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En los últimos doce años del siglo XIX y en el primer decenio del siglo
XX, el país sufrió una era de inestabilidad política unida a una caída de
los mercados externos, sobre todo el café por la competencia
brasileña, y otros rubros que, de nuevo, deprimieron el mercado
interno, sin embargo, la solidez de la organización e infraestructura ya
creada permitió no solo resistir esa situación sino estar en condiciones
de poder recuperarse con mas facilidad que antes.
Pero continuando con el siglo XIX, solo señalar que los datos ofrecidos
por Piketty, a los que ya hemos hecho referencia en posts anteriores,
son más precisos y se refieren a otros índices sobre la desigualdad
como los porcentajes de riqueza o de ingresos en manos del 10 % de
la población. No hay duda según ellos de la elevada desigualdad del
siglo XIX en Europa, así como de la prevalencia de otros problemas
como la falta de empleo y horizontes para altos porcentajes de la
población, con bastante incidencia en los jóvenes.
Las ideas liberales unidas a las del mantenimiento del orden natural, el
poder de las clases dominantes y la persistencia de las monarquías
absolutistas durante el siglo XVIII, y las monarquías en sí mismas en
gran parte del XIX, no resolvieron la pobreza ni la desigualdad.
El capitalismo industrial
Por lo que tiene que ver con la población, el gráfico que sigue muestra
cómo después de milenios de baja población mundial, a principios del
siglo XVIII se produce un despegue en cuanto a tasa anual de
crecimiento de dicha población. El verdadero crecimiento exponencial,
sin embargo, surge a mediados del siglo XIX y en menos de dos siglos
y medio se ha pasado en el planeta de 1000 millones de habitantes a
7000 millones. Se ve también en el gráfico la disminución notable de la
tasa de crecimiento anual de esta variable partir de los años 70 del
siglo pasado.
Crecimiento histórico del PIB mundial