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concepto
antecedentes.
Aquella que corresponde a los acreedores para pedir la rescisión de los actos
dolosos y dañosos realizados por el deudor
También hay que diferenciar esta acción de la acción subrogatoria. Las dos
acciones tienen como finalidad reforzar la responsabilidad patrimonial del
deudor, sin embargo, la subrogatoria se ejercita por dejadez del deudor
mientras que la pauliana se ejercita contra la actuación del deudor.
Por tanto hay que decir también que es necesario que no haya bienes libres
dentro del patrimonio del deudor y que el acreedor no tenga otro medio para
satisfacer su crédito.
Tampoco tendrá lugar la rescisión cuando las cosas, objeto del contrato, se
hallaren legalmente en poder de terceras personas que no hubiesen procedido
de mala fe. En este caso podrán reclamarse la indemnización de perjuicios al
causante de la lesión.
- Conocer cual es el procedimiento correcto para introducir en los Juzgados una acción
Revocatoria o Pauliana.
- Saber que la acción Pauliana puede darse a través de la rescisión o resolución y lo que esto
significa.
INTRODUCCION:
Para Cabanellas: Acción Pauliana: Es la que es concedida a todo acreedor quirografario para
demandar la revocación de los actos celebrados por el deudor en perjuicio o fraude de sus
derechos.
Si el deudor posee o adquiere bienes suficientes para pagar a sus acreedores, éstos no
pueden proceder a la acción revocatoria, para ello el acreedor tiene que demostrar que el
deudor se encuentra insolvente.
Si el deudor quiere defraudar al acreedor puede hacerlo mediante un titulo oneroso o gratuito,
El título Oneroso es aquel en que el deudor vende a un tercero parte de su patrimonio para
perjudicar al acreedor y no cumplir con su obligación. En el Derecho Romano se exigía el
fraude del deudor en todos los actos, fueren onerosos o gratuitos, a diferencia de nuestro
código civil que sólo exige en los actos onerosos y no en los gratuitos.
El título gratuito es dar a alguien de forma gratuita sin recibir ningún pago a cambio, solo con
la intención de perjudicar al acreedor.
La acción Pauliana puede darse a través de la rescisión o resolución, es decir, puede darse un
acuerdo de voluntades en el cual se deja sin efecto un contrato, el acuerdo de voluntades ha
podido crear un vínculo jurídico, que también puede aniquilarlo o extinguirlo.
Los efectos de la rescisión dependen de la voluntad de las partes, se puede acordar que el
contrato originario quede sin efecto retroactivamente, con obligación de las partes de
restituirse mutuamente todo lo que hubieran recibido, o bien acordar que el contrato deja de
producir sus efectos en adelante, quedando firmes los ya producidos.
Es la que se concede al acreedor para pedir, bajo ciertas condiciones, la revocación de los
actos o contratos realizados en perjuicio de su derecho.
El acreedor tiene por garantía el patrimonio del deudor, pero no está autorizado a impugnar u
oponerse a la celebración de los actos o contratos que realice, pues ha depositado en él su
confianza, salvo que de mala fe pretenda con ellos burlar el pago.
2.- REQUISITOS:
a.)El interés es la medida de la acción, pues donde no hay interés no hay acción.
b.)El perjuicio del acreedor justifica la desposesión que sufre el tercero que contrató con el
deudor.
b.)Que el perjuicio de los acreedores resulte del acto mismo del deudor, o que antes se
hallare insolvente.
En otras palabras: que el acto del deudor lo deje en insolvencia o que ésta ya exista antes del
acto, agravándola.
Ejemplo: Juan debe C$100.000 y tiene una casa que vale C$ 80.000 y un carro que vale C$
30.000. Si vende la casa, se encontrará insolvente. Si Juan antes de la venta hubiere contraído
otra deuda de C$ 40.000, dicha venta agrava su estado de insolvencia anterior a ella.
De no ser así, todos los actos y contratos estarían sometidos a la revocación, lo cual
es contrario a la seguridad jurídica y a lo dispuesto en el arto. 2227 inc. 2 C., que preceptúa
que el perjuicio debe resultar del acto mismo, o que el deudor ya se encontrare en estado de
insolvencia.
Este segundo requisito debe ser probado por el acreedor. Para que se pueda entablar
la acción revocatoria no es preciso que la insolvencia haya sido declarada previamente por los
Tribunales de Justicia, pues basta que el deudor se encuentre insolvente, lo que debe
demostrar el acreedor.
El acreedor cuyo crédito nació con posterioridad al acto o contrato no puede intentar
la acción revocatoria, por cuanto ellos no le han causado perjuicio. La Corte Suprema confirma
en su jurisprudencia el principio de la anterioridad del crédito.
Existen ciertos créditos que aparentemente no tienen fecha anterior, pero que en la
realidad sí la tienen: los que nacen con anterioridad al acto, pero reconocidos con
posterioridad al acto o contrato.
Ejemplo: La indemnización de perjuicios por actos o hechos ilícitos; los que reclaman
los subrogados en créditos anteriores al acto o contrato, aunque el pago sea posterior a dichos
actos o contratos, ya que el tercero que pago ocupa la posición del primitivo acreedor.
Ejemplo: Juan piensa causarle daño a José y para aludir el pago de los daños y
perjuicios enajena sus bienes. La agresión se produce con posterioridad al acto, causando
daños y perjuicios, pero José tiene acción para revocar las mencionadas enajenaciones,
aunque sean anteriores al hecho que causó el daño.
Muchos piensan que cabe también aunque no esté de por medio un crimen, sino el
propósito de eludir la responsabilidad de operaciones comerciales de carácter dudoso, que
con posterioridad producen pérdidas, dejando al deudor en la imposibilidad de pagar a sus
acreedores.
ii) La acción la dirija la víctima, o sus herederos, de los daños y perjuicios ocasionados por
el crimen. Los otros acreedores no la pueden intentar.
b.- Que el deudor haya querido defraudar (concilium fraudes) y la complicidad del tercero
en el fraude (conscius fraudes)
Estos dos requisitos sólo son requeridos para los actos o t{títulos oneroso. El arto. 2233
C. se refiere exclusivamente a los actos onerosos. Este artículo exige como primera condición
el ánimo de defraudar. Expresa que es preciso para la revocación del acto que el “deudor haya
querido por este medio defraudar a sus acreedores”.
Al acreedor le basta probar la insolvencia del deudor y el conocimiento que éste tenía de
ella, pues de acuerdo con el arto. 2234 C. el ánimo del deudor de defraudar a sus acreedores
por actos que les sean perjudiciales, se presume por su estado de insolvencia. De aquí que la
doctrina estima que el ánimo de defraudar no consiste en la intensión deliberada de
defraudar, sino en la conciencia que ha tenido el deudor de provocar o gravar su insolvencia
con el acto o contrato.
La presunción del arto. 2234 C. es iuris tantum, admite prueba en contrario. El deudor
podrá demostrar que no obstante conocer su estado de insolvencia, no ha tenido el ánimo de
defraudar, como en el caso que cita Salvat del que hubiere invertido el precio de la venta de
sus bienes en el pago de los acreedores que más lo apremiaban.
En el derecho romano se exigía el fraude del deudor (concilium fraudes) en todos los
actos, sean onerosos o gratuitos, a diferencia de nuestro Código Civil que sólo lo exige en los
actos onerosos y no en los gratuitos. Ello se debe a que en éste se siguió las orientaciones de la
Partidas. Tal orientación se justifica en las enajenaciones a título gratuito por cuanto el
donatario no resulta perjudicado, pues no ha entregado contraprestación por el acto o
contrato, en cambio el acreedor sí resulta dañado.
El segundo requisito que exige el arto. 2233 C. en los actos a título oneroso es la
complicidad en el fraude. Expresa que si la acción de los acreedores es dirigida contra un acto
del deudor a título oneroso, es preciso, para la revocación del acto, que el tercero haya sido
cómplice en el fraude. Sin este requisito la acción no pede prosperar.