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La construcción social del OTRO: Los zoológicos humanos

Por: Rosa María de Lahaye Guerra

Entrevista al Doctor y Profesor universitario Antonio Julián Martínez


Fuentes

Zoológicos humanos

Rosa María de Lahaye Guerra.- Profesor, quisiera compartir con nuestros


amigos de Cubadebate, sobre el controvertido tema de los zoológicos
humanos.
Antonio Julián Martínez Fuentes.- ¿La historia? Mira, en el museo parisino
Quai Branly puede ser visitada una muestra que lleva por titulo L’invention du
sauvage (La invención de lo salvaje). En ella se exhiben más de 500
secuencias cinematográficas, fotografías, carteles y dibujos que evidencian el
despojó de toda dignidad a las personas de otras culturas durante el
colonialismo.
La exposición es organizada por el ex futbolista de la selección francesa,
campeón del mundo en 1998, Ruddy Lilian Thuram-Ulian. Thuram nació en
Guadalupe y llegó a París a la edad de 9 años, abandonó el deporte en el 2008
y constituyó la Fundación de Educación contra el racismo, y de su encuentro
con el historiador francés Pascal Blanchard surgió la idea de la referida
exposición.
A través de las imágenes la muestra explora cómo durante siglos los
europeos secuestraron personas de distintas partes del planeta y las
exhibían degradantemente, práctica que dio carácter a modos
discriminatorios que persisten hasta nuestros días.
R.M.L.G.- ¿Y se les llamaba así, Zoológicos Humanos?
A.J.M.F.- El término de zoológicos humanos, usado para denominar estas
exhibiciones, fue popularizado en el 2002 por la publicación de la
obra Zoológicos humanos, escrito por varios historiadores franceses
especialistas del fenómeno colonial. En su época eufemísticamente se les
rotulaba como “exposiciones etnológicas” o “Ciudades de negros”.
De acuerdo con las fuentes que he consultado la exposición logra algo tan
importante como exhibir imágenes ofensivas sin glorificarlas,
pretendiendo sensibilizar las conciencias de quienes observan los restos
dejados por este espectáculo de la discriminación racial y con la ambición de
descolonizar la mirada sobre el extranjero.
Así, numerosas personas de origen no europeo fueron exhibidos como
animales durante el siglo XIX, en los zoológicos, ferias coloniales, en
exposiciones universales y hasta en congresos antropológicos

R.M.L.G.- Doctor, pero la antropología biológica jugó un poco con estos


destinos clasificatorios.
A.J.M.F.- Sí, de acuerdo con la investigadora española Sánchez Arteaga
durante todo el siglo XIX y hasta los inicios del siglo XX, la biología humana y la
antropología física más ortodoxas habían proporcionado un marco teórico que
podía servir de legitimación de este tipo de exhibiciones humanas.
Para muchos de los más calificados antropólogos físicos de la etapa
decimonónica finisecular, numerosos pueblos del planeta, de acuerdo con un
riguroso análisis de las ciencias naturales, no podían ser propiamente
denominados personas.

Consideraron al europeo blanco como criterio de medida que consagraba la


inferioridad de cualquier otro ser humano.

Así, los zoológicos humanos se hallan en la confluencia de un racismo popular


y de la objetivación científica de la jerarquía racial, impulsados ambos por la
expansión colonial.

R.M.L.G.- Es una construcción múltiple, teórica, social, política y teatral.


A.J.M.F.- Según la opinión de los especialistas franceses Bancel, Blanchard y
Lemaire los miembros de la Sociedad de Antropología de París -creada en
1859, al mismo tiempo que el Jardín de Aclimatación de París- visitaron varias
veces esas exposiciones populares para efectuar sus investigaciones,
orientadas hacia la antropología física, y afirman que “esta ciencia,
obsesionada por las diferencias entre los pueblos y por el establecimiento de
jerarquías, daba a la noción de “raza” un carácter predominante en los
esquemas de explicación de la diversidad humana. Por medio de los
zoológicos humanos se asiste a la puesta en escena de la construcción de una
clasificación en “razas” humanas y de la elaboración de una escala
unidireccional que permitía jerarquizarlas de arriba hacia abajo en la gradación
evolucionista.”
De acuerdo con ellos las “exhibiciones etnológicas” del Jardín de
Aclimatación “fueron legitimadas por parte de la Sociedad de Antropología -y
por la casi totalidad de la comunidad científica francesa- aun cuando entre
1890 y 1900 la Sociedad de Antropología se hace claramente más circunspecta
respecto del carácter “científico” de tales espectáculos, la afluencia de esas
poblaciones le resulta beneficiosa para profundizar sus investigaciones sobre la
diversidad de las “especies”.”

Afirman además que, “la antropología física, como la antropometría naciente,


que constituye entonces una gramática de los “caracteres somáticos” de los
grupos raciales -sistematizada en 1867 por la Sociedad de Antropología con la
creación de un laboratorio de craneometría- y el posterior desarrollo de la
frenología, legitiman la difusión de esas exhibiciones. Esas disciplinas incitan a
los científicos a apoyar activamente dichas muestras, por tres razones
pragmáticas: permiten disponer de manera práctica de un “material” humano
excepcional (variedad, cantidad y renovación de especímenes…); despiertan el
interés del gran público por sus investigaciones y por lo tanto permiten
promover sus trabajos en la gran prensa; finalmente, aportan la prueba más
concluyente de lo bien fundado de sus enunciados racistas con la presencia
física de esos “salvajes”.”

En otro importante libro (Zoológicos humanos. Fotografías de fueguinos y


mapuches en el Jardín d’Acclimatation de París, siglo XIX) escrito por los
historiadores Christian Báez, chileno, y Peter Mason, inglés, se abordan los
avatares del traslado forzado de 11 kawésqar (fueguinos) y 14 mapuches a
Europa durante la década de 1880, y su exhibición en el Jardín de Aclimatación
de París, poniendo en evidencia un comercio intenso entonces y que, con
veladas formas, prevalece hasta hoy. Los autores logran presentar la
información disponible sobre estos atropellos, que alcanzaron su mayor
intensidad entre 1870 y 1930, y ofrecen detalles sobre casos de indígenas del
territorio chileno que sufrieron el desarraigo y el oprobio de su plagio y
exhibición, y, algunos de ellos, la muerte.
R.M.L.G.- ¿Esos son entonces los pueblos o los grupos humanos llamados
“exóticos”?
A.J.M.F.- Pero, las investigaciones realizadas han demostrado que los
llamados zoológicos humanos no aportan nada acerca de los “pueblos
exóticos”. Al contrario permiten el análisis de las concepciones europeas a
finales del siglo XIX. Tales espectáculos degradantes tenían básicamente por
función mostrar las manifestaciones de lo no acostumbrado y de lo disímil, por
oposición a una elaboración de la humanidad según los cánones europeos.
R.M.L.G.- ¿Y las clasificaciones que derivaron de aquí?
A.J.M.F.- Las clasificaciones son útiles en el terreno del conocimiento, pero no
más importantes ni decisivas que la realidad a la cual se aplican. Clasificar
entraña abstracciones que, si no se tienen debidamente en cuenta,
distorsionan lo que se intenta definir o conocer. Resulta muy importante no
suplantar la realidad de la variación humana con las clasificaciones usadas
para representarla y no propiciar que ellas deformen su entendimiento y
significación.
Así, cuando hablamos de la diversidad humana es preciso puntualizar varios
aspectos. ¿Sabemos apreciar las variaciones entre las personas y los grupos
humanos? ¿Somos capaces de reconocerlas y entenderlas de una forma
objetiva? ¿Conocemos el significado pasado y presente de estas variaciones?
Las respuestas a estas preguntas debemos extraerlas de la compleja madeja
de la evolución humana.

R.M.L.G.- ¿Afecta a los estudios sobre evolución humana?


A.J.M.F.- Como ya he expresado en múltiples ocasiones: la importancia del
estudio de la variación humana radica, no solamente en su aspecto
científico, sino también en la trascendencia social.
La triste y amarga historia de los zoológicos humanos nos muestra que no se
puede olvidar, que en tiempos muy lejanos, el papel fundamental de
muchos antropólogos era clasificar y jerarquizar las poblaciones humanas con
una gran meticulosidad profesional y como esa obsesión de clasificar sirvió
además a la fría maquinaria del genocidio en diversos momentos de la historia
de la humanidad. Esto no significa que la antropología como disciplina científica
conduzca a tales excesos. Numerosos científicos han abordado el estudio de la
diversidad biológica del hombre utilizando el concepto racial para señalar el
significado evolutivo de las diferencias entre los grupos humanos, que no
implican superioridad ni inferioridad, y demostrar la sinrazón del racismo. Pero
si la antropología nutrió en un tiempo al racismo, ella tiene hoy la gran
obligación de refutarlo.

Profesora sí, muchos antropólogos de antaño nos metieron en este problema


con sus mediciones de los cráneos y su énfasis en las diferencias y en las
clasificaciones raciales, los de hoy tenemos la obligación de trabajar por salir
de este atolladero. Han tenido que transcurrir más de 200 años para que la
antropología biológica haya podido liberarse de un error epistemológico,
reconociendo lo incorrecto y dañino de un paradigma científicamente
desacertado. Tenemos que ser líderes a la hora de promover el conocimiento y
significado de las variaciones humanas.

R.M.L.G.- Muchas gracias.

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