You are on page 1of 62

UNIVERSIDAD PRIVADA

“ANTENOR ORREGO”

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS


POLITICAS
Escuela Profesional de Derecho

“RESPONSABILIDAD CIVIL DEL ESTADO POR VIOLACIÓN

A LOS DERECHOS HUMANOS”

 ASIGNATURA : Responsabilidad Civil

 INTEGRANTES :  Chávez Guzmán Fernando


 Contreras Vargas Giancarlos
 Crespo Chávez Mariela
 Damián López Frank
 Neyra Jiménez Fátima
 Sigüenza Moreno Ana
 Vera Pérez Manuela

 DOCENTE : Dra. Díaz Cabrera Melissa

 CICLO : IX Ciclo

1
PRESENTACION

El presente trabajo de investigación buscara recopilar toda la información


necesaria y pertinente en el caso “Barrios Altos y La Cantuta” con la finalidad de
poder obtener aquellas razones que justifiquen la decisión de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos sobre asuntos de Lesa Humanidad
cometidos por el Gobierno Peruano, en particular. De la misma forma determinar
la Responsabilidad Civil del Estado por violación a los mismos.

2
INDICE

I. INTRODUCCION ........................................................................................................... 5
1.1. REALIDAD PROBLEMÁTICA .................................................................................. 5
1.2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA .................................................................... 7
1.3. HIPOTESIS ................................................................................................................. 7
1.4. VARIABLES ................................................................................................................ 8
1.4.1. VARIABLE DEPENDIENTE .............................................................................. 8
1.4.2. VARIABLE INDEPENDIENTE .......................................................................... 8
1.5. OBJETIVOS ................................................................................................................ 8
1.5.1. OBJETIVOS GENERAL .................................................................................... 8
1.5.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS ............................................................................. 8
II. MARCO TEORICO....................................................................................................... 9
2.1. Derechos Humanos .............................................................................................. 9
2.1.1. Evolución de los Derechos Humanos. ....................................................... 9
2.1.2. Concepto de Derechos Humanos ............................................................. 12
2.1.3. Principios de los Derecho Humanos......................................................... 13
2.1.4. Clasificación De Los Derechos Humanos ............................................... 15
2.1.5. Declaración Universal De Los Derechos Humanos ............................... 17
2.1.6. Derecho Humanos En El Perú................................................................... 18
2.1.7. Articulo 4 Y 5 De La Convención Americana De Los Derechos
Humanos .................................................................................................................. 20
2.1.8. Violación De Los Derechos Humanos En El Perú-Caso Barrios Altos Y
La Cantuta................................................................................................................ 22
2.2. RESPONSABILIDAD CIVIL............................................................................... 30
2.2.1. Nociones de Responsabilidad Civil........................................................... 30
2.2.2. Clases de Responsabilidad Civil ............................................................... 32
2.2.3. Responsabilidad Civil Extracontractual en la Legislación Peruana ..... 33
2.2.4. Responsabilidad Civil por parte del Estado en caso de violación de los
Derechos Humanos ................................................................................................ 34
2.2.5. Responsabilidad del Estado en el Derecho internacional de los
Derechos Humanos ................................................................................................ 37
2.2.6. Indemnización a las Victimas..................................................................... 40
2.2.7. Principio de Equidad en la Responsabilidad Civil .................................. 44
2.2.8. Modalidades de reparación por violación a los Derechos Humanos .. 44
2.2.9. El pago y supervisión de la Corte ............................................................. 58
III. CONCLUSIONES ...................................................................................................... 59
IV. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ...................................................................... 60

3
DEDICATORIA

A todos nuestros compañeros participantes


que hicieron posible el desarrollo
de esta investigación.

4
I. INTRODUCCION

La responsabilidad Civil del Estado por violación de Derechos Humanos,


constituye el eje central de nuestro trabajo de investigación, siendo la
responsabilidad estatal uno de los pilares importantes dentro de en un Estado de
Derecho.

Los delitos de lesa humanidad recogidos en el Estatuto de Roma de la Corte Penal


Internacional comprende las conductas tipificadas como asesinato, exterminio,
deportación o desplazamiento forzosa, tortura, violación, prostitución,
esterilización y encarcelación o persecución por motivos políticos, religiosos,
ideológicos, raciales, étnicos, de orientación sexual u otros definidos
expresamente, desaparición forzada, secuestro o cualquier acto inhumano que
cause graves sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los
sufre, siempre que dichas conductas se cometan como parte de un ataque
generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho
ataque.

Los antecedentes demuestran que el Estado Peruano vivió entre 1980 y 2000 el
episodio de violencia más intenso y más extenso de toda la historia de la
República. Asimismo, que la lucha contra el terrorismo reveló brechas y
desencuentros profundos y dolorosos en la sociedad peruana que condujo a la
violación de los derechos humanos y a la perpetración de crímenes de lesa
humanidad; por los que, al ex presidente Alberto Fujimori se le sentenció como
el responsable de estos delitos contra la población, que fueron cometidos por las
fuerzas del orden bajo su régimen.

1.1. REALIDAD PROBLEMÁTICA

Por los años noventa el Estado Peruano afrontaba una situación demasiado
crítica, con una grave crisis económica y social; asimismo, se sumó a ello actos
terroristas y subversivos que la única salida para fomentar la tranquilidad, el

5
desarrollo pacífico e inviolable de los derechos humanos lo prometía una nueva
figura política llama Alberto Fujimori.

Los Gobiernos de Alberto Fujimori están comprendidos desde el 28 de


julio de 1990 hasta el 21 de noviembre de 2000; en el cual, nuestro país se
convirtió en el segundo mandato presidencial consecutivo más largo en la
historia republicana del Perú. Los casos de “Barrios Altos y La Cantuta” se
suscitaron durante su primer gobierno (2000-2005), las promesas e ideológicas
que profesó antes de asumir su mandato fueron totalmente contrarias, el respeto
por los derechos humanos y la democracia fueron desplazados por un gobierno
autoritario y corrupto.

En los inicios de su gobierno se produjo una intensa campaña de atentados


terroristas de la Organización Maoísta Sendero Luminoso (que en el campo
empezaba a tener serios reveses en su guerra contra el Estado) y en menor
medida, del Movimiento Revolucionario Guevarista “MRTA”, que en respuesta a
estos actos, el gobierno a través de las Fuerzas Armadas y el Servicio de
Inteligencia arremetió contra estas personas. Es así, como se da la
llamada Masacre de Barrios Altos, el 3 de Noviembre de 1991 en los Barrios
Altos de una zona tradicional y popular del cercado de Lima, en donde se llevaba
a cabo una fiesta popular, una pollada, en el primer piso del inmueble ubicado
en el Jirón Huanta Nº 840, cuya actividad estaba dirigida para conseguir fondos
para reparar el servicio de desagüe de la quinta. Aproximadamente a las 23:30
pm, seis individuos armados y encapuchados entraron al edificio luego de bajar
de dos vehículos, por cerca de dos minutos dispararon indiscriminadamente con
sus fusiles a los asistentes sin mediar explicación, matando a 15 de ellos
incluyendo a un menor de 8 años de edad, e hiriendo seriamente a otras cuatro
personas, uno de los cuales quedó permanentemente paralítico. Luego, los
atacantes salieron en dos vehículos. Aparentemente se trataba de quince
personas erróneamente vinculadas al grupo terrorista Sendero Luminoso que
fueron asesinadas por atacantes que, posteriormente, fueron identificados como
miembros del Grupo Colina, un destacamento militar formado por miembros de
las Fuerzas Armadas del Perú. Esta masacre es vista como un símbolo de las

6
violaciones a los derechos humanos. En el caso La Cantuta, los hechos se
produjeron la madrugada del sábado 18 de julio de 1992, cuando el Grupo Colina
incursionó en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y
Valle (conocida como La Cantuta debido al nombre de la zona donde se
encuentra) fueron secuestrados y desaparecidos por el destacamento Grupo
Colina, pertenecientes al Ejército Peruano, un profesor y nueve estudiantes, que
fueron acusados injustamente de terrorismo.
Luego se tomó conocimiento que el Grupo Colina fue un grupo que no
pertenecía a las Fuerzas Armadas, pero que fue creado para que hagan
“eliminaciones extrajudiciales”; es decir, para que capturen a personas y luego
eliminarlos sin dejar rastro, sin llevarlos a juicio ni comprobar si eran terroristas
o no. Todo por órdenes del ex dictador Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos,
su asesor.

A la actualidad, fue la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Justicia que


sentenció a 25 años de prisión al ex presidente Alberto Fujimori, al hallarlo
culpable de los delitos de homicidio calificado, asesinato, lesiones graves y
secuestro; en un grave atentado contra los derechos humanos.

1.2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

¿De qué manera la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la


sentencia sobre violación a los Derechos Humanos Caso Barrios Altos y La
Cantuta, en contra del Estado Peruano, protege el Principio de Equidad al
determinar la cuantía o monto indemnizatorio en materia de Responsabilidad
Civil?

1.3. HIPOTESIS

La Sentencia de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos sobre


la de violación a los Derechos Humanos, en el caso de Barrios Altos y la
Cantuta, protege el principio de equidad, en la medida que todos los
perjudicados seran indemnizados según el grado del daño causado. El

7
monto indemnizatorio sería fijado de común acuerdo entre las víctimas, el
Estado demandado y la Comisión interamericana

1.4. VARIABLES

1.4.1. VARIABLE DEPENDIENTE

Determinar la cuantía o monto indemnizatorio en materia de


Responsabilidad Civil, sobre la violación de los Derechos Humanos
cometidos en el caso de Barrios Altos y la Cantuta, que fueron
ocasionados por el Estado Peruano.

1.4.2. VARIABLE INDEPENDIENTE

La afectación de los Derechos Humanos vulnerados, respecto al caso de


Barrios Altos y la Cantuta.

1.5. OBJETIVOS

1.5.1. OBJETIVOS GENERAL

Determinar cómo se puede determinar la cuantía o monto indemnizatorio,


que se les debería otorgar a las víctimas, ya que esta puede ser una
reparación efectiva que incluye una indemnización, pero también puede
incluir otro tipo de medidas no pecuniarias.

1.5.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS

 Analizar la sentencia realizada por la Corte Internacional de Derechos


Humanos.
 Determinar la afectación de las victimas antes estos hechos
 Establecer la cuantía o el monto indemnizatorio
 Explicar hasta qué grado puede llegar afectar las violaciones de los
derechos humanos y los principios constitucionales.
 Analizar los artículos 4 y 5 de la Convención Americana de los
Derechos Humanos.

8
II. MARCO TEORICO

2.1. Derechos Humanos

2.1.1. Evolución de los Derechos Humanos.

Recordando de la historia de la Humanidad, se observa que los avances sociales


coinciden con la toma de conciencia de los pueblos de las situaciones sociales de
injusticia que los involucra.
Dicha toma de conciencia tiene indudablemente relación con los padecimientos
sufridos y el descubrimiento del derecho a merecer una vida mejor.
Así es de concluir que el reconocimiento de los derechos fundamentales de la
persona humana y su manifestación en declaraciones de carácter político y
jurídico se han ido concretando y precisando, a través de la historia, hasta
constituir un testimonio del progreso de la conciencia moral de la humana. Es
indudable que en el conocimiento de los valores humanos, los filósofos y las
religiones han tenido con su prédica una influencia más que meridiana, sin
perjuicio de ello no lograron con ello la materialización de la igualdad de todos los
hombres.
Sin embargo, la era precristiana mostró, tal como afirma Miguel Padilla, como nota
generalizada un casi completo desconocimiento del concepto de libertad y. por
consiguiente de los derechos humanos. Es que el pensamiento político en los
tiempos primitivos confundía la religión, la costumbre y la ley, sin formular una
clara distinción entre el Derecho y la Moral. Se justificaba así el despotismo político
y religioso. Con todo, es indudable que existe un progreso desde las monarquías
absolutas de la antigüedad oriental que negaban la existencia de derecho humano
alguno hasta las concepciones a ese respecto de los pensadores de la era
grecorromana.
Los filósofos griegos Platón y Aristóteles no formularon el principio de los
Derechos Humanos con dimensión universal, pues sostuvieron que existían
algunos hombres que no tenían derechos: los esclavos. Según Aristóteles, el que
por una ley natural no se pertenece a sí mismo, sino que no obstante, ser hombre,
pertenece a otro, es naturalmente esclavo. Ese hombre de otro, el que en tanto
que hombre se convierte en una propiedad, es un instrumento de uso y
completamente individual. (PACHECO, 1995)
El aporte del pensamiento jurídico del romano resulta fundamental en cuanto a su
influencia al reconocimiento de la libertad como valor del ser humano. Esto desde
la incipiente conceptualización de la separación entre el estado y sus súbditos, los
cuales posen cada uno distintos derechos y deberes. Pero su contribución más
notable radica en la doctrina del Derecho natural, recogida del pensamiento de los
filósofos griegos, y que sostiene la existencia de normas, que además de las
elaboradas por los gobernantes, se originan en una serie de valores y principios

9
jurídicos inmutables basados en la naturaleza humana, discernibles mediante la
razón, de los cuales emanan derechos que aun ausentes de la ley positiva poseen
una jerarquía superior a ella.
Si bien los aportes referidos han sido más que importantes en la evolución de la
conciencia de los derechos humanos, es Incuestionable que el advenimiento del
cristianismo y su posterior difusión constituyen un salto cualitativo y conceptual de
consecuencias determinantes en la historia de la humanidad.
La doctrina cristiana afirma que todos los hombres llenen una misma dignidad
esencial, dignidad derivada por el sólo hecho de ser hijos de un mismo Dios que
los iguala como hermanos asignándoles por esto los mismos derechos sin
distinción alguna.
Asimismo aporta una nueva concepción respecto del valor de la libertad como
atributo innato a todos los seres humanos, cualidad que les permite optar por su
destino ejerciendo el libre albedrío, introduciendo el concepto de responsabilidad
que esta aptitud llene como consecuencia.
También aporta una nueva visión de distinción de los ámbitos espirituales y
temporales, reservando sólo este último para los gobernantes. Se introduce el
concepto de caridad expresado sublimemente en el mandato evangélico de amar
al prójimo como a uno mismo.
Avanzando en los anales de las Historia se advierte que las primeras
manifestaciones de garantías individuales en el Derecho Español se producen en
el siglo Vil y aparecen como aportes del Derecho Canónico al derecho Hispano
Visigodo. Estas normas están contenidas entre los acuerdos o cánones de los
Concilios V, VI y VII realizados en Toledo en los años 636, 638 y 653,
respectivamente. Sucesivos Concilios originaron diversas leyes que otorgaron
protección a los derechos de libertad, propiedad y otros, y que representaron un
avance de indiscutible importancia. Fueron los castellanos, leoneses y
aragoneses de los siglos XI y XII que reglamentaron ciertas garantías individuales.
El conjunto de leyes aprobadas en León 1188, denominado la Carta Magna
Leonesa, estableció garantías procesales de la libertad personal, el derecho de
propiedad y la inviolabilidad del domicilio para los hombres libres del territorio del
reino.
Durante los siglos XVI y XVII teólogos y juristas de la Escuela Española realizaron
un esfuerzo de adaptación creativo del iusnaturalismo medieval a los problemas
de la modernidad y prestaron una contribución decisiva a la afirmación de los
Derechos Humanos; entre ellos cabe destacar a Francisco Suárez, Francisco de
Vittoria, Bartolomé de las Casas, Fernando Vásquez de Menchaca y otros.
En Inglaterra en 1215, los barones y el clero inglés impusieron al monarca Juan
Sin Tierra el reconocimiento de un conjunto de garantías individuales que se
conocen con el nombre de Carta Magna.
En Estados Unidos de América, el 4 de julio de 1776, el Congreso de Filadelfia
proclamó la independencia y en el acta correspondiente, se estableció que todos
los hombres han sido creados iguales, que a todos confiere su creador ciertos

10
derechos individuales entre los cuales están la vida, la libertad y la búsqueda de
la felicidad; que para garantizar esos derechos, los hombres instituyen gobiernos
que derivan sus justos poderes del consentimiento de los gobernados, que
siempre que una forma de gobierno tiende a destruir esos fines, el pueblo tiene
derecho a reformarla o abolirla, a instruir un nuevo gobierno que se funde en
dichos principios, y a organizar sus poderes en aquella forma que a su juicio
garantice mejor su seguridad y su felicidad.
En 1787 se promulgó la Constitución de los Estados Unidos de América y en 1789
ella fue complementada con las diez primeras enmiendas, que consagran la
libertad religiosa; las libertades de palabra, prensa y reunión; la inviolabilidad del
hogar; la seguridad personal; el derecho de propiedad y algunas garantías
judiciales.
En Francia en 1789, la Asamblea Nacional Constituyente aprobó la Declaración
de los derechos del hombre y del ciudadano.
En el siglo XX se hace efectivo un movimiento para obtener el reconocimiento y
protección internacional de los Derechos Humanos. Entre los antecedentes de
este movimiento tenemos los siguientes: El Proyecto de reconocimiento
internacional de los derechos del individuo presentado en 1917 por el
internacionalista chileno Alejandro Álvarez al Instituto Americano de Derecho
Internacional; El mensaje presentado el 6 de enero de 1941 al Congreso de los
Estados Unidos de Norteamérica por el Presidente Franklin Delano Roosevelt; La
Carta del Atlántico suscripta por Franklin Délano Roosevelt y Winston Churchil en
1941; La Declaración formulada por 45 Estados en 1942; La Declaración sobre
Seguridad Colectiva firmada en 1943 por Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión
de Repúblicas Socialistas Soviética y la República Popular China:- Los Acuerdos
de la Conferencia de Dumbarton Oaks de 1944, y la Conferencia de Chapultepec,
de 1945.
Todo éste movimiento culminó en tres importantes declaraciones, que dieron
origen a otros tantos sistemas de protección internacional de los Derechos
Humanos. La Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (1948);
la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), y la Convención Europea
de los Derechos del Hombre y de las libertades fundamentales (1950).
(PACHECO, 1995)
Así es de concluir que una de las características de la sociedad internacional de
la Postguerra es su mayor interdependencia. Con el poder de las armas
destructivas y la expansión de los intereses de grandes potencias no hay
sociedades nacionales que se puedan sentir excluidas del peligro de ser
alcanzadas por un conflicto bélico o económico.

11
2.1.2. Concepto de Derechos Humanos

Los Derechos Humanos han sido materia de muchas definiciones y aún siguen
dándose otras, como consecuencia de que definir es lo más difícil, pues no se
puede decir en unas cuantas palabras lo que muchas veces es imposible aun en
varios volúmenes como sostenía Buffon, pensador francés.
Existen varias razones que explican la ambigüedad conceptual y terminológica de
los Derechos Humanos.
La progresiva ampliación histórica del uso y significado de la expresión «Derechos
Humanos», de tal manera que a medida que se ha ido ampliando el ámbito de uso
de la expresión, su significación se ha ido volviendo más imprecisa.
La fuerte carga emotiva de la expresión Derechos Humanos. La carga emotiva es
debida fundamentalmente aunque no exclusivamente al carácter utópico
(entendiendo por utópico la referencia a la utopía concreta) que en sí mismos
encierran, y por su propia naturaleza.”
La fuerte carga ideológica que llene la expresión, llegando incluso a ser utilizados
como argumento legitimador por parte de regímenes atentatorios de los más
elementales Derechos Humanos.
Pese a la gran cantidad de bibliografía existente, puede señalarse también como
causa de la ambigüedad conceptual de los Derechos Humanos la aún insuficiente
elaboración doctrinal acerca de los mismos. De ahí la importancia que encierra la
participación por parte de todos, especialistas y no especialistas, en la búsqueda
de nuevos horizontes y nuevas referencias. La falta de acuerdo entre los diversos
autores acerca del alcance y significado que debe darse a las diversas acepciones
o términos empleados para designar a los Derechos Humanos. (SANTAGATI,
2006)

Ante esto proponemos algunas Definiciones doctrinales de Derechos Humanos:


Los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas sustentadas en la
dignidad humana, cuya realización efectiva resulta indispensable para el
desarrollo integral de la persona. Este conjunto de prerrogativas se encuentra
establecido dentro de nuestra Constitución Política, tratados internacionales y las
leyes además deben ser garantizadas por el Estado. (CASTILLO DÁVILA, 2009)

Los Derechos Humanos son en realidad, las condiciones de la vida social sin las
cuales no puede ningún hombre perfeccionar y afirmar su propia personalidad.
(PINTO BAZURCO, 1995)

Si pretendiéramos analizar la Declaración de los Derechos del hombre y del


ciudadano; a la sola luz de la evolución que se ha producido en el mundo en ese
indetenible proceso tendríamos que afirmar que ha devenido en obsoleta y que
ha sido superada, tanto teóricamente como doctrinariamente, pero no menos
cierto es que sin aquel proceso revolucionario, esa evolución que hoy con toda

12
satisfacción apreciamos no habría tenido posibilidad de realizarse en la dimensión
universal que hoy tiene la doctrina de los derechos humanos. (ALVAREZ VITA,
1993)

El Departamento de Información de las Naciones Unidas, Derechos Humanos,


afirma, que los Derechos Humanos, son los derechos que son inherentes a
nuestra naturaleza y sin los cuales no podemos vivir como seres humanos.
(CARRUITERO LECCA, 2002)
Se pueden señalar tres tipos definiciones de Derechos Humanos:
a) Tautológicas. No aportan ningún elemento nuevo que permita caracterizar
tales derechos. Una definición tautológica muy repetida en la doctrina es la
que afirma que «los derechos del hombre son los que le corresponden al
hombre por el hecho de ser hombre».
b) Formales. No especifican el contenido de los derechos, limitándose a
alguna indicación sobre su estatuto deseado o propuesto. Una definición
formal es la que afirma que «los derechos del hombre son aquellos que
pertenecen o deben pertenecer a todos los hombres, y de los que ningún
hombre puede ser privado».
c) Teleológicas. En ellas se apela a ciertos valores últimos, susceptibles de
diversas interpretaciones. Una definición teleológica es la que dice que «los
derechos del hombre son aquellos que son imprescindibles para el
perfeccionamiento de la persona humana, para el progreso social, o para
el desarrollo de la civilización».

Una definición que pretende ser descriptiva, aunque tiene una fuerte carga
teleológica, y que ha sido generalmente aceptada por la doctrina, es la que
propone Pérez Luño, quien entiende que los Derechos Humanos son: «Un
conjunto de facultades e instituciones que en cada momento histórico, concretan
las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humanas, las cuales deben
ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e
internacional». (PÉREZ LUÑO, 1991)

2.1.3. Principios de los Derecho Humanos

Máximo Pacheco, magistrado de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos, en su trabajo, los derechos fundamentales de la persona humana,
afirma que los derechos humanos responden a los siguientes principios:

a) Universalidad:
El sólo hecho de ser, hace al hombre detentador de derechos frente a otros
hombres o sus respectivas instituciones representativas; son patrimonio de
todo ser humano sin importar ninguna de las características accidentales se
su persona.

13
La Declaración Universal de los Derechos humanos en su artículo 1,
establece que los derechos humanos comprenden a todos los seres
humanos, haciendo aquí una precisión importante: la declaración utiliza un
término absoluto al referirse al género humano en su conjunto, por lo cual
no cabe considerarlo parcialmente.

b) Imprescriptibilidad:
La existencia de derechos humanos no ha de extinguirse nunca, ya que al
ser consustanciales a la naturaleza humana, tendrán vigencia en tanto
existan seres humanos.

c) Irrenunciabilidad o inalienabilidad:
Los derechos humanos son de naturaleza óntica no es posible renunciar a
ellos, así como no es posible renuncia a ser un humano. Por su parte la
inalienabilidad de los derechos humanos reside en que al hallarse más allá
de la esfera de manipulación del hombre, le es imposible disponer
arbitrariamente de ellos.

d) Inviolabilidad:
La naturaleza irreductible y siempre vigente de los derechos humanos frente
a todo poder, grupo o individuo, resaltando la necesidad de protegerlos y
garantizarlos en toda circunstancia y en todo momento, sin subordinarlos ni
mediatizarlos. Si los derechos humanos se subordinan a un limitado y
amoral poder del Estado y se imponen una doctrina de la seguridad del
estado, los derechos humanos se vaciarán de contenido.

e) Su trascendencia a la normativa positiva:


Estos derechos no requieren estar reconocidos expresamente por la
legislación interna de un Estado para que sus ciudadanos se vean
protegidos a nivel internacional por dichas normas; además aun cuando el
estado mismo no sea parte de los pactos y declaraciones que confieren
dichos derechos, la comunidad internacional no duda hoy en considerar a
los derechos humanos como un opinio juris, es decir se encuentran
convencidos de su necesaria práctica más allá del hecho de que se
encuentren o no efectivamente positivizados.

f) La igualdad de derechos:
Los derechos humanos protegen en igual medida todo ser humano, por lo
que hay una identidad absoluta de derechos en todos y cada una de las
personas, así el primer considerando del Preámbulo de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos señala: considerando que la libertad,
la justicia y la paz del mundo tiene como base el reconocimiento de la

14
dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de los miembros
de la familia humana.

2.1.4. Clasificación De Los Derechos Humanos

Desde el siglo XVlll el ejercicio de la ciudadanía se amplió a través del


reconocimiento sucesivo de derechos civiles, políticos, sociales, económicos, y
culturales.

Tradicionalmente, los derechos humanos han sido clasificados en derechos


Civiles y Políticos, y Derechos Económicos, Sociales. “Pero esta clasificación no
es completa y tampoco expresa el carácter históricos de los mismos, razón por la
que modernamente la doctrina acepta, por sugerencia de la UNESCO, la
clasificación por generaciones de Derechos” (Franco, 2012).

Los derechos suelen clasificarse en:

 Derechos de Primera Generación.


“Comprende los derechos Civiles y políticos que se consagran en importantes
declaraciones como la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de
1789 y el Acta de la Independencia de las Colonias Inglesas de 1776. Implican
una actitud mucho más pasiva o negativa por parte del Estado, dirigida a respetar
y garantizar su ejercicio. Su contenido es una derivación del reconocimiento de
dos valores fundamentales dentro del Estado Constitucional de Derecho: la
dignidad humana y la soberanía popular.
Son derechos individuales y subjetivos, en consecuencia, oponibles frente a las
amenazas o vulneraciones por parte de los agentes del poder público.
Su fundamentación es liberal y se definen como anteriores y superiores al Estado.
Con esta inspiración ideológica pasaron a formar partes de las constituciones de
los estados modernos. Son, entre otros, el derecho a la vida, a la libertad, a la
seguridad personal, a la inviolabilidad de domicilio, a la igualdad ante la ley, a ser
escuchado ante un tribunal, al sufragio ya la formación de partidos políticos”.
(Franco, 2012)
Los Derechos de Primera Generación o Derechos Civiles y Políticos estos se
refieren a los primeros derechos que fueron consagrados en los ordenamientos
jurídicos internos e internacionales. Estos Derechos surgieron como respuesta a
los reclamos que motivaron los principales movimientos revolucionarios de finales
del siglo XVIII en occidente. Estas exigencias fueron consagradas como
auténticos derechos y como tales difundidos internacionalmente.
Los Derechos Civiles y Políticos están destinados a la protección del ser humano
individualmente, contra cualquier agresión de algún órgano público. Se

15
caracterizan porque imponen al Estado el deber de abstenerse de interferir en el
ejercicio y pleno goce de estos derechos por parte del ser humano.
El Estado debe limitarse a garantizar el libre goce de estos derechos, organizando
la fuerza pública y creando mecanismos judiciales que los protejan. Los Derechos
Civiles y Políticos pueden ser reclamados en todo momento y en cualquier lugar,
salvo en aquellas circunstancias de emergencia que permiten el establecimiento
de ciertas limitaciones de sólo algunas garantías.

 Derechos de Segunda Generación.


“Estos derechos tienen su origen entreguerras, como consecuencia de las
enormes contradicciones entre los burgueses y los proletarios. Aparecen no en
declaraciones como los de primera generación, sino en las cartas constitucionales
de los estados. En efecto, son las constituciones de Querétaro de 1917 y la de
Weimar de 1919 las abanderadas del nuevo constitucionalismo de carácter social.
De ellas se nutren las demás constituciones, cuyas normas consagran derechos
sociales, económicos y culturales” (Franco, 2012).
Los derechos de segunda generación tienen fundamentación en la corriente
marxista, pues necesariamente va a satisfacer necesidades como prioridad frente
a libertades; que de una forma u otra complementan a los derechos de primera
generación. Dentro de estos derechos tenemos el derecho a la educación, al
trabajo, a la seguridad social, a la familia y a una vivienda digna
Estos derechos se van a caracterizar principalmente por ser de naturaleza
colectiva además que tienen como objetivo garantizar el bienestar económico, el
acceso al trabajo, la educación y a la cultura, de tal forma que asegure el
desarrollo de los seres humanos y de los pueblos. Su reconocimiento en la historia
de los Derechos Humanos fue posterior a la de los derechos civiles y políticos, de
allí que también sean denominados derechos de la segunda generación.
La razón de ser de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales se basa en el
hecho de que el pleno respeto a la dignidad del ser humano, a su libertad y a la
vigencia de la democracia, solo es posible si existen las condiciones económicas,
sociales y culturales que garanticen el desarrollo de esos hombres y esos pueblos.
Cuya objetivación se realiza a través de la participación del Estado, que asume el
compromiso de hacerlos efectivos, ya sea de una forma progresiva y con la
disposición presupuestal con la que cuente.

 Derechos de Tercera Generación.


“Estos derechos se caracterizan por ser difusos, en el sentido de que su afección
no es a una persona, ni siquiera a un grupo, sino que ella abarca a sectores
indeterminados de la población. Su realización requieres la participación de todos,
sin excepción, por lo que se les conoce como derechos de solidaridad. Están
positivados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos así como a la

16
paz, al desarrollo, al disfrute de un medio ambiente sano y equilibrado, a la
información, al patrimonio cultural, al descanso y al disfrute del tiempo libre”
(Franco, 2012).
Los Derechos de Tercera Generación también conocidos como Derechos de
Solidaridad nacen como consecuencia de una voluntad necesariamente
consciente de todos los estados que buscan evitar futuras guerras mundiales que
pongan en riesgo la existencia de la propia humanidad.

2.1.5. Declaración Universal De Los Derechos Humanos

Fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre


de 1948, sobre la base del trabajo de la Comisión de Derecho Internacional
integrada por un selecto grupo de intelectuales y juristas de distintas
nacionalidades.

Tras este acto histórico, la Asamblea pidió a todos los Países Miembros que
publicaran el texto de la Declaración y dispusieran que fuera "distribuido,
expuesto, leído y comentado en las escuelas y otros establecimientos de
enseñanza, sin distinción fundada en la condición política de los países o de los
territorios".
Hay que mencionar que la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas no dejó
claro todos los conceptos referentes a los derechos humanos particularmente
sobre su alcance y su protección y había la necesidad que éstos quedaran
claramente definidos, labor que se encarga a la citada comisión, la que establece
que deben realizarse las siguientes tareas:

- Elaborar una Declaración.


- Formular un Tratado específico.
- Implementar un conjunto de medidas de implementaciones de ambos
textos.

La Declaración ha sido incorporada como legislación interna por cierto número de


países, hay que mencionar que esta Declaración a pesar de no constituir Tratado
o Convenio, está considerada como fuente de derecho de la que resultan
obligaciones para todos los Estados que integran la comunidad internacional.

a. EL CONSTITUCIONALISMO DE LOS DERECHOS HUMANOS.

17
La segunda guerra mundial significo, en la práctica, el triunfo de la
democracia sobre el totalitarismo. Las execrables violaciones a los más
elementales derechos de las personas producidas por el Nazismo y el
Fascismo obligaron a los países victoriosos a fundad la Organización de
las Naciones Unidades (ONU), encargada de velar por la paz y la seguridad
mundial.
Para la defensa de la libertad y la democracia, este organismo encomendó
a una comisión plural, presidida por la influyente señora Eleanor Rossevelt,
a la redacción de un documento que contenga los derechos fundamentales
del hombre a fin de someterlo a discusión en el seno de la Asamblea
General de las Naciones Unidad. Esta comisión cumplió con la
presentación del texto que fuera aprobado el 10 de Diciembre de 1948 con
el nombre de Declaración Universal de los Derecho Humanos.
A partir de esta fecha, muchos países se han dado nuevas constituciones
prodigas, en el reconocimiento de los derechos humanos que vienen a
constituir, en la actualidad, la dimensión ética de la democracia y que
marcan el inicio del constitucionalismo de los derecho humanos,
Este constitucionalismo, considera al hombre como el fin supremo de la sociedad
y del Estado. Acepta, por lo tanto, el rol social del Estado y en función de este
objetivo establece los mecanismos y garantías para hacer eficaces los derechos
fundamentales. (FRANCO, 2012)

2.1.6. Derecho Humanos En El Perú

En América Latina a partir de los años ochenta, después de casi décadas de


dictaduras militares, se produjo un masivo retorno de las democracias
representativas, lo que se supuso el restablecimiento renovado del
constitucionalismo latinoamericano. Este proceso se llevó adelante mediante
reformas totales o parciales de las constituciones que se caracterizaron,
básicamente, por la incorporación de la protección de los derechos
fundamentales. (CESAR, 1996)
Desde entonces, este cambio en los diferentes países latinoamericanos significo
una gran transformación, en la medida que, matizada mente, ha tenido como
común denominador la racionalización del poder, el reconocimiento de un
catálogo de derechos humanos ampliándolos a los de carácter socioeconómico,
la incorporación de los tratados internaciones como Derecho nacional, el
establecimiento de la jurisdicción constitucional de la libertad mediante el control
concentrado o difuso, entre otros.
Aunque la situación de los derechos humanos en Perú ha mejorado mucho en los
últimos años, las violaciones a los derechos humanos siguen siendo un problema
grave y permanente. Cientos de presos inocentes continúan en las cárceles,
condenados por tribunales sin rostro, sin las garantías procesales más mínimas,

18
y generalmente sin pruebas válidas. Las condiciones carcelarias son pésimas, y
los derechos de los familiares a visitar a los presos comúnmente violados. La
tortura y los malos tratos siguen siendo comunes, y el sistema judicial carece de
independencia y eficiencia. Gran parte de la población del país sigue viviendo bajo
estados de emergencia, donde los derechos civiles más básicos, tales como la
inviolabilidad de la correspondencia, no existen.

Coronando las violaciones a los derechos humanos vigentes, la impunidad reina


en Perú. La Ley de Amnistía promulgada en 1995 disculpa a todos los agentes del
gobierno que hayan cometido violaciones a los derechos humanos, por más
graves que estas sean: masacres, asesinatos de niños, violaciones sexuales,
tortura... Al mismo tiempo, pone fin a toda investigación sobre estas mismas
violaciones. El destino de 5,000 desaparecidos ha sido legislado al olvido.

En el Perú los derechos humanos son una prioridad de todas las organizaciones
del sistema ONU. Cada una de ellas, desde sus respectivos ámbitos, trabaja para
la protección de los derechos de los grupos más vulnerables, principalmente, así
como en la educación, promoción y difusión de los mismos.

Una de estas organizaciones es el Programa de las Naciones Unidas para el


Desarrollo (PNUD) en el Perú, que tiene como uno de sus ejes de acción el
fortalecimiento de la gobernabilidad democrática. Para ello, realiza múltiples
proyectos como el apoyo a: la educación ciudadana para el fortalecimiento de la
democracia; la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza; la Defensoría
del Pueblo; la modernización del Estado; el desarrollo de la Sociedad de la
Información; y la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación. También ofrece
colaboración técnica en los lineamientos y principios de política a través de los
órganos de dirección del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, entre otros.

Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), primer organismo


especializado de las Naciones Unidas, cuenta con una sede en Lima desde donde
trabaja para fomentar la justicia social y los laborales internacionalmente
reconocidos. Sus actividades se desarrollan en el marco del Programa de Trabajo
Decente del Perú, que incorpora tres líneas prioritarias: extensión de la cobertura
de la protección social; respeto y aplicación de derechos fundamentales en el
trabajo -garantizados mediante una más eficaz administración del trabajo y de
justicia- y política nacional de empleo y de promoción de la MYPE.

El derecho a la salud es preocupación constante de la Organización


Panamericana de la Salud (OPS/OMS), organismo que forma parte del sistema
de las Naciones Unidas. La OPS/OMS trabaja estrechamente con el Ministerio de
Salud (MINSA) como su principal contraparte. Asimismo, el Fondo de Población

19
de las Naciones Unidas (UNFPA) enfoca sus esfuerzos en el derecho a la salud
reproductiva, la planificación de la familia y la salud sexual.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) promueve el respeto y


protección de los derechos humanos de los migrantes. En esta línea, impulsa
distintas iniciativas para prevenir y combatir la trata y el tráfico de personas, a
través de capacitaciones, estudios especializados y campañas de información,
entre otras actividades. Asimismo, difunde el conocimiento de los derechos de
comunidades y poblaciones desplazadas o en riesgo de desplazamiento, en
estrecha coordinación con el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social.

Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) tiene
como misión la promoción y protección de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes. El derecho a la alimentación y la lucha contra la desnutrición en el
país es preocupación constante de organizaciones de las Naciones Unidas como
el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS).

La promoción de los derechos de la mujer y por la equidad de género es también


trabajo constante de varias organizaciones de las ONU en el país.

Las organizaciones del Sistema ONU en el Perú trabajan también por los derechos
de los pueblos indígenas, loas afrodescendientes, los discapacitados, las
personas que viven con VIH, la erradicación del trabajo infantil, entre otros.

2.1.7. Articulo 4 Y 5 De La Convención Americana De Los


Derechos Humanos

Artículo 4. Derecho a la Vida


1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie
puede ser privado de la vida arbitrariamente.
2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse
por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal
competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con
anterioridad a la comisión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos
a los cuales no se la aplique actualmente.
3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido.
4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni
comunes conexos con los políticos.

20
5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la
comisión del delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta,
ni se le aplicará a las mujeres en estado de gravidez.
6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el
indulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos
los casos. No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté
pendiente de decisión ante autoridad competente.
 Comentario: Nuestra Constitución Política lo precisa en el artículo 2 “toda
persona tiene derecho: 1. A la vida, a su integridad moral, psíquica y física
y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho en
todo cuanto lo favorece”. Consideramos necesario tener presente que,
haciendo alusión a la Convención Americana de Derechos Humanos,
artículo 4, inciso 1“Toda persona tiene derecho a que se respete su vida.
Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento
de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”. En
tal sentido, consideramos que efectivamente la vida comienza desde el
momento de la concepción, en atención a la lectura del Documento
Internacional aludido.

Chirinos Soto afirma: El derecho a la vida es el primero y el más elemental de los


derechos. No es derecho absoluto, sin embargo se le puede oponer a la pena de
muerte; y el principio de legítima defensa que está recogido naturalmente en el
Código Penal y también en la constitución. (SOTO, 1997)
Por su parte, los juristas Novak y Namihas, sostienen: “Es el derecho humano más
básico y fundamental, es el punto de partida de la defensa de todos los demás
derechos inalienables del ser humano, sin cuya existencia no es posible ejercer
ningún otro derecho (NAMIHAS, 2004).
Por su parte Alvares Vita sostiene: sin vida, sin la existencia misma del ser
humano no podemos hablar de derechos. La vida es el presupuesto de todos los
derechos humanos, y ello explica la necesidad de protegerla a nivel de las
legislaciones internas e internacionales. (VITA, 1999)

Artículo 5. Derecho a la Integridad Personal


1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y
moral.
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido
a la dignidad inherente al ser humano.
3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.
4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en
circunstancias excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su
condición de personas no condenadas.

21
5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los
adultos y llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible,
para su tratamiento.
6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma
y la readaptación social de los condenados
 Comentario: Nadie debe ser víctima de violencia mora, psíquica o física,
ni sometido a torturas o a tratos inhumanos o humillantes. Cualquiera
puede pedir de inmediato el examen médico de la persona agraviada o de
aquella imposibilitada de recurrir por si misma a la autoridad. Carecen de
valor las declaraciones obtenidas por la violencia. Quien emplea incurre en
responsabilidad. El jurista Chirinos Soto señala que el artículo 57 de la
constitución de 1933 segundo párrafo, ya decía “carece de valor toda
declaración obtenida por violencia. La constitución reprueba, en efecto, la
violencia de cualquier clase, así como la tortura o cualquiera especia de
malos tratos. Este derecho no ha sido lamentablemente respetado durante
el régimen del decenio del 90.

2.1.8. Violación De Los Derechos Humanos En El Perú-Caso


Barrios Altos Y La Cantuta

a. BARRIOS ALTOS

 HECHOS

Sucedió el 3 de noviembre de 1991 en los Barrios Altos, una zona tradicional y


popular del cercado de Lima en Perú. Quince personas, erróneamente vinculadas
al grupo terrorista Sendero Luminoso, fueron asesinadas, incluyendo un niño de
8 años, y otras cuatro más fueron heridas por atacantes que, posteriormente,
fueron identificados como miembros del Grupo Colina, un destacamento militar
formado por miembros de las Fuerzas Armadas del Perú. Esta masacre es vista
como un símbolo de las violaciones a los derechos humanos perpetradas durante
el gobierno del por entonces presidente Alberto Fujimori y fue uno de los crímenes
citados por el gobierno peruano en su solicitud de extradición presentada a Japón
en el 2003. El hecho perpetrado en Barrios Altos fue realizado por órdenes
directas de Vladimiro Montesinos, por encargo del Presidente Alberto Fujimori,
quien al año 2000 y ante la posibilidad que fuera juzgado por hechos comprobados

22
de corrupción y genocidio, huyó del Perú hacia Japón, renunciando vía fax ante el
Congreso peruano, sin plan de retorno.

La noche del 3 de noviembre de 1991 se llevaba a cabo una fiesta popular, una
pollada en el primer piso del inmueble ubicado en el Jirón Huanta Nº 840 para
conseguir fondos para reparar el servicio de desagüe de la quinta.
Aproximadamente a las 23:30, seis individuos armados y encapuchados entraron
al edificio luego de bajar de dos vehículos, dispararon con sus fusiles a los
asistentes sin mediar explicación.

Los atacantes, todos tenían el rostro cubierto con pasamontañas, al entrar


ordenaron a los asistentes de la reunión a tenderse en el piso, donde les
dispararon indiscriminadamente por cerca de dos minutos, matando a 15 de ellos
incluyendo a Javier Ríos Rojas, un menor de 8 años de edad, e hiriendo
seriamente a otras cuatro personas, uno de los cuales quedó permanentemente
paralítico. Luego, los atacantes salieron en dos vehículos. Durante la
investigación, la policía encontró 111 casquillos y 33 balas del mismo calibre en
la escena del crimen.

Las investigaciones judiciales y los reportajes de la prensa revelaron que los


involucrados en el crimen trabajaban para la inteligencia militar; habían sido
miembros del Grupo Colina que era ya conocido por perpetrar un programa
antiterrorista por órdenes del gobierno de Alberto Fujimori. Se verificó luego que
los atacantes buscaban atacar una reunión de subversivos senderistas que en
realidad tuvo lugar en el segundo piso del inmueble (mientras que la pollada y el
ataque se llevaban a cabo en el primer piso). Se constató que los asistentes a la
pollada no tenían vinculación con SL o el MRTA, según consta en el artículo 827
del fallo impuesto por el tribunal el 7 de abril 2009 a Fujimori por el caso Barrios
Altos.

Varias semanas después, el Congreso de la República designó una comisión


investigadora para averiguar sobre la masacre. En diciembre, la comisión
inspeccionó el edificio donde sucedieron los hechos, entrevistó a los heridos y
realizó otras investigaciones. Sin embargo, no pudo completar su tarea debido al

23
autogolpe que ejecutó Fujimori el 5 de abril de 1992 en el que disolvió el Congreso.
El Congreso Constituyente Democrático elegido en su lugar en noviembre de 1992
no continuó la investigación ni publicó las conclusiones preliminares que se habían
logrado.

Las autoridades judiciales no pudieron realizar una investigación seria del


incidente hasta abril de 1995. En esa oportunidad las cortes militares respondieron
presentando una petición a la Corte Suprema de Justicia para que se le otorgue
jurisdicción sobre el caso. Sin embargo, antes de que la Corte Suprema pudiera
resolver la petición, careció de sentido pronunciarse sobre el fondo del asunto,
debido a que el Congreso aprobó la Ley Nº 26479, que ordenó una amnistía
general para todos aquellos miembros de las fuerzas de seguridad del estado así
como civiles que fueron sujetos de una denuncia, queja, investigación,
sindicación, juicio o detención, o que estuvieran cumpliendo sentencias de prisión
por delitos contra los derechos humanos por actos cometidos luego de mayo de
1980.

Antes de la aprobación de la ley de amnistía, sin embargo, las investigaciones


revelaron información comprometedora. En mayo de 1993 y nuevamente en enero
de 1995, oficiales disidentes del Ejército del Perú hicieron público que los
miembros del Grupo Colina fueron los responsables de la masacre de Barrios
Altos. Los oficiales también señalaron que tanto el Jefe del Comando Conjunto de
las Fuerzas Armadas del Perú como el Jefe del Servicio de Inteligencia Nacional
(SIN) tenían pleno conocimiento de la masacre

Luego de la caída del gobierno de Fujimori en el año 2000, la ley de amnistía fue
derogada y el caso reabierto con lo que un buen número de los acusados fueron
detenidos. El 21 de marzo del 2001, la Fiscal de la Nación Nelly Calderón denunció
a Fujimori ante el Congreso, sindicándolo como "co-autor" de la masacre.
Presentó evidencia que Fujimori, actuando de acuerdo con Vladimiro Montesinos,
jefe del SIN, tuvo control sobre el Grupo Colina. La denuncia señala que dicho
grupo no hubiera podido cometer crímenes de esa magnitud sin el consentimiento
expreso o las órdenes directas de Fujimori, y que tanto la formación como el
funcionamiento del grupo Colina fue parte de una política integral de contra

24
insurgencia que implicó sistemáticas violaciones a los derechos humanos. De
acuerdo a lo señalado, Fujimori fue a los cuarteles generales del SIN para
celebrar, junto con los oficiales de inteligencia, el supuesto éxito de la operación
en Barrios Altos.

En el 2001, el gobierno peruano aceptó pagar USD $ 3.3 millones en


compensación a los cuatro sobrevivientes y a los parientes de las 15 personas
asesinadas. El 13 de septiembre del 2001, el Vocal Supremo José Luis Lecaros
presentó una solicitud internacional a la Interpol para que se efectúe el arresto de
Fujimori, que, en ese entonces, vivía en Japón. En agosto del 2003, el gobierno
de Perú presentó una solicitud de extradición de Fujimori y entre los crímenes que
se citan en el documento se encuentra la masacre de Barrios Altos.

En el 2004, los jueces peruanos ordenaron la liberación de varios de los


sospechosos de la masacre de Barrios Altos, quienes habían estado presos por
más de tres años sin sentencia. Ello debido a una recomendación de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. El Presidente de la Corte Suprema de
Justicia dijo que se estaba llevando a cabo una investigación para determinar las
causas de por qué los jueces permitieron que los juicios se extendieran tanto.

El día 02 de enero de 2010, la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema


confirmó la sentencia de 25 años de prisión a Alberto Fujimori por los casos La
Cantuta y Barrios Altos, y el secuestro de Gustavo Gorriti y Samuel Dyer.

 DERECHOS VULNERADOS:

- Violación a los derechos de la vida


- Violación a los derechos de la integridad Personal
- Violación a los derechos de libertad personal
- Violación de las garantías Judiciales
- Violación de la Protección Judicial
- Violación de Libertad de Pensamiento Y de Expresión
- Violación del estado a la obligación de Respetar los Derechos
- Violación del estado del deber de Adoptar Disposiciones de Derecho
Interno.

25
b. LA CANTUTA

 HECHOS

La Masacre de La Cantuta tuvo lugar en el Perú el 18 de julio de 1992 durante la


presidencia de Alberto Fujimori. Un profesor universitario y nueve estudiantes de
la limeña Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (conocida
como La Cantuta debido al nombre de la zona donde se encuentra) fueron
secuestrados y desaparecidos por el destacamento Grupo Colina, pertenecientes
al Ejército Peruano. El incidente es notable no sólo por las violaciones a los
derechos humanos que implicó, sino por la subsecuente impunidad que
disfrutaran sus perpetradores. Fue uno de los crímenes que el gobierno peruano
estableció en su pedido de extradición de Fujimori frente el gobierno de Japón el
2003 y es uno de los que también presentó al gobierno de Chile por el mismo
motivo.

La Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle fue fundada como


un centro de preparación de docentes en 1822, logrando el estatuto de universidad
en 1965. Fue cerrada por el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas del
Perú en 1977 y reabierto en 1980.

Debido a su remota ubicación, lejos del centro de la ciudad de Lima, la mayoría


de sus estudiantes provienen de zonas empobrecidas del interior del país que
buscaban tener la profesión de educadores, profesión que tenía un alto nivel de
politización. De esa forma La Cantuta se ganó la reputación de ser un centro de
cultivo de políticas radicales desde los años 1950. Fue justamente una serie de
protestas estudiantiles en el campus; incluyendo el bloqueo de la línea ferroviaria
que une Lima con el interior del país – lo que llevó a la suspensión de sus
actividades en 1977.

Con el retorno a la democracia en 1980, el presidente Fernando Belaúnde Terry


reabrió la universidad. Los elementos radicales entre los estudiantes regresaron
rápidamente y, a mediados de los años 1980, las principales organizaciones
terroristas del país, Sendero Luminoso y el MRTA, tuvieron una fuerte presencia

26
en dicho campus. A inicios de los años 1990, debido a un retiro estratégico del
MRTA y a la fragmentación de los otros grupos izquierdistas en el campus (tanto
legales como ilegales) Sendero Luminoso logró tener un rol predominante. En
1991, estudiantes senderistas de la universidad asesinaron a la Sra. Rosa Pretell,
encargada y supervisora de las residencias universitarias, y luego del crimen,
tomaron por la fuerza las residencias, alojando a sus militantes y desalojando a
los estudiantes que ahí vivían por razones económicas. Luego asesinaron al
Profesor de Historia Franklin Távara, que estaba postulando a la alcaldía de
Chaclacayo. Este largo predominio senderista en la UNE se logró a pesar de las
operaciones policiales como la que se llevó a cabo el 13 de febrero de 1987
cuando 4.000 policías llevaron adelante una redada nocturna en los dormitorios
de La Cantuta y otras dos universidades nacionales, el 20 de abril de 1989 cuando
una fuerza conjunta de la Policía Nacional del Perú y el Ejército del Perú
intervinieron a La Cantuta y a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
arrestando a más de 500 estudiantes bajo cargos de subversión; o el 22 de mayo
de 1991 cuando, en respuesta a la toma de rehenes y a los rumores de bomba en
el campus, Fujimori ordenó que el ejército intervenga para restablecer el orden en
la universidad. Gran cantidad de graffiti alusivo a Sendero Luminoso y a su líder,
Abimael Guzmán Reynoso, fue remplazado por el ejército con eslóganes
patrióticos; los estudiantes entraban a la universidad pasando varios puntos de
control y bajo estricta supervisión de las fuerzas armadas, y el campus se mantuvo
bajo control militar por varios años.

En la madrugada del 18 de julio de 1992, 2 días luego de la explosión del coche


bomba en la céntrica calle miraflorina de Tarata, miembros del Servicio de
Inteligencia del Ejército así como de la Dirección de Inteligencia del Ejército,
muchos de los cuales aparentemente miembros del recientemente establecido
Grupo Colina, entraron a las residencias de la Universidad Enrique Guzmán y
Valle.

Una vez dentro, las tropas forzaron a todos los estudiantes a salir de sus
habitaciones y echarse boca abajo en el piso. Nueve estudiantes, sospechosos
de estar conectados a la explosión de Tarata, – Bertila Lozano Torres, Dora
Oyague Fierro, Luis Enrique Ortiz Perea, Armando Richard Amaro Cóndor, Robert

27
Édgar Teodoro Espinoza, Heráclides Pablo Meza, Felipe Flores Chipana,
Marcelino Rosales Cárdenas, y Juan Gabriel Mariños Figueroa – fueron
separados de los demás y llevados aparte. Mientras tanto, en las residencias de
los profesores, un grupo de soldados irrumpió en la casa del profesor Hugo Muñoz
Sánchez. Luego de registrar su dormitorio, se lo llevaron.

En abril de 1993, un grupo de oficiales militares peruanos liberaron anónimamente


un documento detallando los eventos en La Cantuta. Su documento señalaba que
el escuadrón de la muerte había secuestrado, torturado y asesinado a las víctimas
enterrándolas rápidamente luego. Posteriormente, tal como se señaló durante una
investigación iniciada por el Congreso, las fuerzas armadas exhumaron,
incineraron, y volvieron a enterrar los cuerpos en otra ubicación. Los "soplones"
militares nombraron a los miembros del Grupo Colina que participaron en el
incidente, identificando al jefe de las operaciones – Mayor Santiago Martin Rivas
– y señalaron que el grupo operaba bajo órdenes directas de Vladimiro
Montesinos, la cabeza del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y asesor del
presidente Fujimori quien también tenía conocimiento de estos acontecimientos.

El 6 de mayo, el General de División Rodolfo Robles Espinoza, tercer oficial de


mayor rango del ejército, denunció públicamente varias violaciones a los derechos
humanos cometidas por el SIN y las fuerzas armadas, incluyendo la matanza de
La Cantuta. (Posteriormente fue dado de baja del ejército y fue víctima de
amenazas de muerte). Finalmente huyó del país logrando el asilo político en
Argentina.

En junio de 1993, Justo Arizapana Vicente, un reciclador que trabajaba, y su amigo


Guillermo Catacora, entregaron un plano al congresista Roger Cáceres Velásquez
y al periodista de Radio Comas Juan Jara Berrospi.1 Cáceres compartió luego el
plano con la revista Sí que lo publicó en julio de ese año. Una investigación en el
sitio indicado en el plano por el fiscal reveló cuatro fosas clandestinas. Los análisis
forenses llevados en los restos, y en otro grupo de huesos encontrados en otro
sitio, revelaron que pertenecían a Muñoz Sánchez y a varios de los estudiantes, y
que al menos algunos de ellos mostraban signos de tortura y de haber sido
ejecutados mediante un disparo en la nuca. (Barreto fue asesinada algunos años

28
después– su cuerpo decapitado y desmembrado, con muestras de haber sido
torturada, se encontró en marzo de 1997.)

Las autoridades militares iniciaron una investigación de las matanzas en mayo de


1993. Adicionalmente, en diciembre de 1993, un fiscal levantó cargos contra
varios miembros del ejército. Un conflicto de jurisdicción se motivó entre los fueros
militar y civil. La controversia se ventiló ante la Corte Suprema de la República la
que, el 3 de febrero de 1994, decidió que no era capaz de determinar qué fuero
debía aplicarse. Consecuentemente, la noche del 7 de febrero, el Congreso
aprobó una ley según la cual la Corte Suprema podía decidir ese tipo de materias
mediante la existencia de mayoría simple, en vez del voto unánime que se exigía.
En un voto de tres a dos, la Sala Penal de la Corte Suprema decidió que el caso
debía ventilarse bajo la jurisdicción militar.

El 21 de febrero de 1994, el Consejo Supremo de Justicia Militar sentenció a diez


de los autores a sentencias de prisión entre 1 y 20 años.

Luego de la reelección de Alberto Fujimori en abril de 1995, en otra sesión


nocturna del 14 de junio de 1995, el Congreso aprobó la Ley Nº 26749 conocida
como la "Ley de Amnistía", que ordenaba la liberación de todos los oficiales
policiales, soldados y civiles presos o acusados por crímenes civiles o militares
durante la lucha antiterrorista. El 15 de julio, el Consejo Supremo de Justicia Militar
ordenó la liberación de todos los individuos presos por la matanza de La Cantuta.

Durante el juicio al expresidente Alberto Fujimori, la Sala Penal Especial de la


Corte Suprema de Justicia finalmente determinó que ninguno de los estudiantes,
ni el profesor del caso La Cantuta, tenían vínculos con algún grupo subversivo.
Fujimori recibió el 7 de abril de 2009 una pena de 25 años de prisión efectiva, por
considerarse estos asesinatos selectivos como delitos de lesa humanidad.

El día 02 de enero de 2010, la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema


confirmó la sentencia de 25 años de prisión a Alberto Fujimori por los casos La
Cantuta y Barrios Altos, y el secuestro de Gustavo Gorriti y Samuel Dyer.

 DERECHOS VULNERADOS

29
- Violación a los derechos de la vida
- Violación a los derechos de la integridad física
- Violación a los derechos de libertad personal
- Violación a los derechos de garantías judiciales y protección judicial de las
víctimas.

2.2. RESPONSABILIDAD CIVIL

2.2.1. Nociones de Responsabilidad Civil

La noción de responsabilidad civil hace referencia a la obligación de un sujeto de


reparar, a través de una compensación monetaria, un daño que le haya provocado
a otra persona. Lo habitual es que la responsabilidad civil obligue al responsable
del año a pagar una indemnización por los perjuicios que ocasionó.
La responsabilidad civil es la obligación de resarcir, en lo posible, el daño causado
y los perjuicios inferidos por uno mismo o por un tercero y sin causa que excuse
de ello.
En el ámbito del derecho, se entiende la responsabilidad como la capacidad de
un sujeto para reconocer y admitir los efectos de una acción que realizó con
libertad. A partir de esta capacidad, el individuo puede ser juzgado y condenado
cuando su conducta implica un delito.
Una persona es responsable civilmente cuando está obligada a reparar un daño
sufrido por otra, lo que por lógica significa que todo problema de responsabilidad
civil supone un daño cuya víctima pide reparación; así pues, la responsabilidad
civil constituye una reparación, no una sanción. Entonces en Derecho Civil hay
responsabilidad cada vez que una persona debe reparar el perjuicio o daño sufrido
por otra. Puede definírsela diciendo que es la obligación que pesa sobre una
persona de indemnizar el daño sufrido por otra.
La responsabilidad es el compromiso de tipo moral que surge a partir de una
eventual equivocación o de una falta que comete una persona. El concepto
también hace referencia a la obligación de reparar y compensar el daño causado.
En consecuencia, entre el responsable del daño y la víctima del mismo surge un
vínculo de obligación: el primero se convierte en acreedor y la segunda en deudora
de la reparación. Uno y otra fuera de su voluntad. Incluso cuando el responsable
ha querido causar el daño, la obligación nace sin que él haya consentido. Una vez
realizado el daño, cuando su autor quiere repararlo, no es tampoco su voluntad la
que crea la obligación.
A continuación proponemos algunas definiciones doctrinales de Responsabilidad
Civil:

30
Como es sabido, la disciplina de la responsabilidad civil está referida al aspecto
fundamental de indemnizar los daños ocasionados en la vida de relación a los
particulares, bien se trate de daños producidos como consecuencia del
incumplimiento de una obligación voluntaria, principalmente contractual, o bien de
daños que sean el resultado de una conducta, sin que exista entre los sujetos
ningún vínculo de orden obligacional. (TABOADA CORDOVA, 2003)
La responsabilidad es la sujeción de una persona que vulnera un deber de
conducta impuesto en interés de otro sujeto a la obligación de reparar el daño
producido. (DÍEZ PICAZO, 1989)
La responsabilidad civil no es otra cosa que el deber de indemnizar los daños
causados culposamente a otro. (MOSSET ITURRASPE, 1973)
Para que exista responsabilidad civil es necesaria la constatación de una acción
u omisión, la cual tendrá relación con un daño mediante un nexo de causalidad.
Adicionalmente debe verificarse si se da el adecuado factor de atribución, que
permitirá justificar la imputación del daño a un determinado patrimonio.
(YZQUIERDO TOLSADA, 2001)
La responsabilidad civil es “la obligación que surge en cabeza de una persona de
reparar un daño a otro, como consecuencia de la comisión de un hecho ilícito,
doloso o culposo, o por el incumplimiento de una obligación”. (VISSER DEL PINO,
1987)
Una persona es responsable siempre que debe reparar un daño porque su sentido
etimológico del responsable, es el que responde; y tampoco cabe ser responsable
para con uno mismo porque un solo patrimonio se halla interesado por lo que toda
definición de responsabilidad debe enfrentar a dos personas, y que además el
término reparación implica que el perjuicio no es padecido por quien es el autor
de él; implicando además de ello, que sólo son pasible de responsabilidad los
sujetos de derecho.
Por otro lado, en cuanto se refiere al término civil que, en este caso,
gramaticalmente es un adjetivo calificativo, denota la naturaleza de la
responsabilidad para diferenciarlo de la responsabilidad penal o la responsabilidad
moral. Podemos decir que se habla de responsabilidad civil porque supone un
perjuicio o un daño privado, no social, donde la víctima es un particular y no toda
la sociedad y en este sentido la víctima del daño no tendrá que castigar al autor
del daño, sino únicamente le pedirá reparación. (MAZEAUD, 1977)
Finalmente, para definir a la responsabilidad civil, debemos tener en cuenta
también que en algunos casos, frente a un daño, no solamente tiene el deber de
responder su autor, sino también un tercero que tiene alguna relación con el autor
del daño, tenemos por ello la responsabilidad por hecho ajeno y la responsabilidad
por el hecho de las cosas. Del mismo modo debemos considerar que la definición
debe abarcar los dos regímenes de responsabilidad civil, el contractual y el
extracontractual, los mismos que analizaremos más adelante.

31
2.2.2. Clases de Responsabilidad Civil

a. Responsabilidad Contractual:

Lizardo Taboada, señala que “Cuando el daño es consecuencia del incumplimiento


de una obligación voluntaria, se habla en términos doctrinarios de responsabilidad
contractual, y dentro de la terminología del Código Civil peruano de responsabilidad
derivada de la inejecución de las obligaciones” (Taboada Córdova , 2001, pág. 34).

La responsabilidad civil obligacional o contractual es producto del incumplimiento


de un deber jurídico específico denominado relación jurídica obligatoria.

Para el autor chileno Arturo Alessandri “La responsabilidad contractual supone una
obligación anterior, se produce entre personas ligadas por un vínculo jurídico
preexistente y cuya violación sirve de sanción. Es la que proviene de la violación
de un contrato: consiste en la obligación de indemnizar al acreedor el perjuicio que
le causa el incumplimiento del contrato o su cumplimiento tardío o imperfecto. Si
todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, justo es que
quien lo viole sufra las consecuencias de su acción y repare el daño que así cause.”
(Alessandri Rodriguez, 1981).

Así podemos concluir que la responsabilidad contractual hace alusión a la


obligación de reparar los perjuicios provenientes del incumplimiento, o del retraso
en el cumplimiento, o del cumplimiento defectuoso de una obligación pactada en
un contrato. Para que exista esta clase de responsabilidad es necesario que haya
una relación anterior entre el autor del daño y quien lo sufre y que el perjuicio sea
causado con ocasión de esa relación. Dentro del estudio de este tema se pueden
observar claramente dos grupos de teorías bien definidas: de una parte, aquellas
que presentan la responsabilidad contractual cuando se ha incumplido una
obligación proveniente de un contrato anteriormente celebrado; otras teorías
sostienen que se está en presencia de responsabilidad contractual cuando se ha
incumplido una obligación emanada no solamente de un contrato, sino cuando se
incumple obligación derivada de vínculo jurídico anterior o de la ley.

b. La Responsabilidad Extracontractual:

La responsabilidad civil por daños tiene su antecedente en la Lex Aquilia, que


sanciono en Roma este tipo de responsabilidad en el año 408. Esta da lugar a la
sustitución de la pena por la reparación, en cuanto a daños se trataba, por ello este
tipo de responsabilidad es conocida también como aquilina. Puesto que en ella no
existe un convenio entre las partes que regule la relación de estas, por lo que la
relación entre las partes, al menos respecto al hecho generador del daño, comienza

32
sólo a partir de que este se produce. Se habla de que el deber incumplido es el
consagrado en el artículo 1969 del Código Civil: “Aquel que por dolo o culpa causa
un daño a otro está obligado a indemnizarlo”, en relación con el deber general de
no dañar a los demás, se requiere asimismo una acción u omisión, daño, nexo
causal y un criterio de imputación subjetiva

Lizardo Taboada, señala que “la responsabilidad extracontractual tiene lugar


cuando el daño se produce sin que exista ninguna relación jurídica previa entre las
partes, o incluso existiendo ella, el daño es consecuencia, no del incumplimiento
de una obligación voluntaria, sino simplemente del deber jurídico genérico de no
causa daño a otro” (Taboada Córdova , 2001, pág. 34).

Alessandri Rodriguez, señala que “es la que proviene de un hecho ilícito intencional
o no, que a inferido injuria o daño a la persona o propiedad de otro… no hay relación
entre el autor del daño y la víctima, y si la hay el daño se produjo al margen de ella.
Supone la ausencia de obligación, se produce entre personas jurídicamente
extrañas por lo menos en cuanto al hecho de que deriva y es ella la que crea la
obligación de reparar el daño” (Alessandri Rodriguez, 1981)

2.2.3. Responsabilidad Civil Extracontractual en la Legislación


Peruana

Dr. Lizardo Taboada señala que la responsabilidad civil es una sola, existiendo
como dos aspectos distintos, la responsabilidad civil contractual y extracontractual,
teniendo como ambas como común denominador la noción de antijuridicidad y el
imperativo legal de indemnizar los daños causados.

Asimismo, señala que cuando el daño es consecuencia del incumplimiento de una


obligación voluntaria, se habla en términos doctrinarios de responsabilidad civil
contractual. Por el contrario, cuando el daño se produce sin que exista ninguna
relación jurídica previa entre las partes, o incluso existiendo ella, el daño es
consecuencia, no del incumplimiento de una obligación voluntaria, sino
simplemente del deber jurídico genérico de no causar daño a otro, nos encontramos
en el ámbito de la denominada “responsabilidad civil extracontractual (CORDOVA,
2013)”.

La responsabilidad extracontractual tiene su antecedente en la llamada Ley Aquilia


que es la gran unificadora de todas las leyes que hablan del daño injusto, por ello
se suele usar la expresión responsabilidad aquiliana como sinónimo de
responsabilidad civil extracontractual.

En base a lo que dice el Dr. Lizardo Taboada la responsabilidad civil


extracontractual es un deber jurídico general de no hacer daño a nadie y además

33
señala que tanto la responsabilidad civil contractual como extracontractual tienen
una estructura común, tales como: La antijuricidad, el daño causado, La relación de
causalidad, Factores de atribución: Son aquellos que determinan finalmente la
existencia de la responsabilidad civil que a su vez están plasmados en los artículos
1969, 1970, 1985 del Código Civil Peruano.

2.2.4. Responsabilidad Civil por parte del Estado en caso de


violación de los Derechos Humanos

Si seguimos los conceptos clásicos sobre la responsabilidad desarrollados por la


doctrina ius-privatista podríamos situar a la responsabilidad como uno de los pilares
de la vida en comunidad. Tradicionalmente, la responsabilidad ha sido definida a
partir de los efectos que el ilícito trae para el sujeto dañador: “Ser responsables es
soportar o sufrir las consecuencias de un acto” (Yanguez, 1995).

Lo que se puede interpretar de esto es que se puede traducir de una distinta


posición que toma el Derecho respecto del sujeto dañador, el que define la
responsabilidad: “El Derecho aprehende la responsabilidad poniendo a cargo de
una persona o de un grupo de personas la obligación jurídica de hacer frente a las
consecuencias de una conducta” (Yanguez, 1995).

Es decir, el acento ius-privatista está puesto en el sujeto dañador y no en la víctima,


a partir de lo cual se elabora la doctrina completa sobre la responsabilidad civil en
el derecho privado. Esta tesis privatista fundamenta la responsabilidad poniendo
frente a frente la obligación con la responsabilidad. De allí que se haya determinado
su fundamento: “en la idea según la cual toda relación normativa involucra en el
campo de los derechos y de las obligaciones a dos o más sujetos, activos o pasivos,
y se construye –para ser considerada como tal– a partir de la idea de reciprocidad
en los intercambios”.

En consecuencia, la responsabilidad definida a partir de la obligación del dañador


respecto del hecho dañoso se fundamenta en la convivencia social y en la
consecuencia jurídica de la violación de una obligación anterior establecida para el
sujeto responsable.
El Derecho Internacional Público ha recogido el principio antes enunciado y la
propia Corte de La Haya ha señalado:
“Es un principio de derecho internacional (léase una concepción general de
derecho) que toda violación de un compromiso internacional implica la obligación
de reparar de una forma adecuada” (Corte Permantente de Justicia Internacional
, 1927).
En consecuencia, en el derecho internacional público se define la responsabilidad
en los siguientes términos: “Es una institución jurídica en virtud de la cual el Estado

34
al cual le es imputable un acto ilícito según derecho internacional, debe reparación
al Estado en contra el cual fue cometido ese acto” (Verdross, 1967). Se ha
establecido por la doctrina internacionalista que “de acuerdo con la doctrina
admitida comúnmente, la responsabilidad internacional es siempre una relación
de Estado a Estado” (Rousseau, 1966); De esto se puede deducir que un Estado
dañe a otro Estado y que éste solicite la reparación por el daño causado. Sobre el
fundamento de la responsabilidad internacional del Estado se han sostenido
diversas tesis (Arechaga, Responsabilidad Internacional , 1985), primando la idea
de que la responsabilidad se fundamenta en la contrariedad de la actuación del
Estado con la norma internacional a la que se encuentra obligado en forma
voluntaria, a través de un tratado o del derecho consuetudinario. Así nos señala
el profesor ROUSSEAU: “El único fundamento de la responsabilidad es, en
realidad, el incumplimiento de una regla del derecho internacional; y es la solución
que se emplea cada vez más en la doctrina y en la práctica”.
Los elementos que componen el hecho ilícito (este incumplimiento de la regla de
derecho internacional), según el profesor JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA, serían los
siguientes:
A) Existencia de un acto u omisión que viole una obligación establecida por una
norma del derecho internacional vigente entre el Estado responsable del acto u
omisión y el Estado perjudicado por dicho acto u omisión.
B) Dicho acto de carácter ilícito le debe ser imputable al Estado en su calidad de
persona jurídica.
C) Debe haberse producido un perjuicio o daño como consecuencia del acto u
omisión ilícita.
A juicio del profesor JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA dicha responsabilidad es objetiva,
en el sentido de que no debe estarse a los aspectos subjetivos del sujeto que ha
actuado en representación o por el Estado involucrado en los hechos (Arechaga,
El Derecho Internacion Contemporaneo , 1980).
Debemos tener presente que parte importante de la doctrina ha señalado que el
daño no es, necesariamente, un requisito para el surgimiento de la
responsabilidad internacional del Estado, bastando el incumplimiento imputable al
Estado, sin que sea necesario que además se produzca un daño a partir de dicho
incumplimiento.
Esta fue la tesis del Relator de la Comisión de Derecho Internacional, Roberto
AGO (L., 1998) quien en su Segundo Informe sobre la Responsabilidad de los
Estados señaló que sólo dos son los elementos necesarios para configurar
responsabilidad internacional por actos ilícitos: comportamiento atribuible al
Estado como sujeto del Derecho Internacional y la contravención de la norma. A
juicio de la CDI, mantener como un requisito el “daño” forzaría a concluir que toda
violación a las normas internacionales constituye de por sí un daño o perjuicio ya
que es evidente que hay infracciones que no provocan ni daño ni siquiera
afectación al honor o dignidad de los Estados contratantes.

35
En todo caso, el daño sigue siendo un tema relevante, en particular por sus
implicancias en materia de reparaciones. Esta tesis fue seguida por la Comisión
de Derecho Internacional, la cual ha establecido en el artículo 1° del Proyecto de
artículos sobre Responsabilidad de los Estados por hechos internacionalmente
ilícitos que “todo hecho internacionalmente ilícito de un Estado da lugar a la
responsabilidad internacional de este”, determinando como únicos requisitos: la
contravención de la norma y la atribución de esta al Estado. Así el artículo 2
relativo a los “Elementos del hecho internacionalmente ilícito”, señala:
“Hay hecho internacionalmente ilícito del Estado cuando un comportamiento
consistente en una acción u omisión:
a) Es atribuible al Estado según el derecho internacional;
b) Constituye una violación de una obligación internacional del Estado”.
La actuación ilícita del Estado tiene un efecto fundamental, cual es, el nacimiento
del deber de reparación.
El profesor AGUIAR nos resume este principio: “Toda regla de responsabilidad,
cualquiera sea su naturaleza, encierra en su interioridad un propósito reparatorio
y sancionador a la vez”.
La obligación que tienen los Estados de reparar en caso que incurran en un ilícito
internacional se considera como uno de los principios del derecho internacional
público en materia de responsabilidad del Estado. Su condición de principio del
Derecho Internacional y, por tanto, aplicable como fuente de obligaciones, ha sido
consagrada por la Justicia Internacional entre Estados y por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos: “Es un principio de Derecho Internacional,
que la jurisprudencia ha considerado ‘incluso una concepción general de derecho’,
que toda violación a una obligación internacional que haya producido un daño
comporta el deber de repararlo adecuadamente.
La indemnización, por su parte, constituye la forma más usual de hacerlo”.
De esta forma, hoy es evidente y no es materia de discusión, que los Estados
están obligados a reparar las infracciones a las obligaciones internacionales en
que concurran. Dicha obligación es un principio del derecho internacional público
(Shelton, 2002)y una norma acogida tanto por el sistema contencioso público
como por el sistema especializado en derechos humanos. La Comisión de
Derecho Internacional así lo ha entendido y en su proyecto de artículos sobre
Responsabilidad Internacional del Estado por hechos ilícitos (2001), estableció en
su artículo 31:
1. El Estado responsable está obligado a reparar íntegramente el perjuicio
causado por el hecho internacionalmente ilícito.
2. El perjuicio comprende todo daño, tanto material como moral, causado
por el hecho internacionalmente ilícito del Estado.
Los criterios de reparación que ha establecido el derecho internacional público son
la restitución, la compensación, la rehabilitación y la satisfacción y garantías de no
repetición.

36
2.2.5. Responsabilidad del Estado en el Derecho internacional
de los Derechos Humanos

El desarrollo del derecho internacional de los derechos humanos ha traído consigo


una serie de innovaciones respecto de instituciones clásicas del derecho
internacional público, pero es en materia de responsabilidad donde es más clara
la nueva perspectiva que trae aparejado este sistema normativo internacional. El
derecho internacional de los derechos humanos ha ido desarrollando una
verdadera nueva concepción de la responsabilidad internacional del Estado. Dicha
idea ha sido expuesta por el profesor VIRALLY en los siguientes términos:
“La introducción de la protección de los Derechos Humanos en el orden jurídico
internacional no implica simplemente una modificación del contenido del Derecho
Internacional; es la definición misma de este Derecho que vuelve a ser
cuestionada. El Derecho Internacional no puede ser más definido como el
Derecho de las relaciones internacionales o de la sociedad de los Estados. Él se
presenta, en adelante, como el Derecho de la sociedad humana universal, o
global, que comprende dos partes esenciales: de un lado, el estatuto fundamental
del Hombre en el interior de las diferentes unidades políticas que este ha
constituido históricamente y que se gobiernan en forma independiente; y, de otro
lado, el D erecho de las relaciones entre estas distintas unidades políticas”
(Virally, 1986)

Conforme esta apreciación del profesor VIRALLY, que comparto plenamente –


salvo en su visión limitada en cuanto a la titularidad de derechos sólo de los
hombres–, podemos comprender la naturaleza diversa de la responsabilidad por
violaciones a los derechos humanos en el campo internacional, donde los
supuestos básicos de la responsabilidad cambian, sus sujetos y el objeto final de
ésta y, en especial, su fundamento. En efecto, la responsabilidad ya no se
encuentra más definida por una relación entre Estados, sino que los sujetos se
complejizan. Por una parte se encuentra el Estado, con la obligación de respetar
los derechos y libertades fundamentales consagradas internacionalmente; y por
otra, los individuos, con la posibilidad de exigir su cumplimiento, ya no como una
mera concesión del Estado, sino como una obligación de éste.

Incluso, podemos afirmar que existe una relación triangular, donde se relacionan
el Estado obligado, los individuos titulares de derechos y todos los demás Estados
–comunidad internacional– como garantes del respeto a los derechos humanos.
Asimismo, podemos observar que el objeto de protección del sistema normativo
cambia. Ya no se trata de simples intereses recíprocos entre Estados, sino que el
objeto de protección son las personas, por lo que la responsabilidad del Estado
no puede verse disminuida ni agotada por la mera voluntad de uno de los sujetos
de la obligación. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la

37
Corte Interamericana” o “la Corte”) ha resaltado este carácter especial de los
tratados sobre derechos humanos:

“La Corte debe enfatizar, sin embargo, que los tratados modernos sobre derechos
humanos, en general, y, en particular, la Convención Americana, no son tratados
multilaterales de tipo tradicional, concluidos en función de un intercambio
recíproco de derechos, para el beneficio mutuo de los Estados contratantes. Su
objeto y fin son la protección de los derechos fundamentales de los seres
humanos, independientemente de su nacionalidad, tanto frente a su propio Estado
como frente a los otros Estados contratantes. Al aprobar estos tratados sobre
derechos humanos, los Estados se someten a un orden legal dentro del cual ellos,
por el bien común, asumen varias obligaciones, no en relación con otros Estados,
sino hacia los individuos bajo su jurisdicción …”

En un fallo reciente, la Corte Interamericana ha señalado que esta especialidad


de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la
Convención” o “Convención Americana”) estaría dada porque ésta, al igual que
los demás tratados sobre la materia,
“se inspiran en valores comunes superiores (centrados en la protección del ser
humano), están dotados de mecanismos específicos de supervisión, se aplican de
conformidad con la noción de garantía colectiva, consagran obligaciones de
carácter esencialmente objetivo, y tienen una naturaleza especial, que los
diferencian de los demás tratados, los cuales reglamentan intereses recíprocos
entre los Estados Partes”.
En el mismo sentido se ha pronunciado la Corte Internacional de Justicia al
señalar:
“En tal Convención [Genocidio], los Estados contratantes no tienen intereses
propios. Tienen solamente, todos y cada uno de ellos, un interés común, que es
el de preservar los fines superiores que son la razón de ser de la convención.
En consecuencia, en una convención de este tipo no puede hablarse de ventajas
o desventajas individuales de los Estados, ni de mantener un equilibrio contractual
exacto entre derechos y deberes. “La consideración de los fines superiores de la
convención es, en virtud de la voluntad común de las partes, el fundamento y la
medida de todas sus disposiciones”.

En definitiva, en el campo del Derecho Internacional contemporáneo se ha


reconocido la particular naturaleza de los tratados de derechos humanos y éstos
son un claro ejemplo del proceso de evolución desde el bilateralismo hacia el
multilateralismo en el derecho internacional contemporáneo (Meron, 2003).
Este cambio en la percepción de los tratados de derechos humanos trae
importantes consecuencias: el incumplimiento de las obligaciones internacionales
de derechos humanos de un Estado, no da a los otros Estados Parte del tratado
derecho para denunciarlo o terminarlo, puesto que las obligaciones se establecen

38
en beneficio de las personas y no de los Estados. En virtud de lo anterior, las
reservas a las obligaciones convencionales se encuentran limitadas y restringidas
(General, 2005). Así, también las actuaciones de los Estados quedan sujetas a un
control internacional, cual es, el de los órganos creados por los propios
instrumentos internacionales, sin perjuicio de eventualmente sujetarse al control
de la Corte Internacional de Justicia. En el ámbito de Naciones Unidas, en el año
2005, se aprobaron por parte de la Asamblea General los “Principios y Directrices
relativos a los derechos de las víctimas en casos de violaciones de derechos
humanos y derecho internacional humanitario” (General, 2005). Respecto de la
obligación de reparar, los Principios de Naciones Unidas señalan lo siguiente:
“Conforme al derecho interno y al derecho internacional, y teniendo en cuenta las
circunstancias de cada caso, se debería dar a las víctimas de violaciones
manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones
graves del derecho internacional humanitario, de forma apropiada y proporcional
a la gravedad de la violación y a las circunstancias de cada caso, una reparación
plena y efectiva, según se indica en los principios 19 a 23, en las formas
siguientes: restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de
no repetición”.
En materia de responsabilidad del Estado por violaciones de derechos humanos,
por tanto, debemos determinar dos elementos básicos:

a) La infracción a una obligación internacional del Estado en materia de


derechos humanos
b) Que dicha infracción le sea atribuible al Estado de acuerdo con las reglas
de imputación de responsabilidad del derecho internacional público.

 La Responsabilidad Internacional de Perú y sus Consecuencias


Jurídicas: Las Reparaciones
Cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos decide que ha habido
violación de los derechos reconocidos en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, esto es, “cuando el Estado incurre en responsabilidad
internacional como consecuencia del incumplimiento de una obligación
secundaria, la obligación de reparar” (Carrillo Salcedo, 1991)
Además, la obligación de reparar se rige, como ha afirmado la Corte, “por el
Derecho Internacional en todos sus aspectos”, incluido el alcance, modalidades,
beneficiarios, etc., lo cual no puede ser modificado ni suspendido por el Estado
invocando para ello disposiciones de su Derecho interno.
Siempre que sea posible hay que proceder a la restitutio in integrum, cuando no
lo sea, por ejemplo, por el fallecimiento de las víctimas, resulta necesario buscar
formas sustitutivas de reparación a favor de los familiares y dependientes de las
víctimas, como la indemnización pecuniaria que comprende tanto el “daño
material” como el “moral”, según la terminología conceptual utilizada por la Corte,

39
a lo que cabría añadir en la actualidad el “daño al proyecto de vida”. (SESAREGO,
2003)

 ACUERDOS SOBRE LAS REPARACIONES


- CELEBRADO A SOLICITUD DE LA CORTE.
En la Sentencia sobre fondo en el caso Barrios Altos la Corte decidió que las
reparaciones fueran fijadas de común acuerdo por el Estado demandado, la
Comisión Interamericana y las víctimas, sus familiares o sus representantes
legales, dentro de un plazo de tres meses contando a partir de la notificación de
la presente Sentencia.
El acuerdo fue suscrito por el Estado y los representantes de las víctimas y sus
familiares. La Comisión manifestó su conformidad con el mismo y solicito a la
Corte su homologación.
La Corte homologo el listado de personas con derecho a recibir indemnización,
tanto en relación con los herederos de las victimas fallecidas, como respecto de
las víctimas sobrevivientes. Sin embargo, como quiera que respecto de tres de los
fallecidos los familiares beneficiarios de las mismas no fueron localizados, la Corte
decidió que el Estado, tenía que publicar “en un medio de radiodifusión, un medio
de televisión y un medio de prensa escrita, todos ellos de cobertura nacional, un
anuncio mediante el cual se indique que se está localizando a los familiares para
otorgarles una reparación en relación con los hechos de este caso, Dicha
publicación deberá efectuarse al menos 3 días no consecutivos, y en el término
de 30 días siguientes a la notificación de la presente Sentencia.
Respecto de cada una de las personas beneficiarias de las indemnizaciones, el
Estado determino la cantidad a pagar y el plazo para hacerlo efectivo directamente
a cada uno de ellas. En relación con los menores de edad, se comprometió a
constituir un fideicomiso, en los términos en lo que la Corte viene exigiendo que
se constituya.

2.2.6. Indemnización a las Victimas

La indemn ización a las víctimas es un remedio necesario pero no suficiente.


Una reparación efectiva incluye una indemnización, pero también puede incluir
otro tipo de medidas no pecuniarias como por ejemplo la investigación y el castigo
de los individuos responsables de la violación. Pero incluso con la indemnización
hay un problema serio, desde que una amnistía impone el silencio sobre los
eventos de la víctima no se puede obtener solo una compensación pecuniaria por
medio de una indemnización de carácter penal, pues en este supuesto el obtener
una compensación por tortura, representa solo una parte de las reparaciones,
sería inaceptable que el Estado sostuviera que sus obligaciones se satisfacen con
el pago de una indemnización, desde ello significaría que el Estado paga por tener
derecho a torturar.

40
Ante esto la Corte Interamericana de Derechos Humanos señala que:
El punto de partida en esta materia para la Corte es que toda persona que va a
ser reparada debe ser calificada como víctima en el proceso contencioso seguido
ante ella. Esto, que podría parecer intrascendente, ha generado problemas con la
Comisión en cuanto a la identificación de las víctimas en casos de violaciones
masivas. Asimismo, constituye un problema serio cuando se piensa en extender
la reparación a los familiares, quienes también deben ser identificados. Por tanto,
es importante en materia de reparaciones distinguir entre víctimas, “parte
lesionada” y familiares. Estos son conceptos que pueden dar origen a distintas
consecuencias. Es decir otorgue una reparación integral adecuada por concepto
de daño material y moral a los familiares de las 15 presuntas víctimas que fueron
ejecutadas y de las cuatro presuntas víctimas que se encuentran con vida.

La corte decidió por unanimidad:


1. Admitir el reconocimiento de responsabilidad internacional efectuado por el
Estado.

2. Declarar, conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad


internacional efectuado por el Estado, que éste violó:

a. El derecho a la vida consagrado en el artículo 4 de la Convención


Americana sobre Derechos Humanos, en perjuicio de Placentina
Marcela Chumbipuma Aguirre, Luis Alberto Díaz Astovilca, Octavio
Benigno Huamanyauri Nolazco, Luis Antonio León Borja, Filomeno
León León, Máximo León León, Lucio Quispe Huanaco, Tito Ricardo
Ramírez Alberto, Teobaldo Ríos Lira, Manuel Isaías Ríos Pérez, Javier
Manuel Ríos Rojas, Alejandro Rosales Alejandro, Nelly María Rubina
Arquiñigo, Odar Mender Sifuentes Nuñez y Benedicta Yanque Churo;

b. El derecho a la integridad personal consagrado en el artículo 5 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos, en perjuicio de
Natividad Condorcahuana Chicaña, Felipe León León, Tomás Livias
Ortega y Alfonso Rodas Alvítez.

c. El treinta de noviembre de dos mil uno la CIDH dictó la sentencia


sobre reparaciones aprobando el acuerdo sobre reparaciones de
veintidós de agosto de dos mil uno celebrado entre el Estado peruano
y las víctimas, sus familiares y sus representantes. Éste comprende el
pago de ciento setenta y cinco mil dólares americanos a cada una de
las víctimas sobrevivientes y a las víctimas fallecidas, salvo el caso de
Máximo León, cuyo monto alcanzó a doscientos cincuenta mil dólares
americanos, así como los gastos de servicios de salud. También
incluyó reparaciones no pecuniarias (publicación de la sentencia,

41
expresión pública de solicitud de perdón y erigir un monumento
recordatorio).

En materia de beneficiarios, la Corte ha realizado una distinción que es útil de


revisar. Por una parte, ha determinado que los familiares de la víctima pueden ser
reparados respecto de aquellas violaciones en que son víctimas directas y
también pueden ser reparados como causahabientes de sus familiares, cuando
éstos han fallecido. La primera hipótesis, es la aplicación de las normas comunes
sobre responsabilidad, de acuerdo con éstas los familiares en cuanto la Corte
determine que han sido objeto de una afectación ilegítima de sus derechos pueden
ser sujetos de reparaciones directamente. Este ha sido el razonamiento de la
Corte en diversos casos en que ha determinado que, por la naturaleza de las
violaciones, los familiares pueden haber visto afectado su derecho a la integridad
personal, al debido proceso y/o a un recurso efectivo. El mismo razonamiento ha
usado la Corte para declarar la responsabilidad del Estado por el trato que se
otorga a las víctimas al negarse a actuar diligentemente en el ámbito interno, una
vez que se ha producido una violación grave a la Convención.
La segunda hipótesis corresponde a los familiares en tanto causahabientes de la
víctima original de la violación. En caso de que la víctima fallezca, sus derechos
y, dentro de ellos, la reparación, pasan a sus sucesores. Por ello ha sido
importante que la Corte determine el alcance de la “familia” a efectos de la
reparación. La Corte ha señalado:
“Es conveniente destacar lo indicado por el artículo 2.15 del Reglamento, en el
sentido de que el término “familiares de la víctima” debe entenderse como un
concepto amplio. Dicho concepto comprende a todas las personas vinculadas por
un parentesco cercano, incluyendo a los padres, hijos y hermanos que podrían
tener derecho a indemnización, en la medida en que satisfagan los requisitos
fijados por la jurisprudencia de este Tribunal”.
Sobre los sucesores la Corte establece:
Es una regla común en la mayoría de las legislaciones que los sucesores de una
persona son sus hijos. Se acepta también generalmente que el cónyuge participa
de los bienes adquiridos durante el matrimonio y algunas legislaciones le otorgan
además un derecho sucesorio junto con los hijos. Si no existen hijos ni cónyuge,
el derecho privado común reconoce como herederos a los ascendientes.
Manteniendo este criterio la Corte ha sostenido en fallos posteriores:
“La Corte estima que el término “familiares de la víctima” debe entenderse como
un concepto amplio que abarca a todas aquellas personas vinculadas por un
parentesco cercano y por lo tanto los hijos de la víctima, sus padres, y sus
hermanos, son tenidos como sus familiares y podrían tener derecho a recibir una
indemnización en la medida en que cumplan los requisitos fijados por la
jurisprudencia de este Tribunal”.
De esta forma, las víctimas serán quienes hayan sufrido la violación directa de sus
derechos por los hechos que generan la responsabilidad internacional del Estado.

42
Además, los familiares pueden ser considerados víctimas por sí a partir de la
forma en que el Estado resuelve el caso y serán considerados como “parte
lesionada” a efectos indemnizatorios. Por tanto, no todas las víctimas son “parte
lesionada” y no todos los familiares son víctimas y “parte lesionada”. Puede haber
víctimas que son consideradas “parte lesionada” y otras no; los familiares podrán
ser “parte lesionada” en tanto causahabientes o por derecho propio al ser
considerados víctimas directas.
Sobre la forma en que debe realizarse la asignación de las indemnizaciones, la
Corte ha señalado en cada caso los porcentajes en que debe hacerse la
distribución.
Sin duda el tema a futuro será determinar cómo se va a realizar la acreditación de
quiénes son víctimas, en particular, en casos con multitud de ellas. Nos
encontramos en la jurisprudencia con casos donde claramente hay víctimas de
violaciones de derechos humanos que no son consideradas “parte lesionada” y,
de esta forma, quedan excluidas de recibir compensación.
La Corte ha señalado que:
“Este Tribunal recuerda que cuando se está en presencia de un caso contencioso
ante la Corte es preciso que la parte interesada determine quién o quiénes son
los beneficiarios. Por esta circunstancia, la Corte no está en condiciones de decidir
indemnización alguna respecto de posibles familiares de los internos víctimas de
violaciones de derechos humanos que no hayan sido identificados”.
En un fallo reciente la Corte ha ido más allá y ha señalado que las víctimas deben
estar individualizadas en el Informe del art. 50 de la CADH y en la demanda de la
Comisión:
“El Tribunal reitera que se considera parte lesionada a aquellas personas que han
sido declaradas víctimas de violaciones de algún derecho consagrado en la
Convención. La jurisprudencia de este Tribunal ha indicado que las presuntas
víctimas deben estar señaladas en la demanda y en el informe de la Comisión
según el artículo 50 de la Convención.
Por ende, de conformidad con el artículo 33.1 del Reglamento de la Corte,
corresponde a la Comisión, y no a este Tribunal, identificar con precisión y en la
debida oportunidad procesal a las presuntas víctimas en un caso ante la Corte”.
Esta parece ser una solución extrema y que no ayuda a la efectiva reparación de
las víctimas de violaciones de derechos humanos. La rigurosidad del
procedimiento no debiera implicar rigidez: si las víctimas pueden ser identificadas,
no hay razones para excluirlas del proceso de reparación.
Sobre la forma en la cual debe ser acreditada la identificación de las víctimas la
Corte ha señalado:
“Esta Corte considera como identificadas a las víctimas respecto de quienes los
representantes aportaron certificado de nacimiento, cédula de vecindad o
certificado de matrimonio, o bien, otro documento expedido por autoridad
competente en el cual se haga referencia a alguna de las víctimas, como un
certificado de defunción”.

43
En esta materia pareciera estar surgiendo alguna clara divergencia entre la Corte
y la Comisión. Es de esperar que, por el bien del sistema, esto no genere
problemas que terminen perjudicando a las víctimas.
En relación con el pago de las indemnizaciones, la Corte es quien fija el monto y
la forma del mismo, sin perjuicio del acuerdo a que puedan llegar las partes. En
particular, la Corte se ha preocupado de que este pago sea verdaderamente
compensatorio, por lo que ha tomado especiales resguardos ante procesos
inflacionarios. Al mismo fin apunta el hecho de ordenar la constitución de fondos
fiduciarios para la administración de los dineros, lo que sólo tiene por objeto una
adecuada administración, de forma tal que las indemnizaciones tengan un
verdadero efecto reparador. (NASH ROJAS, 2009)

2.2.7. Principio de Equidad en la Responsabilidad Civil

Al estudiar la responsabilidad civil desde la perspectiva del resarcimiento de los


daños, el principio de equidad cumple un papel muy importante, puesto que ello
va permitir establecer la indemnización, es así que teniendo en cuenta la idea de
igual, al momento de configurarse el daño, la persona quien lo ocasionó tendrá
que responder indemnizando según la magnitud del daño, es decir tendrá que
ser proporcional con el monto indemnizatorio y el daño causado.

2.2.8. Modalidades de reparación por violación a los Derechos


Humanos

Las reparaciones implican la culminación del proceso en el que se ha determinado


la responsabilidad del Estado por violación a los derechos humanos y, como
consecuencia, el deber de enmendar dicho acto ilícito. Sin embargo, hablar de
reparaciones en el campo de los derechos humanos es hablar de un concepto muy
complejo, sobre todo cuando las violaciones a los derechos humanos han
ocasionado daños inconmensurables en la vida de las personas.

44
La tesis clásica del derecho internacional público señala que la “reparación
es la consecuencia principal de la responsabilidad internacional del Estado”
(MONROY, 1986).

La naturaleza de dicha obligación es de carácter compensatoria y no punitiva, tal


como lo ha establecido la jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia
(CIJ, Caso Estrecho de Corfú, sentencia, 1949). Atendida su naturaleza
compensatoria y no punitiva, el límite establecido para la reparación es el
perjuicio causado por el ilícito cometido, es decir, en la especie se recurre al
“principio de la equivalencia de la reparación con el perjuicio” (MONROY,
1986).

En materia de reparación, el derecho internacional de los derechos humanos se


encuentra fuertemente influido por las concepciones y límites establecidos
en el derecho privado, lo cual acarrea algunas complicaciones de fondo,
toda vez que es claro que el perjuicio causado a un particular por otro o por
el Estado, en cuanto sujeto de relaciones privadas, es diverso al perjuicio que
se le puede causar a un particular por una actuación ilícita y dañosa de un
Estado con relación a los derechos y libertades fundamentales de la persona
humana.
Como un primer elemento para determinar qué se debe reparar y, en
consecuencia, para determinar el concepto mismo de la reparación, el
Derecho se ha preocupado de determinar el alcance y los límites de los actos
humanos en la realidad, así como los efectos y limitaciones de dichos actos.
Se reconoce que todo acto humano tiene consecuencias en el medio, algunas
de ellas directas y otras indirectas; algunas de carácter inmediato y otras
mediatas.
A partir de este reconocimiento es necesario determinar cuáles de dichas
consecuencias son aquellas respecto de las cuales procede que el sujeto
dañador repare. Es decir, debe dilucidarse en qué medida existe un nexo
causal entre el acto y el daño.
La Corte Interamericana ha recogido esta preocupación y ha señalado al
respecto:
“La solución que da el Derecho a esta materia consiste en exigir del
responsable la reparación de los efectos inmediatos de los actos ilícitos, pero
sólo en la medida JURÍDICAMENTE tutelada” (destacado en el texto) (CASO
ALOEBOETOE Y OTROS-REPARACIONES)

Es decir, a juicio de la Corte la responsabilidad no puede extenderse a


elementos ajenos de aquellos efectos inmediatos del acto. Además, dichos
efectos inmediatos deben estar jurídicamente tutelados, lo cual nos lleva a la
idea de que el efecto dice relación con el bien jurídico protegido a partir del
derecho o libertad consagrada en la Convención.

45
Sobre este punto nos parece interesante citar la doctrina de la Corte
Internacional de Justicia:

“El principio general que está implícito en el concepto de acto ilícito (...) es
que en la medida de lo posible, la reparación debe anular todas las
consecuencias del acto ilícito y restablecer la situación que probablemente
hubiera existido de no haberse cometido dicho acto. Restitución en especie
o, si ello no es posible, pago de una suma equivalente al valor que tendría la
restitución en especie, otorgamiento de ser necesario, de una indemnización
por los daños sufridos que no hayan sido reparados por la restitución en
especie o por el pago en efectivo: tales son los principios que deben servir
para determinar el monto de una indemnización por un acto contrario al
derecho internacional” (Fábrica Chorzów , 1928)

En cuanto a las formas o modalidades de reparación. No podemos dejar de


mencionar que las reparaciones que dispone la Corte se producen dentro de
un procedimiento de casos individuales, por tanto, obedecen a la lógica de este
tipo de violaciones y se enmarca dentro de los supuestos propios de
violaciones que se dan en el marco de un Estado de Derecho, con órganos del
Estado que propenden al cumplimiento de las obligaciones de derechos
humanos, al menos, en lo formal. Diferente es el caso de las violaciones
masivas y sistemáticas donde el contexto es completamente distinto y es el
Estado el que opera como una organización que usa las violaciones de
derechos humanos como parte de un plan de gobierno de manera sistemática
y planificada. La respuesta del sistema internacional en estos casos es
diferente y debe dirigirse a la modificación de las políticas de gobierno para que
cese este tipo de violaciones de derechos humanos.

Si bien esto opera claramente en la teoría, la práctica es distinta. Las


violaciones de derechos humanos en el sistema interamericano siguen
produciéndose con patrones sistemáticos. Si bien pueden no corresponder a
violaciones masivas y sistemáticas, son violaciones estructurales de
derechos humanos, donde la organización del Estado permite y facilita las
violaciones de los derechos y libertades fundamentales de ciertos grupos de
la población (piénsese en la situación de los niños, indígenas, migrantes y las
mujeres), concurre además un elemento cultural relevante (invisibilizando la
violación e incluso justificándola) y donde la solución requiere de la actuación
de diversos actores estatales. De ahí que las reparaciones que muchas veces
se ve obligada la Corte a disponer corresponden más bien a reparaciones de
violaciones masivas y sistemáticas y no necesariamente la reparación de
casos individuales, ampliando la idea de reparación a nuevos campos de
acción.

46
La Corte Interamericana ha desarrollado un amplio catálogo de medidas
reparatorias, que están vinculadas con el concepto amplio de reparaciones a que
se ha hecho referencia:

“La reparación es el término genérico que comprende las diferentes formas


como un Estado puede hacer frente a la responsabilidad inter- nacional en que
ha incurrido. Los modos específicos de reparar varían según la lesión
producida: podrá consistir en la restitutio in integrum de los derechos
afectados, en un tratamiento médico para recuperar la salud física de la
persona lesionada, en la obligación del Estado de anular ciertas medidas
administrativas, en la devolución de la honra o la dignidad que fueron
ilegítimamente quitadas, en el pago de una indemnización, etc. En lo que se
refiere a violaciones al derecho a la vida, como en este caso, la reparación,
dada la naturaleza del bien afectado, adquiere sobre todo la forma de una
indemnización pecuniaria, según la práctica jurisprudencial de esta Corte.
La reparación puede tener también el carácter de medidas tendientes a evitar
la repetición de los hechos lesivos” (Caso Garrido y Baigorria –
reparaciones).

Dichas formas de reparación en el sistema interamericano se regirán por las


normas de derecho internacional:

“La obligación de reparar establecida por los tribunales internacionales se


rige, como ha sido aceptado universalmente, por el derecho internacional en
todos sus aspectos: alcance, naturaleza, modalidades y la determinación de
los beneficiarios, nada de lo cual puede ser modificado por el Estado
obligado invocando para ello disposiciones de su derecho interno (…)” (Caso
Blake – reparaciones).

Corresponde ahora determinar las formas o modalidades de reparación. A


continuación analizaré las reparaciones de los daños materiales,
inmateriales, y otras formas de reparación distintas a las indemnizatorias.

a) CESE DE LA VIOLACIÓN

Una primera obligación del Estado al momento de reparar es adoptar las


medidas necesarias para cesar con la violación y cumplir con la obligación
convencional. En esta materia no ha habido un desarrollo muy acabado por
parte de la Corte. En parte esto se debe, sin duda, a que en gran medida los
casos de los que conoce corresponden a violaciones que ya han sido
consumadas y donde lo que procede es plantearse, derechamente, las
cuestiones propias de la restitutio in integrum, compensaciones y otro tipo de
medidas de reparación.

47
Sin embargo, en la jurisprudencia reciente de la Corte encontramos sentencias en
las que se han dispuesto medidas de cese de la violación, aunque éstas son
consideradas bajo otros criterios clasificatorios, en el apartado sobre “otras
medidas”, distintas a las materiales. En este sentido, nos encontramos con
sentencias en que la Corte ha ordenado: demarcación de territorios en casos
sobre derecho a la propiedad indígena (Caso Comunidad Mayagna (sumo)
Awas Tingni), suministros de bienes y servicios básicos frente a situaciones
graves que amenacen el derecho a la vida (Caso Yakye Axa, párrs. 216 y
sgtes), prestaciones de salud en casos en que se amenace el derecho a la
vida (Sólo en el año 2006 ver: caso Masacre de Pueblo Bello, párr. 274;
Caso Baldeón, parrs. 206 y sgtes.; Caso de las Masacres de Ituango, párr.
403; Caso Vargas Areco, párr. 159; Caso Goiburú y otros, párr. 176) ,
entrega de información pública solicitada o la Fundamentación de la negativa
a entregar dicha información (Caso Claude Reyes y otros), entre otras.

Todos estos casos tienen como denominador común que el Estado debe
adoptar medidas que impidan que una violación convencional se siga
consumando. Podríamos considerar también dentro de esta categoría aquellas
sentencias en que se han dispuesto modificaciones legislativas, pero parece
más adecuado analizar este tipo de reparación dentro de las garantías de no
repetición, ya que su objetivo es más amplio que la satisfacción del goce y
ejercicio de un derecho respecto de una víctima individual. Asimismo, podría
ser analizada en este apartado la obligación de garantía en tanto respuesta
ante violaciones de derechos humanos y el deber de actuación en el ámbito
interno, pero, por las especiales características de este tema, lo veremos en
forma separada más adelante.

b) REPARACIONES MATERIALES

Cuando no es posible el cumplimiento de la obligación violada, la repa- ración


debe tomar un rumbo diverso. Al respecto la Corte Interamericana nos ha
señalado:

“La regla de la restitutio in integrum se refiere a una de las formas de


reparación de un acto ilícito internacional (…), pero no es la única modalidad
de reparación, porque puede haber casos en que la restitutio no sea posible,
suficiente o adecuada. La indemnización corresponde en primer término a los
perjuicios sufridos por la parte lesionada, y comprende, como esta Corte ha
expresado anteriormente, tanto el daño material como el moral” (Caso Blake
– reparaciones).
Es decir, la Corte recoge el criterio correcto y reconoce que existen ciertos casos
en que no es posible borrar los efectos del ilícito, por lo cual el concepto de la
restitutio in integrum se muestra insuficiente e ineficaz para el fin reparador que

48
debe contener y perseguir toda sentencia de acuerdo al artículo 63.1 de la
Convención. Por esta vía quedan abiertos otros caminos de reparación y, en
consecuencia, este concepto adquiere un carácter amplio o “plural”.
Por lo que respecta al daño material, la Corte ha establecido que comprende “la
pérdida o detrimento de los ingresos de las víctimas, los gastos efectuados con
motivo de los hechos y las consecuencias de carácter pecuniario que tengan un
nexo causal con los hechos del caso”. (Caso Bámaca Velásquez y Caso Suárez
Peralta)

Al respecto, el tribunal interamericano distingue entre daño emergente,


identificando como tal los gastos efectuados con motivo de la violación a los
derechos humanos (son gastos directos y más o menos inmediatos, gastos
funerarios, etcétera), el lucro cesante, es decir, todo aquello que dejó de percibir,
para ello se toma en cuenta, expectativa de vida, salario mínimo del país y
profesión que desempeñaba la persona que sufrió el daño.

c) DAÑO EMERGENTE

El daño emergente es equivalente a los gastos directos e inmediatos que ha


debido cubrir la víctima o sus representantes con ocasión del ilícito.
Básicamente representa todos aquellos gastos que, en forma razonable y
demostrable, hayan incurrido las víctimas con el objeto de reparar el ilícito, o
bien, anular sus efectos. Inicialmente, en los procesos seguidos ante la Corte
Interamericana fue un elemento básico el aportar los medios de prueba que
acrediten la efectividad y cuantía de estos gastos, no siendo suficiente que
estos sean simplemente invocados (caso Velásquez Rodríguez –
indemnización compensatoria).

La Corte ha tratado una serie de medidas como parte de la reparación del daño
emergente:

• Compensación por los gastos directos emanados de la violación


sufrida (Caso Comunidad Indígena Yakye Axa);

• Reparación por los salarios que deja de percibir la víctima en razón de


la violación de los derechos convencionales (Caso Loayza Tamayo –
reparaciones);

• En caso de no reincorporación a las labores por despido sin fundamento,


se ha determinado el pago de los salarios perdidos hasta la reincorporación
o hasta la fecha de muerte, en caso de haber fallecido la víctima (Caso
Acevedo Jaramillo y otros, párr. 304);

• Compensar los gastos médicos y de otro tipo en que haya incurrido la


víctima o sus familiares en razón de la violación convencional (Caso

49
Villagrán Morales – reparaciones);

• Gastos en que hayan incurrido los familiares, específicamente, en la


búsqueda de la víctima, en sus visitas, entierro, entre otros (Caso Castillo
Páez – reparaciones);

• Reparación por las pérdidas patrimoniales de los familiares por motivos


imputables al Estado, vinculados directamente con la violación de los
derechos de la víctima; ( C a s o Cantoral Benavides –
reparaciones)

• gastos médicos futuros que pueda involucrar un tratamiento vinculado con


las violaciones convencionales. (Caso Cantoral Benavides –
reparaciones)

En los fallos recientes, si bien se mantiene la exigencia de “un perjuicio


cierto”, dicho criterio se ha flexibilizado y ha comenzado a presumirse la
efectividad de los gastos y el criterio para su valorización ha sido el de la
equidad (Caso Bámaca Velásquez – reparaciones). En todos, lo que se
exige es acreditar el vínculo entre el daño reclamado y la violación sufrida
(Caso Ricardo Canese, párr. 203).

d) LUCRO CESANTE

Estas indemnizaciones tienen relación con las pérdidas patrimoniales


ocasionadas por una merma de ingresos, con ocasión de una violación de
derechos humanos.
La Corte en algunos casos ha seguido un criterio estricto para determinar el
daño material indirecto. En efecto, en algunos casos determinó que el lucro
cesante debía calcularse en base a la siguiente fórmula: “de acuerdo con los
ingresos que habría de recibir la víctima hasta su posible fallecimiento
natural” (Caso Velásquez Rodríguez – indemnización compensatoria) ,
fallecimiento que debe ser considerado atendiendo a las expectativas de
vida en el país del cual era natural la víctima. Asimismo, ha establecido que
debe estarse a las expectativas de vida laboral en el país respectivo y a los
ingresos posibles de la víctima y, en caso de que esto último no fuera
posible de determinar, se procede a fijar su cuantía sobre la base de los
ingresos mínimos establecidos en la legislación interna, ya sea el ingreso
general, o bien aquel correspondiente a las labores que desempeñaba la
víctima (Caso Castillo Páez – reparaciones).
Sobre esta base, la Corte realiza la distinción de acuerdo a si la
indemnización le corresponde a la víctima afectada por incapacidad total o
absoluta, o bien dicha indemnización le corresponde a los familiares
directos de dicha persona (Caso Velásquez Rodríguez – indemnización

50
compensatoria), fijando en este segundo caso un criterio de mayor
flexibilidad a la hora de ponderar la indemnización.

En fallos recientes (Caso Bámaca Velásquez – Reparaciones) la Corte ha


cambiado su criterio para fijar esta indemnización por concepto de lucro
cesante y ha determinado el monto sobre la base del principio de equidad,
sin hacer las disquisiciones antes señaladas (Caso Gómez Palomino) y, aún
haciéndolas, el monto es fijado, finalmente, en base a este criterio de
equidad (Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia). Asimismo, en
algunos casos, al no contar con los antecedentes necesarios para determinar
el monto de la indemnización sobre las bases de cálculo por ella misma
desarrolladas, la Corte ha fijado la indemnización por lucro cesante
simplemente con base en la “equidad” (Caso Tibi, párr. 236); en otros, al no
contar con los antecedentes ha rechazado la indemnización solicitada
(Caso Acosta Calderón,).

e) DAÑO INMATERIAL

A su vez, la Corte ha desarrollado en su jurisprudencia el concepto de daño


inmaterial y ha establecido que este “puede comprender tanto los sufrimientos y
las aflicciones causados a la víctima directa y a sus allegados, el menoscabo de
valores muy significativos para las personas, así como las alteraciones, de carácter
no pecuniario, en las condiciones de existencia de la víctima o su familia” (Caso de
los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros)

Un aspecto relevante en el tema es el referente a la prueba de este tipo de daño,


si bien es necesario probar la afectación, la Corte ha establecido que no resulta
necesario hacerlo cuando ese daño es evidente, debido a que “es propio de la
naturaleza humana que toda persona sometida a las agresiones y vejámenes
mencionados (en el caso sujeto a la Corte) experimente un sufrimiento moral”, regla
que se aplica a la víctima misma. ( Sentencia Lori Berenson Mejía)

f) COSTAS Y GASTOS

La Corte ha establecido que las costas y gastos están comprendidos dentro del
concepto de reparación, en este sentido, el tribunal ha señalado en su
jurisprudencia constante que las costas y gastos hacen parte del concepto de
reparación, toda vez que la actividad desplegada por las víctimas con el fin de
obtener justicia, tanto a nivel nacional como internacional, implican erogaciones
que deben ser compensadas cuando la responsabilidad internacional del Estado
es declarada mediante una sentencia condenatoria.

Desafortunadamente el camino de acceso a la justicia implica diversos gastos


económicos difíciles de sufragar. Por ello es que la Asamblea General de la OEA
dispuso la creación de un Fondo de Asistencia Legal del Sistema Interamericano

51
de Derechos Humanos, que cuenta con la reglamentación adecuada para su
funcionamiento tanto en la Corte como en la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos. (Reglamento sobre el Funcionamiento del Fondo de Asistencia Legal de
Víctimas)

Al respecto, conviene puntualizar que las costas se otorgan de acuerdo con la


equidad, siempre y cuando su quantum sea razonable están exentos de
deducciones y cargos tributarios según lo ha establecido la Corte en prácticamente
todas las sentencias que ha emitido.

g) DAÑO AL PROYECTO DE VIDA

Se trata de una noción distinta del “daño emergente” y el “lucro cesante”.


Ciertamente no corresponde a la afectación patrimonial derivada inmediata y
directamente de los hechos, como sucede en el “daño emergente”.

Por lo que hace al “lucro cesante”, corresponde señalar que mientras éste se
refiere en forma exclusiva a la pérdida de ingresos económicos futuros, que es
posible cuantificar a partir de ciertos indicadores mensurables y objetivos, el
denominado “proyecto de vida” atiende a la realización integral de la persona
afectada, considerando su vocación, aptitudes, circunstancias, potencialidades y
aspiraciones, que le permiten fijarse razonablemente determinadas expectativas y
acceder a ellas. El “proyecto de vida” se asocia al concepto de realización personal,
que a su vez se sustenta en las opciones que el sujeto puede tener para conducir
su vida y alcanzar el destino que se propone. En rigor, las opciones son la
expresión y garantía de la libertad. Difícilmente se podría decir que una persona es
verdaderamente libre si carece de opciones para encaminar su existencia y llevarla
a su natural culminación. Esas opciones poseen, en sí mismas, un alto valor
existencial. Por lo tanto, su cancelación o menoscabo implican la reducción objetiva
de la libertad y la pérdida de un valor que no puede ser ajeno a la observación de
esta Corte.

Cuando las violaciones a derechos humanos coartan o limitan esta libertad, hay
consecuencias y daños que deben ser remediados por el Estado.

En diversos casos la Corte ha utilizado otros conceptos para comprender este


rubro, disponiendo reparaciones tales como becas para estudios (Comunidad
Mayagna (Sumo) AwasTingni.) y la reposición en el trabajo y capacitación
profesional.

h) OTRAS FORMAS DE REPARCIÓN

52
Las formas de reparación no materiales cumplen un importante rol en cuanto medio
de reparación integral de la víctima. Estas medidas poseen un enorme poder de
reparación en situaciones de violación de los derechos humanos. La posición de
la víctima de violaciones de derechos fundamentales no tiene sólo una óptica
material y dicho aspecto no es el más importante. Los aspectos más relevantes
dicen relación con la verdad, el restablecimiento del honor, la justicia, los
cambios internos en el Estado, entre otros.

En la sentencia de reparaciones en el Caso Loayza Tamayo, la Corte señaló


ciertos mecanismos no indemnizatorios para garantizar la reparación:

“Por esta razón, la Corte considera que el Estado está en la obligación de tomar
todas las medidas necesarias para asegurar que la víctima reciba sus salarios,
garantías sociales y laborales a partir de la fecha de emisión de esta sentencia
y hasta que se encuentre en condiciones de reincorporarse efectivamente al
servicio docente. A este respecto, la Corte estima prudente que sean utilizados
los mecanismos inter- nos aplicables a situaciones de incapacidad laboral, o
cualquier otro medio idóneo que asegure el cumplimiento de esta obligación”
(Caso Loayza Tamayo – reparaciones).

La Corte ha abierto el camino y ha dispuesto variadas formas de reparación no-


materiales. En este sentido, la jurisprudencia de la Corte Interamericana ha
explorado en forma creativa y progresiva las posibilidades que le brinda el
derecho internacional. En efecto, la Corte ha desarrollado una amplia
jurisprudencia respecto de las medidas de restitución, rehabilitación,
satisfacción y garantías de no repetición.

i) RESTITUCIÓN

Bajo este rubro la Corte establece la reparación más esencial: restituir al individuo
en el goce de sus derechos; esto ha implicado enfrentar desafíos importantes como
dejar sin efecto una condena penal, se ha ordenado también la restitución de tierras
ancestrales a integrantes de comunidades indígenas, (Cfr.Comunidad Mayagna
(Sumo) AwasTingni.Reparaciones) entre otros casos relevantes.

j) SATISFACIÓN Y GARANTÍAS DE NO REPETICIÓN

Al Respecto, la Corte ha reiterado el deber de los Estados de adoptar todas las


medidas legales, administrativas y de otra índole que sean necesarias para hacer
efectivo el ejercicio de los derechos humanos de quienes se encuentren bajo su
jurisdicción, de conformidad con las obligaciones de respeto y garantía dispuestas
en los artículos 1.1 y 2o. de la Convención. (Caso Velásquez Rodríguez.
Reparaciones y costas, )

53
Entre estas medidas se encuentra el derecho a la verdad. Al respecto, la Corte ha
señalado que el deber del Estado respecto de las medidas preventivas y de no
repetición “empiezan con la revelación y reconocimiento de las atrocidades del
pasado... La sociedad tiene el derecho a conocer la verdad en cuanto a (los)
crímenes (cometidos) con el propósito de que tenga la capacidad de prevenirlos
en el futuro”. (Caso Masacre de dos Erres)

Según lo ha establecido la Corte, este derecho se encuentra estrechamente


vinculado con el deber de investigar y en su caso sancionar a los responsables.
(Cfr. Velásquez Rodriguez)

Actualmente, en las sentencias de la Corte IDH se contempla un rubro denominado

“Obligación de investigar los hechos e identificar, juzgar y, en su caso, sancionar a


los responsables”. En este sentido, la Corte ha establecido como punto de partida
la lucha contra la impunidad, entendiendo esta última como “la falta en su conjunto
de investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y condena de los
responsables de las violaciones de los derechos protegidos por la Convención
Americana”. ( Caso Castillo Páez)

Este deber de hacer justicia, previsto por la Convención, reclama, según lo ha


establecido la Corte, la práctica de investigaciones serias, imparciales y efectivas,
y no como una mera formalidad.

Conviene señalar que la obligación de investigar es de medios y no de resultados,


pero dichas investigaciones deben hacerse conforme a los criterios antes
mencionados.

En este sentido, la Corte rechaza obstáculos de carácter interno que pudieran


impedir el hacer justicia, como las leyes de auto amnistía. Medidas de carácter
interno.

La Corte generalmente ha contemplado estas disposiciones bajo el rubro de


“garantía de no repetición”.

Estas medidas contemplan uno de los aspectos más relevantes de la


jurisprudencia interamericana, nos referimos a la adecuación del derecho interno a
los estándares internacionales. (Cfr. Comunidad indígena Yakye Axa)

El deber de modificación de la legislación interna se funda en los artículos 1.1, 2o.


y 63.1 de la Convención Americana que establece, como ya hemos mencionado,
que si el ejercicio de los derechos y libertades señaladas en el artículo 1o. no
estuviera ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los
Estados partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos
constitucionales y a las disposiciones de la Convención, las medidas legislativas o

54
de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y
libertades.

Al respecto, conviene señalar que en las resoluciones de la Corte usualmente se


establecen los criterios generales sobre la adecuación del derecho interno. (“La
Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros)

Sin embargo, en algunas ocasiones el tribunal ha sido más específico señalando


exactamente las disposiciones que contravienen la Convención y la modificación
que al respecto debería realizarse para estar en armonía con la misma. (Trujillo
Oroza. Reparaciones)

Como ejemplo del avance de la jurisprudencia en la materia se ha ordenado la


revisión de normas sobre pena de muerte, tipificación del terrorismo, la
desaparición forzada, así como modificaciones constitucionales por cierto muy
difundidas vinculadas al derecho de la libertad de expresión.

Otras medidas contempladas bajo el rubro de garantías de no repetición son


aquellas que ordenan al Estado la creación de instancias encaminadas a atender
cierto tipo de violaciones a derechos humanos.

En resumen, lo que se busca es establecer medidas que permanezcan y que


generen un cambio respecto a la protección de ciertos derechos humanos en el
Estado responsable.

k) DEBER DE ACTUAR EN EL ÁMBITO INTERNO

La Corte ha señalado que, en aquellos casos en que se han producido


violaciones de los derechos y libertades convencionales, el Estado tiene el
deber de actuar en el ámbito interno de forma tal que se determine la verdad
de los hechos violatorios de la Convención, se juzgue y sancione a los
responsables y se repare a las víctimas. Todo ello en el entendido de que las
situaciones de impunidad pueden inducir a futuras violaciones de derechos
humanos.

Me parece que esta materia requiere un tratamiento particular. Los Principios de


Naciones Unidas sobre los derechos de las víctimas en materia de derechos
humanos establecen concretamente el derecho a que el Estado investigue y
sancione a los responsables de violaciones de derechos humanos. Los
referidos Principios ubican esta cuestión dentro de las medidas de
satisfacción, pero su tratamiento por la Corte Interamericana ha sido en el
ámbito de las garantías de no repetición. Esta parece una mejor ubicación
de esta materia. En efecto, si queremos fundamentar este tipo de medidas,
como algo distinto del cumplimiento de la obligación original involucrada –
cumplimiento de la obligación de garantía en su faceta de respuesta ante la

55
violación producida– su lugar debe estar dentro de las garantías de no
repetición. El objetivo de esta actuación en el ámbito interno es precisamente
entregar un mensaje de rechazo a la impunidad y, por tanto, tiene un
componente claramente preventivo y no sólo sancionatorio y por ello es
pertinente que su tratamiento sea en el ámbito de las medidas destinadas a
la prevención de futuras violaciones a los derechos humanos (Caso Baldeón
García).

Esta es una materia relevante no sólo en sus efectos internos, sino que
también desde una mirada teórica. En efecto, tal como señalamos supra, el
derecho internacional ha entendido que el Estado debe cumplir con la
obligación cuyo incumplimiento ha generado responsabilidad internacional.
En este sentido, cumplir con la obligación original violada es parte de la
obligación subsistente. Por tanto, dar cumplimiento a la obligación de
garantía (establecida en el art. 1.1 de la CADH y relacionada con cada
derecho convencional), tal como lo ha entendido la propia Corte, implica
desarrollar una serie de actividades con el fin de permitir el pleno goce y
ejercicio de los derechos, así como la adopción de medidas de prevención,
dentro de las cuales destacan aquellas destinadas a evitar situaciones de
impunidad en caso de violaciones graves de derechos humanos. En este
mismo sentido se ha pronunciado el Comité de Derechos Humanos de
Naciones Unidas:

”Cuando las investigaciones a que se hace referencia en el párrafo 15 revelan


la violación de ciertos derechos reconocidos en el Pacto, los Estados Parte
deben asegurarse de que los culpables comparezcan ante la justicia. Como
sucede cuando no se abre una investigación, el hecho de que no se haga
comparecer ante la justicia a los autores de violaciones puede ser de por sí
una vulneración del Pacto. Estas obligaciones existen concretamente en
relación con las infracciones reconocidas como delitos en el derecho
internacional o en la legislación nacional, entre ellos la tortura y otros tratos
crueles, inhumanos o degradantes (art. 7), las privaciones de vida sumaria y
arbitraria (art. 6) y las desapariciones forzosas (arts. 7 y 9 y, frecuentemente,
art. 6). Es más, el problema de la impunidad respecto de estas violaciones,
cuestión de permanente preocupación del Comité, puede ser un elemento
importante que contribuye a la repetición de las infracciones. Cuando se
cometen como parte de una agresión generalizada o sistemática contra la
población civil, estas infracciones del Pacto constituyen crímenes de lesa
humanidad (véase el artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional)” (CDH, Comentario General Nº 18, “No Discriminación”).

Si uno realiza esta lectura podrá concluir que estas medidas no son
técnicamente medidas de reparación. Para argumentar sobre su procedencia

56
en las sentencias o en el acápite sobre reparaciones, uno puede plantear varias
hipótesis. Por una parte, sostener que estas son medidas de satis- facción y,
por tanto, medidas de reparación. Por otra, sostener que estas son medidas de
garantías de no repetición. Por último, que son medidas de cumplimiento de la
obligación original, pero con efectos reparatorios para las víctimas.

La Corte no es clara en cuál es el criterio que sigue. Como medida de


satisfacción, no parece cumplir con los alcances de estas medidas en el
derecho internacional público. En cambio, como garantías de no repetición,
habría un argumento plausible (vinculado con la prevención). Pero parece que
partir de la idea de los “efectos reparatorios” resulta particularmente
interesante, en tanto ofrece una vía argumental que no obliga a caminos
forzados de fundamentación. Volveremos sobre esto más adelante en este
estudio introductorio.

Sin perjuicio de cuál sea la mejor justificación, no puede dejarse de lado que
esta es una materia especialmente relevante, ya que implica la necesidad
de que los Estados cumplan con su obligación de garantía de los derechos.
Esto supone, entre otras cosas, llevar adelante investigaciones efectivas en
los casos de violaciones de derechos humanos y perseguir la sanción de los
responsables.

El derecho a la verdad ha sido desarrollado por la Corte desde un doble punto


de vista, como un derecho colectivo o social a conocer la verdad y como un
derecho individual. La Corte ha señalado:

“La Corte reconoce que en el presente caso la impunidad de los


responsables es parcial, puesto que se tramitaron procesos penales
ordinarios, aunque en éstos no se observó el principio del plazo razonable. Sin
embargo, se ha configurado durante más de dieciséis años una situación de
impunidad respecto de la investigación y sanción por tribunales
competentes de los miembros de la fuerza pública. Esta impunidad continúa
lesionando a los familiares de las víctimas

“Este Tribunal se ha referido en reiteradas ocasiones al derecho que asiste a


los familiares de las víctimas de conocer lo que sucedió y de saber quiénes
fueron los agentes del Estado responsables de los respectivos hechos. Tal
como ha señalado la Corte, “la investigación de los hechos y la sanción de las
personas responsables, es una obligación que corresponde al Estado siempre
que haya ocurrido una violación de los derechos humanos y esa obligación debe
ser cumplida seriamente y no como una mera formalidad”.

“Esta medida no solo beneficia a los familiares de las víctimas sino también
a la sociedad como un todo, de manera que al conocer la verdad en cuanto

57
a tales crímenes tenga la capacidad de prevenirlos en el futuro” (Caso 19
Comerciantes, párrs. 257, 258 y 259).

Sobre este punto es interesante la opinión del juez Cançado Trindade quien
nos señala:

El derecho a la verdad se ha examinado en un doble plano, que implica una


misma –o muy semejante– consideración: saber la realidad de ciertos
hechos. A partir de ese conocimiento se construirá una consecuencia
jurídica, política o moral de diversa naturaleza. Por una parte, se asigna aquel
derecho a la sociedad en su conjunto; por la otra, el derecho se atribuye a la
víctima, directa o indirecta, de la conducta violatoria del derecho humano.

“Bajo el primer significado, el llamado derecho a la verdad acoge una exigencia


legítima de la sociedad a saber lo sucedido, genérica o es- pacíficamente, en
cierto período de la historia colectiva, regularmente una etapa dominada por el
autoritarismo, en la que no funcionaron adecuada o suficientemente los canales
de conocimiento, información y reacción característicos de la democracia. En el
segundo sentido, el derecho a conocer la realidad de lo acontecido constituye
un derecho humano que se proyecta inmediatamente sobre la Sentencia de
fondo y las reparaciones que de aquí provienen” (Voto Razonado Concurrente
juez A.A. Cançado Trindade, Caso Bámaca Velásquez, párrs. 199-202.).

En cuanto al deber de investigar, la Corte ha determinado que esta, si bien es


una obligación de medio, debe ser cumplida con toda seriedad por los Estados,
de forma tal de satisfacer ciertos requisitos mínimos necesarios para cumplir con
la obligación de garantizar. Al efecto la Corte ha señalado

“El Estado está, por otra parte, obligado a investigar toda situación en la que
se hayan violado los derechos humanos protegidos por la Convención. Si el
aparato del Estado actúa de modo que tal violación quede impune y no se
restablezca, en cuanto sea posible, a la víctima en la plenitud de sus
derechos, puede afirmarse que ha incumplido el deber de garantizar su libre
y pleno ejercicio a las personas sujetas a su jurisdicción. Lo mismo es válido
cuando se tolere que los particulares o grupos de ellos actúen libre o
impunemente en menoscabo de los derechos humanos reconocidos en la
Convención” (Caso Velásquez Rodríguez,).

2.2.9. El pago y supervisión de la Corte

En relación con el pago de las indemnizaciones, la Corte es quien fija el monto y


la forma del mismo, sin perjuicio del acuerdo a que puedan llegar las partes. En
particular, la Corte se ha preocupado de que este pago sea verdaderamente

58
compensatorio, por lo que ha tomado especiales resguardos ante procesos
inflacionarios. Al mismo fin apunta el hecho de ordenar la constitución de fondos
fiduciarios para la administración de los dineros, lo que sólo tiene por objeto una
adecuada administración, de forma tal que las indemnizaciones tengan un
verdadero efecto reparador. En todo caso, la Corte mantiene las facultades de
supervigilancia de las condiciones de pago, así como de la protección del mismo.
Una medida interesante que ha dispuesto la Corte es la creación de un mecanismo
oficial por parte del Estado para el seguimiento del cumplimiento de las
reparaciones. Mecanismos de este tipo profundizan la idea de que estas son
medidas obligatorias para los Estados. (Caso Velasquez Rodriguez)

III. CONCLUSIONES

1. Es indudable que la situación actual de respeto a los Derechos Humanos


es la consecuencia de la lucha de seres generosos que dieron su cuenta
de sacrificio en bien de la colectividad.

2. Los derechos humanos son la gran invención en nuestro tiempo, en ningún


otro periodo de la historia humana se ha visto un desarrollo tan grande y
acelerado de una rama del Derecho destinada a la protección integral de
individuo.

3. Los derechos humanos son prerrogativas o privilegios inherentes a las


personas, que tienen que ser protegidos y respetados por el Estado, un
Estado democrático ya que el fin supremo del Estado Peruano es la
defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad.

4. Casos como la cantuta y barrios altos, son claros ejemplo a la vulneración


de los Derechos Humanos, tanto como la vida y la integridad física.

5. Habiendo analizado el tema y partiendo de las nociones que nos brinda la


doctrina, podemos concluir diciendo que la responsabilidad civil puede ser
definida como la obligación que tiene un sujeto de derecho, sea por
imputación objetiva o subjetiva, de reparar un daño causado a otro por la
violación de una obligación convencional o legal, resultante de hecho
propio, ajeno o de las cosas.

6. Así podemos concluir que contrario a lo que sucede en el caso de la


responsabilidad contractual, se habla o se está frente a un problema de
responsabilidad extracontractual en el evento en que entre víctima y autor
del daño no exista vínculo anterior alguno, o que aun así exista tal vínculo,
el daño que sufre la víctima no proviene de dicha relación anterior sino de
otra circunstancia. El autor del daño está obligado a indemnizar a la víctima
de un perjuicio que no proviene de un vínculo jurídico previo entre las partes

59
7. Las reparaciones son el camino que el derecho internacional y,
concretamente, el sistema interamericano de protección de los derechos
humanos ha encontrado para acercar la justicia a los individuos. Un camino
forjado por víctimas que han tenido la fortaleza, el temple para iniciar y
enfrentar el camino de la búsqueda de la justicia, primero a nivel interno y
luego internacional.

IV. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Alessandri Rodriguez, A. (1981). La Responsabilidad Extracontractual en el Derecho Civil .


Santiago: Universal.

ALVAREZ VITA, J. (1993). DERECHOS HUMANOS. Lima: Universidad de Lima.

Arechaga, E. J. (1980). El Derecho Internacion Contemporaneo . Madrid: Tecnos.

Arechaga, E. J. (1985). Responsabilidad Internacional . Madrid: M. Sorensen .

Carrillo Salcedo, J. (1991). CURSO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO. ESPAÑA: REMIRO


BROTONS.

CARRUITERO LECCA, F. (2002). MANUAL DE DERECHOS HUMANOS. LIMA: LED.

CASTILLO DÁVILA, M. (2009). DERECHOS HUMANOS. Lima: FECAT.

CDH, Comentario General Nº 18, “No Discriminación”.

CESAR, L. A. (1996). EFFECTIVENESS OF THE CONSTITUTION IN LATIN AMERICA. LIMA: FONDO


EDITORIAL .

CORDOVA, L. T. (2013). ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL. Perú: Grijley.

DÍEZ PICAZO, L. (1989). Sistema de Derecho Civil. Madrid: TECNOS.

FRANCO, H. H. (2012). DERECHO CONSTITUCIONAL . TRUJILLO: LIBRERIA JURDICIA .

Franco, H. H. (2012). DERECHO CONSTITUCIONAL PERUANO. Lima - Peru: ffcaat.

General, A. (2005). Principios y directrices basicos sobre el derecho de las victimas de violaciones
manifiestas. España: España.

L., J. F. (1998). Responsabilidad Internacion del Estado . Madrid: Tecnos .

MAZEAUD, H. (1977). Tratado Teórico y Práctico de la Responsabilidad Civil Delictual y


Contractual. Madrid: Ejea.

60
Meron, T. (2003). Curso de Derecho Internacion en la Academia de Derecho Internacional de la
Haya. Estado de T. Meron : ISIL.

MONROY. (1986).

MOSSET ITURRASPE, J. (1973). Responsabilidad por daños. Buenos Aires: Ediar.

NAMIHAS, F. N. (2004). DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.ACADEMIA DE


LA MAGISTRATURA. LIMA.

NASH ROJAS, C. (2009). LAS REPARACIONES ANTE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS


HUMANOS. Santiago de Chile: Universidad de Chile.

PACHECO, M. (1995). Los Derechos fundamentales de la persona. San José: Editorial Jurídica.

PÉREZ LUÑO, A. (1991). Delimitacion conceptual de los Derechos Humanos. Madrid: TECNOS.

PINTO BAZURCO, E. (1995). DERECHO INTERNACIONAL, Politica Exterior y Diplomacia. Lima:


Fondo Editorial de la Universidad de Lima.

Reglamento sobre el Funcionamiento del Fondo de Asistencia Legal de Víctimas.

Rousseau, C. (1966). Derecho Internacional Publico Profundizado. Madrid: La ley .

SANTAGATI, C. J. (2006). MANUAL DE DERECHOS HUMANOS. BUENOS AIRES: EDICIONES


JURIDICAS.

SESAREGO, F. (2003). FORO JURIDICO. LIMA PERU: LIMA PERU.

Shelton, D. (2002). The ILC's State Responsibility Articles: Righting wrongs: reparations in the
articles os State. ASIL : EE.UU.

Sólo en el año 2006 ver: caso Masacre de Pueblo Bello, párr. 274; Caso Baldeón, parrs. 206 y
sgtes.; Caso de las Masacres de Ituango, párr. 403; Caso Vargas Areco, párr. 159; Caso
Goiburú y otros, párr. 176.

SOTO, E. C. (1997). CONSTITUCION DE 1993.

Taboada Córdova , L. (2001). Elementos de la Responsabilidad Civil. Lima.

TABOADA CORDOVA, L. (2003). Elementos de la Responsabilidad Civil. Lima: Grijley.

Trujillo Oroza. Reparaciones.

Verdross, A. (1967). Derecho Internacion Publico . Madrid: 5º Edicion .

Virally. (1986). Enrique P. Haba - Tratado de Derechos Humanos. Juricentro: San Jose.

VISSER DEL PINO, D. C. (1987). De la responsabilidad civil contractual y extracontractual por el


hecho de otro. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.

61
VITA, J. A. (1999). DE LA DECLARACION UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.

Voto Razonado Concurrente juez A.A. Cançado Trindade, Caso Bámaca Velásquez, párrs. 199-
202..

Yanguez, R. d. (1995). Algunas previsiones sobre el futuro de la responsabilidad civil. España:


Civitas.

YZQUIERDO TOLSADA, M. (2001). Sistema de Responsabilidad Civil Contractual y


Extracontractual. Madrid: Dykinson.

62

You might also like