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n general, los países de la región vienen sufriendo por los efectos de la guerra comercial entre

Estados Unidos y China, por la turbulencia en los mercados de capitales y por diversos grados de
crisis política y debilidad institucional.

Los precios y las cantidades de los principales bienes exportados por la región han sufrido algunas
caídas y los flujos de capitales se han vuelto inestables para los países emergentes. Por si lo
anterior fuera poco, las tensiones institucionales y políticas de diversa magnitud han afectado las
políticas económicas y las expectativas de los sectores privados en los diferentes países de la
región. Como resultado de todo ello, el 2019 será recordado como un año de crecimiento nulo
en América Latina (según estimaciones tomadas de Laeco, la alianza de consultoras
latinoamericanas). Veamos.

Chile. El Ejecutivo luce algo desenfocado, no tiene mayoría en el Congreso y no puede aprobar sus
reformas tributarias y previsional. Mientras tanto, dos diputadas comunistas han planteado
reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales. El Gobierno ha respondido con una
propuesta de 41 horas. El PBI se ha desacelerado del 4% en el 2018 a cerca del 2,3% esperado para
el 2019.

Argentina. El año pasado la economía argentina se contrajo un 2,4% como reflejo de una
devaluación del 114%. La tasa de inflación llegó al 48%. Luego de los resultados de las elecciones
primarias se produjo una nueva caída del peso argentino y las expectativas de los agentes
económicos fueron severamente golpeadas. Este año la economía se contraería nuevamente a
una tasa del 2,9%. Se espera una devaluación anual de más del 70%, mientras que la inflación
anual se situaría en 52%. La economía argentina se continuaría contrayendo en el 2020 a una tasa
cercana al 2%.

México. Al asumir el Gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió una “nueva
política económica” que le restaba importancia a la obsesión por el crecimiento económico y
ponía énfasis en la ayuda a los grupos sociales más vulnerables. El año pasado el crecimiento
económico del país norteamericano fue del 2%, en línea con lo que le viene ocurriendo en los
últimos 15 años. Sin embargo, para este año se espera un crecimiento de apenas 0,9%.

Brasil. Luego de crecer apenas 1,1% en el 2018, este año la economía más grande de la región se
apresta a crecer apenas 0,9%, con una ligera aceleración de la inflación del 2,6% al 2,8%, entre
ambos años. El presidente Jair Bolsonaro tiene una agenda económica que requiere una amplia
coalición de las fuerzas políticas.

Colombia. Dentro de las siete más grandes economías regionales, la colombiana es la única que
crecerá más que el año pasado. Se espera una tasa del 3,2% contra una del 2,6% en el 2018. A
pesar del ruido generado por la declaración de rearme de las FARC, esta facción representa solo el
2% de los desmovilizados por el proceso de paz. Luego de un primer año difícil, el gobierno del
presidente Iván Duque está logrando cierta estabilización.

Perú. El presidente Martín Vizcarra ha presentado una propuesta para recortar su período
presidencial por un año, así como el período del Congreso de la República. Este adelanto de
elecciones tiene a los agentes económicos en compás de espera. La economía peruana se
expandió 4% el año pasado. Durante el presente año ha sufrido algunos choques de oferta en los
sectores primarios. Como resultado de ello –y de otros factores–, se espera un crecimiento del
2,4% para todo el año. Aunque con un primer semestre del 1,8% y un segundo semestre del 3%.

Venezuela. Continúa la destrucción económica del país caribeño. La actividad económica


venezolana sufrió una caída del 25% en el 2018 y para el presente año se espera una nueva
contracción del 40%. Realmente se trata de cifras dantescas solo comparables a períodos de
guerra externa o guerra civil. La tasa de inflación llegó a 2’100.000% en el 2018 y este año ‘solo’
sería de 60.000%.

El resto de economías más pequeñas también sufrirá una desaceleración en el 2019, aunque con
tasas diferentes. Bolivia (3,8%), Costa Rica (1,9%), Uruguay (0,4%), Ecuador (0%) y Paraguay (0%).

Por décadas, dentro de las siete economías más grandes de América Latina, la economía peruana
ha venido siendo la de menor desarrollo relativo, medido por el PBI per cápita. Ahora ha pasado al
puesto seis por la implosión de Venezuela. La economía nacional debe apurar al paso. Desde el
2014 hasta el 2020 (¡un período de siete años!), el promedio de crecimiento económico peruano
sería de cerca del 3%, una tasa inferior al crecimiento del PBI mundial. La convergencia hacia el
desarrollo económico se viene alejando desde esa fecha y así recibiremos el 2021. Hay poco que
festejar.

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