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ECONOMÍA VENEZOLANA EN EL SIGLO XIX

La economía venezolana del siglo XIX, fue completamente agrícola.


Con el café y el cacao, ya que en esa fecha se vivía en Europa una
escases de esos dos productos (café y cacao) lo cual, llego a
beneficiar a Venezuela, ya que si aumentaba diez veces mas la
producción de esos artículos se exportaría mucho mas y esto traería
consigo el bienestar y la felicidad del pueblo, y fortalecería al país ya
que se estaba debilitando con tantas divisiones y guerras internas que
amenazaban a el comercio de esa época. Se puede decir, que
Venezuela era los reyes de la exportación, la economía del país se
sustentaba en la venta de esos productos al extranjero. Más del
ochenta por ciento (80%) de los ingresos del país provenían de la
fuente agrícola…así pues, cualquier fluctuación en los precios
internacionales de esos productos era mortal para el país.

Aquí hay que considerar varias cosas. Principalmente el latifundio, en


plena guerra de independencia, se firma la ley de repartos de 1817.
Esa ley estaba destinada a dar tierra a los soldados, generales y
demás personas que pelearan por la causa patriota…al terminar la
guerra, a esas personas se les entregarían tierras para ser trabajadas.

En 1821, se reafirma esa ley y las tierras se entregan a todos aquellos


que hubieran peleado con los patriotas…el gran problema de esto es
que las tierras fueran entregadas en su mayoría a personas que no
tenían recursos para trabajarlas y preferían venderlas y obtener el
dinero(la mayoría de los soldados al terminar la guerra se encontraban
en estado de casi absoluta pobreza).las personas que compraron esas
tierras eran los más connotados generales de la independencia , en la
cual, Páez era el mas connotado de todos, que al ir concentrando esa
enorme cantidad de tierras se van convirtiendo en los mas grandes
latifundistas del país.

Es como así nace el problema de las tierras ociosas en el país.


Problema que se agudiza después de 1830. El gobierno nunca tuvo
una política hacia la producción agrícola en buena medida porque
quienes estaban en el gobierno (Páez, Soublette, The Monagas
Brothers). Eran los principales latifundistas del país, y solo se
preocupaban por lo que producían en sus tierras. Suma a todos eso
las deudas con la que nace la república en 1830, los desastres
enormes fiscales (que son particularmente agudos durante el decenio
de los Moragas) y la manera en que las leyes cada vez hacían menos
posible que se estableciera una producción seria, pasando de una
legislación que protegía al deudor a una, donde se privilegiaba el
derecho del acreedor (la ley de espera y quita de 1841 o la de libertad
de contratos de 1834)

Suma a todo ese desorden legal, fiscal y político la inestabilidad social.


Tienes un país que tiene no menos de 7 revoluciones desde 1830
hasta 1870. Revoluciones que nacían en las haciendas y eran
comandadas por los latifundistas (que antes o en algún momento
fueron soldados o militares) y cuyo ejercito eran los peones de
haciendas. Con esa clase de productores era particularmente difícil
llegar a establecer niveles de producción agrícola que sostuvieran al
país. Por eso, cuando se revisan los números se encuentran tantos
déficits.

La economía nacional del siglo XIX nunca logro establecerse, solo a


finales del siglo con Guzmán Blanco se encontraba algo de orden y
aun así, los desordenes fiscales harán mella en la economía del país.
Aun así el campo se mantiene como el principal proveedor de recursos
a la economía nacional hasta 1925. Año que en la cual, por primera
vez los recursos de algún otro producto superan a los del campo. Ese
producto es el petróleo.

Se podría concluir en que la actividad agro-exportadora, constituyo la


base en torno a la cual se estructuro y consolidó la formación social
venezolana, durante más de cuatro siglos, esta actividad represento la
única fuente generadora de excedentes significativos, entre los
cultivos ya antes mencionados como el cacao y café, entre otros.
Aunque la vinculación de la economía venezolana con esas áreas
capitalistas fue de naturaleza comercial.

En el último tercio del siglo XIX, comenzó una animación importante


de las actividades económicas. Las medidas dictadas por el presidente
Antonio Guzmán Blanco lograron ampliar el mercado interno. Tras el
retiro de Guzmán Blanco, a partir de 1888, se cayo de nuevo en la
anarquía, pero el mercado estaba mas fortalecido que en las
ocasiones anteriores, lo que le permitió resistir la situación sin llegar a
paralizarse como en las situaciones pasadas, e incluso se lograron
algunos progresos, que permitieron entrar en el siglo XX con cierto
grado de organización y alguna infraestructura básica.

La sociedad desplegó una intensa actividad entre 1830 y 1834, en


donde se produjeron en su seno provechosos debates de carácter
económico; se divulgaron conocimientos destinados a servir de
orientación a los productos agropecuarios; fueron presentados planes
y propuesta con la intensión de mejorar los manejos comerciales y
financieros, incluida la creación de un banco mercantil.

En los últimos doce años del siglo XIX y en el primer decenio del siglo
XX, el país sufrió una era de inestabilidad política unida a una caída de
los mercados externos, sobre todo el café por la competencia
brasileña, y otros rubros que, de nuevo, deprimieron el mercado
interno, sin embargo, la solidez de la organización e infraestructura ya
creada permitió no solo resistir esa situación sino estar en condiciones
de poder recuperarse con mas facilidad que antes.

El cambio posible para ese momento era la adopción del liberalismo.


Venezuela acogió entonces a él sin experiencia en el manejo de sus
mecanismos y con una economía desfalleciente, dejada el libre juego
de las fuerzas del mercado. Desde el año 1840 se constato que los
resultados habían dejado de ser satisfactorio para una parte de los
más connotados dirigentes nacionales de la economía y la política. El
pensamiento económico tuvo esa manera la difusión y ejercitación
necesaria en el país aplicación del esquema liberal, los problemas
persistirán por el resto del siglo XIX.

11 junio 2018 por Adolfo Castilla


El capitalismo, sobre todo el capitalismo industrial, sistema
económico que surge en Europa a partir de la Primera Revolución
Industrial y que se consolida en el siglo XIX, fue responsable del
crecimiento exponencial de la población y de la economía que dio
comienzo en el mundo a mediados de dicho siglo. En este post se
dan explicaciones sobre ello y se deja claro que a pesar de los
éxitos de dicho sistema económico y social, la marginación, la
pobreza y la desigualdad se mantuvieron en nuestro mundo,
incluidos los países europeos que fueron los que iniciaron ese
mundo industrial y ese crecimiento exponencial. Se analizan
datos históricos sobre el PIB mundial y otras variables. Se
termina haciendo una breve introducción a las interpretaciones
radicales sobre la forma de organizarnos y hacer las cosas en
sociedad que surgieron también en el mismo siglo XIX al que nos
referimos.

Nuevas cifras sobre pobreza y desigualdad

A pesar de las ideas de racionalidad, civilización y positivismo que se


fueron extendiendo por todo el mundo tras la Ilustración, y a pesar
también del crecimiento económico de la segundad mitad del siglo
XIX, las condiciones de vida de altos porcentajes de la población
fueron duras y precarias a lo largo de dicho siglo.
La desigualdad, como ya hemos visto, y claramente muestran
estudiosos actuales del tema como Thomas Piketty (Nacido en
1971), Branko MIlanovic (Nacido en 1953), James K. Galbraith(Nacido
en 1592), Angus Deaton (Nacido en 1945. Premio Nobel de Economía
de 2015), Jean Tirole (Nacido en 1953. Premio Nobel de Economía de
2014) o el propio Joseph Stiglitz(Nacido en 1943. Premio Nobel de
Economía de 2001) y varios otros, se mantuvo muy elevada en los
Estados Unidos, en Europa y, por supuesto, en el mundo.

MIlanovic, que es uno de los estudiosos de la desigualdad mundial,


muestra en su libro, Global Inequality, (The Belknap Presss of Harvard
University Press, 2016), gráficos para el mundo y para los Estados
Unidos muy significativos. El índice de Gini para el mundo en su
conjunto tenía un valor hacia 1810 de 50 puntos y para 1910 había
superado los 60. Para los Estados Unidos, por otra parte, muestra
unos valores de entre 45 y 50 puntos en ese período.

El crecimiento no resolvió la pobreza en el XIX


Para las consideraciones que venimos haciendo sobre pobreza y
desigualdad, las estadísticas mostradas por Milanovic son claras en
cuanto a la mejora destacada de este índice en USA durante el
siguiente siglo (siglo XX), al que nos referiremos más adelante. Hay
una bajada espectacular a partir de los años 40 hasta llegar en las tres
décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, que fueron de un
crecimiento sostenido muy brillante, a niveles de los 35 puntos.
Posteriormente, y hasta los primeros años del 2000, el índice volvió a
subir hasta los 40 puntos y aunque se mantuvo estable durante varios
años, en los últimos, desde 2010, se ha mantenido al alza.

Pero continuando con el siglo XIX, solo señalar que los datos ofrecidos
por Piketty, a los que ya hemos hecho referencia en posts anteriores,
son más precisos y se refieren a otros índices sobre la desigualdad
como los porcentajes de riqueza o de ingresos en manos del 10 % de
la población. No hay duda según ellos de la elevada desigualdad del
siglo XIX en Europa, así como de la prevalencia de otros problemas
como la falta de empleo y horizontes para altos porcentajes de la
población, con bastante incidencia en los jóvenes.

Las ideas liberales unidas a las del mantenimiento del orden natural, el
poder de las clases dominantes y la persistencia de las monarquías
absolutistas durante el siglo XVIII, y las monarquías en sí mismas en
gran parte del XIX, no resolvieron la pobreza ni la desigualdad.

El capitalismo industrial

Las bajas condiciones de vida y las dificultades de las gentes no se


solucionaron y de hecho hubo que esperar hasta bien entrado el siglo
XX para que surgieran fenómenos generalizadamente favorables para
el conjunto de la población.

La Revolución Industrial iniciada a mediados del siglo XVIII, dio lugar


también a una Revolución Agrícola, ya que los primeros productos que
se fabricaron con la aparición de los hornos para la elaboración de
acero y la construcción de máquinas herramientas, fueron los aperos
de labranza. Arados, sembradoras, cultivadoras, trilladoras y otras
máquinas, se introdujeron rápidamente en las campiñas inglesas,
produciendo, como siempre sucede con la tecnología, un excedente
importante de mano de obra. Como también es común con la
tecnología, la mano de obra agrícola sobrante se desplazó a las
ciudades en las que se habían construido y se estaban construyendo
las fábricas industriales en las que se manufacturaban los nuevos
productos.

El capitalismo inicial del siglo XIX, al que se le ha llamado capitalismo


industrial, fue duro en cuanto a condiciones de vida de la gente,
aunque el crecimiento que trajeron consigo industrias de gran impacto
como la extracción y uso del carbón bituminoso, la fabricación de
máquinas de vapor, la industria del hierro y del acero, la industria de
las máquinas herramientas, la industria textil, el transporte marítimo a
vapor, el ferrocarril, el telégrafo a partir de 1836, y otras, contribuyeron
a un crecimiento económico notable en los países que se
industrializaron con rapidez en aquella época.

La aparición del crecimiento exponencial

A partir de 1850 comienza el crecimiento exponencial de la economía


mundial con fuerte referencia a los países occidentales. La población
creció de forma exponencial también, y a partir de ese año la renta per
cápita no ha hecho otra cosa que crecer en promedios a largo plazo.

Hasta 1848, por cierto, duró la monarquía francesa, siendo el último


rey, Luis Felipe I de Francia, al que nos hemos referido en posts
anteriores, y que fue ya un rey constitucional. El imperio Austro-
Húngaro ae extendió hasta el final de la primera guerra mundial de
1914, pero el parlamentarismo y la democracia comenzaron a ser la
forma generalizada de organización política a mediados del siglo XIX.
Los crecimientos de la población, del PIB mundial, y del PIB per
cápita, se hicieron exponenciales en la época de la que hablamos.
Con frecuencia se mencionan esos procesos para demostrar el éxito
del capitalismo y lo que este sistema económico, social y político ha
hecho por la humanidad. Y es verdad, el capitalismo, especialmente
en su aspecto esencial de basarse en la utilización del mecanismo de
mercado, ha sido un sistema efectivo y bueno para la sociedad
mundial. Lo cual no impide, desde luego, reconocer sus
imperfecciones tal como la generación de efectos colaterales
negativos: crea pobreza, marginación y, especialmente, desigualdad.

El crecimiento de la población mundial

En cuanto a las estadísticas mundiales de tipo económico en términos


históricos, sobre lo que nos ha ilustrado Angus Maddison (1926-2010)
y lo sigue haciendo el llamado Maddison Project, creado por un grupo
de amigos y colaboradores a partir de su fallecimiento, nos muestran
con claridad el notable crecimiento de Occidente a partir de 1850. Lo
podemos ver en los gráficos que siguen.

Más recientemente ha sido el economista francés Thomas Piketty


(Nacido en 1971) el que ha aportado en sus trabajos, muy
relacionados con el análisis histórico de la desigualdad, series
temporales de larga duración.

Por lo que tiene que ver con la población, el gráfico que sigue muestra
cómo después de milenios de baja población mundial, a principios del
siglo XVIII se produce un despegue en cuanto a tasa anual de
crecimiento de dicha población. El verdadero crecimiento exponencial,
sin embargo, surge a mediados del siglo XIX y en menos de dos siglos
y medio se ha pasado en el planeta de 1000 millones de habitantes a
7000 millones. Se ve también en el gráfico la disminución notable de la
tasa de crecimiento anual de esta variable partir de los años 70 del
siglo pasado.
Crecimiento histórico del PIB mundial

En lo relativo al PIB mundial, el crecimiento exponencial se hace más


exponencial, si cabe, y claramente adquiere velocidad (tasa de
incremento anual), a partir de mediados del siglo XIX, como hemos
dicho ya. Fue, no obstante en el siglo XX cuando el mundo, con
particular referencia a Occidente, comenzó a crecer a ritmos
espectaculares, como se puede ver en el gráfico que sigue. Además
del crecimiento en volumen, se incluyen las tasas de aumento de la
esperanza de vida en cada periodo.

Conflictividad y nuevas interpretaciones sobre la vida en común

A pesar de ese historial positivo en grandes variables económicas, y


como hemos dicho ya insistentemente, la pobreza, la marginación y la
desigualdad han sido permanentes en el mundo y en Occidente,
aunque en esta última zona mejorando notablemente en comparación
con otras regiones del mundo.

Se entiende a la vista de esas deficiencias, que el siglo XIX fuese muy


conflictivo y reivindicativo en términos sociales. Surgió en él, o revivió,
una clase social adicional: el proletariado. Aparecieron asimismo con
fuerza, nuevas y radicales interpretaciones sobre la vida en común en
las sociedades humanas y sobre la manera de organizarnos en esas
sociedades, comenzando por la forma de producción de bienes y
servicios.

Los diversos socialismos, el comunismo y el anarquismo, son algunas


de esas nuevas interpretaciones (radicales por definición), a las que
nos referiremos en lo que sigue. Fueron nuevas ideas generadas por
destacados personajes de aquellas épocas que criticaban el
capitalismo y ponían en cuestión los grandes principios del liberalismo,
el parlamentarismo y la democracia. Sus objetivos eran varios: 1)
resolver la pobreza y la desigualdad permanentes de nuestro mundo;
2) eliminar las clases sociales, tan marcadas a lo largo de la historia y
prevalecientes en el mundo capitalista; 3) cambiar la propiedad
privada por la comunal, especialmente en cuanto a los medios de
producción; 4) sustituir la democracia por la dictadura del proletariado;
y varios otros.

En su conjunto, un ataque profundo al mundo europeo moderno


surgido alrededor de los tres derechos básicos del liberalismo
conservador inglés: derecho a la vida, derecho a la libertad individual,
derecho a la propiedad.

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