lo d e to d o lo a u tén tica ­ p ro p ia d e c a d a é p o c a (—* c o m u n id a d ; diálogo; te o ría d e la


m en te d iv in o q u e los hom bres h a n vivido. Así llegam os a la ciencia y teología).
m ism a tesis: d e ja r a la religión el c u id a d o de la co n c ie n cia re­
ligiosa y a la fe c ristia n a el de la ex p erien cia teologal, y rem i­
tir a la co n c ie n cia religiosa y sus concreciones lo q u e el siglo 4 Lenguaje poético, metafórico y mítico
XVIII m a n te n ía a ú n en la ó rb ita fdosófica con la «religión na­
tu ral» , el d e ísm o y su «teología n a tu ra l» (—* ateísm o y ocu lta- La h e rm e n é u tic a a c tu a l su b ra y a a m e n u d o que el len g u aje
m ien to de D ios; cristianism o y religiones del m u n d o ; historia religioso o rig in ario , el d e la B iblia y de la litu rg ia, no es un
d el m u n d o e h isto ria de la salv ació n ; Ilu strac ió n y revela­ lenguaje esp e cu lativ o com o el de la filosofia o el de la teología
ción). que re c u rre al len g u aje filosófico. P au l R ico eu r, en p a rtic u la r,
nos h a en se ñ ad o q u e los textos religiosos, esp ecialm en te los
bíblicos, co n stitu y en u n a categoría d e textos poéticos. Su fu n ­
3. Experiencia teologal ción referencial co n siste en p resen tar, m ás allá de la re a lid a d
o rd in aria , u n m u n d o n uevo, un ser n u ev o , un reino de D ios
A la afirm ació n y el conocim iento d e D ios no se llega p o r un que a b re u n a e sp e ra n z a nueva, q u e in te rp e la al o y en te y lo
ra z o n a m ie n to c o n c re ta y rig u ro sa m e n te co n stitu id o , sino por reta, d irig ién d o se a su im aginación m ás q u e a su o b ed ien cia
u n a p ercep ció n y u n a experiencia q u e se efectúan en el seno (R icoeur, P S L 20-25). S egún los au to re s y según los casos, se
d el acto religioso, m ed ian te la a p ro p ia c ió n libre y p erso n al de insiste en diferentes carac te res del len g u aje poético d e la B i­
u n a trad ició n religiosa. En el cristia n ism o , se t r a ta d e la ex­ blia: analó g ico , sim bólico, m etafórico o m itológico. E n to d o
p erien cia teo logal q u e re p resen ta la fe d e la co m u n id a d cris­ caso, se t r a t a de u n le n g u aje in d irecto , d is tin to del d e la v id a
tia n a y del in d iv id u o creyente y q u e recoge la ex p erien cia de c o tid ia n a y del le n g u a je onto lò g ico . Ni los crey en tes cu y o
Je sú s. p en sa m ie n to se h a fo rm a d o en la o n to -teo lo g ía se so rp re n d e ­
La p a la b r a experiencia in d ica a q u í q u e el c o n o c im ie n to rán al leer esto: la tra d ic ió n cristian a h a sab id o siem p re q u e
de Dios no es in n a to en el sen tid o estricto del térm in o , ni las re a lid a d e s d iv in as no pueden e n c e rra rse en u n len g u aje
a lg o a p r e n d id o d e o íd as o a c e p ta d o p o r sim p le e n s e ñ a n z a especulativo. A ctualm ente, cuando se h a redescubierto el v alo r
a u to rita ria , ni ta m p o c o la sim ple conclusión de u n a d em o s­ positivo del mito, no h ay n ad a de escandaloso en recalcar q u e
tració n fo rm al, sino q u e se llega a él reco rrien d o un camino el lenguaje d e los p rim eros capítulos del G énesis sobre la c rea­
esp iritu al, en el cu rso del cual se te rm in a por descubrir lo que ción y la caída original es un lenguaje mítico. K arl R ahner lo h a
se ig n o rab a o d esco n o cía an terio rm en te. L a experiencia teolo­ form ulado certeram ente: «El enunciado p u ed e presentarse en
g al cristian a, in s e p a ra b le de la fe, q u e es un acto libre, co n s­ form a de u n m ito, p o rq u e éste es d e to d o p u n to un m edio le­
titu y e u n a e x p e rien cia peculiar d e la co m u n id ad cristian a : gítim o de re p re se n ta c ió n p a ra ex periencias ú ltim as del h o m ­
una experiencia q u e no es universal, pero que en principio puede bre, un m ed io que n o p u ed e sin m ás su stitu irse ra d ic a lm e n te
co m u n icarse a to d o s p o r el lenguaje, el cual la hace posible p or o tra fo rm a d e en u n ciad o » (R a h n e r 1979, 145) (—» le n ­
en cierto m o d o. E s u n a experiencia d e Dios; p ero no p u ed e guaje lite ra rio y le n g u aje religioso; m ito y ciencia; sím bolo y
ser co n sid erad a com o u n a experiencia directa; es a la vez in ­ sa c ra m e n to ).
m e d ia ta y m e d ia tiz a d a p o r el d iscu rso y la p rá ctica de la co­ En p a rtic u la r, el m ero hecho de q u e se h ay a p la n te a d o el
m u n id a d c ris tia n a c e n tra d a en Je s u c risto . Su expresión v a ría p roblem a d e los « n o m b res divinos» m u e s tra «que es in e v ita ­
con la evo lu ción d e tal discurso y ta l p rá ctica en la h isto ria ble u n m ín im o d e re p resen tació n m itológica; p o rq u e no es
de las c u ltu ra s. E s tá , pues, co n d icio n a d a p o r la h e rm e n é u tic a posible d a r u n n o m b re a Dios sin im ag in arlo , ni im ag in arlo

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TR A SC EN D EN C IA Y D IO S D E LA FE T R A S C E N D E N C IA F IL O S Ó F IC A Y E X P E R IE N C IA R E L IG IO SA

sin m itologizarlo». A sí se expresaba u n filósofo to m ista cuya el filósofo n o s o rien te así h acia u n a h e rm e n é u tic a y reco n o zca
fe c ristian a fue in q u e b ra n ta b le (G ilson 1979, 37). D e c la ra r un sen tid o y una v e rd a d p arcial en la fe b íb lica no significa
q u e el Dios de la B iblia es u n a figura sim bólica co n stitu y e in ­ q u e p o d a m o s e n c o n tra r en él u n a ap o lo g ética q u e in v ite a
cluso la ú n ica m a n e ra de co m p re n d er co rrec ta m e n te el len­ creer. Sin em b arg o , en un m u n d o d o m in a d o p o r la m e n ta li­
g u aje an tro p o m ó rfico de los escritores bíblicos — la re p re se n ­ d ad cien tífica y técn ica, q u e tien d e a ju z g a r los p ro b lem a s re ­
tació n de u n D ios p erso n al, de un D ios lib re, de u n D ios que ligiosos y los p ro b lem as filosóficos ig u alm en te desp ro v isto s de
es am o r— y de arm onizarlo con el pensam iento de los teólogos interés y se n tid o , c u a lq u ie r defensa e ilu stra c ió n de la filosofía
m odernos, p ro testantes y católicos, según los cuales h ay que ab re un esp a cio en el q u e la p a la b ra d e fe te n d rá m ás p o sib i­
g u ard arse de concebir a Dios como objeto, como u n a realidad lidades d e se r esc u ch ad a . El esfuerzo del filósofo p o r en c o n ­
p a r tic u la r, co m o u n ex isten te s e p a ra d o del h o m b re y del tra r el s e n tid o m ás a llá de la ra c io n a lid a d científica y técn ica,
m undo, un ser q u e se halla allá a rrib a o allá abajo (así Bult- m ás allá d e la a c tiv id a d m o ral y p o lítica, ofrece al c ristia n o
m a n n , T illich, E b elin g , P annenberg, K . R ahner, H . U . von un lugar en el que p e n s a r la existencia h u m a n a , q ue c o m p a rte
B althasar), y sería preferible concebirlo com o «una dim ensión con todos los h o m b res d e su época, y s itu a r su p ro p ia ex p e­
trascendente de la realidad una y única», accesible a todos (Du- riencia de crey en te, su ad h esió n a la lla m a d a de la q u e vive.
p ré 220). Es cierto q u e sólo el crey en te p u ed e in c o rp o ra r co n scien te­
Por su p arte, el lenguaje neotestam entario sobre J e s ú s Hijo m ente la tra sc e n d e n c ia filosófica a la ex p erien cia religiosa.
de Dios resulta m ás com prensible cu an d o se recalca q u e a m e­ Pero el c a m in o p o r el q u e el filósofo llega al sen tid o , a la
n u d o in te rp re ta e n térm inos m íticos el significado del ac o n te ­ etern id ad d e la p re se n c ia en el tiem po d e la h isto ria, p u ed e
cim iento histórico q u e fue el destino de Je s ú s de N azaret (ver el convertirse en un lu g a r en el q ue, p o r la fe y la ex p erien cia
finísimo análisis d e W . Pannenberg sobre el tema; P an n en b erg teologal, s e a posible el sen tid o concreto del p o em a d e la B i­
1972, 64-75). G ustosam ente hacem os n u e stra esta idea de M a r­ blia: la p re se n c ia de D io s que se revela en Je su c risto .
tin Hengel: «En realidad, la teología n u n c a podrá prescindir del C o m o h em o s d ic h o , o tro s filósofos, q u e son al m ism o
lenguaje del ‘m ito ’ con su m etafórica trascendente... El ‘H ijo de tie m p o c r e y e n te s , re fle ja n u n a c u e rd o m á s r a d ic a l, u n a
D ios’ ha p asado a ser u n a m etáfora p erm a n en te e irrenunciable alianza m á s ín tim a, e n tre fe c ristian a y p en sa m ie n to filosó­
de la teología cristian a y expresa el origen d e Jesús en la esen­ fico, esp ecialm en te c u a n d o elab o ran sus « p ru e b as» d e D ios,
cia d e Dios — es decir, en su am or a todas las criaturas— , y su a n a liz an d o la ra c io n a lid a d in te rn a de la fe cristian a. M u ch o s
singular unión con Dios, a la vez que su verdadera h u m an id ad » creyentes, e n tre los q u e nos en c o n tram o s n o sotros, acogen
(H engel 142). E n te n d e r el título «H ijo d e Dios» como u n a m e­ con reco n o cim ien to su esfuerzo, p o rq u e e n c u e n tra n en él un
táfora indispensable propicia una cristología más fiel a la trad i­ apoyo p a r a su fe en D ios. P ero en cierto s aspectos son sólo
ción que el trad u cirlo por «representante d e Dios». ra z o n a m ie n to s p a ra c ris tia n o s . L a v ía q u e a q u í h em o s se­
guido re s p o n d e al d e s g a rra m ie n to del e sp íritu , a ese ac o n te ci­
m iento in te le c tu a l y esp iritu a l q u e es la escisión de n u e stro
5. L a trascendencia filosófica como lugar m u n d o e n t r e la fe c r is tia n a y el a te ís m o ra c io n a lis ta , co n
para la experiencia religiosa todas las situ acio n es in term ed ias que se q u iera . E sa vía se
abre p a ra el creyente q u e vive d esa zo n ad o p o r en c o n trarse si­
P o em a de D ios y p o em a de C risto, ex p resió n m etafórica y, a m u ltá n e a m e n te en su co m u n id ad c ristian a y en m edio de un
veces, m ítica: esto s térm in o s nos co n d u c en a las ideas de E n e m undo en g ra n p a rte n o creyente.
W eil sobre la relig ió n com o poesía fu n d a m e n ta l y so b re el ca­ Se a b re tam b ién p a r a los num erosos cristian o s q u e hoy,
rá c te r m ítico de diversos textos de la B ib lia. El hecho d e que au n e sta n d o p ro fu n d a m e n te v in cu lad o s a la Iglesia y sien d o
136 137
NOTA FINAL
TR A SC EN D EN C IA Y D IO S D E LA FE

resp etu o so s con el m agisterio, tem en lo q u e dem asiado a m e­ p r e s e n ta r la fe co m o u n fa ro c u y a luz p r o p a g a u n s a b e r


n u d o h a in tro d u c id o el cristianism o d o g m ático e institucional: universal y ab so lu to . L a revelación de Dios en J e s u c ris to no
« la in stitu cio n a liza ció n de la conciencia» (E C 11,75). P o r lo aclara n u estro s cam in o s sino p aso a paso. C o m o el S alm ista
d e m á s, este riesgo se d a tam b ién , d e d is tin ta forma, en los dice de la T o rá , es lucerna pedibus meis. (—* tiem p o y e te rn i­
g ru p o s c o n te sta ta rio s. Sea co n serv ad o r o p ro g resista, el c ris­ dad; u to p ía y e sp e ran z a).
tia n o que se c o m p ro m e te en no m b re de su fe en las ac tiv i­
d a d e s seculares s a ld rá g an an d o si to m a en serio las id eas de [T rad u cció n : D . Tolsada Peris]
W eil a pro p ó sito d e la au to n o m ía de la p o lític a y de la m o ral
con respecto a la fe (au to n o m ía q u e no im p id e a la Ig lesia
p ro n u n c ia r su p a la b r a profética). «E n la p o lítica , el c ristia n o
se h a lla com o c u a lq u ie r hom bre ra z o n a b le y, si quiere p a r ti­
c ip a r en el ju e g o , d e b e o bservar las reglas» (E C 11,77). Lo
m ism o que la p o lítica , la m oral d eb e ser o b ra de la ra zó n . Si
fu e ra im p u esta p o r u n a au to rid a d ex tern a y p rescrita p o r u n a
fe p o sitiv a sin h a b e r sido reconocida p o r la razón, d e ja ría de
s e r m o ral y se c o n v e rtiría en c o n d u c ta d e esclavos tem b lo ­
rosos a n te un a m o a rb itra rio (P K 94). E n c o n tra de N ietz-
sche, es posible establecer un fundam ento d e la vida m oral, es
d e c ir, de la v id a d o ta d a de sentido, sin re c u rrir a un D ios le­
g islad o r, g a ra n te del o rd e n social, policía o m n ip resen te, tes­
tigo y ju e z de los ac to s m ás secretos (cf. B o u illard 1977, 617-
619) (—» au to n o m ía y condición c reatu ra l; len g u aje lite rario y
le n g u aje religioso; secularización; valores y fu n d am en tació n
d e n o rm as).

6. N ota fin a l

U n aleg ato en fav o r d e u n a filosofía q u e d e s a rro lla su p ro p ia


trasc en d en c ia no d e b e ser considerado com o u n alegato en fa­
v o r d e su suficiencia. E n cierto sen tid o , la filosofía es, sin
d u d a , todo p a r a el filósofo. P ero éste sig u e siendo, co m o
to d o s los h o m b r e s , u n s e r a n h e la n t e , i n d i g e n t e , f in ito .
C u a n d o quiere c o m p re n d e r la activ id ad h u m a n a en su re a li­
d a d co n creta, la filosofía balb u cea a n te las terribles s itu a ­
ciones pasivas q u e son el fracaso, el m al, el sufrim iento y la
m u e rte . L a fe c ris tia n a en el C rucificado a p o r ta una e sp e ­
ra n z a diferente. P ero c o n sta ta r u n a in su ficien cia de la filo­
sofía (o de las cien cias hu m an as) no a u to riz a al teólogo a

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B IB L IO G R A F ÍA

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142 143
índice analítico

Absoluto 107s, 110, 113 confianza 46


abstracción, capacidad de 37 conflictos 17, 23, 39, 48, 63
acción 110 conocim iento 76, 79
actividad 21 conocim iento natural de D ios 133ss
amor 89 contem plación 76
amor al prójimo 58 correlacionalidad 17, 27s, 67
y encuentro con D ios 91 cotidiano, mundo de lo 22
anim al 18, 23, 62 creación, mitos de 68
antropología, vinculante para todos cristianism o 124ss
43 crítica del mundo 39
apertura 24, 29ss, 41ss cultura 22
aprender 22s secularizada 101
asincronía histórica 23
ateísm o 102, 114s, 132 decisión 24, 43
atención 24, 27 deísm o 101, 132
autoconciencia 88 derechos fundamentales 63
autocrítica 39 desintegración, procesos de 19, 43
autoexperiencia, procesos de 25ss determ inaciones 65
diálogo 23, 26, 65, 75ss, 80ss, 86
bien 88s, 108, 113 capacidad de 17
bien y mal 22, 89 carácter intencional 90
como medio y meta 81s
callar 54 disposición para 17, 26, 58
capacidad de ordenar 39 en Buber 84s
ciencia moderna 20, 33s, 37, 45, en Rosenzweig 85s
101 interdisciplinar 34
objetiva y neutra axiológica- y distancia 85s
mente 105s y epifanía de Dios 93
plural 33 y ética 92ss
y filosofía 105s, 112 y experiencia 65s
y naturaleza 26s y filosofía 103
y realidad 23, 26s y relación 90
y técnica 33 y saber 82s
ciencias naturales 27, 60 y trascendencia 84ss, 89ss
civilización 22, 102s y verdad 26
coloquial, lenguaje 32, 54, 135 y violencia 80ss
com petencia natural 25, 48
comprensión 27ss dim ensión
comunicación 52s, 82 connatural 59s
conciencia 138 de búsqueda de sentido 39, 66s

145
ÍN D IC E A N A L ÍT IC O
ÍNDICE ANALÌ TICO

histórica 34ss, 60s experiencia 18ss, 27ss, 76ss


y pensamiento 102, 116, 118, inm anencia 79ss
lingüística 42s, 52ss criterios interpretativos 41
128s y trascendencia 89
operativa 64s de lo otro 25ss
y poesía 118 integración, procesos de 19, 43
personal 39, 41, 65s del tú 87
y política 106, 138 intelectuales (los) 33
religiosa 42s, 68ss fragmentaria 18s
felicidad y salvación 106 interdependencia 27s
social 41, 61 s historicidad 60s
filosofía interdisciplinar, diálogo 34
dimensión espacial 38 inmediata 23, 27s
contemporánea 127ss intersubjetividad 82ss
dimensiones de la realidad 24, 38s integradora 23
cristiana 101, 109s, 126
Dios lOlss, 107s, l l l s mediación científica 31 s
del sentido 104ss Jesucristo 54s, 69, 125s, 131
de Abrahán y de los filósofos mediación dialéctica 18s
en Eric Weil 104ss juego 22, 26
lOlss, 107s, 117 plural 41 s
griega 122ss ju icio, capacidad de 37
personal trascendente 130 profana 41 s
moderna 127ss
D ios, concepto l l l s , 121 s, 133ss, religiosa 46s, 51ss, 68ss, 129,
necesidad 104ss lenguaje 18ss, 40, 42, 52s
128 132
«primera» 107 científico 55
bíblico lO lss, 108, 125, 133 teologal 133, 134
y teología lOls, 120s, 125s, 130ss como acontecimiento de la tras­
contem poráneo 128ss y ethos 66s
y teoría de la ciencia 103 cendencia 87
filosófico 104, 124s, 132 y pensamiento 27ss, 45s
y trascendencia 103 com o acto dirigido por la inteli­
teísta 104 y teorías 45
tomista 126s finitud 30, 42, 48, 107 gencia 23, 52s
experiencia de Dios 46, 68, 9 0 , 93s
discurso interior 80, 88 e Infinito 104, 111, 115 com o medio de socialización 23,
en el diálogo 93
dominio de la realidad 24 fragmentariedad 18, 35 26, 84
en la plegaria 90s
futuro 30s, 60s, 68 com o reflejo de las experiencias
y racionalidad filosófica 102,
encarnación de Dios 44 del mundo y de la vida 52ss
130ss
encuentros 25ss, 35, 87 generaciones, sucesión de 47, 55, 61 com o testimonio 54s
experiencia de la realidad
enfermedad 26 de la indigencia 57s
análisis estructural 24
ente 18, 34s hechos, 21 del niño 26
correlacionalidad 37ss
historia 30s, 34ss, 111 e imitación 23
epígonos, épocas de 31 génesis 27ss
«es» 18, 34ss división en épocas 30 e instituciones 56
inmediata y mediada 63 experiencia compartida 30
escalas de valores 106 filosófico 130
límites 29ss
especialización 32 interpretaciones 30s historicidad 55
plural 55
espíritu 69, 78s, 86s repetición 30 metafórico 135s
pluridimensionalidad 37ss sentido 111
concepto de 75 mítico 135s
proceso 27ss
y eternidad de la presencia negativo 113
y socialidad 84ss profana 46, 51ss
espontaneidad 23, 79, 117s 11 lss neotestamentario 136
y observación de la realidad 31s
y filosofía 107 historia de las religiones 51s origen 82
y realidad 27ss
esquemas globales 67, 111 historia humana 24 poético 135
experiencial, pensamiento 19, 28ss
estados de ánim o 24, 28 historicidad 34ss, 60s político 56
experimentación 21, 23, 45
estructuras 23, 79 «homo theoreticus» 113 religioso 54, 130
eternidad 104 humanidad 34 y contemplación 113
fam ilia 25, 62
«■tica y diálogo 92ss y discurso interior 88
fantasía 20
etnología 37 identidad 84ss y mediación de la realidad 23
fe 44ss, 69, 108ss
eucaristía 58 Iglesia 56s y pensamiento 80s, 112s
bíblica 108, 115, 131
existencia de D ios, pruebas 119, imagen 28, 68, 79 y sentido 117s
en Jesucristo 131
125, 128, 134 imagen de Dios 91 y violencia 80s
filosófica 116
existencia histórica 34ss im ágenes del mundo 27, 63s libertad 40, 44, 47, 49s, 101, 106
según el Vaticano I 133
existir 76 im itación 23, 30, 37 metafísica de la 10 ls
según el Vaticano II 133
expectativas, horizonte de 20, 27 incondicional 104 personal 61, 65s
y gracia 118
indiferencia 46 y acción 111
146 147
I n d ic k a n a l ít ic o In d ic e a n a l ít ic o

libertad individual, concepto de pensam iento 24, 76ss, 107ss, 113 como totalidad 20 secularización 103
42 carácter posesivo 77s concebida com o unidad 22 sentido de la vida 50s, 104s
lógica conceptual, unidimensional y experiencia 27s configuraciones 19 sentidos 27
18 y lenguaje 79s correalización con otros 24 sentim iento religioso 109s
y ser 67 de la naturaleza 26s serenidad 47, 65
maestros espirituales 46 pensam iento racional 19, 67, 79ss esquemas d e pensamiento 23, 37 servicio mutuo 62
metáfora 135ss y comprensión 27ss en cuanto esbozada 21 significado 18
metafísica lOls, 110, 112, 116, 124 y pensamiento experiencial 19 en sí m ism a 31ss sím bolos 28, 133
métodos científicos 33 pensar, facultad de 39 estructura correlacional 17 situación 22, 45
miedo 25, 50 percepción 77 etimología 20 socialidad 41s, 81s, 84ss
misericordia 58 persona 39s experim entada dialécticamente socialización 25ss
misterio 41ss, 66, 85, 86 concepto de 42 23ss soledad 85s
mística 47, 109 personalidad 41 s experim entada inmediatamente subconsciente 20
mitos 28, 42, 68, 123, 135ss platonism o 125 21 subsidiaridad, principio de 63
modelo de conducta 25 pluridimensionalidad 40, 59 experim entada y representada sueño 20s
modelos de pensam iento 22, 32s mediatizada lingüísticam ente 20ss, 24
muerte 47s, 52, 68 52s indom eñable 29 técnico, mundo 28, 33s
mundo 18, 77, 85, 105 personalmente armonizada 59 insondable 59 teísmo 101
aceptación 25 pobreza 49s integradora 23 temor de Dios 91
ambigüedad 25s poder 25s, 48, 56 interpretación 17, 23s, 30s, 41ss temporalidad 38s, 104
como horizonte de pensamiento poesía 118, 135ss mediación social 63ss tener y ser 47ss
y acción 18 y religión 136 religiosa 51ss teología
mundo, contem plación del política y fe 106 singularidad 24 de lo sobrenatural 119ss
subjetiva y objetiva 20 positivism o 105 soñada 20 filosófica 122ss
mundo de la vida 77 praxis 33 y ciencia 23, 27 natural 101, 109, 119ss
y filosofía 119 pregunta por el sentido 42, 61, 76 y experiencia 18, 20ss racional 109, 120
prejuicio 26 y «hechos» 20s y filosofía lOlss
narrar 18, 24 presencia eterna 104, l l l s s y Realität 11, 20ss y vivencia religiosa 120
naturaleza 59s com o sentido presente 106 realismo-idealismo 20 teologías 69
ambivalencia 26 de Dios en Cristo 137 recuerdo 24, 27, 60 teorías científicas 45
y ciencia 27 profesión 22 reino de D ios 44 testim onio 42, 46, 54s
no existente 41 progreso 48s relación con el mundo 37, 63 tiem po y eternidad 104
no-ser 35 proximidad 88 relación del hombre consigo mismo tolerancia 26
psiquism o 76 41s tradiciones 64
objeto 109s religiones 43s filosóficas 104
observación de la realidad 31ss razón 88s, 112, 119 y cristianism o 44 históricas 22, 46
orden 25 y fe 102s, 109s, 130 y fe 108s occidentales 115
orden, esquemas d e 19 realidad (= Realität) 18 reserva escatológica 44ss religiosas 51s, 68s, 121
orientación de la vida 43, 44 e irrealidad 20s revelación 46, 109 trascendencia 29ss, 38, 40, 77, 86,
otro, lo 21 s, 26s, 34, 38, 50, 77 etimología 20 y lenguaje 87 92, lOlss
otros, los 21s, 25s, 41, 50 y ciencia 20, 23 filosófica 17, 104ss, 106s, 120,
y Wirklichkeit 20ss saber 32, 76ss, 79s, 130 130ss, 136ss
papeles sociales 40 realidad (= Wirklichkeit) 8ss absoluto 78 hum ana 105
pasado 30 accesibilidad 23 teórico 78 intramundana 43s, 115
pasividad 22 ambigüedad 21 y verdad 79s religiosa 66, 104, 116, 120, 130ss
paz 25 com o nuestro mundo concreto sabiduría 42, 66, 114 teológica 17
por la razón 81s 21 salvación 43, 106 y acción 11 Os

148 149
ÍNDICE ANALÍTICO

y diálogo 89ss unió mystica 113


y experiencia de la realidad 29s, utopía 20
43
verdad 26, 66, 81
unida'd violencia 80ss
del espíritu 80s vivencia 76
del saber 79s voluntad de vivir 25
y diálogo 75 Contenido
y pluralidad 67, 69 yo-tú 84ss

P re sen tació n d e la edición e s p a ñ o la ....................................................... 5


In tro d u c c ió n ...................................................................................................... 13
R ealid ad - e x p e rie n c ia - le n g u a je (Scherer)......................................... 15
Introducción............................................................................................. 17
I. Realidad experimentada y realidad representada............................... 20
II. Pluridimensionalidad de nuestras experiencias de la realidad 37
I I I . Interdependencia y armonización personal de las distintas dimen­
siones de la realidad............................................................................... 59
D iálogo (Levinas) ............................................................................................. 73
I. E l espíritu como saber y la inmanencia............................................... 76
II. E l diálogo de la inmanencia.................................................................. 79
III. Diálogo y trascendencia........................................................................... 84
IV . Del diálogo a la ética............................................................................. 92
T ra sc e n d e n c ia y D ios d e la fe (fíouillard) ............................................ 99
Introducción.............................................................................................. 101
I. Trascendencia filo só fica .......................................................................... 104
11. Examen crítico de la teología n a tu ra l.................................................. 119
III . Trascendencia religiosa y trascendencia filo só fica .............................. 130
ín d ic e a n a lític o ................................................................................................ 145

150 151
BIBLIOTECA

FE CRISTIANA Y SOCIEDAD M OD E RN A

1
Realidad - experiencia - lenguaje
Diálogo
Trascendencia y Dios de la fe

2
Lenguaje literario y lenguaje religioso
Arte y religión
Mito y ciencia

3
Universo - Tierra - hombre
Evolución y creación
Animal y hombre
Naturaleza e historia

4
Determinación y libertad
Causalidad - azar - providencia
Fenómenos naturales y milagros

5
Cuerpo y alma
Muerte y resurrección

6
Mundo pulsional y personalización
Desarrollo y maduración
Fases y crisis de la vida - ayudas para vivir
Relación entre los sexos y capacidad para el amor
7 15
Matrimonio Estado - sociedad - Iglesia
Familia Estado social y diaconía cristiana

8 16
Formación Desviación y norma
Rendimiento y ocio Minorías, grupos marginales e integración social
Acción y contemplación Solidaridad y amor
Trabajo Interés y desprendimiento

9 17
Experiencia de la contingencia y pregunta por el sentido Justicia
Angustia y confianza cristiana Pobreza y riqueza
Felicidad y salvación Economía y moral
Negatividad y mal
18
10 Burguesía y cristianismo
Sufrimiento - enfermedad - curación Secularización
Agonía y asistencia a los moribundos Autonomía y condición creatural
Tristeza y consuelo Emancipación y libertad cristiana
11 19
Orden político y libertad Humanismos y cristianismo
Participación Materialismo, idealismo y visión cristiana del mundo
Planificación, administración y autodeterminación en la Iglesia Pluralismo y verdad
12 20
Derecho y moral
Teoría de la ciencia y teología
Valores y fundamentación de normas
Mundo técnico-científico y creación
Culpa y pecado
Ciencia y ethos
Conciencia
13 21
Ley y gracia Ilustración y revelación
Paz Ideología y religión
Castigo y perdón Crítica y reconocimiento

14 22
Autoridad Ateísmo y ocultamiento de Dios
Soberanía - poder - violencia Espíritu y Espíritu Santo
Revolución y resistencia Tiempo y eternidad
23
Tradición y progreso
Utopía y esperanza
Historia del mundo e historia de la salvación
Reconciliación y redención

24
Antropología y teología
Persona e imagen de Dios
Sistema y sujeto

25
Anonimato e identidad personal
Experiencia cotidiana y espiritualidad
Experiencia y fe
Socialización religiosa

26
Tolerancia y pretensión de validez universal
Cristianismo y religiones del mundo
Judaismo y cristianismo

27
Derechos humanos - derechos fundamentales
Religión y política
Legitimación

28
Sociedad y reino de Dios
Dimensión pública del mensaje cristiano
Símbolo y sacramento

29
Comunidad
Iglesia
Confesiones y Ecumene

30
índices

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