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MADRID / JUNIO 2005 - LOGSE / FILOSOFÍA II / EXAMEN COMPLETO

EXAMEN COMPLETO

Criterios de Evaluación

TIEMPO: Una hora y media


INSTRUCCIONES: La prueba consta de dos opciones "A" o "B", cada cuna de las cuales
incluye un texto y cuatro cuestiones relacionadas con dicho texto.

El alumno elegirá "A" o "B" y responderá a las cuestiones que aparecen al final de la
opción elegida.

PUNTUACIÓN: Para la opción "A", las respuestas a las cuestiones lª, 3ª y 4ª podrán
obtener una calificación máxima de 2 puntos cada una. La contestación a la pregunta 2ª
podrá obtener hasta cuatro puntos.
Para la opción "B", las respuestas a las cuestiones 1ª y 4ª podrán obtener una calificación
máxima de 2 puntos cada una. Las contestaciones a las preguntas 2ª y 3ª podrán conseguir
hasta 3 puntos cada una.

Si en efecto la existencia precede a la esencia, no se podrá jamás explicar por referencia a


una naturaleza humana dada y fija; dicho de otro modo, no hay determinismo, el hombre
es libre, el hombre es libertad. Si, por otra parte, Dios no existe, no encontramos frente a
nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. Así, no tenemos ni detrás ni
delante de nosotros, en el dominio luminoso de los valores, justificaciones o excusas.
Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a
ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y, sin embargo, por otro lado,
libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace.» (SARTRE, El
existencialismo es un humanismo)

En este texto, el filósofo francés Jean-Paul Sartre (1905–1980) expone parte de su respuesta
al problema de qué es el hombre.

Cuestiones:

1. Analizar la estructura argumentativa del texto propuesto.

2. Desarrollar el tratamiento del problema de qué es el hombre en un autor de la Edad


Contemporánea y enmarcarlo dentro del pensamiento filosófico de dicho autor.

3. Exponer la relevancia del problema de qué es el hombre en el contexto histórico,


sociocultural y filosófico de la Edad Contemporánea.

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Explicar el tratamiento del problema de qué es el hombre en un autor de la Edad


Media.

OPCIÓN B

«SÓCRATES.– «Lo creo, Ánito, y me parece también que hay aquí figuras buenas en
asuntos políticos, y que las ha habido, además, antes y en no menor cantidad que hoy. ¿Pero
han sido también buenos maestros de la propia virtud? Esta es, precisamente, la cuestión
que estamos debatiendo: no si hay hombres buenos en esta ciudad, ni si los ha habido
anteriormente, sino que hace rato que estamos indagando si la virtud es enseñable. E
indagando eso, indagamos asimismo si los hombres buenos, tanto los actuales como los del
pasado, conocieron de qué manera transmitir también a otros esa virtud que a ellos los hacía
buenos, o bien si se daba el caso de que para el hombre no es ella ni transmisible ni
adquirible. Esto es, precisamente, lo que hace rato estamos buscando yo y Menón.»
(PLATÓN, Menón)

Cuestiones:

1. Identificar la o las propuestas filosóficas del texto y citar la frase o frases que las
recogen, glosándolas brevemente.

2. Relacionar el contenido del texto con el pensamiento del autor y exponer


sistemáticamente las líneas principales de este pensamiento.

3. Relacionar el pensamiento del autor con el marco histórico, sociocultural y filosófico de


su época.

4. Razonar (a) las principales influencias recibidas y (b) la repercusión posterior o la


vigencia actual del pensamiento del autor.

SOLUCIÓN

OPCIÓN B

«SÓCRATES.– «Lo creo, Ánito, y me parece también que hay aquí figuras buenas en
asuntos políticos, y que las ha habido, además, antes y en no menor cantidad que hoy. ¿Pero
han sido también buenos maestros de la propia virtud? Esta es, precisamente, la cuestión
que estamos debatiendo: no si hay hombres buenos en esta ciudad, ni si los ha habido
anteriormente, sino que hace rato que estamos indagando si la virtud es enseñable. E
indagando eso, indagamos asimismo si los hombres buenos, tanto los actuales como los del
pasado, conocieron de qué manera transmitir también a otros esa virtud que a ellos los hacía
buenos, o bien si se daba el caso de que para el hombre no es ella ni transmisible ni

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adquirible. Esto es, precisamente, lo que hace rato estamos buscando yo y Menón.»
(PLATÓN, Menón)

Cuestiones:

1. Identificar la o las propuestas filosóficas del texto y citar la frase o frases que las
recogen, glosándolas brevemente.
El texto es un fragmento de “Menón”, obra que se sitúa en la denominada “época de
transición” (entre los años –388 y –385) después de su primera visita a Sicilia. El tema
central de este diálogo es si la virtud es enseñable y en él intervienen, además de Sócrates,
Menón (joven rico y admirador de los sofistas) y Ánito al que contesta Sócrates en el
fragmento propuesto. Ánito es otro joven, ateniense, también rico, que pertenecía al grupo
democrático y que apoyó la acusación contra Sócrates. En el diálogo refleja la postura
conformista.
Las ideas centrales de este testo son “si la virtud es enseñable” y “si los hombres buenos ...
conocieron de qué manera transmitir también a otros esa virtud que a ellos los hacía buenos, o
bien si ... no es ni transmisible ni adquirible”.
La posibilidad de la enseñanza de la virtud es un problema importante en la época, los
aristócratas negaban que fuera enseñable pues la virtud o excelencia dependía del linaje; los
sofistas, en cambio, consideraban que sí se podía enseñar y ellos mismos se presentaban como
maestros de virtud. Platón aborda la enseñanza de la virtud en relación con la formación de
buenos ciudadanos, para que la virtud se pueda enseñar considera necesaria una ética que sea
una ciencia, es decir que los juicios de valor que regulan la conducta se fundamenten en
realidades objetivas de validez universal y no en opiniones y preferencias subjetivas. La
búsqueda de la virtud es, para Platón, una actividad práctica en cuanto que pretende hacer
hombres virtuosos, pero también es teórica porque exige un conocimiento de lo que es
esencial a aquello que llamamos virtud y que expresa la excelencia del ser humano.

2. Relacionar el contenido del texto con el pensamiento del autor y exponer


sistemáticamente las líneas principales de este pensamiento.
El tema central de “Menón”, y también del texto propuesto, es discutir acerca de la definición
de virtud, si ésta es enseñable o no. Aunque en la obra no se llega a una definición de virtud,
Platón está convencido de que los conceptos morales pueden ser definidos porque la razón
actúa como freno del relativismo político-moral. A la búsqueda de esa definición dedica los
primeros diálogos, en cada uno de ellos investiga una virtud o un valor para definirlo de
modo que pueda servir de paradigma para juzgar las acciones concretas en que se manifiesta.
Tras las apariencias cambiantes de las cosas, Platón se esfuerza en encontrar realidades
absolutas cuyo conocimiento le parece necesario para dar una base sólida a la moral y a la
política y escapar así al relativismo de los sofistas. Por otro lado, necesita también
fundamentar la posibilidad de un conocimiento verdadero. Así es como se plantea Platón la
teoría de las Ideas, la base de todo su sistema filosófico.
Las ideas son entidades inmateriales, absolutas, inmutables y universales que existen
independientemente del mundo físico. Las ideas son causa de las cosas, son el fundamento de
todos los juicios, son un sistema de verdades exactas y eternas. La relación entre las ideas y
los objetos no es sólo la de fundamentación sino también la de participación e imitación: los

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objetos están fundamentados en las ideas pero también participan de ellas y las imitan. De
este modo Platón establece la dualidad de mundos: por un lado el mundo inteligible, de lo
real, de las ideas, al que se accede a través del conocimiento intelectual; por otro, el mundo
sensible, un mundo real también pero de cosas, particular, al que se llega a través del
conocimiento sensible.
De este modo, Platón define varios tipos de conocimiento: la opinión (doxa) puede ser
imaginación (eikasía) que es el conocimiento referido a las sombras y los reflejos de las
cosas, y creencia (pístis) que es una opinión no justificada por un razonamiento riguroso, el
conocimiento referido a los objetos del mundo sensible. En un nivel superior está la
inteligencia (episteme) que a su vez también se divide en dos: pensamiento (diánoia) es el
conocimiento discursivo propio de las matemáticas y de otras ciencias exactas, y la dialéctica
(nóesis) que es el nivel más alto del conocimiento, es el saber riguroso que se remonta al
Bien.
El conocimiento es también reminiscencia, el recuerdo de las ideas a partir de las cosas
materiales, recuerdo que es posible porque el alma contempló el Mundo de las Ideas antes de
reencarnarse y el olvido que se produce en ella no es total ni definitivo. En “Menón” el
servidor recuerda no sólo observando las cosas materiales, sino también ayudado por las
preguntas de Sócrates, aquí se refleja la dialéctica, el método para alcanzar las ideas. La
Dialéctica es también, a partir del diálogo “La República”, el conocimiento puramente
inteligible, fruto de la intuición o de la contemplación directa de las ideas
Platón considera que la dialéctica no es suficiente para llegar a la Idea, cree que es necesaria
la virtud; de este modo la dialéctica y la virtud son caminos hacia el Bien. No obstante, el
individuo no puede llegar al Bien de forma aislada, necesita al Estado, por ello Virtud y
Estado no se pueden entender por separado. Acerca de la virtud existen en la obra platónica
tres acepciones que no son excluyentes: virtud como sabiduría en el sentido de que saber es
acercarse a la idea de Bien, el hombre virtuoso es el que ha alcanzado el máximo nivel de
conocimiento; virtud como purificación porque el hombre virtuoso es el que purifica su alma
para acceder a las Ideas; y virtud como armonía ya que el hombre virtuoso es el que consigue
un equilibrio perfecto entre las partes de su alma y las virtudes que le son propias.
El conocimiento es posible porque el alma pertenece al mundo de las ideas. En “Menón” el
servidor puede recordar porque su alma conoció y el olvido no es permanente. Platón vincula
el alma el alma al principio de conocimiento. El alma es inmortal, por ello preexiste y pervive
al cuerpo, su unión con el cuerpo es accidental. Platón acepta la transmigración del alma, su
salvación está relacionada con la adquisición del verdadero conocimiento, por ello del nivel
adquirido en esta vida dependerá el cuerpo en el que se reencarne en la siguiente. El alma es
superior al cuerpo, es el auténtico “yo”. En Platón no existe una concepción unitaria del
hombre, establece una dicotomía entre alma y cuerpo, el alma está unida al cuerpo pero su
misión es purificarse y controlar el cuerpo posibilitando así el conocimiento de las ideas. La
división que hace Platón del alma en tres tipos o partes representan los distintos aspectos de
las actividades psicológicas del hombre que se enfrentan entre sí. Estas partes son: la racional
(intelectual o espiritual) que representa el puro pensar, ésta es la parte más noble, reside en el
cerebro, es la que predomina en los filósofos, la virtud asociada a ella sería la prudencia o
sabiduría; la irascible es menos noble que la anterior ya que es el origen de pasiones aunque
nobles como el valor o la ambición, esta parte es mortal, reside en el tórax y predomina en los
guerreros junto a la virtud del valor; por último, la parte concupiscible es también mortal, es

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fuente de las pasiones innobles por ello es calificada como la parte mala del alma, predomina
en el pueblo y la virtud asociada a ella es la templanza.
La división que hace Platón entre varios tipos de alma se corresponde directamente con la
organización social que plantea, una organización cerrada y formada por tres grupos: los
productores (alma concupiscible), guardianes o guerreros (alma irascible), y gobernantes o
filósofos (alma racional). De los dos primeros grupos depende el funcionamiento de la polis,
los gobernantes son una especie de aristocracia especial basada en la preparación intelectual,
por ello los gobernantes tienen que ser filósofos. La justicia es la que regula las relaciones
entre los tres grupos. En la filosofía platónica Sociedad, Ética y Política están estrechamente
vinculadas. El hombre, en todo el mundo griego, es un ciudadano, y es en la polis donde
adquiere las virtudes éticas, donde se realiza como hombre, de aquí que Platón se plantee la
formación de buenos ciudadanos, tal como refleja el texto.

3. Relacionar el pensamiento del autor con el marco histórico, sociocultural y filosófico de


su época.
El contexto histórico-político en el que vive Platón es el final del llamado siglo de Pericles. En
la época de Pericles las leyes democráticas permiten el acceso al poder a través de la
preparación, por esto los filósofos enseñan al pueblo y se produce una democratización del
saber, al mismo tiempo el lenguaje se convierte en un instrumento de manipulación que no
refleja la realidad. En este contexto es en el que tanto Sócrates como Platón intentan
recuperar el diálogo, la palabra, no para manipular sino para definir los conceptos morales ya
que la verdad tiene para ambos un valor universal.
Platón, ateniense y discípulo de Sócrates, perteneció a una familia aristocrática, vivió su
infancia y juventud en una ciudad en guerra (Guerras Médicas). La caída de la democracia,
que alcanzó su época de esplendor con Pericles, le hizo concebir alguna esperanza de que el
régimen instaurado con los Treinta Tiranos supusiera alguna reforma social y política en la
polis, sin embargo, el terror que instauraron supuso un rotundo fracaso y la democracia fue
reinstaurada. Esta nueva democracia condenó a muerte a Sócrates, y Platón (que siempre
manifestó una gran vocación política hasta el punto de intentar llevar a la práctica su modelo
ideal de sociedad en Siracusa) dejó de interesarse en la política.
La sociedad griega había sido aristocrática, agrícola y guerrera hasta el siglo –VIII, con la
colonización apareció un nuevo grupo social, el de los comerciantes, y surgió la posibilidad de
colonizar y crear nuevas ciudades. En esta nueva sociedad los ciudadanos de las polis eran
iguales ante la ley, la forma antigua de gobierno era la de una monarquía hereditaria pero ésta
se fue sustituyendo en las nuevas ciudades por la una Constitución propia o por la Constitución
democrática de Atenas. En este sentido existían dos sistemas políticos enfrentados, y decidir
cuál de ellos era el mejor es uno de los problemas que aborda Platón quien criticará tanto la
tiranía como la democracia.
En el contexto filosófico destacan, además de Sócrates, los sofistas a los que se hace continua
referencia en la obra ya que Menón es un admirador de los sofistas y se menciona en diversas
ocasiones a Gorgias. Los sofistas no eran pensadores sistemáticos, tenían un saber
enciclopédico y un método deductivo. Eran escépticos y relativistas, afirmaban que no existía
la verdad absoluta y que si existiese el hombre no podría llegar a conocerla porque la verdad
depende del sujeto. Estas creencias les llevaron al convencionalismo que aplicaron tanto a la

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política como a la moral. Eran por todo esto totalmente opuestos no sólo al pensamiento sino
también al método de Platón quien los critica abiertamente en esta obra.
Sócrates, en cambio, aunque pertenece al ambiente cultural y filosófico de los sofistas los
combate en sus posturas y opiniones. Comparte con los sofistas y con Platón el interés por el
hombre, por las cuestiones morales y por la política. Se diferencia de los sofistas en que
Sócrates afirma que la verdad tiene valor universal y aunque no puede ser enseñable un
hombre virtuoso y sabio puede ayudar a encontrar a otro la verdad de la que es portador. Este
pensamiento y el método es lo que se refleja en la obra y en el texto propuesto. Las partes del
método eran en primer lugar la ironía que consistía en reconocer la ignorancia, las falsas
opiniones para iniciar la búsqueda de lo que se ignora (en “Menón” se busca la definición de
Virtud), las preguntas se realizan con habilidad para llevar a la contradicción. La segunda
parte del método era la mayéutica que consistía en alumbrar la verdad para llegar a la
definición, la verdad que se busca. Sócrates era partidario del intelectualismo moral que
consistía en identificar la virtud con el saber, teoría que con algunos cambios también
aceptará Platón.
La época en la que vive Platón es el período de mayor esplendor de la cultura griega en la que
Atenas es el centro artístico e intelectual. Es en esta época en la que nacen dos géneros
literarios: la tragedia (en la que destacan Esquilo, Sófocles y Eurípides) y la comedia
(Aristófanes y Menandro). La tragedia reflejaba las pasiones y los conflictos humanos y
aunque los personajes eran dioses y héroes incorporaba una especie de personaje colectivo que
representaba el sentir de los ciudadanos: el coro. De este modo la tragedia formaba parte de la
ciudad tanto en los temas (tan universales como los problemas que aborda Platón) como en los
personajes. La comedia pretendía divertir criticando los vicios y defectos de personajes
corrientes y situaciones cotidianas con humor.
El arte griego refleja también la concepción platónica de la realidad. Tanto en arquitectura
como en escultura se pretende la creación de un mundo idealizado, racionalmente abstracto.
La belleza es entendida como armonía, medida, proporción, pero siempre conforme a unos
criterios racionales que desembocan en modelos, arquetipos de la realidad. Es aquí donde se
refleja el mundo de las ideas de Platón. La necesidad de idealizar se manifiesta en
arquitectura en la creación de tres órdenes (dórico, jónico y corintio) y en templos como el
Partenón y el Erecteión. En escultura es Fidias el que refleja de forma más fiel el idealismo
platónico al representar a los dioses del Olimpo con la serenidad y majestuosidad propias del
mundo de las ideas platónico.

4. Razonar (a) las principales influencias recibidas y (b) la repercusión posterior o la


vigencia actual del pensamiento del autor.
Entre las influencias recibidas hay que destacar además de la de Sócrates (el gran maestro de
Platón) las de algunos filósofos presocráticos. Los pitagóricos y su interés por las matemáticas
así como su creencia en la inmortalidad y en la transmigración afloran en la obra de Platón, en
“Menón” se refleja especialmente en el servidor que recuerda un teorema de Geometría. La
estructura del Cosmos, el modelo matematizado es también una influencia pitagórica. El
pensamiento de Heráclito, el cambio constante, el continuo devenir, está recogido en la visión
platónica del mundo sensible como una realidad particular y cambiante. Pero al mismo tiempo
el ser de Parménides (y sus características de inengendrado, indestructible, indivisible,
inmóvil, eterno y único) está también reflejado en el mundo de las

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ideas. Con esta explicación de la Naturaleza se produce la primera síntesis entre Heráclito y
Parménides. En la cosmología Platón vuelve a Anaxágoras, el nous, esa inteligencia
ordenadora, externa, que determina la organización de las homeomerías, se ve reflejado en el
demiurgo platónico. En la concepción de la materia eterna, caótica, con movimientos caóticos
e irregulares, se puede apreciar la influencia de Demócrito.
En cuanto a la repercusión del pensamiento platónico hay que afirmar que Platón es uno de
los filósofos que más ha influido en la historia de la filosofía, no sólo en Aristóteles sino
también en la Academia platónica que difundió sus ideas a pesar de que en los últimos años
adoptara una postura ecléctica reflejada en el estoicismo y el aristotelismo lo que daría lugar
al neoplatonismo. En la época medieval la influencia de Platón se manifiesta sobre todo en
San Agustín que realiza la primera armonización entre el platonismo y el cristianismo. En el
Renacimiento se puede apreciar en Tomás Moro y en su obra “Utopía”. Pero más allá de estas
influencias hay que destacar que el pensamiento platónico continua vigente en la filosofía
judeo-cristiana, en la desconfianza hacia los sentidos como fuente de conocimiento, en la
importancia que tiene el diálogo como método de conocimiento y de resolución de conflictos,
en las características que deben tener los gobernantes, en la existencia o no de otro mundo
diferente al que observamos, y en la posibilidad de educar al delincuente para que actúe bien
y pueda reinsertarse en la ciudad.

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