UNIVERSIDAD DEL VALLE

FACULTAD DE HUMANIDADES DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA

SEMINARIO FILOSOFÍA DE LA CIENCIA II: PROBLEMAS FILOSÓFICOS DEL ESPACIO
FECHA: 12 de feb. de 18

Asistentes: Ana Gabriela Martínez Ortiz (exposición), Alejandra Ramírez (exposición),

Henry Peña Palacios, Brayan David Molina, Janeth Blanco Parra, Santiago Andrés Caicedo
Coy y Daniela Quintero Mosquera(protocolo).

PROTOCOLO No. 1, SESION No. 2

Durante la sesión se plantearon algunas preguntas que surgieron a partir de la lectura El

Timeo, 48d – 53c, de Platón y algunas otras a partir de las explicaciones e intervenciones
de los compañeros. Antes de dar inicio a las preguntas cabe resaltar que la pregunta central
del texto de Platón es ¿cuál es el origen del mundo natural? y que es en el contexto de la
respuesta a esta pregunta que aparecen las reflexiones de Platón sobre el espacio físico.
Las otras preguntas fueron las siguientes:

1. ¿Cuál es ese lugar que sirve de escenario, ese teatro del que se habla?
1.1. ¿Cómo entender que todo tiene un lugar o, en otros términos, que lo que no
tiene lugar no existe?
2. ¿Qué tiene que ver el principio con ese lugar?
3. ¿Cómo se relaciona la configuración geométrica de los elementos (agua, tierra,
aire y fuego) con la del espacio, con la configuración geométrica del cosmos?
4. ¿Cómo se relaciona la configuración geométrica de la música con el cosmos?
5. ¿Cómo entender la explicación sobre el espacio que se da en el párrafo 51ab?
6. ¿Cómo se entiende esa materia/espacio que no tiene cualidades y su relación con
los cuatro elementos?
7. De acuerdo con Platón, los elementos son apariencias, por lo tanto, necesitamos
del ser, del principio para hablar de las cosas: ¿Cómo entender esta idea?
8. ¿La Dicotomía ser y devenir es equivalente a la de espacio y tiempo? En otros
términos, ¿puede considerarse el ser como el espacio y el devenir como el
tiempo?
9. ¿Es el espacio una imagen o una extensión del modelo, de lo eterno?
10. ¿Qué podemos decir sobre el Espacio vacío en Platón?

Estas preguntas e inquietudes fueron resueltas durante la sesión y a continuación quedarán

consignadas en este protocolo, de la manera más precisa posible con base a los argumentos
planteados.

Para entrar en contexto con la filosofía de Platón fue necesario presentar tres elementos:
1) su herencia pitagórica puesto que su pensamiento está impregnado de presupuestos
matemáticos y geométricos, incluso su idea de origen del mundo, la estructura del universo
con relación a la configuración musical están fundamentadas en relaciones matemáticas y
pitagóricas. Consideraba que figuras geométricas como el triángulo, el círculo o el
cuadrado eran ideas y que aquello físico a lo que podamos atribuirle esta forma son solo
copias de las primeras; 2) la creencia dominante en la época de que tierra, agua, aire y

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fuego son los cuatro elementos básicos del mundo natural, considerados los pilares del
universo, y la base de todo lo que existe en el mundo natural y que todo lo demás se deriva
de alguno de estos elementos; 3) la ontología y la epistemología platónica parten de la
dicotomía mundo de las formas o ideas y mundo de las apariencias o mundo natural, que se
corresponde con la dicotomía ser vs. devenir. Para Platón el mundo de las formas o ideas es
el ser mismo, el modelo, seres que sin espacio pueden existir y el devenir es ese mundo
natural que está en constante cambio, es la copia del modelo y no puede ser conocido en su
totalidad puesto que como lo plantea él no puede haber conocimiento verdadero de lo que
cambia o que se transforma.

El mundo de las ideas es aquel que esta fuera del mundo que conocemos, aquel que es
inteligible, que está más allá de la percepción; el mundo de las apariencias, es aquel que se
compone de los elementos, que como dice Platón, no pueden ser definidos como “esto” o
“aquello” ni tampoco aplicarles el nombre de “fuego”, “agua”, “tierra” o “aire”, debido
a que no son fijos ni constantes, sino que deben aplicársele el nombre de la apariencia.
“Si vemos que algún objeto pasa incesantemente de un estado a otro no
digamos: “Esto es fuego”, sino: “Esta apariencia es la del fuego”, y del agua
no digamos: “Esto es agua”, sino: “Esta apariencia es la del agua”…” (Platón,
1972, p.686).

Así pues, a pesar de que Platón no hace mucha referencia al tiempo, podríamos decir, con
relación a Aristóteles, que puede haber semejanza entre el devenir y el tiempo pues ambos
son cambiantes, pasan y no permanecen. Cosa contraria a la relación entre espacio y ser.

Una vez puesto en contexto y en especial la existencia del mundo de las formas y el mundo
de las apariencias, la pregunta que surge es qué relación tiene el espacio físico con esos dos
mundos. De acuerdo con Platón, Podemos decir que el mundo natural fue antecedido por
tres cosas: ser, espacio y generación, a partir de allí se dio un orden (cosmos) dando lugar a
lo que se conoce como mundo natural. Este origen surge debido a que la inteligencia se
sobrepuso a la necesidad, ya que la inteligencia tiene la capacidad de dar orden. Platón
difiere de otros filósofos en la medida que consideraban que los elementos eran el origen
del mundo, ya que pare él el origen del mundo debe estar en el ser (el mundo de las ideas) y
no en los elementos, porque debido a su cualidad de ser cambiantes, no son considerados
seres y por ende no se les puede atribuir el origen del mundo. De ahí que se les considere a
los elementos como el devenir porque en ambos casos se habla del cambio, de las
constantes variables, dando lugar a la idea de que los elementos son como apariencias.

El espacio, según Platón (1971) es:

“…el receptáculo, y por decirlo así, la nodriza de todo lo que nace.” (p.686).

Más adelante, Platón dará una descripción muy precisa del espacio con la cual uno puede
llegar a concluir que está identificándolo con la materia que debe ser entendida como una
nodriza que carece de cualidades físicas, que no tiene ninguna forma y se relaciona con los
elementos en medida que estos están en ella y que hacen parte de ella.
“A esta madre de las cosas, a este receptáculo de todo lo que es visible y
sensible, no le llamaremos ni tierra, ni aire, ni fuego, ni agua, ni ninguna de
las cosas que vienen de ellos, ni ninguna de las que ellos vienen. No nos
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 engañaremos al decir que es una especie de ser invisible e informe, apto
para recibir todo y que participa de lo inteligible, aunque de una manera
oscura e inexplicable.”(Platón, 1971, p. 687).

“Si afirmamos, contrariamente, que es una cierta especie invisible, amorfa,

que admite todo y que participa de la manera más paradójica y difícil de
comprender de lo inteligible, no nos equivocaremos.” (Platón, 1992, p.203)

Es el lugar un principio y el principio visto como un ser y el espacio es un ser, una tercera
especie que comparte de lo inteligible del modelo y lo perceptible de la copia, de modo que
no es posible identificar el principio con el espacio. Este está conformado por todas las
cosas que hacen parte del mundo natural y sólo de ellas podremos decir que existen porque
ocupan un lugar en el espacio, de lo contrario serán individuos inexistentes.

También se llegó a la conclusión que bajo las influencias pitagóricas, Platón nos aclara que
los cuatro elementos tienen que ver con el origen del mundo natural, pero no son el origen
ni todo surgió de ellos, por el contrario, fueron antecedidos por el modelo y el espacio, y
que es a partir de allí que se busca dar orden, hacer relaciones entre estos elementos y las
configuraciones geométricas, de modo que el cubo correspondiera a la configuración de la
tierra, el tetraedro al fuego, el octaedro al aire y el icosaedro al agua. De esta manera se
fueron organizando según sus semejanzas y diferencias, formando así el cosmos. No
podemos decir que es una imagen y tampoco que es una extensión de lo eterno, pues no es
un modelo ni una copia, sino que se debe entender como un punto intermedio entre estos.

Finalmente, en la lectura no se encontró información sobre el espacio vacío, cosa contraria

sucede en Aristóteles, quien menciona que la naturaleza aborrece el vacío y dice que todo el
espacio debe estar lleno.