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IGNACIO IRIARTE/ NESTOR PERLONGHER

En una historia del barroco Ignacio Iriarte, va a hacer un recorrido sobre la historicidad de éste,
intentando elaborar una interpretación a partir de las recuperaciones, rechazo y celebraciones
del barroco en sus diferentes trayectorias. En tanto que todos los escritores del siglo XX que
se dedicaron al análisis del mismo creyeron estar descubriendo algo que se volvía significativo.
Tanto los ilustrados, los románticos, modernistas y hasta vanguardistas pensaron en la cultura
del barroco como algo en descubrimiento, como un periodo complejo hasta controversial.
Se pueden advertir algunas continuidades al pensar el Barroco, como un objeto que desde el S
XVIII va cambiando a partir de diferentes interpretaciones históricas que conforman una cadena
de recepción. Así, pues la RAE ha tenido diferente interpretaciones según las distintas épocas.
Considerándolo desde el aspecto negativo, bizarro, hasta como un modo de pensar y una forma
de expresión del arte del siglo XVII. Lo que fue cambiando es la valoración de los prejuicios
de los cuales se dedicaban a interpretarlo. Una segunda continuidad a partir de estas cadenas de
interpretaciones, que se dan en torno al Barroco es que a partir de este momento se produce
algo que da comienzo a una historia, algo así como una crisis general o crisis locales del SXVII
caracterizadas por diferentes choques como entre el Feudalismo y el Capitalismo, de Poderes,
entre los humanistas y la pastoral cristiana etc.
Ahora bien si en los S XVI y SXVII existe algo que si bien no es nuevo adquiere intensidad y
tiene que ver con un clima de renovación que repercute sobre los tres órdenes fundamentales
de la sociedad, a saber: el lenguaje, la política y la religión a partir de los cuales se puede pensar
al ser humano.
La sociedad puede comprenderse como una superficie de discursos sobre los cuales se operan
puntos de capitonado, significantes que están por encima y articulan un orden y un sentido. La
religión, el pacto social, la razón universal, son el resultado de operaciones, ya que levantan
sobre el conjunto y proponen una articulación al generar un orden de lenguajes y
comportamientos sociales.
Iriarte, prefiere usar la palabra dominio en lugar de época, en tanto que este último generalizaría
lo que entendemos por Occidente. La palabra dominio en cambio, pone de relieve que existen
ordenamientos discursivos marcados por problemáticas importantes. Los barrocos afrontan el
desafío humanista poniendo la religión como centro por medio de la operación lingüística,
controlado por una comunidad interpretativa cerrada. La historia del barroco se puede
comprender como un desarrollo continuo, muchas ideas y prácticas que emergieron en estos
últimos siglos se desarrollaron a partir de una reinterpretación de este periodo, como desde lo
político se continuó el debate siempre actual de cómo organizar a la sociedad. El autor, nos
señala una discontinuidad, en tanto que la historia del barroco se muestra como una eterna
repetición de problemas fundantes e imposibles de Solucionar.
En América la recuperación del barroco se produjo luego de un proceso largo y complejo, ya
que en buena parte del S XIX no estaban dadas las condiciones, en tanto que los intelectuales
se centraron en la ruptura con España y articularon lo Nacional con el repertorio de la
ilustración. Lo Nacional se articula con la Libertad respecto de la dominación extranjera. La
inclusión del movimiento ecuménico de 1789 y la marcha de un proceso de racionalización del
territorio que permita consolidad la independencia eliminando los prejuicios y el desarrollo de
las fuerzas productivas. Por lo cual los románticos mantienen los principales valores de la
revolución ilustrada.
Iriarte destaca la obra de Gutiérrez de 1870 que critica a Martínez Villegas en tanto nombrado
como integrante de la RAE ya que considera a esta institución como perteneciente a la
monarquía. Gutiérrez inscribe la Lengua , la originalidad y el proyecto de las naciones de la
liberación dentro de las trabas productivas y la revolución burguesa. El rechazo a esta
institución tiene que ver con una forma de imposición de dominio cultural y que también
obedece e impone una gramática y normativa que pone freno a un lenguaje que se está
transformando debido a las corrientes migratorias que llegan a América. Esto permite ver como
el Barroco se forma en los dos primeros tercios del siglo XIX americano. Ahora bien las
imposibilidades de Gutiérrez de rescatar el legado hispánico y la reinscripción del legado
romántico al servicio de una voluntad ilustrada le impiden vincularse con el barroco. Pero a la
vez lo que defiende es mantener la libertad de las fuerzas productivas para desarrollar un
pensamiento contaminado de un castellano con las lenguas de la industria y el comercio que
se hablan en Europa liberar las inteligencias a fin de que la población desarrolle el espíritu de
la modernidad.
La burguesía argentina se fortalece articulando la producción primaria con el mercado mundial
y el fomento de la inmigración. Este proceso trajo una democratización del campo intelectual
y transforma definitivamente el lugar de la burguesía. Ahora bien si la burguesía domina al
Estado también se propone manejar la opinión pública y la sociedad civil. Esto genera la
posibilidad de una autonomía del escritor en América Latina, pero no en cuanto a una
independencia absoluta del poder económico y político. Que supone una relación ambivalente
con la elite.
En este clima entra el Barroco en afinidad con el lenguaje del siglo XVII y los que estructuran
el clima finisecular del siglo XIX. José Luis Romero se refiere al modernismo como con “vago
barroquismo burgués” donde se justifica lo verbal de la literatura de ambos períodos. A la vez
que tanto el modernismo como el barroquismo ordenan a la sociedad por medio de un cierre
del sector dominante.
El dominio romántico pretende organizar a la sociedad poniendo en juego el proceso de
democratización. Revalorizar el Barroco es un proceso que explica como la cultura dominante
intenta ordenar, conducir y a veces detener la dinámica histórica componiendo un lenguaje, una
política y una religiosidad. Lo que organiza lo romántico va a decir Iriarte, es lo que Foucault
va a llamar lo originario, el ser humano no es contemporáneo de aquello que lo hace ser o de
aquello a partir de lo que es sino que está preso de un poder que lo dispersa, pero también el
origen es aquello a lo que ha de volver, repetición a la que va el pensamiento el retorno a lo que
siempre lo ha iluminado. El origen se encuentra en el pasado perdido y habla desde el futuro
como programa. Lo originario muestra que el hombre nunca es contemporáneo de su origen. El
primitivismo corre como un proceso similar al de la locura en tanto que revela la verdad
elemental del hombre. Situados entonces, en el proceso que comienza en el siglo XVIII, el
barroco participa de la reorganización social al mismo tiempo que revela que la modernidad se
basa en esas certezas en ultima instancias imposibles que son los orígenes de la historia y el ser
humano.
Néstor Perlongher va a proponer la palabra “neobarroso” para referirse a aquellas características
que hacen a la particularidad del neobarroco en la zona del Río de la Plata. Que cobra forma en
la literatura de la lengua rioplatense. “en su expresión rioplatense, la poética neobarroco
enfrenta una tradición literaria hostil, anclada en la pretensión de un realismo de profundidad
que suele chapotearse en las aguas del Rio de la plata” como nueva emergencia.
Las condiciones de relación entre la lengua y el cuerpo, entre la inscripción y la carne,
demuestran tensiones diferentes en el neobarroco contemporáneo. En la tensión tajo/tatuaje se
desenvuelven una multiplicidad de escrituras neobarrocas, o trazos neobarrocos en las poéticas
hispanoamericanas. Si el barroco del siglo de Oro se monta sobre un suelo clásico, el
neobarroco carece, ante la dispersión de los estilos contemporáneos de un plano fijo donde
arraigarse.
LOS SERTONES – Euclides Da Cunha En REB Revista de Estudios brasileños
La obra cumbre de Euclides da Cunha “Los Sertones” en 1902, aparece como la manera de
comprender los complejos problemas brasileños en torno a la configuración del Estado y de la
Nación, de ser Brasileño como de ser sertajeno. El texto se estructura en tres apartados
principales que son en torno a la TIERRA; EL HOMBRE Y LA LUCHA.
En el primero Da Cunha, realiza de manera erudita, científica y de arte narrativo, aunque
impregnadas de impresiones personales, una descripción profunda detallada del “Sertón”, las
características geográficas y ecológicas de la ciudad de Canudos en el Estado de Bahía. En el
segundo apartado, y en una intensidad narrativa va a caracterizar al hombre del Sertón dando
cuenta además del problema etnológico de Brasil, a partir de un cruce de miradas ancladas no
siempre iguales de un determinismo meseológico y un determinismo biológico que se
evidencian en expresiones como “nuestra evolución biológica reclama la garantía de la
evolución social. Estamos condenados a la civilización.” Para el no existe un tipo antropológico
brasileño como producto de la mezcla de razas: blancos indios guaraníes y el negro bantú, pero
que sin embargo es posible distinguir en el mestizaje a aquellos habitantes del serón en su
particularidad como una raza fuerte, vieja y vigorosa que forman el corazón de la nacionalidad
brasileña. En el tercer apartado “la lucha” da cuenta de la rebelión de Canudos en general, para
lo cual tuvo que desprenderse, revisar y revertir las prenociones de fanáticos, pillos y barbaros
que caracterizaba a los seguidores de Antonio Consejero. Y dar lugar y forma al vínculo entre
Estado-civilización y modernidad que se imprimen en el accionar de las fuerzas comandadas
desde Rio de Janeiro. Florencia Garramuño apunta que en esta sección viene a echar por tierra
los miles de presupuestos en torno al imaginario político por el cual se construía la naciente
Republica en tanto que se desmitifica la idea de que la rebelión de Canudos sea parte de la
conspiración monárquica antirrepublicana como la idea de bella época que atraviesa el territorio
brasileño, ya que lugares como el Sertón desentonaban con lo pintoresco litoral del sudeste y
pone en evidencia que el progreso hacia una modernización había sucumbido todo idea de orden
y ciencia con lo que se abatió a los rebeldes de Canudos.
La obra de Da Cunha, sintetiza muchas de las herencias del siglo XIX y la fe y la esperanza del
siglo XX abarcándolo todo en la descripción del Sertón, éste como una construcción simbólica
en la que mezcla la orografía y la etnografía pero a la vez también la lucha, la guerra y la fe. El
Sertón es un espacio de génesis, éxodo y apocalipsis terreno donde nace y perece el sertajeno y
a la vez el brasileño, que permite pensar tanto a un paraíso desértico de dimensiones bíblicas
pero también como un “Troya de barro de los jacuncos” donde se combina la épica, el olvido y
la oscuridad, de aislamiento, pero también leyendas, profecías y luchas donde se entrecruzan la
ley del clan con la del estado moderno.
Lo que queda claro, es que desde la aparición de esta obra en 1902 hasta nuestros días los
Sertones se ha convertido en una lectura indispensable para la comprensión de la formación
histórica del Brasil, inevitable no acudir a ésta en el marco de las ciencias sociales de este país
y el ensayismo brasilero del siglo xx para abordar los problemas brasileños.
Ahora bien, al realizar la lectura de este texto además de la complejidad entre el ser y el
acontecimiento que atraviesa a los tres apartados, un aspecto que llama la atención es la
intertextualidad que encierra y a la vez que abre esta obra. Ya que pueden localizarse múltiples
referencias directas o solapadamente a autores que fueron mapa del marco conceptual de da
Cunha. Como por ejemplo cuando trae a cita al historiador francés Hippolyte Taine que
proponía analizar la historia, el arte y la política proponiendo la triada raza-ambiente-momento
se refleja claramente en la triada de los Sertones : la tierra-el hombre-la lucha. Existe un
esfuerzo desde el autor, que pareciera tener un trasfondo en la voluntad de inscribir los
acontecimientos y características de la región del Sertón en el marco de la historia universal.
Ahora en tanto desde la óptica de la antropología social que busca descubrir los pliegues del
desierto de Bahía y realizar la crítica a la bárbara civilización que el nuevo estado republicano
quiso imponer a los sertanejos que vivían el enclave construido por Antonio Consejero, tiene
esta obra grandes paralelismos con la obra El facundo de Sarmiento. Como por ejemplo que
ambos resumen aspectos antropológicos, históricos y topográficos para configurar un ensayo
sobre la construcción de la nacionalidad, ambos señalan también que la escritura de estos textos
fueron luchas heroicas, existen en ellos un interés por analizar los acontecimientos y encontrar
en ahí una interpretación de la historia y el presente. Los dos dan cuenta de los derroteros de la
nación en el marco de una guerra civil; como así también tanto Sarmiento como Da Cunha
tienen una visión ambivalente sobre los pobladores de los sectores rurales o semi salvajes,
invistiendo las figuras del gaucho argentino y su homónimo brasilero de rudeza y bravura; por
último ambos retratan el choque entre dos mundos: centro versus periferia, capital vs el interior,
aridez vs fertilidad o civilización y barbarie.
Pero a la vez existen entre ambos grandes diferencias como por ejemplo al hacer referencia
sobre los modos de vida del gaucho y del sertanejo, ya que para este último el gaucho brasilero
es su antagonista en las expediciones de Moreira. También las diferencias que existen entre los
dos protagonistas: el Facundo como la encarnación de la ambición desmedida un lado y
Antonio Consejero como el referente de la fe y la moral mal entendidas. En los Sertones se ve
un esfuerzo claro de Da Cunha por dejar por sentado otra forma de cultura y civilización anclada
en los principios de comunidad entre los habitantes. A la vez también en el apartado de la lucha,
el autor da cuenta de la barbaridad del estado en pos de la civilización como así el uso excesivo
de la violencia en la construcción del estado.
Por lo cual el enfrentamiento en Canudos es el encuentro de dos subculturas en donde conviven
rasgos de civilización y la impronta de la barbarie. Los sertanejos como homónimos de los
militares republicanos que construyen la nación brasileña a sangre y fuego pero como paradoja
al morir los sertanejos ambos serán igualmente llamados brasileños, por lo cual los militares
tendrán el estigma der partes de la identidad del Sertón.
Por otra parte esta intertextualidad que atraviesa a los Sertones puede rastrearse en la literatura
y en las ciencias sociales brasileñas y latinoamericanas. En tanto que el hispanohablante puede
encontrar y conocer en los textos por ejemplo de Vargas Llosas, la rebelión de Canudos. En
definitiva toda la intertextualidad que se cruza en los Sertones, convierte a esta obra en un texto
con múltiples vías de entrada y de salida, que puede ser comprendido desde lo literario, épico,
histórico antropológico como así también para comprender como se construye simbólicamente
el ser y la nación.
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

SEMINARIO
AMERICA LATINA. VARIACIONES, LUGARES Y ESCRITURAS

Cátedra: MARIA PIA LÓPEZ


Equipo docente: Leonardo Eiff, Juan Laxagueborde

Primer cuatrimestre 2019

ALUMNA: AGUIRRE, NANCY LORENA


D.N.I: 25680494

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