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Novela fundacional: El complot mongol

Alejandra Moctezuma García

Para comprender la literatura policial que se produce


actualmente en Hispanoamérica, especialmente en México,
es indudable que detrás de la creación de un nuevo
detective o crimen, la originalidad de los más recientes
escritores corresponde a una reminiscencia de la tradición
del género policiaco por dos razones: para imitarlo como se
imita a un superior o para crear algo nuevo. Por eso, cada
vez que uno ose de alardear de dominio sobre el tema,
siempre saldrá a la luz Rafael Bernal.
Adolfo Bioy Casares decía sobre el género
fantástico que “si estudiamos la sorpresa como efecto
literario, o los argumentos, veremos cómo la literatura va
transformando a los lectores y, en consecuencia, cómo éstos exigen una continua
transformación de la literatura.” (p. 8) Lo mismo ocurre con la novela negra actual; sin
embargo, Rafael Bernal corrió con la suerte de crear las bases de un género que con el paso
del tiempo los lectores exigirán una transformación para con el crimen representado en la
ficción.
Por lo tanto, el género policial en México no puede entenderse sin llegar a sus
orígenes y El complot mongol, publicada en 1969, es una de las primeras novelas negras con
una indudable muestra colosal sobre el crimen y la literatura.
El dramaturgo, novelista, periodista, poeta y guionista mexicano nació en la Ciudad
de México en 1915 y murió en Berna, Suiza en 1972. A pesar de que Bernal escribió diversas
obras, El complot mongol es la más conocida principalmente porque las ediciones en las que
fueron publicadas sus obras son poco conocidas o publicitadas y también porque no pasó la
mayor parte de su vida en México. Pese a lo anterior, hoy en día se le recuerda por el
personaje Filiberto García, un asesino asalariado, veterano de la Revolución Mexicana que,
tras ser contratado para resolver un problema a nivel internacional, nos acercará a distintas
culturas: China, Estados Unidos de América, Rusia y México.
La problemática surge durante los años sesenta. Estados Unidos y Rusia están
preocupados por la sospecha de que China pretende asesinar al presidente norteamericano en
su próxima visita a México. Filiberto García es contratado para averiguar ese complot
mongol con la ayuda de agentes norteamericanos y rusos y proteger a los dos presidentes,
principalmente para evitar un conflicto internacional. El grupo sospechoso de chinos se
ubican en el barrio chino de la calle de Dolores que, “más que un barrio chino, da el aspecto
de una calle vieja donde han anclado algunos chinos, huérfanos de dragones imperiales, de
recetas milenarias y de misterios”. (Bernal, p.120)
La novela se puede leer como una obra fundacional del género negro en México. La
violencia se alía con toques de humor y con descripciones de la sociedad de aquellos tiempos,
cosa que aún entendemos y la sentimos presente porque el sistema social y político sigue
siendo el mismo, por lo tanto la obra también es una crítica social. Otro dato curioso es que
está escrita en primera y tercera persona. Por momentos se escuchan los pensamientos
directos de Filiberto García lo que hace más verosímil la historia y aquí se evidencia la crítica
social por las reflexiones que el protagonista hace: el gobierno contrata a personas como él
porque no le gusta hacer la labor de asesinar a todo aquel que estorbe en sus planes. Por lo
tanto, es un retrato irónico de la vida social mexicana a partir de un método particular, es
decir, sin seguir el patrón de novela policial anglosajona, que corresponde a un detective
cuyas investigaciones lo llevan a la solución del crimen, Filiberto se remite a cumplir
únicamente órdenes.
Por otra parte, el cineasta vasco Antonio Eceiza hizo una adaptación cinematográfica
de la novela en 1978 y también podemos percibir el lenguaje de la vida cotidiana que se
utiliza en la novela. A veces lo importante en novelas como ésta no es resolver el crimen,
sino adentrarnos en la personalidad del protagonista para descubrir que es un ser complejo
cuya soledad se traslada hasta el lector. Su condena por asesinar a tantas personas es la
soledad: “Siempre estoy en la puerta, abriéndola para que pasen los que ya van con su muerte.
Pero yo me quedo fuera, siempre fuera” (Bernal, 298). Esta es una novela que no pasa de
moda porque el contexto en el que se desarrolla la trama es una problemática constante que
se vive en el país. Esta es una novela para pensarse como perenne en la literatura mexicana.
Es una obra que seguirá durando para la posteridad.
Bibliografía:
Bernal, Rafael. El complot mongol. México. D.F.: Fondo de
Cultura Económica, 2010.
Película completa:
https://www.youtube.com/watch?v=kGTwvrfljd0

Foto: Archivo CNL-INBA

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