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1. ¿QUÉ ES ACTITUD?
La actitud (del latín actitūdo), puede ser definida como la manifestación de un estado de ánimo o
bien como una tendencia a actuar de un modo determinado.
C. M. Judd. “Las actitudes son evaluaciones duraderas de diversos aspectos del mundo social,
evaluaciones que se almacenan en la memoria”.
R. Jeffress. «La actitud es nuestra respuesta emocional y mental a las circunstancias de la
vida».
El concepto de actitud es muy utilizado en el ámbito de la psicología, en el que las actitudes no pueden
ser consideradas como cuestiones particulares, sino que más bien deben ser entendidos dentro de
un contexto social y temporal.
Las actitudes son adquiridas y aprendidas a lo largo de la vida y adquieren una dirección hacia un
determinado fin. Esto lo diferencia de caracteres biológicos, como el sueño o el hambre.
Elemento conductual. En primer lugar, este elemento refiere al modo en que son expresados
las emociones o pensamientos.
Elemento emocional. En segundo lugar, este elemento refiere a los sentimientos que cada
persona tiene.
Elemento cognitivo. Por último, este elemento hace referencia a lo que el individuo piensa.
Tipos de actitudes
Es por ello que es común oír términos como actitud positiva o actitud negativa, lo cual puede
determinar el éxito o fracaso de lo que se intente realizar. Por otro lado especialistas han realizado
ciertas clasificaciones determinando los tipos de actitudes en:
Actitud egoísta. La personas que actúan con este tipo de actitudes se caracterizan por
interesarse en conseguir satisfacer sus propias necesidades sin interesarse en las necesidades
ajenas. En este caso se utiliza cualquier medio, incluso las otras personas pueden resultar un
medio para alcanzar lo deseado.
Actitud manipuladora. Los individuos que poseen estas actitudes suelen tener características
en común al caso anterior, a diferencia que realmente utilizan a los demás como el instrumento
para alcanzar satisfacer sus propias necesidades, es decir que efectivamente utilizan a otras
personas como herramientas.
Actitud altruista. Las personas que adoptan este tipo de actitudes resultan completamente
opuestas a los dos casos mencionados anteriormente ya que no se interesan por el beneficio
propio, si no en el de los demás. Las otras personas no son utilizadas como un medio o
herramienta si no que son entendidas como fines en sí mismos. Las personas con actitud
altruista suelen ser comprensivas y atentas.
Actitud emocional. Las personas que adquieren actitudes de este tipo suelen interesarse en
los sentimientos y estado emocional de las otras personas. Al igual que el caso anterior no
buscan satisfacer de manera exclusiva sus necesidades si no que son considerados con los
demás. Muchas veces estas personas son afectivas y sensibles para con los demás.
Mientras que exista una actitud positiva en la mayoría de los integrantes de un grupo, el mismo podrá
decirse que posee tendencias de evolución y adaptación efectivas, puesto a que la predisposición de
cada individuo es positiva. Cuando un grupo se encuentra con integrantes que emanan actitudes
negativas, el rumbo del grupo se consolidará como involutivo y las posibilidades de fracaso serán más
altas.
La obtención de las actitudes de ninguna manera es innata, sino que contrariamente el ser humano
es quien las adquiere y adopta en función de las experiencias vividas.
En este sentido, es correcto decir que una actitud es adquirida por la experiencia activa con algo
en específico, tal como lo puede ser un objeto, un suceso, una persona, etcétera. También el resultado
provocado como respuesta a un estímulo, generado por agentes externos, es un medio por el cual se
obtienen las actitudes.
5. Elementos de la actitud
El psicólogo social, Rodríguez Aroldo, remarca que la actitud se encuentra compuesta por diferentes
elementos esenciales:
¿QUÉ ES PUNTUALIDAD?
La puntualidad es una conducta humana que hace que lleguemos puntuales a los lugares, en el
horario exacto pactado con anterioridad. Las personas se valen de ciertos instrumentos para tener
conocimiento de la hora, como los relojes.
La puntualidad, en principio, es una cualidad adquirida por los seres humanos, que es considerada
como la virtud de cumplir con la entrega de una tarea o cumplir con una obligación, dentro del tiempo
estipulado y totalmente comprometido a la realización de ésta.
En algunas culturas, el tiempo no es tan importante como en otras y, por lo tanto, algunas personas
dentro de dichas culturas se encuentran en la libertad de no cumplir con los plazos, como así tampoco
con los horarios. En estas culturas no está mal visto llegar tarde a las reuniones, ni incumplir con los
plazos de entrega.
Sin embargo, en las culturas donde la puntualidad es valorada, la falta de la misma es considerada una
falta de respeto y consideración con otra persona, tarea u obligación; que hasta puede ser tomado
como un insulto. El que llega tarde o no cumple con los plazos preestablecidos, se excluye de las
reuniones o se le rechazan los trabajos; casi, de esta manera, penándolos socialmente por lo que se
considera un incumplimiento de palabra.
La puntualidad es considerada un valor. Es una disciplina que consta de estar a tiempo para cumplir
nuestras obligaciones: una cena familiar, una reunión de amigos, un trabajo que entregar, una reunión
en la oficina, etcétera. Incluso hay empresas que les exigen a sus empleados, mediante la firma de un
acuerdo, el hecho de llegar puntuales a sus trabajos cotidianos, siendo penados por la acción contraria.
La idea de puntualidad, en la vida cotidiana, es una disciplina. Es decir, con el paso del tiempo, se
puede lograr alterar un estilo de vida impuntual e ir, poco a poco, convirtiéndose a la puntualidad. Esto
es tan necesario para crear nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, debido a que nos
permite disfrutar más los momentos de la vida cotidiana, organizados y sin estar a las corridas para
llegar a horario.
La puntualidad requiere de una organización que va desde el nivel más pequeño de la vida en
sociedad, hasta el nivel más grande que veremos después con los ejemplos de la puntualidad, según
el lugar que ocupes en la comunidad. La puntualidad nos permite recuperar el valor del tiempo,
asimismo realizar nuestros trabajos y actividades en condiciones adecuadas para poder hacerlas.
La impuntualidad indica un desinterés que muchas veces genera un puntaje negativo, en el caso de
empleos y grandes actividades, así también como la molestia de los que trabajan con nosotros.
Muchas compañías de aeronavegación se esfuerzan por crear una imagen de respeto al usuario,
ofreciendo puntualidad entre sus valores principales, asemejándose a las garantías que ofrecen los
trenes, que sí se jactan de tener una gran puntualidad en cuanto a las llegadas y partidas de sus
formaciones.
Tu amigo puede estar ocupado, quizás se le haya terminado la batería justo cuando vio tu mensaje y
mil cosas más puede que hayan podido pasar. Así que no te tomes tus pensamientos como una
verdad absoluta porque están muy influenciados por los sentimientos que te están abordando en ese
momento.
2. Invierte la realidad
Una técnica muy curiosa y divertida para transformar lo negativo en positivo es intentar invertir lo que
te está sucediendo. Por ejemplo, en lugar de comenzar el día con un «qué mal me siento», proponte y
di: «hoy me voy a sentir bien». Eso sí, debes procurar poner todo de tu parte para creértelo y
lograrlo.
Repítelo las veces que sean necesarias hasta que lo interiorices y seas consciente de que es mucho
mejor proponerse estar bien y aprovechar el día, que pasarlo entre quejas y pesimismos. En realidad,
tienes el poder para cambiar tu forma de ver y experimentar las cosas.
No podemos controlar todo lo que nos sucede. Puede que mañana nos despidan del trabajo, que
no podamos pagar el piso o que nuestra pareja nos deje.
Sin embargo, lo peor que podemos hacer es quejarnos, sumergirnos en el victimismo y alimentar
esa negatividad que nos rodea y que estamos haciendo que sea mucho más fuerte. ¿Cómo evitar esto?
Respondiendo a las adversidades con positivismo.
Por ejemplo, ante un posible despido laboral, podemos decir: esta es una oportunidad para encontrar
otro trabajo que me ayude a crecer, o ante una ruptura: ahora podré dedicarme mucho más tiempo y
descubrir qué es lo que realmente quiero en una relación.
4. ¡Practica mindfulness!
Muchos nos vemos condicionados por lo que sentimos y esto nos impide ver lo mucho que podemos
aprender de algunas situaciones que experimentamos.