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Se busca un corazón:

Se busca un corazón, dispuesto a darse por entero


Dispuesto a ser siempre sincero, Al cometer algún error
Se busca un corazón, que cuando rinda una alabanza
Salga directo desde el alma, y anhele ser adorador
Que sepa escuchar la voz, de El Señor cuando le habla
Y sin importar cual sea el llamado el obedezca esa palabra
Un corazón que ponga en alto su nombre
Un corazón que le ame y le honre
Un corazón que vaya donde Dios mande
Y sin importar donde...
Un corazón dispuesto a humillarse
Y darle toda la gloria al más grande
Un corazón dispuesto a ser instrumento
De amor en el mundo entero
Que anhele llenarse de paz por completo
Se busca un corazón
Se busca un corazón que sepa distinguir los tiempos
Y sepa cuando ser violento para alcanzar la bendición
Oh Oh Oh Oh
Que sepa escuchar la voz de El Señor cuando le habla
Oh Oh Oh
Y sin importar cual sea el llamado el obedezca esa palabra
Un corazon que ponga en alto su nombre
Un corazon que le ame y le honre
Un corazon que vaya donde Dios mande y sin importar donde
Un corazon dispuesto a humillarse
Y darle toda la gloria mas grande
Un cirazon dispuesto a ser instrumento
De amor en el mundo entero
Y anhele llenarse de paz por completo
Se busca un corazon
ehh ehh
Un corazon
Ehh Ehh
Ohh Un corazon
¿Sabes que significa ser agradecido? No es fácil dar gracias, no es fácil vivir agradecido. Más
bien vivimos pensando en lo que nos falta, y aquello que queremos obtener, olvidando todas
aquellas cosas que tenemos, que ya alcanzamos, más aun el “como” las alcanzamos. ¿Por
qué paramos de darle gracias a Dios una vez que el respondió?,¿Por qué no seguimos dándole
gracias?. Un corazón agradecido es capaz de alabar a Dios fácilmente pero cuando no
tenemos lo que queremos es difícil adorar.

Entender la profundidad de la adoración y lo que esta representa, abre la puerta a nuestras


vidas a poder disfrutar del corazón de Dios y lo que él tiene preparado para nosotros. La
Biblia da a conocer que TODOS los hombres de fe, tenían en común una actitud de reverencia
hacia Dios, nosotros tenemos la capacidad de encontrar por medio de la adoración nuestra
dependencia y camino a seguir, reconociendo la soberanía de Dios y obedeciendo su palabra.
Pero la pregunta es ¿Cómo desarrollar un corazón que constantemente reconozca la soberanía
que Dios tiene sobre nuestras vidas? o ¿Cómo desarrollo un corazón de adorador que viva
con el anhelo de estar en su presencia?.

1. Adorar: “Doblegarse y postrarse ante la presencia de


alguien y besarlo” ¿Suena humillante? Realmente no lo es cuando entiendes el principio
detrás de esta definición. Sal 138:2 “Me postraré hacia tu santo templo, Y alabaré tu nombre
por tu misericordia y tu fidelidad; Porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre
todas las cosas”.
La adoración es una actitud de nuestro corazón; es reconocer la misericordia y la gracia de
Dios para nosotros, es reconocer lo que Dios es y lo que ha hecho por nosotros. Es entender
que sin él estaríamos perdidos. Por tanto la adoración es un estilo de vida. Por eso es que el
mejor adorador será siempre aquel que reconoce de donde lo sacó el Señor y que sin él está
perdido, aquel que recuerda su pasado y sabe que sentarse a la mesa del Señor es un privilegio
inmerecido.
La mejor adoración siempre brotara de un corazón agradecido.
La adoración es una actitud que debe afectar todas las áreas de nuestra vida, por eso es que
la adoración es mucho más que cantar. Sal 25:7 “De los pecados de mi juventud, y de mis
rebeliones, no te acuerdes; Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, Por tu bondad, oh
Jehová”.
Sal 25:10 “Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, Para los que guardan su
pacto y sus testimonios”.

2. Adoración: es rendición total. La palabra adorar también significa ofrendar, en la biblia


encontramos la palabra adoración como sinónimo de la palabra “sacrificio” u ofrenda. En el
antiguo testamento la ofrenda más común era la ofrenda quemada, ofrenda ofrecido en
sacrificio consumido totalmente por el fuego, a diferencia de otro tipo de ofrendas, con ésta,
ni el ofrendado ni el sacerdote podían comer de la carne, porque era totalmente consumida.
Haciendo referencia a la ofrenda quemada y al sacrificio de Jesús, Heb.13:15 “Así que,
ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios
que confiesan su nombre”. De la misma manera que Jesús se entregó completamente por
nosotros, así debemos entregarnos nosotros a la adoración. Jesús dijo que el primer y más
grande mandamiento es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma con
toda tu mente y con todas tus fuerzas”.
El común denominador en este versículo es “Todo”. Como la ofrenda que era consumida
“Toda”, Dios lo quiere todo, Dios quiere un sacrificio total, una rendición total. ¡Esta es la
verdadera adoración!

El Salmo 57, escrito por David al tener que huir de la persecución del Rey Saúl, habla acerca
de tener un corazón pronto y dispuesto. David se encontraba en una situación crítica plagada
de quebrantos, de infamia, de acoso, de gran peligro y de abatimiento. Hubiese sido normal
y humano si tuviera el corazón lleno de temor, de angustia, de ira y de aflicción – el Rey Saúl
injustamente lo estaba persiguiendo para matarlo – ¿qué más se podría sentir? Pero David
tenía el corazón pronto y dispuesto para confiar en la misericordia, el amparo, el favor y la
salvación de Dios – y tenía el corazón pronto y dispuesto para alabarle y cantar de Él. “Pronto
está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto … Te alabaré entre los pueblos, oh Señor;
cantaré de ti entre las naciones.” (vs.7,9)

David era un adorador – en medio de las tormentas y las tribulaciones de la vida, él disponía
el corazón para alabar y cantarle a Dios por la grandeza de Su misericordia y Su verdad, Su
amor inagotable y Su fidelidad.

¿Y yo? ¿Qué hago yo cuando las aflicciones y el abatimiento de la vida me golpean y me


quieren quebrantar y arruinar? ¿A qué está dispuesto mi corazón en esos momentos difíciles?
¿A la queja y al lamento? ¿O a la alabanza y al cántico? ¿Será que tengo un corazón de
adorador como lo tenía David?

Y el reto es mayor aun: ser un adorador como David no implica solo alabar y cantar cuando
estoy alegre o cuando estoy agobiada; ser un adorador es un estilo de vida, e incluye todo mi
ser, todas mis palabras, todas mis acciones, hasta mis pensamientos y mis sentimientos. Todo
lo que soy y todo lo que hago, mi vida completa y entera debe ser apartada y consagrada
delante de Dios.

Como el corazón de adorador de David, que era conforme al corazón de Dios mismo, el
corazón de un ADORADOR hoy en día debe estar pronto y dispuesto a:

A – agradecer, en todo y por todo


D – dar: de su dinero, su tiempo, sus habilidades, sus dones – y con alegría
O – obedecer, para recibir bendición
R – renunciar, privarse de algo preciado
A – amar: a Dios, al prójimo y a la creación – expresándolo en palabras y acciones
D – dedicarse, apartarse y consagrarse totalmente
O – orar, con humildad, buscando el rostro de Dios, y convirtiéndose de sus malos caminos
R – rendirse, someterse y entregarse a otro

Dice el Salmo 24:3-5 = “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar
santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni
jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de salvación.”

Adorar a Jehová implica atribuirle divinidad, reconocerle como nuestro Dios, o proclamar
su deidad. Por esto los hombres de la Biblia que adoraron a Dios tomaron una actitud de
humillación ante su presencia, postrándose sobre sus rostros, bajando su rostro a tierra o
arrodillándose ante su Dios. De hecho cualquiera que se postra o se arrodilla ante algo o
alguien lo está tomando como su Dios.

Daniel rumbo al foso de los leones (Daniel 6)

La adoración no tiene que ver con las palabras sino con la voluntad. Si usted, de una manera
consciente y voluntaria ha decidido que su Dios es Jehová revelado en Cristo Jesús, entonces
usted es un adorador del que sabemos es el único Dios vivo. Echemos un vistazo a esto que
digo en la vida de Daniel.

El capítulo 6 de Daniel nos narra que siendo Daniel hombre importante en la corte de Darío,
al rey se le ocurrió nombrar a ciento veinte sátrapas que estarían bajo la autoridad de tres
gobernadores, Daniel mismo era uno de estos tres gobernadores; pero al notar Darío que
Daniel era el mejor de todos pensó en ponerlo por encima de los demás. Esto motivó que por
celos los gobernadores y sátrapas buscaran cómo quitarle ese lugar de privilegio, pero no
encontraron motivo de acusarlo ante el rey porque Daniel era perfecto en sus caminos, por lo
que idearon algo que tenía que ver con sus convicciones sobre su Dios.

El plan consistía en proclamar un edicto por medio del cual se establecía que nadie podría
orar o hacer petición a ningún dios u hombre sino a Darío. Esto, además de colocar a Darío
como dios, atentaba contra la práctica de Daniel como adorador del Dios vivo. Muy seguros
estamos que a la mente del hebreo Daniel llegó inmediatamente el mandamiento fundamental
“no tendrás dioses ajenos delante de mí”. Con total convicción, Daniel estuvo dispuesto a
asumir las consecuencias por dejar muy claro que para él sólo había un Dios quien es el único
todopoderoso y todo sabio como para dirigir a él nuestra petición y que los hombres u otros
dioses no son nada como para atribuirles poder divino.

De esto se trata la adoración a Dios, es reconocerlo a él como el único y verdadero Dios, es


atribuirle a él todas las características de la divinidad, atribuirle sabiduría total y completa,
atribuirle todo el poder y toda la santidad, atribuirle todo esto y por tanto confiar en él.
Ingredientes

Una adoración genuina se fundamenta en una relación personal, privada e íntima con Dios.
Uno de los primeros indicios de una experiencia de adoración genuina es un cambio
palpable en la vida.

La Biblia nos relata la historia de Ana en 1 Samuel. Ana y su esposo son hebreos fieles a
Dios, comprometidos con la adoración a Él llevando cada año ofrendas y sacrificios al lugar
de reunión. A raíz de la tristeza que Ana sentía por su esterilidad, ella se encuentra de rodillas,
derramando su corazón ante el Señor. En ese momento de quebranto, tiene un encuentro con
Dios y su vida cambia. Recibe la promesa de un hijo.

Amigo, hay "limitaciones" con las "imitaciones". Hoy te animamos a deshacerte de las
"réplicas". El camino para lograr una verdadera adoración pasa al tener un corazón, de
rodillas, quebrantado y derramado a los pies del maestro. Si procuramos llevar nuestra
adoración a un nivel personal e íntimo con Dios entonces comenzaremos a vivir una genuina
adoración: En Espíritu y en Verdad.

COMO SER UN VERDADERO ADORADOR.

El verdadero adorador se hace en un proceso. No se hace un adorador de un día para otro.


Ser adorador es un estilo de vida que se caracteriza más por la actitud del corazón que por
las cosas que podemos hacer como las expresiones o formas de adoración. Dios está más
interesado en lo que somos que en lo que hacemos. Dios está más interesado en que seamos
verdaderos adoradores que en la adoración que le ofremos.

¿Cómo podemos caminar en esa dimensión? Las siguientes son algunas pautas que nos
ayudarán a ser un verdadero adorador:

1. Ofreciendo a Dios una rendición total. La palabra adorar también significa ofrendar, y
a través de las escrituras encontramos la palabra adoración como sinónimo de la palabra
"sacrificio" u ofrenda. El apóstol Pablo nos presenta esta verdad en el siguiente versículo:

Rom 12:1 “…Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro culto racional…”

La palabra “cuerpos” se define como un todo, no contemplando únicamente la dimensión


física de nuestro ser, sino las 3 dimensiones con las que Dios nos creó. Espíritu, alma y
cuerpo. 1 Cor. 15:44 el apóstol Pablo hace distinción entre dos de los cuerpos de que habla
en Rom. 12:1; el cuerpo espiritual y el cuerpo animal o nuestra alma. Con lo anterior queda
establecido que se requiere que nuestra adoración involucre todos nuestros cuerpos, el
espiritual, el animal (alma) y el físico.

El “sacrificio vivo” mencionado por el Apóstol determina la acción de ofrecer o rendir


continuamente nuestra vida (sacrificio vivo) en adoración a Dios. Dios no quiere una parte
de nuestra vida. Pide todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra mente, y todas
nuestras fuerzas. (Marc. 12:30).

Para los judíos el corazón es el verdadero hombre que nosotros somos y que a veces ni
nosotros mismos conocemos. Lo adoramos de corazón cuando lo adoramos como realmente
somos al interior de nuestra habitación; lo adoramos de corazón, cuando lo adoramos tal y
como somos.

Debemos adorarlo con nuestra alma, esto es, rendir a Él nuestra voluntad de tal manera que
siempre tengamos la disposición de adorarlo; que utilicemos nuestras emociones en una
forma balanceada para adorarlo, no podemos llorar o reír siempre que le adoremos, nuestras
emociones deben ser acorde a lo que queremos expresar. Al adorarlo con toda nuestra mente,
lo adoramos con el entendimiento de lo que estamos haciendo, con profundidad, tomando el
control de nuestros pensamientos, no permitir que éstos divaguen mientras le adoramos.

Pero también debemos adorarlo con todas nuestras fuerzas, con intensidad, desde lo profundo
de nuestras entrañas. Si no lo hacemos así podemos terminar ofreciendo una adoración
superficial, seca, indiferente y sin propósito.

A Dios no le interesan los compromisos a medias, la obediencia parcial y las sobras de


nuestro tiempo. Quiere nuestra entrega total a Él, no pedacitos de nuestra vida.

2. Andando en el Espíritu. (Gal. 5: 16, 22-25). Todos quisiéramos satisfacer los deseos de
la carne, el que diga que no es un mentiroso, ya que mientras estemos en la tierra y con este
cuerpo corruptible seguiremos teniendo los deseos provocados por la carne, esa que nos
impulsa a hacer cosas que van en contra del Espíritu de Dios.

Cuando venimos a Cristo, nuestro espíritu fue renovado, nuestra alma encontró salvación,
pero nuestra carne siguió siendo la misma, con la única diferencia que ahora ya no vivimos
para satisfacerla, sino para contradecirla y agradar a los deseos del Espíritu Santo.

Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos tenido que enfrentar al hecho de:
¿Satisfacer a la carne o satisfacer al Espíritu?, lo más fácil es lo primero, ya que por naturaleza
somos orientados a ello, pero lo segundo es lo que estamos aprendiendo, ese proceso diario
de negarnos a nosotros mismos, tratando de hacer vivas esas palabras de Jesús al decirnos
que el que quisiera ir en pos de Él tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirlo.

Este proceso de Andar en el Espíritu no es fácil y solamente lo lograremos cuando


comencemos a llenarnos de la presencia de Dios en nuestra vida y eso solo se logra con una
vida de devocional diario y de comunión intensa con el Señor. Andar en el Espíritu es evitar
satisfacer los deseos de la carne llámense estos: envidia, rencor, odio, enemistades, pleitos,
celos, contiendas, disensiones, etc. Pero esto solo se logrará a través de una relación personal
verdadera con el Señor. Andar en el Espíritu es analizar cada cosa que haré en el día para
evaluar si es o no agradable a Dios, es negarse a lo que realmente quisiera hacer, pero que se
que va en contra de su voluntad y por ello prefiero aguantarme las ganas y no fallar, todo por
amor a Dios y no por imposición.

3. Guiados por el Espíritu Santo. (Juan 16:13). La importancia de ser guiados por el
Espíritu Santo es la clave y la garantía de tener victoria y cumplir con la voluntad de Dios en
nuestra vida y ministerio. ¿Habrá algo más grandioso que saber que Dios mismo nos está
guiando? Puede que nos diga: "Ve por aquí" o "Haz esto y aquello" y cuando entendemos el
valor de tener detrás a Dios como guía no podemos menos que buscar siempre su dirección.
Nadie jamás podría guiarnos mejor que Él. Para ser guiados por el Espíritu Santo debemos
tener una vida rendida a Dios, amándolo, temiéndole y obedeciéndole. Nosotros por nuestra
cuenta podremos hacer cosas buenas en nuestro ministerio y vida en general, pero el Espíritu
Santo siempre nos guiará a hacer lo mejor en todo. En cuanto a nuestra ofrenda a Dios nos
guiará a dar la mejor adoración. Debemos pedirle siempre al Espíritu Santo que nos guie a
adorar a Dios como Él quiere que le adoremos.

4. Teniendo tiempo a solas con Dios. (Marc. 6:45-46). La adoración pública generalmente
carece de intimidad. La adoración pública debe ser un reflejo de la adoración en lo secreto.
La adoración intima se da en la intimidad de mi corazón y de mi habitación. Que pensarías
de un hombre que en la intimidad nunca le dice a su esposa que la ama, nunca le muestra
afecto, pero en público la trata maravillosamente. Todo tipo de halagos y cariños salen de sus
labios cuando la gente los ve. ¿Pensarías que este hombre es un hipócrita verdad? Pensarías
que solo pretende para ser visto por los demás. Así suena la adoración pública que no está
respaldada por una adoración privada. Cuando en la adoración no hay intimidad, esta carece
de deleite y se torna una carga o una obligación.

Pautas a tener en cuenta:

1. Seleccionar el Lugar. Preferiblemente elegir un lugar tranquilo, silencioso, que nos


aseguremos de no ser molestados durante nuestro devocional.

2. Escoger una Hora Adecuada. Muchos piensan que la mejor hora para el devocional es
en la madrugada, por la quietud, por tener una mente despejada por el descanso nocturno, por
la poca probabilidad de interrupción. Todo tiempo es igualmente beneficioso, lo ideal es
escoger una hora en que no estemos cansados o con prisa.

3. Tiempo para el Devocional. Al comienzo bastarán unos 30 minutos, pero, con el tiempo
este tiempo será demasiado corto.

4. ¿Cuántos Devocionales Diarios? Si no es posible seleccionar suficiente tiempo en la


mañana, podemos dividir nuestro devocional en varios lapsos durante el día.

5. Podemos dividir nuestro tiempo a solas con Dios en dos partes:

5.1. Estudio de la Palabra. Es recomendable tener un plan de lectura organizada. Un


ejemplo de ello puede ser proponerse leer la Biblia completa, comenzando por el Nuevo
testamento y continuando con el Antiguo Testamento. Se pueden leer 3 capítulos diarios y
seleccionar de esos capítulos uno solo o una porción pequeña en la cual meditaremos.
5.2. Nuestra Comunicación con Dios. Este tiempo lo podemos emplear para:

 Ser sinceros con Él y confesarle lo que sentimos, lo que queremos, lo que deseamos de Él,
cómo nos sentimos frente a algunas situaciones, ser transparentes en nuestra comunicación.

 Elevar nuestras peticiones a Él.

 Pedir perdón por los pecados que pudo habernos mostrado la Escritura en el estudio que
hicimos.

 Interceder por nuestra familia, Iglesia, ministerio, líderes, pastores, amigos, vecinos,
ciudad, país, la salvación de las almas, o cualquier otra cosa que el Señor ponga en nuestra
mente o corazón en ese momento, para ello debemos aprender a desarrollar nuestra capacidad
de oírlo a Él.

 Dar gracias por lo que Él hace en nuestra vida, nuestra familia, nuestra Iglesia, etc. La
Biblia nos exhorta a ser agradecidos.

 Lo más importante: Adorarle con nuestra alabanza, con nuestro cuerpo, etc.

5. Ofreciendo la adoración desde nuestro espíritu. (1 Cor. 14:15.) El espíritu del hombre
tiene tres funciones principales que son la conciencia, la intuición y la comunión. La
conciencia es el área del espíritu donde Dios nos hace distinguir lo bueno y lo malo. La
comunión es el área de nuestro espíritu que adora a Dios y en la cual Él se comunica con
nosotros. La intuición es el área donde recibimos revelaciones de Dios. Par ser verdaderos
adoradores las funciones de comunión e intuición de nuestro espíritu deben activarse y
desarrollarse, para que podamos vivir una vida espiritual, como seres espirituales que somos,
y así aprender a conocer como Dios quiere que le adoremos en cada momento. La única
forma de ser guiados por el Espíritu Santo es desarrollando la habilidad de oírlo.

Desarrollamos o activamos nuestro espíritu cuando oramos en lenguas. El que habla en


lenguas no habla a los hombres sino a Dios" (1ª Cor. 14,2). Cuando oramos en lenguas,
nuestro espíritu ora (1 Cor. 14:14.) Cuando oramos en lenguas nuestro espíritu se edifica. (1
Cor. 14:4).

6. Conociendo a Dios y su Palabra. (Juan 17:3 – Col. 3:16) ¿Cómo puedo adorar a alguien
que no conozco? ¿Cómo puedo adorar a alguien cuyos atributos ignoro? ¿Cómo puedo adorar
a un Dios con el que no me he relacionado lo suficiente para conocerle? Mucha gente "adora"
a Dios sin conocerle. Muchos cristianos han entregado sus vidas al Señor, tienen vida eterna
y el cielo les espera. Pero no han conocido a Dios de una manera intima y personal. Aquel
que conoce a Dios en la intimidad y en su vivencia diaria será un excelente candidato para
ser un verdadero adorador.

Como adoradores debemos saber lo que la Palabra nos enseña acerca de la verdadera
adoración: las expresiones de adoración, la revelación de la restauración de la adoración
desde el tabernáculo de David, la verdadera adoración neotestamentaria, la adoración en los
salmos, el carácter de Dios y en fin, todo lo que podamos aprender para vivir como
verdaderos adoradores.

7. Adorando en todo momento y lugar. Un adorador real, ama y sirve a Jesús, no importa
el lugar donde se encuentre. Este ejemplo lo podemos tomar de David que lo mismo adoraba
al Señor mientras cuidaba y pastoreaba sus ovejas, sirviendo de soldado en el ejército y ante
el trono y un palacio siendo rey.

Muchas personas, equivocadamente piensan que adorar a Dios en espíritu y en verdad es algo
que se hace en los días de servicio solamente; cuando todos están congregados. Adorar a
Dios en espíritu y en verdad implica mucho más que simplemente atender a los servicios
regulares, cantar, orar, leer la Biblia y aparentar ser un buen cristiano, estar en el grupo de
alabanza, o en el equipo de danza. Es verdad que nos debemos congregar para glorificar a
Dios, pues esto es agradable a Él, pero solo cuando aprendemos a adorarlo en todo momento
y en todo lugar, vamos en camino para convertirnos en verdaderos adoradores.

Los verdaderos adoradores, los que adoran en espíritu y en verdad ofrecen una adoración que
brota de lo profundo del corazón, la cual es el resultado del ejercicio diario. Como un médico,
ingeniero o maestro, que estudiaron e hicieron prácticas antes de desempeñarse en su
profesión. Ellos son profesionales en su área así no estén trabajando. Lo mismo debe suceder
con los verdaderos adoradores, que lo son así no estén manifestando expresiones físicas de
adoración. De lo anterior podemos concluir que los verdaderos adoradores lo son por la
práctica, y con ello no se hace referencia a los ensayos de danza o alabanza, o a los seminarios
o escuelas de adoración, sino al hecho de practicar el adorar a Dios en nuestro tiempo a solas
con Él.

Esto significa que adorarle en espíritu y en verdad se convierte en una manera de vivir, en un
estilo de vida, lo cual significa que adoramos a Jesús en todo momento, y en donde quiera
que estamos: en nuestra casa, en nuestro trabajo, en la escuela, en el mercado, en el carro,
con nuestros amigos, con nuestros familiares, en todo momento y en todo lugar. ¿Cómo
podemos adorar en todo momento?, entendiendo que somos adoradores y con nuestro modo
de vida, con nuestro testimonio de vida, estamos glorificando a Dios en todo lo que hagamos.

8. Siendo persistentes. Hay muchas más cualidades que envuelven a un adorador auténtico,
pero una muy importantes es que los verdaderos adoradores son insistentes y persistentes
cuando quieren adorar y ofrecer sus presentes al Señor. Un ejemplo hermoso lo encontramos
en los Magos de Oriente que adoraron a Jesús con sus regalos. (Mateo 2:1-11) Ellos se
dejaron guiar por la estrella hasta que llegaron a la casa donde se encontraba Jesús. Les tomó
mucho tiempo encontrar el lugar exacto donde se encontraba Jesús, pero no desistieron de su
búsqueda. Quisieron adorar a Dios y no se devolvieron a su lugar de origen hasta que lograron
su propósito.

Habrá ocasiones en que los adoradores sentirán que su adoración no es efectiva, pero a pesar
de ello se debe ser persistente y seguir adorando a Dios, sin importar la situación por la que
se esté atravesando.
9. Ofreciendo una adoración reflexiva. El mandamiento de Jesús de «amar a Dios con toda
tu mente» se repite cuatro veces en el Nuevo Testamento. A Dios no le agrada que cantemos
himnos, oremos con apatía y exclamemos con indiferencia ¡Gloria a Dios!, sin pensar en lo
que hacemos. Si no pensamos en lo que hacemos cuando adoramos, la adoración no sirve. Si
alguien se te acerca y repite diez veces: «¡Te aprecio!», es probable que pienses «¿Por qué?».
Tú preferirías dos cumplidos específicos a veinte generalidades vagas. A Dios también.

10. Ordenando las prioridades en nuestra vida. (Mat. 22: 37-39 – 1 Tim. 5:8). Hay un
orden de prioridades que debemos guardar si queremos ser verdaderos adoradores: Primero
Dios, segundo nuestra familia (cónyuge, hijos y el resto de la familia); tercero nuestro trabajo
secular, ministerio, estudios, diversiones, etc.

Hemos visto que Dios nos indica claramente que Él debe ocupar el primer lugar en nuestras
vidas (prioridad No. 1), porque de Él mana la vida. Si estamos en constante comunión con
Dios, él nos mostrará cómo relacionarnos con nuestra familia (prioridad No. 2), pondrá de su
sabiduría en nuestro corazón y estaremos dispuestos a dedicar nuestro tiempo y nuestras
capacidades al bienestar familiar. Siendo familias que funcionen debidamente, podremos
trasmitir el evangelio de manera efectiva, con nuestro testimonio y anunciando que: Jesús es
la respuesta. Manteniendo nuestro trabajo secular, haremos provisión para nuestra familia
primeramente y también podremos bendecir a otros, dando ayuda al necesitado. (prioridad
No. 3). Como podemos notar, si queremos ser verdaderos adoradores, Dios debe ser el
primero en todo.

Muchas personas adoran a Dios solo de labios, pero cuando se trata de rendirlo todo, no están
dispuestos. Jesús hizo referencia a este tipo de adoradores cuando dijo: “Este pueblo de labios
me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran…” Mateo 15:8-9. La
frase “me honran” se interpreta como “me adoran”. Jesús está diciendo: “No puede haber
verdadera adoración si tu corazón está lejos de mí”, es decir, si el corazón está en otras cosas.
Así que siempre es un buen tiempo para examinar nuestros corazones, rendirnos delante de
Dios y vivir una vida de verdadera adoración

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