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pueblo admirable 6

Caracas - Venezuela - 2013


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Clemencia criminal
Filósofos por jefes, filantropía por legislación, dialéctica por táctica, y sofistas por soldados
Bolívar imputa a la naturaleza de un gobierno débil, que abre las puertas a la impunidad y la anarquía, el hundimiento de la república a mediados de 1812. Esta idea queda claramente expuesta
en el Manifiesto de Cartagena, del 15 de diciembre de 1812, y a efectos de lo cual presentamos el siguiente extracto.

Croquis del cuadro de Martín Tovar y Tovar, 5 de julio de 1811. En Adolfo Ernst. La exposición Nacional de Venezuela en 1883. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1986.

...Yo soy, granadinos, un hijo de la infeliz Ca- denegándose a reconocer su legitimidad, lo los que han formado ciertos buenos visiona-
racas, escapado prodigiosamente de en me- declaró insurgente y lo hostilizó como ene- rios que, imaginándose repúblicas aéreas,
dio de sus ruinas f ísicas, y políticas, que migo. La Junta Suprema, en lugar de subyu- han procurado alcanzar la perfección polí-
siempre fiel al sistema liberal, y justo gar aquella indefensa ciudad, que estaba tica, presuponiendo la perfectibilidad del
que proclamó mi patria, he venido a seguir rendida con presentar nuestras fuerzas ma- linaje humano. Por manera que tuvimos fi-
aquí los estandartes de la independencia, rítimas delante de su puerto, la dejó fortifi- lósofos por jefes; filantropía por legislación,
que tan gloriosamente tremolan en estos es- car y tomar una actitud tan respetable, que dialéctica por táctica, y sofistas por solda-
tados. Permitidme que animado de un celo logró subyugar después la Confederación dos. Con semejante subversión de principios
patriótico me atreva a dirigirme a vosotros, entera, con casi igual facilidad que la que y de cosas, el orden social se resintió extre-
para indicaros ligeramente las causas que teníamos nosotros anteriormente para ven- madamente conmovido, y desde luego co-
condujeron a Venezuela a su destrucción; rrió el Estado a pasos agigantados a una
lisonjeándome que las terribles, y ejempla- “El más consecuente error que disolución universal, que bien pronto se vio
res lecciones que ha dado aquella extingui- realizada. De aquí nació la impunidad de Francisco de Miranda. Colección Museo Bolivariano.

da República, persuadan a la América, a


cometió Venezuela, los delitos de Estado cometidos descarada-
mejorar de conducta, corrigiendo los vicios al presentarse en el teatro político fue, mente por los descontentos, y particular- privar de a vida a un hombre, aun en el ca-
de unidad, solidez y energía que se notan en mente por nuestros natos e implacables so de haber delinquido éste en el delito de
sus gobiernos. El más consecuente error que
sin contradicción; la fatal adopción enemigos, los españoles europeos, que mali- lesa patria. Al abrigo de esta piadosa doc-
cometió Venezuela, al presentarse en el tea- que hizo del sistema tolerante” ciosamente se habían quedado en nuestro trina, a cada conspiración sucedía un
tro político fue, sin contradicción. la fatal país para tenerlo incesantemente inquieto perdón, y a cada perdón sucedía otra cons-
adopción que hizo del sistema tolerante; sis- cerla. Fundando la Junta su política en los y promover cuantas conjuraciones les per- piración que se volvía a perdonar, porque
tema improbado como débil e ineficaz, des- principios de humanidad mal entendida mitían formar nuestros jueces perdonándo- los gobiernos liberales deben distinguirse
de entonces, por todo el mundo sensato, y que no autorizan a ningún gobierno, para los siempre, aun cuando sus atentados eran por la clemencia. ¡Clemencia criminal que
tenazmente sostenido hasta los últimos pe- hacer por la fuerza libres a los pueblos estú- tan enormes que se dirigían contra la salud contribuyó más que nada a derribar la
riodos, con una ceguedad sin ejemplo. Las pidos que desconocen el valor de sus dere- pública. La doctrina que apoyaba esta con- máquina que todavía no habíamos entera-
primeras pruebas que dio nuestro Gobier- chos. Los códigos que consultaban nuestros ducta tenía su origen en las máximas filan- mente concluido!
no de su insensata debilidad, las manifestó magistrados no eran los que podían ense- trópicas de algunos escritores que defienden
con la ciudad subalterna de Coro, que ñarles la ciencia práctica del gobierno, sino la no residencia de facultad en nadie, para Manifiesto de Cartagena, diciembre de 1812.

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