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El Yaraví

El Yaraví es un género musical mestizo que fusiona elementos formales del "harawi" incaico y la poesía
trovadoresca española evolucionada desde la época medieval y renacentista. Se expande por gran parte del
virreinato peruano, siendo Arequipa, Huamanga, Cusco, Huánuco, Ancash, Cajamarca y la propia Lima, los
departamentos donde se ha cultivado con más arraigo y en diferentes estilos. Este canto mestizo se
emparenta con el "triste" que se cultiva en los departamentos de La
Libertad, Lambayeque, Piura y Cajamarca (sierra norte), y con la "muliza" de Cerro de Pasco y Junín (sierra
centro).
Los registros más antiguos que se conocen del yaraví mestizo en el Perú son, según Aurelio Miró Quesada
("Historia y Leyenda de Mariano Melgar" - Lima, 1978), de fines del siglo XVII a inicios del siglo XVIII,
en las "Coplas echas al mismo asunto en contra de las alabanzas referidas", que eran una respuesta a las
"Coplas hechas a la tonada de Changuitollai, que cantaron las comediantas en la comedia de el Padre
Camacho": "...aqueste es el Yaraví/ que á introducido una Idea/ Changuitollai,/ y las simples comediantas/
celebran su frionera/Changuitollai...". Posteriormente encontramos referencias importantes al yaraví
peruano en las crónicas de Alonso Carrió de la Vandera "Concolorcorvo)" (1773), de Félix de Azara (1790),
y en el "Mercurio Peruano" (1791).
También existe tradición de yaraví en Ecuador, donde suele ejecutarse con fuga de albazo; la forma musical
que tiene en este país difiere de los estilos surandinos; pareciera tratarse de una adecuación eufónica de la
denominación genérica a formas musicales locales, sobre todo a partir de los registros que bajo el título
"Yaravíes quiteños" (que incluía piezas ecuatorianas y peruanas por igual) difundió el español Jiménez de la
Espada en la década de 1880. En la zona del Río de la Plata (Argentina - Uruguay), el yaraví se proyectó
bajo el nombre y la forma recreada de vidala o vidalitá. Lo que es la actual Bolivia fue parte del corredor
cultural que los trajinantes coloniales (arrieros, milicias...) usaron para unir económica y culturalmente todo
el centro y sur peruano con la zona del Río de la Plata, sin embargo, en las últimas décadas, no hay
referencias claras de un cultivo popular y sostenido del yaraví en el país altiplánico (salvo su rescate en el
repertorio de algunos solistas o grupos folklóricos urbanos de los años 70). Una probable explicación se
relacionaría al origen quechua del canto; si bien en Bolivia hay más habitantes quechuas que aymaras, el
proyecto nacionalista de la revolución de 1952 quiso dar mayor protagonismo a la cultura Aymara, por ser la
mayor fortaleza identitaria estratégica que tiene el país en relación a los países vecinos.

En torno al sustantivo Harawi, por ejemplo ("canción a coplas a lo humano y verdades de cuentos
fabulosos"), Holguín se esfuerza en especificar el tópico y el uso de cada variante, que son las siguientes: los
Yuyaykukuna ( "cantos de recuerdo"). los Waynarikuna ( "cantares de hechos de otros o memoria de los
amados ausentes y de amor y afición"), el Wañupaq harawi ("canción <le endechas"). el Al/in harawi o
Llu11paq harawikuy ( "canciones. cantares buenos a los divinos nuevos"). Además del Qhashwa, Waynu y
elTaki, Holguín incluye el Waqapayapuni (endecha funeraria). el Waqaylli (canto suplicatorio para la
lluvia). el Haylli/Haycha (canto de victoria bélica y/o canto de remate de labores agrícolas). el Aymuray (la
cosecha del maíz) y el Huqaripuni (narración histórica o didáctica).

Estos escritores y sus correspondientes obras son: Cristóbal de Molina, "el cusqueño", Ritos y fábulas de los
inkas (¿1574?) ; Martín de Murúa, Historia del origen y genealogía real de los reyes incas del Peru ( ¿ 1591
?); Joan de Santacruz Pachakuti Yamki Sallkamaywa, Relaciones de antigüedades deste rey no del Peru (l
613 ); el lnka Garcilaso de la Vega,Comentarios reales: el origen de los inkas (1609); Felipe Waman Pwúa
de Ay ala, Nueva corónica y buen gobierno del Perú ( 1585-1615). Estas fuentes primarias divulgan una
gran variedad de textos poéticos que abarcan varios géneros distintos; entre

En las obras cronísticas. no todos los textos conllevan identificación en el vernáculo. Por ejemplo, las doce
recitaciones sagradas de Cristóbal de Malina –el grupo más grande y representativo de este género (Santa
Cruz Pachakuti incluye cinco ejemplos; Puma de Ay ala, tres y el Inca Garcilaso, sólo uno) llevan cada una
el título español de "Oración.
Según Malina. este Harawi es un canto para cerrar el ciclo agrario, cuando los cargadores trasladaban la
cosecha de maíz de los terrenos dedicados a las deidades y los Inkas difuntos. Además, la clasificación de
Puma de Ayala es completadacon la inclusión de dos ejemplos poéticos que no identifica con término
alguno en su obra, a saber: un canto para la cosecha de maíz (¿el Aymuray?)y una súplica para la lluvia de
riego ( ¿el Waqaylli?). Sugiere Puma de Ayalaal incluir en su dibujo los versos cantados durante la labor
agrícola principaldel mes de agosto que se trata del Haylli, la siembra de maíz, y que el "cantor del inga';
que figuraba dentro del lnka Raymi, es el Wariqsa Harawi.

Joan de Santa Cruz Pachakuti, por su parte, trata las ceremonias de la Corte Real no según las etapas festivas
de un calendario, sino de acuerdo a un enfoque histórico de los acontecimientos en cada uno de los reinos de
la dinastía inka. E

Entonces, el corpus de 44 textos corresponde a una literatura nativa culta porque -además del hecho de que
los informantes elegidos eran de supuesta estirpe noble- los tres historiadores (los dos indígenas, Santa Cruz
Pachakuti y Waman Puma de Ayala, y el mestizo. el lnka Garcilaso) descendían de los lnkaruna (se entiende
que Molina y Murúa eran españoles).

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