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EL DERECHO A LA PAZ

el septiembre 25, 2009


EL DERECHO A LA PAZ
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La Paz es requisito para el ejercicio de todos los derechos humanos y, al mismo
tiempo, puede ser considerado un derecho humano en sí mismo.
Se considera importante reflexionar sobre el derecho a la paz no sólo por su
función preventiva de las guerras, sino, sobre todo, por su carácter subjetivo como
derecho fundamental de toda persona que implica, ante todo, un deber.

En el ordenamiento jurídico colombiano la paz tiene un carácter multifacético: es el


fin por el cual se promulgó la Carta Fundamental, es un fin esencial del Estado, es
un derecho fundamental de toda persona y deber de obligatorio cumplimiento, es
la finalidad inmediata hacia la cual debe propender el Estado y es el origen de los
instrumentos contemplados para resolver los conflictos y proteger los derechos
fundamentales.
Como derecho colectivo pertenece a los derechos de la tercera generación, que
para su logro requieren el concurso de diversos factores (sociales, políticos,
económicos e ideológicos). Entonces, el derecho a la paz es el respeto a la vida,
es no a la guerra, no a las armas, es garantía de seguridad, como función social y,
en síntesis, es la garantía de todos los derechos fundamentales. Su mayor
desarrollo lo encontramos en la Declaración de Oslo sobre el Derecho a la Paz de
UNESCO (1997), la cual define a la paz como un derecho humano inherente a la
dignidad de todo ser humano y también como un deber. Por otra parte, la
Resolución 33/73 de 15 de diciembre de 1978 denominada “Declaración sobre la
preparación de las sociedades para vivir en paz” establece un derecho inmanente
de las personas, los Estados y toda la humanidad a vivir en paz, en su sentido
más amplio. Y la tolerancia, la igualdad sin discriminación alguna, la
responsabilidad del Estado en la promoción de una cultura de paz y la postura
anti-armamentista y anti-belicista, son premisas del derecho a la paz.

La Procuraduría General de la Nación (2009), por su parte, ha entendido el


derecho a la paz como el derecho que busca defender la dignidad del ser humano
y su libertad, de manera que se construyan puentes entre la dinámica social y las
estructuras jurídicas para dar forma a espacios y mecanismos que medien la
resolución pacífica de los conflictos y protejan los derechos de las personas tanto
en el fuero personal como el colectivo.
En Colombia, en el marco del conflicto armado y de cara a un proceso de
transición, se dictó la “Ley de Justicia y Paz” (Ley 975 de 2005).
La imposición forzada en contra de grupos vulnerados obliga a muchas personas
a abandonar su residencia o sus actividades económicas. El desplazamiento
forzado cierra las puertas a los ciudadanos y limita la esfera individual y colectiva
de diferentes grupos vulnerados (indígenas, afro descendientes, campesinos) no
obstante el Estado deba garantizar la paz.

La paz, en todos sus sentidos, tanto colectivos como subjetivos, no se construye


con vulneración de derechos fundamentales, sino con seguridad y garantía de los
mismos (vida digna, salud, educación, entre otros). Por ello se considera que el
derecho a la paz se debe tomar en serio en nuestro país pues es premisa del
disfrute de otros derechos y tiene que ver con el desarrollo de la libertad y la
democracia. Se trata, pues, de construir un desarrollo socioeconómico para una
vida digna.[1]

Por ello se ha instado a que se promueva a un debate serio y extender el


conocimiento de que la paz sea reconocida como un derecho humano. Promover
esta reflexión y trasladar información de cuál es el contenido jurídico de este
derecho, que es un concepto concebido desde un punto de vista positivo: paz,
derecho al desarrollo, medio ambiente sano. Dentro de ese debate encontramos
que en el año 2006 se produjo la Declaración de Luarca sobre el Derecho Humano
a la Paz, que es la contribución más completa de la sociedad civil española al
debate planetario sobre el contenido de este derecho. los contenidos jurídicos de
la Declaración de Luarca, como ejemplo de aporte que, desde la sociedad civil y
con evidente intención holística, puede contribuir a este esfuerzo, en un contexto
internacional en el que nuevos actores y mecanismos inciden en el Sistema de las
Naciones Unidas.

La Declaración de Luarca es un texto normativo, redactado conforme a la técnica


jurídica de los instrumentos internacionales de derechos humanos. El Preámbulo
se hace eco de la visión holística de paz que impregna a toda la Declaración. Así,
la paz no se limita a la estricta ausencia de conflicto armado, sino que tiene un
sentido positivo orientado a la consecución de un triple objetivo:
• satisfacer las necesidades básicas de todos los seres humanos;
• eliminar todo tipo de violencia (armada, estructural, y cultural: familiar, de género,
laboral, escolar); y
• el respeto efectivo de todos los derechos humanos para todos.

Por lo que la Declaración pone el énfasis en la necesidad de establecer un nuevo


orden económico internacional, presidido por la redistribución mundial de los
recursos y la realización de la justicia social, de manera que se eliminen las
desigualdades, la exclusión y la pobreza, porque generan una violencia estructural
que es incompatible con la paz, tanto a nivel interno como internacional.
Adicionalmente, la Declaración promueve el derecho a la educación en la paz y los
derechos humanos, así como el arreglo pacífico de controversias.
Por otra parte, el Art. 11 de la Declaración proclama el derecho de las personas y
de los pueblos al desarme general, transparente, bajo control internacional eficaz y
completo. Haciéndose eco de la estrecha vinculación existente entre paz,
desarrollo y derechos humanos, reconocida en el Documento Final de la Cumbre
Mundial de Jefes de Estado de 2005 (párrafo 9), la Declaración de Luarca
recomienda “que los recursos liberados por el desarme se destinen al desarrollo
económico, social y cultural de los pueblos y a la justa redistribución de los
mismos, atendiendo especialmente a las necesidades de los países más pobres y
de los grupos vulnerables, de manera que se ponga fin a las desigualdades, la
exclusión social y la pobreza” (Art. 11. c).

Queda mucho para hacer en materia de este derecho, reconocido aún como
anhelo, pero difícil de concretar en la práctica, donde intereses mezquinos llevaron
a enfrentarse a los hombres en guerras desde los inicios de la historia de la
humanidad. Erradicar este flagelo (el de la guerra) es una ambición acariciada por
la mayoría de los habitantes del planeta, que lo reclaman diariamente, en su lucha
cotidiana por la subsistencia, estudiando, trabajando, creciendo moralmente, y
deseando vivir dignamente, derechos éstos pisoteados por los gobernantes, que
con una decisión de declaración de guerra, pueden frustrar en segundos.
Reconocemos la existencia de grandes problemas en el mundo, pero responder a
la violencia con más violencia, genera un círculo vicioso imposible de romper.[2]

DECLARACIÓN DEL DERECHO HUMANO A LA PAZ

Declaración Del Derecho Humano A La Paz

[1] En estas líneas que preceden, trato de hacer una síntesis del artículo EL
DERECHO A LA PAZ, de la profesora Dra. Marcela Gutiérrez Quevedo, de la
Universidad Externado de Colombia.
[2] El Derecho a la Paz.

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