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2.Que el contexto en el que se desarrolla este Sínodo Especial para la Región Panamazónica,
ha estado marcado por acontecimientos de violencia, persecución, represión y asesinatos de
nuestros defensores y defensoras de la amazonia, también de violación a los derechos
fundamentales de la naturaleza y de las leyes nacionales e instrumentos jurídicos
internacionales que protegen a nuestros pueblos, y a pesar de ello hemos estado presentes
ante este llamado que consideramos el más importante de este siglo, ya que coloca a la
amazonia, a sus pueblos y a la vida como eje central de este debate. El clamor amazónico
exige al mundo, a los gobiernos, a los parlamentos de Europa, Estados Unidos y América
latina, que paren la violencia contra la amazonia, que se agilice la titulación de los territorios
indígenas, que pare la invasión violenta e inconsulta de grandes proyectos de “desarrollo”
que están saqueando nuevamente nuestra casa y nuestra vida.
3. Que ancestralmente son los pueblos y las culturas indígenas –por sus modos de vida,
costumbres y saberes- quienes más y mejor conservan la amazonia, puesto que sus formas de
relación con la naturaleza, están determinadas por una cosmovisión y una espiritualidad
acerca de lo sagrado, que existe en el profundo respeto a la vida en plenitud y se fundamenta
en los principios de reciprocidad y la complementariedad entre todas las formas de vida, en
donde el ser humano no es superior o inferior sino que hace parte esencial de la reproducción
y mantenimiento de la vida. Los pueblos indígenas no hablan sobre la biodiversidad sino
desde la biodiversidad, es decir son una parte y no el todo de los ecosistemas, las especies y
los genes.
Que, sin embargo, por sobre los territorios indígenas se superponen: áreas protegidas, parques
nacionales, reservas de la biosfera, concesiones petroleras, mineras y forestales,
hidroeléctricas. Se intentó fallidamente en nombre del “desarrollo” o el “progreso”
reemplazar, excluir y en algunos casos exterminar a las culturas más próximas a la teoría del
desarrollo sostenible.
5. Hoy, frente a la más reciente crisis de los incendios en la Amazonía, muchos de los
gobiernos, organismos internacionales, organismos de conservación siguen generando
iniciativas sin considerar a los pueblos indígenas ni sus organizaciones representativas, sigue
vigente una lógica neocolonial que vuelve a cometer el viejo error antropocéntrico, arrogante
y preservacionista de pensar que la conservación es posible, sin considerar a las culturas y
los pueblos indígenas.
7. Que reconocemos y valoramos las orientaciones y visiones del Papa respecto de:
Una ecología integral, fundamento de relación entre la ética y el bien común de toda la
creación, donde el hombre no es amo, sino un administrador y servidor de la creación por
eso con voz profética exhorta a la compasión por el otro.
Nos señala que debemos: “pasar del consumo al sacrificio, de la avidez a la generosidad, del
desperdicio a la capacidad de compartir. pasar poco a poco de lo que yo quiero a lo que
necesita el mundo de Dios”. Tal propuesta es posible, si el ser humano llega a esta convicción:
“lo divino y lo humano se encuentran en el más pequeño detalle contenido en los vestidos
sin costuras de la creación de Dios”
Que: la inequidad no afecta solo a individuos, sino a países enteros, y obliga a pensar en una
ética de las relaciones internacionales. Porque hay una verdadera «deuda ecológica»,
particularmente entre el Norte y el Sur, relacionada con desequilibrios comerciales con
consecuencias en el ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionado de los recursos
naturales llevado a cabo históricamente por algunos países. Las exportaciones de algunas
materias primas para satisfacer los mercados en el Norte industrializado han producido daños
locales, como la contaminación con mercurio en la minería del oro o con dióxido de azufre
en la del cobre.
Francisco apela por la defensa de las culturas y por la reapropiación de la herencia que viene
con la sabiduría ancestral, la cual propone una manera de relación armoniosa entre la
naturaleza y el Creador, y expresa con claridad que «la defensa de la tierra no tiene otra
finalidad que no sea la defensa de la vida. Esta debe considerarse tierra santa: ¡Esta no es una
tierra huérfana! ¡Tiene Madre!
Por otra parte, la amenaza contra los territorios amazónicos «también viene por la perversión
de ciertas políticas que promueven “la conservación” de la naturaleza sin tener en cuenta al
ser humano y, en concreto [a los] hermanos [y hermanas] amazónicos que habitan en ellas.
La orientación del Papa Francisco es clara: «Creo que el problema principal está en cómo
conciliar el derecho al desarrollo incluyendo también el derecho de tipo social y cultural, con
la protección de las características propias de los indígenas y de sus territorios. [...] En este
sentido, siempre debe prevalecer el derecho al consentimiento previo e informado.