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Escala de ajuste a la pérdida visual

relacionada con la edad

Escala de ajuste a la pérdida visual


relacionada con la edad

A. Horowitz, DSW
J. P. Reinhardt, Ph. D.

I n s t r u m e n to s d e eva l u a c i ó n p s i c o l ó g i c a
del ajuste a la discapacidad visual

ONCE
Or g a n i z a c i ó n N a c i o n a l d e C i e g o s E s p a ñ o l e s
Madrid, 2006
Escala de ajuste a la pérd i d a v i s u a l relacionada con la edad

d
Título original: The adaptation to Age-related Vision Loss (AVL) Scale

Amy Horowitz, DSW y Joann P. Reinhardt, Ph.D., 1998

Arlene R. Gordon Research Institute. Lighthouse International. Nueva York

I n s t r u m e n to s d e eva l u a c i ó n p s i c o l ó g i c a d e l a j u s t e a l a d i s c a p a c i d a d v i s u a l

l
Primera edición, Madrid 2006

Adaptación española de:

ONCE: Rafael Pallero González, Dirección Administrativa de Tarragona (rpgo@once.es),

y Miguel Díaz Salabert, Delegación Territorial de Cataluña

Universidad Rovira i Virgili (Departamento de Psicología): Pere Joan Ferrando Piera,

Urbano Lorenzo Seva y Delian Marsal Guardiola

© de esta edición: Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). Dirección

General. Dirección General Adjunta de Servicios Sociales. Calle del Prado, 24, 28014

Madrid

© las autoras
Diseño de la cubierta: Idearium Creación, S. L.

Coordinación de la edición: Departamento de Recursos Culturales. Dirección de Cul­


tura y Deporte. ONCE. Dirección General

La presente edición ha estado al cuidado de Francisco Javier Martínez Calvo

Obra completa:
ISBN-13: 978-84-484-0163-4
ISBN-10: 84-484-0163-8
Este tomo:
ISBN-13: 978-84-484-0164-1
ISBN-10: 84-484-0164-6

D.L.: M. 40.505-2006

Realización gráfica: IRC, S.L.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro, su inclusión en un sistema


informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico,
mecánico, por fotocopia, registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de
los titulares de los derechos de autor.

I m p r e s o e n Es p a ñ a - P r i nt e d i n S p a i n
Índice

Nota de las autoras para la adaptación española. 7

Presentación ....................................................... 11

Agradecimientos .................................................. 13

Ficha técnica ....................................................... 15

Justificación ........................................................ 17

Aplicaciones ........................................................ 19

Descripción de las variables que mide la escala ori­

ginal ................................................................ 21

Base teórica y diseño de la escala original .......... 23

Una concepción general sobre el ajuste a la dis­

capacidad visual sobrevenida con la edad .... 23

Algunas cuestiones sobre el desarrollo de la ver­

sión original de la escala .............................. 23

Formato de la escala en su versión original ....... 26

Fases del proceso de adaptación a la población

española y características psicométricas ......... 27

Equivalencia contextual, traducción y estudio

piloto previo ................................................. 27

Estudio de la dimensionalidad y estructura de la

escala mediante análisis factorial de los ítems. 29

Fidelidad, fiabilidad y capacidad discriminadora. 30

Distribución de las puntuaciones ...................... 34

Estudio de validación ....................................... 35

Normas para la administración y corrección de las

subescalas ...................................................... 41

Material ........................................................... 41

Instrucciones para el administrador .................. 41

Puntuación y corrección .................................. 43

Uso de la tabla de baremación y conversión de

puntuaciones ............................................... 43

Interpretación .................................................. 44

Referencias bibliográficas .................................... 45

6 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

Apéndices ........................................................... 49

Apéndice 1. Tabla de baremación y conversión

de puntuaciones .......................................... 49

Apéndice 2. Escala de adaptación a la pérdida

visual relacionada con la edad (AVL) (The

Adaptation to Age-related Vision Loss Scale). 51

R e l a c i ó n d e f i g u ra s y tablas

Figura 1. Distribución de las puntuaciones .......... 36

Tabla 1. Evaluación de la dimensionalidad .......... 30

Tabla 2. Solución factorial: modelo de un factor

común ............................................................. 31

Tabla 3. Estadísticos descriptivos ........................ 36

Tabla 4. Coeficientes de validez convergente ...... 38

Nota de las autoras para la adaptación


española

Dada la prevalencia de patologías oculares asociadas a


la edad —tales como degeneración macular, glaucoma,
cataratas y retinopatía diabética—, muchas personas mayo­
res sufren una deficiencia visual crónica degenerativa. Ade­
más, esto suele ocurrir en el contexto de otros problemas
de salud comórbidos, como la artritis, las enfermedades
cardiacas o la diabetes. Sin embargo, es importante des­
tacar que la pérdida de visión asociada a la edad no forma
parte del proceso de envejecimiento normal, por lo que no
debería ser aceptada como tal.

La adaptación a la pérdida de visión asociada a la edad


puede ser muy difícil para muchas personas mayores, en
parte porque han vivido con visión durante toda su vida.
La experiencia previa de problemas de visión, causada por
alteraciones como la presbicia, se corrige habitualmente
con gafas, por lo que no suele provocar un gran impacto.
Pero la pérdida visual por una patología ocular degenera­
tiva asociada a la edad no se puede corregir con fárma­
cos, cirugía o gafas. Existe la esperanza de que no será
siempre así y de que en un futuro se desarrollarán nuevas
terapias.

La persona que experimenta la pérdida de visión en edad


avanzada ha vivido muchos años sin las experiencias que
surgen al tener una deficiencia visual grave. Por ello, puede
tener ideas muy específicas y, a menudo, incorrectas, así
como miedos sobre ser «ciego» que incluyen el concepto
de dependencia. Es destacable que la mayoría de las per­
sonas con pérdida de visión causada por patologías visua­
les relacionadas con la edad no llegan a ser totalmente cie­
gas, sino que conservan algún resto visual.

En la actualidad existen servicios de rehabilitación para


el ajuste a la deficiencia visual, e incluyen diversas áreas,
como la clínica de baja visión, el consejo psicológico para
8 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

el ajuste a la pérdida visual y la orientación y movilidad,


llevando a cabo el proceso rehabilitatorio en el contexto
propio de la persona. Sin embargo, estos servicios suelen
estar infrautilizados. Esto puede ser debido, en parte, al
desconocimiento de su existencia, pero también a que una
persona mayor con pérdida de visión puede no estar pre­
parada para beneficiarse de tales servicios si no ha acep­
tado la realidad de su pérdida de visión. Además de expe­
rimentar una deficiencia funcional por la pérdida visual,
existen otros aspectos psicosociales interrelacionados en
el ajuste psicológico. Es importante la percepción de uno
mismo como persona deficiente visual en su relación con
los demás para alcanzar los objetivos planeados.

¿Cuáles son los objetivos de la rehabilitación? Es decir,


¿qué es lo que las personas mayores quieren hacer y no
pueden realizar a causa de su pérdida visual? Seguramente
contestaremos a esta pregunta de forma diferente teniendo
en cuenta la edad de la persona deficiente visual. Por ejem­
plo, en el caso de los niños con pérdida de visión, la reha­
bilitación se centrará en los aspectos educativos, mientras
que en el caso de los jóvenes adultos que experimentan la
pérdida de visión, el interés reside en la aceptación por parte
de los compañeros y en los buenos resultados académicos.
Los adultos de mediana edad con pérdida de visión necesi­
tarán probablemente aprender a usar nuevas tecnologías
para mantener sus puestos de trabajo. Con alguna excep­
ción, estos criterios no son tan relevantes para las personas
mayores con pérdida de visión. Las personas mayores nece­
sitan mantener su autonomía en las actividades funcionales
de la vida diaria, tanto en términos de tareas instrumentales
como personales, y también es importante para ellos man­
tener el contacto con otros miembros de su red social.

Inicialmente desarrollamos la Escala de ajuste a la pér­


dida de visión relacionada con la edad, AVL (The Adaptation
to Age-related Vision Loss Scale), debido a la importancia
de los factores psicosociales en las personas mayores que
se enfrentan a la pérdida de visión crónica y a la ausencia
de instrumentos de medición dirigidos hacia esta área. Exis­
tían escalas centradas en evaluar las habilidades funcio­
NOTA DE LAS AUTORAS PARA LA ADAPTACIÓN ESPAÑOLA 9

nales de las personas mayores con pérdida de visión, siendo


incluso más numerosas en la actualidad. No cabe duda de
que estas escalas ocupan un importante lugar a la hora de
comprender la eficacia de los servicios de rehabilitación, es
decir, si la capacidad para realizar las tareas cambia des­
pués de recibir tales servicios. Tenemos la opinión de que
también es importante evaluar lo que la persona con pér­
dida visual siente respecto a sí misma y en relación con ser
deficiente visual, su actitud hacia el aprendizaje de estra­
tegias compensatorias para continuar funcionando en áreas
importantes para ella y la forma de interactuar con su fami­
lia, amigos y otras personas de su entorno.

Creemos que este proceso de ajuste es universal y nos


sentimos muy satisfechas de que la escala haya sido tradu­
cida y utilizada en otros países, especialmente en España, y
que se presente en este manual. La posibilidad de realizar
comparaciones transculturales sobre el proceso de adapta­
ción a la pérdida visual y sus resultados es muy importante.

Ante todo, hay que destacar que las personas mayores


viven su pérdida de visión a través del filtro de la expe­
riencia de toda una vida. Es muy probable que aparezca
la depresión en personas mayores con deficiencia visual,
pero no es inevitable. Disponen de una historia vital llena
de recursos personales y sociales con los que pueden con­
tar y con la oportunidad de recibir distintos servicios de
rehabilitación visual a través de los cuales pueden seguir
realizando actividades relevantes.

Continuamos trabajando en la escala AVL en sus res­


pectivas aplicaciones para la investigación y la clínica. Pró­
ximamente presentaremos una forma abreviada. Se agra­
decerá cualquier comentario o pregunta desde la
experiencia de las personas que utilicen esta escala.

A my H o rowitz, DSW
(ahorowitz@lighthouse.org)
Joann P. Reinhard t , Ph.D.
(jreinhardt@lighthouse.org)
Presentación

La necesidad de la adaptación española de la Escala de


ajuste a la pérdida visual relacionada con la edad se pone
de manifiesto cuando se analizan los datos demográficos
de afiliación a la Organización Nacional de Ciegos Espa­
ñoles (ONCE). Así, se constata que es cada vez mayor el
número de nuevas afiliaciones de personas mayores de 60
años con pérdida visual reciente, es decir, de personas que
han perdido la vista de mayores. En diciembre de 2004, los
registros de afiliación de la ONCE indican que hay 26364
personas afiliadas de más de 65 años, lo que equivale al
39,97% del total de los miembros de la organización, de
los cuales el 22% presenta ceguera total (Organización
Nacional de Ciegos Españoles, 2004). El proceso de ajuste
al déficit visual en estas edades y las características de
esta población aconsejan el uso de instrumentos diseña­
dos y validados para personas mayores. Entre las carac­
terísticas de esta población destacan: la dependencia de
las redes de apoyo informal, en especial la familia; la nece­
sidad de recibir atención en servicios especializados; el
tópico sobre las dificultades para desempeñar tareas nove­
dosas o complejas, así como una motivación hacia los
aprendizajes distinta de la de edades más jóvenes. Aun­
que estas características no sean necesariamente gene­
ralizables a toda la población de más de 60 años, hacen
aconsejable una evaluación diferenciada del ajuste al défi­
cit visual para estas personas. Es necesario, por tanto,
avanzar en la adecuación y precisión de la evaluación en
las personas mayores, sin excluir el empleo de otros ins­
trumentos de evaluación del ajuste y del estado de ánimo
usados en otros tramos de edad (Pallero et al., 1999, 2002).

Entre los instrumentos conocidos para evaluar el ajuste


solo hay uno que esté diseñado para la población mayor y
validado en ella: la escala de ajuste a la pérdida visual rela­
cionada con la edad, AVL (The Adaptation to Age-related
Vision Loss Scale), de A. Horowitz y J. P. Reinhardt, perte­
necientes a la Lighthouse International de Nueva York, ins­
12 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

titución especializada en la atención a la discapacidad


visual. La AVLS se basa más en unas líneas generales sobre
el proceso de ajuste (Horowitz y Reinhardt, 1998) que en
un modelo estructurado, y su desarrollo responde a unos
patrones metodológicos rigurosos que garantizan la bon­
dad psicométrica de la escala. Se trata de un instrumento
bien conocido en Estados Unidos y del que se están reali­
zando diversas adaptaciones (al alemán y al francés). Para
la adaptación al español y a la población española, al igual
que se hizo con la adaptación de la escala NAS de Dodds,
se han aplicado las directrices de la Comisión Internacio­
nal de Tests (Muñiz y Hambleton, 1996, 2000), con el fin de
garantizar, como mínimo, la misma calidad psicométrica de
la versión original.
Agradecimientos

El desarrollo de la adaptación española de la escala


AVL ha sido financiado por la Organización Nacional de
Ciegos Españoles (ONCE) dentro de su programa de
apoyo a la investigación, dirigida a mejorar la calidad de
vida de las personas con ceguera. En consecuencia, nues­
tro primer agradecimiento debe ser para esta institución,
por su decidido apoyo a la investigación sobre ceguera y
deficiencia visual.

También queremos dar las gracias a la Universidad


Rovira i Virgili, a la Dirección Administrativa de la ONCE
en Tarragona, a la Delegación de la ONCE en Cataluña y,
sobre todo, a todos aquellos que nos facilitaron la tarea de
recogida de datos:

A los jefes de los Servicios Sociales para Afiliados


y a los directores de centros y unidades de la ONCE,
que, en su momento, consideraron que sus centros
podían colaborar con nosotros.

A los profesionales de la Psicología que incorpora­


ron a su labor cotidiana el protocolo de recogida de
datos o nos brindaron su asesoramiento:

Almudena Cacho, Félix Dorado, Francisco


Ceña, Francisco J. Checa, Javier Nespral, José
Luis González, Luis González, Juan José Martí­
nez, M.ª del Rosario Martínez, M.ª José Losada,
M.ª Victoria Quílez, Mar Mínguez, Núria Yanguas,
Purificación Díaz, Cristina Pérez, Rubén Elías
Alesanco y la trabajadora social Raquel de Godos
del Prado.

A los restantes psicólogos, psicólogas y otros profe­


sionales de la ONCE que nos prestaron su inestimable
colaboración, en especial a los de las delegaciones terri­
toriales de la ONCE en Cataluña, Madrid, Sevilla y Valen­
14 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

cia, quienes, junto a sus compañeros de equipo y res­


ponsables de los Servicios Sociales para Afiliados, orga­
nizaron la recogida de datos por parte de una persona
del equipo investigador.

Así mismo, queremos mostrar nuestro agradecimiento


al Servicio Bibliográfico de la ONCE por las facilidades
dadas por su dirección, y al Servicio de Documentación
sobre discapacidad visual de la ONCE por los consejos
recibidos de sus documentalistas.

Por otra parte, queremos agradecer a las doctoras


A. Horowitz y J. P. Reinhardt el permiso dado para la adap­
tación de su escala y su total disponibilidad a resolver cual­
quier cuestión relacionada con ella.

Por último, es de recibo dar la gracias a la pieza clave


en la recogida de datos, cuyo entusiasmo, escrupulosa pro­
fesionalidad y exquisito trato con las personas mayores con
ceguera nos permitió disponer de una amplia muestra: la
psicóloga Silvia Cruz Maturana.
Ficha técnica

Nombre: Escala de ajuste a la pérdida visual relacionada


con la edad, AVL (The Adaptation to Age-related Vision Loss
Scale).

Autor: A. Horowitz y J. P. Reinhardt, de Lighthouse Inter­


national de Nueva York.

Adaptación española: ONCE y Universidad Rovira i Virgili.

Administración: individual, leída al usuario por el psicó­


logo.

Variables evaluadas: indicador único de ajuste a la dis­


capacidad visual aparecida en la vejez.

Tiempo estimado de administración: 30 minutos.

Población de destino: personas mayores de 65 años con


agudeza visual igual o inferior a 1/10, según la escala de
Wecker, o campo visual reducido a diez grados o menos en
el mejor de los ojos y con el uso de correcciones ópticas,
cuya pérdida visual se haya producido con posterioridad a
los 60 años. También es administrable en personas mayo­
res cuya pérdida visual se haya producido con anterioridad.

Tipificación: baremos en centiles y en escala T referi­


dos a la población con discapacidad visual en la situación
descrita.

Versión informatizada1 que permite la anotación de las


respuestas y ofrece la corrección automática, la obtención
de un perfil gráfico y la comparación entre el tratamiento
previo y el postratamiento. Las instrucciones de uso se
incluyen en el propio programa.

1
Realizada por Francisco Ceña Coro, psicólogo de la Delegación Territo­
rial de la ONCE en Asturias.
Justificación

Las razones que se exponen a continuación justifican la


adaptación de la que es objeto este manual:

� Según el Instituto Nacional de Estadística de España


(INE) (2005), la proyección de la esperanza de vida al
nacimiento es cada vez mayor —la proyección total es
de 78,71 años: 75,25 para los hombres y 82,16 para
las mujeres (datos de 2004 referidos a 1998)—, de
manera que cada vez habrá mayor cantidad de perso­
nas en el segmento de población de mayores de 60
años. La estimación del INE para 2005 indica que en
España hay 9457468 personas mayores de 60 años;
en la proyección para el año 2050, mientras tanto, esa
cifra se sitúa ligeramente por encima de los 19 millo­
nes y medio. El notable aumento de la esperanza de
vida y, en consecuencia, del número de personas mayo­
res, unido a la presencia de patologías oculares por el
momento incurables, permiten afirmar que cada vez va
a ser mayor el número de personas con una discapa­
cidad visual grave. En España, las principales causas
de deficiencia visual en personas mayores de 65 años
son la degeneración macular asociada a la edad, la
miopía magna, la retinopatía diabética, el glaucoma y
las cataratas.

� Esta discapacidad es fruto de la conjunción del défi­


cit y sus consecuentes limitaciones y restricciones,
que están moduladas por la red de apoyo, del con­
texto socioambiental y de las variables personales,
entre las que se incluyen las estrategias de afronta­
miento de la situación generadora de estrés. Por lo
tanto, tendrá una dimensión variable y podrá repre­
sentar un cambio importante en la vida de quien la
padece. En palabras de las autoras, «la aparición de
una pérdida de visión en la vejez puede ser una pro­
funda experiencia y, a veces, requerirá un considera­
18 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

ble ajuste psicosocial y funcional» (Horowitz y Rein­


hardt, 1998).

� Las variables que conforman este ajuste y la forma


como este se produce han sido poco investigadas,
entre otras razones, por la falta de instrumentos fia­
bles que permitan la evaluación y el seguimiento de
las personas que pierden la vista.

� Los servicios de atención a las personas mayores,


tanto los genéricos como los especializados, son recur­
sos de apoyo muy importantes en ese proceso de
ajuste. La intervención profesional requiere de instru­
mentos que permitan evaluar su eficacia.

La escala AVL «se desarrolló para conocer e identificar


necesidades en el campo de la rehabilitación de la visión
y para evaluar el ajuste psicosocial a la pérdida de visión
en las personas mayores» (Horowitz y Reinhardt, 1998), de
manera que su objetivo es cubrir la carencia, ya indicada,
de instrumentos fiables tanto en la investigación como en
las intervenciones profesionales, y será de gran utilidad en
la atención del colectivo, cada vez más numeroso, de per­
sonas afectadas por problemas de visión.
Aplicaciones

Los ámbitos de aplicación de la escala de ajuste a la


pérdida visual relacionada con la edad, tal y como indican
las autoras, son los siguientes:

� La investigación dirigida a la comprensión de los pro­


cesos por los que pasan las personas mayores que
pierden la visión. En este campo puede utilizarse para
conocer las variables del ajuste psicosocial a la pér­
dida.

� La evaluación clínica de la situación psicosocial de las


personas mayores con deficiencia visual. Las res­
puestas de las personas mayores a la escala propor­
cionan información sobre temores, ideas distorsiona­
das y actitudes. Esta información permite diseñar
mejor el programa de rehabilitación y detectar nece­
sidades concretas de consejo psicológico.

� La evaluación de las intervenciones de rehabilitación


visual. Los procesos de aprendizaje de habilidades
adaptativas deberían mejorar la adaptación y la cali­
dad de vida de las personas que han perdido la visión.
La escala AVL, usada como elemento de evaluación
global de bienestar, permite medir esa mejora e, indi­
rectamente, evaluar la eficacia de los aprendizajes.

La población de destino de la escala la integran perso­


nas mayores de 60 años, con agudeza visual igual o infe­
rior a 0,1 (escala de Wecker) o campo visual reducido a
diez grados o menos. Preferentemente, se aplica a perso­
nas que han perdido la visión de mayores, aunque la
prueba ha demostrado su sensibilidad también en perso­
nas que habían sufrido la pérdida de visión en plena edad
laboral.
Descripción de las variables que mide
la escala original

En el artículo de referencia de la escala (1998) las auto­


ras ofrecen una definición conceptual del ajuste psicoso­
cial a la pérdida visual relacionada con la edad, esto es, a
la pérdida que viene dada por las enfermedades ligadas
al envejecimiento o por el deterioro propio de los tejidos al
pasar los años.

En primer lugar, consideran que, en relación con el ajuste


psicosocial, se pueden distinguir tres áreas generales:

� Aceptación de la pérdida de visión. La persona mayor


acepta la pérdida de una manera real, ni magnificando
sus efectos limitadores ni minimizándolos.

� Actitud hacia el aprendizaje de habilidades adaptati­


vas. La persona mayor muestra una disposición favo­
rable hacia los aprendizajes destinados a compensar
la pérdida de eficacia de las estrategias habituales.

� Actitud hacia la interrelación con los miembros de la


familia y los amigos. La persona mayor que ha per­
dido la visión considera que las relaciones con la fami­
lia y con los amigos no han variado demasiado; en
consecuencia, no rechaza su ayuda, pero tampoco
cae en una dependencia innecesaria.

Estas tres áreas generales nos muestran las variables


que va a medir la escala. Aunque las autoras presentan
una escala única y la factorización de sus puntuaciones no
evidencia que se puedan separar sus componentes en dife­
rentes subescalas, sus ítems corresponderían unos a la
aceptación del déficit, otros a la actitud hacia la rehabili­
tación y otros a la actitud hacia la interrelación con la fami­
lia o con los amigos.
Base teórica y diseño de la escala original

Una concepción general sobre el ajuste


a la discapacidad visual sobrevenida con la edad

En el desarrollo de la escala, las autoras parten de la


idea de que el ajuste es un continuo más que un punto
final: el grado de adaptación varía en función de los recur­
sos personales, de las características del déficit y del uso
de los servicios de rehabilitación. Sus principales referen­
tes teóricos son las teorías del afrontamiento y del estrés
de Lazarus y Folkman (1986).

El ajuste a la discapacidad visual es un componente del


bienestar general, pero no tiene por qué ser sinónimo de
adaptación a la vejez. El que una persona haya llevado un
adecuado proceso de ajuste a su discapacidad visual no
conlleva, necesariamente, una mejora del bienestar, si bien,
con frecuencia, esto suele ir asociado.

Algunas cuestiones sobre el desarrollo


d e l a ve r s i ó n o r i g i n a l d e l a e s c a l a

La versión original de la escala se desarrolló a partir de


un conjunto inicial de 33 ítems. A cada uno de los domi­
nios citados en el apartado anterior se adscribieron 11
ítems. De ellos, 19 fueron redactados por las autoras y los
14 restantes los seleccionaron de otros instrumentos ya
existentes que se citan a continuación:

� Attitude to blindness scale (ABS) de Cowen, Under-


berg y Verillo (1958) —citada por las autoras en una
publicación de 1961—. Escala de 30 ítems, con cua­
tro opciones de respuesta, que manifiestan diverso
grado de acuerdo o desacuerdo.
24 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

� Escala de evaluación del ajuste de Fitting (1954).


Estructurada en seis áreas, consta de 42 ítems con
los que mostrar acuerdo o desacuerdo.

� Escala de creencias sobre la ceguera (BABS) de


Ehmer y Needham (1979). De 40 ítems, se responde
del mismo modo que en la ABS, aunque incluye una
opción intermedia.

Dado que entre las personas mayores hay muchas más


con resto visual que con ceguera total, en los ítems que
hacían referencia a la discapacidad con el término ciego,
este se sustituyó por el de deficiente visual o expresiones
parecidas. Por otra parte, para evitar efectos de aquies­
cencia, se contrabalancearon los ítems: ocho tenían forma
positiva y 25 forma negativa.

El formato de 33 ítems de la escala se administró en dos


muestras. Todos los integrantes eran mayores de 65 años
con deficiencia visual, y casi la mitad de ellos (48% en la
primera muestra y 39,2 % en la segunda) eran legalmente
ciegos (en Estados Unidos, se consideran legalmente cie­
gas a aquellas personas con agudeza visual igual o infe­
rior a 20/200). Las muestras formaban parte de estudios
más amplios en los que la escala AVL se administraba den­
tro de un protocolo que incluía una amplia entrevista, así
como la versión de 18 ítems del LSI-A —Inventario de satis­
facción con la vida de Neugarten, Havighurst y Tobin (1961);
la versión reducida es de Adams (1969)— y la escala del
Centro de Estudios Epidemiológicos de la Depresión (CES­
D; Radloff, 1977).

El análisis inicial de ítems se llevó a cabo desde la teo­


ría clásica del test. Cada ítem se evaluó de acuerdo con
los índices de dificultad y de discriminación. Respecto al
primer índice, se tomó como criterio que la relación entre
p y q no fuese más extrema de 20/80. Respecto al segundo
índice, el criterio fue que la correlación ítem-total fuese al
menos de 0,30. Sin embargo, para tener cierto control sobre
el efecto de aquiescencia, el 20% del total final de ítems
debía tener un redactado positivo, lo que obligó a una
BASE TEÓRICA Y DISEÑO DE LA ESCALA ORIGINAL 25

mayor flexibilidad en el análisis de estos ítems. En con­


junto, se eliminaron seis de los ítems redactados en nega­
tivo (se retuvieron 19) y tres de los redactados en positivo
(se retuvieron cinco).

La dimensionalidad y la estructura de la escala se eva­


luaron mediante análisis factorial basado en el criterio de
máxima verosimilitud. Se probaron modelos tridimensio­
nales no restrictos y restrictos en ambas muestras, de
acuerdo con los tres dominios de ítems descritos anterior­
mente. Aunque el modelo de tres factores mostraba un
ajuste excelente en todos los casos, la estructura variaba
en las dos muestras; por esta razón, finalmente se optó por
una solución unidimensional, que se ajustó de forma acep­
table en ambas muestras.

Análisis de la validez convergente

En la evaluación convergente se utilizaron algunos de


los cuestionarios que se habían administrado junto a la
escala AVL: la medida de satisfacción con la vida (LSI-A) y
el cuestionario de sintomatología depresiva (CES-D). Tam­
bién se empleó una medida de un solo ítem puntuable en
cuatro puntos, que preguntaba sobre la medida en que la
persona consideraba que se estaba adaptando a su déficit:

En general, ¿cómo siente que se está adaptando a su


pérdida de visión?

Muy bien
Moderadamente bien
Poco
No del todo

Las puntuaciones mostraron una correlación de r= 0,63


y 0,49 para cada una de las muestras con la escala de
satisfacción con la vida, y una correlación de r= –0,74 y
–0,55 con la escala de sintomatología depresiva. Final­
mente, con la escala de un solo ítem, la correlación fue de
r= –0,37 y –0,45.
26 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

Format o de la escala en su versión original

Los ítems se presentan en un listado único de 24 afir­


maciones, cinco con sentido positivo (ítems 4, 8, 12, 16 y
21) y 19 con sentido negativo (ítems 1, 2, 3, 5, 6, 7, 9, 10,
11, 13, 14, 15, 17, 18, 19, 20, 22, 23 y 24). Quien responde
debe mostrarse de acuerdo o en desacuerdo con la afir­
mación. Todos los ítems puntúan en la misma dirección,
por lo que el acuerdo con los ítems de sentido positivo y el
desacuerdo con los negativos se puntúa con 1.

El listado de ítems se inicia con la siguiente consigna:

A continuación le leeré algunas afirmaciones sobre la defi­


ciencia visual. Algunas personas pueden estar de acuerdo
con estas afirmaciones y otras puede mostrarse en des­
acuerdo. Cuando le lea cada afirmación, por favor, dígame
si está de acuerdo o en desacuerdo.
Fases del proceso de adaptación
a la población española y características
psicométricas

Antes de empezar el proceso de adaptación de la escala,


se solicitó a las autoras su permiso para llevarla a cabo,
autorización que fue concedida. La adaptación se realizó
en una serie de etapas que se describen seguidamente.

Eq u i valencia cont ex t u a l , t r a d u c c i ó n
y e s t u d i o p i l ot o p r ev i o

Se siguieron las instrucciones recogidas por la Comi­


sión Internacional de Tests (Muñiz y Hambleton, 1996, 2000)
con el fin de evitar los errores que se pueden dar al adap­
tar un cuestionario psicológico de un idioma y una cultura
a otro idioma y otra cultura. Los pasos dados fueron los
siguientes:

� E q u i va l e n c i a c o n t ex t u a l. La revisión previa de los


ítems por parte de dos psicólogos de la ONCE per­
mitió constatar que el contenido al que se refieren los
ítems y el modo de respuesta eran aplicables a nues­
tra población, de manera que, salvo en uno de ellos
(el segundo), se podía considerar, provisionalmente
y a la espera de administrar la prueba piloto, que se
daba la equivalencia entre el contexto de Estados Uni­
dos y el español.

El ítem que generaba mayores dudas se refiere a la


capacidad de los servicios sociales para resolver los
problemas de las personas con deficiencia visual:
el hecho de que en España la ONCE sea la única
prestadora de servicios especializados y de que,
además, lo haga de manera distinta a como los pres­
tan las diversas agencias de Estados Unidos, podía
28 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

hacer pensar que no pudiera aplicarse a nuestra


población.

La mayoría de los servicios sociales para personas con


deficiencia visual no son útiles para ayudarles eficaz­
mente con sus problemas.

Finalmente se optó por incluirlo, a la espera de ver su


comportamiento.

� Tr a d u c c i ó n . Se realizaron tres traducciones inde­


pendientes. Dos de ellas corrieron a cargo de psicó­
logos expertos en la materia y la tercera a cargo de
un lingüista inglés con muchos años de residencia en
nuestro país —los tres habían participado ya en la
adaptación de la NAS (o.c.)—. Posteriormente se inter­
cambiaron las traducciones y se discutieron sus con­
tenidos. Las cuestiones que eran motivo de des­
acuerdo se consultaron personalmente con las
autoras. En este sentido, se precisó la traducción de
cuatro ítems.

� Pr u e b a p i l o t o . La versión provisional obtenida se


administró a una muestra de 59 sujetos (rango de
edad: 60-99 años; con resto visual inferior a 10 en la
escala de Wecker, y cuyo principal déficit era la pér­
dida de visión). En este grupo las puntuaciones mos­
traban una fiabilidad aceptable (alfa 0,81) e índices
de discriminación superiores a 0,20, excepto en los
ítems 2 (v. arriba) y 9. Se optó por mantener el ítem
2 y redactar de nuevo el ítem 9, por considerar que
podía prestarse a una interpretación ambigua, debido
a un sesgo cultural (para más detalles, v. Pallero, Díaz,
Ferrando, Lorenzo y Marsal, 2001).

� Tras el estudio piloto, el cuestionario obtenido (24


ítems) se administró, junto con el protocolo que se
utilizaría para el estudio de validación, a una mues­
tra de calibración de 335 participantes —202 muje­
res y 133 hombres, con rango de edad entre 60 y 92
años (media de 73,3 años) y d. t. de 6,88—; 41 de
FASES DEL PROCESO DE ADAPTACIÓN A LA POBLACIÓN ESPAÑOLA... 29

ellos padecían ceguera total, 97 ceguera parcial, 169


baja visión y 25 visión límite —en tres casos no se
disponía del dato—; todos ellos presentaban una agu­
deza visual inferior a 10 en la escala de Wecker o un
campo visual reducido a menos de 10º. La pérdida
visual se había producido progresivamente en 266
casos y bruscamente en 68.

Es t u d i o d e l a d i m e n s i o n a l i d a d y e s t r u c t u r a
d e l a e s c a l a m e d i a nt e a n á l i s i s fa c to r i a l d e l o s í t e m s

La AVLS está formada por ítems binarios. McDonald y


Ahlawat (1974) demostraron que el uso del análisis facto­
rial (AF) lineal con este tipo de ítems podía dar lugar a fac­
tores artefactuales si las relaciones ítem-factor no eran li­
neales. Más concretamente, el AF lineal sobre conjuntos
de ítems binarios puede conducir a una falsa evidencia de
multidimensionalidad, es decir, que para conseguir un buen
ajuste sea necesario extraer más factores de los que son
propiamente de contenido.

Para minimizar este problema se utilizó el modelo de AF


no lineal de McDonald (1967). El principio básico de este
modelo es el mismo que el del AF lineal: las covarianzas
residuales se anulan tras extraer el número apropiado de
factores. Sin embargo, este modelo ajusta las regresiones
ítem-factor mediante un polinomio cúbico, por lo que es de
esperar que en la evaluación dimensional no aparecerán
factores espurios, debidos a la no linealidad. El programa
utilizado para ajustar el modelo fue NOHARM (Fraser y
McDonald, 1988), que utiliza análisis armónico y se basa
en el criterio de mínimos cuadrados.

La evaluación de la dimensionalidad en NOHARM se


basa en la inspección visual de las covarianzas residua­
les tras la extracción del número prescrito de factores;
como índice suele utilizarse la raíz cuadrada media resi­
dual (RMCR). Tal como sugieren McDonald y Mok (1995),
se ha utilizado también la versión para mínimos cuadra­
dos del índice normado gamma (γ) de bondad de ajuste
30 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

propuesto por Tanaka y Huba (1985). Sobre la base de la


teoría discutida anteriormente, se decidió evaluar mode­
los de uno, dos y tres factores.

Los resultados obtenidos se presentan en la tabla 1.

Tabla 1. Eva l u a c i ó n d e l a d i m e n s i o n a l i d a d

Modelo RMCR γ

1 factor 0,010 0,87

2 factores 0,009 0,91

3 factores 0,008 0,93

Los resultados son bastante claros y pueden sinteti­


zarse como sigue: a) el modelo de un solo factor mues­
tra un ajuste bastante bueno, y b) la mejora en el ajuste
que se constata al pasar a modelos con mayor número
de factores es bastante pequeña. A la vista de estos resul­
tados, lo más razonable es considerar las puntuaciones
de la AVLS como esencialmente unidimensionales. Así
pues, en la versión adaptada se llega a la misma conclu­
sión que en la escala original. En la tabla 2 se presenta
la solución factorial unidimensional.
En la tabla 2 se observa que todas las cargas son posi­
tivas, lo que refuerza la hipótesis de que la AVLS se com­
porta de forma esencialmente unidimensional. Las cargas
factoriales pueden interpretarse como las correlaciones
ítem-factor. En general, son aceptables, y algunas de ellas
bastante altas.

Fidelidad, fiabilidad y capacidad discriminadora

Coeficiente de fidelidad
La forma más sencilla de puntuar una escala consiste
en sumar las puntuaciones obtenidas en los ítems que defi­
FASES DEL PROCESO DE ADAPTACIÓN A LA POBLACIÓN ESPAÑOLA... 31

Tabla 2. S o l u c i ó n fa c to r i a l : m o d e l o d e u n fa c to r c o m ú n

Ítem Carga Ítem Carga

1 0,586 13 0,524

2 0,474 14 0,658

3 0,600 15 0,507

4 0,291 16 0,436

5 0,486 17 0,472

6 0,655 18 0,506

7 0,576 19 0,773

8 0,186 20 0,502

9 0,702 21 0,362

10 0,602 22 0,230

11 0,605 23 0,454

12 0,241 24 0,615

nen dicha escala. La puntuación resultante se denomina


puntuación directa, y hay que entenderla como una esti­
mación del nivel en la dimensión o factor que la escala pre­
tende medir. Desde una perspectiva aplicada, tiene mucha
importancia determinar hasta qué punto dicha estimación
es precisa, es decir, hasta qué punto la puntuación directa
refleja fielmente el nivel en la dimensión que se pretende
medir. Esto es más relevante aún en el presente estudio,
donde la dimensionalidad se ha evaluado suponiendo que
las relaciones entre las puntuaciones de los ítems y el fac­
tor son relaciones no lineales.

Cuando se utilizan modelos lineales, este aspecto se


evalúa mediante el denominado coeficiente de fidelidad,
una estimación de la correlación que existe entre la pun­
32 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

tuación directa en la escala y la dimensión o factor que la


escala pretende medir. En el caso del modelo no lineal uti­
lizado en el apartado anterior, el coeficiente de fidelidad se
puede estimar también mediante un procedimiento des­
crito en Ferrando (2003).

El coeficiente de fidelidad estimado en la muestra de


tipificación de la AVLS fue de 0,99. Se trata de un valor
muy elevado, e indica que la puntuación directa refleja sufi­
cientemente bien los niveles en el factor que se quiere
medir, de manera que no hace falta buscar procedimien­
tos de puntuación más complejos.

Fiabilidad y capacidad discriminadora

En la teoría de los tests, el concepto de fiabilidad se


refiere a la precisión con que miden las puntuaciones de
un test; es decir, la fiabilidad indica hasta qué punto las pun­
tuaciones del test se encuentran libres de error de medida.
El grado de precisión se indica mediante un coeficiente de
fiabilidad, que puede tomar valores entre 0 y 1. Un coefi­
ciente de fiabilidad de 1 indicaría que las puntuaciones se
hallan totalmente libres de error de medida.

El coeficiente de fiabilidad puede entenderse de dos


maneras: como coeficiente de equivalencia o como coefi­
ciente de estabilidad temporal. Un coeficiente de equiva­
lencia indica hasta qué punto las puntuaciones del test
reflejan diferencias individuales en una variable en un
momento determinado. Un coeficiente de estabilidad, por
su parte, indica hasta qué punto las puntuaciones del test
permanecen estables a lo largo del tiempo. Ambos coefi­
cientes proporcionan información complementaria, por lo
que conviene tener información sobre los dos. Sin embargo,
la estimación de un coeficiente de estabilidad requiere
administrar el cuestionario dos veces con un intervalo de
tiempo razonable entre una y otra.

En la muestra de calibración de la AVLS la fiabilidad de


las puntuaciones se estimó mediante el coeficiente alfa de
FASES DEL PROCESO DE ADAPTACIÓN A LA POBLACIÓN ESPAÑOLA... 33

Cronbach (α). Técnicamente, α es un estimador correcto


de la fiabilidad cuando los ítems del test son esencialmente
tau-equivalentes o paralelos. De no ser así, α es una cota
inferior de la fiabilidad; es decir, un valor, por ejemplo, de
0,8 debe interpretarse como que la fiabilidad de las pun­
tuaciones del test es, como mínimo, de 0,8. Esta es la inter­
pretación que debe hacerse en el presente caso, ya que la
hipótesis de tau-equivalencia era inadmisible. La fiabilidad
estimada en la escala AVL fue de 0,80 y el intervalo de con­
fianza al 95% fue de 0,76 y 0,83. Como referencia, se con­
sidera, en general, que valores de fiabilidad del orden de
0,7 son suficientes cuando el test se usa en investigación
teórica; para aplicaciones colectivas, en cambio, serían
más apropiados valores de 0,8 a 0,9; y, finalmente, para la
evaluación y el pronóstico individual serían deseables valo­
res cercanos a 0,9. Por otra parte, es bien sabido que
muchos tests de personalidad tienen fiabilidades bajas, del
orden de 0,7. Teniendo en cuenta todos estos elementos,
los resultados obtenidos pueden considerarse aceptables.

El valor del coeficiente α va en función del número de


ítems de la escala y de los valores de correlación entre los
ítems (consistencia interna). En la escala AVL los valores
de correlación entre ítems se movían en un rango entre
0,00 y 0,43, con una media de 0,14. Así pues, la consis­
tencia interna de la escala es relativamente baja, lo cual
es característico de las medidas de personalidad. Sabiendo
esto, en futuros estudios se debería tratar de incrementar
la fiabilidad alargando la escala con ítems homogéneos.

Para finalizar la descripción de la fiabilidad, conviene


advertir que esta no es una propiedad fija del test, sino de
sus puntuaciones, y que, por tanto, depende de las carac­
terísticas de la muestra en que se calculó el coeficiente.
En nuestro caso, las características relevantes de la mues­
tra de calibración fueron las siguientes: 1) desviación típica
de las puntuaciones: 4,26; 2) error típico de medida: 1,91.
Si la escala se administrase a grupos muy distintos, sería
conveniente calcular de nuevo la fiabilidad de las puntua­
ciones o, cuando menos, estimarla mediante el coeficiente
de homogeneidad relativa.
34 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

La capacidad discriminadora de un test alude a la capa­


cidad que tienen en promedio las puntuaciones de dicho
test para diferenciar entre dos individuos cualesquiera que
responden a él. La importancia de esta característica puede
valorarse cuando uno se sitúa en el caso extremo de un
test con nula capacidad discriminadora, donde todos los
sujetos obtienen la misma puntuación. En el extremo
opuesto, una elevada capacidad discriminadora significa
que las puntuaciones se distribuyen de forma homogénea
en todos los valores posibles. Al haber un gran número de
puntuaciones diferentes, es posible evaluar la caracterís­
tica que interesa con mucho más detalle que cuando hay
un gran número de puntuaciones similares.

La capacidad discriminadora puede evaluarse mediante


el coeficiente delta (δ) de Ferguson. Este indicador es el
cociente entre el número de diferenciaciones efectivas que
hace el test en el grupo de interés y el máximo número que
podría realizar en este caso (que va en función del número
de sujetos, de ítems y de respuestas posibles para cada
ítem). Valores de δ cercanos a 1 indican que las puntua­
ciones del test se distribuyen de forma casi uniforme entre
todos los valores teóricamente posibles. En la muestra de
calibración de la AVLS, el valor estimado de δ fue de 0,97.
La capacidad discriminadora de las puntuaciones de la
AVLS puede considerarse buena.

D i s t r i b u c i ó n d e l a s p u nt u a c i o n e s

Los estadísticos descriptivos de las puntuaciones en la


escala y en el grupo de calibración, junto con el histograma,
se presentan en la página siguiente.

Las puntuaciones se distribuyen con asimetría nega­


tiva, siendo esta una característica bastante común en
instrumentos que pretenden medir algún tipo de patolo­
gía o que pretenden utilizarse para la detección de casos
extremos, como podría ocurrir con el presente instru­
mento. Las puntuaciones altas indican un ajuste ade­
cuado; en consecuencia, el hecho de que la mayor parte
FASES DEL PROCESO DE ADAPTACIÓN A LA POBLACIÓN ESPAÑOLA... 35

del grupo normativo presente puntuaciones altas sugiere


que la mayoría de esas personas percibe su discapaci­
dad de modo realista, tiene una actitud favorable hacia el
aprendizaje o el uso de habilidades adaptativas y mues­
tra una interrelación adecuada con la familia y los ami­
gos, de manera que acepta la dependencia necesaria y
no busca la innecesaria. Las puntuaciones bajas, por el
contrario, sugieren falta de adaptación; es, por tanto, en
esa cola izquierda donde se sitúan los participantes que
interesa particularmente detectar. Por último, es preciso
señalar que, desde la perspectiva psicométrica, este resul­
tado sugiere que es más conveniente utilizar percentiles
directos en los baremos.

Es t u d i o d e validación

Para validar un cuestionario se suelen estudiar las rela­


ciones entre las puntuaciones de la prueba y las medidas
de otras variables, que, de acuerdo con la teoría, deberían
estar relacionadas con ella (validación convergente). En este
sentido, las autoras de la AVLS asumieron, principalmente,
que debía existir una relación positiva entre el bienestar
general y el ajuste a la pérdida de visión. Por esta razón,
en los estudios de validación originales se usaron medidas
tales como una escala de satisfacción vital, una escala de
depresión o una escala de un solo ítem que interrogaba
sobre la percepción de ajuste (v. más arriba). Dado que en
España disponemos de instrumentos validados en pobla­
ción con ceguera que podían considerarse buenas medi­
das del bienestar y del ajuste a la pérdida de visión, consi­
deramos que podían servirnos en esta fase de la adaptación.
En concreto, se consideraron los siguientes elementos:

a) Las puntuaciones en las subescalas NA1 (indicado-


res de ansiedad y depresión), NA2 (ideación suicida),
NB (autoestima), NC (actitudes), NE (aceptación) y
NF (autoeficacia) de la NAS de A. G. Dodds, en su
adaptación española (o.c.), instrumento de uso muy
extendido entre los profesionales de la Psicología de
la ONCE.
36 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

Tabla 3. Esta d í s t i c o s d e s c r i p t i vo s

Escala AVL
n = 335 Rango = 21 Mínimo = 3 Máximo = 24 Media = 16,96
Error típico de la media = 0,24 d. t. = 4,26 Mediana = 18,00 Varianza = 18,17
Asimetría = -0,74 Error típico de asimetría = 0,14 Curtosis = 0,17
Error típico de curtosis = 0,27

Ítem 1 2 3 4 5 6 7 8

Í . d i f i c. 0,74 0,81 0,43 0,67 0,87 0,67 0,42 0,81

Ítem 9 10 11 12 13 14 15 16

Í . d i f i c. 0,85 0,76 0,73 0,69 0,39 0,33 0,82 0,67

Ítem 17 18 19 20 21 22 23 24

Í . d i f i c. 0,80 0,80 0,78 0,61 0,71 0,82 0,86 0,80

Í. dific.: Índices de dificultad.

Figura 1. D i s t r i b u c i ó n d e l a s p u n t u a c i o n e s

H i s t o g r ama
50

40

Frecuencia

30

20

10
Media = 16,96
Desv. típ. = 4,282
N = 335
0
0 5 10 15 20 25

s u m AVL
FASES DEL PROCESO DE ADAPTACIÓN A LA POBLACIÓN ESPAÑOLA... 37

b) Las puntuaciones en una escala de 9 ítems (BS) des­


arrollada para la validación del CTAC, que evalúa la
percepción de bienestar considerando cuestiones
específicas relacionadas con la aparición del déficit
y otras cuestiones generales (Pallero y Ferrando; en
Pallero y González, 2003).
c) El cuestionario de un solo ítem que se utilizó para vali­
dar la escala en su versión original: autoinforme (AI).

¿Cómo valora Vd. que se ha adaptado a su pérdida


visual?
Muy bien
Moderadamente bien
Poco
No del todo

d) Una pregunta similar a la anterior, pero redactada de


modo que debía ser contestada por el profesional de
la Psicología que administraba la prueba (informe
profesional, IP).
e) Un cuestionario de depresión. Se optó por utilizar
uno de los más usados en personas mayores en
España: la escala de depresión geriátrica (GDS) de
Brink (Brink et al., 1982; adaptación española de Izal
y Montorio, 1993).

Las hipótesis para la validación pueden resumirse como


sigue:

a) Se esperaban correlaciones altas (en valor absoluto)


con las puntuaciones de las subescalas NB (autoes­
tima), NC (actitudes) y NE (aceptación).
b) Se esperaban correlaciones medias (en valor abso­
luto) con las subescalas NA1 (indicadores de ansie­
dad y depresión), NA2 (ideación suicida) y NF (auto­
eficacia).
c) Se esperaban correlaciones altas con la escala de
bienestar subjetivo.
38 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

d) Se esperaban correlaciones altas con la escala GDS.


e) Se esperaban correlaciones altas con AI (autoinforme)
e IP (informe profesional), considerando que debería
ser más alta con el primero que con el segundo.

En la tabla 4 se presentan los resultados de la valida­


ción convergente. Cuando es posible, se muestran tanto
los coeficientes de validez directos como los coeficientes
corregidos por atenuación, indicados entre paréntesis.

Tabla 4. C o e f i c i e n t e s d e va l i d e z c o n verg e n t e

NA1 NA2 NB NC NE NF BS AI IP GDS

AV 0,65 0,47 0,59 0,61 0,75 0,42 0,55 0,63 0,67 0,61

L (0,78) (0,57) (0,74) (0,81) (0,90) (0,54) (0,81) — — (0,72)

AVL: escala AVL. NA1: NAS, indicadores de ansiedad y depresión. NA2: NAS, ideación
suicida. NB: NAS, autoestima. NC: NAS, actitudes. NE: NAS, aceptación. NF: NAS,
autoeficacia. BS: bienestar subjetivo. AI: autoinforme de ajuste. IP: informe profesional.
GDS: escala geriátrica de depresión.

a) Se obtienen correlaciones elevadas, en la dirección


esperada, con la llamada tríada de ajuste de la NAS
(Pallero, 2001) —NB (autoestima), NC (actitudes) y
NE (aceptación)—, como era de prever tras el análi­
sis de los ítems de la AVLS y los de las subescalas
de la NAS. Hay que subrayar que los valores de corre­
lación, sobre todo los desatenuados, son muy eleva­
dos respecto a lo que es habitual en personalidad.
b) La correlación con la subescala de indicadores de
ansiedad y depresión NA1 es más alta de lo espe­
rado. Este resultado sugiere que la ausencia de sin­
tomatología depresiva y de ansiedad puede consi­
derarse un indicador de ajuste. La correlación con
las subescalas NA2 y con NF es la esperada.
c) La correlación con la escala de bienestar subjetivo
BS muestra los valores esperados.
FASES DEL PROCESO DE ADAPTACIÓN A LA POBLACIÓN ESPAÑOLA... 39

d) La correlación con la escala GDS es la esperada y


es similar a la obtenida con la escala NA1.
e) Las relaciones con las medidas de autoinforme son
también las que cabía esperar. Nótese que, mientras
que AI es una pregunta que se relaciona con la per­
cepción de cómo se siente el participante respecto a
la situación a la que se enfrenta, la observación pro­
fesional responde a todas las cuestiones que se le
han planteado previamente al sujeto; en consecuen­
cia, la observación profesional constituye un resu­
men de lo reflejado en la sesión de evaluación. Aun
teniendo en cuenta estos aspectos, es de destacar
que también estas correlaciones son muy elevadas
en relación con lo que es habitual en la medición de
la personalidad.
Normas para la administración y corrección
de las subescalas

Material

La prueba, habitualmente, será leída por el administra­


dor. En aquellos casos en que el resto visual de la persona
lo permita puede ser completada por esta.
El cuestionario (apéndice 2) incluye el listado de 24 ítems
y, después de cada uno de ellos, el registro de respuestas,
indicado de la siguiente manera:

Acuerdo 0 Acuerdo 1
0 0
Desacuerdo 1 Desacuerdo 0

Las instrucciones se leerán después de recoger los datos


personales que solicita el cuestionario.

La tabla de corrección se incluye en el apéndice 1 de


este mismo manual.

La prueba está editada también en braille, para su uso


por psicólogos con ceguera que prefieran utilizar este
código de lectoescritura. Existe una versión en catalán que
responde, según la observación incidental realizada en la
administración de una veintena de cuestionarios en ese
idioma, a los mismos patrones que la española.

Instrucciones para el administrador

Como en cualquier otro instrumento de los llamados de


lápiz y papel que se aplican a personas con déficit visual,
42 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

se deben seguir unas pautas concretas (Pelechano, Peñate


y De Miguel, 1995; Checa, Díaz y Pallero, 2003) en lo que
a la discapacidad respecta. Así mismo, presenta las carac­
terísticas habituales de las evaluaciones psicológicas, aun­
que con la particularidad de la población de destino: las
personas mayores pueden presentar un efecto de com­
placencia hacia el entrevistador que les lleve a intentar
responder a lo que consideran que se espera de ellas (Mon-
torio, 1994). Dado que el formato de los ítems —afirmacio­
nes respecto a las que mostrar acuerdo o desacuerdo—
podría acentuar ese efecto, es muy importante que, una vez
establecido el rapport y antes de la lectura de los ítems, se
lea la siguiente consigna:

A continuación le leeré algunas frases relacionadas con la


discapacidad visual. No son ni ciertas ni falsas: algunas
personas pueden estar de acuerdo con ellas y otras no. Le
pido que me diga si Vd. lo está o no.

Además, y dado que se evalúa a personas mayores, se


deberá tener en cuenta sus condiciones socioculturales y
de salud (Fernández Ballesteros et al., 1992). Si la escala
se administra junto con otros instrumentos de evaluación
—algo que es razonable, dada su brevedad—, debe pres­
tarse atención a la fatiga (Montorio, 1994).

En ocasiones, la lectura de cada ítem puede suscitar


comentarios más o menos relacionados con la cuestión.
En este caso, se aconseja reconducir hacia la escala indi­
cando:

Lo anoto y lo comentamos después,

o bien

Si le parece, acabamos la prueba y luego hablamos tran­


quilamente.

Buena parte de esos comentarios pueden resultar de


suma utilidad, pero interferirían en la ejecución de la
prueba.
NORMAS PARA LA ADMINISTRACIÓN Y CORRECCIÓN DE LAS SUBESCALAS 43

Punt u a c i ó n y c o r r e c c i ó n

La respuesta se anota sobre la opción escogida que


figura después de cada ítem. La corrección se realiza
sumando las respuestas.

U s o d e l a ta b l a d e b a r e m a c i ó n y c o n ve r s i ó n
d e p u nt u a c i o n e s

En general, las puntuaciones directas obtenidas no se


pueden interpretar en sí mismas. Por esta razón, es pre­
ciso transformarlas en unas escalas cuantitativas de sig­
nificación uniforme elaboradas a partir de los resultados
de un grupo normativo. En el presente caso, la tabla se ela­
boró a partir del grupo de 335 participantes anteriormente
descrito.

La tabla que se presenta en el apéndice 1 contiene dos


tipos de transformaciones de las puntuaciones directas
originales: puntuaciones en escala T (media 50 y des­
viación típica 10) y puntuaciones en centiles directos.
Estas medidas son relativas y nos indican la situación de
la persona que responde con respecto a un grupo de refe­
rencia.

El uso de las tablas es sencillo. En primer lugar, se debe


buscar la puntuación directa en el cuerpo de la tabla. El
centil directo y la puntuación T correspondientes se pre­
sentan en la misma fila donde figura la puntuación directa.
Supongamos que un sujeto ha obtenido una puntuación
directa de 21. Tras localizar la fila que corresponde a esa
cifra en la tabla, observamos que a esa puntuación le
corresponde una nota T de 59 y un centil directo de 85. La
nota T de 59 indica que el sujeto está situado aproxima­
damente en una desviación típica superior a la media del
grupo de referencia (50 + 10). Mientras tanto, el centil
directo de 85 nos indica que, en el grupo de referencia, un
85% de los sujetos tenían puntuaciones inferiores a las de
este individuo.
44 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

I nt e r p r et a c i ó n

Las puntuaciones transformadas nos indican unos nive­


les o posiciones relativas que, junto a los datos obtenidos
en la entrevista clínica, nos permitirán interpretar tanto los
resultados de la escala, como la adaptación de la persona
a su discapacidad visual en el momento de la evaluación
y de acuerdo con sus condiciones sociofamiliares y de
salud. El análisis cuantitativo nos permitirá conocer el ajuste
respecto a su grupo normativo, y el cualitativo su ajuste en
relación con las tres áreas indicadas por las autoras, si
bien, al tratarse de una escala unidimensional, este análi­
sis debe hacerse con cautela.

La inclusión en centiles altos, junto a la información reco­


gida en la entrevista clínica, nos hace suponer que no es
necesario llevar a cabo exploraciones complementarias ni
intervenciones específicas. Por el contrario, la pertenencia
a otros centiles aconsejará la administración de otro tipo de
instrumentos de evaluación que nos ayudarán a diseñar las
intervenciones adecuadas para facilitar el proceso de ajuste.

La información facilitada por la AVLS nos indicará si es


preciso modificar cogniciones sobre la relación con la fami­
lia, sobre las propias capacidades de aprendizaje de las
habilidades adaptativas o sobre la manera de mejorar la
aceptación del déficit.
Referencias bibliográficas

Adams, D. L. (1969). Analysis of a life satisfaction index,


Journal of Gerontology 24, 470-474.
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Apéndices

Apéndice 1
Tab l a d e b a r e m a c i ó n y c o n ve r s i ó n d e p u n t u a c i o n e s

Bare m o s e s c a l a AVL

Centil directo Puntuación Centil directo

Directa T

99 24 67 99
95 23 64 95
90 22 62 90
85 21 59 85
80 — — 80

75 20 57 75
70 — — 70
65 19 55 65
60 — — 60
55 18 52 55

50 — — 50

45 17 50 45
40 — — 40
35 16 48 35
30 15 45 30
25 14 43 25

20 14 43 20
15 12 38 15
10 11 36 10
5 8 29 5
1 5 21 1

Media 16,96 50 Media


Desviación típica 4,26 10 Desviación típica
N 335 — N
APÉNDICES 51

Apéndice 2
E s c a l a d e a d a p ta c i ó n a l a p é rd i d a v i s u a l re l a c i o n a d a
c o n l a e d a d ( AV L )
(The Ad a p tat i o n to Age-related Vision Loss Scale)

Au to re s : A my H o row i t z , D S W y Joann P. Reinhard t , PhD.


The Lighthouse Inc., Research Institute, Nueva York

Ad a p ta c i ó n e s p a ñ o l a d e: Rafael Pallero González (rpgo@once.es),


psicólogo de la ONCE en Tarragona; Miguel Díaz Salabert, psicólogo
de la ONCE en Barcelona; Pere Joan Ferrando Piera y Urbano Lorenzo
Seva, doctores en Psicología de la Universidad Rovira i Virgili de Tarra­
gona, y Delian Marsal Guardiola, psicóloga.

La adaptación española de esta escala ha sido financiada


por la Organización Nacional de Ciegos Españoles.
52 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

Nombre y apellidos: …………......................……………………………


Edad: …...…. Sexo: …..……. Estado civil: …...………………….
Fecha de administración: …………............………………………………

Consigna:
A continuación le leeré algunas frases relacionadas con la discapaci­
dad visual. No son ni ciertas ni falsas, algunas personas pueden estar
de acuerdo con ellas y otras no, le pido que me diga si Vd. lo está o no.

1 . A c a u s a d e m i p é rd i d a v i s u a l , s i e n to q u e n o p u e d o h a c e r
nada por mí mismo/a.

Acuerdo 0 Desacuerdo 1

2. La mayo r í a d e l o s s e r v i c i o s s o c i a l e s p a ra pers o n a s c o n
d e f i c i e n c i a v i s u a l n o s o n ú t i l e s p a ra ay u d a r l e s e f i c a z m e n t e
c o n s u s p ro blemas.

Acuerdo 0 Desacuerdo 1

3. La d e f i c i e n c i a v i s u a l e s l a c a u s a d e to d o s m i s p ro blemas.

Acuerdo 0 Desacuerdo 1

4. Pu e d o s e g u i r h a c i e n d o m u c h a s d e l a s tareas que me
g u s t a n , l o ú n i c o q u e p a s a e s q u e t ar d o m á s a c a u s a
de mi deficiencia visual.

Acuerdo 1 Desacuerdo 0

5. A l g u n o s m i e m b ro s d e m i fa m i l i a a c t ú a n c o m o s i l a s
personas con deficiencia visual fuesen una carga para ellos.

Acuerdo 0 Desacuerdo 1

6 . U n a p e rs o n a c o n d e f i c i e n c i a v i s u a l n u n c a p u e d e s e r
re a l m e n t e f e l i z .

Acuerdo 0 Desacuerdo 1

7. Las pers o n a s c o n d e f i c i e n c i a v i s u a l t i e n e n q u e d e p e n d e r
d e l o s q u e ve n b ie n pa ra hacer la mayo r í a d e l a s c o s a s q u e
a n t e s h a c í a n p o r s í m i s m a s.

Acuerdo 0 Desacuerdo 1
APÉNDICES 53

8. A p re n d i e n d o n u evas maneras de hacer las cosas, para


c o m p e n s a r l a p é rd i d a d e v i s i ó n , u n a p e rs o n a c o n
deficiencia visual tiene la oportunidad de ser más
i n d e p e n d i e n t e.
Acuerdo 1 Desacuerdo 0
9. Las pers o n a s c o n d e f i c i e n c i a v i s u a l n o p u e d e n
p e r m i t i rs e re p l i c a r o d i s c u t i r c o n l a fa m i l i a o l o s
a m i g o s, ya que dependen de ella (la fa m i l i a ) o d e e l l o s
(los amigos).
Acuerdo 0 Desacuerdo 1
10. La g e n t e n o d e b e r í a e s p e rar demasiado de las pers o n a s
con deficiencia visual.
Acuerdo 0 Desacuerdo 1
11. Es humillante para las pers o n a s c o n d e f i c i e n c i a v i s u a l
d e p e n d e r ta n to d e l a fa m i l i a y a m i g o s.
Acuerdo 0 Desacuerdo 1
12. Au n q u e l a s c i rc u n s ta n c i a s d e m i v i d a h a n c a m b i a d o , s i g o
s i e n d o l a m i s m a p e rs o n a d e a n t e s d e l a p e rd i d a v i s u a l .
Acuerdo 1 Desacuerdo 0
13. E s d e m a s i a d o d i f í c i l , p a ra las personas mayo res que han
p e rd i d o v i s i ó n , a p re n d e r n u evas maneras de hacer las
c o s a s p a ra c o m p e n s a r l a d e f i c i e n c i a v i s u a l .
Acuerdo 0 Desacuerdo 1
14. A las personas deficientes visuales les convendría aceptar
q u e e l d é f i c i t v i s u a l l a s v u e l ve b a s ta n t e i n d e f e n s a s.
Acuerdo 0 Desacuerdo 1
15. Las pers o n a s q u e ex p e r i m e n tan la pérd i d a v i s u a l d e
mayo res nunca serán capaces de apre n d e r a m overs e
s i n t ropeza r c o n l a s c o s a s.
Acuerdo 0 Desacuerdo 1
16. Me siento c ó m o d o / a p i d i e n d o a m i fa m i l i a o a m i s a m i g o s
ay u d a e n c o s a s q u e ya n o p u e d o h a c e r a c a u s a d e m i
p é rd i d a v i s u a l .
Acuerdo 1 Desacuerdo 0
54 ESCALA DE AJUSTE A LA PÉRDIDA VISUAL RELACIONADA CON LA EDAD

17. Genera l m e n t e a l a g e n t e q u e ve b i e n n o l e g u s ta estar


c o n p e rs o n a s q u e t i e n e n p ro b l e m a s v i s u a l e s g raves.
Acuerdo 0 Desacuerdo 1

18. Cuando una pers o n a p i e rd e v i s i ó n , s u s a m i g o s q u e ven


b i e n n o l a e n t i e n d e n c o m o a n t e s.
Acuerdo 0 Desacuerdo 1

19. Perd e r l a v i s i ó n s i g n i f i c a p e rd e r l a i d e n t i d a d .
Acuerdo 0 Desacuerdo 1

20. Las pers o n a s c o n p ro b l e m a s d e v i s i ó n e s t á n i n c ó m o d a s


h a c i e n d o n u evas am is ta d e s p o rq u e s u e l e n t e n e r
p ro blemas para ver las caras de la gente claramente.
Acuerdo 0 Desacuerdo 1

21. Existen cosas peores, que pueden ocurrirle a una persona,


q u e p e rd e r l a v i s ta
Acuerdo 1 Desacuerdo 0

22. Las pers o n a s s i n p ro b l e m a s d e v i s i ó n e s p e ran que las


p e rs o n a s c o n d e f i c i e n c i a v i s u a l h a g a n c o s a s q u e s o n
i m p o s i b l e s.
Acuerdo 0 Desacuerdo 1

2 3 . A c a u s a d e m i p ro b l e m a v i s u a l , t e n g o m i e d o d e q u e l a
g e n t e s e a p ro v e c h e d e m í .
Acuerdo 0 Desacuerdo 1

2 4 . E s m e j o r p a ra l a s p e rs o n a s c o n p ro b l e m a s d e v i s i ó n d e j a r
q u e l o s d e m á s h a g a n l a s c o s a s p o r e l l a s.
Acuerdo 0 Desacuerdo 1

Pu n t u a c i o n e s Pu n t u a c i o n e s
Centiles
d i r e c t as T

Escala
AVL

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