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Rogger Stiphen Mendoza Duarte

Reseña de: Heidegger, M. Prolegomenos para una historia del concepto tiempo Madrid:
Alianza, 2006. Parte principal. § 14, 15, 16 y 17
Módulo de Fenomenología
Maestría en Filosofía Contemporánea

Reseña de Prolegomenos para una historia del concepto tiempo. Madrid: Alianza,
2006. Parte principal. § 14, 15, 16 y 17

El texto inicia en el parágrafo 14 con un llamado de Martín Heidegger a la fenomenología


para atender a su sentido más propio, es decir, considerar la cuestión del ser y el carácter
intencional del ser. De igual modo, Heidegger (2006) describe que la importancia de la
fenomenología no es por los resultados o hechos obtenidos que son parte de su gran
aporte, sino porque en esta se encuentra el “descubrimiento de la posibilidad de
investigar” (p. 170). Dicha posibilidad, puede ser observada cuando se toma en cuanto
posibilidad y se conserva en cuanto posibilidad. Según Heidegger (2006), ese conservar
es mantener abierta la posibilidad de liberarse de “lazos inauténticos” para no quedarse
en un estado último de investigación sino mantener esa posibilidad abierta.

El fundamento fenomenológico mantiene la cuestión que se pregunta por lo intencional,


pero fija también su mirada en el sentido del ser en cuanto tal; es decir, para el autor la
posibilidad de plantear la cuestión del ser se fundamenta en el Dasein (en cuanto Ser
posible, su estar-descubierto entre posibilidades). La cuestión del ser es posible gracias
a cuatro postulados: el primero, es el principio mismo (la cuestión del ser); el segundo, es
que la cuestión del ser posee en sí misma el “entendimiento”; tercero, “el que lo ente sea
algo que se experimenta” (p. 171). Cuarto, el carácter histórico del Dasein, dado que este
es pura interpretación e historicidad. Entonces, se podría pensar que estos cuatro
postulados serian dogmáticos, pero la fenomenología es un método que se pregunta por
el cómo, esto permite orientarla a la pregunta por el cómo de su sentido más propio, que
es la cuestión del ser (Heidegger 2006).

Por otra parte, Heidegger (2006) centra la atención en explicar que al recibir la tradición
no se está cayendo en un tradicionalismo o aceptación de los prejuicios, lo que sucede es
que una repetición auténtica de lo denominado como tradicional, disipa eso superficial de
la tradición y permite ubicar o reconocer el “el origen de los prejuicios” (p. 173),
acercando esta condición a una filosofía tradicional (de corte antiguo). Según Heidegger
(2006), las dos grandes corrientes de la fenomenología, tanto la de Husserl como la de
Scheler, reconocen su relación con la tradición, pero estas han sido malentendidas, pues
se ha pensado que sus planteamientos empiezan de la nada; lo importante es entender que
la fenomenología está enlazada con la tradición no solo para traer prejuicios, sino para
logar un auténtico enlace con esta; dicho enlace puede acarrear dos cosas: primero, que
se trate de un tradicionalismo, es decir, que lo que se reciba no se someta a crítica, sino
que se acepte como viene, y segundo, que se retroceda ante las cuestiones mismas de lo
recibido y se apropien reconociendo lo que cada una implicó. Entonces, al comprender la
importancia de la historia, se puede entender de igual modo la necesidad del retomar la
cuestión acerca del sentido del ser, no es por repetir lo que los griegos pensaron, sino
reconocer el carácter auténtico de este planteamiento.

En sus explicaciones sobre el método fenomenológico, Heidegger (2006) llama la


atención cuando formula que este, busca poner los fenómenos al descubierto, pero el
descubrir puede estar expuesto a riesgos, donde el “cuestionar fenomenológico” puede
fallar por diferentes motivos entre los cuales están: que las rutas que conducen al
descubrir no se encuentren dispuestas para este, que se desvíe el camino o que se
simplemente se lleguen a conclusiones apresuradas. Para Heidegger la apariencia juega
un papel importante en estos fallos, pues a veces no se descubre lo enmascarado por la
apariencia, la fenomenología debe buscar explicar la esencia de esa apariencia. Cuando
se explica la esencia, se reconoce el modo de aprehensión de la cosa, no solo se considera
la descripción de esta, sino que se puede pensar que la descripción de la cosa “posee
carácter de interpretación, puesto que el tema de la descripción es accesible por medio
de lo que es un modo especifico de exponer e interpretar” (p.p. 175-176).

En este punto, Heidegger (2006) se hace dos preguntas a raíz de las elaboraciones
anteriores, si la cuestión fundamental es el carácter del ser, las preguntas que formula son:
¿qué quiere decir ser? y ¿Cuál es el ser de lo intencional? Según el autor, el tiempo tiene
una función primordial en la diferenciación de los tipos de ser. Igualmente, cuando se
retoma la cuestión acerca del ser, el fenómeno del tiempo aparece y es necesario
explicarlo para poder darle sentido a la cuestión acerca del ser. En ese sentido, Heidegger
(2006) explica que es necesario seguir esta ruta para realizar un análisis del fenómeno del
tiempo:
1, Descripción preparatoria del campo en que se pone de manifiesto el
fenómeno del tiempo. Esto no es sino lo que las deliberaciones críticas nos
hacían ver que era necesario: la exposición de la cuestión acerca del ser; 2.
Puesta al descubierto del propio tiempo; 3. Interpretación conceptual (p.p.
176-177)

Por otra parte, en el siguiente parágrafo 15, Heidegger (2006) retoma la necesidad de
plantar la cuestión acerca del ser, pues no se trata de adivinar que significa ser o definir
lo que esto sea, sino de ubicar dicha cuestión como un asunto de la investigación. En otras
palabras, la cuestión acerca del ser debe ubicarse en un horizonte de indagación que
permita trazar una línea o vía de acceso lo más segura posible para que surja la respuesta
y sea confirmada. Pero Heidegger (2006) reconoce que no se quiere buscar algo que sea
un ser, sino lo que se interpreta es los modos como se ha entendido la palabra ser, es decir,
es definir algo que ya ha entendido o tiene un entendimiento previo, pero es
fenomenológicamente que se comprende este entendimiento. En palabras de Heidegger
(2006) “no sabemos -no se sabe- lo que quiere decir ser, y, sin embargo, es una expresión
que en cierto sentido todo el mundo entiende” (p. 180). Entonces, la expresión ser posee
un entender que no la hace únicamente un simple término, dicho entender, aunque no sea
determinado es un entender que está tan cargado de significación, de uso y de empleo
continuamente, que no se identifica que se usa con una significación indeterminada.

Por otro lado, en el parágrafo 16, Heidegger (2006) explica la estructura del ser a través
del sentido del ser, en este expone que cuando se pregunta por el sentido del ser, lo que
realmente se está preguntando es el carácter básico del ente, “que caracteriza lo ente en
cuanto ente [es decir] lo que caracteriza al ente en cuanto ente es su ser” (p. 181). Tanto
así, que cuando se pregunta por el sentido del ser, se esta preguntando por el ser de lo
ente, pues en lo preguntado se encuentra implícito la cuestión por la cual se realiza la
pregunta. Por lo tanto, Heidegger expone que, para mostrar el sentido del ser, el ente debe
preguntarse por su propio ser; según el autor la estructura de la cuestión acerca del ser
posee tres elementos: “1. Lo que se pregunta: el sentido del ser. 2. Aquello por lo que se
pregunta: el ser de lo ente. 3. Aquello a lo que se pregunta: lo ente mismo” (p. 182).

En ese sentido, Heidegger inicia explicando el tercer elemento, pues para preguntarle al
ente, sería pertinente experimentarse sobre sí mismo aquello a lo que se le pregunta,
donde el ente esta compuesto por todo lo que se habla, lo que se piensa, lo que se hace, la
y relación que se establece con los otros o lo que nos constituye. Pero, además es necesario
observar dos asuntos, el primero será revisar qué ente es el que va a generar el sentido del
ser y el segundo, es el cómo accedemos a cierto ente para entender su sentido de ser.
Asimismo, Heidegger expone para el segundo elemento, que aquello por lo que se
pregunta, está implícito en aquello a lo que se le pregunta, es decir lo ente, donde se
establece un especie de interpelación sobre lo ente acerca de su ser, al menos desde dos
puntos: el primero, una dirección en la que se está buscando el ser de lo ente y lo segundo,
eso en lo ente de lo que se va a preguntar.

Posteriormente, Heidegger (2006) explica el primer elemento, lo que se pregunta, el


sentido del ser o lo que significa ser a partir de lo que caracteriza ese contenido de ser, lo
que lo define. Cuando se realiza esta primera pregunta es necesario tener claros tres
cuestiones: la primera, la experiencia previa de aquello a lo que se le pregunta; lo segundo,
la mira orientada hacia lo que se busca: el ser y lo tercero, el sentido de esto, la
conceptualidad. El autor declara que esta organización de pasos puede presentarse como
una tarea sencilla de realizar, pero desarrollarla tiene unas condiciones exclusivas; es
decir, al determinar aquello que se pregunta, dicha determinación configura un modo de
experiencia particular; cuando se revisa lo que se pregunta, es pertinente concebir y
entender los conceptos que permiten dar respuesta al ser. En ese sentido, Heidegger
realiza la siguiente consideración, cuando se determinan ciertos aspectos (acceso a…,
experiencia de…, el mirar a…, el dirigirse a…, el concebir y el entender), ya estos
mismos aspectos son un ente, provocando que a este ente se le denomine “preguntar” (p.
184)

Para terminar, en el parágrafo 17, el autor establece el nexo entre la cuestión del ser y el
ente que pregunta, al que denomina Dasein. Inicia este apartado recordando que ese
preguntar ya es un ente, y más que preguntar por su ser, Heidegger formula una pregunta
que ayude caracterizar este ente, para ello explica que, “si preguntar es un auténtico
preguntar”, en la pregunta debe entenderse lo que se pregunta por el ser. Pareciera algo
ambigua la cuestión, pero el autor advierte que no debe desconocerse que ese que se
pregunta por su ser ya es un ente, por dicha razón se aclara que es el ente que se pregunta
a si mismo por su ser, conceptualizado como Dasein. Cuando se elaboran cuestiones por
el sentido propio del ser, se descubre el propio Dasein que permite encontrar en el sentido
más propio, lo realmente buscado. De ahí, que Heidegger plantea una fenomenología del
Dasein, con un carácter ontológico, pues desde la antigüedad “El ser es lo mismo que
percibir lo ente es su ser” (p. 186) provocando que cuando se pregunta por el ser, se
experimenta el ser mismo, aún cuando no se pueda explicar su estructura.

Bibliografía
Heidegger, M. Prolegomenos para una historia del concepto tiempo Madrid: Alianza,
2006. Parte principal. § 14, 15, 16 y 17

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