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A LA UNIVERSIDAD
GUÍA
ANÁLISIS DE TEXTO
Y
LENGUA ESPAÑOLA
I.S.B.N.: 978-84-15463-21-4
Índice del CD
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Índice del CD
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Pruebas de acceso a la Universidad
BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................................ 79
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Índice del CD
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Pruebas de acceso a la Universidad
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Índice del CD
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Pruebas de acceso a la Universidad
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Índice del CD
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Nociones elementales de gramática
1.1.1. INTRODUCCIÓN
1.1.2. LA SÍLABA
Las palabras en español, desde el nivel fónico, se dividen en sílabas. Para la formación de
una sílaba es imprescindible una vocal, si bien podemos encontrar sílabas sin consonantes. Por
ejemplo, en la palabra atónito, si la dividimos en sílabas, vemos que a forma una sola sílaba:
a-tó-ni-to. Como podemos comprobar, la sílaba responde a cada golpe de voz que empleamos
para pronunciar una palabra. En nuestra lengua hay predilección por utilizar sílabas abiertas
(aquellas que acaban en vocal), tal como hemos visto en el ejemplo anterior; si bien también
podemos encontrar sílabas cerradas (aquellas que acaban en consonante), como en transcrip-
ción: trans-crip-ción.
1.1.3. EL ACENTO
En la mayoría de las palabras del español hay alguna sílaba que se pronuncia con una espe-
cial intensidad; solo en unas pocas palabras no hay ninguna sílaba que se pronuncie con especial
fuerza. La sílaba sobre la que recae esa mayor fuerza de pronunciación es la sílaba tónica y tal
fuerza con que pronunciamos la sílaba tónica es el acento. Siguiendo las reglas de acentuación
del español, unas sílabas tónicas llevan tilde y otras, no; las átonas nunca llevan tilde.
1.1.4. LA PALABRA
Todos los hablantes de una lengua saben diferenciar claramente las palabras, a pesar
de que algunos de ellos no hayan recibido formación lingüística previa en estas cuestiones.
El español sigue la tendencia de utilizar palabras de dos sílabas, si bien las posibilidades que
ofrece son más amplias:
1. Palabras monosílabas: tienen una sola sílaba, como a, por, la, sol o tan.
2. Palabras bisílabas: tienen dos sílabas, como ca-sa, li-bro, co-che, e-lla o so-lo.
3. Palabras trisílabas: tienen tres sílabas, como es-tu-che, lám-pa-ra, Va-len-cia o ma-ña-na.
4. Palabras polisílabas: tienen cuatro o más sílabas, como e-di-fi-cio, ar-gu-men-ta-ción,
de-cla-ran-tes o u-ni-ver-si-dad.
1.2.1. INTRODUCCIÓN
En este nivel estudiamos las palabras, que son las unidades de la lengua que conocemos
todos los hablantes y que las utilizamos para comunicarnos. En general, no emitimos las pala-
bras de manera aislada, sino que las insertamos en oraciones.
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Pruebas de acceso a la Universidad
Algunas palabras están formadas por lexemas y por morfemas. Si pensamos en la voz
perro, nos daremos cuenta de que:
1. Tiene una raíz o lexema, que aporta el significado léxico: perr-.
2. Tiene un morfema —en este caso es un sufijo— que aporta el significado gramatical:
-o (género masculino y número singular). Además, también podemos encontrar otros
morfemas que indiquen —en las diferentes categorías— la voz, el tiempo, el modo, la
persona, el número y el género.
En español contamos con un amplio número de palabras, las cuales se relacionan entre
sí mediante diversos mecanismos vinculados con su significado; he aquí los más importantes:
1. Sinonimia: dos palabras tienen el mismo significado, como, por ejemplo, sortija y ani-
llo, o leja y balda.
2. Antonimia: en contraposición con el grupo anterior, este alude al hecho de que ha-
llamos palabras de significados opuestos; tal es el caso de listo y tonto, alto y bajo o
lleno y vacío.
3. Polisemia: una misma palabra puede tener diferentes significados; pensemos en el
vocablo banco, que puede ser un sitio para sentarse o también un establecimiento
público de crédito.
1.3.1. INTRODUCCIÓN
1.3.2. EL SUSTANTIVO
El sustantivo es una categoría morfológica que designa personas, animales o cosas que tienen
existencia independiente, ya sea en el plano real o en el abstracto. Siguiendo con este criterio
semántico, podemos establecer una clasificación en los sustantivos en función de:
1. Si son abstractos, como importancia, fealdad o imaginación, o concretos, como libro,
edificio o ventana.
2. Si son individuales, como cerdo, niño o naranjo, o colectivos, como piara, alumnado o
bosque.
3. Si son comunes, como pueblo, mujer o provincia, o propios, como Lorca, María o
Alicante.
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Nociones elementales de gramática
4. Si son animados, como perro, lobo u hombre, o inanimados, como mesa, bolígrafo o
acera.
5. Si son contables, como tortuga, mochila o alfombra, o incontables, como petróleo,
agua o tierra.
Otro aspecto que debemos tener en cuenta es que en determinados casos una misma
palabra puede funcionar como un sustantivo o como un adjetivo. Para determinar cuál es la
categoría morfológica de dicho vocablo, nos fijaremos en el contexto. Por ejemplo, en El joven
corría a gran velocidad frente a El joven Alberto corría a gran velocidad observamos que en la
primera oración joven es un sustantivo, mientras que en la segunda estamos ante un adjetivo,
que complementa a Alberto.
Ejercicios:
Señalar los sustantivos que aparecen en las siguientes oraciones:
(1) Hoy es lunes.
(2) Ana tiene mucha prisa.
(3) Al menos sabemos lo que le pasa.
(4) La biblioteca regional está repleta de libros interesantísimos.
(5) Cuando volvamos a Madrid, pasearemos de nuevo por El Retiro.
(6) Nunca sabemos cuál es el tope permitido.
Soluciones:
(1) lunes
(2) Ana y prisa
(3) No hay ningún sustantivo en esta oración
(4) biblioteca y libros
(5) Madrid y Retiro
(6) tope
1.3.2. EL ADJETIVO
El adjetivo es la categoría que tienen las palabras que expresan cualidad; tal es el caso de
malo, guapo o tonto. Los adjetivos adaptan su género y su número al género y al número de
los sustantivos a los que acompañan; esto es, en coches bonitos, bonitos es masculino plural
para concordar con coches.
La mayoría de los adjetivos presenta grado, a diferencia de los sustantivos. Los grados
pueden ser de tres tipos:
1. Grado positivo: Decimos que el adjetivo está en grado positivo cuando aparece sin
cuantificar y sin adverbios de cantidad (más, menos, tan…) o sin los sufijos -ísimo o
-érrimo. Ejemplo: La montaña es grande.
2. Grado comparativo: Decimos que el adjetivo está en grado comparativo cuando apa-
rece cuantificado mediante los adverbios de cantidad más, menos, tan o mediante la
locución igual de. Encontramos tres tipos de comparación:
2.1. Comparativo de superioridad: Lucía es más alta que Nerea.
2.2. Comparativo de igualdad: Lucía es tan alta como Nerea/Lucía es igual de alta que
Nerea.
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Pruebas de acceso a la Universidad
Ejercicios:
Señalar los adjetivos que aparecen en las siguientes oraciones y decir el grado en que
están:
(1) María es más rápida que su madre.
(2) Es fortísimo.
(3) La toalla blanca está aquí.
(4) Es tan rubio como su hermano.
(5) Estoy menos morena que tú.
(6) Roby es un perro muy inteligente.
Soluciones:
(1) rápida: grado comparativo de superioridad
(2) fortísimo: grado superlativo
(3) blanca: grado positivo
(4) rubio: grado comparativo de igualdad
(5) morena: grado comparativo de inferioridad
(6) inteligente: grado superlativo (muy inteligente)
1.3.3. EL VERBO
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Nociones elementales de gramática
Ejercicios:
Indicar la conjugación, el tiempo y el modo de las siguientes formas verbales:
(1) Volveré
(2) He llegado
(3) Hubiera salido
(4) Venir
(5) Soñaría
(6) Habiendo concluido
Soluciones:
(1) 2ª conjugación, futuro imperfecto de indicativo
(2) 1ª conjugación, pretérito perfecto de indicativo
(3) 3ª conjugación, pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo
(4) 3ª conjugación, infinitivo simple (forma no personal)
(5) 1ª conjugación, condicional simple
(6) 3ª conjugación, gerundio compuesto (forma no personal)
1.3.4. EL ADVERBIO
Los adverbios son palabras invariables, por lo que carecen de desinencias. Desde el punto
de vista semántico, poseen carácter léxico pleno; o sea, que tienen significado propio. Es muy
frecuente que un adverbio desempeñe la función sintáctica de complemento circunstancial de
un verbo, pero nunca realiza las funciones de sujeto, complemento directo, complemento de
régimen o complemento agente.
Tradicionalmente los adverbios se han clasificado en función de su significado:
1. Adverbios de lugar: aquí, allí, allá, lejos, (a)delante, atrás, (a)dentro, adonde, donde,
ahí, cerca, arriba, encima o detrás…
2. Adverbios de tiempo: hoy, mañana, luego, ya, todavía, aún, constantemente, recien-
temente, nunca, ayer, ahora, enseguida, recién, mientras, temprano, antes, después...
3. Adverbios de modo: así, bien, mal, mejor, peor, igual, cual, como, según o la mayoría
de los adverbios acabados en -mente…
4. Adverbios de afirmación: sí, también, claro, bueno, efectivamente, naturalmente, se-
guro, evidentemente o verdaderamente…
5. Adverbios de negación: no, tampoco, nada, nunca o jamás…
6. Adverbios de cantidad: nada, mucho, poco, apenas, demasiado, más, menos, tan,
muy, bastante, casi, justo, todo, sobremanera…
7. Adverbios de duda, posibilidad o probabilidad: quizá(s), igual, acaso, posiblemente,
probablemente o seguramente…
8. Adverbios de exclusión, inclusión o adición: solo, solamente, únicamente, aún, ade-
más, incluso, inclusive, exclusive o exclusivamente…
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Pruebas de acceso a la Universidad
Ejercicios:
Señalar los adverbios que aparecen en las siguientes oraciones e indicar qué tipo de
adverbio es en función de su significado:
(1) En Valencia hoy tenemos sol.
(2) Seguro que iremos.
(3) Es precisamente lo que dices.
(4) Quizá deberíamos pensar en otra opción.
(5) Apenas pudimos charlar.
(6) La casa está cerca de la oficina.
Soluciones:
(1) hoy: adverbio de tiempo
(2) seguro: adverbio de afirmación
(3) precisamente: adverbio de modo
(4) quizá: adverbio de duda, posibilidad o probabilidad
(5) apenas: adverbio de cantidad
(6) cerca: adverbio de lugar
1.3.5. LA INTERJECCIÓN
Ejercicios:
Señalar las interjecciones que aparecen en las siguientes oraciones e indicar a qué tipo
pertenecen:
(1) Nada más llegar, Alicia dijo: ¡buenos días!
(2) El paquete al caer hizo ¡plaf!
(3) ¡Oh! Es una persona admirable.
(4) El presidente nos sorprendió con un ¡feliz aniversario!
(5) Por favor, ¡eh!, acércame ese folio.
(6) Ismael asentía y pronunciaba constantemente un ¡aja, aja!
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Nociones elementales de gramática
Soluciones:
(1) ¡buenos días!: interjección formularia
(2) ¡plaf!: interjección imitativa
(3) ¡oh!: interjección expresiva
(4) ¡feliz aniversario!: interjección formularia
(5) ¡eh!: interjección apelativa
(6) ¡aja, aja!: interjección expresiva
1.3.6. EL PRONOMBRE
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Pruebas de acceso a la Universidad
6. Indefinidos: Estamos ante un grupo bastante heterogéneo: algo, alguien, nadie, algu-
no (alguna, algún, algunos, algunas), uno (una, unos, unas), ninguno (ninguna, ningún,
ningunos, ningunas), cierto (cierta, ciertos, ciertas), cualquiera (cualquier, cualesquie-
ra), quienquiera (quienesquiera), otro (otra, otros, otras), tal (tales), mismo (misma,
mismos, mismas), demás, varios (varias), bastante (bastantes), demasiado (demasiada,
demasiados, demasiadas), cuanto (cuanta, cuantos, cuantas), tanto (tanta, tantos, tan-
tas), todo (toda, todos, todas)…
Ejercicios:
Señalar los pronombres que aparecen en las siguientes oraciones e indicar a qué tipo
pertenecen:
(1) Quiero esa muñeca.
(2) Manolo es quien dice las respuestas.
(3) Traigo dos botellas de agua.
(4) Él es profesor.
(5) La catedral está bastante lejos.
(6) La chaqueta es suya.
Soluciones:
(1) esa: pronombre demostrativo
(2) quien: pronombre relativo
(3) dos: pronombre numeral cardinal
(4) él: pronombre personal
(5) bastante: pronombre indefinido
(6) suya: pronombre posesivo
1.3.7. EL ARTÍCULO
Ejercicios:
Señalar los artículos que aparecen en las siguientes oraciones e indicar si son determi-
nados o indeterminados:
(1) Miguel es el abuelo de este niño.
(2) Él quiere que te vayas.
(3) Un niño ha contado ese chiste.
(4) Aquí tengo mi boli favorito.
(5) Las rosas huelen muy bien.
(6) He traído unos regalos para ti.
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Nociones elementales de gramática
Soluciones:
(1) el: artículo determinado
(2) Esta oración no tiene ningún artículo
(3) un: artículo indeterminado
(4) Esta oración no tiene ningún artículo
(5) las: artículo determinado
(6) unos: artículo indeterminado
1.3.8. LA CONJUNCIÓN
Las conjunciones comparten con las preposiciones el hecho de ser palabras relacionantes,
esto es, que sirven de enlace entre palabras. Las conjunciones se dividen en dos tipos:
1. Conjunciones coordinantes: Su cometido es enlazar palabras, grupos sintácticos u
oraciones sin establecer ninguna relación de dependencia, por lo que sintácticamente
los elementos enlazados están al mismo nivel. Las conjunciones coordinantes más
utilizadas en español son: y, o, pero, ni y sino. Ejemplo: Juan y Ana han estudiado
enfermería.
2. Conjunciones subordinantes: A diferencia de las anteriores, estas unen una oración
subordinada (es decir, que está en un nivel sintáctico inferior) a una palabra o a otra
oración. Las conjunciones subordinantes son: que, pues, luego, aunque, porque, aun,
como, si, cuando, donde, conforme, según o apenas, entre otras. Ejemplo: Sé que
lloverá toda la tarde.
Ejercicios:
Señalar las conjunciones que aparecen en las siguientes oraciones e indicar si son co-
ordinantes o subordinantes:
(1) Puedes elegir entre esta habitación o aquella.
(2) Estoy convencido de que hoy será un día muy divertido.
(3) Aún no es tarde porque el plazo acaba mañana.
(4) Estábamos cansados y decidimos dormir.
(5) Cuando volvimos a casa, vimos la película.
(6) París es el lugar donde fuimos de vacaciones el año pasado.
Soluciones:
(1) o: conjunción coordinante
(2) que: conjunción subordinante
(3) porque: conjunción subordinante
(4) y: conjunción coordinante
(5) cuando: conjunción subordinante
(6) donde: conjunción subordinante
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Pruebas de acceso a la Universidad
1.3.9. LA PREPOSICIÓN
Ejercicios:
Señalar las preposiciones que aparecen en las siguientes oraciones:
(1) He ido con mi prima.
(2) Esta tarde vamos a Murcia.
(3) Llevo tres días sin verte.
(4) Esta carta es para ti.
(5) Vamos hacia tu casa.
(6) El perro está sentado sobre el sofá.
Soluciones:
(1) con
(2) a
(3) sin
(4) para
(5) hacia
(6) sobre
1.3.10. EL GÉNERO
A menudo se confunde el género con el sexo. La diferencia radica en que el género com-
pete a la gramática, mientras que el sexo posee naturaleza biológica de los seres humanos.
De esta manera, hallamos sustantivos en los que el género es un rasgo gramatical inherente
que no tiene reflejo en la realidad, tal es el caso de la silla o el teléfono. Desde otro enfoque,
también se registran casos de seres vivos donde para distinguir entre macho y hembra se uti-
liza una locución nominal: ardilla macho y ardilla hembra; si bien lo más habitual es recurrir a
morfemas de género, como en gato y gata.
Tampoco debemos entender que todos los sustantivos terminados en -a son femeninos,
y los acabados en -o son masculinos, a pesar de que esta sea la norma general. Ejemplos de
estas excepciones son el clima y la mano.
En la actualidad ya no se habla ni de género epiceno, ni de género ambiguo, ni de género
común, sino solamente de género masculino y género femenino.
Hasta el momento nos hemos referido al género utilizando como ejemplos los sustantivos;
sin embargo, hemos de tener presente que el género también es propio de los adjetivos (alto
y alta), los artículos (el y la), los pronombres (mío y mía) y los participios verbales (aprobado
y aprobada).
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Nociones elementales de gramática
1.3.11. EL NÚMERO
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Pruebas de acceso a la Universidad
Soluciones:
(1) derivada
(2) compuesta
(3) compuesta
(4) derivada
(5) compuesta
(6) derivada
1.4.1. INTRODUCCIÓN
El estudio de la sintaxis es el análisis de las relaciones existentes entre las distintas partes
de la oración. La sintaxis, a pesar de ser un nivel diferente de la morfología, mantiene una
relación de interdependencia con ella, en el sentido de que para efectuar un análisis sintáctico
debemos recurrir frecuentemente a nuestros conocimientos sobre morfología. Sin ir más lejos,
el primer paso que seguimos para hacer el análisis sintáctico de una oración es buscar los
verbos que aparecen en ella.
En función del número de verbos que tenga una oración, discriminaremos entre oraciones
simples y oraciones compuestas. Así, serán simples aquellas oraciones que contengan un solo
verbo, pero cuando aparezcan varios verbos estaremos ante una oración compuesta. Por tanto,
la oración Murcia es grande es simple, porque hay un solo verbo; en contraposición, en Murcia
es grande y tiene muchos habitantes ya estamos ante una oración compuesta pues presenta
dos verbos: es y tiene. Es frecuente entender que cada verbo con las funciones que conlleva
(sujeto, complementos…) forma una proposición.
Ejercicios:
Indicar si las siguientes oraciones son simples o compuestas:
(1) Tendremos que hacer la tarea rápido.
(2) No creo que hoy llueva mucho.
(3) Las niñas juegan en el parque.
(4) Me gusta la maleta de Ana.
(5) Nos sentimos cansadas con motivo de la caminata.
(6) El taxista nos dijo que este restaurante es bueno.
Soluciones:
(1) Simple (perífrasis verbal: tendremos que hacer)
(2) Compuesta (verbos creo y llueva)
(3) Simple (verbo juegan)
(4) Simple (verbo gusta)
(5) Simple (verbo sentimos)
(6) Compuesta (verbos dijo y es)
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Nociones elementales de gramática
Las oraciones que contienen más de un verbo pueden ser de dos clases:
1. Yuxtapuestas: la oración tiene proposiciones yuxtapuestas cuando entre estas no hay
ningún nexo de unión: Corre rápido, llega pronto, ven sin tardanza.
2. Coordinadas: tienen una estructura coordinada las proposiciones que se encuentran
en el mismo nivel sintáctico y se unen mediante sí por un nexo. Los nexos más frecuen-
tes de las oraciones coordinadas son: y, e, ni, o, u, o bien, mas, pero, sin embargo.
3. Subordinadas: una oración tiene estructura subordinada cuando las proposiciones que
la componen tienen una relación de dependencia, o sea, que una (o varias) es principal
y otra (u otras) es subordinada; llevan nexos que, si, donde, cuando, el cual, la cual,
para, etc.
Ejercicios:
Indicar si en las siguientes oraciones compuestas hay relaciones de yuxtaposición,
coordinación o subordinación:
(1) Este es el sitio donde nos encontramos a Manuel.
(2) No quiero ir, pero me estás convenciendo.
(3) Javier nos invitó al cine, María sugirió la película.
(4) Estoy convencida de que este verano será inolvidable.
(5) Iremos al cine y después cenarenos en un restaurante.
(6) Alfonso comentó que el libro ya estaba en la biblioteca.
Soluciones:
(1) Subordinación
(2) Coordinación
(3) Yuxtaposición
(4) Subordinación
(5) Coordinación
(6) Subordinación
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Pruebas de acceso a la Universidad
Ejercicios:
Indicar si las siguientes oraciones son transitivas o intransitivas:
(1) Hoy es lunes.
(2) No tengo prisa.
(3) Quizá lleguemos tarde.
(4) Cerró la puerta inmediatamente.
(5) Murcia es una ciudad muy bonita.
(6) Mañana iremos a la playa.
Soluciones:
(1) Intransitiva
(2) Transitiva (el complemento directo es prisa)
(3) Intransitiva
(4) Transitiva (el complemento directo es la puerta)
(5) Intransitiva
(6) Intransitiva
Las oraciones activas son aquellas que tienen un sujeto agente; es decir, que el sujeto
realiza la acción del verbo, como es el caso de María ha estudiado para el examen. En cambio,
encontramos oraciones cuyo sujeto es paciente, entendiendo por tales aquellas en las que el
sujeto no realiza la acción del verbo, sino que la padece: María es examinada por el profesor.
Hemos de señalar que en español apenas se utiliza la voz pasiva, por lo que a veces nos pare-
cen construcciones forzadas, si bien es cierto que son gramaticalmente correctas.
Para reconocer si una oración es activa o pasiva, hemos de observar el verbo. Los verbos
en voz pasiva presentan la siguiente estructura: verbo ser + participio del verbo, como es aus-
cultado, es atropellado o es observado. Aparte, hemos de hacer hincapié en que el participio
del verbo conjugado lleva el mismo género y el mismo número que la persona gramatical;
mostremos un ejemplo: en María ha sido invitada por los responsables del acto apreciamos
que invitada concuerda en género y número con María.
Ejercicios:
Indicar si las siguientes oraciones son activas o pasivas:
(1) El entrenador da órdenes a las futbolistas.
(2) Las futbolistas son observadas por sus seguidores.
(3) El avión despegó con cinco minutos de retraso.
(4) Los niños han llegado muy contentos.
(5) Las papeletas han sido repartidas entre los asistentes.
(6) Los detenidos fueron acusados por sus vecinos.
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Nociones elementales de gramática
Soluciones:
(1) Activa (verbo da)
(2) Pasiva (verbo son observadas)
(3) Activa (verbo despegó)
(4) Activa (verbo han llegado)
(5) Pasiva (verbo han sido repartidas)
(6) Pasiva (verbo fueron acusados)
Las oraciones están formadas por un sujeto y un predicado. A su vez, el predicado puede
contener complemento directo, complemento indirecto, atributo (solo en predicados nomina-
les, nunca en predicados verbales), complemento circunstancial, suplemento o complemento
de régimen, complemento predicativo o complemento agente.
Asimismo, las distintas palabras que forman una oración pueden constituir grupos que
desempeñan una función sintáctica en la oración. Expliquémoslo a través de un ejemplo: en
Belén limpia su casa de campo, debemos entender que el sujeto es Belén, el verbo principal
de esta oración simple es limpia, y el complemento directo está formado por cuatro palabras
su casa de campo; en este último caso encontramos un grupo sintáctico denominado sintagma.
Los grupos sintácticos o sintagmas pueden ser de cuatro tipos:
1. Sintagmas nominales: son aquellos que tienen como núcleo un sustantivo. Ejemplo: la
niña preciosa, siendo niña el núcleo.
2. Sintagmas verbales: son aquellos que tienen como núcleo un verbo. Ejemplo: iré in-
mediatamente, cuyo núcleo es iré.
3. Sintagmas adjetivales: son aquellos que tienen como núcleo un adjetivo. Ejemplo: tan
alto, en el que alto es el núcleo.
4. Sintagmas adverbiales: son aquellos que tienen como núcleo un adverbio: muy lejos,
donde lejos es el núcleo.
5. Sintagmas preposicionales: a diferencia de los cuatro tipos anteriores, estos carecen
de núcleo; están formados por una preposición y un término junto a esta preposición:
de mi padre.
Ejercicios:
Indicar a qué tipo pertenecen los siguientes sintagmas:
(1) demasiado cerca
(2) muy feo
(3) vuelvo enseguida
(4) el pueblo grande
(5) con mi primo
(6) su libreta azul
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Pruebas de acceso a la Universidad
Soluciones:
(1) Sintagma adverbial
(2) Sintagma adjetival
(3) Sintagma verbal
(4) Sintagma nominal
(5) Sintagma preposicional
(6) Sintagma nominal
1.4.6.1. El sujeto
El sujeto concuerda con el verbo en número y persona. Se suele decir que el sujeto es la
persona o cosa que realiza la acción del verbo. De esta manera, en la oración: Laura estudia
mucho, efectivamente Laura realiza la acción del verbo. No obstante, esta regla no funciona
si estamos ante una oración pasiva, puesto que en estos casos el sujeto padece la acción
del verbo, no la efectúa: Juan es entrevistado por su amigo. Del mismo modo, hallamos otra
excepción a esta regla general en verbos que expresan un estado (como ser, estar, e incluso
parecer), pues en ellos el sujeto no realiza ninguna acción, como en María es alta.
Se suele creer que el sujeto siempre va al comienzo de la oración, pero no siempre es
así; por ejemplo, en Me gustan los caramelos el sujeto es los caramelos, que está al final de
la oración.
A su vez, debemos tener en cuenta que el sujeto no puede ir introducido por una pre-
posición (excepto entre).
En definitiva, la mejor opción para identificar el sujeto de una oración es observar las
relaciones de concordancia que implica el verbo de dicha oración, y si concuerda en género
y número con un sintagma nominal, este sintagma será el sujeto. En los casos en que nos
cueste trabajo identificar el sujeto, podemos cambiar de número el verbo, de tal manera que
si al cambiar el verbo de número debemos cambiar de número un sintagma nominal, entonces
constataremos que dicho sintagma nominal es sujeto.
Conviene recordar que en español no siempre introducimos explícitamente el sujeto en
las oraciones, sino que muchas veces está omitido. Por ejemplo, en Llegamos tarde el sujeto
es nosotros, y no está presente en la oración. Es precisamente la concordancia existente entre
el sujeto y el verbo lo que nos permite deducir el sujeto en aquellas oraciones en que está
omitido.
Ejercicios:
Señalar el sujeto de las siguientes oraciones:
(1) María está en clase.
(2) Sois demasiado permisivos.
(3) No quiero más caramelos.
(4) Juan y Luis irán al cine esta noche.
(5) Le asusta la oscuridad.
(6) Los niños están jugando en el parque.
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Nociones elementales de gramática
Soluciones:
(1) María
(2) Sujeto omitido: vosotros
(3) Sujeto omitido: yo
(4) Juan y Luis
(5) la oscuridad
(6) los niños
Ejercicios:
Indicar si el predicado de las siguientes oraciones es nominal o verbal:
(1) María hace deporte.
(2) El ayuntamiento es nuevo.
(3) Los lápices no tienen punta.
(4) El tren es demasiado viejo.
(5) La casa de Óscar tiene jardín.
(6) Estudiaré en la universidad.
Soluciones:
(1) Predicado verbal
(2) Predicado nominal
(3) Predicado verbal
(4) Predicado nominal
(5) Predicado verbal
(6) Predicado verbal
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Pruebas de acceso a la Universidad
Ejercicios:
Señalar el complemento directo de las siguientes oraciones, en caso de tenerlo:
(1) Tengo mucho frío.
(2) Acércame aquellos folios.
(3) Jaime dijo hola.
(4) Me gusta este libro.
(5) Ayer vi a María en el centro.
(6) Patricia es alta.
Soluciones:
(1) mucho frío
(2) aquellos folios
(3) hola
(4) Esta oración no tiene complemento directo, puesto que este libro es sujeto.
(5) a María
(6) Esta oración no tiene complemento directo, porque estamos ante un predicado
nominal, donde alta cumple la función de atributo.
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Nociones elementales de gramática
El complemento indirecto (u objeto indirecto) designa la persona o cosa que recibe in-
directamente la acción del verbo, y también se define como la persona o cosa que recibe el
provecho o el daño de la acción.
El complemento indirecto siempre va introducido por las preposiciones a o para, y puede
ser sustituido por le o les. Otra característica del complemento indirecto es que al pasar la
oración de activa a pasiva, el complemento indirecto no cambia. Por tanto, cuando tengamos
dudas de si estamos ante un complemento directo o indirecto, aplicar esta regla nos puede
resultar muy útil.
En He traído un regalo a Luis, vemos que a Luis es un complemento indirecto, puesto que
se puede sustituir por le: Le he traído un regalo. Si pasamos esta oración a voz pasiva Un regalo
ha sido traído a Luis, a Luis no modifica su función sintáctica, en contraposición con un regalo,
que en voz activa tiene función de complemento directo, mientras que en la pasiva es sujeto.
El complemento indirecto puede aparecer en una oración intransitiva; o sea, que no es
requisito que haya un complemento directo en la frase para que aparezca un complemento
indirecto: en Le busca la policía, vemos que le es complemento indirecto, y la policía es sujeto,
no complemento directo.
Ejercicios:
Señalar el complemento indirecto de las siguientes oraciones, en caso de tenerlo:
(1) He estudiado mucho para el examen.
(2) La semana pasada traje una carpeta a Luis.
(3) Le dije que no.
(4) Escribió la canción para su padre.
(5) Tal vez estemos equivocados.
(6) Nuria dio la enhorabuena a Pablo.
Soluciones:
(1) Esta oración carece de complemento indirecto, ya que para el examen es un com-
plemento circunstancial de finalidad.
(2) a Luis
(3) le
(4) para su padre
(5) Esta oración no tiene complemento indirecto.
(6) a Pablo
1.4.6.5. El atributo
32
Pruebas de acceso a la Universidad
Por otra parte, si el atributo está desempeñado por un adjetivo o un sustantivo, en ge-
neral concuerda en género y número con el sujeto. Por ejemplo: Tu hermana está enfadada/
Tus hermanas están enfadadas.
Debemos tener en cuenta que el atributo es imprescindible para el predicado nominal,
de manera que, si lo suprimimos, la frase queda incompleta.
Ejercicios:
Señalar el atributo de las siguientes oraciones, en caso de tenerlo:
(1) Estas flores son bonitas.
(2) Estoy muy contento.
(3) Manuel tiene tres hermanos.
(4) Juan es evaluado por el tribunal.
(5) María está enferma.
(6) París es la capital de Francia.
Soluciones:
(1) bonitas
(2) muy contento
(3) No tiene atributo, porque el predicado es verbal, no nominal.
(4) No tiene atributo, ya que se trata de un verbo en voz pasiva, de tal manera que
forma parte de un predicado verbal.
(5) enferma
(6) la capital de Francia
Esta función sintáctica está desempeñada por una palabra o grupo de palabras que com-
plementan al verbo, pero no están exigidas por el verbo; es decir, que pueden desaparecer
de la oración y esta sigue teniendo sentido completo. El complemento circunstancial aporta
información sobre las condiciones o circunstancias en que se desarrolla la acción del verbo.
Suele ir introducido por preposiciones.
Existen varios tipos de complementos circunstanciales —en función de su significado—,
que iremos viendo con ejemplos:
1. Tiempo: Los chicos llegaron la semana pasada, donde la semana pasada cumple la
función de complemento circunstancial de tiempo.
2. Lugar: Estamos en tu casa, donde en tu casa cumple la función de complemento cir-
cunstancial de lugar.
3. Cantidad: Julia viaja mucho, donde mucho cumple la función de complemento circuns-
tancial de cantidad.
4. Modo: Hizo el test satisfactoriamente, donde satisfactoriamente cumple la función de
complemento circunstancial de modo.
5. Compañía: He venido con María, donde con María cumple la función de complemento
circunstancial de compañía.
6. Instrumento: Firmó con una pluma, donde con una pluma cumple la función de com-
plemento circunstancial de instrumento.
33
Nociones elementales de gramática
7. Causa: Suspendieron el acto con motivo de la huelga general, donde con motivo de
la huelga general cumple la función de complemento circunstancial de causa.
8. Finalidad: Vine corriendo para llegar antes, donde para llegar antes cumple la función
de complemento circunstancial de finalidad.
9. Negación: No lo sabe, donde no cumple la función de complemento circunstancial de
negación.
Igualmente, pueden aparecer varios complementos circunstanciales en una misma ora-
ción, como en Hoy no llegaré a casa muy rápido, donde hoy hace función de complemento
circunstancial de tiempo, no de complemento circunstancial de negación, a casa de comple-
mento circunstancial de lugar y muy rápido de complemento circunstancial de modo.
Ejercicios:
Señalar el complemento circunstancial de las siguientes oraciones e indicar de qué
tipo es:
(1) Acabaremos mañana.
(2) Los niños llegaron con el profesor.
(3) No es demasiado tarde.
(4) Construyó el castillo con arena.
(5) Alberto nació en Murcia.
(6) Se reunieron con motivo de su cumpleaños.
Soluciones:
(1) mañana: complemento circunstancial de tiempo
(2) con el profesor: complemento circunstancial de compañía
(3) no: complemento circunstancial de negación
(4) con arena: complemento circunstancial de instrumento
(5) en Murcia: complemento circunstancial de lugar
(6) con motivo de su cumpleaños: complemento circunstancial de causa
34
Pruebas de acceso a la Universidad
en, contar con, creer en, dedicarse a, depender de, desistir de, disponer de, entretenerse con,
pensar en, preocuparse por/de, quejarse de, tender a o tratar de.
Ejercicios:
Señalar el complemento de régimen de las siguientes oraciones, en caso de tenerlo:
(1) La empresa dependía de las subvenciones estatales.
(2) Ya no nos fiamos de nadie.
(3) Es grande la casa de María.
(4) Disfrutamos con su actitud permisiva.
(5) Limpiaremos el coche con una esponja especial.
(6) Este libro versa sobre la vida de Platón.
Soluciones:
(1) de las subvenciones estatales
(2) de nadie
(3) Esta oración carece de complemento de régimen, porque el verbo ser no lo rige.
(4) con su actitud permisiva
(5) Esta oración carece de complemento de régimen, ya que el verbo limpiar no lo
exige, por lo que debemos analizar con una esponja especial como un complemento cir-
cunstancial de instrumento.
(6) sobre la vida de Platón
35
Nociones elementales de gramática
Ejercicios:
Señalar el complemento predicativo de las siguientes oraciones, en caso de tenerlo, e
indicar si es de sujeto o complemento directo:
(1) Lucía está enfadada.
(2) Paula llegó enfadada.
(3) Carlos devolvió el libro destrozado.
(4) Nosotros volvimos muy rápido.
(5) Encontramos a los niños dormidos.
(6) Aquellos chicos son muy altos.
Soluciones:
(1) Esta oración no tiene complemento predicativo; enfadada es atributo porque está
en un predicado nominal.
(2) enfadada es predicativo de sujeto
(3) destrozado es predicativo de complemento directo (el libro)
(4) Esta oración no tiene complemento predicativo, porque muy rápido es un comple-
mento circunstancial de modo, ya que no tiene relaciones de concordancia con el sujeto
(nosotros).
(5) dormidos es predicativo de complemento directo (a los niños)
(6) Esta oración no tiene complemento predicativo, puesto que estamos ante un pre-
dicado nominal en el que muy altos hace función de atributo.
El complemento agente es aquel que realiza la acción, por lo que aparece en oraciones
pasivas (recordemos: aquellas en las que el verbo está en voz pasiva). En las oraciones pasivas
el sujeto no realiza la acción, sino que la padece, de manera que el complemento agente es
quien realiza la acción. El complemento agente normalmente va introducido por la preposición
por, aunque también puede aparecer con de o por parte de.
Analicemos el siguiente ejemplo: Los niños fueron despertados por su abuela; en él el
sujeto (los niños) no es agente, sino paciente, de tal manera que el complemento agente (por
su abuela) es quien realiza la acción. Si cambiamos la oración a activa, nos daremos cuenta de
que el complemento agente se convierte en el sujeto: La abuela despertó a los niños.
Ejercicios:
Señalar el complemento agente de las siguientes oraciones, en caso de tenerlo:
(1) El ladrón fue detenido por los agentes.
(2) Los actores fueron aplaudidos por el público.
(3) He atravesado por el parque.
(4) Es de todos sabida su generosidad.
(5) Has sido elegida por la mayoría.
(6) La clase es impartida por el profesor.
36
Pruebas de acceso a la Universidad
Soluciones:
(1) por los agentes
(2) por el público
(3) Esta oración no tiene complemento agente, ya que por el parque desempeña la
función de complemento circunstancial de lugar.
(4) de todos
(5) por la mayoría
(6) por el profesor
En nuestro día a día no solemos utilizar palabras sueltas, ni tampoco oraciones aisladas,
sino que nos comunicamos a través de textos. Debemos entender los textos como un conjunto
de oraciones. Evidentemente, la extensión de tales textos puede ser muy diferente en función
del contexto en que nos estemos comunicando. Del mismo modo, debemos distinguir el plano
oral del escrito. Nuestras interacciones orales presentan características diferentes con respecto
a la comunicación por vía escrita, como comentábamos al comienzo de este capítulo. Por otra
parte, asiduamente empleamos la comunicación escrita, sobre todo con miras a que nuestro
mensaje dure en el tiempo. En ambas tipologías comunicativas, ya sean orales o escritas, he-
mos de emitir textos correctamente codificados, con el fin de que nuestro receptor entienda
perfectamente lo que queremos decir. Por ello, el estudio de la lengua es tan importante,
puesto que una incorrecta codificación y descodificación de los mensajes conllevaría problemas
de mayor calado.
Podemos hallar varios tipos de textos; aquí incluimos los más frecuentes:
1. Textos descriptivos: están enfocados a describir unos hechos. Son ejemplos de textos
descriptivos las guías turísticas o los reportajes.
2. Textos narrativos: cuentan cómo han sucedido los acontecimientos. Las novelas, los
cuentos o las biografías entrarían en este apartado.
3. Textos argumentativos: como su finalidad es convencer al oyente, en ellos se recurre
constantemente a las argumentaciones. En esta sección entrarían la publicidad, los
artículos de opinión o los ensayos.
4. Textos expositivos: pretenden hacernos entender un determinado tema. Muestra de
este tipo son las enciclopedias, los libros de texto o los diccionarios.
Para que un texto esté correctamente escrito, debe presentar unos mecanismos de co-
herencia y cohesión textual. Por su parte, hemos de entender la coherencia textual como el
mecanismo por el cual los enunciados que forman un texto se refieren a la misma realidad,
esto es, a un mismo tema.
37
Nociones elementales de gramática
Las oraciones tienen que escribirse de manera que el lector pueda entender perfectamen-
te lo que quiere decir el escritor, por lo que los contenidos se van incorporando poco a poco.
Además, es importante que haya elementos de cohesión entre las distintas frases, con el fin
de ir enlazando tanto semántica como gramaticalmente las oraciones. Para conseguir cohesión
podemos recurrir a determinados recursos léxicos, como es el hecho de repetir ciertas pala-
bras, o bien el empleo de sinónimos.
Con miras a que los textos estén bien estructurados, presentando una buena cohesión,
podemos encontrar distintas palabras con los siguientes objetivos:
1. Estructurar: en primer lugar/en segundo lugar, por una parte/por otra parte, por cierto
o a propósito.
2. Conectar: además, encima, aparte, por tanto, por ende, en consecuencia, en cambio,
no obstante o sin embargo.
3. Reformular: o sea, es decir, esto es, mejor dicho, más bien, en cualquier caso, de todos
modos, en suma, en conclusión, en fin o en definitiva.
4. Operadores argumentativos: en realidad, de hecho, por ejemplo, en particular o en el
fondo.
5. Marcadores conversacionales: claro, desde luego, bueno, bien, hombre, mira, este,
bueno o vale.
38
Pruebas de acceso a la Universidad
2. Ortografía básica
2.0. INTRODUCCIÓN
39
Ortografía básica
2.1.1. LA I
La vocal i puede ser escrita como i (que es la opción más frecuente) o como y; se escribe
y (soy, estoy o ley) cuando forma parte de un diptongo y es final absoluto de palabra. Ponga-
mos unos ejemplos:
casi taxi brócoli colibrí boli
ley buey estoy soy voy
Ejercicios:
Elegir la opción ortográficamente correcta que aparece en las siguientes oraciones:
(1) La final del partido fue muy/mui interesante.
(2) Siempre ha soñado con ser saltimbanqui/saltimbanquy.
(3) Ha estado a punto de marcar un penalty/penalti.
(4) Yo le insistí/insisty en que llegara pronto.
(5) Le dijo al rey/rei que cumpliría con lo pactado.
(6) No te imaginas cuanto reí/rey al escuchar el monólogo.
Soluciones:
(1) muy
(2) saltimbanqui
(3) penalti
(4) insistí
(5) rey
(6) reí
2.1.2. LA U
Esta vocal es la única que en español puede llevar diéresis (¨), cuyo fin es informar de que
la u tiene sonido. Siempre encontraremos la ü precedida por g más e o i: güe y güi. Veámoslo
40
Pruebas de acceso a la Universidad
con ejemplos: en juguete, como la u carece de representación oral (es sorda a nivel fónico),
no le ponemos diéresis; sin embargo, en cigüeña sí debemos incluir la diéresis, puesto que
pronunciamos la u. A continuación mostramos unas palabras sin diéresis y otras con diéresis:
guisante siguiente guerra gueto
pingüino agüero lingüístico piragüismo
Ejercicios:
Elegir la opción ortográficamente correcta que aparece en las siguientes oraciones:
(1) Esta situación me parece vergonzosa/vergönzosa.
(2) La güitarra/ guitarra está desafinada.
(3) Debes averigüar/averiguar lo que pasa.
(4) Solo le dije que me daba vergüenza/verguenza haber actuado así.
(5) Todas las guerras/güerras son devastadoras.
(6) Me he comprado unos guantes/güantes.
Soluciones:
(1) vergonzosa
(2) guitarra
(3) averiguar
(4) vergüenza
(5) guerras
(6) guantes
2.2.1. LA H
Nos encontramos ante una grafía muda a nivel oral, pero que sí existe en nuestra orto-
grafía. Aparte, cuando va acompañada de c, estas dos letras (ch) constituyen un sonido, el cual
no implica a priori dificultades a la hora de escribirlo. Retomando la h muda en la oralidad,
tendremos en cuenta que se escriben con h los siguientes casos:
1. Toda la conjugación verbal de hacer y haber.
2. Las palabras que comienzan por hia-, hie-, hue- y hui-, como hiato, hierro, hueso y
huida.
3. También las palabras que empiezan por hidr-, hiper- e hipo-, como hidrógeno, hiper-
género e hipoglucemia, a excepción de iperita.
41
Ortografía básica
Además, debemos tener en cuenta que la Real Academia acepta que distintas pala-
bras se puedan escribir con h o sin h, como: albahaca/albaca, alhelí/alelí, armonía/harmonía,
armónico(a)/harmónico(a), armonioso(a)/harmonioso(a), arpa/harpa, arpía/harpía, ¡arre!/¡harre!,
¡hala!/¡alá!, hexagonal/exagonal, reprender/reprehender, sabiondo(a)/sabihondo(a), ¡uf!/¡huf!,
etc.
Ejercicios:
Elegir la opción ortográficamente correcta que aparece en las siguientes oraciones:
(1) Ya es hora/ora de que nos vayamos.
(2) Los saludó con un simple hola/ola.
(3) Ahora/aora/haora es cuando debemos empezar a trabajar.
(4) Ahí/hay/ay ahí/hay/ay un niño que dice ¡ahí/hay/ay!
(5) Debemos abonar los honorarios/onorarios al médico.
(6) El anillo que hemos/emos regalado a María es de oro/horo blanco.
Soluciones:
(1) hora
(2) hola
(3) ahora
(4) ahí… hay… ¡ay!
(5) honorarios
(6) hemos… oro
2.2.2. LA B, LA V Y LA W
Sobre la b:
1. Delante de m siempre va b: ambos o simbolizar.
2. Llevan b las terminaciones del pretérito imperfecto del indicativo de los verbos perte-
necientes a la primera conjugación, como cantaba o amaba.
3. También se escribe con b el pretérito imperfecto del indicativo del verbo ir: iba, ibas
o íbamos.
4. Los verbos terminados en:
4.1. -bir, como sucumbir o concebir, a excepción de hervir, servir y vivir.
4.2. -aber, como haber o saber, excepto precaver.
4.3. -buir, como contribuir y distribuir.
5. Las palabras que comienzan con los prefijos bi- y bis-, como bifurcación o bisabuelo.
6. Las palabras que comienzan por bibl- o por las sílabas bu-, bur- o bus-, como biblio-
teca, bufanda, burbuja y buscar.
42
Pruebas de acceso a la Universidad
7. Los adjetivos que acaban en -bundo y -bunda, y los sustantivos terminados en -bilidad,
como nauseabundo o amabilidad. Esta última regla tiene como excepción las palabras
movilidad y civilidad.
Sobre la v:
1. Debemos escribir con v los pretéritos perfectos simples: estuve o anduvimos.
2. También llevan v los adjetivos terminados en -avo, -ava, -evo, -eva, -ivo, -iva y -eve, si
estas terminaciones son tónicas: octavo, nuevo o leve.
3. Las palabras que empiezan por el prefijo vice-, como vicedecano o vicepresidente.
4. Las palabras que terminan en -viro, -vira, -ívoro e -ívora, como triunviro o carnívoro,
excepto víbora.
Encontramos varias palabras que pueden ser escritas tanto con b como con v, aunque la
Real Academia muestra predilección por utilizar la b en estos casos: boceras/voceras, chabola/
chavola y serbio(a)/servio(a).
Ejercicios:
Elegir la opción ortográficamente correcta que aparece en las siguientes oraciones:
(1) Vamos/bamos a llegar tarde.
(2) Os pido que seáis brebes/vreves/breves/vrebes.
(3) Quiero un baso/vaso de agua.
(4) Esta es la onceaba/onceava parte de todas las tierras.
(5) Noté que María estava/estaba cansada.
(6) Mario hablaba/havlava/hablava/havlaba todo el tiempo sin parar.
Soluciones:
(1) vamos
(2) breves
(3) vaso
(4) onceava
(5) estaba
(6) hablaba
2.2.3. LA G Y LA J
Sobre la g:
Para escribir el sonido g (como en ga, gue, gui o gu), hemos de tener en cuenta dos
cuestiones:
1. Que se escribe g cuando esta va seguida de a, o, u o una consonante, como en Ga-
licia, gota, Gutiérrez o gris.
2. Que se escribe gu si detrás encontramos las vocales e o i; tal es el caso de gueto o
de guiso.
Esta grafía también puede representar el sonido j, como en el vocablo ligero. En estos
casos, encontramos la g seguida de una e o una i. Sin duda, aquí residen los mayores dilemas
ortográficos existentes entre g y j, puesto que en jinete y en logístico hallamos el mismo sonido
43
Ortografía básica
(j), seguido de la misma vocal, si bien en el primer caso lo escribimos con j y en el segundo
con g. Ofrecemos unas reglas generales para arrojar luz en estos casos:
1. Debemos escribir con g las formas de los verbos que terminan en -ger, -gir, -igerar,
como es el caso de proteger, dirigir y aligerar, a excepción de mujer, tejer y crujir.
2. Pondremos g a las palabras que comienzan por geo-, legi- o gest-, como geología,
legislación o gesto. En cambio, lejía, lejitos y lejísimos las escribiremos con j.
3. Van con g las palabras acabadas en -gio, -gia átonos; -logía, -geno átono y sus deri-
vados -génico, -génica, -génito, -génita, -genio, -genia, -gero, -gera átonos, -gésimo,
-gésima y su derivado -gesimal. Ejemplos: regio, hidrógeno, primigenio, orogénico,
aligero o trigésimo.
La Real Academia admite la doble pronunciación —y, por consiguiente, la doble escritu-
ra— de las siguientes palabras: fungicida/funguicida y longuísimo(a)/longísimo(a).
Sobre la j:
Como hemos visto, el sonido j puede escribirse tanto con g como con j. Si encontramos
el sonido j al final de palabra —cuestión esta que se da en pocos casos— siempre lo escribire-
mos con j, como en reloj. Precisamente la j puede ir seguida de todas las vocales; por tanto,
las confusiones surgen a la hora de escribir je o ge (Gerona y jeringuilla) y ji o gi (cortijo y
contagio). Hay varias reglas ortográficas al respecto:
1. Escribiremos con j las formas verbales del pretérito perfecto simple que en primera
persona contiene la terminación -je, como en conduje o dije.
2. Se utiliza la j para los verbos cuyo infinitivo acaba en -jear; tal es el caso de trajear.
3. Llevan j los sustantivos terminados en -aje, -eje, -uje y -jería, por ejemplo traje, esqueje
o granjería, a excepción de cónyuge y auge.
Las siguientes palabras pueden ser escritas con j o con g, tal como admite la Real Aca-
demia: gibraltareño(a)/jibraltareño(a), giga/jiga, hégira/héjira, jenízaro(a)/genízaro(a) y jineta/
gineta.
Ejercicios:
Elegir la opción ortográficamente correcta que aparece en las siguientes oraciones:
(1) No estamos utilizando el mismo lenguage /lenjuaje/lenguaje/lenjuage.
(2) En general/jeneral, no tenemos problemas de tiempo.
(3) Tal vez está demasiado legos/lejos.
(4) La juardia/guardia de ayer fue muy tranquila.
(5) Estoy seguro de que voy a estudiar filolojía/filología.
(6) Somos mellizas, no jemelas/gemelas.
Soluciones:
(1) lenguaje
(2) general
(3) lejos
(4) guardia
(5) filología
(6) gemelas
44
Pruebas de acceso a la Universidad
2.2.4. LA LL Y LA Y
Sobre la y:
Debemos escribir con y los siguientes casos:
1. Las formas del plural cuyo singular termina con la vocal i, por ejemplo reyes o bueyes.
2. Las formas verbales que presentan este sonido en su terminación, en los casos en que
no tengamos ll en su infinitivo, como en huye (de huir), o concluye (de concluir).
Ejercicios:
Elegir la opción ortográficamente correcta que aparece en las siguientes oraciones:
(1) No sé dónde he dejado la yave/llave.
(2) Quizá vayamos/vallamos en yate/llate.
(3) Creo que nos hallamos/hayamos cerca de la catedral.
(4) No quiero que nos vallamos/vayamos tan pronto.
(5) Montar a cabayo/caballo puede ser muy peligroso.
(6) No creo que lo hayamos/hallamos perdido.
Soluciones:
(1) llave
(2) vayamos… yate
(3) hallamos
(4) vayamos
(5) caballo
(6) hayamos
2.2.5. LA M Y LA N
Ejercicios:
Elegir la opción ortográficamente correcta que aparece en las siguientes oraciones:
(1) Esta campana/canpana hace mucho ruido.
(2) Su llegada es imminente/inninente/inminente/imninente.
45
Ortografía básica
Soluciones:
(1) campana
(2) inminente
(3) informe
(4) también
(5) comúnmente
(6) infinito
2.2.6. LA R Y LA RR
En las palabras hierro y roce la rr se escribe de manera distinta, aunque suene igual. A
su vez, tenemos que distinguir el sonido rr (perro) del sonido r (pero); este segundo sonido
no ocasiona problemas ortográficos, porque siempre se escribe como r. Volviendo a la pro-
nunciación rr, al escribirla lo haremos con r cuando sea inicial de palabra (rama) o bien vaya
después de l (alrededor), n (Manrique) o s (arsenal). En consecuencia, escribiremos rr cuando
vaya entre dos vocales, como en arrojo.
Ejercicios:
Elegir la opción ortográficamente correcta que aparece en las siguientes oraciones:
(1) El libro tiene muchas erratas/eratas.
(2) Me parece horrorroso/hororoso/horroroso/hororroso.
(3) El pantalón está rroto/roto.
(4) La parra/para sirve parra/para rresguardarnos/resguardarnos del sol.
(5) Es un gran erorr/errorr/eror/error pensar que siempre llevamos rrazón/razón.
(6) En esta caja guardo mis mejores/mejorres rrecuerdos/recuerdos/recuerrdos.
Soluciones:
(1) erratas
(2) horroroso
(3) roto
(4) parra… para resguardarnos
(5) error… razón
(6) mejores recuerdos
2.2.7. LA C Y LA Z
46
Pruebas de acceso a la Universidad
si una palabra acaba en z, el plural también lo debemos escribir con esa misma letra, puesto
que puede inducirnos a error: juez/jueces.
De esta norma se derivan algunas excepciones, como es el uso de z delante de a, e o i,
en palabras como ¡zis, zas!, zigzag, zipizape, zen o Zeus. En los casos de cinc/zinc y cigoto/
zigoto, se admite la doble posibilidad ortográfica.
Ejercicios:
Elegir la opción ortográficamente correcta que aparece en las siguientes oraciones:
(1) La calle está llena de zenica/ceniza/cenica/zeniza.
(2) Hace/haze mucho tiempo que no visitamos el coológico/zoológico.
(3) Creo que está bastante cerca/zerza/zerca/cerza.
(4) Sigo sin tener notizias/noticias de Alba.
(5) El zirco/circo ha llegado hoy a la ziudad/ciudad.
(6) En el laboratorio tenemos cinc/zinz.
Soluciones:
(1) ceniza
(2) hace… zoológico
(3) cerca
(4) noticias
(5) circo… ciudad
(6) cinc
2.2.8. LA C, LA K Y LA QU
El sonido k en las palabras casa, kilo y queso se pronuncia exactamente igual, a pesar de
que se utilizan grafías distintas a la hora de escribirlo. Pondremos c cuando vaya seguida de
las vocales a, o y u, como en cama, cónsul o cutre. Además, todas las palabras acabadas en
sonido k siempre se escriben con c, como frac o coñac. Sin embargo, delante de las vocales
e o i emplearemos qu; tal es el caso de quebrar o quien. Por su parte, la grafía k puede ir
seguida de las vocales a (kárate) e i (kilovatio); en este caso estamos ante una letra muy poco
utilizada en español, que a menudo suele estar escrita en extranjerismos.
Ejercicios:
Elegir la opción ortográficamente correcta que aparece en las siguientes oraciones:
(1) No kiero/quiero/ciero esa manzana.
(2) Esta bolsa pesa más de tres quilos/cilos/kilos.
(3) La carta/karta/quarta llegó a su destino.
(4) ¿Ké/qué/cé es eso?
(5) No sé con/kon/quon kién/cién/quién llegaste.
(6) Este es el niño kuyo/quyo/cuyo padre está acuí/akí/aquí.
47
Ortografía básica
Soluciones:
(1) quiero
(2) kilos
(3) carta
(4) qué
(5) con… quién
(6) cuyo… aquí
2.2.9. LA X Y LA S
A pesar de que sean grafías distintas, en español es bastante frecuente pronunciar una x
(k+s) como si fuera una s, pongamos por ejemplo la palabra examen. Se trata de una simplifi-
cación a nivel fónico, puesto que no pronunciamos k+s (x), sino simplemente la s.
Ejercicios:
Elegir la opción ortográficamente correcta que aparece en las siguientes oraciones:
(1) Debes esponer/exponer tu trabajo en treinta minutos.
(2) Es una buena extrategia/estrategia.
(3) Murió por asfixia/axfisia/asfisia/axfixia.
(4) La exposición/esposición acaba mañana.
(5) Somos esclavos/exclavos del tiempo.
(6) El siglo XIX fue su mayor época de explendor/esplendor.
Soluciones:
(1) exponer
(2) estrategia
(3) asfixia
(4) exposición
(5) esclavos
(6) esplendor
Ejercicios:
Identificar los errores grafémicos existentes en el siguiente fragmento en las letras b, v,
w, g, j, ll y y:
Ejercicio Solución
Las cosas podían haver sucedido de cualquier Las cosas podían haber sucedido de cualquier
otra manera y, sin emvarjo, sucedieron así. otra manera y, sin embargo, sucedieron así.
Daniel, el Mochuelo, desde el fondo de sus Daniel, el Mochuelo, desde el fondo de sus
once años, lamentava el curso de los aconte- once años, lamentaba el curso de los acon-
cimientos, aunque lo acatara como una reali- tecimientos, aunque lo acatara como una rea-
dad inebitavle i fatal. Después de todo, que lidad inevitable y fatal. Después de todo, que
su padre aspirara a hacer de él aljo más que su padre aspirara a hacer de él algo más que
un quesero era un hecho que honraba a su un quesero era un hecho que honraba a su
padre. Pero por lo que a él afectawa... padre. Pero por lo que a él afectaba...
Tabla 1
48
Pruebas de acceso a la Universidad
49
Ortografía básica
50
Pruebas de acceso a la Universidad
En español contamos con cuatro tipos de palabras en función de dónde esté ubicada su
sílaba tónica:
— Las palabras agudas (u oxítonas) son aquellas cuya sílaba tónica recae sobre la última
sílaba, como camión.
— Las palabras llanas (o paroxítonas) son aquellas cuya sílaba tónica recae sobre la penúlti-
ma sílaba: es el caso de lápiz. El español muestra predilección por utilizar palabras llanas,
esto es, que nuestra lengua dispone de una enorme cantidad de palabras llanas.
— Las palabras esdrújulas (o proparoxítonas) son aquellas cuya sílaba tónica recae sobre
la antepenúltima sílaba; pongamos por ejemplo ábaco.
— Las palabras sobresdrújulas son aquellas cuya sílaba tónica recae antes de la antepe-
núltima sílaba, como en díganselo.
Ejercicios:
Indicar si estas palabras son agudas, llanas, esdrújulas o sobresdrújulas:
(1) cartel
(2) búscalo
(3) casa
(4) avión
(5) señálenselo
(6) lento
Soluciones:
(1) aguda
(2) esdrújula
(3) llana
(4) aguda
(5) sobresdrújula
(6) llana
51
Ortografía básica
Ejercicios:
Indicar si es correcta la tilde que aparece en las siguientes palabras y justificar su res-
puesta:
(1) así
(2) papél
(3) cámara
(4) ángel
(5) ámbos
(6) contrólate
Soluciones:
(1) Es correcta porque estamos ante una palabra aguda acabada en vocal.
(2) Es incorrecta pues no debemos poner tilde a las palabras agudas acabadas en l.
Debe ser: papel.
(3) Es correcta ya que es una palabra esdrújula.
(4) Es correcta puesto que se trata de una palabra llana acabada en l.
(5) Es incorrecta debido a que estamos ante una palabra llana acabada en s. Debe ser:
ambos.
(6) Es correcta pues es palabra esdrújula.
52
Pruebas de acceso a la Universidad
Si el acento recae sobre una sílaba que contiene un diptongo, debemos colocar la tilde
sobre la vocal abierta (son abiertas las vocales a, e y o), como en llegáis. En cambio, cuando
el diptongo esté formado por dos vocales cerradas (son cerradas las vocales i y u), la tilde se
escribe sobre la segunda, por ejemplo casuística. Cuando un diptongo está en un monosílabo,
no lleva tilde, como en guion, fie o truhan.
En el caso de los triptongos (cuya estructura es siempre vocal cerrada + vocal abierta +
vocal cerrada), debemos poner la tilde sobre la vocal abierta: averiguáis; pero no lleva tilde si
es una palabra monosilábica: seais.
En cuanto a los hiatos, hemos de colocar la tilde para señalar que no hay diptongo y, por
tanto, tenemos un hiato. En María estamos ante un hiato, pues la tilde recae sobre la vocal ce-
rrada; en cambio, en Mario hay un diptongo, como consecuencia de que la sílaba tónica es Ma-.
Ejercicios:
Indicar si es correcta la tilde que aparece en las siguientes palabras y justificar su res-
puesta:
(1) teníamos
(2) cuídado
(3) armarío
(4) toálla
(5) apreciáis
(6) volvería
Soluciones:
(1) Es correcta porque estamos ante un hiato donde la sílaba tónica es la tercera em-
pezando por atrás.
(2) Es incorrecta ya que hallamos un diptongo en esta sílaba átona. Debe ser: cuidado.
(3) Es incorrecta como consecuencia de que tenemos un diptongo en esta sílaba átona.
Debe ser: armario.
(4) Es incorrecta puesto que es un hiato en el que la sílaba tónica está formada única-
mente por la vocal a y estamos ante una palabra llana. Debe ser: toalla.
(5) Es correcta pues se nos presenta un triptongo en la sílaba tónica de una palabra
aguda acabada en s.
(6) Es correcta porque nos encontramos ante un hiato.
Como norma general, el primer elemento de las palabras compuestas no lleva tilde, como
en vigesimoséptimo o asimismo. La excepción la encontramos en los adverbios que acaban en
-mente, como explicábamos con anterioridad.
En cambio, en los casos en que las palabras compuestas lleven intercalado un guion de
separación, debemos acentuarlas en función de si llevarían o no tilde estando solas. Por ejem-
plo, en teórico-práctico, como ambas palabras al escribirse por separado deberían llevar tilde,
en estos casos se conserva esa acentuación.
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Ortografía básica
Ejercicios:
Indicar si es correcta la tilde que aparece en las siguientes palabras y justificar su res-
puesta:
(1) brévemente
(2) sacapúntas
(3) abrebotéllas
(4) drásticamente
(5) íbero-románo
(6) hispáno-visigódo
Soluciones:
(1) Es incorrecta ya que breve no lleva tilde. Debe ser: brevemente.
(2) Es incorrecta porque puntas no lleva tilde. Debe ser: sacapuntas.
(3) Es incorrecta como consecuencia de que botellas no lleva tilde. Debe ser: abrebotellas.
(4) Es correcta porque drástica lleva tilde.
(5) La primera tilde es correcta pero la segunda no, ya que íbero sí lleva tilde, aunque
románo no. Debe ser: íbero-romano.
(6) Son incorrectas ambas tildes, porque ni hispano ni visigodo deben llevar tilde. Debe
ser: hispano-visigodo.
El hecho de que escribamos una palabra entera en mayúscula no implica que debamos
ignorar las reglas de acentuación, si bien es cierto que estamos ante una creencia muy exten-
dida. Ello conlleva que ANDALUCÍA, CONSEJERÍA o AUTONOMÍA deben escribirse con tilde,
independientemente de que las grafías sean mayúsculas o minúsculas; lo mismo ocurre cuando
debemos poner tilde a una vocal inicial de palabra que va en mayúscula, como en Óscar.
Ejercicios:
Indicar si es correcta la tilde que aparece en las siguientes palabras:
(1) Átomo
(2) PANADERÍA
(3) Águeda
(4) PENÍNSULA
(5) ESPÁÑA
(6) Ísa
Soluciones:
(1) Correcta
(2) Correcta
(3) Correcta
(4) Correcta
(5) Es incorrecta porque España no lleva tilde al ser una palabra llana acabada en vocal.
Debe ser: ESPAÑA.
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Pruebas de acceso a la Universidad
(6) Es incorrecta porque Isa no lleva tilde al ser una palabra llana acabada en vocal.
Debe ser: Isa.
Ejercicios:
Identificar los errores relacionados con las tildes en monosílabos existentes en el siguiente
fragmento:
Ejercicio Solución
Daniel, él Mochuelo, sé revolvió en el lecho Daniel, el Mochuelo, se revolvió en el lecho
y los muelles de su camastro de hierro chi- y los muelles de su camastro de hierro chi-
rriaron desagradablemente. Qué él recorda- rriaron desagradablemente. Que él recorda-
se, era esta la primera vez que no se dormía se, era esta la primera vez que no se dormía
tán pronto caía en la cama. Pero esta noche tan pronto caía en la cama. Pero esta noche
tenía muchas cosas en qué pensar. Mañana, tenía muchas cosas en qué pensar. Mañana,
tal véz, no fuese ya tiempo. Por la mañana, tal vez, no fuese ya tiempo. Por la mañana,
á las nueve en punto, tomaría el rápido as- a las nueve en punto, tomaría el rápido as-
cendente y se despediría del pueblo hasta cendente y se despediría del pueblo hasta
las Navidades. Trés meses encerrado en un las Navidades. Tres meses encerrado en un
colegio. A Daniel, el Mochuelo, le pareció colegio. A Daniel, el Mochuelo, le pareció
qué le faltaba aire y respiró con ansia 10 ó que le faltaba aire y respiró con ansia 10 o
12 veces. Presintió la escena de la partida y 12 veces. Presintió la escena de la partida y
pensó que no sabría contener las lágrimas, pensó que no sabría contener las lágrimas,
por mas que su amigo Roque, el Moñigo, le por más que su amigo Roque, el Moñigo, le
dijese que un hombre bien hombre no debe dijese que un hombre bien hombre no debe
llorar aunque sé le muera el padre. llorar aunque se le muera el padre.
Tabla 5
Identificar los errores relacionados con las tildes en palabras agudas existentes en el
siguiente fragmento:
Ejercicio Solución
Y el Moñigo tampoco era cualquiér cosa, Y el Moñigo tampoco era cualquier cosa,
aunque contase dos años más que él y aún aunque contase dos años más que él y aún
no hubiera empezado el Bachillerato. Ni lo no hubiera empezado el Bachillerato. Ni lo
empezaría nunca, tampoco. Paco, el herre- empezaría nunca, tampoco. Paco, el herre-
ro, no aspiraba a que su hijo progresase; se ro, no aspiraba a que su hijo progresase; se
conformaba con que fuera herrero como él conformaba con que fuera herrero como él
y tuviese suficiente habilidád para sometér y tuviese suficiente habilidad para someter
el hierro a su capricho. ¡Ése sí que era un el hierro a su capricho. ¡Ese sí que era un
oficio bonito! Y para ser herrero no hacía oficio bonito! Y para ser herrero no hacía
falta estudiár catorce años, ni trece, ni doce, falta estudiar catorce años, ni trece, ni doce,
ni diez, ni nueve, ni ninguno. Y se podía ser ni diez, ni nueve, ni ninguno. Y se podía ser
un hombre membrudo y gigantesco, como un hombre membrudo y gigantesco, como
lo era el padre del Moñigo. lo era el padre del Moñigo.
Tabla 6
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Ortografía básica
Identificar los errores relacionados con las tildes en palabras llanas existentes en el si-
guiente fragmento:
Ejercicio Solución
Daniel, el Mochuélo, no se cansaba núnca de Daniel, el Mochuelo, no se cansaba nunca de
ver a Paco, el herrero, dominándo el hierro ver a Paco, el herrero, dominando el hierro
en la fragua. Le embelesaban aquéllos an- en la fragua. Le embelesaban aquellos an-
tebrazos gruesos cómo troncos de árboles, tebrazos gruesos como troncos de árboles,
cubiertos de un vello espeso y rojízo, eriza- cubiertos de un vello espeso y rojizo, eriza-
dos de músculos y de nervios. Seguramente dos de músculos y de nervios. Seguramente
Paco, el herrero, levantaria la cómoda de su Paco, el herrero, levantaría la cómoda de su
habitación con uno solo de sus imponentes habitación con uno solo de sus imponentes
brazos y sin resentírse. Y de su torax, ¿qué? brazos y sin resentirse. Y de su tórax, ¿qué?
Con frecuencia el herrero trabajaba en ca- Con frecuencia el herrero trabajaba en ca-
miséta y su pecho hercúleo subia y bajaba, miseta y su pecho hercúleo subía y bajaba,
al respirar, como si fuera el de un elefánte al respirar, como si fuera el de un elefante
herido. herido.
Tabla 7
Identificar los errores relacionados con las tildes en palabras esdrújulas y sobresdrújulas
existentes en el siguiente fragmento:
Ejercicio Solución
Esto era un hombre. Y no Ramón, el hijo Esto era un hombre. Y no Ramón, el hijo
del boticario, emperejilado y tieso y palido del boticario, emperejilado y tieso y pálido
como una muchacha morbida y presumida. como una muchacha mórbida y presumida.
Si esto era progreso, él, decididamente, no Si esto era progreso, él, decididamente, no
quería progresar. Por su parte, se confor- quería progresar. Por su parte, se confor-
maba con tener una pareja de vacas, una maba con tener una pareja de vacas, una
pequeña quesería y el insignificante huerto pequeña quesería y el insignificante huerto
de la trasera de su casa. No pedía más. Los de la trasera de su casa. No pedía más. Los
días laborables fabricaría quesos, como su días laborables fabricaría quesos, como su
padre, y los domingos se entretendría con la padre, y los domingos se entretendría con la
escopeta, o se iría al río a pescar truchas o a escopeta, o se iría al río a pescar truchas o a
echar una partida al corro de bolos. echar una partida al corro de bolos.
Tabla 8
*Las últimas reformas ortográficas de la Real Academia Española (2010) nos indican que en
los demostrativos se acepta tanto el hecho de poner tilde como el de no ponerla, si bien se
tiende a eliminarla; lo mismo sucede con la palabra solo.
(Para ampliar los datos de los buenos usos ortográficos véase en el libro de esta Guía el capítulo «Pautas ortográficas».)
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Pruebas de acceso a la Universidad
Las reglas de ortografía existentes tan solo son aplicables a un pequeño porcentaje de
casos, por lo que para discernir, por ejemplo, si una palabra se escribe con b o con v, en la
mayoría de las ocasiones debemos recurrir a nuestra memoria visual.
Si a ello se le suma que diversos estudios han demostrado que el 80% del vocabulario
que utilizamos apenas suma mil palabras; nos parece útil incluir las palabras más frecuentes
del español, con el fin de que el lector observe su ortografía correcta. El listado que sigue
corresponde al corpus Cumbre, de la editorial SGEL, de 20 millones de palabras del español.
Son las 1810 palabras más frecuentes en español que tienen una frecuencia de 1000 o más
apariciones en dicho corpus.
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Ortografía básica
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Pruebas de acceso a la Universidad
3.0. INTRODUCCIÓN
En esencia, el léxico de una lengua delata la historia del pueblo que habla dicho idioma;
o, dicho de otra manera, cada sociedad selecciona unas determinadas palabras para utilizarlas
en sus intercambios comunicativos, vocablos que —como es lógico— corresponden con el
modo de vida de ese grupo de población. Por tanto, el léxico está determinado por el con-
texto histórico, político, social y económico, entre otros, de dicho agrupamiento. Si pensamos
en la sociedad española de hace 100 años, por ejemplo, nos daremos cuenta de que carecía
de una serie de términos que actualmente utilizamos con mucha frecuencia, los cuales suelen
responder a inventos contemporáneos, como son las palabras alunizaje, fax, ordenador…
El estudio del léxico ha de abordarse de manera transdisciplinar, puesto que está relacio-
nado con distintas ciencias sociales y humanas, como son la filosofía, la historia, la sociología,
la psicología o la antropología, entre otras. Además, el léxico es objeto de estudio de diversas
disciplinas lingüísticas, como es la fonética, la morfología, la sintaxis, la semántica, etc. Estos
vínculos demuestran la interdisciplinariedad inherente al estudio del léxico.
Desde otro enfoque, debemos entender que las palabras tienen vida, puesto que nacen
en un determinado momento, se utilizan durante un intervalo de tiempo, y algunas de ellas
caen en desuso. Podemos decir que en el léxico se dan distintos movimientos, que se resumen
en tres grupos principales:
1. La creación de palabras nuevas para denominar nuevas realidades. Por ejemplo, el
nacimiento y la expansión del campo de la informática han necesitado crear palabras
para describir tanto los nuevos aparatos, como su funcionamiento.
2. Otras veces, ciertas palabras dejan de usarse, puesto que los cambios sociales evolu-
cionan hacia un abandono de esas costumbres; tal es el caso de los términos relacio-
nados con la matanza del cerdo, tradición casi extinguida en estos momentos.
3. También hallamos palabras que con el transcurso de los años cambian su significado,
como chatear, pues desde el siglo XVIII venía significando solamente tomar vino; sin
embargo, desde la década de los noventa del pasado siglo este término es muy habi-
tual para referirse a los intercambios comunicativos que se establecen entre al menos
dos usuarios de Internet a tiempo real en determinadas direcciones en línea.
Al fijarnos en la significación de las palabras, podemos entender que cada vocablo trans-
mite, al menos, dos tipos de significados:
69
Ampliación para el análisis léxico
1. El significado denotativo: aquel que es objetivo, que está recogido en los diccionarios.
2. El significado connotativo: aquel que es expresivo, esto es, las evocaciones que pro-
duce en cada acto de habla.
Para ejemplificar la denotación y la connotación de las palabras, exponemos el vocablo
guerra, el cual desde el perfil denotativo es una lucha armada entre dos o más naciones o
entre bandos de una misma nación, si bien desde el perfil connotativo lo habitual es que
signifique sentimientos de desagrado y tristeza. Recurriendo a un ejemplo más alentador, la
palabra boda, en el plano denotativo, hace alusión al enlace matrimonial entre dos personas;
sin embargo, las connotaciones que implica están ligadas a sentimientos de felicidad e incluso
fiesta; esta última connotación se establece con motivo de la habitual celebración que suele
acompañar a las bodas.
Ahora bien, si identificamos significado con designación, encontramos hasta seis tipos
distintos de significado:
1. Significado conceptual o sentido: el contenido es lógico, cognoscitivo o denotativo
(véanse los ejemplos de las palabras guerra y boda).
2. Significado connotativo: lo que se comunica relacionado con aquello a lo que nos re-
ferimos directamente (véanse igualmente los ejemplos de las palabras guerra y boda).
3. Significado estilístico: lo que se comunica sobre las circunstancias sociales del uso del
lenguaje. Pensemos en un chico joven pronunciando una expresión más propia de per-
sonas mayores, como puede ser ¡válgame Dios!; o bien —si nos fijamos en las escalas
sociales—, el fraseologismo andarse con pamplinas no se asocia a grupos marginales.
4. Significado afectivo: lo que se comunica sobre los sentimientos y actitudes del que
habla o escribe. A través del lenguaje transmitimos nuestro estado anímico e incluso
los lazos de amistad que tenemos con nuestros receptores; por ejemplo, mandamos
un correo electrónico encabezado por un saludo del tipo ¡Hola, guapísimo!, estamos
mostrando nuestra cercanía con el destinatario del mensaje, al tiempo que nuestro
sentimiento de alegría.
5. Significado reflejo: lo que se comunica merced a la asociación con otro sentido de la
misma expresión. Hay expresiones muy ambiguas que pueden interpretarse de mane-
ra muy distinta en función del contexto en que son emitidas, como, por ejemplo ¡qué
fuerte!, que es una expresión muy habitual escuchar entre hablantes jóvenes, si bien
su significado se puede asociar a valoraciones positivas (como en —He aprobado el
examen. —¡Qué fuerte!) o bien todo lo contrario (como en —Me ha estado mintiendo
todo este tiempo. —¡Qué fuerte!).
6. Significado temático: lo que se comunica por la forma en que el mensaje está orga-
nizado respecto del orden y del énfasis. Debemos cuidar bastante los mensajes que
emitimos, tanto en el hecho de contar cronológicamente la sucesión de los aconte-
cimientos, como en la emoción que le ponemos al mismo. Pensemos en un alumno
aturdido ante la nota de su examen emitiendo el siguiente discurso: lo aprobé con
un siete, hice el examen el pasado jueves, estoy muy contento, si apenas escribí dos
folios; en este ejemplo vemos un mensaje en el que la emoción del locutor le hace
trastocar el orden temporal de los hechos, puesto que siguiendo dicho orden le hu-
biera facilitado al receptor un mejor entendimiento del mensaje: hice el examen el
pasado jueves, apenas escribí dos folios y estoy muy contento pues lo aprobé con un
siete.
70
Pruebas de acceso a la Universidad
71
Ampliación para el análisis léxico
Los factores que provocan los cambios lingüísticos y, en consecuencia, los cambios en el
léxico son muy diversos. El cambio lingüístico no tiene una razón única, sino que en él se ven
involucrados varios factores implicados, unos de ellos están relacionados con la naturaleza de
la estructura de las lenguas y otros lo están con la naturaleza de la sociedad. De estos últimos,
que presentan mayor conexión con el nivel léxico, podemos señalar causas como la invención
de nuevos objetos e ideas, el prestigio social o la incidencia de la situación geográfica.
72
Pruebas de acceso a la Universidad
A continuación, citamos los factores más relevantes que provocan cambios lingüísticos:
1. Causas históricas: entendiendo por tales el progreso del conocimiento o el desarrollo
de las ciencias de la naturaleza y del hombre, pues originan movimientos y cambios del léxico,
porque se crea la necesidad de encontrar un nombre nuevo para denominar aquellos con-
ceptos e ideas nuevas. Por ejemplo: la creación de palabras relacionadas con deportes más
actuales, como puede ser el pádel o el tenis.
2. Causas psicológicas: determinadas por factores emocionales o expresivos (recordemos
la diferencia entre significado denotativo y significado connotativo de una palabra); del mismo
modo, también se ve motivado por el constante uso de eufemismos, debido a que en nuestra
sociedad existen bastantes tabúes, principalmente relacionados con los temas sexuales y las
enfermedades de extrema gravedad. Tal es el caso de la palabra cáncer, que a menudo se
evita, siendo sustituida por un mal, algo malo, una larga enfermedad…
3. Causas sociales: la evolución del lenguaje anda en paralelo con la sociedad, ya que de-
bemos entender que el lenguaje es una institución inherente a una sociedad, estando sometido
a las leyes que rigen la misma. Esto conlleva que el cambio social implique variaciones en el
lenguaje, además de la necesidad de crear palabras nuevas. Por ejemplo, el término guateque
se utilizaba con mucha frecuencia durante la segunda mitad del siglo XX para referirse a una
fiesta, si bien en la actualidad esta palabra suena muy antigua, por lo que las generaciones
más jóvenes casi la desconocen.
4. Causas xenólogas: los extranjerismos constituyen una importante fuente para la crea-
ción de palabras nuevas en nuestra lengua, especialmente los anglicismos, puesto que la cultu-
ra anglohablante en estos momentos supone un referente con gran prestigio social; aparte, el
hablante, al pronunciar un extranjerismo, está transmitiendo una imagen social de modernidad,
cuestión muy aceptada en estos tiempos. Mostremos algunos extranjerismos propios del ám-
bito de la economía y del trabajo, como son los anglicismos boom, boss, consulting, holding,
link, made in, merchandising, pub, trust…, y los galicismos affaire, boutique o souvenir.
5. Causas lingüísticas: como puede ser la polisemia (que veremos en el epígrafe 7) o bien
recursos como la metáfora, la metonimia o la elipsis:
5.1. Metáfora: esta figura literaria, que habitualmente utilizamos en nuestras interacciones
cotidianas, se basa en la analogía, es decir, en la semejanza entre las entidades que se ponen
en relación. De esta manera, podemos entender que en la oración «Jorge es un zorro», zorro
es una metáfora, pues estamos asociando la astucia e inteligencia propias de este animal a
una persona.
5.2. Metonimia: da cuenta de la transferencia de una palabra en la designación de otra
cosa, en virtud de una relación de contigüidad. Las principales metonimias responden a los
siguientes casos:
· La parte por el todo: «Es un turbo diésel muy bueno». En este ejemplo turbo diésel en
realidad solo es una parte del coche, si bien con esta metonimia hace alusión a todo el coche.
· El todo por la parte: «Iba a su casa todos los domingos en invierno». En este ejemplo
en invierno hace alusión a un espacio temporal mucho más amplio del que entendemos, pues
el invierno dura tres meses, pero muchas veces por la expresión en invierno el periodo que
no es el verano. Además, todos los domingos también hace alusión a un espacio de tiempo
mayor que el que se quiere expresar, puesto que un día tiene veinticuatro horas, mientras que
nosotros deducimos que tales visitas son de una duración menor.
· El contenido por el continente: «Se comió tres platos». En este ejemplo platos se re-
fiere al contenido culinario de dichos platos, no al utensilio sobre el que se coloca la comida.
73
Ampliación para el análisis léxico
· La persona por su nombre: «Sí estás tú entre los invitados». En este ejemplo se recurre
al pronombre tú en lugar de utilizar el nombre de dicha persona.
· El lugar físico por la institución situada en ese lugar: «Madrid aún no ha dado res-
puesta». En este ejemplo sobreentendemos que la institución que debe dar respuesta está en
Madrid, si bien tal acción no puede ser desarrollada por la ciudad en sí misma, sino por los
miembros que conforman la institución ubicada en dicha ciudad.
· El lugar por el acontecimiento: «Japón no va a convertirse en el segundo Hiroshima».
En este ejemplo Japón alude a un acontecimiento muy conocido (terremoto del 11 de marzo
de 2011), pero no se habla de él, sino del lugar donde ha sucedido.
· La institución por las personas responsables: «El congreso ha decidido aceptar la pro-
puesta de las asociaciones». En este ejemplo estamos ante una personalización, en el sentido
de que se transmite la decisión acordada por un grupo de personas tomando como referente
la institución de la que son miembros.
· El productor por el producto: «Quiero un danone». En este ejemplo el término danone
se ha generalizado, puesto que en realidad el concepto común se llama yogur. Estos casos se
suelen dar con bastante frecuencia para nombrar productos pertenecientes a determinadas
compañías de reconocido prestigio o que fueron las primeras en fabricarlos.
· El controlador por los subordinados: «El presidente emprenderá medidas legales por
los daños causados a España». En este ejemplo el presidente no se encarga de hacer tales ges-
tiones, sino sus subordinados. Este tipo es frecuente en grupos muy cerrados y jerarquizados
de personas, como es el caso de los contextos políticos e institucionales.
5.3. Elipsis: estamos ante un proceso de acortamiento, porque se suprime uno de los
elementos de una combinatoria que desemboca en que el término que permanece se alza
como heredero del significado del grupo originario. Son ejemplos de elipsis móvil en lugar
de teléfono móvil, deportivas en lugar de zapatillas deportivas o portátil en lugar de orde-
nador portátil.
3.5. NEOLOGISMOS
Se entiende por neologismo el vocablo, acepción o giro nuevo en una lengua. El naci-
miento de un neologismo se da en el momento en que un hablante se percata de que en su
lengua no existe un vocablo que se refiera a un determinado concepto. Por tanto, esta carencia
debe ser cubierta. Es entonces cuando se crea una nueva palabra. Para que el neologismo se
integre en el léxico de una lengua, resulta de vital importancia su difusión, y serán los hablan-
tes quienes decidan si dicha palabra formará parte de su lengua, o bien desaparecerá. En el
éxito o fracaso de la nueva palabra resultan decisivos factores como la longitud del término o
la dificultad de su enunciación; si la palabra nueva es extremadamente larga, es muy posible
que se deseche, mientras que, por el contrario, las palabras con pocas sílabas tienen más
posibilidades de integrarse.
Los neologismos proceden de distintas fuentes:
1. Creación de nuevas palabras.
2. Nuevas acepciones de palabras existentes.
3. Préstamos de otras lenguas.
En los últimos tiempos están tomado fuerza otros tres procedimientos formales de crea-
ción de palabras —no solo en español, sino en todas las lenguas— como son la siglación, la
acronimia y el abreviamiento o acortamiento:
74
Pruebas de acceso a la Universidad
1. Siglación: la sigla es el resultado de crear una nueva secuencia constituida por la suma
de la letra inicial de cada uno de los componentes de un sintagma o expresión compleja.
Ejemplo: UNED es la sigla de Universidad Nacional de Educación a Distancia, UGT es la sigla
de Unión General de Trabajadores, UM es la sigla de Universidad de Murcia o RTVE es la sigla
de Radio Televisión Española. Se trata de un procedimiento muy recurrido en estos momentos
desde ámbitos muy diversos, como pueden ser la investigación, la economía o la publicidad.
2. Acronimia: es el resultado de la reducción morfofonológica de los dos elementos com-
ponentes. Ejemplos: eurovisión (europea + televisión), informática (información + automática),
infoxicación (información + intoxicación)...
3. Abreviamiento o acortamiento: estamos ante un acto lingüístico consciente por el que
el significante de algunas unidades léxicas sufre un acortamiento o reducción del cuerpo fóni-
co. Ejemplos: uni por universidad, profe por profesor o pelu por peluquería.
Las palabras de una lengua no están aisladas, sino que mantienen entre sí relaciones, ya
sea entre la forma y el significado (como la sinonimia y la polisemia), o bien estos vínculos tan
solo pueden afectar al significado (tal es el caso de la hiperonimia-hiponimia o la antonimia).
Estos conceptos que estamos utilizando responden a tecnicismos lingüísticos, si bien en
el lenguaje corriente los hablantes son conscientes de la existencia de tales relaciones entre
las palabras, las cuales procedemos a explicar inmediatamente, a la vez que las reflejamos en
un esquema conceptual:
—La sinonimia hace referencia a la identidad, igualdad o similitud semántica. A y B serían
sinónimos:
A B
75
Ampliación para el análisis léxico
A
B
3.7.1. SINONIMIA
Estamos ante sinónimos cuando dos palabras distintas responden a un mismo significado.
El típico ejemplo al que se suele recurrir es anillo y sortija. No obstante, debemos entender
que hay diferentes motivos por los que se pueden generar sinónimos; he aquí algunos de ellos:
1. Diferenciación geográfica: aceituna/oliva.
2. Diferenciación social: niño/chaval.
3. Profesión: oftalmólogo/oculista.
4. Edad: padre/papi.
5. Sexo: divino, ideal (usado por las mujeres)/bonito.
6. Arcaísmos: otrora/en otro tiempo.
7. Cultismos: ebrio/borracho.
8. Extranjerismos: fútbol/balompié.
9. Intensificación: llover/llover a cántaros.
10. Humor: pierna/pata/remo.
11. Ironía y parodia: listillo/sagaz/lince.
12. Afectividad elogiosa: delgado/esbelto.
13. Afectividad peyorativa: delgado/flaco.
14. Eufemismos: nalgas/posaderas.
3.7.2. HIPERONIMIA-HIPONIMIA
Estos conceptos están relacionados con la inclusión de unas palabras en otras; es decir,
que hay términos más generales que en su significado incluyen otras voces. Si pensamos en
animal, nos daremos cuenta de que en este concepto está incluido perro, gato, pájaro, oso,
etc.
De esta manera, animal sería un hiperónimo, pues es una palabra cuyo significado incluye
al de otra u otras palabras. En contraposición, los hipónimos serían perro, gato, pájaro u oso,
porque son palabras cuyo significado está incluido en el de otra, en este ejemplo sería animal.
Utilicemos el siguiente esquema para mostrar lo dicho:
76
Pruebas de acceso a la Universidad
Hiperónimo [A]
(Animal)
Hipónimo [B1] Hipónimo [B2] Hipónimo [B3] Hipónimo [B4]
(Perro) (Gato) (Pájaro) (Oso)
Otro ejemplo sería el hiperónimo vehículo, con unos hipónimos como coche, furgoneta,
camión o motocicleta:
Hiperónimo [A]
(Vehículo)
Hipónimo [B1] Hipónimo [B2] Hipónimo [B3] Hipónimo [B4]
(Coche) (Furgoneta) (Camión) (Motocicleta)
3.7.3. ANTONIMIA
Las palabras antónimas son aquellas que expresan ideas opuestas o contrarias, por ejem-
plo alto y bajo, o delgado y gordo. En la lengua española encontramos cinco formas distintas
de expresar la antonimia:
1. Unidades léxicas sin relación de forma o significante entre ellas, como los ejemplos
que hemos citado anteriormente.
2. Una palabra y su propia negación, grupo que en la actualidad está creciendo: concu-
rrencia/no concurrencia o intervención/no intervención.
3. Una forma léxica simple y la misma forma prefijada: perfecto/imperfecto o posible/
imposible.
4. Dos formas prefijadas cuya oposición reside en los prefijos: hiperactivo/hipoactivo u
heterogéneo/homogéneo.
5. Dos formas compuestas que presentan una parte parecida y otra diferente: homofilia/
homofobia.
3.7.4. POLISEMIA
77
Ampliación para el análisis léxico
parque:
1. Terreno destinado en el interior de una población a prados, jardines y arbolado para
recreo y ornato.
2. Terreno o sitio cercado y con plantas, para caza o para recreo, generalmente inmedia-
to a un palacio o a una población.
3. Conjunto de instrumentos, aparatos o materiales destinados a un servicio público:
parque de incendios, de aviación, sanitario.
4. En las ciudades, paraje destinado para estacionar transitoriamente automóviles y otros
vehículos.
5. Pequeño recinto protegido, de diversas formas, donde se deja a los niños que aún no
andan, para que jueguen.
6. Sitio donde se colocan las municiones de guerra en cuarteles o campamentos.
7. Lugar en que se sitúan los víveres y vivanderos.
En un primer momento, cuando abordamos el estudio del léxico podemos tener la impre-
sión de que estamos ante una lista infinita de palabras cuya organización no resulta sencilla.
Por ello, para delimitar el léxico de una lengua se crean pequeños conjuntos de palabras. Así,
debemos entender el campo léxico como el conjunto de lexemas (unidades léxicas) que pre-
sentan entre sí relaciones de carácter sistemático, y que resulta de la repartición de una zona
de significación común entre las diferentes palabras que existen en una lengua. Para entender
mejor esta definición, mostramos la siguiente tabla:
Si nos fijamos en el ejemplo del lexema bell-, nos daremos cuenta de que puede constituir
un sustantivo (belleza), un adjetivo (bello), un verbo (embellecer) y un adverbio (bellamente);
en todos estos casos, es el prefijo (bell-) quien aporta el significado léxico. Esta teoría puede
extrapolarse a los otros dos ejemplos expuestos: bland- y lej-.
En cambio, el campo asociativo de una palabra está formado por el conjunto de vocablos
que se asocian a esta palabra, independientemente de su relación. Los principales vínculos que
se establecen entre las palabras son los siguientes.
1. Asociación por el significante, esto es, palabras homónimas. Ejemplo: control (puede
referirse a examen en el ámbito educativo, o a revisión médica en el contexto sanita-
rio).
78
Pruebas de acceso a la Universidad
2. Asociación por el significante y el significado, esto es, campos léxicos. Ejemplo: can-
ción, cantante y cantar.
3. Asociación por el significado, esto es, palabras polisémicas y sinónimas. Ejemplo: bo-
nito y precioso.
4. Asociación por el significado y la entidad, esto es, palabras antónimas. Ejemplo: largo
y corto.
5. Asociación por la entidad, esto es, significado denotativo y connotativo. Ejemplo:
payaso, que en el perfil denotativo se refiere al artista gracioso, pero en el perfil con-
notativo puede provocar sentimientos de alegría, o bien todo lo contrario, incitar al
miedo, puesto que hay personas que temen estos disfraces.
Estos cinco puntos expuestos ejemplifican casos de campos asociativos; sin embargo, tan
solo el punto dos se refiere al concepto de campo léxico. Como podemos comprobar, el con-
cepto de campo asociativo es mucho más amplio que el de campo léxico, o sea, que —dicho
en otras palabras— todo campo léxico es necesariamente asociativo; sin embargo, existen
campos asociativos que no son léxicos.
BIBLIOGRAFÍA:
79
Pruebas de acceso a la Universidad
La morfología forma parte de la gramática. Desde hace más de veinte siglos se vienen
haciendo estudios sobre la gramática, en general, y, en particular, sobre la morfología como
parte de la gramática. La morfología se ocupa básicamente de la palabra en su aspecto formal
y del morfema. La palabra morfología tiene solamente 150 años, pero los estudios morfológi-
cos tienen una antigüedad de siglos. A lo largo de tantos siglos de estudio se han propuesto
diversidad de opiniones sobre las distintas cuestiones de morfología.
Como el objetivo de esta Guía es ofrecer una ayuda para preparar las pruebas de acceso
a la Universidad, hay que recordar, por lo que se refiere al análisis morfológico, tres cosas:
1. El objetivo es hacer un análisis morfológico de las palabras que se propongan.
2. Tal análisis consiste en indicar las categorías morfológicas de las palabras del español.
3. Por tanto, hay que conocer las categorías morfológicas del español.
Hay dos grandes grupos de categorías morfológicas: flexivas y derivativas. Las categorías
flexivas afectan a las palabras que ejercen las funciones de la oración: sujeto, predicado, nexo,
complemento, etc. Las categorías derivativas hacen que nuevas palabras se formen sobre
otras ya existentes.
Las categorías morfológicas flexivas son de dos clases: primarias y secundarias:
a) Las categorías flexivas primarias del español son las siguientes: sustantivo, adjetivo,
verbo, adverbio, interjección, pronombre, artículo, conjunción y preposición; estas
categorías se distinguen entre sí, principalmente, por sus rasgos de forma y por las
funciones que desempeñan en la oración. Es posible que en algunos libros estas
categorías aparezcan con el nombre de categorías gramaticales o el de partes de la
oración (esta última denominación se utiliza cada vez menos).
b) Las categorías flexivas secundarias son las siguientes: género, número, persona, voz,
modo y tiempo; lo característico de estas categorías es el hecho de que no aparecen
con formas independientes, sino que están adheridas a las formas que pertenecen a
las categorías primarias. También pueden ser incluidas en este grupo otras dos cate-
gorías: el aspecto y el caso; no las hemos incluido en esta Guía porque son categorías
cuya existencia en español se discute, y porque, en todo caso, tienen escasa vida en
español; el aspecto se puede encontrar solamente en muy pocas formas verbales,
81
Ampliación para el análisis morfológico
mientras que el caso se halla solamente en una parte de los pronombres personales y
se puede considerar residuos del latín.
Las denominaciones que se exponen aquí son las más difundidas; no obstante, hay otras
denominaciones que también se aceptan; por ejemplo, algunos llaman nombre al sustantivo
(incluso al adjetivo), otros llaman diátesis a la voz…
Las categorías morfológicas derivativas sirven para formar unas palabras nuevas a partir
de otras ya existentes con ayuda de un morfema. En español hay más de diez categorías
derivativas, pero las más productivas y claras son tres: prefijación, sufijación y composición.
Sirva el siguiente cuadro como síntesis de lo expuesto anteriormente:
4.2. EL SUSTANTIVO
Los 100 sustantivos más frecuentes del español son los siguientes: año, vez, día, país,
cosa, gobierno, tiempo, parte, hombre, estado, momento, vida, caso, mundo, casa, señor,
mano, problema, mujer, persona, hijo, presidente, España, niño, hora, trabajo, partido, noche,
forma, padre, don, gente, empresa, grupo, punto, mes, programa, lugar, manera, situación,
acuerdo, proyecto, fin, pueblo, relación, sistema, verdad, cuenta, ley, ejemplo, sector, banco,
política, economía, sociedad, cambio, palabra, mercado, tierra, ojo, nombre, madre, tema,
Dios, ciudad, hecho, guerra, tipo, realidad, puerta, lado, acción, trabajador, hermano, razón,
ministro, proceso, amigo, calle, historia, número, capital, fuerza, centro, nivel, agua, paso, fa-
milia, medida, servicio, desarrollo, rey, interés, sentido, gracia, cabeza, muerte, voz, condición,
valor.
82
Pruebas de acceso a la Universidad
El sustantivo común designa algo diciendo qué es. El sustantivo propio lo designa dicien-
do cómo se llama individualmente. El sustantivo propio no equivale a sustantivo exclusivo, ni
designa a un ser único, necesariamente. Que de un ente haya un ejemplar o más de uno es
una cuestión que ni interesa ni compete a la gramática; a la gramática lo que le interesa es
la “denominación”, propia o común, de los entes. Hay nombres comunes de objetos que son
únicos (sol, luna) y de objetos que son múltiples (ciudad, campo), y hay nombres propios de
objetos que son únicos (Jerusalén, Rocinante) y de objetos que son múltiples (Pedro, Valencia:
hay muchos “entes” que se llaman Pedro o que se llaman Valencia). Como se observará, los
objetos que en un momento determinado son únicos (Jerusalén, Rocinante, sol, luna...), en
otro pueden ser múltiples, y viceversa, pues ¿quién puede saber o predecir si hay o habrá más
de un objeto que tenga esos mismos nombres? El sustantivo propio es nombre de individuo,
mientras que el sustantivo común es nombre de clase. Si un sustantivo común nombra a un ser
individual, se convierte en sustantivo propio: por ejemplo, si el sustantivo común rocío se hace
nombre de mujer (Rocío acaba de llegar); y, a la inversa, si un sustantivo propio nombra a un
grupo, se convierte en sustantivo común: por ejemplo, si el sustantivo propio Murcia se hace
nombre de grupo (Hay muchas Murcias). (Las demás agrupaciones encierran problemas cuyo
análisis sobrepasa las necesidades de las pruebas de acceso a la Universidad.)
Hay dos casos en los que se puede presentar la duda de si una determinada palabra es
sustantivo o es adjetivo.
Primer caso: las palabras vencedor, amigo, viejo ¿son sustantivos o son adjetivos? En este
tipo de casos la duda se resuelve acudiendo al contexto y comprobando qué posición ocupa
la palabra en cuestión: si va detrás de una palabra que sea claramente sustantivo, tiende a
funcionar como adjetivo; por ejemplo:
— la palabra vencedor es sustantivo en la oración El vencedor ha ganado mil euros, pero
es adjetivo en la oración El caballo vencedor ha sido Aquiles.
— la palabra amigo es sustantivo en la oración Tu amigo ha llegado, pero es adjetivo en
la oración Le dio trabajo un empresario amigo.
— la palabra viejo es sustantivo en la oración He encontrado a un viejo gruñón, pero es
adjetivo en la oración He encontrado a un hombre viejo.
Segundo caso: dado que las palabras que funcionan como determinantes -artículos,
muchos pronombres, etc.- (véase lo que se dice más adelante, en los epígrafes 3.3 y 3.5)
acompañan a sustantivos, ¿cómo considerar a formas que van acompañados por estos deter-
minantes, pero que en el sistema son adjetivos?, ¿son adjetivos porque lo son en el sistema
o son sustantivos por ir acompañados de estos determinantes? En este tipo de casos la duda
se resuelve acudiendo a la sustantivación. La sustantivación consiste en el hecho de que un
adjetivo funciona como sustantivo en un determinado contexto. Cuando se da la circunstancia
de que un artículo, un indefinido, un demostrativo o un posesivo acompañan directamente a
un adjetivo sin sustantivo, entonces estamos ante un caso de sustantivación.
El ejemplo más llamativo de este conflicto es el de expresiones como Lo bello entusiasma,
La audiencia busca lo interesante, etc. Por un lado, sabemos que una palabra que va precedi-
da de la forma LO no es sustantivo; así, no decimos, por ejemplo, *lo mesa, sino la mesa, ni *lo
pan, sino el pan, etc. (Algunos nombres propios son excepciones: Lo Ferro, Lo Campano, Lo
83
Ampliación para el análisis morfológico
Romero…) Tampoco van nunca con un sustantivo las formas eso, esto y aquello; así, nunca de-
cimos *eso armario, *esto aire, *aquello helicóptero. (Nota: recuerda que el asterisco se pone
delante de una palabra o de una oración para indicar que tal unidad —palabra u oración— no
se dice así.) Pero, por otro lado, advertimos que la palabra bello y la palabra interesante en
esas oraciones tienen un significado de la misma índole que el significado de los sustantivos
(ver el apartado 2.2.) y funcionan como sustantivos, desempeñando en la primera oración la
función de sujeto, y en la segunda, el de complemento directo. En este tipo de casos las pala-
bras bello e interesante pueden ser considerados bien como adjetivos bien como sustantivos.
4.3. EL ADJETIVO
Los 100 adjetivos más frecuentes del español son los siguientes: todo, mucho, bueno,
grande, nuevo, poco, político, nacional, último, público, económico, mayor, mejor, social, ge-
neral, cierto, propio, español, claro, importante, único, alto, santo, posible, largo, real, vario,
pequeño, junto, financiero, viejo, anterior, siguiente, internacional, europeo, humano, objetivo,
próximo, vasco, negro, necesario, futuro, malo, principal, igual, blanco, diferente, distinto,
difícil, actual, bajo, menor, pasado, personal, argentino, derecho, privado, seguro, especial,
militar, civil, superior, contrario, comercial, medio, interior, oficial, laboral, fuerte, natural, li-
bre, ciudadano, pobre, mexicano, diverso, común, agrario, joven, popular, presente, antiguo,
federal, socialista, duro, democrático, activo, material, grave, técnico, científico, autónomo,
fundamental, mundial, industrial, electoral, particular, máximo, francés, suficiente, central.
El adjetivo tiene como misión más frecuente calificar a un sustantivo. Dicha función pue-
de ejercerla de dos formas principales: uniéndose directamente a un sustantivo o uniéndose
al sustantivo a través de un verbo. La función que ejerce cuando va unido directamente al
sustantivo se denomina con diversos nombres; uno de ellos es el de adjunto. La función que
ejerce cuando va unido al sustantivo por medio de un verbo se denomina también con diversos
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Pruebas de acceso a la Universidad
nombres; uno de ellos es el de atributo o el de semiatributo, según que tal verbo sea atributivo
o semiatributivo.
Ejemplos de la función de atributo: María es eficaz, Antonio es elegante, El aula está
limpia, El tráfico es infernal. Ejemplos de la función de semiatributo: El niño duerme tranquilo,
Pedro fue encontrado inconsciente, Raúl se presentó eufórico, Zidane fue proclamado ven-
cedor, La niña quedó contenta, La reunión resultó atractiva, La ciudad parece contaminada.
(Recordemos que algunos autores no distinguen entre verbos atributivos (o copulativos) y
semiatributivos, y por tanto, entre atributo y semiatributo: en el fondo, es una cuestión de
terminologías nada más.)
Sobre las clases de adjetivos hay disparidad de criterios y de agrupaciones. Aquí vamos
a exponer aquellas que nos parecen más fundamentales. Una clasificación muy frecuente es la
que divide los adjetivos en calificativos y determinativos. Serían calificativos adjetivos como
fácil, bueno, estupendo, horrible, etc. Serían determinativos estas, nuestro, ninguno, etc. Esta
clasificación no es errónea, pero no es del todo acertada porque tales adjetivos determinativos
pueden ser considerados también como pronombres.
Una clasificación que tiene buen fundamento es la que los agrupa en calificativos y
relacionales. Serían calificativos los adjetivos que más genuinamente significan la cualidad,
entendiendo por cualidad lo distintivo de comportamientos, objetos, actitudes...; por ejemplo:
recio, fuerte, ligero, lento, triste, alegre, dulce, torpe, grande, tierno, mustio, espeso, flaco...
Serían relacionales los adjetivos que marcan una relación en que se encuentra el objeto nom-
brado; dicha relación puede versar sobre espacio, tiempo, propiedad, materia, clase, tipo,
origen, asunto, finalidad, procedencia, situación, orden, nacionalidad, pertenencia, grupo, etc.;
por ejemplo: social, lechero, financiero, nacional, vacuno, vespertino, mahometano, marino,
matriculado...
4.3.4. LA ADJETIVACIÓN
Hay dos cuestiones que suelen magnificarse más de lo necesario: la variación de las de-
nominaciones y la coincidencia de las categorías. Veamos cada una de ellas.
1ª. Las diversas funciones del adjetivo reciben diversos nombres en distintos libros: adje-
tivo atributivo, adjetivo predicativo, adjunto, atribución asindética, atributivo, atributo, atributo
inmediato, atributo predicativo, complemento predicativo, epíteto, predicado, predicado no-
minal, predicativo, etc. No hay que ser muy estrictos en la exigencia de unas u otras deno-
minaciones; no vale la pena hacer problema de las cuestiones que sean sólo terminológicas.
85
Ampliación para el análisis morfológico
2ª. Los posesivos, demostrativos, indefinidos, cuantificadores, etc. ¿son adjetivos?, ¿son
pronombres?, ¿son pronombres adjetivos? Las respuestas son variadas. En unos libros se inclu-
yen entre los adjetivos y en otros libros se incluyen entre los pronombres. Hay razones para las
dos posturas. Lo más sensato es afirmar que son tanto pronombres como adjetivos. Nosotros
nos inclinamos por decir que son unos pronombres que muchas veces van acompañando a
sustantivos.
4.3.6. ¿ES IGUAL PONER EL ADJETIVO DELANTE DEL SUSTANTIVO QUE PONERLO DETRÁS?
1.º Hay adjetivos de posición fija, sea delante, sea detrás del sustantivo: idea fija, alta
mar, puerta falsa, hermano menor, buen gusto, un verdadero caos, rara vez, alta tensión, mal
agüero, presunto asesino, crudo invierno...
2.º Unos adjetivos preceden al sustantivo; son los adjetivos modales: mero, craso, presun-
to, propio...; así: un mero vendedor, craso error, presunto asesino…
3.º Otros siguen al sustantivo: un niño español (no *un español niño), su país natal (no *su
natal país); mi pierna derecha, (no *mi derecha pierna), etc.
4.º Hay adjetivos que no cambian de sentido aunque cambien de posición respecto del
sustantivo: agrio, calvo, cristiano, fuerte, alegre, blanco, espeso...; así: Juan tiene un agrio
carácter es lo mismo que Juan tiene un carácter agrio.
5.º Otros adjetivos cambian de sentido si cambia su posición respecto del sustantivo:
cierto, grande, pequeño, bueno, malo, pobre, bonito, simple, extraño, triste, nuevo, viejo,
antiguo, propio, correspondiente, raro, puro, falso, verdadero, medio, real... Así, y a modo de
ejemplo, se puede decir que:
· una extraña persona (=una persona rara) no es igual que una persona extraña (=una
persona ajena al grupo);
· un nuevo coche (=un coche distinto, de reciente aparición) no es igual que un coche
nuevo (=un coche no usado);
· el correspondiente documento (=el documento necesario) no es igual que el documen-
to correspondiente (=el documento adecuado);
· una cierta noticia (=una noticia indeterminada) no es igual que una noticia cierta (=una
noticia segura).
4.4. EL VERBO
Los 100 verbos más frecuentes del español son los siguientes: ser, haber, estar, tener,
decir, hacer, poder, ir, dar, ver, saber, querer, deber, pasar, llegar, hablar, creer, poner, parecer,
dejar, llevar, seguir, quedar, pensar, venir, encontrar, llamar, salir, volver, conocer, tratar, mirar,
vivir, tomar, esperar, existir, sentir, entrar, contar, realizar, empezar, presentar, preguntar, pedir,
buscar, permitir, abrir, producir, recordar, oír, recibir, entender, perder, considerar, morir, man-
tener, escribir, crear, gustar, trabajar, terminar, sacar, acabar, suponer, explicar, lograr, comenzar,
partir, ocurrir, convertir, caer, decidir, resultar, establecer, conseguir, aparecer, jugar, cambiar,
levantar, utilizar, necesitar, pagar, señalar, afirmar, servir, cumplir, dirigir, ganar, reconocer, ofre-
cer, alcanzar, continuar, traer, aceptar, leer, mostrar, formar, echar, asegurar, sentar.
86
Pruebas de acceso a la Universidad
Hay muchas agrupaciones de verbos, pero aquí vamos a exponer no todas ellas, sino
sólo las que más falta nos hace conocer para el examen, que son los siguientes: predicativos,
atributivos, regulares, irregulares, auxiliares y perifrásticos.
Los predicativos se constituyen en el centro léxico de la oración; la mayoría de los verbos
son predicativos: llegar, comer, subir, aprobar, aparcar, etc.
Los verbos atributivos: son ser y estar; funcionan como nexo el sujeto y el atributo. A es-
tos atributivos se asimilan los llamados verbos semiatributivos, que funcionan, en un contexto
determinado, también como nexo entre el sustantivo y el adjetivo. Los verbos atributivos y se-
miatributivos se denominan también verbos copulativos; tales verbos pierden parte de su sig-
nificado cuando actúan de cópula entre el sustantivo y el adjetivo que hace de semiatributo de
aquel. Ejemplos de verbos semiatributivos: a) de permanencia: permanecer, persistir, perdurar,
hallarse, encontrarse, mantenerse, continuar, seguir, resultar...; b) de devenir: elegir, nombrar,
tornarse, ponerse, quedar, acabar, hacerse, volverse...; c) de apariencia: aparecer, manifestarse,
mostrarse, presentarse, confesarse, presumir, pasar por, parecer, figurarse, reconocerse...; d) de
‘decir’ o ‘pensar’: llamar, proclamar, declarar, creer, considerar, estimar...
Los verbos semiatributivos algunas veces pueden funcionar como predicativos; por ejem-
plo, el verbo seguir unas veces funciona como predicativo (Adrián sigue a su madre) y otras
veces, como semiatributivo (Daniel sigue tan vago como siempre).
Se llaman verbos regulares los verbos que mantienen la forma de su base léxica en su
estructura conjugativa, esto es, que siguen un modelo en todas sus formas, sea de la 1ª conju-
gación, de la 2ª o de la 3ª: alabar, amar, beber, deber, llevar, subir, temer, vivir, etc. Por ejemplo,
el verbo amar mantiene la raíz am- en todas sus formas: amo, amamos, amabas…
Se llaman verbos irregulares los verbos que no mantienen la forma de su base léxica en
toda su estructura conjugativa, o sea, que en algunas formas cambian el modelo de su raíz: asir,
caber, cerrar, dar, decir, estar, haber, hacer, helar, ir, jugar, nacer, pedir, pensar, poder, quebrar,
reír, saber, salir, seguir, sembrar, ser, temblar, valer, ver, etc. Por ejemplo: juego, jugamos…,
voy, ibas, iremos…, hacer, hice…
No es un rasgo fundamental el que un verbo tenga formas irregulares (jugar, poner, servir);
la preocupación por indicar este dato no está compensada por la necesidad de su conocimien-
to; además, es posible que muchas veces no acertemos con este rasgo; si se sabe y se dice,
no está mal, pero no es un dato necesario.
Los verbos auxiliares en español son dos: ser y haber. El verbo ser auxilia en la formación
de la diátesis pasiva: ser visto, ser espiado, ser obedecido, ser tocado... El verbo haber auxilia
en la formación de los grupos conjugados compuestos: he ido, haya sido tomado, hubiera
hablado, había sido recibido...
Verbos perifrásticos. Perífrasis verbales son construcciones que constan de dos verbos;
uno de ellos —el llamado perifrástico— aporta al conjunto los morfemas verbales de perso-
na, número, voz, tiempo y modo, y el otro —que se puede considerar el principal— aporta
el significado propiamente dicho. Una clasificación de los verbos perifrásticos puede hacerse
teniendo en cuenta la forma no personal de la que van seguidos: unas veces van seguidos
de gerundio, otras van seguidos de participio y otras van seguidos de infinitivo: andar, llevar,
tener, dejar, pasar, romper, acabar... Ejemplos de perífrasis: Juan anda enredando siempre, Sus
padres llevan diciéndole esto diez años, Lo tienen todo visto, Convendría que dejáramos de
darles la lata, Ellas pasaron de ofender, Cuando se enteró, rompió a llorar, El martes acababa
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Ampliación para el análisis morfológico
de empezar el trabajo, etc. En estas oraciones funcionan como verbos perifrásticos anda, lle-
van, tienen, dejáramos de, pasaron, rompió a, acababa de.
En español no hay verbos impersonales. Afirmar que hay verbos impersonales es un error.
En todos los verbos hay modos impersonales: el infinitivo, el gerundio y el participio; los demás
modos son “personales” en sentido gramatical, o sea que tienen persona gramatical. Se sabe
que las personas gramaticales son tres: 1ª, 2ª y 3ª. La causa de este error reside en la confusión
de dos sentidos de la palabra “persona”. Un sentido de esta palabra es el que se refiere a la
persona “humana”, y el otro sentido es el que se refiere a la persona “gramatical”. No hay
que confundirlos. Una forma verbal que se conjugue en indicativo, por ejemplo, tendrá una
persona gramatical; eso no tiene nada que ver con que la acción, o el estado, o el proceso…,
designados por el verbo esté realizado por un ser humano, o sea, por una persona. De sobra
sabemos que la lluvia no la lanza ningún ser humano desde la atmósfera, pero tal circunstancia
no es motivo para afirmar que la forma llueve es impersonal. ¿Acaso decimos que la forma
verbal ladra es impersonal? En la oración El perro ladra decimos que ladra es 3ª persona del
singular del presente de indicativo del verbo ladrar, a pesar de que la acción de “ladrar” no la
hace un ser humano, es decir, una persona. Pues lo mismo vale para llueve, que es 3ª persona
del singular del presente de indicativo del verbo llover, o sea que no es “impersonal”.
Para saber si una forma verbal está en indicativo, la fórmula más fiable es ponerla detrás
del verbo saber no precedido de negación y comprobar si está bien dicho o no; si compro-
bamos que está bien dicho, es que esa forma es indicativo; si, por el contrario, comprobamos
que no está bien, esa forma es subjuntivo; se puede decir Yo sé que vienes, (indicativo) pero
no se puede decir *Yo sé que vengas (subjuntivo).
No hay que extrañarse de que algunas denominaciones de los modos y los tiempos que
figuran en esta Guía (Apéndice del libro) no coincidan con las que figuran en otro libro; esta
discrepancia no es importante.
88
Pruebas de acceso a la Universidad
- modo: subjuntivo;
- voz: activa;
- estructura: forma simple;
- tiempo: pretérito imperfecto;
- número: singular;
- persona: puede ser 1ª o 3ª; esta duda se resuelve atendiendo al contexto;
- género: ninguno.
3.º2. Hallarlo
- conjugación: 1ª; verbo hallar;
- modo: infinitivo;
- voz: activa;
- estructura: forma simple;
- tiempo: ninguno;
- número: ninguno;
- persona: ninguna
- género: ninguno.
3.º3. Siguieron
- conjugación: 3ª; verbo seguir;
- modo: indicativo;
- voz: activa;
- estructura: forma simple;
- tiempo: pretérito perfecto simple;
- número: plural;
- persona: 3ª;
- género: ninguno.
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Ampliación para el análisis morfológico
- número: plural;
- persona: 3ª;
- género: femenino.
4.º2. Dirían
- conjugación: 3ª; verbo decir;
- modo: condicional;
- voz: activa;
- estructura: forma simple;
- tiempo: condicional simple;
- número: plural;
- persona: 3ª;
- género: ninguno.
5.º2. Huyeron
- conjugación: 3ª; verbo huir;
- modo: indicativo;
- voz: activa;
- estructura: forma simple;
- tiempo: pretérito perfecto simple;
- número: plural;
- persona: 3ª;
- género: ninguno.
4.5. EL ADVERBIO
Además de los adverbios propios (que quedan expuestos en la primera parte del libro de
esta Guía) hay formas que son con frecuencia adverbios, pero que, según el contexto, pueden
funcionar también como otra categoría (pronombre indefinido, adjetivo, conjunción, sustanti-
vo, verbo...). Tales formas son, principalmente, las siguientes: adentro, algo, alrededor, aparte,
apenas, bastante, bien, cerca, cuando, debajo, delante, demasiado, dentro, detrás, encima,
90
Pruebas de acceso a la Universidad
enfrente, fuera, harto, hasta, luego, mal, mañana, medio, mejor, mientras, mucho, nada, peor,
poco, presto, pronto, regular, salvo, sí, siempre, solo, tarde...
Por otro lado, se debe tener en cuenta que hay adverbios compuestos, también llamados
locuciones adverbiales. Algunos ejemplos: acá abajo, ahí dentro, allá afuera, allí arriba, aquí
enfrente, a veces, a menudo, a lo mejor, a cada paso, a la italiana, de pronto, de repente, de
momento, de cara, de perfil, de frente, por ahora, por si acaso, por fin, tal vez, cada vez más,
más bien, frente a frente, con mucho, etc., así como algunas locuciones latinas: ipso facto, ad
infinitum, in fraganti, a priori, a posteriori, ad libitum, ex profeso, etc.
4.6. LA INTERJECCIÓN
Dos son los principales problemas que afectan a la teoría de la interjección. El primero
de ellos se refiere a si la interjección pertenece a la lengua o no; el segundo se refiere a la
función que desempeña. Respecto a la primera cuestión hay que decir que la interjección es
una categoría lingüística como las demás, aunque tiene rasgos especiales (como cada catego-
ría tiene los suyos). Respecto a la segunda cuestión, algunos autores dicen que no desempeña
ninguna función, cosa que parece exagerada porque si no hiciera nada, los hablantes no la
utilizaríamos. La interjección tiene como función específica el énfasis. La interjección confiere
una fuerza especial al contenido que expresa. Veamos unos ejemplos comparativos.
· Con la oración Desprecio lo que me han ofrecido “manifestamos” desprecio, pero con
la interjección ¡Bah! “hacemos” un desprecio.
· Con la oración Lo has hecho muy bien “manifestamos” elogio, pero con la interjección
¡Bravo! “hacemos” un elogio.
· Con la oración Me he quedado sorprendido “manifestamos” sorpresa, pero con la
interjección ¡Oh! “hacemos” viva una sorpresa.
· Con la oración Debes guardar silencio “manifestamos” la obligación de estar callados,
pero con la interjección ¡Chist! “hacemos” palpable esa obligación.
· Con la oración Tengo un fortísimo dolor de estómago “manifestamos” dolor, pero con
la interjección ¡Ay! “hacemos” muy real el dolor.
4.7. EL PRONOMBRE
Es un problema más aparente que real el que se refiere a la cuestión de si formas como
estos (ya llegaron estos niños), ninguna (ninguna casa es más alta que la de Juan), tuyos (vi los
libros tuyos), etc., son pronombres o son adjetivos. No vale la pena que nos entretengamos
91
Ampliación para el análisis morfológico
en esta cuestión porque es más propia de filólogos que de estudiantes que desean acceder a
la Universidad. Se les puede llamar de las dos maneras.
La conocida afirmación de que «el pronombre sustituye al nombre» encierra dos errores.
1.º El primero consiste en afirmar que el pronombre “sustituye”. No es así. El pronombre
lo que hace es “señalar” a alguna unidad lingüística presente en el texto, pero no
“sustituirla”. Por ejemplo, en la oración A María la he visto hoy el pronombre la no
está “en lugar del” sustantivo María, sino que está “junto al” sustantivo María.
2.º El segundo consiste en afirmar que sustituye al “nombre”. No es así. El pronombre
“señala“ a una forma lingüística de cualquier categoría. Veamos unos ejemplos. En la
oración Sabíamos que Adrián era inteligente, pero no que lo fuera tanto el pronombre
lo está “señalando” —que no sustituyendo— al adjetivo inteligente; en la oración An-
teayer yo disolví el grupo, pero ayer no lo hice yo el pronombre lo está “señalando”
—que no sustituyendo— al grupo disolví el grupo.
4.8. EL ARTÍCULO
Es de poca importancia la cuestión que afecta a la categoría de la forma uno (con su plu-
ral y sus femeninos). Según unos lingüistas, son artículos (un perrito, unas lámparas), y, según
otros, son pronombres indefinidos (unos se fueron hacia allá); finalmente, hay lingüistas que
a algunos pronombres indefinidos (entre otros, las formas unos, unas…) los llaman adjetivos
determinativos. Esta cuestión no debe constituir un problema en estos exámenes: se aceptan
las tres perspectivas, no se debe ser dogmático.
4.9. LA CONJUNCIÓN
Los elementos unidos por las conjunciones coordinantes pueden ser de la misma catego-
ría o de distinta categoría; en el libro de la Guía nos referimos a la unión de la misma categoría;
veamos aquí ejemplos de la unión de distintas categorías.
1.º Sustantivo + proposición; ambos funcionan como complemento directo: Cuéntale tus
deseos y los problemas que te preocupan.
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Pruebas de acceso a la Universidad
2.º Adjetivo + grupo preposicional; ambos funcionan como atributo: Es un país dinámico
y con un futuro esperanzador.
3.º Adverbio + grupo preposicional; ambos funcionan como complemento circunstancial:
Los idealistas trabajan bien y con ilusión.
4.10. LA PREPOSICIÓN
La lengua evoluciona en todos sus ámbitos. Por un lado, de la lista de preposiciones han
desaparecido en la práctica las formas so y cabe (como queda dicho en el libro de esta Guía);
por otro lado, hay dos formas que muchas veces las usamos como preposiciones, aunque no
aparecen en los libros, por lo que podrían incluirse: las formas pro y vía: He conocido la noticia
vía fax, Hemos hecho una colecta pro damnificados.
93
Ampliación para el análisis morfológico
por orden de, a la altura de, a la espera de, a la hora de, a la vista de, al precio de, al punto de,
con el fin de, en la medida de, en lo tocante a, más acá de, más allá de, etc.
La preposición une dos palabras. La palabra que precede a la preposición se llama núcleo
y la palabra que sigue a la preposición se llama término.
a) La posición de núcleo pueden ocuparla:
· Un sustantivo: Tiene un elefante sobre la mesa.
· Un adjetivo: Es un viernes fácil para el recuerdo.
· Un verbo: Pinta desde pequeña.
· Un adverbio: Vive cerca de sus padres.
· Un pronombre: Alguno de sus jefes le molestó.
· Una interjección: ¡Ay de mí!
b) La posición de término pueden ocuparla:
· Un sustantivo: Se reúne por amistad.
· Un adjetivo: Se disfrazó de provocador.
· Un verbo en infinitivo: Escribe por desahogarse.
· Un adverbio: Esto lo dejamos para luego.
· Un pronombre: Le gustaría vivir con ella.
Una preposición no puede regir un sujeto; es decir, que la palabra que vaya detrás de una
preposición no puede ser sujeto; por ejemplo, en la oración Con mesa estuvo bien puesta el
grupo con mesa no puede ser sujeto de estuvo. Pero hay que hacer la siguiente advertencia.
En ocasiones una preposición no ejerce su habitual función de regir, sino que actúa bien como
conjunción, bien como adverbio; en esos casos sí puede regir un sujeto. Ejemplo: en la oración
Juan con su primo acudieron a la fiesta la preposición con “une” (no “subordina”) la palabra
Juan y la palabra primo, por lo que ahí no funciona como preposición, sino como conjunción,
y se puede afirmar que Juan y su primo constituyen el sujeto de acudieron. Otro ejemplo: en
la oración Hasta los niños pagaron el billete, la preposición hasta funciona como adverbio con
el sentido de “inclusión”, y se puede entender en el sentido de También los niños pagaron el
billete, por lo que la forma hasta en esa oración no es preposición.
El resto de las funciones sintácticas sí admiten preposición. Ejemplos.
· Todavía no he visto a sus padres: la preposición a rige a padres, que funciona como
complemento directo.
· El delfín fue sacado por los pescadores: la preposición por rige a los pescadores, que
funciona como complemento agente.
· Escribió un poema para la posteridad: la preposición para rige a la posteridad, que
funciona como complemento indirecto.
· Hay un manojo de rosas sobre el pupitre: la preposición sobre rige a pupitre, que fun-
ciona como complemento circunstancial.
(La preposición más frecuente que rige un complemento directo es la preposición a, pero
no es la única; sin embargo, no vamos a tratar esta cuestión porque entraríamos en profundi-
dades lingüísticas que no son oportunas aquí.)
94
Pruebas de acceso a la Universidad
4.11. EL GÉNERO
En relación con el género está muy difundido un error fundamental que consiste en
confundir el género gramatical con el sexo biológico, pero no hay que confundirlos. Vamos a
mostrar las ideas válidas sobre esta cuestión.
En primer lugar, hay que decir que el género masculino abarca a hombres y mujeres
cuando designa a personas. Para referirse a los varones y a las hembras no hace falta decir los
niños y las niñas, sino que basta con decir los niños. Si nos dirigimos a un grupo de mujeres
y hombres para preguntarles si están contentos, no es necesario decir ¿Estáis contentos y
contentas?, sino que basta con decir ¿Estáis contentos? Y es que una cosa es el sexo de las
personas y otra cosa es la palabra con la que nos dirigimos a esas mismas personas. En la
lengua española la palabra contentos abarca a mujeres y hombres, pero contentas no abarca
a mujeres y hombres.
En segundo lugar, se debe indicar que cuando hay dos palabras que se distinguen sola-
mente por la terminación en –o o en –a, no siempre la diferencia real consiste en el sexo, sino
que también puede consistir en otras realidades. Veamos algunos ejemplos.
a) Sexo. La diferencia entre gato/gata, profesor/profesora, dueño/dueña, niño/niña...es
el sexo.
b) Tamaño. El referente que cuenta con más ejemplos en la lengua española, después
del sexo, es el del tamaño. Unas veces el femenino es de mayor tamaño que el mas-
culino: cántara/cántaro, cuba/cubo, charca/charco, hoya/hoyo, huerta/huerto, jarra/
jarro, saca/saco, martilla/martillo, capaza/capazo, ventana/ventano, caldera/caldero,
anilla/anillo, caracola/caracol, farola/farol, manta/manto, rama/ramo, maza/mazo, etc.
Otras veces el masculino es el de mayor tamaño: pozo/poza, banco/banca, barco/
barca, barreno/barrena, cuarteto/cuarteta, etc. Finalmente, hay casos en los que no
existe diferencia de tamaño entre lo designado por el masculino y lo designado por el
femenino: bolso/bolsa, canasto/canasta, gorro/gorra, talego/talega, cesto/cesta, etc.
c) Árbol/fruta. También se puede ejemplificar la diferencia designativa entre el árbol
(masculino) y la fruta (femenino): naranjo/naranja, olivo/oliva, manzano/manzana, cere-
zo/cereza, almendro/almendra, ciruelo/ciruela, avellano/avellana, chirimoyo/chirimoya,
castaño/castaña, algarrobo/algarroba, etc.
d) Varios. Otros muchos casos distinguen entre otras realidades, como se pone de
manifiesto en los siguientes ejemplos: costurero/costurera, cochero/cochera, sega-
dor/segadora, el policía/la policía, el guardia/la guardia, el leño/la leña, el madero/
la madera, la trompeta/el trompeta, la corneta/el corneta, la espada/el espada, la
batería/el batería, la vista/el vista, la guía/el guía, la imaginaria/el imaginaria, la orde-
nanza/el ordenanza, música/músico, física/físico, técnica/técnico, botánica/botánico,
veterinaria/veterinario, dialéctica/dialéctico, retórica/retórico, gramática/gramático,
la editorial/el editorial, la cometa/el cometa, la cura/el cura, la orden/el orden, la
puerta/el puerto...
Y, en tercer lugar, no tenemos que buscar el origen del género de los sustantivos en el
sexo. La causa de que una palabra tenga el género masculino o femenino es —la mayor parte
de las veces— el género que tenía en latín, aunque hay otras varias causas.
95
Ampliación para el análisis morfológico
4.12. EL NÚMERO
Algunos adjetivos tienen la misma forma para el singular que para el plural: gratis (el es-
pectáculo es gratis y los espectáculos son gratis), frescales (él es un frescales y ellos son unos
frescales), y pocos más.
96
Pruebas de acceso a la Universidad
Sobre el modo y el tiempo en los verbos conviene advertir lo siguiente. Suele decirse que
el indicativo es el modo de la realidad y el subjuntivo es el modo de la posibilidad y el deseo.
Esto es así, pero muy matizado, es decir, que no hay que tomarlo al pie de la letra. En la oración
Aunque ellos hayan dicho eso, no lo van a cumplir, el verbo hayan dicho es subjuntivo pero no
significa que sea solamente una posibilidad, sino que se da como seguro. Y si un padre dice
a su hijo ¡Eres mi rey!, aunque el verbo eres sea indicativo no quiere decir que ese padre se
crea que su hijo es en realidad su rey.
Y sobre el valor de pasado, presente o futuro de las diversas formas verbales también
hay que decir que no hay que tomarlo muy estrictamente porque a veces tienen otros valores.
Veamos unos ejemplos:
· el “pretérito” imperfecto de subjuntivo lo empleamos a veces para referirnos a algo
“presente”: Yo quisiera pedirle un favor.
· el “pretérito” imperfecto de indicativo lo utilizamos en ocasiones para referirnos a una
situación “futura”, como cuando ensayamos algo que vamos a representar: Yo era el
fontanero y tú eras el dueño de la casa.
· el “presente” de indicativo nos vale también para una acción en el “futuro”, como
cuando un padre manda a su hijo algo que hará posteriormente: Tú mañana vas a clase.
97
Ampliación para el análisis morfológico
4.14.1. PREFIJACIÓN
En la tarea de identificar las palabras prefijadas hay que tener en cuenta tres cosas:
1.º Hay que distinguir entre prefijo verdadero y prefijo aparente. No todo lo que suene
a prefijo es prefijo. Si quitamos a una palabra lo que suponemos que es prefijo y observamos
que lo que queda funciona como palabra independiente, ese elemento es prefijo, pero si no
funciona aislado como palabra, no es prefijo. Veamos formas que tienen falsos prefijos:
2.º Algunos prefijos tienen variantes; esto quiere decir que sus formas pueden variar un
poco de una palabra a otra. He aquí unos ejemplos no exhaustivos:
3.º Como hay muchos casos que ofrecen duda sobre si hay o no hay prefijo y sobre cuál
es exactamente el límite entre el prefijo y la palabra base, conviene no preocuparse porque,
por un lado, entre los mismos especialistas hay a veces discrepancias sobre estas cuestiones, y,
por otro, pueden ser aceptables varias soluciones con tal de que estén hechas con un mínimo
de sentido del lenguaje.
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Pruebas de acceso a la Universidad
Una relación amplia de los prefijos del español puede ser la siguiente: /AB/, /AD/, /
AMBO/, /ANA/, /ANTE/, /ANTI/, /ARCHI/, /BIEN/, /BIS/, /CIRCUN/, /CON/, /CONTRA/, /CUA-
SI/, /DES/, /DI/, /DIA/, /EN/, /ENDO/, /ENTRE/, /EPI/, /EQUI/, /EU/, /EX/, /EXO/, /EXTRA/, /
HEMI/, /HIPER/, /HIPO/, /IN/, /INFRA/, /INTER/, /INTRA/, /MACRO/, /MAL/, /MAXI/, /MEGA/,
99
Ampliación para el análisis morfológico
/MENOS/, /MESO/, /META/, /MICRO/, /MINI/, /MONO/, /MULTI /, /OB/, /OMNI/, /PAN/, /
PARA/, /PEN/, /PER/, /PERI/, /PLURI/, /POLI/, /POR/, /POST/, /PRE/, /PRO/, /PROTO/, /RE/,
/REQUETE/, /RETRO/, /SEMI/, /SIN/, /SO/, /SOBRE/, /SUB/, /SUPER/, /SUPRA/, /TATARA/, /
TRANS/, /ULTRA/, /UNI/, /VICE/, /YUXTA/. (Quien desee más detalles puede acudir a la biblio-
grafía especializada y a los libros de texto.)
4.14.2. SUFIJACIÓN
En la tarea de identificar las palabras sufijadas hay que tener en cuenta tres cosas:
1.º Hay que distinguir entre sufijo verdadero y sufijo aparente. No todo lo que suene a
sufijo es sufijo. Si quitamos a una palabra lo que suponemos que es sufijo y observamos que lo
que queda funciona como palabra independiente, ese elemento es sufijo, pero si no funciona
aislado como palabra, no es sufijo. Veamos formas que no tienen sufijos verdaderos:
2.º Algunos sufijos tienen variantes; esto quiere decir que sus formas pueden variar un
poco de una palabra a otra. He aquí unos ejemplos no exhaustivos:
100
Pruebas de acceso a la Universidad
3.º Como hay muchos casos que ofrecen duda sobre si hay o no hay sufijo y sobre cuál es
exactamente el límite entre el sufijo y la palabra base, conviene no preocuparse porque, por
un lado, entre los mismos especialistas hay a veces discrepancias sobre estas cuestiones, y,
por otro, pueden ser aceptables varias soluciones con tal de que estén hechas con un mínimo
de sentido del lenguaje.
101
Ampliación para el análisis morfológico
Una relación amplia de los sufijos del español puede ser la siguiente: /ÁCEO/, /ACHO/, /
ACHÓN/, /ACO/, /AINA/, /AJE/, /AJO/, /AL/, /ALES/, /ALIA/, /AMEN/, /ÁN/, /ANA/, /ANAS/,
/ÁNEO/, /ÁNGANO/, /ANO/, /ANZA/, /AR/, /ARIA/, /ARIO/, /ARRA/, /ASTA/, /ASTRO/, /ATA/,
/ATO/, /AZ/, /AZA/, /AZAS/, /AZGO/, /AZO/, /AZÓN/, /BLE/, /BUNDO/, /CHÍN/, /DA/, /DAD/,
/DO/, /DOR/, /DORA/, /DUCTO/, /DURÍA/, /E/, /EC/, /EDA/, /EDO/, /EJA/, /EJO/, /ELA/,
/ENO/, /ENSE/, /ENTO/, /EÑO/, /EO/, /ERA/, /ERAS/, /ERÍA/, /ERIO/, /ERÍO/, /ERIZA/,
/ERNO/, /ERO/, /ÉRRIMO/, /ÉS/, /ESCA/, /ESCO/, /ESTRE/, /ETA/, /ETE/, /EZ/, /EZNO/, /Í/,
/IA/, /ÍA/, /ÍACO/, /ICA/, /ICIE/, /ICIO/, /ICO/, /IEGO/, /IFIC/, /IJA/, /IJO/, /IL/, /ÍL/, /ILLA/,
/ILLO/, /ÍN/, /INA/, /INGO/, /INO/, /IO/, /ÍO/, /IÓN/, /ÍSIMO/, /ISMO/, /ISTA/, /ÍSTICA/,
/ÍSTICO/, /ITA/, /ITIS/, /ITO/, /IVA/, /IVO/, /IZ/, /IZO/, /MENTA/, /MENTE/, /MENTO/, /NCIA/,
/NDA/, /NDO/, /NTE/, /OIDE/, /ÓN/, /ONA/, /ONGO/, /OR/, /ORIA/, /ORIO/, /ORRA/,
/ORRIO/, /ORRO/, /OSO/, /OTA/, /OTE/, /RRÓN/, /SCENTE/, /TECA/, /TUD/, /UCA/, /UCHA/,
/UCHO/, /UCIO/, /UCO/, /UDO/, /UELA/, /UELO/, /UJO/, /UMBRE/, /UNGO/, /UNO/, /URA/,
/URRIO/, /USCO/, /UZO/. (Quien desee más detalles puede acudir a la bibliografía especiali-
zada y a los libros de texto.)
4.14.3. COMPOSICIÓN
En la tarea de identificar las palabras compuestas, hay que tener en cuenta cinco cosas:
1.ª Para que haya compuesto es necesario que los componentes sean de hecho, en el
español actual, palabras independientes: picaporte no es compuesto porque aunque
pica sí es palabra, el componente porte, en este caso, no forma compuesto con pica.
Se trataría de un compuesto aparente o falso.
2.ª Algunos compuestos llevan guión intermedio: sí lo lleva la palabra físico-química, pero
no lo lleva lameculos, por ejemplo.
3.ª Otros compuestos aparecen con sus dos compuestos separados: mesa redonda, piso
piloto, pez espada, guardia civil, casa cuna…
4.ª En algunos casos los componentes cambian parte de su forma cuando entran a formar
parte de un compuesto: cejijunto (no *cejasjuntas), corniabierto (no *cuernosabiertos).
5.ª En otras ocasiones lo que cambia en los componentes es su designación; así, el com-
puesto madreselva no designa a la madre de la selva, y en mondadientes el compo-
nente mondar no conserva el sentido que tiene cuando se emplea como verbo.
Amplia lista de compuestos en español (algunos de estos compuestos pueden verse es-
critos de más de una forma, en distintos libros).
1º) Escritos habitualmente juntos los dos componentes, sin o con guión intermedio:
albiceleste, alicaído, altavoz, altiplano, altorrelieve, apagavelas, avefría, balompié, balonma-
no, barbiespeso, bocacalle, boquiabierto, boquifresco, boquinegro, cabizbajo, camposanto,
cañadulce, caradura, cariacontecido, cazatalentos, cejijunto, ciempiés, clarividente, claroscuro,
coliflor, colinabo, comecocos, contrarreloj, cornicorto, correveidile, cortacésped, cortaúñas,
102
Pruebas de acceso a la Universidad
Quien desee ampliar estas cuestiones de morfología, puede acudir a las siguientes fuen-
tes:
ALARCOS LLORACH, Emilio (1994): Gramática de la lengua española, Madrid: Real Academia Es-
pañola, Espasa Calpe.
ALCINA FRANCH, Juan, y José Manuel BLECUA (1980): Gramática española, Barcelona: Ariel.
ALMELA PÉREZ, Ramón (1999): Procedimientos de formación de palabras en español, Barcelona:
Ariel.
ALMELA PÉREZ, Ramón (2002): Morfología del español, Murcia: DM.
ALMELA PÉREZ, Ramón, y otros (2005): Frecuencias del español, Madrid: Universitas.
ALONSO, Amado, y Pedro HENRÍQUEZ UREÑA (1969): Gramática castellana, 2 t., Buenos Aires: Lo-
sada, 196925 (I) y 196923 (II).
BOSQUE, Ignacio (1983): «La Morfología», en Introducción a la lingüística (coordinado por Fran-
cisco ABAD y Antonio GARCÍA BERRIO), Madrid: Alhambra, 115-153.
SÁNCHEZ MÁRQUEZ, Manuel J. (1972): Gramática moderna del español, Buenos Aires: Ediar.
SECO, Rafael (1985): Manual de gramática española, Madrid: Aguilar, 198510.
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Pruebas de acceso a la Universidad
Podemos definir el sujeto como la palabra, oración o sintagma nominal cuyo núcleo
concuerda con el verbo en número y persona. Funcionalmente es el constituyente inmediato
de una oración que no es el predicado. Formalmente es el constituyente inmediato de una
oración que exige que el otro constituyente —el predicado— concuerde con él en número,
persona y género.
Tradicionalmente se suele hablar de tres clases de sujeto: sujeto psicológico, sujeto lógico
y sujeto gramatical. El sujeto psicológico es aquel elemento oracional que centra la atención
y es el eje del interés: A mí (y solamente a mí) me corresponde la herencia. Este sujeto no
siempre ha de coincidir con el gramatical. Podrá ser reconocido por su posición, por el tono
con que se pronuncie, por la reiteración, etc. El sujeto lógico viene a coincidir con el actor
alrededor del cual gira el predicado: No fueron admitidas las instancias por el delegado. El
sujeto gramatical será aquel elemento o sintagma que presida la predicación. En las oraciones
anteriores, el sujeto gramatical sería, respectivamente, la herencia y las instancias.
En un análisis sintáctico lo que más interesa es identificar el sujeto gramatical y para re-
conocerlo mejor conviene hacer la siguiente clasificación:
— Por su naturaleza
• Nominal: Cuando su núcleo es un sustantivo.
Ejemplo: El coche de mi padre se ha roto.
105
Ampliación para el análisis sintáctico
— Por su composición
• Unitario: Solo aparece el núcleo.
Ejemplo: Patricia trabaja.
— Por su función
• Agente: Cuando realiza la acción del verbo.
Ejemplo: Juan cocina.
— Por su presencia
• Expreso: Cuando aparece en la oración.
Ejemplo: Sebastián gana siempre.
En nuestra exposición nos hemos decantado por diferenciar entre complementos argu-
mentales y no argumentales. Los primeros son aquellos que vienen regidos por el verbo. Se
corresponden con el complemento directo, el complemento indirecto, el complemento predi-
cativo, el atributo y el complemento de régimen. Los segundos son complementos accesorios y
no obligatorios. Son el complemento circunstancial, el complemento agente, el complemento
del nombre, del adjetivo y del adverbio y la aposición. Mención aparte merece el vocativo.
106
Pruebas de acceso a la Universidad
El complemento directo es una función sintáctica desempeñada por una palabra o grupo
de palabras exigidas por el verbo y que completan el significado de este. Esta sería una defini-
ción insuficiente, pues nada nos dice acerca de la verdadera naturaleza de este complemento,
naturaleza que se ha intentado establecer tanto desde el punto de vista semántico como el
sintáctico. La existencia del complemento directo está vinculada a la noción de transitividad,
propiedad semántico-sintáctica que poseen algunos verbos y que resulta difícil de definir, por
lo que en la práctica se descubre de un modo más o menos intuitivo.
Ejemplos: El armario tiene dos puertas correderas (transitivo = dos puertas correderas
sería el complemento directo de tener).
Juan convive con su madre en Alicante (intransitivo = el verbo convivir no admite el com-
plemento directo).
• Determinación semántica
• Determinación formal
107
Ampliación para el análisis sintáctico
Podemos definir el complemento indirecto como la persona o cosa que recibe indirecta-
mente la acción del verbo; y también como la persona o cosa que recibe el daño o provecho
de la acción del verbo. En la actualidad, como vemos, existen dos conceptos de complemento
indirecto, uno amplio y otro estricto. Según el primero, el complemento indirecto sería el vo-
cablo que expresa la persona, animal o cosa en quien se cumple o termina la acción del verbo
transitivo ejercida ya sobre el complemento directo, y también en los verbos intransitivos; en
el segundo, en cambio, se circunscribe el concepto de complemento indirecto al ámbito de
la transitividad, eliminando de la definición anterior a los verbos intransitivos. Ejemplo: Le di
las cartas a José.
• Enfoque semántico
• Enfoque formal
Desde este punto de vista, el complemento indirecto se reconoce porque casi siempre
va precedido por la preposición a. Otro criterio para delimitar el complemento indirecto es el
de su expresión o en su caso conmutabilidad mediante un pronombre personal átono (le, les).
De este modo la oración Entregaron una copa al ganador se conmutaría en Le entregaron una
copa. El pronombre en cuestión, que se integra acentualmente con el verbo, puede incluso
aparecer en la misma oración junto al complemento indirecto propiamente dicho, representa-
do por un sintagma constituido por a + sustantivo o pronombre personal tónico. Por ejemplo:
108
Pruebas de acceso a la Universidad
Solo a ti te dio sobresaliente. Sin embargo, dado el sincretismo o coincidencia formal del
complemento directo y del complemento indirecto en los pronombres de primera y segunda
persona, junto con las confusiones de estos mismos casos a causa de los fenómenos del leísmo,
laísmo y loísmo, este criterio puede presentar algunos problemas.
Es un complemento sustituible por una forma pronominal átona (le, les). También es un
complemento argumental, lo que quiere decir que viene exigido por el propio verbo o sintag-
ma verbal. Esto no implica que sea obligatorio en el sentido de que no pueda ser eliminado
del contexto. Por el contrario, es perfectamente eliminable.
Tengamos en cuenta, por lo demás, que el complemento indirecto puede venir única y
exclusivamente regido por el verbo, como ocurre, por ejemplo, en No me gusta que trabajes
así. Pero también por el verbo seguido de un predicado nominal o de un complemento directo.
Así, ser o estar son verbos que por sí mismos no rigen complemento indirecto, pero sí cuando
van acompañados de ciertos adjetivos, por ejemplo: Me resulta un placer decírselo. Los com-
plementos indirectos son en realidad régimen de los adjetivos correspondientes, pero estos se
hallan en cierto modo verbalizados, por lo que estos complementos pueden adoptar una forma
exclusiva de un complemento verbal, como es un pronombre átono de complemento indirecto.
109
Ampliación para el análisis sintáctico
110
Pruebas de acceso a la Universidad
• Pronombre.
Ejemplo: Tu lápiz es este.
• Sintagma adjetival.
Ejemplo: Inés es trabajadora.
• Proposición de infinitivo.
Ejemplo: La misión es ganar dinero.
Por otro lado, hemos de señalar que la evocación a la realidad que efectúan los verbos
copulativos resulta demasiado extensa creando un vacío significativo. El papel del atributo
consiste en llenar la referencia de estos verbos, asignándoles posibilidades de denotación más
concretas. Tal particularidad ha inducido a separar las estructuras oracionales en dos tipos: las
de predicado verbal (cuando el signo léxico del verbo se refiere a experiencias concretas) y las
111
Ampliación para el análisis sintáctico
de predicado nominal (esto es, las de los verbos ser y estar que precisan de la noción léxica
del atributo).
Si ello es válido desde el punto de vista semántico, para la sintaxis el núcleo oracional
siempre es el verbo, por impreciso que sea su contenido léxico, puesto que en el verbo re-
siden los morfemas de persona y número que como sujeto gramatical establecen la oración.
De este modo, las construcciones atributivas vienen a ser el resultado del desglose de otros
verbos no copulativos.
Ejemplos: Un dulce nunca es amargo (=Un dulce nunca amarga).
Eran escasos los víveres (=Escaseaban los víveres).
La maleta es muy pesada (=La maleta pesa mucho).
• Sujeto y atributo
Según Alarcos, el complemento de régimen tendría dos subtipos. En primer lugar, ten-
dríamos el indirecto, sencillamente porque no vendría exigido exclusivamente por el verbo,
sino por este y el complemento directo juntos.
Ejemplo: Llenó el vaso de agua.
112
Pruebas de acceso a la Universidad
✥ Sintagma preposicional.
Ejemplo: Salimos al parque.
✥ Sintagma adverbial.
Ejemplo: Iremos al cine mañana.
✥ Locución adverbial.
Ejemplo: Iremos de todos modos.
✥ Sintagma nominal.
Ejemplo: Lo haremos el año siguiente.
✥ Proposición de gerundio.
Ejemplo: Me lo contó mostrando una gran preocupación por el tema.
113
Ampliación para el análisis sintáctico
114
Pruebas de acceso a la Universidad
115
Ampliación para el análisis sintáctico
zan por admitir la sustitución por ¿cómo? o ¿de qué modo, forma, manera? en las correspon-
dientes oraciones interrogativas.
Ejemplo: Se movía con gran rapidez.
Desde el punto de vista semántico, los complementos de modo presentan, frente a los
de tiempo y lugar, una mayor cohesión con el verbo, encontrándose ya muy cerca de los com-
plementos exigidos por aquél. De hecho, existen complementos modales que vienen exigidos
por el verbo.
Ejemplos: Alfredo aguanta con sus problemas.
Me encuentro sin ayuda.
116
Pruebas de acceso a la Universidad
Finalmente, el de precio sirve para expresar lo que cuesta una cosa, y se expresa mediante
a en un contexto distributivo o con por cuando el contexto no es distributivo.
Ejemplo: El piso nos salió por unos doscientos mil euros.
Como complementos circunstanciales que son pueden tener varios sentidos según
el significado del verbo, unas veces cuantifican el grado de desarrollo de la acción en
proceso, otras el transcurso o duración o también el número de veces en contextos rei-
terativos.
Ejemplos: Ha aumentado mucho el paro durante este mes.
Convenció poco al profesor.
Sale muy poco con el grupo.
El complemento agente está constituido por un sintagma preposicional con por (alguna
vez de) que, opcionalmente, aparece con verbos transitivos en construcción pasiva. Ha sido su
carácter argumental lo que no sólo ha impedido que se lo considere entre los circunstanciales,
de carácter básicamente no argumental, sino incluso entre los propios complementos verbales
en general, considerados como algo opuesto al sujeto.
La función de complemento agente viene asociada al contenido pasivo de la forma ver-
bal y, por lo tanto, puede aparecer tanto en la construcción pasiva con ser o estar, como con
el simple participio. Señalaremos también que este complemento puede plantear problemas
117
Ampliación para el análisis sintáctico
Una construcción nominal puede aparecer con constituyentes (adyacentes) que la com-
pleten.
Ejemplos: Compró un vestido de lana.
Compró un vestido blanco.
Fundamenta su actitud en el respeto a los mayores.
Practica la pesca sardinera.
En los ejemplos expuestos no todos los componentes mantienen la misma relación con
los demás elementos del sintagma al que pertenecen. Mientras que los complementos de los
dos primeros no son reclamados por el nombre, los dos últimos sí lo son. Los complementos
no reclamados por el nombre son complementos adjuntos cuya función no es la de un ar-
gumento sino la de un modificador. De este modo, los complementos de lana y blanco son
complementos adjuntos a la construcción nominal, en cambio, a los mayores y sardinera son
complementos regidos por respeto y pesca, respectivamente. Se trata, por tanto, de argumen-
tos reclamados por el verbo para poder predicarse del sujeto.
Los complementos del adverbio vienen regidos fundamentalmente por sintagmas prepo-
sicionales que funcionan como adyacentes de los mismos. Esto se debe fundamentalmente
a que ambas clases de palabras expresan relaciones espaciales y temporales y la estructura
118
Pruebas de acceso a la Universidad
interna de las construcciones que forman es similar. Además de esto, los adverbios y las pre-
posiciones imponen restricciones similares sobre los elementos sintácticos que pueden llevar
como término por lo que ambos tipos de palabras se complementan. Veamos algunos ejem-
plos de complementos del adverbio: Se marchó después de cenar, Se puso a llorar antes de
decir nada o Yo ya le había visto antes de eso.
119
Ampliación para el análisis sintáctico
La yuxtaposición designa la reunión de dos o más unidades (no solo oracionales) que
desempeñan en conjunto la misma función que cumpliría cada una de ellas aisladamente. Es
difícil determinar en qué se distingue un grupo oracional yuxtapuesto respecto de una serie
de oraciones sucesivas independientes. Las oraciones pueden estar consideradas por el ha-
blante como unificadas en un solo enunciado o bien pronunciadas cada una como enunciado
independiente sin relación con las demás. La intención del hablante se va a insinuar a través
del mayor o menor descenso de la entonación al final de cada oración y la pausa más o menos
marcada entre ellas.
Una especie de yuxtaposición particular sería la de los casos de inserción de incisos
proposicionales dentro de una oración. Las pausas y el especial entorno melódico aíslan estas
oraciones dentro del enunciado global.
Aunque la ligazón semántica entre los verbos de estos ejemplos es indudable, ninguno de
ellos presupone aquí al otro. Son proposiciones yuxtapuestas en un solo enunciado.
120
Pruebas de acceso a la Universidad
Se trata de proposiciones integradas por varios tipos de nexos coordinantes, según que
regulen dos o más unidades, o según estas sean nominales o verbales. Pero todos los coordi-
nadores tienen tres características fundamentales en común:
1) La primera es que siempre van colocados entre las unidades que coordinan; por lo cual
no son coordinadores, sino adverbios en función incidental como vemos en las nume-
rosas partículas de sentido análogo que a menudo los acompañan: encima, además,
sin embargo, con todo, por lo tanto, etc.
2) Otra característica de los coordinadores es que pueden encabezar proposiciones con
modo apelativo: Vete y díselo, Entrad o marchaos, etc., cosa que nunca hacen las
conjunciones subordinativas o transpositores.
3) El tercer rasgo fundamental del coordinador es que casi nunca desempeña función
sintáctica alguna en las proposiciones en las que se inserta (excepto en el caso de
algunos nexos distributivos).
En su mayor parte, los coordinadores pueden presentarse en posición inicial absoluta, esto
es, comenzando el mensaje y sin primera unidad coordinada; en cuyo caso expresan un valor
cercano al de los adverbios enfáticos de intensificación: ¡Y decían que lo sabían!, ¡Pero fíjate tú!
Habitualmente las proposiciones coordinadas se clasifican de acuerdo con el sentido del coordi-
nador que media entre ellas, o que, al menos, podría introducirse sin que su presencia altere ni
la construcción ni el sentido de la relación que hay entre las oraciones meramente yuxtapuestas.
Según Alarcos, las conjunciones que conectan las proposiciones copulativas cumplen
simplemente el papel de unificar «como sumandos, sin connotaciones especiales, proposi-
ciones o elementos análogos de una misma oración gramatical». Fuera de su valor “aditivo”,
la conjunción copulativa no aporta nada más al sentido del grupo oracional. Otras relaciones
semánticas que pueden percibirse entre las proposiciones copuladas, proceden en exclusiva
de las nociones léxicas o referenciales de cada una de ellas.
Por otro lado, si el grupo oracional copulativo contiene más de dos proposiciones, el en-
lace conjuntivo entre ellas suele solo aparecer delante de la última. Ejemplo: Alentado por su
promesa, Matías hombreó, bebió, cantó y bailó. La reiteración del conector y ante cada oración
puede aparecer en el habla rústica o infantil, pero también se utiliza como recurso expresivo
intensificador. Ejemplo: Tras mucho haber anhelado, y buscado, y tropezado, halla por último
[…] la seguridad de un amor entero.
Cuando las proposiciones conectadas comportan negación, la conjunción utilizada es ni.
Puede aparecer delante de cada proposición del grupo, incluida la inicial, si esta no va provista
de no u otra unidad negativa. Asimismo, cuando dos proposiciones se suceden copulativamen-
te de manera que el tiempo de la primera sea anterior al tiempo de la segunda, tienden a in-
terpretarse en relación consecutiva; es decir, la secuencia temporal y expresiva se convierte en
consecuencia lógica. Ejemplo: Te buscaba y te encuentro. Para que la coordinación copulativa
pueda tener lugar, es necesario que los juicios o términos copulados sean todos afirmativos o
todos negativos. Si no es así, se produce una contrariedad parcial o total entre ellos, que da
lugar a la coordinación de carácter adversativo más o menos acentuada.
121
Ampliación para el análisis sintáctico
El grupo oracional disyuntivo puede estar formado también por más de dos proposi-
ciones. La conjunción que las conecta (o y su variante u) suele aparecer delante de la última
del grupo, si bien a veces se repite ante cada una de ellas realzando aún más su carácter
disyuntivo. Además, la conjunción disyuntiva presenta las proposiciones por ella ligadas como
contenidos que se excluyen simultáneamente o bien como posibilidades alternativas para una
misma realidad designada. En Leen, escriben o pasean se manifiestan tres actividades que
pueden sucederse en la realidad pero no ocurrir al mismo tiempo y en El destino, o lo que
fuera, los había conjurado, la referencia de los términos coincide.
También hay ejemplos en los que se produce un debilitamiento del valor disyuntivo de
las conjunciones. Así, en la oración Pregúntale quién es o cómo se llama, los dos miembros
no se excluyen entre sí. De aquí proviene el sentido de equivalencia con el que frecuen-
temente se emplea la conjunción o para aclarar algún concepto. Así, por ejemplo: Nueva
España o Méjico.
122
Pruebas de acceso a la Universidad
Toda proposición subordinada se halla incorporada a la principal y guarda con ella la mis-
ma relación que guardan con el verbo los elementos sintácticos de la oración simple. Siempre
vamos a encontrar que la proposición subordinada ejerce con respecto a la subordinante una
de las siguientes funciones sintácticas: sujeto, complemento directo, complemento indirecto,
atributo, complemento predicativo, complemento de régimen, complemento del adjetivo,
complemento del nombre, complemento del adverbio, aposición, complemento agente y
complemento circunstancial.
La proposición subordinada desempeñará dentro de la principal la misma función que
corresponde a un sustantivo, a un adjetivo o a un adverbio, y será un equivalente de alguna
de estas tres clases de palabras. Por esto las proposiciones subordinadas se clasifican en
sustantivas, adjetivas y adverbiales. Además, están compuestas por transpositores o nexos
subordinantes que hacen posible la conexión con la principal. La proposición se transpone
mediante los relativos (átonos y tónicos o interrogativos) y las conjunciones subordinativas.
Algunos transpositores son simples, es decir, un solo transpositor en un signo único: que
conjunción, si completivo, pronombres interrogativos y los relativos que, cuyo y el cual; si
condicional, etc. También encontramos otros complejos (dos o más transpositores en un signo
único: quien, donde, cuando, como, cuanto). En fin, forma una transposición (=subordinación)
múltiple la sucesión inmediata de transpositores simples o complejos (por ejemplo: “artículo +
que relativo”, “preposición + que conjunción”, etc.).
La oración tiene transpositores diferentes según la categoría de la unidad resultante: así,
hay transpositores adjetivadores, sustantivadores y adverbializadores de la oración.
Son aquellas proposiciones que desempeñan las mismas funciones que un elemento
nominal (sustantivo, pronombre, grupo nominal) y, por tanto, se pueden sustituir por uno de
ellos. Estas oraciones se clasifican según la función que realizan dentro de la oración en la que
se integran.
123
Ampliación para el análisis sintáctico
— Pueden sustituirse por los pronombres demostrativos neutros (esto, eso, aquello).
Ejemplo: Me gusta que bailes à Me gusta eso.
Los nexos que introducen las oraciones subordinadas sustantivas son los siguientes:
— La conjunción que: las oraciones que van introducidas por esta conjunción se denomi-
nan oraciones subordinadas completivas. Esta conjunción no realiza ninguna función
sintáctica dentro de la proposición subordinada a la que pertenece.
Ejemplo: Me gusta que sonrías.
— La conjunción si: este nexo no realiza ninguna función sintáctica dentro de la proposi-
ción subordinada a la que pertenece.
Ejemplo: Víctor me preguntó si quería más.
— Los pronombres o adverbios interrogativos (qué, quién, cuándo, cuánto): estos nexos
desempeñan una función dentro de la oración subordinada a la que pertenecen.
Ejemplo: No sé cuándo llega Juan. Cuándo desempeña la función de com-
plemento circunstancial de tiempo.
124
Pruebas de acceso a la Universidad
— Cuando no están en estilo directo, van introducidas por los siguientes nexos:
• Las conjunciones que o si.
Ejemplo: Me pregunto si querrás venir a mi casa.
No obstante, cuando la oración subordinada lleva el verbo en infinitivo, aparece sin nexo
excepto cuando es una interrogativa directa.
Ejemplo: No sé si quedarme aquí.
Estamos ante proposiciones que siempre van precedidas por la preposición a y des-
empeñan la función de complemento indirecto del verbo principal. Sin embargo, hemos
de señalar que las subordinadas sustantivas de complemento indirecto son muy pocas en
español.
Ejemplo: No doy importancia a que te hayas olvidado de la fiesta.
125
Ampliación para el análisis sintáctico
— Estas oraciones van siempre introducidas por la preposición a, que actúa como enlace
entre el verbo y la subordinada.
Ejemplos: Tiene miedo a quedarse sola.
— Se pueden sustituir por pronombres demostrativos neutros (esto, eso, aquello) prece-
didos de la preposición a.
Ejemplo: No hizo ascos a que le invitaran a la cena à No hizo ascos a eso.
— Van introducidas por los nexos que o si (o sin nexo cuando la oración subordinada
lleva el verbo en infinitivo).
Ejemplos: No hizo ascos a que elogiaran su trabajo.
Son aquellas proposiciones que funcionan como atributo del núcleo verbal de la proposi-
ción principal. El verbo de las proposiciones subordinadas tiene que ser, de manera obligatoria,
ser, estar u otro semiatributivo. Ejemplo: Mi objetivo es que aprobéis en septiembre.
Para comprobar que la oración subordinada sustantiva es de atributo, debemos tener en
cuenta lo siguiente:
— La presencia de nexos:
• La partícula que.
Ejemplo: Tu hermana está que muerde.
— Ausencia de nexos:
• Sin nexo ante un infinitivo.
Ejemplo: Vivir es morir.
126
Pruebas de acceso a la Universidad
— Pueden sustituirse por los pronombres demostrativos neutros (esto, eso, aquello)
precedidos de preposición).
Ejemplo: No te quejes de que no te escucho à No te quejes de eso.
— Van introducidas por los nexos que o si y por los pronombres y adverbios interroga-
tivos (o sin nexo cuando la oración subordinada lleva el verbo en infinitivo, salvo si se
trata de una interrogativa indirecta).
Ejemplos: No me acuerdo de si hoy tenía curso.
Me alegro de haber ido a aquella fiesta.
— Pueden sustituirse por los pronombres demostrativos neutros (esto, eso, aquello).
Ejemplo: Tengo la sensación de que hay alguien aquí à Tengo la sensación de eso.
— Pueden aparecer introducidas por los nexos que o si, o sin nexo (cuando la oración
subordinada lleva el verbo en infinitivo, salvo si se trata de una interrogativa indirecta).
Ejemplo: Tengo esperanzas de solucionar pronto este problema.
Tengo la duda de si quedarme o irme.
127
Ampliación para el análisis sintáctico
— Pueden sustituirse por los pronombres demostrativos neutros (esto, eso, aquello).
Ejemplo: Raúl es reacio a que lo consideren el mejor futbolista del mundo à Raúl es
reacio a eso.
— Pueden aparecer introducidas por los nexos que o si, o no llevar nexo (cuando la
oración subordinada lleva el verbo en infinitivo).
Ejemplos: Estoy pendiente de recibir noticias suyas.
El presidente es partidario de que haya un acuerdo.
— Pueden sustituirse por los pronombres demostrativos neutros (esto, eso, aquello).
Ejemplo: Juan llegó antes de que terminara la fiesta à Juan llegó antes de eso.
— Pueden aparecer introducidas por el nexo que, o no llevar nexo (cuando la oración
subordinada lleva el verbo en infinitivo).
Ejemplos: Lorena apareció después de visitar al médico.
Eduardo se fue antes de conocer el desenlace de la historia.
Son las conformadas por proposiciones subordinadas que funcionan como aposición de
la proposición principal.
Para reconocerlas, tendremos en cuenta que la aposición se refiere a un sintagma nominal
de la proposición principal y que suelen aparecer sin nexos.
Ejemplo: Te contaré un secreto: los dioses nos envidian.
128
Pruebas de acceso a la Universidad
129
Ampliación para el análisis sintáctico
Desde el punto de vista semántico suele definirse la oración especificativa por su carácter
restrictivo, esto es, porque restringe la extensión o aplicación del sustantivo antecedente aña-
diendo a su comprensión una nueva nota o característica, la cual resulta imprescindible para
la correcta identificación o caracterización del objeto designado; de ahí que la proposición
subordinada adjetiva no se pueda eliminar. La explicativa, por el contrario, no afecta nada a la
extensión ni comprensión del antecedente, limitándose únicamente a añadir una información
secundaria a propósito del objeto designado, el cual se encuentra ya totalmente identificado
o, sencillamente, no es necesario determinarlo más por no pertenecer todavía a la esfera de
atención del oyente; así pues, la proposición en cuestión puede eliminarse sin que el conjunto
sufra menoscabo en su interpretación. La distinción resulta clara en contextos en los que caben
las dos interpretaciones, como es el caso de El reloj que está parado marca las dos (especifi-
cativa) / El reloj, que está parado, marca las dos (explicativa). En el primer caso se presupone
que en la esfera de atención de los hablantes hay varios relojes, de los cuales tan solo uno
está parado, en tanto que en el segundo el hablante se refiere a un único reloj presente y ese
está además parado.
Desde el punto de vista fónico, la diferencia viene marcada por el carácter parentético
de las oraciones explicativas, pronunciadas entre cortes o pausas y en un tono más bajo que
el correspondiente a la oración principal, frente a las especificativas, en que no se producen
esos cortes ni cambio tonal alguno. La existencia, por otro lado, en las explicativas de sendas
curvas tonales junto con las pausas delimitadoras se indica en la escritura por medio de comas,
circunstancia aprovechada para distinguir un tipo de oraciones adjetivas del otro.
En otras ocasiones, la especificativa (sin pausa) o explicativa (con ella), son idénticamente
posibles, sin que ello suponga un cambio sustancial del mensaje. Se produce una especie de
neutralización de los contenidos correspondientes. Así, por ejemplo, en un enunciado como Se
me acercó un anciano que me pidió limosna / Se me acercó un anciano, que me pidió limosna,
la utilización de uno u otro tipo depende de razones correspondientes más bien a los niveles
informativo o pragmático.
Por su parte, las proposiciones subordinadas adjetivas explicativas son aquellas que aña-
den alguna particularidad que no modifica lo aludido por el antecedente de la proposición
principal y, por su carácter prescindible, admiten delante de sí una pausa (representada por
la utilización de comas), la cual justifica el término de incidentales que también se les asigna.
Ejemplos: Dios, que lee en los corazones, ¿se dejará engañar?
Los visitantes, que vivían lejos, llegaron tarde a la reunión.
130
Pruebas de acceso a la Universidad
Estamos ante este tipo de oraciones cuando el pronombre relativo no tiene antecedente
expreso, la subordinada no realiza la función adjetiva de complemento del nombre, sino una
función propia del sustantivo. Los nexos que unen a estas proposiciones son siempre pronom-
bres relativos generalmente precedidos por una preposición (de quienes, por quienes, con
quienes, etc.). Para reconocerlas hemos de fijarnos en que la proposición subordinada adjetiva
no tenga antecedente expreso y que la misma funcione como un sustantivo.
Ejemplos:
· Oración subordinada adjetiva sustantivada de sujeto (O. Sub. Adj. Sust. Suj.):
Quien mucho abarca poco aprieta.
· Oración subordinada adjetiva sustantivada de complemento directo (O. Sub. Adj. Sust.
CD):
He visto en el parque a quien menos te imaginas.
· Oración subordinada adjetiva sustantivada de complemento indirecto (O. Sub. Adj.
Sust. CI):
He dado el balón a quien primero me lo pidió.
· Oración subordinada adjetiva sustantivada de complemento circunstancial (O. Sub.
Adj. Sust. CC):
He charlado en la plaza con quien menos esperaba.
· Oración subordinada adjetiva sustantivada de complemento agente (O. Sub. Adj. Sust.
C. Ag.):
Los jugadores fueron abucheados por quienes ocupaban las primeras filas.
· Oración subordinada adjetiva sustantivada de complemento de régimen (O. Sub. Adj.
Sust. C. Rég.):
Solo contamos con quienes habían ofrecido su ayuda.
· Oración subordinada adjetiva sustantivada de complemento del nombre (O. Sub. Adj.
Sust. CN):
Me ha convencido la actitud de quien se comportó así.
· Oración subordinada adjetiva sustantivada de complemento del adjetivo (O. Sub. Adj.
Sust. C. Adj.):
Estoy cansado de quienes no saben guardar un secreto.
131
Ampliación para el análisis sintáctico
como ya que o puesto que. Normalmente, la oración transpuesta con porque se sitúa en
la secuencia como segundo miembro del enunciado. Ejemplo: Está cansado porque su día
ha sido duro.
Suelen distinguirse dos tipos de relación semántica causal: uno, cuando la oración trans-
puesta se refiere a la causa real de la experiencia evocada por el llamado verbo principal; otro,
cuando la oración transpuesta explica meramente el motivo por el cual se expresa el núcleo
del enunciado. Siendo diferentes estos dos sentidos, es, sin embargo, la misma su estructura
sintáctica.
Reciben este nombre porque en ellas se comparan entre sí dos realidades o conceptos
estableciendo su equivalencia o su desigualdad, en lo que respecta a la cantidad, la calidad,
la intensidad, etc. Caben tres posibilidades al confrontar lo comparado con la base de com-
paración: la superioridad, la igualdad y la inferioridad. El término que se compara va provisto
de un cuantificador (más, tanto, menos); la base de la comparación se manifiesta con una
secuencia encabezada por el transpositor que en los casos de desigualdad, y de cómo en los
casos de igualdad.
En muchas ocasiones, es innecesaria la aparición del antecedente en las comparativas
de igualdad. Por ejemplo: El chico es estudioso como esperábamos. En las de superioridad
e inferioridad es imprescindible la presencia de los adverbios más, menos, o de los adjetivos
comparativos morfológicos. En estas últimas puede emplearse también la preposición entre:
Era el último entre sus iguales.
Igualmente, hemos de tener en cuenta que es muy frecuente que se omitan elementos en
este tipo de oraciones subordinadas. Así, por ejemplo en Andrés es más grande que (es) Juan,
el verbo ser está omitido en la segunda proposición para evitar su repetición.
132
Pruebas de acceso a la Universidad
133
Ampliación para el análisis sintáctico
través de otros recursos: Se calla con ese propósito (donde la finalidad del adyacente queda
evocada por el sentido del sustantivo propósito).
Cuando la persona gramatical del núcleo verbal se refiere a la misma que está implícita en
el verbo transpuesto, en lugar de la oración introducida con para que y subjuntivo, se utiliza
la construcción para con infinitivo. Así, mientras se dice He comprado la novela para que la
lea Juan, donde la persona sujeto de comprar es distinta de la que lo es de leer, se utilizará
el infinitivo si se trata de una misma persona: He comprado la novela para leerla (y no para
que yo la lea). Asimismo, se emplea esta construcción cuando la persona, en relación con el
infinitivo, desempeña otra función distinta a la de sujeto en el núcleo oracional. Por ejemplo:
Poco animados os veo para emprender el viaje, donde el actante al que alude el infinitivo es
la segunda persona del plural que funciona como complemento directo del núcleo veo, y no
se diría para que emprendáis. Sin embargo, pueden ser correctas las dos posibilidades otras
veces: Me han llamado para ocupar ese puesto (o para que ocupe ese puesto).
134
Pruebas de acceso a la Universidad
5.3.1. VALORES DE SE
135
Ampliación para el análisis sintáctico
2 y 3. Como partícula Aquí el pronombre se no es más que un El se tampoco tiene función sintáctica.
de pasivas reflejas y encubridor de un actor o de un quién; Las oraciones de pasiva refleja las co-
de oraciones imper- es decir, encubridor del verdadero noceremos porque pueden ser sustitui-
sonales agente, del que realiza la acción verbal. das fácilmente por una oración pasiva
En estos casos el pronombre da lugar a equivalente.
dos tipos de oraciones: Ejemplo:
Oraciones pasivas reflejas. Ejemplo: Se Se cometieron varios atentados = Fue-
cometieron varios atentados. ron cometidos varios atentados.
Oraciones sintácticamente impersona- (El sintagma varios atentados desem-
les. peña la función de sujeto paciente en la
Ejemplo: Se recibió con pitos al emba- oración; el verdadero agente está en-
jador. cubierto. Recordemos que los sujetos
pacientes son propios de las oraciones
pasivas y que, si las transformamos a
activas, en ellas tendrán la función de
CD).
En el otro ejemplo, Se recibió con pi-
tos al embajador, el se es impersonal
porque no se hace referencia explícita
a la persona que realiza la acción. Otros
ejemplos de oraciones con se imperso-
nal:
Se habla mucho de fútbol por ahí.
Se vive bien en España.
En 2º C se trabaja aceptablemente.
4 y 5. Valor reflexivo y Con valor reflexivo o recíproco, el pro- Reflexividad: cuando el sujeto y el pro-
recíproco nombre se desempeña funciones de nombre tienen el mismo referente: Él
CD y CI (igual que los pronombres me, se peina (a sí mismo).
te, nos, os, con el mismo valor). Reciprocidad: dos o más personas o
Ejemplos: cosas realizan la acción y la reciben mu-
Juan se (CD) entregó a la policía à Yo tuamente: María escribe a Manolo. Ma-
me (CD) entregué a la policía. nolo escribe a María = María y Manolo
María se (CI) lavó la cabeza à Tú te (CI) se escriben.
lavaste la cabeza. En esta ocasión el pronombre sí que
tiene función sintáctica. Puede ser, se-
gún los casos, CD o CI.
6. Variante de le o les Se es variante de le o les cuando apa- El pronombre se siempre desempeña
rece en una oración con el CD en for- en este caso la función de CI.
ma pronominal átona (lo, la, los, las);
entonces la lengua española obliga a
cambiar le o les por se.
Ejemplos:
Escribí una carta (CD) a María (CI) à Le
(CI) escribí una carta. (CD) à Se (CI) la
(CD) escribí. (No se dice: *le la escribí.)
136
Pruebas de acceso a la Universidad
Pronombre relativo:
137
Ampliación para el análisis sintáctico
BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA
138
Pruebas de acceso a la Universidad
El nuevo planteamiento del examen de Análisis de texto de las PAU convierte el desarrollo
de la expresión escrita en objetivo prioritario de bachillerato y obliga a revisar los métodos
desde los que tradicionalmente se ha venido abordando la enseñanza de la lengua en dicho
nivel educativo. El hecho de que el alumno sea evaluado por medio del comentario crítico y
personal de un texto informativo o divulgativo, que pone de manifiesto su capacidad lingüís-
tica y su madurez, exige planteamientos didácticos diferentes a los que precisaba la prueba
anterior, al menos en lo que se refiere a la preparación del comentario crítico.
La importancia que el comentario crítico adquiere en la nueva prueba de la PAU no se
corresponde de momento con el tratamiento didáctico que los libros de texto dan a las activi-
dades sobre los géneros discursivos, por lo que es necesario elaborar una didáctica específica
para cubrir este objetivo. Por lo general, los libros de texto son ricos en actividades textuales,
pero dejan para el final y a la responsabilidad del alumno la actividad sobre el género discur-
sivo, sin ejercitar fases tan importantes como la planificación o la textualización. La evaluación
de los aspectos textuales del escrito tampoco ha sido depurada y con frecuencia queda fuera
del proceso didáctico por lo que el alumno ignora los criterios objetivos desde los cuales se
puede corregir el escrito.
Si analizamos la secuencia que da lugar a un comentario crítico apreciaremos mejor la
complejidad del proceso formativo al que tenemos que hacer frente en los dos cursos de ba-
chillerato y podremos establecer los contenidos y procedimientos que se precisan.
Globalmente considerado, el proceso comienza por la lectura comprensiva de un texto
divulgativo o informativo de actualidad; sigue por el análisis lingüístico y de contenidos del
mismo texto; y concluye con la construcción de un comentario alusivo al texto de partida. Si
lo analizáramos detenidamente y lo comparáramos con la prueba anterior, seríamos algo más
conscientes de la verdadera complejidad de este proceso.
En primer lugar, el cambio de texto a comentar y el esfuerzo que se solicita del alumno
son factores determinantes de todo el proceso en la nueva PAU. Obsérvese que en el ante-
rior modelo se proponía básicamente el análisis lingüístico, retórico e histórico-literario de un
texto, pero no se exigía del lector operación alguna interpretativa o expresiva más allá de la
1 Para la didáctica del comentario crítico se puede consultar el siguiente libro: MARGALEF MARTÍNEZ, Juan Mi-
guel: El comentario crítico de prensa en la PAU. Madrid: Ministerio de Educación. Mediascopio prensa. (https://www.
educacion.gob.es/mediascopio /Guías de lectura/Recursos) (Nota del editor).
139
Consideraciones generales sobre el comentario crítico
2 Para ello recomendamos los talleres de MORENO BAYONA, Víctor (2009): Lectura de prensa y desarrollo de la
competencia lectora. Madrid: Ministerio de Educación, CIDE.
3 En alguna medida solamente porque ni el comentarista puede saber de todo ni los textos divulgativos
exigen grandes conocimientos en la materia.
140
Pruebas de acceso a la Universidad
ello nos limitaremos a señalar algunos aspectos importantes de esta parte del proceso, como
hemos hecho con las fases anteriores.
El primer aspecto en el que el profesor tendrá que ayudar a los alumnos en este capítulo
es en la elaboración del resumen por una parte, que ayuda a objetivar el texto y que puede
ser el párrafo introductorio del comentario personal; y, por otra, en la interpretación y valora-
ción del texto de referencia. Aspectos ambos que los alumnos no están habituados a realizar,
bien porque no se les reclama habitualmente en las tareas escolares, bien porque la expresan
solamente de forma oral, que no es contrastable y evaluable. La opinión expresada por escrito
permite la revisión y el análisis. Por otra parte, el profesor tendrá que corregir la propensión
de ciertos alumnos a obviar el texto y a utilizarlo como pretexto.
En cualquier caso, aunque un debate en clase puede ayudar a fijar la interpretación del
texto, el alumno que se dispone a escribir un comentario necesita fijar personalmente su po-
sición frente al texto porque, de lo contrario, no podrá redactar su comentario. La opinión de
los demás puede ayudarle a observar aspectos que le hayan pasado inadvertidos, pero no le
ayudarán a poner en pie su propio escrito, porque escribir es un ejercicio personal.
Un aspecto muy destacable en esta fase de fijación de la opinión personal es la selección
de los contenidos que formarán parte del comentario que, obviamente, no pueden ser todos
los que han sido observados en el proceso de análisis. Esta selección de contenidos está
también en estrecha relación con el tono del comentario. Y en este sentido hay que recordar
que un comentario crítico personal debe dar cuenta y analizar lo que dice el texto o todo lo
más lo que sugiere o está implícito en él, pero no analizarlo lingüística o estilísticamente. En
consecuencia, el comentarista puede y debe utilizar mecanismos lingüísticos en su discurso
para asegurar la cohesión de su texto, pero no debe comentar los que se utilicen en el texto
analizado. El comentarista está obligado a seleccionar aquellos aspectos que le hayan parecido
más importantes y ordenarlos jerárquicamente siguiendo una pauta que, según el contenido
del texto, será, por lo general, expositiva o argumentativa.
Otro aspecto interesantísimo de la textualización, que suele desconcertar a quien ha es-
crito poco es «que las etapas de planificación, textualización y revisión —según explica Josep
Cuenca— no son independientes, sino que cada una presupone la anterior y puede implicar
en cualquier momento un replanteamiento de las decisiones ya tomadas»4. Lo cual quiere decir
que la construcción de un texto es compleja y que su planificación no deja de ser un proyecto
enmendable a lo largo de la elaboración y de las sucesivas e inevitables revisiones del texto. O
dicho de otra manera: un comentario parte de un esquema inicial pero se construye a medida
que se escribe, se corrige, se enmienda o se amplía el propio texto. Por ello, un elemento
clave de la textualización es la revisión del escrito que depura y concluye el propio texto y con
la cual el redactor debe anticipar la comprensión del lector o la evaluación del profesor en el
proceso de aprendizaje o en la prueba de la PAU.
Los criterios de evaluación son un aspecto importantísimo de la didáctica del comentario
crítico, como elemento de calificación y como recurso didáctico que ayuda al alumno a enfocar
su propio texto.
Los contenidos específicos necesarios para desarrollar la textualización son, en par-
te, los que ya hemos visto en el análisis del discurso, pero sobre todo los que tienen
que ver con la estructura del texto que tiene que producir el alumno: especialmente las
tipologías textuales (expositiva y argumentativa) y las propiedades del texto (adecuación,
4 CUENCA, Josep (2009): «El comentario de textos: planificación, textualización y revisión», Textos, 52, julio,
pp. 42-56.
141
Consideraciones generales sobre el comentario crítico
142
Pruebas de acceso a la Universidad
7. Panorama de la literatura
española
La Edad Media es un largo período histórico que abarca aproximadamente diez siglos.
Comienza en el 476 con la caída del Imperio Romano de Occidente y termina hacia 1453,
fecha en la que confluyen tres hechos históricos importantes: la invención de la imprenta
de caracteres móviles por Gutenberg, el fin de la guerra de los Cien Años y la caída del
Imperio romano de Oriente tras la toma de Constantinopla por los turcos otomanos. En
España se suele situar el final del Medievo en 1492, año en el que coinciden tres acon-
tecimientos decisivos: el descubrimiento de América, la toma de Granada por los Reyes
Católicos (representa el fin de la Reconquista cristiana) y la expulsión de los judíos. Fueron
los humanistas italianos de las últimas décadas del siglo XV los que la llamaron media aetas
en un sentido negativo al considerar que fueron mil años de barbarie e ignorancia entre
dos épocas brillantes de la historia: la Antigüedad grecolatina y el Renacimiento. Habrá
que esperar al siglo XIX para que los románticos descubran el encanto y la importancia de
la época medieval.
La literatura medieval española comprende un período menor de tiempo. Empieza tras
la fragmentación del latín, que fue evolucionando hacia los primitivos romances peninsu-
lares: castellano, catalán, galaico-portugués, astur-leonés, navarroaragonés y mozárabe. El
primer testimonio escrito en romance castellano son las glosas, anotaciones o comentarios
breves que los copistas medievales escribían entre las líneas o en los márgenes de códices
en latín. Ahora bien, las glosas no son literatura. Esta arranca en la península ibérica con
las jarchas (las más antiguas son de los siglos X-XI), breves cancioncillas de tema amoroso
compuestas en mozárabe, dialecto romance hablado por los cristianos que vivían en terri-
torio árabe. El final de la Edad Media literaria en España se cierra con La Celestina (1499).
Entre ambos hitos se desarrolla una diversa y rica producción literaria que abordamos a
continuación.
143
Panorama de la literatura española
ejerce con su fuerza política y militar el poder sobre sus vasallos, a los que protege y
cede tierras a cambio de tributos, se vinculan los poemas épicos o cantares de gesta,
esto es, narraciones en verso de las hazañas de héroes que pertenecen a este estrato
social; con el clero, única clase instruida y difusora de los valores religiosos y tradiciona-
les, se relaciona el llamado mester de clerecía, escuela poética de carácter culto; con el
pueblo llano (campesinos, siervos, artesanos, burgueses), que eran los que trabajaban
y pagaban tributos, se asocian las composiciones de la primitiva lírica tradicional y oral
(jarchas mozárabes, cantigas de amigo galaicoportuguesas, villancicos castellanos), los
romances y las leyendas.
Los poemas épicos, las gestas de los héroes de la Reconquista, las leyendas, las canciones
líricas o las novedades de pueblos lejanos eran difundidos por los juglares, artistas ambulantes
que en los siglos medievales animaban las estancias de los castillos, los atrios de las iglesias y
las plazas de los pueblos. En las fiestas, en las romerías, en la corte de los reyes, en los salones
de los nobles, en las diversiones del pueblo llano, los juglares se ganaban la vida entreteniendo
a los nobles guerreros y a los más humildes con literatura, con música, con juegos circenses.
Tanto los juglares épicos, que recitaban de memoria los cantares de gesta y los romances,
como los juglares líricos, que cantaban coplas, serranillas o composiciones compuestas por
ellos mismos o por trovadores, se engloban en la escuela poética de carácter popular conocida
como mester de juglaría.
Otra escuela poética nace y se desarrolla en la Edad Media durante los siglos XIII (com-
posiciones de Berceo, Libro de Alexandre, Libro de Apolonio...) y XIV (Libro de buen amor): el
mester de clerecía. Sus autores son clérigos que escriben preferentemente sobre temas reli-
giosos y morales con una finalidad didáctica y un lenguaje más cuidado que el de los juglares.
La estrofa principal de sus composiciones es la cuaderna vía, formada por catorce sílabas de
cuatro versos con la misma rima consonante. Las nuevas aportaciones de esta escuela poética
obedecen a que los clérigos (en esta época se entendía por tal a los sabios o letrados, sean o
no eclesiásticos) eran hombres cultos que se basaban en fuentes escritas en latín para crear sus
obras, que luego serán leídas ante un auditorio (a diferencia de los juglares, que las cantaban
o recitaban). Su objetivo era avivar y mantener la fe, pero sin olvidar que han de entretener
también al público que escucha.
144
Pruebas de acceso a la Universidad
La obra literaria más antigua que se conserva en lengua castellana es el Cantar de Mio
Cid. Su redacción se suele situar aproximadamente entre 1140 y 1200. En este cantar de
gesta se narran en verso las hazañas del Cid, héroe legendario de la Reconquista española
que luchó contra los árabes y murió en 1099. Pero el poema no es una biografía fiel, sino
una recreación literaria cuyo tema principal, más que las hazañas o la guerra, es la pérdida y
recuperación de su honor (entendido como posición o rango social).
El argumento ha sido dividido tradicionalmente en tres partes o cantares. Comienza
con el injusto destierro del Cid Campeador por orden del rey Alfonso VI. Tras salir de
Burgos con un grupo de fieles vasallos y dejar a su mujer e hijas en un monasterio, va ven-
ciendo a tropas árabes en diferentes escaramuzas y batallas hasta que conquista Valencia.
Tras la toma de esta ciudad, el rey perdona al Cid y deja que su familia se reúna con él. El
monarca, poco después, propone al héroe que sus hijas, doña Elvira y doña Sol, se casen
con los infantes de Carrión, que las han pedido en matrimonio, pero no por amor, sino para
beneficiarse de la riqueza del conquistador de Valencia. Tras celebrarse las bodas en dicha
ciudad, los infantes se muestran cobardes en varios incidentes, lo que provoca la burla de
la gente del Cid; ofendidos y avergonzados, piden permiso para marcharse con sus esposas
a visitar sus tierras en Castilla. Deseosos de vengarse de su suegro, en un robledal azotan
a las hijas del Cid y las abandonan dándolas por muertas. Nuevamente el Cid pierde la
honra. Pide justicia al rey Alfonso, que convoca cortes en Toledo. El Campeador exige un
combate entre dos de sus hombres y los infantes. En el desafío, los infantes son vencidos y
son declarados públicamente traidores. El Cid recupera por segunda vez la honra perdida.
El poema termina con el anuncio de una nuevas bodas de las hijas del Cid con los Infantes
de Navarra y Aragón.
Los éxitos del Cid se basan no solo en su cualidades como guerrero (valentía, estra-
tegia militar, dotes para arengar a la tropa), sino también en sus valores morales: lealtad
y fidelidad al rey (a pesar de que lo ha desterrado injustamente), generosidad (con el rey,
con su tropa, incluso con un enemigo como el conde de Barcelona, al que vence en una
batalla, apresa y deja libre), mesura o dominio de sí (jamás, a diferencia de otros héroes
épicos, se deja llevar por la cólera), caridad... En la obra se resalta su humanidad, su
sentimentalismo, su compasión (por ejemplo, llora y se enternece sin reparo cuando se
despide de sus hijas al salir desterrado de Castilla y tener que dejarlas en un monasterio).
No es extraño que algún crítico haya afirmado que, más que la honra, la idea directriz del
poema es el paternal amor del héroe, que está obsesionado por la suerte matrimonial de
sus hijas. Hay que mencionar también otro tema importante del libro: la superioridad de
los valores de la baja nobleza representados en el Cid (es un «infanzón», o sea, está en
la escala baja de la aristocracia) frente a la alta nobleza castellana (los «ricoshombres»,
condes, gobernadores de los condados y otras dignidades de alto linaje), parte de la cual
lo ha calumniado ante el rey para que lo destierre. El Cid consigue ascender socialmente,
pues casa a sus hijas con personajes de la alta nobleza: primero con unos infantes (el Cid
siente repugnancia cuando se lo propone el rey, pero acepta por obediencia) y luego con
los príncipes de dos reinos.
Gracias a las crónicas medievales, en las que se incluyeron prosificados, se sabe que
existieron muchos cantares de gesta castellanos (Cantar de los siete infantes de Lara, Cantar
de Fernán González...), pero únicamente se han conservado —además del Cantar de Mio
145
Panorama de la literatura española
Cid— los dos siguientes: unos cien versos del Cantar de Roncesvalles y otro poema íntegro
de fecha más tardía (mitad del XIV) titulado las Mocedades de Rodrigo, que narra episodios
de la juventud del Cid.
La máxima expresión de esta escuela es la obra literaria del primer poeta castellano de
nombre conocido, Gonzalo de Berceo, clérigo secular del monasterio benedictino de San Mi-
llán de la Cogolla, autor de nueve obras (vidas de santos, tratados doctrinales y composiciones
marianas). Su creación más importante es Los milagros de Nuestra Señora (hacia 1260), un
conjunto de veinticinco narraciones en las que la Virgen salva de la muerte o la condenación
eterna a sus devotos. Casi todos los milagros (El clérigo y la flor, El ladrón devoto, El labrador
avaro, etc.) repiten la misma estructura: exposición de la vida normal del protagonista, inter-
vención externa negativa (del diablo o por una mala elección del protagonista en base al libre
albedrío), alejamiento de Dios, intercesión de la Virgen (a veces a través de santos o ángeles)
y vuelta a la situación inicial tras la reparación del pecado. Uno de los milagros más interesan-
tes y complejos es el titulado Milagro de Teófilo, que trata el tema del pacto con el diablo,
tópico recurrente en la literatura universal (su máxima expresión es el Fausto de Goethe del
siglo XIX). Tras ser apartado de su antiguo puesto como ayudante del obispo, Teófilo acude
a un mediador, un “mal judío” (demonización racial-religiosa por parte del autor) para que le
aconseje sobre su problema. El judío lo lleva ante su jefe, el diablo, que le hace firmar una carta
en la que renuncia a Dios y a la Virgen. Al día siguiente, Teófilo recupera su antiguo puesto.
Poco después se da cuenta de su error y le ruega devotamente a la Virgen que lo perdone.
Tras cuarenta días de penitencia y arrepentimiento sincero, la Virgen se le aparece y le entrega
la carta que había firmado con el demonio. Teófilo se lo confiesa al obispo, que lo cuenta en
la parroquia y quema la carta. Tras pedir perdón a todos y repartir sus bienes entre los más
pobres, Teófilo muere y va al cielo.
La prosa literaria castellana tiene como gran impulsor al rey Alfonso X el Sabio (1221-
1284). Creó grupos de traductores y amanuenses (los «talleres alfonsíes», descendientes de la
escuela de traductores de Toledo) que elaboraron, bajo su dirección y supervisión, numerosas
obras (Estoria de España, General estoria, Libro de ajedrez, dados e tablas, etc.). Una de las
más relevantes es Las Siete Partidas, el códice legislativo más importante del período medie-
val. Gracias a su labor, la prosa castellana se afianzó como vehículo de cultura y alcanzó la plena
dignificación literaria. En lengua gallega compuso las Cantigas de Santa María, un conjunto de
cuatrocientos poemas en los que elogia a la Virgen.
Teatro
146
Pruebas de acceso a la Universidad
SIGLO XIV
Este siglo presenta caracteres que lo diferencian de los anteriores. Es una época de
confusión: entra en crisis el sistema feudal, la Reconquista ha superado sus momentos más
difíciles, surge una nueva clase burguesa… Los trastornos son más graves en la segunda mitad
de siglo: peste negra, hambrunas y depresión económica, luchas civiles en nuestro territorio
entre la nobleza y la monarquía por el poder político y socia, etc. Ante este panorama no sor-
prende que se produjera una fuerte renovación en la literatura. El decaimiento de los cantares
de gesta dará lugar, en la tradición oral, a la aparición de los romances, que se popularizarán
plenamente en el siglo XV. Comienzan a aflorar obras que, con un tono realista y satírico, tratan
temas próximos a la naciente burguesía como la preeminencia del dinero (que está por encima
del esfuerzo heroico), el goce sensual y alegre de la vida o la consideración de la astucia como
valor fundamental (más importante que las virtudes morales). No obstante, sigue teniendo un
gran cultivo la poesía clerical de tono didáctico-moral con una visión severa de la vida.
Frente a la anonimia de los siglos anteriores, en el siglo XIV aparecen vigorosas persona-
lidades que dotan a sus creaciones de un estilo personal: Hita, don Juan Manuel y el canciller
de Ayala.
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, escribe entre 1330 y 1340 la obra cumbre del mester
de clerecía: el Libro de buen amor. En él se narran numerosas aventuras amorosas entre las
que se insertan fábulas, digresiones morales ascéticas y satíricas, relatos alegóricos, plegarias
a Dios y a la Virgen… La obra expresa desde el principio una intención didáctico-moral: hay
que corregir los vicios y pecados humanos, en especial la perdición que provoca el «loco
amor» entre hombres y mujeres. Pero en muchas ocasiones parece que incita al disfrute del
placer amoroso. De hecho, se dan consejos para conseguir a una mujer y ya en una de las
primeras estrofas del libro se afirma que dos cosas son esenciales en la vida: la comida («la
mantenencia») y la relación hombre-mujer («aver juntamiento con fenbra plazentera»). No es
extraño, pues, que muchos críticos discutan el posible carácter didáctico. Algunos conside-
ran que es más cínico que moralista, más hipócrita que piadoso. El autor advierte contra el
pecado, pero a la vez parece un manual sobre cómo pecar. La ambigüedad alcanza al mismo
título del libro, «buen amor», que a veces significa amor a Dios, pero en otras ocasiones se
puede interpretar como habilidad para seducir a las mujeres. No hay que olvidar que el libro
es una autobiografía ficticia en la que el Arcipreste no solo se ríe de muchas costumbres de
la época, sino también de sí mismo. Hay ironía y sátira (destaca la que se hace del dinero,
cuyo poder todo lo iguala), pero sobre todo está presidido por el humor y el vitalismo, el
amor a los placeres de la vida y a la sensualidad (el episodio erótico entre doña Endrina y
don Melón es el más claro ejemplo). La intensa alegría de vivir solo se teñirá de amargura
y desesperación al morir Trotaconventos (precedente de la Celestina), una vieja alcahueta
que había ayudado al protagonista en algunas de sus conquistas amorosas. El libro se aleja,
por primera vez en la literatura castellana, de la típica concepción de la vida según el pen-
samiento medieval anterior: la vida es un valle de lágrimas, un tránsito pasajero y doloroso
hasta la muerte, momento en el que por tus buenas obras alcanzarás el Paraíso. Ahora la
147
Panorama de la literatura española
muerte ya no es liberadora, sino dolorosa y horrible («enemiga del mundo, a ti nada hay
semejante / de tu recuerdo amargo, nadie hay que no se espante»). En fin, la intención del
libro es ambigua. El Arcipreste es capaz de amonestar severamente todo lo que se aparta
de la moral cristiana, pero al poco se olvida y se sitúa en el terreno de la desenfadada y
vitalista mentalidad burguesa.
Con el infante don Juan Manuel, sobrino de Alfonso X el Sabio, la prosa medieval
castellana adquiere su máxima madurez. En él se conjugan perfectamente las armas (inter-
vino en varios conflictos bélicos defendiendo sus posesiones en Elche, Murcia, Cartagena)
con las letras. Es un aristócrata culto, amante del saber, del que dice que es «la mejor cosa
que el omne puede aver». Gozó de gran prestigio entre el público nobiliario y muestra sin
reparo su preocupación por incrementar su «onra» (honra, fama, orgullo) y sus «faziendas»
(posesiones). La crítica lo considera el primer escritor de la literatura castellana que tiene
una clara conciencia de su oficio y de su autoría. Frente a los juglares u otros autores como
el Arcipreste de Hita, que se esconden en el anonimato y entregan sus obras al pueblo sin
importarles que otros las recreen o manipulen, él es el primero que defiende los derechos
de la propiedad intelectual y literaria. Se siente responsable de la transmisión textual de
sus escritos por lo que teme que los copistas puedan alterar su escrito. De su numerosa
producción prosística destacaremos el Libro de los estados, un tratado didáctico, y El
conde Lucanor, libro de cuentos con una clara intención moralizante. En el primero traza
las características de cómo debe ser la sociedad ideal. Afirma que cada hombre debe ser
valorado según sus acciones y no su linaje; ahora bien, está en contra de la movilidad
social entre estados, sobre todo la que empieza a permitir en esta época el dinero. Nadie
se puede salvar si no es dentro de su estamento. El conde Lucanor o Libro de Patronio,
uno de los clásicos de la literatura castellana, es un conjunto de cincuenta y un cuentos
con una misma estructura: el joven conde Lucanor expone a su tutor Patronio un dilema o
una duda relacionada con algún problema de su vida cotidiana; a continuación, Patronio le
responde a través de un cuento, fábula o ejemplo protagonizado por hombres, animales
o entidades personificadas; al final, el conde extrae la enseñanza aplicable al problema de
tipo práctico planteado y se termina con una moraleja. Como en casi todos sus libros, Juan
Manuel enseña y entretiene. La mayor parte de los ejemplos procede de diversas fuentes:
cuentos y fábulas orientales, clásicos grecolatinos, tradición bíblica, crónicas, relatos ora-
les... El autor los recrea y da una nueva dimensión a cada tema, revistiéndolos de obser-
vaciones particulares, rasgos y detalles de su propia cosecha, introduciendo aspectos de
la vida diaria, etc. Imprime su sello personal y eleva a categoría artística la pura didáctica
o intención moralizante.
El tercer gran autor de este siglo es el canciller Pedro López de Ayala. Su Rimado
de Palacio, una de las últimas obras del mester de clerecía, es una sátira amarga contra
los vicios de la época. Le indignan los defectos de sus contemporáneos, a los que cen-
sura severamente. Trata de buscar las razones de la crisis que sacude a la sociedad del
siglo XIV: nacimiento del espíritu individual, influencia creciente de la burguesía, gusto
por el lujo y las costumbres caballerescas, inicio del resquebrajamiento de los rígidos
estamentos sociales, clérigos de vida poco ejemplar... Achacó parte de la culpa de la
crisis del XIV a los judíos, con lo que se convierte en uno de los primeros antisemitas de
la literatura castellana.
148
Pruebas de acceso a la Universidad
La crisis del sistema de valores iniciada en el siglo anterior se agudiza a la par que las
tensiones políticas y sociales (enfrentamientos entre nobleza y rey, guerras dinásticas entre
castellanos y aragoneses, epidemias, economía en declive, ruptura de la convivencia entre
judíos, árabes y cristianos...). Poco a poco se va disgregando el mundo medieval. El antiguo
teocentrismo es sustituido por la exaltación de los valores individuales. En estos cambios influ-
ye mucho el peso cada vez más creciente de la burguesía (comerciantes, mercaderes) con su
aprecio por valores mundanos (bienestar material, ansia de riquezas) y la entrada paulatina de
las ideas humanistas, cuya plenitud tendrá lugar un siglo después.
Son numerosos, asimismo, los cambios que se observan en la literatura: pérdida de la
anonimia, alejamiento del didactismo, influencia del humanismo tanto en la prosa como en el
teatro, desarrollo de la prosa novelesca (libros de caballería, novelas sentimentales) y aparición
de diversos movimientos literarios.
Hasta el siglo XIV, en Castilla, la lengua de prestigio para la expresión de la lírica era el
galaico-portugués, mientras que en zonas catalanas se usaba el provenzal. Será en el siglo XV
cuando se impondrá el castellano como vehículo expresivo de la lírica.
Los poetas líricos cultos que escriben en castellano suelen ser cortesanos que continúan
los tópicos del amor cortés, una filosofía del amor que nace en la Provenza francesa en el siglo
XI de la mano de los trovadores. En esta poesía se considera que la dama es un ser superior
e ideal, compendio de perfecciones físicas y morales (belleza, honestidad...), a quien el poeta
rinde total sumisión. El desdén de la amada, que suele ser una mujer casada con algún noble
o señor feudal, le provoca un insufrible dolor, pero no puede dejar de amarla.
El Marqués de Santillana, nombre por el que es conocido Iñigo López de Mendoza,
representa al aristócrata poderoso, militar y humanista. Admira y trata de asimilar a Dante y
Petrarca. Es el primero que escribe en castellano sonetos, forma poética culta de origen ita-
liano compuesta por catorce versos de once sílabas. Más que por sus Sonetos fechos al itálico
modo, es recordado por sus serranillas, composiciones de tipo popular en las que narra en
verso el encuentro amoroso de un caballero con mujeres que viven en la montaña.
La composición más notable de Juan de Mena, poeta de la corte de Juan II y muy en
contacto con la literatura italiana, es el Laberinto de Fortuna, poema alegórico que consta
de casi trescientas coplas de arte mayor. Gira en torno al tópico medieval de la fortuna, una
fuerza poderosa y cambiante a la que está sometido el ser humano. Este tópico sirve para
reflexionar sobre el sentido de la vida en un siglo en el que el hombre vive grandes vaive-
nes en la política y en la sociedad. Aunque critica la desorganización política de su tiempo,
la corrupción moral y la decadencia social, el poema muestra un hondo patriotismo y un
esfuerzo por alcanzar la unidad nacional, que él ve encarnada en el rey Juan II de Castilla.
El poeta más célebre de esta época es Jorge Manrique. Aunque escribió poemas in-
cluidos en cancioneros, su obra Coplas a la muerte de su padre representa la cumbre de la
poesía medieval. Comienza exhortándonos a que tomemos conciencia de la fugacidad de la
vida y la caducidad de todo lo terreno. La muerte lo preside todo, la vida es un río cuyo único
149
Panorama de la literatura española
destino es el mar de la muerte; ahora bien, nos dice Manrique, la vida tiene un sentido: es el
camino que nos lleva a la vida eterna. La salvación depende de que hayamos perfeccionado
nuestra alma con la práctica de las virtudes. El problema es que el hombre lo olvida y vive de
modo inconsciente al ser fácilmente seducido por las trampas del mundo: el poder, la riqueza,
la fama, la hermosura y esbeltez del cuerpo... Todo ello es inestable y caduco («verduras de
las eras»), como lo demuestra la vida y destino de muchos reyes y nobles. ¿Qué deberíamos
hacer? Emplearnos en el cuidado del alma con el mismo empeño que nos dedicamos al cui-
dado del cuerpo. Tras todas estas reflexiones, Manrique traza en la tercera parte del poema el
elogio de su padre, ejemplo de perfecto caballero (amable en el trato, valiente en el comba-
te...). La muerte lo visita y le presenta la vida eterna como el inicio de una nueva etapa llena
de felicidad que él, sin protesta ni rechazo, acepta, pues sus virtudes en vida le han abierto
las puertas de la gloria eterna. Así como la vida de su padre fue ejemplar, el momento de su
muerte se convierte en digno ejemplo de buen morir. El éxito de esta elegía fue inmediato.
Con sus apenas quinientos versos, el poema se convirtió pronto en uno de los grandes clásicos
de la literatura española.
La poesía épica había entrado en decadencia en el siglo XIV. De los cantares de gesta solo
se conservan en la memoria popular algunos episodios. De esos breves fragmentos desgaja-
dos de los antiguos cantares nacen los primeros romances. Ya en el siglo XV adquieren vida
independiente y potente originalidad, ampliando tonos y temas (históricos, legendarios, líricos,
novelescos…). Los romances que desde el XIV y durante todo el siglo XV produjo la inspiración
popular por transmisión oral son llamados «viejos» para diferenciarlos de los «romances nue-
vos», que serán los cultivados por escritores cultos desde el siglo XVI hasta la actualidad. Los
romances viejos están formados por una serie indefinida de octosílabos con rima asonante en
los versos pares y con los impares sueltos. Han sido clasificados en épicos o heroicos (episodios
del Cid y otros héroes nacionales o extranjeros), noticieros (recogen noticias históricas cercanas
a la composición del romance), novelescos o juglarescos (narran historias de amor) y fronterizos
(narran sucesos ocurridos en la frontera con los territorios musulmanes). Los romances viejos
son producto de una larga colectividad anónima, que los modifica y diversifica en numerosas
variantes, generación tras generación, según los gustos de la comunidad (o los fallos de su
memoria). No es raro que algunos romances (el de Gerineldo, por ejemplo) tengan centenares
de versiones. Los románticos alemanes del XIX vieron en los romances castellanos un espejo
perfecto que reflejaba la esencia y el genuino sentir de una comunidad.
En varios cancioneros del siglo XV se recoge otro tipo de composición de carácter oral
y tradicional: el villancico. Su nombre tiene su origen en que eran composiciones de tipo
popular cantadas por los villanos o habitantes de las villas (campesinos u otros habitantes
del medio rural). Al principio eran de tema amoroso: una muchacha que se queja ante su
madre de su amado (como dijimos arriba, están emparentadas con las jarchas y las cancio-
nes de amigo). Formalmente, presenta una estructura similar al zéjel mozárabe, que estaba
formado por un estribillo, una mudanza y un verso de vuelta. Poco a poco se amplía la te-
mática profana (encuentro amoroso al alba, tema de la mujer morena, la malcasada, fiestas
de San Juan...), pero más tarde se centran en la temática religiosa (Navidad, Epifanía, santos
locales...), ya que hacia el siglo XVI las autoridades religiosas empiezan a introducirlos en la
liturgia religiosa como modo de acercar al pueblo a los misterios de la fe católica. Si bien
150
Pruebas de acceso a la Universidad
son conocidos gracias a que los fijaron por escrito músicos y poetas del siglo XV, se sabe por
ciertas crónicas que fueron cantados por el pueblo ya en el siglo XIII.
Prosa
La prosa del siglo XV se enriquece con nuevos géneros literarios. Proliferan las crónicas
que giran en torno a figuras individuales (siguiendo el modelo del canciller López de Ayala).
Surgen las primeras biografías (fruto del interés humanista por el hombre particular) y los pri-
meros libros de viajes (responde a la curiosidad de la época por conocer otras regiones del
mundo). En la prosa didáctica cabe citar a Alfonso Martínez de Toledo, más conocido como
Arcipreste de Talavera. Escribe en 1438 El Corbacho, subtitulado Reprobación del amor mun-
dano, obra que desarrolla doctrinas antifeministas y misóginas. El autor ataca la idealización de
la mujer, rasgo típico de la poesía del amor cortés. Para él, la mujer no es una diosa, sino una
diablesa que encarna todas las maldades que le sobrevienen al hombre. Afirma que seguir a
la mujer es caer en las terribles consecuencias que para el alma y el cuerpo acarrea el «loco
amor» o amor mundano; la salvación y la sabiduría están en el amor divino.
En la prosa de ficción se desarrollan dos nuevos géneros: los libros de caballerías y las
novelas sentimentales. En estas, aunque es constante la idealización de la mujer, el género
femenino suele aparecer cruel ante las intenciones del amador, que, sin embargo, siempre
se muestra sumiso y al servicio de los caprichos de su amada. Muchas novelas sentimentales
acaban en el suicidio del enamorado por el rechazo de la dama o por cuestiones de honor. La
novela sentimental más importante y de mayor éxito en su tiempo es Cárcel de amor (1492),
de Diego de San Pedro.
Por último, hay que destacar la publicación, en 1492, de la primera Gramática de la len-
gua castellana, de Elio Antonio de Nebrija, pionero en la defensa de las lenguas vernáculas,
que por entonces se llamaban «lenguas vulgares, y figura cumbre del humanismo español. En
1495 publica el primer diccionario de nuestro idioma.
Teatro: La Celestina
La Celestina es la obra más significativa del teatro del siglo XV, y uno de los mejores lo-
gros de la literatura española. En 1499 aparece la primera versión de la obra, en dieciséis actos,
titulada Comedia de Calisto y Melibea; en 1502 se publica la edición definitiva, en veintiún
actos, con el título de Tragicomedia de Calisto y Melibea. Es atribuida casi en su totalidad a
Fernando de Rojas.
El argumento es sencillo. Calisto se enamora de Melibea un día que entra en su jardín
persiguiendo un halcón. Al principio ella lo rechaza. Aconsejado por uno de sus criados, usa
los servicios de la vieja alcahueta Celestina para conquistarla. Gracias a su astucia, Celestina
consigue que la muchacha se cite con Calisto, del que pronto se enamora. Tras el encuentro,
los dos criados de Calisto pretenden que Celestina comparta con ellos un cordón de oro que
le ha regalado su señor. Ella se niega y la asesinan. La justicia los apresa y los ejecuta. Poco
tiempo después, Calisto, al tratar de defender a sus nuevos sirvientes de un peligro inexistente,
resbala al saltar la tapia del jardín y muere. Melibea, desesperada, se suicida. La obra acaba
con el llanto angustioso de su padre.
El autor afirma en el prólogo que la intención de la obra es criticar los actos irres-
ponsables e irracionales del «loco amor». Esa pasión amorosa desbordada que les lleva
151
Panorama de la literatura española
a buscar el goce sexual conduce a los amantes a la desgracia, del mismo modo que la
avaricia de la Celestina y los dos criados los ha precipitado a la muerte. La vieja relación
feudal entre señores y amos, basada en el respeto y el servicio fiel, ha desaparecido por
completo. La actitud codiciosa de los criados anuncia así la transición que se da hacia el
capitalismo, que nace en el siglo XVI. Su materialismo refleja también un mundo carente de
valores morales y de relaciones humanas auténticas y desinteresadas. La idea que atraviesa
todo el libro, desde el prólogo hasta el final, es que la vida es una batalla continua (criado
contra señores, jóvenes contra viejos, el bien contra el mal, la verdad contra la mentira...),
una «guerra de todos contra todos». El viejo feudalismo que organizaba las relaciones y los
valores ha desaparecido para siempre, pero Rojas tampoco cree en los nuevos valores de la
burguesía y el incipiente capitalismo (dinero, provecho personal, individualismo, egoísmo,
engaño, codicia, avaricia).
La vieja Celestina ha pasado a la historia de la literatura como el arquetipo de la alcahueta,
del mismo modo que don Juan es el seductor irresistible y don Quijote representa el idealista
que lucha por cambiar el mundo. Además de alcahueta, Celestina ejerce en la obra muchos
oficios (hechicera, lavandera, perfumera, dueña de un burdel...). El personaje destaca por su
conocimiento del alma humana, su astucia, su inteligencia y, sobre todo, su arte en el dominio
de engañar a través de la palabra... Domina psicológicamente a los demás, pero su codicia
(confiesa que su objetivo es obtener dinero para garantizarse una vejez segura) le costará la
vida.
Características generales
152
Pruebas de acceso a la Universidad
En literatura, se denomina «Siglos de Oro» a la época en que las letras españolas alcan-
zaron su mayor esplendor, su edad dorada, con escritores como Garcilaso de la Vega, fray
Luis de León, san Juan de la Cruz, Cervantes, Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Tirso de
Molina o Calderón. El siglo XVI renacentista constituye el primer Siglo de Oro; el XVII, con
el Barroco, el segundo. Otros críticos prefieren utilizar la expresión «Siglo de Oro», en sin-
gular. Algunos incorporan el Manierismo como movimiento intermedio entre Renacimiento y
Barroco. Independientemente de la preferencia por el término en singular o en plural, suele
haber unanimidad en aceptar que la edad de oro de las letras castellanas abarca, aproxi-
madamente, desde la redacción de las obras de Garcilaso de la Vega (hacia 1530) hasta la
muerte de Calderón (1681).
Hemos de tener en cuenta que el Renacimiento no es totalmente homogéneo en nuestro
país. Se suelen distinguir dos etapas:
a) Primer Renacimiento. Coincide con el reinado de Carlos I (1516-1556) y se caracteriza
por reflejar las tendencias estéticas (poesía italianizante, petrarquismo) e ideológicas
(erasmismo, neoplatonismo) que se desarrollan en Europa. El máximo representante
de este período es Garcilaso de la Vega. La publicación del Lazarillo actuaría de eje
divisorio entre las dos etapas.
b) Segundo Renacimiento. Coincide con el reinado Felipe II (1556-1598). España, que
153
Panorama de la literatura española
Características generales
Garcilaso de la Vega
Nació en una noble familia toledana, fue cortesano, servidor de Carlos V y soldado. Se
casó en 1525 con Elena de Zúñiga, pero a ella no le dedicará ni uno solo de sus versos. Las re-
ferencias amorosas presentes en su producción, compuesta por tres églogas, cinco canciones,
dos elegías, una epístola (dirigida a su amigo Boscán) y casi cuarenta sonetos, están dedicadas
a Isabel Freyre, dama portuguesa de la que se enamora profundamente. Otro hecho vital im-
portante para su actividad literaria fue su estancia en Nápoles por un tiempo tras haber sido
desterrado por el rey. Allí se empapa del humanismo italiano, hace amistad con escritores y
estudia a los clásicos. Morirá en 1536 tras el asalto a una fortaleza francesa.
Garcilaso conseguirá la asimilación total de la poesía renacentista italiana y su adapta-
ción al castellano. Curiosamente, su relación amorosa con Isabel Freyre presenta similitudes
con la de Petrarca: ambos sufren por amor, primero porque sus amadas no les corresponden,
154
Pruebas de acceso a la Universidad
después porque estas mueren. Las tres églogas, que representan la perfección de su poesía,
manifiestan poderosamente su drama pasional. Toda su historia de amor con Isabel (desdén,
muerte) se refleja en la Égloga I. Garcilaso se desdobla en dos pastores idealizados: Salicio,
que encarna el dolor por el rechazo y la infidelidad de su amada, enamorada de otro; y Ne-
moroso, que llora melancólicamente la muerte de Elisa. Sin renunciar a las convenciones y
artificios de la tradición literaria, el poeta une armónicamente perfección formal y sentimien-
to, literatura y vida. La Égloga II se centra en las desventuras amorosas del pastor Albanio y
en el elogio épico de la casa de Alba en boca de Nemoroso. La Égloga III, la más extensa
con casi mil novecientos versos, es la de mayor perfección estilística. Describe el bucólico
paisaje del Tajo, bellamente idealizado, al que acuden cuatro ninfas. Las tres primeras bordan
en sus tapices tragedias mitológicas; la cuarta representa la muerte de una compañera, Elisa
(representa a Isabel Freyre). Al atardecer, cuando las cuatro ninfas se retiran, dos pastores
hablan de sus amadas: Tirreno es feliz porque es correspondido, pero Alcino se queja por
el enfado de su enamorada.
Aunque sus sonetos son desiguales, algunos representan lo más perfecto de Garcilaso.
Los temas más frecuentes, siguiendo las convenciones amorosas, suelen ser la queja y el dolor
del amante por el desdén de la amada («Oh dulces prendas por mí mal halladas...»). Uno de
los más famosos y bellos es el XXV («En tanto que de rosa y azucena...»), donde recrea el
tópico del carpe diem (que significa «aprovecha el día» o «vive el momento») y hace un retra-
to poético de la dama (descriptio puellae) según los cánones estéticos establecidos: cabello
rubio, frente blanca, mejillas sonrosadas, labios rojos, cuello erguido... Todo ello a través de
metáforas en las que se relaciona cada elemento del cuerpo con un elemento de la naturaleza
(por supuesto, la dama es más bella que el elemento natural comparado).
Otros poetas
Durante lo que se ha llamado Segundo Renacimiento (en la segunda mitad del siglo XVI)
surgen dos corrientes poéticas dentro de la literatura religiosa: la ascética y la mística. La pri-
mera busca la elevación y purificación del alma por medio de oraciones, sacrificios, penitencias,
renuncias a las pasiones, placeres y comodidades... La mística parte en su fase inicial de la
ascética, pero supone un nivel superior: la unión del alma con Dios. Mientras que la perfección
moral propugnada por el ascetismo depende de la propia voluntad, del esfuerzo individual, la
fusión del místico con la divinidad nunca puede ser alcanzada por la voluntad humana, única-
mente Dios la otorga a unos pocos escogidos.
Vamos a detenernos en fray Luis de León, escritor más representativo de la ascética, y san
Juan de la Cruz, una de las cimas de poesía mística española y universal.
155
Panorama de la literatura española
La producción lírica de este fraile carmelita, considerado una de las figuras cimeras de
la literatura universal, es breve pero posee una extraordinaria intensidad expresiva. Sus tres
poemas místicos tratan de describir la experiencia inefable de la unión con Dios: Noche oscura
del alma, Cántico espiritual y Llama de amor viva. Ante la dificultad de expresar con palabras
dicha fusión («un no se qué que queda balbuciendo»), usa numerosos símbolos e imágenes: «la
casa sosegada» es el orden en su vida; el «viaje» es el camino que debe seguir el alma hacia
el interior de sí mima; la «noche» es el abandono de las cosas mundanas, etc. Sus imágenes,
de un alto contenido erótico (su poesía mística ha sido clasificada como «poesía erótica a lo
divino»), provienen del Cantar de los Cantares y de la poesía amatoria profana. Como dijo Dá-
maso Alonso, «lo que hace San Juan es trocar en divina la temática amorosa de sus fuentes».
Santa Teresa usa los metros tradicionales para escribir tanto poemas místicos como otros
en los que el objetivo es de tipo pedagógico, como Caminaremos para el cielo (dirigido a sus
156
Pruebas de acceso a la Universidad
hermanas carmelitas). Suele recurrir, para expresar con palabras la relación mística entre su
alma y Dios, a la unión y fusión de términos desiguales: vivir-morir, padecer-gozar, flaqueza-
fortaleza, riqueza-pobreza. Su poema más conocido es el que comienza así: «Vivo sin vivir en
mí / y tan alta vida espero / que muero porque no muero».
Los distintos géneros en prosa también experimentaron un gran auge durante el Renaci-
miento. El desarrollo de la imprenta incrementó la demanda de libros de entretenimiento. A
lo largo del XVI es enorme la cantidad de autores que escriben novelas de evasión de carácter
idealista con la única finalidad de entretener.
Una de las más interesantes y famosas obras de la prosa novelesca de tipo idealista es
el Amadís de Gaula. Fue publicada en 1508 por Garci Rodríguez de Montalvo, que refundió
un texto más extenso escrito en el siglo XIV. La obra, que tuvo gran éxito en toda Europa y
una gran cantidad de continuadores, está protagonizada por un héroe invencible con una con-
cepción del amor cercana al neoplatonismo. Gracias al Amadís y otras libros de caballerías se
forjó el arquetipo del caballero andante: es hijo de reyes o príncipes, está enamorado de una
dama de noble origen a la que le guarda absoluta fidelidad, sus cualidades físicas y morales
son excepcionales (fuerza, hermosura, valentía, nobleza), jamás es vencido en su lucha contra
otros caballeros o fuerzas malignas (gigantes, fieras, monstruos, encantadores), lleva una vida
itinerante acompañado de un escudero… El amor a su dama es el motor que lo mueve a la
aventura y su ideal es la justicia.
Lazarillo de Tormes
157
Panorama de la literatura española
pregonero de vinos en Toledo y criado de un arcipreste que lo casa con una de sus criadas. Le
es indiferente los rumores sobre la infidelidad de su mujer, pues la protección del arcipreste le
permite vivir el resto de su vida de una manera cómoda tras haber pasado tantas penalidades
desde que su madre lo deja, solo y desamparado, al servicio de su primer amo.
A diferencia de los distintos géneros de novelas idealistas, aparecen muchos datos toma-
dos directamente de la realidad, como lugares y referencias geográficas diversas, personajes
de la sociedad española del momento, referencias históricas concretas... Esta novela significa
el punto de partida de la novela realista y el primer paso hacia la novela moderna. Se ha
destacado que, a diferencia también de las narraciones de la época de carácter idealista, el
protagonista se va haciendo y cambiando según va viendo experiencias. No es un ser inmuta-
ble, sus vivencias condicionan su comportamiento posterior y forman su personalidad. Es una
novela de aprendizaje en la que se aprecia una evolución psicológica.
En verdad, la visión crítica se extiende a toda la sociedad. No solo el clero, también que-
dan malparados los representantes de las otras clases sociales: desde el más plebeyo (el ciego)
hasta el que representa la nobleza baja (el hidalgo hipócrita y vanidoso). El libro aparenta ser
una novela divertida e intrascendente, pero a la vez puede entenderse como un libro profundo
y comprometido con la realidad. La novela no refleja la España imperial, triunfal, poderosa, la
de Carlos V y su corte, la de los ricos y privilegiados, sino la España que sufre otra parte de
la población, la España miserable, amarga, cruda, la de los pobres y desesperados, que es la
que encarna Lázaro, una persona ordinaria que renuncia a su dignidad para vivir bajo techo y
poder alimentarse.
Prosa didáctica
158
Pruebas de acceso a la Universidad
para disfrutar de una vida tranquila, auténtica y sana. Frente a la existencia ideal y pacífica
que ofrece la aldea, la vida en la ciudad aparece descrita como un lugar problemático, lleno
de intrigas y carente de sinceridad en las relaciones humanas. La obra se publicó en 1539 y
en ella ya muestra la figura del hidalgo como noble empobrecido que vive en la ciudad (por
ejemplo, el escudero del Lazarillo), que contrasta con la figura del aldeano, presentado como
un noble rural con dinero.
Otro tratado didáctico sobresaliente y célebre en su tiempo fue Examen de ingenios
(1575), de Juan Huarte de San Juan. Se considera la obra precursora de la psicología di-
ferencial, la orientación profesional y la eugenesia (disciplina que busca la influencia de los
rasgos hereditarios humanos). El autor reflexiona sobre el problema de la elección de una
profesión. Hace observaciones sobre qué aptitudes físicas e intelectuales se derivan de los
distintos temperamentos humanos para que cada persona pueda recibir una mejor instruc-
ción y así la sociedad mejore.
En prosa didáctico-religiosa podemos destacar la obra de fray Luis de León La perfecta
casada, en la que expone el ideal de esposa según los preceptos cristianos (honestidad, fide-
lidad al esposa, dedicación total a las necesidades del marido y el cuidado de los hijos, etc.).
Se aleja de la misoginia medieval, pero considera a la mujer —concepción típica en la sociedad
del XVI— inferior al hombre y subordinada a este.
También son interesantes varios títulos de santa Teresa de Jesús: El castillo interior o Las
moradas, un tratado doctrinal sobre sus experiencias místicas, y Camino de perfección, en el
que expone a sus hermanas monjas el proceso ascético de purificación del alma.
La figura más destacada del teatro popular es Lope de Rueda. Creó el paso (anteceden-
te del entremés), pieza de carácter cómico y ambientación costumbrista que se incluía en la
representación de obras teatrales más largas para entretener a los espectadores. El protago-
nista (suele ser un bobo, un esclavo africano, un vizcaíno o un rufián), que casi siempre está
obsesionado por comer, casi siempre acaba engañado y apaleado por los demás. Algunos de
los más recordados son Las aceitunas, La tierra de Jauja y El convidado.
Juan del Encina, Gil Vicente, Lucas Fernández, Bartolomé Torres Naharro y Juan de la
Cueva (este último es el que más influyó para la renovación teatral, que no se producirá ple-
namente hasta la aparición de Lope de Vega) son algunos de los dramaturgos más interesan-
tes del teatro profano culto. El teatro religioso sigue ligado, en este siglo, a las festividades
eclesiásticas (Navidad, Pascua, Corpus Christi).
159
Panorama de la literatura española
Culteranismo y conceptismo
Para entender mejor el estilo barroco conviene recordar las dos tendencias o corrientes
que, tradicionalmente, se han distinguido dentro de este periodo: el culteranismo y el con-
ceptismo. El primero se expresa a menudo en verso y se preocupa más por la expresión; el
segundo se cultiva tanto en verso como en prosa y se centra más en el contenido.
El culteranismo pretende crear un mundo de belleza absoluta, basándose principalmente
en la ornamentación sensorial de los versos y en el uso de un lenguaje culto con latinismos,
neologismos e hipérbatos constantes. El poeta culterano busca la belleza suprema recurriendo
a las alusiones mitológicas y culturales y, sobre todo, a la intensificación de los recursos expre-
sivos: metáforas e imágenes audaces, aliteraciones, epítetos, paralelismos... Al culteranismo se
le denomina también gongorismo por ser Góngora su máximo representante.
El conceptismo se centra en la relación ingeniosa entre conceptos, es decir, entre pa-
labras e ideas. Su máximo representante fue Quevedo, enemigo de Góngora, y tuvo como
teórico a Baltasar Gracián, quien definió el «concepto» como «un acto del entendimiento que
expresa la correspondencia que se halla entre los objetos». Lo esencial para los conceptistas
no es la belleza, sino la «agudeza en el decir», las asociaciones ingeniosas. El conceptismo se
caracteriza por la concisión de la expresión, por el laconismo (se aleja de las largos períodos
sintácticos del culteranismo) y la intensidad significativa de las palabras, que se cargan de
significado adoptando varios sentidos. Los recursos formales que utiliza habitualmente son la
elipsis, la polisemia, el equívoco, los juegos de palabras, la antítesis, la hipérbole, la paradoja,
la paronomasia, etc.
160
Pruebas de acceso a la Universidad
161
Panorama de la literatura española
Francisco de Quevedo
Quevedo fue un hombre de una gran cultura, pero también fue hombre de acción. Su vida
(1580-1645) estuvo llena de intrigas, medros y fracasos. Más de una vez acabó en la cárcel por
turbios asuntos. Su obra es muy variada, tanto en prosa (El buscón, Sueños, Política de Dios
y gobierno de Cristo, La hora de todos...) como en verso. Se conservan casi 900 poemas en
los que se aprecia una gran variedad de temas y registros. Casi toda su producción lírica se
publicó tres años después de su muerte con el título de El Parnaso español. Los poemas de
tema amoroso son los más numerosos. Quizá resulte extraño, pues con frecuencia muestra,
a veces con insultos soeces, su antifeminismo. Sus supuestas o reales amadas figuran en su
lírica bajo distintos nombres (Amarilis, Aminta, Filis...); sin embargo dedicó más de sesenta
sonetos a Lisi, cuatro idilios y un madrigal durante más de veinte años. Su soneto «Cerrar
podrá mis ojos la postrera / sombra que me llevare el blanco día...» es el mejor de toda su
poesía (para muchos es también el mejor poema de amor de toda la literatura castellana).
En él trata el tópico del amor constante más allá de la muerte. En sus poemas metafísico-
filosóficos y morales medita sobre la existencia humana desde una postura estoica y con un
pesimismo desolador. Los temas suelen ser la brevedad de la vida, la fugacidad del tiempo, la
aceptación de la muerte, la vida como camino hacia ella: «En el hoy y mañana y ayer, junto /
pañales y mortaja, y he quedado / presentes sucesiones de difunto», «Fue sueño ayer; mañana
será tierra. / ¡Poco antes nada; y poco después, humo!». Un soneto muy interesante es el que
comienza «Retirado en la paz de estos desiertos», donde expresa el anhelo de vida retirada
del sabio dedicado a la lectura y medita sobre la fugacidad de la vida. Su escepticismo ante la
vida acentúa su pesimismo respecto a sus semejantes, a los que suele censurar sus acciones y
vicios. Fustiga la codicia, la hipocresía, la gula, la soberbia, la ambición... Sus poemas políticos
suelen reflejar su preocupación por los errores de los grandes políticos y el sufrimiento por el
porvenir negativo que aguardaba a nuestros país. Ejemplo del dolor por la decadencia espiri-
tual y física de España es el soneto que comienza así: «Miré los muros de la patria mía / si un
tiempo fuertes, ya desmoronados». En sus poemas satíricos y burlescos emplea su más agudo
ingenio para atacar casi todos los aspectos de la vida. Extrema su conceptismo tanto que a
veces la realidad suele llegar a la caricatura. En «Las necedades de Orlando», su poema más
extenso, trata con desprecio, de forma bufonesca, la figura del caballero medieval, mostrando
la parte ridícula y risible de los héroes. Abundantes son las sátiras en contra de personajes
de la época (contra políticos, contra Góngora, etc.), del dinero («Poderoso caballero / es don
Dinero»), del matrimonio, etc. Suele mofarse de la mujeres feas (especialmente si usan afeites),
de las viejas desdentadas, de las que pretenden disimular su edad, de los maridos engañados,
de las rameras que se fingen castas, de individuos de origen judíos, de los médicos... No solo
se burla de los demás amargamente, sino también de sí mismo: «Parióme adrede mi madre /
¡Ojalá no me pariera!».
Lope de Vega
La poesía lírica de Lope alcanza la misma altura que la de Góngora y Quevedo, poetas
máximos del XVII. Escribió sobre todos los temas. Descolló en la poesía sencilla a la manera
tradicional (romances, villancicos), pero también en la conceptista y la culterana. En sus poemas
armoniza esas dos grandes corrientes barrocas y consigue transmitir una profunda emoción. En
los versos de Lope palpitan sus propias vivencias primando el contenido humano por encima
162
Pruebas de acceso a la Universidad
del artificio literario. Su vida agitada (dos veces casado, muchas relaciones amorosas, muerte
de un hijo y de alguna de sus amadas, destierro, sacerdocio) se documenta perfectamente en
su poesía amorosa y religiosa. Es un poeta que habla del amor total y real, del amor comple-
to entre el hombre y la mujer. Sus poemas suelen describir con justeza los estados del alma
humana: la soledad, la melancolía, el desengaño, la pasión amorosa, el rencor, la resignación
orgullosa, el peso de la sombra de la muerte en la conciencia, la desesperación, la angustia y
el dolor ante la muerte, el sentimiento religioso, etc. Su obra más relevante en metros popu-
lares es Romancero espiritual, donde expone las tensiones íntimas como pecador arrepentido
y describe la pasión de Cristo.
Miguel de Cervantes
La prosa novelesca de los Siglos de Oro culmina en el reinado de Felipe III (1598-1621).
Es la época en la que, por una parte, se asienta definitivamente la novela picaresca con las dos
partes del Guzmán de Alfarache (1599-1604) y, por otra, aparece la que muchos consideran la
primera novela moderna, el Quijote. La extraordinaria calidad e importancia de esta novela casi
anula toda la producción restante. En realidad, Cervantes está a caballo entre el Renacimiento
y el Barroco. Su formación cultural es plenamente renacentista (idealismo, platonismo, defensa
de un estilo natural, claro), pero su actitud supone una visión avanzada del Barroco: crítica,
escepticismo, conciencia del valor doble de la realidad, desengaño, pesimismo.
La vida de Miguel de Cervantes (1547-1616) estuvo marcada por la penuria. Intervino
como soldado en la batalla de Lepanto, combate naval ganado por los españoles e italianos
a los turcos. Allí quedó inválido de la mano izquierda, pero siempre recordó con orgullo su
participación en esa importante victoria. Apresado a la vuelta por corsarios turcos, fue trasla-
dado a Argel, donde estuvo preso cinco años sufriendo toda clase de penalidades. Estas no
163
Panorama de la literatura española
acabarán cuando vuelva e España tras ser rescatado por dos frailes trinitarios. Se casó en 1585,
poco después de escribir La Galatea, su primera obra importante. Es una novela que sigue la
tradición del género pastoril. El libro tuvo una aceptable acogida entre el público, lo que animó
a Cervantes a escribir comedias. Pero lo más interesante de su producción teatral son sus ocho
entremeses (publicados en 1615), piezas cortas cómicas escritas casi todas en prosa. Desde
1587 trabajó como recaudador de impuestos en Andalucía. El trabajo le permitió conocer a
fondo buena parte de Andalucía y La Mancha, de donde era su mujer. Recorre muchos pueblos
y aldeas, visita muchas ventas y posadas, lo que le facilitó entrar en contacto con una sociedad
variopinta que retratará en parte de sus obras, sobre todo en el Quijote. Parece ser que esta
novela la empezó a redactar durante su estancia en la cárcel, acusado de fraude. Vuelve en
1594 a Madrid, pero aquí las penurias económicas tampoco le dan tregua. Vive un par de años
en Valladolid (1604-1606), aunque allí parte de su familia no goza de buena reputación (de
hecho, por un asunto turbio sus hermanas, mujer, sobrina y él mismo pasan un día entre rejas).
En 1605 publica en Madrid El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, su obra maestra.
El escritor, que tiene cincuenta y ocho años, alcanza enseguida la fama. Aunque al principio no
le da para salir de sus estrecheces económicas, a partir de ahora vivirá más desahogadamente
y no parará de escribir hasta su muerte. Publica en 1613 (aunque fueron compuestas entre
1590 y 1612) sus doce Novelas ejemplares. Estos relatos son los primeros en los que se usa
la palabra «novela», procedente del italiano novella, para hacer alusión a los relatos breves;
posteriormente, dicho término se aplicará para designar la narración extensa, mientras que
el relato breve será denominado novela corta. En cuanto al calificativo «ejemplares» no hay
que entenderlo en un sentido moral estricto, sino como enseñanza para la vida que se puede
deducir de la peripecia narrada. Sus temas son muy variados y giran casi siempre en torno al
bien y al mal, aunque sin intención didáctico-moralizadora, pues Cervantes busca ante todo
el entretenimiento. Destaca Rinconete y Cortadilllo, que narra la historia de dos jóvenes pillos
que ingresan en Sevilla en una cofradía de ladrones y gentes de los bajos fondos que hacen del
robo el más sagrado de los oficios. Cervantes aprovecha para criticar y ridiculizar personajes y
malas la ciudad —en ella vivió una temporada—. El protagonista de El licenciado Vidriera, otra
de sus novelas cortas más brillantes, cree ser de vidrio y no deja que nadie lo toque porque
temor a romperse; se hace famoso por su locura y los consejos que da, pero nadie le hace caso
una vez que recupera la cordura. En esta novela corta se lanzan dardos envenenados contra
todas las profesiones: médicos, boticarios, jueces, poetas, zapateros.
En 1614 publica Viaje al Parnaso, obra en verso en la que enjuicia a los poetas de su
tiempo. Cervantes, ese mismo año, se sorprende con la aparición de una continuación apócrifa
del Quijote a nombre de un tal Alonso Fernández de Avellanada. Indignado y cada vez más
enfermo, Cervantes se dio prisa para concluir la verdadera segunda parte, que verá la luz en
1615 con el título El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Un año después concluye
su última creación: la novela bizantina o de aventuras Los trabajos de Persiles y Sigismunda.
Cuatro días después de escribir la dedicatoria de esta novela al conde de Lemos, el 23 de abril
de 1616, Cervantes falleció. La coincidencia en ese día con la muerte de Shakespeare llevó a
la Unesco a escoger esa fecha como Día Internacional del Libro.
Vamos a abordar ya el Quijote, para muchos la mejor novela de todos los tiempos. El
protagonista es Alonso Quijano, un hidalgo manchego que se vuelve loco por leer muchos
libros de caballerías. Cree que son reales las narraciones caballerescas y sale al mundo como
caballero andante en busca de aventuras similares a las de sus héroes literarios para defender
a los débiles, «desfacer agravios, enderezar entuertos y proteger doncellas». La dama a la que
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Pruebas de acceso a la Universidad
le dedicará todos sus triunfos y glorias será doña Dulcinea del Toboso, nombre que inventa
para sustituir a Aldonza Lorenzo, una aldeana de la que estuvo enamorado en su juventud. Con
un viejo caballo flaco, Rocinante, y unas armas antiguas, llega en su primera salida a una venta
en la que será armado caballero. En su primera aventura, unos mercaderes le dan una paliza y
lo abandonan en un barranco. Un vecino del pueblo lo reconoce y lo lleva al pueblo. En la se-
gunda salida (capítulo VII a LII) va acompañado por Sancho Panza, un humilde labrador al que
nombra escudero y le promete el gobierno de un reino o una ínsula. Les suceden numerosas
aventuras (la de los molinos de viento, el encuentro con los cabreros, episodios en la venta, el
yelmo de Mambrino, la de los galeotes, penitencia en Sierra Morena por Dulcinea, etc.) en las
que don Quijote, que casi siempre acaba molido a palos, confunde la realidad y la literatura:
cree que la venta de un camino es un castillo, que los molinos son gigantes, que unos rebaños
son ejércitos... La historia principal se interrumpe a menudo por varios relatos intercalados de
tipo pastoril, sentimental, morisco y de imitación italiana («El curioso impertinente»). Al final, el
cura y el barbero, haciéndole creer que está encantado, consiguen que don Quijote regrese a
casa. En la segunda parte (74 capítulos), se narra la tercera salida del héroe y su escudero. Van
al Toboso, donde vive Dulcinea, derrota al Caballero de los Espejos —es un paisano suyo, el
bachiller Sansón Carrasco—, se enfrenta con unos leones camino de Zaragoza, baja a la cueva
de Montesinos y llega, finalmente, a la corte de unos duques. Estos se ríen de ellos con la
aventura de Clavileño y otorgando a Sancho el gobierno de la ínsula Barataria, cargo que des-
empeña con sabiduría. Por último, llegan a Barcelona, donde se enfrenta a Sansón Carrasco,
que adopta el nombre de Caballero de la Blanca Luna. Don Quijote, desengañado y derrotado,
regresa a su pueblo. Poco después morirá en su casa, cuerdo, rodeado de su familia y amigos
y tras haber renegado de los libros de caballerías.
La intención explícita de Cervantes era, precisamente, desacreditar y ridiculizar las nove-
las de caballerías por sus inverosimilitudes fantásticas, sus disparates absurdos y su lenguaje
pomposo y altisonante. Logró su propósito, pues no se volvió a publicar literatura caballe-
resca hasta el siglo XIX, cuando se reedita el Amadís de Gaula, la novela más interesante del
género, y de las pocas apreciadas por Cervantes (cuando realizan el escrutinio de libros del
protagonista, el barbero y el cura la salvan del fuego). Pero el valor y la relevancia de la obra
maestra cervantina va más allá de la parodia burlesca de un género. Desde el Romanticismo
se ha interpretado la obra como una profunda visión de la lucha permanente que mantienen el
idealismo, representado por don Quijote, y el materialismo, papel asumido por Sancho Panza.
Los románticos exaltaron el ansia de libertad de don Quijote, su fe en la justicia, su defensa
de los débiles y oprimidos, su amor absoluto y fiel hacia Dulcinea. La novela sería entonces
una defensa del ideal en un mundo en que los ideales han perdido su sentido. Sancho Pan-
za representaría el sentido práctico de la existencia: interés, provecho, materialismo. Amo y
criado encarnan simbólicamente al hombre mismo, de ahí su validez universal y su perenne
actualidad. Representan el desdoblamiento de una misma realidad: el hombre, hecho al mismo
tiempo de realidad e ideal. Caballero y escudero no son, pues, dos figuras antitéticas, sino
complementarias.
Cervantes utiliza el lenguaje con maestría absoluta. Su estilo se caracteriza, como defien-
de en el prólogo, por la naturalidad y la claridad. Esto no significa que sea uniforme, pues
combina frecuentemente la narración con el diálogo, lo culto con lo popular, el discurso erudito
con los refranes, lo elevado con lo burlesco, etc. Su lengua es asequible, pero bajo la aparente
sencillez aparecen muchas figuras retóricas: quiasmos, repeticiones, simetrías, paralelismos,
juegos de palabras, comparaciones, hipérboles, antítesis, etc. Cervantes, por encima de todo,
165
Panorama de la literatura española
es maestro en el uso de la ironía y el humor. Las frases del narrador discurren con claridad,
dentro de una elaboración culta. Las oraciones son largas, pero equilibradas y armónicas. En
los diálogos, los personajes gozan de una caracterización lingüística compleja y rica. Cada uno
queda definido por su modo de habla.
En definitiva, en el Quijote encontramos parodia, humor, ironía, gravedad, complejidad
psicológica de los protagonistas y transformación de los personajes principales gracias al
perspectivismo (el diálogo entre los personajes propicia el cambiar su personalidad y pers-
pectiva), dualidad entre realismo e idealismo, locura y cordura, pluralidad de voces y visiones
del mundo, juego metaliterario, gran fresco social de la realidad histórica de su tiempo... Su
éxito fue inmediato y su influencia en otros escritores, tanto nacionales como extranjeros, se
ha prolongado a lo largo de los siglos hasta la actualidad. Sin duda alguna, es uno de los
grandes clásicos de la literatura universal. Conviene aclarar que usamos en este caso la palabra
«clásico» en su sentido tradicional: aquella obra que se caracteriza por conservar una signifi-
cación viva en todos los tiempos y lugares, para todas las clases de humanidad y para todas
las edades de la vida.
La novela picaresca
Una visión del mundo antagónica a la de Cervantes es la de Mateo Alemán, autor del
Guzmán de Alfarache, publicada en 1599 (la segunda parte aparecería en 1604). El protago-
nista de esta novela es el primero que es llamado «pícaro» por su autor. Aunque el origen y
configuración de este tipo está en el Lazarillo, la novela de Mateo Alemán supone la consoli-
dación del personaje como arquetipo y el asentamiento definitivo de la novela picaresca. Este
género, que se cultiva enormemente durante toda la primera mitad del XVII, se caracteriza por
el empleo de la forma autobiográfica y la estructura episódica. El pícaro es el que nos cuenta
sus propias andanzas. Es un trotamundos desheredado de la fortuna cuyo objetivo en la vida
es satisfacer sus necesidades primarias. Sirve a varios amos, hace de mendigo, roba, engaña,
todo por no pasar hambre. Frente al mundo ideal, imaginativo, puro y noble de la épica, el
pícaro, que se mueve en lo más bajo de la realidad humana, encarna al antihéroe sin honor,
opuesto al caballero que se guía por valores elevados.
El protagonista de La vida de Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana,
hijo de un mercader genovés ladrón y de la amante de un viajo caballero, recorre varias
ciudades de España, Italia y Francia en busca de sus parientes y cambiando muchas veces
de estado y condición social: soldado, vagabundo, rufián, falso enfermo, pinche de cocina,
comediante, ladrón, falso galán, mendigo, servidor de un embajador estafador, aspirante
a sacerdote... Guzmán, finalmente, es condenado a galeras, de las que sale perdonado al
revelar una conjura de sus compañeros galeotes encaminada a apoderarse del barco en
que cumplía condena.
La joya literaria del género picaresco es El Buscón, libro de Quevedo cuyo título com-
pleto es Historia de la vida del buscón llamado don Pablos, ejemplo de vagabundos y espejo
de tacaños. Narra en primera persona la vida de Pablos, hijo de un barbero ladrón y de una
hechicera, en su esfuerzo por mejorar su situación social. Desde la infancia sufre humillaciones
de todo tipo y bromas del peor gusto, como las novatadas crueles que le gastan los estudian-
tes de la Universidad de Alcalá. Harto de tanta deshonra y vergüenza, comienza a cometer
travesuras y engaños convirtiéndose en un auténtico pícaro. Pronto aprende que en esta vida
es esencial aparentar lo que no se es. Se hace pasar por caballero para vivir del cuento, como
166
Pruebas de acceso a la Universidad
ha visto que hacen otros, y está a punto de casarse con una dama rica, pero acaba desenmas-
carado y apaleado. Ridiculizado siempre que intenta subir en el escalafón social, su vida gira
hacia la degradación total: pasa varias veces por la cárcel, se introduce en el mundo del hampa,
interviene en el asesinato de dos corchetes. Intenta cambiar de vida marchándose a América,
pero el autor da a entender que no va a ser así, «pues nunca mejora su estado quien muda
solamente de lugar, y no de vida y de costumbres». Quevedo es exageradamente despiadado
y cruel con sus criaturas de ficción. Con humor negro, sin la más mínima humanidad, critica y
caricaturiza a personajes de toda la escala social: soldados (los tacha de valentones, engreídos
y mentirosos), sacerdotes (hipócritas y embaucadores), monjas (interesadas y consentidoras),
poetas (los llama «sabandijas»), arbitristas (dan locas soluciones para resolver los problemas
políticos de la época), mulatos (brutales y primarios), mendigos (ladrones y mentirosos), alca-
huetas (avaras y malvadas), etc. Temas que habían sido sugeridos en el Lazarillo, aquí se mues-
tran abiertamente: la prostitución, la homosexualidad, la corrupción de la justicia, el temor a
los castigos de la Inquisición, las referencias irónicas a textos bíblicos, las falsas apariencias, la
falsa religiosidad... Se desarrolla un tema nuevo (de poca importancia en el Lazarillo): el dinero,
llave que abre todas las puertas. El antisemitismo quevediano (siempre criticó la conversión
mentirosa de los judíos) aparece continuamente, como ocurre en otras obras suyas. Hay que
destacar, por encima de todo, que el estilo es un ejemplo perfecto de genialidad barroca:
intensificación de recursos, condensación conceptista, dobles sentidos, juegos de palabras,
equívocos, etc. Quevedo retuerze perfectamente la expresión y usa de modo magistral la
hipérbole para conseguir una caricatura del personaje presentado (un buen ejemplo es la
descripción del dómine Cabra).
Aunque el Quijote fue muy leído, en la literatura de la época lo que ejerció una influencia
mayor fueron sus Novelas ejemplares (1613), cuya publicación inauguró en España el inicio de
un fecundísimo género: la novela corta italiana de ambiente cortesano. Son narraciones que
tienen como temas fundamentales el amor y el honor (el orgullo de linaje, la honra familiar).
La mujer deja de ser objeto inerte y pasa a intervenir de una forma más activa en la peripecia
amorosa. Las dos obras más interesantes, Novelas amorosas y ejemplares (1637) y Desengaños
amorosos (1647), pertenecen a la madrileña María de Zayas, considerada la primera novelista
española. La crítica ha resaltado su capacidad para entretener al lector, su talento para captar
los detalles y la precisa recreación de ambientes, así como su discurso feminista. Reclama la
igualdad entre los dos sexos, se queja de que las mujeres están «sujetas» desde que nacen y
que no reciben educación («¿Por qué, vanos legisladores del mundo, atáis nuestras manos para
la venganza, imposibilitando nuestras fuerzas con vuestras falsas opiniones, pues nos negáis
letras y armas? ¿Nuestra alma no es la misma que la de los hombres?»). En sus novelas las
mujeres suelen ser víctimas de las falsas palabras de los hombres. La autora suele advertir de
sus engañosas caricias al comienzo para rendir a las mujeres. Algunas, tras el desengaño final,
deciden entrar en un convento.
Baltasar Gracián
167
Panorama de la literatura española
él, el mundo es un lugar hostil, lleno de engaños, donde prevalecen las apariencias frente a la
virtud y la verdad; y el hombre, un ser débil, egoísta, malicioso. Ante este negro panorama, se
aferra a la cultura, al saber, a la educación como forma de vida («Hay mucho que saber, y es
poco el vivir, y no se vive si no se sabe»). En muchas de sus obras ofrece al lector modelos de
tipos humanos y consejos que le permitan desenvolverse entre las trampas de la vida.
Obra cumbre del Barroco es El criticón (tiene tres partes, publicadas en 1651, 1653 y
1657), novela alegórica de carácter filosófico. En ella, Gracián conjuga la prosa novelesca
con la didáctica. Los protagonistas son Andrenio, joven salvaje criado entre fieras en una isla
remota, y Critilo, quien es salvado por el primero al naufragar su barco. Este enseña a hablar
al primero y alaba los beneficios de la lectura al comentarle que, cuando se aficionó a leer,
comenzó «a ser y a ser persona», consiguió la sabiduría y «con ella el bien obrar». Los dos
personajes representan simbólicamente al hombre, partido en dos mitades: Andrenio es el ser
inexperto, el que se deja llevar por sus impulsos; Critilo es el hombre prudente y experimen-
tado, que enseña al primero sobre el funcionamiento de la sociedad. Embarcan en una nave y
recorrerán el mundo buscando la felicidad y persiguiendo juntos el aprendizaje de la virtud y
la sabiduría. En su largo viaje por Europa, muestran la crueldad y la estupidez de los hombres,
ante los que siempre se ha de estar en guardia. Al final de la novela, cuando llegan a Roma,
un personaje les dice que su búsqueda de Felisinda, madre de Andrenio y esposa de Critilo,
es vana pretensión pues ha muerto. La verdadera felicidad, se dice entonces, «no consiste en
tenerlo todo, sino en desear nada».
En el Oráculo manual y arte de prudencia, que consta de trescientos aforismos comen-
tados, Gracián ofrece un conjunto de normas y orientaciones para guiarse en una sociedad
compleja y en crisis. Citamos uno de sus aforismos más conocidos: «Las cosas no pasan por
lo que son, sino por lo que parecen; son raros los que miran por dentro, y muchos los que se
pagan de lo aparente. No basta tener razón con cara de malicia». Esta magnífica antología de
máximas llamó la atención de Schopenhauer, que la tradujo al alemán en el siglo XIX. En 1992
se vendieron miles de ejemplares en Estados Unidos (permaneció casi veinte semanas como
uno de los libros más vendidos en el apartado de «no ficción»). Agudeza y arte de ingenio es
un tratado en el que teoriza sobre el estilo conceptista y sus ideas literarias.
Entre las obras de carácter moralista y satírico brillan dos obras de Quevedo: Los sueños
y La hora de todos y la Fortuna con seso. Los sueños son cinco cuadros satíricos contra los
abusos, vicios y engaños de diversos oficios de la época. El autor visita en sueños el infierno,
donde conversa con muchos de los que allí se encuentran por sus maldades: médicos, aboga-
dos, prostitutas, judíos, fanfarrones, prostitutas, damas, cornudos, etc. Como ocurre en otras
obras quevedescas, el autor revela cierta misoginia: culpa al género femenino de muchos de
los males que aquejan a la sociedad de su tiempo. La hora de todos y la Fortuna con seso
es una «fantasía moral» donde usa el tópico del «mundo al revés». Los dioses del Olimpo,
cansados de las quejas de los hombres sobre su mala fortuna, deciden enviar al mundo a
la diosa Fortuna para que durante una hora le dé a cada hombre lo que se merece por sus
méritos. Entonces el mundo se convierte en un caos total en el que se refleja el desengaño
y el pesimismo de su autor, que arremete contra todo lo que detesta: injusticias, hipocresía,
mentira, ministros y ladrones legales, diplomáticos (los más hipócritas), enemigos de España
(turcos, reinos de Francia, Inglaterra), etc.
168
Pruebas de acceso a la Universidad
Otra fantasía satírica notable es El diablo Cojuelo (1641), de Luis Vélez de Guevara. Dicho
diablillo lleva por el cielo de Madrid, Sevilla y otros lugares al estudiante que lo ha liberado
de una redoma. Levanta los tejados de las casas para que el joven aprenda de las miserias,
engaños y otros defectos de sus conciudadanos.
En la prosa didáctica destaca una obra del género emblemático: Empresas políticas
(1640), del murciano Diego Saavedra Fajardo. El emblema (también llamado jeroglífico o
empresa) parte de la plasmación gráfica de una figura alegórica, cuyo significado se glosa
para extraer una enseñanza moral. Saavedra lo dirige a la enseñanza de príncipes y go-
bernantes para un buen gobierno. De sus páginas se pueden extraer interesantes frases
sentenciosas: «No está la felicidad en vivir, sino en saber vivir»; «Todo el estudio de los
políticos se emplea en cubrirle el rostro a la mentira para que parezca verdad, disimulando
el engaño y disfrazando los designios»; «El valor nunca es mayor que cuando nace de la
última necesidad».
Por la importancia de sus autores y obras, por su repercusión social y por ser el eje de la
vida cultural, el teatro del XVII es el gran siglo del teatro español. Ya desde mediados del XVI
creció el interés por este género, pero es a partir del último tercio del XVI y principios del XVII
cuando se convierte en el espectáculo nacional por excelencia.
Lope de Vega es considerado el creador de lo que se ha llamado «comedia nacional»,
«comedia barroca» o la «nueva comedia». Hay que aclarar que, en esta época, el término
«comedia» es utilizado para cualquier pieza teatral que se representa en lo que se llamaba el
«corral de comedias». Estas podían ser no únicamente comedias, en su sentido estricto, sino
también tragicomedias o dramas.
Los corrales eran patios interiores de casas de vecinos en los que un tablado sin telón
ni decorados hacía de escenario. Las galerías que rodeaban el patio servían para acomodar
al público según sus circunstancias y jerarquías: los hombres y mujeres de la nobleza y alta
burguesía se sentaban en los «aposentos», balcones y ventanas de las casas que cerraban el
patio; las mujeres de clase más baja se sentaban en la balconada que había frente al escenario
(se llamaba «cazuela») en el primer piso; en el segundo piso, en lo que se llamaba «desván»
o «tertulia», se situaban los doctos, clérigos, poetas y demás personas distinguidas; el público
de clase media se sentaba en los bancos y gradas que se disponían alrededor del patio y
cerca del escenario; los espectadores más bulliciosos y temibles eran los mosqueteros, que
veían la representación de pie en el patio. Algunos corrales se construyeron de nueva planta,
prácticamente con las mismas características señaladas. Los más importantes estaban en Ma-
drid, Valencia y Sevilla, pero desde finales del XVI proliferaron por muchas ciudades: Toledo,
Barcelona, Zaragoza, Córdoba, Lisboa... Se conserva en perfecto estado el de Almagro, donde
anualmente se celebra un festival dedicado al teatro clásico.
La comedia era una parte del espectáculo global. No solo se representaban los tres actos
de la comedia, sino también entremeses en los descansos; además, se empezaba con una pre-
sentación en verso a cargo de un actor y se terminaba con un baile o mojiganga con música,
canciones, danza y mímica. Todos disfrutaban: doctos y analfabetos, mujeres y varones, nobles
y pueblo, pobres y ricos. La comedia española se convirtió, pues, en un producto de consumo,
169
Panorama de la literatura española
en un auténtico espectáculo de masas: las personas acudían al recinto teatral para satisfacer
sus deseos de diversión. La gran demanda de obras exigía y favorecía la creación de nuevas
obras, que, como mucho, podían durar uno o dos días en cartel (cuatro o cinco de modo ex-
cepcional, y unos quince si era una comedia de éxito). Nació así el teatro popular y comercial,
aquel que los espectadores sostienen con el pago de su entrada, desligándose de la iglesia
o de los poderosos, lo que permitió una enorme libertad creativa. Con el tiempo, sobre todo
en el reinado de Felipe IV, los reyes y grandes señores hicieron representar en sus palacios las
mismas comedias que se daban en los corrales, con más suntuosidad y lujo, con una magnífica
escenografía y empleando más recursos técnicos. El máximo representante de este teatro
cortesano, destinado a animar las fiestas palaciegas, fue Calderón de la Barca. Parte de su
producción también se representó en el tercer tipo de teatro del XVII, el religioso, constituido
básicamente por autos sacramentales y comedias sobre vidas de santos o personajes bíblicos.
Fue Lope de Vega (como apuntamos arriba) el gran renovador, el auténtico creador del
teatro popular. Tuvo la genialidad de acertar con la fórmula dramática que se empleará a lo
largo de todo el siglo XVII, combinando calidad literaria y capacidad para atraer al público.
Las características principales de esa fórmula innovadora aparecen en su tratado en verso Arte
nuevo de hacer comedias (1609), que sirvió de referencia a los dramaturgos posteriores. Sus
rasgos principales son los siguientes: mezcla de elementos trágicos y cómicos (como ocurre
en la vida real); empleo del verso a lo largo de toda la comedia; división de la obra en tres
actos, que se corresponden normalmente con planteamiento, nudo y desenlace; acción movida
y variada (puede haber una acción secundaria, paralela a la principal); ruptura de las unidades
clásicas de espacio y tiempo, pues el lugar de la acción cambia continuamente y se desarrolla
en el tiempo que haga falta; mezcla de personajes de diferentes clases sociales (nobles y ple-
beyos), pero que actúan y hablan según su condición social (un rey se comporta y habla como
rey, un criado como criado, etc.); temas y asuntos variados, con el fin de mantener la tensión
dramática y el interés del público; empleo de variadas formas métricas; incorporación de
elementos líricos, como bailes y canciones, para dar variedad y entretener al espectador; etc.
En la comedia barroca caben los más variados asuntos. El amor y el honor eran los dos
temas sobre los que normalmente giraban los conflictos. Las obras solían articularse en torno
a las difíciles relaciones amorosas de los protagonistas, que para casarse deben vencer una
serie de obstáculos: celos, desconfianza, impedimentos sociales… El amor aparece como un
sentimiento noble que estimula las virtudes, o bien como una pasión incontrolable que puede
conducir a la destrucción. La importancia del honor en los dramaturgos barrocos responde
también al valor que le asigna cada miembro de la sociedad del XVII. El honor tiene para ellos
tres características: es una virtud inherente al ser humano («El honor es patrimonio del alma»,
dice Calderón), excepto para los cristianos nuevos, conversos o descendientes de conversos,
que no tienen ninguno; es un valor social exclusivo de los nobles, que lo heredan por la san-
gre y del que nadie puede ser despojado; y es, sobre todo, la opinión social, la fama de que
disfruta un individuo ante los demás y que puede ponerse en entredicho por la sospecha. Esto
último es lo que se conoce propiamente por honra del individuo, que generalmente reside
en el recato y en la virtud de las mujeres de la familia, la esposa, la hija y la hermana. Ante
cualquier sospecha u ofensa a la honra, el hombre de la familia debe solucionar el conflicto,
dando la vida si es preciso. Los casos de honor y honra fueron los preferidos por el público.
Los personajes que intervienen en las comedias no suelen ser individuos complejos. Las
figuras más habituales son el galán, la dama y el gracioso. El primero suele ser un caballero
de buen talle y honroso linaje, valiente, audaz, generoso, preocupado por el honor y obse-
170
Pruebas de acceso a la Universidad
sionado con el amor y los celos. La dama, bella e idealizada, también de noble cuna, suele
dedicarse casi exclusivamente a la consecución del amor. En varias obras aparecen mujeres
decididas, que adoptan un papel activo (son audaces, engañan, se disfrazan de hombres...)
para conseguir su objetivo. El gracioso o «figura del donaire» es el criado del galán, y a la
vez su consejero, confidente y amigo. Es un personaje simpático y enredador que conecta
perfectamente con el público.
Lope de Vega
El nombre completo del creador de la comedia española fue Félix Lope de Vega y Carpio
(1562-1635). Supo compaginar su ajetreada y azarosa vida con la composición de unas mil qui-
nientas comedias, de las que se conservan medio millar aproximadamente. Si se suman a sus
tres mil sonetos, tres novelas largas, otras cortas, casi diez epopeyas y tres poemas didácticos,
nos encontramos con uno de los autores más fecundos de la literatura universal.
De su ingente producción destacaremos algunos títulos que son auténticas joyas literarias.
Peribáñez y el comendador de Ocaña es una comedia villanesca en la que se presenta un
conflicto político engendrado por el ejercicio del poder injusto. El comendador se enamora de
la mujer de Peribáñez y la intenta seducir pero ella lo rechaza. Aprovechando un día la ausencia
del marido, trata de conquistarla con violencia, pero Peribáñez, que estaba escondido, sale y
hiere al comendador. Al final, el rey lo perdona porque ha actuado en defensa de su honor. El
mismo conflicto aparece en Fuenteovejuna. Es ahora todo el pueblo, unido contra el violento
y deshonesto y tiránico comendador, el que lo mata en venganza por su abuso de poder.
Frente a la sensualidad desenfrenada del comendador, que quiere gozar de todas las mujeres
del lugar, a las que considera una posesión más, que puede utilizar cuando quiera, se opone
el amor puro y armónico de Laurencia y Frondoso, cuyo fin último es el matrimonio. El mejor
alcalde, el rey trata también el enfrentamiento entre un poderoso injusto y un villano honesto.
El rey, al final, imparte justicia y ordena ejecutar al noble por sus desmanes. El villano en su
rincón es un nuevo canto a la figura del villano (labrador rico con honra y cristiano viejo) y una
exaltación de la vida libre, plena, armónica y serena de la aldea. El protagonista, Juan Labrador,
es vivo ejemplo de todas las cualidades (honesto, bueno, prudente, fiel a su monarca...) que
se podían exigir a un buen vasallo de la España imperial. El rey lo conoce por casualidad y le
pide que vaya a vivir con él a la corte. Pronto se siente incómodo, ya que añora la libertad y
la naturaleza de la que gozaba cuando se dedicaba al cultivo de sus tierras.
Lope escribió numerosas comedias de enredo amoroso. En una de las mejores, La dama
boba, se exalta el poder del amor para abrir el entendimiento. La bobería y poca finura de la
protagonista se convierte en agudo ingenio conforme se va enamorando.
En un romance viejo se basa una de sus mejores obras: El caballero de Olmedo. La pareja
de enamorados se ama y ningún obstáculo parece impedir su próxima boda. Sin embargo,
paulatinamente los presagios de muerte («Todo el mundo se acaba... Poco dura el bien») van
ennegreciendo el drama hasta que en la escena final el caballero es asesinado por su rival.
Tirso de Molina
Entre los numerosos dramaturgos que siguen el camino trazado por Lope sobresale la
figura del mercedario Gabriel Téllez (1583-1648), conocido con el seudónimo de Tirso de Moli-
na. Escribe numerosas comedias religiosas, pero las más interesantes son las de asunto amoro-
171
Panorama de la literatura española
so. La crítica ha destacado su capacidad para la penetración psicológica, su gran habilidad para
desarrollar intrigas complejas y el papel preponderante que ocupa la mujer en sus comedias.
Entre las comedias de enredo, la que mejor ha desafiado el paso de los años es Don Gil
de las calzas verdes. El ritmo de la acción es vivo, ágil, trepidante, con lances casi inverosí-
miles, pero urdidos con gracia y habilidad. El protagonista masculino, don Martín, cumple las
reglas de casi todos los hombres —la figura de don Juan sería una excepción— que aparecen
en el teatro de Tirso: es un débil juguete a manos de la mujer.
Con sus dos grandes obras maestras, El burlador de Sevilla y convidado de piedra
(1627) y El condenado por desconfiado (1635), Tirso crea el drama teológico. Ambas tratan
el mismo problema: la posición del hombre frente a Dios en el negocio de la salvación eter-
na. Los protagonistas de ambos dramas tentarán a Dios y perecerán. Don Juan desafía a la
providencia divina, confiado hasta la temeridad en que ha de concederle el tiempo necesario
para su arrepentimiento; Paulo, protagonista de El condenado por desconfiado, ofende a
Dios al desconfiar de la misericordia divina y exigirle pruebas de su salvación. Paulo cuelga
los hábitos al creer, tras diez años de vida santa en el desierto, que su destino final será el
mismo que el de Enrico, un bandolero ladrón, sacrílego y asesino. Pero este, poco antes de
morir, tras los ruegos de su amado padre, se confiesa, se arrepiente y se salva; sin embargo,
Paulo, que ha dejado de confiar en la misericordia divina y se ha hecho forajido, muere y se
condena. La obra ofrece un grupo de ideas, morales, psicológicas y teológicas interesantes:
es un error juzgar a los demás hombres por las apariencias; una creencia absoluta en la pre-
destinación absoluta que no tiene en cuenta las buenas obras puede llevarnos a la desespe-
ración y el fatalismo; Dios es un ser en cuya misericordia podemos confiar si nos acercamos
a Él con humildad; la virtud esencial entre todas las virtudes es la caridad (el amor y respeto
al padre es lo que salva a Enrico).
El burlador de Sevilla centra el hilo de la acción en la seducción, engaño y deshonra
que hace don Juan a cuatro mujeres. En una de las burlas amorosas, mata al comendador don
Gonzalo, que sale en defensa del honor de su hija. Al final de la obra, don Juan se encuentra
con la tumba de don Gonzalo y se burla del difunto, invitándole a cenar. Inesperadamente,
la estatua («el convidado de piedra») llega a la cita y lo invita a cenar en su capilla. Don Juan
acepta y allí la estatua de don Gonzalo se venga arrastrándolo a los infiernos. El aristocrático
don Juan —como el bandolero Enrico de El condenado por desconfiado— es temerario, irres-
petuoso, soberbio, seguro de sí mismo, instintivo. No admite más ley que la de su deseo, y
en nombre de ella comete todos sus atropellos. A diferencia de Enrico, no se arrepentirá de
su vida libertina. Don Juan vive el presente sin querer saber nada de la muerte, que, desde
su juventud, le parece muy lejana. Siempre que algún personaje le advierte de que si no se
arrepiente y cambia de actitud, será castigado con la muerte, responde: «¡Qué largo me lo
fiais!». En la obra se contrapone la imperfección de la justicia humana, que tolera los abusos
del protagonista (es noble y tiene parientes muy poderosos), a la justicia divina, que, por medio
de la estatua del comendador, castiga al protagonista con la muerte sin confesión. Aparece
también el tema de la corrupción social, que se percibe en la dejación de sus obligaciones
sociales de numerosos personajes. El mensaje moral es que si la justicia humana no persigue
al que obra mal, sí le espera el castigo por parte de la justicia divina.
Gracias a El burlador de Sevilla nace el mito universal de don Juan, tan importante
y trascendente para la literatura como don Quijote o Fausto. Aunque en la obra de Tirso
tiene una función moralizante y ejemplificadora, don Juan se ha convertido en mito eterno,
en símbolo de la seducción amorosa masculina, del conquistador irresistible, del hombre
172
Pruebas de acceso a la Universidad
audaz y disoluto que convierte el placer en fin de todas sus acciones. Son centenares las
obras que han tratado el mito con una visión diferente según la época y el autor que lo
ha versionado.
Calderón de la Barca
173
Panorama de la literatura española
174
Pruebas de acceso a la Universidad
Otros dramaturgos
La lista de autores teatrales del siglo XVII es muy numerosa. La crítica los suele clasificar
en dos grupos:
a) Escuela de Lope. Además de Tirso, su discípulo principal, entre sus seguidores cabe
destacar a Guillén de Castro, cuya obra más conocida es el drama histórico-legendario Las
mocedades del Cid, que exalta la figura del héroe castellano como modelo de buen vasallo,
excelente guerrero y perfecto cristiano; y a Juan Ruiz de Alarcón, autor de comedias en las
que suele mostrar el mundo como un lugar hostil y engañoso, dominado por la apariencias y la
mentira en vez de por la virtud y la verdad. Muchas de sus comedias son moralizadoras, pues
censura defectos y vicios sociales de la época: la mentira en La verdad sospechosa o hablar
mal del prójimo en Las paredes oyen.
b) Escuela de Calderón. Las características del teatro calderoniano (más reflexión,
mayor unidad de acción, cuidada estructuración de la obra, gusto por la ornamentación,
cuidadosa refundición de comedias antiguas, etc.) son seguidas por un ciclo de autores entre
los que sobresalen Rojas Zorilla y Agustín Moreto. El primero escribe Entre bobos anda el
juego, pieza con la que inventa un nuevo subgénero, la «comedia de figurón», llamada así
en referencia a un personaje grotesco que queda caricaturizado mediante la degradación
satírica y burlesca. El protagonista es el viejo don Lucas, un personaje ridículo y miserable
por su avaricia, su tosquedad, pedantería y necedad. Agustín Moreto está considerado el
último gran dramaturgo del teatro barroco. Su mejor obra es El lindo don Diego, comedia de
figurón en la que un bufonesco personaje, vanidoso y narcisista, vive esclavo de las modas
y del acicalamiento.
175
Panorama de la literatura española
Francia fue el principal foco de creación del nuevo movimiento con teóricos como Voltai-
re, Montesquieu y Rousseau, y desde este país se extiende al resto de Europa. En su difusión
tuvo enorme importancia la labor de los enciclopedistas, que fueron los escritores, pensadores
y filósofos que colaboraron bajo la dirección de D’Alambert y Diderot en la creación de la Enci-
clopedia, magna obra que pretendió recoger en sus miles de páginas el conjunto de los cono-
cimientos humanos de la época y reflejó el fervor progresista, el racionalismo y el sentimiento
liberal de sus autores. La revolución del pensamiento provocada por los ilustrados desemboca
en la Revolución francesa (1789), acontecimiento que marca el fin del Antiguo Régimen y el
principio de la Edad Contemporánea.
El Neoclasicismo
176
Pruebas de acceso a la Universidad
Los cambios fueron lentos y tardíos. De hecho, el movimiento ilustrado apenas tiene peso
en la vida nacional hasta los reinados de Fernando VI (1746-1759) y Carlos III (1759-1788). An-
tes de alcanzar su madurez, la Ilustración española se trunca con la Revolución francesa (1789),
pues a partir de entonces el sector conservador y tradicional, que siempre se opuso a la mo-
dernización y europeización del país, gana la lucha que siempre mantuvo contra los ilustrados.
Estos, en general, fueron moderados en todas las reformas que propusieron, sobre todo si
se comparan con algunas doctrinas heréticas propuestas en Francia. Los ilustrados españoles
combatieron la superstición y el fanatismo religioso, pero en general respetaron los dogmas y
las doctrinas de la Iglesia, así como muchas creencias tradicionales.
En literatura, el Neoclasicismo ocupa gran parte del siglo XVIII, pero no lo abarca por
completo. Durante las primeras décadas predomina todavía el Posbarroquismo, una tendencia
literaria que había nacido hacia 1680 y se caracteriza por prolongar el estilo barroco, reducido
ahora a puro formalismo y afectación. A finales de siglo surge el Prerromanticismo, cuyos
rasgos más importantes son la vuelta a los sentimientos, el rechazo a las reglas neoclásicas,
la reivindicación de la libertad creativa y la aparición de una naturaleza que se aleja de la ar-
monía neoclásica y se caracteriza por su sentimentalismo y efectismo (tempestades, escenas
nocturnas, apariciones fantasmagóricas).
Hasta 1726 la producción literaria tiene un carácter barroco. Solo a partir de esa fecha,
con las primeras publicaciones del padre Feijoo, comienzan a difundirse las ideas ilustradas. Su
desarrollo se ve favorecido —como dijios arriba— por la labor cultural y reformista de la dinas-
tía borbónica, que va generalizando la influencia francesa. La tendencia neoclásica en literatura
toma cierto impulso a partir de la publicación, en 1737, de la Poética de Ignacio Luzán, que
recoge muchos de los rasgos mencionados en el apartado anterior. Aunque los tradicionalistas
atacaron las nuevas ideas ilustradas y el nuevo estilo neoclásico, este alcanza su mejor momen-
to en la época de Carlos III. En cualquier caso, la literatura neoclásica se desarrolla durante
un breve período de tiempo y, comparada con la de las dos centurias anteriores, se puede
considerar pobre. En ello influye que en la literatura neoclásica es más importante la razón, lo
pedagógico y lo cultural que la inspiración creativa y el mundo afectivo. Recordemos que, en
esta época, el término «literato» se utiliza para referirse al hombre culto, intelectual, erudito,
polifacético, tanto en artes como en ciencias.
177
Panorama de la literatura española
La mayoría de los textos dieciochescos están escritos en prosa, aunque fue muy escasa la
producción novelística. El ensayo (Feijoo, Cadalso, Jovellanos) se convierte ahora en el género
por excelencia de los ilustrados para difundir las nuevas ideas, analizar la situación del país y
proponer cambios. También aparecen informes políticos y científicos, la reseña bibliográfica, el
género epistolar, la sátira y la crítica. Lo importante es que, gracias a los ensayistas ilustrados,
se crea la prosa moderna con su período corto y un lenguaje claro y sencillo. El desarrollo de
las primeras publicaciones periódicas contribuyeron a forjar un estilo más ágil y directo, alejado
del retorcimiento barroco.
Su polifacética obra refleja la pervivencia del estilo barroco durante el primer tercio de
siglo. Hombre escéptico y admirador de Quevedo, su mejor libro en prosa es una especie de
autobiografía novelada emparentada con la picaresca: Vida, ascedencia, nacimiento, crianza
178
Pruebas de acceso a la Universidad
y aventuras del doctor don Diego Torres de Villarroel. Narra, a menudo con una comicidad
bufonesca, el ascenso social y económico de su autor gracias a su ingenio y habilidad. Pero
el protagonista no es un pícaro sino un burgués que actúa y piensa como corresponde a su
clase social; tampoco hay intención moralizante ni marginación o degradación, a diferencia de
la literatura picaresca de la centuria anterior.
El padre Isla
La obra más importante del jesuita José Francisco de Isla es Historia del famoso predica-
dor fray Gerundio de Campazas, alias Zotes (1758), novela satírica en la que se burla de los
predicadores religiosos que utilizaban en el púlpito un estilo barroco decadente, rebuscado y
altisonante, que era casi ininteligible para los fieles.
Jovellanos
Gaspar Melchor de Jovellanos fue uno de los máximos exponentes del espíritu ilustrado.
Su obra ensayística se caracteriza por el pragmatismo: analiza y reflexiona sobre los problemas
del país en un determinado sector (la educación, la agricultura, los espectáculos públicos, etc.)
y propone las reformas necesarias. Criticó espectáculos sangrientos como las corridas de toros,
propuso la modernización de la agricultura y defendió la desamortización de las tierras produc-
tivas de clero y nobleza, lo que le granjeó la enemistad de los más poderosos. Ocupó varios
cargos políticos, pero cayó en desgracia tras la muerte de Carlos III (dos veces fue desterrado e
incluso pasó varios años encarcelado). Dos de sus obras más importantes son Informe sobre la
ley agraria y Memoria de la educación pública. En esta última Jovellanos, como era habitual
en los intelectuales ilustrados, ensalza la educación («un medio adelantamiento, de perfección
y de felicidad») como base para el progreso y la prosperidad de la nación. Fue uno de los
primeros en proponer que la enseñanza fuera libre, abierta y gratuita.
José Cadalso
La obra más famosa de este aristócrata gaditano es Cartas marruecas, diálogo epistolar
que presenta el punto de vista de tres personajes (un español y dos árabes) para opinar, de
179
Panorama de la literatura española
modo crítico y racional, sobre casi todos los aspectos de la vida española. Las noventa cartas
abordan los más diversos asuntos: la falsa erudición, la historia del imperio español, la liber-
tad de las mujeres, la necesidad de virtud como guía de la conducta humana, el espectáculo
bárbaro de las corridas de toros... La ciencia empírica, la razón, la tolerancia y el progreso,
pilares de la Ilustración, son los protagonistas de este diálogo, donde el lector recibe distintas
y contrapuestas perspectivas sobre un mismo asunto que pueden ser perfectamente válidas.
Frente al espíritu racional y moralizante del libro anterior, Cadalso deja entrever una sensibili-
dad afectiva y romántica en Noches lúgubres, donde narra la desesperación del protagonista,
Tediato, un joven rico que intenta desenterrar a su amada muerta.
EL TEATRO NEOCLÁSICO
Durante toda la primera mitad de siglo continuaron representándose comedias que imi-
taban el teatro barroco, pero sin calidad literaria. Hacia mediados de siglo surge el teatro
neoclásico, género con el que los ilustrados quisieron difundir sus ideas reformistas y pedagó-
gicas. Las piezas neoclásicas se atuvieron a lo establecido en la Poética de Luzán: verosimilitud,
utilización de la regla de las tres unidades (una sola acción, en un solo lugar y en un solo día),
utilidad didáctica, separación de géneros, etc. La mejor tragedia neoclásica, Raquel, la escribe
Vicente García de la Huerta. Trata de los amores entre el rey Alfonso VIII y una bella judía, a la
que dan muerte los nobles castellanos disconformes con la cesión de poderes que el monarca
le ha concedido.
Fue el mejor dramaturgo del XVIII. Sus comedias neoclásicas critican costumbres, errores y
vicios de la sociedad de su tiempo. El viejo y la niña, La mojigata, El sí de las niñas y El barón
se centran en el mismo tema: la defensa de la elección de los jóvenes para contraer matrimo-
nio. La comedia nueva o el café es un ataque satírico contra los dramones disparatados de
influencia barroca tan de moda durante gran parte del siglo XVIII. En las cinco comedias sigue
fielmente los principios neoclásicos, como la ley de las tres unidades, la verosimilitud y la finali-
dad moral. Su obra maestra es El sí de las niñas. En ella, don Diego, un hombre maduro, va a
casarse con la joven doña Paquita gracias a un acuerdo que ha alcanzado con su madre; pero
luego cede la mano de su prometida a su sobrino cuando se entera de que los dos jóvenes
están enamorados. El triunfo del amor de los jóvenes no es producto de su rebeldía, sino por
la decisión del razonador don Diego, que aplica el sentido común para que ellos sean felices.
La generosa renuncia del protagonista está envuelta en un tono de melancolía que refleja la
nueva sensibilidad romántica de comienzos del XIX.
180
Pruebas de acceso a la Universidad
El Realismo como movimiento literario surge como reacción contra la evasión, el intimis-
mo y los excesos sentimentales de los románticos. Los escritores realistas abordarán la vida
tal como es utilizando para ello la novela como principal género literario. Frente a la extrema
181
Panorama de la literatura española
LA POESÍA ROMÁNTICA
Los poemas de los románticos españoles se caracterizan por la libertad métrica, la fuerte
expresividad sentimental y la sonoridad. Se distinguen dos tipos de poesía: la lírica y la narrati-
va. La primera fue la más adecuada para expresar la nueva actitud romántica: libertad, rebeldía,
expresión sin pudor del yo íntimo... La poesía narrativa tiene un tono heroico y se basa en la
narración de leyendas y hechos históricos. En este tipo de poesía destacaron dos autores: el
duque de Rivas, que escribe numerosos romances (el más interesante es Un castellano leal) y el
poema narrativo El moro expósito (1834), cuyo tema gira en tono a los Infantes de Lara; y José
Zorrilla, autor de largos poemas narrativos sobre sucesos históricos o tradiciones populares,
como el conocido A buen juez, mejor testigo, inspirado en una leyenda toledana, o Granada,
en el que se exalta la civilización árabe de la España medieval.
Los poetas líricos más sobresalientes son Espronceda, Bécquer y Rosalía de Castro. Los
últimos surgen hacia 1860, mucho tiempo después de la década histórica en la que triunfa el
Romanticismo español (1834-1844). A diferencia de muchos poetas románticos de ese dece-
nio, a veces excesivamente apasionados y efectistas, Bécquer y Rosalía siguen la corriente del
lirismo intimista y sentimental, que se caracteriza por su sencillez y sinceridad.
182
Pruebas de acceso a la Universidad
José de Espronceda
Está considerado el primer poeta moderno y es una de las figuras cimeras de la poesía
española de todos los tiempos. Junto a Rosalía de Castro, representa la culminación del Ro-
manticismo intimista, aunque los dos escriben en la etapa histórica que pertenece al Realismo.
Toda su obra poética se recoge en un único libro titulado Rimas. Son setenta y nueve poemas
breves, de unas tres o cuatro estrofas cada uno, rima asonante y una rica variedad métrica.
Sus temas básicos son tres: a) la poesía como algo inexplicable y maravilloso, la naturaleza del
poeta, su función, su tarea y su destino; b) las mujeres y su belleza, el amor con sus goces, sus
traiciones y sus desengaños, y el papel de la mujer en la inspiración del poeta; c) el destino
último del hombre, el sueño y la realidad, la muerte, la inmortalidad del alma, las regiones
celestes, la fe, Dios. Los poemas de las Rimas suelen agruparse en cuatro series: I-XI versan
sobre la poesía y el poeta; XII-XXIX tratan el amor esperanzado; XXX-LI expresan la tristeza y
la desilusión por el amor perdido; LII-LXXIX abordan la soledad y la desesperación. Aunque
sus contemporáneos apenas valoraron su producción, la poesía de Bécquer fue importantísima
para autores posteriores, como Juan Ramón Jiménez, Machado y poetas de la Generación del
27, especialmente Salinas y Cernuda.
Sus dos obras en prosa más importantes son Cartas desde mi celda, donde combina la
confesión íntima y la descripción paisajística con los cuadros de costumbres, y las Leyendas,
colección de una veintena de narraciones fantásticas ambientadas casi siempre en la época
medieval. En ellas aparecen muchos temas de la imaginería romántica: el misterio de las épo-
cas remotas, el gusto por lo sobrenatural, la descripción de paisajes solitarios, crepusculares,
183
Panorama de la literatura española
nocturnos, etc. Algunas de las más destacadas son, por ejemplo, El Monte de las Ánimas,
donde se narra la muerte de un hombre por el capricho de su amante, El rayo de luna, que
tiene por tema la búsqueda de la mujer ideal, y La ajorca de oro, sobre un robo sacrílego que
comete un enamorado para satisfacer el deseo de su bella y extravagante amada.
Rosalía de Castro
Su poesía es sencilla, íntima y diáfana. Escribió en gallego (fue precursora del llamado
Rexurdimento galego) y en castellano. En esta lengua, su libro principal es En las orillas del
Sar (1884). La melancolía, la tristeza, el pesimismo, el cansancio, la soledad, el sufrimiento y
la desolación son los sentimientos habituales de sus poemas, provocados casi siempre por la
búsqueda del amor, el anhelo de Dios y el desasosiego espiritual. Sus composiciones tienen
un fuerte carácter simbólico y expresan la íntima correspondencia entre paisaje y estado de
ánimo. Usa, al igual que Bécquer, la rima asonante y crea nuevas estrofas.
LA PROSA ROMÁNTICA
En la prosa romántica destacan dos géneros: la novela histórica, casi siempre ambientada
en la época medieval (El señor de Bembibre, de Enrique Gil y Carrasco, es la mejor de este
género), y el artículo o cuadro de costumbres, con el que se describen en tono gracioso,
nostálgico o satírico tipos populares y la realidad cotidiana: ambientes, costumbres, fiestas,
tradiciones, oficios o modos de vivir de una región. El costumbrismo tiene su origen en el Ro-
manticismo, pero luego se distanció de él por sus excesos. En esta época está estrechamente
relacionado con el periodismo, y muchos artículos de costumbres se publicaron en revistas.
Con el paso del tiempo, el costumbrismo llega a influir en el desarrollo de la novela realista.
Los dos autores más importantes son Mesonero Romanos (Escenas y tipos matritenses) y Es-
tébanez Calderón (Escenas andaluzas). Pero será Larra quien cultivará este género de modo
magistral.
Por sus artículos periodísticos está considerado el mejor prosista español de la primera
mitad del siglo XIX. También es autor de la novela histórica El doncel de don Enrique el Do-
liente y el drama romántico Macías. Es el primer escritor moderno que vive de sus artículos,
aunque para evitar la censura escribe bajo seudónimos como Fígaro, El pobrecito hablador, El
duende satírico y otros. A diferencia de Mesoneros Romanos o Estébanez Calderón, no preten-
de reflejar de modo pintoresco y amable las costumbres y tipos populares, sino evidenciar, de-
nunciar y corregir comportamientos sociales. Larra analiza con lucidez y profundidad la realidad
con la intención de mejorar la sociedad y conseguir un país moderno y libre. En sus artículos
de costumbres suele partir de anécdotas o hechos cotidianos en los que aplica la ironía y el
sarcasmo para criticar y satirizar irónicamente vicios nacionales que le irritan: la hipocresía, la
pereza, la brutalidad, la desidia burocrática, la desorganización social, la falta de instrucción,
la suciedad de los espacios públicos, la vanidad, la ignorancia... Algunos de los más famosos
son El café, Vuelva usted mañana, El castellano viejo, Un reo de muerte, El día de difuntos de
1836 y La Nochebuena de 1836. Los artículos de tema político, como Nadie pase sin hablar
con el portero, Los viajeros, Dos liberales o lo que es entenderse, también constituyen una
184
Pruebas de acceso a la Universidad
amarga crítica contra la degeneración social y política de nuestro país, del que dijo: «Escribir
en España es llorar». Criticó a los carlistas, partidarios del absolutismo, pero también a los li-
berales moderados. Además de los de costumbres y políticos, escribió artículos literarios, entre
los que destaca el titulado Yo quiero ser cómico. Son casi siempre críticas teatrales en las que
vuelca sus ideas estéticas y políticas. Al principio admira el teatro de Calderón, pero luego se
muestra firme defensor de las obras románticas. Para Larra, «la literatura es el termómetro del
estado de la civilización de un pueblo». Su pesimismo y amargura por la lamentable realidad
del país fue en aumento. La decepción por la situación política y un desengaño amoroso lo
condujeron al suicidio en 1836.
EL TEATRO ROMÁNTICO
Escrita por Ángel Saavedra, duque de Rivas, al regresar a España tras su exilio por Francia,
Inglaterra e Italia, fue la primera obra que rompió tajantemente con los principios del teatro
neoclásico. Como dijimos arriba, su estreno en 1835 significó el triunfo definitivo del espíritu
romántico en España, abriendo el camino a otros géneros y artes. El protagonista es el apasio-
nado don Álvaro, héroe romántico por excelencia, de origen exótico y misterioso, que desea
casarse con Leonor. Luchará sin éxito contra la fatalidad y los prejuicios sociales del padre de
su amada, el marqués de Calatrava, y sus dos hermanos, que se oponen a la boda. Don Álvaro
mata al marqués por un disparo accidental de su pistola y huye a Italia. Allí lo persigue, para
vengar la muerte del padre, uno de los hermanos de su amada, al que mata en duelo. Más
tarde morirá Leonor a manos de su segundo hermano, don Alfonso, quien la creía cómplice de
don Álvaro. En la escena final, el protagonista, desesperado ante tanta desgracia, se suicida.
El sino fatal lo ha empujado implacablemente a su angustiosa destrucción. La acción es rápida
y espectacular, muy del gusto romántico: persecuciones, desafíos, tormentas, casualidades
extraordinarias, violentos arrebatos y contrastes. El amor, la pasión, la venganza, el honor y
la lucha infructuosa de la pareja protagonista ante el destino aciago son también elementos
típicos de otros dramas románticos.
185
Panorama de la literatura española
Esta pieza teatral, estrenada en 1844, fue la más popular del siglo y la que ha dado
fama universal a su autor. Zorrilla recrea y reelabora el mito de don Juan, prototipo de galán
y empedernido seductor. El personaje fue creado por Tirso de Molina dos siglos antes en El
burlador de Sevilla y convidado de piedra. Si en la obra barroca aparece como un conquista-
dor fanfarrón y odioso, un ser demoníaco y despreciable que rompe con el orden moral y la
organización social, el drama romántico de Zorrilla está orientado hacia la conversión de don
Juan en un héroe desenfadado y casi encantador. En virtud de la simpatía romántica por los
personajes rebeldes, asistimos al perdón y salvación de don Juan, quien escondía tras su apa-
rente inmoralidad un sentimiento positivo: el amor. La joven y virginal doña Inés es la figura
femenina, virtuosa y angelical, que ha conseguido enamorar al libertino y redimirlo. Don Juan
desoye en un primer momento los avisos sobrenaturales que piden su arrepentimiento por
asesinar a don Luis Mejía y a don Gonzalo de Ulloa, padre de doña Inés, que le había negado
la mano de su hija; pero en la última escena, en la que recrea el mito del convidado de piedra,
el protagonista se arrepiente y salva su alma gracias a la intervención amorosa del espíritu de
doña Inés. Muchos teatros continúan la tradición de representar esta obra la noche del Día de
Todos los Santos.
Una de las últimas piezas teatrales de José Zorrilla es Traidor, inconfeso y mártir (1849),
cuyo argumento se centra en la figura de Gabriel Espinosa, un pastelero de quien se sospecha
que puede ser el rey don Sebastián de Portugal o bien un impostor, por lo cual es perseguido
por la justicia. Obra menos popular que la anterior, pero mejor construida, representa la cul-
minación del drama histórico de orientación nacional. También la psicología de los personajes
está más cuidada, a diferencia de la mayoría de los dramas románticos.
186
Pruebas de acceso a la Universidad
Los dos grandes narradores españoles del movimiento realista son Galdós y Clarín. En
un segundo plano se sitúan Valera, Pereda, Alarcón, Pardo Bazán y Blasco Ibáñez. Casi todos
ellos, a partir de 1881, reciben la influencia naturalista, que reflejarán en mayor o menor grado
(como veremos enseguida).
Es el máximo representante del Realismo español y uno de los grandes novelistas espa-
ñoles de todos los tiempos. Nació en Canarias pero vivió desde los 19 años en Madrid, ciudad
donde ambienta la mayoría de sus novelas. Hombre progresista, abierto y tolerante, defendió
la modernización de España frente al sector tradicionalista, siempre hostil a cualquier cambio.
Su vasta producción novelística, constituida por unas ochenta novelas, suele ser clasificada en
dos grandes grupos: los Episodios nacionales y el resto de novelas, que se pueden dividir en
varias etapas en las que se observa una evolución.
Los primeros títulos corresponden a las novelas de tesis, llamadas así porque exponen
conflictos entre dos ideologías: la conservadora y la liberal. Los personajes y las tramas reflejan
las ideas del autor, carecen de complejidad psicológica y caen en el maniqueísmo de buenos y
malos. Galdós insiste en atacar al sector tradicional por su rigidez y falsa religiosidad, negadora
de los valores auténticamente cristianos. Los dos títulos más interesantes son Doña Perfecta
(1876) y La familia de León Roch (1878), cuyo final trágico en ambos casos se desencadena
por culpa de la intransigencia y el fanatismo religioso. Novela destacada de esta etapa, pero
alejada de la tendenciosidad ideológica, es Marianela, historia triste y sentimental que tiene
como tema principal el desengaño amoroso.
Entre 1881 y 1889 publica veinticuatro «novelas españolas contemporáneas» (como él las
llamó) en las que Galdós describe la sociedad de su tiempo, centrándose sobre todo en la
clase media madrileña, aunque también hay personajes que pertenecen a las altas esferas y al
pueblo bajo. No renuncia a su espíritu progresista, pero se muestra más imparcial y retrata a los
personajes con mayor profundidad y complejidad. Inicia esta serie con La desheredada (1881),
novela con la que introduce en España el Naturalismo y sirve para denunciar la inclinación de
los españoles al despilfarro y el horror al trabajo. El tema del dinero aparece en otras novelas
cercanas al Naturalismo, como El amigo Manso, Lo prohibido, Tormento, La de Bringas. La
novela maestra de este período y de toda su producción es Fortunata y Jacinta (1887), que
trata el tema del adulterio y de la maternidad frustrada. Narra la relación amorosa entre Jua-
nito Santa Cruz, que es rico, con una joven de clase baja, Fortunata. Jacinta es la esposa de
Juanito, al que ama y siempre perdona, pero se siente frustrada por no tener hijos. El triángulo
amoroso sirve para describir de modo magistral situaciones, ambientes, sentimientos (envidia,
ambición, hipocresía, ostentación, etc.) y personajes de la alta sociedad burguesa y del pueblo
llano madrileño. Galdós alcanza la plenitud en todos los aspectos: caracterización psicológica,
ambientación cotidiana, diálogo vivo, ágil, expresivo... Otra novela interesante de esta época
es Miau (1888), que trata sobre las penalidades de un funcionario cesante cuya falta de pre-
visión lo aboca al suicidio.
En la última etapa predominan en su producción las novelas simbólicas y espirituales. In-
fluye en Galdós la corriente de espiritualidad que se extendió por Europa en el último decenio
del siglo XIX. Tres títulos destacados son Tristana (1892), Nazarín (1895) y Misericorida (1897).
Se centran en temas como la exaltación de la justicia, el amor al prójimo, la denuncia del egoís-
mo, la insolidaridad y la mezquindad. Si Galdós exaltó al principio a la pequeña burguesía por
187
Panorama de la literatura española
defender el progreso, en las novelas de esta etapa ataca a esa clase social por haberse hecho
conservadora y esclava de las apariencias.
Galdós escribió los Episodios nacionales a lo largo de casi cuarenta años. Se trata de
cuarenta y seis novelas de carácter histórico agrupadas en cinco series. En su conjunto consti-
tuyen una recreación, a modo de crónica novelada, de los conflictos que marcaron la historia
de España desde la batalla de Trafalgar en 1808 hasta los comienzos de la Restauración en
1875. Con estas novelas Galdós intenta explicar la realidad social y política de su tiempo in-
dagando en las causas que desde principios de siglo han provocado la división de la sociedad
española y la han sembrado de conflictos. En las dos primeras predomina el mismo dualismo:
la libertad, la verdad y la virtud siempre están del lado liberal, mientras que la intolerancia, la
hipocresía y otros defectos pertenecen al sector conservador y tradicional. Uno de los méritos
de los Episodios es haber superado los modelos de la novela histórica romántica gracias a que
funde perfectamente el plano histórico con el novelesco: entremezcla con pericia personajes
reales con inventados y hechos ficticios con sucesos reales.
Su obra cumbre es La Regenta (1884-1885), considerada la gran novela española del siglo
XIX. Se desarrolla en una capital de provincias llamada Vetusta (trasunto de Oviedo), ciudad
estancada en el tiempo y encerrada en la mediocridad. La protagonista, la joven y sensual Ana
Ozores, es la esposa del regente de la ciudad, un hombre bondadoso, pero mucho mayor que
ella. Insatisfecha con su matrimonio y abrumada por el tedio vital, siente atracción espiritual
hacia su confesor don Fermín de Pas, que acaba enamorándose de ella. Pero más fuerte es la
atracción física hacia don Álvaro Mesía, el dirigente liberal de la provincia, que la persigue sin
descanso para aumentar su prestigio como donjuán irresistible. Ana, la única mujer virtuosa
que no se ha rendido a sus pies, lucha entre sus inclinaciones amorosas y el cumplimiento de su
deber apoyándose en la religión y los consejos de don Fermín para defender su castidad, pero
al final cae en los brazos del frívolo y vanidoso don Álvaro, lo que desencadenará la tragedia.
Su marido muere tras batirse en duelo con don Álvaro, que huye a Madrid, y ella se queda
sola, atormentada por los remordimientos y despreciada por todos los habitantes de la ciudad.
Es magistral la caracterización psicológica de los dos protagonistas principales: Ana, que del
misticismo cae en el adulterio, y de su confesor, don Fermín de Pas, un hombre culto, elegante
e inteligente que encarna la ambición por el poder. En el fondo, la auténtica protagonista es
Vetusta, en la que está representada toda la sociedad española de la Restauración. Con ironía
crítica, el autor disecciona todos los ambientes, comportamientos y actividades de los distintos
estamentos sociales de la ciudad, donde reinan la hipocresía, la ambición, la corrupción, la
ignorancia y la inmoralidad. La influencia del medio sobre los personajes ha llevado a algunos
críticos a señalar el carácter naturalista de la novela. Junto a Madame Bovary, de Flaubert,
y Ana Karenina, de Tolstoi, La Regenta es una de las grandes novelas europeas del XIX que
tratan el tema del adulterio. Si Flaubert se muestra despiadado con Emma Bovary, en Clarín se
entrevé cierta simpatía por Ana, ejemplo de mujer romántica e idealista que cae en desgracia
al no adaptarse a una sociedad mediocre, hipócrita y estúpida.
Clarín sigue la orientación espiritualista en su segunda novela, titulada Su único hijo, protago-
nizada por un hombre mediocre e insatisfecho que desea tener un hijo para alcanzar la inmortali-
dad a través de él. Escribió también tres novelas cortas y más de setenta cuentos. El más famoso, y
quizá el mejor de la época, es ¡Adiós, Cordera!, relato sentimental en el que se exalta la vida rural.
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Pruebas de acceso a la Universidad
Su obra representa la evolución del estilo romántico (El final de Norma), con influencia
del costumbrismo (El sombrero de tres picos), al realista. Con su novela El clavo introdujo
el relato policial en nuestro país al estilo de Edgar Allan Poe. Se hizo famoso con las crónicas
objetivas y críticas que escribió como periodista en la guerra de África. El escándalo (1875) y
El niño de la bola (1878) son novelas de tesis en las que defiende planteamientos ideológicos
propios de la moral tradicionalista.
Juan Valera
Aristócrata liberal y partidario del progreso, fue un refinado narrador interesado por la es-
piritualidad y partidario del «arte por el arte». Logró su máximo triunfo literario con su primera
novela, Pepita Jiménez, publicada por entregas en 1874. El protagonista, Luis de Vargas, es
un seminarista que se enamora de la prometida de su padre, una joven viuda de gran belleza.
La primera parte, escrita en género epistolar, muestra la lucha interna del protagonista entre
sus principios religiosos y su pasión amorosa, que al final se impone a su vocación sacerdotal.
El interés por el relato psicológico, la tolerancia liberal, la trama sentimental y la obra bien
hecha están presentes en sus novelas siguientes: Las ilusiones del doctor Faustino, Doña
Luz, Juanita la Larga. Esta última narra con humor e ironía un tema clásico: el amor entre un
hombre mayor y una joven. Elimina de sus novelas tanto cualquier aspecto sórdido y crudo de
la realidad como la defensa de cualquier tesis o ideología.
Fue una de las figuras más importantes de la vida intelectual de su tiempo y una de las
máximas defensoras de Zola en su ensayo La cuestión palpitante (1883), aunque no acepta
todas las bases del Naturalismo, del que aplica en sus novelas algunos rasgos, por ejemplo, el
objetivismo narrativo y la descripción minuciosa de la realidad, pero refrena la importancia del
determinismo, el pesimismo y la complacencia en lo feo y grosero de la realidad. Su novela
La tribuna, que narra una huelga en una fábrica bajo el afán documentalista característico del
Naturalismo, es la primera novela española que describe el mundo obrero. Amores fatalistas y
pasiones violentas se describen en Los pazos de Ulloa y La madre Naturaleza. Algunos de sus
personajes aparecen determinados por el ambiente, pero la influencia naturalista es atenuada
por sus creencias religiosas y solo afecta a lo estilístico y externo: ambientes degradados, es-
cenas escabrosas, crudas descripciones, episodios violentos, personajes brutales... Tras estas
189
Panorama de la literatura española
dos novelas, situadas en tierras gallegas, se interesará más por el análisis psicológico en su
producción posterior. Fue la primera gran feminista española, como se advierte en su novela
Insolación (1889), donde trata asuntos como la distinta moral sexual para hombres y mujeres.
Influida por Tolstoi, en su etapa final se orienta hacia el espiritualismo y el simbolismo en no-
velas como Una cristiana, La prueba, La quimera y La sirena negra. Pardo Bazán también es
una brillante escritora de cuentos. A lo largo de su vida escribió más de quinientos sobre los
más variados temas: Cuentos de Marineda, Cuentos de amor, Cuentos trágicos...
Su producción novelística no es fácilmente clasificable. Fue naturalista (se le llamó «el Zola
español») en sus novelas valencianas, escritas entre 1894 y 1903: La barraca, Flor de mayo,
Cañas y barro, Arroz y tartana. En ellas plasma la vida, los tipos, las costumbres y el paisaje
valenciano, junto al carácter rudimentario y primitivo de personajes marcados por el odio, la
venganza y la fatalidad. Tras esta primera etapa, publicará novelas de temática revolucionaria
y anticlerical (La catedral, La horda, etc.). Se hizo famoso en todo el mundo con narraciones
(algunas fueron llevadas al cine) como Sangre y arena, ambientada en el mundo de los toros,
y otras cuya temática giraba en torno a la Primera Guerra Mundial: Los cuatro jinetes del
Apocalipsis y Mare Nostrum.
7.6. SIGLO XX
Tres grandes etapas pueden distinguirse en la historia española del siglo XX: la primera,
desde 1900 hasta 1939, abarca el reinado de Alfonso XIII, la Segunda República y la Guerra
Civil; la segunda, que se extiende desde 1939 a 1975, es la época de la dictadura franquista;
la última etapa arranca con la llamada «transición democrática» (1975-78), período tras el que
se instauraría una monarquía parlamentaria y democrática, sistema político que sigue vigente
en nuestros días. Desde el punto de vista literario, la primera etapa es la más brillante, pues
se sucedieron tres grandes generaciones de escritores, la de 1898, la de 1914 y, finalmente, la
de 1927, que justifican que se denomine a este período la Edad de Plata o Segunda Edad de
Oro de las letras españolas. En esta época nos encontramos con grandes figuras de nuestra
literatura: Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Valle-Inclán, Pío Baroja, Federico García
Lorca, Pedro Salinas o Luis Cernuda. En las últimas páginas de nuestro estudio trataremos,
de modo más sintético y somero, las tendencias, obras y autores principales de la literatura
publicada desde la posguerra hasta la actualidad.
190
Pruebas de acceso a la Universidad
Miguel de Unamuno
Las obras de Unamuno, genuino representante de la Generación del 98, reflejan su tem-
peramento vehemente, contradictorio, apasionado, y su compleja personalidad, marcada por
varias crisis espirituales y la angustia existencial. Sus ensayos giran en torno a dos preocupa-
ciones principales: el tema de España y el sentido de la vida humana. En su primer libro, En
torno al casticismo, indaga sobre la esencia del alma castellana, se opone al tradicionalismo y
defiende el concepto de «intrahistoria»: la vida cotidiana y silenciosa de millones de hombres
cuya labor oscura y diaria constituye la sustancia del progreso de una nación, «la verdadera
191
Panorama de la literatura española
tradición, la tradición eterna», aunque no aparezcan en los periódicos, los libros o los mo-
numentos. En este libro defiende la «europeización» de España como solución a los muchos
males que aquejaban al país, pero a partir de Vida de don Quijote y Sancho (1905), contra-
diciendo la propuesta anterior, abogará por «españolizar Europa» (por esta época pronunciará
su lapidaria expresión «¡Que inventen ellos!»). En Del sentimiento trágico de la vida (1913) y
La agonía del cristianismo (1925) plasma sus inquietudes filosóficas y existenciales: su ansia de
eternidad, la preocupación por la muerte y el sentido de la existencia, la relación entre Dios y
los hombres, el conflicto entre la razón y la fe, etc.
Estos asuntos también los traslada a sus novelas. Como la crítica las atacó por no consi-
derarlas novelas, él se inventó un nuevo término: «nivola». Utilizó este nombre por primera vez
en Niebla (1914), obra que, además de reflejar su angustia y sus preocupaciones existenciales,
plantea el tema de la libertad del individuo. En una escena famosa, el protagonista visita al
autor de la novela, Unamuno, quien le revela que no es más que un ente de ficción, una cria-
tura que no puede rebelarse contra el trágico destino que su creador ha decidido para él: el
suicidio. El protagonista de San Manuel Bueno, mártir (1933) es un sacerdote que oculta a
todos que ha perdido la fe, pero continúa ejerciendo su ministerio ayudando a sus feligreses
con amor y abnegación para que ellos sigan creyendo en Dios. Se plantea el tema de la fe y
la inmortalidad bajo un nuevo enfoque: el dilema entre una verdad dolorosa y una felicidad
ilusoria.
Azorín
José Martínez Ruiz, más conocido por el seudónimo de Azorín, escribió ensayos, novelas y
dramas, además de cientos de artículos periodísticos. Los dos temas principales de su obra son
la preocupación por el tiempo y la descripción del paisaje y de los pueblos de España. En en-
sayos como Los pueblos (1905), La ruta de don Quijote (1905) y Castilla (1912) evoca y exalta
líricamente el paisaje castellano, genuino reflejo del alma española, buscando aprisionar el
espíritu del pasado. Azorín, como Unamuno, no aborda los grandes hechos, sino que prefiere
centrarse en lo intrahistórico. En sus melancólicas y subjetivas descripciones pone su atención
en los pequeños hechos de la realidad cotidiana intentando atrapar del fluir inexorable del
tiempo lo sustancial de las cosas. Son excelentes también sus ensayos de crítica literaria en
los que interpreta desde su personal visión las obras de varios escritores españoles: Lecturas
españolas, De Rivas a Larra, Clásicos y modernos, Al margen de los clásicos, etc. El carácter
autobiográfico predomina en sus novelas La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Las con-
fesiones de un pequeño filósofo (1904). En ellas la acción y la intriga es mínima, pues sigue
plasmando, junto a recuerdos de su infancia y su juventud, la descripción de ambientes, tipos
y paisajes del país. Su estilo impresionista, muy alabado por la crítica, significó una renovación
de la prosa decimonónica. Sus notas más características son la claridad, la sencillez, la breve-
dad de los períodos, el lirismo emotivo y la riqueza léxica. Sus lentas, minuciosas y detalladas
descripciones de las cosas minúsculas son un modelo de precisión del lenguaje.
Pío Baroja
Fue el principal y mejor novelista del grupo noventayochista. Se doctoró en medicina con
una tesis sobre el dolor, aunque ejerció la profesión escasamente un año. Desde su subjetivi-
dad pesimista y amarga trató de reflejar en sus novelas la realidad de la sociedad española con
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Pruebas de acceso a la Universidad
un estilo personal aparentemente descuidado, pero dinámico, vigoroso y sugestivo. Sus perso-
najes proyectan la visión del autor (influido por Nietzsche): inadaptación, nihilismo, crítica a la
sociedad llena de convencionalismos, injusticias y prejuicios que provoca la frustración de los
individuos. Baroja clasificó sus novelas (escribió más de setenta) en trilogías. La más pesimista
es La raza, compuesta por La dama errante, La ciudad de la niebla y El árbol de la ciencia
(1911). Esta última, quizá su mejor novela, narra la vida de Andrés Hurtado, personaje sensible
y reflexivo que se vuelve cada vez más antisocial por su desencanto ante la realidad y el país
que observa: atraso científico, mezquindad, hipocresía, falta de honradez y valores, sumisión
de los pobres ante las injusticias... Su visión negativa y escéptica se reflejan perfectamente en
estas palabras de La vida es ansí: «La vida es esto: crueldad, ingratitud, inconsciencia, desdén
de la fuerza por la debilidad, y así son los hombres y las mujeres, así somos todos, sí; todo es
violencia, todo es crueldad en la vida». Su descontento con la vida y la sociedad aparecen en
otras novelas como Camino de perfección o La busca, una radiografía de la cruda realidad y
la vida miserable de los ambientes pobres de Madrid. Frente a este tipo de novelas de tipo
existencial, escribe otras en las que predomina la acción y la aventura, como Zalacaín, el aven-
turero y Las inquietudes de Shanti Andía, y los veintidós volúmenes que componen el ciclo
titulado Memorias de un hombre de acción (1913-1935), donde relata, a modo de crónica
histórica, acontecimientos de la primera mitad del siglo XIX español.
Antonio Machado
Es uno de los grandes poetas españoles del siglo XX. Sus dos libros de poemas más
importantes son Soledades, galerías y otros poemas (1907) y Campos de Castilla (1912). El
primero se enmarca dentro del Modernismo intimista, pero se aleja de la imaginería decorativa
y el ritmo demasiado sonoro de Rubén Darío. A Machado le interesa profundizar en la expre-
sión de emociones auténticas, que suele plasmar a través de símbolos: la tarde (representa el
decaimiento), el agua (a veces simboliza la vida, en otras ocasiones la monotonía y el tedio),
la fuente (le recuerda el pasado triste y doloroso), el huerto (representa la ilusión infantil), etc.
El tono de los poemas suele ser nostálgico y los temas predominantes son los recuerdos de
la infancia y de amores soñados, la juventud perdida, las evocaciones del paisaje (jardines
sombríos, otoño melancólico, el ocaso), el problema de la muerte y, sobre todo, el paso del
tiempo. Su principal aspiración a lo largo de su trayectoria literaria fue eternizar en sus poemas
el momento presente que pasa fugazmente (concebía la poesía como «palabra esencial en el
tiempo»).
Campos de Castilla (1912) representa plenamente el ideario de la Generación del 98. Ma-
chado se aleja del Modernismo, disminuye el intimismo simbolista y se vuelca con la realidad
(el paisaje y la gente que lo habita) y los problemas que esta plantea desde una postura de
compromiso con la época que le ha tocado vivir («La poesía —afirma por esta época— es el
diálogo del hombre, de un hombre con su tiempo»). En los primeros poemas del libro evoca el
paisaje castellano constatando con desencanto, pero también con sobria emoción y un hondo
patriotismo, la diferencia entre la España gloriosa del pasado y la decadencia actual reflejada
en la pobreza de sus habitantes, sus viejos pueblos y sus ciudades ruinosas. En varios poemas
denuncia los problemas, las desigualdades e injusticias de la época y critica el atraso y el tedio
en el que está inmerso el país. Dedica siete poemas a recordar con nostalgia y tristeza a su
esposa Leonor, muerta en plena juventud, y el paisaje soriano. Las composiciones de la sección
titulada «Proverbios y cantares» son breves meditaciones, desde su esceptismo religioso, sobre
193
Panorama de la literatura española
los enigmas del hombre y el mundo. En el libro también se incluye el largo romance «La tierra
de Alvargonzález», una historia cainita atroz sobre la maldad humana: dos hermanos asesinan
a su padre para quedarse con la herencia; más tarde la envidia y la codicia por la propiedad
de la tierra provocan que se peleen y se maten. El enfoque reflexivo, el tono sentencioso y las
preocupaciones filosóficas continúan en el poemario Nuevas canciones y en Juan de Mairena,
célebre libro en prosa en el que aparecen por primera vez sus dos heterónimos, el que da
título al libro, un pensador escéptico, ingenioso y socrarrón, y su discípulo Abel Martín, poeta
y filósofo.
Su obra es sumamente original y de difícil clasificación. Cultivó todos los géneros, pero
brilla especialmente en el teatro. En su trayectoria dramática se observa una evolución cons-
tante que rompe con el teatro que triunfaba en la época: el humorístico y costumbrista (los
hermanos Álvarez Quintero, Carlos Arniches...) y la comedia de salón de Jacinto Benavente,
cuyo objetivo principal era complacer al público burgués con una técnica y un tono realistas
que reflejan sus modos de vida. Ya en sus primeras obras de influencia modernista, como El
marqués de Bradomín y El yermo de las almas, cuyo tema principal es el adulterio, se observa
el rechazo de Valle-Inclán al sistema realista de construcción del espacio dramático. Entre 1907
y 1920 escribe dramas ambientados en una Galicia mítica habitada por personajes que viven
dominados por pasiones violentas y primarias (crueldad, lujuria, soberbia, despotismo) en una
sociedad arcaica y supersticiosa. A este grupo pertenece El embrujado, la trilogía Comedias
bárbaras y Divinas palabras. En la época que va de 1920 a 1936 crea el esperpento, consi-
derado un hito fundamental en la historia del teatro contemporáneo. El esperpento es una
estética que ofrece una visión trágica y grotesca de la realidad (momento histórico, aspectos
sociales, personajes de diversos ámbitos...). La técnica esperpéntica supone una crítica hacia
el mundo y la sociedad burguesa, reflejando de forma grotesca, corrosiva y despiadada sus
aspectos más degradados e inauténticos. Según la crítica, «los personajes y la realidad se
presentan sistemáticamente deformados, exagerando sus rasgos y su comportamiento, con
la intención de ofrecer la auténtica verdad». La primera obra del ciclo esperpéntico es Luces
de bohemia (1924), drama en el que el poeta ciego Max Estrella y don Latino de Hispalis re-
corren, a lo largo de una noche, diferentes calles y escenarios de Madrid, espejo deforme de
una España miserable, cruel, opresiva y empobrecida.
En su obra narrativa se percibe también una evolución. Las primeras obras, Sonatas (de
otoño, de estío, de primavera, de invierno) y Flor de santidad, se vinculan con la corriente
modernista por la sensualidad y la musicalidad con las que evoca melancólicamente un mundo
arcaico y aristocrático. Tras la trilogía de transición titulada La guerra carlista, aplicará la estéti-
ca esperpéntica a su producción narrativa a partir de Tirano Banderas (1926), novela magistral
que narra la caída y degradación de un dictador hispanoamericano.
NOVECENTISMO Y VANGUARDISMO
Novecentismo
194
Pruebas de acceso a la Universidad
sociales son parecidas (por ejemplo, el problema de la regeneración española), los escritores
novecentistas tienen unos rasgos comunes que los diferencian de los noventayochistas: sólida
formación universitaria, preferencia por la cultura urbana, apuesta por el europeísmo (frente al
casticismo), predominio de la actitud intelectual y objetiva, rechazo de la tradición romántica,
mayor interés en la depuración del lenguaje y alejamiento de la subjetividad, del sentimenta-
lismo y del tono apasionado de algunos escritores de la generación anterior. Los novecentistas
abogan por lo apolíneo (equilibrio, armonía, serenidad, claridad racional) frente a lo dionisiaco
(desmesura, irracionalismo, pasión, vitalismo salvaje). Los principales escritores novecentistas
son ensayistas (Ortega, D’Ors, Marañón) y novelistas (Ayala, Miró) que alcanzan su plenitud a
partir de 1914 con un estilo basado en la pulcritud (palabra clave del momento), la armonía,
la claridad, el orden y la sobriedad. Incluimos en este apartado a un gran poeta, Juan Ramón
Jiménez, preocupado como los anteriores por el arte puro, la depuración del lenguaje y el
rigor estético («la obra bien hecha»), aunque en realidad la personalísima obra de este autor
es difícil encasillarla en cualquier movimiento o grupo.
Juan Ramón, figura capital de la lírica española y Premio Nobel de Literatura en 1956,
es el ejemplo ideal del poeta dedicado por entero a su obra, que reelabora constantemente
en una búsqueda obsesiva de perfección. En su trayectoria poética se observa una evolución
desde un Modernismo inicial hasta nuevas formas cada vez más personales. La huella de
Bécquer y Darío está presente en las primeras obras: Arias tristes, Jardines lejanos, Elegías,
La soledad sonora... Los rasgos comunes de esta etapa inicial, que él mismo llamó «sensitiva»,
son el decadentismo, el esteticismo, el simbolismo, lo sensorial, la sonoridad y la atmósfera de
nostalgia y melancolía. La segunda etapa comienza con la publicación en 1916 de Diario de
un poeta recién casado, libro con el que Juan Ramón abandona «los ropajes modernistas» en
busca de una poesía pura, desnuda de artificio, que exprese la realidad profunda y esencial de
las cosas a través de la palabra exacta. Rompe, para ello, con la lírica tradicional, introduce el
verso libre y elimina lo anecdótico para concentrarse en lo conceptual y lo emotivo. El autor
encuentra en el mar el símbolo perfecto del eterno presente y la belleza absoluta que siempre
anheló. La sed de conocimiento preside esta segunda época, que él llamó «intelectual». La pu-
blicación en 1922 de su Segunda antología poética (reelabora su poesía anterior) tendrá gran
influencia en los poetas del 27. Desarrolla en el exilio la tercera etapa, llamada «suficiente» o
«verdadera» (La estación total, Dios deseado y deseante, En el otro costado). Es una poesía
difícil, abstracta, transida de misticismo, en la que el autor depura al máximo el lenguaje en su
búsqueda incesante de plenitud absoluta y eternidad.
Las primeras novelas de Ramón Pérez de Ayala son de tipo realista e incorporan muchos
elementos autobiográficos y preocupaciones similares a los noventayochistas. Luego evolu-
ciona hacia un tipo de novela más intelectual, cuyo mejor ejemplo es Belarmino y Apolonio
(1921), donde aborda temas universales como el sentido de la existencia, la soledad, el amor
y la confrontación entre el hombre vitalista y el pensador. En la novela mencionada, y en otras
como Los trabajos de Urbano y Simona (1923) o Tigre Juan (1926), emplea técnicas narrativas
innovadoras como el perspectivismo y el contrapunto.
195
Panorama de la literatura española
ENSAYISTAS
196
Pruebas de acceso a la Universidad
tuviera una educación estética y apuesta por los valores clásicos: equilibrio, armonía, orden.
Es muy interesante su ensayo sobre arte titulado Tres horas en el Museo del Prado (1922).
Temas como la preocupación por el problema de España, la historia, la crítica literaria,
etc., están presente en otros ensayistas de esta generación: Salvador de Madariaga, Gregorio
Marañón, Américo Castro, Sánchez Albornoz, etc.
VANGUARDISMO
GENERACIÓN DEL 27
197
Panorama de la literatura española
Pedro Salinas
En sus primeros libros, bajo la influencia de la poesía pura y vanguardista, escribe poemas
sobre elementos del mundo moderno y urbano: la bombilla eléctrica, los semáforos, el cine,
la máquina de escribir, los radiadores, etc. Sus dos obras más importantes, gracias a las cuales
está considerado el gran poeta contemporáneo del amor, son La voz a ti debida (1933) y Ra-
zón de amor (1936). En estos poemarios el yo poético busca la realidad esencial y profunda de
la amada y de las relaciones amorosas más allá de las anécdotas, las simples apariencias o los
rasgos externos. El amor no es descrito como sufrimiento o frustración, sino como una fuerza
poderosa que da plenitud, alegría y sentido a la vida y al mundo. En Largo lamento se centra
en la parte menos luminosa del amor: la desilusión y la tristeza tras la ruptura. Después de la
guerra, en el exilio, escribe libros en los que a menudo aborda problemas de su tiempo (por
ejemplo, en el poema Cero protesta por el horror provocado por la bomba atómica).
Jorge Guillén
Es la figura más representativa de la poesía pura, entendiendo por tal la que busca el
nombre exacto de las cosas, lo esencial y lo permanente, haciendo abstracción de lo anecdó-
tico y lo circunstancial. Inició en 1928 su primer gran libro, Cántico, que fue ampliado hasta
1950. El tema principal es el gozo del ser ante la perfección del mundo y la hermosura de la
vida. Para Guillén, el paraíso está en la vida, en el presente, y «el mundo está bien hecho»
(en sus poemas suele cantar el esplendor de la primavera, la dicha del amor o el luminoso
mediodía). Aunque no desaparece del todo su optimismo vital y la exaltación de la belleza,
en Clamor (1957-1963) predomina, por una parte, la protesta contra los aspectos negativos
presentes en el mundo de los hombres (la miseria, el desorden, las injusticias, la opresión, las
guerras) y, por otra, la preocupación por el paso del tiempo y la muerte.
198
Pruebas de acceso a la Universidad
Gerardo Diego
Rafael Alberti
Su trayectoria poética cubre todas las vertientes poéticas desarrolladas por la Genera-
ción del 27: neopopularismo, gongorismo, surrealismo, clasicismo. La lírica tradicional inspira
Marinero en tierra (1924), poemario en el que añora el mar y su tierra natal gaditana. Alberti
funde el barroquismo gongorino y el vanguardismo en Cal y canto, libro que contiene poemas
sobre el mundo moderno: un billete de tranvía, un portero de fútbol, ascensores, hoteles, etc.
La huella surrealista es profunda en el angustioso y desolador Sobre los ángeles (1929): el
yo poético, expulsado de un «paraíso perdido», vaga por un mundo vacío y absurdo acosado
por ángeles que simbolizan fuerzas extrañas y negativas como la crueldad, la desesperanza o
la muerte. En la década de los años 30 escribe sobre sus preocupaciones sociales y políticas
en El poeta en la calle (concibe la poesía como un arma más de combate), De un momento
a otro o Entre el clavel y la espada, donde ataca al capitalismo, defiende a los oprimidos y
promueve la revolución. Terminada la Guerra Civil, sigue escribiendo profusamente en el exilio
poesías en las que refleja especialmente su añoranza de España y su situación de desterrado.
Luis Cernuda
Este poeta solitario, rebelde e inadaptado reunió, a partir de 1936, toda su producción líri-
ca bajo el sugestivo rótulo de La realidad y el deseo. El título expresa bien la esencia de toda
su poesía y su vida: la tensión entre sus deseos (de libertad, de belleza, de amor, de felicidad,
de pureza) y la realidad, que los frustra («todos los sueños son irrealizables en este mundo»
ya que «la realidad los aventa como lo que son: humo»). La influencia surrealista y romántica
es profunda en Un río, un amor y Los placeres prohibidos, que contiene bellos e intensos
poemas de amor (ejemplo máximo es el poema que comienza así: «Si el hombre pudiera decir
lo que ama»). Su voz personal, caracterizada por el análisis introspectivo de sus experiencias
pasadas y su sentir dolorido por su inadaptación al mundo, ya se observa en Donde habite el
olvido (1932-33). En Invocaciones incluye el poema Soliloquio del farero, un hermoso canto
a la soledad. Tras el destierro, el tono amargo, desarraigado y nostálgico tiñe sus siguientes
obras: Las nubes, Como quien espera el alba, Vivir sin estar viviendo, Desolación de la
quimera. Tratan de la añoranza del desterrado, la infancia, la angustia por la fugacidad del
tiempo, la proximidad de la muerte, la reflexión sobre su vida y sobre la historia de España…
Lo hace con un estilo cada vez más próximo al lenguaje hablado, coloquial, alejado de la rima
y las imágenes brillantes. También es autor de un hermoso libro de prosa poética, Ocnos,
evocación nostálgica de su niñez y juventud en Sevilla.
199
Panorama de la literatura española
Dámaso Alonso
Escribió con pasión y extraordinaria calidad poesía y teatro desde su juventud hasta su
temprana muerte por fusilamiento en 1936. Los temas principales de su poesía (y de su tea-
tro) son la frustración, el destino trágico, el amor imposible, la libertad destruida y la muerte
inevitable. En Poema del cante jondo rinde homenaje al folclore de su amada «Andalucía del
llanto» con composiciones populares (soleares, saetas...) que expresan dolor y muerte. Los
gitanos y su mundo mítico lleno de misterio y pasiones exaltadas (amor, vitalismo, violencia,
fatalismo, venganza) son los protagonistas de su célebre Romancero gitano, donde mezcla
magistralmentre lo popular, lo culto y lo vanguardista. Influido por el surrealismo escribe, entre
1929 y 1930, Poeta en Nueva York, una dura protesta contra la civilización moderna y mecani-
zada por su materialismo, su insolidaridad y su degradación. Lo épico y lo elegíaco se funden
en LLanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías para expresar su dolor por la muerte
de su amigo torero. En cualquiera de los libros citados podemos encontrar las características
más relevantes de su estilo: sugerente musicalidad, potente expresividad, rica adjetivación y
brillantes imágenes, a veces difíciles de interpretar.
Lorca, junto a Valle-Inclán, es el otro gran renovador del teatro español contemporáneo.
Su trayectoria dramática se inicia con El maleficio de la mariposa (1919), emparentada con el
teatro modernista, y termina con La casa de Bernarda Alba (1936), una de las obras cumbres
del teatro español del siglo XX. Entre ellas escribe Mariana Pineda, drama sobre la heroína
de Granada que fue ajusticiada por bordar una bandera liberal, varias farsas (como Los títeres
de Cachiporra o La zapatera prodigiosa) y dos obras surrealistas de difícil representación, Así
que pasen cinco años y El público. Sus tres obras maestras son las tragedias rurales Bodas
de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba, protagonizadas por mujeres que se enfrentan
a las convenciones sociales, la moral tradicional o la autoridad para poder realizar sus deseos
(de libertad, de amor, de maternidad). Sus aspiraciones de realización personal siempre acaban
frustradas trágicamente.
Vicente Aleixandre
Crea una poesía personal que aprovecha, en su primera etapa, características del movi-
miento surrealista: imágenes oníricas y visionarias (metáforas atrevidas, irracionales, difíciles),
enumeraciones caóticas, uso del versículo y discurrir poético que no se ajusta exactamente
al discurso lógico (aunque sin llegar nunca a la escritura automática). Ante una sociedad que
limita los impulsos naturales del ser humano, la voz poética de Espadas como labios y Pasión
200
Pruebas de acceso a la Universidad
Miguel Hernández
Su obra está a caballo entre la Generación 27 y la del 36. Su padre lo obligó a salir del
colegio para que lo ayudara con el rebaño, pero su deseo de aprender hizo que se formara
de manera autodidacta. Su hermético y formalista Perito en lunas (1933) se inscribe en la
línea del neogongorismo de los poetas del 27, con algunos de los cuales (Alberti, Aleixandre)
se relaciona una vez que se establece en Madrid, decidido a triunfar como poeta. Allí entabla
amistad con Pablo Neruda, quien le influirá en su evolución ideológica, alejándolo del catoli-
cismo inicial. Su primer gran libro, El rayo que no cesa (1936), está formado principalmente
por sonetos que tratan sus tres grandes temas, el amor, la vida y la muerte, entrelazados
con extraordinaria maestría. En esta obra el amor apasionado irrumpe en su pecho como
una gran fuerza primitiva que lo desgarra y atormenta al no poder satisfacer con la amada
su gran deseo de posesión. El libro incluye al final su célebre Elegía a Ramón Sijé, un canto
a la vez rabioso y melancólico dedicado a la memoria de un amigo de su Orihuela natal. El
poeta intimista del libro anterior se convierte al comenzar la Guerra Civil en «poeta solda-
do» (se alista al bando republicano) con Viento del pueblo (1937), libro con el que inicia su
andadura por la poesía de carácter social, comprometida y solidaria con el pueblo humilde.
Abandona el tono épico y combativo en El hombre acecha (1938-39), poemario que refleja
la crueldad humana, los males (odio, violencia, destrucción, muerte) que han provocado la
guerra y la compasión con sus semejantes ante tanto sufrimiento. Al finalizar la guerra escri-
be, mientras peregrina por varias cárceles, Cancionero y romancero de ausencias. Aunque
pervive el recuerdo doloroso de la guerra, deja de volcarse en el exterior para centrarse de
nuevo en el amor a su esposa y sus propias penas: el dolor por la muerte de su primer hijo,
la angustia por la separación de su familia y su falta de libertad. Morirá de tuberculosis en
la cárcel de Alicante en 1942 con tan solo treinta y un años.
201
Panorama de la literatura española
202
Pruebas de acceso a la Universidad
signos), Carlos Barral, José Agustín Goytisolo y Francisco Brines. Con ellos se acaba la poesía
de la posguerra. Este nuevo grupo poético entiende la poesía como un medio de conocimien-
to y expresión de su realidad íntima. Los escritores plasman en el poema sus experiencias
personales y sus emociones, lo que propicia que las comprendan más profundamente. Vuelve
la preocupación por el ser humano concreto, por su interioridad, por lo existencial, pero sin
ningún patetismo. Los temas más frecuentes son el paso del tiempo, el amor y el erotismo, la
soledad, la nostalgia por la infancia y la adolescencia perdida, la amistad y la familia. Ponen
su atención de modo especial en lo cotidiano, muchas veces desde un punto de vista irónico
y escéptico no exento de tristeza. Emplean un lenguaje natural, sobrio, preciso, que adopta a
menudo un tono conversacional (el poeta suele dirigirse a un interlocutor: la amada, Dios, el
propio poeta, un personaje ficticio). Con el paso del tiempo, cada uno de los novísmos sigue
su camino personal.
En los años setenta surge una nueva promoción de jóvenes poetas que huyen del realis-
mo, los temas sociales y la estética precedente. Buscan la renovación del lenguaje poético en
una constante experimentación. Los nuevos poetas son denominados «novísimos», porque
algunos de ellos aparecen en la célebre antología publicada en 1970 por José María Castellet
titulada Nueve novísimos poetas españoles. Dos de las figuras más relevantes del grupo publi-
caron su primer libro a finales de los sesenta: Pere Gimferrer (Arde el mar) y Guillermo Carnero
(Dibujo de la muerte). Abrieron el camino a los demás, entre los que destacan José María
Álvarez, Leopoldo María Panero, Antonio Carvajal, Martínez Sarrión y Antonio Colinas. Consti-
tuyen un nuevo vanguardismo en el que la libertad creativa y formal es absoluta. Usan el verso
libre, adoptan elementos surrealistas (imágenes visionarias, escritura automática, asociaciones
libres, ausencia de puntuación y mayúsculas) e introducen el collage (incluyen versos de otros
poetas, canciones, recortes de periódicos, frases publicitarias). El esteticismo, lo decadente,
el exotismo, lo urbano, el cosmopolitismo (muchos sienten especial devoción por Venecia), el
barroquismo y la inclusión de elementos propios de la nueva sociedad de consumo (tebeos,
películas, canciones) son otros rasgos frecuentes en sus poemas. El más común es el llamado
culturalismo, entendiendo por tal la abundancia de referencias culturales de todo tipo; para
ello emplean a menudo el monólogo dramático (consiste en contar anécdotas o historias desde
la voz de un personaje histórico o ficticio).
A partir de 1975 decae el interés por el experimentalismo y aparecen muchos nombres
nuevos en el panorama poético. Es bastante difícil decidir cuáles son los más destacados por
la falta de perspectiva histórica. También siguen publicando muchos de los citados anterior-
mente, sobre todo de la década de los sesenta y setenta, como José Hierro, Ángel González,
Valente o Gimferrer, cada uno con su particular evolución y estilo personal. El pluralismo es
la nota predominante de un periodo que llega hasta nuestros días, pues no hay ninguna
tendencia que de modo claro se haya impuesto a las demás, aunque sí se aprecia en general
de nuevo el interés por la realidad cotidiana, íntima y personal con un tono reflexivo y casi
coloquial (Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes o Carlos Marzal, tres representantes de
la llamada «poesía de la experiencia») o elegíaco (Francisco Brines, Eloy Sánchez Rosillo).
Pero se observan múltiples corrientes poéticas: la clasicista, la surrealista, la neobarroca, la
neopurista, el neoconceptualismo, el neorromanticismo, etc. Además de los mencionados,
en las múltiples antologías que se han publicado en los últimos años suelen repetirse ciertos
nombres: Ana Rosseti, Juan Luis Panero, Aníbal Nuñez, Miguel D’Ors, Jenaro Talens, Luis
Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Blanca Andreu, Vicente Gallego, etc.
203
Panorama de la literatura española
El arranque de la novela valiosa tras el fin de la Guerra Civil se inicia con la publicación de
La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, y Nada (1944), de Carmen Laforet.
Ambas pertenecen a la tendencia más importante de los años cuarenta: la novela realista
existencial, caracterizada por una visión pesimista y desoladora de la realidad. La novela de
Cela, duro relato de la vida desgraciada de un campesino extremeño, inaugura el denominado
«tremendismo», corriente literaria que plasma con un tono agrio y descarnado los aspectos
más crudos y miserables de la realidad (brutalidad, crímenes, horror...). La novela existencialista
Nada relata el desengaño e insatisfacción de una joven que se ha trasladado a Barcelona a vivir
con unos familiares. Allí se encuentra con un ambiente opresivo que retrata bien el desmorona-
miento de la sociedad española de la posguerra: hambre, suciedad, atmósfera asfixiante, odio,
tristeza, miseria. En esta década comienzan a publicar sus primeras novelas otras tres grandes
personalidades de la novela española de la segunda mitad de siglo: Miguel Delibes, Ana María
Matute y Gonzalo Torrente Ballester. Otra novela existencialista interesante (pero escrita en la
década siguiente) es la sobrecogedora Con la muerte al hombro, de José Luis Castillo-Puche.
En la década de los cincuenta la tendencia predominante es la conocida como realismo
social. En esta época los narradores denuncian con dureza la injusticia, la pobreza y la des-
igualdad de clases. El protagonista ahora es la colectividad o individuos representativos de
la sociedad: obreros, campesinos, burgueses, habitantes de los suburbios... El tema principal
es la propia sociedad española, la soledad individual y colectiva, la división provocada por la
guerra, el abismo profundo abierto entre pobres y ricos, entre campo y ciudad, entre vence-
dores y vencidos. La colmena (1951), de Cela, es la precursora de la novela social. A través
de secuencias narrativas y costumbristas, su autor plasma la vida gris y mediocre de múltiples
personajes de la sociedad madrileña de posguerra, hundida en la miseria material y moral.
Otros títulos significativos son La noria, de Luis Romero (describe un día en la vida de Barcelona
a través de más de treinta personajes, con especial preocupación por los más desfavorecidos),
Los bravos, de Fernández Santos (refleja la dura vida del campo) y La mina, de López Salinas.
Hay que resaltar también El Jarama (1956), de Rafael Sánchez Ferlosio, novela que muestra la
vida anodina de un grupo de jóvenes que pasan juntos un domingo de verano. La importancia
de la novela radica en que inicia el llamado objetivismo o neorrealismo, cuya característica
principal es la presentación de la realidad por parte del narrador sin emitir juicios de valor y
sin reflejar directamente la psicología interna de los personajes. Otros narradores interesantes
de esta época son Ignacio Aldecoa, García Hortelano, Juan Goytisolo, Carmen Martín Gaite,
Caballero Bonald, Alfonso Grosso y los ya mencionados Miguel Delibes y Ana María Matute
(Fiesta del noroeste, Pequeño teatro).
En los años sesenta y hasta 1975 aproximadamente, aunque no se abandona comple-
tamente la crítica y la preocupación social, prima la experimentación. El argumento pierde
importancia, surgen nuevas formas de puntuación y tipografía, el lenguaje es más barroco y se
emplean nuevas técnicas como el contrapunto (acciones paralelas), el perspectivismo (puntos
de vista distintos sobre la realidad) y el monólogo interior (transcripción del pensamiento del
personaje tal como fluye). El personaje suele estar en conflicto consigo mismo buscando su
identidad o en lucha con el medio social que trata de destruirlo. La novela que inaugura este
nuevo ciclo es Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos. No deja de ser una crítica a
la sociedad burguesa, pero el autor se aleja del realismo social y objetivista anterior. Introduce
innovaciones técnicas (por influencia de Kafka, Thomas Mann, Joyce, Faulkner), emplea un
204
Pruebas de acceso a la Universidad
lenguaje original, a veces casi barroco, con abundante uso de la metáfora y la ironía, que le
sirven para burlar la censura de la época y mostrar una realidad mezquina, sórdida, insatisfac-
toria, que conduce al protagonista al fracaso de su proyecto vital y la abulia. Otras novelas
representativas de esta tendencia son, entre otras, las siguientes: San Camilo 1936, de Cela;
Volverás a Región, de Juan Benet; La saga/fuga de J.B., de Torrente Ballester; Si te dicen que
caí, de Juan Marsé, Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, y Señas de identidad, de Juan
Goytisolo. En 1974 se publica una original novela, Escuela de mandarines, de Miguel Espino-
sa, quien usa abundantes recursos formales pero siempre al servicio del argumento. Su autor
parodia y satiriza de forma alegórica todas las instituciones franquistas y anticipa la vuelta a
la narratividad. Pero, curiosamente, el novelista más leído de toda esta época fue José María
Gironella (junto a Cela, fue de los pocos que durante esta época pudo vivir de la literatura),
poco interesado por el experimentalismo o la crítica social; sus obras, como la vendidísima
Los cipreses creen en Dios, están escritas en un lenguaje llano repleto de sentimentalismo y
retratos psicológicos superficiales.
Desde 1975 hasta hoy, la novela adquiere un gran auge, pues es el género que despierta
más atención del público y la crítica. Nos encontramos, como en la lírica, con un panorama
plural por la diversidad tanto de tendencias como de autores; ahora bien, casi todos tienden
a recuperar el interés por el argumento y el placer por contar una historia. Se prefiere, asimis-
mo, el orden cronológico lineal, el lenguaje natural, la ambientación en un espacio urbano y
el protagonista individual. Este suele ser un ser desvalido, inseguro, desorientado, que busca
su propia identidad y ha perdido la fe en valores que expliquen el mundo de una manera óp-
tima y con garantías. Esta vuelta a la narratividad tuvo en 1975 dos importantes exponentes:
Cerbero son las sombras, de Juan José Millás, y La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo
Mendoza. En general, la crítica coincide en hablar de una vuelta a la novela realista («realismo
renovado»), aunque de modo diferente al de los años 40 o 50. Ahora bien, no hay una línea
dominante, pues caben gran cantidad de motivos y temas. Podemos señalar algunas de las
tendencias principales: la novela histórica, la de aventuras, la novela de la memoria y el testi-
monio, la policíaca y de intriga, la novela de reflexión intimista, etc. Hay que tener en cuenta
que durante esta época democrática coexisten escritores de las décadas anteriores (Cela,
Miguel Delibes, Ana María Matute, Martín Gaite, Juan Marsé, Goytisolo) con una promoción
de nuevos novelistas, entre los que cabe citar (además de Mendoza y Millás) nombres como
los siguientes: Muñoz Molina (Plenilunio), Javier Marías (Corazón tan blanco), José María Me-
rino, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Vázquez Montalbán, Pérez Reverte, Almudena Grandes,
Enrique Vila-Matas, Javier Cercas, Belén Gopegui, etc.
205
Panorama de la literatura española
1952), Joaquín Calvo Sotelo, José López Rubio o Víctor Ruiz Iriarte. Por otra parte, sobresa-
len dos autores dentro del teatro humorístico: Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. El
primero, que ya tuvo éxito antes de la guerra (Usted tiene ojos de mujer fatal), combina con
ingenio e imaginación el humor verbal con el de situación (hechos disparatados, situaciones
inverosímiles, absurdas) con el objetivo de romper con las formas tradicionales de lo cómico,
sujetas hasta entonces al chiste fácil y lo verosímil. Algunas de sus obras más recordadas
son Eloísa está debajo de un almendro (1940), Los ladrones somos gente honrada (1941) y
Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1946). Miguel Mihura también fue un renovador
del teatro de humor. Distorsiona la realidad proponiendo situaciones ilógicas, absurdas. En
su obra maestra, Tres sombreros de copa (estrenada en 1952, aunque escrita antes de la
guerra) el protagonista masculino, Dionisio, descubre, la víspera de su boda, la experiencia
de la auténtica libertad con Paula, lo que le hace darse cuenta del mundo gris, convencional
y rutinario en el que vivía hasta entonces; sin embargo, el miedo a contravenir las normas lo
aboca al fracaso. La ridiculización de personajes y acciones de la vida cotidiana es una cons-
tante en su producción teatral, en la que con el paso de los años el humor (siempre crítico
con la sociedad burguesa) se transforma en sátira, como se observa en El caso de la señora
estupenda o Maribel y la extraña familia.
Durante los años cincuenta se fragua el teatro existencialista y social gracias a Antonio
Buero Vallejo (a él dedicaremos un apartado especial) y Alfonso Sastre. El hito que marca el
comienzo de esta nueva tendencia, basada en el compromiso con la realidad inmediata y
el rechazo hacia el teatro de evasión o costumbrista, es Historia de una escalera, de Buero,
estrenada en 1949. Con esta obra y Escuadra hacia la muerte (1953), de Sastre, arranca este
tipo de teatro realista de protesta y denuncia, disconforme con la situación sociopolítica, que
se extenderá hasta prácticamente principios de los años 70. Ambas obras conjugan la angustia
existencialista de sus personajes, fracasados en sus deseos y anhelos, con la preocupación por
la injusticia social de la posguerra. En las obras posteriores de Buero predomina la búsqueda
de la verdad de un personaje inmerso en un malestar que sirve para testimoniar y criticar la
mediocridad de la vida cotidiana y de la sociedad, recurriendo para ello a alusiones, símbolos,
alegorías, etc., de modo que sus obras puedan sortear la censura de la época. Sin embargo,
Alfonso Sastre pretendió reflejar de modo más directo el malestar del individuo, que siempre
acaba derrotado (La mordaza, Guillermo Tell tiene los ojos tristes). Su intención fue concienciar
a los ciudadanos y transformar la sociedad con su teatro comprometido de signo antifranquis-
ta. Por la progresiva radicalización de sus tesis revolucionarias, la censura prohibirá dos de sus
mejores obras, La sangre y la ceniza y La taberna fantástica, que serán estrenadas tras el fin
de la dictadura.
En los años sesenta, influidos por Buero y Sastre, un grupo de dramaturgos continúa el
teatro realista y social que protesta y da testimonio de la situación injusta de la época con un
tono desgarrado y una visión a menudo cercana al esperpento valleinclanesco. Sus obras po-
nen de manifiesto la alienación del individuo, víctima de situaciones extremas o degradantes.
Temas frecuentes en estos dramas son la intolerancia, la insolidaridad, la explotación de los
trabajadores, la pobreza o el desarraigo de un personaje angustiado dentro de una atmósfera
social opresiva. Algunos de las obras más representativas de este grupo son los siguientes: Los
inocentes de la Moncloa (1960), de Rodríguez Méndez; La madriguera, de Rodríguez Buded;
El tintero, de Carlos Muñiz; La camisa, de Lauro Olmo, y Las salvajes de Puente Genil (1963),
de José Martín Recuerda. Este teatro realista de intención social tuvo muchas dificultades
para ser representado a causa de la censura y la falta de apoyo de los empresarios teatrales
206
Pruebas de acceso a la Universidad
y los espectadores, que preferían en su mayoría un teatro comercial de tono menos grave y
revolucionario. Es significativo el caso de Alfonso Paso. Abandona la crítica social de sus obras
iniciales (Los pobrecitos) para escribir comedias ligeras y divertidas, como Usted puede ser un
asesino o ¡Cómo está el servicio!, que lo convirtieron en el dramaturgo de más éxito comercial
durante los sesenta. En este decenio también comienza a estrenar sus primeras obras (Los ver-
des campos del Edén, Noviembre y un poco de hierba) otro autor al que resulta difícil clasificar:
Antonio Gala. Durante los setenta y ochenta se convertirá en el dramaturgo más popular con
obras de gran éxito (Los buenos días perdidos, Anillos para una dama). La soledad, el amor
y la libertad son los dos temas principales de su teatro, caracterizado por el tono poético, el
simbolismo y cierta propensión al mensaje moral o didáctico. Por otra parte, en este decenio
tuvo éxito entre el público burgués el teatro de Alejandro Casona, quien volvió del exilio en
1962 y pudo reestrenar varias de sus obras escritas años atrás: La dama del alba (escrita en
1944), Los árboles mueren de pie (1949) o La barca sin pescador. En sus dramas combina lo
real con lo poético, lo misterioso y lo fantástico.
Hacia 1970 surge un teatro renovador y experimentalista en el que pierde importan-
cia la acción y el texto literario en favor de otros elementos del lenguaje escénico: la luz, la
expresión corporal, la escenografía, el sonido, el vestuario, el maquillaje expresionista, etc. La
farsa alegórica, lo grotesco, el absurdo, la deshumanización de los personajes, la crítica social
y el uso de la parábola que critica el régimen franquista son características habituales en este
tipo de obras que no consiguieron llegar al gran público. Uno de los autores más relevantes
es Francisco Nieva, que cultiva un teatro de raíz vanguardista donde da cabida a lo onírico, lo
dadaísta y lo simbólico con la intención de mostrar la esencia del hombre y provocar la catar-
sis liberadora en el espectador (en realidad, su teatro será conocido en nuestro país a partir
de 1976). Otros nombres interesantes son Miguel Romero Esteo (Pasodoble), José Ruibal (La
máquina de pedir), Luis Riaza (Retrato de dama con perrito), Manuel Martínez Mediero (Las
hermanas de Búfalo Bill), José María Bellido, Luis Matilla, etc. En sus obras es común el pesimis-
mo, la provocación (aparece la violencia o la sexualidad) y el uso de la simbología animal para
denunciar el poder opresor. También hay que destacar la aparición, desde 1965, de innumera-
bles grupos o compañías de teatro independiente que se rebelan contra el teatro comercial:
Tábano, La Cuadra, La Cubana, Teatre Lliure, Els Comediants, Teatro Universitario de Murcia
o Els Joglars. Representan sus obras en salas de escasa capacidad para un grupo minoritario.
Desde 1975 hasta nuestros días siguen estrenando obras muchos dramaturgos arriba
mencionados. Varios grupos independientes se convierten en compañías estables, pero poco
a poco irán desapareciendo (con alguna excepción). Predomina en general, como sucede en
la poesía y la narrativa, la línea realista, en la que se incluyen autores consagrados (Buero
Vallejo, Sastre, Antonio Gala), dramaturgos de comedia burguesa con gran éxito comercial
(Juan José Alonso Millán, Jaime Salom o Ana Diosdado) y nuevos autores que inician una
tímida renovación formal (Ignacio Amestoy, Domingo Miras, José Sanchís Sinisterra) o se
acercan a ciertos problemas sociales del momento (paro, droga, violencia, marginación
social), como es el caso de José Luis Alonso de Santos (La estanquera de Vallecas, Bajarse
al moro) y Fermín Cabal. El teatro experimentalista decae, pero con algunas excepciones
destacables: el barroco y onírico Francisco Nieva, el polémico Fernando Arrabal (también se
reestrenan sus obras iniciales, como Pic-nic y El triciclo, y otras escritas durante su exilio en
Francia) y el grupo independiente y antitradicionalista La Fura dels Baus, compañía fundada
en Barcelona en 1979.
207
Panorama de la literatura española
Cuatro grandes autores contemporáneos: Blas de Otero, Cela, Delibes y Buero Vallejo
Blas de Otero es el gran poeta de la posguerra. Su obra viene a ser una síntesis de la
evolución de la lírica española durante la larga época franquista. El desarraigo existencial y
metafísico palpita con fuerza en Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia (es-
critos desde 1945 y publicados en 1950 y 1951, respectivamente), poemarios que tratan de
la soledad, el vacío, la angustia de la condición humana, la lucha con la muerte y el silencio
de un Dios ausente al que busca con desesperación. Cambia el rumbo de su poesía con la
publicación en 1955 de Pido la paz y la palabra, donde denuncia la miserable situación de
España y brota la preocupación social, aunque sin caer en el pesimismo, pues en sus poemas
siempre vibra la esperanza por un futuro mejor para todos. Sus libros siguientes, En castellano
(1959) y Que trata de España (1964), pertenecen a la poesía social de denuncia, testimonio y
compromiso. En su última etapa, desde 1968 hasta su muerte, disminuye el tono combativo y
compone poemas en línea con la experimentación formal del momento (imágenes surrealistas,
asociaciones libres, etc.). El paso del tiempo y la cercanía de la muerte son dos de los temas
más frecuentes en su etapa final.
Camilo José Cela es uno de las grandes novelistas españoles del siglo XX. Su primera
obra, La familia de Pascual Duarte (1942), cruda narración de la vida de un asesino poco antes
de ser ejecutado, marca el inicio del realismo tremendista de la década de los 40. Inaugura
también el realismo social de los cincuenta con La colmena (1951), visión despiadada y triste
del Madrid de posguerra. En 1969 publica otra de sus obras más logradas, San Camilo 1936,
novela experimental que recrea el ambiente de Madrid durante los días previos al levanta-
miento militar. El experimentalismo narrativo alcanza su máxima expresión en su inquietante y
escatológica Oficio de tinieblas, 5 (1973), donde se suprime la acción y se diluyen los elemen-
tos tradicionales del relato, pero siguen estando presentes, como en casi todas sus novelas,
el pesimismo y la falta de esperanza en el género humano. Vuelve al protagonismo colectivo
con Mazurca para dos muertos (1983), situada en una lluviosa Galicia atemporal llena de
personajes que se dejan arrastrar por sus impulsos más primitivos (lujuria, violencia, venganza).
Se aleja de nuevo de los moldes narrativos convencionales en Cristo versus Arizona (1988) y
Madera de boj (1999), aunque persisten sus dos temas preferidos: el sexo y la muerte. Cela
escribió también varios libros de viajes. Está considerada una obra maestra del género su Viaje
a la Alcarria (1948). Ganó el Nobel en 1989.
Miguel Delibes es uno de los escritores más importantes de la literatura española de
la segunda mitad del siglo XX. En su producción novelística aborda un amplio abanico de
asuntos: la infancia, la caza, el ambiente rural de Castilla y sus gentes, la burguesía provincia-
na, la defensa de la naturaleza, la denuncia de las injusticias sociales y la muerte. Sus obras
están impregnadas de pesimismo por su concepción del hombre como un ser acechado por
limitaciones (personales y sociales), pero en el que siempre late la esperanza, apoyada en su
fe religiosa. El tono existencial y la preocupación por la muerte y el dolor presiden sus dos
primeras novelas: La sombra del ciprés es alargada (ganadora del premio Nadal en 1947) y
Aún es de día (1949). El humor y el realismo poético aparecen en El camino (1950), novela
que inaugura su interés, constante en su trayectoria, por la vida rural y el paisaje de su Castilla
natal. Delibes retrató con maestría los pequeños pueblos castellanos y la vida de las personas
que los habitan en íntima comunión y dependencia con la naturaleza. También se ocupó de
la burguesía provinciana, que casi siempre sale malparada, como se muestra en La hoja roja
(1959). En Las ratas, para muchos su mejor novela, denuncia la incultura y la miseria en la que
208
Pruebas de acceso a la Universidad
viven los habitantes de un pueblo, sometidos a la tiranía del dueño de las tierras en las que
trabajan. Cinco horas con Mario (1966) es un largo monólogo en el que una mujer rememora
ante el cadáver de su esposo su vida en común y sus desavenencias conyugales por culpa de
su distinta mentalidad (ella es una burguesa egoísta; él, un liberal idealista comprometido con
los más desvalidos). Detrás del fragmentarismo y la distorsión del argumento y el lenguaje de
su siguiente novela, Parábola de un náufrago (1969), se aprecia una contundente crítica hacia
la autocracia, la sociedad de consumo y la violencia gratuita. Sigue escribiendo novelas intere-
santes en las siguientes décadas: la antibelicista La guerra de nuestros antepasados (1975),
El disputado voto del señor Cayo (1978), donde vuelve a defender la naturaleza, y Los santos
inocentes (1981), feroz crítica a las clases privilegiadas por explotar a unos humildes campesi-
nos, cuyas vidas están sumidas en la miseria y la ignorancia por culpa de unos terratenientes
semifeudales. En 1998 publica su última obra, El hereje, una espléndida novela histórica en la
que de nuevo el protagonista se las debe apañar para sobrevivir en un entorno social hostil
(en este caso, la Inquisición del siglo XVI).
Antonio Buero Vallejo es el dramaturgo español más importante de la segunda mitad de
siglo XX. Obtuvo un éxito rotundo en 1949 con su primera obra, Historia de una escalera, que
inicia un cambio de rumbo en el teatro español hacia el drama realista, combinando la preocu-
pación existencial (el sentido de la vida, la condición humana...) con el testimonio o la crítica
social (denuncia las injusticias y desigualdades sociales). El anhelo de libertad y de justicia, la
soledad, el amor, la búsqueda de la verdad, la hipocresía y la felicidad son asuntos habituales
en su teatro. Suele mostrar personajes frustrados o fracasados (casi siempre con alguna tara
física o psíquica) ahogados en la triste realidad que los rodea y de la que no pueden escapar.
En su segunda obra, En la ardiente oscuridad (1950), recurre a los símbolos (por ejemplo,
la ceguera de los personajes representa la imperfección, las limitaciones humanas y su falta
de libertad), lo legendario, lo fantástico y el misterio para tratar un tema que se repetirá en
otros dramas: no hay evasión posible ni disfraz que oculte la cruda realidad. Otros dramas
simbólicos son La tejedora de sueños y Casi un cuento de hadas, que trata del poder del
amor como fuerza que transforma a la protagonista. En otros analiza las lacras de la sociedad
española (mentira, injusticia, violencia, hipocresía, autoengaño) desde una visión crítica: Hoy es
fiesta, Las cartas boca abajo o El tragaluz. En esta última obra reconstruye, desde el futuro,
la trágica historia de una familia tras la Guerra Civil y las heridas que generó la contienda y los
vencedores. Desde 1958 estrena dramas históricos, un subgénero que le sirvió para plantear
problemas del momento usando como pretexto la anécdota histórica (así podía esquivar la
censura): Un soñador para un pueblo (su protagonista, Esquilache, fracasa en su intento de
mejorar las condiciones del pueblo por culpa de oscuras fuerzas reaccionarias), Las Meninas
(Velázquez representa al artista que lucha por la verdad y la justicia frente a la hipocresía y la
corrupción moral), El sueño de la razón, El concierto de San Ovidio, etc. Buero estrenará
con éxito de público y crítica hasta finales de los 90. Es considerado un trágico contemporá-
neo: pretende, como en la Grecia clásica, inquietar al espectador, haciéndolo partícipe de la
tragedia que contempla, de modo que tome conciencia de la realidad, busque la verdad y se
libere de sus miedos y desilusiones.
209
Panorama de la literatura española
marchan al exilio (a México, Argentina, EEUU, Gran Bretaña, Francia), lo que provoca la ruptura
en la continuidad de la literatura española, que había alcanzado una segunda Edad de Oro en
las primeras décadas del siglo XX. Aunque en el destierro cada escritor vive en condiciones
y ambientes distintos, se pueden señalar algunos temas comunes en la literatura del exilio:
añoranza melancólica de la patria perdida y del tiempo anterior a la guerra, búsqueda en el
pasado de España para comprender las razones que condujeron a la contienda civil, idealiza-
ción de la infancia como un paraíso frente al infierno de la madurez, referencias a su situación
personal como desterrado y reflexiones sobre la naturaleza humana, el sentido de la vida, el
paso del tiempo... La rehumanización y el compromiso social (tras la deshumanización estética
de Ortega y los movimientos vanguardistas de los años 20) son las tendencias predominantes.
España y la guerra son los dos temas más tratados entre los narradores del exilio: Ramón
J. Sender, Francisco Ayala (La cabeza del cordero), Arturo Barea (La forja de un rebelde), Max
Aub (Laberinto mágico), Manuel Andújar... Una de las novelas más significativas es Réquiem
por un campesino español, de Ramón J. Sender. Con el título de Mosén Millán fue publicada
en México en 1953, pero en España sufrirá la censura (era habitual que el régimen silenciara
y ninguneara a los exiliados). En la obra se relata la vida de un joven idealista que denuncia
las injusticias y lucha por el progreso del pueblo; su fusilamiento por parte de los vencedores
de la contienda remuerde la conciencia del sacerdote Mosén Millán, quien contribuyó, sin sa-
berlo, a que lo apresaran. Escribió otras narraciones interesantes: Crónicas del alba (consta de
nueve libros de carácter autobiográfico), La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (novela
de aventuras e histórica), Mr.Witt en el cantón (trata la sublevación de Cartagena durante la
Primera República), La tesis de Nancy (desde los ojos de una estudiante norteamericana se
critica la España de su tiempo), etc. El tema del poder y la tiranía son tratados por Francisco
Ayala en dos importantes novelas, Muertes de perro y El fondo del vaso, ambientadas en una
ficticia dictadura hispanoamericana. La búsqueda del pasado, la reivindicación feminista y el
tema del conocimiento de la realidad son habituales en las obras de Rosa Chacel (Memorias
de Leticia Valle, La sinrazón).
Juan Ramón Jiménez y gran parte de la Generación del 27 (Cernuda, Salinas, Alberti,
Jorge Guillén, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados) continuaron escribiendo poesía durante
el destierro (como dijimos en apartados anteriores). León Felipe expresa con desesperación
el dolor por la derrota y la patria perdida en Español del éxodo y del llanto (1939). Desde
su conciencia social y rebelde, persiste en su protesta contra la opresión y las injusticias en
Ganarás la luz o su Antología rota, que llegará a un amplio público. Juan Gil-Albert volvió del
destierro en 1947 para vivir en Valencia un fértil «exilio interior». Sus poemas tratan temas
como el amor, el paso del tiempo, la recreación del pasado perdido o la naturaleza, siempre
con un tono íntimo y melancólico.
También regresó, en 1962, el dramaturgo más importante del exilio, Alejandro Casona.
Pudo reestrenar, como dijimos, parte de su producción anterior. Otros dramas destacables son
El rapto de Europa, de Max Aub, y El adefesio, de Rafael Alberti.
Muchos de los mencionados en este apartado son también destacados ensayistas: Fran-
cisco Ayala, Max Aub, Rosa Chacel, Sender. A ellos hay que añadir otros nombres importantes:
en el ensayo histórico destacan, entre otros, Américo Castro, Salvador de Madariaga o Claudio
Sánchez Albornoz; en el filosófico, sobresale la figura de María Zambrano, que desarrolla la
llamada razón poética y tiene una visión unitaria de la filosofía, la poesía y la religión; en el
ensayo literario brilla José Bergamín, autor de centenares de aforismos (también escribió teatro
y poesía).
210
Pruebas de acceso a la Universidad
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA:
ALVAR, Carlos; MAINER, José Carlos; NAVARRO, Rosa: Breve historia de la literatura española.
Madrid: Alianza, 1997.
BREGANTE OTERO, Jesús: Diccionario de la literatura española. Madrid: Espasa Calpe, 2003.
HUERTA, Javier; PERAL, Emilio; URZAIZ, Héctor: Teatro español [de la A a la Z]. Madrid: Espasa
Calpe, 2003.
GARCÍA LÓPEZ, José: Historia de la literatura española. Barcelona: Vicens-Vives, 2001.
MENÉNDEZ PELÁEZ, Jesús (coord.): Historia de la literatura española. León: Everest, 1995. 3
vols.
MORAL, Rafael del: Enciclopedia de la novela española. Barcelona: Planeta, 1999.
NAVARRO DURÁN, Rosa: Enciclopedia de escritores en lengua castellana. Barcelona: Planeta,
2000.
PEDRAZA JIMÉNEZ, Felipe B.; RODRÍGUEZ CÁCERES: Historia esencial de la literatura espa-
ñola e hispanoamericana. Madrid: Edaf, , 2000.
—— Las épocas de la literatura española. Barcelona: Ariel, 2007.
PINEL MARTÍNEZ, José Antonio: Manual de literatura española. Madrid: Castalia, 1998.
PRIETO DE PAULA, Ángel L.; LANGA PIZARRO, MAR.: Manual de literatura española actual.
Madrid: Castalia, 2007.
VV.AA.: Historia de la literatura española. Madrid: Cátedra, 1990. 2 vols.
VV.AA.: Imago: Literatura española y universal. Madrid: Santillana, 1999.
VV.AA.: Literatura en lengua castellana. Barcelona: Santillana, 2005. (Colección Enciclopedia
del Estudiante). Disponible en <http://www.kalipedia.com/literatura-castellana/>
ANTOLOGÍAS:
MELÉNDEZ PELÁEZ, Jesús (coord): Historia de la literatura española. Volumen IV: Antología
de textos literarios. León, Everest, 2005.
MARÍA MARÍN, Juan; REY HAZAS: Antología de la literatura española hasta el siglo XIX. Ma-
drid: SGEL, 1992.
RAMONEDA, Arturo: Antología de la literatura española del siglo XX. Madrid: SGEL, 2001 (4ª
edición).
RICO, Francisco: Mil años de poesía. Antología comentada. Barcelona: Planeta, 1996.
211
Pruebas de acceso a la Universidad
8. Apéndice
213
Apéndice
214
Pruebas de acceso a la Universidad
215
Apéndice
ser amado --- --- infinitivo haber sido amado --- --- infinitivo
siendo amado --- --- gerundio habiendo sido amado --- --- gerundio
* Hemos adoptado la terminología académica (véase Diccionario panhispánico de dudas, 2005, págs. 691ss.).
* El futuro simple de subjuntivo ya apenas se usa; las formas fuese amado del pretérito imperfecto de subjuntivo y
hubiese sido amado del pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo se usan muy poco.
* Las formas pasivas del participio no existen.
* Todas estas formas tienen género: soy amado/soy amada, haber sido amados/haber sido amadas, hubiéramos sido
amados/hubiéramos sido amadas, fuiste amado/fuiste amada, etc.
216
Pruebas de acceso a la Universidad
217
Apéndice
* Hemos adoptado la terminología académica (véase Diccionario panhispánico de dudas, 2005, págs. 691ss.).
* El futuro simple de subjuntivo ya apenas se usa; las formas debiese del pretérito imperfecto de subjuntivo y hubiese
debido del pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo se usan muy poco.
* La forma compuesta del participio no existe.
* Ninguna de estas formas activas tiene género, excepto el participio cuando se emplea en construcción absoluta:
«visto lo cual».
218
Pruebas de acceso a la Universidad
219
Apéndice
ser debido --- --- infinitivo haber sido debido --- --- infinitivo
siendo debido --- --- gerundio habiendo sido debido --- --- gerundio
* Hemos adoptado la terminología académica (véase Diccionario panhispánico de dudas, 2005, págs. 691ss.).
* El futuro simple de subjuntivo ya apenas se usa; las formas fuese debido del pretérito imperfecto de subjuntivo y
hubiese sido debido del pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo se usan muy poco.
* Las formas pasivas del participio no existen.
* Todas estas formas tienen género: soy debido/soy debida, haber sido debidos/haber sido debidas, hubiéramos sido
debidos/hubiéramos sido debidas, fuiste debido/fuiste debida, etc.
220
Pruebas de acceso a la Universidad
221
Apéndice
* Hemos adoptado la terminología académica (véase Diccionario panhispánico de dudas, 2005, págs. 691ss.).
* El futuro simple de subjuntivo ya apenas se usa; las formas partiese del pretérito imperfecto de subjuntivo y hubiese
partido del pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo se usan muy poco.
* La forma compuesta del participio no existe.
* Ninguna de estas formas activas tiene género, excepto el participio cuando se emplea en construcción absoluta:
«partido el pan».
222
Pruebas de acceso a la Universidad
223
Apéndice
ser partido --- --- infinitivo haber sido partido --- --- infinitivo
siendo partido --- --- gerundio habiendo sido partido --- --- gerundio
* Hemos adoptado la terminología académica (véase Diccionario panhispánico de dudas, 2005, págs. 691ss.).
* El futuro simple de subjuntivo ya apenas se usa; las formas fuese partido del pretérito imperfecto de subjuntivo y
hubiese sido partido del pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo se usan muy poco.
* Las formas pasivas del participio no existen.
* Todas estas formas tienen género: soy partido/soy partida, haber sido partidos/haber sido partidas, hubiéramos sido
partidos/hubiéramos sido partidas, fuiste partido/fuiste partida, etc.
8.2.1. MORFOLOGÍA
Las categorías morfológicas (o categorías de primer nivel) a las que debes prestar aten-
ción son las nueve siguientes:
224
Pruebas de acceso a la Universidad
Los rasgos morfológicos (o categorías de segundo nivel) no son los mismos en todas las
categorías; por ejemplo:
8.2.2. SINTAXIS
Para responder a la 1ª cuestión del análisis sintáctico has de tener en cuenta estas 17
estructuras oracionales:
Para responder a la 2ª cuestión del análisis sintáctico atribuirás a cada una de las palabras
o grupos de palabras que aparezcan seleccionadas, una de estas 13 funciones:
1 Las funciones que puede ejercer la subordinada sustantiva son las siguientes: sujeto, complemento directo,
complemento indirecto, atributo, complemento predicativo, complemento de régimen, complemento agente, comple-
mento del nombre, complemento del adjetivo, complemento del adverbio, complemento circunstancial y aposición.
225
Apéndice
1ª) Hay diversas maneras de representarlas; aquí hemos seguido, en cada caso, una de
las formas aceptables.
2ª) Lo mejor es no usarlas puesto que, al haber varias posibilidades de formarlas, la
abreviatura que para uno puede resultar clara, para otro puede resultar oscura. Re-
cordemos que el examen ni es un SMS ni se debe convertir en una sopa de letras.
3ª) Aquí las hemos indicado no porque las creamos necesarias, ni siquiera convenientes,
sino para que los muy aficionados a ponerlas las puedan utilizar en su uso particular;
pero en el examen no son recomendables.
http://www.materialesdelengua.org/
http://lenguayliteratura.org/mb/
http://www.lenguayliteratura.net/index.php
http://www.donpablos.org/
http://www.rinconcastellano.com/gramatica/index.html
http://www.auladeletras.net/
http://www.elcastellano.org/
http://www.contraclave.org/lengua.htm
http://www.lenguayliteratura.net/index.php?option=com_content&task=view&id=67&Item
id=64
http://personal.telefonica.terra.es/web/apuntesasr/SelectTerceraPregunta.htm
226
Pruebas de acceso a la Universidad
http://www.auladeletras.net/material/comcrit.pdf
http://2bachilleratolengua.nirewiki.com/El%20comentario%20de%20texto
http://elprofedelengua.blogspot.com/2008/03/teora-sobre-el-comentario-crtico.html
http://mimosa.pntic.mec.es/ajuan3/lengua/r_comen2.html
http://digitum.um.es/xmlui/bitstream/10201/13235/1/Comentario%20cr%C3%ADtico%20per-
sonal.pdf
http://parles.upf.edu/cr/casacd/visormcs.htm [Ver sección resumen y comentario de texto]
http://www.lenguasalduba.es/news/el-comentario-critico/
http://www.um.es/vic-extension/pau/materias-pau/comentario-texto/files/selComentario2Ba-
chillerato.pdf [Pautas para su realización en PAU Murcia]
http://www.quadraquinta.org/documentos-teoricos/cuaderno-de-apuntes/comentariodetex-
tos.html
http://elvelerodigital.com/apuntes/lyl/literario.htm
http://rociomadrid.blogia.com/temas/comentario-de-textos-literarios.php
http://jaserrano.nom.es/Comentario/
8.3.4. ORTOGRAFÍA
Reglas:
http://reglasdeortografia.com/
http://platea.pntic.mec.es/~fbellon/orto/indice.html
8.3.5. MORFOLOGÍA
227
Apéndice
Analizador morfológico:
http://stilus.daedalus.es/herramientas.php?op=pos
http://clic.fil.ub.es/demo_morfo/etiq.php?Aweb=thera&Aidioma=1
http://www.educa.madrid.org/binary/488/files97/flash.htm?numrecurso=4
Ejercicios de morfología:
http://elvelerodigital.com/apuntes/lyl/morfo-ej1.htm [Ejemplo resuelto]
http://www.latizavirtual.org/castellano/ciclo_2/ciclo_2.html
http://www.mipaginapersonal.movistar.es/web3/cesareo2/archaron/Ejer_GRAMA.htm
8.3.6. SINTAXIS
Análisis sintácticos:
http://recursos.cnice.mec.es/lengua/profesores/bac1/herramientas/as/as.htm
http://www.auladeletras.net/material/test/sintaxis.htm
http://www.librosvivos.net/smtc/homeTC.asp?TemaClave=1048
Ejercicios resueltos:
http://elvelerodigital.com/apuntes/lyl/sintaxis_os.htm
http://elvelerodigital.com/apuntes/lyl/sintaxis_oc.htm
http://elvelerodigital.com/apuntes/lyl/sintaxis_oc2.htm
228
Pruebas de acceso a la Universidad
8.3.8. LITERATURA
Historia de la literatura:
http://www.spanisharts.com/books/literature/literatura.htm
http://www.rinconcastellano.com/
http://www.virtual-spain.com/literatura_espanola.html
http://www.kalipedia.com/literatura-castellana/
http://www.donpablos.org/ [Ver su sección literatura española]
http://es.scribd.com/doc/22515491/Cuadernillo [Esquemas]
http://es.wikipedia.org/wiki/Categor%C3%ADa:Historia_de_la_literatura_española
http://lenguayliteratura.org/ltr/index.php?option=com_content&view=article&id=1594:literat
ura-hispanoamericana-2o-bach&catid=395&Itemid=100006 [Narrativa hispanoamericana
siglo XX]
229
Apéndice
8.3.9. HERRAMIENTAS
Diccionarios:
http://www.rae.es
http://clave.librosvivos.net/
http://wordreference.com/definicion/
Diccionarios de sinónimos:
http://www.diccionariodesinonimos.es/
http://wordreference.com/sinonimos/
http://www.sinonimos.org/
Métrica:
http://www.rinconcastellano.com/tl/metrica.html#
Conjugador verbal:
http://stilus.daedalus.es/demoIL.php?demo=con
Glosario de literatura:
http://www.trazegnies.arrakis.es/indexdi1.html
http://elvelerodigital.com/apuntes/lyl/figuras.htm [Figuras literarias]
http://www.adoratricescartagena.com/adoratrices/Rincon/literatura/figuras%20literarias.htm
[Figuras literarias]
http://www.lenguayliteratura.net/index.php?option=com_glossary&Itemid=49 [Tópicos litera-
rios]
http://www.islabahia.com/autores/anabel/textos/002topicos_literarios.htm [Tópicos literarios]
http://elvelerodigital.com/apuntes/lyl/metrica.htm [Métrica]
Guionizador:
http://www.lenguaje.com/herramientas/silabeador.php
230