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La acción revocatoria

concepto

antecedentes.

Aquella que corresponde a los acreedores para pedir la rescisión de los actos
dolosos y dañosos realizados por el deudor

El fundamento de esta acción es el de evitar que no sea disminuida la garantía


que tiene el acreedor sobre los bienes del deudor

Los antecedentes de la acción revocatoria o pauliana están en una refundición


de una serie de normas del Derecho Romano, y concretamente en la
compilación de Justiniano, estaban encaminadas a contrarrestar los actos de
los deudores realizados en fraude de acreedores.

En cuanto a su naturaleza jurídica, como se trata de una refundición de


acciones no resulta clara, se suele confundir la acción revocatoria con la
llamada acción de simulación, y sus diferencias son:

1.- En la simulación se aparenta realizar una enajenación que no existe en


realidad. Sin embargo en la acción revocatoria el negocio fraudulento es
efectivamente realizado.

2.- Cuando prospera la acción de simulación se desvirtúa el acto simulado en


su totalidad, por el contrario, al prosperar la acción de revocación el acto
fraudulento sólo se revoca en la parte necesaria para dejar a salvo los
derechos del acreedor.

Dentro de la naturaleza jurídica se diferencia si tiene carácter personal o


carácter real. Tiene carácter personal, porque aunque persigue bienes que
están en poder del adquirente esta persecución se detiene ante los adquirentes
a titulo oneroso y de buena fe.

También hay que diferenciar esta acción de la acción subrogatoria. Las dos
acciones tienen como finalidad reforzar la responsabilidad patrimonial del
deudor, sin embargo, la subrogatoria se ejercita por dejadez del deudor
mientras que la pauliana se ejercita contra la actuación del deudor.

Otra diferencia es que la acción subrogatoria integra en el patrimonio del


deudor bienes que no estaban en él, la pauliana entrega bienes que salieron
del patrimonio del deudor.

El acreedor en la acción subrogatoria ejercita un derecho ajeno y en la pauliana


ejercita un derecho propio.
La acción subrogatoria aprovecha a todos los acreedores y en la pauliana solo
al que la ejercita.

Quienes pueden ejercitar la acción pauliana? Pueden ejercitarla los acreedores


que tengan créditos anteriores a la fecha de la enajenación y que se vean
perjudicados por estas.

Requisitos para la acción revocatoria :

1.- La existencia de un crédito a favor del actor (quien ejercita la acción).

2.- Que se produzca una enajenación posterior de bienes del deudor.

3.- Que esa enajenación sea fraudulenta.

4.- Que perjudique al acreedor.

A estos requisitos hay que añadir otros por la Jurisprudencia y es el de la


ausencia de otro medio para exigir el crédito.

De estos requisitos destacamos dos:

- Que la enajenación perjudique al acreedor: es necesario para el ejercicio de la


acción que el acreedor pruebe la insolvencia o el aumento de la insolvencia del
deudor que ha producido la enajenación.

Por tanto hay que decir también que es necesario que no haya bienes libres
dentro del patrimonio del deudor y que el acreedor no tenga otro medio para
satisfacer su crédito.

- Que esa enajenación sea fraudulenta: esa enajenación se realice con la


intención de perjudicarlos o al menos con conciencia del daño que se causa. La
Jurisprudencia dice que es suficiente con que se sepa que con la enajenación
el acreedor no puede hacer efectivo su crédito.

Es difícil probar que la enajenación ha sido fraudulenta, Se presumen


celebrados en fraude de acreedores todos aquellos contratos por virtud de los
cuales el deudor enajenare bienes a titulo gratuito ; establece dos
presunciones :

a) Enajenación a titulo gratuito, se presume que siempre está hecho el fraude


del acreedor. Presunción iure et iuris (no admite prueba en contrario).

b) Cuando se enajenan bienes obligados al efecto. Presunción iuris tantum


(admite prueba en contrario).
Efectos de la acción pauliana

1º.- Adquirentes de los bienes

a) La revocación o rescisión del acto fraudulento, sin embargo, la doctrina dice


que sólo se consigue cuando no se perjudique los intereses de terceros.

El efecto que tiene es de una indemnización de los daños y perjuicios.

El que hubiere adquirido de mala fe las cosas enajenadas en fraude de


acreedores, deberá de indemnizar a éstos de los daños y perjuicios que la
enajenación les hubiese ocasionado, siempre que por cualquier causa le fuere
imposible devolverlas.

El adquirente enajenado de las cosas fraudulentas, pero de buena fe no le


afectaría la acción.

2º.- Adquirentes o posteriores

Tampoco tendrá lugar la rescisión cuando las cosas, objeto del contrato, se
hallaren legalmente en poder de terceras personas que no hubiesen procedido
de mala fe. En este caso podrán reclamarse la indemnización de perjuicios al
causante de la lesión.

Causas de la extinción de la acción pauliana :

- Se extingue la acción cuando se produce el pago al acreedor del crédito que


tenía.

- Cuando el deudor renuncia al acto fraudulento.

- Cuando la acción caduca, que es de cuatro años (empieza a contar desde


que se ejercita la acción).
OBJETIVOS:

- Conocer cual es el procedimiento correcto para introducir en los Juzgados una acción
Revocatoria o Pauliana.

- Saber a quien podemos interponer una acción Revocatoria o Pauliana

- Cuando es el momento necesario de hacer esta acción.

- Saber que la acción Pauliana puede darse a través de la rescisión o resolución y lo que esto
significa.

INTRODUCCION:

Para Cabanellas: Acción Pauliana: Es la que es concedida a todo acreedor quirografario para
demandar la revocación de los actos celebrados por el deudor en perjuicio o fraude de sus
derechos.

La acción revocatoria o Pauliana - es la acción que se le concede jurídicamente al acreedor


para poder pedir, bajo ciertas condiciones la revocación de los actos o contratos realizados en
perjuicio de su derecho, por el deudor. Este puede impugnar los actos que el deudor haya
podido realizar en fraude de su Derecho.

Si el deudor posee o adquiere bienes suficientes para pagar a sus acreedores, éstos no
pueden proceder a la acción revocatoria, para ello el acreedor tiene que demostrar que el
deudor se encuentra insolvente.

Si el deudor quiere defraudar al acreedor puede hacerlo mediante un titulo oneroso o gratuito,
El título Oneroso es aquel en que el deudor vende a un tercero parte de su patrimonio para
perjudicar al acreedor y no cumplir con su obligación. En el Derecho Romano se exigía el
fraude del deudor en todos los actos, fueren onerosos o gratuitos, a diferencia de nuestro
código civil que sólo exige en los actos onerosos y no en los gratuitos.

El título gratuito es dar a alguien de forma gratuita sin recibir ningún pago a cambio, solo con
la intención de perjudicar al acreedor.

los actos a Título Oneroso es la complicidad en el fraude. Si la acción de los acreedores es


dirigida contra un acto del deudor a título oneroso, para la revocación del acto es preciso que
el tercero haya sido cómplice en el fraude.

En el título gratuito no es necesaria la complicidad. El acto del deudor insolvente que


perjudicare a los acreedores, con título gratuito puede ser revocado a solicitud de éstos,
igualmente se daba en el Derecho Romano.
El acreedor que entable la acción debe probar los requisitos necesarios para que pueda ser
acogida por el juez o tribunal, se puede valer de todos los medios de prueba, incluyendo
testigos y la presuncional.

La revocación se declara únicamente en interés del acreedor que la ejerce y como


consecuencia no beneficia a los otros, ni la pueden invocar,

La acción Pauliana puede darse a través de la rescisión o resolución, es decir, puede darse un
acuerdo de voluntades en el cual se deja sin efecto un contrato, el acuerdo de voluntades ha
podido crear un vínculo jurídico, que también puede aniquilarlo o extinguirlo.

Los efectos de la rescisión dependen de la voluntad de las partes, se puede acordar que el
contrato originario quede sin efecto retroactivamente, con obligación de las partes de
restituirse mutuamente todo lo que hubieran recibido, o bien acordar que el contrato deja de
producir sus efectos en adelante, quedando firmes los ya producidos.

En el Derecho Romano se combatía el fraude a través de varios medios de impugnación, los


cuales fueron unificados por el Derecho Justiniano, pero sin crear una teoría armónica. La
concepción románica de esta acción ha sido decepcionada en buena parte por el Derecho
Moderno.

1.- LA ACCIÓN REVOCATORIA O PAULIANA:

Es la que se concede al acreedor para pedir, bajo ciertas condiciones, la revocación de los
actos o contratos realizados en perjuicio de su derecho.

El acreedor tiene por garantía el patrimonio del deudor, pero no está autorizado a impugnar u
oponerse a la celebración de los actos o contratos que realice, pues ha depositado en él su
confianza, salvo que de mala fe pretenda con ellos burlar el pago.

2.- REQUISITOS:

a.)Perjuicio a los acreedores (eventos damni)

Son dos las razones fundamentales que justifican este requisito:

a.)El interés es la medida de la acción, pues donde no hay interés no hay acción.

b.)El perjuicio del acreedor justifica la desposesión que sufre el tercero que contrató con el
deudor.

El perjuicio está justificado cuando concurren los requisitos siguientes:

a.)Que el deudor se halle insolvente:


El perjuicio está justificado cuando concurren los requisitos siguientes:

a.)Que el deudor se halle insolvente:

Si el deudor tiene o adquiere bienes en cantidad suficiente para pagar a sus


acreedores, no procede la acción revocatoria, pues estos deben existir al tiempo de entablarse
la acción. La prueba de la insolvencia corresponde al acreedor.

b.)Que el perjuicio de los acreedores resulte del acto mismo del deudor, o que antes se
hallare insolvente.

En otras palabras: que el acto del deudor lo deje en insolvencia o que ésta ya exista antes del
acto, agravándola.

Ejemplo: Juan debe C$100.000 y tiene una casa que vale C$ 80.000 y un carro que vale C$
30.000. Si vende la casa, se encontrará insolvente. Si Juan antes de la venta hubiere contraído
otra deuda de C$ 40.000, dicha venta agrava su estado de insolvencia anterior a ella.

Como consecuencia, si no existía insolvencia anterior, ni el acto o contrato la produjo,


de tal manera que el deudor tiene suficientes bienes para que se paguen sus acreedores, estos
actos y contratos no podrán ser revocados, aunque se produzca la insolvencia en virtud de
otros actos posteriores, los que sí podrán ser revocados.

De no ser así, todos los actos y contratos estarían sometidos a la revocación, lo cual
es contrario a la seguridad jurídica y a lo dispuesto en el arto. 2227 inc. 2 C., que preceptúa
que el perjuicio debe resultar del acto mismo, o que el deudor ya se encontrare en estado de
insolvencia.

Si la insolvencia del deudor resultare de actos accidentales y no del acto o contrato,


tampoco éstos estarán sujetos a la revocación por parte de los acreedores.

Este segundo requisito debe ser probado por el acreedor. Para que se pueda entablar
la acción revocatoria no es preciso que la insolvencia haya sido declarada previamente por los
Tribunales de Justicia, pues basta que el deudor se encuentre insolvente, lo que debe
demostrar el acreedor.

c. Que el crédito en virtud del cual se intenta la acción sea

de fecha anterior al acto del deudor.

El acreedor cuyo crédito nació con posterioridad al acto o contrato no puede intentar
la acción revocatoria, por cuanto ellos no le han causado perjuicio. La Corte Suprema confirma
en su jurisprudencia el principio de la anterioridad del crédito.
Existen ciertos créditos que aparentemente no tienen fecha anterior, pero que en la
realidad sí la tienen: los que nacen con anterioridad al acto, pero reconocidos con
posterioridad al acto o contrato.

Ejemplo: La indemnización de perjuicios por actos o hechos ilícitos; los que reclaman
los subrogados en créditos anteriores al acto o contrato, aunque el pago sea posterior a dichos
actos o contratos, ya que el tercero que pago ocupa la posición del primitivo acreedor.

El arto. 2228 C. establece una excepción al principio de la anterioridad del crédito


dice: “Exceptuando de la condición 3ª . del artículo anterior, las enajenaciones hechas por el
que ha cometido un crimen, aunque consumadas antes del delito, si fueren ejecutadas para
salvar la responsabilidad del acto, las cuales pueden ser revocadas por los que tengan derecho
a ser indemnizados de los daños y perjuicios que los irrogue el crimen”.

Ejemplo: Juan piensa causarle daño a José y para aludir el pago de los daños y
perjuicios enajena sus bienes. La agresión se produce con posterioridad al acto, causando
daños y perjuicios, pero José tiene acción para revocar las mencionadas enajenaciones,
aunque sean anteriores al hecho que causó el daño.

Para que esta excepción se produzca es necesario que:

i) El deudor verifique las enajenaciones con el deliberado propósito de eludir la


responsabilidad del delito.

Muchos piensan que cabe también aunque no esté de por medio un crimen, sino el
propósito de eludir la responsabilidad de operaciones comerciales de carácter dudoso, que
con posterioridad producen pérdidas, dejando al deudor en la imposibilidad de pagar a sus
acreedores.

ii) La acción la dirija la víctima, o sus herederos, de los daños y perjuicios ocasionados por
el crimen. Los otros acreedores no la pueden intentar.
b.- Que el deudor haya querido defraudar (concilium fraudes) y la complicidad del tercero
en el fraude (conscius fraudes)

Estos dos requisitos sólo son requeridos para los actos o t{títulos oneroso. El arto. 2233
C. se refiere exclusivamente a los actos onerosos. Este artículo exige como primera condición
el ánimo de defraudar. Expresa que es preciso para la revocación del acto que el “deudor haya
querido por este medio defraudar a sus acreedores”.

Al acreedor le basta probar la insolvencia del deudor y el conocimiento que éste tenía de
ella, pues de acuerdo con el arto. 2234 C. el ánimo del deudor de defraudar a sus acreedores
por actos que les sean perjudiciales, se presume por su estado de insolvencia. De aquí que la
doctrina estima que el ánimo de defraudar no consiste en la intensión deliberada de
defraudar, sino en la conciencia que ha tenido el deudor de provocar o gravar su insolvencia
con el acto o contrato.

La presunción del arto. 2234 C. es iuris tantum, admite prueba en contrario. El deudor
podrá demostrar que no obstante conocer su estado de insolvencia, no ha tenido el ánimo de
defraudar, como en el caso que cita Salvat del que hubiere invertido el precio de la venta de
sus bienes en el pago de los acreedores que más lo apremiaban.

En el derecho romano se exigía el fraude del deudor (concilium fraudes) en todos los
actos, sean onerosos o gratuitos, a diferencia de nuestro Código Civil que sólo lo exige en los
actos onerosos y no en los gratuitos. Ello se debe a que en éste se siguió las orientaciones de la
Partidas. Tal orientación se justifica en las enajenaciones a título gratuito por cuanto el
donatario no resulta perjudicado, pues no ha entregado contraprestación por el acto o
contrato, en cambio el acreedor sí resulta dañado.

El segundo requisito que exige el arto. 2233 C. en los actos a título oneroso es la
complicidad en el fraude. Expresa que si la acción de los acreedores es dirigida contra un acto
del deudor a título oneroso, es preciso, para la revocación del acto, que el tercero haya sido
cómplice en el fraude. Sin este requisito la acción no pede prosperar.

Cuando el acto es a título gratuito no es necesario esta complicidad. El arto. 2232 C.


expresa que si el acto del deudor insolvente que perjudicare a los acreedores, fuere a título
gratuito puede ser revocado a solicitud de éstos, aunque aquél a quien sus bienes hubiere
pasado ignorase la insolvencia del deudor. Igual solución se daba en el Derecho Romano.
La complicidad del tercero en el fraude del deudor también se presume si en el
momento de tratar con éste, conocía su estado de insolvencia. El acreedor, pues, debe probar
la insolvencia del deudor y el conocimiento que de ella tenía el tercero. Comprobando estos
hechos se presume la complicidad. Se sostiene que esta presunción es iuris tantum, que
admite prueba en contrario, como en el caso que cita Salvat del tercero que no obstante tener
conocimiento de la insolvencia del deudor haya procedido de buena fe.

Ejemplo: Haber obtenido, valiéndose de gestiones más premiosas, el pago de su crédito,


una dación en pago, una hipoteca o prenda. El tercero ha procedido con más diligencia que

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